Por George R. Brown, MD, Professor and Associate Chairman of Psychiatry, East Tennessee State University; Adjunct Professor of Psychiatry,
University of North Texas
La disforia de género se caracteriza por una identificación potente y persistente con el otro sexo; las personas creen que
son víctimas de un accidente biológico y que están cruelmente prisioneras dentro de un cuerpo incompatible con la
identidad sexual subjetiva. Aquellos con la forma más extrema de disforia de género pueden ser considerados transexuales.
Las conductas de rol sexual caen en un continuo de masculinidad o feminidad tradicional, aunque culturalmente se
reconoce cada vez más que algunas personas no se ajustan (ni se quieren ajustar necesariamente) a la dicotomía hombre-
mujer tradicional.
Las culturas occidentales son más tolerantes con las conductas no conformistas de género (marimacho) en las niñas (lo
que generalmente no se considera un trastorno de género) que con las conductas afeminadas o de "mariquitas" en los
varones. Muchos varones juegan como niñas o actúan como sus madres, lo que incluye probarse la ropa de su hermana o
su madre. En general este comportamiento es parte del desarrollo normal. La no conformidad de género en los niños no
se considera un trastorno y rara vez persiste en la edad adulta o conduce a la disforia de género, aunque los niños que
manifiestan no conformidad pueden ser más propensos a eventualmente ser homosexuales o bisexuales.
Disforia de género
Para la mayoría de las personas, hay congruencia entre sexo biológico (nacimiento), identidad de género y rol sexual. Sin
embargo, los sujetos que tienen disforia de género experimentan cierto grado de incongruencia entre su sexo de
nacimiento y su identidad sexual.
Algunos estudiosos sostienen que este diagnóstico es principalmente una afección médica, relacionada con trastornos del
desarrollo sexual, y no un trastorno mental en absoluto. Por el contrario, algunos miembros de la comunidad transgénero
consideran que incluso las formas extremas de no conformidad de género son simplemente una variante normal de la
identidad y expresión sexual humana.
Etiología
Aunque los factores biológicos (p. ej., dotación genética, medio hormonal prenatal) determinan en gran parte la identidad
sexual, la formación de una identidad sexual segura y sin conflictos y el rol sexual dependen también de factores sociales,
como la relación emocional con los padres y la relación que cada uno de ellos tiene con el niño. Algunos estudios muestran
una tasa de concordancia mayor para la disforia de género en los gemelos monocigóticos que en gemelos dicigóticos, lo
que sugiere que existe un componente hereditario.
Pocas veces la transexualidad se asocia con ambigüedad genital (afecciones intersexuales [trastornos del desarrollo
sexual]) o una anomalía genética (p. ej., síndrome de Turner, síndrome de Klinefelter).
Cuando la clasificación sexual y la situación en que se cría el niño son confusas (p. ej., en casos de genitales ambiguos o
síndromes genéticos que alteran el aspecto de los genitales, como los síndromes de insensibilidad a los andrógenos), los
niños pueden no estar seguros sobre su identidad o su rol sexual, aunque el nivel de importancia de los factores
ambientales sigue siendo controvertido. Sin embargo, cuando la clasificación sexual y la forma en que se cría el niño son
claras, ni siquiera la presencia de genitales ambiguos puede afectar el desarrollo de su identidad sexual.
Signos y síntomas
Síntomas de la disforia de género en la niñez
La disforia de género en la niñez suele manifestarse a los 2 a 3 años de edad. Usualmente los niños hacen lo siguiente:
Por ejemplo, una niña pequeña puede insistir en que le crecerá un pene y se convertirá en un varón; puede intentar orinar
de pie. Un varón puede fantasear sobre ser mujer y evitar los juegos de manos y las competencias. El varón puede sentarse
para orinar y desear que le corten el pene y los testículos. En los varones, la angustia por los cambios físicos de la pubertad
a menudo es seguida por un pedido durante la adolescencia de tratamientos somáticos feminizantes. La mayoría de los
niños con disforia de género no son evaluados hasta los 6 a 9 años, momento en el cual la disforia de género ya es crónica.
El matrimonio y el servicio militar son comunes entre los transexuales que intentan alejarse de sus sentimientos de
sexualidad opuesta (transexuales). Una vez que aceptan sus sentimientos de sexualidad opuesta, muchos transexuales
adoptan un papel del sexo opuesto convincente en público.
Algunos transexuales masculinos de nacimiento están satisfechos con dominar esa apariencia más femenina y obtener
tarjetas de identidad como mujeres (p. ej., la licencia de conducir) que los ayuden a trabajar y vivir en la sociedad como
mujeres. Otros tienen problemas, que pueden incluir la ansiedad, la depresión y una conducta suicida. Estos problemas
pueden estar relacionados con factores de estrés sociales y familiares asociados con la falta de aceptación de
comportamientos de no conformidad de género.
Diagnóstico
Criterios clínicos del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5)
Diagnóstico en todos los grupos etarios
La disforia de género se manifiesta de diversas maneras en los diferentes grupos etarios. Pero para el diagnóstico en todos
los grupos etarios, los criterios del DSM-5 requieren la presencia de:
Incongruencia marcada entre el sexo de nacimiento y la identidad de género que uno siente (identificación con el
sexo opuesto) que ha estado presente durante ≥ 6 meses
Malestar clínicamente significativo o deterioro funcional que resulta de esta incongruencia
Un marcado deseo de ser o la insistencia de que son del género opuesto (o algún otro género)
Una fuerte preferencia por vestirse con ropa típica del sexo opuesto y, en las niñas, resistencia a usar ropa
típicamente femenina
Una marcada preferencia por los roles del sexo opuesto en los juegos
Una marcada preferencia por juguetes, juegos y actividades típicas del otro sexo
Una fuerte preferencia por compañeros de juego del otro sexo
Un fuerte rechazo a juguetes, juegos y actividades típicas del sexo que coincide con su sexo de nacimiento
Una fuerte aversión de su anatomía
Un fuerte deseo de los rasgos sexuales primarios y/o secundarios que concuerdan con la identidad de género que
se siente
La identificación con el sexo opuesto no debe ser simplemente un deseo de ventajas culturales percibidas propias del sexo
opuesto. Por ejemplo, un niño que dice que quiere ser niña sólo porque así recibirá el mismo trato especial que su hermana
pequeña es poco probable que tenga disforia de género.
Un fuerte deseo de no poseer sus rasgos sexuales primarios y/o secundarios (o en el caso de los adolescentes,
prevenir su desarrollo)
Un fuerte deseo de las características sexuales primarias y/o secundarias que corresponden al género con que se
identifican
Un fuerte deseo de pertenecer al sexo opuesto (o a algún otro género)
Un fuerte deseo de ser tratado como de otro género
Una fuerte convicción de que tienen sentimientos y reacciones típicas de otro género
El diagnóstico en los adultos se enfoca en determinar si existe una angustia significativa o un deterioro evidente de las
áreas sociales, laborales u otras áreas importantes de funcionalidad. La disconformidad de género no es suficiente para el
diagnóstico.
Tratamiento
Psicoterapia
Para ciertos pacientes motivados, la terapia hormonal del sexo opuesto y, a veces, cirugía de cambio de sexo
Las conductas de disconformidad de género, por ejemplo, vestirse como el sexo opuesto, no requiere tratamiento si se
produce sin una angustia psicológica o un deterioro funcional concurrentes.
Cuando amerita tratamiento, éste está destinado a ayudar a los pacientes a adaptarse y no a intentar disuadirlos de su
identidad. Los intentos de alterar la identidad de género en los adultos no han demostrado eficacia y actualmente se
considera poco ético.
La mayoría de los transexuales que requieren tratamiento son varones de nacimiento que reclaman una identidad sexual
femenina y ven sus genitales y sus características sexuales masculinas con repugnancia. Sin embargo, dado que los
tratamientos han mejorado, la transexualidad femenino-masculino es cada vez más frecuente en la práctica médica y
psiquiátrica; aunque en las culturas occidentales su incidencia es cerca de un tercio de la transexualidad masculino-
femenino.
El objetivo principal de los transexuales al buscar ayuda no es obtener un tratamiento psicológico, sino hormonas y cirugía
en los genitales que les den un aspecto físico próximo al de su identidad sexual. La combinación de psicoterapia, la
reasignación hormonal, la experiencia de vivir al menos un año con el género de identificación y la cirugía de cambio de
sexo puede curar el trastorno cuando éste es apropiadamente diagnosticado y los médicos siguen los estándares de
atención para el tratamiento de los trastornos de la identidad sexual aceptados internacionalmente, que pueden
obtenerse de la World Professional Association for Transgender Health (WPATH).
Aunque los pacientes con disforia de género ya no están obligados a tener psicoterapia antes de considerar los
procedimientos de reasignación hormonal y quirúrgicos, los profesionales de la salud mental pueden hacer lo siguiente
para ayudar a los pacientes a tomar decisiones:
Evaluar y tratar los trastornos comórbidos (p. ej., la depresión, los trastornos por consumo de sustancias)
Ayudar a los pacientes a lidiar con los efectos negativos de la estigmatización (p. ej., la desaprobación, la
discriminación)
Ayudar a los pacientes a encontrar una expresión de género con la que se sientan bien
Si aplica, facilitar los cambios de roles de género y el proceso de declarar públicamente su identidad sexual
Transexualidad masculina-femenina
Hormonas feminizantes en dosis moderadas (como parches transdérmicos de estradiol en dosis de 0,1 a 0,15 mg por día)
más electrólisis, logoterapia y otros tratamientos feminizantes pueden hacer que la adaptación al rol femenino sea más
estable. Las hormonas feminizantes tienen efectos muy beneficiosos en los síntomas de la disforia de género, a menudo
antes de que haya cambios visibles en los rasgos sexuales secundarios (p. ej., crecimiento de pecho, disminución del
crecimiento del vello facial y corporal, la redistribución de grasa en las caderas). Las hormonas feminizantes, incluso sin
apoyo psicológico o cirugía, es todo lo que algunos pacientes necesitan para sentirse suficientemente cómodas como
mujer.
Muchos transexuales masculino-femenino solicitan la cirugía de reasignación de sexo. La cirugía incluye extirpar el pene y
los testículos y crear una vagina artificial. Se conserva una parte del glande peneano como clítoris, que por lo general es
sexualmente sensible y en la mayoría de los casos permite mantener la capacidad del orgasmo.
La decisión de realizar una cirugía de reasignación de sexo a menudo plantea importantes problemas sociales para el
paciente. Muchos de ellos están casados y tienen hijos. Un padre o un esposo que cambia de sexo y de rol de género
tendrá problemas importantes de adaptación en las relaciones íntimas y puede perder el amor de sus seres queridos en
el proceso. En los estudios de seguimiento, esta cirugía ha ayudado a determinados transexuales a vivir más felices y llevar
una vida más productiva y, por lo tanto, está justificada en aquellos casos muy motivados y correctamente evaluados y
tratados que hayan vivido plenamente durante al menos 1 año en el rol del sexo contrario.
También ayuda participar en grupos de apoyo, disponibles en la mayoría de las grandes ciudades.
Transexualidad femenina-masculina
Las pacientes femenino-masculino a menudo solicitan inicialmente la mastectomía porque es difícil vivir en el rol
masculino con una gran cantidad de tejido mamario; comprimirse las mamas a menudo dificulta la respiración.
Luego, se puede realizar la histerectomía y la ooforectomía después de un período de hormonas androgénicas (p. ej.,
preparados de ésteres de testosterona de 300 a 400 mg IM cada 3 semanas o dosis equivalentes de parches o geles
transdérmicos de andrógenos). Los preparados de testosterona profundizan la voz en forma permanente, inducen una
distribución de músculo y grasa más masculina, inducen la clitoromegalia y promueven el crecimiento del vello facial y
corporal.
Un falo artificial (neofalo) que se forma a partir de piel trasplantada de la cara interna del antebrazo. pierna o
abdomen (faloplastia)
Un micropene que se forma a partir de tejido adiposo del monte de Venus y se coloca alrededor del clítoris
hipertrofiado por testosterona (metoidioplastia)
La cirugía puede ayudar a algunas pacientes a conseguir una mejor adaptación y satisfacción con su vida. Como sucede
con los transexuales hombre-mujer, estas pacientes deben haber vivido con su rol masculino al menos durante 1 año
antes de la cirugía genital irreversible.
Los resultados anatómicos de los procedimientos quirúrgicos para la confección de un neofalo no suelen ser tan
satisfactorios en términos de función y de aspecto como los procedimientos para confeccionar una neovagina en los
transexuales hombre-mujer, lo que posiblemente resulta en menos pedidos, comparativamente, de cirugías de cambio
de genitales por parte de los transexuales mujer-hombre.
Las complicaciones son frecuentes, en especial en aquellos procedimientos que implican prolongar la uretra dentro del
neofalo.