a. Disciplina presupuestaria,
b. Cambios en las prioridades del gasto público (de áreas menos productivas a
sanidad, educación e infraestructuras);
c. Reforma fiscal encaminada a buscar bases imponibles amplias y tipos
marginales moderados;
d. Liberalización financiera, especialmente de los tipos de interés;
e. Búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio competitivos;
f. Liberalización comercial;
g. Apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas;
h. Privatizaciones;
i. Desregulaciones;
j. Garantía de los derechos de propiedad.
Este consenso es sin duda un clara ejemplo de las buenas intenciones, que
explícitamente contiene y expresa, pero, ¿qué sucede con la realidad?, ¿en verdad los
todos los países tienen las mismas oportunidades? Se respetan y ¿se cumplen los
acuerdos de este consenso de “Washington”?, existen muchos cuestionamientos al
respecto, pero sin duda los países dominantes tienen las respuestas, ya que todo se
ha movido a través de ellos, el consenso de “Washington”, es sin duda otra, de las
situaciones de hegemonía de los países dominantes y de las asociaciones
internacionales y sin excluir al Banco Mundial, este consenso se debe a John
Williamson, redactado en 1990, "Lo que Washington quiere decir cuando se refiere a
reformas de las políticas económicas" es de suma importancia el establecer reglas y
una serie de condicionantes para que este consenso pueda cumplir con su objetivo
fundamental, ya que al ser excluyente a los países llamados “tercermundistas”, los
orilla a la pobreza, y la falta de competitividad mundial, creando situaciones de atraso
innegable en los adelantos científicos, a la educación, prosperidad, mejora de su nivel
económico y social, los adelantos tecnológicos que la misma globalización exige para
que un país sea considerado en vías de desarrollo y/o desarrollado, con la firmeza del
capitalismo mismo.