HEBREOS 12:14
Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
1 PEDRO 1:15-16
sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: SED SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO.
1
está tirando el precioso grano que podría proporcionar pan para su
familia, pero no hace sino renunciar a un bien presente para recibir
una cantidad mayor. Tira la semilla, esperando recogerla
multiplicada muchas veces en una abundante cosecha. Así han de
trabajar los siervos de Cristo, esperando una cosecha de la semilla
que siembran. { PVGM 44.3; COL.64.1 }
Quizá durante algún tiempo la buena semilla permanezca
inadvertida en un corazón frío, egoísta y mundano, sin dar evidencia
de que se ha arraigado en él; pero después, cuando el Espíritu de
Dios da su aliento al alma, brota la semilla oculta, y al fin da fruto
para la gloria de Dios. En la obra de nuestra vida no sabemos qué
prosperará, si esto o aquello. No es una cuestión que nos toque
decidir. Hemos de hacer nuestro trabajo y dejar a Dios los
resultados. “Por la mañana siembra tu simiente, y a la tarde no dejes
reposar tu mano”.2 El gran pacto de Dios declara que “todos los
tiempos de la tierra; la sementera y la siega... no cesarán”.3
Confiando en esta promesa, ara y siembra el agricultor. No menos
confiadamente hemos de trabajar nosotros en la siembra espiritual,
confiando en su promesa: “Así será mi palabra que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié”. “Irá andando y llorando el
que lleva la preciosa simiente; mas volverá a venir con regocijo,
trayendo sus gavillas”.4 { PVGM 45.1; COL.65.1 }
2
oportunidades, aumentará nuestra experiencia y se acrecentará
nuestro conocimiento. Llegaremos a ser fuertes para llevar
responsabilidades, y nuestra madurez estará en relación con
nuestros privilegios. { PVGM 45.2; COL.65.2 }
3
Cristo en el creyente, para que ese mismo carácter pueda
reproducirse en otros. { PVGM 46.2; COL.67.1 }
4
Todo cristiano tiene la oportunidad no sólo de esperar, sino de
apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo.9 Si todos los que
profesan el nombre de Cristo llevaran fruto
48
para su gloria, cuán prontamente se sembraría en todo el mundo la
semilla del Evangelio. Rápidamente maduraría la gran cosecha final
y Cristo vendría para recoger el precioso grano. { PVGM 47.5;
COL.69.2 }
5
esfuerzos vigilantes como se debiera para satisfacer el desagrado de
Dios y eliminar su desaprobación siguiendo un proceder estricto y
acabado con el ofensor. Esto ha ejercido una tremenda influencia
corruptora sobre los jóvenes. Ellos ven cuan livianamente se
considera el pecado de quebrantar el séptimo mandamiento, y el que
comete este pecado piensa que todo lo que tiene que hacer es
confesarlo y arrepentirse, y entonces así tendrá todos los privilegios
de la casa de Dios y será considerado en vínculo o comunión con la
iglesia. Ellos pensaban que éste no es un pecado tan extremo y han
subestimado el quebrantar el séptimo mandamiento. Si no hubiera
habido otros pecados que hicieran alejar el arca de Dios del
campamento y debilitaran a Israel, éste habría sido suficiente para
lograrlo. Aquellos que quebrantan el séptimo mandamiento debieran
ser suspendidos de la iglesia y quedar sin la comunión o los
privilegios de la casa de Dios. Dijo el ángel: “Este no es un pecado de
ignorancia. Es un pecado hecho a sabiendas y recibirá la terrible la
terrible visitación de Dios, sin tomar en cuenta si el que lo cometió es
un adulto o un joven.”
Pecado de mano alzada
este pecado nunca ha sido considerado por Dios tan pecaminoso
como en la actualidad. ¿Por qué? Porque Dios está purificando para
sí un pueblo peculiar, celoso de buenas obras. Y es en este preciso
momento en que Dios está purificando para sí un pueblo peculiar
cuando individuos [no santificados] se introducen entre nosotros. A
pesar de las claras verdades que ellos han escuchado – los terrores de
la Palabra de Dios puestos delante de ellos juntamente con las
abrazadoras verdades destinadas a despertar a Israel en estos
últimos días – ellos pecan con mano alzada, liberan todas las
pasiones del corazón carnal, gratifican sus propensiones animales,
traen oprobio a la causa de Dios, ¡y luego confiesan que han pecado y
se arrepienten! Y la iglesia los recibe y dice “Amén” a sus oraciones y
exhortaciones que se constituyen en un hedor en las narices de Dios
y hacen que su ira descienda sobre el campamento. El no morará en
sus asambleas. Quienes actúan así descuidadamente embarrándose
6
en estos pecados quedarán librados a sus propios actos. Quienes en
la antigüedad cometían estos pecados eran eliminados del
campamento y apedreados hasta la muerte. Su destino era la muerte
temporal y eterna, y a causa de que la muerte por apedreamiento ha
sido abolida, este pecado es contemplado más allá de la cuenta y
considerado como una ofensa pequeña.
7
SANTIAGO 4.6
Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios,
y da gracia a los humildes.
El orgullo, la ignorancia y la insensatez son compañeros constantes.
Al Señor le desagrada el orgullo manifestado entre su pueblo profeso.
Le deshonra su conformidad con las modas malsanas, inmodestas y
costosas de esta época degenerada. { 1JT 595.1; 1TT.595.1 }
La moda rige al mundo; y es un ama tiránica, que con frecuencia
obliga a sus adeptos a someterse a los mayores inconvenientes e
incomodidades. La moda impone tributos sin razón y cobra sin
misericordia. Tiene un poder fascinador, y está siempre lista para
criticar y para ridiculizar a los pobres si no siguen en su estela a
cualquier costo, aun con el sacrificio de la vida misma. Satanás se
regocija de que sus designios tengan tanto éxito, y la muerte se ríe del
celo ciego y de la insensatez destructora de la salud de aquellos que
adoran ante el altar de la moda. ... { 1JT 595.2; 1TT.595.2 }
8
Puesto que la Hna. F ha visto manifestarse un espíritu egoísta entre los
hermanos en los tratos comerciales, ha cometido un pecado mayor al
reaccionar y al hablar del asunto en la forma como lo ha hecho. Se ha
equivocado al esperar demasiado. Su lengua ha sido verdaderamente
un miembro ingobernable, un mundo de iniquidad, encendido por el
infierno, indomado e indomable. La Hna. F ha manifestado un espíritu
de represalia, evidente por su conducta al sentirse ofendida. Todo eso
está mal. Ha albergado sentimientos de amargura, totalmente ajenos al
espíritu de Cristo. La ira, el resentimiento y toda clase de actitudes
poco amables encuentran expresión al hablar en contra de aquellos
con quienes estamos disgustados, y al recitar la lista de errores, fallas
y pecados de los vecinos. De ese modo se satisfacen los deseos
concupiscentes. { 2TI 48.1; 2T.51.3 }
Hna. F: si usted se siente herida porque sus amigos o vecinos están
obrando mal en perjuicio propio, si son sorprendidos en falta, siga la
regla bíblica: “Repréndele estando tú y él solos”. Mateo 18:15. Y al
hablar con el que usted supone que está en error, procure hacerlo con
humildad; porque la ira del hombre no da como resultado la justicia de
Dios. La única manera de restaurar a los que han cometido errores es
por medio de un espíritu de humildad, bondad y tierno amor. Sea
cuidadosa con sus modales. Evite todo lo que en la apariencia y en el
gesto, en la palabra o el tono de voz, cause la impresión de orgullo o
suficiencia propia. Evite toda palabra o mirada que podría exaltarla, o
establecer un contraste entre su bondad y justicia y las fallas de ellos.
Aléjese lo más que pueda del desdén, el insulto o el desprecio. Evite
cuidadosamente toda apariencia de enojo; y aunque su lenguaje sea
claro, que no haya en él ni reproches, ni acusaciones injuriosas, ni
señal de ira, sino más bien de sincero amor. Sobre todo, que no haya
ni sombra de odio ni mala voluntad, ni amargura en la expresión.
9
Nada fuera de la bondad y la amabilidad pueden fluir de un corazón
lleno de amor. Sin embargo, ninguno de esos preciosos frutos puede
impedirle hablar en la forma más seria y solemne, como si los ángeles
la estuvieran escuchando, y usted estuviera actuando con relación al
49
juicio venidero. Recuerde que el éxito de la reprensión depende en
gran medida del espíritu con que se la da. No descuide la oración
ferviente para que pueda poseer una mente humilde, y los ángeles de
Dios puedan ir delante de usted para obrar en los corazones que usted
está tratando de alcanzar, con el fin de suavizarlos mediante
impresiones celestiales, de modo que sus esfuerzos puedan dar
resultados. Si algún bien se hace, no se adjudique el crédito. Sólo Dios
debe ser exaltado. Sólo Dios lo ha hecho todo. { 2TI 48.2; 2T.52.1 }
10
gracia de Cristo; pero el orgullo no siente ninguna necesidad y así cierra el
corazón a Cristo y a las infinitas bendiciones que él vino a derramar.—El
Camino a Cristo, 28, 29 (1892). { 2MCP 98.5; 2MCP.452.4 }
El culpable
necesita un planteamiento
Nadie mejorará nunca mediante la acusación y la recriminación. Hablarle
de su culpa al alma tentada no le inspirará la determinación de mejorar. Al
equivocado y desanimado señálele a Aquel que es capaz de salvar hasta lo
sumo a todos los que acuden a él. Muéstrele lo que puede llegar a ser.
Dígale que en él no hay nada que lo pueda recomendar a Dios, pero que
Cristo murió para que él pudiera ser aceptado por el Amado. Transmítale
esperanza, mostrándole que en Cristo hay fuerza para obrar mejor. Ponga
delante de él las posibilidades que el Cielo le da. Señálele las alturas que
puede alcanzar. Ayúdele a aferrarse de la misericordia del Señor, a confiar
en su poder perdonador. Jesús está esperando para tomarlo de la mano, para
darle poder a fin de vivir una vida noble y virtuosa.—Manuscrito 2, 1903. {
2MCP 99.1; 2MCP.453.1 }
FILIPENSES 3:4
11
5 circuncidado
al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu
de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley,
fariseo;
6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la
justicia que es en la ley, irreprensible.
7 Pero
cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado
como pérdida por amor de Cristo.
8Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida
por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi
Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por
basura, para ganar a Cristo,
9y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es
por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que
es de Dios por la fe;
10 afin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la
participación de sus padecimientos, llegando a ser
semejante a él en su muerte,
11 si
en alguna manera llegase a la resurrección de entre los
muertos.
12 Noque lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino
que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús.
13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de
Dios en Cristo Jesús.
12
THE REVIEW AND HERALD October 1, 1901 Parraf. 7
En cada plan que hacemos, debemos actuar con toda la dependencia de
Dios, de lo contrario seremos engañados por una apariencia en lugar de la
realidad. Como mayordomos de la gracia de Cristo, debemos indagar en
cada paso, "¿Es este el camino del Señor?" La palabra de Dios es un
detector de personajes, un probador de motivos. Debemos leer esta palabra
con corazón y mente abiertos para recibir las impresiones que Dios nos
dará. No debemos pensar que la lectura de la palabra puede lograr aquello
que sólo El que la palabra revela, que está detrás de la palabra, puede
lograr. Algunos están en peligro de apresurarse a la conclusión de que,
porque se aferran firmemente a las doctrinas de la verdad, en realidad están
en posesión de las bendiciones que estas doctrinas declaran llegarán al
receptor de la verdad. Muchos guardan la verdad en el atrio exterior. Sus
principios sagrados no tienen una influencia controladora sobre las palabras,
los pensamientos, las acciones. No poseen la fe que obra por amor y
purifica el alma. Un asentimiento a la verdad puede acallar la conciencia,
pero cada creyente pregunte: "¿Me hace la fe cada día, seguidor de Cristo
cada hora? ¿Tiene una influencia santificante en mi alma? ¿Puedo decir: La
dulzura de Cristo me ha hecho grande? Un credo sin fallas y una vida carnal
se encuentran con demasiada frecuencia en creyentes profesos. Para ser un
medio para un fin salvador, la Palabra de Dios debe ser inteligentemente y
prácticamente entendida y obedecida. RH 1 de octubre de 1901, párr. 8
"Santifícalos por tu verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al
mundo, así también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí
mismo, para que también ellos sean santificados por la verdad.
Por ellos solos, sino también por los que creerán en mí por su palabra; Para
que todos sean uno; Como tú, Padre, en mí, y yo en ti, para que también
ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Y
les he dado la gloria que me diste; Para que sean uno, así como nosotros
13
somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que se perfeccionen en uno; Y para
que el mundo sepa que tú me has enviado, y las has amado, como tú me has
amado. "1 de octubre de 1901, párr. 9Aquí está el estándar que todos deben
alcanzar que entran en la ciudad celestial. El fin de nuestra fe es la
perfección del carácter humano, la santificación de todo el ser. El Señor
sabe lo que su pueblo necesita, y por medio de sus agentes escogidos
manifiesta su benevolencia a ellos. Él está constantemente trabajando para
la felicidad de aquellos que lo aman y lo sirven. Se complace con un
servicio armonioso; Y cuando ve a hombres y mujeres que obedecen sus
mandamientos, los bendice grandemente. RH 1 de octubre de 1901, párr.
10Por razón de los desechos en el cuerpo, la sangre debe renovarse
constantemente por comida. Así que con nuestra vida espiritual. La palabra
debe ser recibida, creída y actuada diariamente. Cristo debe habitar en
nosotros, energizando todo el ser, renovando la sangre vital del alma. Su
ejemplo es ser nuestro guía. En nuestro trato mutuo, debemos revelar su
simpatía. Debe haber un verdadero trabajo de la gracia de Cristo en nuestros
corazones. Entonces podemos decir con el apóstol: "Yo vivo; Pero Cristo
vive en mí ". La vida de Cristo que permanece en el alma es la causa de
nuestro gozo y la promesa de nuestra gloria. RH 1 de octubre de 1901, párr.
11
14
Los adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo
particular, separado del mundo. Con el gran instrumento de la verdad, los
ha sacado de la cantera del mundo y los ha relacionado consigo. Ha hecho
de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores
durante esta última fase de la obra de salvación. Les ha encargado que
proclamen al mundo la mayor suma de verdad que se haya confiado alguna
vez a seres mortales, las advertencias más solemnes y terribles que Dios
haya enviado alguna vez a los hombres.—Joyas de los Testimonios 3:140
(1902). { EUD 43.2; LDE.45.2 }
En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido
colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha
sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que
perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una
obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes
del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser
comparada con esta y nada debe desviar nuestra atención de ella.—Joyas de
los Testimonios 3:288 (1909). { EUD 43.3; LDE.45.3 }
El juicio*
En la mañana del 23 de octubre de 1879, a eso de las dos,
el Espíritu del Señor descansó sobre mí, y contemplé
escenas del juicio venidero. Las palabras me faltan para
describir adecuadamente las cosas que pasaron delante
15
de mí y el efecto que tuvieron sobre mi espíritu. { 1JT
520.1; 1TT.518.1 }
Parecía haber llegado el gran día de la ejecución del
juicio de Dios. Diez mil veces diez millares estaban
congregados delante de un gran trono, sobre el cual
estaba sentado un personaje de majestuosa apariencia.
Delante de él había varios libros y sobre las tapas de
cada uno de ellos estaba escrito en letras de oro
semejantes a llamas de fuego “El libro mayor del cielo.”
Uno de estos libros, que contenía los nombres de los que
aseveran creer en la verdad, fué abierto entonces.
Inmediatamente perdí de vista los incontables millones
que rodeaban el trono y mi atención se dedicó
únicamente a los que profesan ser hijos de la luz y la
verdad. A medida que se nombraba una tras otra a estas
personas, y se mencionaban sus buenas acciones, sus
rostros se iluminaban con un gozo santo que se reflejaba
en toda dirección. Pero esto no pareció ser lo que
impresionó con más fuerza mi espíritu. { 1JT 520.2;
1TT.518.2 }
Se abrió otro libro en el cual estaban anotados los
pecados de los que profesan la verdad. Bajo el
encabezamiento del egoísmo venían todos los demás
pecados. Había también encabezamientos en cada
columna, y debajo de ellos, frente a cada nombre,
estaban registrados en sus respectivas columnas los
16
pecados menores. Bajo la codicia venía la mentira, el
robo, los hurtos, el fraude y la avaricia; bajo la ambición
venía el orgullo y la extravagancia; los celos
encabezaban la lista de la malicia, la envidia y el odio; y
la intemperancia, otra larga
521
lista de crímenes terribles, como la lascivia, el adulterio,
la complacencia de las pasiones animales, etc. Mientras
contemplaba esto me sentía abrumada de angustia
indecible, y exclamé: “¿Quién puede salvarse? ¿Quién
puede ser justificado delante de Dios? ¿Cúyas vestiduras
están sin mancha? ¿Quién está sin defecto a la vista de
un Dios puro y santo? { 1JT 520.3; 1TT.518.3 }
Mientras el Ser santo que estaba sobre el trono hojeaba
lentamente las páginas del libro mayor, y sus ojos se
posaban un momento sobre las personas, su mirada
parecía penetrar como fuego hasta sus mismas almas, y
en ese momento, toda palabra y acción de sus vidas
pasaba delante de sus mentes tan claramente como si
hubiesen sido escritas ante su visión en letras de fuego.
El temblor se apoderó de aquellas personas, y sus rostros
palidecieron. Al principio, mientras rodeaban el trono,
aparentaban una indiferencia negligente. Pero ¡cuán
cambiadas estaban! Había desaparecido la sensación de
seguridad, y en su lugar reinaba un terror indecible.
17
Cada alma se sentía presa de espanto, no fuese que se
hallara entre los que eran hallados faltos. Todo ojo se
fijaba en el rostro de Aquel que estaba sentado sobre el
trono; y mientras sus ojos escrutadores recorrían
solemnemente la compañía, los corazones temblaban,
porque se sentían condenados sin que se pronunciase
una palabra. Con angustia en el alma, cada uno
declaraba su propia culpabilidad, y en forma
terriblemente vívida veía que al pecar había desechado
el precioso don de la vida eterna. { 1JT 521.1; 1TT.519.1
}
18
1. “Los deseos de la carne” Placer Apetito
Mat 4: 2, 3.
2. “La codicia de los ojos” Dinero Codicia
Mat 4: 8-10.
3. “La soberbia de la vida” Poder Soberbia
Mat 4: 5, 6.
SEGÚN LA CITA DE ELLEN WHITE
Egoísmo
Codicia Ambición Celos
Intemperancia
Mentira Orgullo Malicia
Lascivia
Robo Extravagancia Envidia
Adulterio
Hurto Odio
Pasiones animales
Avaricia
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mundo. Nunca hubo otro cuya simpatía fuese tan abarcante y
tierna. Habiendo participado de todo lo que experimenta la especie
humana no sólo podía condolerse de todo aquel que estuviese
abrumado y tentado en la lucha, sino que sentía con él”.
20