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La Leyenda del tesoro de la Irrigación “La

Esperanza”
Los abuelos cuentan que en las faldas de los cerros, los tesoros de los gentiles,
permanecían “tapados” bajo la vigilancia silenciosa y secreta de la tierra.
Un “tapado” ubicado en la Irrigación “la Esperanza” había sido encontrado en cierta
ocasión.
La leyenda refiere a que un indio, que estaba llevando el agua por las faldas de los
cerros, se dio cuenta que la tierra se tragaba el agua, lentamente la arena fue cediendo
ante sus pies, de pronto grandes vasijas de barro fueron descubriéndose ante sus ojos.
Desconcertado busco al patrón el cual viendo el hallazgo le dijo que nuevamente lo
enterrara y que no divulgara lo descubierto.
Paso algún tiempo durante el cual el indio guardo el secreto. Pero un día regreso en
busca del tesoro junto a un compañero suyo, la leyenda cuenta que ambos personajes
fueron encontrados muertos y se dice que les dio el “mal del Aire”, y sobre el lugar
donde supuestamente estaba el tesoro, solamente encontraron un gran hoyo; pero del
tesoro, nada..
Tiempo después el fundo donde el indio trabajaba empezó a prosperar, el patrón
empezó a construir su casa, compró maquinarias y tierras aledañas…
El Tamal
Cierto día, Ma´tila, pensaba en la manera de hacer trabajar al menor de sus hijos y el
más holgazán.
André anda a la huerta y trae hojas de plátano
Renegando fue y trajo el encargo.
André anda a la huerta y trae totora.
Esta vez el negrito no quiso ir.
Ma´tila se puso como una fiera, cogió de las bembas aquel gandul y lo sentó junto al
fogón, a vigilar el maíz que hervía en una olla enorme.
Una hora después…
Sacaron la olla del fogón, botaron el agua y el maíz sancochado dejaron enfriar, luego
en un batan lo molieron.
Cuando el maíz estaba molino lo colocaron en una vasija, Ma´tila, roció un guiso sobre
la masa y comenzó a amasarlo.
Cogió un puñado de masa y lo colocó sobre las hojas de plátano, lo envolvió y amarro
con la totora, dándole la forma de un paquete.
André ayuda a tu amá…
-el negrito todo nervioso comenzó a envolver el paquete, pero la masa se le escurría
por los costados…
-ta mal negó ta mal y –plac- golpe con el negro…
Ese día, André no aprendió a envolver el paquete.
-cuando el negrito salió a vender la mercadería y le preguntaban cómo se llamaba
aquel envoltorio que contenía maíz molido, relleno de huevo, aceituna y carne de
cerdo. El negrito acordándose del manazo en la cabeza, en tono irónico le respondía
ta´mal…
Poco tiempo después al negrito se le escuchaba pregonar todas las mañanas: ta´mal…
ta´mal…
Un Viaje en Tren
Mi abuela me llevó de Huaral a lima cuando tenía 7 años. En ese tiempo
no había carretera y el tren era el único medio transporte, además de las
bestias de andar, las carretas haladas por bueyes, y el viaje por mar, -
desde el puerto de Chancay al Callao-.
Había amanecido más temprano que de costumbre y antes que el sol
asomase ya estábamos en la estación del tren.

No habría pasado mucho tiempo, cuando se escucho un bocinazo potente


y a lo lejos se vio un penacho de humo negro. Venia silbando con un pitido
atronador que casi me ensordeció, era una mole gigante de color marrón
o negro -no lo recuerdo bien- enseguida el pitido del tren se volvió a
escuchar mucho más cerca y un tercer bocinazo marco que el bendito tren
cruzaba el paso a nivel. Recuerdo la oleado de calor que desprendió
cuando paso por mi lado y la forma en que temblaba la tierra.

Allí estaba... no podía creerlo, era mucho más grande, ruidoso e


imponente de lo que hubiera imaginado jamás. Aquel con el que tantas
veces había soñado y que en mi primer viaje me transportaría a un mundo
totalmente nuevo y desconocido para mí: al mundo de la gran ciudad...
La sortija de oro
Un día de septiembre, cuando la vida en
los huertos florecía, me sucedió esta
historia que os contare…
Al quedar huérfano de madre, quede
bajo el amparo de mi abuelita, vivíamos
en una casita humilde, lejos del pueblo.
Para llegar a ella, había que cruzar por
varias huertas y por un puente de madera
que atravesaba un riachuelo.
Entre las riberas de este rio pequeño,
crecían árboles frondosos y mi abuelita
siempre me decía, que en los matorrales
se escondían los duendes.
Cruzando el puente, en un callejón
vivíamos nosotros, y al fondo se
encontraba un coliseo de gallos
abandonado.
Aquel día de primavera coincidía con el
cumpleaños de mi abuelita y la casa solo
quedó para los mayores. Los niños nos
fuimos al coliseo de gallos, a jugar a las
escondidas, con tan mala suerte que
perdí en las regidas y fui al que le tocó
contar.
Esperé a que todos se escondieran y salí a buscarlos…, al primer sitio que me dirigí fue
a la gallera, cuando en la oscuridad sentí que alguien me jalaba de la mano y me
arrancaba la sortija de oro que me regalo mi mama, para mi cumpleaños.
Al intentar conocer quien era el bromista, vi a un enano con un gran sombrero negro,
que rápidamente se alejaba y cuyos pies no tocaban el suelo.
Me asusté y a la carrera fui donde mi abuelita y le conté lo que me había ocurrido.
De inmediato saco una bacinica con orine y fuimos al lugar donde el duende había
desaparecido.
Mi abuelita echo el orine en la tierra y me dijo:
“Mañana a primera hora, cavaras en este sitio y encontraras tu sortija”
Toda la noche no pude dormir y cuando empezó a clarear fui en busca de mi sortija
pero “Oh… sorpresa solo encontré un hueso de pollo”
El duende se había burlado de mí
Desde aquel día, todas las noches, veía desde la ventana de mi cuarto al duende
trepado en las ramas de un árbol de higo. Me miraba fijamente con esos ojos que solo
los duendes tienen, y me mostraba mi sortija, tuve ganas de ir a su encuentro, pero
sabía que si perseguía al duende, éste me llevaría a un lugar del que jamás regresaría…
Años después… fui a visitar mi antiguo hogar y la curiosidad hizo que me dirigiera a la
gallera y cave en el lugar que tuve el encuentro con el duende, no encontré mi sortija
sino una moneda de oro con la imagen del gnomo, desde ese día conservo la monedA
yla mantengo oculta esperando que el duende algún día venga a reclamarla…
El abuelo
Un día de invierno el abuelo predijo que moriría en otoño, y acertó porque murió al
año siguiente.
El día de su muerte al pasar por el cuarto del abuelo encontré la puerta abierta,
temerosamente me acerque y entre…Un gran espejo con bordes dorados, me dio la
bienvenida, una silla y pocos objetos rodeaban el ambiente y sobre una gran alfombra
la abuela amortajaba su cuerpo.
Después que su cuerpo fue colocado sobre el ataúd, que tenía guardado para esta
ocasión tan especial, fue llevado al bosque seco.
Era costumbre de entonces velar el cadáver un dia y una noche.
Esa noche mientras el cadáver se velaba, bajo las ramas del guarango y cerca del ojo
de agua -así lo había pedido él-; se escucho un murmullo y luego… el silencio…

Una mujer vestida de negro hizo su aparición, y un niño como de mi edad le


acompañaba, -todos sabían quién era ella y nadie se atrevió a desalojarla del lugar-.
Lentamente se acerco al cadáver, lo miro tiernamente, le puso una rosa roja en el
pecho, y le dijo al niño: este era tu padre…
Luego se alejo tal como había llegado; en silencio...
El abuelo - La Mortaja
El destino quiso que su vida se deslizara apaciblemente, hacia el crepúsculo y
provisoriamente designó a su esposa como albacea de los bienes conyugales y dispuso
que al morir se le amortaje con el hábito franciscano y sobre su cuerpo se colocase el
manto de su familia.
Era costumbre de entonces amortajar al difunto con el hábito Franciscano,-con el
hábito puesto se ganaba un rinconcito en el cielo, caso contrario se iba derechito al
purgatorio.
Pero sucedió algo extraño en esta historia; después que el cadáver del abuelo, fue
velado un día y una noche se dispuso su entierro; pero cuando los cargadores estaban
por meterlo al foso, quiso la casualidad que la tapa del ataúd se abriera y lo que
encontraron dentro, horrorizo a los contritos acompañantes…

Años después murió la abuela. Los familiares al buscar entre sus pertenencias
encontraron el bendito habito, y la amortajaron en él - enviándola derechito al cielo-.
El Sueño de una Loca Linda
En la época del virreinato, el vecino pueblo de Chancay, tenía el nombre de "Villa de
Arnedo” nombre que le puso el virrey Diego López de Zúñiga y Velasco (Conde de
Nieva), porque le recordaba una villa que tenía en España. Esta hermosa Villa, estaba
ubicada entre el mar y una campiña grande de tierra labrantía; y desembocaba en una
amplia bahía, que servía de resguardo o abrigo a las embarcaciones. Estas condiciones
hicieron que la nobleza española, la utilizara como residencia de verano. Uno de los
últimos ocupantes fue el virrey Amat y Junyet.
Muchos años después… el destino quiso que una de las descendientes de este virrey,
llegase a vivir a la villa, ahora convertida en ciudad.
Consuelo llegó en compañía de su esposo y formaron una familia; pero la felicidad fue
fugaz para esta joven mujer, porque un accidente automovilístico acabó con la vida de
su querido Rómulo, dejándola con 6 hijos y en el más completo desamparo. El dolor
que le causó la pronta partida del ser amado, sumió a la viuda en una profunda
tristeza, dedicándose todo el tiempo a escribir poemas de amor, hasta que las
necesidades económicas por las que atravesaba la familia la hicieron volver a la
realidad.
Con el poco dinero que aún le quedaba, doña Consuelo compra un terreno lejos de la
ciudad y cerca al mar; allí construye un pequeño hotel, al cual llamó: “Villa Madre
Perla”. A unos pasos de dicho hotel se encontraba un acantilado y sobre él, edifica una
pequeña “Casita Mirador”, para que sus huéspedes, con más comodidad vean el mar y
de paso puedan ubicar el lugar donde fue hundido el buque chileno “La Covadonga”.
Al poco tiempo... el duro trabajo dio sus frutos y con las ganancias que producía el
negocio del hotel, decide construir un castillo al estilo medieval al borde del
acantilado, junto a la casita mirador. Después de cada día de arduo trabajo, -al caer el
sol- sobre la mesita de noche, diseña los planos del castillo que había visto en sus
sueños. Es así como a los pocos días empieza la construcción de su anhelado castillo y
personalmente se pone a dirigir la obra.
La "loca linda” como fue bautizada doña Consuelo -por los chancayanos- hizo realidad
su sueño, despues de 10 años de arduo sacrificio.
En noches de luna llena, los pescadores de mar adentro, creen ver las siluetas de una
pareja de enamorados, que cogidos de la mano caminan por la orilla del mar en
dirección al castillo, suben luego por las escaleras a la torre más alta, donde muy
juntos contemplan el horizonte marino. La tradición cuenta que la bella Consuelo
construyó el castillo con la intención de perennizar en el tiempo todo el amor que le
tuvo y/o le tiene a su querido Rómulo.
La Boca del Diablo
Hace mucho tiempo el pueblo de Huaral se hallaba rodeado de haciendas y había
rumores que muchos de los hacendados tenían vínculos con el demonio.
La Hacienda Palpa, atravesaba por una grave crisis económica, los sombríos de caña de
azúcar, algodón y maíz no producían lo suficiente, el ferrocarril que se había
construido especialmente, para que la locomotora a vapor pueda trasladar los
productos al vecino Puerto de Chancay, paralizaría su labor, pues trabajaba a pérdida.

En los dominios de la hacienda, bajo las faldas del cerro Puma-Huaca, había un vasto
terreno eriazo, don Ceferino propietario de la hacienda, pensó en convertir el arenal
en terreno fértil, y para lograrlo tenía que encontrar la forma, de pasar el agua que se
hallaba del otro lado del cerro, de esta manera, con nuevos sembríos aumentaría la
producción.

Sentado en su vieja silla de roble, con la mirada perdida en el horizonte meditaba en


silencio, después de permanecer así por varias horas, llegó a la conclusión que por el
bienestar de la familia tendría que hacer un sacrificio.
Ese mismo día tomó una decisión…
Reunió a la servidumbre y les ordenó arreglar La Casa Hacienda, y a los peones les
mando despejar los caminos, pues a media noche tendría un invitado nocturno,
aquel… que nos da lo que pidamos, a cambio de entregarle lo más preciado que
tenemos... nuestra alma.

Llegada la noche, los curiosos trabajadores se apostaran por varios rincones de la casa
con la intención de conocer la apariencia del visitante pues intuían de quien se trataba
-se lo imaginaban, llegando montado en un brioso corcel negro- pero fue una noche de
espera en vano, porque el misterioso personaje nunca se apareció.
Al día siguiente, don Ceferino se levantó con los cantos de los gallos, llamó a su
hombre de confianza, el capataz y fiel "Facundo" y en la intimidad de su alcoba le
confeso qué en la noche anterior sostuvo una conversación con el demonio, donde
realizaron un pacto.
-El capataz, que no podía creer lo que escuchaba, asombrado preguntó:
¿Cómo pudo suceder mi señor si toda la noche, los peones y yo, le hemos vigilado, por
si algo malo le ocurría y solo lo hemos visto parado debajo del árbol de higo?

-El lo sabía, por eso fue más astuto que ustedes y llegó a mí tomando la apariencia de
un ave nocturna, se presento como un Búho, y me dijo:
“Antes de las 12 de la noche de hoy, sembraré la parte baja del cerro Puma-Huaca,
luego partiré el cerro en dos y desviare parte del agua del río que cruzara y regara las
tierras, con la condición que me entregues a la más hermosa de tus hijas”

Esa misma tarde, el capataz cruzando montes y quebradas, se dirigió al vecino pueblo
de aucallama en busca del brujo Yancunta. Le contó que el patrón había hecho un
pacto con el diablo y le pidió concejo para deshacer el trato, pues él vivía enamorado
de la bella Lucia.
El gran Yancunta después de hacerle prometer que jamas divulgaría el secreto, le dijo:
“la única manera de vencer al maléfico es causándole un gran susto”
Por la noche, el patrón llevaba a la bella Lucia al encuentro con su destino.
Cogida de la mano de su padre y verdugo, a duras penas subía el empinado cerro y
conforme lo hacía, veía hacia abajo- eran cientos de hombres y mujeres, atados a
gruesas cadenas unos a otros, que eran azotados constantemente por un ser, que
látigo en mano les obligaba a sembrar la parte del arenal-

(Eran almas pecadoras que el diablo tenía como esclavos)


Antes que dieran las doce de la noche, la obra ya estaba por terminarse. El demonio
impaciente, se encargaba personalmente de cortar el cerro, la hora indicada se
acercaba, el pacto tenía que cumplirse y al final obtendría su recompensa.
El capataz que sabia el desenlace final, había subido al cerro a escondidas y esperó a
que el diablo se encontrara distraído y en el momento preciso desde lo alto arrojó un
gallo, el pobre animalito viéndose en peligro puso el grito en el cielo, el demonio,
horrorizado de estos chirridos tan espantosos, busco donde refugiarse y se metió por
debajo del cerro y mientras lo hacía gritaba y maldecía por haber sido vilmente
engañado.
Como toda creación lleva la huella de su mentor, la parte del canal por donde
desapareció el diablo, asemeja una boca abierta con la lengua afuera.
Hoy en día, el arenal convertido en campo de cultivo, lleva el nombre de Pampa
Hermosa y la parte del cerro partido por donde corre un riachuelo es conocido como
“LA BOCA DEL DIABLO”.
“Descansamuerto”
La ciudad de Huaral, ha contemplado desde siempre, el paso de muchas generaciones.
Aquellas han dejado, en el recuerdo tantos relatos que transformados en consejas y
leyendas enriquecen el folklore de nuestro pueblo.
Ahora me ocupare de una leyenda, que transmitida de generación en generación,
cobra nuevamente vida. Varios escritores se han ocupado de ella, y que con pequeñas
variantes la narran magistralmente como lo hizo una noche mi abuela:
Ya no era el Julián que todos conocían “el de corazón noble”; hacia días que algo le
preocupaba, sumiéndole en profundas meditaciones, de las que salía siempre, en un
estallido de cólera, atemorizando a los peones y a su familia. Las cosechas malas se
habían sucedido una tras otras, “la hacienda Huayan” herencia de sus antepasados
seria rematada.
Una tarde cuando contemplaba los potreros desnudos, las espigas flácidas y los
alfalfares raquíticos; sentóse en una piedra engastada en medio del potrero, y ya
llevaba el cañón del revolver a la sien, cuando un ruido le hizo volver el rostro.
Era un caballo negro como la noche, quien envuelto en un torbellino de viento y polvo,
traía sobre sus lomos a un desconocido visitante.
Vestía un traje negro, y un sombrero que le cubría parte del rostro.
Caballero…! (dijo el recién llegado). Me he perdido por estos lugares; voy a la sierra,
quisiera Ud. Indicarme el camino.
Don Julián no sintió miedo ni sorpresa –a un paso de la muerte nada le importaba-
Sin embargo algo no le pareció normal, era la vestimenta impecable del recién llegado
que ha decir verdad no era la más apropiada para tal viaje.
Me parece que Ud. No dice la verdad, ¿si no es un viajero para la sierra que busca por
aquí?
El caballero le dijo entonces sin ambages:
“Conozco sus penas y me apresuro a poner a sus ordenes mi poder y mis condiciones”
La noche estaba cerca y los ojos del caballo parecían brasas ardientes.,
Don Julián comprendió entonces de quien se trataba, -era el demonio quien le ofrecía
su ayuda…
La noche cubrió esta escena con un manto negro y cuando don Julián, volvió a la
Casagrande, todo había cambiado.
Desde aquel día hubo prosperidad; las cosechas fueron abundantes y el dinero que
fluía en grandes cantidades, le daban al hacendado una situación de completo
bienestar.
Pero el tiempo trascurrió... y como no hay plazo que no se venza, ni deuda que no se
pague… don Julián vio venir –con terror- la fecha de la terminación del contrato.
Una enfermedad incurable y rápida le postro en cama. El futuro que le esperaba no era
muy alentador, pues tenía la certeza que sufriría eternamente en el Infierno.
Sintiendo la necesidad de romper el compromiso contraído con el diablo, pretendió
burlar el pacto, pidió que le trajeran un cura y cuando todo estaba listo para llevarse a
cabo el sacramento de la confesión, arrodillado frente al confesor murió…
Era costumbre por entonces, sepultar los cadáveres en Huaral, y se organizó una
caravana para trasladarlo en hombros, cargado en una parihuela. Partieron muy
temprano de la hacienda, y cuando se encontraban por huando los cargadores se
detuvieron a descansar de los inclementes rayos del sol, en la arena de la pampa. Fue
entonces que sucedió algo terrible: un fuerte y repentino ventarrón batió la arena de
la pampa, convirtiéndose en un remolino que avanzó en dirección al cadáver,
envolviéndolo en un torbellino que fue a perderse a lo lejos…

Los cargadores sorprendidos quisieron proseguir la marcha y fueron a levantar la


parihuela, pero pesaba demasiado, al quitar el manto que cubría el ataúd, vieron con
estupor que el cadáver se había convertido en piedra…

Desde entonces permanece en aquel lugar, el cuerpo petrificado del hombre que
pacto con el diablo…
El callejón de las ánimas
Hace mucho, mucho tiempo… en la parte posterior de la iglesia había un cementerio,
para evitar los entierros clandestinos el cura lo cercó; tras del murallón quedo un
callejón o pasadizo.
En este pasadizo de casuchas humildes, vivía una vieja, mezcla de bruja y arpía, a quien
le gustaba espiar desde su ventana la vida y milagros de los moradores del pueblo.
Una noche, cuando atisbaba desde su puesto, escucho canticos religiosos a lo lejos, al
girar la mirada vio con sorpresa que del fondo del callejón se acercaba una procesión.
Creyendo que era una procesión común, se puso de rodillas y en voz baja empezó a
rezar mientras recordaba de qué fiesta se trataba.
Cuando el cortejo pasó por su ventana un acompañante se le acerco y le entregó una
vela y con voz cavernosa le dijo:
“mañana a esta misma hora me la entregas”
Recibió el encargo y lo guardo en un baúl. Después de meditar por algunos minutos
llegó a la conclusión de que no había fiesta alguna ese día… en esos momentos
escuchó golpecitos que venían de baúl, abrió la tapa y vio con horror que lo que había
recibido era una canilla humana.
Loca de miedo, busco desesperada al cura del pueblo, a cuyos pies cayó de rodillas,
suplícole le oyese en confesión, le conto todos los pecados que había cometido, sin
ocultar las honras que había destrozado y el daño que su lengua viperina había
causado y por ultimo le dijo lo de la procesión. El padrecito al oír tan terrible confesión
y después de increparle severamente le dio el remedio para salvar su alma del infierno.
La arrepentida mujer siguió el concejo al pie de la letra, porque sabía que de no
hacerlo sería el fin de su vida y su condenación eterna.Temblando de miedo y a la hora
convenida, espero el paso de la procesión que lentamente se acercaba. Al pasar por su
ventana la misma voz de la noche anterior le dijo:
“Hermanita, entrégame la velita que te dejé anoche”
En ese instante la vieja pellizco al niño que llevaba en brazos, el cual lloro con tanta
desesperación que el ánima con voz salida de ultratumba le gritaba:
“por esta criatura te has salvado”
Bruscamente se apagaron los cirios, la procesión desapareció y reino un silencio
sepulcral.la vieja más muerta que viva se arrastro hasta su aposento donde amaneció
de rodillas implorando al redentor…
Desde ese día la viejita dejo la fea costumbre de enterarse de la vida ajena y cuando
murió los vecinos dijeron que había vivido como una santa-Al poco tiempo la noticia se
divulgo por todo el pueblo y el lugar fue bautizado como “el callejón de las ánimas”.
Maria Paz o la Irrigación del Diablo
Retes, fue lugar de aquella leyenda que aún esta viva en aquel cerro misterioso, que
desaparece hombres y mujeres.
Hace años las haciendas en Huaral eran el auge del pueblo y Don Mariano era dueño
de la ex Hacienda Retes, rico hacendado que con gran esfuerzo tenía una de las
grandes haciendas en Huaral.
Solo tuvo una hija, con la mujer que amaba tanto y tras sus largos años falleció
dejando de propietaria a su única hija, Maria Paz.

Cuando murió su padre, María Paz tenía 25 años, pero sabía el manejo de la hacienda
porque siempre se encontraba alerta lo que hacia su padre, luego de meses de la
muerte del progenitor, el agua empezó a escasear en aquella zona y la producción de
la hacienda empezó a desaparecer.
Los peones de la hacienda cada día iban con una noticia desagradable a la habitación
principal.

Una noche tras pensarlo mucho, llamó a la mamocha de la hacienda, diciéndole que
llame al brujo vecino de su hacienda, asustada la mamocha llamó aquel brujo tan
conocido, erguido pero con rostro desfigurado, entro a la habitación y Maria Paz
mandó a todos a dormir, pero la mamocha se quedó a mirar y escuchar por una
pequeña rendija de la ventana. Más pudo su espanto cuando al terminar la
conversación entendió que la llamada del brujo no era nada buena y solo era un
arregló para que el mismísimo diablo entrará en conversación con la muchacha.

La mamocha asustada corrió donde el peón, trayéndole de las mechas, cuando


llegaron a la rendija, ya no era el brujo sino un cuernudo hombre con un largo abrigo
donde se notaba sus patas de pollo y una cola larga como la serpiente, con una voz
roncosa pero muy fuerte lograron escuchar el acuerdo que Maria Paz hizo con el
diablo.

“Ya que necesitas de agua para florecer esta hacienda, y tu padre esta tan muerto, yo
no te defraudaré pero tu alma mia será si accedes a mi gran ayuda”
Maria Paz aceptó y daría su alma a cambio de hacer de nuevo una gran hacienda con
gran producción; el acuerdo que le dijo el diablo fue que sus humildes servidores
construirían un regadío desde el cerro más cercano llevando agua fresca y abundante,
solo para las tierras de su hacienda, acordaron verse y pactar el trato a la madrugada
siguiente y aquel hombre desapareció como si se tratara de aire.

La mamocha asustada, entro a la habitación diciendo: “ama mia, ¿qué ha hecho?”,


Maria Paz en su desesperación lloró ante la mamocha sin saber el error que había
cometido, pero la mamocha le dijo que no se preocupara que todos iban a ayudarla
para que no pierda su alma, y así fue.

Al día siguiente al atardecer aparecieron pequeños hombres con largas colas y grandes
orejas en las tierras con grandes herramientas, eran especies de picos pero que
hundían en lo más profundo de la tierra, los trabajadores asustados fueron con la ama,
y ella les dijo que no teman que todo iba a estar bien.

A las 5 am apareció el diablo en el cuarto de Maria Paz para cobrar su arreglo, grande
fue su sorpresa cuando ella dispuesta a terminar el pacto, se escuchó el cantar de un
gallo, la imagen del diablo espantado maldiciendo a Maria Paz quedando la imagen del
diablo en aquel cerro cercano a la hacienda.

Desde esa época nadie pasa por aquellas tierras cercanas a aquel cerro que tiene la
figura del rostro de un hombre cuernudo con la boca abierta, aún se ve como si en el
cerro le hubieran tallado aquel rostro y dicen que en noches muy oscuras se escucha la
maldición que aquel hombre con patas de pollo le dijo a Maria Paz.

” Nunca nadie se olvidará de este día, tu alma y de tus descendientes mías serán“
La momia Rosita de Huando
Kotoc, el principe heredero del reino Chancay, tenía muy preocupado a sus padres.
Quienes no comprendían el inesperado proceder del heredero. Romper su
compromiso matrimonial con la princesa del reino de Los Atavillos. Era algo muy grave.
Cuando se enteró el padre de la princesa desairada, monto en cólera. Rayos y truenos
retumbaron en su cabeza. Dice la leyenda que fue tan terrible fue su cólera, que el
padre ofendido, juró por todos los dioses vengarse por tremenda deshonra.

Mientras tanto, el joven príncipe se dedicó a la caza de venados en las campiñas de


Huando. Fue así como conoció a Kori, una bella chiquilla, hija del curaca lugareño.
Kori sin saber que se trataba del príncipe heredero. Increpó duramente al furtivo
cazador por la matanza de los tiernos venados. Después de varios desencuentros. Los
jóvenes trabaron una gran amistad. Fue entonces que el apuesto cazador y la bella
defensora del reino animal, llegaron a un feliz acuerdo. Kotoc nunca más mataría a un
animalito y Kori le entregaría su inocente amor. Los jóvenes se habían enamorado.

Cuando ambos reyes se enteraron del romance del príncipe. Estallaron en cólera. Uno
porque su hijo el heredero del trono, estaba enamorado de una campesina. El otro por
que la princesa abandonada, no se resignaba a perder el amor de su amado príncipe.
El furioso ex suegro, llamó a los hechiceros más malos del reino y les ordenó provocar
el más terrible sufrimiento a los simpáticos enamorados..

Mientras tanto, la feliz pareja vivía el más bello y tierno romance del mundo. Cuentan
los más antiguos que tan puro y sincero amor, jamás existió en el reino. Los jóvenes
paseaban su amor por las frescas campiñas de Huando. Ante la algarabía general del
reino animal. Que eran los más felices.
Todos colaboraban para que los novios fueran eternamente felices. Flores y mariposas
competían prestando sus más bellos colores. El zorzal entonaba lindas canciones de
amor. El señor cuy enseñaba al príncipe, la fórmula para ser un buen padre de familia.
Las abejas elaboraban la más rica miel del mundo. El colibrí derramaba la semilla de la
felicidad por todo el valle. Los dioses de la ecología hicieron de Huando la más bella
campiña, florida y fértil. Bendiciendo sus tierras para dar los más sabrosos frutos.

Enterado los brujos de Atavillos de la felicidad de los jóvenes enamorados. Invocaron


días enteros a los dioses del mal, descargando todas sus maldiciones sobre la feliz
pareja.
Una noche, las aguas del río pasamayu que da vida al valle huaralino empezó a
escasear. El río como por arte de magia se secó por completo. Una gran sequía invadió
todo el valle. Las plantas se marchitaban. Los alimentos fueron escaseando, las aves
desaparecieron, los animales estaban flacos. Los chamanes chancayanos no podían
explicar tremendo castigo de la naturaleza. Todos sufrían los estragos de la sequía. Kori
y Kotoc estaban muy apenados por todo lo que estaba sucediendo, sin sospechar que
ellos eran los causantes de tremenda desgracia.
Fue entonces, que el rey de los atavillos se presentó como el salvador del reino. Llamó
al brujo mayor de su corte y le ordenó terminar con el sufrimiento de los chancayanos.
La solución a todos los males espantó al príncipe. El brujo atavillo dijo: Que solo él
sacrificio de una adolescente enamorada, terminaría con todos los males de la tierra.

Ordenaron la búsqueda por todo el reino de la elegida। Fueron de casa en casa hasta
llegar al hogar del curaca de Huando. Y le ordenaron entregar a su hija. El príncipe
enamorado suplicó a su padre no hacer caso de los consejos de los Atavillos. Pues
entendió perfectamente que su ex suegro quería vengarse. Cuando Kori se enteró que
tenía que ser sacrificada a los dioses, para terminar con la sequía. Voluntariamente se
presentó ante el rey de los chancayanos. Todos quedaron sorprendidos “Salvar el reino
es lo primero”, exclamó la joven “Te amo tanto que prefiero sacrificar mi amor por el
reino que vas a heredar”, dijo la bella Kori.

Su valiente decisión conmovió a todo el reino. El rey Atavillo y su hija estaban super
felices, puesta se estaban cumpliendo sus planes de venganza.
“Un reino sin una reina no lo quiero. Yo también debo sacrificarme”, dijo el príncipe
enamorado. “Tú ya no eres tú. Ahora representas el futuro de nuestro pueblo. Si me
amas de verdad quédate aquí para que mi sacrificio no sea en vano”, suplicó la bella
Kori. Con una serenidad que convenció al lloroso príncipe. “Quédate junto a tu pueblo
que yo te espero en el reino de la eternidad”. El príncipe heredero entendió muy a su
pesar que su amada tenía razón. Y le prometió que la posteridad sabría de su sacrificio.

Fue así como todo el valle huaralino recuperó su fertilidad. El cuerpo momificado de la
bella Kori fue descubierto en febrero de 1999, a pesar de los quinientos años
transcurridos, se mantiene intacto, con una dulce sonrisa de felicidad, que sorprendió
grandemente a los arqueólogos.
Hoy se encuentra expuesta al público en el Museo Escolar de Huando, y es conocida
como la momia Rosita de Huando.

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