La sucesión es la transmisión de los derechos, bienes y obligaciones que recibe una persona
por herencia, cambiando de titularidad de una relación jurídica de carácter patrimonial, es decir, al
momento de la muerte son gravada por el impuesto establecido en la Ley de Sucesiones,
Donaciones y Ramos Conexos; los bienes cambian de titularidad por los actos jurídicos entre
vivos, como es el caso de las donaciones o por causa de muerte, sucesión, salvo aquellos
derechos estrictamente personales o de familia, como por ejemplo, el uso, el usufructo, la
obligación alimentaria, el mandato, la renta vitalicia, etc., los cuales se extinguen con la muerte del
titular de los mismos. En consecuencia, no todos los derechos de una persona son susceptibles de
transmisión por causa de su muerte. Representa el gravamen patrimonial, pues recae sobre el
patrimonio al cambiar de dueño, lo cual tiene lugar, cuando ocurre la muerte de la persona y se
abre la sucesión.
En Venezuela, durante el tiempo de la colonia, no se conoció el impuesto sobre sucesiones;
sólo hacia suyo el Estado los bienes que no tenían dueño, lo mismo sucede actualmente con las
herencias vacantes. Aparece dicho impuesto por primera vez en virtud a la Ley sobre la Libertad de
las Partes, Manumisión y Abolición del Tráfico de Esclavos que dicto el Congreso de Cúcuta en el
año 1821, fue destinada a proscribir la esclavitud, modificada en el año 1830, cuando Venezuela
se separó de la Gran Colombia, limitándose entonces el impuesto a las herencias transmitidas a
colaterales y extraños. Fue solo en el año 1874, bajo la Presidencia del General
Antonio Leocadio Guzmán, que apareció de nuevo la contribución limitada al Estado Carabobo,
con la finalidad de atender a los gastos del sostenimiento en Valencia del Colegio Carabobo, para
ese momento histórico el impuesto era causado únicamente las herencias diferidas a colaterales y
extraños. Posteriormente, ese mismo impuesto se recaudó en todo el país con el fin de destinar su
producto a la instrucción pública, y desde el año 1914, año en que dejó de tener ese impuesto su
carácter finalista, su producto pasó a formar parte de la Renta Nacional administrada por el
Ministerio de Hacienda.
Para el año 1923, se dictó la Ley sobre Varios Ramos de la Renta Nacional, según la cual, el
cónyuge se equipara a los ascendientes y descendientes legítimos y herencias o legados que le
correspondía no causaba impuesto. En el año 1936, apareció de nuevo en el país el impuesto
aplicable a toda clase de sucesiones, el cual con modificaciones de tarifas y técnicas jurídicas, se
aplica en la actualidad en virtud de la Ley de Impuesto sobre Sucesiones y Otros Ramos Conexos
de la Renta Nacional correspondiente al año 1936 y con una reforma parcial en el año 1941, y por
el Decreto Nº 581 del 1961.
En ese orden de ideas, el 26 de diciembre de 1966, se promulga la Ley de Impuesto sobre
Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos, publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria Nº
1007 en enero de 1967. Con la promulgación del Código Orgánico Tributario del año 1982 y
puesto en vigencia en el año 1983, se consagra la autodeterminación y autoliquidación de los
impuestos, sumado al hecho que, con la entrada en vigor de la Ley de Sucesiones, Donaciones y
demás Ramos Conexos de 1982, se adoptó la presentar la declaración de impuestos bajo
formularios autorizados por la Administración Tributaria, conocidos como S32 para la
Autoliquidación del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. El organismo
tributario SENIAT tramitará y la declaración sucesoral de manera electrónica , de acuerdo con la
Providencia Administrativa Nº SNAT/2013/0050, según Gaceta Oficial Nº 40216, en vigencia a
partir del 29 de julio del 2013, los beneficiarios de herencias y legados, están obligados a declarar
electrónicamente sus declaraciones de Impuestos sobre Sucesiones.
La más reciente reforma al Ley de Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y demás Ramos
Conexos, tuvo lugar en ocasión de los postulados fundamentales de la Ley Orgánica qué autoriza
al Presidente de la República para dictar Medidas Extraordinarias en materia Económica y
Financiera requeridas por interés público, con el objeto de trazar una reforma a fin de armonizarla
con las disposiciones del Código Orgánico Tributario, en lo referido a la conversión a Unidades
Tributarias (UT) en los montos establecidos en el Código. En fecha 05 de octubre del 1999, se
dictó el Decreto con Rango y Fuerza de Ley Nº 360, mediante el cual se reforma parcialmente la
Ley de Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos. Cabe destacar que el Reglamento de
ésta Ley no existe, ya que el único vigente, aun en forma parcial, es el Reglamento de la Ley de
Impuesto sobre Sucesiones y Otros Ramos de la Renta Nacional del 30 de diciembre de 1939, no
se han conocido proyectos que conlleven un estudio serio del tema no se conocen en la actualidad
proyecto del Ejecutivo Nacional.
En relación a los deberes formales en materia sucesoral, que según la Ley de Impuesto
sobre Sucesiones, Donaciones y demás
Ramos Conexos, los designa como una obligación por parte de los sujetos llamados a suceder,
comprendidos estos dentro de una vasta gama de trámites de tipo administrativo, que van desde la
solicitud o requerimiento del acta de defunción del causante, presentación de documentos
probatorios, filiación y propiedad, hasta la presentación y cancelación del tributo sucesoral, los
cuales a su vez implican una serie de gestiones adicionales para su cabal obtención tal como la
expedición del Registro de Información fiscal R.I.F, de la Sucesión ante el SENIAT, entre otros.
Sin embargo, en la práctica los trámites antes mencionados, establecidos además como
obligación de la norma en comento, se ven afectados por la burocracia que reina o caracteriza a la
Administración Pública venezolana, tomando en cuenta que éstos no se rigen realmente por el
principio de la Celeridad establecido en el artículo 141 la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, todo lo cual hace poco posible el cumplimiento de los mismos por parte de los
herederos, en un plazo perentorio de 180 días hábiles, causando retardos, los cuales a su vez se
convierten a su vez en incumplimiento de deberes formales establecidos en el Código Orgánico
Tributario Vigente.
Los sujetos pasivos son los herederos, legatarios y donatarios. Específicamente en materia
de donaciones, tanto el donante como el donatario son responsables del impuesto que grave la
donación.
Esta ley de por sí ya tiene sus críticas y es así como diversos expertos en tributación lo
califican de “impuesto ineficiente”, dejando entrever la ineficiencia y la baja percepción del
impuesto por este concepto, además de requerir de un personal técnico y de importantes recursos
para su administración.
En términos generales, el legislador consideró justo cobrar un tributo a quien tiene acceso
a una riqueza sin haber hecho ningún esfuerzo para obtenerla. Sin embargo, el Artículo 75 de la
Otro planteamiento que se ofrece respecto a este impuesto y que igualmente guarda relación
con su aplicación dentro del ámbito familiar tiene que ver con su inconstitucionalidad a la luz de
cuatro argumentos de ese rango, como son: 1) La falta de capacidad económica de los herederos
para pagarlo; 2) La regresividad y desigualdad del impuesto; 3) La ineficiencia del impuesto, y 4)
La violación a la garantía constitucional de la protección que debe brindar el Estado a la familia
como asociación natural de la sociedad y como el espacio fundamental para el desarrollo integral
de las personas.
Por otra parte, son varios los países de la Unión Europea los que están considerando la
posibilidad de reformar o eliminar el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones por diversas
razones, entre otras: 1) La evasión fiscal por parte de los más ricos; 2) El escaso rendimiento que
el impuesto genera, y 3) El impacto negativo del impuesto sobre el ahorro. En este sentido, se
observa que la doctrina universal tiende a eliminar o reducir los impuestos a las sucesiones
hereditarias, particularmente cuando se trate de patrimonios familiares que se transmiten entre
cónyuges, o de padres a hijos.
Lo cierto es que este impuesto, el cual se remonta a la antigua Roma, tuvo una razón de ser
netamente recaudatoria, pero en la actualidad pierde todo sentido, ya que en el mundo moderno,
paradójicamente, “quienes más tienen”, menos “dejan”, en razón de la previsión y posibilidades
que tiene este estrato socioeconómico para planificar la elusión del tributo a través de mecanismos
legales. En este sentido, hay economistas que sostienen que, el impuesto sobre sucesiones es
discriminatorio y altamente regresivo porque hay ciudadanos que lo pagan y otros que no, y
normalmente quienes más tienen son los que menos pagan.
Por otra parte, no pareciera justo cobrarle impuestos a un cónyuge o a un hijo, sobre bienes
que por derecho natural les pertenecen y que normalmente son producto del ahorro de la
comunidad conyugal , a lo cual se añade la penosa exigencia a las familias de efectuar un
desembolso que en muchos casos no pueden afrontar por falta de liquidez, sobre todo cuando se
establece una alícuota impositiva elevada, con respecto al patrimonio hereditario, lo cual atenta
contra la capacidad contributiva de los ciudadanos, haciendo que el impuesto sea confiscatorio,
habiendo casos en los que
los herederos pudieran verse en la necesidad de vender una propiedad familiar para hacer frente al
pago del impuesto.
Adicionalmente la obsolescencia del tributo, hace que su rendimiento sea escaso, ya que el
costo de su recaudación no justifica el producto de lo recaudado, cuya cuantía se ve mermada, por
la planificación fiscal de quienes poseen los grandes patrimonios, lo cual añade el otro viso de
inconstitucionalidad: la ineficiencia del tributo.
Se presenta por evadir el pago al cual está obligado el contribuyente y cuando existe
disminución en el monto exigido.
La norma transgredida tiene su ámbito de aplicación en una determinada nación, es
decir, debe referirse a un determinado país.
Se produce para aquellos que están jurídicamente obligados a pagar un determinado
tributo.
Es comprensiva de toda la conducta contraria a derecho, que tengan como resultado
la eliminación o disminución de la carga tributaria con exclusión de que la conducta
sea fraudulenta o por omisión.
Conducta antijurídica, ya que toda evasión tributaria es violatoria de las
disposiciones legales.
¿Qué se entiende por elusión fiscal o tributaria?
La elusión tributaria es una consecuencia del principio de legalidad del tributo, ya que como
el impuesto debe venir establecido por la ley, entonces no puede cobrarse un impuesto si la
ley no lo ha establecido, lo que abre el límite para aprovechar los puntos débiles que la ley
ha dejado. No siempre es clara la distinción entre una y otra clasificación dada la
complejidad de las normas tributarias.
Conviene señalar que la elusión fiscal no debe confundirse con la evasión de impuestos (o
evasión fiscal), que sí es un delito. Si bien, en teoría son actuaciones muy diferentes, en la
práctica la línea que separa a la una de la otra a menudo no está tan claramente definida y
no es extraño que evasión y elusión fiscal se acaben entremezclando.
A pesar de sus diferencias, la evasión y la elusión tienen los mismos efectos económicos,
debido a lo siguiente: Disminuyen los ingresos fiscales.Distorsionan la asignación de
recursos.Violan los principios de equidad horizontal y vertical.Desplazan la carga tributaria
hacia los que declaran correctamente.Afectan los costos de fiscalización.Reducen la
disposición de los contribuyentes a declarar correctamente.
Una de las mayores fallas de nuestro sistema fiscal vigente, es que otorga un amplio
margen de evasión tributaria. Observándose que este margen es margen es marcadamente
diferente en diversos sectores de la vida económica de nuestro país.
En términos generales, a nadie le gusta pagar impuestos. En las sociedades se observa que
el hombre busca todos los medios posibles para obtener beneficios individuales con el
propósito de buscar la evasión tributaria, pero se hace necesario enfatizar la necesidad de
crear una conciencia tributaria en la población.
Los beneficios y efectos de la elusión son los mismos de la evasión, sin embargo, sus
costos son muy diferentes. Los costos de la evasión son las sanciones aplicadas si es
detectada, más los costos en que incurre el contribuyente para esconder la realidad y
presentar una declaración consistente al fisco. Los costos de la elusión son únicamente los
costos en que incurre el contribuyente para encontrar los vacíos o espacios que deja la ley,
que en general es compleja por su alto contenido de tecnicismo.
"La elusión Fiscal es un caso especial con características propias, dentro de la figura
general de defraudación fiscal, debiendo entenderse ésta, como el uso de formas jurídicas
inadecuadas o impropias en la práctica comercial" BonzonRafart, Juan Carlos
Sanciones que impone el Código Orgánico Tributario por la Evasión Fiscal o Tributaria.
La Evasión Fiscal o Tributaria: Son todos aquellos actos u omisiones, que tipificados en el
código Orgánico tributario, constituyen una infracción de las normas tributarias y originan
la aplicación de una sanción por parte de los organismos competentes (la Administración
Tributaria y los órganos judiciales)
Tipos de Ilícitos tributarios está tipificado en el artículo 81 del COT señala lo siguiente:
“Constituye ilícito tributario, toda acción u omisión violatoria de las normas tributarias.Los
ilícitos tributarios se clasifican:1. Formales. 2.Materiales.3.Penales.
Las leyes especiales tributarias podrán establecer ilícitos y sanciones adicionales a los
establecidos en este código.
Las sanciones de los 1. Inscribirse en los registros exigidos por las normas tributarias
respectivas. 2. Emitir, entregar o exigir comprobantes. 3. Llevar libros o registros contables
o especiales. 4. Presentar declaraciones y comunicaciones. 5. Permitir el control de la
administración tributaria. 6. Informar y comparecer ante la Administración Tributaria. 7.
Acatar las órdenes de la Administración Tributaria, dictadas en uso de sus facultades 8.
Obtener la respectiva autorización de la Administración Tributaria para ejercer la industria,
el comercio y la importación de especies gravadas, cuando así lo establezcan las normas
que regulen la materia. 9. Cualquier otro deber contenido en las normas de carácter
tributario
El Artículo 100: Constituyen ilícitos formales relacionados con el deber de inscribirse ante la
Administración Tributaria: 1. No inscribirse en los registros de la Administración Tributaria,
estando obligado a ello.2. Inscribirse en los registros de la Administración Tributaria, fuera
del plazo establecido en las leyes, reglamentos, resoluciones y providencias. 3.
Proporcionar o comunicar la información relativa a los antecedentes o datos para la
inscripción o actualización en los registros, en forma parcial, insuficiente o errónea. 4. No
proporcionar o comunicar a la Administración Tributaria informaciones relativas a los
antecedentes o datos para la inscripción, cambio de domicilio o actualización en los
registros, dentro de los plazos establecidos en las normas tributarias respectivas. Quien
incurra en cualesquiera de los ilícitos descritos en los numerales 1 y 4 será sancionado con
multa de cincuenta unidades tributarias (50 U.T.), la cual se incrementará en cincuenta
unidades tributarias (50 U.T.) por cada nueva infracción hasta un máximo de doscientas
unidades tributarias (200 U.T.). Quien incurra en cualesquiera de los ilícitos descritos en los
numerales 2 y 3 será sancionado con multa de veinticinco unidades tributarias (25 U.T.), la
cual se incrementará en veinticinco unidades tributarias (25 U.T.) por cada nueva infracción
hasta un máximo de cien unidades tributarias (100 U.T.).
Es por ello que el Artículo 101 establece que: Constituyen ilícitos formales
relacionados con la obligación de emitir y exigir comprobantes: 1. No emitir facturas u otros
documentos obligatorios. 2. No entregar las facturas y otros documentos cuya entrega sea
obligatoria. 3. Emitir facturas u otros documentos obligatorios con prescindencia total o
parcial de los requisitos y características exigidos por las normas tributarias. 4. Emitir
facturas u otros documentos obligatorios a través de máquinas fiscales, sistemas de
facturación electrónica u otros medios tecnológicos, que no reúnan los requisitos exigidos
por las normas tributarias. 5. No exigir a los vendedores o prestadores de servicios las
facturas, recibos o comprobantes de las operaciones realizadas, cuando exista la obligación
de emitirlos. 6. Emitir o aceptar documentos o facturas cuyo monto no coincida con el
correspondiente a la operación real. Quien incurra en el ilícito descrito en el numeral 1 será
sancionado con multa de una unidad tributaria (1 U.T.) por cada factura, comprobante o
documento dejado de emitir hasta un máximo de doscientas unidades tributarias (200 U.T.)
por cada período o ejercicio fiscal, si fuere el caso. Cuando se trate de impuestos al
consumo y el monto total de las facturas, comprobantes o documentos dejados de emitir
exceda de doscientas unidades tributarias (200 U.T.) en un mismo período, el infractor será
sancionado además con clausura de uno (1) hasta cinco (5) días continuos de la oficina,
local o establecimiento en que se hubiera cometido el ilícito. Si la comisión del ilícito no
supera la cantidad señalada, sólo se aplicará la sanción pecuniaria. Si la empresa tiene
varias sucursales, la clausura sólo se aplicará en el lugar de la comisión del ilícito. Quien
incurra en los ilícitos descritos en los numerales 2, 3 y 4 será sancionado con multa de una
unidad tributaria (1 U.T.) por cada factura, comprobante o documento emitido hasta un
máximo de ciento cincuenta unidades tributarias (150 U.T.) por cada período, si fuere el
caso. Quien incurra en el ilícito descrito en el numeral 5 será sancionado con multa de una a
cinco unidades tributarias. (1 U.T. a 5 U.T.) Quien incurra en el ilícito descrito en el numeral 6
será sancionado con multa de cinco a cincuenta unidades tributarias. (5 U.T. a 50 U.T.).
En tal sentido el Artículo 102 nos establece que: Constituyen ilícitos formales
relacionados con la obligación de llevar libros y registros especiales y contables: 1. No
llevar los libros y registros contables y especiales exigidos por las normas respectivas. 2.
Llevar los libros y registros contables y especiales sin cumplir con las formalidades y
condiciones establecidas por las normas correspondientes, o llevarlos con atraso superior a
un (1) mes. 3. No llevar en castellano o en moneda nacional los libros de contabilidad y
otros registros contables, excepto para los contribuyentes autorizados por la
Administración Tributaria a llevar contabilidad en moneda extranjera. 4. No conservar
durante el plazo establecido por las leyes y reglamentos los libros, registros, copias de
comprobantes de pago u otros documentos; así como, los sistemas o programas
computarizados de contabilidad, los soportes magnéticos o los micros archivos. Quien
incurra en el ilícito descrito en el numeral 1 será sancionado con multa de cincuenta
unidades tributarias (50 U.T.), la cual se incrementará en cincuenta unidades tributarias (50
U.T.) por cada nueva infracción hasta un máximo de doscientas cincuenta unidades
tributarias (250 U.T.). Quien incurra en cualesquiera de los ilícitos descritos en los
numerales 2, 3 y 4 será sancionado con multa de veinticinco unidades tributarias (25 U.T.), la
cual se incrementará en veinticinco unidades tributarias (25 U.T.) por cada nueva infracción
hasta un máximo de cien unidades tributarias (100 U.T.). En caso de impuestos indirectos, la
comisión de los ilícitos tipificados en cualesquiera de los numerales de este artículo,
acarreará, además de la sanción pecuniaria, la clausura de la oficina, local o
establecimiento, por un plazo máximo de tres (3) días continuos. Si se trata de una empresa
con una o más sucursales, la sanción abarcará la clausura de las mismas, salvo que la
empresa lleve libros especiales por cada sucursal de acuerdo a las normas respectivas,
caso en el cual sólo se aplicará la sanción a la sucursal o establecimiento en donde se
constate la comisión del ilícito.
Así mismo el Artículo 103 nos dice que: Constituyen ilícitos formales relacionados
con la obligación de presentar declaraciones y comunicaciones: 1. No presentar las
declaraciones que contengan la determinación de los tributos, exigidas por las normas
respectivas. 2. No presentar otras declaraciones o comunicaciones. 3. Presentar las
declaraciones que contengan la determinación de los tributos en forma incompleta o fuera
de plazo. 4. Presentar otras declaraciones o comunicaciones en forma incompleta o fuera de
plazo. 5. Presentar más de una declaración sustitutiva, o la primera declaración sustitutiva
con posterioridad al plazo establecido en la norma respectiva. 6. Presentar las declaraciones
en formularios, medios, formatos o lugares, no autorizados por la Administración Tributaria.
7. No presentar o presentar con retardo la declaración informativa de las inversiones en
jurisdicciones de baja imposición fiscal. Quien incurra en cualesquiera de los ilícitos
descritos en los numerales 1 y 2 será sancionado con multa de diez unidades tributarias (10
U.T.), la cual se incrementará en diez unidades tributarias (10 U.T.) por cada nueva
infracción hasta un máximo de cincuenta unidades tributarias (50 U.T.).
Quien incurra en cualesquiera de los ilícitos descritos en los numerales 3, 4, 5 y 6
será sancionado con multa de cinco unidades tributarias (5 U.T.), la cual se incrementará en
cinco unidades tributarias (5 U.T.) por cada nueva infracción hasta un máximo de veinticinco
unidades tributarias (25 U.T.). Quien no presente la declaración prevista en el numeral 7 será
sancionado con multa de mil a dos mil unidades tributarias (1000 U.T. a 2000 U.T.). Quien la
presente con retardo será sancionado con multa de doscientas cincuenta a setecientas
cincuenta unidades tributarias (250 U.T. a 750 U.T.).
Estable así el Artículo 104 que: Constituyen ilícitos formales relacionados con la obligación
de permitir el control de la Administración Tributaria: 1. No exhibir los libros, registros u
otros documentos que ésta solicite. 2. Producir, circular o comercializar productos o
mercancías gravadas sin el signo de control visible exigido por las normas tributarias o sin
las facturas o comprobantes de pago que acrediten su adquisición. 3. No mantener en
condiciones de operación los soportes portadores de micro formas grabadas y los soportes
magnéticos utilizados en las aplicaciones que incluyen datos vinculados con la materia
imponible, cuando se efectúen registros mediante micro archivos o sistemas
computarizados. 4. No exhibir, ocultar o destruir carteles, señales y demás medios
utilizados, exigidos o distribuidos por la Administración Tributaria. 5. No facilitar a la
Administración Tributaria los equipos técnicos de recuperación visual, pantalla, visores y
artefactos similares, para la revisión de orden tributario de la documentación micrograbada
que se realice en el local del contribuyente. 6. Imprimir facturas y otros documentos sin la
autorización otorgada por la Administración Tributaria, cuando lo exijan las normas
respectivas. 7. Imprimir facturas y otros documentos en virtud de la autorización otorgada
por la Administración Tributaria, incumpliendo con los deberes previstos en las normas
respectivas. 8. Fabricar, importar y prestar servicios de mantenimiento a las máquinas
fiscales en virtud de la autorización otorgada por la Administración Tributaria, incumpliendo
con los deberes previstos en las normas respectivas. 9. Impedir por sí o por interpuestas
personas el acceso a los locales, oficinas o lugares donde deban iniciarse o desarrollarse
las facultades de fiscalización. 10. La no utilización de la metodología establecida en materia
de precios de transferencia.
Es por ello que el Artículo 105 nos dice que: Constituyen ilícitos formales
relacionados con la obligación de informar y comparecer ante la Administración
Tributaria:1. No proporcionar información que sea requerida por la Administración Tributaria
sobre sus actividades o las de terceros con los que guarde relación, dentro de los plazos
establecidos. 2. No notificar a la Administración Tributaria las compensaciones y cesiones
en los términos establecidos en este Código 3. Proporcionar a la Administración Tributaria
información falsa o errónea. 4. No comparecer ante la Administración Tributaria cuando ésta
lo solicite. Quien incurra en los ilícitos previstos en los numerales 1 y 2 será sancionado con
multa de diez unidades tributarias (10 U.T.), la cual se incrementará en diez unidades
tributarias (10 U.T.) por cada nueva infracción hasta un máximo de doscientas unidades
tributarias (200 U.T.). Quien incurra en los ilícitos previstos en los numerales 3 y 4 será
sancionado con multa de diez unidades tributarias (10 U.T.), la cual se incrementará en diez
unidades tributarias (10 U.T.) por cada nueva infracción hasta un máximo de cincuenta
unidades tributarias (50 U.T.). Parágrafo Único: Serán sancionados con multa de doscientas
a quinientas unidades tributarias (200 U.T. a 500 U.T.) los funcionarios de la Administración
Tributaria que revelen información de carácter reservado o hagan uso indebido de la misma.
Asimismo, serán sancionados con multas de quinientas a dos mil unidades tributarias (500
U.T. a 2000 U.T.), los funcionarios de la Administración Tributaria, los contribuyentes o
responsables, las autoridades judiciales y cualquier otra persona que directa o
indirectamente revelen, divulguen o hagan uso personal o indebido de la información
proporcionada por terceros independientes que afecten o puedan afectar su posición
competitiva en materia de precios de transferencia, sin perjuicio de la responsabilidad
disciplinaria, administrativa, civil o penal en que incurran.
Sanciones de la Elusión
Cabe destacar que la elusión fiscal no es un delito, pero es fácil comprender que no
es vista con agrado por las autoridades tributarias. Al fin y al cabo por culpa de ella éstas
pueden llegar a perder una parte importante de su recaudación. Por ello no es de extrañar
que traten de combatir con todos los medios a su alcance.
Algunas posibles técnicas de elusión tributaria son las siguientes:Darle a una situación
jurídica determinada el estatus de otra, aprovechando alguna clase de conceptualización
defectuosa, para aplicarle una ley tributaria más benigna.Ampararse en una exención
tributaria que por defectuosa técnica legislativa, no había sido prevista para el caso
particular en cuestión. Incluir bienes en categorías cuya enumeración no está contemplada
por la ley tributaria, y por tanto su inclusión dentro del hecho tributario es dudosa, para
eximirlos de impuestos.
Será penada con prisión de seis (6) meses a siete (7) años quienes incurran en
defraudación tributaria. Esta sanción será aumentada de la mitad a dos terceras partes,
cuando la defraudación se ejecute mediante la ocultación de inversiones realizadas o
mantenidas en jurisdicciones de baja imposición fiscal. Cuando la defraudación se ejecute
mediante la obtención indebida de devoluciones o reintegros por una cantidad superior a
cien unidades tributarias (100 U.T), será penada con prisión de cuatro (4) a ocho (8) años.
Parágrafo Único: A los efectos de determinar la cuantía señalada en este artículo, se
atenderá a lo defraudado en cada liquidación o devolución, cuando el tributo se liquide por
año. Si se trata de tributos que se liquidan por períodos inferiores a un año o tributos
instantáneos, se atenderá al importe defraudado en las liquidaciones o devoluciones
comprendidas en un año.
Tipo de sanciones
Además de esto, nos indica que las sanciones, salvo las penas privativas de libertad, serán
aplicadas por la Administración Tributaria, sin perjuicio de los recursos que contra ellas
puedan ejercer los contribuyentes o responsables. Las penas restrictivas de libertad y la
inhabilitación para el ejercicio de oficios y profesiones, sólo podrán ser aplicadas por los
órganos judiciales competentes, de acuerdo al procedimiento establecido en la ley procesal
penal (Art. 93 Código Orgánico Tributario.)