Inmanuel Kant es claro en su tesis sobre la ilustración. Ser una persona ilustrada no es
fácil, más aún, no es sensiblemente deseable, es difícil, incómodo y en ocasiones
inclusive doloroso, por eso las instituciones, las sociedades y quienes las componemos
hemos desarrollado mecanismos para eludirla y permanecer en nuestro cómodo y
placentero estado de minoría de edad auto culpable; lejos de la minoría legal –o
inclusive biológica- éste estado es buscado por las personas por el simple hecho de ser
uno básico, fácil de manejar y poco demandante, muchas personas nacen, crecen,
envejecen y mueren en él sin nunca darse la oportunidad de conocer algo fuera del
mismo.