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Una vivienda es un espacio cerrado y con techo donde los seres humanos habitan.

Términos como
domicilio, residencia, hogar y casa pueden usarse como sinónimos de vivienda. Social, por su parte, es
aquello vinculado a la sociedad (una comunidad de personas que comparten una cultura e intereses y
que interactúan entre sí).

La idea de vivienda social puede emplearse de distintos modos. Por lo general, la expresión alude a un
inmueble que, de algún modo, el Estado entrega a las personas que no pueden acceder a una vivienda
digna por sus propios medios.

Esto quiere decir que el Estado puede construir viviendas sociales para los habitantes sin recursos.
Supongamos que un grupo de familias se instala a la vera de un arroyo, desarrollando casillas precarias
con cartón y chapa. Estas personas no tienen los recursos económicos necesarios para mudarse del
asentamiento y alquilar o comprar una casa segura y confortable. Para posibilitar que estos ciudadanos
mejoren su calidad de vida, el gobierno construye un barrio de viviendas sociales y las cede a estas
personas, que pueden alquilar las propiedades a un precio muy bajo.

La crisis económica vivida en los últimos años ha propiciado que sean muchas las instituciones que han
tenido que reaccionar para poder ofrecer viviendas sociales a las numerosas familias que se han quedado
sin empleo y han perdido sus hogares. Así, se han establecido acuerdos, por ejemplo, en España entre las
comunidades autónomas y sus respectivas ciudades para facilitar el acceso de personas a casas de ese
tipo.

Por regla general, para poder conseguir una de esas construcciones se tiene que presentar la
correspondiente solicitud y exponer los criterios que se cumplen respecto a los requisitos que se
establecen. Y es que esas viviendas sociales están dirigidas, sobre todo, a quienes se han quedado en la
calle, van a ser desahuciados, quienes se hallan en peligro de exclusión social…

Es más, incluso numerosos son los ayuntamientos, por ejemplo, de ciudades españolas que se han puesto
en marcha para poder construir viviendas sociales o incluso para poner en alquiler otras casas bajo esa
misma definición. Todo en pro de conseguir que sus vecinos tengan un techo bajo el que residir y puedan
contar con una óptima calidad de vida.

De la misma manera, no podemos pasar por alto que entidades bancarias de distintos rincones del
mundo no han dudado en llevar a cabo la creación de créditos de vivienda social. Con los mismos se
intenta ayudar a quienes tienen una economía limitada prestándoles un dinero para que puedan desde
comprarse una vivienda hasta reformar la que ya tienen.

Las viviendas sociales, en definitiva, tienen la finalidad de paliar un déficit habitacional. Mientras que
todos los seres humanos tienen derecho a una vivienda, la realidad socioeconómica hace que dicha
necesidad no pueda ser satisfecha por muchos individuos. El Estado, en este marco, se involucra para
devolver ese derecho. La construcción y la administración de viviendas sociales también supone una
corrección a un funcionamiento deficiente del mercado inmobiliario, que deja a muchas personas afuera.

La espaciabilidad de la vivienda social

Al revisar el tema de la espacialidad que se logra en los barrios de orígenes normal y clandestino, con
vivienda subsidiada, tampoco se encuentra una diferencia significativa. Pese a que se trata de procesos
de urbanización diferentes, ya que los barrios de origen normal cumplen con las disposiciones
urbanísticas y por ende con una planeación urbana a diferencia de los de origen clandestino, en la escala
urbana el patrón es el mismo y en la arquitectónica es muy similar. Esa espacialidad ha conformado una
periferia desarticulada y deficitaria al interior de cada uno de sus desarrollos de vivienda así como
respecto a la zona que les circunda y con la ciudad consolidada.

Predomina una localización periférica, en zonas que presentan riesgo principalmente por inundación. El
criterio que demuestra prevalecer es el logro de la máxima explotación del suelo, sin las consideraciones
técnicas propias del planeamiento urbano. La ausencia de una malla vial de escala intermedia, dificulta la
conexión de estos desarrollos con la zona en donde se localizan. La baja provisión de equipamientos,
denota el desinterés de cualificar espacial y socialmente estos barrios.
Se evidencia una fuerte tendencia a la reducción del espacio
privado, para lograr unas densidades muy altas. En los barrios
de origen normal esta tendencia se inicia en la década de los
años 80, en la que se utiliza la figura de la vivienda bifamiliar
para reducir el frente del lote, de forma artificial.

Si bien se cumple con el mínimo permitido por la normativa


urbana con lotes de 6 m de frente, en la práctica se entregan
unidades con frentes de 3 m, por cuanto el lote es dividido
por la mitad a nivel de terreno, dando acceso independiente
a dos unidades de vivienda. De esta manera, se dio inicio a
una mutación tipológica de la vivienda unifamiliar en hilera
hasta llegar a lo que coloquialmente se ha denominado
“multifamiliar acostado”. Es decir, viviendas unifamiliares con
áreas muy pequeñas que desarrollan el programa en altura,
en el sistema de agrupación, con acceso desde espacios
colectivos a nivel de la calle.

En el caso de los barrios de origen clandestino, se observa que tradicionalmente han logrado unas altas
densidades mediante la ausencia de cesiones para espacios públicos. Pero, adicionalmente, también
registran un proceso de reducción del frente del lote, menos dramático que en los barrios de origen
normal, con lo que sus densidades también han venido en aumento.

En lo referido a la casa, en los barrios de origen normal los promotores privados han encontrado una vía
alterna para acceder al mercado de la vivienda social. La estrategia seguida es la entrega de programas
incompletos para su complementación en el tiempo a cargo de sus usuarios, con serias implicaciones
técnicas que van en detrimento de su calidad de vida. Es así como las viviendas pierden cualidades tales
como la ventilación e iluminación naturales, tienen un muy alto porcentaje de áreas de circulación
respecto al de las útiles y presentan relaciones de servidumbre entre cuartos.

De otra parte, al desarrollarse con sistemas estructurales compartidos con otras unidades, conduce a que
en los procesos de “ampliación” de cada una, que suceden en diferentes momentos y con características
diversas, se pierda la continuidad de los elementos portantes.

En los barrios de origen clandestino, la situación no es muy diferente, pues aunque las unidades de
vivienda cuentan con lotes de mayores dimensiones y estructuras portantes individuales, la precariedad
de conocimiento técnico de los auto constructores de igual forma conduce a errores que derivan en
situaciones de riesgo.

El planeamiento urbano, que ha mantenido históricamente vacíos en el manejo del territorio, y la


normativa urbana, con su tradicional flexibilidad, han contribuido también a la libertad en la que los
promotores privados intervienen según su conveniencia, generando problemas para la ciudad. Así, han
dejado bajo su decisión la definición de temas tan importantes como el tamaño mínimo y la dotación de
los nuevos desarrollos, el área mínima de la vivienda, el frente mínimo del lote en desarrollos de vivienda
unifamiliar por agrupación y la densidad de viviendas por hectárea, entre otros.

El impacto negativo en la calidad de vida es evidente, pues la reducción del programa de la vivienda, sus
áreas y dotación ha llevado a que sus usuarios realicen intervenciones inadecuadas en términos de
seguridad técnica y social.

El crecimiento urbano, definido por la agregación de fragmentos bajo iniciativas particulares ha


conducido a la conformación de una periferia con bajo nivel de cualificación. De igual forma, el
desarrollar unas densidades tan altas con un porcentaje de cesión para espacio público reducido no
permite que al menos exista una compensación a la dramática disminución del espacio privado.

VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL

Es un tipo de vivienda hecha para aquellas personas que devengan menos de cuatro (4) salarios mínimos
mensuales legales vigentes o que están en situación vulnerable. Cada persona puede contar con un
subsidio de vivienda otorgado por las cajas de compensación familiar y el Gobierno Nacional, el cual no
debe ser devuelto.
El valor máximo de una vivienda VIS es de 135 (SMLMV) salario mínimo legal mensual vigente,
equivalente para este año 2014 a 83.2 millones de pesos. La Vivienda de Interés Social es un proyecto
que se encamina a garantizar el derecho a la vivienda de los hogares de menores ingresos, amparado por
el concepto de lo que representa una vivienda digna.
Es por eso que como mínimo debe contar con un título de propiedad, servicios públicos (agua,
electricidad, alcantarillado), materiales de construcción estable, estructuras sismoresistentes, gastos
ajustados a su presupuesto, cómodos, habitables, con vías de acceso y espacio público.
RAZONES PARA COMPRAR UNA VIS
Las Viviendas de Interés Social son la oportunidad para que muchas personas puedan asegurar la vivienda
de toda la familia e invertir en finca raíz, uno de los negocios más seguros y rentables. Además debes
tener en cuenta que:
 Puedes acceder al subsidio familiar de vivienda otorgado con recursos del presupuesto nacional y de los
aportes a las cajas de compensación familiar. (Decreto 2190 de 2009).
 Los créditos otorgados tienen una tasa de interés cuyo tope máximo lo determina la Junta Directiva el
Banco de la República, la cual debe ser inferior a la vigente para los demás créditos de vivienda.
(Sentencia C 955 de 2000).
Las sumas que destines al ahorro a largo plazo en las cuentas de ahorro denominadas “Ahorro para el
Fomento a la Construcción AFC ,” no harán parte de la base para aplicar la retención en la fuente, y serán
consideradas como un ingreso no constitutivo de renta ni ganancia ocasional, hasta una suma que no
exceda del treinta (30) por ciento de tu ingreso laboral o ingreso tributario del año. (Estatuto Tributario.
Artículo 126).
Ha sido tanta la demanda de los colombianos para este tipo de vivienda, que el número de unidades
licenciadas en todo el país para la categoría VIS durante los últimos doce meses (hasta el mes de enero),
registró un incremento de 17 por ciento.

La vivienda popular es...


Un postulado de la arquitectura dice que el arquitecto debe conversar con su cliente para conocer sus
gustos, finanzas y preferencias antes de levantar un proyecto. En la realidad, esto es una excepción, no la
regla, sobre todo cuando se diseñan casas para familias pobres. En los programas habitacionales con
contenido social, los necesitados nunca forman parte del menú. ¿Acaso ser pobre significa no tener
noción del espacio en el que se desea vivir? Una prospección por los arrabales, donde se ubica la mayoría
de la gente sin recursos, es un tapabocas para esa conclusión antojadiza. Quienes viven en las periferias,
por ejemplo, no conciben su casa sin la chacra adjunta, de la cual extraen parte de su sustento. ¿Cuál
conjunto de vivienda social considera esta variable en sus proyectos? Y ese es el quid del asunto: la
vivienda popular actual no se hace para la gente pobre; es pensada y hecha desde la lógica de los
arquitectos. ¿Por qué no permitir que los pobres opinen sobre lo que puede ser su hogar, que lo
personalicen, que se apropien? ¿Por qué no generar más mecanismos de participación y espacios de
intercambio, para conocer las verdaderas necesidades y deseos de esa clase social? Ese es el reto y la
obligación que tienen los gremios, las universidades, los entidades públicas que manejan la vivienda y, en
general, todos quienes construyen vivienda popular.

Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores


El (INFONAVIT) es una institución tripartita en México, que cuenta con la participación del sector de los
trabajadores, el sector empresarial y el gobierno. Su función principal es proporcionar a los
trabajadores créditos hipotecarios y no hipotecarios relacionados con la vivienda, así como obtener
rendimientos de los ahorros de pensión de jubilación del Fondo Nacional de Pensiones.

El Instituto fue fundado el 21 de abril de 1972 al promulgarse la Ley del Infonavit1 por el expresidente Luis
Echeverría Álvarez y en sus 46 años de existencia (a 2018) ha otorgado más de 10 millones de créditos
hipotecarios.

El Infonavit funciona de acuerdo a la siguiente estructura con su función (entre paréntesis, director(a)):

 Dirección General (David Penchyna Grub): Establecer las estrategias para asegurar el cumplimiento de los
objetivos del Infonavit. Proponer al Consejo de Administración sobre las actividades del Infonavit.
Establecer y dirigir los medios para evaluar la percepción de la sociedad respecto de los servicios que
proporciona el Instituto.

 Dirección Sectorial Empresarial (Sebastián B. Fernández Cortina): Coordinar el nombramiento de los


miembros de la Asamblea General Consejo de Administración, Comisión de Vigilancia, Comité de
Auditoría, Comité de Transparencia y Acceso a la Información, Comisión de Inconformidades y
Consultivas Regionales. Ser órgano de enlace de las organizaciones respectivas y la Dirección General.

 Dirección Sectorial de los Trabajadores (Abelardo Carrillo Zavala): Coordinar el nombramiento de los
miembros de la Asamblea General, Consejo de Administración, Comisión de Vigilancia, Comité de
Auditoría, Comité de Transparencia y Acceso a la Información, Comisión de Inconformidades y
Consultivas Regionales. Ser órgano de enlace de las organizaciones respectivas y la Dirección General.

 Comité Ejecutivo Nacional (Rafael Riva Palacio Pontones): Representar los intereses profesionales de los
empleados sindicalizados del Infonavit. Fomentar el apego de la normatividad institucional y el buen
desempeño de las labores. Promover el cumplimiento del código de ética para lograr que la prestación de
los servicios se hagan de manera transparente.

 Subdirección General y Jurídica (Omar Cedillo Villavicencio): Representar legalmente al Instituto en


materia de servicios legales, denuncias, normatividad legal, contencioso civil, mercantil y penal en los
juicios y conflictos jurídicos.

 Subdirección General de Planeación y Finanzas (Jorge Alejandro Chávez Presa): Generar, dirigir y
controlar las estrategias y objetivos institucionales en operación y administración de los recursos
financieros a través de la implementación de los procesos, recursos materiales y servicios.
 Subdirección General de Crédito (Elías Saad Ganem): Satisfacer con eficiencia el requerimiento de
financiamiento del derechohabiente para cubrir sus necesidades de vivienda.

 Subdirección General de Administración de Cartera (Alejandro Cosio Seifer): Desarrollar e implementar


procesos y herramientas para administrar la cartera hipotecaria, monitoreando y coordinando la
evolución del portafolio para contribuir en dar dirección a los resultados de impacto directo al Instituto.

 Subdirección General de Administración y Recursos Humanos (Hugo Rubén Pérez Ramírez)

 Subdirección General de Tecnologías de la Información (Rubén Alberto Bravo Piñán): Contribuir a los
objetivos institucionales creando y manteniendo capacidades tecnológicas y de mejora operacional para
entregar consistentemente servicios informáticos integrar de forma nuevas soluciones y mejorar
continuamente los procesos de atención de Infonavit. Innovando, con enfoque de servicios, utilizando
metodologías que incorporen prácticas de clase mundial y maximizando el aprovechamiento de los
recursos.

 Subdirección General de Atención y Servicios (Gustavo Reséndiz Serrano): Proveer servicios focalizados
de información y educación basados en un sistema centralizado de conocimiento del usuario; y proveer
soluciones efectivas a las necesidades y problemas a través de los diversos canales de servicio.

 Subdirección General de Comunicación (José Luis Antón Alvarado): Proveer y ejecutar las estrategias de
comunicación, mercadotecnia y relaciones públicas que contribuyen al éxito de los procesos sustantivos
del Instituto para reforzar su posicionamiento como un organismo profesional, eficiente, moderno,
comprometido en lo social y orientado a la excelencia en el servicio.

 Contraloría General (María de la Luz Ruíz Mariscal): Asegurar y promover la implantación y cumplimiento
del Sistema de Control Interno en el Instituto, que se extiende con los proveedores externos en general
para contribuir al cumplimiento de la Misión Institucional.

 Centro de Investigación para el Desarrollo Sostenible (Carlos Zedillo Velasco): Dirigir, verificar y controlar
las estrategias de difusión, promoción, desarrollo de oferta de vivienda y apoyo técnico entre las
delegaciones, desarrolladores de vivienda y gobierno estatal y municipal, para mejorar el entorno, la
vivienda y la comunidad de nuestros derechohabientes mejorando su calidad de vida.

 Coordinación General de Riesgos (José Manuel Pelayo Cárdenas): Identificar, medir, vigilar e informar los
riesgos que enfrenta el Instituto en sus operaciones, así como fortalecer las políticas y procedimientos
para la administración de los distintos tipos de riesgo con base en modelos, indicadores y niveles de
tolerancia definidos para este fin.

 32 Delegaciones Regionales

 Coordinación General de Asesores (Arturo Núñez Serrano): Analizar, elaborar y proponer a la Dirección
General estrategias desde una perspectiva objetiva e independiente que contribuyan al cumplimiento de
los objetivos del Infonavit.

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