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UNIDAD 1

1. Noción de ética, moral y deontología


Los términos ética y moral son de significados equivalentes, pero difiere
su etimología: moral, proviene del latín “mores” y ética del griego “ethos”,
designándose en ambos casos a la costumbre. Los antiguos usualmente los
referían a las buenas costumbres, costumbres virtuosas que se convertían
en reglas de conducta ejemplar. Debemos distinguir:
 Moralidad: hecho que se verifica en la convivencia social, que posee
características específicas.
 Ciencia: que tiene por objeto de estudio esa realidad que es la
moralidad.
 La palabra moral o ética: se refiere a la moralidad como hecho
social y a la ciencia que estudia ese fenómeno.
El hecho moral se verifica en la interrelación social y en la interioridad de
las conciencias, se manifiesta en juicios de aprobación y de censura sobre
la conducta humana propia y ajena. La moralidad es una dimensión propia
del ser humano referida a su obrar racional y libre, siempre presente en su
devenir histórico (universalidad del hecho moral).
Existe un sentido moral en el común de las gentes, producto de un acto
espontáneo de su razón práctica, con el que se formulan las normas morales
que regulan los actos humanos, entendiendo por tales, aquellos que son
realizados con inteligencia y voluntad. Ej.: el sentido moral nos hace ver lo
erróneo de calificar moralmente una persona por un acto realizado sin
inteligencia de su significado y sin voluntad de obtener su finalidad.
La ciencia moral formula las condiciones de la moralidad: discernimiento
de la significación del acto y voluntad libre de realizar el acto, que son los
requisitos para que un acto humano pueda ser calificado moralmente. Fue
definida de diferentes maneras:
 Concepción sociológico-positivista: la considera la ciencia de las
costumbres;
 Quienes la consideran como la ciencia del deber ser.
Deontología proviene de los vocablos griegos “dei” (deber) “on” (ser)
“logos” (ciencia, tratado); es decir que es la ciencia del deber ser. Siempre
hará referencia a la conducta debida, en razón del ser de las cosas. Aludirá
a una ciencia normativa que le propone al hombre las reglas de su obrar
libre a fin de alcanzar su propio bien.

2. Principios generales y partes especiales de la deontología. Noción de


deontología profesional y de deontología jurídica.
El tipo de conocimiento que corresponde a la deontológica es el que se
identifica con el saber práctico, referido a dirigir la acción. Se divide en:
a) teórico: tiene por objeto el ser en cuanto inteligible, es decir, en cuanto
susceptible de ser conocido; y
b) práctico: tiene por objeto el ser en cuanto operable, es pasible de la
acción humana. Siempre tiene por fin dirigir la acción, por lo cual formula
normas a las cuales debe ajustar su conducta.
Debemos distinguir:
 Obrar humano (ética): cuando el saber práctico regula la conducta
de la persona en orden a su propia perfección, el bien del prójimo y
el bien social. Se busca el bien del hombre como tal.
 Hacer del hombre (técnica o arte): cuando dicho saber regula la
producción de cosas. Se busca la perfección de la cosa producida.
Distinguimos 3 niveles:
1- Filosofía practica o deontológica general: tiene por objeto dirigir la
acción pero en forma remota, a través de la formulación de los principios
generales de la actividad moral. Se ordena a dirigir la acción para analizar
y determinar conceptualmente la acción en sus principios más
elementales. Toda la filosofía moral depende del principio supremo "hay
que hacer el bien y evitar el mal".
2- Ciencias prácticas o deontologías especiales: tampoco tiene por fin
producir efectivamente la acción concreta pero la estudia para determinar
sus necesidades más inmediatas. Se aplican los principios generales a un
ámbito de la conducta humana más circunscripta, tratando de llegar con
mayor precisión a la resolución de los problemas específicos q se plantean
en dicho ámbito. En este nivel del saber práctico se encuentran las partes
especiales de la deontología. La deontología general aporta los principios
a las especiales, que son necesarias en virtud de que existen diversos
ámbitos del obrar humano (política, economía, familia, sexualidad,
profesión,...) donde se plantean problemas específicos, que requieren
una mayor aproximación para determinar las reglas de conducta
aplicables a un determinado orden de la actividad humana.
3- Prudencia o saber perfectamente práctico: se refiere a la producción
de la acción en forma inmediata, tomada en su realidad existencial, con
todas las circunstancias que la definen como dato singular. Es el saber
perfectamente práctico por su grado máximo de concreción. Esta realidad
explica el instintivo rechazo por parte del sentido común de la gente,
hacia los juicios formulados por quienes tienen estudios pero no
experiencia. Ocurre en estos casos que, más allá de la mejor o peor
formación académica que posea el opinante, éste suele, por inexperiencia
no tener el hábito de considerar y ponderar debidamente todos los
factores pertinentes que inciden en la realidad existencial, para adoptar
la mejor determinación posible en el marco de las circunstancias
existentes. El sentido común, en cambio, aprecia al hombre
experimentado, dotado del hábito de la prudencia.
Deontología jurídica y deontología profesional: Ambas son partes
especiales de la deontología, procuran un saber práctico a nivel científico.
La deontología jurídica es la que estudia la relación de la moral con el
orden jurídico, que es un orden de conducta con el fin de formular las reglas
éticas pertinentes a las situaciones que en dicho orden se plantean en base
a sus particularidades.
La deontología profesional es la que considera los problemas éticos
comunes a todas las profesiones y luego enfocará los propios de cada
profesión.

3. Objeto y Método de la Deontología.


Objeto: la deontología enfatiza la dimensión práctica de la ciencia jurídica
y de las profesiones jurídicas, realidad que contrasta notoriamente con el
perfil teórico de la enseñanza universitaria (centrada mayormente en leyes
y conceptos). Se propone ser el nexo entre la última etapa del plan de
estudios y el comienzo de la práctica profesional, en lo que hace a cuestiones
de su desempeño.
La enseñanza de la ética de la abogacía debe comprender no sólo una
deontología profesional, sino también los principios éticos generales que
fundamentan objetivamente esa deontología.
Método: la formulación y aplicación de las reglas de conducta requiere de
un método complejo. Tiene cuatro etapas: momento inductivo (1ra. A 3er
etapa) hasta la formulación de la regla de conducta y un momento
deductivo (4ta. Etapa) que se encamina a la aplicación de la norma al caso
concreto:
1) Empírica: mediante la experiencia nos introducimos en el conocimiento
del ser humano. La experiencia del hombre histórico nos pondrá en
contacto con sus usos y costumbres; su Derecho; su religión; su forma
política y en general todas las condiciones de hecho, internas y externas,
de la vida moral del hombre.
2) Analítica: todos estos aspectos relativos a la moralidad que surgen de
la interioridad de la persona y de su dimensión social, pasan a ser
analizados en sus partes, relacionados, sistematizados, de acuerdo al
método de las ciencias descriptivas.
3) Racional metafísica: (aquí se formula el precepto moral-universal) es
en esta etapa dónde el intelecto aplicado a lo real concreto capta,
mediante la abstracción formal, esencias y naturalezas universales y
necesarias. Los principios y conceptos universales, son captados de la
realidad singular y concreta por la razón mediante la abstracción. La
resultante, que es una regla de conducta en su máximo de
generalidad, que será la guía de accionar concreto del Hombre.
4) Empírica: la regla de conducta formulada se dirige a lo operable, hacia
lo concreto (ámbito de la experiencia). Los deberes se cumplen en
función de las condiciones de hecho en las que el hombre desenvuelve
su actividad.

4. Ubicación epistemológica de la Deontología en el saber jurídico: tipo de


conocimiento de que se trata (normativo o descriptivo; especulativo o
práctico; del obrar o del hacer). Explicación de sus distintos niveles
(filosofía, ciencia y prudencia).
La deontología jurídica es una parte especial de la deontología y una materia
auxiliar en el plan de estudio de abogacía. Es concurrente a la formación
integral del estudiante en la dimensión ética de:
a) las conductas que se verifican en la actividad jurídica (relación entre el
orden moral y el orden jurídico); y
b) en la actividad profesional dónde se plantearan problemas éticos
comunes a todas las profesiones y específicos de la abogacía.
Practicidad de la ciencia jurídica:
 En Roma nace la jurisprudencia como el arte de lo bueno y lo
equitativo destinada a favorecer los fines prácticos;
 En la Modernidad, se tendió a concebir a la ciencia jurídica como
una ciencia teórica. Los planes de estudio de abogacía dejan de lado
las materias sobre la práctica de lo jurídico.
 Contemporáneamente, las concepciones teoricistas de la ciencia
jurídica están en crisis.
 En la actualidad, los aspectos prácticos del derecho han sido
revalorizados. Se incluyen en los planes de estudio de Abogacía
materias como deontología jurídica.
Los distintos niveles están desarrollados en pregunta 2.

5. Elementos del Hecho moral


Desde el punto de vista de la conciencia moral “El hecho moral revela
todo un complejo conjunto de elementos racionales (juicios), afectivos
(sentimientos) y activos (voluntad)”.
a) Elemento racional. La moral se manifiesta por imperativos, que
se expresan en preceptos (“no robarás,...). Antes del obrar, en
dependencia del precepto universal, la conciencia determina -mediante
un juicio- que tal acto concreto es bueno o malo, y que, en
consecuencia, debe ser realizado o evitado. Luego de realizado el acto,
la conciencia vuelve a juzgar aprobando o reprochando, según se haya
cumplido o no con lo previamente determinado
b) Elemento afectivo. Antes de obrar, este elemento se manifiesta a
través de los sentimientos de afección al bien y repulsa al mal; de
simpatía y admiración al que actúa bien, de antipatía y menosprecio al
que no lo hace. Después del acto, la conciencia tiene los sentimientos
de alegría y paz interior ante la buena obra o de tristeza, inquietud,
vergüenza, ante lo indebido.
c) Elemento activo. Consiste en la voluntad, manifestada por la
disposición de los medios idóneos para la ejecución del fin requerido
(la obra en concreto).

UNIDAD 2
6. Dirección sociológica positivista. Escepticismo y relativismo. El
positivismo. Augusto Comte, Levy Brühl. La Escuela Sociológica.
Todos decimos que determinadas conductas son buenas y que otras son
malas. El asunto es develar con que fundamento sostenemos esto: ¿existe
un bien moral objetivo capaz de servir de fundamentos a los preceptos
morales? Y ¿de qué modo podemos conocerlo?
El pensamiento humano ha formulado las más diversas respuestas a estos
interrogantes a lo largo de la historia. Agrupando las posibles respuestas en
tres grandes direcciones:
 Respuestas negativas: esta actitud consiste en el desconocimiento
de la existencia de normas morales objetivas, susceptibles de ser
expuestas racionalmente.
1) Escepticismo: el espíritu prefiere balancearse de una a otra
doctrina, comprenderlo todo sin elegir nada. Se pone en duda la
capacidad del conocimiento humano de alcanzar alguna verdad o
certeza.
2) Relativismo (escepticismo moderno): las cosas no tienen un
valor objetivo, su valor lo crean las circunstancias, los intereses,
la consideración social. Rechaza todo lo absoluto. No hay Dios,
alama, hombre ni cosas en sí. Es un estado del espíritu más que
una doctrina. Nada hay de común entre los hombres, no existe
una sola moral, sino tantas cuantos hombres haya.
3) Positivismo sociológico:
Augusto Comte, parte del principio de atenerse solo a los hechos
considerando tales, solamente a los susceptibles de ser captados
por los sentidos y capaces de ser sometidos a una verificación
cuantitativa. No existe una naturaleza humana uniforme, por lo
que no hay principios o reglas de obrar aplicables y exigibles a
todos.
Levy - Bruhl manifiesta que la eticidad es un conjunto de normas
y valores concretos que pertenecen de modo natural a cada
situación histórica y a cada grupo social. La moral no es absoluta
sino relativa, ya que tiene un ámbito determinado y específico, y
solo dentro de él se constituye como absoluta eticidad. Propone
reemplazar a la moral normativa por la ciencia de la costumbre,
que consiste simplemente en estudiar el hecho moral que se da
en la experiencia y en comprobar cuáles son los juicios usuales de
bien y de mal. Durkheim (fundador de Escuela Sociológico
francesa) el hecho moral es puramente social. Los hechos sociales
no pueden reducirse a los individuales puesto que hay modos de
pensar, de actuar, de sentir, externos al individuo. Lo definitorio
es la presión social de los fenómenos sociales colectivos cuyas
raíces son las creencias y las prácticas del grupo social.
 Respuestas positivas:
Empíricas: Utilitarismo (Hedonismo, Eudemonismo,...)
Racionales: Realismo moral

7. Dirección utilitarista. Antecedentes; hedonismo y eudemonismo. El


utilitarismo en la modernidad. J. Bentham.
Las morales empíricas sostienen que nada existe superior al hombre, por
lo que este solo puede buscar en sí mismo el fin y la moral de su acción. Se
fundamentan en un principio que el hombre encuentra en sí mismo por la
experiencia de la vida. Se agrupan en:
 Moral utilitarista: se basa en la idea que el hombre trata de ser
feliz, y que este es el fin de la vida, y esa felicidad reside en el placer.
En la moral griega se distingue: -el hedonismo es la moral del
placer: funda el obrar humano en el goce de lo inmediato.
-el eudemonismo, la moral de la felicidad.
El sistema de Bentham (fundador de la escuela utilitarista) enseña
que todo el problema moral consiste en pesar placeres y dolores,
aumentar el placer, disminuir el dolor. La vida es un negocio; la moral
consiste en hacer ganancias y queda reducida a una cuestión de
aritmética: el bien es el ingreso y el mal el gasto. Además, nos manda
a amar a nuestros semejantes y vivir en buena armonía con ellos,
pues la benevolencia y la simpatía son la fuente de placeres sin
cuento.
 Moral altruista: es representativa la moral de la simpatía
propugnada por Adam Smith. El hombre es esencialmente sociable;
nada nos pesa más que la soledad. El bien es lo que despierta la
simpatía; el mal, lo que provoca la antipatía.
 Moral de la espontaneidad: son un conjunto de morales del
impulso vital o de la naturaleza, muy diversas entre sí, pero
caracterizadas todas ellas por su reacción contra el convencionalismo
de las morales tradicionales y el carácter abstracto de los sistemas
de moral. Ej. moral cínica de Antístenes y de Diógenes.

8. El realismo moral. tesis fundamental. El bien en general. Naturaleza y


finalidad. Bien útil y bien honesto. El bien moral. Bien y felicidad. El mal
Las morales racionales buscan su fundamento, no en un hecho de
experiencia, sino en un principio racional. Dicho principio supone el
reconocimiento de que existe una realidad externa que incluye al hombre,
a la que necesariamente debe atenerse y de la que el espíritu debe extraer
racionalmente, los principios con arreglo a los cuales debe desenvolver su
conducta.
 Moral del deber de Kant: sostiene que la razón humana es una
sola pero puede funcionar de dos modos: cuando busca conocer lo
que es (teórica) o cuando busca conocer lo que debe ser (práctica).
En su funcionamiento práctico elabora y produce normas o
imperativos que son leyes de conducta morales y jurídicas, que
postulan o suponen la existencia del yo, la de Dios y la del Universo.
 Realismo moral: consiste en buscar o proponer una regla de acción
que permita realizar al hombre (bien), mediante la cual realiza su
perfección y alcanza su felicidad. No hay conocimiento verdadero si
no viene de las cosas mismas.
1-Nuestros sentidos se ponen en contacto con realidades concretas,
ej. con Juan;
2-Luego, la inteligencia abstrae el universal, las esencias de esos
entes concretos, ej. concibo que aquel ser es hombre;
3-Después retorno a esos singulares, predicándoles el concepto, ej.
Juan es hombre.
Descubro que todos los entes tienen una finalidad y que tienden a
ella porque es su bien, su plenitud. Todos los seres se mueven hacia
su fin, pero lo hacen de modo distinto. Los animales irracionales, los
vegetales y los animales tienden a su bien, de modo ciego e
inexorable. El hombre, lo hace de manera inteligente y libre.
Bien en general: en primer lugar, debemos consignar que el juicio de bien
y de mal no se aplica solamente a los actos humanos: se aplica a todas las
cosas. El calificativo depende del fin que le asignamos o que cumple esa
cosa. En consecuencia un juicio de bien implica un juicio de finalidad.
Una cosa cumple en mayor o menor medida con su finalidad. Y aquella que
la cumple totalmente la consideramos perfecta. Es decir, se da una
gradación o jerarquía de bien en función de que la cosa cumpla en mayor o
menor medida con su finalidad.
Debe tenerse presente que conocer el fin de una cosa implica conocer su
naturaleza, entendiendo por tal "el conjunto de caracteres que determina
en ser en sí mismo, de suerte que, si le faltare uno de esos caracteres,
cesaría de ser el mismo ser; son pues caracteres necesarios del ser".
Todo ser, en la medida que es, realiza bien aun con deficiencias. Es decir,
aun cuando un determinado ser sea imperfecto, realiza, al menos su propia
esencia, aunque sea en mínima medida.
La Filosofía Tradicional distingue entre el bien honesto (el bien propio del
ser considerado en sí mismo) y el bien útil (que se predica de un ser
subordinado a otro. Ej.: un buen caballo). Estos seres, subordinados a
nuestros propios fines, son calificados como buenos o malos en función de
la utilidad que nos deparan y no considerados en sí mismos.
En cambio, no existe el mal en sí mismo. El mal es un desorden; radica
en la ausencia de un elemento que debería estar o presencia de un elemento
que no debería estar.
Bien ontológico: es el del ser considerado en sí mismo. Todos los seres
tienen una finalidad que les es propia, que deviene de su propia esencia.
Tienen en consecuencia un bien objetivo, con independencia de la
intervención de nuestra subjetividad.
Bien moral: es el bien ontológico, pero realizado libre y reflexivamente.
Tiene una particular trascendencia puesto que, al ser objeto propio de la
acción libre del hombre, es la fuente de los valores propiamente humanos:
todo el valor propiamente humano del hombre radica en el uso que hace de
su libre albedrío.
Bien y felicidad: no se debe confundir bien con felicidad. Esta es el estado
subjetivo del hombre que ha alcanzado su fin. Es el estado que colma todo
deseo. Solo el bien es fin; la felicidad es un resultado en el espíritu. Esta es
subjetiva; aquel es objetivo.

UNIDAD 3
9. La ley moral natural: sus propiedades
Ley moral natural: son los principios que gobiernan la acción del hombre,
en cuanto son conocidos por su razón natural y están basados en el bien
propio de la naturaleza humana. Son considerados universalmente válidos
en razón de que tienden a realizar sus fines permanentes y
consecuentemente tienen valor práctico en todo tiempo y lugar.
Sus propiedades son:
 Autoevidencia. Objetividad. De la misma forma en que los primeros
principios de la razón especulativa le son dados al espíritu por una
evidencia inmediata (p.ej. el principio de no contradicción); así también
los principios del obrar deben sernos dados con una evidencia
semejante". Según Messner: “Se intuyen en forma inmediata, no son
susceptibles de fundamentación, se le presentan al hombre con tanta
certeza y validez como el hecho más cierto de inmediata experiencia
interna.
 Universalidad. Se refieren a toda la extensión de la actividad humana
como tal, y a toda actividad humana, es decir que valen de todo el
hombre y de todos los hombres, por lo que son doblemente
universales.
 Practicidad. Porque enuncian las leyes de la actividad humana. Son el
objeto del intelecto en su función práctica.
 Obligatoriedad. Los principios generales de la moralidad se imponen,
por su dependencia del primer juicio del sentido moral,
independientemente de cualquier intervención positiva. En realidad, por
su adecuación racional al bien propio del hombre, resultan el
fundamento de toda moral positiva y de todo derecho positivo.
 Máxima generalidad. Limitación a una prima directio (no
constituyen un sistema cerrado y completo): El grado de generalidad de
estos principios es el máximo; precisarlos se hace difícil por su misma
generalidad. Son sólo principios de comportamiento, los principios
primarios, absolutamente inmutables y sus conclusiones inmediatas.
Estos principios son inevitablemente generales y por ello vagos y
necesitan ser completados y concretizados. Ello compete a la moral
positiva y al derecho positivo.

10. La virtud. Nociones de las virtudes fundamentales.


La virtud moral es un hábito operativo bueno. Es un hábito, o sea, una
cualidad firmemente implantada; y no es cualquier hábito, sino un hábito
operativo bueno, es decir, que se dispone a operar bien. La virtud se
opone al vicio, que es un hábito operativo malo.
Las virtudes se dividen en:
 Intelectuales: perfeccionan el intelecto
 Morales: perfeccionan nuestras tendencias apetitivas (voluntad y
apetitos sensitivos). Las virtudes morales principales se llaman
cardinales, porque sobre ellas se fundan las demás virtudes
morales.
Las virtudes cardinales son:
a. Templanza: dispone al hombre a no apartarse del debido fin por la
concupiscencia apetito desordenado de placeres deshonestos);
b. Fortaleza: a que no se aparte del fin por temor;
c. Justicia: se trata de querer lo bueno y lo justo. Dispone al hombre a
que no se aparte del debido fin por quedarse con el bien del otro;
d. Prudencia: reside en el entendimiento práctico, su objeto propio no
es el fin de acción humana, sino la determinación de los debidos
medios para llegar a ese fin.
Se clasifican:
 Por razón de su objeto:
-en los medios para alcanzarlo: la prudencia;
-en cuanto bien referente a las operaciones relativas a otros:
justicia;
-en cuanto a las pasiones que impiden alcanzar un bien: fortaleza;
-en cuanto a las pasiones que impelen bienes deleitables: templanza
 Por razón de su sujeto:
-Prudencia reside en la razón práctica;
-Justicia en la voluntad;
-Fortaleza en el apetito irascible;
-Templanza en el apetito concupiscente.

11. La conciencia moral; su naturaleza. Estados de la conciencia.


La conciencia es un juicio o dictamen del entendimiento práctico que
califica la bondad o la malicia de un acto hecho o por hacer. Sus juicios están
basados en primeros principios evidentes por sí mismos e indemostrables.
El primer principio del entendimiento teórico es el de no contradicción:
nada puede ser y no ser a la vez; el primer principio del entendimiento
práctico también es evidente: hay que hacer el bien y evitar el mal.
Para ello, la conciencia juzga de acuerdo con unos criterios anteriores, que
ella no crea, sino que descubre: la ley natural y la ley humana. La conciencia
no es autónoma en el sentido de que no crea su propia ley, pero sí lo es en
el sentido de que nunca es lícito coaccionarla. Su naturaleza es la de un
juicio prudencial que realiza el intelecto práctico sobre la bondad o maldad
de un acto.
Estados en que puede encontrarse la conciencia:
a) En razón del acto:
1) antecedente: juzga sobre un acto que se va a hacer;
2) consecuente, sobre un acto ya realizado.
b) En razón de la conformidad con la ley moral:
1) Conciencia recta, (verdadera), es la que juzga rectamente, de
acuerdo con los principios verdaderos, aplicados al caso concreto.
2) Conciencia errónea, (falsa), es la que, de acuerdo con principios
falsos (estimados verdaderos) juzga sobre la licitud o ilicitud de algo. La
conciencia errónea puede presentarse también en otras situaciones:
Conciencia escrupulosa: la que estima mala una acción, basándose en
razones que no lo son;
Conciencia perpleja: la que por todas partes ve mal, tanto si se decide
por un extremo como si se decide por el otro;
Conciencia laxa: la que no concede importancia a lo que, en sí, es
objetivamente grave y moralmente negativo; si esa laxitud se hace
crónica, hasta el punto de no plantearse problema moral alguno, se habla
de conciencia cauterizada;
Conciencia farisaica o hipócrita: la que concede gran importancia a
asuntos que no la tienen y pasa por alto actuaciones gravemente
inmorales.
c) En razón del asentimiento:
1) Conciencia cierta: es la que juzga con seguridad que una acción es
buena o mala, sin miedo a equivocarse.
2) Conciencia probable: es la que dictamina que un acto es bueno o
malo, pero con temor a equivocarse.
3) Conciencia dudosa es la que pronuncia un juicio positivo o negativo
con prudente temor de equivocarse.
Se puede resumir, entonces, que para la buena actuación moral, es preciso
obrar con conciencia recta y cierta.

12. Los actos humanos; sus condiciones y condicionamientos.


Acto humano es el que procede de la deliberada voluntad del hombre. Se
excluye los actos meramente naturales (la respiración), los físicamente
coaccionados (que llegan a anular por completo la voluntad), los no
imputables (los de enfermos mentales graves, niños pequeños, los
realizados en sueños, etc.).
Condiciones para que se dé un acto moral
 Conocimiento o advertencia: requiere que se sepa lo que se hace
antes de realizar el acto. Impedimentos: ignorancia
-según el objeto: de hecho (ignora que un hecho está comprendido
en la ley) o de derecho (ignora la existencia de una ley)
-según el sujeto: vencible (puede ser vencida) o invencible (no sabe
lo que es y no puede ser evitada)
-según el tiempo: antecedente (precede a la voluntad), concomitante
(acompaña a la acción) o consiguiente (sigue al acto)
 Voluntad libre: Impedimentos: las pasiones (amor, odio, temor, ira,
etc.), la violencia (física o moral) y los hábitos.
Condicionamiento de los actos humanos
Ordinariamente, se justifica la inmoralidad de algunos actos recurriendo a
expresiones como "presión social", "condicionamientos externos". Otras
veces se hace referencia al temperamento (extrovertido, inestable,..), a la
edad, al sexo, etc. En los casos normales, esos factores constituyen
circunstancias atenuantes de la moralidad del acto, por falta de advertencia
y por falta de voluntariedad. Sin duda, los condicionamientos pueden hacer
más difícil el conocimiento de la ley moral o su práctica, pero no convierten
los actos en algo desligado de la moralidad.

13. Determinación de la moralidad de un acto: objeto, circunstancias y


finalidad subjetiva.
Los criterios para determinar si un acto es bueno o malo, también llamados
principios o fuentes de la moralidad son:
1) el contenido o resultado que trae consigo la acción u omisión;
2) las circunstancias que rodean al acto; y
3) el fin subjetivo que pretende el que realiza el acto.
El objeto o finalidad objetiva de la acción. Aquello a lo que tiende
cualquier acción humana es la finalidad intrínseca de esa acción, su objeto.
En cuanto al criterio de moralidad, el objeto de un robo por ej. no es la cosa
en sí robada, sino adueñarse de la cosa en cuanto es ajena, sin el permiso de
su dueño.
El objeto es el primero y principal criterio de moralidad. La cualidad del objeto
se conoce atendiendo a la ley moral. Hay que mirar a la ley moral (natural y
positiva) para saber qué actos son moralmente buenos, malos o indiferentes.
La Circunstancia es una condición que modifica más o menos gravemente
la sustancia del acto moral. No se aplica a las circunstancias que para nada
afectan a la actuación moral. Tienen importancia porque pueden modificar e
incluso cambiar totalmente la calidad del acto. En unos casos disminuyen la
culpabilidad, en otros la agravan. Las circunstancias que afectan el acto moral
han sido clasificadas tradicionalmente así:
 Quién: se refiere a la calidad del agente. No es lo mismo la mentira de un
amigo a otro que la mentira de un testigo en un proceso.
 Qué: designa la calidad o cantidad del objeto. No es lo mismo robar cinco
pesos que un millón.
 Dónde: es la especificación del lugar. El robo en una iglesia de un objeto
sagrado es, además de robo, ofensa a la religión y sacrilegio.
 Con qué medios: el apropiarse con engaño de lo ajeno es estafa; con
violencia es robo.
 Por qué: expresa el fin extrínseco que se pretende con el acto. Esta
circunstancia se confunde con el fin del agente.
 Cómo: indica el modo moral (no instrumental) con el que se realiza el
acto: con pasión, por juego, etc.
 Cuándo: es la especificación moral. No es lo mismo mentir durante una
charla informal con el propio abogado que en el desarrollo de un proceso.
La finalidad del agente. Es la finalidad subjetiva que persigue el agente,
los motivos que lo llevan a obrar así. El fin del agente modifica la moralidad
del acto. Por ejemplo, un acto indiferente (pasear) puede convertirse en
algo bueno si se pretende con ello acompañar a alguien que lo necesite; es
malo si se hace con el objeto de encontrar una ocasión de robar. Un acto
bueno (por ejemplo, ayudar económicamente a otro) puede hacerse menos
bueno si se pretende presumir de ello; o incluso malo, si se pretende sentar
las bases para un chantaje posterior. Finalmente, el fin pretendido con una
acción mala puede disminuir su gravedad (robar para ayudar a uno que
necesita dinero), pero nunca convertirla en una acción buena, ya que el robo
sigue siendo robo a pesar de la "buena" intención del agente. El fin no justifica
los medios.

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