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Texto: Resurrección de Lázaro: Juan 11:38-44

Título: Quitad la piedra


Tema: Oración
Objetivo: Comprometerse a orar por los perdidos y ayudar en su camino a los nuevos creyentes.

Introducción
Todos conocemos la historia de Lázaro, al que Jesús había resucitado. Pero lo llamativo es que Jesús
fue avisado con anticipación que su amigo estaba enfermo, y que corría riesgo de morir. Sin
embargo Jesús no se preocupó por eso, porque Él ya sabía lo que sucedería.

¿Por qué las hermanas de Lázaro mandaron avisar a Jesús que su amigo estaba enfermo?
1. Porque sabían que era una enfermedad para muerte y Jesús era su amigo, como de la familia.
2. Porque a pesar de que la enfermedad era mortal, ellas confiaron que Jesús iba reaccionar e ir a
sanarlo como lo había hecho en otras ocasiones con otras personas.

Sin embargo, Jesús no llegó y perdieron toda esperanza (decayó su fe)


María y Marta creían que Jesús podía sanar la enfermedad de su hermano Lázaro. Pero para tristeza
y desazón de ellas, Jesús nunca llegó y perdieron toda esperanza.

Así cuando Marta (V23) dijo: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.

También María (V32) dijo: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.

Jesús se entristeció, incluso lloró al ver a Marta, María y a los judíos llorando
Jesús se conmueve y se pone triste cuando nos ve tristes, se conmueve y también llora con nosotros,
pero eso no es lo que mueve la mano de Dios.

Entonces, ¿Cómo actuamos ante tales situaciones?


Vamos a ver en la Biblia lo que Jesús mismo nos enseña

I. La prueba de nuestra la fe
Jesús en varias ocasiones probó la fe de María y de Marta.
(V. 23) Tu hermano resucitará.
(V. 25) Yo soy la resurrección y la vida.
(V. 26) Todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente… ¿Crees esto?
(V. 40) ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?

¿Quién debía creer?


Tú, y no el que está muerto, tú debes creer que lo que se había perdido puede ser restaurado.
Tu fe es lo que mueve la mano de Dios.

II. Quitad la piedra (Jesús indignado)


La piedra es todo lo que está obstaculizando tu fe, todo aquello que te hace dudar del poder de
Dios. Todo aquello que te distrae al momento de orar o que te impide orar, todo aquello que
ofrece el mundo y conmueve tu corazón es lo que no te permite una fe plena.

Quita esa piedra, (como María V. 32, se postró) remuévela con ORACIÓN, y si todavía te
cuesta creer lo que Dios puede hacer, dile a Jesús lo mismo que los apóstoles en Lc 17:5
“Señor, auméntanos la fe”.
Tu solo debes creer y tener fe de que Jesús hará, y él hará.
III. Desatadle y dejadle ir
Ahora yo te pregunto: ¿estás orando por alguna persona que quieres que llegue a los pies de
Cristo?

Yo te digo que esa persona en estos momentos está muerta, separado de Dios, camino al
infierno.

Pero el Señor te dice que si crees verás la gloria de Dios. El Señor en su misericordia y por tu
fe sacará de entre los muertos a esa persona y lo llevará a sus pies rendido.

Pero esta persona vendrá a los pies de Cristo así como Lázaro con ataduras, ataduras
espirituales que trae consigo por consecuencia del pecado, y Jesús te dice, desátale y déjale ir.

Quedará en tus manos para que esta persona se afirme en su camino, tú le deberás ayudar a
deshacerse de esas ataduras y cuando esté en condiciones de caminar solo en la fe, entonces lo
dejarás ir para que él también haga lo mismo con otro.

Conclusión
1. ¿Cómo está tu fe?
2. ¿Tienes piedras que tú mismo debes sacar de tu camino?
3. Así que, si tienes todavía ataduras como pecados ocultos, vicios o malos hábitos que no puedes
dejar, falta de perdón, rencores, malos recuerdos del pasado, este es un buen momento para
entregar al Rey de reyes estas ataduras, para que puedas ayudar a otros también en su caminar
con Dios.
4. Oración…
5. No dejes de orar, confía en el Señor y anímate a restaurar vidas con Cristo.
6. Leer y meditar en Salmos 37:3-5

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