La relación entre la Administración Pública y los administrados siempre es de
desequilibrio, porque la primera ostenta potestades que puede ejercer sobre los últimos y que si bien están sujetas a los límites que impone la ley, no deja de ser una situación desigual en el sentido que los administrados no poseen ni recursos ni facultades mayores que el Estado. Esta relación de desequilibrio suele manifestarse en la tramitación de los procedimientos administrativos que como veremos más adelante, tienen por objeto el otorgamiento o reconocimiento de derechos a los administrados o la imposición de sanciones por la comisión de infracciones. Pero como el ejercicio del poder no puede ser absoluto, nuestra legislación en materia de procedimiento administrativo, contiene reglas y parámetros que si bien no equilibran la relación entre Administración Pública y administrados, otorga garantías mínimas para que los derechos de los administrados no se vean vulnerados. Entre estas reglas y parámetros, tenemos a los principios del procedimiento administrativo, escogí este artículo porque prácticamente engloba todos los fines de los demás artículos de esta ley, que sirven como un marco protector para los administrados. En el presente trabajo desarrollaremos los principios recogidos por nuestra Ley Nº 27444. 2. MARCO LEGAL
Los Principios del Procedimiento Administrativo están recogidos por el
artículo IV del Título Preliminar de la Ley Nº 27444 – Ley del Procedimiento Administrativo General.
3. DEFINICION
Como ya hemos señalado, los principios del procedimiento
administrativo tienen por finalidad cautelar los derechos de los administrados al interior de un procedimiento administrativo. Estos principios son criterios o lineamientos de obligatorio cumplimiento para las entidades de la Administración Pública durante el cumplimiento de sus funciones. Como veremos más adelante, el estricto cumplimiento de estos principios garantiza la adecuada protección de los derechos de los administrados. Pero antes de revisar estos principios, es preciso tener en cuenta algunos conceptos previos, como los conceptos de lo que es un acto administrativo y un procedimiento administrativo.
4. EL ACTO ADMINISTRATIVO
Un acto jurídico es aquella manifestación de voluntad que, cumpliendo
las formalidades y requisitos de ley, crea, regula o extingue relaciones jurídicas entre las personas. En el Derecho administrativo, el acto administrativo es aquella manifestación de voluntad de la Administración Pública, ejercida por un funcionario u órgano con competencia, que crea, regula o extingue relaciones jurídicas entre la Administración y los administrados o entre administrados. Veamos cómo lo define el artículo 1º de la Ley N° 27444 – Ley del Procedimiento Administrativo General:
Artículo 1º. - Concepto de acto administrativo
1.1. Son actos administrativos, las declaraciones de las entidades que, en el marco de normas de derecho público, están destinadas a producir efectos jurídicos sobre los intereses, obligaciones o derechos de los administrados dentro de una situación concreta.
1.2. No son actos administrativos:
1.2.1. Los actos de administración interna de las
entidades destinados a organizar o hacer funcionar sus propias actividades o servicios. Estos actos son regulados por cada entidad, con sujeción a las disposiciones del Título Preliminar de esta Ley, y de aquellas normas que expresamente así lo establezcan. 1.2.2. Los comportamientos y actividades materiales de las entidades.
Con esta premisa, el acto administrativo puede estar sujeto a
modalidades, como son las condiciones o los términos, según podemos ver en el artículo 2º de la Ley:
“Artículo 2º.- Modalidades del acto administrativo
2.1. Cuando una ley lo autorice, la autoridad,
mediante decisión expresa, puede someter el acto administrativo a condición, término o modo, siempre que dichos elementos incorporables al acto, sean compatibles con el ordenamiento legal, o cuando se trate de asegurar con ellos el cumplimiento del fin público que persigue el acto.
2.2. Una modalidad accesoria no puede ser aplicada
contra el fin perseguido por el acto administrativo
Ahora bien, un aspecto fundamental en el acto administrativo, al igual
que en el acto jurídica en general, es el cumplimiento de los requisitos de validez, pues ante la falta de ellos, el acto debe ser invalidado y no debe surtir efectos. El artículo 3º de la Ley determina los requisitos de validez del acto administrativo: “Artículo 3º.- Requisitos de validez de los actos administrativos Son requisitos de validez de los actos administrativos:
1. Competencia.- Ser emitido por el órgano facultado en
razón de la materia, territorio, grado, tiempo o cuantía, a través de la autoridad regularmente nominada al momento del dictado y en caso de órganos colegiados, cumpliendo los requisitos de sesión, quórum y deliberación indispensables para su emisión.
2. Objeto o contenido.- Los actos administrativos deben
expresar su respectivo objeto, de tal modo que pueda determinarse inequívocamente sus efectos jurídicos. Su contenido se ajustará a lo dispuesto en el ordenamiento jurídico, debiendo ser lícito, preciso, posible física y jurídicamente, y comprender las cuestiones surgidas de la motivación. 3. Finalidad Pública.- Adecuarse a las finalidades de interés público asumidas por las normas que otorgan las facultades al órgano emisor, sin que pueda habilitársele a perseguir mediante el acto, aun encubiertamente, alguna finalidad sea personal de la propia autoridad, a favor de un tercero, u otra finalidad pública distinta a la prevista en la ley. La ausencia de normas que indique los fines de una facultad no genera discrecionalidad.
4. Motivación.- El acto administrativo debe estar
debidamente motivado en proporción al contenido y conforme al ordenamiento jurídico.
5. Procedimiento regular.- Antes de su emisión, el acto
debe ser conformado mediante el cumplimiento del procedimiento administrativo previsto para su generación.
Otro aspecto importante del acto administrativo, es el cumplimiento de la
forma prevista para su emisión, siendo que la forma también es un elemento que puede determinar la eficacia o ineficacia del acto. El artículo 4º regula la forma de la siguiente manera:
Artículo 4º.- Forma de los actos administrativos
4.1. Los actos administrativos deberán expresarse por
escrito, salvo que por la naturaleza y circunstancias del caso, el ordenamiento jurídico haya previsto otra forma, siempre que permita tener constancia de su existencia. 4.2. El acto escrito indica la fecha y lugar en que es emitido, denominación del órgano del cual emana, nombre y firma de la autoridad interviniente.
4.3. Cuando el acto administrativo es producido por medio
de sistemas automatizados, debe garantizarse al administrado conocer el nombre y cargo de la autoridad que lo expide.
4.4. Cuando deban emitirse varios actos administrativos
de la misma naturaleza, podrá ser empleada firma mecánica o integrarse en un solo documento bajo una misma motivación, siempre que se individualice a los administrados sobre los que recae los efectos del acto. Para todos los efectos subsiguientes, los actos administrativos serán considerados como actos diferentes.
Al igual que la forma, en el acto administrativo también es importante el
fondo. Y el fondo está determinado por dos aspectos, el objeto o contenido del acto y su motivación. Veamos el artículo 5º y 6º de la Ley:
“Artículo 5º.- Objeto o contenido del acto administrativo
5.1. El objeto o contenido del acto administrativo es
aquello que decide, declara o certifica la autoridad.
5.2. En ningún caso será admisible un objeto o contenido
prohibido por el orden normativo, ni incompatible con la situación de hecho prevista en las normas; ni impreciso, obscuro o imposible de realizar. 5.3. No podrá contravenir en el caso concreto disposiciones constitucionales, legales, mandatos judiciales firmes; ni podrá infringir normas administrativas de carácter general provenientes de autoridad de igual, inferior o superior jerarquía, e incluso de la misma autoridad que dicte el acto.
5.4. El contenido debe comprender todas las cuestiones
de hecho y derecho planteadas por los administrados, pudiendo involucrar otras no propuestas por éstos que hayan sido apreciadas de oficio, siempre que otorgue posibilidad de exponer su posición al administrado y, en su caso, aporten las pruebas a su favor.
Artículo 6º.- Motivación del acto administrativo
6.1. La motivación deberá ser expresa, mediante una
relación concreta y directa de los hechos probados relevantes del caso específico, y la exposición de las razones jurídicas y normativas que con referencia directa a los anteriores justifican el acto adoptado.
6.2. Puede motivarse mediante la declaración de
conformidad con los fundamentos y conclusiones de anteriores dictámenes, decisiones o informes obrantes en el expediente, a condición de que se les identifique de modo certero, y que por esta situación constituyan parte integrante del respectivo acto.
6.3. No son admisibles como motivación, la exposición de
fórmulas generales o vacías de fundamentación para el caso concreto o aquellas fórmulas que por su oscuridad, vaguedad, contradicción o insuficiencia no resulten específicamente esclarecedoras para la motivación del acto.
6.4. No precisan motivación los siguientes actos:
6.4.1. Las decisiones de mero trámite que impulsan el procedimiento.
6.4.2. Cuando la autoridad estima
procedente lo pedido por el administrado y el acto administrativo no perjudica derechos de terceros.
6.4.3. Cuando la autoridad produce gran
cantidad de actos administrativos sustancialmente iguales, bastando la motivación única.
5. EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
Pero el acto administrativo, tal como lo hemos visto, no se genera en
forma espontánea, sino que es el resultado de un conjunto de pasos que configuran el procedimiento administrativo.
El artículo 29º de la Ley define al procedimiento administrativo de la
siguiente manera:
Artículo 29º.- Definición de procedimiento administrativo
Se entiende por procedimiento administrativo al conjunto de
actos y diligencias tramitados en las entidades, conducentes a la emisión de un acto administrativo que produzca efectos jurídicos individuales o individualizables sobre intereses, obligaciones o derechos de los administrados.
Ahora bien, para llegar al resultado que es un acto administrativo,
nuestra legislación separa los procedimientos administrativos en dos clases:
Los de aprobación automática y los de evaluación previa, tal como lo
dispone los artículos 30º y 31º de la Ley:
Artículo 30º.- Calificación de procedimientos administrativos
Los procedimientos administrativos que, por exigencia legal,
deben iniciar los administrados ante las entidades para satisfacer o ejercer sus intereses o derechos, se clasifican conforme a las disposiciones del presente capítulo, en: procedimientos de aprobación automática o de evaluación previa por la entidad, y este último a su vez sujeto, en caso de falta de pronunciamiento oportuno, a silencio positivo o silencio negativo.
Cada entidad señala estos procedimientos en su Texto Único de
Procedimientos Administrativos - TUPA, siguiendo los criterios establecidos en el presente ordenamiento.
Artículo 31º.- Régimen del procedimiento de aprobación
automática
31.1. En el procedimiento de aprobación automática, la
solicitud es considerada aprobada desde el mismo momento de su presentación ante la entidad competente para conocerla, siempre que cumpla con los requisitos y entregue la documentación completa, exigidos en el TUPA de la entidad.
31.2. En este procedimiento, las entidades no emiten
ningún pronunciamiento expreso confirmatorio de la aprobación automática, debiendo solo realizar la fiscalización posterior. Sin embargo, cuando en los procedimientos de aprobación automática se requiera necesariamente de la expedición de un documento sin el cual el usuario no puede hacer efectivo su derecho, el plazo máximo para su expedición es de cinco días hábiles, sin perjuicio de aquellos plazos mayores fijados por leyes especiales anteriores a la vigencia de la presente Ley.
31.3. Como constancia de la aprobación automática de la
solicitud del administrado, basta la copia del escrito o del formato presentado conteniendo el sello oficial de recepción, sin observaciones e indicando el número de registro de la solicitud, fecha, hora y firma del agente receptor. 31.4. Son procedimientos de aprobación automática, sujetos a la presunción de veracidad, aquellos conducentes a la obtención de licencias, autorizaciones, constancias y copias certificadas o similares que habiliten para el ejercicio continuado de actividades profesionales, sociales, económicas o laborales en el ámbito privado, siempre que no afecten derechos de terceros y sin perjuicio de la fiscalización posterior que realice la administración.
6. PRINCIPIOS RECOGIDOS EN LA LEY Nº 27444
Teniendo en claro lo que es un acto administrativo y un procedimiento
administrativo, podemos ver ahora como la Ley Nº 27444 recoge en el artículo IV de su Título Preliminar, a los principios que deben ser observados por todas las entidades administrativas.
Estos principios son:
6.1. Principio de legalidad
Según el principio de legalidad, las entidades de la
Administración Pública están obligadas a cumplir con sus funciones en estricto cumplimiento de la Constitución, la ley y al derecho, siempre dentro de los parámetros de las facultades que le han sido atribuidas y según los objetivos para los que les fueron otorgadas. Como vemos, el sentido del principio de legalidad es que los funcionarios públicos procedan de acuerdo a las disposiciones legales aplicables al procedimiento o actuación que estén desarrollando. Asimismo, este principio implica que las entidades administrativas tienen un marco legal dentro del cual pueden desenvolverse, estando impedidas de actuar fuera de los límites de sus facultades o utilizarlas para propósitos indebidos.
6.2. Principio del debido procedimiento
Este principio, derivado del principio del Derecho procesal al debido proceso judicial, implica que los administrados deben gozar de todos los derechos y garantías que corresponden al interior de un procedimiento administrativo conducido conforme a ley, lo que comprende el derecho a exponer sus argumentos, a ofrecer y producir pruebas y a obtener una decisión motivada y fundada en derecho. La finalidad de este principio es la de establecer algunas garantías mínimas que deben presentarse en todo procedimiento administrativo, de tal manera que si alguna de ellas faltara, el procedimiento incurriría en una situación de ilegalidad que incluso puede acarrear su nulidad. Así, la Ley señala tres aspectos fundamentales de este principio. El primero de ellos está referido al derecho de los administrados a exponer su posición y sus fundamentos. Esto es, que no le impida al administrado la presentación de sus solicitudes, contestaciones, descargos, recursos, etc., así como que tampoco se le niegue el uso de la palabra cuando ello corresponda. El segundo aspecto de este principio es el referido al ofrecimiento de medios de prueba, lo que implica que el administrado tiene derecho a presentar, solicitar y a que se actúen los medios de prueba necesarios para sustentar su solicitud o recurso. El tercer aspecto es el referido al derecho de los administrados a obtener una decisión motivada y fundamentada en derecho. Este último aspecto es quizá el más importante del principio del debido procedimiento, pues consiste en el derecho de los administrados a que el funcionario público resuelva su solicitud o recurso con una decisión que contenga los motivos o razones por los cuales se ha emitido en ese sentido.
Asimismo, el funcionario deberá resolver sobre la base de las
disposiciones legales aplicables al caso, por eso es que el principio señala que la decisión debe estar fundamentada en derecho y no en el simple parecer u opinión del funcionario responsable.
6.3. Principio de impulso de oficio
En los procedimientos administrativos existen aquellos que son
iniciados de oficio y aquellos que son iniciados a solicitud de parte. Se dice que son de oficio cuando es la voluntad o interés de la propia entidad la que da a origen al procedimiento, como suele pasar con las acciones de control, los procedimientos de fiscalización, etc. En contraposición, los procedimientos a solicitud de parte son aquellos que se inician como consecuencia de la solicitud, petición o recurso presentado por un administrado. Sin embargo, incluso en los procedimientos iniciados a solicitud de parte, es necesaria la voluntad del funcionario administrativo para que el procedimiento siga su camino y llegue a su objetivo que es la obtención de una resolución final. Para que esto se cumpla, el principio de impulso de oficio dispone que los funcionarios administrativos deben dirigir e impulsar de oficio el procedimiento y disponer que se realicen los actos y diligencias necesarios para el esclarecimiento y resolución de la solicitud o controversia con el administrado. Es decir, que no basta con que el funcionario público admita y realice los actos que soliciten los administrados, si no que, deberá llevar a cabo, por su propia voluntad, las actuaciones que fueran necesarias para resolver el procedimiento.
6.4. Principio de razonabilidad
Según el principio de razonabilidad, cuando la autoridad
administrativa emita una resolución mediante la cual cree obligaciones, califique infracciones, imponga sanciones o establezcan restricciones a los derechos de los administrados, deberá actuar dentro de los límites de sus facultades y respetando una debida proporción entre las medidas dictadas y los fines públicos busca cautelar con su decisión.
La finalidad de este principio es que las entidades
administrativas no actúen de manera arbitraria la emitir sus pronunciamientos, evitando que se dicten medidas o mandatos que excedan las facultades otorgadas a los funcionarios o que, estando dentro de ellas, no tengan una coherencia con los bienes o derechos que se quiere proteger.
6.5. Principio de imparcialidad
En correspondencia con el derecho a la igualdad ante la Ley,
consagrado en la Constitución, el principio de imparcialidad busca que los administrados sean tratados bajo condiciones de equidad, sin ninguna clase de discriminación.
De esta manera, se quiere proteger en igualdad de condiciones
a todos los administrados. Nótese que no se hace referencia a que todos los administrados deban recibir el mismo tratamiento, pues lo que busca el principio de imparcialidad es que no hayan ventajas al interior de un procedimiento que favorezcan indebidamente a un administrado, es decir, que se debe dar un mismo tratamiento a quienes están en igualdad de condiciones y un trato diferenciado a quienes se encuentren en desigualdad.
6.6. Principio de informalismo
Muchas veces somos testigos de las exigencias y formalidades
excesivas que solicitan las entidades públicas para dar inicio a un procedimiento o solicitud. Este exceso en los requisitos que debe cumplir un administrado puede significar una grave afectación a sus derechos, pues se le priva de una protección rápida y efectiva de sus intereses. Para evitar esas situaciones, el principio de informalismo busca que las autoridades administrativas interpreten las normas de procedimiento en sentido favorable a los administrados, facilitando la admisión de sus solicitudes y recursos, y permitiendo la emisión de la decisión final sobre el petitorio del administrado. De esta forma, el principio de informalismo busca que los derechos e intereses de los administrados no sean afectados por la exigencia de formalidades excesivas, siempre que no se perjudiquen derechos de terceros o el interés público.
6.7. Principio de presunción de veracidad
Para evitar revisiones excesivas y fiscalizaciones sobre la
veracidad o certeza de los documentos que presentan los administrados, este principio establece una presunción de veracidad a favor de los administrados, en virtud de la cual, los funcionarios públicos deben asumir que los documentos y declaraciones formulados por los administrados son ciertos.
Claro que la autoridad administrativa tiene la facultad de
realizar controles posteriores sobre la veracidad de los documentos y afirmaciones de los administrados, de tal manera que si se llegara a comprobar la falsedad o inexactitud en alguno de ellos, se tomarán las acciones pertinentes, como la nulidad del procedimiento y la denuncia contra el administrado por los delitos en los que hubiera incurrido.
6.8. Principio de conducta procedimental
Aunque su contenido es algo impreciso, la finalidad del principio
de conducta procedimental es que todas las partes e involucrados en el procedimiento actúen de buena fe y respetando los derechos de los demás sujetos intervinientes. De esta manera, la autoridad administrativa, los administrados, sus representantes, los auxiliares y, en general, todos los partícipes del procedimiento, deben actuar con respeto hacia los demás y con buena fe. Esto implica que las normas que regulan el procedimiento administrativo deben interpretarse de forma tal que no admitan conductas que perjudiquen indebidamente a los intervinientes en el procedimiento.
6.9. Principio de celeridad
Este es uno de los principios que resulta de mayor importancia
en un procedimiento. La celeridad implica la rapidez en el desarrollo del procedimiento, para lo cual se busca que los intervinientes no generen actuaciones o diligencias innecesarias y que no formulen peticiones o solicitudes que tengan por finalidad paralizar el desenvolvimiento del procedimiento.
La celeridad no implica que se deban incumplir los plazos
establecidos por ley, sino que se realicen las diligencias indispensables para que el funcionario administrativo pueda dictar una resolución adecuada y que las actuaciones necesarias se realicen en los plazos precisos, sin mayores dilaciones. Este principio va de la mano con el principio de informalismo, pues la celeridad también implica que no se exijan formalidades o requisitos innecesarios que solo buscan obstaculizar el procedimiento.
6.10. Principio de eficacia
Este principio también está relacionado con el de informalismo
y con el de celeridad. La eficacia implica que los sujetos del procedimiento administrativo deben hacer prevalecer el cumplimiento de la finalidad del acto procedimental, sobre aquellos formalismos cuya realización no incida en su validez, no determinen aspectos importantes en la decisión final, no disminuyan las garantías del procedimiento, ni causen indefensión a los administrados.
Es decir, la finalidad de este principio es que se de una
predominancia al objetivo que se persigue con el procedimiento y no al procedimiento mismo, pues este es solo un instrumento para lograr la satisfacción de los intereses de los administrados.
6.11. Principio de verdad material
La verdad material es el concepto opuesto a la verdad formal e
implica que el funcionario administrativo debe buscar llegar a una resolución que cautele los derechos de los administrados según la realidad de los hechos y no solamente sobre la base de los hechos que se presentaron en el procedimiento. Para tal fin, la autoridad administrativa deberá verificar plenamente los hechos que sirven de motivo a sus decisiones, pudiendo adoptar todas las medidas probatorias necesarias autorizadas por la ley, incluso si se trata de medios no ofrecidos por los administrados.
En el caso especial de los procedimientos administrativos
trilaterales, en los que existen dos o más administrados con intereses contrapuestos, el funcionario administrativo debe verificar por todos los medios disponibles la verdad de los hechos que le son propuestos por las partes, pero sin ir más allá ni sustituir la iniciativa probatoria que le corresponde a cada uno de los involucrados, salvo que se trate de intereses públicos. 5. 7. CONCLUSIONES
Como hemos referido, los principios del procedimiento
administrativo determinan límites en las actuaciones de la Administración Pública y buscan proteger a los administrados para que no se cometan actos arbitrarios. El cumplimiento de estos principios es de tal importancia que su inobservancia puede generar que los administrados interpongan los recursos administrados destinados a revocar o dejar sin efecto los actos administrativos en cuestión.