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Gideon Royal

-¿Por qué estuve de acuerdo en venir aquí?- Me quejo mientras miro


alrededor de la sala llena de gente. Esta fiesta es como un centenar de
personas a las que he tratado desde que tenía catorce años y me di
cuenta de cómo impulsar un paseo desde el garaje de mi padre. La
música es ligeramente mejor desde que la fraternidad puso para un DJ real,
pero la cerveza es mediocre y así son las píldoras.

-Porque hay alcohol libre y mujeres calientes. ¿Qué otro incentivo


necesita?- Cal Lonigan, uno de mis compañeros de equipo de natación,
responde.

-Fué una pregunta retórica.

-¿Has mirado a esas chicas ?, o tienes un medio chub o está muerto en tu


bañador. Hay algunas razones de pie justo allí.- Cal agita su cerveza hacia
un grupo de chicas.

Todos se parecen a mí. Cabellos grandes y volados, vestidos escasos y


zapatos que se atan alrededor de los tobillos. Creo que mi hermanastra
tenía un nombre para ellos. Sandalias romanas Sandalias griegas Mierda,
¿de verdad me importa?

No, no lo hago. Me di por vencido en el cuidado de un tiempo atrás.

Le entrego Cal mi cerveza. -Paso.


-¿Pasas? -responde incrédulo. -¿Qué hay de ella? La asiática en la esquina
es una gimnasta. He oído que puede convertirse en un pretzel.

¿Desde cuándo queremos joder los pretzels? -Un pase duro.

Abro la boca para explicar a Cal que no es una cosa, pero luego decido
callar. Fue expuesto a demasiado cloro cuando era bebé y está
ensuciado con sus procesos mentales. No puedes sostener eso en su contra.
-Es bueno que nades bien y seas guapo, Cal.- Le di una palmadita en la
espalda.

-Crees que soy guapo-, grita. Con los ojos muy abiertos, mira a su alrededor
para ver si alguien lo oye. -Mira, amigo, eres un tipo guapo, también, pero
sabes que no me muevo de esa manera, ¿verdad?.

-De acuerdo -saludo. -De todos modos, estoy fuera de aquí. Esta fiesta es…

Y ahí es cuando la veo.

Su cabello oscuro es lacio-planchado, lo que sé de la experiencia pasada


le toma una hora para hacer. Su rostro está pintado en líneas agudas con
barridos ahumados cerca de sus ojos azules y puntos en la parte superior
de sus labios de arco cupido. Es la máscara que lleva puesta que da a
saber que me dejó. La que dice que está enojada con el mundo y está
lista para sacarla de alguna mala savia.

No sé con cuántos chicos ha jodido ya que ella me dijo que iba a


lastimarme de la misma manera que la herí, pero sé que no lo ha disfrutado
ni siquiera una vez. ¿Cómo puede ella cuando su cuerpo me pertenece,
como el mío le pertenece?
-¿Quién es la dulzura que estás mirando?- Cal pregunta con curiosidad.

-Tócala y mueres, Lonigan,- gruño.

Luego me acerco a descubrir lo que Savannah Montgomery está


haciendo en esta casa fraternidad hellhole cuando ella debería estar
destruyendo los sueños de los estudiantes de primer año en Astor Park Prep.

Algun Sigma se le acerca antes que yo. Él planta un codo por encima de
su cabeza e intenta sacarla antes de que pueda salir de la puerta de
entrada.

Lo agarro por el hombro. -Tu hermano Paul te está buscando.

El camisa de polo, con cara de idiota, parpadea. -¿Paul?

-¿Peter quizá? Parker? Él es tan alto.- Acerco mi mano alrededor de mi


barbilla. -Tiene el cabello rubio.

-¿Quiere decir Jason Pruitt?

-Debe ser.- Le doy al chico un empujón no tan suave lejos de Savannah.

-Tengo que ocuparme de esto.- El idiota hace un guiño a mi chica. -Pero


mantén el lugar contigo caliente. Vuelvo enseguida.

-¿De quién es su hermano Paul?- dice una voz a mi lado.

Maldita sea, Cal. Yo miro alrededor. -¿Qué estás haciendo?


-Tenía que ver qué atrajo la poderosa atención de Gideon Royal.- Él
levanta su gigantesca mano hacia Sav. -Cal Lonigan. Llámame largo.

Ella toma su mano y la sostiene mucho más de lo que me gustaría. -¿Largo?


¿Es uno de esos apodos donde describe lo contrario de la realidad?

Aprieto los dientes. Es un milagro que me quede algún esmalte. He estado


moliendo los molares traseros juntos desde que nos conocimos.

-Nah. Verdad completa en la publicidad. Royal puede confirmarme.


Estamos en el equipo de natación juntos. -Se agacha para besar sus dedos.
-Ahora, princesa, ¿dónde puedo llevarte para que pueda mostrarte lo real
que es mi apodo?.

-Ella es menor de edad- exclamo.

-No lo soy, idiota.- Sav sacude su mano. -Tengo dieciocho años. Y dieciséis
es la edad del consentimiento en este estado, como tu muy bien lo sabes.

-Vete, Cal.- Me niego a llamarlo Largo. -Esta es mía. Conoces las reglas.

Savannah me mira con los ojos como dagas. -No soy tuya.

Cal suspira. -Bueno. Bueno. Pero la siguiente, voy a llamar a los dibs.

No quito mis ojos de Sav. -Tú haces eso.

-No soy un pedazo de carne, Gideon,- me dice. -No puedes marcarme


como si fuera un pavo durante una cacería.
Ignoro esta queja porque algo mucho más importante necesita ser
contestado. -¿Qué estás haciendo aquí?.

Ella sonríe, pero parece dolorida. -Estoy en una visita a la universidad. Estoy
pensando en asistir al Estado.

La mitad de mí se regocija. La otra mitad se revuelve. Ya me odio a mí


mismo, ¿realmente necesito ver un recordatorio de por qué soy un ser
humano miserable que me sigue por el campus? No. No lo hago.

-¿No crees que será doloroso para ti asistir a la misma universidad que yo?.

-¿Por qué? -pregunta ella con frialdad. Si no la conociera tan bien, podría
haberme engañado, pero hay un parpadeo de dolor detrás del acero en
sus ojos.

-Ambos sabemos por qué. Nos mataremos unos a otros.- No importa


cuánta distancia o cuántos cuerpos ponemos entre nosotros, todavía hay
un empate. No podemos negar nuestro pasado y nuestra conexión, no
importa lo difícil que lo intentemos. Pero, cuando nos juntamos, nos
causamos dolor inconmensurable.

-Ya estoy muerta. Tu debes de saber. Tu eres el que metió el cuchillo en mi


corazón.- Ella me empuja, una ola de calor sofocante y magnolias
trituradas, y pronto es tragada por la masa de estudiantes en
aglomeración con sus cuerpos sudorosos uno contra el otro.

-Bro, no creo que le guste mucho.- Mi compañero de equipo aparece


detrás de mí, con una mirada seca en su rostro.
-Eres un verdadero estudiante del comportamiento humano, Cal.

-Sólo digo’. ¿Dónde la conociste por primera vez? ¿Si no te importa que te
lo pregunte?

-¿Dónde más?- Respondo, buscando por ella, pero es demasiado oscuro y


ella no quiere ser encontrada. -En la escuela secundaria.

· · ·

Hace tres años

-Savannah era un estudiante de secundaria torpe. Tipo de cabello extraño.


Ella entró en el décimo grado totalmente cambiada. Gid le echó una
mirada y le dio una palmada en el culo. – Easton Royal, Princesa de papel.

-El año pasado, G-man. Vamos a matarlo,- Hamilton Marshall III, más
conocido como Tres, grita desde el techo solar de mi XXXCAR.

Su novia, Bailey, tira de su pierna vestida de jeans. -Siéntate, tonto. Te vas a


decapitar.

Él se baja del techo a regañadientes. -Sólo me estoy sentado porque me


siento mal por ti, nena. Si mi cabeza fue arrancada, te atormentará por el
resto de tus días y no quiero eso por ti. Tú también, G-man.- Él me alcanza
sobre el asiento trasero para palmear mi hombro.

Junto a él, Bailey resopló. -¡ah! Tú lo deseas. Gideon y yo nos consolaremos


y olvidaremos que alguna vez exististe.
-Di que no es así, G-man.- Tres golpea una mano dramática sobre su
pecho. -No serías un hombre tan sucio.

-¿El código del hermano se extiende hasta la tumba?- Sólo estoy


bromeando. Me cortaría la mano antes de tocar a la chica de Tres.

-Te tengo, boo,- mi hermano Reed le dice a Bailey desde el asiento del
pasajero. Él es tan perezoso que no puede abrir los ojos o levantar la
cabeza del descanso acolchado.

-De ninguna manera. El código de hermano existe incluso en el cielo,


donde estaré observandolos a todos.- Tres apunta dos dedos en sus ojos y
luego los agita hacia el frente.

-¿Entonces estás diciendo que querrías que el amor de tu vida y tu mejor


amigo fueran miserables durante toda su vida porque eres lo
suficientemente estúpido como para sacar la cabeza del techo solar
cuando tu mejor amigo conduce a los ochenta?- Bailey pregunta.

-Noventa,- corrijo.

-Noventa,- repite ella.

Tres frunce el ceño. -Eso no es lo que yo dije.

Reed sonríe.

Entonces querrías que nos reconfortáramos unos a otros. Quieres que


Gideon me esté dando los mejores orgasmos de mi vida porque quieres lo
mejor para mí.
Escondo una sonrisa. Bailey lleva las bolas de tres en su bolso de Prada
mensajero.

-Bzzztt. Tiempo furta-. Tres hace un signo de T con sus manos. -Dibujo la línea
en que obtienes grandes orgasmos de mi mejor amigo, incluso si estoy
muerto. No voy a estar disfrutando de mi vida futura si has terminado aquí
consiguiendo el D grande de G. grande.

De acuerdo, tal vez sólo un saco.

-¿Un extraño es mejor?

-Seguro. Lo que significa que Reed también está fuera de carrera.

Reed agita un dedo de reconocimiento en el aire.

-Deberías conectarte con alguien, Gideon. Es más seguro,- me dice Bailey.

-¿Cómo es eso?.

-Primero, porque entonces no estás moviendo una gran olla gigante de la


competencia. Ya es bastante malo que Easton esté ahora en Astor. Los tres
están haciendo que sea difícil para la población femenina hacer algo. En
segundo lugar, es más sano estar en una relación. No te preocupes por las
ETS o alguna chica haciendo agujeros en el condón. ¿Lo tienes tres?.

-De acuerdo, nena. Bailey lleva un año en control de la natalidad.

-La mayoría de las chicas lo llevan,- dice Reed, sin molestarse todavía en
abrir los ojos.
-¿Qué hay de Abby Wentworth?- Sugiere Tres.

-Ugh, no.- Bailey protesta.

-¿Qué hay de malo con la chica Wentworth?- Le pregunto, mirando a


Reed. Es él quien había estado pasando el rato con ella en la fiesta de
Jordan Carrington hace un par de semanas. -Ella parece agradable.

-Por supuesto, te parece bien. Ella es una de esas chicas que siempre son
dulces y amables con los chicos, pero la atrapas sola y es mezquina y
manipuladora.- Bailey se agarra la nariz. -Peor aún, una chica suena
terrible por incluso quejarse de ella. Como si estuviéramos celosas de ella o
algo así.

Tres agarra el lado de la cabeza de Bailey y la atrae hacia sí en un beso. -


No te preocupes, cariño. No tienes nada de qué tener celos.

-Lo sé-, dice Bailey, dándole palmaditas en la cabeza como si fuera un


buen perro. -¿Qué hay de Jewel Davis? Ella es genuinamente decente.

-Suena aburrido como el infierno-, Reed replica.

Tengo que estar de acuerdo con eso. -No quiero salir con alguien de mi
último año. Hace las separaciones demasiado complicadas.

-Ugh. Bien.- Ella se retira de la mano de tres y se cruza de brazos.

Tres me lanza una súplica de ayuda. Él la odia cuando está cabreada.


Suspirando, pregunto: -¿Cuál es el plan para esta noche?.
Bailey se anima. -Vamos a reunirnos en Rinaldi’s a las nueve y conseguir
helado.

-Bien.

-Estoy ocupado-, dice Reed.

Ocupado, mi culo. Probablemente va a bajar a los muelles para pelear.

-Estaré allí-, le aseguro a Bailey antes de que Tres me envíe otra mirada
lamentable.

Bailey agarra su teléfono y comienza a enviar alertas de texto a todos sus


amigos. -¿Alguna petición en particular? Emilia, Sasha, Jeannette?.

-¿No está Jeanette saliendo con Dan Graber?- Dice Tres. -Vi a los dos
chupandose la cara en la fiesta de Conner Mill en el muelle la semana
pasada.

-¿De Verdad? No tenía idea.- Ella hace una anotación en su teléfono. -¿Y
las chicas de Montgomery?

-¿Chicas? Pensé que sólo esta Shea, y no gracias.- Me estremezco.

-¿Qué le pasa a Shea? -pregunta Bailey.

-Ella corre con Jordan Carrington. Prefiero cortar mi polla que meterla en
alguien de su tripulación.
-No tenía ni idea de que te sentías así por Jordan. Quiero decir, creo que es
una serpiente en la hierba, pero no me di cuenta de que los hombres
vieron nada más que sus tetas perfectas y culo.

-Hey, ¿qué hay de mí?- Tres protestas. -Yo fui quien te contó cómo me
sentía en PE. Aún estoy traumatizado.

Tres de seis-cinco y construido como una casa de ladrillo. El esta asustado


de la pequeña Jordan Carrington, es una broma. Él va a Louisville con una
beca de fútbol completa. Bailey, por supuesto, está inscrita también. Tiene
que proteger su inversión.

-Eso por eso que me tienes, nena.- Ella le acaricia el hombro. -Vale, vuelve
a la lista de invitados. ¿Sí o no las Montgomerys?

-Sí lo que sea. No me importa.- No significa que vaya a dormir con ninguna
de estas chicas. -Invita a quien quieras…

Y ahí es cuando la veo.

Savannah Montgomery

Hace tres años


Cuando el Range Rover negro se mete en el estacionamiento de la
escuela, me aferro al brazo de mi hermana.

-¡Ay, me estás lastimando!-, Grita, y se sacude de mi agarre.

Casi me caigo. Apresuradamente, me levanto. -Él viene-, siseo, alisando mi


cabello.

Shea aleja mi mano. -¿Qué te dije esta mañana? Relájate. Gideon Royal
tiene muchachas que se le lanzan cientos de veces al día. Si quieres
destacar, tienes que actuar como si él no existiera para ti, de lo contrario
serás una de las masas que ruega por migajas.- Ella suspira. -Dios, esto es
tan vergonzoso.

-Entonces vete,- replicó por un lado de mi boca. Tenerla aquí y criticarme


está haciendo muy poco por mi débil autoestima.

-No puedo dejarte. Tengo una reputación que defender, y no voy a dejar
que me hagas caer.- Ella mete su brazo por el mío. -Ahora sonríe para que
todos piensen que la familia Montgomery se ama.-

-Nos amamos unos a otros, imbécil. Además, voy detrás de las cámaras, no
delante de ellas-, le señalé, recordándole mis ambiciones de dirección y
escritura.

-Lo que sea.- Pero ella se aprieta más cerca de mí, y ese estímulo tácito
lleva mi nivel de ansiedad a un nivel soportable.

Gideon está conduciendo, como siempre. Reed está con él hoy, pero no
conozco a los dos en la parte de atrás.
-¿Quién está con Gideon?-, Le pregunto.

-Tres y su novia, Bailey,- Shea dice a través de una falsa sonrisa mientras
saluda a un grupo de chicas a nuestra izquierda. Intercambia besos al aire
y abrazos de luz con un par de ellas, nada demasiado cerca, o la ropa se
arruinará y el maquillaje será manchado.

Ahora lo entiendo, sin embargo. Esta mañana, pasé una hora aplicando
unas mil capas. Sólo mis labios tienen tres colores diferentes. Gradiente está
adentro, Shea me dijo. Vi un video de YouTube en repetición durante cinco
horas para obtener este efecto. Conscientemente, froto mis labios, lo que
me gana un fuerte empujón en el costado.

-Vas a arruinar tu lápiz labial-, murmura mi hermana.

Separo mis labios.

-Ahora te ves como un pez.

Cierro los labios.

Shea suspira. -Esto nunca va a funcionar. Oh, mierda.

-¿Qué?- Miro hacia abajo mi uniforme. ¿Tengo una mancha? ¿Mis


calcetines de rodilla están torcidos?

-No. Cebo de pescado a tu derecha. Sonríe,- ordena. -¡Mañana, Jo! Tali!

-¡Shea!- Dos muchachas corren hacia arriba, sus altos tacones con
elegancia en el pavimento.
-Jo! Me encanta tu abrigo. Es… J. Crew?- pregunta Shea, su sonrisa falsa
llegando a las once.

Tali y yo jadeamos ante el insulto.

Los ojos de Jo se estrechan. -¿Has estado pasando tanto tiempo con los
ocasionales que ya no reconoces una etiqueta decente? ¡Esta es Fendi!-
Agarra a Tali por la muñeca. -Vamonos. No me gusta caminar cerca de los
contenedores de basura.

Jo se aparta, arrastrando a Tali detrás de ella.

-¿Qué fue todo eso?-, Pregunto. La escaramuza había terminado casi


antes de que empezara, y no sé quién tenía la sartén por el mango.

-Cabezas para arriba. El objetivo se acerca-, responde Shea. -Y eso fue


sobre deshacerse de la competencia. Jo ha estado deseando entrar en los
pantalones de Gideon desde que aprendió lo que era un pene.

-Oh. Um, gracias?- Supongo que mi hermana ganó. ¡Qué extraña batalla!

Ella huele delicadamente. -¿Quieres atrapar al tiburón grande? Tienes que


deshacerte de todos los señuelos.- Entonces ella agita una mano para
saludar a Gideon. -Mañana…

Pero una chica llega a los Royal antes de que Shea pueda captar la
atención de Gideon.

“-Oh, Dios, no ella,- Shea murmura con desdén.


‘No es ella’ es Jordan Carrington. Si Astor Park, o como me gusta llamarlo-
Gilipollas-Parque está lleno de depredadores, Jordan es una de las
mayores amenazas de todo. Shea me dijo que en el segundo día de clases,
Jordan tomó una pelea con una de las chicas más populares, Heather
Lange. Las dos se metieron en ella, lanzando insultos que me hizo temblar y
yo ni siquiera estaba allí.

Heather Lange dejó Astor después del Día de Acción de Gracias y nunca
volvió. Supongo que su papá perdió su trabajo y no podía pagar la
matrícula. No conecté a Jordan con la partida de Heather, al menos no
hasta la extraña conferencia que mi padre le dio a Shea y a mí acerca de
ser amable con Jordan Carrington.

¿Por qué? Recuerdo preguntar.

Porque es un pequeño moco vengativo y tiene a su anciano envuelto


alrededor de su dedo.

Desde entonces, Shea la succionó y finge que Jordán camina sobre el


agua, así que no habrá sombras arrojadas hacia la ropa, los bolsos o los
zapatos de Jordan. Y sin duda no interrumpir el ataque de la piraña a los
chicos Royal.

-Buenos días, Gid, Reed-, dice.

-Qué perra.- Shea agarra mi muñeca otra vez y empieza a arrastrarme. -


Vamonos.

Me aferro en mis talones. -No. ¿Por qué?


-No tiene sentido desafiar a Jordan. Deja que se agite y vean cuál es el
Royal que la corta.

-No.- Me doy la vuelta. -No me interesa ningún otro Royal. Quiero a Gideon.

Shea frena hacia atrás. -Esto no es un restaurante. No puedes ir y pedir a


uno de ellos fuera del menú.

Yo la miro. -¿No es eso lo que Jordan está haciendo? ¿Decidir a cuál de los
Royal quiere?

-No eres Jordan.

-Tienes toda la razón, no lo soy, pero no me levante a las cinco de la


mañana y pasé dos horas planchandome el pelo y poniéndome
maquillaje sólo para renunciar antes de haber tenido la oportunidad de
presentarme.- cruzo los brazos sobre mi pecho.

Shea lanza un gran suspiro. -Bueno, pero si Jordan viene detrás de ti, no te
conozco.- Entonces ella levanta la barbilla, tira de la parte inferior de la
chaqueta y planta su mejor sonrisa de club country en su cara.

-Parece que estás en un concurso de Miss Bayview.

-Cállate y sonríe, maniquí-, dice sin mover los labios. -Se están moviendo
hacia nuestro camino

Me doy la vuelta y casi me caigo. Ella está en lo correcto. Gideon está a


sólo unos metros de distancia. Lo suficientemente cerca como para
admirar el ajuste de su camiseta debajo de la camisa de vestir
desabrochada y la chaqueta de uniforme.

Tres le está diciendo algo que le resulta gracioso. El lado de su boca está
hacia arriba. La novia de tres le da una palmada en el brazo. Gideon
oculta su risa llevando una mano a la nariz, pero Bailey lo oye sonreír y le
da una bofetada ligera. Gideon la agarra y la tira bajo su brazo.

-Dios, ella es tan afortunada,- suspiro.

-Sí-, Shea está de acuerdo.

Ambas vemos como Tres lucha para poner a Bailey lejos de Gideon,
diciendo algo en ira burlona mientras Gideon levanta las manos
inocentemente. Todo el tiempo, Jordan estaba caminando al lado del
grupo con sólo Reed poniéndole la menor atención.

Así que tal vez Jordan no tiene competencia, después de todo. Gid no
parece interesado en ella. Dios, es hermoso. Los rayos del sol parecen
seguirlo, siempre y cuando su cuerpo perfecto con la caída telón de fondo
más precioso. Podría mirarlo todo…

Una mancha aparece en mi línea de visión.

-Hey, Shea-, dice la mancha. -¿Quién es ésta?

Estiro la cabeza alrededor de la mancha, pero se mueve, también. Con el


ceño fruncido, miro hacia arriba a la mandíbula cuadrada del alto Aiden
Crowley y sus dos secuaces, tontos muy tontos.
-Es mi hermana.- Shea mueve su cabello sobre su hombro. -Savannah, este
es Aiden Crowley.

-Si lo se. Me alegro de conocerte.- Le extiendo una mano mientras todavía


estoy tratando de encontrar a Gideon. Mierda, nos va a pasar por el
estúpido Aiden.

Apenas noto cuando Aiden toma mis dedos en su mano y da pasos más
cerca de mí. -Guau. Pequeña Savannah Montgomery, toda crecida. La
última vez que te vi, te juro que tenías tirantes y… ¿El cabello diferente?

-Lo increíble que una plancha y un poco de maquillaje hacen.- La voz


dulce y mezclada con veneno pertenece a Jordan.

Me congelo mientras se detiene frente a nosotros. Ella me da una sonrisa


con dientes de miedo, que soporto solo porque Gideon se ha detenido,
también.

-Es una lástima sobre el olor de segundo año-, comenta Jordan. -Eso no es
algo de lo que una buena botella de perfume pueda deshacer.

-Todos lo tuvimos una vez,- amonesta Bailey.

-Pero Jordan siempre ha olido a rosas, ¿verdad?- dice Aiden.

-Mierda,- Gideon tose en su mano.

Jordan le echa una mirada a Gideon mientras pasa el brazo por el de


Aiden. -Si tu lo dices, Addy.
¿Addy? Arqueo una ceja hacia Shea, que me golpea de nuevo en el
estómago. Maldición ¿Cómo se supone que debo levantarme si sigue
haciendo eso? La empujo a un lado, suavemente para que nadie lo note.

Un bufido ahogado me llama la atención. Miro hacia arriba para ver a


Gideon sonriendonos.

-Puedo decir que ambas están relacionadas-, comenta. -Me recuerdas a


mis hermanos ya mí.

-Sí, bueno, no puedo vivir con ella, y mamá dice que no puedes matarlos.-
Me acerco y rizo el cabello de mi hermana.

-Detente.- Ella me golpea la mano y me da una mirada de muerte.

-Sí, hermanos. ¿No son los mejores?- Gideon guiña un ojo.

Mi corazón explota. -L-lo-Lo mejor-, tartamudeo.

Junto a mí, Shea gime. Todo el mundo sonríe. Todo el mundo menos
Jordan.

En cambio, ella pone los ojos en blanco, y se pega el otro brazo en el


interior del codo de Gideon. -Vamos, muchachos-, dice, alejando al grupo
de nosotros. -Estoy pensando en tener una fiesta y me preguntaba si
podrías darme algunos consejos sobre cuánto licor necesitamos. ¿Te dije
que mi padre está trabajando con el agente de Kendrick Lamar? Tal vez
deberíamos hacerle actuar en el Baile de Otoño.

Gideon se anima. -¿Kendrick Lamar? Eso estaría iluminado, Jordan.


-Lo sé, ¿verdad? Su música es tan interesante.- El resto de su conversación
es demasiado tranquila para que Shea y yo la escuchemos.

“¿Realmente conoce a Kendrick Lamar?- Me pregunto en voz alta.

-¿Tal vez? Quién sabe.- Shea se gira y endereza el cuello de mi chaqueta. -


Lo hiciste bien hasta el final. Por favor trata de hablar en oraciones
completas cuando estés cerca de Gideon. Nadie quiere salir con un idiota.

Mis mejillas se calientan. -Gracias, Shea.

Ella ignora mi sarcasmo y me acaricia la cara. -De nada. Vayamos adentro.

Nos volvemos para seguir Jordan y los Royal. En la base de las escaleras,
encontramos a Jordan de pie a un lado sola, escribiendo algo en su
teléfono.

Quiero pasar delante de ella sin decir nada. No hay necesidad de empujar
a la bestia, en mi opinión, pero Shea se detiene.

-Hey, Jordan.

Jordan levanta ligeramente la cabeza, no lo suficiente para mirarnos, pero


lo suficiente como para reconocer nuestra presencia.

-Shea, dile a tu hermana que devuelva la lengua a su boca. Ella se estaba


babeando sobre los zapatos de Giddy.

-Voy a pasar eso de largo,- Shea responde con sequedad, y luego tira de
mi por las escaleras antes de que pueda dejar escapar un insulto.
-¿Giddy? -pregunto incrédula una vez que las puertas de la escuela se
cierran detrás de nosotros.

-Es suficiente para hacerte vomitar,- Shea está de acuerdo. -Pero es lo que
es. Jordan está en la parte superior. No la antagonices, o te irá mal.

Idiota Park se está convirtiendo en la pesadilla que pensé que iba a ser.
Dirijo una mano sobre la cerradura de mi casillero.

Esta escuela está llena de unos cuantos cientos de niños de las mejores
familias del sur. Y por mejor, me refiero a los que tienen dinero. Pero incluso
aquí, hay una jerarquía. Ahí está el dinero viejo, cuyo origen nadie le gusta
reconocer. Luego está el nuevo dinero, que a menudo tiene un lugar de
parto sucio, también. Luego están los estudiantes de becas que están
tratando de casarse con dinero o crear su propio legado horrible.
Básicamente, todo el mundo aquí está tratando de comer el almuerzo de
todos los demás.

Ha sido así desde la secundaria. Supongo que es cuando empezamos a


notar que podríamos separar el uno del otro según el grado de nuevo a la
Mayflower y pudimos rastrear nuestros árboles genealógicos.

Shea y yo venimos del nuevo dinero en la fabricación en lugar de


nacimiento como los Royal. No quedan muchas familias de dinero viejo, al
menos no tienen dinero real. Creo que es por eso que tantas chicas están
entusiasmadas con los cinco hermanos Royal. Es una oportunidad para
pulir el árbol genealógico.
No es por eso que estoy enamorada de Gideon Royal. Y no es porque sea
magnífico, tampoco. No es que su altura, cuerpo musculoso y su cabello
oscuro, pero no es eso, tampoco.

Es porque Gideon Royal, a pesar de su rumor de frialdad, fue amable


conmigo en un momento en que más lo necesitaba. Nunca olvidaré ese
momento. Me robó el corazón y siempre lo tendrá.

Ahora tengo un año con él para encontrar la manera de ganar el suyo.

CAPÍTULO 3
Gideon

Presente
Las luces en la fraternidad empiezan a parpadear una por una como
si fueran velas que se extinguen. Llevo la lata de cerveza a la altura de mis
labios. Savannah está en una de esas habitaciones, sacándose el top,
cepillándose los dientes, metiéndose dentro de las sábanas. Ella siempre
usa unos shorts y una camiseta sin mangas para dormir. Después de que
empezamos a salir, ella se llevó mi camiseta y se apropió de ella.
Me pregunto qué estará usando ahora. De quién será la ropa con la
que está durmiendo.
Me pregunto cuántos chicos habrán visto sus mejillas enrojecidas y
sus hombros descubiertos. Cuántos de ellos habrán trazado la piel por
encima de su pretina y sentido la reverberación de su cuerpo cuando se
estremece.
El sonido de metal arrugándose invade el ambiente y mis dedos se
aprietan alrededor de la lata de cerveza.
—Ella es una hermosa fantasma— Cal observa desde la acera detrás
de mí.
Relajo mi mano sobre la lata y me siento al borde de la acera al lado
de mi amigo. —La más hermosa.
Savannah atrapó mi atención el primer día de escuela. Pero no fue
su aspecto que la hizo destacar. Fue el poco suprimido deleite que había
en sus ojos. Para ella, cada día era una emocionante aventura. Así era
hasta el día en que la rompí, así fue.
—¿Ella te botó?
—Algo parecido
El tararea simpáticamente. —Debieron haber terminado muy mal.
¿Es esa la razón por la que no te has enrollado con ninguna de las chicas
de aquí?
Eso y que empecé a odiar el sexo, pero esa es otra historia que no
quiero tocar, ni siquiera con Cal. Es fácil decir que el corazón roto es la
razón por la que no estoy interesado en conseguir chicas alrededor del
campus.
—Esa es la razón—, afirmo. Agarro otra lata y tomo un buen trago.
Él termina su propia lata antes de coger otra de la caja que
compramos en una tienda calle arriba. —Habían rumores de que eras gay.
—Lo sé—. En la universidad, si no estás follándo chicas en tu tiempo
libre, entonces eres gay. La gente tiende a ser así de binaria. —Lamento
decepcionarte.
—Nah. Siempre supe que era falso. Nunca volteaste a ver mi
asombroso trasero.
—No es cierto— Cuento las ventanas de la casa y me pregunto en
cuál de ellas estará descansando. —Me he percatado de tu culo. Tienes
las nalgas muy desequilibradas.
—¡Qué!— exclama, —Imposible—. Levanta una nalga del suelo para
inspeccionarla.
Me río sobre mi cerveza. —Ejercitaste más tu glúteo izquierdo que el
derecho.
—Tengo que ver esto—. Se levanta y me da su celular. —Tómame
una fotografía.
—¿Y con tómame te refieres a tu trasero?
Coloca su culo en mi cara. —Sí, mi trasero—. Se da una palmada en
su nalga izquierda con una mano mientras que con la otra sostiene su
sudadera. –No hay forma de que mis glúteos sean de tamaños diferentes.
—No voy a tomar una foto de tu culo, Cal—. Empujo su retaguardia
lejos de mi rostro. Está bloqueando mi visión. Otra luz parpadea.
—¿Por qué no? Necesito saber—, insiste. —Eso me va a estar
molestando ahora.
—Tienes puestos tus jeans. La foto no va a mostrar nada más que eso.
—Está bien—. Él empieza a desabrocharse el cinturón.
—Jesucristo, Cal. ¡Qué demonios!— Me paro y agarro la parte trasera
de sus pantalones y la jalo hacia arriba. —Ninguno de nosotros está lo
suficientemente ebrio para esa mierda.
Cruzando la calle, la puerta de enfrente se abre. Ambos, Cal y yo
nos quedamos congelados. Una figura sale y mi aliento queda atrapado
en mi garganta. Mientras camina, lo dejo salir. No es Savannah. Incluso en
la oscuridad, puedo decir que no es ella.
El aire cambiaría si fuera ella. Mi piel se contraería y se volvería difícil
respirar. Las estrellas brillarían aún más y el cielo de la noche sería menos
agobiante...
No. No es Savannah.
En su lugar, es nuestra compañera de equipo Julie Kantor.
—¿Pueden ponerse debajo de la farola? Estamos tratando de
grabar su porno improvisado pero la luz es mala—, grita mientras se acerca.
Cal la saluda con una mano, mientras que con la otra sostiene la
pretina de sus pantalones. —¡Julie! Necesitamos tu imparcial opinión— Se
mueve alrededor y sacude su trasero en su dirección. —¿Mis nalgas son de
diferente tamaño?
Abro una cerveza y se la entrego. —Si no contestas, va a bajarse los
pantalones y pedirte que le tomes una fotografía.
—No voy a detener eso—, dice animadamente y después mueve su
mano en dirección a la fraternidad. —Pero como les dije, muévanse a la
luz para que mis hermanas puedan verlos mejor. No tiene sentido dar un
espectáculo si nadie puede verlos.
—¿En serio?— Cal luce confundido por un minuto.
Le doy un vigoroso movimiento de mi cabeza, pero él está
desgarrado. Julie le dijo que se quitara los pantalones y, generalmente, él
siempre hace lo que ella dice porque no puede pensar por sí mismo
cuando ella está en órbita. Esos dos deberían salir ya. Me recuerdan a Tres
y Bailey.
—No, cariño— suspira. Ella se une a mí en la acera y da unas
palmaditas en el espacio al lado de ella. —Tu trasero está bien. Siéntate.
Él al principio duda pero, predeciblemente, se deja caer al lado de
ella.
—Mi presidenta iba a llamar a la policía y reportar unos
merodeadores sospechosos alrededor de la casa, pero le dije que ustedes
ya estaban sufriendo un castigo cruel e inusual— nos informa Julie.
—¿Es eso cierto?—. Me inclino hacia atrás y trato de descubrir si
alguna de esas figuras oscuras en la ventana pertenece a Sav. Mierda,
¿qué voy a hacer si realmente asiste a esta universidad el próximo año?
Probablemente poner una tienda y vivir afuera de esta fraternidad.
—Has estado sentado aquí bebiendo con Cal por la última media
hora, mirando con nostalgia la sombra de tu ex.
Ni siquiera traté de negarlo. —En realidad no puedo averiguar en
qué habitación se encuentra, así que no he estado mirando su sombra
exactamente. Tú podrías ayudarme señalando la habitación en la que se
está quedando…
—¿Por qué? ¿Planeas escalar las paredes del castillo y enfrentar al
dragón?
—¿El dragón es la ama de casa o su presidenta?
—Ninguna de ellas—. Julie se ríe y toma un sorbo de su cerveza. —
Sería Savannah misma. Estaba botando fuego cuando salí de la casa.
—Ella era, ¿de verdad? Eso me gusta—. El apretón alrededor de mi
cerveza se afloja. O talvez, es la presión alrededor de mi pecho la que se
alivia.
—¿Tu ex furiosa te hace sentir feliz?— pregunta Cal.
—Sav ha sido una persona fría por dos años. Me gusta escuchar que
está molesta. Eso significa que todavía se preocupa.
—Así no es como funciona— mi amigo protesta. —Se supone que
debes hacerla sentir feliz, no enojada. Las personas enfadadas se van y no
vuelven a estar juntos. Mis padres se odian el uno al otro, es por eso que se
divorciaron.
Cal gira hacia Julie. —¿Verdad?
Ella encoge levemente los hombros. —Posiblemente. Tal vez nuestro
chico Gid está delirando o tal vez la chica que está adentro
despotricando en contra del idiota cara de pito que chupa su propio pene,
realmente se preocupa por él.
Los dos payasos se miran el uno al otro. —Nah— dicen al unísono y
empiezan a reír.
Cuando Cal se calma, dice: –Sería grandioso poder chupar tu propia
polla. Creo que no saldría de mi casa. ¿Eso me haría gay? ¿O sería incesto?
Ella pone los ojos en blanco, pero recuesta su brazo alrededor de él.
—Eso sería masturbación.
—Oh, bien. Buen punto.
Dejo caer mi frente sobre el borde de la lata de cerveza. En serio,
este chico necesita una niñera.
—¿Así que Savannah y tu tuvieron algo en la secundaria?—
pregunta Julie.
—Si
—No tienes idea de cuantas chicas se sienten aliviadas de oír eso.
Había un rumor de que eras gay. Al menos si fueras bi, tendrían una
oportunidad.
La mano de Cal se extiende hasta arriba.
Julie suspira. — ¿Si, Cal?
—Si él ya está enganchado con una chica, cómo significa eso que el
resto aún tiene una posibilidad.
En realidad, esa es una buena pregunta. Levanto mi cabeza y miro a
Julie mientras ella responde.
—Las otras chicas creen que cuando logres desengancharte, serás
un buen material para ser novio. Todas adentro suspiran sobre lo romántico
que eres y que eres el único chico que realmente sabe cómo amar a una
mujer. Ese tipo de devoción es rara.
—Estoy preocupado por la capacidad de razonamiento de toda tu
casa si creen que soy alguien que sabe cómo amar. Si lo fuera, ¿estaría
aquí afuera sentado?— muevo mi mano por el pavimento.
—El amor no correspondido es el más romántico— dice ella.
Sobre su cabeza, Cal y yo intercambiamos unas miradas confusas.
—Solo hay una persona que me puede hacer avanzar— le digo a
Julie.
—¿No han pasado años desde que rompieron? Savannah dijo…—
ella se muerde el labio y desvía la mirada.
La agarro del brazo. — ¿Qué dijo Sav?
Ella sacude su cabeza. —No puedo. Va contra el código de chicas.
—Eso es pura mierda— argumenta Cal. —Somos compañeros de
equipo. Los compañeros de equipo son primero.
—Si— reitero. —Los compañeros de equipo son primero. Recuerda
que te dejamos escuchar la banda sonora de La Sirenita en repetición
durante el Viernes de Práctica de Primer año.
—Ni lo menciones— Cal gime. —Esa música es condenadamente
pegadiza.
—Yo quiero estar donde las sirenas están,— Julia canta con los
brazos abiertos. —Yo quiero ver, quiero verlas nadando, haciendo piruetas
en esas…— Ella golpea sus mejillas como si hubiera olvidado las palabras.
—¿Cómo las llaman? Oh, ¡aletas!
Cal cubre su boca con su mano antes de que el resto de las
palabras salgan. —No tenemos suficiente cerveza para resistir toda la
noche— El gira hacia mí. —Rápido. Empieza a cantar otra cosa.
—No. Me lo debes, Julie— insisto. —¿Qué fue lo que dijo Savannah?
Ella suspira, pero termina rindiéndose. —Ella dijo que terminaron unos
años atrás y que si alguien en la casa quería, podía tenerte.
Eso fue un golpe directo. Mire hacia la casa otra vez. Ver a
Savannah en mi territorio me impactó. Ella no se va a acercar a menos de
que yo haga algo al respecto. Cuando ella estaba en Astor Park y yo en la
universidad, era más fácil pretender que no iba a pasar la página, que iba
a venir conmigo y empezaríamos una vida juntos cuando termináramos la
universidad. Pero esta noche se revelaron algunas duras verdades que he
estado evadiendo. Sav es una chica maravillosa y no pasará mucho
tiempo para que encuentre su corazón de nuevo y se lo entregue a
alguien más.
Lo cual está mal, porque su corazón me pertenece. Ella me lo dio
cuando tenía quince y no se lo he devuelto. Ella necesita saber eso.
—Saca tu celular y dile que venga— le pido.
Julio pone los ojos en blanco. — ¿Por qué haría eso?
—Porque eres una romántica.
—No lo soy.
—Julie, nos cuentas historias de como tus calcetines solo pueden ir
acompañadas por su determinada pareja porque se pertenecen el uno al
otro y no pueden estar con otro par porque alteraría el balance del
universo.
—¿Estás diciendo que tú y Savannah son una pareja de verdad?
Levanto mi mano y cruzo mi dedo medio sobre el índice. —Estamos
destinados a estar juntos pero las circunstancias nos han mantenido
separados. Claramente, el hecho de que este visitando mi universidad de
todas las que puede asistir es una señal del destino. ¿Quieres ser quien se
interponga en el camino del verdadero amor?
Ella suspira y saca su teléfono, —Las cosas que hago por ustedes
chicos—. Ella presiona los botones de su celular. Mi ritmo cardiaco se
incrementa. —Oye Lou, ¿Podrías mandarme a Iron Maiden aquí afuera?
Gideon Royal acaba de dictar una sentencia.
Me levanto y empiezo a caminar hacia la puerta, la cual se abre y
una chica es empujada hacia afuera. Una de las chicas en la puerta hace
unos gestos ahuyentándola y después la puerta se cierra en la cara de Sav.
Ella me mira y luego empieza a golpetear la puerta.
—¡Déjenme entrar!— grita. —¡Hay un loco aquí afuera!
Cruzo mis brazos sobre mi pecho. —Traidoras. Yo entraría a otra
fraternidad si fuera tú.
Ella me ignora y continúa golpeando la puerta. Afortunadamente,
nadie en la casa responde. Un par de hermanas se asoman por la ventana.
Las saludo amigablemente mientras que Savannah gruñe del disgusto. Un
minuto después de inútiles súplicas, ella se gira para enfrentarme. La rabia
sale disparada de sus ojos. Mi pulso late un poco más rápido y un poco
más fuerte. Ella se ve tan sexy en estos momentos.
Me acerco pero ella aleja mi mano de un manotazo.
Cruzando la calle, Julia y Cal miran con los ojos abiertos del asombro.
—Patéalo en las bolas—, grita Julia.
—¡Noooo!— lloriquea Cal y luego trata de cubrir sus bolas y la boca
de Julie al mismo tiempo.
—Podemos hacer esto frente a una audiencia o podemos ir a otra
parte—. Doy una mirada significativa al frente de la calle.
—Estúpidas Deltas—. Ella patea la baranda de metal de las escaleras
de la entrada. Ella me fulmina nuevamente, pero es lo suficientemente lista
para saber que tiene pocas opciones. —¿Dónde entonces?
¿Mi habitación? ¿Una isla privada? ¿Marte? Algún lugar en el que no
haya nadie más que nosotros dos? Ella no va a ir para eso.
—Ahí está el café Bean— sacudo mi cabeza detrás de ella. —Está
abierto las veinticuatro horas—. ¿Es decepción lo que veo en sus ojos?
Levanto mis cejas. —O podemos ir a mi departamento.
Ella mete las manos dentro de su sudadera. —Bean está bien.
Sav empieza a caminar enérgicamente por la vereda. Supongo que
imaginé que se lamentaba.
La alcanzo en un par de pasos y la agarro de la muñeca para
guiarla. —Bean está por este camino—, apunto a la dirección opuesta.
—Bien—. Ella se suelta y trata de poner la mayor distancia posible
entre nosotros, yendo tan lejos como pueda caminando por el grass. Meto
mis manos en mis bolsillos para no ceder a la necesidad de agarrarla.
—¿A qué otras casas fuiste esta noche?— pregunto, tratando de
sonar casual en la conversación. Todas las fraternidades están teniendo
fiestas de fin de año.
Ella se tambalea un poco, y yo frunzo el ceño. Había cientos de
chicos hambrientos en cada parada.
—Fui a un par de ellas. No te vi—. En realidad inicié una búsqueda
casa por casa pero no la volví a ver, así que terminé acampando afuera
de la fraternidad en la que escuché se iba a quedar. Resultó ser un buen
plan. Lo tomé como un signo positivo.
—No me quedé mucho tiempo—. Se queda en silencio y luego
pregunta: –¿Qué le dijiste a Julie para que me botaran de ahí?
—La verdad.
—¿Qué? ¿Qué me engañaste? ¿Qué me mentiste? ¿Qué me usaste?
—Que eres mi verdadero amor.
Ella se detiene repentinamente y se gira para enfrentarme. Yo me
detengo también. Ella levanta su mano y me golpea fuertemente. Me
levanto y coloco mi mano sobre mi mejilla.
—No lo lamento—, ella echa humo.
Una lenta sonrisa se extiende por mi rostro. Arde, pero es la primera
vez que me siento vivo en años. Tal vez ella me odie, pero Dios, eso
significa que hay amor al otro lado de la línea, de esa delgada línea.
Froto mi mejilla. —Es bueno tenerte de regreso, bebé.
CAPÍTULO 4
Gideon
Tres años atrás

—Retiro lo dicho. Definitivamente deberías invitar a las Montgomerys—.


Observo el pasillo, deseando tener otro vistazo de Savannah. Ella no está
aquí, pienso que es porque yo soy un senior y ella una estudiante de
segundo año, lo que significa su fila de casilleros está al otro extremo del
edificio.
—Pero acabas de decir que no saldrías con alguien que se junte con
Jordan Carrington— me recuerda Bailey.
—Y no lo haré.
Arruga su frente confundida. —Entonces por qué…— se corta a sí misma.
—¿Estás hablando de Savannah? ¿No es muy joven para ti?
—Las jóvenes son mejores— dice Tres, agarrándome del hombro y
sacudiéndome bruscamente. El no mide su propia fuerza. —Puedes
entrenarlas. Decirle que solo quieres verla los fines de semana y eso si no
tienes otros planes. También le puedes enseñar a no enviar mensajes de
texto durante los partidos de los Tar Heels.
Bailey se detiene, se cruza de brazos, y dispara dagas en dirección a Tres.
Le toma unos cuantos peligrosos segundos para darse cuenta de lo que ha
dicho. Cuando sus despreocupadas palabras se cruzan con la expresión
cabreada de su novia, sus ojos se abren cómicamente.
Levanta ambas manos sobre su pecho, haciendo un gesto de suplicando
inocencia o estupidez. En el caso de Tres, probablemente sean ambas.
—No me estoy refiriendo a ti, bebé. Me encanta pasar el tiempo contigo,
— declara. Luego, se encarga de cavar su tumba aún más. —Me gustan
las chicas experimentadas.
—¿Experimentada?— ella grita. —¡Me estás llamando fácil, Hamilton
Marshall Tercero!—. Ella le golpea en la espalda con su bolso.
—No. No. No. No eres una fácil. Tú eres decente. Muy decente.
Alrededor nuestro, hay jadeos de conmoción. Bailey se pone
completamente roja y Tres luce como si quisiera morirse. Me recuesto sobre
mi casillero y observo el show con diversión.
Tres gira alrededor e introduce la contraseña del casillero de Bailey, luego
saca sus libros para la clase de la mañana. —Déjame llevar estos libros por
ti y acompañarte a clases, bebé.
Bailey no quería saber nada. Ella arranca los libros de sus brazos. —No es fin
de semana, bebé, así que no necesitamos pasar el tiempo juntos—. Ella se
encoge de hombros y se va.
Tres va detrás de ella. —Bailey. ¡Lo siento! Sabes que te amo.
Ella se mete a su salón de clases, dejando a Tres en medio del pasillo con
los hombros caídos.
Abatido, el deambula de regreso a mí. —Gid—, se queja. —¿Por qué no
me golpeas en la boca cada vez que estoy por decir algo estúpido como
eso?
—Porque mi mano estaría adolorida.
—¿Por un golpe?
—Porque dices estupideces como esa todo el día.
Tres hace una mueca. Lo agarro por los hombros y lo llevo a nuestra clase.
Nuestro primer periodo es en el salón de estudio, lo cual es bueno ya que
no soy una persona mañanera.
—No te preocupes, hombre. Ella estará de vuelta en tu regazo para la hora
del almuerzo.
—Tengo el segundo y tercer periodo con ella—, se queja. —Va a estar
mirándome todo el tiempo.
—Mejor es tener su mirada furiosa sobre ti a que no te dirija la palabra.
—El trato silencioso es el peor— acepta. —¿Estás seguro sobre esa chica
Savannah? Dejando las bromas a un lado, ella es joven, y si la persigues,
ella se convertirá en un blanco.
—¿Para quién?
—Chicos que querrán decir que la hicieron suya primero. Chicas que
estarán celosas de tu atención. Ya sabes como es este lugar—. Extiende
sus brazos. —Serpientes a la derecha. Buitres a la izquierda.
—¿Qué depredador somos nosotros?
—¿Serpientes?
—Yo prefiero buitre. Al menos estaríamos arriba en el cielo.
—Vez. Incluso tú quieres tener la ventaja.
Suspiro. —¿Desde cuándo las citas se volvieron tan complicadas?
—Mantente en tu propio carril—, me aconseja mientras llegamos al salón
de estudio. —No tiene sentido arrastrar a una pobre estudiante de
segundo año a la arena, especialmente si no vas en serio.
Dentro del salón, saludamos con la cabeza a unos compañeros y luego
dejamos caer nuestras cosas en la mesa de la esquina, en la cual Dane
Lovett se encontraba recostado. Sus libros están abiertos, pero él está
ocupado escribiéndole a alguien.
—Estoy pensando en dar una fiesta esta noche. Tipo un día de apertura,
bienvenida de vuelta a clases o algo así—. Dice sin mirarnos.
—Nah, vamos a ir a Rinaldi—, dice Tres.
—Aburrido— entona Dane.
—¿A quién invitarás?— pregunto, mis pensamientos regresan a Savannah
Montgomery. Sus ojos pardos están atrapados en mi mente. No sé si alguna
vez he visto a alguien mirarme con esa adoración. Fue…encantador.
—Los de siempre—. Menciona unos cuantos nombres.
—Deberías invitar a las Montgomerys.
Tres levanta sus cejas, preguntándome si estoy hablando en serio. Encojo
los hombros. No lo sé, pero me gustaría volver a verla.
—¿Shea?— Dane asiente con la cabeza. —Claro—. El empieza a teclear
algo y de pronto me mira. —Espera. ¿Montgomerys en plural? ¿Hay más de
una?
—Hay una hermana— dice Tres.
Dane hace una mueca. —¿La hermana de Shea no está en la escuela
media?
—Nop. Es una estudiante de segundo año. Es su primer día aquí.
La expresión de Dane se ilumina. —Oh, genial. Carne fresca. Me encanta—.
Saca su lengua y hace un guiño.
Tres hace un gesto de corte a través de su garganta, pero Dane no lo nota.
Él está muy ocupado mensajeando.
—No hay nada como tenerlas cuando están ilusionadas— continúa —Así
ellas tienen cero expectativas y puedes hacer lo que quieras con ellas—.
Me mira —¿Cómo dices que se llamaba la hermana?
Coloco mi mano sobre la pantalla de su celular. —Ella no es para ti.
Dane se paraliza. —¿Qué?
En ese momento, Tres cruza los brazos sobre su pecho y me observa con
asombro. Y ni siquiera me interesa. Tomé una decisión. Soy lo
suficientemente serio, porque la idea de Dane poniendo una de sus sucias
manos sobre Savannah no me sienta bien. Ni un poco.
—Ella no es para ti—. Retiro el celular de su agarre y lo coloco en la mesa.
—Encuentra a otra chica. Savannah Montgomery está fuera del mercado.
—¿Desde cuando?
—Desde ahora.
—¿Tu?— agita su cabeza incrédulo. —¿Alguna vez te enrollaste con
alguien más joven que tú? Creí que te gustaban las universitarias porque
sabían lo que hacían y había menos probabilidades de convertirse en una
persecución grado cinco.
Pasé un dedo sobre mi nariz. Eso suena como algo que hubiera dicho.
Tres golpea el respaldar de mi silla. —Además, hace media hora estaba
diciendo que iba a ser un monje este último año porque no quería lidiar
con ningún lloriqueo cuando se vaya.
Dane me inspecciona por un segundo y luego coge su celular,
aparentemente cree que no estoy hablando en serio. —¿Estás dentro o
fuera esta noche?
—Fuera
—¿Por qué? Le acabo de escribir a 5 personas que vas a estar ahí.
—Nos vamos a encontrar en el Rinaldi— le recuerda Tres.
—Entonces ven después. La fiesta recién estará comenzando.
—Le preguntaré a Baile—, dice Tres.
—¿Tienes que preguntarle a Bailey antes de ir a cagar?— se queja Dane.
Atrapo el brazo de Tres antes de que aterrice su puño en la cabeza de
Dane. Nuestro amigo vuelve a seguir texteando.
—¿Qué tiene esta chica Savannah que te gusta mucho?— murmura
mientras sus dedos se deslizan por las teclas. —Si es hermana de Shea,
entonces es probable que la chica sea fría y manipuladora como el
infierno.
Estiro mis piernas, doblo mis brazos detrás de mi cabeza, y cierro mis ojos
para evocar el rostro de Savannah. No había nada frígido en ella. Al
menos no cuando me miró.

#
En la casa de Dane había unos cuantos coches estacionados alrededor
que resultaba casi imposible llegar a la puerta principal.
—Solo estaciónate en el césped—, gimió Bailey. —No quiero caminar—
coloca su pie en uno de los apoyabrazos. —Estoy usando unos Louboutins
de cuatro pulgadas. Mis suelas se van a rallar.
—Yo te llevo bebé— se ofrece Tres.
Hago una maniobra por la entrada hasta estacionar el Range Rover en el
césped. Tres salta afuera e inmediatamente corre al lado de Bailey. No le
pregunto por qué está usando zapatos con los que no puede caminar,
porque su respuesta será que a Tres le gustan. Esa es su respuesta desde el
primer momento en el que empezaron a salir. Si ella lleva los pantalones en
la relación, es porque está un 100% comprometida en hacerlo feliz.
Él la jala fuera del auto, sus piernas cuelgan sobre un brazo y su cuerpo
está acunado en el otro. —Mierda, bebé, te ves muy ardiente esta noche.
Podría comerte.
El acaricia su cuello mientras ella chilla agradecida. El sonido envía un
extraño remordimiento dentro de mi pecho. Meto mis puños dentro de los
bolsillos de mi jean y camino hacia la puerta trasera. Estamos a principios
de otoño, lo que significa que cualquier fiesta que Dane esté dando se
realizará afuera en la piscina.
Efectivamente, una multitud de cien o más personas estaban reunidas en
el patio trasero. Palmoteo algunas manos, espaldas y traseros mientras me
abro camino en medio de la multitud.
—¿Cola o sprite?— Dane coloca dos botellas en mi mano.
Hago una mueca. —¿No hay cerveza?
—Solo hay bebidas combinadas esta noche. Los siento.
—Sprite entonces—. Cola significa ron, y no quiero bebidas dulces. Entrego
la botella de cola a Beiley que está detrás de mí. Observo los rostros y
marco los que ya conozco hasta que encuentre a la chica por la que he
venido. Ella no me ha visto todavía; está ocupada conversando con un
chico que no conozco. En efecto, hay muchos idiotas alrededor de ella.
Pongo una mirada acusadora sobre Dane. —¿Se te ocurrió mencionarle a
alguien mi interés por Savannah?
El encoge los hombros. —No lo sé. De repente se me escapó.
—Seguro que si—. Idiota.
—Mira, nuestro último año va a ser aburrido como el infierno. ¿Qué hay de
malo en tener nuestro propio entretenimiento?—. Desliza un brazo a través
de mi hombro.
—Tienes unos pasamientos del culo, Dane.
—Lo sé. Y soy muy viejo para hacer algo al respecto.
Quito su brazo y sigo de frente, pisando algunos dedos en mi camino hacia
Savannah, Shea, y la serpiente, Jordan. Hay otro par de chicas sentadas
ahí, pero no me interesa recordar sus nombres.
Leighton Park está sentado al final del diván en el que Savannah y Shea
están sentadas. Le toco el hombro. Me mira enojado, un porro sobresale
por el costado de su boca.
—Muevete—, le ordeno.
El parpadea un par de veces antes de dar una profunda pitada. —Me
gusta aquí—. Da una palmada en el cojín, colocando su mano
peligrosamente cerca al trasero de Savannah. —El paisaje es agradable.
Ajusto mi mandíbula.
Detrás de mí, puedo sentir los ojos de la mitad de mi clase. Así que quieren
un espectáculo ¿eh?, quien soy yo para negarles eso.
Le arranco el porro a Leighton y lo arrojo a la piscina. Eso lo hace sacar su
culo de la silla.
—¡Imbécil!— el grita, y luego, como estúpido, se zambulle en la piscina
detrás de su porro.
—¿Qué tan drogado está?— le pregunto a las chicas.
Todas encogen los hombros, a excepción de Savannah, quien responde:
—solo lo encendió.
Le hago una señal a Dane para que se acerque. —Puedes darle esto de
regreso cuando se haya arrastrado a si mismo fuera de la piscina.
Le extiendo el porro aún encendido que pretendía tirar en el wáter, y luego
tomo el lugar que Leighton acaba de dejar libre.
Las chicas me miran sospechosamente, pero, nuevamente, es Savannah la
única que tiene las bolas –no, los ovarios- para decir algo.
—¿Todo porque querías el sitio de Leighton? Podía haberme movido.
Shea pega su mano contra su rostro ante la torpeza de su hermana,
mientras Jordan se burla. —Esa es la razón por la cual los estudiantes
inferiores no deben mezclarse con nosotras. Eres muy estúpida para vivir.
A Savannah se le cae la cara de vergüenza. Jesús, Jordan es una víbora.
Estoy por tomar a Savannah de la mano y llevármela lejos, pero las
palabras de Tres regresan a mi mente. Él me dijo que salir con ella la
convertiría en un blanco, y tenía razón. Los chicos estaban todos sobre ella
cuando llegué, y Jordan está preparando un pozo para que Savannah
caiga en él.
Huir no está en mi naturaleza. Soy Gideon Royal, heredero de una enorme
fortuna. Suelo obtener siempre lo que quiero, y la quiero a ella.
Pero tal vez, solo esta vez, debo pedir su permiso primero. A pesar de su
edad, Savannah creció en este mundo. Ella tiene que saber que eres el
depredador o eres la presa. Así que decidí dejarla hacer su elección.
Sonriéndole, volteo mi mano y pongo la palma arriba. —Ya estoy cansado
de este lugar. ¿Quieres ir a dar una vuelta?
CAPÍTULO 5

Savannah
“¿Y tomaste su mano?” pregunta Kira desde su escritorio, en donde está
dejando caer la crema de noche por su rostro. Las orejas de conejo sobre
su vincha se mueven mientras habla. Eso produce una leve sonrisa a mis
labios.

“Por supuesto que lo hizo. No estaría aquí llorando si lo hubiera rechazado.”


Jisoo coge un poco de crema antes de lanzarme el frasco.

Atrapo el pequeño recipiente con una mano y deslizo la parte de atrás de


mi otra mano sobre mis mejillas. Aunque Jisoo había dicho que estaba
llorando, no me había dado cuenta hasta que noté mi mano húmeda.

“Tomé su mano”, le confirmo. Rápidamente, desenrosco la tapa y


empiezo a deslizar la crema por mi rostro pegajoso. Odio que él aun
consiga ponerme así.

Después de que le diera una bofetada a Gideon y huyera de ahí, dos de


mis futuras hermanas de fraternidad se encontraban esperándome en la
puerta. Ellas vieron mi rostro afligido y me llevaron al tercer piso.

Una vez arriba, Kira sirvió tres vasos de vino, Jisoo elaboró una kit de spa, y
las dos me acosaron hasta que empecé a hablar. Jisoo dijo que las
confesiones son buenas para el alma. Tal vez sea cierto. Me siento mejor
ahora que cuando lo vi por primera vez en la fiesta.

“¿Si pudieras retroceder el tiempo, lo volverías a hacer?” pregunta Jisoo.


Respiro profundamente y trato de actuar como si ya hubiera terminado de
llorar por Gideon Royal.

“Tienes coraje.”

“La fortuna favorece a los valientes”, bromea.

Encojo mis dedos en mis palmas. “¿Mis sentimientos son una especie de
juego para ti? ¿Te has convertido en un pedazo de mierda tan
degenerado que te gusta hacerme sentir miserable?”

Levanta su mano para retirar el pelo de mi rostro, retrocedo fuera de su


alcance. Su mano permanece en el aire antes de regresarla a su sitio. “No.
Jamás me gustaría hacer eso. Cada vez que tu estas triste, yo estaba triste.
Cada vez que tú llorabas, yo lloraba. Llegué al punto en el que ya no
podía soportar ese dolor, así que me apagué. Justo como tú lo hiciste.”

“No te hagas la victima aquí, Gideon. Esto nunca fue sobre mí. Tus
sentimientos siempre fueron primero. La cosa con ustedes los Royals es que
piensan que su dolor y su pérdida y su trauma son mucho más importante
que el resto del mundo. Como si nadie pudiera entender cómo se siente
ser ustedes.” Cierro mis ojos disgustada. “Si dejaran de pensar por un
minuto que el mundo gira alrededor de ustedes, tal vez no actuarían de la
forma en que lo hacen.”

“Pienso en ti cada minuto del día. Cada minuto del maldito día. ¿Qué
necesito para que me perdones?”

“Nada.” Todo. “Ya no te quiero más. Si, aún estoy molesta. Si, sigo dolida.
Pero nada de eso me hace querer estar contigo de nuevo. Ya no soy la
niña tonta que se enamoró de ti hace tres años. No esperes por ella,
porque no volverá.”

Sacude su cabeza. “No. Ella nunca se fue. Aún sique ahí. Te dejé antes. Lo
sé. Nos causé a ambos muchísima miseria, pero ya se terminó. Estoy harto
de huir. Estoy harto de dejarte.”

“Pero aún no has terminado de herirme,” digo con resentimiento.

“¿Entonces por qué has venido aquí?”


“Siempre estuvo en mis planes, Gid. Tú sabías eso. Conversamos sobre
cómo esta escuela era la mejor del estado para estudiar teatro y cine. No
voy a dejar que una pequeña cosa como un ex me aleje de mis sueños.”

El asiente con la cabeza. “Está bien, entonces. Te veré por ahí.”

Mete sus manos en los bolsillos y se gira para irse.

“¿Eso es todo?” pregunto incrédulamente. “¿Has hecho que me echen de


mi futura casa solo para que me dejes aquí en la acera?”

Me da un animado saludo. “Te veo luego, Savage.”

Mi apodo en su lengua llena a mi estúpido corazón de nostalgia. Mi palma


empieza a picar, no porque duela, sino porque quiero golpearlo una y otra
y otra vez.

“Me gustaría poder decirte que lo hubiera rechazado, pero no creo que
pueda. Es decir, mírame esta noche. Me fui con él. Lo dejé llegar a mí.” Me
dejé caer hacia atrás sobre la cama.

“Hey. Todas tenemos chicos que nos hacen actuar como tontas,” dice Kira.
Jisoo asiente con la cabeza. “Durante el semestre de verano en mi primer
año, me enamoré perdidamente de un chico de mi clase de literatura.
Tenía cabello largo y los ojos más verdes. Me enteré que estaba en una
banda. Obligué a Kira a conducir hasta el centro de la ciudad donde
estaba el estudio en el que practicaba, pero no entré. En vez de eso, me
senté en el carro y tomé espeluznantes y acosadoras fotos con mi celular.”

“Yo me uní al equipo de futbol bandera con los Sigmas porque me


gustaba mucho un chico, y odio los deportes,” dice Kira.

“Eso me hace sentir ligeramente mejor,” admito a regañadientes.

“¿Fueron muy crueles contigo esas chicas de secundaria?” pregunta Kira,


acercándose para sentarse al lado mío sobre la cama.

“Algo. Un par de ellas estaban muy celosas. Pusieron basura en mi casillero.


Después, un grupo de chicos que aspiraban ser como Gideon lo limpiaron.
Fue muy difícil tener verdaderos amigos, porque no tenía idea de quien me
odiaba o a quien le agradaba. Pero no me importaba, porque lo tenía a él.
Y por un tiempo, fuimos realmente felices.”

Jisoo deja de sobarse el rostro. “¿Entonces cuándo fue que se apartaron?”


“Cuando su madre murió.”

Tres años antes

Examino el rostro pensativo de Gideon. Ha pasado los últimos diez minutos


viendo afuera de la ventana. Ha estado actuando así desde hace un par
de semanas. Shea me ha dicho que no lo presione. A los chicos no les
gusta hablar de sus sentimientos.

Dejo mi cuchara al lado del tazón de helado a medio comer y agarro mi


teléfono.

¿Dónde estás? Le escribo a Shea.

¿Dónde crees? En la casa de la bruja. Estamos teniendo una fiesta. Nos


estamos divirtiendo.

Ella puntualiza el mensaje con el emoji de ojos en blanco en caso de que


no capte el sarcasmo que desprende en cada palabra.
Gideon está en lalaland otra vez.

Ni siquiera te acerques. Si él quiere contarte, lo hará. No lo presiones o se


alejará de ti. Relájate Sav.

Estoy relajada!!!

No me !!! Si no te gusta mi consejo, entonces no me escuches. Reed está


acá. Dios, odio a estos Royals. Todo el mundo está besándole el trasero.
Odio que estés saliendo con uno de ellos. Ya es suficientemente malo que
tenga que salir con la bruja.

Sonrío. Shea es probablemente la única chica en Astor que no ama a


ninguno de los hermanos Royal.

“¿Qué es tan divertido?”

Levanto mi cabeza y veo a Gideon observándome. Volteo mi pantalla


hacia él para que pueda ver que me estoy mensajeando con Shea.

“Mi hermana está en la casa de Jordan. Dice que tu hermano está ahí.
¿Quieres ir?”
“¿Tu sí?” golpea el costado de mi tazón. “¿o quieres terminar el resto de tu
helado?”

Lo último que quiero hacer es ir a la casa de Jordan. Sonrío, creo que es


porque Shea dice que yo sigo el ejemplo de Gideon. Tiene sentido. Él es un
senior. Yo soy una humilde estudiante de segundo año. Dos meses saliendo
con él y todavía estoy mareada de la incredulidad. Mi rostro estaba negro
y azul por estar pellizcándolo mucho. “Estoy para lo que sea que quieras.”

Hay una leve frialdad en su expresión, como si le hubiera decepcionado


de alguna manera, pero luego él sonríe con su hermosa sonrisa y pienso
que debí habérmelo imaginado. Él rebusca en su bolsillo y saca un montón
de billetes. “Vamos donde Carrington entonces”.

El extiende su brazo y me hace un gesto para que lo siga hacia fuera de la


puerta. Agarro mi bolso y doy un paso hacia adelante. Un ataque de
valentía se apodera de mí, y me detengo.

“¿Qué pasó?”, me pregunta. “¿Aún tienes hambre? Creí que ya habías


terminado.”
“Creo que la pregunta es, ¿tú ya terminaste?” no soy tan valiente para
mirarlo a los ojos, pero lo saco.

Fuera de la esquina de mi ojo, lo veo echar un vistazo a su postre sin comer.


“Si. Tuve una gran cena."

Me desinflé inmediatamente por su malinterpretación y empieza a caminar


hacia la salida otra vez. ¿Fue deliberado? ¿Está tratando de evitar de
responderme o en verdad pensó que estaba hablando de nuestros
tazones de helados derritiéndose?

Hay una brecha entre nosotros. No importa que tan cerca estemos
físicamente, aún hay un espacio y no sé cómo eliminarlo.

O tal vez la verdad es que tengo miedo de superar el miedo a ser


rechazada. Paso una mano por mi cabello y volteo el extremo sobre mis
hombros. ¿Esa no es la razón por la que he pasado muchas horas en la
mañana alistándome? Si Gideon viera a la verdadera yo—de cabello
rizado, sin maquillaje y emocionalmente necesitada, él huiría rápidamente.

“Te vez linda esta noche”, comenta al momento en el que llegamos a la


puerta.
“Gracias”.

Él se ríe. “Tan formal. ¿Estamos en el club campestre?” El lleva su brazo


alrededor de mis hombros.

“¿Qué quieres que te diga? ¿Ya lo sé?”

“¿Por qué no?” Se inclina y roza su nariz con mi cabello. La brisa de otoño
es fría, pero no es el clima lo que produce escalofríos por mi columna
vertebral. “Sería la verdad”.

Mis párpados se agitan. Tragarme mi inseguridad vale la pena si tengo


estos momentos.

“¡Oye, Gideon!” Una voz aguda interrumpe el ambiente. La voz le


pertenece a una hermosa rubia que me resulta vagamente familiar. Creo
que es una senior.

Su muñeca estaba sobrecargada con tres brazaletes de oro que tintinean


cuando se mueve hacia nosotros. No, hacia Gideon.

“Hey, Rhiannon,” dice Gideon.


“Hay una fiesta en casa de Jordan. Deberías venir.”

Su top era de hombros descubiertos y caía peligrosamente por debajo de


sus senos. Miro su pecho con envidia.

“Nos dirigimos ahí,” dice y suavemente me empuja hacia adelante.

No me había dado cuenta de que había dejado de caminar.

Rhiannon mueve sus ojos sobre mí y luego su atención regresa a Gideon.


“Cuando termines con el jardín de infantes, ven y búscame.”

Tal vez no sea capaz de abrirme con Gideon, pero en el corto tiempo en el
que estuvimos saliendo, aprendí que tengo que hacerme valer frente a las
demás chicas o sino van a pretender que yo no existo. Y aprendí que el
contraatacar divierte a Gideon.

Así que le sonreí y canturreo, “si él te quisiera, no estaría parado al lado


mío.”
Rhiannon frunce el ceño. “Por favor, niña. La única razón por la que está
contigo es porque haces lo que él quiere. Algunas de nosotras tenemos
estándares.”

“¿En serio?” arrastro mis palabras. “Porque tú eres la que para rogando las
sobras de su atención. Siento lástima por ti. Intenta perseguir a un chico
que no esté ocupado. Podría ser mejor para ti.”

Agarré a Gideon de la mano y tiré de él hacia adelante, donde estaba su


Range Rover.
“Savage, Savannah,” susurra mientras abre la puerta del carro.

Mis mejillas están calientes y me siento mareada. El teléfono de Gideon


suena una vez que me siento.

“Es mi mamá,” dice y levanta un dedo indicando que debería esperar. “¿Sí?
¿Nadie más está en casa?” el escucha. “Yo puedo ir. Savannah está
conmigo. Estaremos allí en un segundo.”

Asiento impacientemente. Nunca he estado en la casa de Gideon y estoy


muriendo por ir.
“¿Oh? No, supongo que no.” Hace una mueca. “Está bien, la dejaré e iré a
casa.”
La decepción reemplaza mi esperanza, pero la oculto con una sonrisa de
preocupación. “¿Está todo bien?” Pregunto luego de que cuelga el
teléfono.

“Si.”

No suena muy convincente. En el camino a casa, se deja llevar por ese


silencio de estado melancólico. La brecha entre nosotros se ensancha.

Retuerzo mis manos sobre mi regazo. “No le agrado a tu madre, ¿verdad?”

“¿Por qué dices eso?”

Eso no es una negación. “¿Soy yo? ¿Ha escuchado algo sobre mí?”

“Pienso que si ella—"

“Savannah,” me corta. “No es gran cosa.”


Me muerdo el labio y fijo mi mirada en la ventana.

“Lo siento.” Gideon suspira. “Realmente no es nada. No importa si le


agradas. Ella está teniendo algunos problemas estos días.” Pero hay una
rigidez en su caparazón que se siente muchísimo a rechazo.

“Seguro.”

Él agarra mi mano. “Lo siento, Savanna. Míralo de este modo. No vas a


tener que pasar el tiempo con Jordan esta noche.”

“Está bien.”

Recorrimos una milla más y luego el giró, solo que por el lado equivocado.
Palmoteo su mano. “Um, te equivocaste de camino.”

“Ya lo sé.”

“¿A dónde vamos?”


“A mi casa. Iré a ver a mi mamá y después podemos ir a ver una película a
mi habitación. ¿Qué te parece?”

“Perfecto.” Tuve una extraña sensación. Quería apretar mis manos sobre mi
pecho, pero me resistí. Me senté derecha y alisé mi cabello hacia abajo.
Desearía tener una plancha alisadora portátil. Mi cabello lacio me da
seguridad.

“Te ves bien,” me asegura Gideon.

¿Bien? Quería lucir increíble. A menos que a Maria Royal no le guste lo


increíble. Entonces me gustaría lucir bien. “Gracias.”

Él suelta mi mano para presionar un botón, y la puerta de enfrente se abre


lentamente. El auto se mueve por el carril poco iluminado. Hay una fila de
árboles de Ginkgo en cada lado. Los Royals tienen dinero. Quiero decir,
somos una familia acomodada, pero nada comparado como los Royals.
Nosotros viajamos en clase ejecutiva. Los Royals ni siquiera realizan vuelos
comerciales, ellos tienen su propio avión. Todos sus carros tienen el logo de
la empresa de su padre bordado en los asientos de cuero personalizados.
Gideon usa un carro que cuesta casi tanto como su carro.

La mitad del tiempo, pienso que es su dinero, tanto como su apariencia, lo


que atrae a las chicas como abejas a la miel.
La mansión es enorme. Podría albergar a tres familias. Él tiene cuatro
hermanos. Talvez necesitan ese espacio.

Él detiene el Rover en la base de los escalones de la entrada. Mientras


llegamos a la casa, Gid camina lento. Empieza a vacilar, como si se
preguntara si está cometiendo un error, pero entonces, abre la puerta.

La entrada está hecha de mármol pulido, y hay una enorme escalera justo
detrás de una mesa circular llena de flores frescas.

“¿Mamá?” llama.

Unos pasos apurados a nuestra izquierda llaman nuestra atención. El


hermano de Gideon, Reed, aparece. Se detiene abruptamente ante
nuestra presencia.

“¿Por qué está ella aquí?” pregunta.

Retrocedo detrás de Gideon.


“¿Por qué estás tú aquí?” contesta Gideon. “Pensé que estabas en lo de
Jordan.”

“Mamá llamó, así que vine.” Reed frunce el ceño hacia mí. “¿Por qué está
ella aquí?” repite.

Gideon le frunce el ceño también. “Yo la traje.”

“Ella no puede estar aquí.”

Reed me arroja algo. Lo atrapo por un acto reflejo. Es un juego de llaves.

“Ve a casa, Savannah,” él chasquea. “Puedes tomar mi Rover. Vete.”

Me quijada se cae. “Pero—”

Gideon arranca las llaves de mi mano. Por un segundo creo que es porque
está estupefacto por el comportamiento de Reed al igual que yo, pero me
equivoco. El intercambia las llaves de Reed por las suyas. “Toma las mías.
Las recogeré mañana en la escuela.”
Lo miro boquiabierta. “Gideon…”

Gideon intercambia una rápida mirada con Reed. Luego me empuja


hacia atrás.

Antes de que me diera cuenta, estoy parada afuera, frente a la puerta.


Gideon no me defendió. Él no dijo que me debería quedar. No le dijo a su
hermano que se estaba pasando de la raya al pedirme que me fuera. En
cambio, me dio las llaves de su carro y me empujó a la salida.

Miro atónitamente por un minuto antes de, finalmente, subirme al Rover de


Gideon y marcharme.
CAPÍTULO 6

Gideon

Hace 3 años

“Lo siento,” dice Reed tan pronto como yo le cierro la puerta a Savannah.
“¿Cuál es la emergencia?” le pregunto secamente. Después de esta
noche, sería un hombre afortunado si Sav me hablara otra vez, y mucho
más si me deja poner un dedo sobre su perfecto cuerpo.
“Mamá. ¿Qué más? Tenía a los gemelos fuera de su alcance, pero Easton
vino a casa.”
“Oh, maldita sea.” Pero eso no era más de lo que esperaba cuando
contesté la llamada de mi hermano. “¿Dónde están ellos?”
“En la suite de mamá. Ella acorraló a los gemelos en la sala de cine, pero
Easton fue capaz de llevarla arriba. Yo puedo encargarme de ella, si tu
prefieres estar con los gemelos,” se ofrece.
“Yo me encargo de esto.” Lo empuje en dirección a nuestra ala, que es
donde, asumo, los gemelos se encuentran. Mis hermanos pequeños no
necesitan ver esta mierda. Demonios, ninguno de nosotros la necesita,
pero Reed y yo somos los mayores. Estamos aquí para proteger a los
demás, desde que nuestro viejo se olvidó de nosotros. Hablando de
nuestro padre ausente, pregunto, “¿Llamaste a papá?”
“Por supuesto. Tío Steve contestó y dijo que papá estaba en una ‘reunión’.”
Reed hace un gesto de comillas con sus dedos.
“Entiendo.” En otras palabras, papá estaba desvistiendo a alguna ramera y
no podía contestar.
Subí las escaleras de dos en dos. Tal vez pueda arreglar todo esto en los
siguientes treinta minutos y luego arrastrar mi trasero donde Sav. Podemos
ver una película en su casa. O podemos ir a otro lugar. Sé instintivamente
que mientras menos tiempo pase, tengo más posibilidades de que me
perdone.

Un mal presentimiento se arrastra sobre mí en el momento en el que llego a


lo alto de las escaleras. El llanto de mamá se puede escuchar desde el
pasillo. Me detengo afuera de la puerta doble y tomo un tenso aliento
antes de entrar.
Encuentro a mamá de espaldas a mí, sentada en el sofá en frente de las
puertas francesas. Las ventanas están abiertas y el cuarto está helado. Un
rápido vistazo del cuarto revela dos botellas vacías en su vestidor. Cruzo la
habitación y descubro a Easton sentado en el piso junto a sus pies. Hay
otra botella entre sus piernas, pero no es el licor lo que me preocupa. Es su
inusual tranquilidad. Supongo que está borracho.
“Gideon, cariño,” mamá llora. Levanta una copa de vino medio llena en
mi dirección. “Estás aquí.”
“Estoy aquí,” digo, agarrando la copa antes de que derrame su contenido
sobre la cabeza inclinada de mi hermano.
“No cierres las puertas,” me dice mientras muevo las cortinas de seda fuera
del alcance de las manijas. “Está muy cargado aquí dentro.”
“Vas a coger un resfriado,” le respondo y cierro las puertas de todas
maneras.
Ella hace un puchero. “Easton y yo estábamos disfrutando del sonido del
océano. Tan tranquilo, ¿no crees?”
No tengo idea a quién le está preguntando, pero Easton está demasiado
ido para contestar. Tiro de su barbilla hacia arriba y tengo una buena vista
de su rostro. Sus pupilas están del tamaño de una moneda.
“Pondré un poco de música para ti.”
Recojo el control del cuarto y pongo algo de música relajante. “Quiero
escuchar el océano,” ella se queja. “El verdadero. No sonidos falsos. No
quiero nada falso aquí.”
Ignorándola, regreso al sofá y me agacho donde Easton. “¿Estás bien?” El
rueda la cabeza hacia a mí y me da una breve y descuidada sonrisa.
“Hermano.” Mi corazón se encoje. Esto está muy mal. “Dame un segundo y
te sacaré de aquí”.
Sus ojos vidriosos no pueden registrar mucho del todo.
“Mamá, Easton necesita irse,” le digo.
“Pero no quiero estar sola.” Sus delgados dedos agarran mi muñeca.
Podría liberarme fácilmente, pero su fragilidad me sostiene más fuerte que
cualquier cuerda.
Estos últimos meses, ella la ha estado pasando muy duro. Bebiendo más,
tomando más pastillas. Mientras tanto, papá afuera haciendo quién sabe
qué, dejándonos a nosotros a cargo de mamá.
Cuidadosamente, suelto su mano. “Lo sé. Yo voy a estar aquí.” Lo que
significa que no podré ver a Sav esta noche.
“Todos nos quedaremos. Tú, yo y el querido Easton.” Su mano cae sobre la
cabeza de Easton. Él se estremece levemente.
“Él tiene tarea.” Ella le toma mucha importancia a la escuela y odia
cuando nos la saltamos. O solía odiarlo antes de que se pierda dentro de
su mente. Sin esperar respuesta, pongo a Easton de pie. Él está ganando
bastante músculo sobre su cuerpo delgado y ya no es tan fácil arrastrarlo
como lo era hace un año. “Vamos, hermano bebé.”
Murmura un suave gracias mezclado con las protestas de mamá. Con uno
de sus brazos colgados sobre mi hombro, lo arrastro hacia afuera y lo llevo
a su habitación. Es un desastre. Hay ropas y libros en el suelo. La puerta de
su mini bar está abierta y la televisión está a todo volumen.
“Mierda, está muy ruidoso.” Lleva una mano a su oreja.
Dejo caer al niño en su cama y camino hacia el televisor para apagarlo
manualmente. No tengo idea dónde está escondido el control remoto.
Luego, le quito los zapatos a Easton y lo desvisto. Él está tan fuera de sí que
no pone resistencia. Gracias a Dios por estos pequeños favores. Lo meto
bajo sus sábanas y salgo de la habitación.
En el puente que separa la habitación de los niños con la suite de papá y
mamá, me detengo y miro las escaleras. La urgencia de huir recorre sobre
mí. Podría tomar las llaves de mi carro y escapar de aquí. Ir al otro lado del
país, perderme en el bosque o en las montañas. Cualquier lugar para
perder parte de la responsabilidad de esta familia que pesa sobre mí como
un manto de hierro.
Pero esa no es una opción. No puedo dejar a mis hermanos.
Me doy a mí mismo una bofetada interna. Después de esta noche, voy a
conseguir algo de ayuda para mamá y Easton. Debe haber algún doctor
que pueda contratar para que venga a casa a tratar lo que sea que
tengan.
Depresión, supongo.
Cuando regreso al cuarto de mamá, ella seguía en el sofá, mirando a las
cortinas cerradas.
“¿Por qué no tratas de dormir un poco?” le sugiero, oscureciendo las luces
antes de cruzar la habitación para llegar a ella.
“No puedo dormir si tu padre no está aquí.”
“Claro que puedes.” Deslizo mis brazos por debajo de ella y gentilmente la
llevo hacia su cama.
“¿Sabes algo sobre él? Tu padre, quiero decir” pregunta.
“No, señora.”
“Por favor no me dejes,” me suplica. “No puedo estar sola esta noche.”
Las lágrimas se filtran de sus ojos. La agitación en mi barriga se intensifica.
Me esfuerzo por encontrar las palabras correctas para que deje de llorar.
“Él te ama. Está ocupado porque nos quiere ofrecer lo mejor.”
“¿Los negocios son más importante que yo? ¿Qué su familia?”
“No lo es.” Al no saber qué decir, las lágrimas y la culpa siguen viniendo.
Arrastro una silla hasta la cama y saco celular. Mientras ella divaga, le
mando un mensaje a Sav.
Siento lo de hace un rato. Cosas de familia. Te veo en la mañana.
Hagamos algo mañana en la noche. ¿Ok?
Como era de esperar, ella no respondió. Recuesto mi cabeza sobre mis
manos y espero a que mamá se duerma. Por lo ebria que está, tardará
demasiado tiempo en perder el conocimiento. Finalmente, a eso de las
dos y las tres, los quejidos lastimeros y desconsolados son reemplazados por
un suave ronquido. Llevo mi cansado trasero hacia mi cuarto y me duermo
inmediatamente.

Me despierto unas cuantas horas más tarde por el chirrido de mi celular. La


aplicación de seguridad me alerta que hay alguien en la puerta principal.
Un poco atontado, pongo la cámara de seguridad. La cámara de la
puerta principal muestra a la esposa de mi tío Steve en la parte frontal.
Hecho un brazo sobre mi cabeza. Increíble. Justo lo que necesitaba. Otra
distracción femenina.
Me obligo a levantarme de la cama. Estoy usando los mismos jeans y la
camiseta de ayer. Necesito tomar un baño y afeitarme, pero primero,
supongo que debo descubrir que es lo que Dinah O’Halloran quiere.
“Buenos días, señora,” digo mientras abro la puerta. Dinah aparece,
oliendo a flores frescas. Su cabello rubio sale volando como una cortina de
seda detrás de ella. Puedo ver por qué Steve se casó con ella. Es preciosa
como cualquier modelo, pero hay algo que me pone nervioso a pesar del
hecho de que ella no ha sido más que decente para con nosotros. A pesar
de eso, a mamá no le gusta. Tal vez yo he permitido que eso influya en mí.
“Steve se contactó conmigo esta mañana y dijo que tu madre lo llamo
muchas veces anoche. Me pidió que venga a ver cómo están todos
ustedes.”
Instantáneamente, mi espalda se endureció. El desastre de los Royal
debería ser atendido solo por los Royals y nadie más. “Estamos bien.”
Dinah sacude su cabeza. “No tienes que pretender conmigo. Somos
prácticamente una familia.” Palmea mi mejilla antes de adentrarse en lo
profundo de la casa.
Cierro la puerta y voy detrás de ella. No quiero que vea a mamá, lo que
significa que Dinah debe quedarse en el primer piso. “Um, ¿Quieres algo
de comer o beber?”
“Oh, cariño, yo puedo atenderme a mí misma. De hecho, ¿por qué no
haces el desayuno para ti y tus hermanos? ¿Cuándo se despertarán?”
Mi estómago gruñe. Froto mi tripa y hecho un vistazo hacia las escaleras.
“Reed se despertará pronto. El resto se levantará en una hora.”
“Deja que tu hermano y tú se alimenten primero, entonces.” Ella se dirige
hacia la cocina, y yo la sigo obedientemente.
“¿Necesitas ayuda?” me ofrezco.
“De ningún modo. Toma asiento.” Golpea suavemente una de las sillas de
la barra. Luego, actúa como si estuviera en su casa, sacando todos los
huevos y la mantequilla del refrigerador, y ollas y sartenes del gabinete al
lado de la estufa. “Steve y tu padre debieron tener una noche muy
ocupada.”
“No lo sé.”
Ella lanza una divertida sonrisa en mi dirección. “No necesitas encubrir a tu
padre, cariño. Soy lo suficientemente mayor para saber darme cuenta de
lo que ocurre. Steve siempre ha tenido un ojo desviado.”
Me ruborizo, sin saber qué responder, pero Dinah empieza a parlotear.
“Sin embargo, me siento mal por tu madre. Ella tiene todas estas
responsabilidades y nada de ayuda. Es por eso que vine. Para ver qué
puedo hacer para aliviar su carga.”
Dinah se mueve alrededor de la cocina, batiendo la mezcla para
panqueques, friendo tocino, calentando el jarabe. En menos de un
segundo, hay un gran montículo de comida en frente de mí. Por un
momento, me sorprende que pudiera cocinar—ella siempre se comporta
como una princesita mimada. Pero luego recordé que Dinah no proviene
de una familia con dinero. Se casó con él, lo que significa que
probablemente sabía cómo cuidar de sí misma antes de que conociera al
tío Steve.
“Gracias, señora.”
Ella me despeina mi cabello como si fuera un niño pequeño. “No me
llames señora. Me haces sentirme vieja. Llámame Di.”
“Está bien.” Respondí entre los bocados de comida. No voy a discutir con
la mujer que acaba de hacerme el desayuno. “Estos panqueques están
increíbles, Di.”
“Bien. Me alegra oír eso. Es sorprendente cuánto puedes comer y aun así
mantener un cuerpo en forma.” Sus dedos pasan por mi hombro cuando
pasa junto a mí.
Es incómodo, pero no significa nada así que mantengo mi boca cerrada.
No hay necesidad de quejarse por un inocente roce. Además, tengo cosas
más importantes en las que pensar, como lo que tengo que hacer para
que Sav pueda perdonarme. Dejo escapar un profundo suspiro antes de
meter más panqueques en mi garganta.
“¿Qué vas a hacer hoy?”
“Disculparme,” se me escapó y luego lo lamenté de inmediato.
“Oh, ¿qué pasó? ¿Tienes problemas con alguna chica? Cuéntale todo a
Di.” Ella coloca ambos codos sobre el mostrador y se inclina hacia mí. El
cuello V de su camiseta se abre y puedo ver su parte delantera.
Aparto mi mirada y veo por encima de su hombro. “No es nada.”
“Cariño, te ves como si el peso del universo estuviera sobre tus hombros.
Soy una mujer joven que estuvo soltera hasta no hace mucho tiempo.
Apuesto a que puedo ayudarte a salir de cualquier situación complicada
en la que te encuentres.”
No es como si estuviera lleno de buenas ideas. “Puede que haya echo
enojar a mi novia,” admito.
Dinah ladea la cabeza. “¿De ese modo?”
“La invité a venir, pero…” Tomé una pausa, sin querer revelar toda la
porquería de mi casa a nadie, ni siquiera a la esposa de Steve.
“Necesitaba ayudar a mi hermano en una cosa anoche y la tuve que
enviar a casa.”
Ella pasa su delgado dedo sobre sus labios. “A las chicas les gustan los
grandes detalles. ¿Ustedes los niños no hacen invitaciones para el baile de
promoción en estos días?”
“Si, supongo.” Algunos chicos han hecho cosas extremas para invitar a las
chicas al baile, como crear un tesoro escondido. Decker Henry montó un
caballo blanco por la calle con un cartel detrás de él. A su novia le
encantó, aparentemente. Lo amó tanto que le cedió la V[1] incluso antes
del baile.
“Entonces has algo por el estilo. Que sea grande y llamativo. Ella amaría
eso.”
Grande y llamativo, eh? No quiero montar un caballo, pero podría hacer
un espectáculo por mí mismo. Le doy una mordida más a mi comida y me
bajo de la silla.
“Gracias por el desayuno.” Cuando escucho los pasos de Reed en la
puerta, lo llamo para que entre. “Dinah cocinó para nosotros. Panqueques.
Tocino. Toda la cosa.”
Sus ojos se dilatan de emoción. “¿En serio? Estoy hambriento.” Luego se
detiene en su lugar, porque la cocina es del dominio de nuestra madre.
“Yo ya comí,” le aseguro.
“Increíble.” Aliviado, toma asiento.
“¿Puedes llevar a Easton y a los gemelos a la escuela? Me estoy llevando
la camioneta de Easton esta mañana porque Sav tiene mi carro.”
“Seguro.”
Dejo a Reed llenando su boca y rápidamente subo las escaleras para
alistarme.
“¡Gideon!”
Me giro para encontrar a Dinah justo detrás de mí. “Oh, oye, ¿Qué
sucede?”
Ella desliza un brazo alrededor mío y tira de mí para darme un abrazo.
Incómodo, palmoteo suavemente su espalda y trato de evitar que sus
senos se aplasten sobre mi pecho.
“¿Por qué fue eso?”
“Te veías como si necesitaras un abrazo y un beso.” Me da un beso en la
mejilla.
“Ups. Te dejé un poco de labial.” Ella desliza un dedo sobre mi pómulo.
“Todo bien.”
Tengo ganas de frotar una mano por mi cara pero no quiero verme como
un idiota. “De nuevo gracias por el desayuno.”
“No hay cuidado. Puedo venir en cualquier momento y ayudar.”
Corro hacia las escaleras. En un instante, estoy limpio, vestido, y listo para
irme. Mi primera parada de la mañana es la tienda de flores más cercana.
“¿Cuántas rosas tiene?” Le pregunto al empleado.
“¿En la tienda?”
Saco mi billetera y dejo caer varios billetes en el mostrador. “En toda la
tienda,” afirmo.
Resulta que el florista tenía doscientas de ellas. Una hora después, también
he dejado limpias a otras tres tiendas más.
Gran detalle, aquí voy.
CAPÍTULO 7

Gideon
Presente

“Debiste comprarle flores. Eso es lo que mi papá le da a mi mamá cada


vez que se molesta con él.”
Tiro de la banda de resistencia. “Ya he pasado por eso. Ya lo hice. Compré
toda la floristería.” Cuatro en total.
Cal se detuvo. “¿Toda la tienda?”
“Las rosas,” aclaro. “Compré todas las rosas de cuatro floristerías.”
“Caray. ¿Cuánto te costó?”
A veces olvido que mis amigos aquí no tienen idea de cuánto dinero tengo.
Algo bueno de la universidad es que puedes perderte a ti mismo en el
campus. El pasado de nadie es realmente importante. Los reconocimientos
o escándalos del colegio no importan. Es lo que tú haces aquí lo que
cuenta. Trato de mantener mi conexión con los Royal por debajo. La única
cosa que me señala como alguien adinerado es mi Range Rover, pero no
soy el único chico en el estado que conduce un juego de ruedas caras.
Aquí hay Mercedes y BMWs, y un par de chicos chinos tienen Lamborghinis.
“Ya basta,” le digo a Cal. “Las compré porque la dejé plantada, así que no
creo que ir por ese camino sea la solución.”
“¿Qué hiciste exactamente esta vez?”
Relatar mis pecados del pasado a Cal hace que mi propósito de
esconderme se arruine, pero el es un buen amigo y no quiero mentirle. Ya
he hecho suficiente mintiéndoles a mis amigos de toda la vida.
“La engañé,” le digo francamente, dejando caer las bandas de resistencia.
Estas cayeron sobre la pared de azulejos.
Los ojos se Cal se agrandaron con sorpresa. “¿Hiciste qué?”
Hay un poco de satisfacción en su sorpresa. Como dije, quien fuiste en el
pasado no te afecta cuando dejas la secundaria. Me he esforzado mucho
por no ser aquel idiota que cayó en las redes de Dinah.
“Es una larga historia, pero así fue, y cuando Sav se enteró, terminamos.
Después de eso, intentamos ver quien quién podría lastimar más el uno al
otro.” Agarro una toalla y se la tiro a mi amigo, quien aún me mira
conmocionado.
“Eso suena como un juego miserable.”
“El peor de todos,” afirmé. “Dejé de jugarlo cuando entré a la universidad.”
Pero Sav no. Corría el rumor de que ella y Easton durmieron juntos.
Ni siquiera podía estar enojado por eso. Si eso ocurrió, no fue porque
alguno de ellos se preocupara por el otro. Ellos solo querían causar dolor,
pero sospecho que su propia culpa y odio a sí mismos fue peor que
cualquier cosa que haya sentido cuando lo escuché.
No podía odiar a mi hermano bebé, no después de todo lo que nuestra
madre le hizo pasar. Y no podía odiar a Sav, por todo lo que yo le hice
pasar.
“Creo que tienes razón,” dice Cal, tirando su toalla en el contenedor.
“¿Cómo así?” le pregunto mientras llegamos al cuarto de casilleros.
“Ella vino aquí en lugar de todas las otras universidades del país. Ella te
quiere, hombre.”
Giro el disco de mi casillero. Por todas las excusas y protestas de Sav por el
contrario, si ella realmente me odiara, ella se habría mantenido lejos. O tal
vez yo soy el que delira, y el que haya venido aquí es prueba de que a no
le importo una mierda.
Paso una mano por mi cara. No. Ella me abofeteó. Una chica a la que no
le importas, no te daría una cachetada. Ella aún tiene sentimientos por mí.
Ahora mismo, está enojada y herida, pero tengo la oportunidad de
cambiar eso. “Puede que tengas razón.”
“¿Qué vas a hacer entonces?”
“No estoy seguro todavía.” Me visto rápidamente y pongo un sombrero
sobre mi cabello húmedo.
“Tienes que ir a lo grande”, me aconseja. “Estoy pensando en un mensaje
en el cielo. ‘Lo siento, fui un idiota. Por favor, perdona a mi estúpido
trasero.’”
Resoplo. “Ese es un mensaje ganador.”
Cargamos nuestras mochilas. Afuera en el pasillo, Julie está apoyada
contra la pared, conversando con un chico del equipo de atletismo que
ha estado detrás de ella desde siempre. Detrás de mí, Cal se pone rígido.
“No me gusta ese chico,” gruñe.
“¿Por qué? Es inofensivo. Si a Julie le gustara, habría aceptado alguna de
sus docenas de invitaciones anteriores.
“Es exactamente por eso que no me gusta. Él está olfateando alrededor
incluso después de que ella lo mando a pasear. Está parado muy cerca de
ella. Apuesto que eso hace que se sienta incómoda. Además, Julie es una
nadadora. Ella pertenece al equipo de nado.” El pasa junto a mí. “Hola,
bebé.”
Julie se anima. “¿Ya terminaron?”
“Si. ¿Tienes hambre? Vamos a comer.” Muy eficientemente, Cal se coloca
entre los dos.
El corredor retrocede con el ceño fruncido. “Solo son las diez,” se opone.
“Comer es un término general,” dice Cal. “¿Lista, Jules?” No puede ser más
obvio, pero por alguna razón, Julie aparenta estar ciega a los sentimientos
de Cal. Tal vez eso explica por qué Cal no se ha dado cuenta de que la
razón por la que no le gusta ver a otros chicos hablando con Julie, es
porque la quiere para él. ¿Qué pertenece al equipo de natación? Más
bien le pertenece a Cal Lonigan.
“Podría ir por un Frappuccino.” Se recuesta hacia la derecha para dirigirse
al corredor. “Déjame revisar esa información para ti. Necesito buscar en mi
bandeja de entrada. Estoy segura que lo tengo, pero no puede recordarlo
en este momento.”
Él la saluda. “Tienes mi número.”
Cal espera a que estemos afuera para lanzarse sobre ella. “¿Qué quieres
decir con que tienes su número? ¡Él está en el equipo de atletismo!”
“¿Y? Lo haces sonar como si estuviera vendiendo drogas o algo así,”
responde Julie, rodando los ojos.
Cal frunce el ceño. “Podría ser.”
Hora de intervenir. Camino por en medio de los dos y recuesto un brazo
sobre los hombros de cada uno. “Cal está molesto porque tiene hambre.
Necesitamos alimentar a la bestia.”
“Si, estoy hambriento,” dice lanzándome una mirada de agradecimiento.
“Como sea.” Julie encoge los hombros. “Oh, lo olvidé. Tengo algo para ti.”
“Tienes algo para todos en estos días,” murmura Cal.
Discretamente, lo pateo en la canilla. Él se aleja. “¿Por qué diablos fue
eso?”
Julie deja de caminar. “¿Qué pasó?”
“Lo pateé.”
“¡Él me pateó!” me acusa Cal.
Ella levanta sus manos y empieza a moverse nuevamente. “Ustedes son
como niños.”
Cal es rápido en responder. “Somos adolescentes, al menos.”
“Toma, bebote.” Ella deja una hoja de papel en mis manos.
“¿Qué es esto?” pregunto, pero después de leer la primera entrada, lo sé.
“¿Este es el horario de las actividades de Sav para su visita?”
“Si, y no le digas a nadie que lo obtuviste de mí.” Julie cruza sus brazos. “Ya
me siento culpable, como si estuviera violando un importante código de
las chicas.”
“¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Tú estás en el equipo de natación,
tu lealtad es con nosotros,” proclama Cal.
“Ignóralo,” le digo y luego me acerco a Julie para darle un abrazo.
Detrás de mí, Cal gruñe. No puedo aguantar la risa.
“¿Qué es tan gracioso?” pregunta Julie.
“La vida. Me río de la vida.” Agito el papel en mi mano. “Y de las
oportunidades.”
“¿Qué vas a hacer para ganártela de nuevo? ¿Seguirla a todos lados y
esperar a que se dé cuenta de lo asombroso que eres de nuevo?”
“Nah, necesitas hacer un gran gesto.” Cal levanta sus brazos, uno de ellos
casi me pega en la cabeza. “Yo sugiero poner un mensaje en el cielo.”
Julie arruga su nariz. “Siempre pensé que eso era super cursi. Yo creo que
deberías darle flores. Cómprale un gran bouquet y ponte de rodillas.”
“Esa es una proposición, no una disculpa,” argumenta Cal.
“Puede ser ambas,” ella replica. “¿Y qué sabes tú sobre grandes detalles?
¿Alguna vez en tu vida has hecho uno?”
“Oye, yo he hecho la cosa de la propuesta de promoción (promposal en
inglésl),” dice, con una mirada herida.
Julie y yo lo miramos con sorpresa. Cal no es el tipo que se compromete. Su
idea de romanticismo es poner una vela en una hamburguesa.
“Oh, tengo que escuchar esto,” declara Julie. “¿Hubieron animales
implicados? ¿Una búsqueda del tesoro? ¿Qué?”
“Puse una bolsa de almendras cubiertas con chocolate en su casillero con
una nota que decía ‘Estaría loco si no te invito al baile de
promoción.’” (nuts en inglés significa nueces y también se usa para
decir loco) Cal se ve tan orgulloso que me obligó a aguantarme la risa.
Julie sacudió su cabeza. “Ugh, Muy soso.” Ella gira hacia mí. “¿Qué hay de
ti? ¿Has hecho una propuesta de promoción?”
“No.” No fui a mi fiesta de pre-promo, y el baile de graduación fue un
desastre.
“¿El ‘no’ se refiere a Savannah o a todas las chicas en general?”
“A ninguna.”
“¿Tu escuela no tuvo fiesta de promoción? Yo sé que fuiste a una privada,”
pregunta, llena de curiosidad.
“Tuvimos una. Solo que no fui.”
“¿Esa es parte de la razón por la que esta chica está molesta contigo?
¿Por qué la plantaste en la noche de promoción?” pregunta Cal.
“No. Terminamos antes de Navidad. Ella tampoco fue a la promoción.”
“Ouch.” Cal hace una mueca. “Olvida que dije algo.”
Julie me palmotea la espalda comprensivamente. “Suena como si
hubieras sido un completo idiota. Pienso que Cal podría estar en lo
correcto por primera vez. Necesitas hacer algo extravagante y ostentoso
para demostrarle lo arrepentido que estás.”
“Él ya ha hecho algo grande antes,” le dice Cal. “Le compró cuatro
floristerías.”
Los ojos de Julie se abren. “¿En serio? ¿Cinco de ellas?”
“Le compre flores de cuatro tiendas diferentes,” le explico. “Pero así es el
trato con los grandes detalles. Son para las personas que arruinan las cosas
cotidianas. Si tú te estás portando bien con tu chica —o chico— entonces
no hay necesidad de hacer un gran detalle. Además, como Cal dice. Ya
lo he hecho antes. Es momento de concentrarme en hacer lo cotidiano.”
“¿A qué te refieres exactamente?” pregunta Julie.
“Para comenzar, necesito empezar a escuchar.”
CAPÍTULO 8
Savannah

Presente

“Aquí tienes.” Adrian Trahern me devuelve mi teléfono. Con su afilada


mandíbula y sus ojos marrones de ensueño, el estudiante de segundo año
se ve más como si estuviera hecho para estar frente a las cámaras que
detrás.
Deseando estar conmovida por su buen aspecto, le di una sonrisa.
“Gracias. No lo usaré a menos que tenga una emergencia.”
“Esta será la primera vez que espero que alguien tenga muchas
emergencias, entonces,” bromea.
En el mundo normal, me estaría lanzando a los brazos de Adrian y le
rogaría para que me enseñe todo. Y no me refiero a ‘todo’ sobre cine. En
cambio, me muevo torpemente de un lado a otro, insegura de mi misma.
Adrian me salva. “¿Entonces regresarás en Junio?”
“Si.” Esta vez mi sonrisa es genuina. Es una sonrisa de alivio, no de
coquetería, pero al menos es real. “Estoy ansiosa, pero un poco asustada.
Sospecho que podría tener muchas emergencias entonces.”
Su sonrisa crece. “Estaré atento.”
Me sostiene la puerta del edificio de Arte y me hace un gesto para que
pase primero. Una chica normal estaría desmayándose por el evidente
interés de un chico tan guapo y encantador como Adrian, pero todo lo
que yo puedo hacer es darle una débil sonrisa. Maldito Gideon.
“¿Vas a producir toda tu película aquí durante el verano o tienes algunas
partes listas? El equipo de aquí es muy bueno así que si has filmado algunas
escenas de antemano, es posible que desees volver a hacerlas.”
“Aún estoy en la etapa del storyboard”, admito.
“Hazme saber si necesitas discutir algunas ideas o tener más feedback.
Editar mi festival de cine de verano tomó una eternidad porque caí en la
trampa digital.”
“¿La trampa digital?” pregunto, levantando una mano para bloquear el
brillo solar de mi rostro.
“Si. Con la cámara digital, no hay diferencia en el costo entre filmar cinco
minutos o cincuenta minutos, excepto cuando te sientas a recortar todo
ese video hasta tener tu corto de tres minutos.”
“Oh, buen punto.”
“Hay muchos más tips de donde vino ese.”
“Aquí estás.”
La voz débilmente desaprobadora de Gideon me detiene en seco. Dejo
caer mi mano para encontrar a mi espantoso ex parado en medio de la
acera con los brazos cruzados sobre su pecho. Esa pose hace que los
músculos de sus bíceps sobresalgan, y una traicionera parte de mi tiembla
al recordar esos brazos sosteniéndome.
El cuerpo larguirucho de Adrian se tensa detrás de mí, pero su tono es leve
cuando pregunta, “¿Un amigo tuyo?”
“No. No en realidad,” digo agriamente.
Gideon pretende que no me escuchó y saca su mano. “Soy el novio de
Sav. ¿Y tú eres?”
Abofeteo la mano de Gideon. “No, no lo eres.” La parte de atrás de mi
cuello se calienta con vergüenza, y lo que antes había sido una vaga idea
se afianza con determinación. “De hecho, voy a aceptar tu oferta,” le
informo a Adrian. “Me encantaría repasar mi storyboard contigo. ¿Debería
enviarte algunas fotografías y podemos reunirnos cuando llegue al campus
en junio?”
El estudiante de segundo año lanza una mirada de mí hacia Gideon y de
regreso. “Claro. Como dije, estaré por aquí cerca. Tengo una hora libre
ahora, si quieres coger el almuerzo.”
“Savage va almorzar conmigo,” Gideon se interpone.
Adrian levanta sus cejas. “¿Savage?”
Si fuera propensa a ruborizarme o desmayarme, estaría postrada en la
acera ahora mismo.
“Vete,” murmuro lo más amenazante posible.
“Ella te habla a ti,” dice Gideon a Adrian.
“¡No!” La negación sale en voz alta, como un grito, y los dos chicos giran
hacia mí con sorpresa.
“¿Este tipo está molestándote?” Adrian pregunta suavemente. “Porque
puedo llamar a la policía del campus, si te sientes insegura.”
“Alguien va a estar inseguro en dos segundos,” gruñe Gideon.
Cubro mi rostro con mis manos. El teatro del departamento de Artes y
Cinematografía está casi a media milla del grupo de edificios de la
facultad de Administración de Negocios. Me convencí a mí misma que el
campus era lo suficientemente grande para los dos, pero después de dos
días de visita, supe que estaba equivocada.
Lo que significa que necesito lidiar con Gideon. Tengo más sentimientos sin
resolver entorno a él de los que pensaba. Cuando él estaba lejos en la
universidad y yo en Bayview, era más fácil para mí creer que estaba
totalmente superado. El verlo, pienso, me trajo de vuelta todos esos
recuerdos. Todos los buenos y los malos también.
“Mira, hombre, no sé quién eres, pero te estás pasando de la raya,” le
advierte Adrian a Gideon. “Savannah, puedo traer a la policía del campus
en menos de cinco minutos.” Me agarra de la muñeca y me jala cerca de
él.
Gideon se lanza hacia adelante, y me toma solo un nanosegundo para ver
cómo acabará todo esto. Gideon golpeará a Adrian. Adrian tomará
represalia, pero Gideon es más fuerte y tiene cuatro hermanos menores
con los que está acostumbrado a pelear. La linda película no tendrá
ninguna posibilidad y mis cuatro años en el Estado estarán marcados por
ser ‘esa chica’.
Me libero del apretón de Adrian y me lanzo sobre Gideon. Como esperaba,
el inmediatamente desvía su atención de Adrian hacia mí.
“Detente,” le digo con voz tranquila. “No me arruines esto.”
El lee la seriedad en mi rostro y asiente renuentemente. “Está bien.” Él
retrocede, levantando las palmas de sus manos frente a su pecho. “No
estoy aquí para causar problemas. Quería llevarte a almorzar.” Extiende
una mano más allá de mí. “Soy Gideon, y sí, soy el ex de Sav. Pero que te
conste que planeo cambiar eso, así que puedes perseguirla si tú quieres,
pero debes saber que estaré en la pelea.”
“Gideon,” siseo.
“¿Qué?” Él finge inocencia. “Una vez dijiste que si mis labios se movían,
estaba mintiendo. Estoy tratando de demostrarte que cambié. Solo la
verdad para ti a partir de ahora.”
Detrás de mí, Adrian limpia su garganta. Se lo que va a decir incluso antes
de que me gire a enfrentarlo.
“Tengo planes.” Señala a un punto fuera de distancia. “Voy a
encontrarme...” Se detiene, probablemente recordando que acababa de
invitarme a almorzar.
Suspiro. “Gracias por todo, Adrian. Te veré por ahí.” Traducción: No voy a
llamarte y hacerte sentir súper incómodo, lo prometo.
Adrian asiente y se va, lentamente al principio, pero después empieza a
trotar, como si no pudiera alejarse de nosotros lo suficiente.
Tan pronto como se alejó de nosotros, me giro hacia Gideon. “¿Qué
demonios fue eso?”
“Quiero que me escuches.”
“¿Escucharte sobre qué?”
“Sobre todo.”
“¿Por qué?” le pregunto francamente, tratando de entender su postura.
¿Por qué todavía le importa? ¿Por qué todavía me persigue? ¿Por qué
todavía quiere lastimarme?
“Porque yo…”
Por supuesto, todo es sobre lo que él quiere. Empecé a caminar, pero me
detuve cuando dijo, “No. Porque te lo mereces.”
Mi indignación se diluye y una cautelosa sospecha toma su lugar.
“¿Merecer qué?”
Una mueca torcida aparece en su rostro. Sus hombros se encorvan hacia
adelante, haciendo que el nadador de seis pies y dos pulgadas se vea
inusualmente vulnerable. “Todo,” dice suavemente. "Toda la verdad detrás
de toda las mentiras que alguna vez te dije. Eso es lo que te mereces.”
Mi corazón salta y el miedo hace que mis manos suden. ¿Toda la verdad?
¿Puedo manejar eso? ¿Siquiera me gustaría saberlo? Si, ¿Eso no era lo que
buscaba? Y si finalmente tengo todas las respuestas y explicaciones, ¿Seré
capaz de superar a Gideon?
“¿Cuándo fue la última vez que viste a Dinah?” dejo escapar.
Una triste curva roza sus labios, y por un momento espero otra mentira.
“Hace un par de semanas,” admite.
Puedo sentir como mis ojos se dilatan. “¿La viste hace dos semanas y tienes
el valor de venir a hablar conmigo?” Estoy harta de eso. Muy harta.
“Desaparece de mi vista. No te acerques a mí. Hemos terminado. De
ahora en adelante, no te conozco.”
Él se lanza frente a mí. “Pude haber mentido. Pude haber mentido,” repite.
“Pude haber dicho que no he visto a Dinah hace meses o años, pero como
te dije —solo la verdad, no importa que tan dolorosa sea. La honestidad
apesta, Sav, y no solo porque la verdad suele ser más dolorosa que la
mentira, sino porque nunca parece haber una recompensa. Como ahora,
por ejemplo. Si hubiera mentido, no estarías a un segundo de huir. Si
hubiera mentido, no estarías molesta.”
Sus palabras están llenas de verdad y dolor, lo cual me hace enojar más.
Avanzo hacia él, sacudiendo mi puño en su rostro, deseando poder
causarle aunque sea una onza del dolor que él me causo. “Estoy enojada
por todo. Me molesta que me engañaras. Me molesta que me mintieras.
Me molesta que hace poco vieras a Dinah. Tengo tantos motivos que es
difícil catalogarlos todos.”
“Lo sé.”
“¿Lo sabes? ¿Eso es todo lo que puedes decir?”
“No. Estoy dispuesto a decirte todo, pero ambos sabemos que eso no
justificará lo que hice. No borrará el pasado, pero si necesitas escucharlo,
entonces quiero decírtelo.” Él extiende sus brazos. “Pregúntamelo todo.
Pregúntame por qué Dinah estaba aquí hace dos semanas. Pregúntame
qué pasó cada vez que tuve que dejarte abruptamente. Pregúntame por
qué estoy aquí, listo para humillarme frente a ti. Pregúntamelo todo—solo
no te vayas.”
“Entonces dime.” Mi voz es tan baja que apenas puedo escucharla, las
palabras vienen desde el pozo más profundo de mi corazón. “Dime por
qué la escogiste a ella en lugar de mí.”
Gideon

Hace tres años


“Demonios, Sav. No puedo ir ahora. No te estoy ignorando, pero tengo
algunas cosas con qué lidiar aquí. ¿No puedes dejarlo así?” Aprieto el
teléfono en mi puño. ¿Por qué no puede entender que si pudiera, estaría
con ella? Como si pasar el tiempo con mis cuatro escandalosos y odiosos
hermanos menores fuera mejor que estar acostado sobre el dulce aroma
del dormitorio de Sav, bajo las cortinas transparentes que están envueltas
alrededor de su cabecera.

Pero mamá se fue a otra de sus fiestas y no puedo dejar que se lleve a
Easton. Reed y yo estamos tratando de dejar al niño limpio. Pero si lo
dejamos solo otra vez, ella lo manipulará para que le compre más píldoras.
“Lo siento. No quería hacerte enfadar.”

La innecesaria disculpa de Savannah me rompe por dentro. Quiero gritar la


larga lista de cada maldita cosa que está mal en esta casa, pero lucho
contra el impulso hasta que esas grietas estén cubiertas y selladas.

“No es nada,” miento. “Solo voy a jugar videojuegos con mis hermanos.”

“Videojuegos. Vas a jugar videojuegos con tus hermanos en lugar de salir


conmigo. ¿Estoy escuchando bien?”
Le doy una tensa sonrisa. “Sí, suena loco, pero olvidé que le prometí a
Easton que jugaríamos.”

“¿Quieres que hable con ella?” Susurra Dinah detrás de mí, solo que no
suena realmente como un susurro. Cubro el altavoz del teléfono, pero ya es
muy tarde.

“¿Quién está ahí?” pregunta Sav.

“Nadie.” Le hago un gesto de enojo para que Dinah se fuera. Dinah solo
rueda sus ojos.

Sav no responde inmediatamente. Sabe que estoy mintiendo. Sé que lo


sabe, sin embargo, permanezco en silencio. Su aceptación a mi
comportamiento de mierda me enoja irracionalmente. Grítame, murmuro
en silencio. Rétame por mi gilipollez.

Como era de esperarse, no lo hace.

“Está bien, Gideon. Llámame cuando tengas tiempo.”

“Nos vemos, Sav.”


“Te amo,” dice, sin percatarse que está clavando el cuchillo aún más
adentro.

Ahogo las mismas palabras en respuesta y luego cuelgo. Presiono el borde


del teléfono sobre mi cabeza, clavando el rígido estuche en mi sien como
si la presión fuera a quitarme el dolor de cabeza que me está dando.

“Estás haciendo lo correcto,” me dice Dinah. “Si arrastras a esa dulce e


inocente niña a este desastre, la vas a hacer sentir responsable de alguna
manera, y se añadirá a tu dura carga.”

“Me importa una mierda esa llamada carga,” murmuro. El espacio entre
mis omóplatos empieza a picar. No me siento muy cómodo de tener a
Dinah muy cerca de mí, pero esa mujer no conoce de límites. Ella siempre
invade mi espacio.

Dinah estira su brazo alrededor de mis hombros, dejando sus dedos


colgando sobre mi pectoral izquierdo. “La mejor manera de protegerla del
sufrimiento es alejándola. Es un acto de desprendimiento, Gideon. Algo
que solo unas cuantas personas estarían dispuestan a hacer. Te admiro
mucho por eso.”
“No deberías. Me siento como un gran pila de mierda de perro en estos
momentos.”

Sus uñas chocan contra mi pecho. “No deberías. Y un día, pronto le


explicarás todo esto y ella se lamentará por haber estado enfadada
contigo, siquiera por un segundo.”

“El problema es que ella no está enfadada.” Guardo mi celular en mi


bolsillo. “Ella está aceptando todo esto y eso hace que todo sea peor”.

Dinah chasquea la lengua y se acerca aún más. “Es porque es joven.


¿Cuántos años dijiste que tenía?”

Llevo mi peso a un costado y trato de alejarme. Luego me pregunto


cuánto debo confesar. Cuando Sav y yo empezamos a salir,
estúpidamente asumí que tenía dieciséis. Pero no. Ella no cumplirá los
dieciséis hasta el mes siguiente, lo que significa, técnicamente, que ella es
una jailbait[1] desde que cumplí los dieciocho en agosto. Pero es Dinah, y
ella no va a delatarme. Después de todo, hay secretos más grandes y
mejores en la familia Royal de los cuales puede parlotear.

“Tiene quince. Cumplirá dieciséis en diciembre.”


Dinah pone los ojos en blanco antes de que una maliciosa sonrisa
apareciera en su rostro. “Por qué, Gideon, no tenía idea de que te gustara
lo prohibido.”

“No me gusta.” Frunzo el ceño. “Pensé que era mayor.”

“Claro que sí,” dice con una voz cantarina. “No te preocupes, asaltacunas.
Yo te cubro la espalda. Ni una palabra a nadie.” Ella desliza dos dedos
sobre sus labios.

“Te lo agradezco,” le digo, y me muevo nuevamente para dejar más


espacio entre su cuerpo y el mío.

Dinah solo rompe la distancia. Su toque siempre llega a mi espalda. No se


siente bien, pero no sé cómo decirle que se detenga. Ella quiere saber por
qué, y yo no tengo una respuesta concreta —solo un sentimiento de que su
contacto físico no le caería bien a Savannah. ¿Pero cómo hago notar que
el pecho de Dinah está rozando mi brazo si ser rudo?

Además, esta especie de contacto no significa nada para Dinah. Ella está
tratando de ayudarme. Me he dado cuenta que es del tipo sentimental, y
no voy a ofenderla actuando como un niño inmaduro para resistir un beso
en la mejilla de una figura materna.
“Siempre estaré para ti, Gideon,” murmura Dinah, sus labios casi rozan el
lóbulo de mi oído.

Yo sé que ella no trata de sonar sugestiva, pero a veces así es como mi


cerebro de lagarto lo interpreta. “Gracias. Creo que voy a ver qué es lo
que hay para cenar.” Sin esperar por una respuesta, me doy a mí mismo
una bofetada interna en la cara y me dirijo a la cocina.
Sandra está ocupada cortando las cebollas en el centro de la isla. Hay dos
ollas en la estufa, y el olor que invade la cocina es increíble. Mi estómago
gruñe.

“¿Qué tenemos para hoy?” pregunto, deslizándome hasta el mostrador.

“Pollo parmesano.”

“Genial. Les avisaré a los chicos. ¿Dentro de cuánto tiempo deberíamos


bajar?”

“Cuarenta minutos,” dice.

“Extraordinario. Eres la mejor, Sandy.” Le doy a la ama de llaves un abrazo


con un brazo antes de dirigirme de regreso a las escaleras.
Pongo un pie sobre el escalón cuando Sandra despeja su garganta.

“¿Si?” miro por encima de mi hombro.

Ella titubea y luego dice, “¿La señora Dinah se nos unirá?”

“¿Ella come?” bromeo. Dinah es delgada como un riel. No veo muchas


cosas entrar a su boca a excepción del Skinny Vodka.

“Últimamente he estado cocinando más para esa mujer de lo que he


hecho para la señora María,” se queja Sandra. “Estaba preocupada.”

¿De qué? ¿De qué mamá no comiera mucho su comida o que Dinah
comiera mucho de ella? Pero preguntar sería como preguntarle a alguien
que cartucho de dinamita quisiera encender primero. Ambas preguntas
terminarán en un llanto innecesario.

“Ella está tratando de ayudar,” digo defendiendo a Dinah. Ella fue quien
trajo al doctor Whitlock cuando le mencioné que me preocupaba el
hecho de llevar a mamá al hospital. Mamá hubiera odiado que todos
supieran acerca de su condición.
“¿Así es como lo llamamos estos días?” Sandra murmura.

Ya que no tengo idea de lo que ella quiere decir, lo dejo pasar. Pero arriba
de las escaleras, me pregunto. ¿El resto de la gente que me ve interactuar
con Dinah piensa que hay algo entre nosotros? No, por supuesto que no,
me aseguro a mí mismo. La mujer es casi una década mayor que yo.
Además, para efectos prácticos, Steve es mi tío y eso convierte a Dinah en
mi tía. Ella no es nada más que una gentil pariente mayor que está
tratando de ayudar a la familia a sobrellevar un difícil momento.

Últimamente, creo en Dinah. Contarle a Sav todo lo que está pasando en


esta casa le causaría úlceras a la pobre chica. Es mejor que por ahora
mantenga esto guardado para mí. Una vez que le se solucioné el asunto,
le confesaré todo. Es mejor pedir perdón que pedir permiso, ¿verdad?
Sí.
Savannah

Tres años antes

“¿Por qué tienes esa cara?” pregunta Lydia Scully, ajustando su bufanda
Hermes de mil dólares que está atada alrededor de su cabello.
Shea y yo fuimos invitadas a la casa de Lydia para salir luego de la escuela.
Sin embargo, hasta el momento sólo ha sido una larga y aburrida charla
sobre moda, pero ahora que la atención de todas está de repente sobre
mí, no estoy tan aburrida como lo estoy de incómoda.

“No frunzas el ceño. Te producirá unas feas arrugas,” le aconseja Ginnie. A


su lado, Francine asiente. Ellas tres forman parte del squad de Jordan
Carrington.

Todo el mundo las llama ‘The Pastels’. Las chicas creen que es porque usan
ropa del color de los huevos de pascua cuando no están con los uniformes
de Aston Park, pero es más porque su personalidad es insulsa e indiferente.
No tienen un verdadero color propio. Cualquier vitalidad que hubieran
tenido, fue tomada por Jordan.

“No me di cuenta de que estaba frunciendo el ceño”, digo avergonzada.

“Bueno, lo estabas haciendo.” Me informa Lydia. “¿Son cosas de chicos?


Sin ofender, pero no me sorprendería que tuvieras problemas con Gideon
Royal. El sería un puñado de problemas para cualquiera, mucho más para
una estudiante de segundo año.” Ella se queda mirando su manicure
como si no le importara mi respuesta, pero estoy segura de que se muere
por que le cuente todos los detalles sobre Gideon.
Todas lo están. Incluso Jordan, que está ocupada escribiéndole a uno de
sus tres novios, tiene una gran curiosidad para saber cómo me las arreglé
para enganchar a uno de los chicos Royal.

Los Royals habían sido difíciles de atrapar hasta este punto. Ninguno de los
hermanos mayores había tenido una relación seria—hasta ahora. Así que
todos quieren saber por qué yo. Como si tuviera una técnica secreta para
capturar a un Royal.

“Yo tampoco puedo creer que esté saliendo con él,” digo con completa
honestidad. No sé por qué Gideon está interesado en mí. Y francamente,
temo que ya lo estoy perdiendo.

A eso se debe el ceño fruncido.

En el asiento de al lado, Shea tiembla y no por el aire frío de la noche.


Supuestamente debo pretender que todo marcha asombrosamente en mi
vida, y el admitir que estoy menos confiada acerca de mi relación viola el
código familiar.

Oh bueno. La verdad saldrá a la luz tan pronto como él termine conmigo.

Lydia lanza un bufido. “Nadie puede creerlo.”


La verdad duele. Miro a Shea, sabiendo que ella hubiera preferido que
mantenga mi boca cerrada, pero podría usar algunos consejos. Estas
chicas tienen más experiencia lidiando con chicos de la que yo tendré
jamás, y no estoy hablando de experiencia sexual. Es solo que han salido
más. Además, Jordan tiene una belleza de otro mundo. Ella siempre tiene
chicos dándoles sus números. El otro día, una chica la detuvo en la calle
para preguntarle si era una modelo.

Según las ‘Pastels’, durante el viaje de Jordan a Suecia este verano, ella
recibió flores en su cuarto de hotel todos los días por cada chico que se
topó en la estación de tren. Dos chicos de Aston Park terminaron con los
huesos rotos por tratar de impresionarla. Uno se fracturó la muñeca al fallar
en un truco de patineta, y otro se fracturó al tratar de dar un salto sobre un
caballo sin entrenar. Actualmente, ella tiene a tres chicos haciendo el
ridículo por ella.

Hablar sobre Gideon y yo es vergonzoso, pero estoy desesperada, esa es la


razón por la que abro mi boca y empiezo a parlotear. “No sólo no sé por
qué él está conmigo, sino que tampoco sé cómo mantenerlo.”

Los ojos de Lydia se iluminaron. Este es un buen chisme y está aquí por él.
Los ocupados dedos de Jordan también se detienen. Aunque ella no esté
mirando en mi dirección, puedo sentir su atención. Shea suspira.
“¿Le estás apagando el fuego?” pregunta Lydia.

“Eso no es asunto tuyo”, ladra Shea.

“¿Qué?” dice Lydia inocentemente. “Necesito conocer los detalles para


poder ser de más ayuda.”

No pude evitar que mis mejillas se calienten. Estas no son mis mejores
amigas. Son chicas con las que salgo porque mi papá insiste y porque
Shea piensa que es bueno para mi reputación en la escuela. Son un
escudo, me explica. Nadie va a hacer algo en contra de Jordan, lo que
significa, que yo estoy a salvo también.

Gideon no es realmente un escudo porque es un chico. Él no está en el


vestuario de las chicas o en el baño o en las fiestas privadas donde las
verdaderas hondas y flechas salen a la luz.

Necesitas un grupo de buenas chicas para que te cubran la espalda, y


aunque el circulo de Jordan sea el mejor aquí en Astor, eso no significa
que quiera compartir mis intimidades con ellas.
“Él no se está quejando,” es la mejor respuesta que puedo dar.

“Se lo está tirando,” concluye Lydia.

No lo hago, pero no me preocupo por corregir su suposición. No me


creería de todas maneras.

“Envíale una fotografía sexy,” sugiere Francine. “Torin ama cuando le envío
cosas.”

“Eso es estúpido,” dice Shea francamente. “Cuando tú y Torin terminen, él


va compartir esas fotos con veinte chicos diferentes y esos muchachos las
compartirán con veinte chicos más, hasta que te conviertas en una
especie de meme sobre lo estúpidas que son las chicas.

“Gracias por nada, perra.” Gruñe Francine. “Torin y yo no vamos a terminar.


Nos amamos el uno al otro.”

“No te molestes con Shea,” interviene Jordan. Ella sonríe a mi hermana, y


yo casi retrocedo al ver el veneno en sus ojos. “Ella no conoce nada mejor.
¿Recuerdan la mala experiencia que tuvo con Dooley? Yo no quisiera
compartir una fotografía con nadie si eso me hubiera pasado a mí. Pero no
todos los chicos van a humillar a una chica como lo hizo Dooley. Esa solo
fue una pobre decisión por parte de Shea”.

Yo estaría tirada en el piso si Jordan me corta el rostro de esa manera, pero


Shea simplemente sonríe de regreso como si Jordan no hubiera arrojado sal
sobre una vieja herida. “Tal vez no,” dice Shea calmadamente, “¿Pero por
qué arriesgarse?”

El incidente de Dooley ocurrió hace dos años. Shea estaba en un viaje de


excursión del noveno grado. Matthew Dooley era un senior. Ellos estaban
coqueteando fuertemente. Shea le envió una foto de ella en el barco de
Francine, solo que no se dio cuenta de que había derramado jugo
de berries sobre su regazo. Su traje de baño color blanco mostraba una
mancha roja en un desafortunado lugar. Dooley compartió la foto en su
perfil de Instagram con un tiburón photoshopeado en el fondo. El
encabezado decía: “Los tiburones pueden detectar una sola gota de
sangre en el océano. Tengan cuidado allá afuera. #cebodetiburones
#Venganzadelatiaregla #nousarblanco”

Shea pasó los siguientes seis meses humillada y burlada por todos en Astor.
Pensándolo de nuevo, eso pasó en el tiempo en el que empezó a juntarse
con Jordan, incluso antes de que nuestro padre nos pidiera que lo
hiciéramos.
“Oh, dejen a la chica vivir.” Dijo Jordan. Ella se inclina sobre Francine para
dirigirse a mí directamente. “La triste verdad es que los chicos son super
visuales. Si él va a estar mirando el cuerpo desnudo de una chica, ¿por
qué no el tuyo? Eres preciosa Savannah. Es mejor que este fantaseando
contigo en lugar de Olivia Munn, ¿cierto?”

Todos menos Shea asienten. Incluso yo estoy empezando a convencerme.

De alguna manera, Jordan siente mi indecisión y me presiona aún más. “Si


no confías en Gideon para enviarle una foto sexy, entonces no deberías
estar saliendo con él y ciertamente no deberías estar durmiendo con él.
Alimenta a la bestia.”

“Tiene un punto,” dice Francine. Las otras dos Pastels asienten también.

Shea ya tuvo suficientemente de esta conversación. “Hablando de parejas


disparejas, ¿vieron lo mucho que estaba jadeando Abby junto con Reed la
otra noche?” ella pregunta, lanzando la carnada al agua. Los tiburones
fueron detrás de ella, y el tema se aleja de Gideon y yo y las selfies sexys.

*
Más tarde en el carro, Shea se descarga conmigo. “No lo hagas. Acabas
de empezar a salir con él y si él ya se está descarrilando, enviarle fotos de ti
desnuda lucirá desesperado. Además, ¿Qué pasa si las comparte con Tres
o alguien más?”

“Él no haría eso.” Gideon no se ve como los chicos que escriben para
alardear. El ni siquiera habla de su éxito en la natación, constantemente
minimiza cualquier triunfo como parte del trabajo en equipo.

Shea cierra sus labios y rueda sus ojos, lo que significa que no pude haber
dicho algo más estúpido. “Bien. Justo como si él no te hubiera engañado o
roto tu corazón”.

“Él no me está engañando y mi corazón está bien, muchas gracias.” Pero


evito mirarle a los ojos.

“Ugh. Vas a hacerlo ¿no?”

“No he tomado una decisión”.

Shea me conoce muy bien. La ausencia de una negación rotunda es lo


mismo que decir sí.
“Esperemos que papá esté dispuesto a buscar un internado para ti en Suiza,
porque es ahí donde vas a tener que ir después de que se filtren tus fotos
desnuda.” Ella pisa el acelerador por la intersección.
Suspiro. “Gracias por el voto de confianza.”

“¿Has escuchado de algo llamado porno venganza? Es real y es horrible.


Estás feliz ahora, pero en el minuto en el que las cosas se ponen mal, él
puede subir una foto tuya a internet y vivirá ahí por siempre. Aplicarás para
un empleo y alguien en el equipo de reclutamiento buscará tu nombre y
tus tetas serán el primer resultado.”

“Eso no va a pasar.” Pero lo digo con más seguridad de la que siento.

Luego de la cena, recibí un mensaje de Gideon.

¿Qué estás haciendo?

Estudiando. Miro mi libro de química. Odio ciencias. ¿Tú?

Pasando el rato con los chicos.

Y luego, como si él pudiera sentir mi inseguridad, recibo un pequeño video


de un barrido panorámico de la sala de cine de los Royals. Algún tipo de
juego se está reproduciendo en el proyector. Veo a Easton acostado en el
piso y la parte tracera de las cabezas de los gemelos. Al final del video,
Reed me da un saludo de dos dedos. Él debe estar sentado al lado de
Gideon.

¿Quieres venir?

¡Sí! Exclamo internamente, pero está con sus hermanos y no quiero


entrometerme.

Mucha tarea L

Entiendo. Te extraño también. Vamos a algún lugar este fin de semana,


¿lancha? ¿Solos tú y yo?

Mi corazón palpita como loco.

¡SÍ!

Me llega una foto de su mano con el pulgar arriba. Dios, me encantan sus
manos. Ahora otras partes de mi cuerpo están palpitando.
Envíame un selfie. Extraño tu bonito rostro.

Me envía uno, y yo otro de regreso. Él es el rey de tomar fotos a otras


personas, pero me sorprende al enviarme una oscura y borrosa foto de él
mismo. Tiene una ceja levantada y su lengua está rozando la comisura de
su labio superior. Dios, estoy muerta.

Rudo, le escribo como respuesta. Mantén esa lengua dentro de tu boca


antes de que me mates con ella.

Tengo que alimentar a mi chica

Sus palabras hacen un eco involuntario de lo que dijo Jordan antes. Ella
tiene razón. Si no puedo confiar en Gideon, no debería estar con él.

Corro a baño y me quito el sujetador y las bragas. Por supuesto, no


combinan. Llevaba unas bragas color nude y un sujetador rosado y blanco
con lunares. ¿Qué estaba pensando?
Me saco el sujetador y luego saco la cámara.

No. Aún no estoy lista para unas fotos en topless. Poco a poco, me digo a
mi misma.
Agarro una ajustada camiseta sin mangas y un nuevo par de bragas,
ambos de color negro, y regreso al baño. Tomo una foto y la miro. El flash
está reflejado en el espejo y ¿es eso pasta dental salpicada en la esquina?
¡No puedo enviar esto!

Mi teléfono vibra. Otro mensaje de Gideon.

Estás viva?

1 minuto, le respondo.

Frenéticamente, hecho un vistazo alrededor. Mi cuarto está limpio y la


cama es un lugar sexy. Tomaré la fotografía aquí.

Apilo tres libros en mi escritorio y luego ajusto el temporizador de la cámara


de mi celular. Corro hacia la cama, me arrodillo, y trato de mirar a cámara
con una mirada sexy. Una vez que el flash se apaga, salto por el escritorio y
reviso la foto.

No es lo suficientemente sexy. En efecto, se ve como si estuviera estreñida.


¿Tal vez debería sonreír?
Reinicié el temporizador y regresé a la cama. Esta vez, metí un dedo por
debajo de mis bragas y levanté mi camiseta para que mi estómago y los
huesos de mi cadera se muestren. Y también sonrío.

Reviso la foto otra vez. Está bien, pero aún se ve rara. Así que tomo unas
más. Algunas son sin mi camiseta. Otras son de mí acostada. En algunas
estoy completamente desnuda. Tacho las fotos desnuda. No amo mi
cuerpo lo suficiente para enviarlas, pero en lo veintitantos selfies que tomé,
uno de ellos es bueno.

Mi cabeza está un poco cortada, pero aún puedes notar que soy yo. El
tirante de mi camiseta se desliza por mi hombro y mis bragas están por
debajo de mis caderas. Un brazo está por detrás de mi espalda a la vez
que levanto mi cabello y la otra está en la cama.

Elijo un filtro suave y luego presiono enviar antes de que pueda decirme
algo a mí misma.
No obtengo respuesta inmediata.

Desalentada, me hundo de nuevo en mi cama. Tal vez debí haber


enviado otra. Reviso las fotografías. Debí haber pasado más tiempo
preparando el escenario y jugando con la iluminación. Pude haber
comprado un set de ropa interior especial. ¡Dios, me siento tan ansiosa! Tal
vez no debí haberla enviado toda. Tal vez yo—
El teléfono suena. Es Gideon.

Mi corazón está latiendo fuertemente mientras contesto. “¿Sí?”

“¿Cuánta tarea te queda por terminar?” pregunta tensamente.

“¿Qué?” ¿Le mando un sexy selfie y me pregunta por mi tarea? ¿Qué clase
de fracaso soy? ¿Acaso fue tan malo?

“¿Cuánta tarea te queda por terminar?” repite.

“¿Um, una página o dos?”

“Estaré en tu casa en diez minutos,” dice.

“¿Qué?” Estoy tan confundida. “¿Por qué?”

“¿Por qué? Porque si no pongo mis manos sobre tu cuerpo dentro de diez
minutos, estaré muerto.”
Y luego no obtengo nada más que silencio, porque el colgó. Y está
viniendo diez minutos! Lanzo el teléfono al aire con completa alegría.
Luego este me golpea. ¡Está viniendo en diez minutos!

Salto y me escabullo al baño. Supongo que Jordan tenía razón. Sexy selfies
son el camino al corazón de un hombre.
Savannah

Hace tres años

Tengo demasiada basura, determino mientras me escabullo por mi


habitación. Hay un montón de libros apilados sobre mi escritorio. El
mostrador de mi baño tiene más maquillaje que el contenedor detrás de la
tienda Sephora.

Recojo toda la ropa tirada en el piso y la meto en mi closet. Me toma tres


patadas hacer que la puerta se cierre. Solo tengo dos pequeños cajones
en mi tocador, así que terminé tirando todos mis artículos de baño en la
bañera y cerré la cortina. Quiero decir, Cuándo Gideon va a abrir las
puertas de mi closet o tomar una ducha, ¿cierto?
Me pongo un par de pantalones cortos para dormir y una sudadera con
capucha oversizes que hace parecer que no tengo nada por dentro. La
sudadera es por Gideon y los pantaloncillos son para hacerme sentir más
cómoda.

Mi teléfono suena.

Estoy aquí, dice el mensaje.

Salgo corriendo del baño y voy a toda prisa hacia la puerta. Tengo mi
mano en la perilla cuando escucho un carraspeo detrás mío. Girando
alrededor, encuentro a Gideon apoyado contra la pared entre mis dos
ventanas.

Jadeo. En realidad, el sonido que sale es más como un chirrido. “¿Cómo


entraste?” siseo.
Con un lado de su boca levantada, el hace un gesto con el pulgar hacia
arriba. Con los ojos abiertos, me apresuro y hecho un vistazo. Como la
mayoría de las casas grandes, tengo un balcón, pero los que están en mis
ventanas son los ‘balcones Julieta’, lo que significa que las estructuras de
un pie de ancho con la valla de hierro forjado que sobresale de cada
alféizar son simplemente de exhibición. No están hechas para subirse o
treparse.
Trato de volver a trazar su camino. Ahí está el jardín, un caño de drenaje, el
enrejado cubierto por ‘jazmín de Carolina’. El enrejado está hecho de
cedro, pero no está bien anclado al suelo. El chico que corta el césped lo
hace constantemente de forma irregular. Papá se queja de cómo tiene
que recomponer el diario cada domingo.

Le hecho un ojo a Gideon sospechosamente. “¿No lo hiciste?”

“Lo hice,” dice socarronamente. Sus brazos están cruzados sobre su pecho,
haciendo que sus bíceps sobresalgan de una forma deliciosa. “Pero debo
decir que sería más fácil si tuvieras un árbol fuera de tu ventana. Tal vez
podríamos plantar uno.”

“Seguro. Para que puedas usarlo dentro de diez años más o menos.” Logro
decir las palabras fácilmente a pesar de la emoción que eso implica. ¿En
serio cree que estaremos juntos tanto tiempo?

El pensamiento de estar junto a Gideon por años a partir de ahora, lo


suficientemente largo como para ver un árbol crecer desde una pequeña
planta hasta un árbol maduro, me hace querer aplaudir con alegría. Logro
mantenerme controlada y ocultar esas alocadas fantasías debajo de una
cortina de indiferencia. Ya es suficientemente malo que le haya enviado el
selfie. No tengo que hacerme ver aún más desesperada.
“Los arboles de bamboo están completamente maduros en seis días,” dice
mientras cruza por la habitación y se detiene frente a mi cama. Se quita los
zapatos y se recuesta, colocando sus manos detrás de su cabeza,
buscando por todos lados como si aquí estuviera tan cómodo como en su
propia habitación.

Gateo hasta la cama, recostándome pero dejando espacio suficiente


como para que otra persona se ponga entre nosotros. “Mamá lo cortaría
antes de que me llegara a la rodilla. El bamboo no va con su estilo de vida
sureño.”

“Tu mamá ama el sur más que los mapaches aman la basura.”

“Tú sabrás.” Mamá nació en Connecticut, pero ella odia cualquier


recuerdo de su pasado. En su mente, su vida empezó cuando se inscribió
en el estado de Mississippi. Desde su primer año, ella ha estado tratando de
borrar sus orígenes del norte. No es como si la abuela dejara que mi papá
olvide que se casó con una yankee.

Gideon da unas palmaditas sobre el espacio entre nosotros. “¿Estás


esperando compañía?”
“No. No te estaba esperando.” Me escabullo y me pongo a su costado. El
coloca un brazo por debajo de mi cuello y coloca mi cabeza sobre el
ligero descenso por debajo de su clavícula.
Su cuerpo es cálido y acogedor. Él envuelve un brazo alrededor de mi
pecho. “No podía estar lejos.”

Sus palabras son dulces. Arropada entre sus brazos, me pregunto por qué
me sentía preocupada. Él me ama. Sé que lo hace. Él no podría
sostenerme de esta forma si no lo hiciera.
“¿Alguna razón por la que no usaste la puerta principal?” pregunté,
tratando de mantener un tono casual a pesar del fervor que está llenando
mi corazón.

“¿Qué es lo divertido en eso?”

“Buen punto.” Pero eso me preocupa. ¿Por qué no tocar la puerta? ¿Está
tratando de ocultarse de mis padres? “Mamá y papá te aman, lo sabes.
No les importa si tú estás aquí.”

Él encoje los hombros. Siento el movimiento debajo de mi cabeza y mi


mano.

“Seguro, pero entonces tendría que hacer el papel del chico bueno.
Tomar un poco de té dulce con tu madre. Hacer chistes malos con tu
papá acera de como él me ofrecería algo más fuerte pero soy menor de
edad. Luego habrían un par de preguntas sobre mi papá y mamá y de por
qué nunca salen. Estoy aquí por ti, no por todo eso.”

Lo entiendo. En verdad lo hago. Es un esfuerzo tener una pequeña charla


con mis padres, y no debería tomármelo como algo personal el hecho de
que no quiera hacerlo. Todas esas cosas que él odia hacer, las hacía el
antiguo novio de Shea y al final resultó ser un gran idiota.

“¿Quieres ver los deportes?” le pregunto.

“Nah.” Pero toma el control remoto de la mesa de noche y prende el


televisor. The Real Housewives of Beverly Hills aparece en la pantalla.

Me contraigo un poco, preguntándome si debería estar viendo algo más


inteligente o algo por el estilo. Algo más interesante que un reality show
presentando a mujeres ricas y falsas mujeres ricas que pelean todo el
tiempo.

Pero luego él dice, “Me gusta más el elenco de New York.”

Me apoyo sobre uno de mis codos y lo miro con sorpresa. “¿En serio?”
“Si, me gusta la chica delgada. Es lista.”

“Un poco cruel, supongo.”

“Si. Creo que es porque ella era la más pobre de todas y siempre estaba
luchando por respeto. No se da cuenta de que ahora que tiene dinero, ya
no es inferior a las otras. Pero aún siente eso y es por eso que actúa de esa
manera.”

“Oh.” Eso fue inesperadamente perspicaz. “Ella se compensa demasiado


con mi madre.”
“No solo tu mamá. Lo veo en otras mujeres también.” Él no dice nada más,
pero es obvio que encuentra esa personalidad simpática.

Es entrañable, realmente, lo pensativo y generoso que es. ¿Ven? Tan


diferente al ex de Shea. O cualquier otra persona, para tal caso. Recuesto
mi cabeza de regreso a su hombro. Mientras vemos a las mujeres fingiendo
comer, beber mucho, discutir, comprar y beber aún más, su pulgar
encuentra una tajada de piel expuesta entre el dobladillo de mi sudadera
y la pretina de mi short.

Su ligero toque me deja sin aliento. Me olvide de las mujeres en la pantalla


y sus mezquinas pero adictivas peleas. Todo en lo que puedo pensar es en
la pequeña parte de piel que él está acariciando. La yema de su pulgar se
mueve hacia adelante y luego hacia atrás en un movimiento lento y
repetitivo. El resto de mi cuerpo se pone celoso, queriendo la misma
atención, la misma sensación eléctrica.

Pero él no se toma la libertad, aparentemente está contento de tocar esa


pequeña área de piel desnuda. Aunque no es suficiente para mí. Quiero
más. Con él, siempre quiero más.

Me inclino y tiro mi sudadera a un lado, exponiendo más de mí misma a él.


Su palma hace contacto con mi cintura. Él extiende su mano ampliamente,
su dedo índice llega más allá de mi ombligo, su meñique se encuentra en
el pliegue donde mi pierna y mi cadera se unen. Las puntas de sus otros
dedos se deslizan por debajo del elástico de mis shorts hasta llegar al hueso
de mi cadera.

Mi boca se seca.

Doy un trago amargo mientras mi sangre se calienta y empieza a recorrer


mis venas. El golpeteo constante del corazón de Gideon contra mi mejilla
se hace más rápido. Él se inclina y lleva mi mano hasta su pecho.

“Puedes tocarme tú también, sabes,” susurra. Trazo un travieso dedo a lo


largo de su camiseta de cuello hasta la clavícula, deteniéndome en el
borde y luego sumergiéndome en el hueco en la base de su garganta. Su
pecho es una piedra dura de músculos, formados gracias al entrenamiento
diario. Incluso bajo el algodón de su camiseta, puedo trazar fácilmente las
líneas de sus abdominales. Su caja torácica se llena y se contrae mientras
da una respiración temblorosa tras otra.

El ambiente está pesado. Ambos estamos teniendo dificultades para


respirar. Creo que esa es la razón por la que busco su boca y él busca la
mía. Somos el oxígeno del otro. Él sabe dulce, el sabor adictivo.

Su mano se desliza más arriba, dejando mis shorts para deslizarse a lo largo
de mis costillas y deteniéndose para envolver esos largos y elegantes
dedos alrededor de la curva de mi pecho.

“¿Esto está bien?” pregunta.

“S-sí,” gruño.

Todo mi cuerpo se siente diferente—ya no me es completamente familiar.


La piel es escasa contra los huesos, la sangre está corriendo rápidamente,
mi cabeza está mareada. Me acerco, queriendo que todo de mí toque
todo de él. Mis piernas se entrelazan con las suyas. Mi mano izquierda
agarra su camiseta mientras que la derecha se enrosca alrededor de sus
bíceps.
Él rueda, poniéndome debajo de él. Encuentro nuevos lugares donde
tocarlo. Su amplia espalda se flexiona mientras yo deslizo mis dedos sobre
sus hombros, por su columna vertebral hasta llegar a la cintura de sus jeans.
Contra mi cadera, lo siento vibrar.
Espera. ¿Vibrar?

Gideon debe sentirlo también, porque levanta su cabeza. Gimo por la


pérdida de contacto.

“Lo siento”, él murmura y luego se mueve a un costado.

Lo miro con frustración mientras él introduce su mano en su bolsillo


delantero y saca su teléfono. Me esfuerzo por leer el nombre de la pantalla,
pero no puedo distinguir nada antes de que él deslice su dedo para
contestar.

“¿Sí?” le ladra al auricular.

Tiro de mi sudadera. En el espejo sobre mi escritorio, me echo un vistazo a


mí misma. Mi cabello es un desastre por los dedos de Gideon. Mis labios
están hinchados por sus besos. Mis pupilas están dilatadas y mis mejillas
están enrojecidas. La sudadera está a punto de caerse de un hombro.
Mientras tanto, Gideon se ve igual a cuando lo vi por primera vez en mi
ventana.

Su cabello recortado está tan limpio como siempre. Su camiseta no


muestra ninguna arruga. Y, lo más exasperante, él ni siquiera se ve como si
hubiera pasado los últimos diez minutos besándose conmigo. Su rostro no
tiene expresión, sus mejillas bronceadas sin marcas.
Me acomodo mi sudadera.

“Estoy ocupado ahora,” dice.

Tomo un poco de consuelo por la brevedad de sus palabras. No suena feliz


por la interrupción. Aun así, contestó el teléfono. Yo creo que mi padre
pudo haber entrado y yo no lo hubiera notado.

“¿Ahora?” el ceño fruncido arruga su frente. “Está bien. Estaré ahí en diez
minutos.”

¿Qué?

Él cuelga y se levanta de la cama. “Lo siento Sav. Tengo que irme.”

“Uh-huh,” es todo lo que puedo decir.


Mete sus pies dentro de sus botas e innecesariamente endereza su
camiseta. “No quiero irme, pero debo hacerlo.”

“Uh-huh.” Envuelvo mis brazos sobre mi pecho.

Él se acerca y me abraza. “Te llamaré cuando tenga un minuto.”

“Uh-huh.”

Pasa una mano por su cabello. “Realmente lo siento, nena.”

Salgo de sus brazos y me dirijo hacia la puerta. “Nos vemos después, Gid.”

Él me mira fijamente por un segundo y sacude levemente su cabeza. Los


escucho murmurar algo cuando se va, pero ya no estoy interesada en sus
problemas.

Cierro la puerta de mi habitación y luego me tiro sobre la cama, luchando


contra las lágrimas de ira y frustración.
Nunca debí enviar esa fotografía.

Gideon

Hace tres años

“¿Cómo está?” arrojo mis llaves sobre el banco del vestíbulo, donde Dinah
está recostada sobre el marco de la puerta, quien me observa mientras
me quito mis botas y cuelgo mi chaqueta.

“Soñolienta. Creo que se tomó una píldora para dormir.” Dinah me lleva
hacia adelante.

“¿Dónde están mis hermanos?” Pregunto, caminando por el corto pasillo


hacia la cocina.

“Reed se llevó a los tres a un lugar llamado Xtreme.”


“Es un lugar de juegos arcade y laser tag,” le explico con un suspiro. Giro mi
cabeza sobre mis hombros, tratando de alejar toda la tensión.

Las manos de Dinah me alcanzan para darme un improvisado masaje.


Trato de no ser muy obvio al quitármela de encima. Ella solo está tratando
de ayudar, pero estoy con un humor de perros. Sav y yo estábamos
pasándola bien, y en lugar de estar con mí enamorada en su dulcemente
perfumada cama, estoy atrapado con una mujer extremadamente
sensible que no parece entender ningún sentido de los límites.

Luego, pienso, en que ella ha estado ayudando a mamá, así que espero
unos segundos antes de incrementar el ritmo y salir del apretón de Dinah.

“Voy a subir a ver como está. Gracias por todo.”

“Iré contigo,” se ofrece.

Paso una mano sobre mi boca. Nada en mi vida me ha preparado para


este tipo de situaciones sociales. Ya saben, en la que tu madre está a dos
pasos del colapso total y tu padre está perdido en acción y la única
persona que parece ser confiable es la esposa trofeo del mejor amigo de
tu padre.
“Puedo hacerme cargo desde aquí,” digo. Indirecta. Indirecta. Es hora de
que te vayas a casa. Dinah permanece ajena. Ella desliza un brazo
alrededor de mi pecho y acomoda su delgado cuerpo sobre el mío. “No
soñaría con dejarte, Gideon.”

Últimamente, pareciera que ella está tratando de encontrar cualquier


excusa para poner sus manos sobre mí. Si fuera más orgulloso, pensaría que
estaría insinuándose, pero ella es sentimental con todo el mundo, desde
Steve, su esposo, hasta con el chico de mantenimiento que ha perdido la
mitad de su dentadura.

Gentilmente, me alejo de ella. “Está bien. Correré arriba a ver si mamá


necesita algo. ¿Sandra te dio de comer?”

Los labios de Dinah hacen un puchero. “No. Ella dijo que la cocina estaba
cerrada. No creo que ella me quiera mucho.”

En efecto, sé que a Sandra no le gusta, pero no lo voy a decir en la cara


de Dinah. “Sandra tiene sus costumbres. Ordena algo y lo cargaré a la
cuenta de la casa.”

“¿Qué es lo que deseas?”


Estaba por decir ‘nada’, pero en ese instante mi estómago empezó a rugir.
“Una hamburguesa doble, sin pan, con frijoles y arroz.” Le doy a Dinah una
especie de saludo con los dedos. “nos vemos en un rato.”

Subo los escalones de dos en dos, pero cuando llego al cuarto de mamá,
la encuentro dormida. Su píldora para dormir debió haber entrado en
acción. Hay varias botellas de prescripción tiradas en la mesa de noche.
Las recojo y leo las etiquetas. Ambien, Clonazepam, Lozol, Gabapentin. Ni
siquiera tengo idea para qué son estas cosas. Vuelvo a tirar las botellas
sobre la mesa de noche y estudio a mi madre.

Ella es hermosa. Los signos de ansiedad y depresión no han dejado marcas


sobre su rostro. Durmiendo, ella se ve en paz. Supongo que si esa serie de
medicamentos la ayudan, entonces estoy totalmente de acuerdo.

Levanto la manta alrededor de sus hombros y me agacho para darle un


beso en la mejilla. Ella no se mueve. Los medicamentos la han noqueado.

Una ráfaga de resentimiento se enciende. ¿En realidad necesitaba venir


para esto? ¿Debieron echar a los chicos de la casa solo porque se tomó
una pastilla para dormir? ¿En qué estaba pensando Dinah cuando me
llamó? Ella lo hizo sonar como si mamá estuviera fuera de control. En lugar
de eso, encuentro a mi mamá durmiendo como un bebé.
Podría haberme quedado con Sav en estos momentos. Mi mano todavía
tiembla desde que tocó la cálida piel de su estómago. En cambio, estoy
aquí, observando a mi madre dormir. Supongo que debería contar mis
bendiciones. Mi vida es mejor cuando está dormida—para todos nosotros.
Sé que es una mierda pensar eso, pero es la verdad.

Desecho mis pensamientos rebeldes y acarreo el taburete de tocador


acolchado sobre el lado de la cama de mi madre. Cuando ella despierte,
debería estar aquí, por ninguna otra razón más que averiguar si estos
medicamentos realmente están funcionando. Si el terapista que Dinah
recomendó está haciendo un buen trabajo. Si nuestra familia va a poder
regresar a la normalidad.

Mientras más pronto mamá se mejore, más pronto podré pasar más tiempo
con Savannah. Extiendo mis piernas y saco mi celular del bolsillo.
Inmediatamente, tengo la aplicación de mensajes abierta.

Dejando a Sav absorbida. Sé que ella no entiende, pero, hombre, no


quiero que esta mierda le afecte. Ella es la única cosa buena y pura en mi
vida. Ella es mi refugio. Mi hermosa y adorable isla alejada del demente
bosque que es la casa Royal, y no quiero mancillar eso.

Lo siento, tuve que irme. Mamá no se sentía bien.


No hay problema. ¿Espero que todo esté bien?

Sí. Está durmiendo ahora.

Bien. Te amo.

También te amo.

Mis dedos vacilan un segundo y luego se desplazan hacia arriba para que
pueda ver la foto de Sav nuevamente. Demonios, está tremendamente
ardiente. Ella tiene una media sonrisa, una ajustada camiseta sin mangas
negra levantada lo suficiente para que pueda ver su estómago, y un par
de bragas negras. Me hizo ponerme duro como piedra en el minuto que
apareció en mi pantalla, y tuve que abandonar la habitación antes de
que me avergüence frente a mis hermanos.

Mientras froto el dedo sobre la pantalla, se me ocurre por primera vez que
ella muestra sus dos manos en la foto. Mis ojos se estrechan. Un selfie
significa que una mano debe estar detrás de la cámara.

¿Shea tomo la fotografía? Le escribo.


Ella contestó inmediatamente. ¿Estás bromeando? Ella me mataría si
supiera que te he enviado una sexy selfie. Fue el temporizador, tonto.

Gracias a Dios. Acabas de salvar la vida de alguien.

Ha ha. ¿La estas mirando ahora?

Nena. Si pudiera, la pondría como salvapantallas. Pero no quiero que


nadie más te mire así.

Bien. Sólo para tus ojos.

Como si pudiera compartirla. Nuevamente recorro mi pulgar a través de la


imagen, deseando que estuviera tocándola a ella y no el vidrio de la
pantalla, y luego escondo el teléfono. No tiene sentido el estar
atormentándome.

Detrás de mí escucho un suave golpe en la puerta. Oh genial. Dinah. Justo


lo que necesitaba. Pego una falsa sonrisa en mi cara y me giro para
saludarla. En lugar de la rubia, veo una gran silueta. Es Reed. Mis hombros
colapsan con alivio.
Llevo un dedo hacia mis labios.

El asiente y se aleja de la puerta.

Le doy a mamá otro vistazo para reafirmarme a mí mismo que ella está
bien, antes de encontrarme con mi hermano en el pasillo. “Creí que habías
ido a jugar laser tag,” dije mientras cerraba la puerta.

“Dejé a los chicos ahí. Pensé que podrías necesitar una mano.”

“Mamá está durmiendo. ¿Cuándo estabas aquí estaba teniendo un


ataque?

Una expresión de tristeza aparece en su rostro. “Si,” dice malhumorado.


“Estaba llorando muy fuerte y llamando a papá.”

“Mierda.” Quiero golpear mi cabeza contra la puerta de madera. “¿Y


papá estaba fuera de alcance?” Es difícil no despreciar a mi padre.
Atlantic Aviation estaba al borde de la bancarrota hace unos años, y
desde ese entonces papá se sumergió en el trabajo. Él está afuera,
salvando nuestro legado. Mientras tanto, mamá lo está perdiendo porque
el trabajo no es lo único en lo que papá está sumergiéndose.
“Sip. Lo llamé y le dejé un par de mensajes. Steve me escribió y me dijo que
papá estaba en una reunión muy importante y no iba a poder contestar
hasta más tarde.” Reviso mi reloj. Es medio día en Hong Kong. Steve podría
estar diciendo la verdad.

“Lo siento que no estuviera aquí. No debí haberme ido en primer lugar.”
Tengo que dejar de ser una mierda egoísta, como ir corriendo a ver s Sav
solo porque me envió una foto sexy. Mis hermanos me necesitan.

“No te preocupes, hermano. No es como si pudieras haber hecho algo.


Dinah fue quien hizo que mamá tomara la píldora para dormir.”

“Gracias por llevarte a los chicos de aquí.”

“No hay problema. ¿Quieres que me siente con ella por un rato? Podrías
regresar con Savannah por la noche.”

“Nah, yo me encargo. Siéntete libre de irte. Oí que algunos chicos del


grupo van a reunirse en los Worthingtons.” Brent está en la clase de Reed y
solo vive en la playa de nosotros. “Creo que esa chica Abby está ahí.”
Reed hace una mueca. “Si, no estoy muy convencido sobre ella. Creo que
voy a ver una película.” Él levanta su cabeza hacia su habitación en forma
de invitación.

Golpeo mi mano con la suya. “Me apunto.”

“¿Cómo van las cosas con Savannah?” Me pregunta mientras bajamos a


su habitación.

“Bien.”

El levanta una ceja. “¿En serio?”

“¿Por qué no lo estarían?”

Él abre la puerta y encoge los hombros. “Me parece que estás huyendo
mucho. Pensé que ella se enojaría.”

Mientras Reed enciende la televisión, cojo un par de bebidas de su mini


frigobar y me uno a él en el sofá en frente de su pantalla plana. “Nah, ella
no es así. Sav es de muy bajo mantenimiento.”
“Huh,” es la respuesta de mi hermano.

“¿Qué significa eso?”

“¿La recuerdas de la escuela media?”

“Um, negativo. Ella es casi tres años más joven que yo. Ya me había
graduado de la escuela media antes de que ella siquiera empezara.”
Arrugo la frente. “Mierda. Eso me hace sonar como un asalta cunas. ¿A
eso es a lo que te refieres?”

“Mierda no.” Reed lanza el control remoto sobre la mesa y luego se


levanta sobre la parte posterior del sofá. Hurga en su tocador y saca el
anuario de la Escuela Media Exordium. Hojea el libro hasta que encuentra
la página que buscaba, luego lo empuja por debajo de mi nariz.

“Ella es Savannah Montgomery.”

Una chica con cabello rebelde, frenillos, y un par de ojos avellana


fangosos rodeados de gafas con montura de alambre me devuelven la
mirada. “¿Es en serio?”
La chica en la foto no luce para nada como la radiante Sav que conozco.
Sav tiene un brilloso cabello liso, y sus ojos son azules. Yo sé que ella usa
lentes de contacto, pero la necesidad de lentes de corrección es lo único
que tiene en común mi novia con la chica de la fotografía.

“Sí. Bajo mantenimiento, mi tracero,” murmura Reed mientras hace click en


la lista de películas disponibles a la venta.

Y yo no tengo una respuesta, porque la chica en el anuario de la escuela


media no es nada comparado con la perfección brillante que Savannah
Montgomery presenta ahora. Eso me molesta. Es como si yo no conociera
a la verdadera ella. Como si estuviera escondiéndose de mí. Y eso me
preocupa. ¿De quién estoy enamorado realmente?

CAPÍTULO 13
Savannah
Hace tres años
“Se supone que los cambios de imagen deben darte más seguridad, no
menos,” mi hermana comenta sobre mi hombro.
Cierro el teléfono de golpe y lo pongo boca abajo. “¿Qué se supone que
significa eso?”
“Significa que todo lo que tuviste que pasar durante el verano—los
tratamientos de keratina, las lecciones de maquillaje, la revisión de
vestuario—fue para hacerte ver que ya eras genial, no para hacerte sentir
insegura porque un chico tonto no te responde los mensajes.” Con esa
advertencia, Shea se sienta sobre la silla al lado de mi escritorio y pretende
estar interesada en lo que sea que se encuentre en la pantalla de su
celular. Digo que pretende porque es obvio que está en mi habitación
para agobiarme.
“Él no es tonto,” balbuceo.
“Lo es si no se da cuenta de lo asombrosa que eres.”
“Está teniendo problemas en casa,” le digo, pero las palabras de Shea me
hicieron sentir pequeña e inflada al mismo tiempo.
“Como si cualquier persona de nuestra edad no tuviera problemas en
casa,” se burla.
Agarro mi mouse y regreso mi atención al video que estaba editando
antes de que me fijara si el chico tonto me escribió. “Él me aprecia. Me da
flores en la escuela. Sostiene mi mano en el pasillo, lo cual es más de lo que
otros chicos hacen. Mira a Bibby Harthan. Su novio prácticamente corre
hacia el otro lado para evitar cualquier muestra de cariño en público.”
“No estamos hablando de Bibby y el idiota de su novio. Estamos hablando
de ti y el idiota de tu novio.”
Empujo el mouse a un lado. No puedo concentrarme con Shea aquí
mirándome. “Tú fuiste quien me dijo que si quería a Gideon, tendría que
cambiar. Tú fuiste quien me dijo que mi gusto en ropa apestaba y que mi
cabello parecía un hogar para mapaches.”
“¿Y? Eso no significa que tienes que tumbarte al suelo y ser la alfombra por
la que él camina.” Ella pone su celular a un lado y se inclina hacia
adelante. La expresión seria en su rostro envía una punzada de culpa a
través de mí. “No me gusta quién eres con Gideon,” ella continua. “Extraño
a la antigua Savannah. La que le respondió al chico que le dijo que corre
como una niña, que debería ponerse los zapatos porque estaba a punto
de ver que tan rápido podía correr una chica y que tan duro podía
golpear.”
“Estaba en la escuela media cuando eso sucedió.” Pero…como ella dice,
siento una sensación de anhelo. Ella tiene razón—yo solía ser más confiada.
Yo era la que daba ideas sobre qué hacer y dónde ir. Yo era quien les
decía a los chicos que se callen porque estaban siendo muy ruidosos y nos
daban dolor de cabeza durante los viajes de estudio. Nunca fui la chica
que estaba junto a su teléfono, esperando y rezando para que recibiera un
mensaje de texto.
“Fue el año pasado”.
La culpa florece dentro de mi estómago, llenándolo. Me muevo incómoda
sobre mi silla. “Soy la misma persona,” mantengo. “Sólo que más suave.
Más refinada.”
“Más aburrida. Más sosa.”
“Estás celosa,” le digo de vuelta. Tan pronto como las palabras salen,
quiero volver a meterlas en mi boca, pero es muy tarde.
Shea coge su teléfono y se para. “Siento lástima por ti, Sav. Esto no va a
terminar bien.”
Sus palabras limpian mi arrepentimiento, y replico, “Aún hay otros cuatro
hermanos Royal. Consíguete el tuyo y luego hablamos.”
Ella hace un gesto obsceno mientras camina fuera de la habitación.
Dejo caer mi cabeza sobre el escritorio. Me estoy convirtiendo en una
persona que no me gusta. No es de extrañar que Shea esté decepcionada
de mí. Pero no es culpa de Gideon. Es mía. Soy una estudiante de décimo
grado, saliendo con el senior más popular de la escuela. Por supuesto que
tengo problemas de confianza. Cada vez que lo miro y veo su rostro
sonriéndome, me pregunto qué demonios está haciendo conmigo.
No voy a ser una mocosa inmadura y exigente que quiere tener a su novio
a su entera disposición. Eso no termina bien, tampoco. Jordan, por ejemplo,
es preciosa. Tiene a los chicos haciendo estupideces por ella todo el
tiempo. Pero ella tampoco puede mantener a un chico. Ellos se cansan de
tener que hacer lo que ella quiere, cuando lo quiere.
¿Está realmente mal que sea comprensiva cuando la familia de Gideon lo
necesita? Yo no lo creo. Lo que necesito es dejar de obsesionarme por las
cosas que Gid hace cada segundo del día y ser más independiente.
Regreso a la computadora y vuelvo a concentrarme en el video que
estaba editando. Me siento tan absorta en mi trabajo que paso toda una
hora sin revisar mi teléfono. De hecho, es una llamada la que capta mi
atención.
Ansiosamente, lo recojo. Mi corazón se hunde cuando ve que no es
Gideon.
“Hola Francine.”
“¿Ya terminaste?” pregunta sin siquiera decir hola.
“Casi.” He estado editando una cinta de las porristas para ella. Ella va a
enviarla como una audición para el equipo de baile de la universidad a la
que quiere asistir el próximo otoño.
“Quiero verlo.”
“Te lo enviaré.”
“No, trae tu laptop. Ya sabes como soy.”
Ruedo mis ojos. La chica apenas puede utilizar su celular. Ella está
constantemente enviando mensajes vergonzosos al chat grupal, pensando
que los envía a su novio.
Estaba por decir sí, pero luego recuerdo las palabras de Shea acerca de
cómo dejo que las personas—bueno, Gideon específicamente— caminen
sobre mí. Tal vez no sea capaz de decirle no a Gideon, pero no hay razón
para que no pueda empezar a defenderme a mí misma frente a los demás.
Al menos puedo enseñarle a Shea que no soy un felpudo todo el tiempo.
“¿Por qué no vienes tu aquí? De esa manera, si necesitamos realizar
algunos cambios, puedo hacerlos en mi computadora. Sería más fácil.”
“Oh, eso creo,” reconoce descortésmente. “Acabo de pintarme las uñas
así que necesito esperar veinte minutos antes de que pueda tocar
cualquier cosa.”
“Siempre que quieras venir, estaré aquí.”
Hay una pausa de silencio y luego, “¿Oh, no Gideon, hmmm?”
“Está ocupado,” digo rígidamente.
“Claro que lo está. Te veo más tarde. Bye bye, Savannah.”
Frunzo el ceño al teléfono. “Está ocupado, idiota.”
Pero Francine ya había colgado. Ella llega una hora después. Shea no está,
así que termino mostrándole el video a Francine yo misma.
“¡Oh, esto está muy bueno”” ella exclama, sus ojo se abren con sorpresa.
“¿Pensabas que iba a ser terrible?”
Ella encoge los hombros delicadamente. “Uno nunca sabe. Quiero decir,
eres super joven y todo. Y grabaste todo con tu celular. Podría haber
resultado terrible.”
“¿Por qué me pediste que hiciera esto por ti si pensabas que iba a ser
horrible?”
“Nadie más estaba interesado.” Ella ni siquiera me mira cuando dice eso.
“¿Cómo puedo llevarlo a la universidad?”
Wow, ¿Shea está en lo correcto? ¿Me he convertido en una chica sumisa
que hace una mierda por las personas que ni siquiera la aprecian?
“Lo colocas en un dispositivo de almacenamiento y se lo envías. O tal vez
hay un lugar para que puedas cargarlo.” Saco un usb barato de mi
escritorio y lo meto en la ranura de la computadora. Dos clics y el video
está copiado. Lo expulso y se lo entrego a Francine. “Aquí tienes.”
“¿Qué es esto?” Ella gira el pequeño artículo sobre sus manos como si se
tratara de una especie de objeto extraño.
“Es tu video.”
Ella me lo devuelve. “Yo no sé qué hacer con esto. Tu súbelo.”
La miro boquiabierta.
Ella lo interpreta como una señal para seguir presionando. “Es Rosemont
College.” Ella hace un movimiento de espanto con su mano. “Ve y búscalo.
Estoy segura que debe haber instrucciones en alguna parte del sitio web.”
Eso es todo. La alcanzo y tomo su mano. Suelto el dispositivo sobre la
palma de su mano y la doblo hasta cerrarla. “Tú puedes hacerlo, Francine.
Creo en ti”
Una pequeña arruga se rompe sobre su frente. “En verdad no sé cómo
hacerlo.”
“Entonces pídele a tu hermano que te ayude.”
“Tiene diez.”
“Probablemente él haya descargado más basura de la que puedas
imaginar.” Yo sé que a los diez, ya estaba subiendo videos. Eran terribles,
pero sabía cómo hacerlo.
“Está bien.” Abre su bolso y deja caer la memoria dentro.
Le dirijo una mirada hacia la puerta como una obvia señal para que se
vaya, pero no se mueve. Es como si sus zapatos Prada estuvieran
atascados en el tapete.
“¿Qué?” le pregunto impacientemente.
“¿Tomas fotografías?”
“¿Qué si tomo qué?”
“Fotos.” Francine simula estar tomando una fotografía.
“¿Tomo fotografías?” me siento tonta en este momento.
“Sí, fotos. Quiero hacer un álbum de fotos especial para Torin. ¿Tal vez
incluso un video?” Ella parpadea rápidamente.
Ella está…¿agitando sus pestañas hacia mí? Dios, ella es extraña. Todos los
amigos de Shea lo son. “¿Qué tipo de fotos?” Tengo la sensación de que
ya lo sé.
Ella sonríe, pero da miedo aunque no sea lo que pretenda. “Tú sabes.
Privadas.”
Retrocedo. Podría ser fácil, pero incluso yo tengo límites. “No.
Absolutamente no.”
Su labio inferior sobresale. Estoy segura que el puchero y el agitar las
pestañas funciona en Torin, pero tienen cero efecto sobre mí. “¿Por qué no?
Eres buena en esto.” Ella agita una mano hacia mi computadora. “Harías
un excelente video. Y yo soy terrible tomando selfies. Mi brazo siempre se
interpone en el camino.”
“Usa el temporizador.” Camino y abro la puerta.
“¿El temporizador?” Ella se mueve una pulgada.
“Sí, el temporizador.” Mierda. Ella no se irá hasta que le muestre. Agarro el
teléfono de mi escritorio y lo sostengo frente a ella. “¿Ves el pequeño reloj?
Tócalo y tendrás diez segundos para tomar la foto.”
“¡Oh, muéstrame!” Ella salta de arriba abajo como si fuera una niña.
Apretando mis dientes, apilo unos cuantos libros y coloco el celular encima.
Selecciono el temporizador y regreso a pararme al lado de Francine. Los
segundos acaban, se toma la foto, y regreso al escritorio y recupero mi
teléfono.
“¿Ves?” Deslizo a través de las fotos, olvidando que no había borrado la
que le había enviado a Gideon. Bajé el teléfono rápidamente, pero no
antes de que Francine la viera.
“Seguiste mi consejo, ya veo.” Ella sonríe. “Y la tuya se ve mucho mejor que
la mía. El temporizador, ¿huh?”
Mis mejillas están quemando, asiento con la cabeza. Finalmente, ella
empieza a caminar hacia la puerta.
“No te avergüences, Savannah. Una chica tiene que hacer lo que una
chica tiene que hacer para mantener a su hombre. Las fotos que yo le
envío a Torin significan que el chico nunca se queda hambriento. Él no está
buscando comer en otro lado. ¿Entiendes lo que digo?”
Asiento la cabeza débilmente.
Ella me da un saludo de miss mientras se va. “No tienes que acompañarme
a la salida. Nos vemos después. Hola, Shea.”
No puedo creer que no haya borrado la foto. Tampoco puedo creer que
Francine la viera. Ugh. Supuse que le iba a decir algo a mi hermana.
Sorprendentemente, cuando Shea aparece en mi habitación unos minutos
después, ella no lo menciona.
“¿Quieres comer algo?” es todo lo que dice.
Asentí ansiosamente. “¿Podemos comer pizza? Estoy muriendo por una.”
Shea no come pizza comúnmente. Muchos carbohidratos, pero debe sentir
lástima por mi o es su manera de disculparse porque ella encoje los
hombros y dice, “Claro, pero debe ser una margarita y también podríamos
irnos y acompañarla con un refresco.”
“¡Yay!” levanto mis manos en el aire a manera de celebración.
“Pequeña tonta,” ella me reprende, pero hay una sonrisa en su rostro.
“Voy por mi bolso.” Salto a mi escritorio para coger mis cosas cuando mi
teléfono suena. Probablemente es Francine queriendo más información
sobre cómo conseguir el video para su universidad. ¿Pero sabes qué? No lo
voy a hacer. Ya pase horas editando esa audición. Ella puede descubrir el
resto. Ves Shea, no soy la persona fácil de convencer que crees que soy.
En lugar de Francine, pienso, está el hermoso rostro de Gid en la pantalla.
Deslizo el dedo ansiosamente. Sobre mi hombro, escucho un suspiro—Shea
debió haber visto quien llamó.
Giro mi espalda y contesto con una suave voz. “Hola.”
“Hola, nena,” me saluda. “¿Quieres que nos encontremos? Tengo un poco
de tiempo antes de la práctica de natación.”
Puedo sentir la respiración de Shea por mi cuello. “Seguro. ¿Quieres comer
algo?” Mi estómago retumba con anticipación.
“No quiero comer antes de la práctica, pero si tú quieres, hago una
excepción.”
“No. No. No tengo hambre,” miento. “¿Debería ir?”
“Sin personalidad,” Shea rechifla detrás de mí.
“Nah. ¿Por qué no nos encontramos en Astor en quince minutos?”
“Claro,” digo y luego cuelgo. Estoy demasiado avergonzada como para
mirar a Shea a los ojos y decirle. “Voy a pasar la cena de esta noche.”
Mi hermana me mira con algo parecido a la lástima. “Uno de estos días, te
vas a arrepentir de saltar ante cada orden de los Royal.” Shea suspira
derrotada. “Pero supongo que tendrás que aprender la lección por ti
misma.”
“Eso creo,” murmuro, y luego agarro mi bolso y huyo.

CAPÍTULO 14
Gideon

Presente

“Me había convencido de que eras el mayor de tu familia y tenías muchas


responsabilidades. Es decir, mi propia hermana tenía que ser amiga de
Jordan porque era lo que mi papá quería. Tu familia te necesitaba,” dijo
Savannah, sus ojos se fijaron en un punto lejano como si estuviera
recordando cómo era cuando estábamos juntos. Por su fría expresión,
nada de lo que recuerda es bueno.
“Si sentías que te estaba mintiendo y escondiéndome de ti, ¿por qué no
dijiste nada?” pregunté.
Necesito encontrar una manera de entrar, una manera de convencerla
que el pasado quedó atrás y que si bien no podemos retomar lo que
dejamos, podemos crear algo nuevo juntos.
“Porque tenía miedo de que si decía algo, tú ibas a mentir aún más. No
quería tener la razón. Era mejor, creo, estar en la oscuridad.”
“Pero ahora todo está a la intemperie.” Extendí mis brazos ampliamente.
“Ya no hay oscuridad aquí.”
La línea de su labio se dobla. “Incluso si te perdono por todo lo que hiciste,
no me gustaba la persona que era cuando estaba contigo. Comía lo que
tú querías comer, cuando tú querías comer. Iba corriendo cada vez que
me llamabas. Te preguntaba ¿qué tan alto? cuando tú querías que saltara.
No quiero ser así nunca más.”
Dejo salir un agitado aliento. No me gustaba que ella fuera siempre
condescendiente conmigo tampoco. Me gustaba la atrevida, respondona
Savannah que conocí el primer día, no la mansa, obediente en la que se
estaba convirtiendo. Pero no es como si ella fuera tan diferente ahora. Su
cabello sigue perfectamente liso y está usando una minifalda rosa de
mezclilla y un top con estampado que podría haber salido de las últimas
páginas de Sorority Weekly, si existiera tal publicación.
Se lo recalco. “Aún sigues laceando tu cabello. Sigues usando maquillaje.
Sigues vistiendo—“
“¿Y eso qué?” me interrumpe impacientemente.
“Entonces…¿no hiciste todo eso por mí?” dije sin darme cuenta de lo
estúpido que me escuchaba.
Si pensé que Sav se oía fría, no estaba preparado para el frío ártico que
vino sobre sus siguientes palabras.
“No. Lo hice por mí,” ella chasquea. “Gasté tiempo en mi cabello porque
me gusta liso. Me gusta usar maquillaje. Me gusta verme así.” Pasa una
mano sobre su esbelta figura. “Ya no pienso más en ti, Gideon. Tal vez tú
has pasado todo el tiempo lamentando nuestro pasado y quieres recrear
tus días de secundaria, pero estoy lista para superar eso.”
En desesperación, yo arrojo, “¿Ni siquiera vas a preguntarme por qué
estaba viendo a Dinah hace un par de semanas?”
“Asumo que es porque ella es una loca obsesionada stalker que necesita
ayuda profesional.” Sav habla antes de que pueda decir algo. “Mira, este
es un campus grande, Gideon. El campus de negocios está a casi media
milla del centro de arte. No tenemos ninguna clase juntos. Planeo unirme a
la fraternidad y comeré todas mis comidas con ellas. No hay razón para
que tengamos contacto el uno con el otro.”
Ahora quién está desesperado. Un rayo de esperanza brilla en el horizonte.
Ella no iría al extremo de evitarnos si mi presencia no la afectara. “Te vi en
la fiesta la otra noche,” señalo.
“Coincidencia.”
“¿Así que vas a evadirme por el resto de tu vida?”
“Si puedo.” Ella apenas me mira, y eso me da una extraña sensación de
confianza.
La pongo en evidencia. “Entonces aún no me has superado. ¿Cómo vas a
avanzar si ni siquiera puedes mirarme a los ojos?” Mi voz se vuelve ruda. “Sé
por lo que estás pasando. Porque yo estoy pasando por lo mismo.”
Ella se pone rígida. “Estoy aquí para conocer gente nueva y tener nuevas
experiencias y averiguar lo que quiero de la vida.”
El foco sobre mi cabeza se apaga. ¿Gente nueva? Está bien. Puedo hacer
eso.
“Está bien.” Giro levemente, empezando a caminar. “Te veré por ahí. O tal
vez no.”
La dejaré que se preocupe en eso.
Por más que yo quiera mirar por encima del hombro para ver si ella me
está mirando, enfoco mi vista al frente y salgo corriendo de su campo de
visión. Una vez que no hay moros en la costa, agarro mi teléfono y envío un
mensaje a Cal y a Jules.
Yo: ¿Conocen a alguien que esté participando en la semana de
orientación para estudiantes de primer año?
Cal: Fracasaste?
Yo: Creo que el marcador va 3-2 ahora. Necesito ayuda. Jules?
Jules: Erica de la fraternidad está en eso, pero ella no va a ayudarte. Tu
eres un PNG aquí!
Cal: Peas ‘n gravy? (guisantes y salsa)
Jules: Persona non grata!
Yo: Jules. ¿Qué puedo hacer para cambiar eso?
Jules: ¿Hacer las paces con Sav?
Yo: Eso intento. Aquí está mi plan.
Se los planteo. Cal, predecible como siempre, me cubre la espalda.
Cal: pulgares arriba, hermano.
Jules, sin embargo, es una escéptica.
Jules: Creo que deberías hacer algo diferente.
Suspiro con frustración.
Yo: ¿Qué? Estoy abierto a sugerencias.
Jules: No lo sé.
Yo: Eres una chica. ¿Qué te gustaría?
Jules: ¿Podría atropellarte con mi auto?
Yo: Si es lo que hace falta, sí.
Cal: Bah. No eres divertido. De todos modos, no tenemos nada que hacer
esta noche. Todo está en el campus. Grupos pequeños en sus respectivas
facultades, así que a menos que seas un estudiante de arte, no vayas.
Yo: ¿Eso no está dentro de la categoría de artes liberales? Puedo ir a echar
una mano.
Jules: Um, sí. Pero tú eres un estudiante de negocios.
Yo: ¿Y? ¿Revisan las identificaciones de todos los estudiantes en la entrada?
Cal: G tal vez esté en la carrera de negocios, pero Lucas Strong no. Es el
amigo de un amigo. Le acabo de escribir. Él está más que feliz en darte su
lugar en esa cosa de la orientación esta noche.
Jules: Me rindo.
Yo: Gracias hermano. Te debo una.
Cal: Nah. Tienes lo que te corresponde.
Jules: Ustedes dos se van a ir al infierno.
Yo: Sólo si tú vienes con nosotros, Jules.
#
Pasé el resto de la tarde en la librería, buscando el plan de actividades
para la clase visitantes de otoño. Para hoy, tenían programado ir a las
diferentes facultades y reunirse con los representantes de los estudiantes.
En la noche, estarán en varios sitios del campus para mezclarse con sus
compañeros de clase para que cuando inicien en septiembre, encuentren
caras familiares entre la multitud.
Me salté el evento de sociabilización porque tenía un encuentro de
natación, además de que ya había conocido a la mayoría de mis
compañeros de equipo en anteriores visitas de reclutamiento. Pero los
estudiantes no atletas como Savannah, no tendrían las mismas
oportunidades.
También busqué por Google sobre diferentes actividades grupales,
buscando la correcta que podría facilitar un nuevo comienzo para Sav y
para mí. Decido por una que es un poco cursi pero que nos probaría a
ambos que hay una base sobre la cual podemos construir una relación.
Cuando terminé, era hora de ir a la facultad de Artes Liberales, una
colección de cuatro edificios que está en el lado este del campus.
Cuando llegué, ya había algunos estudiantes ahí, y por algunos, me refiero
a un par de cientos. Me dirijo hacia un grupo de chicos de mi edad que
están usando unos pañuelos rojos alrededor del cuello y camisetas de
color celeste. Si tengo que usar ese atuendo…Oh demonios, qué estoy
diciendo. Ya le dije a Jules que podía arrollarme con su auto.
“Uhm, ¿Dónde puedo conseguir mi camiseta?” le pregunto al chico que
está sujetando una tablilla.
“¿Tú eres?” Él entrecierra los ojos hacia mi pecho como si estuviera usando
una etiqueta con mi nombre. Mierda, en verdad están revisando las
identificaciones en la entrada. Reprimo una risa y enseño mi identificación.
“Lucas Strong.” Con suerte, este chico nunca se ha encontrado con Strong
antes. El chico revisa su carpeta, pero su atención se desvía a otro
estudiante que llega trayendo noticias sobre un par de chicos que trajeron
alcohol a la sesión. Antes de que pueda seguir el debate, toco la tablilla.
“¿La camiseta?” Le indico cuando me mira.
Con una oleada de preocupación, él me dirige a la izquierda. “Oh si, por
aquí. Pregunta por Emily. Dile que Jamison dice que necesitas una
camiseta. Tu puedes ser asignado —“
“Ya fui asignado.”
“Oh, ¿por quién?”
Apunto en dirección a un grupo de chicos con camisetas azules.
Jamison entrecierra los ojos de nuevo, “Genial. Puedes irte, entonces.”
Me voy y encuentro a Emily antes de que me hagan alguna otra pregunta.
Me pongo la camiseta sobre la que tengo puesta y guardo el pañuelo
sobre mi bolsillo trasero. Ahora solo necesito saber en qué grupo está Sav.
“¿A dónde voy?” le pregunto a Emily.
“Andie y Tome te dirán.” Ella señala a dos chicas rubias.
Me dirijo hacia ellas y les muestro una sonrisa Royal. “Hey, Jamison me
envió para ver si necesitan ir al baño”.
“Oh Dios, eso sería genial.” La chica que está usando jeans ajustados
empuja el portapapeles sobre mis manos.
“Sí, gracias,” dice la segunda chica, y las dos se van.
Me siento un poco culpable, pero eso no me detiene de buscar en la
tablilla el nombre de Sav. Ella está asignada al Grupo T. Otra hoja del
portapapeles dice que el Grupo T está asignado a Steve Federowicz y
Jaycee Lovett. Tacho el nombre de Steve y pongo el mío y luego busco a
Lucas Strong. Él está asignado al grupo C. Escribo ahí el nombre de Steve.
La rubia regresa por su tablilla. “¿Necesitas que busque tu grupo?”
“Nah. Jamison me dijo.”
“Genial. Gracias por cuidar nuestras cosas.”
“No hay problema.”
Hay unas notas en la pared, indicando los diferentes grupos, y voy junto a
la letra T. Poco después, Jaycee Lovett aparece. Ella tiene el pelo tieso y
una sonrisa brillante, y puedo decir por el contoneo en sus pasos que no
puede esperar por interactuar con ocho dieciocho añeros que van a
actuar como si lo supieran todo, pero que están aterrorizados por dentro.
“Soy Jaycee,” dice. “Estoy en la facultad de Periodismo.”
“Matemáticas,” digo. Es la más cercana a negocios, en mi opinión.
“Oh, es una materia muy difícil.”
“Periodismo no se ve fácil, tampoco. ¿Escribir para vivir? Yo no podría
hacerlo.”
“Me encanta, y cada clase hace que me guste aún más.”
“Mejor para ti.” Es raro encontrar a alguien que esté enamorado de su
carrera. La mayoría de los chicos suelen cambiar de área de estudios una
media docena de veces antes de graduarse. Tal vez más.
Lentamente, nuestro grupo va llegando. Sav es una de las últimas en
aparecer, y ella me da una mirada sospechosa.
Jaycee se presenta. “¡Hola! Soy Jaycee. Soy una estudiante de periodismo
con una mención en Historia. Soy de Louisville, y mientras todos en mi
familia animan a los Cardinals, soy una fan incondicional de nuestros
propios Lions!”
Ella eleva un puño en el aire. Aplaudo entusiasmado y otros estudiantes se
unen. Excepto Sav, cuyos ajos arrojan dagas hacia mí.
“¿Lucas?” Jaycee indica.
“Soy Lucas, pero casi todos me llaman Gideon. Es mi segundo nombre—“
“Que estupidez,” alguien tose al fondo.
Ignoro a Sav y sigo hablando. “Soy el mayor de cinco chicos y estaba feliz
de venir a la universidad donde solo tengo que compartir el baño con
otras tres personas.”
“Gracias, Lucas— digo Gideon.” Jaycee se corrige a si misma con una
risilla. “¿Alguien más tiene apodos que prefieren usar?”
“¿Qué hay de ti, señorita Montgomery?” pregunto. “¿Ningún apodo
especial?”
“Ninguno,” dice apretando los dientes.
Asentí amistosamente. “Ok. Genial. Entonces, nuestra primera actividad
será un ejercicio de confianza. Por favor, escojan una pareja y
comenzaremos. Savannah, tu puedes ser la mía” Señalo un pequeño lugar
a mi izquierda, lejos del resto del grupo. El resto de los estudiantes
empezaron a emparejarse.
“Um…” Jaycee me toca el brazo. “¿Ejercicio de confianza? Se supone que
debemos empezar con la charada.”
Hecho un vistazo a la tablilla y leo de la hoja. “Charada. Los estudiantes
deberán representar diferentes palabras orientadas a la clase como
profesor, atril, de syllabus.” Miro a Jaycee. “¿Es en serio? ¿Vamos a
hacerles actuar la palabra syllabus?”
“Seguro. Tienes que hacer dos palabras. Sylla y bus. Syllabus. ¿Entiendes?”
En realidad, eso es un poco inteligente, pero como necesitamos jugar el
juego de la confianza, digo, “Ello no están en primer año todavía. ¿Saben
lo que es un syllabus? ¿Han escuchado esa palabra antes?” Arranco la
tablilla fuera de sus manos, tacho el juego de charada y escribo el juego
de confianza. “El ejercicio de confianza es perfecto. Hará que los
estudiantes se conozcan los unos a los otros. Además, es un ejercicio de
trabajo en equipo, porque tú sabes cómo los profesores aman los trabajos
grupales y qué tan mal les va a los novatos en ellos.”
Jaycee agita sus labios de un lado a otro antes de ceder. “Está bien, ¿pero
tú y yo no deberíamos ser un equipo?”
“Nah, queremos que los nuevos estudiantes se sientan como que no están
haciendo nada que nosotros no podamos hacer.” Digo más tonterías,
jergas corporativas que estoy aprendiendo en mis clases de negocios.
“Liderar con el ejemplo y ser inclusivo con nuestras acciones.”
Jaycee asiente. Internamente, ella piensa que soy un capullo, pero al
menos no me contradice. Ella solo encoge los hombros y se aleja para
ayudar a todos a emparejarse.
Marcho hacia mi compañera y extiendo mi mano. “Hola Savannah. Soy
Gideon.” Hago una pausa, tratando de recordar el apellido de Lucas.
“Gideon Strong. Gusto en conocerte.”
“¿Qué demonios crees que estás haciendo?” Sav sisea mientras me da un
débil apretón de manos con solo dos dedos.
“Haciendo nuevos amigos. Experimentando nuevas aventuras. ¿Por qué no
voy yo primero?” Me giro y cruzo mis brazos sobre mi pecho.
Cierro mis ojos, y me dejo caer.
Cap 15

Savannah

Presente

Miro incrédulamente mientras Gideon empieza a caer. ¿Juego de la


confianza? Ja. Esto es definitivamente un juego, pero no de confianza. Giro
sobre mis talones y me alejo. Detrás de mí, hay mucha prisa por llegar
hasta él.

“¡Oh por Dios!”

“¡Atrápalo!”

“¿A dónde vas?”

Supongo que la pregunta va dirigida hacia mí. Yo sigo caminando.


“¿A dónde crees que vas?” La alegre chica con la cola de caballo agarra
mi brazo. “No puedes hacer eso.”

“¿Por qué no? Era un juego.” Pongo mi nariz en alto al mejor estilo de
Savannah Montgomery y veo a todos a mí alrededor curvar sus labios en
disgusto. Vaya forma de hacerlo, Sav. Estoy alejando a las personas y ni
siquiera voy a esta universidad todavía.
Mis hombros se encogen. Así no es cómo quería que fuera esta visita. Se
supone que iba a ser un tiempo de renovarme a mí misma. No tenía que
ser la arrogante e insensible Savannah. Podría ser…bueno, alguien que no
hiciera a esta bonita estudiante de segundo año mirarme con una mezcla
de confusión y desaprobación.

Abro mi boca para disculparme—

“Es mi culpa.” Gideon aparece sobre mi codo y gentilmente remueve mi


brazo del agarre de la chica. Se saca el pañuelo y lo sostiene. “Soy Gideon
Royal y no debería estar aquí. Estoy en la facultad de negocios.”

Los ojos de Jaycee se abren. Los otros siete estudiantes en mi grupo se


acercan, percibiendo el drama, y esa es una manera más emocionante
de conocerse que un ejercicio de confianza o charada o cualquier otro
juego.
“¿Tú no eres Lucas?” reclama Jaycee. Ella revisa su tablilla si hay alguna
prueba que confirme las declaraciones de Gideon.

Él sacude su cabeza. “No. Le pregunté si podía ocupar su lugar porque


quería ver a Savannah. Ella es mi exnovia—”

Me tenso y espero la acusación de que soy cruel porque no hablaré con él,
y lo irracional que soy por no perdonarlo.

“—y ella terminó conmigo porque la engañé. Y estoy tratando de


recuperarla.”

La expresión en los rostros de todos me hace estallar en carcajadas. La


cara de Jaycee se alterna entre asombro y enojo.

Una de las chicas del grupo frunce el ceño. “Una vez infiel, siempre será un
infiel. Nunca regresaría con él.”

“Él dijo que lo lamenta,” refuta un chico que usa una camiseta vintage de
Nirvana.

“Él nunca dijo eso,” alguien más se suma. “Él dijo que la quiere recuperar.”
“Eso implica que lo siente,” responde el chico de Nirvana.

“Cualquier infiel lamenta que lo hayan descubierto. Pero eso no significa


que se arrepienta de haberlo hecho.”

“¿Te arrepientes de haberlo hecho?” pregunto a Gideon, algo divertido


por estar siendo juzgado en el tribunal de la opinión pública, incluso si se
trata de siete estudiantes de secundaria y una estudiante de segundo año,
quienes lo están juzgando.

“La peor decisión de mi vida,” dice inmediatamente. Su boca se inclina


hacia arriba en una sonrisa media triste. “Sé que supuestamente no
deberíamos arrepentirnos de las cosas que hacemos, pero definitivamente
desearía retroceder el tiempo y tomar diferentes decisiones.”

“¿Cómo cuáles?” pregunta la chica que dijo que Gideon sería siempre un
infiel.

“Sí, ¿Cómo cuáles?” Pongo mis manos sobre mis caderas.


“Me gustaría haberte contado más acerca de lo que estaba sucediendo
con mi vida. Hubiera hecho más preguntas sobre lo que estaba pasando
en la tuya así no hubiera estado saltando a conclusiones estúpidas. Te
hubiera demostrado que te amaba en lugar de solo decirlo.” La última
parte lo dice suavemente.

Un bulto aparece en mi garganta. Doy un trago amargo, pero este se


pega, haciendo que respirar sea difícil, haciendo que mis ojos se rompan.

Gideon levanta su mano, extendiéndola a través del espacio que ha


existido entre nosotros por tanto tiempo. “Vamos a quedarnos y terminar
esto,” dice mientras su palma flota cerca de mi mejilla.

No hay contacto, pero aún puedo sentir el calor de su mano. Me


balanceo, tambaleante sobre mis pies, mientras una cuerda invisible me
acerca cada vez más y más y—

“¡Sí, quédense!” exclama el chico de Nirvana.

Su voz es como un baldazo de agua fría. Me alejo y la mano de Gideon


cae a su costado.

“Idiota”, sisea alguien.


“¿Qué? ¿Qué hice?” el chico Nirvana mira de una cara a otra
desconcertado.

“Nada.” Gideon le da una palmada al chico en el hombro. “¿Vamos a


jugar charada?”

Al principio, Jaycee está reacia. Ella cree que Gideon ha roto las reglas de
alguna manera pero no puede darse cuenta de exactamente cuál.
Después de un poco de persuasión por parte de algunos estudiantes,
Gideon consigue quedarse. Pero le hacen hacer las tareas más
vergonzosas.

Jaycee nos hace ir al frente y decir nuestros nombres. Luego todos


escribimos algo que echaremos de menos cuando dejemos la secundaria.
El trabajo de Gideon es adivinar a qué persona le corresponde cada
papelito.

El primero que escoge dice “Mis amigos.”

El ni siquiera mira en mi dirección. Guiado por algún misterioso sentido, el


sitúa el pedazo de papel en frente de la chica que me advirtió sobre
regresar con él. Su nombre es Livvy Swanson.
“¿Cómo sabes que era mío?” ella pregunta, recogiendo el papel.

“La escritura está en morado y combina con tus uñas.” Él señala sus manos.

Todos miramos.

Sus uñas están pintadas de morado, blanco y negro, pero cada una tiene
un diseño diferente. Rayas en un dedo, lunares en otro. Ella está usando un
top sin mangas con capas y un par de jeans con las rodillas rasgadas. Me
gusta. Tiene una buena vibra. Puedo verme a mí misma siendo amiga de
ella.

Obligo a los lados de mi boca a sonreír. La sensación es rara. No soy


mucho de sonreír, pero vale la pena cuando la chica me sonríe de vuelta.

“Buena suposición,” ella le dice a Gideon. “Sí, voy a extrañar a mis amigos.
He estado juntándome con el mismo grupo de chicas desde el jardín de
niños. Sólo una de ellas va a asistir a esta universidad. El resto se dispersado
y eso me molesta.”
“Yo voy a casa los fines de semana,” ofrece Gideon. “Y hay mensajes de
texto y video chats que te ayudarán a mantenerte en contacto. Requiere
de esfuerzo, pero luego cuando estén juntas, eso lo hará más significativo.”

“¿Con qué frecuencia fuiste a verla?” Livvy cabecea en mi dirección.

“La veía una vez al mes, usualmente en las fiestas.” Él sumerge su mano
nuevamente en el sombrero y saca otro pedazo de papel. “Mi familia,” él
lee, luego estudia el grupo.

Mallory Dunn, una dulce chica de cabello marrón con corte bob, levanta
su mano.

Livvy le da un palmetazo, “Se supone que él debe de adivinar.”

“Oops.” Mallory se ríe y luego se calma. “Es mío. Tengo dos hermanas
menores y las amo a morir. No puedo imaginar el no ver sus tiernos rostros
todos los días.”

“Lo mismo con los amigos. Haces el esfuerzo de verse el uno al otro.”

“Sip. Además, ellas pueden venir a visitarte. Habrán días familiares solo
cuatro semanas después de que empiecen las clases. Tendrán una
explosión llegando al estado. No es demasiado pronto para que formen
parte de nuestra familia aquí,” dice Jaycee entusiasmada.

Algunos otros repiten sus propios consejos. Cuando la conversación muere,


Gideon saca otro pedazo de papel y lee, “Nada. Estoy lista para la
universidad.” Él mira alrededor y se detiene en frente mío. “Este es tuyo.”

Arrugo el papel en mi puño, un poco avergonzada de no tener amigos o


familia a la cual extrañar. Mi barbilla se levanta y mi voz es rígida cuando
digo, “Sip. Soy yo.”

Para mi sorpresa, el resto del grupo asiente con su cabeza también.

“Por mucho que vaya a extrañar a mis amigos,” admite Livvy, “estoy
emocionada por empezar algo nuevo.”

“No hay nada de malo con eso. Todos podrían usar un nuevo comienzo.”
Los ojos de Gideon me invitan a saltar y participar.

La intensidad de su mirada me hace sentir incómoda, así que miro hacia


abajo a mi regazo. Casi digo alguna basura sobre lo infantil que es todo
esto, lo lleno de mierda que están estos programas, pero me detengo.
Todos aquí están siendo abiertos y honestos y estoy muy asustada de
enseñar si quiera un pedazo de mi persona.

Gideon continúa. Él termina de leer todos lo papelitos y luego él y Jaycee


se levantan y juegan el juego de charada con las palabras basadas en las
nuevas experiencias universitarias, como profesor, lectura, syllabus, y juegos
de fútbol sabatinos. Quiero participar. En verdad quiero, pero termino
sentada sobre mis manos. Livvy y Mallory se unen al juego. Incluso el chico
Nirvana salta cuando es su turno.

Cuando es mi turno de actuar una palabra, estoy llena de ansiedad. Mis


palmas están húmedas y mi corazón late más fuerte de lo normal.

“¡Hora de película!” una voz anuncia por el altoparlante. “Terminaremos


nuestras actividades planeadas con una corta película sobre todos los
recursos disponibles para ustedes en la universidad y después tendremos
algunos snacks y tiempo para convivir.”

Exhalo de alivio, pero al final, algo de arrepentimiento persiste. Cuando las


luces se atenúan, Jaycee viene a sentarse a mi lado.

“Hay recursos en el campos si alguien no te deja en paz,” ella susurra.


“Solamente tienes que decirlo, y yo voy contigo a la oficina de Recursos
del Campus. No hay órdenes de contacto que la universidad no pueda
imponer. No funcionan fuera de la universidad, pero dentro el campus, él
tendría que cumplirlas.”

Me giro para mirar su cara de seriedad. “¿En serio?”

“Sí, la universidad hace sus propias reglas. Él también puede ser expulsado
si hay suficiente evidencia.” Ella me da un pedazo de papel.

Miro abajo para ver su nombre y número. Ahí está mi oportunidad para
realmente deshacerme de él. Si acepto, Jaycee me ayudará a reportarlo.

Miro a Gideon, quien está conversando con Livvy. ¿No es lo que siempre
he dicho que quería? No tener que volver a hablar con él. No verlo. No
estar cerca de él.

El bulto en mi garganta se va hacia mi intestino. Como le dijo a Livvy,


Gideon vino regularmente a casa este año, y lo veía. A veces peleábamos.
La mayor parte del tiempo, trataba de ignorarlo, pero realmente nunca
pude. Lo había seguido a escondidas, esperando ver con qué chica
tonteaba, pero él nunca lo hizo. Y no es como si nunca hubiera tenido
oportunidad. Él es Gideon Royal. En Bayview, todas las chicas solteras, y
algunas con compromiso, habrían pisoteado a su propia hermana con tal
de meterse a la cama con él. Incluso aquí, las chicas no podían evitar
amontonarse a su alrededor.
“No,” me sorprendo a mí misma diciendo. “No me está molestando.”

“¿Estás segura?”

Le doy a Jaycee una sonrisa forzada. “Sí, estoy segura.”

La película empieza. No recuerdo mucho sobre ella, porque me encuentro


atrapada recordando el pasado. Mi primer día en Astor cuando Gideon
me notó. Cuando me pidió salir. Cuando nos besamos por primera vez. La
primera vez que tuvimos relaciones, la cual no fue tan increíble como
pensé que sería, y después la primera vez que hicimos el amor, la cual fue
tan asombrosa que finalmente entendí por qué la gente escribe libros y
poemas y canciones sobre eso.

Por todas las veces que me hirió, hubo momentos que me hizo tan feliz que
me sentía estar volando sobre las nubes.

Las luces se encienden, y en lugar de estar Jaycee sentada al lado mío,


está Gideon.

“¿Puedo acompañarte a casa?” pregunta suavemente.


Asiento con la cabeza. Es hora, supongo, de hablar sobre lo que va a
pasar con nosotros en este nuevo futuro.

Mientras nos despedimos, Jaycee me recuerda que puedo llamarla en


cualquier momento. Livvy y yo intercambiamos números, y luego se inclina
cerca de mi oído. “Tal vez no es del todo malo,” me susurra mi nueva
amiga.

Tal vez no.

Savannah

Presente

Hay cerca de cincuenta chicas viviendo en esta fraternidad, pero el


domingo a las siete de la mañana, solo pocas están despiertas. Algunas
están alistándose para la iglesia. Otras, como Kira y yo, están encorvadas
sobre sus tazas de café, habiéndose levantado temprano porque su
compañera de habitación, Jisoo, es adicta a salir a correr.

Kira y ella se toparon hace solo un par de horas y Jisoo estaba tan
borracha que apenas podía pronunciar palabras de una sola sílaba. Agua,
por ejemplo, el agua se discernió de su libro de texto de ciencia que tenía
la imagen de una gota en la portada. Sacó una manta extra de su armario,
luego de verla frotar sus manos hacia arriba y debajo de los brazos varias
veces. Sentí como si estuviera jugando charadas con un mimo. Un mimo
ebrio. Un mimo ebrio que de alguna manera está apto para levantarse de
su cama y ponerse sus zapatillas color naranja-neón para correr tan pronto
como el sol sale por el horizonte.

Luego de media hora de intentar inútilmente volver a dormir, arrastré mi


trasero fuera de la cama. Kira, con sus ojos legañosos, me siguió bajando
las escaleras donde nos sentamos, bebiendo café y esperando a que Jisoo
regrese.

“No hay mucha gente despierta,” comentó.

“La semana de atiborrarse empieza mañana,” responde Kira, su voz está


ronca por el sueño. “Todas estuvimos en nuestra última fiesta antes de
empezar a inhalar Red Bull para sobrevivir a las noches en vela. Te vi
caminando con tu ex la otra noche. ¿Está todo bien?”

El camino hacia la fraternidad desde el campus nos llevó por la casa


Sigma Chi, donde mis próximas hermanas estaban pasando el rato.

“Llegamos a un acuerdo de no pelear más.”


“¿Es un cese al fuego o tregua permanente?”

“Tregua permanente. Estoy cansada de ser la chica mala que siempre


termina por hacer que el resto la odie.”

“Te amamos. Además, me encantan tus comentarios sarcásticos. Tu eres lo


suficientemente valiente como para decir lo que nosotras siempre
pensamos.”

“Creo que quieres decir que soy lo suficientemente torpe para decir lo que
debemos mantener en nuestras cabezas.”

Ella estudia mi expresión. “No suenas feliz por haber hecho las paces con
Gideon.”

“Siento…como si hubiera perdido,” confieso. “Y que soy una estúpida por


dejarlo atrás.”
“¿Qué es lo estúpido de eso?”
Señalo hacia mi pecho. “Esa cosa aquí dentro. Todavía tengo sentimientos
por Gideon.” Suspiro tristemente. “Él tiene razón. Si lo odio tanto es porque
aún me importa.”

“Tal vez no lo odies,” argumenta Kira. “Tal vez el odiarlo se ha convertido


en un mal hábito para ti, como fumar.”

“¿Cómo no podría odiarlo? Él me engañó. Y no con una chica joven o una


sexy senior, sino con una mujer mayor.” Hago una mueca. “Creo que
estaba casi en sus treintas.”

Kira retrocede en estado de shock. “¿Qué? ¡Yo pensé que se había


acostado con una chica de tu escuela! ¿Era una profesora? ¿Alguna
mamá?”

“La esposa del mejor amigo de su padre.”

No sabía que los ojos podían abrirse tanto los de Kira.

“¿Estoy despierta, cierto?” ella pregunta. “No estoy soñando que formo
parte de un episodio de Real Housewifes, ¿verdad?”
Una sonrisa reacia aparece en mi rostro y estoy agradecida de que ahora
puedo reírme de mi estúpido y trágico pasado. “Sí, y no creo que alguna
de esas mujeres haya hecho las cosas que Dinah hizo.”

“Wow. Ok. Veo venir una historia jugosa y no quiero hacértela contar dos
veces. Vamos a esperar a que regrese Jisoo.”

Kira coge su celular para revisar el progreso de Jisoo. Las dos se rastrean a
la otra mediante sus celulares. Es lindo ver lo mucho que se preocupan la
una por la otra.

“Oh, ya casi llega.” Kira inclina la pantalla para que pueda ver.

Como dijo, Jisoo aparece un rato después, sin aliento y sudorosa. Kira no la
deja tomar ni siquiera un vaso con agua. “Ve y báñate ahora mismo.”

“Estoy sedienta,” se queja Jisoo, mirando vehemente sobre sus hombros


mientras Kira la empuja hacia la puerta.

“Puedes beber en la ducha.”

“Eso es asqueroso.”
“Dale a la perra quejumbrosa un vaso de agua,” me ordena Kira.

Le hago un saludo a Kira y voy al refrigerador.

“Necesito que tenga hielo,” grita Jisoo.

“Necesitas ducharte.”

Las dos continúan discutiendo, sus voces se debilitan mientras Kira empuja
a Jisoo arriba de las escaleras. Agarro el vaso con agua y las sigo. A mitad
del pasillo, veo mi reflejo en el espejo.

Mi cabello está rebelde ahora. Pequeños rizos rodean mi frente. El liso


habitual está estropeado por ondas y espirales. Paso una mano sobre el
desastre. Cada mañana, me levanto temprano para alisar mi cabello
porque pensaba que a Gideon le gustaba así. Gasté un montón de mi
tiempo con Gideon, tratando de ser como a él le gustaba y después
mucho tiempo odiándolo a él y a mí misma.

Kira aparece al inicio de las escaleras. “¿Pasa algo malo?”


“Odio mi cabello”

“¿Qué? Tu cabello es asombroso. Muy sexy.”

“Se ve como si alguien hubiera metido mi dedo en un toma corriente.”

Kira trota bajando las escaleras y me aleja del espejo. “Amo tu cabello. Es
inusual. Cada chica aquí mataría por tener tu cabello. No sé por qué te lo
laceas todos los días. ¿Por qué lucir como el resto cuando puedes ser
diferente?”

“Tu cabello no es liso y plano.” Señalo los virtuosos rizos de Kira.

“Exacto.” Ella rebota una mano por debajo de un lado de su cabello. “Es
grande y es fabuloso.” Ella me giña un ojo y me lleva a la habitación.
“Pregúntale a Jisoo.”

“¿Preguntarme qué?” pregunta Jisoo.

“¿Te gusta el cabello natural de Sav o qué?”


“Me encanta. He tenido pensamientos súper envidiosos sobre él.” Jisoo
recibe el vaso de agua y hace gestos para que me siente sobre su cama.
“Definitivamente deberías tirar la plancha alisadora.”

Me siento al final de la cama mientras ella deja el vaso vacío.

“O no,” Kira interviene. “Si la alisadora te hace sentir mejor, entonces


adelante. Quiero decir, yo me pongo labial y mascara de pestañas todos
los días no porque quiera lucir sexy para un chico pero me hace sentir
mejor conmigo misma. Me gusta cómo se me ve. Así que si tu prefieres tu
cabello lacio, úsala, pero tus rizos son preciosos y no deberías tener miedo
de mostrarlos.”

“Cierto.” Jisoo deja el vaso, saca la silla de su escritorio y me señala con el


dedo. “Ahora, cuéntanos la historia y cómo podemos ayudar.”

“Les daré la versión corta, porque gastar cualquier cantidad de tiempo en


esa horrible persona va a arruinar un hermoso día. El papá de Gideon es
Callum Royal. Él ha sido mejor amigo y compañero de negocios de un tipo
llamado Steve O’Halloran por toda su vida. Steve es un tío no oficial de los
Royal. Hace unos años, él se casó con Dinah, quien se ve como un ángel
pero es en realidad un demonio. Él fue a su penthouse una noche y,”
respiro profundamente, empujando más allá de las punzadas de dolor que
aprietan mi corazón mientras llego a la siguiente parte. “Y durmió con ella.
Él se acostó con Dinah.”

“Wow.”

“Eso es terrible. Sabía que él te había engañado, pero eso es terrible.” Jisoo
se levanta de su escritorio y se sienta a mi lado.

Kira se acerca a su mesa de noche y luego se nos une. Ella coloca un


puñado de chocolates kisses en mi palma. “Come. Es una buena
medicina.”

Jisoo toma uno. “Trae la mochila, hermana. Vamos a necesitar una


descripción completa. ¿Qué pasó después? ¿Cómo te enteraste?”

“Ella me envió un mensaje.”

“¿Ella qué?” exclamó Jisoo.

“¡Que perra!” Kira jadea.


Asiento. “Sí, al día siguiente, ella me envió un mensaje diciendo que
mientras yo era una dulce chica, era solo una niña y un hombre como
Gideon necesitaba una mujer para satisfacer todas sus necesidades.”

“Que vulgar.”

Kira asiente de acuerdo. “Muy vulgar.”

“Y luego ella envió un paquete de atención básica.”

“¿Un qué?”

Se me quedan mirando sorprendidas.

Empiezo a reír. “Sí, estaba lleno de cosas como sopa de pollo, helado, un
certificado para un spa, un libro de cómo superar un mal rompimiento. Ella
se disculpó otra vez y me aseguró que era lo mejor.”

“¿Qué hiciste?”
“Al inicio, nada. Estaba muy impactada. Luego llamé a Gideon y le pedí
que nos encontráramos. Vi la culpa en su rostro. No lo dejé decir ni una
palabra. Salí del auto y corrí hacia mi casa.”

“¿Te dio alguna explicación?” pregunta Jisoo.

“Él me dijo que lo lamentaba pero no quería herirme así que debíamos
terminar.”

Jisoo me da una palmada en el hombro. “Dios, pobre chica.”

Kira desenvuelve otro chocolate y lo lleva hacia mi boca. Lo como con


agradecimiento, dejando que el sabor dulcemente amargo se derrita en
mi lengua. Jisoo me empuja sobre su pequeño cuerpo y Kira me encierra
por el otro lado.

“Lo bueno es que estás con nosotras ahora, y nosotras te vamos a ayudar,
así como Shea lo hizo. No estás sola.”

“Eso es cierto. Somos hermanas de por vida.”


Casi empiezo a llorar. Creo que se me acabaron las lágrimas hace un par
de años, pero cuando veo los rostros preocupados de estas chicas que
acabo de conocer hace unos días, estoy abrumada y un poco molesta
conmigo misma. Podría haber tenido amigas como ellas en la secundaria.

La hermanastra de Gideon, en efecto, se acercó a mí, pero rechacé su


mano lo más rápido que pude. Me molestaba porque ella estaba en la
casa de los Royal. Odiaba cómo todos la querían. Me molesto que se
negara a escuchar mis advertencias sobre el mugriento de Daniel
Delacorte. Cuando la vi en la casa de piscina con él, sabía qué iba a
pasar. Gracias a Dios encontré a Reed. Estaba preocupada de que fuera
demasiado tarde.

Pero hubo un tiempo en el que la puerta de la amistad estaba abierta y yo


la cerré de golpe. Viví los últimos años por despecho, odiando a todos y a
todo—incluyendo a mí misma.

Fue agotador, me di cuenta. Estaba cansada todo el tiempo porque me


tomaba mucha energía recargar mi negatividad.

Me apoyo en el abrazo de mis nuevas amigas y aparto todas las piezas


quebradas de mi corazón, haciendo un camino para construir algo nuevo.
Algo hermoso y fresco y fuerte.
Gideon
Presente

“¿A dónde la vas a llevar?”

Observo a Cal por encima de mi hombro, quien está tendido sobre mi


cama, jugando juegos con su celular.

“Holiday Park.” Hurgo dentro de mi armario, buscando una sudadera que


le pueda prestar a Sav en caso de que tenga frío.

“Un poco lejos, ¿no crees?”

Sacudo la capucha sobre la cama junto con la manta. “Sí, pero eso es a lo
que estoy apuntando.”

“Ahh, entiendo. Vas por un poco de placer natural.” Se ríe de su mal juego
de palabras.
“Algo así. Definitivamente quiero un poco de privacidad.” Enrollo todo
dentro de la manta y lo levanto sobre mi hombro.
En cuando alcanzo mi celular, este suena. Una rápida mirada hacia la
pantalla me hace fruncir el ceño. Es el mismo número que me llamo dos
veces antes. Ya que nunca respondo las llamadas de números
desconocidos, presiono cancelar y me hago recordar que tengo que
bloquear ese número cuando tenga tiempo.

“¿Vas a regresar en la noche?” pregunta mi compañero.

“Tal vez. Depende de Sav.”

“Solo escríbeme si vas a necesitar el cuarto esta noche.”

“Lo haré.” Me detengo en la puerta. “El próximo año deberíamos


conseguir otro lugar, ¿No crees?”

Cal sale de la cama y choca su puño con el mío. “Demonios, sí. Echaré un
vistazo en los avisos. ¿Algo de deba tener en cuenta?”

“Habitaciones separadas, baños. Aire acondicionado. Cerca al campus.


No me molesta manejar, pero a Sav tal vez.”
Las cejas de Cal se disparan. “Estas asumiendo un montón de cosas, ¿no
crees?”

Encojo los hombros. “No tiene sentido comenzar con el fracaso en la


mente.” Savannah me está dando una segunda oportunidad. Planeo estar
súper pegado a ella.

“¡Buena suerte, hermano!” grita detrás de mí.

Le doy un saludo de agradecimiento y marco el número de Sav con la otra


mano. “Estoy saliendo,” le digo.

“Estaré lista,” dice sin dudarlo.

“Te veo en diez minutos.”

Casi estoy silbando una vez que llego al carro. Todo está encaminado.
Arrojo la manta en la parte trasera del Rover y conduzco la corta distancia
hacia la fraternidad. Sav debió haber estado mirando por la ventana,
porque abre la puerta casi antes de que termine de estacionarme.
Salgo del carro y voy por su mochila. “¿Tienes miedo de que entre?” La
molesto.

Ella se estremece con falso temor. “Es peor que un baile de debutantes ahí
dentro. Habían tantas cámaras sobre mí, era como si fuera una celebridad
a la que le acaban de publicar un video sexual.”

Casi me ahogo con mi saliva. “Um, sí, suena mal,” me las arreglo para decir.

Ella inclina su cabeza hacia un lado. “¿Está todo bien?”

“Sí. Sólo que he tragado mal.” Abro la puerta del copiloto, casi la empujo
hacia adentro. He mantenido en secreto del chantaje de Dinah por
mucho tiempo, no tiene sentido de que Savannah se entere ahora. He
estado tratando de protegerla de toda la fealdad de ese entonces, y voy
a seguir protegiéndola ahora.

Subo y enciendo el motor. “He pensado que deberíamos ir a Holiday Park.


Hay unos cuantos senderos sombreados y un pequeño lago en donde
podemos comer. ¿Suena bien?”

“Sip.”
“Por cierto, me gusta tu cabello,” le menciono mientras me alejo de la
acera.

“Gracias.”

Por el rabillo de mi ojo, la veo enrojecer y pasar su mano sobre sus rizos
salvajes. Fue impactante ver a Sav con un gran cabello, pero es tan sexy
como el infierno. Hay algo diferente en ella el día de hoy. No solo el
cabello, sino en la manera en la que ella se está llevando a sí misma—
segura, valiente.

Me gusta mucho.

“¿Alguna idea de lo que vas a querer de almuerzo?” Arrojo mi teléfono


sobre su regazo.

“¿Me estás dando tu celular? ¿No es eso peligroso?” Su lengua está


bromeando, pero hay algo de seriedad ahí.

“Nop. Mira a través de él. Es aburrido como la mierda.”


“Estoy decepcionada. ¿Ni siquiera tienes buenos memes? ¿Cómo te
entretienes?”

“Dejo al resto hacer el trabajo duro por mí.” Una gran sonrisa se extiende a
través de mi rostro. No recuerdo la última vez que bromeamos.

Hay un momento de silencio y luego Sav dice, “Hmmm.”

“Hmmm ¿qué?”

“Hmmm, tu emoji más usado es el de la cara llorando y el de los ojos


saltones.”

“Cal y Julie son mis mejores amigos—por supuesto que son los dos únicos
emojis que uso. ¿Por qué? ¿Cuáles usas tú?”

“Me avergüenza decir que la mayoría de mis emojis incluyen una forma de
corazón. También la chica de camiseta morada encogiéndose de
hombros.”
No puedo evitar que se me escape una carcajada. “¿Qué? Esa no es la
Savannah que conozco.” Y amo, termino diciendo en mi cabeza.
“Supongo que en la tierra de los emojis, soy tierna y emo.”

“O tienes buenos amigos con los que te escribes. Ahora que nos estaremos
mensajeando, tengo el presentimiento de que los ojos en blanco van a
aparecer un montón.”

“¿Nos estaremos mensajeando?”

“Bueno, yo te estaré mensajeando. Con suerte, tu responderás.”

“Depende de qué tan entretenido eres.”

“Descargaré una mierda de memes en el minuto en el que dejemos el


Rover”, juro.

“No hay necesidad de ir por la borda.”

“Entendido.” Cambio de tema. “¿Así que piensas que vas a disfrutar del
departamento de cine?”
“Sí, tienen programas muy geniales. Es muy práctico.” Ella suena muy
emocionada.

“No puedo esperar para ver tu primer trabajo. ¿Estás apuntando para
dirección? ¿Producción? La verdad no sé la diferencia,” admito.

Nunca conversábamos sobre esas cosas cuando estábamos saliendo. No


sé si es porque no pregunté, o ella nunca se ofreció. Debí haber
preguntado. Lo sé ahora. Pero estaba tan absorto en mi propio drama.

“Editor, en realidad. Es la persona que corta la grabación y luego une los


fragmentos.”

“Eso es genial.” Mi licenciatura de negocios suena aburrida en


comparación. “¿Alguna otra clase?”

“Voy a llevar las clases de Literatura y Arte para ayudarme a formar mis
habilidades de storytelling, pero planeo pasar la mayor parte de mi tiempo
en el departamento de cine si es que puedo. Adrian dice que mientras
más horas pueda pasar haciendo el trabajo que leer sobre ello o ver a
otras personas haciéndolo, mejor seré.
Apreté mis manos alrededor del volante. “¿Adrian es el chico de cine con
el que estuviste caminando el otro día?”

“Sí.” Ella suena divertida. “¿El chico que querías golpear?”

Le lancé una mirada rápida. “¿Cómo sabes?”

Ella sonríe. “Eres un Royal. Por supuesto, tu primer instinto es golpear a un


chico que no te gusta.”

“Oye, ese es Reed,” protesto. “No soy un peleador.”

“Oh, ¿En serio? ¿No le volaste los dientes a John David durante el baile de
invierno?”

Escondo una sonrisa. “John David cayó sobre mi mano y un diente se


desprendió.”

“Si mentirte a ti mismo te hace sentir mejor. Ni siquiera me acuerdo por qué
estabas molesto. ¿Por tu mamá?”
“No.”

“No vas a decírmelo, ¿verdad?”

Hace una semana, no lo habría hecho. “Él dijo que eras una mal besadora.”

“¡Ese estúpido!” Ella jadeo. “¡Yo nunca, nuca lo besé! Dónde él—por qué—
“ella chisporrotea. “No creo que le hayas golpeado lo suficientemente
fuerte.”

Flexiono mi mano. “Probablemente no. La próxima vez correré hacia él, lo


golpearé de nuevo.”

“Quiero golpearlo yo también,” dice indignada.

Me río. “Estoy en eso. Podemos hacer un viaje especial de regreso a


Bayview para eso.”
Ella se ríe también. “Nah. Él no vale la pena. Probablemente el chico
nunca ha estado lo suficientemente cerca a la boca de una chica para
saber lo que es un beso, y mucho menos si es bueno.”
Me detengo en el semáforo y me giro para verla. Su perfil está delineado
por el sol brillante. Desearía tener mi teléfono para poder tomarle una foto.

“Eres tan malditamente bella, Sav.”

Su cabeza se levanta a y me mira, ojos abiertos, labios exuberantes


ligeramente abiertos, como si estuviera sorprendida, lo siento de esa
manera.

Probablemente me hubiera quedado mirándola si el carro detrás nuestro


no hubiera tocado la bocina. La luz está en verde. Presiono mi pie sobre el
acelerador.

“Te ves sorprendida.”

“No era lo suficientemente bonita—” ella se corta a sí misma.

“¿Para evitar que te engañara?” Termino la frase por ella.

Ella asiente tristemente.


“Nunca se trató de tu aspecto, nena. Desde el momento en el que mis ojos
cayeron sobre ti, fuiste la chica más ardiente que nunca había visto.
Lamento que te haya hecho dudar aunque sea un segundo sobre eso.”

Desearía no estar conduciendo para poder ver su expresión. Le doy un


vistazo y me alivio de que ver que no está molesta. Más pensativa, que
cualquier otra cosa.

“Solo quiero olvidarlo,” ella dice.

¿Podemos hacer eso? No estoy seguro, pero estoy de acuerdo si es lo que


ella quiere. “Ok. Entonces… ¿almorzamos?”

“¿Estás entrenando? ¿Necesitas consumir muchas calorías?”

“No. La temporada de natación terminó con las Nacionales en Marzo,


pero…” Otra vez, desearía no estar conduciendo. “No voy a nadar el
próximo año.”

“¿Qué?” dice sorprendida.


“Lo sé. Pero hacer deportes en la universidad es como tener un segundo
trabajo, y papá quiere que pase más tiempo aprendiendo sobre los
negocios por culpa de,” aclaro mi garganta. “Por culpa de Steve.”

“Oh. Wow. ¿Cuándo lo decidiste?”

“En las últimas semanas,” admito.

“¿Está de acuerdo con eso?” ella hace una pausa. “Nuevamente, siempre
ha sido tu familia lo primero para ti, ¿no es así?”

Hay una leve nota de amargura en su voz, pero no la culpo. He mantenido


todos esos secretos a Savannah porque pensé que la estaba protegiendo,
pero al final solo la estaba haciendo sentir menos importante que cualquier
otra persona en mi vida. Fue en ese tiempo en el que dormía con Dinah.

“Sé que se ve de esa manera. Te mantuve alejada de todo eso porque me


estresaba y pensaba que te iba a estresar a ti también. Ni siquiera se me
ocurrió compartirlo.” Le di una media sonrisa. “Soy distinto ahora. Te voy a
contar tantas cosas que vas a estar cansada de escucharme. Y entre los
memes, los gifs y los emojis de corazón, estarás informada sobre lo que
estoy comiendo, qué estoy estudiando, que video juegos estoy jugando,
cuantas veces me afeito, cuando tomo una duc—”

“¡Está bien, está bien!” ella me interrumpe, volviendo a reír.

Mi corazón se da un vuelco. Esta es la mayor cantidad de veces que la


escuché reír en años.

“Vamos a comer sándwiches en el Open House Café. Se ve bien. Es


vegetariano.” Hay una pizca de desafío en su voz, como si me estuviera
desafiando a protestar, pero comería tierra si eso significa que puedo estar
con ella.

“Suena genial. Como un buen portobello. Espera. ¿Ahora eres


vegetariana?” ¿Cuánto más hay sobre la vida de Sav que no sé?

“No. Solo siento que es un buen día para comer ensalada.”

“Genial. Llama y yo pasaré a recogerlo.”

“Está bien.”
Pero antes de que pueda hacer la orden, mi teléfono suena.

“¿Puedes contestar por mí?” digo. “No puedo hablar y conducir aquí.”

Ella duda, pero lleva el celular a su oído.

“Probablemente es un telemarketing,” le digo. “Alguien me ha estado


llamando toda la mañana.

“¿Hola? El teléfono de Gideon,” ella contesta.

Mientras hago maniobras por el tráfico, escucho un murmullo y luego un


sorpresivo “Oh. Um, espere un segundo.”

Le lanzo otra mirada antes de bajar hacia el café. Tiene su mano sobre el
portavoz del celular. “¿Quién es?” pregunto.

Ella lame su labio inferior. “Es Steve. Quiere hablar contigo ahora mismo. De
hecho, está esperándote en el Holiday Park.”
“¿Steve?”

“Steve, tu, um, el esposo de Dinah.”

“Mierda.” ¿Cómo demonios sabía que estábamos camino a Holiday Park?


¿Me está acosando al igual que solía hacerlo su demente esposa?

“Tal vez deberías llevarme a casa.” Savannah gira sobre su asiento, como si
fuera a saltar de la camioneta en cualquier segundo.

“No,” digo con amargura. Con una mano, retiro el teléfono de su agarre y
le cuelgo a Steve.

“¿Acabas de colgarle?”

“Sip.”

Ella frunce el ceño. “¿Qué es lo que vas a hacer?”


“Nosotros,” enfatizo el nosotros, “vamos a tener nuestro almuerzo e ir a
Holiday Park.”
“¿Y qué pasa con Steve?”

Encojo los hombros. “Bueno, no puedo atropellarlo con el Rover, así que
vamos a ignorarlo.”

Una leve sonrisa aparece sobre sus hermosos labios. “¿Al diablo con Steve?”
ella bromea.

“Al diablo con Steve,” repito.


Gideon

Presente

Cuando llegamos al parque, el Bugatti de Steve se encontraba en el


estacionamiento. Hay una multitud de adolescentes con sus padres,
parados y mirando boquiabiertos. Steve está en el asiento del conductor,
disfrutando de la atención. Me pregunto qué hará Dinah con el auto
cuando Steve esté en prisión. Probablemente se grabe arrojándolo desde
un acantilado hacia su feroz y costosa muerte.
“¿Qué crees que quiera?” pregunta Sav. A pesar de que su tono neutro,
puedo decir por su rigidez que se encuentra incómoda.

Ya somos dos.

“Quien sabe.”

“¿No deberías llamar a tu papá?”

“No. Me diría que me mantenga alejado.”

“¿Y eso es un mal consejo porque?”

“Te invité a un picnic en el parque. No vamos a permitir que Steve nos


dirija.”

Dándole una leve sonrisa, estaciono el Rover junto a un enorme Suburban y


le hago un movimiento a Sav para que espere mientras salgo y rodeo el
frente de la camioneta para ayudarla a salir. Cruzando el estacionamiento,
espío a Steve saliendo de su propio vehículo.
Él responde algunas preguntas sobre su carro, señala a mi dirección, y se
marcha dejando rostros decepcionados detrás de él.

“¿Puedes tomar nuestro almuerzo?” le pregunto a Sav.

“¿Realmente no vas a ver qué es lo que quiere?”

“Nop.” No le voy a hacer esto fácil a Steve. Estoy aquí para una cita con
Sav. Él debe acomodarse a mí, no al revés.

“La rutina de evadir nunca funcionó. Créeme. Lo he intentado y nunca


funcionó, no alrededor de la gente persistente.” Ella sonríe levemente.

Una sonrisa reacia aparece en mis labios porque sé que se refiere a mí.
“Culpable de los cargos, pero espero que eso sea lo único que tenga en
común con Steve.”

Se supone que debe ser una broma, pero nadie se está riendo. Steve mató
a una mujer, por el amor de Dios. “¿Muy pronto?” digo irónicamente.

Pero Steve está sobre nosotros antes de que ella responda.


“Gideon, ¿cómo estás muchacho?” levanta su cabeza. “¿Y quién es ella?”

“Savannah.” No me molesto por presentarla apropiadamente, lo cual es


una grave falta a los modales. Si mamá estuviera aquí, me daría un lapo.
De nuevo, si mamá estuviera aquí, probablemente estaría recién salida de
la cama de Steve ya que los dos aparentemente tuvieron un affair a
espaldas de mi papá.

“Espera un segundo,” le digo a Sav. “Voy a sacar el resto de las cosas de la


maletera. Steve, si tienes algo que pregúntame, hazlo ahora.”

Camino hacia la parte trasera del Rover y agarro la polera extra, las
bebidas, y un pequeño regalo que tengo para Sav. Me perdí muchos
cumpleaños y festividades, así que quiero hacer las paces con ella.

“¿Por qué no damos un paseo?” sugiere Steve. “No hay necesidad de


involucrar a jovencitas inocentes en los asuntos de la familia.” El dirige una
mirada no muy inocente hacia Savannah.

Azoto la puerta y me paro al lado de Savannah. “Lo que sea que quieras
preguntar, Sav puede escuchar. No le guardo secretos.”
Steve levanta las cejas. “Sabes, cuando empecé a caminar no te había
reconocido, señorita Montgomery.”

Sav pasa conscientemente una mano sobre sus rizos. “Tal vez es por mi
cabello. Solía lacearlo.” Su frente se arruga. “No, es algo más.” Una sonrisa
traviesa se estira por todo su rostro, “Tal vez te confundí con alguien más.”

En ese momento me di cuenta que él había visto las fotos. No sé si Dinah se


las mostró o el rebusco en sus cosas, pero él lo sabe. Él lo sabe y está
visualizando a mi dulce Savannah sin ropa.

Busco a tiendas mi billetera, saco un billete de veinte, y se lo entrego a Sav.


“Hay un puesto de comida ahí.” Señalo a un pequeño edificio blanco.
“¿Puedes comprarme un agua? Quería pedir una botella en el restaurante,
pero me olvidé.”

Sav se estira lentamente para tomar el billete.

“Por favor,” agrego, preguntándome qué tan desesperado sueno.


Ella me mira incómodamente y luego a Steve. “Seguro,” dice, y finalmente
se va.

Los ojos de Steve están pegados a su espalda.

“Sigue mirando su culo y mi puño estará en tu cara,” gruño.

Su expresión se queda en blanco cuando se vuelve hacia mí. “Es un buen


culo, me parece. Se ve más bonito cuando no tiene nada que lo cubra.”

Dejo caer las cosas al suelo y arrojo mi puño al aire, pero Steve lo atrapa
antes de que pueda aterrizar en cualquier lugar cerca de él.

“Creí que no le guardabas secretos a tu chica, pero supongo que mentiste


sobre eso. No te preocupes. Te entiendo. Yo miento, también, para salvar a
la gente de salir herida.” Él suelta mi muñeca.

Lo golpeo. Es un golpe corto sin mucha energía, pero me da una gran


satisfacción ver que la cabeza se le cae a un costado.
El rostro de Steve se endurece. Él retrocede, sosteniendo su mandíbula. “Te
lo dejaré pasar esta vez, chico, pero golpéame de nuevo y tu chica
recibirá el castigo.”

“¿Qué es lo que quieres?” pregunto a través de mis dientes ajustados.

“Quiero que testifiques ante el jurado. Sé lo que Dinah te ha hecho,


chantajeándote para meterte en su cama. Ella todavía te acecha, incluso
aquí en State. Testifica en mi juicio sobre cómo ella y Brooke conspiraron
para dañar a tu familia.

Preferiría comer una serpiente entera que revelar estos secretos en la corte.
“¿Por qué debería?”

Él encoge los hombros. “Porque tengo un paquete lleno de fotografías de


tu linda novia.”

Una ola de ira, rabia y frustración me hace callar por un momento. “Ella
tiene dieciocho,” digo finalmente. “El estatuto de los cargos por
pornografía infantil han pasado.”

Sus labios se mueven hacia arriba. “¿Quién dijo algo sobre cargos
criminales? Yo diría que la vergüenza pública de tener un desnudo por
todo el mundo para que cualquier idiota con internet pueda verlo, supera
a una pequeña condena por el sexting entre dos adolescentes calientes.”

Lo golpearía de nuevo, pero por el rabillo del ojo, veo a Sav acercándose.

“El reloj avanza,” dice Steve. Él, también, ve a Savannah.

Quiero dejar el pasado atrás, pero parece que no puedo. El camino se


bifurca aquí. Una dirección, me arrastro detrás de Steve, recolectando
basura y tragando el veneno. Por el otro, me sincero con Savannah, verla
dolida otra vez, y tal vez nunca me vaya a perdonar esa traición.

Incluso si no hubiera filtrado las fotos intencionalmente, aún estaban en mi


teléfono cuando Dinah lo tomó. Debí haberlas borrado inmediatamente.
Debí haber hecho algo para proteger a Sav, pero testificar a favor de
Steve no va a resolver ningún problema. Solo crearían más. Lo sé ahora.

“No. No te voy a ayudar,” le digo.

Sav se desliza a mi lado. Tomo su suave y delicada mano con la mía.


“Lamento escuchar eso.” El mueve su cabeza hacia Sav. “Gusto en
conocerla, señorita Montgomery. Gideon, si cambias de idea, ya sabes
dónde encontrarme.”

Sintiéndome tenso, lo observé marcharse. Se detuvo al final de mi Rover y


dio una palmada sobre la puerta trasera. Sin voltearse, dijo con una voz
clara y fuerte, “Creo que debes comprar nuevos neumáticos. Algunos que
no hayan sufrido mucho desgaste.”

Corro detrás de él. Savannah grita mi nombre, pero estoy demasiado lejos.
Alcanzo a Steve en dos pasos, agarro su hombro y giro alrededor de él.
Golpeo mi puño sobre su boca. Sus dientes chocan fuertemente sobre mis
nudillos. Retrocedo para darle otro golpe, solo para sentir dos pequeñas
manos tirando de mi brazo.

“Detente. ¡Detente!” Savannah llora.

Steve sacude su cabeza. La sangre cae por el borde de su boca. “Te dije
que solo tienes un tiro libre, muchacho.”

Extiendo los brazos. “Adelante, viejo.”


Él retrocede y mueve un dedo hacia mí. “Hay mejores maneras para hacer
daño a alguien que dándole un golpe. Hay algo que los chicos Royal aún
no han aprendido. El Señor sabe que traté de enseñarles, pero tomas
demasiado de tu padre.” Él sonríe. “Tu madre sabía cómo vengarse.
Deberías tomar una lección de su libro.”

Quiero lanzarme sobre Steve y golpear su rostro hasta que no quede nada
más que una masa, pero Sav me tira hacia atrás.

“Esto no está ayudando,” ella murmura en advertencia.

Sus palabras cortan mi enojo. Eso y la arrogancia de Steve. Probablemente


tenga un policía en su bolsillo trasero listo para acusarme de asalto. Luego
tendrá otro motivo para estar colgado en mi cabeza.

“Vámonos.” Tomo su mano.

Ella me sigue sin cuestionar. Detrás de nosotros, puedo jurar que Steve está
riendo, pero me obligo a seguir adelante.

“Tengo algo que decirte,” digo gravemente.


“Supongo que tiene que ver con Steve.”

“Eres inteligente.” Ella hace una pausa, luego confiesa, “Me estoy sintiendo
muy angustiada en este momento. ¿Puedes decirme qué está pasando o
tengo que vivir con mis teorías salvajes por el resto del día?”.

Me agacho y agarro mi sudadera del suelo. “Supongo que tengo dos


opciones. Es una caminata de veinte minutos hasta el lugar en el que creí
que podríamos tener un buen almuerzo y pasar el rato. O podemos
sentarnos en el Rover.”

Ella mira a la derecha y luego a la izquierda. “¿Qué tal si me dices aquí


mismo? No hay nadie cerca.”

Miro alrededor y me doy cuenta que lo que hay más cerca de nosotros es
una campo de baseball. Los jugadores están calentando, pero
probablemente ninguno pueda oírnos. No es mi locación preferida para
una confesión de este tamaño—se siente muy abierto. O tal vez estaría así
de expuesto en cualquier lugar.”

Echo un largo vistazo al rostro de Savannah. Hay preocupación en sus ojos,


pero ella no tiene la expresión tensa y de enojo que solía usar
constantemente desde nuestro rompimiento.
Supongo que eso es lo que más odio—que estoy arruinando su dura lucha
por la paz.

Sofocando un suspiro, me recuesto al lado del Rover y trato de hallar la


mejor manera para confesarme. En mi silencio, Savannah me saca de
quicio.

“¿Es sobre los selfies que te mandé y que Dinah encontró?”

“¿Qué?” la veo, completamente estupefacto. “¿Lo sabías?”

La curva de su labio se eleva en lo que se convierte una triste


aproximación de una sonrisa. “¿Estabas tratando de protegerme
manteniéndolo en secreto?”

Sin palabras, asiento.

Ella abraza su pecho con sus brazos. “Bueno, eso es algo, supongo. Por
mucho tiempo, pensé que se las habías enseñado y así fue cómo las
obtuvo.”
Maldigo. “¿Estás bromeando? No se las enseñé a nadie. Ella las tomó de
mí.”

Sav inclina su cabeza y me estudia por un largo, largo momento. Ella debió
llegar a una conclusión, porque asiente y dice, “Uní las piezas después de
que Ella me suplicara que no dijera nada sobre ellas.”

“Espera, ¿Ella sabe sobre las fotos?” Entontes empiezo a atar cabos. “¿Por
qué me sorprendo? Por supuesto que Reed se lo dijo.” Frunzo el ceño.
“Pero…¿Cómo Ella sabía que tu sabías?”

“¿No te hablas con Ella?” Pequeñas arrugas aparecen en las esquinas de


sus ojos azules, como si ese estuviera burlando de mi ignorancia.

No me ofendo. Ella puede reírse de mí todo lo que quiera. “No realmente.


Parece que es más problemática de lo que vale.” Realmente, Ella siempre
me ha llevado por el camino equivocado. Ella entró valientemente a mi
casa y retorció las entrañas de mis hermanos en un pretzel.

“Reed me arrinconó en la escuela un día y me dijo que estaba


equivocada sobre ti,” dijo Sav. “Que nunca hiciste nada para herirme. Y
estúpidamente dije que si no hubieras querido herirme, hubieras mantenido
nuestras cosas privadas en privado.”

Dejo salir el suspiro que estaba aguantando. “Y él debió haber deducido


de que estaban hablando de las fotos, porque le conté sobre la amenaza
de Dinah cuando me enteré de que estaba durmiendo con Brooke.”

“Es un desastre,” dice ella con un suspiro. “¿Lo que no entiendo es por qué
mantuviste la boca cerrada? ¿Por qué no viniste a mí? Creí que me
odiabas. Que te estabas riendo de mí a mis espaldas.”

Ella se traba y baja su mirada hacia sus pies. La miseria se arrastra hasta mi
garganta. “No quería que vayas a la cárcel por enviarme esas fotografías.
Debí haberlas borrado. En cambio, las guarde. Todas. Me sentí culpable y
estúpido y dejé que Dinah me manipulara. Lo siento. Dios, jodidamente lo
siento.”

No necesito ver su rostro para saber que hay lágrimas en sus ojos. Puedo
oírlas en su voz. “Steve las vio, ¿no es cierto? ¿De eso era lo que estaba
hablando cuando dijo que no deberías usar algo desgastado?”

“Sí.”
Una lágrima se filtra por debajo de sus párpados cerrados.

“Lo siento.” Hay alguna otras dos palabras más inadecuadas que lo siento.

“¿Cómo las vio?”

“No lo sé. No sabía que las había visto hasta el día de hoy. Él me pregunto
si testificaría a su favor. A cambio, el no publicaría tus fotos en internet.”

El sonido que proviene de la garganta de Sav es desgarrador. Dos lágrimas


más siguen a la primera.

La alcanzo y froto sus hombros. Respiro de alivio cuando no se aleja. Ella


toma un par de respiraciones calmadas y profundas antes de enderezarse.

Ella sonríe, una temblorosa y tímida sonrisa. “Debí haber dejado que lo
golpearas.”

“Sip.”
Ella deja salir una pequeña risa. Su expresión muestra tristeza y frustración,
pero no siento que esté dirigida hacia mi.

“¿Por qué no estas molesta conmigo?” pregunto.

“¿Compartiste esas fotos con Steve?”

“No.” Nunca le dije a Reed que me las envió hasta que él me exigió saber
por qué estaba durmiendo con Dinah. Su chantaje salió a la luz en una
confesión borracha y confusa.

“Ok, entonces. No voy a culparte por no ser cuidadoso con tu celular


cuando yo no fui cuidadosa al enviártelas.” Sav me alcanza para tomar mi
mano—no para alejarme, sino para acercarme. “Además, estoy cansada
de estar molesta todo el tiempo.”

El alivio que siento es tan abrumador, quiero recostarme. Pero no tenemos


tiempo para eso. Steve es peligroso, pero hay una solución, otra además
de la que Steve propone. “Voy a testificar si quieres, pero él va a mantener
esto sobre nuestras mentes para siempre.”

Ella me mira. “¿Tienes otro plan?”


“Sí.”

Y luego le digo cuál es.


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Watt) En Español - Capítulo 19

Tarnished Crown (Erin Watt) En Español - Capítulo 19


Flower Mots agosto 02, 2018 Erin Watt, Royal, Tarnished Crown, traducción

Savannah

Presente
El plan de Gideon es simple. Conseguimos que Ella nos entregue la llave
del penthouse de Steve y Dinah, y lo saqueamos hasta que encontremos
dónde tiene Steve almacenadas las fotos.

“Combatiremos el fuego con fuego,” el concluye.

“¿Entonces vamos a tomar fotos desnudas de Steve y las subiremos a


internet?” pregunto lentamente y con mucha confusión. “Porque eso
suena terrible. No quiero tomar ninguna foto de él, mucho menos unas en
las que no tenga ropa.” Casi me quedo sin aliento de solo pensarlo.

“No, no queremos arruinar el internet para todos,” responde secamente.


“Pero Steve no piensa en lo que hace. ¿Cómo va a explicar que tiene
acceso a esas fotografías? Eras menor de edad. Si se publican y son
rastreadas hasta él, eso solo añadirá más basura al balde en el que se
encuentra. El objetivo de todo este chantaje era hacerme testificar que él
es un tipo decente que no dañaría ni a una mosca. Mi idea es usar esas
fotos como un señuelo para hacer que admita que las robó y que está
tratando de aprovecharse de ellas. Lo grabamos y usamos eso en su
contra.”
“¿Por qué necesitamos las fotos?”

“Para presionarlo. Si las conseguimos, él se verá forzado a hablar sobre ellas


en términos explícitos en lugar de la información vaga que usó hoy.”

“No lo sé,” digo. “Chantajear a un chantajista no se ve como la mejor


opción. La venganza es un mal ciclo. Dinah trató de matar a Steve así que
Steve trató de matar a Dinah solo que terminó matando a su mejor amiga.
¿Dónde terminará todo esto si hacemos eso?” suspiro. “No voy a mentir—
Steve me asusta un poco.” Permanecer alejados de él se ve como la mejor
alternativa.

“No voy a dejar que él ponga un dedo sobre ti,” promete Gideon. “Sé que
no es la mejor idea, pero no podemos eliminar todas las copias. Están en
digital, así que incluso si destruimos un juego, es posible que no podamos
destruirlas en su totalidad.”

“Eso no me hace sentir mejor.”


“Lo sé.”

Esas palabras suenan como un ruido tortuoso, gutural y doloroso. Sí hubiera


sabido antes lo destrozado que él estaba por esto, ¿lo hubiera perdonado
más antes? No lo creo. El daño ensordece tus oídos, nubla tus ojos, cierra tu
corazón. Antes no estaba lista.

Dejo caer una mano sobre su brazo. “Está bien.”

Su mano se acerca para agarrar la mía. “Voy a hacer que esto resulte bien
para ti.”

Y porque sé lo difícil que es tratar de mover a un obstinado Royal de un


camino en el que ya está corriendo, simplemente digo, “Ok.”

Él me lanza una sonrisa de alivio. “El primer paso es llamar a Ella. Ella tiene
acceso a Steve.”
Hago una mueca. Ella y yo nunca nos hemos llevado bien, aparte de la
vez que planeamos una venganza contra Daniel Delacorte, un gilipolas
violador que actualmente se encuentra en una escuela militar. Creo que
esa es una sentencia muy leve, pero al menos está lejos de otras chicas. Es
vergonzoso que Ella sepa de la existencia de mis fotos. Principalmente,
siendo realmente honesta conmigo misma, porque admiro a Ella.

Ella es una chica valiente que dice las cosas a la cara. Cuando una de
nuestras compañeras trató de humillarla dándole una escasa ropa interior
en lugar del uniforme del equipo de baile, ella se puso la tanga y el
sujetador transparente y fue hasta el gimnasio que estaba lleno de
jugadores de fútbol.

No estaba ahí, pero escuché que tenía todos los ojos sobre ella. En efectos
prácticos, ella estaba desnuda. Y no le importaba. O, al menos, no le
preocupaba lo suficiente como para dejar que le importe. Debería sacar
una hoja de su libro.

“Entonces vamos.” Me pongo de pie y sacudo el polvo de mi trasero.


Gid agarra su polera y toma mi mano. Juntos, caminamos hasta su Rover.
Una vez dentro, inmediatamente le marca a Ella.

Ella contesta enseguida. “Hey, Gid,” dice. “¿Qué puedo hacer por ti?”

“¿No puedo llamar a saludar a mi pequeña hermana?” él bromea.

“No. Porque nunca lo has hecho. Creo que nuestras conversaciones


básicamente consistía en tu advirtiéndome que debo mantenerme
alejada de Reed.”

¿Ven? Valiente. En su cara. Volteo mi cabeza para que Gideon no pueda


ver mi sonrisa.

“Obviamente, tengo una gran cantidad de errores del pasado para


compensar,” él le dice.
“¿En serio? Ok. Bueno, tengo puesto el ojo en uno de esos nuevos jets que
AA está sacando de la fábrica. Por favor haz que el mío tenga cuero
blanco y ribete rosa.”

“Hecho,” dice inmediatamente.

“Estoy bromeando.”

“Yo no.”

“Gideon.” Le doy un golpe en el brazo.

“¿Qué?”

“¿Esa fue Savannah?”

“Sí, soy yo. Estamos aquí para pedir ayuda.”


“Vez, es por eso que no estoy bromeando,” dice Gid. “Además, conozco a
alguien de Atlantic Aviation. Creo que puedo conseguir un descuento.”

“Ja ja ja,” digo sarcásticamente.

“Ya que es por Savannah, lo haré gratis,” dice Ella.

Mis cejas se levantan con sorpresa. No sé por qué ella haría eso—yo nunca
fui muy agradable con ella. De hecho, eso fue lo que le dije. “Yo debería
pagar más ya que nunca he hecho nada por ti.”

“Pero sí lo hiciste,” ella refuta.

“¿Cuándo?”
“Lo de Daniel,” sugiere Gideon.

“Sip,” confirma Ella. “Reed me dijo que fuiste y lo encontraste. Si no fuera


por ti, muchas cosas malas podrían haberme pasado. Lamento no haberte
escuchado en primer lugar. Así que te debo una y si no me dejas pagarte,
entonces me sentiré culpable por el resto de mi vida. ¿Así es como quieres
pagarme?”

“Negativo,” digo con una sonrisa. La broma de Ella hace que se rompa
todo el hielo que se había formado entre nosotras.

“Bueno, solo estoy pasando el rato en la piscina, el lugar favorito de Gid,


así que golpéame con el favor.”

“Es mi segundo lugar favorito,” corrige Gideon mientras toma mi mano y la


coloca sobre su rodilla. “El primero sería al lado de Sav.”

Me sonrojo por lo cursi de su declaración.


“Awwww,” se burla Ella. “Eso es dulce. Y romántico. Nunca te tomé por un
romántico, Gid.”

Él encoge los hombros, algo que Ella no puede ver, y luego me deslumbra
con una sonrisa rápida. Estos dos no se conocen al otro para nada. Me
inclino hacia adelante, enrosco mis dedos sobre su rodilla para apoyo.
“Gid es el más romántico de todos,” protesto. “Él siempre ha sido de hacer
grandes gestos.”

“¿En serio?” Dice Ella sorprendida.

“¿No oíste la historia de cómo alineó los pasillos de Astor Park con rosas por
dejarme plantada?”

“¿En serio?” ella repite. “Nop. Nunca escuché esa historia.”


Al lado mío, Gideon se sonroja. Él se aclara la garganta. “Bueno, esa
historia para otro momento. Pero sólo vamos a decir que he sido un tonto
por mucho tiempo y tenía que compensarlo de formas cada vez más
espectaculares.”

“¿Qué hiciste por Savannah esta vez?”

“¿Qué te hace pensar que tengo que hacer algo por ella?”

“Acabas de decir que fuiste un tonto todo el tiempo, y francamente, ese


es un rasgo clásico de los Royal.”

Estallé en carcajadas. “Verdad,” digo entre risas, y Ella se une.

Gideon acepta los golpes. Probablemente se dio cuenta que ser el


objetivo de dos chicas de diversión despreocupada es mejor que tenernos
a nosotras estando en desacuerdo la una con la otra.
“Savannah, ¿estás disfrutando la State?” pregunta Ella.

“Oh sí.”

“Estoy tan celosa de que te vayas a graduar un año antes. Ni siquiera sabía
que eso era posible.”

“Sav ha estado en la vía rápida desde que llegó a Astor.” Hay orgullo en la
voz de Gideon, haciéndome sonrojar.

“Tuve que tomar clases en la Academia West-Marks,” le digo. “Así es como


la admisión temprana se ejecuta.”

“Aun así, buen jugado, Savannah.”

Brillo intensamente bajo su elogio. Ella es una chica muy genial, lo cual era
algo que me molestaba, y escucharla decir que soy genial también, me
hace sentir bien.
Ella aclara su garganta. “A pesar de lo divertido que es molestar a Gid,
supongo que no me llamaron por esa razón.”

Me sereno al instante. “No.” Voy directo al punto. “Steve emboscó a


Gideon en la universidad.”

“Oh no.” Hay un montón de angustia en esas palabras. También escucho


un poco de vergüenza, y me pregunto si de alguna manera Ella se siente
responsable por las acciones de su padre. No debería, pienso yo. Steve es
un hombre adulto y él fue quien decidió asesinar a alguien.

“Sí, quiere que testifique a su favor acerca de lo buena persona que es y


que no dañaría ni a una mosca,” interrumpe Gideon, sus palabras están
llenas de desprecio. “A cambio, él no subirá las fotos de Sav y mías en
internet.”

“Oh por Dios. Lo siento tanto, Savannah.”


“¿Por qué sería tu culpa? Yo fui quien envió las fotos.”

“Pero Steve es mi padre,” ella dice, confirmando lo que suponía.

“¿Y cómo lo hiciste tan horrible?”

“Ok, tienes razón. Yo no lo hice horrible, pero por alguna razón aún me
siento mal. La cosa es, Dinah quemó todo en frente mío, todos los
documentos de la corte y las fotos y cualquier cosa que tuviera de la
familia. Fue su forma de agradecerme por salvarle la vida, supongo. Con lo
digital, pienso, siempre hay una copia.” Ella suspira pesadamente. “¿Qué
quieren que haga?”

“Quiero ir al penthouse y buscarlas,” responde Gideon. “Debe tener las


copias digitales almacenadas en algún lado.”

“La policía confiscó todas sus computadoras y cosas.”


“¿Sabes lo que encontraron?”

“El abogado de Callum no dice mucho,” admite Ella.

“Tiene un nuevo teléfono ahora.”

“Así es.”

“Y probablemente nuevas cuentas.”

“Probablemente.”

“Él sobrevivió seis meses al otro lado del océano y de alguna manera logró
regresar sin tener que acceder a alguna de sus cuentas personales, de lo
contrario papá hubiera sido notificado.”
“¿Estás diciendo que tiene a alguien ayudándolo? Steve dice que los
aldeanos que lo encontraron lo ayudaron.”

“¿Y Steve ha sido honesto sobre todo lo demás?”

“Cierto.” Hay un silencio en la línea mientras Ella reflexiona todo esto.

“¿De qué sirve buscar en su casa?” pregunto. “Incluso si encontramos lo


que estábamos buscando, como tu dijiste Gid, siempre va a haber una
copia en algún lugar.”

“Pero si lo encontramos y removemos esa copia, entonces nosotros


tendremos la ventaja.”

“O simplemente nos preocupamos por cosas que no podemos controlar.


En ese caso, lo único que puedo controlar es mi reacción. Si él publica las
fotos, enviaré avisos de eliminación. Era menor de edad y sería ilegal
tenerlas en internet.”
“Aún habrá algunos sitios en los que estarán las fotos,” señala Gideon.

“¿Y? ¿Debería sentirme avergonzada por cómo me veo?” Una ola de


calor sube hacia mis mejillas.

“No. Para nada. Estabas preciosa en cada una de las fotos. ¿Por qué crees
que las guardo?” dice tristemente.

“Eres hermosa, Savannah. Tienes unas piernas increíbles y tu cuerpo está


para morirse. Siempre he estado celosa,” salta Ella.

“Ahí tienes,” dice Gideon con suficiencia. “Dos de seis Royals están de
acuerdo con que tú eres la chica más ardiente de este lado de Mojave.”

“Puedo hablar por Reed y Easton, también,” dice Ella. “Ambos creen que
eres hermosa.”
Me estremezco ante la mención de Easton, desde que nos liamos. Una
mirada de soslayo me dice que Gideon está más divertido que molesto.

“Ahí tienes. Cuatro de seis. Es una super mayoría.”

“Bueno, desde que la super mayoría de los Royals está de acuerdo, tiene
que ser así.” Es difícil saber sobre qué es lo que estamos discutiendo a este
punto.

“Voy a colgar ahora que la conversación ha llegado a su punto máximo,”


nos dice Ella. “Llámame si necesitan algo más.”

Luego de despedirnos, Gideon pasa sus dedos sobre el volante y luego


dice, “¿En verdad no quieres hacer nada?”

No lo pensé dos veces antes de contestar. “Incluso si encontráramos uno


de los dispositivos de Steve y las fotos estén adentro, dudo que eso elimine
el trato. Lo único que puede remover el aguijón es eliminar el poder que
tiene sobre mí. Así que no, no quiero hacer nada.”

“¿Ni siquiera una pequeña venganza?”

¿Pequeña venganza? “Podría estar detrás de eso. ¿Sobré qué estás


hablando?”

“Los bienes de Steve están super congelados y él no puede volar, así que
su única salida de diversión es su Bugatti.” Gideon levanta una ceja.
“Tengo un bate en casa con su nombre en él…”

“Podrías terminar arrestado,” le digo.

“¿Eso es un no?”
Alcanzo mi cinturón de seguridad. “Nop. Solo dije que podrías terminar
arrestado. Te sacaré bajo fianza, supongo.” Le doy una sonrisa de oreja a
oreja. “Incluso podría tomar algunos cambios del auto.”

Savannah

Presente

“Bayview es como la prisión para Steve. Cuando él no está aquí piensa


que puede hacer cualquier mierda y escaparse,” explica Gid mientras
maneja por una amplia carretera asfaltada con grandes mansiones de
piedra a cada lado.

“¿Dónde estamos?” Me giro en mi sitio mientras veo una parte de la


ciudad en la que nunca he estado antes. Hay un poco de tráfico, mucho
verdor, y yardas y yardas de esgrima.

“En donde vas a conseguir las cosas buenas,” responde Gid de forma
misteriosa.

Hace dos giros y luego se detiene a la velocidad de un caracol.

“Tengo miedo de preguntar cómo conoces este sitio,” digo, observando el


estrecho y oscuro valle a través del parabrisas.
“Unos chicos del Alpha Zeta vinieron aquí el otoño pasado. Creo que
estaban tratando de presumirse ante Cal y yo.”

“¿Quiero saber lo que hay adentro?”

“Probablemente no,” el admite. “Pero es exactamente el tipo de


compañía que atraería a Steve.” Lo que significa que está lleno de cosas
sórdidas y degeneradas. “De hecho, ahí está.” Señala a la izquierda.

Mientras pasamos, veo las curvas distintivas del muy costoso auto deportivo
de Steve. Gideon continúa por el callejón y se estaciona en frente de una
fila de setos que esconden un pequeño camino de entrada.

“Espera,” me dice, y se voltea detrás suyo para alcanzar la comida que


compramos en el camino.

“¿Entonces la mortadela no es para cenar está noche?” pregunto


irónicamente.

“Si tenemos alguna que sobre, es toda tuya.” El agarra una gorra negra del
asiento trasero. “Aquí tienes.”
La tomo y le doy vuelta. “¿Este es nuestro disfraz?”

Él se coloca otra a juego sobre su cabeza. “Sip. No hay ninguna cámara


aquí atrás, pero sólo por si acaso. Además, te ves caliente como el infierno
con una gorra de béisbol.”

Él me da una sonrisa rápida y luego salta fuera del Rover. Me pongo el


gorro en la cabeza y luego rebusco en mi bolso una liga de pelo. El único
inconveniente de tener grandes rizos es que se interponen en el camino.
Para cuando termino de envolver mi cabello, Gideon tiene la puerta
abierta.

“¿Lista?”

“Lista,” respondo, tomando su mano.

Agarrando mi palma fuertemente sobre la suya, él empuja la puerta con su


cadera y luego me lleva por el silencioso callejón.

Mientras pasamos de un auto caro a otro, la curiosidad me gana. “Tengo


que saber. ¿Exactamente qué es lo que hacen todos aquí?”
Él encoje los hombros. “¿Cuánto dinero tienes y qué es lo que quieres?
Esos son prácticamente los únicos criterios.”

Mi imaginación corre salvajemente, pero no hago más preguntas porque


llegamos a las ruedas de Steve. Gideon saca la botella de super goma y
un pequeño cuchillo de cocina. Él se inclina al lado del neumático del
acompañante. “Aquí, sostén esto,” dice, alcanzándome el tubo de
pegamento.

Lo agarro con mis manos sudorosas y lo observo mientras desenrosca el


tapón de la válvula y presiona la punta del cuchillo contra el accesorio
metálico. El aire hace un silbido ya que se escapa del neumático.

“Estoy dejando salir el aire y luego vamos a pegar la tapa de nuevo,”


explica.

“¿Para qué son la mortadela, el queso y la mantequilla de maní?” Tenía


serias dudas cuando puso esos artículos en la canastilla del supermercado,
pero decidí esperar y ver cuáles eran sus planes.

“Vamos a poner el queso en el silenciador. Se debería derretir mientras


conduce y apestará el interior del automóvil. La mortadela tiene ácido
fosfórico lo que hará que la pintura se despegue. Lo mismo con la
mantequilla de maní.”

“¿Y la mayonesa?”

“Eso es para el parabrisas.”

“¿Esto es lo que has estado aprendiendo en la universidad?” Suspirando,


cambio el pegamento por la tapa de la válvula.

Él encaja la tapa de regreso sobre la válvula y se mueve hasta el siguiente


neumático. “Cal y yo pasamos una noche de borrachera buscando usos
destructivos que le podemos dar a la comida. Estaba circulando un
artículo que decía como construir bombas usando diferentes cosas que
puedes comprar dentro de un aeropuerto y eso se convirtió en una
discusión sobre si pudiéramos construir un explosivo con las cosas que
compras en una tienda de comida orgánica.”

“Es una discusión muy saludable,” bromeo.

“Lo sé, ¿verdad? Somos simplemente un par de intelectuales.”


Mientras él terminaba con las llantas y el silenciador, yo empecé con la
mayonesa. Es casi divertido esparcir la mayonesa por el parabrisas.
Tarareando, vacío el contenido sobre el mismo limpia parabrisas y luego
regreso atrás donde la mochila para coger la mantequilla de maní. Tengo
las dos puertas, el parabrisas y el capó de carro decorado para cuando
Gideon se me une.

“Ta da,” digo, tirando mi brazo hacia el auto.

Él asiente con aprobación. “Buen trabajo.”

Una risilla tonta se escapa. “El vandalismo se siente muy bien. ¿Qué pasa si
me quedo atrapada en esto?”

“Mi cuenta de fideicomiso es bastante decente. Creo que podría pagar


una fianza.” El agarra mi mano y trotamos hasta el Rover.

“Probablemente me siga metiendo en problemas si tú me sacas,” le


advierto.

Sus labios se tuercen mientras arroja su mochila llena de condimentos en la


parte trasera del Rover. El ardor en esa sonrisa podría mantenerme caliente
durante todo el invierno de Carolina. Respiro profundamente solo para
encontrarme sin aliento casi de inmediato.
Gideon toma mi muñeca y me acerca. “Como dije, tengo tu fianza
cubierta.”

Me siento inestable. Mis tobillos están débiles y mi centro de gravedad está


inclinado hacia Gid. “¿Cómo para cuantas veces?”

“Todas las que necesites.” Su boca está a un susurro de la mía. Huelo la


menta en su aliento, siento el aire caliente sobre mi mejilla. “Por el tiempo
que necesites.”

Su mano se desliza por mi muñeca, girando más allá de mi codo y sobre mi


hombro, por el hueco al lado de mi rostro. Dejo de respirar entonces. El aire
está muy pesado para llenar mis pulmones. Tengo miedo de que cualquier
movimiento lo haga desaparecer, como lo hizo en mis sueños pasados.

“Savannah,” él murmura. Su pulgar se desliza sobre mi barbilla y luego se


presiona sobre la mitad de mi labio inferior.

Siento ese contacto por todo el camino hasta mi corazón. Sus dedos giran
alrededor de mi nuca. Lentamente, él me atrae hacia adelante, dándome
el tiempo para alejarme. Me muevo. De puntillas. Más cerca. Lo
suficientemente cerca para eliminar la distancia entre nosotros. Lo
suficientemente cerca para que mis labios puedan saludar a los suyos. Lo
suficientemente cerca para sentir la subida y bajada de su pecho mientras
traga el aire. Lo suficientemente cerca para borrar el pasado, el dolor, los
remordimientos.

Lo suficientemente cerca para que todo lo que conozca sea él.

Sus latidos suenan en mis oídos. Su ternura es un dulce sabor en mi lengua.


Nos besamos como si no estuviéramos en el medio de la calle frente a un
carro que acabamos de arruinar. Nos besamos como si nunca nos
hubiéramos peleado. Como si nunca hubiéramos dicho una mala palabra
sobre el otro. Como si nunca hubiéramos estado separados.

Su agarre se hace más fuerte como si tuviera miedo de que fuera un sueño,
y eso me hace sonreír, me da valor. Me presiono contra él, moviéndolo
hacia atrás hasta que su espalda choca contra el Rover. Llevo mis brazos
alrededor de su cuello y me recuesto, besándolo hasta que se quede sin
aliento.

El atrapa mis piernas. Debajo de mí, lo siento reacomodarse, ampliando su


postura, deslizando sus manos bajo mi trasero y apretándome contra él. Lo
extrañé tanto.
Mis dedos patinan sobre el dobladillo de su camisa y luego debajo para
medir y marcar los abdominales esculpidos por horas en la piscina y el
gimnasio.

En un torbellino de movimientos, Gideon abre la puerta del carro y me


hace caer hacia atrás sobre el suave cuero graso. El empuja su duro
cuerpo encima del mío, adaptándose al espacio que es familiar y extraño
al mismo tiempo. Su boca está en mi cuello y sus manos están palmeando
por todos lados.

“Afuera.” Tiré de su camisa. “Esto tiene que salir.”

Él lo saca por su cabeza, y me tomo un momento para apreciar la obra de


arte que es el torso de Gideon Royal. Dios fue muy generoso cuando creo
a Gid. El no solo tiene un rostro hermoso—esa dura mandíbula, su nariz
recta, sus labios carnosos, sino que tiene un cuerpo que haría envidiar a
una estatua.

Me lamo los labios con anticipación. “Lindo.” Y luego le hago un gesto


para que venga hacia mí. Él lo hace sin decir palabra alguna.

El me saca mi propio top. Le ayudo a sacarlo. Lleva su boca a mi clavícula,


sobre mi sujetador de encaje, luego deja besos traviesos sobre mi
estómago. Él se mueve más abajo. Lo ayudo con mis botones, cremalleras
y cordones y luego con sus botones, cremalleras y cordones.

Y luego solo somos nosotros dos, borrando nuestro pasado, aliviando


nuestras heridas, y reemplazando todo lo malo con nuevas y preciosas
memorias.

“Savannah,” él susurra, sacando las tres sílabas hasta que se sientan como
todo un estribillo. El besa la curva de mi mejilla, frota su nariz sobre mi
barbilla, besando el caliente hueco entre mis pechos. “Savannah,” él
repite. “Te he extrañado.”

Hay verdadera soledad en sus palabras. Una seriedad que no puedo


desechar.

“No me dejes ir esta vez,” murmuro sobre su sudorosa piel.

“No lo haré. Nunca lo haré. Te amo, Savannah.” Él se tira sobre mí, sus
brazos tiemblan por el esfuerzo. “Desde el momento que te vi, mi corazón
fue tuyo. Por favor dime que me aceptas de regreso.”
Me estiro y lo atraigo hacia mí, piel caliente sobre piel caliente. “Lo hago.
También te amo, Gideon. Traté de detenerlo, pero es imposible. Nunca
podrás deshacerte de mí.”

No es un trato; es una promesa. Sus ojos brillan con felicidad y su cabeza se


sumerge para encontrarse con la mía una vez más. Lo acerco más, más
profundo. Hasta que, en el callejón lleno de pecado, purgamos la
oscuridad y la reemplazamos con nuestro puro y dulce amor.

Tarde, mucho más tarde, él se recuesta al lado mío. La fresca brisa se filtra
a través de la puerta que está abierta. Gideon es muy alto para caber
adentro. La exposición debería hacerme temblar, pero en cambio me río.
Toda una multitud de personas podrían haber estado desplazándose
alrededor del carro y yo hubiera sido ajena.

“¿Qué?” él se burla.

“Nada.” Pero me siento, cepillando mechones de cabello húmedo lejos de


mi rostro. “Deberíamos irnos.” Miro alrededor buscando mi camiseta.

Él se endereza. “¿Sin merodear en frente de la escena del crimen?”


Le alcanzo su camisa. “Es la regla número dos del manual de Bonnie y
Clyde.”

“¿Cuál es la regla número uno?”

Le lanzo una sonrisa. “Siempre cometer sus crímenes en conjunto.”


Gideon

Presente

“Maneja con cuidado.” Le doy un beso a Savannah en su frente y llevo un


mechón de pelo detrás de su oreja. Hoy, está completamente liso. Aún no
he decidido si prefiero los hilos sedosos o los rizos salvajes. Me encantan
ambos.

Ella me da una tensa y nerviosa sonrisa. “¿Vas a venir a casa el próximo fin
de semana?”

Puedo oler la ansiedad aunque esté haciendo todo lo posible por ocultarla.
Me inclino más cerca, esperando que pueda leer la sinceridad en mis ojos.
“Sip. Terminaré el viernes alrededor del mediodía, así que estaré de regreso
antes de que tus clases hayan terminado. Y luego son tres semanas más
hasta que esté en casa durante todo el verano.” Le doy otro apretón y
luego recojo su pequeña maleta.

“¿Cuánto tiempo vas a estar en Bayview durante las vacaciones de


verano?” Ella abre la puerta trasera del mercedes y espera a que guarde
su bolso.

“No estoy seguro. ¿Hiciste lo que necesitabas hacer?” Intento ganar un


poco de tiempo, preguntándome dónde está Julia.

“Sip. Visité el departamento de cine, vi dónde serán la mayoría de mis


clases, conocí a mi futuro tutor.” Ella da una palmada a la puerta. “Llamé
a Shea esta mañana, así que esperan que llegue a casa en un par de
horas.”

De mala gana, coloco su bolso en el asiento trasero. Sav cierra la puerta e


inmediatamente me rodea con sus brazos.

Sorprendido, casi olvido regresarle el abrazo. Ha pasado mucho tiempo


desde que ella iniciara cualquier contacto físico conmigo. Olvidé cómo se
sentía. En cualquier otro tiempo, la hubiera recogido y cargado hasta la
superficie horizontal más cercana. Anoche, no podía ejercer el control
suficiente para esperar hasta que regresemos a mi departamento. Aun así,
no puedo arrepentirme ni un segundo de lo que pasó anoche.
Presiono su cabeza sobre mi pecho y escaneo el horizonte en busca de mi
condenada amiga.

“Um, me estás sosteniendo un poco fuerte.” Sav se menea entre mis brazos.

Lentamente la suelto. “Lo siento. No acostumbro a abrazar a alguien.”

“Pensé que Cal y tú se acurrucaban todas las noches. Tu serías la cuchara


pequeña, por supuesto,” ella bromea.

“De ninguna manera. Cal es la cuchara pequeña, siempre. Hablando del


diablo.” El alivio me invade ante la aparición de mis dos amigos corriendo
hacia nosotros. Si ellos no se hubieran aparecido, la mitad de mis planes de
anoche se hubieran estropeado.

“¡Lo siento! ¡Lo siento!” Grita Julie mientras se aproxima. “Mi mamá llamó y
me tomo una vida hacer que deje el teléfono.” Ella agarra el brazo de Sav.
“Vas a tener que venir un minuto. Tenemos que hacer unas cosas de la
fraternidad antes de que te vayas.”

“Oh, pero, le dije a mi hermana que estaré en casa—“


“Puedes llamarla adentro,” interrumpe Julie, luego prácticamente arrastra
a Sav lejos.
Sonrío y espero hasta que Sav se encuentre a salvo dentro de la
fraternidad. Luego giro hacia Cal con el ceño fruncido. “Lo cortaste un
poco cerca ¿verdad? Como sea, ¿Qué estaban haciendo tú y Julie?”

Un rubor se extiende como un flash por el rostro de Cal.

“Mierda,” exclamo, desviándome momentáneamente de mi plan.


“¿Cómo paso?”

El encoje los hombros, mirando avergonzado y complacido. “No sé.


Estábamos esperando escuchar noticias sobre ti y empezamos a hablar
sobre el amor y esa mierda. Una cosa llevó a la otra. Es probable que haya
dicho que tenía sentimientos por ella.” Aleja la mirada por un momento,
abrumado por la emoción. Talvez vergüenza, talvez felicidad. Espero a que
recupere la compostura. Solo toma un momento antes de que enderece
sus hombros y me vea directamente a los ojos. “Como sea, ella dijo que
sentía cosas por mí también, y no creo que deba repetir la historia de los
pajaritos y las florecitas, ¿cierto?”
No, aunque parte de mí se pregunta qué fue lo que le enseñaron a Cal.
“Eso es genial, hombre. Estoy feliz por ti.” Sonrío y le doy una palmada en el
hombro.

Él me sonríe de vuelta. “Gracias. Sin embargo, quién no se sentiría atraído


por mí, ¿verdad? Soy mejor quetoda la carne que puedas comer.

“Claro que lo eres. Por cierto, es pájaros y abejas.”

Cal se rasca la cabeza. “¿Estás seguro?”

“Sip, muy seguro.”

“Creo que estás equivocado, chico.” Mi amigo sacude su cabeza


tristemente. “Mi papá y mi tío me contaron la historia e involucraba pájaros
y flores.”

Agarro las llaves de mi bolsillo. “Me encantaría discutir todo el día sobre
esto, pero necesito llegar a Bayview. Asegúrense de que Sav no entré a la
carretera por una hora.”

“¿Una hora?” él chilla. “¿Cómo se supone que haga eso?”


“Explícale la historia de los pájaros y las flores. Eso tomará al menos sesenta
minutos.” Salto dentro del Rover. A través de mi espejo retrovisor, veo a Cal
llamando mi atención, pero solo le saludo alegremente y me voy camino a
Bayview. Tengo muchas cosas que hacer antes de que Sav llegue a casa.

*****

“No se preocupe Sr. Montgomery, cuidaré bien de Savannah.” Sonriendo


hacia el padre de Sav, guardo la carpeta verde que él sacó de la caja
fuerte de la familia.

Al otro lado de la mesa, Shea gruñe. “¿Cómo lo hiciste en el pasado?”


dice sarcásticamente.

“No, mucho mejor,” le aseguro. Shea tiene todo el derecho de estar


molesta. De hecho, si estuviera en sus zapatos, no me dejaría entrar a la
casa. Afortunadamente, su padre tiene una debilidad por mí—o mejor
dicho, por mi apellido.

“Ahora, Shea, que este chico se disculpó. Necesitamos hacer lo mismo con
Christian y perdonarlo.”
La hermana de Sav murmura algo en voz baja que suena
sospechosamente como ‘perdonarlo mi trasero.’ Sin embargo, sigo
sonriendo. Shea y yo vamos a estar en contacto por el resto de nuestras
vidas. No tiene sentido antagonizarla más.

“Gracias señor,” le digo al señor Montgomery. “Aprecio su gentileza.”

“No. No. Haz hecho bien en venir y disculparte.” El me alcanza y me da


una palmada en la espalda. “Pero qué más podríamos esperar del hijo de
Callum Royal.”

“Sé que él estaría complacido de escuchar la alta consideración que le


tiene, señor.” Exagero, pero, al igual que Shea, el señor Montgomery y yo
nos estaremos codeando por un largo tiempo. Necesito gustarle.

“Bien. Bueno, los dejaré solos. Estaré en mi estudio si me necesitan.” El me


da otra palmada y sale de la habitación.

Apenas fuera de nuestro alcance, Shea viene hacia mí. “No puedo creer
que tengas el valor de venir aquí,” sisea. “Si la vida fuera justa, hubieras
sido golpeado por un rayo apenas hubieras tocado nuestra entrada.”
“Tienes razón.”

“Tu—¿qué?” se corta.

“Tienes razón. No merezco nada de Sav, de ti, o de tu familia. Tienes todo


el derecho de odiarme de aquí a la eternidad.”

“¿Cuál es el truco? ¿Dónde está el pero?”

“No hay ninguno.” Extiendo mis manos. “Tu dijiste la verdad.”

Pasmada, Shea no tiene respuesta, o al menos ninguna que pueda


articular. Y antes de que pueda lanzar otro ataque, Savannah entra a la
cocina de los Montgomery.

“Oye Shea, papá dice que estabas…” Ella se descarrila cuando posa su
vista sobre mí. “¡Gid” ¿Qué estás haciendo aquí?”

“¡Digo lo mismo!” Shea se para con un bufido y rodea la mesa para


pararse protectoramente al lado de su hermana menor.
“Le pedí a Julie que te distrajera así yo podía llegar aquí primero.” Luego,
para cerrar con broche de oro, saco un sobre y se lo entrego.

Ella mira sospechosamente. “¿Qué es esto?”

Shea lo agarra de mis manos. “Él quiere llevarte a Suiza por todo el mes de
Junio.” Shea saca el pasaporte y lo mueve en el rostro de Sav.

La expresión de Sav cambia de cautelosa a sorprendida. “¿Vas a llevarme


fuera del país?”

“Solo si quieres ir,” digo rápidamente. “Pensé que el verano antes de que
empieces la universidad debería ser memorable. Tomaremos el avión Royal
para ir, pasaremos un par de semanas en los Alpes y luego conduciremos
hasta Venecia. Me presté un bote de un amigo y pasaremos el resto del
mes paseando por el Mediterráneo.

Su mandíbula casi golpea el suelo. “¿Es en serio?”

“Sí.”
“¿Por qué?”

“Una vez hablamos sobre irnos lejos y quiero darte todas esas cosas que te
prometí pero que nunca te di.”

“Como fidelidad,” dispara Shea.

Sav le lanza a su hermana una mirada, pero yo asiento. “Sí, como fidelidad.
Honestidad. Amor.” Doy un paso hacia Savannah. Una cosa es hacer
promesas en el periódico de Bayview y lo dejo caer frente a ella. “Frente a
Dios y todo el mundo.”

El periódico cae abierto y todo el aviso que rogué, supliqué y por el cual
pagué una fortuna—lo suficiente que pensé que podría comprar todo el
estúpido diario en lugar de solo un aviso—está expuesto a todo color.

“Para la chica más inteligente, valiente y hermosa—“Shea empieza a leer.


Sav lleva una mano sobre su boca y juntas leen el resto en silencio.

Yo recito la carta en mi mente.


—y la persona más generosa que existe. Felicitaciones por tu temprana
graduación e ingreso a State. Tienen suerte de tenerte, pero no tanta
como yo.

La primera vez que te vi hace tres años, no tenía ninguna pista de lo duro
que caería. Me noqueaste y he sido tuyo desde ese momento.

Nuestro romance no siempre fue fácil. Soy un idiota la mayor parte del
tiempo. Soy temperamental e impaciente y desconsiderado. Tú me
aceptaste y me perdonaste cuando no lo merecía. Me iba a dormir todas
las noches preguntándome qué de bueno debí haber hecho en mi vida
pasado para merecerte en esta.

Te amo en cada forma, así tu cabello esté rizado, lacio, sin maquillaje,
labios de color frambuesa, vestidos de seda o pantalones deportivos de
algodón.

Serás un éxito en State este otoño, así como lo fuiste para mí estos últimos
tres años. Felicitaciones nuevamente. No puedo esperar por pasar el
siguiente año, el primero del resto de nuestras vidas, juntos.

Con amor, tu novio,


Gideon Royal.

“¿Cuándo hiciste esto?” Susurra Sav, levantando sus ojos sorprendidos para
encontrarse con los míos.

“A mitad de la noche. Llamé a mi papá quien llamó al dueño y aceptó


publicar esto por mi” No le menciono el costo o el hecho de que tuve que
estar media hora escuchado al viejo gritándome por levantarlo de la
cama para lo que llamó una ‘estúpida declaración para una relación que
no durará tanto como su diarrea.’

Shea aclara su garganta. “Voy arriba. Pero no piensen por un minuto que
no estaré observándolos.”

Muestro una sonrisa. “Lo tendré en cuenta, hermana,”

“¿Hermana?” escupe.

“Ve. Ve.” Sav empuja a su hermana hacia la puerta, y luego finalmente


estoy a solas con Sav. “Oh, Gideon de los grandes gestos,” dice con un
suspiro, deslizándose sobre una silla.
“Grandes metidas de pata requieren grandes disculpas.” Arrastro una silla
cerca a ella y pongo mis piernas a cada lado de sus rodillas. “¿Entonces te
animas por el viajes post-graduación?”

“Sí.” Ella ríe un poco. “¿Qué le tuviste que dar mi papá para que estuviera
de acuerdo?”
“Mi papá lo llamó,” admito.

“¿Sólo seremos nosotros dos?”

Encojo los hombros. “A menos que quieras traer a alguien más.”

“¿En serio?” Me da una mirada de sorpresa. “¿Me dejarás llevar a alguien?”

“No estaría emocionado,” le dijo honestamente, “pero quiero que estés


feliz.”

“Así que si quiero llevar a otro chico, ¿me dejarías?”

Mis manos se hacen puño involuntariamente ante el pensamiento de


alguien más tocando a Sav, pero me forcé a responder. “Si eso es lo que
quieres.”
Ella estalla a risas. “Te ves como si acabaras de comer algo podrido. No te
preocupes—no voy a invitar a nadie más.”

Me relajo aliviado. “El pensamiento no me llena de mucha alegría.” Relajo


mis puños y cubro sus manos con la mías. “Pero hacerte feliz es lo que me
hace a mí feliz.”

Ella voltea su mano para enroscarse con la mía. “No quiero a nadie más.
Nunca lo hice. Ese fue el más grande problema durante todo este tiempo.”

Tiro mi cabeza hacia ella hasta que nuestras frentes se encuentran. “¿Y
ahora?”

“Y ahora….ahora está bien. Hemos pasado por muchas cosas pero de


alguna manera nos volvemos a encontrar. Esa es una especie de milagro,
¿no crees?”

Pequeños diamantes salpican sobre sus pestañas mientras pequeñas


lágrimas salen a flote. Me deslizo de un lado hacia el otro. “Tú eres un
milagro,” murmuro, y luego la beso.
En frente de Dios y de todo el mundo.

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