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SIN

PODERES:
VOLUMEN
UNO
POR:
VICTOR HUGO BARRERA
 Victor Hugo Barrera Arellano 2017

Primera Edición: julio 2017

Segunda Edición: octubre 2019

ASÍN: B073XXH3HJ

Diseño de Portada: Victor Hugo Barrera Arellano y


Baeeprojects.
“La principal y más poderosa rémora
que detiene a nuestro país (México) en
el camino a su engrandecimiento es la
ignorancia”

Gabino Barreda
ÍNDICE
PRÓLOGO .......................................................... 7
“NÚMERO UNO: CORMAC”......................... 15
“NÚMERO DOS: MITOLOGÍA Y
PSICOANÁLISIS” ........................................... 24
“NÚMERO TRES: TELEVISIÓN
MANIPULADA” .............................................. 32
“NÚMERO CUATRO: GUARDIÁN
RETIRADO”..................................................... 41
“NÚMERO CINCO: EL MISMO LADO”....... 53
“NÚMERO SEIS: GHANIA”........................... 66
“NÚMERO SIETE: LEGAR” .......................... 79
“NÚMERO OCHO: VERDADERA
IDENTIDAD” ................................................... 92
“NÚMERO NUEVE: RESENTIMIENTO” ... 110
“NÚMERO DIEZ: SENTIMIENTOS” .......... 129
EPÍLOGO ....................................................... 167
“NÚMERO
CERO:
PRESIDENTE
RODRÍGUEZ”
PRÓLOGO
En el año 2030 México es el país que controla al
resto del mundo.

Aunque, ser Potencia Mundial no lo eximió de


padecer a causa de villanos y criminales.

Afortunadamente, gente sobresaliente y patriota


usó la tecnología a su alcance para proteger a su país y
a sus seres queridos de la delincuencia…

Sin embargo, no siempre hubo héroes ni patriotas


mexicanos que enfrentaron al crimen con tecnología
láser y sofisticados gadgets…

Esta es la historia de los primeros héroes y


patriotas mexicanos muchos años antes de que su
país se convirtiera en potencia mundial…
CDMX, MÉXICO.
AÑO 2018.

Eran las 9:00 p.m. y todos los canales de la


Televisión abierta dejaron de transmitir su
programación normal para dar paso a un mensaje en
cadena nacional del Presidente de México: Ernesto
Rodríguez Núñez.
Para las personas con un servicio de televisión de
paga o televisión satelital, era fácil tomar el control
remoto y cambiar el canal, pero para alguien con sólo
los canales de televisión abierta, no había otra opción
más que mirar y escuchar al Presidente durante
algunos minutos, eso sí, en HD.
—Mexicanos y mexicanas. Muy buenas noches a todos.
Este día, México ha dado un gran paso rumbo a la
industrialización al firmar un tratado de libre comercio con las
Potencias Orientales. Dicho tratado abrirá la puerta a la
exportación de productos mexicanos al lejano oriente y permitirá
la apertura de cientos de empresas extranjeras en todo el territorio
nacional. Lo que creará millones de nuevos empleos…
Mientras el Presidente Rodríguez daba su discurso
en vivo desde el salón de prensa, dos camionetas
blindadas llegaban a la puerta de la Residencia Oficial
“Los Pinos”. La seguridad del lugar pidió una
identificación al chofer del vehículo, pero éste apenas
si bajó el vidrio polarizado para dejar caer una tarjeta
color blanco con un símbolo en color negro que
tenía la forma de dos manos sujetando al Planeta
Tierra.
Al ver el símbolo de la tarjeta, el empleado de
seguridad pidió que inmediatamente abrieran la
puerta, las dos camionetas blindadas entraron
rápidamente al lugar pasando a toda velocidad por los
jardines, la Calzada de la Democracia y la Calzada de
los Presidentes.
—El Camino a la Industrialización no es fácil. Todavía
existen muchos enemigos de la democracia y el progreso, pero estoy
seguro que juntos lo lograremos. Muchas gracias y Buenas noches
a todos.
El mensaje en cadena nacional terminó y la
programación a nivel nacional volvió a la normalidad.
El equipo de prensa comenzaba a recoger los
cables y artefactos utilizados durante el mensaje.
El Presidente Rodríguez sacó de su bolsillo un
pañuelo y comenzó a secarse el sudor de su frente y
agachaba la cabeza para secarse algunas lágrimas que
escurrían por sus mejillas.
De pronto, el Presidente percibió el movimiento
de un letrero junto a la cámara a la cual acababa de
dar el mensaje. El Presidente miró el letrero, movido
por un miembro del equipo de prensa, que decía:
“LOS LÍDERES ESTÁN AQUÍ”.
Inmediatamente, el Presidente Rodríguez mostró
una expresión seria, se acomodó la corbata y salió del
salón de prensa.
El Presidente Rodríguez entró en su oficina
principal, ahí, vio a seis personas que usaban máscaras
que los hacían ver como hombres de cada raza en el
Planeta. Los seis estaban cubiertos con túnicas y
capuchas del color representativo de cada raza. Eran
conocidos como los líderes de una sociedad secreta
llamada “Potencia Mundial”.
Los líderes miraron al Presidente y éste mostró su
respeto inclinando la cabeza e hincándose mientras
los líderes lo rodeaban formando un círculo
alrededor de él.
—Desde que supe de su existencia pensé que su
ayuda sería valiosa para el País. Por eso los llamé y
aquí están. Han respondido a mi súplica.
—Cada súplica de cada Presidente de este Planeta
merece ser escuchada por nosotros, evaluada y
respondida según creamos conveniente—dijo el líder
Mganga, un sujeto con máscara de hombre blanco,
ojos azules, guantes con forma de manos de piel
blanca, túnica y capucha de color azul y botas de
casquillo color negro—Dinos ¿Para qué nos llamaste,
Ernesto?
—México está a punto de caer en la peor de sus
crisis económicas que haya tenido en toda su
historia—El Presidente comenzó a llorar—Este
tratado con las Potencias de Oriente sólo apoyará la
economía del país por algún tiempo. Pero no durará
mucho. El exterminio de una tercera parte de la
población mexicana se acerca. Sé que nuestra deuda
externa aumenta cada día más, pero… necesitamos
demasiado dinero. Por favor… ayúdennos…millones
de vidas se perderán.
Todos los líderes se miraron durante varios
segundos, después, todos miraron a Mganga y éste
volvió a tomar la palabra, no sin antes acercarse al
Presidente, levantarle la cara y mirarlo fijamente a los
ojos.
—Sólo tienes una salida que deberás tomar sin
remordimientos ni excusas. Debes dejar todo en
nuestras manos. Tenemos el poder de usar esta crisis
económica para impulsar a México a la industrialización.
De hecho, antes de venir aquí decidimos convertir a
México en Potencia Mundial.
— ¿Eso es cierto?
— ¿Dudas de la palabra de los líderes?—intervino
molesto el líder Kinestesis, un sujeto con máscara de
hombre latino, ojos color café, túnica y capucha rojo
y guantes del mismo color que tiene la piel morena y
botas de casquillo color café.
—No. Claro que no. Es sólo que…
—¡Sin excusas he dicho, Ernesto!—expresó
Mganga.
—Está bien. Entiendo. Si eso salvará al país,
entonces les creo. Yo Ernesto Rodríguez Núñez,
Presidente de México, entrego al país en manos de
los líderes de Potencia Mundial para que ellos hagan
lo que crean correcto con esta nación.
—Has tomado la mejor decisión de tu vida y de
tu mandato, Ernesto—volvió a hablar Kinestesis
para luego sacar de entre su túnica un tubo de ensayo
con una sustancia blanca en su interior, la cual mostró
al Presidente—Toda riqueza interna comienza con
un producto que sólo el país vende al resto del
mundo.
— ¿Qué es eso?—preguntó el Presidente.
—Lo que hará a México un país primer
mundista. Si Estados Unidos ha triunfado con oro
negro, México lo hará con oro blanco—Kinestesis
levantó el tubo de ensayo en señal de victoria, el resto
de los líderes levantaron su brazo derecho también
mientras el Presidente Rodríguez miraba atónito la
sustancia en el interior del tubo…
“NÚMERO
UNO:
CORMAC”
Aún sonaban las palabras del líder Kinestesis en la
mente del Presidente Rodríguez, respecto a que
México sería convertido en Potencia Mundial,
cuando los Seis líderes abordaron sus dos camionetas
blindadas para después salir rápidamente de la
Residencia Oficial “Los Pinos” rumbo a su segundo
destino: Las Televisoras.
Una camioneta tomó el camino largo del Anillo
Periférico Boulevard Adolfo Ruíz Cortínez, pues su
lugar de llegada se encontraba en las faldas del
Ajusco.
En cambio, la otra camioneta tenía una ruta más
corta ahí mismo en Chapultepec.
En dicha camioneta viajaba el líder Mganga, quien
tenía un mensaje muy importante para el dueño de la
Televisora.
De pronto, el vehículo se detuvo, ya que el tráfico
se encontraba paralizado. Al parecer, una jovencita
había sido atropellada por un tipo que iba hablando
por teléfono mientras conducía.
La chica se encontraba gravemente herida y los
Agentes de tránsito buscaban la manera de alejar a los
curiosos mientras llegaba la ambulancia.
El chofer de la camioneta miraba desesperado
que la fila de autos no sólo no avanzaba, sino que no
había manera de salir del caos automovilístico, siendo
la única opción un callejón cercano, el cual parecía no
tener salida.
— ¿Qué sucede allá afuera, Polixena?—preguntó
el líder Mganga al chofer.
—Un accidente, Señor. Una chica fue atropellada.
—¿Existe alguna otra forma de salir? Serán 51
minutos hasta nuestro segundo destino y…
De repente, una bala atravesó el vidrio polarizado
impactando uno de los asientos, pero sin herir a
nadie. Inmediatamente, los Tres líderes se colocaron
bajo sus asientos mostrándose incrédulos, ya que una
segunda bala impactó una de las llantas traseras de la
camioneta, aunque ésta era auto reparable.
— ¡¿Ahora qué?!—gritó el líder Mganga.
—¡Alguien se está acercando a nosotros con un
arma poderosa en la mano!—respondió Polixena
mientras miraba impresionado a un tipo vestido
como Guerrero Celta, con capucha y máscara de
látex que deformaba su rostro, pero con un rifle de
alto calibre en las manos.
Polixena pisó el acelerador dirigiéndose hacia el
interior del callejón.
El Guerrero Celta comenzó a correr detrás de la
camioneta disparando a zonas estratégicas como los
vidrios, los espejos retrovisores y las llantas.
— ¡Polixena, detén el vehículo ahora!—ordenó el
líder Mganga— ¡Ejecutores, es su turno!
La camioneta se detuvo bruscamente, lo cual
aprovechó el Guerrero Celta para acercarse más al
vehículo y apuntarle con su arma. Las puertas se
abrieron y tres hombres, vestidos como Agentes
Federales y con la cara cubierta con pasamontañas,
cascos y lentes especiales color negro, bajaron
inmediatamente con armas de calibre mucho mayor
a la del Guerrero Celta.
Éste por su parte, le disparó a uno de los
Ejecutores impactándolo en el pecho, pero el
Ejecutor ni siquiera sintió el impacto.
—Nuestro turno—dijo maliciosamente el
Ejecutor, para que junto a sus dos compañeros
disparara y las tres balas impactaran al Guerrero Celta
en un brazo, una pierna y el estómago respectivamente.
Las balas no hirieron al Guerrero, pero los
impactos lograron que éste tirara su rifle y cayera al
piso.
Los Ejecutores rodearon al Guerrero Celta
apuntándole con sus armas.
—Nunca debiste acercarte a nosotros, Guerrero.
—Mi nombre es Cormac—dijo el Guerrero
usando un distorsionador de voz.
Los Ejecutores se prepararon para disparar, pero
en ese momento, tres clavos se impactaron en los
cuellos de los Ejecutores, provocándoles un dolor tan
intenso que tuvieron que soltar sus armas y caer
hincados.
De pronto, un Sujeto vestido con un traje
completo, negro como la noche, hecho de spandex,
ceñido al cuerpo, lo cual denotaba que el Sujeto usaba
protecciones en los hombros, torso y piernas, botas
tipo militar color negro y máscara hecha de spandex
del mismo color, llegó golpeando en la cara a uno de
los Ejecutores rompiéndole los lentes y tirándole el
casco por el impacto.
El segundo Ejecutor trató de golpear al Sujeto,
pero éste le detuvo el golpe para luego romperle el
brazo en dos y usar al Ejecutor como escudo, pues el
tercero de ellos había tomado su arma y disparó, pero
el impacto dio justo en la espalda de su compañero.
El Sujeto tomó el arma del cinturón del segundo
Ejecutor y con ésta le disparó al tercero impactando
el tiro en la frente.
Cormac miraba atónito al Sujeto vencer
fácilmente a los Ejecutores.
El Líder Mganga bajó de su vehículo, pues los
disparos y gritos de los Ejecutores lo preocuparon. El
Líder no podía creer que sus tres Ejecutores estaban
tirados en el callejón, uno de ellos muerto y los otros
dos muy mal heridos.
En otro callejón cercano, el Sujeto arrojaba a
Cormac contra una de las paredes para después
golpearlo severamente y varias veces en la cara y el
estómago.
Cormac cayó al piso escupiendo sangre mientras
el Sujeto se alejaba mostrándose furioso.
— ¿Acaso te hice algo…Sujeto “Sin Poderes”?—
Así llamaban al misterioso “héroe” que frustraba
asaltos y golpeaba brutalmente a los malos en la
CDMX—Según veo estamos del mismo lado.
Las palabras de Cormac, que estaban muy
mezcladas de sonido pues Sin Poderes había roto el
distorsionador de voz con sus golpes, provocaron
más furia en él llevándolo a sujetar a Cormac del
cuello poniéndolo contra la pared y levantándolo.
—Quiero que dejes de jugar al héroe…Cormac—
Sin Poderes notaba que la forma de ojos de Cormac
era muy femenina—Hace una semana tú y tu aliado
Rudra impidieron que yo capturara a un grupo de
ladrones que acababan de asesinar a una pareja de
ancianos.
— ¡Lo siento!
— ¡¿Lo sientes?! ¡Esas personas fueron asesinadas
en el interior de su hogar con tal de ser robados! ¡Deja
de disfrazarte de tonto y jugar al estúpido o te aseguro
que yo mismo te mataré! ¡¿Me escuchaste?!—Sin
Poderes encaró a Cormac y éste asintió en un estado
de pánico.
Sin Poderes soltó a Cormac e inmediatamente lo
golpeó en el estómago y luego presionó fuertemente
con sus manos los pectorales del traje de Cormac y
éste comenzó a gritar como niña.
Sin Poderes dejó a Cormac tirado y llorando en el
piso.
Breves segundos después, Cormac se dio cuenta
que estaba solo en el callejón así que se quitó la
máscara de látex mostrando su verdadera identidad…
una joven mujer…
“NÚMERO DOS:
MITOLOGÍA Y
PSICOANÁLISIS”
Las puertas del Colegio Psicoanalítico Mexicano (CPM)
estaban abiertas de par en par para recibir a sus
estudiantes que estaban muy interesados, ya sea en
cursar un diplomado, una Maestría, un Doctorado o
simplemente asistir a una Conferencia, Curso o
Taller.
Ese era el caso de las hermanas Maryeth y Ghania
de 18 y 17 años respectivamente. Ambas muy
parecidas físicamente llegando a pasar por gemelas.
Incluso, hasta el timbre de voz era tan similar que
podían llamar a alguien en nombre de la otra sin que
la persona pudiera notar la diferencia.
Desgraciadamente para Maryeth, esta vez la
diferencia era notable, pues llevaba puestos lentes de
sol, gorro y una máscara de maquillaje que resaltaba
su rostro y presencia, gracias al perfumado olor a
varios metros de distancia.
De pronto, un hombre con cabello, barba y
bigote color gris, vestido con traje a rayas y con lentes
de aumento, pasó cerca de Ghania y ésta lo
reconoció inmediatamente.
—Adiós, Dr. Guarner.
El Psicoanalista se detuvo, miró a Ghania y sonrió
al verla.
—Hola Ghania. Gusto en verte—Ambos
intercambiaron beso en la mejilla y un rápido
abrazo—¿Maryeth?—preguntó confundido el
psicoanalista.
—Sí, soy yo. Una disculpa por no saludarlo, pero
estoy un poco adolorida luego del accidente de moto
que sufrí ayer con mi novio.
—Lo siento mucho. ¿Cómo está él?
—Se recuperará. Por ahora quisiera saber dónde
está Jonás Prado.
—Salón 8, Seminario “Mitología y Psicoanálisis”.
De hecho, acaba de terminar y está guardando todo
el equipo de cómputo.
—Muchas Gracias por la información. Gusto en
verlo, Dr. Guarner—dijo Maryeth.
—Igualmente, chicas. Hasta pronto—El Dr.
Guarner caminó alejándose de las chicas hasta llegar
al área de consultorios donde entró a uno en cuya
puerta tenía el siguiente nombre: Dr. Octavio Silva.
Ghania siguió con la mirada a Guarner hasta que
éste cerró la puerta del consultorio.
—No sabía que tomara terapia con el Dr. Silva—
comentó intrigada Ghania.
—Creo que tenemos algo más importante qué
discutir. Vamos—Maryeth tomó de la mano a
Ghania y ambas caminaron hacia el salón 8.
Maryeth se quitó los lentes de sol mostrándole a
Jonás Prado los moretones en ambos ojos. Jonás se
alteró al ver los ojos de Maryeth y distinguir sus
mejillas y barbilla, muy golpeadas, a pesar del
maquillaje.
—Creo que esa idea de vestirse como seres de la
mitología céltica para detener criminales no
funcionó—dijo Ghania un tanto asustada—A pesar
de que finjamos un accidente de tránsito como
distracción.
—Les dije que disfrazarse para querer atrapar a los
malos no te hace héroe. Esos tipos son…
—No fueron esos tipos—interrumpió
Maryeth—fue el Sujeto Sin Poderes. Apareció de
nuevo, sólo que esta vez me atrapó y golpeó tan
fuerte que creí que moriría—Maryeth comenzó a
llorar—Necesitamos tu ayuda.
—Lo que necesitan es dejar esto por la paz. Las
dos.
—No podemos—dijo Ghania mostrando
autoridad—Mary ya dio el primer paso.
Jonás miró desconcertado y a la vez intrigado a
Ghania y Maryeth.
Dichas imágenes se repetían una y otra vez en el
transcurso del día: Sin Poderes golpeaba a Cormac
sintiendo placer en cada puñetazo que conectaba ya
fuera en el rostro o en el torso del contrincante.
De pronto, se escuchó un nombre:
—Ghania.
El Dr. Silva reaccionó mirando fijamente al Dr.
Guarner que estaba sentado en el sillón frente a él.
— ¿Dijiste Ghania?
—De hecho dije Ghania y Maryeth, Dr. Silva. Le
comenté cuando llegué que me las encontré en los
pasillos del Colegio. Supongo que están interesadas
en cursar otro curso para el público en general.
El Dr. Silva miraba confundido a Guarner.
—¿Se encuentra bien, Doc?—preguntó Guarner.
—Sí. Es sólo que desde hace tiempo vienen
imágenes muy extrañas a mi mente.
—Recuerde retomar su análisis—dijo sonriente
Guarner.
—Y tú recuerda que esas dos jovencitas son
menores que tú.
— ¿Disculpe?
—Ghania y Maryeth. O debo preguntar ¿Ghania
o Maryeth?
Guarner miraba pensativo al Dr. Silva.
Maryeth mostraba a Jonás y Ghania, por medio
de la pantalla de su celular, imágenes infrarrojas del
interior de una de las camionetas de los líderes.
— ¿Qué significa esto?—preguntó Jonás.
—Logré colocar, por medio de una bala que se
destruyó al momento del impacto, un chip con esta
función infrarroja para observar lo que sucede
alrededor de la orden Potencia Mundial.
— ¿Dónde consiguieron ese chip?
—Compramos una computadora con la
capacidad suficiente para navegar en la deepweb. Ahí
puedes conseguir de todo—respondió Ghania.
—Tal vez tengamos que buscar ahí un nuevo
compañero—Maryeth guardó su celular y tomó de
la mano a Ghania para que ambas caminaran a la
puerta del salón.
—Esperen. ¿A dónde van?
—A investigar qué está pasando en nuestro país.
Es obvio que tú ya no quieres ayudarnos, Jonás—
dijo Maryeth.
—Yo nunca dije que no las ayudaría.
Ghania y Maryeth se detuvieron, se miraron
sonrientes y voltearon a ver a Jonás.
—Me impactaron tus golpes en el rostro. Es
todo. Pero si va a seguir con esto, a pesar de las
consecuencias, necesitarán protección.
— ¿Y tú nos protegerás?—preguntó Ghania.
—No. Pero “El Guardián” lo hará. Pues ya es
hora que salga de nuevo a las calles…
“NÚMERO TRES:
TELEVISIÓN
MANIPULADA”
Las puertas del estacionamiento de la Televisora
más reconocida en todo México, llamada VisiónTV,
se abrieron para dejar pasar la camioneta negra y que
ésta recorriera todo el camino hecho de mosaico
brillante, con un solo color de fondo, y pequeños
cuadros que parecían unir las líneas en el camino.
La camioneta llegó hasta la entrada de las oficinas
principales, las cuales tenían la fachada de una
mansión.
Un guardia de seguridad salió a recibir al líder
Kinestesis haciendo una pequeña reverencia cuando
estuvo frente a él, lo cual fue muy bien aceptado por
el líder. Luego, ambos caminaron por los pasillos de
las oficinas hasta llegar al fondo y encontrarse con
Erick Abengalban, dueño y presidente de VisiónTV,
quien estaba parado afuera de las puertas de madera
de caoba que protegían su oficina.
—Líder Kinestesis—Erick tomó la mano del
líder y se hincó ante él.
—Ponte de pie, Erick. Mi tiempo aquí es limitado.
Erick besó la mano del líder, se levantó e introdujo
a Kinestesis en su oficina, la cual era muy grande.
Contaba con su propia sala de espera y su mesa con
doce sillas para llevar a cabo juntas.
Del otro lado estaba el escritorio de Erick, hecho
de bases de concreto reforzado y una mesa de cristal
lo suficientemente grueso para cargar un camión
tórton.
—Tome asiento, Líder.
Kinestesis se sentó frente a Erick.
— ¿Gusta un café?—Erick descolgó el teléfono
para comunicarse con su Secretaria.
—No. Vengo a hablar de cosas importantes, y te
pediría que tú también tomaras en serio mi presencia.
—Lo hago. Sólo que estoy despierto desde las
4:00 a.m., así que necesito ingerir un poco de
cafeína… ¿Yocasta? Necesito una taza de café como
me gusta, por favor.
—Enseguida se lo llevo, Sr. Abelgalban—
respondió una voz femenina joven del otro lado de la
línea. Lo cual intrigó a Erick, pues Yocasta, su
Secretaria, tenía más de 40 años y casi 20 años
trabajando para su empresa.
Aún así, la presencia del líder Kinestesis no podía
ser ignorada. Erick colgó el teléfono mirando
preocupado al líder.
— ¿Todo bien, Erick?—preguntó Kinestesis.
—Sí. Claro. Es sólo que los líderes nunca me
visitan y menos después de visitar primero al
Presidente de México.
—Nuestra presencia en este país tiene que ver
con la grandeza que se acerca para la sociedad
mexicana.
— ¿Y qué tiene que ver VisiónTV con esa
grandeza?
—Desde ahora quitarás la porquería y la estupidez
que tu empresa produce y compra de otros países.
Modificarás tus programas, películas, series,
telenovelas y programas deportivos de tal forma que
la gente de México crea que su país tiene lo necesario
para ser Potencia Mundial.
Las palabras de Kinestesis fueron como una
bomba en la menta de Erick, pero dicha sensación
cambió una vez que la puerta de la oficina se abriera y
Ghania, (usando lentes de aumento con armazón
rojo y negro, vestido negro arriba de la rodilla con
maga corta, corsete con cinturón color negro,
pantimedias entalladas negras y zapatillas tipo Peep toes
negras con hebilla dorada), entrara a la oficina con la
jarra de café en las manos.
—El café está aquí, Sr. Abengalban—dijo Ghania
y después se acercó al escritorio, tomó la taza de café
de Erick y comenzó a servir el café.
Ghania podía sentir la mirada inquisidora de
Kinestesis y la mirada lujuriosa de Erick. Para
contrarrestar los nervios, Ghania recodaba que: Ella,
Maryeth y Jonás se vistieron como empleados de una compañía de
fumigaciones y llegaron al escritorio de Yocasta pidiendo desalojar
el lugar para fumigar.
Maryeth, sin que nadie más se diera cuenta, arrojó, por medio
de un aerosol, cloroformo a la posición de la Secretaria para que
ésta lo inhalara inconscientemente y se quedara dormida.
Jonás sujetó a Yocasta, Maryeth tomó las llaves de la bodega
y abrió la puerta para que Jonás metiera a la Secretaria ahí y
Ghania pudiera quitarse el uniforme de fumigadora y quedar con
la ropa de Secretaria.
— ¡Lo estás derramado, Niña Tonta!—gritó el
Líder Kinestesis, Ghania reaccionó mirando el café
derramándose por la taza y el escritorio.
— ¡Lo siento!—Ghania quitó la jarra y
accidentalmente, el resto de café que quedaba, se
derramó en la alfombra— ¡No puede ser! ¡Lo siento!
Soy nueva en esto y…
Erick se levantó de un salto y tomó las manos de
Ghania para tranquilizarla.
—Descuida. Un auxiliar de limpieza se encargará
de este desorden.
Erick soltó una mano de Ghania para presionar
una tecla de su teléfono solicitando el servicio de
limpieza. Ghania trataba de soltarse de Erick, pero
éste la sujetaba fuertemente, mientras el Líder
Kinestesis la miraba celosamente.
En ese momento, Jonás, vestido como empleado
de limpieza, entró a la oficina.
— ¿Qué es lo que necesita, Sr. Abengalban?
—Por favor limpia mi escritorio y la alfombra.
Erick soltó a Ghania y miró a Jonás mientras
Ghania colocaba discretamente un pequeño
micrófono espía en la base del escritorio.
Jonás se acercó a Ghania dándole una franela y
ésta se puso a limpiar el escritorio mientras Jonás
limpiaba rápidamente la alfombra, y discretamente,
colocaba otro micrófono y cámara espía en la base
del escritorio.
Jonás y Ghania salieron rápidamente de la oficina
de Erick mientras Maryeth colocaba a Yocasta de
vuelta en su escritorio, ya que el efecto del
cloroformo estaba por terminar.

En el interior de la oficina; el Líder Kinestesis se


ponía de pie señalando inquisitivamente a Erick.
—Tienes que actuar de inmediato, Erick. Tu
programación debe ser modificada esta misma
semana.
—Descuide Líder. Lo haré.
—El país será elevado económicamente muy
pronto.
Jonás y Ghania caminaban, vestidos de nuevo
como fumigadores, hacia la salida de la televisora. El
celular con bluetooth de Ghania sonó.
— ¿Qué pasa, Mary? Estamos a punto de salir.
—Perfecto. Yo ya estoy en la camioneta esperándolos. He
activado la cámara y los micrófonos espías. Escucho fuerte y claro
lo que Erick Abengalban y el Líder Kinestesis están hablando.
—Y ¿Qué están diciendo?
—¡¿Cómo demonios, Ustedes los Líderes,
convertirán a México en Potencia Mundial?! ¡Eh!—
Cuestionaba Erick, puesto en pie frente a Kinestesis—
¡Quieren que yo altere mi empresa a su antojo! ¡Pero
quiero saber cómo alterarán este país a mi antojo!
En ese momento, la ventana de la oficina fue
impactada por una pequeña bomba, ésta explotó
rompiendo los vidrios. Erick corrió hacia la ventana
rota protegiendo al Líder. Pero, Erick fue recibido
por una patada en la cara que lo dejó inconsciente en
el piso.
Un sujeto entró por la ventana; era Sin Poderes,
quien sacó su arma casera y le apuntó a Kinestesis
directo a la cabeza.
—Hola Kinestesis. ¿Me recuerdas?...
“NÚMERO
CUATRO:
GUARDIÁN
RETIRADO”
Ghania y Jonás, vestidos como fumigadores,
caminaban por el pasillo que los conducía a la salida
de VisiónTV. De pronto, el teléfono con bluetooh de
Ghania sonó de nuevo.
— ¿Ahora qué, Mary?
— ¡Tienen que volver a la oficina de Abengalban
ahora!—las palabras de Maryeth provocaron que
Ghania se detuviera.
—¿Qué dices?—Jonás se detuvo mirando a
Ghania hablar molesta con su hermana.
— ¡Vuelvan ya a la oficina! ¡El Sujeto Sin Poderes está
ahí y está a punto de asesinar al Líder Kinestesis!
Ghania miró asustada a Jonás.
Sin Poderes se acercó al Líder Kinestesis y le
disparó en la mano antes de que éste pudiera sacar su
arma de entre su túnica. Un clavo traspasó el guante
del líder provocando que éste cayera hincado al piso
tocándose con su mano izquierda la pierna del
mismo lado.
—Ni lo intentes. Esta vez el teatrito de la orden
llegó a su fin—mientras Sin Poderes hablaba, Erick
despertaba y miraba a su alrededor en busca de su
arma.
Sin Poderes pisó la mano herida de Kinestesis,
sacó una pequeña cámara de video, la encendió y la
puso frente al rostro del Líder.
—Sólo habrá una orden esta vez. Si tú la
obedeces, vivirás. De lo contrario—Sin Poderes pisó
más fuerte la mano del Líder provocándole más
dolor.
— ¡¿Qué quieres que haga?!
—Te quitarás la máscara, dirás tu verdadero
nombre y contarás frente a la cámara lo que Potencia
Mundial le piensa hacer al país. ¡¿Me has entendido?!
¡Eh!
—No haré eso. Mejor contemplaré tu muerte a
manos de mis Ejecutores.
Sin Poderes miró la pierna izquierda de Kinestesis,
la cual tenía una luz parpadeante color rojo debajo de
su túnica.
Cinco Ejecutores entraron tirando la puerta de la
oficina y rodearon a Sin Poderes, quien sujetó a
Kinestesis del cuello de la ropa, lo levantó y lo tomó
como rehén apuntándole con su arma en el cuello.
—Suelta al Líder ahora…Sujeto Sin Poderes—
ordenó el Ejecutor.
—Si algo llega a pasarme, tu Líder morirá.
—No lo creo. Tú eres sólo uno, nosotros somos
cinco.
En ese momento, tres disparos de bala impactaron
la espalda de Sin Poderes, éste cayó inconsciente al
piso.
Todos voltearon viendo a Erick Abengalban,
quien logró arrastrarse hasta una pintura, detrás de la
silla de su escritorio, que cubría un agujero de donde
Erick sacó el arma.
Los Ejecutores rodearon a Sin Poderes mientras
Kinestesis lo observaba despectivamente. Luego, el
Líder miró sonriente a Erick.
—Bien hecho. Aunque no lo mataste. Al parecer
el infeliz está bien protegido debajo de ese traje hecho
de spandex—Kinestesis se dirigió a los Ejecutores—
Quítenle la máscara y después mátenlo.
—No si yo lo impido—dijo una voz que provocó
que voltearan hacia la puerta viendo a El Guardián, un
tipo vestido con gabardina y pantalón blindados y
color azul, botas de casquillo color negro y una
máscara con forma humana que detectaba el
movimiento en la oscuridad.
El Guardián disparó su arma sin darles
oportunidad a los Ejecutores de reaccionar, uno de
ellos fue impactado en el cuello por dos balas de
aluminio rellenas de arena, justo donde el traje no le
protegía.
Otro Ejecutor le disparó al Guardián, pero éste
corrió y evitó los impactos que dieron en la pared de
la oficina haciéndole agujeros e impactando a
personas que pasaban por el pasillo.
Sin Poderes reaccionó y pateó el arma de un
Ejecutor provocando que el arma se disparara y el
impacto pegara en la sien de otro Ejecutor
destrozándole la cabeza.
Sin Poderes sacó una broca de taladro y se la
incrustó en el estómago al Ejecutor cuya arma había
sido disparada.
Sin Poderes tomó de nuevo dicha arma y le
disparó al Ejecutor que estaba disparándole al
Guardián. Éste disparó su arma hacia Sin Poderes,
quien se agachó y las balas de aluminio se incrustaron
justo en el cuello del último Ejecutor que venía a
atacar por la espalda a Sin Poderes.
Erick trato de disparar de nuevo, pero balas de
aluminio rellenas de arena le dieron en la mano
provocando que tirara el arma.
Sin Poderes miraba furioso a Kinestesis mientras
comenzaban a escucharse las sirenas de las patrullas
que venían en camino.
—Es hora de irnos…Sujeto Sin Poderes—
propuso El Guardián mientras caminaba hacia la
puerta, Sin Poderes, en cambio, miraba frustrado a
Kinestesis, el cual sonreía burlonamente—
¡Vamos!—El Guardián jaló a Sin Poderes y ambos
salieron corriendo.
Kinestesis tocó de nuevo su pierna izquierda y
luego caminó hacia Erick, quien se tocaba la herida
de la mano provocada por las balas del Guardián.
—Ya mandé traer a mis investigadores para que
registren tu oficina y localicen la fuente de quienes
nos observan—dijo El Líder.
—Dudo que alguien nos esté vigilando.
— ¿En serio crees que fue casualidad que tu sexy
secretaria derramara el café al sentir tu perversa
mirada y luego, apareciera el Sujeto Sin Poderes?
Erick dejó de tocarse la mano y miró asustado al
Líder, cuya pierna izquierda ahora emitía una luz
parpadeante color verde.
El Guardián y Sin Poderes corrían tan rápido
como podían hacia el Bosque de Chapultepec. Una
patrulla, con dos policías a bordo, los perseguía tan
rápido como el tráfico se los permitía.
El celular con bluetooth del Guardián sonó y éste
respondió rápidamente.
— ¿Dónde están chicas?
—Atoradas en el tráfico—respondió Maryeth,
quien conducía la camioneta—Les perdimos la pista.
¿Dónde están?
—Entraremos al Bosque de Chapultepec y ahí
nos perderemos. Al parecer, sólo nos sigue una
patrulla.
—Está bien. Nosotras los alcanzaremos en…
— ¡No! ¡No vengan para acá! ¡Vayan al escondite
y espérennos ahí! ¡Nos encargaremos de esto! ¡Se los
prometo!
El Guardián colgó y Maryeth se quedó pensativa
unos segundos. Ghania, quien estaba en la parte
trasera de la camioneta buscando una caja, se acercó a
su hermana.
—Quieres ir a ayudarlos, ¿Cierto?
—Pero no tenemos con qué hacerlo.
—Claro que sí—Ghania le mostró a su hermana
dos vestidos color verde oscuro, dos pelucas con
cabello largo color blanco y unos pupilentes con el iris
color rojo—Además traemos tu espada favorita.
— ¿Propones que seamos Banshees?
—No lo propongo. Vamos a serlo.
Ambas se miraron sonriendo y asintiendo seguras
de sí mismas. Maryeth tomó un atajo hacia el Bosque
de Chapultepec.
En dicho Bosque; El Guardián y Sin Poderes
corrían entre los árboles y las rocas, dos policías
bajaron de la patrulla y se adentraron también en el
bosque buscando encontrarlos.
El Guardián y Sin Poderes miraban, desde atrás
de un árbol alto, cómo los policías los buscaban en el
bosque.
—Creo que debemos separarnos—propuso
susurrando Sin Poderes—Así podremos vencer cada
uno a un policía.
—En la oficina trabajamos juntos y logramos
derrotar a Cinco Ejecutores.
— ¿Trabajamos juntos? Yo destruí a tres de ellos
que te estaban disparando.
—No lo creo. Esos cinco iban a matarte y yo
destruí al primero y al último de ellos.
— ¿Con balas de aluminio rellenas con arena?
Qué masculino.
—Pues clavos y brocas de taladro no creo que
tengan mucha categoría.
— ¡Espera!—Sin Poderes pidió silencio porque
escuchó un canto a lo lejos— ¿Escuchaste eso?
Dos voces femeninas gemían, luego rugían,
lloraban y hasta aplaudían provocando que todo el
bosque se volviera un lugar terrorífico.
Los dos policías volteaban a ver a los árboles en
busca de la fuente del sonido.
— ¿Qué fue eso?
—No lo sé.
De pronto, Ghania y Maryeth, aparecieron cada
una en la copa de un árbol vestidas como Banshees
(Emisoras de la muerte según la mitología irlandesa)
gritando, lamentándose, gimiendo y rugiendo más
fuerte provocando terror en los policías, quienes
miraban a su alrededor viendo una Banshee en cada
copa del árbol al que miraban.
— ¡Esto no me gusta nada! ¡Vámonos de aquí!
— ¡No seas cobarde! ¡La muerte no me asusta!
El Policía sacó su arma y comenzó a disparar
hacia las copas de los árboles sin impactar a nadie,
pues los sonidos de ambas chicas seguían
escuchándose.
De pronto, el policía sintió que alguien se le
acercaba por detrás.
— ¡Te mataré bruja!
El Policía volteó rápidamente y disparó…
Ambos policías miraron aterrados que El
Guardián estaba parado cerca de ellos con una herida
de bala en el abdomen, pues la gabardina blindada
quedó desabrochada dejado vulnerable esa zona de
su cuerpo…
“NÚMERO
CINCO: EL
MISMO LADO”
El Guardián cayó hincado y luego quedó acostado
lateralmente debido a la herida de bala en su
abdomen.
El Policía que disparó se acercó al Guardián
apuntándole con su arma. Mientras tanto, su
compañero se acercaba dubitativamente con el arma
en las manos, pero apuntando hacia abajo.
— ¿Creíste que no íbamos a encontrarte, Sujeto Sin
Poderes?—dijo el Policía al Guardián, quien miró al
Oficial denotando lástima. El Policía miró a su
compañero, el cual temblaba por la ansiedad que
sentía—No le demuestres miedo a estos anarquistas,
Pareja. Apunta firme tu arma que hoy nos
ganaremos un ascenso…
Un golpe de un espada sin filo impactó al Policía
en la cara logrando cortarlo en la mejilla, Maryeth
vestida como Banshee, era quien portaba la espada (de
nombre Excalibur), y quien también conectó un
segundo golpe en las manos del policía para tirarle su
arma.
Finalmente, Maryeth quiso golpear con Excalibur
al Policía en la barbilla pero éste detuvo la punta de la
espada con sus manos y después empujó la hoja
golpeando a Maryeth en el pecho con el mango de la
espada.
Maryeth soltó la espada luego del impacto y el
Policía la golpeó en la barbilla con el mango de la
espada causando que los pupilentes de Maryeth se
movieran impidiéndole ver, además que Maryeth
cayó al suelo, cerca del Guardián, después de los
golpes.
El Segundo Policía le apuntó con su arma a
Maryeth.
—¡No te muevas Banshee!
Una piedra golpeó al Policía en la frente tirándolo
al suelo y tirándole el arma. Ghania, vestida también
como Banshee, llegó corriendo dispuesta a darle un
piedrazo al Policía que golpeó a su hermana, pero
éste la recibió con un golpe con el mango de
Excalibur en el estómago haciendo que Ghania cayera
hincada por el dolor.
El Policía estaba a punto de impactar a Ghania en
la cara con la espada, pero un clavo se incrustó en el
pecho, cerca del corazón, del Policía, el cual cayó
hacia atrás.
Ghania miró impactada a Sin Poderes acercarse a
ella con su arma en la mano. Éste levantó a Ghania
mirándola de arriba abajo para ver si no estaba herida.
— ¿Estás bien?
Ghania sólo asintió.
— ¿Crees que puedas conducir el vehículo en el
que llegaron?
Ghania asintió de nuevo abriendo demasiado los
ojos, pues algo se acercaba a Sin Poderes por detrás.
Éste sólo disparó hacia sus espaldas impactando al
otro Policía en la pierna izquierda, muy cerca de la
rodilla.
Sin Poderes se acercó al Segundo Policía
disparándole otro clavo en la mano derecha
dejándolo clavado al suelo. Después, Sin Poderes
levantó a Maryeth, quien veía borroso aún, y la llevó
con Ghania.
—Lleva a tu hermana al vehículo en el que
llegaron y enciendan el motor. Yo llevaré al Guardián
para que huyamos lo más pronto posible.
—Entendido.
Ghania llevó corriendo a Maryeth a las afueras del
bosque mientras Sin Poderes se acercaba al Guardián
que presionaba su herida de bala.
—Te recuerdo que no trabajamos juntos. Sólo lo
hago por evitar que mueras desangrado—Sin
Poderes levantó al Guardián y le sirvió de apoyo para
que ambos se dirigieran a la salida del bosque.
Ghania y Maryeth esperaban a bordo de la
camioneta, Sin Poderes llegó con El Guardián y
ambos subieron al vehículo, Ghania arrancó y
huyeron del lugar.
—Bien, Sr. Sin Poderes, me llamo Maryeth y ellas
es mi hermana menor Ghania…
— ¿A dónde se dirigen?—preguntó Sin Poderes
en tono demandante.
—No se enoje. Iremos a nuestro escondite.
Nuestro amigo El Guardián necesita atención
médica urgentemente.
Ambos miraron a Jonás, quien ya se había quitado
la máscara y seguía presionando su herida en el
abdomen.
En la oficina de Erick Abengalban; Los
Investigadores (Sujetos vestidos como médicos forenses,
hasta con guantes de látex y máscaras del teatro
griego sobre sus rostros), revisaban, con ayuda de sus
scanner portátiles, todo el lugar.
De repente, un scanner detectó algo bajo el
escritorio, el Investigador revisó la base encontrando
los micrófonos y la cámara espía, para después
mostrársela al Líder Kinestesis, quien al tener los
dispositivos en sus manos, no dudó en sacar su
teléfono y llamar a su Jefe.
— ¿Qué sucede, Kinestesis?—dijo al responder
su teléfono el Líder Mganga—estoy ocupado con
alguien.
—Disculpe Usted, Líder Mganga, pero…
detectamos dos micrófonos y una cámara en la
oficina de Erick Abengalban mientras yo hablaba
con él respecto al cambio que sufrirá la televisión en
México. El Sujeto Sin Poderes y otro más, quien fue
identificado como El Guardián, aparecieron y
atacaron a Los Ejecutores.
—Eso no es bueno. Ordena a Los Investigadores
analizar los dispositivos que encontraron hasta que
lleguen a la fuente a la que transmitían. Luego, maten
a los Espías.
—Entendido, Señor.
—Ah… y Kinestesis…Hemos encontrado a la
persona idónea para desarrollar la tecnología
mexicana que cambiará al mundo.
—De un científico mexicano cuyo talento está
siendo desperdiciado en los Laboratorios de una
Universidad Pública—El Líder Mganga colgó su
teléfono y miró sonriente a un sujeto con traje color
rojo, corbata roja, camisa blanca, pantalón dorado y
mocasines dorados, cuya mano enseñaba sus anillos
de graduación de la Licenciatura y la Maestría.
En el patio trasero de una casa que lucía
demasiado sucia, descuidada, e incluso, hasta
abandonada, aunque el patio trasero contaba con su
propio techo de concreto, Sin Poderes recostó en
una cama a Jonás, quien gritaba por el dolor de la
herida de bala.
Maryeth se acercó para ayudar mientras Ghania
estacionaba la camioneta en el pequeño estacionamiento
adyacente a la casa.
— ¿Tienen pinzas de punta, pinzas de mecánico
o de electricista?—preguntó Sin Poderes.
—Tengo de todas en la caja de herramientas de
mi padre. Iré por ella.
—Mejor toma sólo un tipo de pinzas de las que te
dije y caliéntalas cinco minutos en la estufa. Dile a
Ghania que traiga el botiquín y también varias agujas
e hilo, y que caliente las agujas dos minutos.
—Entendido.
Maryeth corrió hacia el closet donde su padre
guardaba las herramientas, aunque meditaba en que
Sin Poderes les hablaba como si ya las conociera y
conociera el contenido de su casa.
Jonás no pudo contener sus gritos mientras le
extraía la bala con ayuda de unas pinzas. Maryeth y
Ghania miraban atemorizadas la escena, pues no
había anestesia, ni inyecciones, ni nada por el estilo,
pues en casa no contaban con medicamentos, ni
mucho menos; drogas. Pues ambas estaban en
contra de la fármaco dependencia.
Sin Poderes cosió la herida una vez que extrajo la
bala.
—Cose muy bien para ser hombre—susurró
Ghania al oído de su hermana, quien rió nerviosamente
y se puso seria de nuevo.
— ¿Bajaste la compu de la camioneta?
—Sí, ¿Por qué?
—Tráela y conéctate al canal de noticias en vivo.
Necesitamos saber si la imagen de alguno de
nosotros fue captada por alguna cámara.
Ghania asintió y fue corriendo por su laptop.
Maryeth, por su parte, se acercó a Sin Poderes que
terminaba de coser la herida de Jonás, quien se había
quedado dormido por el dolor.
— ¿Eres médico?
Sin Poderes no respondió.
— ¿Enfermero? ¿Carnicero?
—Tendremos que darle antibiótico para prevenir
una infección.
—No hay problema. Hay una farmacia muy
cerca de aquí.
—No es prudente que alguno de nosotros salga
en las próximas horas—Sin Poderes volteó y vio a
Ghania y Maryeth estar vestidas ya con ropa casual—
Sin importar que algunos ya no estén usando disfraz.
—Respecto a eso, sería bueno tenerte como
aliado—comentó Maryeth.
—No estoy buscando un lado al cual elegir.
—Estás en la lucha contra el crimen y nosotros
tres también… Estamos del mismo lado.
—Yo sólo tengo un objetivo: Detener al grupo de
poder llamado Potencia Mundial. Ellos son los causantes
de la pobreza del país. Y ahora, lo elevarán a la
riqueza a un costo muy alto para la población.
— ¿Cómo sabes todo eso?—cuestionó Maryeth.
—Perdonen la interrupción—dijo Ghania—
acercando la computadora a Maryeth y Sin
Poderes—Pero aquí hay una noticia que podría
interesarles.
Ghania mostró la primera plana de un periódico
de circulación nacional que tenía una foto del sujeto
con el que hablaba Mganga y un encabezado con el
siguiente mensaje: “EL ÚLTIMO INVITADO A
LA FIESTA”
—El Científico hidalguense Alan Félix fue el
último de los talentos mexicanos invitados a
desayunar con el Presidente Rodríguez mañana en la
Residencia Oficial Los Pinos…—leyó Ghania en voz alta
mirando preocupada a su hermana y a Sin Poderes.
—¿Quiere detener a Potencia Mundial, Sr. Sin
Poderes? Pues ya sabe quién será su próximo blanco.
En ese momento, los tres escucharon que la
puerta de uno de los cuartos de la casa fue derribada a
patadas.
— ¿Qué fue eso?—dijo Ghania asustada.
Sin Poderes fue corriendo hacia la puerta del patio
trasero, pero ésta fue arrojada hacia el frente por una
explosión, la puerta impactó a Sin Poderes
arrojándolo contra la pared.
Maryeth y Ghania miraron atónitas que Cuatro
Ejecutores entraron por el hueco de la puerta, luego de
la explosión…
“NÚMERO SEIS:
GHANIA”
El Líder de los Ejecutores cargó su arma y colocó
la mira láser justo en la frente de Maryeth mientras
que otros dos apuntaron sus armas hacia la frente de
Ghania y Jonás, quien seguía inconsciente en la cama.
El Líder Ejecutor se acercó a Maryeth para
dispararle pero la puerta del patio trasero le cayó
encima al Cuarto Ejecutor, rompiéndole los vidrios
de la misma, en la cabeza, quedando dentro de la
herrería de la puerta.
Sin Poderes sujetó parte de la puerta para arrojar al
Cuarto Ejecutor contra el que le apuntaba a Jonás.
Ambos Ejecutores se estrellaron contra la pared,
Ghania se arrojó sobre Maryeth para que ambas
quedaran en el piso mientras dos Ejecutores
chocaban contra la pared y caían al piso tirando sus
armas.
Sin Poderes volteó la puerta usando la parte
metálica como escudo y así poder acercarse a Los
Ejecutores que les apuntaban a Maryeth y Ghania, las
cuales le disparaban a él.
Maryeth tomó las armas de los Ejecutores
dándole una a su hermana, ambas les dispararon a
Los Ejecutores impactándolos en la espalda y
distrayéndolos los suficiente para que Sin Poderes
lograra golpear en la cabeza a uno de ellos con la
puerta dejándolo inconsciente y también pudiera
sacar su arma y dispararle un clavo en el cuello al
único Ejecutor que faltaba.
Maryeth volteó y observó que los dos Ejecutores
que chocaron contra la pared estaban levantándose,
así que se preparó para dispararles con su propia
arma pero Ghania la detuvo, pues su nariz había
percibido algo.
— ¡Espera! ¡No! ¿Acaso no hueles eso?
Maryeth comenzó a oler.
— ¡Es gas!
Uno de los Ejecutores comenzó a reírse.
—Así es. Gas. Rompimos todas las tuberías de
gas de la casa y sobrecargamos las tomas de corriente.
En pocos minutos habrá un corto que iniciará un
incendio en toda la casa.
Sin Poderes le disparó un clavo en el cuello a cada
Ejecutor, ambos cayeron al piso desangrándose.
—Gracias por avisarnos—Sin Poderes miró a
Maryeth y Ghania—Debemos salir de inmediato o
el fuego nos alcanzará.
—Pero ¿Cómo? Toda la casa está infestada de
gas—dijo preocupada Maryeth.
Sin Poderes miró al techo pensando un poco.
— ¿Este cuarto siempre tuvo techo?
—No. Mi padre se lo puso cuando…
—Perfecto—Sin Poderes interrumpió a Ghania
mientras se acercaba a uno de los Ejecutores que
estaba tirado, después, le quitó una de sus armas y se
acercó más a la esquina del patio trasero apuntándole
al techo—¡Cúbranse y cubran al Guardián!
Ghania y Maryeth corrieron a cubrir a Jonás
mientras Sin Poderes disparaba al techo una bala de
grueso calibre que se incrustó en la esquina del techo
para luego explotar y destruir parte del techo.
El fuego comenzó a propagarse por toda la casa y
estaba entrando ya al patio trasero.
Sin Poderes se acercó a las hermanas y Jonás y les
dio a ellas una sábana, luego, él cubrió a Jonás con
otra sábana levantándolo de la cama.
—¡Lo sacaremos a él primero! ¡Manténganse
cubiertas y a nivel del piso!
—¡¿Tú por qué no te cubres?!—preguntó
Ghania.
— ¡La tela de mi traje es más que spandex, pues
resiste al fuego!
Sin Poderes llevó a Jonás hacia el agujero del
techo, las hermanas, cubiertas con la cobija lo
ayudaron a pasar a Jonás del otro lado.
Mientras tanto, el Ejecutor al que sólo habían
golpeado en la cabeza, despertó mirando el fuego y a
los espías tratando de escapar.
Maryeth recordó algo antes de salir y se regresó
corriendo por su laptop, la cual estaba siendo
alcanzada ya por el fuego.
— ¡Maryeth vuelve acá!—gritó Sin Poderes.
—¡Tengo que salvar mi disco duro! ¡Tengo
demasiada información valiosa ahí!—Maryeth tomó
su laptop quitándola del fuego mientras el Ejecutor se
levantaba y le apuntaba por la espalda, Ghania miró al
Ejecutor y corrió a ayudar a su hermana.
— ¡No!
El Ejecutor disparó hacia Maryeth pero el tiro
impactó a Ghania a la altura del hombro izquierdo.
Maryeth soltó la computadora, y ésta cayó al fuego, al
ver a su hermana herida.
Sin Poderes llegó corriendo para dispararle al
Ejecutor por la espalda y a quemarropa. Maryeth
sostuvo a Ghania en sus brazos mientras ésta caía
herida.

En un departamento cercano, un joven llamado


Finees miraba preocupado y ansioso en la televisión la
noticia de un incendio en una casa de la Colonia
Chapultepec.
Finees no dejaba de enviar mensajes y de llamar a
su novia, pero sin obtener respuesta.
De pronto, alguien tocó la puerta, Finees corrió a
abrir viendo a Maryeth cargando a Ghania en sus
brazos.
— ¡Maryeth! ¡Pero ¿Qué rayos pasó?!
—Hirieron a mi hermana en el hombro.
Necesitamos tu ayuda.
—Y él está herido en el abdomen.
Finees se asomó más hacia afuera viendo a Sin
Poderes sujetar a Jonás, quien todavía estaba
inconsciente.
—Esto no puede estar pasando—expresó
asustado Finees.

Finees colocó a Ghania en la cama de su cuarto,


después, le inyectó un sedante y comenzó a revisar su
herida en el hombro.
Sin Poderes dejaba a Jonás en el sillón para que
descansara. Una vez puesto Jonás a salvo, Sin
Poderes se acercó a Maryeth, quien miraba a Finees
extraerle la bala a Ghania con el equipo médico
adecuado.
— ¿Él sabe lo que hace?—preguntó Sin Poderes
y Maryeth asintió.
—Sr. Sin Poderes, le presento a mi novio Finees,
residente de Medicina.
—Casi graduado y con honores. El mejor de su
generación—agregó Finees— ¡Y no crean que esto
se quedará así! ¡En la Televisión no dejan de hablar
del incendio en tu casa, Maryeth!
—Puedo explicártelo todo.
— ¡No necesito y no quiero una explicación! Te
dije claramente que era una locura esto de disfrazarse
y jugar al héroe. Si fueran tan poderosos, no estarían
aquí pidiendo mi ayuda.
Maryeth agachó la mirada, pues sus ojos se
llenaron de agua y Sin Poderes le puso la mano en el
hombro para confortarla, lo cual sorprendió a
Maryeth.
De pronto, Ghania gritó, ya que Finees le había
extraído la bala con un solo movimiento brusco.
Maryeth se volteó y se cubrió la cara debido a que no
quería ver sufrir a su hermana.
Finees comenzó a suturar a Ghania mientras ésta
gritaba más fuerte.
— ¡Sorec! ¡Sorec! ¡Sorec!
Los gritos de Ghania provocaron que Maryeth
volteara a verla. Sin Poderes no sabía qué decir y
Finees tuvo que inyectarle otro sedante. Maryeth se
acercó a Sin Poderes mostrándose confundida.
— ¿Cómo es posible que aún lo recuerde?—
susurró Maryeth.
— ¿Por qué gritó eso?—preguntó Sin Poderes.
—Sorec era el apellido de un Profesor del Colegio
Psicoanalítico de México. Sadrac Sorec. Fue asesinado junto
con su amante Stephanie, que era esposa del Dr. Guarner.
Sin Poderes miró incrédulo a Maryeth.
En la Residencia Oficial Los Pinos; en el Salón Adolfo
López Mateos, el Presidente Rodríguez se tomaba
fotos con los alumnos que obtuvieron las mejores
calificaciones de todo el país mientras los demás
talentos mexicanos desayunaban y convivían entre
ellos.
El Científico Hidalguense Alan Félix terminaba su
desayuno cuando de pronto, un miembro del staff se
acercó a él denotando mucho sigilo.
—El Presidente quiere hablar en privado con
Usted ahora.
Alan miró desconcertado al sujeto.
— ¿Disculpe?
—Si ya terminó su desayuno, venga conmigo. El
Presidente tiene una propuesta interesante qué
hacerle.
El Miembro del Staff llevó a Alan Félix a la oficina
del Presidente donde en la silla de éste se encontraba
sentado el Líder Calcas, quien se puso de pie al ver
entrar al científico a la oficina.
—Sea Usted bienvenido, Sr. Félix—dijo Calcas
mostrando respeto por Alan.
—¿Esto es una broma? Él no es el Presidente
Rodríguez.
—Claro que no. Pero puedo ofrecerle un poder
que nadie más posee en este mundo.
— ¿Entonces Usted también pertenece a…?
—Claro que sí. Y no aceptaremos un no como
respuesta esta vez.
— ¿Ah sí? Entonces dígame ¿En qué consiste ese
poder del que habló?
—Esto no funciona así, Sr. Félix. Antes de tener
poder, primero debemos trabajar para desarrollar al
máximo quiénes somos—Calcas sacó de entre su
túnica el tubo de ensayo con la sustancia blanca en su
interior y luego lo acercó a Alan—Necesito de su
apoyo para reproducir este elemento que puede pasar de
líquido a sólido y de sólido a gas con resultados extraordinarios.
Alan tomó intrigado el tubo de ensayo mirando
analíticamente su contenido. Después, miró a Calcas
exigiendo respuestas.
— ¿De dónde sacó esto?
En el departamento de Finees; Maryeth miraba
preocupada que Ghania dormía tranquilamente.
—Nunca me perdonaría si algo te pasara—
expresó Maryeth, volteó mirando a Finees revisar la
herida de Jonás. Luego, dirigió su mirada hacia la
ventana observando a Sin Poderes cuidar todo desde
el pequeño balcón.
Maryeth salió al balcón acercándose a Sin Poderes.
— ¿Acaso nunca duerme, Sr. Sin Poderes?
— ¿Quién te dijo sobre Sorec y Stephanie?
—Yo pregunté primero.
—Te preocupas mucho porque otros duerman,
pero crees los chismes de la gente común e ignorante.
— ¿Cómo quiere que le crea si ni siquiera sé quién
es Usted y cuáles son sus intenciones con nosotros?
¿Qué tal si sólo está esperando a que durmamos para
matarnos?
—Si quisiera matarte ya lo habría hecho.
—Pues la golpiza que me dio en el callejón no fue
nada agradable.
—Creí que te alejarías del peligro, pero… aquí
estás.
—Eso demuestra lo poco que conoce de mí y de
mi hermana. Si quiere que confiemos en Usted,
primero tendrá que confiar en nosotros.
Maryeth miraba de manera acusadora a Sin
Poderes, quien se alejó de ella para comenzar a
quitarse la máscara y mostrar su cabellera color gris,
Maryeth estaba atónita, pero su sorpresa aumento al
doble cuando el Sujeto volteó mostrando su rostro a
Maryeth… El Dr. Enrique Guarner…
“NÚMERO
SIETE: LEGAR”
En la Residencia Oficial Los Pinos; Alan Félix salía del
Salón Adolfo López Mateos caminando rumbo a la
salida, y llevando en sus manos un pequeño estuche
metálico que les fue obsequiado a todos los invitados
al desayuno.
Sólo que el estuche de Alan no portaba suvenires
de la Presidencia de México, sino el tubo de ensayo
con la sustancia blanca.
De repente, un joven prodigio mexicano, llamado
Rubén Darío Pérez, venía de otro de los salones y
chocó accidentalmente con Alan tirándole sus cosas.
— ¡Fíjate mocoso!
— ¡Lo siento Señor!—Rubén levantó las cosas de
Alan y se las devolvió—No tiene de qué preocuparse,
la caja que nos dieron es tan resistente que soportaría
un impacto de bala—Rubén le mostró su estuche
metálico a Alan.
—Sí… qué bien que sepas eso…Ahora…debo
irme. Hay personas que me esperan en la Universidad
de Hidalgo.
Rubén asintió mostrando respeto a Alan y éste
caminó más rápido hasta salir del estacionamiento
donde abordó una camioneta de la Orden que lo
llevaría al helipuerto para volver lo más rápido posible
a Pachuca, Hidalgo.
El Consultorio privado del Dr. Silva recibió una
llamada a la puerta. El Doctor abrió viendo al Dr.
Guarner, Ghania, Jonás y Maryeth parados frente a la
entrada.
—Enrique Guarner. Cuando iniciamos el proceso
terapéutico, fui muy claro al decir que faltas sin
cancelación previa se cobrarían al doble y no se
recuperaría la sesión, ni siquiera en mi consultorio
privado.
—No vengo por atención psicológica, Doc. Dos
de ellos necesitan una segunda revisión médica.
El Dr. Silva miró asustado a Ghania herida en el
hombro y a Jonás herido en el abdomen.
—Le pagaré bien—dijo Guarner mostrando
preocupación mientras el Dr. Silva no sabía que decir
o qué hacer.
En la terminal de autobuses del norte; Rubén Darío
pagaba su boleto para volver a casa; Pachuca,
Hidalgo. Rubén abordó el autobús, el cual salió
inmediatamente rumbo a su destino.
En el camino a casa, Rubén sacó su estuche
metálico y lo abrió viendo un tubo de ensayo con
una sustancia blanca en su interior.
—Espero que le guste mi recuerdo, Sr. Alan Félix.
Es cortesía de un amigo ruso.
En el Laboratorio de Ciencias de la Universidad de
Hidalgo; Alan abría su estuche metálico sacando el
tubo de ensayo con una sustancia blanquizca y de
consistencia viscosa en su interior.
El joven científico Joaquín Díaz, colaborador y
amigo de Alan se acercó a ver el elemento.
— ¿Esa sustancia es la que tenemos que analizar
para después reproducirla?—preguntó Joaquín.
—Sí. Esta es. Sólo que recuerdo que su consistencia
era más líquida y su tono era más blanco aún—Alan
le dio el tubo de ensayo a Joaquín—Hay que
revisarlo primero en el microscopio.
Joaquín asintió y tomó el tubo de ensayo, colocó
una muestra de la sustancia en un porta objetos, la
cubrió con un cubre objetos y la puso en el
microscopio electrónico para después mirar a través
de los lentes, lo cual generó una risa nerviosa en
Joaquín.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué esa risa?—cuestionó
Alan.
—Creo que te timaron, amigo.
Alan Félix llamaba furioso al Líder Calcas, quien
respondió inmediatamente su teléfono.
—Sabía que Usted era efectivo, pero no tan
rápido, Sr. Félix.
—Líder Calcas ¿Por qué no se quita la máscara y
me dice que todo esto se trataba de una broma?
— ¿Una broma? No sé de qué está hablando,
Alan.
—Hablo de que su supuesta sustancia maravillosa
resultó ser una muestra de semen.
— ¡¿Qué dice?! Sospecho que Usted es el
iniciador de esta broma.
—Para nada. Soy muy serio en todo lo
relacionado a la Ciencia. Y según recuerdo nunca abrí
el estuche donde coloqué el tubo de ensayo que
Usted me dio. Lo único que hice fue tomarlo y…—
En ese momento, Alan recordó el choque accidental
que tuvo con el joven Rubén Darío—No,
espere…Hubo alguien más que supo de nuestro
acuerdo.
— ¡¿Disculpe?! ¡¿Quién más pudo saber de
nuestro acuerdo si sólo estábamos Usted, mi
infiltrado en el Staff y yo?!
En Pachuca; Rubén Darío entró a su humilde
casa viendo en la mesa del comedor un recado de su
madre que decía: “FUI A TRABAJAR. TE DEJÉ
COMIDA EN EL REFRIGERADOR. POR
FAVOR CUIDA A TU PADRE”
Rubén caminó hacia la sala viendo a su padre
dormido en el sillón, sosteniendo una botella de
cerveza en la mano.
Rubén caminaba por el bosque cercano a su casa,
adentrándose más y más hasta llegar a un enorme
agujero en la tierra.
— ¿Qué me trajiste?—preguntó una voz en tono
grave y estilo robótico desde la copa de un árbol.
—Creo que encontré el elemento que le quitaron,
Capitán.
—Muéstramelo.
Rubén sacó su estuche metálico y lo abrió
mostrándole el tubo de ensayo con el elemento
original. Un láser de color azul escaneaba el tubo de
ensayo mientras Rubén miraba atónito la situación.
El escaneo terminó y el Sujeto desconocido dio su
veredicto.
—Sí. Es el elemento que me arrebataron mis
captores cuando llegué a este Planeta. Es…Legar.
Sin Poderes caminaba por los escombros y
cenizas de lo que un día fuera la casa de Maryeth y
Ghania. De pronto, pisó accidentalmente lo que
quedó de la laptop, así que la levantó y la abrió
buscando el disco duro.
En ese momento, Sin Poderes percibió algo
gracias a su nariz.
— ¡Maryeth! ¡Sal ya de tu escondite! ¡Sé que estás
aquí!
Maryeth, usando un corsete con cinturón bajo un
vestido verde arriba de la rodilla, cinturón y brazaletes
de cuero, peluca con cabello pelirrojo con dos trenzas
delgadas y cabello suelto, capa hecha de piel de lobo
blanco, botas de cuero y pupuilentes verdes, salió de
su escondite acercándose a Sin Poderes.
—Preferiría que me llamara Scáthach cada vez que
me vea vestida así, Sr. Sin Poderes.
—Mitología céltica. Interesante nombre y
atuendo. Qué lástima que usas un perfume que
puede olerse a un kilómetro de distancia.
—Acepto que necesito mejorar en muchos
aspectos, pero… ¿Cómo mejoraré si no me deja ir
con Usted y enfrentar a los malos?
—Esto no se trata de enfrentar a los malos.
—Entonces ayúdeme a vengarme de los que
hirieron a mi hermana y a Jonás y que quemaron la
casa de mis padres.
—Seré directo y duro contigo. No estás lista para
pelear.
—Salvé su espalda de los Ejecutores, ¿Lo olvida?
—Esto va más allá de salvar. Enfrentar a Potencia
Mundial es estar dispuesto a matar si es necesario. Y
eso, es algo que ni tu hermana ni tú están preparadas
para hacer.
Scáthach miró molesta a Sin Poderes, pues
reconocía que todo lo que le dijo era verdad.
En Pachuca; Rubén volvía a casa escuchando
desde afuera voces y viendo mucho movimiento en
el interior de su hogar.
Rubén entró corriendo al comedor viendo a dos
Ejecutores sujetar a su Madre.
— ¿Quiénes son Ustedes? ¡Suelten a mi madre!
—Yo no les daría órdenes si fuera tú—Alan Félix
salió de entre las sombras mirando muy molesto a
Rubén—¿Acaso creíste que podrías cambiar mi
elemento por una absurda muestra de semen sin que
yo me diera cuenta, Rubén Darío Pérez?
—Hijo… ¿De qué está hablando este sujeto?
—No lo sé, mamá. Creo que el gran científico
Alan Félix se volvió loco y está obsesionado con un
chico que un día lo superará.
— ¡Devuélveme el elemento o estos Ejecutores
asesinarán a tu madre frente a ti!
—Ese elemento no pertenece a nuestro Planeta.
Ya está en manos de su verdadero dueño.
—Te lo advertí. ¡Acaben con ella!
— ¡No! ¡Mamá!
Dos disparos, de lo que parecía ser un rayo láser,
impactarona losdosEjecutoresenelpecho, convirtiéndolos
en Mercurio para después desintegrarlos.
Alan volteó asustado al ver a un ser con partes
humanas y partes metálicas, acercarse a Rubén y
cubrirlo.
—Aléjate de ellos—ordenó el Ser.
Alan se arrojó por la ventana rompiendo el vidrio
y el marco para poder escapar de la casa y huir rumbo
al bosque.
Rubén corrió a abrazar a su madre, quien lloraba
asustada.
—Lo siento tanto, Capitán. Yo nunca quise…
—No te culpes, Rubén. Ellos te perseguirán para
conseguir el Legar porque su intención es reproducirlo
en este Planeta.
— ¿Qué debo hacer?
—Escapa. Pon a salvo a tu familia.
Rubén y su madre se miraron preocupados.
En el Consultorio privado; el Dr. Silva revisaba a
Jonás y Ghania mientras Maryeth hablaba por
mensajes con Finees. Pues éste estaba terminando
con ella.
El Dr. Guarner en cambio, usaba un software de
recuperación para extraer toda la información del
disco de la laptop.
Después, anotaba en un cuaderno la información
importante esperando llegar a una conclusión:
VISITA DE POTENCIA MUNDIAL AL
PRESIDENTE.
EL LÍDER KINESTESIS VISITA A ERICK
ABENGALBAN.
ALAN FÉLIX DESAYUNA CON EL
PRESIDENTE…
De pronto, Maryeth gritó muy preocupada, luego
de haber leído un mensaje de Finees.
— ¡Dr. Silva ¿Tiene televisión aquí?!
—Sí, ¿Pero por qué grita, Señorita?
— ¡El Presidente Rodríguez está dando un
mensaje!
El Dr. Silva corrió a encender el televisor y la
imagen del Presidente estaba en cadena nacional.
—Mexicanos y mexicanas, hoy reitero mi compromiso con
Ustedes y su seguridad. Este ciudadano—La televisión
mostraba un retrato hablado de Sin Poderes—Al que
la prensa nacional ha llamado el Sujeto Sin Poderes, es un
criminal peligroso. Y por lo tanto, no toleraré que ande suelto por
las calles de nuestro hermoso país. Así que declaro, frente a todo
México; que cualquiera que brinde información para la captura
de este anarquista, será enormemente recompensado…
“NÚMERO
OCHO:
VERDADERA
IDENTIDAD”
El celular del Presidente Rodríguez sonó
inmediatamente después de haber dado su mensaje a
todo México.
—Presidente Rodríguez—respondió éste.
—Muy bien. Excelente diría yo—Era el Líder
Mganga—Fue una acción valiente y esplendorosa
haberle puesto precio a la cabeza del Sujeto Sin Poderes.
—Ya cumplí con lo que me pidieron. Ahora,
espero pacientemente a que cumplan con lo que le
prometieron al país.
—Descuida, Ernesto. Estamos trabajando en
ello.
Mganga colgó su celular y caminó hacia Alan
Félix, quien estaba en el Laboratorio de la
Universidad de Hidalgo, atado a una silla mientras
Los Ejecutores lo tenían rodeado, apuntándole con sus
armas y otros dos más tenían sometido a Joaquín
Díaz.
—Bien…Alan Félix… ¿Podría decirme cómo
fue que perdió nuestro elemento que tan
celosamente confiamos en sus manos?
—Ya se lo dije; un muchacho chocó a propósito
conmigo, en el desayuno con el Presidente, para
intercambiar su estuche con el mío.
—Esa historia ya la escuché. Les facilité a dos
Ejecutores para recuperar el elemento y usé a mis
Investigadores para localizar al muchacho ladrón,
pero… al parecer ese muchacho desintegró a los
Ejecutores y lo arrojó a Usted por la ventana.
—Él no destruyó a los Ejecutores. Fue un…
sujeto, tipo, o incluso… otro Ser, con partes metálicas
mezcladas con partes humanas en su cuerpo, que
disparó rayos que convirtieron a los Ejecutores en
mercurio.
Mganga observó preocupado a Alan mientras
éste daba su relato.
—Ese “Ser” como lo llama Usted ¿Decía venir
de otro Planeta?
—Él no precisamente. Pero sí el muchacho que
robó el elemento. Algo me dice que lo robó para él.
—Tal vez sí. Bien… Sr. Félix, esta vez le facilitaré
a un grupo de Investigadores que lo acompañarán a
los alrededores de la Casa de Los Pérez, en busca del
elemento que nos robaron, y otro más que pudiera
tener y pudieran ser de utilidad para nosotros como
humanos.
— ¿Puedo decir que no a esta misión?
Mganga miró a Alan demostrándole que nadie
dice que no a una de sus órdenes.
En el Consultorio privado; Ghania y Jonás hacían
ejercicios de rehabilitación frente a Maryeth mientras
los tres discutían respecto al tema de Sin Poderes.
— ¿En serio se fue solo a Pachuca, Hidalgo?—
preguntó incrédulo Jonás mientras hacía los
ejercicios.
—Sí—respondió Maryeth—Dijo que a pesar de
la recompensa por su cabeza, la Ciudad de Pachuca
necesitaba la presencia del Sujeto Sin Poderes.
—Aún así, nosotros ya estamos recuperados por
si nos necesita. ¿Cierto, Jonás?
—Cierto, Ghania.
El Dr. Silva llegó mostrándose triste y
confundido.
—Bueno, Chicos, creo que este es el final del
camino.
— ¿Quiere que nos vayamos ya, Dr. Silva?
—Todo lo contrario, Ghania. Yo seré el que se
vaya.
—Pero… ¿Por qué?—cuestionó intrigado Jonás.
—No es justo que el Presidente ponga una
recompensa por la vida del Sujeto Sin Poderes. Así
que iré a la Residencia Oficial Los Pinos y me entregaré.
Todos miraron desconcertados al Psiquiatra.
—Disculpe, Doc.…Pero ¿Qué tiene que ver la
recompensa que puso el Presidente con Usted?—
preguntó Maryeth.
—Todo. Yo soy el Sujeto Sin Poderes.
La confesión del Doc dejó fríos a los tres ahí
presentes.
En Pachuca; en la Oficina Principal de un Edificio
Corporativo, el Empresario Álvaro Pérez revisaba un
reporte de ingresos y egresos del último proyecto
desarrollado. De pronto, el teléfono sonó y el Sr.
Pérez golpeó la tecla que activó el altavoz.
— ¿Sí?
—Sr. Pérez, su sobrino está aquí.
—Hazlo pasar por favor.
—Sí, Señor.
El Sr. Pérez colgó y Rubén Darío entró a la
oficina.
—Hola tío.
—Bienvenido a YCF, Rubén. Toma asiento por
favor.
Rubén se sentó acercándose lo más que podía al
escritorio.
— ¿A qué debo el honor de tu visita?
—Mi Familia está en problemas.
—No. No otra vez. ¿Cuánto dinero deben esta
vez?
—No se trata de dinero, tío. Mis padres y yo
necesitamos un lugar en donde quedarnos y creí que
tú podrías darnos asilo en tu mansión.
—Y ¿Por qué haría eso?
—Porque gente mala está merodeando nuestra
casa y nos asesinarán sino cooperamos con ellos.
—Sabes bien que a tu padre le encanta
emborracharse y pelear. No toleraré eso en mi casa.
Y mucho menos frente a tu primo.
—Júnior estará bien, tío. Si Usted nos da asilo en su
mansión, yo trabajaré aquí en su empresa para
pagarle.
—Pero si eres un niño.
—Un niño que puede ayudarle a crear cosas tan
extraordinarias que cambiarán al mundo.
El Sr. Pérez miró impresionado a Rubén.
— ¿Qué dice, tío? ¿Nos apoyará a mis padres y a
mí?
En el Consultorio Privado; el Dr. Silva estaba
sentado en el sillón de los pacientes mientras Jonás y
Maryeth lo miraban incrédulos.
—A ver, a ver, a ver, Doc. Una vez más y con
calma. ¿Por qué Usted dice ser el Sujeto Sin Poderes?
—Porque lo soy, Jonás. Desde la primera vez que
uno de sus actos apareció en las noticias yo he
encontrado golpes en mi cuerpo y no dejo de soñar
que traigo puesto su traje y lastimo a otros. En
especial, criminales.
—Pero Doc., eso no significa que Usted sea esa
persona—comentó Maryeth.
—No hay una explicación lógica para mis sueños
recurrentes. Y menos para uno donde entro a la sala de
la casa del Dr. Guarner y lo veo a él y su esposa Stephanie
tirados sobre un charco de sangre a cada uno. A veces llego a
pensar que eso en realidad sucedió.
Jonás y Maryeth miraron muy anonadados al Dr.
Silva, pues de ser real ese sueño o recuerdo, quién es
en verdad el Sujeto Sin Poderes.
En el Bosque de Pachuca; Alan y un grupo de
cinco Investigadores se adentraban más y más
buscando alguna pista con ayuda de los scanners
portátiles.
El scanner de Alan hizo un sonido que mostraba
la ubicación de un objeto metálico hecho de
aluminio. Alan caminó para acercarse a la ubicación
exacta, pero cayó al agujero en la tierra, rodando hasta
llegar al fondo e impactarse contra un objeto enorme
de metal.
El objeto se abrió y Alan cayó dentro del objeto.
— ¡¿Se encuentra bien, Sr. Félix?!—preguntó un
Investigador desde la parte de arriba del agujero.
— ¡Sí! ¡Afortunadamente no me fracturé con la
caí…!—Alan se levantó viendo que estaba en el
interior de una nave espacial— ¡…da!
— ¡Traeremos el equipo para bajar por Usted!
— ¡No! ¡No es necesario! ¡Me gustaría investigar
aquí abajo!—Alan activó el scanner portátil, el cual
parecía volverse loco, pues registraba y analizaba cada
objeto en el interior de la nave—Caí muy bien aquí
adentro.
En la CDMX; Ghania regresó de la tienda, luego
de ir a comprar para comer, viendo a Jonás ser
ayudado por Maryeth, quien le colocaba una bolsa de
hielos en la cabeza.
— ¿Qué pasó?—preguntó Ghania.
—El Dr. Silva se escapó. Tomó una de sus
artesanías del escritorio y se la rompió en la cabeza a
Jonás para distraernos a ambos.
—Tenemos que detenerlo. Él no es Sin Poderes.
—Lo sé, Ghania—dijo Jonás—Pero sólo hay
una forma de saber la verdad. Iremos a Pachuca y
traeremos al verdadero Sin Poderes. Llamaré a un
contacto que tengo en aquella ciudad. Es un policía
honrado.
—Las armas que traías contigo, cuando llegaste de
Guanajuato, se perdieron.
—No importa, Maryeth. Les mostraré mis
nuevas armas y les enseñaré cómo usarlas mientras
viajamos.
Ghania y Maryeth se emocionaron al escuchar a
Jonás.
En el Bosque de Pachuca; Alan salió del agujero
de la tierra buscando con la mirada a los
Investigadores sin encontrarlos.
— ¿A dónde se fueron esos Investigadores? Tuve
que escalar el agujero sin ayuda de nadie.
En ese momento, una gran red cayó desde la copa
de un árbol con los Investigadores inconscientes en su
interior.
—Pero ¿Quién rayos hizo esto?
Sin Poderes apareció detrás de Alan.
—Yo lo hice.
Alan metió la mano en su bolsillo inmediatamente,
dio media vuelta y vio que Sin Poderes ya le había
disparado un clavo de su arma, Alan activó un
dispositivo que generó un campo eléctrico tal que
todos los clavos fueron atraídos por el dispositivo.
Alan y Sin Poderes miraron asombrados lo
sucedido.
—Interesante. Pero ¿funcionará a la inversa
también?
Alan presionó otro botón del dispositivo y éste
generó un campo eléctrico que elevó los clavos y
luego los disparó hacia Sin Poderes, quien colocó su
brazo para recibir los impactos con la protección de
su traje. Aunque un clavo sí logró incrustarse en el
brazo de Sin Poderes.
— ¿Qué ocurre, Sujeto Sin Poderes? ¿No le gustó
probar el daño que causa su propia arma?—Alan
sacó otro dispositivo de su bolsillo—Me pregunto
¿Qué hará este?—Alan disparó hacia Sin Poderes,
éste corrió para ponerse a salvo, el rayo del dispositivo
impactó una roca y luego la hizo explotar en varios
pedazos logrando golpear a Sin Poderes y azotarlo en
un árbol.
En la CDMX; varios Soldados cuidaban la
entrada principal a la Residencia Oficial Los Pinos. El Dr.
Silva se acercó a la reja de la entrada.
—¿Se le ofrece algo, Señor?—preguntó un
Soldado.
—Vengo a entregarme ante el Presidente
Rodríguez.
— ¿Disculpe?
—Yo soy el Sujeto Sin Poderes.
Todos los Soldados se miraron confundidos, pero
el Dr. Silva puso las manos detrás de su nuca y se
hincó frente a la entrada.
En el Bosque de Pachuca; Sin Poderes se levantó
luego de la explosión dándose cuenta que algunas
rocas se incrustaron en su traje y máscara.
—No te muevas—dijo Alan apuntándole con su
dispositivo explosivo a Sin Poderes, éste pateó el
dispositivo arrojándolo contra las rocas.
Sin Poderes se puso de pie y golpeó en la cara a
Alan tirándolo al suelo, cayó encima de Alan y
comenzó a golpearlo varias veces en la cara.
De pronto, Sin Poderes escuchó un ruido
extraño, volteó y observó el dispositivo sobrecalentar
una enorme roca. Sin Poderes se levantó y corrió
para ponerse a salvo, el dispositivo explotó
destruyendo la roca en muchos pedazos, Alan se
volteó para cubrirse de las rocas mientras Sin Poderes
fue impactado por muchas de éstas, además que la
explosión lo azotó contra otra roca, la cual rompió un
pedazo de su máscara por el golpe.
Alan se levantó y, a pesar de estar aturdido por la
explosión, caminó hacia Sin Poderes, quien trataba de
levantarse viendo varias rocas incrustadas en su
cuerpo y una que otra en su cara.
Sin Poderes pisó una roca que se desprendió de la
tierra y provocó que cayera, rodara y se golpeara
contra otra roca quedando inconsciente.
Alan se acercó corriendo y apuntando con su
dispositivo.
—No sólo descubriré un nuevo elemento en este
Planeta. Sino que asesinaré al Sujeto sin Poderes.
Una bala de hule rellena de arena impactó la mano
de Alan tirándole el dispositivo. Alan volteó viendo a
El Guardián, a Scáthach y a Ghania disfrazada como
Aoife (peluca rubia con dos trenzas delgadas y cabello
suelto, vestido largo color rosa mexicano con
cinturones y brazaletes metálicos, ballerinas rosa
mexicano y pupilentes azules), acercarse a él
apuntándole con sus armas.
—¡Vaya! No creí que tendría la suerte de estar con
dos princesas guerreras celtas.
Alan quiso meter la mano en su bolsillo, pero
Scáthach le disparó una bala de aluminio rellena de
arena que impactó la mano de Alan.
— ¡Ni lo sueñes!
En ese momento, el dispositivo explotó de
nuevo, provocando un deslave de tierra que tiró a
Alan de vuelta al agujero.
Aoife y Scáthach se acercaron a ver que la tierra
cubría el agujero donde cayó Alan.
—No será más problema—dijo Aoife.
— ¡Chicas, necesito su ayuda!—gritó El
Guardián.
Aoife y Scáthach corrieron a ayudar al Guardián
que traía cargando a Sin Poderes.
—Está inconsciente.
— ¿Se pondrá bien?—preguntó Aoife.
—Eso espero.
El Policía Javier Salas esperaba afuera del bosque, El
Guardián, Aoife y Scáthach llegaron cargando a Sin
Poderes. Salas abrió las puertas de la patrulla para que
El Guardián metiera a Sin Poderes al vehículo.
En una casa, a las afueras de Pachuca; la Madre de
Javier Salas abría la puerta mientras Salas y El
Guardián metían cargando a Sin Poderes hasta el
cuarto de Salas. Aoife y Scáthach entraron asustadas
explicándole todo a la Señora.
La Señora Salas entró al cuarto quitándole lo que
quedó de la máscara a Sin Poderes, así como el resto
de su traje, mostrando al Dr. Guarner. A quien la
Señora Salas comenzó a curar. Javier Salas le dio ropa
limpia a Jonás y toallas limpias a Maryeth y Ghania,
quienes ya comenzaban a quitarse los disfraces.
Ghania entró al cuarto viendo a la Señora Salas
terminar de curar a Guarner. Ghania lo miraba
fijamente dándose cuenta que parte de la piel de su
rostro estaba desprendida sin sangrar.
Ghania se acercó a Guarner y le comenzó a
arrancar el pedazo de piel descubriendo que era una
máscara de látex.
Ghania quitó completamente la máscara del
rostro de Guarner viendo aterrada el rostro de Sadrac
Sorec, el verdadero Sin Poderes…
“NÚMERO NUEVE:
RESENTIMIENTO”
En la Residencia Oficial Los Pinos; muchos periodistas
esperaban que el Presidente saliera del Edificio
Principal.
El Dr. Silva era escoltado por dos Soldados que lo
acompañaban hasta el lugar donde se encontraban
los periodistas.
El Presidente salió, acompañado por elementos
de Seguridad, para atender a la prensa, quienes
corrieron a colocar sus micrófonos tan cerca, como
fuera posible, del rostro de Ernesto Rodríguez.
—¡Sr. Presidente! ¡La gente se pregunta si esta
supuesta recompensa por la captura del Sujeto Sin
Poderes no es otro truco del Gobierno por distraer la
atención del pueblo de la crisis económica!—
preguntó el Reportero que llegó corriendo primero.
—¡Claro que no!—respondió el Presidente—
¡Todo lo contrario! ¡La captura de un anarquista
como este…Sujeto Sin Poderes, sin duda alguna será
de mucha ayuda para la recuperación económica de
México!
— ¡Sr. Presidente!—gritó el Dr. Silva, quien era
escoltado muy cerca del equipo de seguridad
Presidencial— ¡Sr. Presidente! ¡Ya no hay más
búsqueda qué realizar!
Todos los reporteros y el Presidente voltearon
mirando al Dr. Silva como si fuera un inoportuno.
— ¡Aquí estoy, Sr. Presidente! ¡Yo soy el Sujeto
Sin Poderes! ¡Yo soy el anarquista que Usted busca!
Las palabras del Doc generaron caos entre los
reporteros, quienes inmediatamente corrieron para
colocar sus micrófonos frente al Psiquiatra y
comenzar sus preguntas amarillistas.
En Pachuca; Sadrac abrió los ojos inhalando por
la nariz y la boca denotando cierta ansiedad que fue
seguida por segundos de tranquilidad.
Sadrac volteó mirando a Javier Salas, Jonás Prado
y Maryeth entrar al cuarto y rodear la cama en busca
de respuestas.
—Lo creímos muerto…Psicoanalista Sadrac
Sorec—expresó Maryeth con enojo.
Sadrac tocó su rostro dándose cuenta que ya no
traía la máscara de látex.
— ¿Qué me pasó?
—Alan Félix casi lo mata luego de probar armas
de otro Planeta con Usted, Sr. Sorec.
— ¿Quién es Usted?
—Javier Salas, para servirle. Soy Policía aquí en
Pachuca, Hidalgo.
—El Oficial Salas es amigo mío—comentó
Jonás—Nos conocimos la primera vez que visité
Hidalgo como El Guardián.
—Desde entonces creí que mi propósito en este mundo
sería salvar la vida de los héroes.
Sadrac se levantó de la cama revisando sus golpes
y heridas en brazos, pecho y espalda.
— ¿Puedo saber por qué nos engañó a todos
fingiendo su muerte, Profesor Sorec?—cuestionó
Maryeth aún molesta.
— ¿Dónde está tu hermana?
—Ella está bien. Está desayunando con mi
madre—agregó Javier Salas.
—Pero dudo que tenga ganas de verlo o de
querer hablar con Usted. Casi se desmaya cuando lo
vio bajo la máscara del Dr. Guarner.
—Es un riesgo que debo correr. Si quieren saber
la verdad sobre mí se las diré sólo si Ghania está
presente.
La Señora Salas miraba preocupada que Ghania
sólo veía el plato de fruta mientras sostenía un
semblante de tristeza.
—Necesitarás energía para pelear contra el
crimen, mi niña.
—Mi decepción es más grande que mi odio hacia
los criminales, Señora Salas.
De repente, Ghania vio bajar por las escaleras a
Sadrac, seguido por Jonás, Maryeth y Salas. Ghania se
levantó furiosa y corrió hacia Sadrac.
—¡Maldito Hipócrita!—Ghania le tiró un
puñetazo a Sadrac, éste se hizo a un lado y Ghania
conectó con la cara de Jonás, quien cayó noqueado al
piso asustando a Salas y Maryeth— ¡Te odio!
¡Mentiroso!—Ghania le tiró otro puñetazo a Sadrac
pero él le detuvo el brazo.
—Por favor Ghania. Compórtate.
—¡Nunca! ¡Me mentiste!—Ghania quería soltarse
pero Sadrac no se lo permitía— ¡Suéltame! ¡Suéltame
o te juro que te golpearé en la cara!
—Inténtalo.
Ghania le dio un puñetazo a Sadrac con su mano
libre, pero el golpe pegó en la frente de Sadrac, lo que
provocó que Ghania se lastimara, gritara por el dolor
y Sadrac la soltó.
—Así está mejor.
Maryeth corrió a ayudar a Ghania mientras Salas
levantaba a Jonás, el cual estaba desorientado por el
golpe.
—Disculpe todo este alboroto en su casa, Señora
Salas—dijo Sadrac—pero desgraciadamente un
Grupo de Poder envío infiltrados al Colegio Psicoanalítico de
México para arruinar la vida de muchos. Una de esas
vidas fue la mía.
— ¿Perteneció a Potencia Mundial?—preguntó
Maryeth.
—No. Por eso buscaron mi destrucción. Jonás,
¿Recuerdas al Profesor Luciano Santana?
Jonás pensó más de la cuenta debido al golpe.
—Sí. Dejó el CPM al mismo tiempo que tú—
respondió Jonás mientras Salas le daba una bolsa de
hielos para que se la pusiera en la quijada—Creímos
que al ser tan cercanos él y tú, tal vez…
—Ese fue el problema. Fue tan cercano a mí que
un día me invitó a un grupo de estudio que se reunía
todas las noches en un edificio cercano al Centro
Histórico. Acepté la invitación y otro amigo de él
pasó por nosotros en su auto de lujo para llevarnos al
lugar. Poco antes de llegar, Luciano me golpeó con
su codo dejándome inconsciente…
Sadrac fue colocado, atado de pies y manos, en medio de un
círculo de personas que portaban capuchas y capas del color
representativo de cada raza humana. Uno de ellos le quitó una
funda negra que cubría el rostro de Sadrac, quien comenzaba a
despertar.
Sadrac observó a seis sujetos que, además de la capa y
capucha, usaban una máscara con rostro humano del color
representativo de cada raza.
— ¿Dónde estoy?
—Sadrac Sorec—dijo Mganga—Bienvenido a
Potencia Mundial.
— ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Dónde está Luciano? ¿Qué
hicieron con él?
—Tus preguntas tendrán respuesta si tienes paciencia,
muchacho—respondió Kinestesis.
—Estás en el lugar de reunión de nuestra orden. Reclutamos
a lo mejor de lo mejor de cada país y de cada área de las
Ciencias—informó el Líder Calcas.
—Hace tiempo que te observamos, Sadrac. Tu labor como
psicoanalista es impresionante—agregó el Líder Berit—
Hemos decidido apoyar tu talento para llevarlo al máximo nivel
y que te conviertas en la gran persona que naciste para ser.
—Supongo que tengo que darles algo a cambio de esa
grandeza.
—Todo éxito conlleva un sacrificio—intervino el Líder
Tiresias—Y en tu caso, sólo tendrías que renunciar a toda
creencia previa y someterte a las enseñanzas de nosotros Los
Líderes.
—Y ¿Eso significa?
—Que Los Líderes seremos tu familia, tu
nación, tu verdad, tu dios.
—Vaya… Suena tentador. Desgraciadamente
para Ustedes, sólo creo en un DIOS y su
nombre es JESUCRISTO.
— ¿Acaso estás rechazando nuestra oferta?—cuestionó
molesto el Líder Elimás.
—Pues dicho en una sola palabra; Sí. Sí rechazo su oferta.
—Es prácticamente imposible rechazar a
Potencia Mundial—informó Mganga—Sólo hay
dos formas de salir de aquí. Como miembro de
la orden o muerto.
Mganga mostró una espada tipo cimitarra.
—Pues… si no hay opción C. Entonces elijo morir.
—Qué así sea—Mganga le dio la espada al Líder
Berit—Quítate la máscara y luego degolla a Sadrac Sorec.
El Líder Berit sujetó temblando la espada, con mucho temor
se quitó la máscara de hombre de piel blanca, cabello y ojos negros,
para mostrarle su rostro a Sadrac; era Luciano.
— ¿Tú? ¡Me engañaste, maldito mentiroso!—Sadrac trató
de levantarse para golpear con sus puños a Luciano pero los otros
Líderes lo detuvieron, Calcas y Tiresias sometieron a Sadrac
mientras Luciano le colocaba la cimitarra en su cuello.
—Yo también pagaré por esto. Tendré que cortarme un
brazo o una pierna por mi mal reclutamiento. Creí que
aceptarías, Sadrac.
—¡Líder Berit! ¡Ejecute al intruso ahora!—ordenó
Mganga.
Luciano levantó la cimitarra para cortar la cabeza de
Sadrac, pero Calcas sacó una daga de entre su túnica y le cortó el
brazo derecho a Luciano provocando que éste cayera hincado y
tirara la cimitarra. Después, Calcas tomó la cimitarra y le cortó
la cabeza al Líder Kinestesis.
— ¡Llévate a Sadrac de aquí! ¡Ponlo a salvo!—gritó Calcas
a Tiresias, quien levantó a Sadrac, cortó las cuerdas que ataban
sus manos y pies y ambos corrieron rumbo a la salida del piso del
Edificio.
Calcas le arrojó su daga a Elimás, la daga se incrustó en el
pecho de éste causando la distracción suficiente para huir. Mganga
tomó su teléfono y pidió ayuda.
— ¡Ejecutores! ¡Les habla el Líder Mganga! ¡Dos traidores
y un intruso escapan por los pasillos del Edificio! ¡Encuéntrenlos y
tráiganlos ante mí, ahora! ¡Repito! ¡Tráiganlos ante mí ahora!
Sadrac, Tiresias y Calcas corrían por la azotea del edificio.
Los tres llegaron a la orilla viendo que un canal de agua de gran
tamaño estaba detrás del edificio.
—Ese canal de agua nos llevará al drenaje y de ahí
podremos escapar a dónde queramos—dijo Calcas.
—No los conozco y no me conocen. Pero no saben lo
profundamente agradecido que estoy…
Calcas se quitó la máscara de hombre de piel blanca, cabello
castaño y ojos verdes, para mostrarle a Sadrac un rostro conocido.
— ¿Dr. Guarner?
Tiresias se quitó la máscara de hombre de piel, cabello y ojos
negros.
— ¿Dra. Stephanie? No por favor. Ustedes no.
—Lamento decepcionarte, Sadrac. Pero mi esposa y yo
creímos que pertenecer a la orden nos llevaría a la grandeza.
—El costo por formar parte ha sido muy alto. Por eso nunca
estuvimos de acuerdo en que Luciano te trajera.
—Imaginamos que el resultado sería parecido a éste.
Cinco Ejecutores llegaron a la azotea apuntándoles con sus
armas y rodeándolos para dejarles sólo una salida.
—Enrique, entrena a Sadrac. Él debe terminar
con esto.
El Dr. Guarner miró incrédulo a su esposa.
—¡Hazlo por mí!
Stephanie se puso frente a Guarner y Sadrac, los Ejecutores
dispararon y Stephanie recibió todos los impactos. Guarner se
arrojó sobre Sadrac, que estaba en shock, y ambos cayeron al
canal de agua.
Los Ejecutores rodearon a Stephanie y le dispararon hasta
que la última bala salió de sus armas…
“Nadamos por el canal de agua contra la corriente. Nunca
había nadado tanto en mi vida. Los brazos no dejaban de
dolerme. Salimos por el drenaje hasta llegar a la terminal del sur.
Tomamos un autobús a Cuernavaca y llegamos a la casa de
verano del Dr. Guarner”.
“Era una propiedad enorme con alberca y cancha de tenis.
Descansamos el resto de ese día y al amanecer él comenzó mi
entrenamiento”.
“Resistencia bajo el agua, resistencia al correr, resistencia al
recibir golpes de pelotas de tenis; acondicionamiento físico intensivo,
aprender a sujetarme de las ramas de los árboles, aprender a
disparar armas, aprenderme a defender con y sin armas, aprender
a fabricar armas con objetos caseros. La semana más intensa de
mi vida”.
…Sadrac terminaba de empacar ropa en una mochila.
Guarner se acercó a él mostrándole, en una tableta electrónica, el
diseño del traje de Sin Poderes.
—Ya ordené los accesorios que pediste y del material y color
que los pediste. Llegarán en pocos días a la terminal de autobuses.
—Muchas gracias por todo, Dr. Guarner.
—Debes irte cuanto antes, Sadrac. No tardarán en llegar.
—¿Está seguro de que no quiere continuar con esto?
—Stephanie confió en que tú terminarías con esto. Ahora
me toca a mí terminar junto a ella.
Sadrac miró con lágrimas en los ojos al Dr. Guarner, ambos
estrecharon las manos e intercambiaron un abrazo.
Diez Ejecutores rodearon la casa de verano rompiendo la
puerta de la entrada. Los Ejecutores llegaron a la sala viendo al
Dr. Guarner sentado en el sillón bebiendo vino tinto en una copa.
—Bienvenidos a mi humilde hogar. Sea lo que sea que
vayan a hacer, háganlo ya.
—Primero que nada; Gracias por recibirnos—dijo el Líder
Ejecutor—En segundo lugar, queremos presentarle a alguien.
Dos Ejecutores mostraron una bolsa negra, uno de ellos la
abrió enseñando el contenido: el cadáver de Stephanie.
—Los Ejecutores asesinaron al Dr. Guarner y colocaron su
cadáver junto al de la Dra. Stephanie en la sala. Ellos mismos
llamaron al Dr. Silva que fue el primero en ver la escena del
crimen. Aunque, todos los periódicos hablaron de una aventura
entre la esposa del Dr. Guarner y yo.
Sadrac terminó su relato mirando a Ghania y
Maryeth, quienes lloraban junto con la Señora Salas.
Javier y Jonás no podían creer lo que habían
escuchado.
—Sólo tengo una pregunta, Sadrac. ¿Por qué el
Dr. Silva dice ser Sin Poderes recordando cosas que
tú hiciste?
—El Doc sufrió un trauma muy fuerte al ver a
Guarner y su esposa muertos. Así que usé una técnica
que el mismo Dr. Guarner me enseñó. El problema es que
ahora el Dr. Silva usa como mecanismo mental la
introyección, siendo el acompañante fantasmal más fuerte el
Sujeto Sin Poderes.
—Y al parecer a ti no te preocupa en absoluto
que lo arresten a él y no a ti—dijo Ghania
poniéndose de pie y encarando a Sadrac.
—Yo nunca dije eso. Además lo hice por un
motivo importante.
—No te creo. ¡Mentiroso!—Ghania le tiró un
golpe a Sadrac, pero éste le detuvo el puño y le torció
el brazo hincándola, Maryeth se levantó para
intervenir pero Javier Salas la detuvo.
—¡Suéltame!—Ghania no soportaba el dolor.
—Con una condición; diles a todos los aquí
presentes lo que sientes por mí.
—¡Te odio!
—No te creo. Mentirosa.
—¡Ahhhh!
—Diles, Ghania. ¿Qué sientes por mí?
—¡Me enamoré de ti! ¡¿Ya?! ¡¿Contento?! ¡Me
enamoré de ti!
Sadrac soltó a Ghania, Maryeth corrió a ayudarla
mirando decepcionada a Sadrac.
—Lo siento, Maryeth. Pero esto es de lo que te
hablaba. Tu hermana y tú tienen la fuerza. Pero les
hace falta mucha técnica para enfrentar a los malos.
—De hecho, Alan Félix cayó en un agujero que
fue cubierto por la misma tierra del bosque—
informó Jonás—Nuestro único objetivo ahora debe
ser rescatar al Dr. Silva.
—No olvides que Potencia Mundial es el rival a vencer.
Si ese… elemento no es de este Planeta, el Líder
Mganga no descansará hasta reproducirlo. Con Alan
Félix perdido, entonces la orden buscará otro
científico destacado para sus fines.
—Pero ¿Quién?—cuestionó la Señora Salas.

CUERNAVACA, MORELOS.

En los recién inaugurados Laboratorios Urióstegui; el


Dr. Samuel, dueño y propietario, caminaba por los
pasillos del lugar hasta llegar a su oficina.
Al entrar ahí, el Dr. Samuel vio sentado en su silla
a un sujeto con túnica y capucha color azul, máscara
con rostro humano de piel blanca, cabello rubio y
ojos azules.
—¿Quién es Usted? Y ¿Qué hace en mi oficina
sin previa cita?
—Tranquilo, Dr. Urióstegui. Mi nombre es Elimás y
estoy aquí porque tengo una interesante propuesta
qué hacerle.
—¿Ah sí? ¿De qué tipo de propuesta está
hablando?
—Una que tiene que ver con trabajar juntos en
beneficio de la Ciencia y la Humanidad…
“NÚMERO DIEZ:
SENTIMIENTOS”
TEQUESQUITENGO, MORELOS.
Un Helicóptero sobrevolaba el enorme y
hermoso lago, también conocido como el mar de
Morelos. Dicho vehículo llevaba en su interior al Líder
Elimás y al Dr. Samuel Urióstegui, quien era
transportado al Laboratorio Científico de la orden.
El piloto, el cual era uno de los tres Ejecutores que
viajaban con Elimás y el Dr. Samuel, descendió en el
bosque aledaño al lago.
En una cabaña en medio del bosque, el Dr.
Samuel fue recibido por los otros Cinco Líderes,
quienes estaba acompañados, cada uno, por Cinco
Ejecutores.
Todos rodearon al Dr. Samuel, quien admiraba el
interior de la cabaña, cuyo diseño era aún más
sofisticado que los propios Laboratorios Urióstegui
recién inaugurados.
—Bienvenido a nuestro humilde Centro de
Investigaciones, Dr. Samuel Urióstegui—dijo Mganga
dando un paso al frente del resto de los Líderes.
—Muchas Gracias por el paseo. ¿Sabe? Todo
este misterio y estos lujos me llevan a preguntarme
¿Qué hago realmente aquí?
Mganga sacó de entre su ropa una pequeña
probeta con la sustancia blanca en su interior y se la
mostró al Dr. Samuel.
—Necesitamos que Usted use su talento para
reproducir esta muestra de un elemento hasta ahora
desconocido por el Ser Humano.
Dr. Samuel tomó la probeta, la vio analíticamente
y pensó un poco.
—Para reproducirla primero tendré que analizarla,
conocer sus características. Y eso me llevaría tiempo
considerable. Tal vez meses de estudio en mis
Laboratorios.
—Nuestras instalaciones están a su disposición
todo el tiempo que necesite—dijo Kinestesis.
—Pero la muestra no saldrá de este lugar—
agregó Calcas.
—La última vez que el elemento estuvo fuera de
nuestro alcance, terminamos perdiendo al científico y
la muestra juntos—informó Tiresias.
—Puede permanecer aquí todo el tiempo que
quiera, Dr. Samuel. Siempre y cuando trabaje en la
reproducción de este elemento—dijo Mganga
tomando de vuelta la probeta para después dársela a
guardar a Elimás.
—Vaya…Una propuesta interesante, pero
arriesgada…Tendría que dejarlo todo y trabajar para
Ustedes.
—No se sienta presionado, Dr. Samuel—
comentó Elimás—Le sugiero que nos dé una
respuesta luego de presenciar un espectáculo de
cortesía que tenemos para usted.
—¿Espectáculo de cortesía? ¿A qué se refiere?
Los Ejecutores escoltaron a los Líderes y al Dr.
Samuel al salón de espectáculos, lugar parecido a un
club nocturno. Con cuatro mesas y una pista de baile
al frente con un tubo en el centro de la misma.
Los Líderes se sentaron de dos en dos en las
mesas y el Dr. Samuel fue sentado con dos
Ejecutores en la mesa más cercana a la pista.
De pronto, las luces de la pista se encendieron y
una chica de delgada, pero estética figura, vestida con
peluca pelirroja, ropa interior color blanca, fondo
blanco encima, pantimedias blancas y lentes de
contacto azules y una máscara blanca con brillantes
plateados, salió caminando de manera seductora
hacia el tubo.
—¡Bien, Dr. Samuel Urióstegui!—dijo en voz alta
Kinestesis—¡Tenemos el honor y el orgullo de
presentarle a…Nuada!
Todos los presentes aplaudieron, la música
comenzó y Nuada inició su rutina de baile que
involucraba al tubo en medio de la pista. Todos, en
especial el Líder Elimás, se mostraban muy
complacidos.
Nuada por su parte, recordaba cómo fue que
llegó ahí…
En Pachuca; Javier Salas le daba a Maryeth una bolsa con
ropa.
—¿Qué es esto, Oficial?
—Ropa que decomisé de un burdel que acabamos de cerrar
hace dos noches.
—Pero esta ropa la usan las bailarinas exóticas.
—Ya lo sé. Si queremos infiltrarte entre la orden, tendrás
que fingir ser una chica que nos confesó hacer espectáculos privados
para Potencia Mundial. Su nombre artístico es Nuada y acaba
de confirmar un show el día de mañana.
—¿Cómo sabrán que soy la chica que siempre ha bailado
para ellos?
—Además de usar su poca ropa, tendrás puesta una
máscara, y el apoyo de mi contacto con los militares en el Estado
de Morelos; el Comandante Edgar Ramos. Él te
infiltrará en la orden y estará al pendiente de todo lo que suceda.
Maryeth miraba pensativa la ropa de Nuada y luego miró
preocupada a Javier Salas…
El número de Nuada terminó, Los Líderes, Los
Ejecutores y el Dr. Samuel se pusieron de pie y
aplaudieron emocionados. Nuada agradeció los
aplausos y salió de la pista buscando su teléfono con
bluetooth en una bolsa que tenía detrás del escenario.
—Qué hermoso cuerpo tienes, mi niña—dijo
una voz masculina, Nuada volteó mirando al Líder
Elimás acercarse perversamente a ella.
—Muchas Gracias, Líder. Pero ya tengo que
irme—Nuada retrocedió ante los deseos de ser
tocada por Elimás.
—Pero si es muy temprano. Además, te pagaré
muy bien por algo más…íntimo y privado—Elimás
trataba de abrazar a Nuada.
—Por favor no se acerque. O le aseguro que…
—¡¿Qué?! ¿Vas a gritar? ¿Y quién vendrá a
salvarte? ¡Eh!
En ese momento, una bomba entró por la
ventana, al caer al piso, la bomba se activó y comenzó
a expedir gas.
Muchas bombas cayeron en el salón de
espectáculos expidiendo gas, lo cual alertó a todos los
ahí presentes.
—Deben ser militares—dijo Mganga.
Soldados dirigidos por el Comandante Ramos
comenzaron a rodear la cabaña.
—Nos están rodeando, Señor—reportó un
Ejecutor a Mganga.
—Acaben con ellos.
Los Ejecutores dispararon por las ventanas de la
cabaña impactando a algunos Soldados.
—¡Entren ya!—ordenó el Comandante—Ellos
dispararon primero.
Nuada corrió para ponerse a salvo del gas, pero
Elimás la sujetó del brazo logrando detenerla.
—¿A dónde crees que vas? Tú y yo tenemos
mucho que discutir.
—¡Suélteme!—Nuada se arrojó sobre Elimás
tirándolo al piso y ya tirado, le dio un cabezazo
dejándolo inconsciente. Nuada observó la probeta
entre la ropa de Elimás. La tomó, se levantó y corrió
a buscar la salida.
Los Soldados tiraron la puerta de la cabaña para
entrar y ser recibidos por disparos de los Ejecutores.
Maryeth se quitó la máscara y se comunicó con
Sadrac, quien estaba en los restos de lo que un día
fuera la casa de verano del Dr. Guarner.
—¡Sadrac! ¡Soy Maryeth! ¡Tengo la muestra de
Legar en mis manos! ¡Logré quitársela a uno de los
Líderes!
—¡Bien hecho, Maryeth! Ahora debes destruir la
muestra con fuego. ¿Me oíste? Destruye la muestra
usando fuego.
—¡¿Fuego?! ¡¿De dónde voy a sacar fuego?! ¡No!
¡Por favor, Sadrac, vengan por mí! ¡Los militares
entraron y hay un caos aquí adentro! ¡No sé qué
hacer!
—Pero yo sí sé qué haremos, bonita.
Maryeth volteó mirando a Elimás acercarse a ella.
—¡No! ¡Aléjese de mí!—Maryeth golpeó en la
cara a Elimás tirándolo al piso, después, corrió
buscando la salida.
Un Ejecutor llegó levantando a Elimás.
—Arriba mi Líder. El Helicóptero lo espera. Ya
habrá más como ella.
Elimás fue sacado de la cabaña por el Ejecutor.
Sadrac se comunicaba con El Guardián, quien
estaba junto con Ghania en una casa cercana al
bosque.
—¿Qué pasa, Sadrac?
—Necesito que Ghania y tú monitoreen todo. El
lugar se ha vuelto un caos así que iré por Maryeth.
—¿Irás tú o lo hará el Sujeto Sin Poderes?
—El segundo. Sólo necesito encontrar un nuevo
traje—Sadrac pisó sobre una pequeña puerta
metálica, la abrió usando un código numérico y luego
entró a un pequeño sótano donde otro traje igual al
que usaba estaba guardado en cubiertas plásticas—Y
creo que ya lo encontré.
Los Seis Líderes, escoltados por Ejecutores,
abordaron el helicóptero, el piloto encendió el motor
y se preparaba para despegar.
—¡Ajusten sus cinturones!
—¡Esperen!—gritó Elimás esculcando su ropa.
—¡¿Qué pasa?!—preguntó molesto Mganga.
—¡La probeta con el elemento no está conmigo!
—¡¿Qué?! ¡¿Cómo pudiste haberla tirado?!—
cuestionó molesto Kinestesis.
—¡No lo sé! ¡Lo único que recuerdo es que…!
¡Esa estúpida bailarina!
—¡Vuelve ahora por esa muestra Elimás!—
ordenó Mganga—Te veremos en la orilla del lago.
—Sí, Señor—Elimás bajó del helicóptero y corrió
de vuelta a la Cabaña donde muchos Soldados se
veían acorralados por Ejecutores.
De pronto, algunos clavos se incrustaron en las
gargantas de varios Ejecutores.
El piloto Ejecutor comenzaba a elevar el
Helicóptero pero ráfagas de fuego, lanzadas por los
militares, pasaban muy cerca del vehículo, el cual tuvo
que descender.
—¿Qué pasa, piloto?—exigió una respuesta
Mganga—¿Por qué descendemos de nuevo?
—Si una ráfaga de fuego nos alcanza, entonces
seremos presa fácil para los militares.
—Sugiero que usemos la vía acuática para
escapar—propuso Kinestesis.
—Yo secundo—dijo Calcas.
—Acepto la propuesta—expresó Mganga—
Ejecutor, llévanos a la lancha.
—Sí, Señor.
En la Cabaña; Maryeth, con la probeta guardada
en su bolsa, corría de un lado a otro viendo
enfrentamientos entre Soldados y Ejecutores.
Maryeth vio que un pasillo rumbo a la puerta
estaba libre, así que corrió hacia él, pero al entrar al
pasillo chocó con Elimás.
—Hola, hermosa—Elimás ahorcó a Maryeth y la
azotó contra la pared ahorcándola aún más fuerte—
¿En serio creíste que no me daría cuenta que me
robaste? ¡Devuélveme la probeta!
Dos clavos se incrustaron en los brazos de Elimás
causando que soltara a Maryeth, quien cayó al piso.
Sin Poderes llegó acercándose a Elimás.
—Aléjate de ella.
Elimás se sacó los clavos de los brazos y luego
sacó una daga de su túnica.
—Tú no me das órdenes, Sujeto Sin Poderes—
Elimás quiso lastimar a Sin Poderes con la daga pero
éste le esquivó todos los intentos de golpe.
En el bosque; Ghania y El Guardián llegaron
encontrando el helicóptero solo y en buen estado.
—Mira eso, Guardián.
—Ya tenemos un medio para salir de aquí.
—Por favor, dime que sabes pilotearlo.
—No. Pero conozco a alguien que puede
proporcionarnos a un piloto—Guardián se comunicó
con los militares por un radio que éstos le habían
dado—¿Coronel Ramos? Soy El Guardián.
Encontramos el helicóptero de Los Líderes pero
necesitamos un piloto para apoyar en la misión.
Repito, necesitamos un piloto para apoyar en la
misión.
—¿Apoyar en la misión?—cuestionó Ghania—
¿De qué misión hablas?
El Ejecutor llevó a los Seis Líderes a la orilla del
Lago de Tequesquitengo, ahí, los esperaba una lancha
de motor. Los Seis Líderes abordaron el vehículo
mientras el Ejecutor encendía el motor.
Elimás se esforzaba por lastimar a Sin Poderes
con su daga, pero éste se movía de tal forma que
Elimás sólo golpeaba las paredes o algún objeto en
las mesas de esos pasillos.
Maryeth, por su parte, comenzaba a levantarse y a
recuperarse. Elimás conectó el filo de su daga con el
traje de Sin Poderes dándose cuenta que el traje no
sufrió ningún daño.
—Qué traje tan resistente. Apuesto a que fuiste
uno de los nuestros.
—Eso quería tu Líder.
Elimás intentó atacar con su daga una vez más a
Sin Poderes, pero éste le detuvo la mano, le torció el
brazo y le clavó su propia daga en el hombro por la
espalda. Elimás cayó gritando por el dolor.
Sin Poderes se acercó a Maryeth, quien miraba
impresionada lo sucedido.
—¿Estás bien, Maryeth?
—Sí. Y la muestra está a salvo.
En ese momento, granadas explosivas entraron
rompiendo las ventanas de la cabaña. Sin Poderes y
Maryeth miraron que Ghania y El Guardián
disparaban las granadas desde el helicóptero.
—Salgamos de aquí—propuso Sin Poderes para
después tomar de la mano a Maryeth y correr juntos
hacia la puerta.
Las granadas explotaron comenzando a sacudir
las columnas de la cabaña. Sin Poderes y Maryeth
salieron de la cabaña viendo al helicóptero sobrevolar
muy cerca de la entrada. Ghania les arrojó una
cuerda.
—Tú primero—dijo Sin Poderes.
Maryeth sujetó la cuerda y comenzó a subir,
después, lo hizo Sin Poderes. El helicóptero se elevó
y se alejó de la cabaña mientras ésta comenzaba a
derrumbarse y Maryeth y Sin Poderes subían al
vehículo.
De pronto, Maryeth fue jalada hacia afuera del
vehículo por alguien, Ghania, Guardián y Sin
Poderes se asustaron y vieron que Maryeth se
sujetaba con una mano de la cuerda mientras Elimás
también sujetaba la cuerda con una mano y con la
otra jalaba la pierna de Maryeth intentando tirarla.
—¡No la dejará hasta tener de vuelta la
muestra!—gritó Ghania preocupada.
—¡Tendremos qué descender!—propuso El
Guardián.
—¡No! ¡Eso es lo que él quiere!—Sin Poderes
pensó un poco—Ya lo tengo. ¡Dile al piloto que
sobrevuele el lago!
—¡Entendido!
El helicóptero sobrevolaba el Lago de
Tequesquitengo mientras Maryeth colgaba de la
cuerda y Elimás trataba de tirarla.
—¡Maryeth!—gritó Sin Poderes—¡Deshazte de
la muestra! —¡Deshazte de la muestra!
Maryeth metió su mano en la bolsa, que traía
colgada, atravesada por el hombro, y sacó la probeta.
—¡¿La quieres?! ¡Ve por ella!—Maryeth soltó la
probeta y ésta cayó al Lago.
Elimás soltó a Maryeth tratando de sujetar la
probeta antes de que ésta cayera al lago, pero la probeta
entró al agua llegando hasta lo más profundo y rompiéndose al
momento de tocar el fondo liberando así el elemento.
Elimás por su parte, cayó al lago sin hacer
esfuerzo por nadar o salir, pues sabía que le había
fallado a la orden y de reunirse de nuevo con ellos, le
esperaba la muerte.
Ghania y Sin Poderes ayudaron a Maryeth a subir
de nuevo al helicóptero mientras el vehículo
sobrevolaba todo el lago y escapaba.
La Cabaña de los Líderes se derrumbó
completamente.
En una pequeña casa de una comunidad militar
en Morelos; Maryeth tomaba un baño mirando que
su cuello y pecho tenían marcas de dedos, al igual que
su pierna derecha a la altura del muslo.
Maryeth salió de bañarse para ser atendida por el
Médico Militar; el Dr. Yáñez y su hijo de diez años;
Robert. Ambos curaban las heridas de Maryeth
mientras Ghania observaba todo y Jonás y Sadrac
miraban preocupados la noticia en Televisión sobre
el proceso legal al que fue sometido el Dr. Silva una
vez que se entregara frente al Presidente Rodríguez.
—Esta tarde fue tomada la declaración
preparatoria del Dr. Octavio Silva—informaba el
Reportero—Quien se entregó voluntariamente en la
Residencia Oficial Los Pinos asegurando ser el Sujeto Sin
Poderes. Aunque las declaraciones del Doctor
coinciden con muchos de los crímenes que cometió
dicho anarquista, aún no se encuentran armas o
incluso el disfraz para poder relacionarlo con los actos
criminales. Esta tarde, el Dr. Silva será trasladado al
Reclusorio Norte para continuar desde ahí su proceso.
Sadrac miró a Jonás dándole a entender que tenía
una idea.
—No estarás pensando en…—decía Jonás.
—Es la única oportunidad que tenemos para
liberar al Doc.
—Si me lo permiten—El Dr. Yáñez se acercó a
Jonás y Sadrac mientras Ghania y Robert atendían a
Maryeth.—Intentar interceptar al Dr. Silva al
momento de ser trasladado al Reclusorio Norte es
muy mala idea. Además, eso no muestra lo héroes
que Ustedes dicen ser.
—Creo que el Dr. Yáñez tiene razón—intervino
Maryeth—Ni siquiera tuve el carácter para destruir el
elemento cuando tuve la oportunidad en medio del
caos.
Sadrac miró pensativo a todos.
—Maryeth tiene razón—Sadrac miró nostálgico
a Ghania.
—Ghania, mírame por favor, preciosa.
Ghania miró preocupada a Sadrac.
—No sabes la tristeza que me da haberte hecho
pasar por todo esto. A ti y a tu hermana. Delante de
ella y de estos tres caballeros te pido perdón por todo
el dolor que traje a tu vida. Mi intención nunca fue
lastimarte ni decepcionarte. Ghania te amo. Siempre
te he amado y te prometo que nunca te olvidaré—
Sadrac caminó a uno de los cuartos.
—Espera, Sadrac—dijo Jonás—¿Qué se supone
que harás?
—Me entregaré y entregaré toda la evidencia para
que el Dr. Silva sea liberado.
Ghania y Maryeth miraron atemorizadas a Sadrac.
—No puedes estar hablando en serio—dijo
Ghania llorando.
—Sadrac—intervino el Dr. Yáñez—En cuanto
te entregues, el Presidente Rodríguez te llevará con
los Líderes de Potencia Mundial y ellos te matarán.
—Lo sé. Pero ya es hora de que gente inocente
deje de morir por mi culpa. Además, la reproducción
del elemento extraterrestre fue detenida. Así que… se
podría decir que ganamos.
Sadrac subió corriendo a uno de los cuartos para
recoger sus cosas.
Más tarde, Sadrac bajó las escaleras llevando una
mochila con todas sus cosas, incluyendo su traje de
Sin Poderes.
Sadrac abrazó al pequeño Robert, se despidió del
Dr. Yáñez y se acercó a Jonás para despedirse.
—Cuídalas mucho, Guardián.
—Claro que sí, amigo—ambos se abrazaron y
Sadrac le dio una ampolleta a Jonás—¿Y esto?
—Inyéctaselo al Dr. Silva cuando esté con
Ustedes. Le ayudará a dejar ir los falsos recuerdos.
Sadrac se acercó a Maryeth que estaba llorando.
—Ghania se encerró en un cuarto y no ha dejado
de llorar. Dice que no está de acuerdo con lo que
harás.
—Lo sé. Aunque eso no cambia mi decisión ni
lo que siento por ella.
Sadrac besó en la mejilla a Maryeth y salió de la
casa.
Jonás sacó su celular y llamó al Comandante
Ramos que estaba, junto con los Soldados que
sobrevivieron, en los escombros de la Cabaña de los
Líderes.
—Sadrac Sorec va rumbo a LosPinos, Comandante.
—Descuida, Jonás. Nos encargaremos que él y el
Dr. Silva estén a salvo y vuelvan a casa lo más pronto
posible.
—Le agradezco toda esta ayuda, Comandante.
Por cierto, ¿Cómo va la búsqueda?
—Seguiremos rastreando restos del elemento
desconocido, en todo Tequesquitengo de ser posible.
De hecho, ya mandé cerrar el lago a los visitantes. Si
hay alguno que esté recorriendo el lago, su lancha se
detendrá y no lo dejaremos seguir hasta que hayamos
terminado nuestra búsqueda.
Maryeth subió al cuarto donde Ghania estaba
encerrada llorando.
—Ghania, ya fue suficiente de llorar. Baja, debes
comer algo.
Maryeth no escuchó respuesta alguna.
—Ghania por favor. No es momento de hacer
berrinches. Sal ya.
La falta de respuesta preocupó a Maryeth, así que
abrió la puerta buscando a su hermana.
—¿Ghania?
Maryeth miró una carta en la cama, Maryeth
tomó la carta escrita a mano y la leyó en voz alta:
“Hermana: Lamento mucho el no haberme despedido de ti
cara a cara. Pero… amo demasiado a Sadrac y quiero pasar mi
vida con él y si eso significa que tenga que arriesgarme también
para sacar de prisión al Dr. Silva, lo haré. Te amo hermana y
nunca te olvidaré. Ghania.”
Maryeth derramó algunas lágrimas compuestas
por tristeza, preocupación y a la vez coraje y
frustración. Después, Maryeth arrugó la carta con su
mano.
—Te voy a dar una lección que nunca olvidarás,
hermanita.
Maryeth bajó corriendo las escaleras.
Al llegar a la sala, el Dr. Yáñez hablaba
preocupado con Jonás.
—Era un uniforme que usé cuando fui Custodio
en el Sistema Penitenciario, antes de ser militar.
—¿Qué pasó? ¿Le robaron algo, Dr. Yáñez?
—¿Sabes algo que nosotros no, Maryeth?—
preguntó intrigado Jonás.
Maryeth les mostró la carta arrugada.
—Al parecer, Ghania y Sadrac decidieron fugarse
y ayudar a escapar al Dr. Silva.
Jonás leyó rápidamente la carta de Ghania y miró
asustado a Maryeth.
—Debemos impedir que hagan una tontería.
—Te sugiero llamar al Comandante Ramos. Él te
ayudará a localizarlos más rápido de lo que crees—
propuso el Dr. Yáñez.
—No sólo le pediré ayuda para encontrarlos,
también necesitaremos armas que sean de utilidad
para salir con vida.
—Yo podría cubrirte en ese punto.
—¿Usted guarda armas aquí?—cuestionó
impresionada Maryeth.
—Pues… no son precisamente armas que se
usen actualmente en el Planeta.
Maryeth y Jonás miraron desconcertados al Dr.
Yáñez.
—Son armas que apenas están siendo probadas
en el país.
—No se preocupe. No somos especialistas en
usar lo más sofisticado precisamente—dijo Jonás.
—Lo único que les pido es que estén en contacto
conmigo y con el Comandante todo el tiempo.
Jonás y Maryeth asintieron emocionados.
En el Reclusorio Norte de la Ciudad de México; la
camioneta blindada que transportaba al Dr. Silva
llegó estacionándose frente a la entrada principal. Dos
Soldados bajaron al Dr. Silva, quien ya vestía como
prisionero, del vehículo y lo escoltaron hasta la
entrada.
En la puerta principal, Cuatro Custodios se
acercaron al Dr. Silva en cuanto este estuvo cerca.
—Traemos al presunto responsable de los actos
anárquicos en el país, conocido como el Sujeto Sin
Poderes, para que siga su proceso desde sus instalaciones.
—Tenemos lista ya una celda para que el
presunto responsable pueda pasar el tiempo que dure
su proceso.
El Dr. Silva miraba incrédulo al Custodio que
habló, pues su tono de voz se le hacía demasiado
conocido, aunque no podía ver su rostro pues traía
puesta una gorra que sólo dejaba ver su boca y
mentón. Mientras tanto, el Soldado y el Custodio
firmaban los papeles respectivos a la entrega-
recepción.
Una vez terminado todo, el Custodio tomó del
brazo al Dr. Silva y lo encaminó por la entrada del
Reclusorio. Los otros tres Custodios se unieron para
escoltar al Psiquiatra hasta su celda.
En el área de celdas para presuntos responsables,
muchos próximos prisioneros comenzaron a gritarle
de insultos y groserías al Dr. Silva mientras éste era
llevado por el pasillo. Pues la fama del Sujeto Sin
Poderes llegó hasta los mismos Reclusorios de todo
el país.
El Custodio que firmó los papeles abrió la celda
mientras los otros tres metieron al Dr. Silva a su celda,
lo sentaron en la cama y uno de ellos le quitó las
esposas. De pronto, un clavo se incrustó en el cuello
de los tres Custodios provocando que cayeran
desangrándose al piso.
El Dr. Silva miró asustado al Custodio, quien se
acercó a él y se quitó la gorra mostrando su identidad,
Sadrac Sorec.
—Hola Doc.
El Dr. Silva no podía creer lo que sus ojos le
mostraban.
—¿Sadrac? Pero si tú…
—¿Estaba muerto? Fueron exagerados esos
rumores.
Sadrac se quitó el uniforme de Custodio
mostrando que debajo traía puesto el traje de Sin
Poderes. Sadrac quitó la almohada de la cama y sacó
el casco que le hacía falta.
—¿Tú eres el Sujeto Sin Poderes?
—Así es—Sadrac se colocó el casco y activó el
distorsionador de voz.
—Entonces ¿Por qué no dejo de tener sueños y
recuerdos sobre…?
—Doc., le recuerdo que este no es su consultorio
y no estamos en sesión. Así que evite preguntar tanto
y…
Ambos escucharon un alboroto. Ambos
voltearon viendo que el resto de los procesados
estaban armando un escándalo luego de ver que el
Sujeto Sin Poderes se encontraba en una de las
celdas. Poco después, la alarma de escape comenzó a
sonar en todo el Reclusorio.
—Genial. Ahora tendremos que enfrentar a los
policías.
—¿Puedo preguntar cuál es tu plan de escape?
—Usaremos los ductos de ventilación. Pero no
podremos si tenemos compañía—Sin Poderes salió
corriendo de la celda parándose frente a varias celdas
donde los procesados estaban emocionados,
gritando a todo pulmón y golpeando los barrotes de
sus celdas. Sadrac miró que varios policías venían
corriendo hacia el pasillo donde él estaba, así que Sin
Poderes usó su arma para dispararle a las cerraduras
de las celdas provocando que sus internos salieran al
pasillo y corrieran eufóricos a enfrentarse con los
policías.
Mientras tanto, Sin Poderes entró corriendo a la
celda donde estaba el Dr. Silva. Sin Poderes subió a la
cama y quitó la cubierta del ducto de ventilación para
luego subir y ayudar al Psiquiatra a subir con él y
ambos arrastrarse por dicho ducto hasta llegar a la
azotea del Reclusorio.
Los procesados por su parte, lograron someter a
los policías, les quitaron sus armas y sus uniformes y
salieron hacia el área donde estaban los prisioneros de
alta peligrosidad.
En el ducto de ventilación, Sin Poderes recibió un
mensaje de texto de Ghania donde esta le informaba
el lugar donde los esperaba para poder escapar.
En una bodega localizada en una de las calles
aledañas al Reclusorio, Ghania, disfrazada como
Aoife, sólo que esta vez traía puesta la máscara que
Maryeth usó, miraba emocionada su celular luego de
haberle enviado su mensaje de texto a Sin Poderes.
—Ya falta poco para que estemos juntos, mi
amor.
De repente, Aoife recibió un fuerte golpe en la
cabeza cayendo desmayada. Maryeth, disfrazada
como Scathach, fue la responsable del golpe.
—Lo siento, pero esta cita no podrá darse,
hermana—Scathach se agachó para revisar a Aoife,
después, comenzó a quitarle la máscara, la peluca y la
ropa para luego quitarse la peluca ella y comenzar a
desvestirse.
En el Reclusorio, los prisioneros de alta
peligrosidad fueron liberados de sus celdas y éstos
comenzaron a atacar a los Custodios y Policías que
trataban de detenerlos. Desgraciadamente, los
prisioneros siempre tienen armas escondidas y esta
vez, las usaron para herir gravemente a policías y
custodios.
Pero, balas de hule y de aluminio rellenas con
arena, impactaron a varios procesados y prisioneros
logrando alejarlos de los policías y custodios y
permitiendo que éstos pudieran someter a los malos.
El Guardián apareció en escena y usó sus armas
para ayudar a los uniformados a devolver a sus celdas
a los criminales. Lamentablemente, tres prisioneros
peligrosos lograron ocultarse en la celda donde
estuvo el Dr. Silva. Los tres descubrieron el escape
por el ducto de ventilación y lo usaron para huir.
En la azotea del Reclusorio, Sin Poderes y el Dr.
Silva salieron del ducto de ventilación para después
descolgarse por las cornisas y descender a la parte
trasera del Reclusorio y correr hacia la bodega de la
zona aledaña.
Sin Poderes y el Dr. Silva llegaron a la bodega
encontrándose con Aoife, quien los llevó a la
camioneta y los sacó del lugar.
El Guardián terminó de ayudar a los Policías y
Custodios a encerrar de vuelta a los procesados y
criminales. De pronto, un policía les informó a todos
sobre el escape del ducto de ventilación y la falta de
tres criminales peligrosos en sus respectivas celdas.
Al anochecer, en un piso localizado en una zona
económicamente bien en la Ciudad de México, Aoife
y Sin Poderes colocaban en una cama al Dr. Silva, Sin
Poderes le inyectó al Psiquiatra la sustancia que lo
ayudaría a olvidar los falsos recuerdos. El Doc. por su
parte, se quedó dormido luego de tener la sustancia
en su sistema.
Aoife llevó a Sin Poderes al cuarto de junto donde
había un tocador, una cama y muchos disfraces,
posters, y objetos de colección relacionados con la
cultura pop. Además de un mirador que te permitía
ver desde ahí toda la CDMX.
—¿Estás herido?—preguntó Aoife.
—Creo que no—Sin Poderes se quitó los
guantes, las botas y luego el casco. Aoife por su parte,
se sentó en la cama y miraba tiernamente a Sadrac.
—¿Sabes? Mis padres compraron este piso para el
día en que mi hermana y yo fuéramos a la
Universidad y tuviéramos que dormir en un lugar
cerca del campus. Dijeron que sería un lugar donde el
caos y el estrés de la Capital no nos alcanzarían. Y…
luego de todo esta destrucción, caos y crímenes aquí
estamos. Tú y yo…por fin solos.
—Si te hace sentir incómoda mi presencia, yo
puedo estar en el otro cuarto cuidando al Doc.…
—Sabes bien lo que quiero de ti esta noche,
Sadrac Sorec.
Sadrac miró a Aoife de arriba abajo despertando
su deseo y pasión por ella. Sadrac se quitó las
protecciones de los hombros y la playera blindada de
manga larga, se acercó a la cama mientras Aoife se
recostaba y le hacía un lugar a Sadrac.
—Quítate la máscara, Ghania.
—No. Tengo una fantasía recurrente contigo e
involucra esta máscara durante todo el tiempo que lo
hagamos.
Sadrac se recostó junto a Aoife, ésta se colocó de
lado y ambos se besaron, se abrazaron y se
acariciaron. En el caso de Sadrac acariciaba las
piernas, nalgas, espalda y senos de Aoife mientras ésta
le acariciaba fuertemente la espalda al grado de
rasguñarlo, tocaba su trasero, sus genitales y sus
pectorales.
—Te amo, Ghania.
—Y yo a ti, Sadrac.
Sadrac comenzó a quitarle el vestido a Aoife y
luego le quitó las pantimedias mientras ésta le quitaba
el pantalón. Las luces del cuarto permanecieron todo
el tiempo apagadas. Es por eso que Sadrac no pudo
distinguir que Aoife tenía marcas de dedos en la
pierna derecha, cuello y pecho.
Aoife se cubrió junto con Sadrac usando la cobija
de la cama, lo cual le impidió a Sadrac ver bien el
cuerpo de Aoife. Pues la ropa interior de ambos cayó
de la cama y Sadrac montó a Aoife mientras ésta se
dejaba besar, acariciar y hacia lo mismo con Sadrac.
En la bodega aledaña al Reclusorio, Ghania, con
la ropa de Scathach puesta, despertó dándose cuenta
que estaba atada de manos y pies y metida dentro de
un locker.
—¿Dónde estoy?
Ghania comenzó a moverse en el interior del
locker provocando que éste se viniera abajo. Aún así,
Ghania intentó mover el locker empujando su
cuerpo hacia atrás. De repente, el locker se movió
quedando boca arriba. Las puertas del locker fueron
abiertas y Ghania observó a tres sujetos con
uniformes de reclusos. Eran los tres prisioneros
peligrosos que escaparon del Reclusorio Norte.
—¿Dónde estoy? Y ¿Quiénes son Ustedes?
—One beautiful girl locked up for we all—dijo uno de
los prisioneros que al parecer era extranjero.
Ghania miró atemorizada a los sujetos, quienes
mostraban perversas intenciones para con ella.
Al día siguiente, en el piso, Sadrac despertó
sonriendo pues creía que pasó la noche con Ghania.
Sin embargo, Sadrac buscó besar a su amada cuando
de pronto, se dio cuenta que la mujer que estaba
acostada junto a él ya no tenía la peluca rubia y el tipo
y tono de cabello era muy diferente al de Ghania.
Sadrac le quitó la máscara a Aoife dándose cuenta
que pasó la noche con Maryeth, lo cual molestó y
frustró a Sadrac. Pero, su teléfono sonó en ese
momento, así que Sadrac se levantó de la cama y
contestó.
—Sadrac Sorec.
—¡¿Dónde demonios has estado toda la
noche?!—cuestionó imperativamente Jonás, quien
estaba en la casa del Dr. Yáñez.
—Liberé al Dr. Silva. Él está a salvo con Maryeth
y conmigo. ¿Dónde están Ghania y tú?
—Por eso te llamo. Liberaste al Dr. Silva pero
también ayudaste a escapar a tres criminales de alta
peligrosidad. Al parecer Ghania fue secuestrada y
ellos son los principales sospechosos.
Las palabras de Jonás fueron como clavos en la
garganta de Sadrac, pues la misión de apoyo al Dr.
Silva y de fugarse con Ghania había fracasado
rotundamente…
EPÍLOGO

LAGO DE TEQUESQUITENGO,
MORELOS, MÉXICO.
El Lago se encontraba tranquilo, dejando que los
rayos del sol impregnaran su superficie. De repente,
una lancha, con tres personas a bordo, cruzó el lago a
gran velocidad, dichas personas eran: Lorena, su
esposo Carlos y su hija Renata.
Carlos conducía la lancha a gran velocidad
mientras Renata y Lorena observaban los cerros y los
bosques que rodeaban el lago.
— ¡Está precioso!—dijo Renata emocionada.
— ¡Te equivocas, hija! ¡Está increíble! ¡¿Quién dijo
que en Morelos no había mar?!—comentó Carlos.
La lancha cruzaba el lago a gran velocidad y en la
superficie del lago se formaba una enorme mancha
blanca.
Renata tomaba fotografías del lago y sus
alrededores con su celular y se las mostraba a Lorena,
quien observaba nostálgica las fotografías.
La lancha seguía su curso, de pronto, el motor de
la lancha se descompuso sacando chispas y
provocando que la lancha detuviera su velocidad,
Lorena, Carlos y Renata observaron inmediatamente
el motor.
— ¡¿Qué está pasando?!—preguntó Lorena.
La lancha se quedó detenida a la mitad del lago.
Carlos trataba de encender la lancha de nuevo, pero
el motor no encendió. Carlos intentó encender la
lancha una vez más, pero el motor no encendió.
Carlos golpeó el tablero de la lancha mostrándose
molesto.
— ¡Genial! ¡La lancha se detuvo! ¡Y lo peor es que
nos detuvimos a la mitad del lago!
—Debemos avisar que nuestra lancha se
descompuso—sugirió Lorena, quien tomó el radio
SIN PODERES: VOLUMEN UNO

de la lancha y se comunicó con la estación de


vigilancia.
—¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien ahí?! ¡Tenemos un
problema con la lancha 10!
Lorena, Carlos y Renata escucharon una voz a
través del radio.
—Aquí estación de vigilancia. ¿Cuál es su
problema lancha 10?
— ¡El motor de nuestra lancha se descompuso y
nos detuvimos a la mitad del lago!
—¡No se preocupen! ¡Mantengan la calma!
¡Esperen en la lancha! ¡Un equipo de rescate irá por
Ustedes!
Carlos observaba todo el lago a su alrededor
viendo que no se veía ninguna persona cerca.
—Tardarán más de una hora en llegar. Miren
nada más. Ni siquiera se ve tierra desde aquí.
Lorena observaba desesperada a su alrededor
viendo el lago.

169
—Detenidos a la mitad del Lago de
Tequesquitengo. No tenemos ni idea de los seres que
puedan habitar en estas aguas. No tenemos comida,
no tenemos forma de regresar y...
Lorena lloraba desesperada.
—¡Sólo esto faltaba! ¡Sólo esto faltaba! ¡El
laboratorio donde trabajaba se robó mi investigación
y luego me despidieron! ¡Despidieron a mi esposo
también! ¡Y estas... que parecían ser unas vacaciones
para reflexionar y mejorar el curso de nuestras vidas,
resulta que son las peores vacaciones que hemos
tenido!
Lorena rompió en llanto. Renata y Carlos se
acercaron a Lorena y la abrazaron.
—Tranquilízate Mamá. Las cosas mejorarán.
DIOS no nos dejará.
Carlos besó a Lorena en la frente tratando de
consolarla.
—Renata tiene razón, amor. No desfallezcas.
Pronto llegará nuestro tiempo. Y te aseguro que nos
SIN PODERES: VOLUMEN UNO

reiremos de esta situación tan terrible por la que


estamos pasando.
Renata caminó hacia el asiento de la lancha y se
paró en el asiento mirando a su mamá.
—¿No me has dicho que valore lo que tengo,
porque todo el país pasa por una situación
económica desagradable, Mamá?
Carlos y Lorena observaban sorprendidos a
Renata.
—Creo que es hora de que pongamos en práctica
todas aquellas frases de aliento que les hemos dado a
amigos y familiares. Es más, Mamá, tómame una
foto con mi celular para que crean en la escuela que
estas vacaciones fui a la playa.
Renata observaba a Carlos pidiéndole con la
mirada que hiciera lo que ella dijo.
—Magnífica idea, Renata. Que tu madre nos
tome una foto haciendo parecer que fuimos de
vacaciones a la playa.

171
Carlos caminó hacia el asiento de la lancha y se
paró junto a Renata mientras Lorena los observaba
desconcertada y luego observaba el celular de Renata.
—Vamos cariño. Tómanos una foto.
Lorena observaba nostálgica a Renata y Carlos.
—Está bien. No se muevan.
Lorena preparó el celular para tomarles una foto a
Carlos y Renata.
Lorena observaba a Carlos y Renata a través de la
cámara del celular.
—Acerca más la imagen, mamá, para que no
queden dudas que detrás de nosotros está el mar.
Lorena presionó la pantalla acercando demasiado
la imagen del lago y observando a lo lejos, y detrás de
la lancha, una mancha blanca en el agua. Lorena bajó
el celular y observó sorprendida hacia el lago.
—Renata, ¿La cámara de tu celular está
descompuesta o tiene problemas con el color?
—No. Hasta hace unos minutos todo mi celular
funcionaba perfecto.
SIN PODERES: VOLUMEN UNO

—Entonces ¿Qué es esa mancha blanca?


Lorena les mostró a Carlos y Renata la mancha
blanca en el lago.
—Miren eso. No recuerdo haberlo visto cuando
llegamos.
—Tal vez sea espuma causada por el motor de la
lancha.
—O un animal peligroso que se está acercando a
nosotros.
Carlos miró molesto a Renata.
Lorena caminó hacia la orilla de la lancha mirando
hacia la mancha blanca.
—¡Pues no me quedaré con la duda! ¡Iré a ver!
Lorena saltó y se aventó al lago.
Lorena cayó en el lago y luego nadó hacia la
mancha blanca, Renata y Carlos la observaban desde
la lancha.
— ¡Mamá ¿a dónde vas?!
—Quiero saber qué es esa mancha.

173
Lorena llegó a donde estaba la mancha blanca y
tocó, con mucho cuidado, una parte de la mancha
dándose cuenta que la consistencia de la mancha era
sólida.
Lorena observaba a su alrededor viendo que parte
del agua era ya de color blanco.
Lorena observó su mano viendo que parte de la
mancha que estaba en su mano se evaporó.
—Es imposible.
Lorena volteó y observó intrigada a Renata y
Carlos.
— ¡Carlos, ¿Tienes una bolsa o algo desinfectado
en lo que se pueda guardar y transportar una
muestra?!
—Necesito buscar en la mochila. ¿Por qué? ¿Qué
sucede, amor?
Lorena observaba incrédula la mancha en el lago
—Creo que descubrí algo.
SIN PODERES: VOLUMEN UNO

Te agradezco infinitamente que te hayas


tomado el tiempo para leer mi novela. Y te
agradecería aún más si me contaras qué
opinión te merece esta historia.

Te invito a visitar mi página de autor en


Amazon y mi página de autor en Scribd,
esperando tengas a bien dejarme tus más
sinceros comentarios.

De igual forma te animo a conocer el resto


de mis proyectos visitando mis redes
sociales, como lo son: mi blog, mi página
en Facebook y mi canal en Youtube.

Pero si prefieres mantener contacto con tu


Servidor, escríbeme un correo electrónico y
con gusto responderé todas tus dudas y
atenderé a tus sugerencias.

Victor Hugo Barrera/ VH 23.

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