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EL ADOLESCENTE

EN CONFLICTO CON
LA LEY PENAL, EL
ADOLESCENTE
INFRACTOR
DERECHO DEL NIÑO Y ADOLESCENTE
INTRODUCCION

El Derecho Penal tiene como finalidad esencial la protección de bienes jurídicos,


comprendiéndose dentro de este concepto a aquellos valores consagrados por
el legislador como importantes o relevantes en la vida de la persona humana, es
decir la protección de las personas. Está enfocado en la resocialización,
reducación y reinserción de personas capaces, es decir mayores de edad que
cometen delitos.
Cuando es un menor de edad el que comete un delito, se debe regir por el
Derecho del Niño y sus fines, como son: primero, por parte de la comunidad
satisfacer las necesidades del niño y adolescente, su sana constitución material
y espiritual; y segundo, con ello se busca un concepto teleológico mayor, como
es el bienestar de la colectividad.
Por lo cual, cuando los niños cometen una infracción de índole penal, a pesar de
estar protegidos, se busca que con medidas socio educativas puedan resarcir el
daño que causan así como poder asumir las consecuencias de sus actos. Sin
embargo al ser menores de edad, siempre estarán protegidos por principios y
garantías veladas en la legislación actual aplicable.
INDICE
1. Menor infractor
1.1. El adolescente infractor según la ley peruana
1.2. Definición de menor infractor
1.3. Definición de adolescente infractor
1.4. Medidas socioeducativas
1.4.1. Contempladas en el ordenamiento jurídico
1.4.1.1. No Privativas de la libertad
1.4.1.1.1. Amonestación
1.4.1.1.2. Libertad asistida
1.4.1.1.3. Prestación de servicios a la
comunidad
1.4.1.1.4. Libertad restringida
1.4.1.2. Privativas de la libertad
1.4.1.2.1. Internación
1.4.1.3. Medidas Accesorias
1.4.2. Ejecución de medidas socioeducativas
1.4.3. Egreso del adolescente
1.5. Derechos individuales
1.6. Principios
1.7. Garantías
1.7.1. Sustanciales
1.7.2. Procesales
1.8. Enfoques
1.8.1. Socioeducativo
1.8.2. Sistémico
2. Perfil Psicológico del adolescente infractor
2.1. Características
2.1.1. Conducta social
2.1.2. Actitud escolar
2.1.3. Perfil psicológico
2.2. Tipos de adolescentes infractores
2.2.1. Insolente
2.2.2. Indolente
2.2.3. Incorregible
EL ADOLESCENTE EN CONFLICTO CON LA LEY PENAL
I. MENOR INFRACTOR
1. EL ADOLESCENTE INFRACTOR SEGÚN LA LEY PERUANA
Según la ley peruana los menores de edad no cometen delitos, sino
infracciones (Código de los Niños y Adolescentes, aprobado por Ley N°
27337), por ello, son recluidos en un centro especial mas no en centros
penitenciarios.
Esta política, es respaldada por la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño (1989), de la cual Perú es parte. La razón detrás de este
lineamiento, es que el menor necesita una atención especializada, dado
que no ha alcanzado el nivel de madurez emocional y psicológica de un
adulto. Así la convención establece que, si un menor es juzgado y
considerado culpable de una infracción, debe recurrirse a su internamiento
como último recurso y nunca en las mismas prisiones ni condiciones que
las personas adultas.
Por esta razón, muchas pandillas y extorsionadores suelen recurrir a
menores y valerse de ellos para cometer sus crímenes1.
De igual modo, en diversos reportes, señalan que las bandas criminales
optan por reclutar adolescentes a quienes entrenan para cometer sus más
atroces fechorías en: “escuelas para sicarios”. Es así, que en las prisiones
se establecen desde el organigrama hasta la modalidad del crimen. Un
caso emblemático es la intervención del penal El Milagro, en Trujillo, al
norte del Perú, zona considerada de alto índice de delincuencia, donde el
pasado abril de 2015, se constató que dentro de la banda de Mamerto
Florián López, famoso delincuente conocido como “Cojo Mame”, habían
dos integrantes menores de edad2.

2. DEFINICION DE MENOR INFRACTOR


Solo es posible hablar de una definición operativa de Menores Infractores,
puesto que existe una dificultad para plantear una definición, debido
básicamente a la amplitud de su contenido. En ese sentido, aun cuando
persiste el debate en torno a si es correcto referirse a niños, niñas o
adolescentes como “menores” dada la idea de inferioridad que involucra el
término. En este contexto, a partir de la firma de la Convención, el concepto
menor deriva de la posición de menor de edad y aun cuando ambos
términos, por razones de apego o tradición sean empleados indistintamente
para referirse a niños, niñas o adolescentes sin ser sinónimos, sus

1
Informe del Diario el Comercio. Los problemas de los centros de reinserción juvenil. Domingo 14 de junio
del 2015. Sitio web: http://elcomercio.pe/sociedad/lima/problemas-centros-reinsercionjuvenil-informe-
noticia-1818559 9 Diario El Comercio. El 'Cojo Mame' y el organigrama de su
2
Diario El Comercio. El 'Cojo Mame' y el organigrama de su banda. 23 de abril del 2015. Sitio web:
http://elcomercio.pe/sociedad/la-libertad/cojo-mame-y-organigrama-su-banda-fotointeractiva-noticia-
1806045.
consecuencias concurren cuando se subordinan al ámbito del derecho
pues aluden a la persona que aún no ha alcanzado la edad establecida por
el ordenamiento nacional para el pleno ejercicio de sus derechos y de sus
deberes y responsabilidades3.
La opinión Consultiva OC-17/2002 de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, ha expresado
que no obstante durante sus debates se han planteado las diferencias entre
los términos menor de edad y niño; no entrará a considerar las
implicaciones de las diversas expresiones con que se designa a los
integrantes de la población menor de 18 años pues para los fines de la
opinión, es suficiente la diferencia entre mayores y menores de edad. Por
ende, se debe precisar que la edad es un factor de gran importancia que
considera menor de edad a quien por su desarrollo físico y psíquico no tiene
la capacidad de autodeterminación del hombre para actuar conforme con
el sentido.
De manera sencilla entonces, podemos definir a menores infractores como
aquellas personas, menores de 18 años que realizan conductas tipificadas
como delitos o faltas por las leyes penales vigentes. De esto se deduce que
un menor de edad cuando comete un ilícito se le somete a un régimen de
atención especial.
3. DEFINICION DE ADOLESCENTE INFRACTOR
Para definir que es un adolescente, nos orientamos en el Código del Niño
y Adolescente que considera “a todo niño o niña hasta cumplir los 12 años
de edad y adolescentes desde los 12 hasta cumplir los 18 años de edad”
en su artículo 1 del título preliminar4.
Por otro lado “se considera adolescente infractor a aquel cuya
responsabilidad ha sido determinada como autor o partícipe de un hecho
punible tipificado como delito o falta en la ley penal”.
De esta manera debe entenderse al adolescente como aquella persona
menor de 18 años. Entonces se puede decir que, el código otorga
responsabilidad tanto a los niños como a los adolescentes que infringen la
ley penal, estableciendo adolescente infractor a la persona mayor de 14
años el cual será pasible de medidas socio-educativas.
Al respecto CHUNGA, hace las siguientes aclaraciones que “para efectos
de la sanción o medida socio-educativa, el Perú considera al adolescente
infractor a partir de los 14 años de edad. En otros países latinoamericanos
la edad fluctúa entre 12, 13 y 14 años”5.
De otro lado para ORTIZ, “el adolescente infractor es aquella persona de
ambos sexos entre catorce y dieciocho años de edad que realiza una

3
Cfr. BRAVO GAMARRA, Daysi E. El Adolescente Infractor en el Perú ¿Mínima intervención, máximas
garantías?, Lima, Jurista Editores, 2014, p. 34.
4
5 CHUNGA LAMONJA, Fermin. Derechos de Menores, 6a ed, Lima, Grijley, 2002, p. 284.
5
CHUNGA LAMONJA, Fermin. El adolescente infractor y la ley penal, Lima, Grijley, 2007, p. 17
conducta prevista como delito según la legislación penal vigente”6. Se debe
precisar que la legislación nacional comprende, dentro de la categoría de
menores, tanto a los niños y niñas. Los adolescentes menores de 18 años
son aquellas personas que no cometen delitos, sino infracciones o faltas
leves; por lo tanto no se les debe llamar delincuente, criminal, sicario; en su
lugar se les debe llamar “infractor”, “adolescente en conflicto con la ley”,
“joven en conflicto con la ley”, “adolescente acusado de haber cometido una
infracción”. Ahora bien, la Convención sobre los Derechos del Niño
establece en su artículo 1 que: “para los efectos de la presente Convención
se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo en
virtud de la ley que le sea aplicable haya alcanzado la mayoría de edad”.
Esta protección hace mención que a los 18 años se constituye una edad de
referencia máxima general. Es por ello, que si un menor comete una
infracción a la ley penal deberá ser derivada a la Justicia Penal Juvenil y no
ser juzgado como un adulto.
Como afirma CRUZ, los menores infractores “son aquellas personas
menores de 18 años que realizan conductas tipificadas como delitos por la
leyes penales vigentes, no siendo aplicable al caso del menor, la noción de
la pena, como consecuencia del acto ilícito, por no poderse acreditar su
conducta antijurídica como delito, surge la necesidad de someterles a un
régimen especial de atención, el cual debe buscar protegerlos, tutelarlos”7.
Por su parte, BRAVO, al tratar el tema de menores infractores considera
que “la minoría de edad es un estado civil que lleva implícita la protección,
describe una circunstancia, un concepto jurídico delimitado por el derecho
positivo, un estado en el que se encuentra la persona los primeros años de
su vida. Se considera menor de edad a quien por su desarrollo físico y
psíquico no tiene la capacidad de autodeterminación del hombre para
actuar conforme con el sentido. La mayoría de edad en cambio, conlleva la
posibilidad del goce y ejercicio pleno de los derechos que la legislación
reconoce a toda persona sin discriminación”
4. MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS
La Corte interamericana de Derechos Humanos en la Opinión Consultiva
17/2002 ha señalado que8 “(…) en consideración a que la sanción en esta
jurisdicción especial busca rehabilitar y no reprimir, el internamiento debe
ser la última medida. Antes deben valorarse otras medidas de carácter

6
ORTIZ CABELLOS, Úrsula Gianina. La necesidad de criterios objetivos de determinación de las medidas
socioeducativas en el sistema de justicia penal juvenil, Tesis para optar el grado de Magister, Chiclayo,
USAT, 2014, p. 46.
7
CRUZ CRUZ, Elba. El concepto de menores infractores. [Ubicado el 12 X 2015]. Obtenido en
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/posder/cont/5/cnt/cnt17.pdf.
8
Opinión Consultiva OC-17/2002, "Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niños", OC-
17/2002, Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), 28 Agosto 2002, disponible
en esta dirección: http://www.refworld.org.es/docid/57f76e461.html [Accesado el 16 Noviembre
2018]
socioeducativo como: orientación familiar, imposición de reglas de
conducta, prestación de servicios a la comunidad, la obligación de reparar
el daño y libertad asistida”.
Villanueva. (2004) señala que “se entiende por medidas socioeducativas, a
la aplicación de sistemas o métodos especializados con aportación de las
diversas ciencias, técnica y disciplinas pertinentes, a partir del diagnóstico
de personalidad para lograr la adaptación social del menor”9
4.1. Medidas socioeducativas contempladas en el ordenamiento
jurídico.
Estas medidas se encuentran prevista en el Código de
Responsabilidad Penal del Adolescente, por lo que se analizará tanto
aspectos positivos como negativos; para finalmente concluir si el
modelo de justicia juvenil aplicable es restaurativo o punitivo.
4.1.1. Medidas socioeducativas no privativas de libertad
a. Amonestación
Esta medida ha sido ampliamente considerada en diversas
legislaciones juveniles debido a que ha mostrado gran
eficacia respecto a infracciones de poca o mediana gravedad.
Según el artículo 158 del CRPA la amonestación consiste en
la llamada de atención que hace el Juez al adolescente
exhortándolo a cumplir con las normas de convivencia social.
Dicha exhortación tiene alcance a los padres, tutores o
responsables del adolescente, a quienes se les hace una
llamada de atención comprometiéndoles a que ejerzan mayor
control sobre la conducta del adolescente y advirtiéndoles las
consecuencias jurídicas de reiterarse la infracción.
Esta llamada de atención debe ser clara y directa, de manera
que el adolescente infractor y las personas responsables de
su conducta comprendan la ilicitud de los hechos cometidos.
En ese sentido, el juez debe utilizar un lenguaje simple y
comprensible para un menor de edad, es decir, la explicación
de las consecuencias jurídicas en un caso de reiteración debe
ser transmitida al adolescente de modo que pueda
comprenderla, lo que implica que no involucre excesivas
expresiones científicas o técnicas que finalmente resulten
incomprensibles y que en consecuencia, carecen de
referencias o significados tanto para el adolescente como
para los responsables de vigilar su conducta; por el contrario,
todos éstos no deben salir de la audiencia de lectura de
sentencia sin haber entendido cual es el motivo de la
amonestación y las consecuencias jurídicas que se derivan si

9RUTH VILLANUEVA, “Menores Infractores y Menores Víctimas”, Editorial Porrua, Av.


República Argentina 15 México, 2004
el adolescente infractor no se somete a las advertencias que
formula el juez y los resultados que surgirían frente a la
comisión de otros hechos más graves10, es así que la
ejecución de la amonestación queda condicionada al
cumplimiento de las medidas accesorias, las que pueden ser
dictadas por un plazo no mayor de seis (06) meses.
La especialista Jiménez11 señala que “muchos de los
adolescentes infractores provienen de familias disfuncionales,
en la que – en la mayoría de los casos – los padres han
perdido control sobre sus hijos”; por tanto, teniendo en cuenta
que la finalidad de esta sanción es una llamada de atención
hacia el menor, y lo que se busca también es el
involucramiento de los padres, consideramos necesario que
se apertura en establecimientos en donde se puedan tratar a
menores con problemas de conducta o donde se puedan
orientar a padres de familia que han perdido control sobre sus
hijos.
Ahora bien, a través del Sistema de Reinserción Social del
Adolescente en Conflicto con la Ley Penal se ha previsto para
este tipo de casos la atención de los progenitores a través de
una escuela de padres12, es así que para la atención de estos
casos, por ejemplo en el departamento de Piura sólo existe
un Sistema de Orientación al Adolescente en el departamento
de Tumbes, lo cual dificulta una atención especializada al
menor y a su familia por la lejanía del lugar.
Aunado a ello, según un informe elaborado por el diario El
Comercio señaló que entre los problemas que tienen los
centros juveniles están los parámetros del sistema de
reinserción social en el que se establece que debería haber
un psicólogo por cada 30 internos, en 5 de los 9 centros
juveniles hay, en promedio, solamente un psicólogo por cada

10
Lex & Iuris. Estudios de Justicia Penal Juvenil en el Perú. GARCÍA HUAYAMA, Juan Carlos.
“Las sanciones para los adolescentes infractores de la ley penal”. Lima, Diciembre 2016. Pág.
155-156
11 ARCE GUZMÁN, Andrea Paola. La propuesta de la Doctrina de la Protección Integral del

menor en conflicto con la ley penal. Revista Polemos. Derecho & Sociedad Civil. Lima, 6 de
diciembre de 2012, Pág. 11-12. http://blog.pucp.edu.pe/blog/derysoc/ 2013/02/17/polemos-no-6-
responsabilidad-penal-de-los-menores-de-edad/ [En línea] [Consulta: 23 de agosto del 2016]
12 Así establece el SRSALP en su apartado V. Dimensiones de la Intervención “(…)

5.2.- Atención familiar: a) la conducta infractora del adolescente está directamente vinculada con
la dinámica familiar, generalmente caracterizada por la desorganización, la misma que
generalmente encuentra su explicación en los niveles de desinformación, que en muchos casos
es alarmante.
5.3.- Este nivel de intervención se orienta a cubrir estas carencias y necesidades con una labor
permanente de
Orientación y Consejería. Asimismo tomando en cuenta la problemática familiar existente, el
padre o tutor pueden ser incorporados al programa de Escuela para Padres”
100 jóvenes. En países como España el número de
profesionales es mucho más alto, y en Chile los psicólogos y
asistentes sociales realizan un trabajo en duplas con cada
uno de los jóvenes13 .
Ante esto, creemos acertadas las estrategias que propone el
Plan PUEDO, tal como crear centros orientación a padres y
madres de familia, casas de juventud para menores que
tengan indicios de violencia o hayan cometido por primera vez
alguna falta leve, la creación de programas de intervención
para adolescentes en riesgos y la aplicación de un sistema de
prevención de violencia escolar, todo ello podría ayudar a
prevenir la comisión de delitos, la formación de jóvenes
rebeldes y con problemas de conducta.
Asimismo, creemos que, para este tipo de infracciones, las
cuales suelen ser leves, los operadores de justicia deben
promover la aplicación de la remisión fiscal o judicial a fin de
que la misma se otorgue no a través de una sentencia, sino
de una resolución que ponga, en la medida de lo posible, fin
al proceso lo más rápido posible.
b. Libertad asistida
Esta medida consiste en otorgar libertad al adolescente
sancionado, quien queda sometido a los programas
educativos y recibe orientación con la asistencia de
especialistas y personas con conocimientos o aptitudes en el
tratamiento del adolescente (Art. 159.1 CRPA), esta medida
se aplica por un plazo mínimo de seis (06) y máximo de doce
(12) meses.
Esta medida se ejecuta en entidades públicas o privadas que
desarrollen programas educativos o de orientación para
adolescentes; los cuales son supervisados por el Servicio de
orientación al adolescente (SOA) del lugar. Asimismo, debe
informar al Juez sobre el cumplimiento de esta medida
socioeducativa y sobre la evolución del adolescente cada tres
meses o cuando se requiera.
De la revisión que hemos efectuado al SRSALP se establece
– entre otras disposiciones – las intervenciones técnicas en
medio abierto, así el Título Tercero en el Capítulo X
denominado “programa formativo” señala que14 se trata de
“un apoyo intensivo basado en una educación de valores y el

13 Véase en http://elcomercio.pe/sociedad/lima/problemas-centros-reinsercion-juvenilinforme-
noticia-1818559 [En línea] [Consulta: 16 de noviembre del 2016].
14
Véase en:
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/cbd5a00045d5ef61bd8ffdd6226b5e16/SRSALP.pdf?M
OD=AJPERES. (en línea). [Consulta: 16 de noviembre del 2016].
aprendizaje de habilidades sociales orientado a la formación
personal del adolescente (…)15 ”, asimismo señala que la
metodología a aplicar es la pedagógica preventiva, aplicando
acciones estratégicas de intervención que actúan en forma
evolutiva en el adolescente para contribuir al desarrollo y
afirmación de sus potencialidades y cambio de actitudes que
favorezcan a su adecuada inserción social.
Asimismo, en el capítulo V de las dimensiones de intervención
se señala en el apartado 5.2. Formación educativa (…) a)
Técnicas de Intervención, lo siguiente: “1. Módulo Educativo.
- Talleres educativos que desarrollan en forma ordenada y
secuencial los contenidos o temas que llevan al aprendizaje
de habilidades sociales, capacidades y a la adquisición de
valores para la expresión del crecimiento personal del
adolescente.
Los temas ejes son: autoestima, comunicación, control de ira,
salud sexual y reproductiva, toma de decisiones, proyecto de
vida y otros que se consideren pertinentes”
c. Prestación de servicios a la comunidad
Esta medida es una manifestación directa de la justicia
restaurativa que poco a poco se está instaurando en nuestra
legislación interna. La norma indica que consiste en la
prestación de servicios a la comunidad relacionado a la
prestación de tareas gratuitas, de interés social en entidades
asistenciales, de salud, educación u otras instituciones
similares, ya sean públicas o privadas, autorizadas para tal fin
por la institución a cargo de los centros juveniles. Las tareas
o labores a realizar deben ser acordes a la aptitud del
adolescente sin perjudicar su salud, escolaridad ni trabajo,
debiendo cumplirse en jornadas, sin perjudicar su salud, su
asistencia regular a un centro educativo o de trabajo. Cada
jornada está compuesta de seis (06) horas semanales, entre
los días sábados, domingos o feriados.
Es importante que la norma señale que las labores a realizar
se encuentren en relación con el bien jurídico lesionado, pues
de este modo se reforzaría el carácter educativo de la
sanción, ya que a través de dichas actividades el adolescente
podría comprender mejor las consecuencias negativas de la
acción ilícita que cometió16.

15
Sistema de Reinserción del Adolescente en conflicto con la Ley Penal, Poder Judicial. Pág.
56
16
Lex & Iuris. Estudios de Justicia Penal Juvenil en el Perú. GARCÍA HUAYAMA, Juan Carlos.
“Las sanciones para los adolescentes infractores de la ley penal”. Lima, Diciembre 2016. Pág.
158.
El jurista GARCÍA HUAYAMA17señala que “es adecuado
establecer como requisito el consentimiento del menor de
edad, pues la prestación de servicios a la comunidad que no
cuente con el aval del sentenciado, no alcanzaría los objetivos
para los que se ordenan. No hay que olvidar que es una
medida generalmente destinada a favorecer a una población
que requiere de atención y cuidados especiales, que las áreas
donde intervendrán son entidades públicas o asistenciales
donde se necesita un mínimo de disposición para evitar que
terceros resulten perjudicados”.
En este sentido, los gobiernos locales juegan un papel
importante en cuanto a la aplicación de esta medida debido a
que – muchas veces – en dichos establecimientos se
cumplirán dichas medidas. Por consiguiente, los mismos
deberán brindar las facilidades para que los adolescentes
cumplan con sus labores como, por ejemplo, el recojo de la
basura.
De acuerdo a nuestro sistema normativo, la prestación de
servicios a la comunidad tiene una duración no menor de ocho
(08) ni mayor de treinta y seis (36) jornadas. El Servicio de
Orientación al Adolescente o quien haga sus veces realizará
el seguimiento de la ejecución de esta medida socioeducativa.
El adolescente puede ser autorizado para prestar estos
servicios en los días hábiles semanales, computándose la
jornada correspondiente. Para tal efecto, el Juez toma en
consideración las circunstancias particulares del adolescente.
Asimismo, las unidades receptoras, a través de la institución
a cargo de los Centros Juveniles deben informar al Juez sobre
el cumplimiento de la medida socioeducativa por el
adolescente infractor cada dos (02) meses, cuando se le
requiera o cuando exista un incumplimiento injustificado.
d. Libertad restringida
Esta es una medida socioeducativa en medio libre 18 que se
ejecutará a través de la asistencia diaria y obligatoria del
adolescente a programas de intervención diferenciados de

17
Teniendo en cuenta que el objetivo de la medida es sensibilizar emocionalmente al
adolescente, hasta el punto que pueda comprender que está realizando una labor útil a la
sociedad. Si dicha medida se aplica de manera coercitiva, estaría revestida de arbitrariedad e
inmediatamente cambiaría el significado para el adolescente, quien lo interpretaría como una
especie de trabajo forzado.
18
Con la dación del Decreto Legislativo N° 1204 contempló a esta medida como una sanción
privativa de libertad, por lo que nos parece idóneo que se haya cambiado a medida
socioeducativa en medio libre pues la misma está a cargo de un Servicio de Orientación al
Adolescente, no necesariamente privado de su libertad. El Decreto Legislativo N° 1204 tenía,
definitivamente, un enfoque punitivo.
enfoque formativo-educativo, sin discriminación de género, de
enfoque formativo – educativo, que orientan y controlan sus
actividades, cuya duración es no menor de seis (06) meses ni
mayor de un (01) año.
Ésta medida se ejecutará en Servicios de Orientación al
Adolescente o en instituciones públicas o privadas con fines
asistenciales o sociales; las mismas que deberán informar
sobre la evaluación, seguimiento y resultados de los
programas de intervención diferenciados cada (3) tres meses
al Juez y el Fiscal.
Esta figura jurídica, al igual que la medida del servicio a la
comunidad se diferencia porque en este caso la obligación
que se impone al adolescente es acudir a centros de
orientación y/o educativos, esta práctica restaurativa es
parcial pues la víctima no participa de la determinación de la
reparación, además el adolescente es sometido al proceso
judicial y cumple esta medida contenida en una sentencia19.
En ese sentido, consideramos conveniente lo planteado en el
Plan PUEDO con relación al necesario fortalecimiento del
Servicio de Orientación al Adolescente lo cual implica la
implementación de dicho programa en distritos judiciales
donde hay mayor incidencia de infracciones por parte de
adolescentes, sobre todo, en zonas alejadas se pueden
implementar SOA descentralizados monitoreados por un área
específica del Poder Judicial o Ministerio Público, según sea
el caso.
La implementación de los SOA no implica inversiones en
infraestructura, ya que se pueden lograr convenios con
municipalidades, instituciones públicas y/o privadas o
instituciones educativas que cedan sus instalaciones para el
desarrollo de las actividades programadas.
Un factor clave de esta medida resulta que se cuente con un
equipo multidisciplinario que permita garantizar la ejecución
eficiente y de calidad de los programas diseñados por los
SOA.
Por otro lado, el Decreto Legislativo N° 1204 introdujo como
sanción no privativa de libertad a la figura de la reparación
directa a la víctima; la cual ha sido dejada sin efecto por el
Nuevo Código de Responsabilidad Penal del Adolescente,
decisión que nos parece acertada ya que – como señala el
jurista Merino Guerrero – dicha figura identificada como

19Lex & Iuris. Estudios de Justicia Penal Juvenil en el Perú. MERINO GUERRERO, Jastmc
Nadeira. “Prácticas restaurativas en la justicia penal juvenil”. Lima, Diciembre 2016. Pág. 89.
sanción resultante de una decisión jurisdiccional no tenía
identificado cuál era el fin educativo, ya que lo único que
buscaba era reparar el daño a la víctima y olvidaba al
adolescente como parte también afectada y a su necesidad
de recibir una orientación que le permitiera concientizar el
daño, su rehabilitación y su reinserción a fin de que no pueda
infringir la ley; por lo que lo más factible para hacer efectiva
esta figura era la aplicación de la remisión judicial20.
Debido al enfoque punitivo que tenía el Decreto Legislativo N°
1204 el Comité de los Derechos del Niño hizo un llamado a la
reformulación de las sanciones, señalando su preocupación
por la insuficiente utilización de medidas alternativas no
privativas de libertad y el recurso excesivo del
encarcelamiento; el hacinamiento y las deficientes
condiciones existentes en los lugares de detención. Por tanto,
instó al Estado Peruano a promover, siempre de ser posible,
medidas extrajudiciales y alternativas al encarcelamiento,
como la libertad vigilada, la mediación, la asistencia
psicológica o el servicio a la comunidad, y asegurar que el
encarcelamiento se utilice como último recurso y durante el
periodo más breve posible.
En ese sentido, el Código de Responsabilidad Penal del
Adolescente ha regulado la figura del mecanismo
restaurativo21, mediante el cual se permite la intervención
especializada de un conciliador, un mediador o un tercero
autorizado por la autoridad fiscal o judicial competente, que
permite el diálogo entre las partes para llegar a un acuerdo
sobre la reparación del daño a la víctima por parte del
adolescente, que sirva para la aplicación de la remisión, el
acuerdo reparatorios, la terminación anticipada u otros
supuestos permitidos por la ley.
Es decir, el legislador ha previsto una figura que permite la
aplicación de prácticas restaurativas que permiten el
acercamiento de las partes; a través de la reparación a la
víctima y un tratamiento para el adolescente infractor a través
de – por ejemplo – la remisión. Aplaudimos esta
incorporación, pues esta figura es una manifestación de la
justicia juvenil restaurativa.
Una novedad que introduce el CRPA es que los operadores
de justicia, al momento de dictar sentencia, además
establecer la duración de la medida socioeducativa, debe

20
Lex& Iuris. Estudios de Justicia Penal Juvenil en el Perú. MERINO GUERRERO, Jastmc
Nadeira. “Prácticas restaurativas en la justicia penal juvenil”. Lima, Diciembre 2016. Pág. 79
21
Regulado en el artículo 142 CRPA
contemplar que dicha medida puede darse por cumplida a las
dos terceras partes del plazo señalado, siempre que el
adolescente participe en los programas de tratamiento o
cumpla las medidas accesorias establecidas por el Juez. En
ese sentido, se incentiva al adolescente a cumplir a cabalidad
con la medida socioeducativa impuesta a fin de acceder al
beneficio de reducir el tiempo de sanción, privilegiando de ese
modo el derecho al desarrollo integral del adolescente y lo
establecido por la Convención de los Derechos del Niño que
las medidas impuestas a los niños y adolescentes deben ser
respetuosas de sus derechos.
4.1.2. Medida socioeducativa privativa de libertad
a. Internación
El artículo 162.1 del CRPA establece que es una medida
socioeducativa privativa de libertad de carácter excepcional y
se aplica como último recurso, siempre que se cumpla
cualquiera de los siguientes presupuestos:
1. Cuando se trate de hechos tipificados como dolosos y
sean sancionados en el Código Penal o leyes especiales,
con pena privativa no menor de seis años, siempre que haya
puesto deliberadamente en grave riesgo la vida o la
integridad físico o psicológica de las personas.
2. Cuando el adolescente haya incumplido injustificada y
reiteradamente las medidas socioeducativas distintas a la de
la internación; o
3. La reiteración en la perpetración de otros hechos
delictivos, cuya pena sea mayor de seis años de pena
privativa de libertad en Código Penal o leyes especiales en
un lapso que no excede de dos años.
La internación no puede aplicarse cuando el hecho punible se
encuentre tipificado como delito doloso y sancionado en el
Código Penal o Leyes especiales, con penas distintas a la
privativa de libertad. En ningún caso la duración de la medida
socioeducativa de internación puede ser mayor a la pena
abstracta establecida en el tipo penal doloso del Código Penal
o Leyes especiales.
La internación debe fundamentarse en la sentencia
condenatoria, señalando la necesidad, idoneidad y
proporcionalidad de su elección respecto de otras medidas
socioeducativas en virtud al principio educativo y al principio
del interés superior del adolescente, es así que la duración de
la medida socioeducativa de internación es de uno (01) hasta
seis (06) años como máximo, cuando se cumpla cualquiera
de los presupuestos señalados en el artículo 162.1.
Sin embargo, la medida socioeducativa de internación de
acuerdo al artículo 163.2, es no menor de cuatro (04) ni mayor
de seis (06) años, cuando el adolescente tenga entre dieciséis
(16) y menos de dieciocho (18) años de edad y se trate de los
siguientes delitos:
1. Parricidio
2. Homicidio calificado
3. Homicidio calificado por la condición de la víctima
4. Feminicidio
5. Lesiones graves (segundo y tercer párrafo)
6. Lesiones graves cuando la víctima es menor de edad, de
la tercera edad o persona con discapacidad
7. Lesiones graves por violencia contra la mujer y su entorno
familiar
8. Instigación o participación en pandillaje pernicioso
9. Secuestro
10. Trata de personas
11. Formas agravadas de la trata de personas
12. Violación sexual
13. Violación de persona en estado de inconsciencia o en la
imposibilidad de resistir
14. Violación de persona en incapacidad de resistencia
15. Violación sexual de menor de edad
16. Robo agravado
17. Extorsión
18. Promoción o favorecimiento al Tráfico Ilícito de Drogas y
otros
19. Tráfico Ilícito de Insumos Químicos y Productos
Fiscalizados
20. Comercialización y cultivo de amapola y marihuana y su
siembra compulsiva
21. Formas agravadas de tráfico de drogas

Es importante mencionar, que cuando se trate de los delitos


antes mencionados y el adolescente tenga entre catorce (14)
y menos de dieciséis años (16), la medida socioeducativa de
internación es no menor de tres (3) ni mayor de cinco (5) años.
Excepcionalmente, cuando se trate del delito de sicariato
(108-C) o violación sexual de menor de edad seguida de
muerte o lesión grave (173-A), así como de los delitos
regulados mediante Decreto Ley N° 25475, la medida de
internación puede durar de seis (06) a ocho (08) años, si el
adolescente tiene entre catorce (14) y menos de dieciséis (16)
años y de ocho (08) a diez (10) años, si el adolescente tiene
entre dieciséis (16) y menos de dieciocho (18) años de edad.
Cuando se trate de delitos distintos a los señalados en el
artículo 163.2, la medida socioeducativa de internación es no
menor de uno (01) ni mayor de (04) cuatro años, para los
adolescentes entre catorce (14) y dieciocho (18) años de
edad.
El Juez debe considerar el período de la internación
preventiva al que fue sometido el adolescente, abonando el
mismo para el cómputo de la medida socioeducativa
impuesta.
Debemos advertir que la internación es cumplida en Centros
Juveniles exclusivos para adolescentes, preferentemente en
el más próximo al entorno familiar y social del infractor. Los
adolescentes son ubicados según su edad, sexo, la gravedad
de la infracción y el informe preliminar del Equipo Técnico
Interdisciplinario del Centro Juvenil y el traslado del
adolescente de un Centro Juvenil a otro es autorizado
exclusivamente por la institución a cargo de los Centros
Juveniles y procede en atención a cualquiera de los siguientes
supuestos:
1. El adolescente lidera o participa en reyertas, motines,
fugas u otros actos violentos en contra de la autoridad del
Centro Juvenil, otro adolescente o cualquier otra persona;
2. Hacinamiento o sobrepoblación;
3. Funcionamiento de un nuevo Centro Juvenil;
4. Salud del adolescente interno;
5. A solicitud del adolescente, por razones de seguridad
personal, salud o unidad familiar, previa evaluación del
caso;
6. Cuando su permanencia en el Centro Juvenil de origen
represente un perjuicio en su tratamiento;
7. Por encontrarse en peligro la integridad física del
adolescente; y
8. Por razones de seguridad del Centro Juvenil,
debidamente fundamentada.
En el caso que el adolescente adquiere la mayoría de edad
durante el cumplimiento de la internación, permanecerá en el
Centro Juvenil, hasta el cumplimiento de la medida.
Por otro lado existen casos especiales de traslado, con previo
informe fundamentado del Centro Juvenil de origen de las
razones de seguridad que lo ameritan, el adolescente que ha
cumplido la mayoría de edad es trasladado a un ambiente del
Establecimiento Penitenciario que habilite el Instituto Nacional
Penitenciario para tal fin, siendo ubicados en un ambiente
especial que se encuentre separado y sin contacto alguno con
la población penal ordinaria, donde continúa con su
tratamiento individual, este ambiente debe contar con
servicios adecuados para la atención de los derechos del
adolescente, de manera similar a todo Centro Juvenil. La
administración del ambiente y el desarrollo del tratamiento
individualizado se encuentran a cargo del personal de la
institución a cargo de los Centros Juveniles.
La disposición de traslado es de carácter administrativa y de
competencia exclusiva de la institución a cargo de los Centros
Juveniles, que autoriza o deniega la solicitud de los directores
de los Centros Juveniles de origen, esta decisión es
impugnable ante el Juez que otorgó la medida.
El traslado es revisable por la institución a cargo de los
Centros Juveniles, a los seis (06) meses, previo informe del
Equipo Interdisciplinario del Centro Juvenil.
Una vez dada la internación, son obligatorias las actividades
pedagógicas y las evaluaciones periódicas al adolescente por
el Equipo Técnico Interdisciplinario del Centro Juvenil, así
como su participación en programas psicoterapéuticos,
tratamiento de comportamiento, multisistémicos y los que
correspondan, atendiendo a un plan individualizado en el que
se tendrá en cuenta las condiciones personales del
adolescente, garantizándose sus estudios o la continuidad de
estos de ser el caso, así como su participación en programas
orientados al desarrollo personal y a la preparación para la
vida laboral del adolescente.
En el caso de la internación preventiva, el desarrollo de las
actividades pedagógicas y los programas se desarrollarán
respetándose la presunción de inocencia y el consentimiento
del adolescente, garantizándose el respeto al derecho a la
educación y a la salud.
4.1.3. Medidas accesorias

Estas pueden ser aplicadas de manera simultánea a una


medida socioeducativa no privativa de libertad. El Juez debe
precisar las medidas accesorias aplicables al caso concreto, su
duración es la misma que la medida socioeducativa aplicada.

Las medidas accesorias que puede dictar el Juez son las


siguientes:

1. Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de lugar


de residencia al actual;
2. No frecuentar a determinadas personas;
3. No frecuentar bares, discotecas o determinados centros de
diversión, espectáculos u otros lugares señalados por el
Juez;
4. No ausentarse del lugar de residencia sin autorización
judicial previa;
5. Matricularse en una institución educativa (pública o privada)
o en otra cuyo objeto sea la generación de un oficio o
profesión;
6. Desempeñar una actividad laboral o formativa laboral;
siempre que sea posible su ejecución y se adecúe a la
legislación sobre la materia;
7. No consumir o ingerir bebidas alcohólicas o drogas;
8. Internar al adolescente en un centro de salud, público o
privado, para un tratamiento desadictivo;
9. Participar en programas educativos o de orientación; y, otras
que el Juez considere adecuada y fundamente en la
sentencia condenatoria.
4.2. Egreso del adolescente
Cuando el adolescente este próximo a egresar del Centro Juvenil o
terminar su vínculo con el Servicio de Orientación del adolescente
debe brindársele una preparación para su estadía en el medio libre,
con asistencia del personal a cargo de su atención, esta debe incluir
el derivar a la familia a programas de contención para lograr el
acompañamiento familiar. La institución a cargo de los Centros
Juveniles, debe incluir como parte del tratamiento del adolescente, el
seguimiento y asistencia que se le debe brindar al menos durante los
seis (06) meses posteriores a haber cumplido la medida
socioeducativa, este incluye la atención por los profesionales del
Centro Juvenil o el Servicio de Orientación al Adolescente en las
necesidades sociales, psicológicas, legales, medicas, educativas y
laborales del adolescente; el personal debe ser formado y capacitado
continuamente en temas de infancia y juventud, respeto de los
derechos humanos, enfoque de género y el tratamiento del
adolescente. Debemos recordar que necesariamente para efectuar
ambas actividades se requiere del consentimiento del adolescente.
Por último, para dar cumplimiento a la finalidad de la presente Ley y
lograr la reinserción familiar, social y laboral de los adolescentes, la
entidad a cargo de los Centros Juveniles coordina las acciones y
estrategias con los sectores del Estado, así como con instituciones
públicas y/o privadas, implementando los mecanismos necesarios con
las autoridades nacionales, regionales y/o municipales, para
implementar:
1. Los programas de atención durante la ejecución de las medidas
socioeducativas.
2. El seguimiento y asistencia que le permitan al adolescente
reestablecerse con la comunidad.
5. DERECHOS INDIVIDUALES
Es importante conocer los derechos individuales que ostenta el adolescente
infractor, los cuales están materializados en el Código del Niño y
Adolescente, asimismo, deben concordar con aquellas que describe la
Convención sobre los Derechos del Niño y demás instrumentos
internacionales ratificados por nuestro país.
Por lo que se indica que el inicio de toda sanción al presunto infractor debe
nacer de la base de respetar sus derechos perennizados en nuestro Código
de los niños y Adolescente, el cual tiene como base legal la Convención de
Derechos del Niño, por lo que resulta idóneo mencionar lo estipulado en el
artículo 37 inciso B.

Artículo 37 inciso b) Ningún niño sea privado de


su libertad ilegal o arbitrariamente. La detención, el
encarcelamiento o la prisión de un niño se llevarán a cabo
de conformidad con la ley y se utilizará tan sólo como
medida de último recurso y durante el período más breve
que proceda;

Como se ha mencionado El Código de los Niños y Adolescente, señala los


derechos del adolescente infractor, los cuales no son de carácter
excluyente sino enumerativo, y es por esta razón que se deberán de
adicionar los contenidos en la Declaración de los Derechos Humanos, en
la Convención sobre los Derechos del Niño y demás instrumentos
internacionales ratificados por nuestro país.

El niño o adolescente pueden ser sujetos activos en la comisión de un delito


o falta; sin embargo años atrás no se le consideraba al niño con derecho a
ser informado de la causa de su detención ni la obligación de sus captores
a comunicar el hecho al Fiscal, Juez, Padres o responsables de tal
detención, ni se le respetaba sus Derechos ni Garantías de un debido
proceso; es por ello, que El Código de los Niños y Adolescente, establece
los derechos individuales del Niño y adolescente:

Artículo 185.- detención: Ningún adolescente debe ser


privado de su libertad sino por mandato escrito y motivado
del Juez, salvo en el caso de flagrante infracción penal,
en el que puede intervenir la autoridad competente.
El artículo en mención no incluye al niño como sujeto pasible de ser privado
de su libertad, y solo considera al adolescente, quien podrá ser privado de
su libertad en el caso de flagrante infracción penal.

Artículo 186.- Impugnación: El adolescente puede


impugnar la orden que lo ha privado de su libertad y
ejercer la acción de Hábeas Corpus ante el juez
especializado.

En este artículo al considerar solo al adolescente como sujeto pasible de


ser privado de su libertad, se le faculta a impugnar la orden que lo ha
privado de tal derecho y a ejercer la acción de Habeas Corpus ante el Juez
Especializado, ya que, cualquier persona en goce de sus derechos puede
ejecutarla.

Artículo 187.- Información: La privación de la libertad del


adolescente y el lugar donde se encuentre detenido serán
comunicados al Juez, al Fiscal y a sus padres o
responsables, los que serán informados por escrito de las
causas o razones de su detención, así como de los
derechos que le asisten y de la identificación de los
responsables de su detención. En ningún caso será
privado del derecho de defensa.

Se deberá comunicar al Juez, al Fiscal, y a los padres o responsables del


adolescente, la privación de su libertad y el lugar donde se encuentre
detenido, lo que en la práctica no se da. Ya que a veces no se traslada al
menor del establecimiento de tutela por falta de establecimiento de tutela
por falta de movilidad. Asimismo deberán ser informados de los cargos que
se le imputan y de los derechos que se le asisten, no siendo en ningún caso
privado de su derecho de defensa.

Artículo 188.- Separación: Los adolescentes privados de


su libertad permanecerán separados de los adultos
detenidos.

En el artículo en mención señala que deberán permanecer apartados de


los adultos detenidos, los adolescentes que han sido privados de su libertad
para salvaguardar su integridad física y sicológica.

6. PRINCIPIOS DEL PROCESO SEGUIDO A LOS NNA INFRACTORES


DE LA LEY PENAL
Para el CNNA son tres los principios fundamentales que guían el proceso
seguido a los NNA:
1.1. PRINCIPIO DE LEGALIDAD
1.2. PRINCIPIO DE CONFIDENCIALIDAD
Para FERMÍN CHUNGA son “confidenciales los datos sobre los
hechos cometidos por los adolescentes infractores, respetándose
en todo momento su derecho a la imagen e identidad”22. Asimismo,
estipula que el procedimiento judicial es reservado, y la información
brindada como estadística no debe contravenir este principio.
1.3. REHABILITACIÓN
El fin que persigue la medida socio- educativa impuesta al
adolescente infractor, es su bienestar y rehabilitación, debiéndose
basar esta no solo en la gravedad del hecho, sino también en los
factores exógenos, endógenos, así como las circunstancias
personales que los rodean.
Según el Código de Responsabilidad Penal Adolescente, próximo a entrar
en vigencia, los principios son los siguientes:
1.4. RESPONSABILIDAD PENAL ESPECIAL
Un menor de edad es un sujeto de derechos y por ende es
responsable por su conducta y sus consecuencias, en la medida
que pueda ser consciente de sus actos por su nivel de madurez.
1.5. DE INTERES SUPERIOR DEL ADOLESCENTE
Según este principio, la decisión a adoptarse debe ser la más
adecuada a la protección del adolescente, realizando una
ponderación de derechos. Mediante la fundamentación del
magistrado no se limita su discrecionalidad, pero se exige que
explique la motivación de su decisión. El CRPA brinda un conjunto
de variables: medidas de coerción, salidas alternativas, medidas
socio educativo, medidas accesorias, variación de las medidas con
la finalidad de que el desarrollo del adolescente infractor sea el fin
primordial.
1.6. PRO ADOLECENTE
1.7. EDUCATIVO
Se refiere a toda medida a aplicar, cautelar, salida alternativa,
medida socio educativa, medida accesoria. Forma parte de la
fundamentación que se debe de realizar de las medidas a
adoptarse por el fiscal, el juez y el propio centro juvenil. Valoración
a considerar en la variación de la medida socio educativo.
1.8. DE JUSTICIA
1.9. DE DESJUDICIALIZACIÓN
Por el cual se proporcionen salidas alternativas, como un
mecanismo restaurativo o se dé la variación de la medida socio
educativo y se respete la aplicación limitada de la internación.
1.10. DABIDO PROCESO
1.11. PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

22
CHUNGA LA MONJA (1995) “Derecho de menores” Lima: Editorial Grijley. p 315.
2. GARANTIAS
Según el artículo 23° del Reglamento del Código de Responsabilidad
Penal de Adolescentes, uno de los principios rectores es la garantía de
los derechos fundamentales. Por la estructura del Código de
Responsabilidad Penal es que se los divide en sustancial y procesal por
el ámbito de su protección.
2.1. GARANTIAS SUSTANCIALES
2.1.1. Culpabilidad
La legislación pertinente, no contiene una disposición expresa
sobre el Principio de Culpabilidad, careciendo de una
disposición similar o análoga al principio contenido en el
artículo VII del Título Preliminar del Código Penal, salvo el
inciso c) del artículo 215º, que se refiere al grado de
responsabilidad del adolescente como uno de los elementos
que el juez deberá tener en cuenta al momento de expedir
sentencia, pero que no está relacionado específicamente con
la medición de la medida socioeducativa. En todo caso, el
principio rige por aplicación supletoria del Código Penal.
2.1.2. Legalidad
Su objetivo es la seguridad jurídica y limitar posibles
arbitrariedades del poder penal estatal. Y por el cual es
necesario la existencia de una norma que tipifique
expresamente las conductas de los adolescentes consideradas
como infracciones a la ley penal.
En el derecho penal de adultos, respetando el Principio de
Legalidad de las sanciones, cada delito tiene un mínimo y un
máximo de pena, límites que el juez está obligado a respetar.
Lamentablemente, en el caso de los adolescentes, no se ha
desarrollado adecuadamente dicha garantía, ya que el Código
de los Niños y Adolescentes no ha previsto expresamente
límites que garanticen que la medida socioeducativa a
imponerse tenga la exacta proporción con el hecho atribuido, lo
que implica una afectación al Principio de Legalidad.
2.1.3. Humanidad
La función de este principio ha de ser garantizar la máxima
tutela jurídica de los derechos de las víctimas en el orden penal,
sin desnaturalizar, con ello, los principios que adecuan el
Derecho Penal a las exigencias de un Estado social y
democrático de Derecho; y, en el plano procesal, sin vaciar las
notas jurídicas que permiten concebir a un juicio como un
proceso justo e idóneo para obtener una tutela efectiva de los
derechos e intereses legítimos.
2.2. GARANTIAS PROCESALES
En el ordenamiento procesal para adolescentes infractores se
evidencia una tendencia a incorporar los principios que rigen la
Doctrina de la Protección Integral recogidos en la Convención sobre
los Derechos del Niño, tales como la prohibición de la detención
arbitraria o ilegal, acceso a la asistencia jurídica, celeridad procesal
y acceso a la doble instancia. Sin embargo, las normas procesales
para el adolescente infractor carecen de especificaciones concretas,
cuyos vacíos son cubiertos con la aplicación supletoria del Código
de Procedimientos Penales o los artículos vigentes del Código
Procesal Penal. Así lo establece el artículo 192º del Código de los
Niños y Adolescentes, que dispone que en los procesos judiciales
que se sigan a los adolescentes infractores se respetarán las
garantías de la administración de justicia consagradas en la
Constitución Política del Estado, la Convención sobre los Derechos
del Niño y las leyes vigentes de la materia (entre ellas, el Código de
Procedimientos Penales y el Código Procesal Penal).
2.2.1. Jurisdiccionalidad
La normatividad internacional reconoce el derecho del
adolescente infractor a ser juzgado por una magistratura
especializada que debe reunir las 60 características
esenciales de toda jurisdicción: juez natural (o competente),
independiente e imparcial. De otro lado, se deberá contar
también con un conjunto de condiciones que le permita actuar
como un tercero frente al caso concreto. Según Maier, para
ello existen algunas previsiones: independencia de todo poder
externo, imparcialidad y Principio del Juez Natural, que son
consideradas por Faúndez como condiciones previas
relativas al tribunal, en tanto no tienen que ver directamente
con el proceso, sino que son condiciones indispensables con
las que debe contar todo tribunal, sin las cuales no es posible
esperar decisiones justas.
2.2.2. Del contradictorio
Es especialmente importante que la asignación de los roles
principales (defensa, acusación y juzgamiento) sean
formuladas a entes distintos, evitándose la concentración de
funciones. También, que el proceso debe ser dividido en dos
fases, la investigación y el juzgamiento, cada una de ellas a
cargo de distintos órganos. Es imprescindible para el respeto
de este principio, relacionado en este aspecto con el de la
imparcialidad del juzgador, que en el proceso el magistrado
que sentencie sea distinto a quien investigó.
2.2.3. Inviolabilidad de la defensa
Este concepto es también aplicable a la Justicia Penal Juvenil,
debiendo garantizarse la presencia de un abogado defensor
(de su elección o de oficio) desde el primer momento en que
el adolescente tiene contacto con la justicia. Como indica
MARY BELOFF, “el contar con un Ministerio Público
especializado no debe hacer descuidar el rol del abogado
defensor, el cual no puede ser reemplazado por el fiscal, aun
cuando éste sea extremadamente respetuoso de los
derechos del adolescente”23.
2.2.4. Presunción de inocencia
En nuestra legislación, la presunción de inocencia es
reconocida por la Constitución Política del Estado en el literal
e), inciso 24°, artículo 2º, que dispone que toda persona es
considerada inocente mientras no se haya declarado
judicialmente su responsabilidad. La garantía abarca tanto al
proceso penal para adultos como al de adolescentes.
2.2.5. De impugnación
Las razones para consagrar este derecho se sustentan en la
posibilidad de que el tribunal que sentenció pueda haber
cometido un error, brindándose una forma de control hacia el
tribunal inferior. La evaluación que realiza el tribunal superior,
comprende los aspectos de hecho y derecho, así como la
condena y la pena misma. El recurso contra la sentencia es
una garantía procesal del condenado. Nuestro ordenamiento
legal, el artículo 139°, inciso 6° de la Constitución Política del
Estado establece como una garantía de la administración de
justicia el principio de la pluralidad de instancia.
2.2.6. Legalidad del proceso
Entendido como la necesidad de que el procedimiento debe
estar fijado por la ley, evitándose una excesiva
discrecionalidad por parte del órgano jurisdiccional en el
mismo. Lo óptimo debería ser que se trate de una ágil
investigación previa, seguida de un proceso oral, con una
única audiencia, para así poder cumplir los principios de
oralidad, concentración e inmediación, propios del proceso
penal. También, acorde con la doctrina procesal penal más
reciente, debe otorgarse la posibilidad al fiscal o al juez de
suspender el proceso o la medida de internamiento en caso
de que ello signifique un mayor beneficio para el adolescente,

23
BELOFF, M. “Los sistemas de responsabilidad penal y juvenil en América Latina”. En; Emilio García
Méndez – Mary Beloff (compiladores). Infancia, Ley y Democracia en América Latina. Análisis crítico del
panorama legislativo en el marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Prefacio
de Luigi Ferrajoli. Temis – Depalma, 1998. Pág. 106.
no exista sentido alguno para la aplicación del internamiento
o su aplicación origine un mayor daño.
2.2.7. Publicidad del proceso
Se entiende este principio en dos niveles:
6.2. Como la posibilidad de acceso a los actuados judiciales
por los sujetos procesales (el procesado, los agraviados
y los abogados defensores); y,
6.3. Como el derecho de los ciudadanos a conocer el
desarrollo de los procesos.
3. ENFOQUES
3.1. Socioeducativo
Se encuentra fundamentado en los Derechos Humanos tomados,
que son considerados como el espíritu normativo en la rehabilitación
del infractor(a). Este enfoque se apoya en el fortalecimiento de la
educación social, reconociendo las normas, valores y actividades
que permiten una mejor convivencia con otras personas. Asimismo,
se motiva la participación activa del adolescente en la sociedad para
que pueda plasmar un proyecto de vida en pro de su inclusión social
y cultural. De ahí parte la importancia de las intervenciones
socioeducativas para la transmisión de conocimiento. Se trabaja la
parte formativa y de capacitación para el desenvolvimiento personal
del infractor, así como la aceptación de responsabilidades con su
familia, comunidad y la sociedad.
3.2. Sistémico
Para DIAZ PEÑA “Se encuentra basado en la teoría general de
sistemas para la formulación de dos grandes grupos que priman en
la organización formativa – laboral. Se define un sistema cerrado
(intramuros) y otro abierto (semi-libertad) para la oferta de
reinserción diseñada. Las características socioeducativas son
interdisciplinarias, cuantitativas y cualitativas para la ampliación del
conocimiento cuya dinámica es teórica, empírica y pragmática”24.
El desarrollo inicial del programa es en un sistema cerrado, orientado
paulatinamente a ambientes externos, según se avance en la
capacitación convirtiendo a los centros en un contexto social
participativo y solidario, asegurado por el compromiso de cada
institución interviniente en el proceso para su funcionamiento
adecuado a favor de la formación del adolescente como beneficiarios
directos, formulando una metodología formativa-preventiva-
psicosocial en ambas modalidades (cerrado y abierto) el primero
desarrolla programas graduales, secuenciales, consolidando la

24
DIAS PEÑA, S. (2015) “ANÁLISIS DE LA FORMACIÓN TÉCNICO PRODUCTIVA DEL SISTEMA DE
REINSERCIÓN SOCIAL DEL ADOLESCENTE EN CONFLICTO CON LA LEY PENAL EN EL CENTRO JUVENIL DE
DIAGNÓSTICO Y REHABILITACIÓN DE LIMA 2015”. Perú: Repositorio de Tesis de la PUCP.
formación mientras el abierto incrementa programas no
secuenciales pero ambos busca el auto gobierno como expresión de
su reeducación o resocialización. Cada etapa del programa cuenta
con una supervisión permanente, hasta alcanzar rehabilitación y por
último su reinserción social bajo evaluación estricta de los
operadores del sistema.

Aparte de las actividades cotidianas y participativas, se tiene


módulos educativos donde se imparte instrucción académica a cargo
de las unidades de gestión educativa (UGEL) y talleres formativos
como manualidades, danzas, teatro, panadería, carpintería en
madera y otros. Estas actividades producen ganancias según la
dinámica productiva contando con profesionales responsables de
dirigir cada una de las áreas ofrecidas como especialidades técnicas.
Después de cumplir con los programas básicos se pasa al programa
de “Autonomía e inserción laboral”.
De esta forma se busca obtener recursos económicos mediante la
participación de los adolescentes en proyectos productivos,
emprendimiento de negocios o la formalización de una
microempresa oficialmente constituida. Finalmente, el documento
exhorta a la conformación de talleres productivos que busquen
canalizar las habilidades del adolescente hasta su inserción social
definitiva.

II. PERFIL PSICOLOGICO DEL INFRACTOR DE LAY PENAL

2.1. CARACTERÍSTICAS DEL MENOR INFRACTOR

2.1.1. CONDUCTA SOCIAL


Los menores infractores presentan una alta frecuencia de conductas
antisociales y delictivas. Según Seisdedos (1988), la conducta
antisocial del menor es la que viola reglas sociales, pero sin
transgredir las leyes, mientras que la conducta delictiva viene a ser
aquella en que se violan las leyes establecidas.

Por lo general, la aparición de conductas antisociales en los menores


infractores empieza desde la infancia, manifestándose en conductas
como discutir con adultos, no seguir instrucciones, llegar tarde a la
escuela o salirse de ella, pelearse con los compañeros, etc. Asimismo,
Silva (1999) señala que la mayoría de estos niños presentan
dificultades en el desarrollo de su socialización, por lo que generan
menos soluciones para los problemas interpersonales, se centran en
los fines u objetivos más que en los pasos intermedios para
obtenerlos, y ven menos las consecuencias asociadas con su
conducta.
En la medida en que pasa el tiempo, especialmente cuando no existen
intervenciones apropiadas, las conductas antisociales se van
convirtiendo en delictivas. Según los criterios establecidos por
Asociación (1994), estos menores presentan un trastorno de conducta
disocial. Los jóvenes con trastornos de conducta disocial se
caracterizan por poseer un comportamiento que viola, de manera
repetitiva y persistente, las normas sociales importantes. Los
comportamientos de este tipo pueden presentarse de la siguiente
manera: a) agresión a personas y animales, b) destrucción de la
propiedad, fraudulencia o robo, y c) violaciones graves de normas
familiares y escolares.

2.1.2. APTITUD ESCOLAR


Los menores infractores manifiestan dificultades académicas como la
falta de habilidades intelectuales, fracaso escolar, abandono de la
escuela y dificultades de conducta en la misma.

De acuerdo con Garrido (1989), estos menores con frecuencia


muestran en su escala de intereses, actitudes y valores que no son
afines con lo que la escuela exige y ofrece; sus normas no son
sentidas como propias, sino como parte de una autoridad externa no
reconocida, y la educación no es percibida dentro de un proyecto de
vida. Además, existe ausencia de habilidades sociales necesarias
para el éxito académico, como escuchar, obedecer y seguir
instrucciones, así como de autoafirmación, interacción y
comunicación efectiva.

2.1.3. AMBIENTE FAMILIAR


Casi todos los autores están de acuerdo con la idea de que las
características y la dinámica de la familia juegan un papel importante
en la etiología de la delincuencia juvenil. Francés (1998) describe una
serie de características de la familia del infractor:

 Son familias no completas.


 Se caracterizan por dificultar la evolución afectiva del menor,
siendo los obstáculos mayores el alcoholismo y las drogas
consumidas por los padres, así como el abandono.
 Son familias con dificultades en los procesos de identificación,
las cuales no permiten que los hijos adolescentes puedan
adoptar un modelo de conducta en la vida adulta.
 Son familias con falta de bases educativas y problemas
económicos.
2.1.4. PERFIL PSICOLÓGICO
Utilizar perfiles psicológicos en la comisión de delitos puede ayudar a
determinar la personalidad del criminal y sus características
conductuales, desde un análisis de los crímenes que este haya
cometido. El perfil criminal es una herramienta que ayuda a obtener
información específica del delincuente, agilizando la investigación,
además, brinda información a las autoridades sobre la manera más
adecuada de interrogar sospechosos.

Según Francés (1998) la personalidad del menor infractor se


caracteriza por:

a. Una inmadurez que es excesiva para su edad, lo cual le impide


un desenvolvimiento racional en su vida.

b. Un vacío de sí mismo, que se representa por la no asunción de


su propia historia personal, el hecho de vivir en el aquí y el ahora,
la falta de expectativas y el no aprender de sus errores.

c. Inseguridad, especialmente respecto a las personas que no


encajen en su tipo.

2.2. TIPOS DE ADOLESCENTES INFRACTORES


Para la siguiente clasificación conductual se ha tomado como unidad de
análisis central es el tipo de crianza parental Vs. la tipología delictual juvenil:
2.2.1. El insolente
Es un tipo delictivo impulsivo, poseedor de un pobre autoconcepto,
habilidades interpersonales disfuncionales y de una actitud
oposicionista en cuanto al respeto de las normas sociales.
Este tipo de infractor es el más común de todos y el que presenta una
mayor probabilidad de rehabilitación y reinserción social. Sus
procesos resilientes se encuentran estancados, pero con
posibilidades de desarrollo.
 Nivel bajo de desadaptación social, tipo de violencia
circunstancial (Sin motivación, ni planificación) e instrumental
(motivación material, cierto nivel de planificación), posible
consumo circunstancial de drogas.

Ejemplo de delitos:

 Delitos menores; contra la propiedad.


 Hurtos en viviendas.
 Huertos en el comercio.
 Hurtos en y de vehículos.
 Faltas a las normativas sociales y las buenas costumbres.
 Trafico de drogas.
 Estafas, etc
2.2.2. El indolente
El “indolente” presenta trastornos del apego y de la empatía, lo cual
denotaría un perfil psicológico disfuncional en cuanto al
establecimiento y mantención de vínculos interpersonales a través del
tiempo, además de ser incapaces de reconocer necesidades y
sentimientos en terceras personas.
Se caracterizan por un bajo control de sus impulsos, pudiendo
alcanzar rápidamente niveles altos de agresividad y violencia. Las
posibilidades de rehabilitación, considerando mecanismos actuales
para la rehabilitación, son bajas debido a que sus procesos resilientes
se encontrarían en un nivel de desarrollo mínimo.
 Nivel medio de desadaptación social, con un estilo de violencia
instrumental (Motivación material) o expresiva
(compensaciones psicopatológicas), posible consumo
reiterado de drogas.

Ejemplo de delitos:

 Delitos mayores, contra las personas.


 Abuso sexual.
 Violaciones.
 Homicidios simples.
 Robo con violencia (asaltos armados).
 Secuestros.
 Agresiones con lesiones graves, etc.
2.2.3. El incorregible
Es el menos común de todos, el que presenta un mayor nivel de
reincidencia delictual violenta (actúan en solitario), son los más
peligrosos en cuanto a su expresividad y potencial criminal.
Este tipo de infractores son incapaces de sentir remordimiento,
proyectan un nivel de violencia extrema, disfrutan del peligro y llegan
a sentir placer con el sufrimiento ajeno (sádicos).
Su probabilidad de rehabilitación con las actuales políticas de
intervención, son prácticamente nulas. Es posible que este tipo de
infractor, en el periodo de su infancia temprana, nunca desarrollara
procesos psicológicos conductuales asociados a la resiliencia y
empatía.
 Nivel de desadaptación social alto, con un estilo de violencia
expresivo (compensaciones psicopatológicas), posible
consumo crónico de drogas (drogodependientes).
Ejemplo de delitos:

 Delitos mayores y crímenes.


 Violaciones seriales con y sin resultado de muerte.
 Robo con homicidio.
 Secuestros con tortura.
 Agresiones con resultado de muerte.
 Homicidios seriales.
 Descuartizamientos.
 Homicidios por encargo (sicarios).
 Canibalismo, etc.
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