Definición
El médico de origen húngaro Joseph Goldberger (1874 – 1929) pasó los últimos quince
años de su vida luchando contra la creencia prevalente de que la pelagra era
una enfermedad infecciosa, intentando demostrar que esta afección era derivada de una
deficiencia dietética, como ya había postulado el médico español Gaspar Casal
Julián en 1735 (su teoría quedó plasmada en la obra Historia Natural y Médica del
Principado de Asturias). Sin embargo, en la época en la que vivió, la hipótesis infecciosa
contaba con numerosos adeptos puesto que resultaba más aceptable y menos
embarazosa tanto social como políticamente que si fuera causada por la pobreza y
la desnutrición producto de esta.
En el año 1914, una comisión de expertos promovida por parte del gobierno de los
Estados Unidos determinó que la pelagra no estaba en absoluto relacionada con la dieta,
apoyándose en hechos como que las personas que la padecían vivían en condiciones
higiénicas deplorables y que convivían con otros enfermos. Sin embargo, ese mismo año,
el Servicio de Salud de Estados Unidos le encomendó a Goldberger la tarea de estudiar la
pelagra, con el objetivo de encontrar el supuesto agente infeccioso que la provocaba. El
Dr. Goldberger dedicó las primeras tres semanas de estudio a la observación de
pacientes en su propio medio ambiente, en los estados sureños donde se producían en
forma epidémica la mayor parte de los casos. De este modo, sus observaciones quedaron
plasmadas en un informe que contenía la hipótesis correcta, la cual trató de demostrar
durante el resto de su vida. Puso de manifiesto que la enfermedad era prácticamente
exclusiva de las zonas rurales, que estaba íntimamente vinculada a la pobreza y a una
dieta barata basada en el tocino, en el maíz y en la melaza. También expuso que ni la
enfermera, ni los asistentes o empleados de hospitales en los que existía un notable
número de enfermos de pelagra eran contagiados. Fueron estos hallazgos los que le
llevaron a determinar que no se trataba de una enfermedad infecciosa, de tal manera que
postuló esta, era debido a una deficiencia en la dieta.
Causas
Esta enfermedad es común en partes del mundo donde las personas consumen mucho
maíz en su dieta.
Cuadro clinico
Las personas que sufren de pelagra en general parecen pobremente nutridas. A menudo
se sienten débiles y tienen poco peso. La enfermedad está caracterizada por «las Tres
D»: dermatitis, diarrea y demencia). Se presentan ligeros cambios sensoriales y motores,
así como una disminución de la sensibilidad al tacto suave, algo de debilidad muscular y
temblor. También se han descrito otros síntomas, pero sin embargo la parálisis es rara.
Los casos de pelagra no tratados pueden causar la muerte.
TRATAMIENTO
Admisión en el hospital y reposo en cama son deseables para casos serios. Los
casos más leves se pueden tratar como pacientes de ambulatorio.
El paciente debe recibir 50 mg de niacina (ácido nicotínico, nicotinamida) tres
veces al día por vía oral.
La dieta debe contener por lo menos 10 g diarios de buena proteína (si es posible,
carne, pescado, leche o huevos; en su defecto, maní, frijoles u otras legumbres) y
tener un alto contenido de energía (3 000 a 3 500 kcal por día).
Debido a que el enfermo puede tener también carencia de otros componentes de
vitamina B, se debe prescribir una preparación de complejo B o un producto
basado en levadura.
La sedación por unos cuantos días es recomendable. Quienes tengan problemas
mentales se benefician con cualquiera de los numerosos tranquilizantes, por
ejemplo, valium. El sedante se debe suministrar por vía oral, pero si el paciente no
colabora se pueden necesitar tranquilizantes más potentes por vía inyectable.