PROCESALES.
“a.- Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo.
b.- Suprema potestad rectora y coactiva del Estado.”
Varias han sido (y aún son) las razones por las que obedecemos, es decir, las formas de
legitimidad. Básicamente podemos mencionar tres:
a. Fuerza física: obedecemos porque quien manda tiene la fuerza física necesaria para
imponer sus decisiones. Por más que intelectualmente nos repugne esta forma de
legitimidad, no puede menos de observarse que históricamente ha de haber sido la
primera en manifestarse, y que en la actualidad, lamentablemente, sigue vigente.
1
Diccionario de la lengua española – Vigésima segunda edición -
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=poder - 10/03/2010.
Independiente del concepto de legitimidad (como origen y justificación del poder) aparece el tema
del ejercicio del poder. Cualquiera sea la legitimidad del poder, no caben dudas de que en el
Estado, este poder es “suprema potestad rectora y coactiva”. Y cuando ese poder ha sido ejercido
sin limitaciones de ningún tipo, el individuo se ha visto aplastado por él.
“Robert Damiens hirió a Luis XV con un cuchillo con intención de matarle. Apresado en el
acto, fue juzgado y condenado a muerte. El 28 de marzo de 1.757 se le leyó la sentencia,
que escuchó atentamente, y al terminar exclamó: “La jornada será ruda”. La sentencia le
sometía al tormento ordinario y extraordinario. Los cirujanos, interrogados sobre el caso,
aconsejaron como el más terrible y menos peligroso para la vida del paciente el tormento
de los borceguíes (que consistía en sujetar fuertemente las piernas del reo entre cuatro
tablas e introducir cuñas a martillazos de forma que los huesos saltaran con la presión).
Damiens lo soportó con entereza y repitió que no había en su crimen ni complot ni
cómplices. Conducido en una carreta a la plaza de Greve, donde se alzaba el cadalso, fue
tendido sobre él y sujetado fuertemente con aros de hierro atornillados a las tablas. Diez
verdugos participaban en la ejecución y dos confesores le asistían. En la mano derecha se
le colocó el arma del crimen y a continuación se le quemó con fuego de azufre. Después,
con unas tenazas calentadas al rojo se le fue arrancando la carne de las partes más
carnosas de su cuerpo y luego se vertió en las llagas una mezcla hirviente de plomo, aceite,
alquitrán, cera y azufre. Por fin sus miembros fueron atados con tirantes a cuatro fogosos
caballos para que fuera descuartizado. Durante una hora tiraron los caballos sin lograr
arrancarlos. El número de caballos se aumentó hasta seis, pero siempre en vano, hasta que
los jueces permitieron que se le hicieran incisiones en las articulaciones para facilitar la
tarea. Al fin uno de los caballos arrancó la pierna izquierda. Llegaba la noche cuando, en el
momento en que un caballo arrancaba el último brazo, Damiens expiró. Su cuerpo, que solo
era un montón informe de carne, fue quemado todavía palpitante. Sus cenizas fueron
arrojadas al viento. Se confiscaron todos sus bienes en provecho del rey, y la casa en que
había nacido fue arrasada hasta los cimientos, sin que sobre ella pudiera construirse en el
futuro ningún otro edificio. Un decreto del Parlamento determinaba que su mujer, su hija y
su padre serían obligados a abandonar el Reino con la prohibición de no volver nunca, bajo
pena de ser colgados y ahorcados sin forma ni figura de proceso, y prohibía a todas las
personas de la familia que llevasen el nombre de Damiens usarlo en el futuro bajo las
mismas penas.”2
2
Cesare Beccaria, De los delitos y de las penas (Introducción de Juan Antonio Delval), Editorial Altaya,
Barcelona, 1994, p2.
Ése es el motivo por el que en el Estado de Derecho (por oposición al Estado absolutista en
donde el rey se encontraba por encima de cualquier normativa), se busca limitar, controlar,
asegurar el poder, para que éste no se vuelva en contra de los ciudadanos. La forma clásica de
lograrlo es mediante la división de las funciones del Estado, tal como lo planteara Montesquieu en
su obra magna “Del espíritu de las leyes” de 1.748, en donde planteaba que la monarquía era un
régimen en donde podía alcanzarse la libertad, pero no como resultado de una virtud ciudadana
difícilmente alcanzable, sino de la división de poderes y de la existencia de poderes intermedios
(el clero, la nobleza) que limitaran las ambiciones del príncipe.
El Poder del Estado es uno solo. Lo que se divide son las funciones de gobierno: Función
Legislativa, Función Ejecutiva y Función Judicial. Se busca evitar que quien dicta las leyes, sea el
mismo que las hace cumplir y que juzga y castiga su incumplimiento.
El marco dentro del cual se desarrolla toda esta doctrina lo constituye la certeza de que el ser
humano es esencialmente libre, y que esa libertad debe ser respetada y protegida de cualquier
agresión o intento de limitación. Las únicas limitaciones aceptadas son las que surgen de la propia
vida en sociedad, y consensuadas entre todos sus miembros mediante mecanismos
democráticos.
Queremos que quede en claro que esta herramienta es, sino perfecta, la mejor para que los
ciudadanos pudieran controlar el poder del Estado, ya que ese poder representa la mayor
amenaza para la libertad individual. Fue la gran conquista del pensamiento y la lucha política del
siglo XVII y posteriores, en donde el Estado representaba sin duda alguna la máxima
concentración de poder imaginable.
Y sin embargo los tiempos han cambiado y en la actualidad, nuestra libertad se encuentra
amenazada por factores diferentes al poder estatal.
El desafío de los años venideros será encontrar la manera de devolver al individuo, a las
comunidades locales, y a los estados nacionales, el ejercicio de su libertad.3
3
Existen numerosos artículos y libros para quienes quieran ahondar en estos temas. Algunos de ellos:
Establecidas brevemente las causas que justifican la división de funciones en los estados de
derecho, pasaremos a analizar un de ellas, la función judicial.
Nuestro país adopta, según la Constitución Nacional, una forma de gobierno representativa y
republicana4. Esto implica, básicamente, que los integrantes de los órganos de gobierno son
elegidos por el pueblo (mediante elecciones democráticas), y que las diferentes funciones de
gobierno (ejecutiva, legislativa y judicial) son llevadas a cabo por órganos diferentes e
independientes entre sí.
Respecto a la forma “federal”, esta no hace referencia a la forma de gobierno (aunque así
pareciera inferirse de la letra de la propia Constitución) si no a la forma del Estado. Mientras que la
forma de gobierno (representativa y republicana) designa la manera en que se procederá a elegir
a las autoridades de gobierno y de que forma éstos cumplirán sus funciones, la forma del Estado
hace referencia a la manera en que el poder se distribuye geográficamente. Nuestro Estado es
federal porque existen distintos estamentos de poder (estados dentro del Estado), que ejercen el
poder en un ámbito territorial determinado, sin entrar en colisión con otros estamentos de poder.
Así las cosas, la Función Judicial en nuestro país está a cargo del Poder Judicial. En consonancia
con lo dicho al hablar de la naturaleza federal del Estado Argentino, existe un Poder Judicial
Jáuregui, Gurutz, La Democracia Planetaria, Ediciones Nobel, Oviedo, 2000 (se puede encontrar un
resumen en http://www.ugr.es/~filode/pdf/contenido36_21.pdf.
Sobre Globalización y Democracia, En Defensa de la Humanidad => Globalización y democracia
Klein, Naomi, No Logo (el poder de las marcas), Editorial Paidós, 2002.
Sobre Poder y Legitimidad, http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/2/REP_180_009.pdf
4
Art. 1º de la Constitución Argentina (CN): “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa,
republicana y federal, según lo establece la presente constitución”
5
Art. 121 CN: “Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno
federal, y el que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su incorporación.”
Aparece entonces delimitada la función judicial como aquella encargada del “conocimiento y
decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución, y por
las leyes de la Nación” (art. 116), dejando en claro que “en ningún caso el presidente de la
Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o
restablecer las fenecidas” (art. 109). Donde dice “presidente” debemos entender “Poder Ejecutivo”.
Sólo el Poder Judicial tiene la facultad de aplicar la ley en los casos concretos, decidiendo a partir
de las reglas que ellas establecen, qué conductas deben ser consideradas correctas, y por lo tanto
protegidas por el Estado, y cuáles no lo son. Este control de las conductas de los individuos por
comparación con la regla establecida en la ley, no solo es una atribución sino que constituye un
verdadero deber.8
6
Art. 108: “El Poder Judicial de la Nación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia, y por los demás
tribunales inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación”. Art. 5º: “Cada provincia
dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo con los principios,
declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su
régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de estas condiciones el Gobierno federal, garante a cada
provincia el goce y ejercicio de sus instituciones.”
7
Es interesante notar como el constituyente a hecho hincapié en ciertas situaciones, como la prohibición al
Poder Ejecutivo de ejercer función judicial (art. 109), la eliminación de la pena de confiscación del Código
Penal (art. 17), la abolición de la pena de muerte por causas políticas (art. 18), y la precisa delimitación del
delito de traición a la patria (art. 119) con expresa prohibición de que la infamia del reo se transmita a sus
parientes. Confrontar con el relato que hicimos en el punto 2.1.
8
Los jueces no pueden dejar de juzgar bajo el pretexto de silencio, oscuridad o insuficiencia de las leyes. Art. 15
Código Civil Argentino.
9
CSJN, “Municipalidad c/ Elortondo”, 1888, Fallos, t.33, p.194.
Fayts explicó en la oportunidad que el máximo tribunal "en principio no se ocupa de las medidas
cautelares", en referencia al recurso presentado por el gobierno nacional para que se destrabe el
Fondo del Bicentenario.
Esa polémica, para el juez de la Corte Suprema de Justicia, "es un tema esencialmente político, esa
es la tarea que tiene que hacer el Congreso de la Nación".
"En principio, nosotros no tenemos medidas cautelares. La Corte no se ocupa" de esos recursos, y
aclaró que, en principio, primero habrá un análisis de parte de los jueces, "los fallos últimos"
emitidos por tribunales inferiores, "que tienen valor institucional".
Las causa políticas son aquellas en las cuales debe formulare un criterio sobre la oportunidad y la
conveniencia de una medida, dentro de varias alternativas válidas. También son políticas las
facultades que la propia Constitución ha encomendado de manera privativa a los poderes políticos
(por ejemplo: expulsar a un miembro de una Cámara, que es atribución del Poder Legislativo, o
bien designar a un Ministro, acto encomendado al Presidente de la Nación).
Se discute en doctrina si en nuestro sistema, en donde existe una clara prohibición constitucional
para el Poder Ejecutivo de ejercer función jurisdiccional10, es posible hablar de “jurisdicción
administrativa”. Quienes sostienen un concepto amplio de jurisdicción (como aplicación del
derecho al caso concreto) la administración ejerce jurisdicción. Si nos atenemos a un concepto
estricto (como la aplicación del derecho al caso concreto, con fuerza de cosa juzgada y por un
tercero imparcial), tenemos que admitir que la administración no ejerce jurisdicción, y que ésta es
monopolio exclusivo del Poder Judicial.
La crítica más fuerte que se hace a la posibilidad de que la Administración ejerza jurisdicción,
amén de la prohibición constitucional, estriba en el hecho de la imposibilidad de que el órgano
administrativo obre con imparcialidad, toda vez que carece de la independencia necesaria, aún
cuando modernamente se dote a los tribunales administrativos de cierta independencia (como la
imposibilidad de remoción mientras dure su buena conducta).
Después de muchas idas y vueltas, la Corte Suprema de Justicia admitió el ejercicio jurisdiccional
por parte de órganos administrativos, siempre que se encuentre previsto por la ley, y que resulte
posible un control judicial suficiente sobre sus decisiones.11
2.1.2Jurisdicción y competencia.
Hemos adelantado ya que el término jurisdicción, hace referencia a la potestad derivada del poder
del Estado, de aplicar el Derecho. Proviene del latín iurisdictio, que literalmente significa decir o
declarar el derecho. Hemos visto que en sentido estricto, la jurisdicción es una atribución exclusiva
del poder judicial, ya que solo él puede ejercerla de manera definitiva, produciendo lo que
técnicamente se conoce como “cosa juzgada”, es decir, una decisión final y definitiva sobre la cual
no puede reabrirse debate alguno.13
10
Art. 109 CN: “En ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el
conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas.”
11
Leading case Fernandez Arias c/Poggi, Fallo 247:646, 1960, Corte Suprema de Justicia de la Nación
Argentina (CSJN).
12
Para mayor información al respecto, puede consultarse el trabajo de Adolfo A. Rivas, Procedimientos
Administrativos en la Republica Argentina - El sistema Nacional, disponible en
http://www.bibliojuridica.org/libros/1/217/39.pdf
13
“La Jurisdicción es la potestad conferida por el Estado a determinados órganos jurisdiccionales, para resolver los
conflictos intersubjetivos de intereses - oficiosamente o que le sean sometidos - a través del proceso judicial que
culmina en una resolución susceptible de ser cumplida coactivamente” Angelina Ferreyra de de la Rua - Manuel E.
Rodríguez Juárez, Manual de Derecho Procesal Civil, Tomo I, Pág. 94, Ed. Alveroni, Córdoba, 2004.
En estos casos, se confunde a la jurisdicción con la competencia. Mientras que la primera hace
referencia a un poder en abstracto (que un determinado órgano de gobierno tiene por el solo
hecho de ser tal), con la posibilidad de ejercer ese poder en un caso concreto. Así decimos que el
Poder Judicial de la Provincia de Córdoba, tiene la misma jurisdicción que el Poder Judicial de la
Provincia de Santa Fe, Tucumán, Catamarca o cualquier otra provincia argentina, en la medida
que todos ellos tienen la facultad - deber de aplicar el derecho en los casos que les sean
propuestos. Pero aparece obvio que no podrá juzgar el Poder Judicial de la Provincia de Córdoba,
una controversia entre ciudadanos de la Provincia de Salta. No podrá por ser incompetente.
La competencia, “es la aptitud o la capacidad que la ley le reconoce a cada órgano, o conjunto de
órganos judiciales para ejercer sus funciones respecto de una determinada categoría de asuntos,
o durante una determinada etapa de conocimiento”14. Será competente el órgano que, para el
caso concreto que se presenta, pueda válidamente ejercer la jurisdicción. La competencia hace a
una necesidad de organización que permita una aplicación racional y efectiva de la jurisdicción.
Pensemos en un caso extremo en donde un solo tribunal ejerciera la jurisdicción en todo el ámbito
nacional y para todos los casos posibles. Imaginemos a un habitante de Tierra del Fuego que
tuviera que hacer valer sus derechos en ese único tribunal ubicado en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. Se hace patente que la distribución de competencias, es una necesidad, ya que
pluralidad de tribunales, necesitan de una organización que posibilite un funcionamiento armónico
entre todos ellos.
a) Está previamente determinada por la ley, o por acuerdo de partes en casos en que esto está
permitido (generalmente en cuestiones de índole puramente patrimonial). El legislador a fijado las
reglas específicas que asignan el conocimiento de ciertas causas a un juez determinado.
b) Es de orden público, esto es, que los particulares no pueden cambiar las reglas de atribución de
competencia, ni ignorarlas, salvo en aquellos casos en que la ley expresamente lo permite
(competencia territorial).
c) Es indelegable, esto es, sólo puede ser ejercida por el juez a quien ha sido otorgada.
d) Es improrrogable, es decir, no pueden los particulares darle un alcance mayor al que la ley le
atribuye.
14
Angelina Ferreyra de de la Rua, Ob. Cit.
c) La necesidad de que las resoluciones judiciales puedan ser revisadas en instancias superiores
(Competencia en razón del grado).15
Se trata de la única clase de competencia que se considera prorrogable, esto es, que permite que
los particulares la modifiquen cuando así consideran que se satisfacen mejor sus intereses. Es lo
que sucede cuando en las cláusulas finales de un contrato, se dice cosas como “las partes se
someten por cualquier controversia que surja del presente contrato, a la jurisdicción ordinaria de
los Tribunales de la Capital Federal”, aun cuando los contratantes (o uno de ellos) viva en la
Provincia de Mendoza.
Esto ha dado lugar a muchos abusos, sobre todo en los contratos de adhesión a cláusulas
generales (tarjetas de crédito, planes de ahorro, créditos bancarios, entre otros), ya que en la
mayoría de ellos se prorroga la competencia territorial a los Tribunales de la Capital Federal, en
donde evidentemente una de las partes tiene su sede (la parte fuerte del contrato), pero que
implica la absoluta imposibilidad, en la mayoría de los casos, de ejercer el derecho de defensa a la
parte débil del contrato (normalmente el usuario), que no puede trasladarse a Buenos Aires a
litigar. 16
También por ser prorrogable, un Tribunal no puede declararse incompetente de oficio. Aún cuando
en el contrato nada se haya dicho sobre competencia, tratándose de cuestiones meramente
patrimoniales, un particular puede presentar su caso en un Tribunal que en principio resulta
incompetente, siendo esta presentación totalmente válida. Sólo la contraparte, al contestar la
demanda, podrá oponer la excepción de incompetencia territorial. Si no lo hace (simplemente
contesta la demanda), la competencia queda automáticamente prorrogada y el juicio continuará
ventilándose en el mismo Tribunal.
15
Angelina Ferreyra de de la Rua, Ob. Cit., Pág. 95.
16
Para quienes les interese, pueden consultar este interesante artículo sobre el tema en
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/825/82510709.pdf
Como dijimos, se instituye como medio para que las resoluciones judiciales sean factibles de
revisión por órganos superiores. Es una garantía para los particulares, que ven la posibilidad que
la decisión adoptada por un juez, pueda ser sometida a control de legalidad o legitimidad por otro
tribunal.
Nacen de esta manera los tribunales de primera instancia, las cámaras de apelaciones, y los
tribunales superiores de justicia. Esto no significa que todos los casos van a ser revisados por
todas estas instancias.
La ley establece criterios objetivos, precisos y bastante exigentes, necesarios para que la decisión
de un tribunal inferior sea revisada por un tribunal superior. De esta manera se busca evitar que la
garantía de las múltiples instancias se convierta en un simple repetir el proceso ante otro tribunal.
Básicamente, en las instancias superiores se discuten cuestiones formales de interpretación de la
ley, siendo imposible volver sobre los hechos que originan la controversia, y que se consideran
fijados en la primera instancia en que se debatió el tema.
Por último, y como medio de racionalizar los recursos del poder judicial, existe la competencia en
razón del tiempo (o turno), que permite distribuir las causas entre tribunales que gozan de la
misma competencia (territorial, de materia y grado).
Esta distribución se da fundamentalmente en los grandes centros poblados, con alto índice de
litigiosidad, en donde existen varios tribunales para atender asuntos de la misma naturaleza y en
el mismo territorio (por ejemplo en la Ciudad de Córdoba existen treinta y nueve juzgados de
primera instancia en lo civil y comercial).
Esta forma de distribución de la competencia permite derivar una causa a uno de estos tribunales.
Cada Tribunal está “de turno” por un determinado periodo de tiempo o hasta completar un
determinado número de causas. Luego “el turno” pasa a otro tribunal. Actualmente las
circunscripciones judiciales más importantes cuentan con mesas de entrada que, mediante
programas informáticos, distribuyen las causas entre los tribunales a partir de determinados
algoritmos.
Esta situación produce normalmente la suspensión del procedimiento, hasta tanto el tribunal
superior común a los tribunales en conflicto, resuelva a quien corresponde conocer en la causa.
Como ya mencionamos en el punto 2.2, nuestro estado es federal, esto es, conviven en su
territorio diversos estamentos de poder, distribuidos geográficamente, y que ejercen sus funciones
dentro de los ámbitos que le son propios, sin entrar en colisión con los otros.
En materia judicial, estos dos órdenes se manifiestan en una competencia ordinaria, ejercida por
los tribunales provinciales y que constituye la regla según nuestra Constitución Nacional (art. 1º y
5º), y en una competencia federal, atribuida a los órganos jurisdiccionales que integran el Poder
Judicial de la Nación en los casos, respecto de las personas y en los lugares que la Constitución
Nacional determina. Es una competencia de excepción, que debe acreditarse en cada caso en
que se invoque.17
Esta competencia de excepción se encuentra determinada en los arts. 116 y 117 de nuestra carta
magna, a los que remitimos.
En consonancia con la reserva hecha por las provincias de organizar su propia administración de
justicia (art. 5º Const. Nacional), está la potestad de dictarse sus propios códigos de
procedimiento. Estos códigos son conjuntos de normas jurídicas que regulan la actividad
jurisdiccional del estado para la aplicación de las leyes de fondo, esto es, la actuación del
juez y de las partes en la substanciación del proceso ante los Tribunales de Justicia.
La razón de que los primeros sean comunes a toda la Nación, encuentra su justificativo en que los
derechos y obligaciones que establecen han de ser idénticos para todos los habitantes del
17
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., pág. 112.
El Derecho Procesal puede ser definido como el “conjunto de principios y normas jurídicas que
regulan la actividad judicial del Estado y de los particulares en la realización indirecta del
Derecho”.19 Esto implica que, a la par del estudio del derecho positivo (contenido en los códigos
de procedimiento y leyes análogas), el Derecho Procesal se dedica al estudio de aquellos
principios y reglas útiles para el dictado, aplicación e interpretación de la ley positiva. Ejemplos de
estos principios son el de la inviolabilidad de la defensa en juicio, el juez natural, el debido
proceso, entre otros.
Hugo Alsina define al derecho procesal como el “conjunto de normas que regulan la actividad
jurisdiccional del Estado para la aplicación de las leyes de fondo, y su estudio comprende la
organización del Poder Judicial, la determinación de la competencia de los funcionarios que lo
integran y la actuación del juez y las partes en la sustanciación del proceso”.20
Coherente con lo expuesto, podemos señalar como caracteres del Derecho Procesal el ser
autónomo, formal e instrumental.
Autónomo.
No está subordinado a otra rama del Derecho. Tiene un objeto de estudio y un método propio.
Formal.
No establece derechos y obligaciones para las partes (regulación a cargo de los derechos
sustanciales), sino que establece la manera, la forma que tienen que adoptar los actos procesales
para cumplir su finalidad, esto es, la realización del derecho sustancial.
18
“La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros
personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos
sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.”
19
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Manuel E. Rodríguez Juárez, Manual de Derecho Procesal Civil, t. I, p. 14, Ed.
Alveroni, Córdoba, 2004.
20
Alsina, Hugo, Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial. Parte General, t. I, Ediar, Buenos
Aires, 1963, p.33.
El Proceso Judicial, principal objeto de estudio del derecho procesal, puede ser definido como una
serie gradual, progresiva y concatenada de actos jurídicos procesales, cumplidos por órganos
públicos predispuestos o por particulares interesados o terceros llamados al mismo, y cuyo fin
inmediato es obtener una resolución judicial que fije los hechos controvertidos y la aplicación del
derecho correspondiente; y cuyo fin mediato es la obtención de la paz social, al ser un medio de
resolución de conflictos.
Hablamos de serie gradual y concatenada de actos, porque todo el proceso está dispuesto en
función de actividades llevadas adelante por las partes, que van haciendo avanzar al proceso
hacia su fin, encadenando cada uno de los actos con el que le antecede y el que le sucede, de
manera que no existen actos aislados entre si, sino que cada uno de ellos es consecuencia de
actos anteriores y consecuencia de actos posteriores.
Ahora bien, en la definición decimos que estos actos jurídicos procesales son cumplidos por
órganos públicos predispuestos, los particulares interesados y los terceros llamados al proceso.
Los órganos públicos predispuestos son los del Poder Judicial, personificados en el Juez, que es
el director del proceso. Son predispuestos ya que existen previamente a la existencia del conflicto
que les toca resolver.
El objetivo es lograr una resolución judicial que fije los hechos (de entre todos los invocados por
las partes) y el derecho (sustancial) que corresponde aplicar. La finalidad inmediata se satisface
Vamos a ponerle contenido a lo que hemos dicho en cuanto que el proceso se desarrolla de una
manera ordenada, a través de diversas etapas que, concluidas, permiten el paso a la etapa
siguiente. Por regla general todo proceso consta de cuatro etapas: Etapa Introductoria, Etapa
Probatoria, Etapa Discusoria y Etapa Decisoria.21
Etapa Introductoria.
Se inicia con la demanda, acto procesal típico de esta etapa, en la cual se introducen las
cuestiones que serán objeto de la decisión judicial. El actor afirma en la demanda los hechos
jurídicamente relevantes, que sirven de base a la tutela judicial que solicita. El demandado, al
contestar la demanda, deberá referirse a los hechos invocados por el actor, negándolos o
reconociéndolos, o introduciendo su propia versión de los hechos. De esta manera quedarán
perfectamente fijadas las posiciones del actor y del demandado, quedando delimitada la
plataforma fáctica del juicio.
Etapa Probatoria.
En esta etapa, las partes presentan al tribunal los elementos probatorios con que cuenten para
imponer su versión de los hechos por sobre la de la contraria. Esta etapa presupone la existencia
de hechos controvertidos, es decir hechos sobre los cuales las partes no están de acuerdo.
Los medios de prueba son variados: testigos, peritos, documentos, inspecciones judiciales, entre
otros.
Etapa Discusoria.
El acto procesal característico de esta etapa es el alegato, en donde cada una de las partes
aporta al juez los argumentos que crean favorables para sustentar sus respectivas pretensiones.
Tanto el actor como el demandado tratarán de evidenciar cómo, con las pruebas aportadas, han
quedado acreditados los hechos fundantes de sus respectivas pretensiones.
Etapa Decisoria.
21
Angelina Ferreyra de de la Rúa y ot., ob. cit.
Definimos a la “acción” como la facultad que posee un sujeto de exigir, del órgano judicial, la
tutela de sus derechos. Habiéndose reservado el Estado el monopolio de la fuerza, y eliminado
la posibilidad de que los particulares hagan justicia por mano propia, corresponde que se otorgue
a éstos últimos la posibilidad de exigir la tutela estatal de aquellos derechos que considere
vulnerados.
Accionar es, pues, ejercer una pretensión ante los tribunales de justicia, pretensión que puede
consistir en un dar, un hacer o un no hacer. Es decir: toda pretensión puede reducirse a que el
particular solicite del órgano jurisdiccional que se le dé algo, o que obligue a alguien a realizar
algo, o que obligue a alguien a que deje de hacer algo. Ejemplo de lo primero son las pretensiones
en donde se solicita la condenación a pagar una suma de dinero, o a restituir un inmueble.
Los presupuestos procesales pueden definirse como aquellos requisitos indispensables para la
constitución de una relación jurídico procesal válida. Son previos al proceso, de manera tal que de
no existir, no puede haber un proceso judicial. Básicamente estos presupuestos son tres:
Como ya hemos visto, es la aptitud que la ley le reconoce al juez para ejercer la jurisdicción en el
caso concreto.
Entendida como la aptitud de los particulares para ejercer por si mismos los actos procesales, y
que se identifica con la capacidad jurídica de obrar. En nuestro sistema legal la capacidad es la
regla, y la incapacidad es la excepción. Por lo tanto, todas las personas son reputadas capaces,
salvo que la ley expresamente establezca lo contrario. En caso de que concurra alguna causa de
incapacidad, el incapaz deberá concurrir al juicio acompañado por sus representantes legales. Es
el caso del menor, cuya personería se integra con la de sus representantes necesarios.
Es decir, cumpliendo las formalidades exigidas por la ley procesal. Los distintos códigos de
procedimientos exigen determinadas formalidades para plantear una demanda, que permitan
luego encaminar de manera ordenada todo el proceso subsiguiente. De este modo, una demanda
en la que no se determina la persona del demandado, ni los hechos en que se funda la pretensión,
ni que es lo que se espera del órgano jurisdiccional (pretensión), no puede dar origen a una
relación jurídica procesal válida.
¿Quiénes forman parte del proceso? ¿Cuáles son los sujetos que intervienen en el desarrollo de
este camino tendiente a obtener una decisión jurisdiccional? Hemos visto en el punto anterior, que
en el proceso se establece una “relación jurídico procesal”. Vimos cuáles son las condiciones para
que esta relación pudiera existir. Estas condiciones hacen referencia a ciertas características que
deben reunir los sujetos que intervienen en el proceso (actor, demandado, juez) y a la manera de
requerir al Órgano Judicial el reconocimiento de una pretensión (forma de presentación de la
demanda).
De lo expuesto podemos inferir que los sujetos que intervienen en esta relación son: el juez, el
actor y el demandado (éstos últimos, son parte en sentido estricto, es decir, quienes tienen un
interés directo en el resultado del proceso, ya que se ventilan derechos y obligaciones de los que
podrían ser titulares). Además de estos sujetos principales, intervienen funcionarios judiciales que
se ocupan de diversas tareas necesarias para el desenvolvimiento del proceso (Secretarios,
Empleados, Ujieres, Notificadores, Oficiales de Justicia, entre otros). En determinadas
circunstancias, intervienen como partes ciertos órganos del Poder Judicial como el Ministerio
Público Fiscal (cuando se ventilan cuestiones de orden público) o el Ministerio Pupilar (cuando se
debaten cuestiones que afecten intereses de menores e incapaces).
“Tres son los sujetos de la relación procesal: actor, demandado y juez. Los dos primeros
constituyen las partes en el juicio, y la ley determina su capacidad, las condiciones de su
actuación en el proceso, sus deberes y facultades, así como los efectos de la sentencia entre
ellos. El juez ejerce la función jurisdiccional en nombre del Estado, el cual reglamenta la forma de
su designación, fija sus atribuciones y reglamenta su actividad en el proceso”22
Ya hemos visto que el presupuesto procesal que afecta al juez, es el de la competencia, entendida
ésta como la potestad de ejercer la jurisdicción en el caso concreto que se le presenta. Amén de
ello, la figura del juez está rodeada de una serie de requisitos tendientes a garantizar su
independencia de criterio. De este modo, son funcionarios permanentes (no designados para
resolver un caso específico) que se mantienen en el cargo mientras dure su buena conducta: no
pueden ser removidos sin causa. Sus remuneraciones son intangibles, es decir, no pueden ser
reducidas.
En cuanto a las partes, la capacidad (entendida como la posibilidad de ejercer por si mismo sus
derechos) es el presupuesto procesal que las afecta. Las partes pueden actuar en el proceso por
si mismas o por medio de un representante. En la mayoría de los códigos procesales argentinos,
se requiere la asistencia letrada obligatoria (patrocinio letrado). Se busca evitar que el
desconocimiento técnico del derecho perjudique al derecho de las partes.23
22
Alsina, Hugo, Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial. Parte General, t. I, Ediar,
Buenos Aires, 1963, p.429
23
Art. 56 Cód. Proc. Civ y Com. de la Nación, art. 80 Cód. Proc. Civ y Com. de la Provincia de Córdoba.
Idéntico precepto poseen Buenos Aires y San Luis.
Recordemos que el monopolio de la jurisdicción por parte del Estado, hace nacer en
cabeza de éste la obligación de pronunciarse sobre las cuestiones que le sean sometidas
por los particulares.25
La acción, como facultad de los particulares, es el correlato necesario del monopolio estatal del
empleo de la fuerza. Los particulares tienen prohibido hacer justicia por mano propia. En
consecuencia, tienen el derecho de exigir justicia por parte del Estado, y éste tiene la obligación
de dar una respuesta a ese pedido.
La demanda se presenta por escrito, y los códigos procesales establecen los requisitos que debe
reunir. El Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba 26, establece los
siguientes:
2º) Debe contener el nombre, domicilio real, edad y estado civil del demandante y su número de
documento.27
4º) La cosa que se demanda designada con exactitud. Si se trata de dinero, debe expresarse el
monto exacto.
7º) Deben acompañarse todos los documentos de que haya de valerse. En caso de que no los
tenga en su poder, deberá designar con precisión el lugar en que se encuentran.
24
Angelina Ferreyra de de la Rúa y Otro, ob. cit. p.154.
25
El Código Civil Argentino establece, en su art. 15, que “Los jueces no pueden dejar de sentenciar bajo
pretexto de silencio, oscuridad o insuficiencia de las leyes”. Con lo que podemos afirmar que toda
pretensión sometida a los tribunales debe ser resuelta por éstos en algún sentido.
26
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, Ley 8465, art. 175.
27
El Código Procesal Civil de la Nación y de las Provincias que lo toman de modelo (Buenos Aires y San
Luis entre otras) exigen sólo el nombre y el domicilio del actor.
INICIA DEMANDA
Señor Juez:
Juan José Rodríguez, abogado, M.P. 1-11223, constituyendo domicilio legal en la calle Las
Magnolias Nº 2784 de la Ciudad de Córdoba, a V.S. respetuosamente digo:
I.- PERSONERÍA
Que actúo en representación de PRÉSTAMOS EN EL ACTO S.A. con domicilio real en la calle
Juan José Paso Nº 2020 de la Ciudad de Córdoba, conforme lo justifico con la fotocopia del poder
general para pleitos, que adjunto a la presente, a los fines de ser glosados a estos actuados,
declarando bajo juramento que el mismo es copia fiel del original y que el poder aun subsiste.
II.- OBJETO
III.- HECHOS.
Que el demandado, en calidad de titular, suscribió con mi mandante una solicitud convenio a los
fines de incorporarse como usuario del Sistema de Tarjeta de Crédito denominado “COMPRALO
YA”, para efectuar compras o contratar servicios en los establecimientos adheridos al sistema, en
un todo de acuerdo con las condiciones de uso insertas en dicha solicitud.
Que ya en poder de la tarjeta, el titular realizó diversas compras en los comercios adheridos
cumpliendo con los pagos en forma regular conforme a las liquidaciones o resúmenes de cuenta
que mensualmente emitía mi mandante y que a la vez enviaba al demandado. Esta relación se
mantuvo sobre toda la vigencia del contrato hasta que el demandado omitió el pago del resumen
de cuenta con vencimiento el 10/05/2007 a cuyo pago se había obligado.
La falta de pago del importe que figura en dicho resumen de cuenta en tiempo y forma, tornaron a
la obligación exigible, quedando el obligado constituido en mora de pleno derecho.
IV.- DERECHO
Fundo el derecho de mi parte en lo dispuesto por los arts. 505 inc. 1; 509, 621, 622, 727, 1137,
1197 y cc del Código Civil y arts. 207, 217, 219 y cc del Código de Comercio.
1.- DOCUMENTAL:
1.1. Constancias de autos.
1.2. Solicitud convenio de “COMPRALO YA”
1.3. Resumen de Cuenta
3.- PERICIAL CALIGRÁFICA SUBSIDIARIA: para el caso de desconocimiento insincero por parte
de la demandada, de las firmas puestas en la documental indicada en el punto anterior, solicito se
practique pericia caligráfica a cargo del profesional que resulte sorteado de la lista oficial, a cuyo
fin se designará audiencia. Asimismo formulo reserva de ampliar los puntos de pericia y de
proponer perito de control.
VI.- PETITORIO
Por todo lo expuesto y consideraciones que suplirá la vasta ilustración de V.S., solicito:
a) Me tenga por presentado, por parte en el carácter expresado y con el domicilio legal
constituido.
f) en definitiva, y previo los trámites de ley, haga lugar a la demanda y condene a la demandada al
pago de lo reclamado con mas sus intereses y costas.
SERÁ JUSTICIA
Interpuesta la demanda, ésta surte varios efectos, de los cuales mencionaremos tres:
Esto significa que si el acreedor deja transcurrir ese plazo sin intentar el cobro del pagaré, luego
no podrá hacerlo por encontrarse la deuda prescripta. Si transcurridos 364 días desde el
vencimiento el actor interpone la demanda para el cobro del pagaré, ese lapso de 364 desaparece
y vuelve a cero, para empezar a correr de nuevo.29
Esto es, los hechos que justifican su pretensión, y los límites dentro de los cuales deberá resolver
el juez para no incurrir en los vicios de ultra petita, extra petita o citra petita. “Una sentencia es
extra petita cuando condena a rubros que no han sido pretendidos por el actor. Es ultra petita
cuando se condena a los rubros pretendidos pero el tribunal condena a una suma mayor, y una
sentencia es citra petita cuando no se expide sobre una pretensión solicitada por el actor”30
28
Decreto Ley 5965/63, arts. 96 y 103. Puede consultarse el texto completo en Portal de Abogados -
http://www.portaldeabogados.com.ar/codigos/decpagare.htm - 28/07/2010.
29
No debe confundirse con la “suspensión” de la prescripción, que detiene el cómputo del tiempo durante
todo el periodo que dure la suspensión, pero que no vuelve la cuenta a cero, y se retoma desde el punto en
que se suspendió en cuanto desaparece la causa que dio origen a la suspensión. Por lo general provoca la
suspensión de la prescripción todas aquellas circunstancias que le impiden al actor ejercer su pretensión.
30
Corte Suprema de Justicia de Mendoza, Causa 89.909 del 20/05/2008, en autos “Salinas M.E. c/ Los
Puentes S.R.L.”
Ahora bien, en nuestro país, “la inviolabilidad de la defensa en juicio” es una garantía fundamental
receptada por nuestra Constitución Nacional, amén de los Pactos Internacionales incorporados a
la misma.31
La puesta en conocimiento del demandado de que se ha iniciado una acción judicial en su contra
(y de las distintas resoluciones que el Tribunal vaya adoptando durante el transcurso del proceso)
se realiza mediante las NOTIFICACIONES.
NOTIFICACIÓN: acto procesal mediante el cual se pone en conocimiento de las partes una
resolución judicial.
El primer acto procesal, una vez receptada la demanda, será la citación y el emplazamiento del
demandado.
CITACIÓN: llamamiento que se realiza a una persona para que comparezca en el tribunal, en
lugar y hora previamente señalados.
EMPLAZAMIENTO: es el llamamiento con plazo hecho por el juez, citando a alguna persona para
que comparezca en un proceso a manifestar sus defensas o cumplir con lo que se manda.
Dependiendo del acto a notificar, o de las circunstancias de cada caso, la notificación puede
realizarse de diversas maneras:
FORMAS DE LA NOTIFICACIÓN32:
a) AL DOMICILIO.
Esta clase de notificación se realiza por cédula u otro medio fehaciente. El domicilio será el
domicilio real o el domicilio constituido del demandado, según el acto de que se trate. La
notificación de la demanda se hace al domicilio real, de allí la obligación de consignarlo en la
31
CN art. 18: “Ningún habitante de la nación puede ser penado sin juicio previo... Es inviolable la defensa en
juicio de la persona y de los derechos.”; Pacto de San José de Costa Rica, art. 8 inc. 1: “Toda persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de
cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.”
32
Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, Ley 8465, art. 143.
Poder Judicial
de la Provincia de Córdoba.
CÉDULA DE NOTIFICACIÓN
TRIBUNAL: Juzgado de 1º Instancia en lo Civil y Comercial - 5° Nominación (TRIBUNALES I -
Caseros 551, 2do. Piso Sobre Pasillo Central, Ciudad de Córdoba)
SECRETARÍA: María de las Mercedes Villa
SEÑORES: RAMIRO GIGENA
DOMICILIO: Artigas Nº 3450 - Bº Patria Grande - Ciudad de Córdoba.
Se hace saber a Ud. que en los autos caratulados "PRÉSTAMOS EN EL ACTO S.A. c/ GIGENA
RAMIRO - ABREVIADOS” Expediente. N° 1112760/36" se ha dictado la siguiente resolución:
“Córdoba, 25 de Agosto de 2009. Téngase al compareciente por presentado, por parte en virtud
del poder acompañado, y con domicilio procesal constituido. Admítase la presente demanda, a la
que se le dará el trámite de juicio abreviado. Cítese y emplácese al demandado para que en el
plazo de seis días comparezca, constituya domicilio y conteste la demanda, debiendo ejercer
todas las defensas de que haya de valerse, bajo apercibimiento. Notifíquese.” Fdo.: Elena M. de
Velazco (Juez).
b) EN LA OFICINA.
Se dice que una resolución judicial se ha realizado en la oficina, cuando la parte realiza alguna
diligencia en el expediente. Esta diligencia puede ser específicamente para notificarse, como por
ejemplo:
Córdoba, 18 de julio de 2009. Seguidamente comparece el Dr. Juan José Pérez, patrocinante de
la actora y dice: que se notifica del decreto que antecede. Doy fe. (Se inserta la firma del
funcionario del juzgado, normalmente el Secretario.
O puede que se trate de otra diligencia diferente, pero que implica que la parte tuvo la posibilidad
de revisar el expediente y por lo tanto de notificarse de las resoluciones dictadas en el mismo.
Retirar el expediente del tribunal importa quedar notificado de todo lo actuado hasta ese momento.
Se da la misma presunción que en el caso anterior. Si la parte tiene el expediente en su poder, la
ley presume que lo ha revisado y por lo tanto se ha notificado de todas las resoluciones dictadas
hasta ese momento.
d) POR EDICTOS.
Cuando el domicilio del demandado es desconocido, procede este tipo de notificación, en donde
se publica la resolución que quiere hacerse conocer mediante su publicación en el Boletín Oficial,
y en algún diario de amplia circulación en el lugar. Puede también ordenarse la citación por
medios audiovisuales, con gastos a cargo de la parte interesada en la notificación.
El señor Juez de Primera Instancia y 25 Nom. Civ. Y Com., Secretaria Dr. Zabala, en los autos
caratulados “DIRECCIÓN DE RENTAS DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA C/ WADY ELIAS -
Ejecutivo Fiscal” Expte. Nº 1388382/36, domicilio Tribunal Caseros 551, PB, pasillo Bolívar esq. D.
Quiros…Cba.- se ha dictado la siguiente resolución: Córdoba 28 de octubre de 2009.- “Atento el
certificado de no oposición de excepciones, y encontrándose expedita la vía de ejecución por el
crédito reclamado, sus intereses y costas (art. 7 de la Ley Nº 9024, modificado por la Ley Nº
9576), NOTIFÍQUESE al demandado la liquidación formulada”…”para que en el término de tres (3)
días fatales formule las impugnaciones que estime corresponder”. Fdo: Ferreyra Dillon Felipe,
Prosecretario Letrado.33
Mientras que el incumplimiento de una obligación puede originar una acción judicial tendiente a
lograr el cumplimiento forzado de la misma (por ejemplo, la obligación de cumplir un contrato, de
devolver un préstamo, de prestar obligaciones alimentarias, etc.), nadie puede obligarnos a
cumplir una carga procesal (sería impensable que se nos forzara a comparecer a un juicio o a
contestar una demanda).
33
Boletín Oficial de la Provincia de Córdoba, publicación del 05/03/2010.
Por esta razón es que el demandado tiene una serie de alternativas ante la acción judicial iniciada
en su nombre. De ninguna manera tienen la obligación de seguir un determinado camino. Podrá
comparecer al juicio constituyendo domicilio especial, podrá contestar la demanda utilizando las
excepciones y pruebas de que haya de valerse, o podrá omitir cualquiera de estas actividades.
En el caso de que el demandado opte por no comparecer al juicio en su contra, el proceso seguirá
adelante, declarándolo rebelde.
Dependiendo de la forma en que haya sido citado, la rebeldía dará lugar a diversas situaciones:
a.1) El trámite continúa su curso. Todas las resoluciones se tienen por notificadas el mismo día de
su dictado (excepto la resolución que lo declare rebelde y la sentencia dictada mientras la rebeldía
subsista, que deberán notificarse al domicilio real).
a.2) El rebelde puede incorporarse al proceso en cualquier etapa del mismo, sin que pueda
modificarse los actos ya cumplidos durante su rebeldía.
b.2) Se nombra un asesor letrado para que ejerza la defensa del demandado. Si comparece una
vez dictada la sentencia, podrá solicitar, en la instancia de apelación de la misma, que vuelva a
abrirse la causa a prueba.
3.3 Excepciones.
3.3.1 Concepto.
Definimos a las excepciones como ciertas defensas que, por su naturaleza, impiden la
prosecución del proceso, o su prosecución ante el Tribunal en el que está radicado.
Pueden ser:
a) Dilatorias (o procesales), que simplemente suspenden la tramitación del proceso hasta tanto
sea removido el impedimento.
a) Incompetencia.
Hemos visto ya que la competencia es la capacidad del órgano jurisdiccional para ejercer su
jurisdicción en el caso particular que se le presenta. En sentido contrario, la incompetencia es “la
situación en que se encuentra un órgano que no puede ejercer las potestades o facultades que se
le asignan”.34
Si bien la competencia es una cuestión de orden público, esto es, no disponible por las partes, la
competencia territorial si lo es, con lo que el Tribunal no puede declararla de oficio, y será la parte
demandada quien deberá esgrimir la excepción al momento de contestar la demanda. En el
ámbito de la justicia federal, por ser ésta una competencia especial, al presentar la demanda el
actor deberá acompañar los elementos de juicio necesarios para justificar la competencia del
Tribunal.
b) Falta de Personería.
Esta situación se da cuando el actor carece de la capacidad de hecho para estar en juicio (por
tratarse de un menor o un incapaz, por ejemplo). De sustanciarse el juicio con quien no reúne las
condiciones exigidas por la ley, podría dar lugar a una sentencia de cumplimiento imposible.
c) Litispendencia.
Esta excepción procede cuando se tramitan simultáneamente dos procesos con identidad de
sujeto, objeto y causa. La identidad de sujetos hace referencia a que las partes (actor y
demandado) son las mismas personas. La identidad del objeto se presenta cuando es idéntico lo
reclamado en uno y otro proceso (por ejemplo, un desalojo). Por último, la identidad de causa se
refiere a que existe un mismo basamento a la acción intentada (en el ejemplo del desalojo, un
mismo contrato de alquiler; en el caso de que se reclamara una suma de dinero, un mismo
pagaré).
Lo que se busca evitar con esta excepción es el “escándalo jurídico” que supondría que dos
tribunales fallaran sobre una misma situación de manera diferente.
El defecto se verifica cuando no se han cumplido los requisitos que la ley impone a las formas que
deben estar presentes en la demanda, y que fundamentalmente afecte a la claridad de la misma.
34
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., p. 180.
Las formas exigidas están al servicio del proceso y no a la inversa. Si se comprueba que los
defectos denunciados son lo suficientemente graves como para impedir que el demandado ejerza
su derecho de defensa, el Tribunal emplazará al actor para que en el plazo de ley subsane los
errores señalados.
Para que la defensa de cosa juzgada sea admisible, se exige la misma triple identidad que en la
excepción de litis pendencia: sujetos, objeto y causa.
Estas excepciones están relacionadas con las formas anormales de terminación del proceso (y
que veremos más adelante).
El desistimiento consiste en la renuncia que hace la parte de la acción o del derecho en que ésta
se funda. Renunciando al derecho, no podrá volver a iniciar una acción en base al mismo. Si sólo
renuncia a la acción, podrá intentarla en otro juicio en la medida en que el derecho aún subsista (y
no haya desaparecido, por ejemplo, por prescripción).
La contestación de la demanda también se presenta por escrito, ante el tribunal que entiende en la
causa, debiendo el demandado confesar o negar categóricamente los hechos afirmados en la
demanda por el actor. No es suficiente con una negativa genérica, sino que cada una de las
afirmaciones del actor deben ser rebatidas, bajo apercibimiento de que se tengan por ciertas. 36
No debe simplemente limitarse a negar los hechos alegados por el actor. Debe dar su propia
versión de los mismos.
Ahora bien, lo dicho en los párrafos anteriores se aplica al caso en que el demandado quiere
oponerse a la pretensión del actor, por considerarla infundada, y por esa razón niega los dichos
del mismo y aporta pruebas para demostrar sus propias afirmaciones. Pero bien puede ocurrir que
el demandado se someta a la pretensión del actor, dándole razón a sus dichos. Este sometimiento
a la voluntad del actor se denomina “allanamiento”. Si el demandado no ha dado ocasión al inicio
del juicio, y con su actitud demuestra que, de haber conocido la pretensión del actor la hubiera
satisfecho, pude mediante el allanamiento evitar cargar con las costas del proceso.
a) Determina los hechos sobre los que deberá versar la prueba, esto es, los hechos
controvertidos, aquellos en los que no ha habido acuerdo entre el actor y el demandado. Sería un
absurdo que, estando de acuerdo las partes sobre alguno o algunos de los hechos invocados, se
debiera producir prueba sobre los mismos.
35
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., p. 192
36
Así por ejemplo, no es válida una negativa del tipo “todo lo afirmado por el actor es falso”. Deberá negarse
cada una de las afirmaciones: “niego haber suscripto con el actor un boleto de compraventa, niego
adeudarle suma alguna, niego haber protagonizado un choque con el actor, etc.”
37
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., p. 193
Sr. Juez:
RAMIRO GIGENA, por derecho propio, con domicilio real en Artigas Nº 3450 de Bº
Patria Grande de la Ciudad de Córdoba, conjuntamente con mi letrada patrocinante Dra. Carolina
Justa de Alcides, M.P. 1-40875, constituyendo domicilio procesal en la calle Caseros Nº 679 1º
B, Centro de la Ciudad de Córdoba, en los autos caratulados "PRÉSTAMOS EN EL ACTO S.A. c/
GIGENA RAMIRO - ABREVIADOS” Expediente. N° 1112760/36" ante V.S. me presento y
respetuosamente digo:
I.- OBJETO.
Desde ya niego todos y cada uno de los hechos alegados por la actora en su demanda que
no fueran de expreso reconocimiento en el presente responde.
En particular niego:
1º) Haber suscripto ni en carácter de titular ni en ningún otro carácter una solicitud
convenio a los fines de incorporarme como usuario del Sistema de Tarjeta de Crédito denominado
“COMPRALO YA”.
3º) Que haya tenido en mi poder la tarjeta de crédito denominada “COMPRALO YA”, y en
consecuencia niego haber realizado compras con la misma en los comercios adheridos.
4º) Haber pagado alguna vez un resumen de cuenta de la mencionada tarjeta, y haberlos
recibido en mi domicilio.
5º) Adeudar a PRESTAMOS EN EL ACTO S.A. la suma que me reclama en los presentes
autos ni ninguna otra, ya que como vengo diciendo jamás me relacioné de ninguna manera con
dicha firma.
2) CONFESIONAL: Solicito se cite al actor a absolver posiciones a tenor del pliego de posiciones
que se adjunta bajo sobre cerrado.
3) PERICIAL:
- CONTABLE: Se designe perito contador único de oficio, quien examinando los libros y papeles
de la actora, se expedirá sobre los siguientes puntos de pericia:
b) Determinar si la actora está inscripta como entidad financiera autorizada a emitir tarjetas de
crédito.
d) Efectuando un estudio del respaldo documental de las transacciones que realiza la actora,
determine si en los registros de la misma consta la emisión de una tarjeta de crédito a mi nombre,
y si la misma fue retirada y por quien.
V.- PETITORIO.
1) Se me tenga por presentado, por parte y por constituido el domicilio procesal indicado.
Proveer de conformidad.
SERÁ JUSTICIA
Sr. Juez:
RAMIRO GIGENA, por derecho propio, con domicilio real en Artigas Nº 3450 de Bº
Patria Grande de la Ciudad de Córdoba, conjuntamente con mi letrada patrocinante Dra. Carolina
Justa de Alcides, M.P. 1-40875, constituyendo domicilio procesal en la calle Caseros Nº 679 1º
B, Centro de la Ciudad de Córdoba, en los autos caratulados "PRÉSTAMOS EN EL ACTO S.A. c/
GIGENA RAMIRO - ABREVIADOS” Expediente. N° 1112760/36" ante V.S. me presento y
respetuosamente digo:
I.- OBJETO.
Por tal motivo quedé a la espera de alguna intimación que me indicara a donde
dirigirme para honrar mi acreencia. Lamentablemente la primera comunicación que recibí,
después de seis meses de espera, fue la notificación de que se había iniciado este proceso en mi
contra.
1) Se me tenga por presentado, por parte y por constituido el domicilio procesal indicado.
2) Tenga presente el allanamiento efectuado y por realizado el depósito de los fondos reclamados.
Proveer de conformidad.
SERÁ JUSTICIA
3.5.3 Reconvención.38
De este modo, una demanda por cumplimiento de contrato en donde el actor reclama una suma
de dinero por falta de pago de mercaderías entregadas, mientras que el demandado, al contestar
la demanda, no sólo niega la deuda que se le reclama, sino que además niega la entrega de la
mercadería por lo que demanda a su vez al actor para que el entregue la misma, más los daños y
perjuicios originados en la demora. El actor se transforma en demandado (reconvenido) y el
demandado en actor (reconviniente).
Reconvenir es una facultad del demandado. Nada obstaría en el ejemplo anterior, que el
demandado intentara su acción en un juicio diferente. Pero una cuestión de “economía procesal”
aconseja la utilización de este instituto.
3.6 Prueba
Las normas jurídicas en general relacionan un determinado hecho o actividad humana con una
consecuencia jurídica. De este modo, en todos los códigos sustanciales, encontraremos
enumerados derechos u obligaciones, siempre como consecuencia de un hecho, de un acto o de
un estado de las personas. Tomemos ejemplos sencillos:
Con estos ejemplos hemos intentado hacer patente que el mundo jurídico, si bien es un mundo del
“deber ser”, está íntima e indisolublemente ligado a hechos. La ley establece determinadas
consecuencias jurídicas para determinadas situaciones fácticas. Es necesario comprobar en la
realidad la existencia de estas situaciones fácticas para poder aplicarles las consecuencias
determinadas en la ley.
“El proceso judicial tiene como fin específico la fijación de los hechos fundantes de las
pretensiones de los sujetos procesales y la aplicación del derecho. Dicho de otra manera tiende a
confirmar o desechar determinado acontecimiento de la vida, afirmado como existente por una de
las partes y negado por la otra sobre el que ha de fundamentarse la solución que corresponde” 39
Esto significa que es fundamental para la suerte del proceso, determinar cuáles fueron los hechos
y de qué manera sucedieron, ya que de ello dependerán las normas aplicables al caso, y por ende
los derechos y obligaciones que le competen a cada parte.
En el ejemplo que veíamos del desalojo por incumplimiento del contrato: si el locador no prueba el
incumplimiento alegado (por ejemplo que el inmueble se alquiló para vivienda y el locatario la
utiliza como local comercial), no podrá recuperar la posesión del inmueble. En sentido contrario,
el locatario deberá desvirtuar cualquier prueba que el actor aporte en ese sentido. La noción de
“incumplimiento contractual” no genera mayores problemas. Integrar esa noción con hechos de la
vida real es uno de los problemas fundamentales en todo proceso.
“Es así que las afirmaciones de hechos esgrimidas por las partes deben ser probadas positiva o
negativamente, y luego corresponde su encuadramiento en normas jurídicas sustanciales”.40
Los códigos de forma regulan el procedimiento probatorio, esto es, las formas que deben
observarse en el ofrecimiento, producción y recepción de los medios probatorios. Los códigos de
fondo, contienen indicaciones sobre el valor que debe darse a cada medio de prueba.
39
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., p. 222.
40
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., p.222.
3.6.1 Concepto.
“Es la comprobación judicial, por los medios que la ley establece, de la verdad de un hecho
controvertido del cual depende el derecho que se pretende”42
Todo ello opera como una restricción a las posibilidades del juez de indagar en la verdad real, por
lo que debemos conformarnos con una verdad legal u objetiva.
Esta verdad legal se va conformando en la mente del juez a todo lo largo del proceso. Al iniciarse
el mismo, cuando sólo se han planteado las pretensiones de las partes, el juez se encuentra en
ignorancia sobre la veracidad de las proposiciones. Posteriormente, comienza a recibirse la
prueba y se incorporan elementos corroborantes; surge la duda, definida como “una indecisión del
intelecto puesto a elegir entre la existencia o inexistencia del objeto sobre el cual se está
pensando, derivada del equilibrio entre los elementos que inducen a afirmarla y los elementos que
inducen a negarla, siendo todos ellos igualmente atendibles”43
41
Angelina Ferreyra de de la Rua, Ob. Cit., p. 223.
42
Alsina Hugo, Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial, t. III, p. 225.
43
Cafferata Nores, José I., La prueba en el proceso penal, Depalma, Buenos Aires, 1986, p.7. Citado por
Angelina Ferreyra de de la Rúa en Ob. Cit., p. 227.
Hay dos conceptos que vale la pena tener presente en relación a la prueba. La pertinencia y la
relevancia. La pertinencia hace referencia a relación entre la prueba y los hechos que se
pretenden demostrar con ella. Así para demostrar la existencia de un contrato, será pertinente la
presentación del documento en donde consta; para demostrar la mecánica de un accidente
automovilístico, será pertinente la declaración testimonial de personas que estuvieron presentes al
momento de producirse. Por el contrario, no será pertinente aquella prueba que nada tenga que
ver con el hecho que se intenta demostrar. La pertinencia no hace referencia a la eficacia de la
prueba. En el caso de los testigos del accidente de auto, si bien la prueba es pertinente, puede no
producir convencimiento en el juez, porque los testigos son incapaces, por las razones que sean,
de relatar convenientemente los hechos, o se contradicen entre ellos, o por fallas de memoria
omiten elementos trascendentes. La relevancia en cambio se relaciona con la aptitud de la prueba
para producir el convencimiento del juez sobre la forma en que los hechos sucedieron. La prueba
ideal es aquella que reúne pertinencia y relevancia.
En cuanto al objeto de la prueba, son los hechos afirmados por cada una de las partes y
contradichos por la contraria. Es decir que solo los hechos controvertidos deberán ser probados,
no así los hechos sobre los cuales las partes han estado de acuerdo. Si tanto actor como
demandado están de acuerdo en la manera en que ha sucedido determinado hecho, la cuestión
sobre el mismo se torna de puro derecho, es decir, se trata de aplicar a ese hecho la norma
jurídica correspondiente, tarea que le compete al juez. Tampoco deben probarse los hechos
notorios o evidentes (por ejemplo una catástrofe natural conocida por todos) ni los que gozan de
una presunción legal (por ejemplo que los hijos viven en el mismo domicilio que sus padres o
tutores). Es también necesario distinguir entre:
a) Elemento probatorio.
Es el dato objetivo que se incorpora al proceso con el objetivo de producir conocimiento sobre el
hecho invocado por las partes. Siguiendo con el ejemplo del accidente de auto, el elemento
probatorio estará configurado por la declaración de los testigos, las fotografías, los informes
periciales, entre otros.
b) El órgano de prueba.
Es el sujeto que suministra el elemento probatorio. Los testigos y los peritos en el mismo ejemplo
del punto anterior.
Son las vías reguladas en las leyes procesales para permitir el ingreso del elemento de prueba en
el proceso. La prueba documental, pericial, testimonial, confesional, o de inspección judicial, son
los medios de prueba de que se valen los códigos de procedimiento para posibilitar el ingreso al
proceso de los elementos probatorios.
Por último, y antes de ingresar al tema de los principios que rigen la actividad probatoria, diremos
que toda la actividad probatoria se desarrolla durante un lapso de tiempo limitado, en el que las
partes deberán ofrecerla y diligenciarla.
Cuando hablamos de estos principios, hacemos referencia a reglas fundamentales que permiten
el desarrollo de un proceso en base a las exigencias de nuestra Constitución Nacional, en cuanto
establece la “inviolabilidad de la defensa en juicio de la persona y los derechos” 44. Estos principios
referidos a la actividad probatoria, permiten que el ofrecimiento, producción y valoración de la
prueba, se realicen de manera tal que la garantía constitucional sea operativa.
a) Principio de libertad.
Como ya hemos señalado, la actividad probatoria es fundamental para la suerte del proceso. De
allí que deba garantizarse que las partes puedan producir todas las pruebas que crean
convenientes para acreditar sus pretensiones. Toda idea de un debido proceso podría verse
desvirtuada si las partes vieran limitada su posibilidad de ofrecer y producir prueba. Sería muy
fácil prejuzgar sobre un asunto impidiendo que una de las partes produjera una prueba que ella
considera relevante.
Este principio se enuncia de la siguiente manera: “todo objeto de prueba puede ser introducido al
proceso y puede serlo por cualquier medio”.45
Hemos afirmado ya que el objeto de la prueba es el hecho que se intenta probar. La libertad de
objeto hace referencia entonces a que las partes pueden producir prueba sobre todos los hechos,
hayan o no sido alegados en sus escritos.
44
Art. 18 CN.
45
Clariá Olmedo, Jorge, Derecho Procesal, t. I, p. 181
c) Principio de adquisición.
Las pruebas son incorporadas al proceso (pasan a formar parte del proceso), independientemente
del sujeto que las aportó. Esto significa que la prueba ayudará al juez a formar convicción sobre el
asunto que debe resolver, sin importar la parte que logró la introducción de la misma. Si bien lo
normal es que cada parte produzca la prueba que le sea favorable a su derecho, puede ocurrir por
diversas circunstancias que la prueba producida e incorporada le sea desfavorable (como cuando
se pide un informe a una repartición pública o una pericia caligráfica que terminan beneficiando a
la parte contraria). En este caso la parte que propuso y produjo la prueba no podrá eliminarla ni
pedir que no se tenga en cuenta. Pertenece (a sido adquirida) por el proceso.
d) Principio de inmediación.
Hace referencia al contacto directo entre el juez, las partes y el órgano de prueba.
Lamentablemente en los sistemas escritos que rigen los procedimientos civiles y comerciales, este
principio es prácticamente nulo, ya que el juez rara vez toma contacto con las partes o los
testigos, y solo ve por escrito lo que unos y otros han afirmado, al momento de estudiar la causa
para dictar sentencia.
3.6.2 Etapas.
Veamos ahora el procedimiento que se debe seguir para lograr introducir en el proceso los
diversos elementos probatorios de los que queremos valernos.
La ley establece las vías a recorrer en el desarrollo de la actividad probatoria e indica cómo los
sujetos procesales deben proceder para introducir y diligenciar válidamente las pruebas en el
proceso.
a) Etapa Introductoria.
Es el momento en que las partes ofrecen la prueba que luego habrán de producir, y el tribunal
admite o rechaza las mismas.
Al admitirla, ordenará se lleven adelante las tareas necesarias para su producción (libramiento de
un oficio si se trata de prueba informativa, fijación de audiencias si se trata de testimoniales o
confesionales).
46
Angelina Ferreyra de de la Rúa - Manuel E. Rodríguez Juárez, Manual de Derecho Procesal Civil, t. I,
Editorial Alveroni, Córdoba, 2004, p. 245
b) Etapa de diligenciamiento.
Se trata de un momento muy particular del proceso, ya que una demora en la producción de la
prueba puede dejarla afuera del proceso, por llegar al expediente una vez finalizado el periodo
probatorio (esto suele ocurrir con los informes solicitados a reparticiones públicas, que
normalmente demoran mucho más que el tiempo total asignado a la producción de la prueba).
c) Etapa de valoración.
La valoración de la prueba implica una operación racional mediante la cual las partes primero y
luego el juez, razonan sobre la pertinencia y relevancia de las pruebas producidas en orden a
lograr la convicción sobre los hechos controvertidos.
El actor y el demandado realizan esta actividad durante los alegatos. El juez, al dictar sentencia.
En los alegatos las partes intentan deducir de las demostraciones efectuadas, la razón que les
asiste en la pretensión esgrimida. Esta valoración normalmente es positiva (de las pruebas
aportadas por la parte que alega) y negativa (de las pruebas aportadas por la contraria). Es decir,
que al mismo tiempo que intentan convencer al juez que con los elementos probatorios arrimados
al proceso han quedado demostrados los hechos invocados por ella y por tanto la justicia de la
pretensión, intentan convencerlo de que los elementos probatorios introducidos por la contraria
carecen de la entidad suficiente como para provocar cualquier tipo de convicción.
El juez, en el momento de resolver el asunto, valorará la prueba aportada en relación a cada uno
de los hechos controvertidos. En este momento si puede el juzgador explayarse sobre la
pertinencia de una prueba, y por supuesto sobre la eficacia de las mismas. Una vez fijados los
hechos mediante la convicción que le producen las pruebas arrimadas al proceso, deberá aplicar
a los mismos las normas que correspondan.
Sistemas de valoración.
La doctrina clásica distingue tres sistemas para llevar a cabo la valoración de la prueba: el de la
tarifa legal, el de la libre convicción, y el de la sana crítica racional. Veremos por separado cada
uno de ellos.
Este sistema, también denominado de pruebas legales, consiste en que el valor del elemento
probatorio está previamente determinado por la ley. La ley le indica al juez, de manera anticipada,
el grado de eficacia que debe atribuirle a los diferentes medios probatorios.
Frente a estas situaciones, el juez solo puede valorar la prueba a partir de lo ya estipulado por el
legislador, sin apartarse del precepto legal. Si una de las partes confiesa, el juez deberá tener por
demostrados los dichos de la contraria, aun cuando de otros medios probatorios surja que la
confesión no se condice con la realidad.
Este sistema es el opuesto del anterior, en tanto otorga al juez facultades discrecionales para
apreciar la prueba, si estar atado a más condicionamientos que los que su propia conciencia le
dicte. Es propio de los jurados populares y de los jueces de campaña que resuelven según su leal
saber y entender, basados en motivaciones internas tan diversas como sus sentimientos,
intuiciones o pareceres. No se exige al magistrado demostrar las razones que ha tenido para
valorar una prueba de determinada manera. Basta que a él le produzca convicción, para que se
por probado un determinado hecho.
La crítica que se hace de este sistema es que atenta contra el sistema republicano de gobierno,
ya que exime al funcionario de motivar sus actos, e impide el contralor de las decisiones
jurisdiccionales.
Este sistema obliga al juez a fundamentar la valoración que ha realizado de la prueba, a explicar
las razones por las que admitió unas, descartó otras, y otorgó determinado valor a cada una de
ellas.
La fundamentación debe hacerse siguiendo un razonamiento que respete los principios lógicos
básicos que rigen el entendimiento del ser humano, y debe basarse también en la experiencia y el
sentido común. De esta manera, cualquier persona podrá reconstruir el razonamiento del juez, y
estar de acuerdo con él, o atacarlo por defectuoso ya sea en la construcción del razonamiento o
en las conclusiones extraídas.
1º) Principio de identidad, según el cual una cosa es igual a sí misma. Nadie dudaría del error
lógico de una sentencia en la cual se razonara de la siguiente manera: los testigos declaran que
presenciaron un préstamo en monedas de oro; como las monedas de oro son iguales a las
monedas de plata, condeno a devolver monedas de plata.
3º) Principio de Tercero excluido, que reza que dos juicios opuestos entre si,
contradictoriamente, no pueden ambos ser falsos.
4º) Principio de Razón Suficiente, que establece que todo juicio, para ser realmente verdadero
necesita tener una razón suficiente que justifique lo que en el juicio se afirma o niega con
pretensión de verdad.
El progreso de la ciencia está hecho de una serie de máximas de experiencia derogadas por otras
más exactas; y aun frente a los principios de la lógica tradicional, la lógica moderna muestra cómo
el pensamiento humano se halla en constante progreso en la manera de razonar.
La carga de la Prueba.
Por último, intentaremos responder a la pregunta de ¿a quién le compete producir la prueba
tendiente a demostrar la veracidad de los hechos enunciados?
La teoría de la carga de la prueba procura fijar las reglas que resulten adecuadas para la
distribución del esfuerzo probatorio entre las partes.47
La postura clásica establece que cada una de las partes deberá probar los hechos alegados por
ella, ya que se trata de quien tiene interés en lograr la acreditación de lo afirmado.
De esta manera, corresponde al actor demostrar los hechos constitutivos del derecho invocado. Al
demandado por el contrario, le corresponderá probar aquellos hechos que son impeditivos,
modificativos o extintivos del derecho invocado por el actor.
Mientras que para las partes esta es una cuestión que deben resolver a priori, esto es, al
momento de afrontar la tarea de ofrecimiento y producción de la prueba, para el juez es una
cuestión que debe resolver a posteriori, y siempre que las pruebas aportadas sean insuficientes
para acreditar de manera acabada el hecho controvertido. Esto es así porque, de haberse
producido prueba suficiente, al juez no le interesa quien la introdujo al proceso, ya que por el
47
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., p. 253.
El problema se plantea cuando la prueba producida para acreditar un determinado hecho ha sido
insuficiente (en consecuencia el hecho no queda demostrado). En este caso si le interesa al juez
determinar sobre quien pesaba la carga probatoria, para hacer pesar sobre él las consecuencias
desfavorables de la insuficiente demostración.
La regla general que mencionamos, cede ante casos particulares, básicamente establecidos en
las leyes de fondo. En algunos casos el legislador, ante la presencia de un determinado hecho,
presume la existencia de otro, siendo necesario producir prueba para desvirtuar esta presunción.
Si bien la teoría clásica sirve para solucionar la cuestión de la carga probatoria en la mayoría de
los casos que se presentan en los tribunales, hay algunos que, por especiales circunstancias, no
pueden seguirla sin producir una marcada injusticia.
Esto ha llevado a la doctrina a elaborar el concepto de cargas probatorias dinámicas, con base en
los principios de lealtad y buena fe procesal y de colaboración con la obtención de la verdad
objetiva.
La práctica demuestra que existen situaciones en las que la parte que según la doctrina clásica
está obligada a probar, se encuentra en una situación sumamente dificultosa para producir la
prueba, a diferencia de la contraria que por diversos motivos podría producirla fácilmente.
Se propone en estos casos invertir la carga de la prueba, haciendo recaer esta tarea sobre la
parte que se encuentra en una situación más ventajosa para producirla.
De este modo, en los juicios de mala praxis, la documentación necesaria para probarla se
encuentra en poder del supuesto responsable (médico). Aferrarse a la doctrina clásica y exigir al
actor que aporte esa prueba, puede llevar a la injusticia de hacer imposible el ejercicio de la
acción por imposibilidad de acceder a los documentos necesarios. Por el contrario, el médico o
institución pueden fácilmente introducirlos al proceso, sobre todo si nada tienen que ocultar. La no
presentación de la documentación, haría recaer las consecuencias disvaliosas sobre quien estaba
en mejores condiciones para producir la prueba (el médico o la institución médica).48
48
Angelina Ferreyra de de la Rúa, Ob. Cit., p. 258.