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Opciones Que Significa ‘Regular’

Eso es lo que queremos decir cuando hablamos de regular sus emociones, impulsos
o deseos.
Básicamente, esto quiere decir (1) reducir o aumentar la intensidad de una
emoción intencionalmente, y (2) decidir si va a proceder siguiendo un impulso o
deseo.
Esto incluye habilidades como:
 Decidir y controlar donde concentra su atención.
 Mientras algo sucede, decidir y controlar cuando y cuanta atención quiere
poner en los distintos aspectos de la situación, entre ellos sus propios
pensamientos, sentimientos, e impulsos.
 Elegir que perspectiva tiene sobre sus reacciones emocionales a lo que
sucede.
 Detenerse para no seguir un impulso repentino.
 Detenerse y no dejarse llevar por un deseo o antojo.
 Pensar, imaginar y hacer cosas que lo tranquilicen cuando se sienta enojado,
ansioso, con miedo, con ganas de satisfacer una adicción, etc.
a habilidad de regular las emociones y los impulsos es desarrollada durante la niñez, cuando
somos infantes. Aprendemos (o no aprendemos) estas habilidades en nuestras relaciones,
especialmente con los padres y con otras personas que nos cuidan.

Primero, estos adultos ofrecen ejemplos como personas que son, (o no son), conscientes de
sus emociones. Son personas que pueden (o no pueden) expresar sus emociones con palabras
que sean útiles y no hirientes. Son personas que pueden (o no pueden) tolerar emociones
difíciles sin dejarse llevar por éstas o sin escaparse usando el alcohol, las drogas u otras
adicciones.

Segundo, los padres y otras personas que cuidan a los niños y que tienen buena capacidad de
autorregulación proveen relaciones seguras y de confort que les permiten a los niños
desarrollar gradualmente una consciencia emocional, tolerar emociones no deseadas y
controlar los impulsos perjudiciales.

Lo ideal es que los adultos cariñosos les den a los niños el apoyo y el reconocimiento que
necesitan para adquirir la capacidad de autorregulación de emociones e impulsos.

Características de la autorregulación
emocional
La regulación emocional hace referencia a la habilidad que traemos
prácticamente de serie, para modificar nuestras emociones según los
sucesos que se vayan desenvolviendo a nuestro alrededor, tanto
positivos como negativos.

Es una forma de control, de manejo de las emociones que nos permite


adaptarnos a nuestro entorno. Activando estrategias de regulación
conseguimos modificar emociones producidas por motivos externos que
alteran nuestro estado de ánimo habitual.

Esta regulación es necesaria tanto ante emociones


negativas como positivasproporcionándonos la capacidad de adaptación
dependiendo de la situación que se dé.

Para entender qué es, Gross y Thompson (2007) plantearon un modelo


para explicarla basada en un proceso compuesto por cuatro factores.

El primero sería la situación relevante que da lugar a la emoción, que


puede ser externa debido a sucesos que ocurren en nuestro entorno, o
internas debido a representaciones mentales que realizamos. El segundo
sería la atención e importancia que damos a los aspectos más relevantes
del evento. El tercer factor sería la evaluación que se realiza ante cada
situación, y el cuarto sería la respuesta emocional que surge debido a la
situación o evento que ocurre en nuestro ambiente.

Además, para algunos la autorregulación es un ejercicio cognitivo de


control al que se puede llegar a través de dos mecanismos asociados a
aspectos diferentes de la experiencia emocional.

Por un lado, nos encontraríamos con el mecanismo de reevaluación o


modificación cognitiva, el cual se encarga de modificar una experiencia
emocional negativa convirtiéndola en beneficiosa para el individuo.

Por otro parte, nos encontramos con el segundo mecanismo denominado


supresión, que es un mecanismo o estrategia de control que se encarga
de inhibir la respuesta emocional.

Gross y Thompson explican que la autorregulación puede llevarse a cabo


en varios niveles. Es decir, esas emociones pueden regularse
modificando las situaciones que las desencadenan, transformándolas o
evitándolas.
También se regulan modificando la atención y desplazando el foco a otra
acción, o realizando conductas para distraerse, mediante la reevaluación
de la situación que desencadena un tipo de reacciones emocionales
específicas o a través de la supresión de la respuesta que aparece antes
esas situaciones.

Definen la autorregulación como un proceso que puede ser tanto externo


como interno y que nos permite evaluar y modificar nuestras conductas,
ejerciendo una influencia sobre las emociones, sobre cómo y cuándo las
experimentamos.

Además, la autorregulación constituiría un elemento que influye


claramente en el desempeño de elementos necesarios para el
aprendizaje, así como en la atención, la memoria, la planificación
y resolución de problemas.

Para su evaluación y medición se han utilizado diversos parámetros,


como reportes autoaplicados, medidas fisiológicas o índices
conductuales, focalizando el interés en el momento de ocurrencia de la
regulación a lo largo del proceso emocional.

Gross también diferencia entre estrategias de aparición temprana o


antecedentes, como el contexto y significado atribuido a la situación, y
estrategias de aparición tardía focalizadas en la respuesta del individuo y
sobre sus cambios somáticos.

Modelos de autorregulación emocional

Modelo de Russell Barkley (1998)

Barkley define la autorregulación como las respuestas que alteran la


probabilidad de que se produzca una respuesta esperable ante un
acontecimiento determinado.
Desde este modelo se proponen los déficits en la inhibición de
respuestas, afectando a determinadas acciones de autorregulación
denominadas funciones ejecutivas, que son la memoria de trabajo no
verbal y la verbal, el autocontrol de la activación, la motivación y el
afecto, y la reconstitución o representación de elementos, características
y hechos del entorno.

Modelo autorregulatorio de las experiencias


emocionales de Higgins, Grant & Shah (1999)

La idea principal de este modelo es que las personas preferimos algunos


estados más que otros y que la autorregulación favorece la aparición de
estos. Además, las personas dependiendo de la autorregulación
experimentan un tipo de placer o malestar.

Indican tres principios fundamentales que se encuentran implicados, que


son la anticipación regulatoria en base a la experiencia previa que se
tenga, referencia regulatoria en base al punto de vista positivo o
negativo según el momento, y el enfoque regulatorio, tratándose de los
estados finales a los que se quiere llegar como son las aspiraciones y las
autorrealizaciones.

¿Decides tú cómo controlar


las emociones?
Hay muchas teorías al respecto. Algunos psicólogos creen que
tenemos el control total sobre nuestras emociones y otros
creen que no existe ninguna posibilidad de controlarlas.

Sin embargo hay investigaciones que concluyen que la forma


en que interpretas tus emociones puede cambiar la forma
como las vives. La forma en que reacciones frente una
emoción en concreto condicionará cómo actúa sobre ti.
 El orador que sufre frente la idea de hablar en público lo
hace porque interpreta sus nervios como algo negativo,
como una señal que le está enviado su cuerpo para que
salga corriendo de allí.

 Por otro lado, alguien que interprete esos mismos nervios


como excitación y ganas de hacerlo bien probablemente
tenga más éxito en su conferencia.

La moraleja es que tu cuerpo te proporciona la energía para


hacer algo, pero cómo usar esa energía lo decides tú. Hay
gente que paga dinero y hace horas de cola para subirse a una
montaña rusa, mientras que otros no se subirían ni en sueños.
Ambos sienten los mismos nervios, pero los interpretan de
forma diferente: diversión frente terror.

Lo que ocurre cuando tus


emociones se descontrolan
No puedes evitar sentir emociones. Las emociones están ahí
porque tienen una función evolutiva, un sentido biológico de
supervivencia. Si nuestros antepasados no hubieran sentido
miedo delante de una manada de tigres, probablemente el ser
humano no hubiera llegado hasta hoy en día.

La amígdala es la parte de tu cerebro encargada de disparar


las emociones, como si fuera una respuesta automática en
forma de agresión o huida frente una amenaza. Por eso es tan
difícil controlar mediante la fuerza de voluntad el origen de tus
emociones: significaría anular esta respuesta para la que
estás programado genéticamente.

Este tipo de respuesta emocional es por lo tanto, necesaria. Sin


embargo, en algunas personas no está correctamente regulada
y puede ocurrir que:
 Se dispare en situaciones donde no existe una amenaza
real (provocando la ansiedad)

 Sea incapaz de desactivarse con el paso del tiempo (como


en la depresión). Por algún motivo, el cerebro entra en
modo de supervivencia y se queda anclado ahí.

Cuando estás en fase de lucha-huida y la amígdala ha tomado


el mando de tus actos, normalmente ya es demasiado
tarde. Por eso debes aprender a actuar antes. Tienes que
acostumbrarte a detectar aquellas señales que te indican que
vas camino de no poder dominar tus emociones.

Esta es la única forma en que serás capaz de detener el


proceso (o retrasarlo) antes de que sea demasiado tarde. Una
vez las emociones te dominan, eres poco más que una bestia
acorralada.

La verdad sobre las


emociones negativas
La teoría más reciente es que existen 4 tipos de emociones
básicas que han evolucionado hacia el resto de sentimientos
más complejos. Estas emociones
son enfado, miedo, alegría y tristeza.

Existen algunas situaciones a las que nunca podrás


acostumbrarte. Si todo te va mal, difícilmente podrás dejar
atrás la sensación de miedo o ansiedad. Sin embargo, las
emociones positivas suelen desaparecer a lo largo del tiempo.
No importa cuanto dinero te toque en la lotería o cuán
enamorado estés: las emociones positivas como el placer
siempre terminan disminuyendo.

De hecho, en un estudio se determinó que la emoción que


dura más es la tristeza. En concreto, dura hasta 4 veces
más que la alegría.
Los principales factores que influyen en la persona y su manera de manifestar las
emociones son:

• La experiencia del dolor y del placer, ayudan a una mejor adaptación y protección del
individuo cuando se superan positivamente. Crean la memoria emocional. Por ejemplo:
cuando una persona es atacada por un animal, le teme a ese animal.

• El factor colectivo, ayuda a internalizar las emociones que afectan a una colectividad por
ejemplo: el niño imita las actuaciones de su familia, club, amigos, entre otras, ante una
situación de riesgo como un temblor, un incendio, entre otros.

• La transferencia, es cuando se reproducen las mismas emociones frente a situaciones y


objetos similares, ejemplo: cuando el alumno manifiesta su rechazo a todos sus
profesores, a causa de un problema con uno de ellos.

• La proyección, cuando se desplazan los estados emotivos adquiridos, hacia objetos


nuevos. Por ejemplo: el miedo hacia un objeto en concreto, que luego se convierte en
miedo a la oscuridad, a la soledad, a las alturas, entre otros.

• El pensamiento, es el que hace evocar hechos a personas que han desencadenado las
emociones y por transferencia o proyección los convierte en nuevas emociones. Por
ejemplo: al recordar un hecho trágico puede provocar la emoción del dolor y la tristeza.

Factores normativos.

Influencias normativas de la edad. Son determinantes biológicos y ambientales


relacionados con la edad cronológica. Son normativas porque, por lo general, se presentan
en todos los miembros de una cultura. Por ejemplo:

Situación de carácter social – Jubilación – Nido vacío – Escolarización.

De carácter biológico: – Primera menstruación – Menopausia.

Factores normativos relacionados con la historia

Son acontecimientos y normas completamente generales, experimentados por una unidad


cultural en conexión con el cambio biosocial. Son normativos si afectan a la mayoría de los
miembros de una misma generación de forma similar. Por ejemplo:

– Depresiones económicas – Guerras – Epidemias – Cambios políticos importantes.

Factores no normativos en el desarrollo del ciclo vital

Se refieren a determinantes biológicos y ambientales que son significativos en su efecto


sobre historias vitales, individuales pero no generales. Por ejemplo:

– Acontecimiento de salud de una persona – Cambio de trabajo – Muerte de un familiar


cercano – Divorcio.

Otros factores son la variabilidad interindividual e intraindividual

Variabilidad interindividual: Hace referencia a que a medida que avanza la edad, las
personas tienden a ser más heterogéneas en el funcionamiento psicológico, fisiológico o
social.

Variabilidad intraindividual: Hace referencia a que los cambios que se producen con el
paso del tiempo en una determinada conducta, capacidad, habilidad psicológica o
fisiológica no predicen necesariamente cambios en otras características psicológicas o
sistemas fisiológicos.

Ejemplo: “Una persona puede mostrar una pérdida de autonomía física importante, al
mismo tiempo que mantiene unas habilidades cognitivas intactas” (Carretero, 1998).

Para la psicóloga Karen Horney, el hombre está formado por su medio el cual, al cambiar,
transforma también al individuo. La cultura, las normas, costumbres y roles particulares de
los grupos humanos influyen y dejan su marca sobre el hombre, por lo que la cultura
genera una gran cantidad de ansiedad.

Así como para Carl Gustav Jung, el inconsciente colectivo es nuestra “herencia psíquica”,
es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que
todos nacemos y compartimos. A partir de él, se establece una influencia sobre todas
nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero sólo le
conocemos indirectamente, viendo estas influencias (Cfr. Hothersall, 2005).

Repercusión psicosocial del duelo en la personalidad

Como ya sabemos, nuestra sociedad no cuenta con una educación o cultura bien definidas
para saber afrontar pérdidas de cualquier tipo; tal parece que hemos aprendido a temerle a
nuestros sentimientos y aún más a aquellos que se relacionan con el duelo.

Desde edad muy temprana se nos enseña a esconder nuestra forma de sentir y todo para
sostener una postura de fortaleza ante la sociedad, se nos consuela con frase como “los
hombres no lloran” ó “piensa que ya no sufre”, pero en vez de ayudarnos a sentirnos
mejor, se nos reprime y así vamos creciendo; lo que se convierte en un problema al llegar
a ser mayores, porque ahora sentimos miedo a expresar sentimientos para no ser
juzgados socialmente (Cfr. Tovar, 2011).

En las circunstancias psicológicas, no es posible evitar los duelos y siempre las formas de
reaccionar ante ellos varía. Un duelo o un grupo de duelos mal realizados, puede
advertirse en cualquiera de las formas de psicopatología, así como puede hacer recaer al
individuo en su psicopatología ya existente. En un enfoque psicosocial, la forma de trabajar
los duelos y cambios psicosociales es un factor fundamental de nuestra adaptación al
entorno. Por otro lado, existen situaciones que prácticamente en todos los seres humanos
desencadenan duelos de cierta importancia, son las llamadas transiciones o crisis
psicosociales.

Palabras clave: Emociones, estrés, salud, inmunodepresión.

Si bien en varias de las revisiones que se encuentran en la literatura moderna se hace


referencia a cómo la salud física interviene en estados emocionales positivos, poco se
habla de esta relación en sentido inverso. La salud del hombre es un complejo proceso
sustentado en la base de un equilibrio bio-psico-social.

La salud y la enfermedad son estados que se hallan en equilibrio dinámico, y están co-
determinados por variables de tipo biológico, psicológico y social, todas ellas en constante
mutación.

Por su parte, las emociones son procesos psicológicos que, frente a una amenaza a
nuestro equilibrio físico o psicológico, actúan para reestablecerlo, ejerciendo así un papel
adaptativo. Sin embargo, en algunos casos, las emociones influyen en la contracción de
enfermedades. La función adaptativa de las emociones depende de la evaluación que
haga cada persona del estímulo que pone en peligro su equilibrio, y de la respuesta que
genere para afrontar el mismo.

Siendo la salud humana un complejo proceso de adaptación en el que confluyen factores


biológicos, psicológicos y sociales. La salud, ese estado de bienestar físico, psicológico y
social no es patrimonio ni responsabilidad exclusiva de un solo grupo o especialidad
profesional. El concepto salud viene definido por el diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, (en su primera acepción), como el “estado en el que el ser orgánico
ejerce normalmente todas sus funciones”. La salud no es sólo la ausencia de enfermedad,
sino que ha de ser entendida de una forma más positiva, como un proceso continuo que
tiene mucho que ver con los comportamientos y el estilo de vida de una persona o
comunidad (Ballester, 1998), por el cual el hombre desarrolla al máximo sus capacidades,
teniendo a la plenitud de su autorrealización como entidad personal y como entidad social
(San Martín, 1985).

En una persona sana deben reunirse potenciales salutogénicos, tanto a nivel mental como
a nivel del soma en completa relación. Es por eso que no se debe pasar por alto cómo
influyen los procesos psicológicos de tipo emocional en la salud. Tanto las emociones
positivas (alegría, buen humor, optimismo) como las negativas (ira, ansiedad) y el estrés,
influyen en la salud.

Las emociones perturbadoras tienen, al parecer, un efecto negativo en la salud,


favoreciendo de esta manera la aparición de ciertas enfermedades, ya que hacen más
vulnerable el sistema inmunológico, lo que imposibilita su correcto funcionamiento.
Contrariamente, las emociones positivas representan un beneficio para nuestra salud, ya
que ayudan a soportar las dificultades de una enfermedad y facilitan su recuperación.

Todos estos descubrimientos acerca de la intrínseca relación entre emociones y salud


tienen su aplicación en el tratamiento de las enfermedades desde una propuesta holística
y no reduccionista a enfoque biologicista, pues en la actualidad se proponen tratamientos
integrales, que consideren

la recuperación tanto de los factores físicos como de los factores psicológicos del paciente,
en estrecha relación de interdependencia.

°Los principales factores que influyen en la persona y su manera de manifestar las


emociones son:

• La experiencia del dolor y del placer, ayudan a una mejor adaptación y protección del
individuo cuando se superan positivamente. Crean la memoria emocional. Por ejemplo:
cuando una persona es atacada por un animal, le teme a ese animal.

• El factor colectivo, ayuda a internalizar las emociones que afectan a una colectividad por
ejemplo: el niño imita las actuaciones de su familia, club, amigos, entre otras, ante una
situación de riesgo como un temblor, un incendio, entre otros.
• La transferencia, es cuando se reproducen las mismas emociones frente a situaciones y
objetos similares, ejemplo: cuando el alumno manifiesta su rechazo a todos sus
profesores, a causa de un problema con uno de ellos.

• La proyección, cuando se desplazan los estados emotivos adquiridos, hacia objetos


nuevos. Por ejemplo: el miedo hacia un objeto en concreto, que luego se convierte en
miedo a la oscuridad, a la soledad, a las alturas, entre otros.

• El pensamiento, es el que hace evocar hechos a personas que han desencadenado las
emociones y por transferencia o proyección los convierte en nuevas emociones. Por
ejemplo: al recordar un hecho trágico puede provocar la emoción del dolor y la tristeza.

Factores normativos.

Influencias normativas de la edad. Son determinantes biológicos y ambientales


relacionados con la edad cronológica. Son normativas porque, por lo general, se presentan
en todos los miembros de una cultura. Por ejemplo:

Situación de carácter social – Jubilación – Nido vacío – Escolarización.

De carácter biológico: – Primera menstruación – Menopausia.

Factores normativos relacionados con la historia

Son acontecimientos y normas completamente generales, experimentados por una unidad


cultural en conexión con el cambio biosocial. Son normativos si afectan a la mayoría de los
miembros de una misma generación de forma similar. Por ejemplo:

– Depresiones económicas – Guerras – Epidemias – Cambios políticos importantes.

Factores no normativos en el desarrollo del ciclo vital

Se refieren a determinantes biológicos y ambientales que son significativos en su efecto


sobre historias vitales, individuales pero no generales. Por ejemplo:

– Acontecimiento de salud de una persona – Cambio de trabajo – Muerte de un familiar


cercano – Divorcio.

Otros factores son la variabilidad interindividual e intraindividual

Variabilidad interindividual: Hace referencia a que a medida que avanza la edad, las
personas tienden a ser más heterogéneas en el funcionamiento psicológico, fisiológico o
social.

Variabilidad intraindividual: Hace referencia a que los cambios que se producen con el
paso del tiempo en una determinada conducta, capacidad, habilidad psicológica o
fisiológica no predicen necesariamente cambios en otras características psicológicas o
sistemas fisiológicos.
Ejemplo: “Una persona puede mostrar una pérdida de autonomía física importante, al
mismo tiempo que mantiene unas habilidades cognitivas intactas” (Carretero, 1998).

Para la psicóloga Karen Horney, el hombre está formado por su medio el cual, al cambiar,
transforma también al individuo. La cultura, las normas, costumbres y roles particulares de
los grupos humanos influyen y dejan su marca sobre el hombre, por lo que la cultura
genera una gran cantidad de ansiedad.

Así como para Carl Gustav Jung, el inconsciente colectivo es nuestra “herencia psíquica”,
es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que
todos nacemos y compartimos. A partir de él, se establece una influencia sobre todas
nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero sólo le
conocemos indirectamente, viendo estas influencias (Cfr. Hothersall, 2005).

Repercusión psicosocial del duelo en la personalidad

Como ya sabemos, nuestra sociedad no cuenta con una educación o cultura bien definidas
para saber afrontar pérdidas de cualquier tipo; tal parece que hemos aprendido a temerle a
nuestros sentimientos y aún más a aquellos que se relacionan con el duelo.

Desde edad muy temprana se nos enseña a esconder nuestra forma de sentir y todo para
sostener una postura de fortaleza ante la sociedad, se nos consuela con frase como “los
hombres no lloran” ó “piensa que ya no sufre”, pero en vez de ayudarnos a sentirnos
mejor, se nos reprime y así vamos creciendo; lo que se convierte en un problema al llegar
a ser mayores, porque ahora sentimos miedo a expresar sentimientos para no ser
juzgados socialmente (Cfr. Tovar, 2011).

En las circunstancias psicológicas, no es posible evitar los duelos y siempre las formas de
reaccionar ante ellos varía. Un duelo o un grupo de duelos mal realizados, puede
advertirse en cualquiera de las formas de psicopatología, así como puede hacer recaer al
individuo en su psicopatología ya existente. En un enfoque psicosocial, la forma de trabajar
los duelos y cambios psicosociales es un factor fundamental de nuestra adaptación al
entorno. Por otro lado, existen situaciones que prácticamente en todos los seres humanos
desencadenan duelos de cierta importancia, son las llamadas transiciones o crisis
psicosociales.

Palabras clave: Emociones, estrés, salud, inmunodepresión.

Si bien en varias de las revisiones que se encuentran en la literatura moderna se hace


referencia a cómo la salud física interviene en estados emocionales positivos, poco se
habla de esta relación en sentido inverso. La salud del hombre es un complejo proceso
sustentado en la base de un equilibrio bio-psico-social.

La salud y la enfermedad son estados que se hallan en equilibrio dinámico, y están co-
determinados por variables de tipo biológico, psicológico y social, todas ellas en constante
mutación.

Por su parte, las emociones son procesos psicológicos que, frente a una amenaza a
nuestro equilibrio físico o psicológico, actúan para reestablecerlo, ejerciendo así un papel
adaptativo. Sin embargo, en algunos casos, las emociones influyen en la contracción de
enfermedades. La función adaptativa de las emociones depende de la evaluación que
haga cada persona del estímulo que pone en peligro su equilibrio, y de la respuesta que
genere para afrontar el mismo.

Siendo la salud humana un complejo proceso de adaptación en el que confluyen factores


biológicos, psicológicos y sociales. La salud, ese estado de bienestar físico, psicológico y
social no es patrimonio ni responsabilidad exclusiva de un solo grupo o especialidad
profesional. El concepto salud viene definido por el diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, (en su primera acepción), como el “estado en el que el ser orgánico
ejerce normalmente todas sus funciones”. La salud no es sólo la ausencia de enfermedad,
sino que ha de ser entendida de una forma más positiva, como un proceso continuo que
tiene mucho que ver con los comportamientos y el estilo de vida de una persona o
comunidad (Ballester, 1998), por el cual el hombre desarrolla al máximo sus capacidades,
teniendo a la plenitud de su autorrealización como entidad personal y como entidad social
(San Martín, 1985).

En una persona sana deben reunirse potenciales salutogénicos, tanto a nivel mental como
a nivel del soma en completa relación. Es por eso que no se debe pasar por alto cómo
influyen los procesos psicológicos de tipo emocional en la salud. Tanto las emociones
positivas (alegría, buen humor, optimismo) como las negativas (ira, ansiedad) y el estrés,
influyen en la salud.

Las emociones perturbadoras tienen, al parecer, un efecto negativo en la salud,


favoreciendo de esta manera la aparición de ciertas enfermedades, ya que hacen más
vulnerable el sistema inmunológico, lo que imposibilita su correcto funcionamiento.
Contrariamente, las emociones positivas representan un beneficio para nuestra salud, ya
que ayudan a soportar las dificultades de una enfermedad y facilitan su recuperación.

Todos estos descubrimientos acerca de la intrínseca relación entre emociones y salud


tienen su aplicación en el tratamiento de las enfermedades desde una propuesta holística
y no reduccionista a enfoque biologicista, pues en la actualidad se proponen tratamientos
integrales, que consideren

la recuperación tanto de los factores físicos como de los factores psicológicos del paciente,
en estrecha relación de interdependencia.

°Los principales factores que influyen en la persona y su manera de manifestar las


emociones son:

• La experiencia del dolor y del placer, ayudan a una mejor adaptación y protección del
individuo cuando se superan positivamente. Crean la memoria emocional. Por ejemplo:
cuando una persona es atacada por un animal, le teme a ese animal.

• El factor colectivo, ayuda a internalizar las emociones que afectan a una colectividad por
ejemplo: el niño imita las actuaciones de su familia, club, amigos, entre otras, ante una
situación de riesgo como un temblor, un incendio, entre otros.

• La transferencia, es cuando se reproducen las mismas emociones frente a situaciones y


objetos similares, ejemplo: cuando el alumno manifiesta su rechazo a todos sus
profesores, a causa de un problema con uno de ellos.

• La proyección, cuando se desplazan los estados emotivos adquiridos, hacia objetos


nuevos. Por ejemplo: el miedo hacia un objeto en concreto, que luego se convierte en
miedo a la oscuridad, a la soledad, a las alturas, entre otros.

• El pensamiento, es el que hace evocar hechos a personas que han desencadenado las
emociones y por transferencia o proyección los convierte en nuevas emociones. Por
ejemplo: al recordar un hecho trágico puede provocar la emoción del dolor y la tristeza.

Factores normativos.

Influencias normativas de la edad. Son determinantes biológicos y ambientales


relacionados con la edad cronológica. Son normativas porque, por lo general, se presentan
en todos los miembros de una cultura. Por ejemplo:

Situación de carácter social – Jubilación – Nido vacío – Escolarización.


De carácter biológico: – Primera menstruación – Menopausia.

Factores normativos relacionados con la historia

Son acontecimientos y normas completamente generales, experimentados por una unidad


cultural en conexión con el cambio biosocial. Son normativos si afectan a la mayoría de los
miembros de una misma generación de forma similar. Por ejemplo:

– Depresiones económicas – Guerras – Epidemias – Cambios políticos importantes.

Factores no normativos en el desarrollo del ciclo vital

Se refieren a determinantes biológicos y ambientales que son significativos en su efecto


sobre historias vitales, individuales pero no generales. Por ejemplo:

– Acontecimiento de salud de una persona – Cambio de trabajo – Muerte de un familiar


cercano – Divorcio.

Otros factores son la variabilidad interindividual e intraindividual

Variabilidad interindividual: Hace referencia a que a medida que avanza la edad, las
personas tienden a ser más heterogéneas en el funcionamiento psicológico, fisiológico o
social.

Variabilidad intraindividual: Hace referencia a que los cambios que se producen con el
paso del tiempo en una determinada conducta, capacidad, habilidad psicológica o
fisiológica no predicen necesariamente cambios en otras características psicológicas o
sistemas fisiológicos.

Ejemplo: “Una persona puede mostrar una pérdida de autonomía física importante, al
mismo tiempo que mantiene unas habilidades cognitivas intactas” (Carretero, 1998).

Para la psicóloga Karen Horney, el hombre está formado por su medio el cual, al cambiar,
transforma también al individuo. La cultura, las normas, costumbres y roles particulares de
los grupos humanos influyen y dejan su marca sobre el hombre, por lo que la cultura
genera una gran cantidad de ansiedad.

Así como para Carl Gustav Jung, el inconsciente colectivo es nuestra “herencia psíquica”,
es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que
todos nacemos y compartimos. A partir de él, se establece una influencia sobre todas
nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero sólo le
conocemos indirectamente, viendo estas influencias (Cfr. Hothersall, 2005).

Repercusión psicosocial del duelo en la personalidad

Como ya sabemos, nuestra sociedad no cuenta con una educación o cultura bien definidas
para saber afrontar pérdidas de cualquier tipo; tal parece que hemos aprendido a temerle a
nuestros sentimientos y aún más a aquellos que se relacionan con el duelo.

Desde edad muy temprana se nos enseña a esconder nuestra forma de sentir y todo para
sostener una postura de fortaleza ante la sociedad, se nos consuela con frase como “los
hombres no lloran” ó “piensa que ya no sufre”, pero en vez de ayudarnos a sentirnos
mejor, se nos reprime y así vamos creciendo; lo que se convierte en un problema al llegar
a ser mayores, porque ahora sentimos miedo a expresar sentimientos para no ser
juzgados socialmente (Cfr. Tovar, 2011).

En las circunstancias psicológicas, no es posible evitar los duelos y siempre las formas de
reaccionar ante ellos varía. Un duelo o un grupo de duelos mal realizados, puede
advertirse en cualquiera de las formas de psicopatología, así como puede hacer recaer al
individuo en su psicopatología ya existente. En un enfoque psicosocial, la forma de trabajar
los duelos y cambios psicosociales es un factor fundamental de nuestra adaptación al
entorno. Por otro lado, existen situaciones que prácticamente en todos los seres humanos
desencadenan duelos de cierta importancia, son las llamadas transiciones o crisis
psicosociales.

Palabras clave: Emociones, estrés, salud, inmunodepresión.

Si bien en varias de las revisiones que se encuentran en la literatura moderna se hace


referencia a cómo la salud física interviene en estados emocionales positivos, poco se
habla de esta relación en sentido inverso. La salud del hombre es un complejo proceso
sustentado en la base de un equilibrio bio-psico-social.

La salud y la enfermedad son estados que se hallan en equilibrio dinámico, y están co-
determinados por variables de tipo biológico, psicológico y social, todas ellas en constante
mutación.

Por su parte, las emociones son procesos psicológicos que, frente a una amenaza a
nuestro equilibrio físico o psicológico, actúan para reestablecerlo, ejerciendo así un papel
adaptativo. Sin embargo, en algunos casos, las emociones influyen en la contracción de
enfermedades. La función adaptativa de las emociones depende de la evaluación que
haga cada persona del estímulo que pone en peligro su equilibrio, y de la respuesta que
genere para afrontar el mismo.

Siendo la salud humana un complejo proceso de adaptación en el que confluyen factores


biológicos, psicológicos y sociales. La salud, ese estado de bienestar físico, psicológico y
social no es patrimonio ni responsabilidad exclusiva de un solo grupo o especialidad
profesional. El concepto salud viene definido por el diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, (en su primera acepción), como el “estado en el que el ser orgánico
ejerce normalmente todas sus funciones”. La salud no es sólo la ausencia de enfermedad,
sino que ha de ser entendida de una forma más positiva, como un proceso continuo que
tiene mucho que ver con los comportamientos y el estilo de vida de una persona o
comunidad (Ballester, 1998), por el cual el hombre desarrolla al máximo sus capacidades,
teniendo a la plenitud de su autorrealización como entidad personal y como entidad social
(San Martín, 1985).

En una persona sana deben reunirse potenciales salutogénicos, tanto a nivel mental como
a nivel del soma en completa relación. Es por eso que no se debe pasar por alto cómo
influyen los procesos psicológicos de tipo emocional en la salud. Tanto las emociones
positivas (alegría, buen humor, optimismo) como las negativas (ira, ansiedad) y el estrés,
influyen en la salud.

Las emociones perturbadoras tienen, al parecer, un efecto negativo en la salud,


favoreciendo de esta manera la aparición de ciertas enfermedades, ya que hacen más
vulnerable el sistema inmunológico, lo que imposibilita su correcto funcionamiento.
Contrariamente, las emociones positivas representan un beneficio para nuestra salud, ya
que ayudan a soportar las dificultades de una enfermedad y facilitan su recuperación.

Todos estos descubrimientos acerca de la intrínseca relación entre emociones y salud


tienen su aplicación en el tratamiento de las enfermedades desde una propuesta holística
y no reduccionista a enfoque biologicista, pues en la actualidad se proponen tratamientos
integrales, que consideren la recuperación tanto de los factores físicos como de los
factores psicológicos del paciente, en estrecha relación de interdependencia.
La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras
emociones , comprender los sentimientos de los demás, tolerar las
presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo o en el
diario vivir, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y
adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores
posibilidades de DESARROLLO PERSONAL

¿Qué es inteligencia emocional? El concepto de inteligencia


emocional se refiere a las capacidades y habilidades psicológicas
que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación
de las emociones propias y ajenas. Una persona emocionalmente
inteligente es aquella capaz de gestionar satisfactoriamente las
emociones para lograr resultados positivos en sus relaciones con
los demás.

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Surgimiento de la ‘Inteligencia Emocional’
A pesar de que varios psicólogos ya habían señalado la
insuficiencia de los elementos cognitivos y racionales como únicos
indicadores de inteligencia, el concepto surge en 1983 con el
psicólogo Howard Gardner, quien considera a los test de coeficiente
intelectual como insuficientes para lograr una apreciación de la
inteligencia.
Existen dos formas elementales de inteligencia emocional:
la inteligencia interpersonal implica entender y comprender las
emociones de los otros y tener la habilidad de reaccionar según el
estado anímico del otro, mientras que la inteligencia interpersonal
se refiere a la comprensión de las propias emociones, de tenerlas
en cuenta al momento de tomar decisiones y ser capaz de regular
las emociones según la situación.

La difusión del concepto entre la población, a partir de la


divulgación científica llevada a cabo por diversos académicos (entre
los que cabe destacar al psicólogo Daniel Goleman, autor del libro
más vendido sobre el tema), fomentó la aparición de seminarios,
talleres y cursos vinculados al aprendizaje de la inteligencia
emocional, que se generalizaron rápidamente en la sociedad,
especialmente en el ámbito empresarial, proveyendo técnicas y
herramientas para reforzar las habilidades intrapersonales e
interpersonales.
La divulgación del concepto también impulsó la aparición de
numerosos test, con el objetivo de medir, calcular y comparar las
habilidades emocionales de las personas, pero al no ser las
características afectivas y sentimentales de fácil medición, muchos
de estos test no cuentan con aval científico.

DANIEL GOLEMAN
Daniel Goleman, autor de Inteligencia Emocional dice que "la
inteligencia y las emociones son conciliables, en la medida que
pueden llegar a un equilibrio donde la inteligencia no se deja
desbordar por las emociones sino que, al contrario, puede
controlarlas y encauzarlas a manera de poder alcanzar resultados
eficaces y exitosos"
La inteligencia emocional es un constructor mental

DANIEL GOLEMAN
fundamentado en la meta cognición humana. Daniel G. utilizó el
termino por primera vez en el año de 1990.
Salovey-Mayer como fundamento biológico de las emociones y su
relación con el área volitiva del cerebro. Esta inteligencia es un
importante factor de éxito, dado que es la capacidad inaprensible
para conocer, controlar e inducir emociones y estados de ánimo
tanto en uno mismo como en los demás.
Clasificación de inteligencia emocional de Goleman
Goleman afirma que inteligencia emocional es un término incluye
grandes tipos:
1. La Inteligencia Personal.
2. La Inteligencia Interpersonal.
Inteligencia Personal
Está compuesta a su vez por una serie de competencias que determinan el modo en
que nos relacionamos con nosotros mismos. Esta inteligencia comprende tres
componentes:
 Conciencia en uno mismo: es la capacidad de reconocer y entender las
propias fortalezas, debilidades, estados de ánimo, emociones e impulsos, así
como el efecto que éstos tienen sobre los demás y sobre el trabajo.
 Autorregulación o control de sí mismo: es la habilidad de controlar nuestras
propias emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo, de
responsabilizarse de los propios actos, de pensar antes de actuar y de evitar
los juicios prematuros.
 Auto motivación: es la habilidad de estar en un estado de continua búsqueda y
persistencia en la consecución de los objetivos, haciendo frente a los
problemas y encontrando soluciones.
Inteligencia Interpersonal
Al igual que la anterior, esta inteligencia también está compuesta por otras
competencias que determinan el modo en que nos relacionamos con los demás:
 Empatía: es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y
problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente
a sus reacciones emocionales.
 Habilidades sociales: es el talento en el manejo de las relaciones con los
demás, en saber persuadir e influenciar en los otros.

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