Anda di halaman 1dari 21

ARTÍCULO 41.

- Ocurriendo a las leyes, todos han de encontrar reparación para las


injurias o daños que hayan recibido en su persona, propiedad o intereses morales.
Debe hacérseles justicia pronta, cumplida, sin denegación y en estricta conformidad
con las leyes.

El legislador concibió las diligencias de expropiación, para cuando, el expropiado o los


expropiados están de acuerdo con la validez y ejercicio de la potestad expropiatoria,
esto es, para discutir, únicamente, el justiprecio, sea el monto de la indemnización, la
que, como se ha indicado, debe ser previa, plena, íntegra y justa. Estas diligencias, por
contraste a un proceso ordinario, son más sumarias y céleres, lo que le ofrece al
expropiado la garantía de poder contar con la indemnización plena e integral antes que
la administración expropiante entre en posesión del bien. Obligar a un expropiado, que
está de acuerdo con la validez, la regularidad y el ejercicio de la potestad
expropiatoria, a tener que interponer un proceso ordinario para discutir extremos que,
presuntamente, forman parte de la indemnización integral o plena, violenta el derecho
a una justicia pronta y cumplida del artículo 41 constitucional o si se quiere el derecho
a un proceso en un plazo razonable del ordinal 8.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. Tal interpretación, constituye un obstáculo injustificado e
indebido al derecho de acceso a la jurisdicción, diseñado en el caso de las diligencias
de expropiación, para discutir el quantum de la indemnización, de manera sumaria y
célere. Adicionalmente, supone un costo adicional, en recursos económicos y
temporales, para el expropiado, al tener que asumir los gastos de un proceso ordinario
que no fue diseñado para conocer y resolver tales extremos. En el proceso ordinario, lo
que se discute es la validez del decreto expropiatorio o del ejercicio de la potestad
expropiatoria, para declarar su eventual nulidad absoluta o relativa. El legislador
ordinario, para garantizar la noción constitucional de “previa indemnización” plena e
integral, diseñó y creo, precisamente, las diligencias de expropiación. Sentencia 5294-
18

la Administración no puede rechazar ningún documento sin antes realizar la valoración


respectiva del caso. Sobre el particular, el artículo 292, párrafo 3°, de la Ley General
de la Administración Pública dispone que “La Administración rechazará de plano las
peticiones que fueren extemporáneas, impertinentes, o evidentemente improcedentes
(...)” Sin embargo, la petición que puede ser objeto de un rechazo de plano o ad portas
no debe confundirse con la que le faltan requisitos subsanables –v.gr. carencia de
documentos- lo cual resulta confirmado por el artículo 287 íbidem, al disponer que “1 .
Todos los demás defectos subsanables de la petición podrán ser corregidos en el plazo
que concederá la Administración, no mayor de diez días. 2. Igualmente se procederá
cuando falten documentos necesarios.”. Lo anterior, en aras de resguardar el principio
de informalismo en favor del administrado aplicable a los procedimientos
administrativos, así como los derechos consagrados en los artículos 27 y 41 de la
Constitución Política. SENTENCIA 12996-17

“el vacío que ha significado la falta de la nómina de árbitros -para el caso en que las
partes que han acudido al medio alterno que supone el arbitraje, no se pongan de
acuerdo en su designación-, constituye una violación al principio de acceso a la
justicia efectiva y del derecho fundamental al arbitraje; omisión que recae tanto en la
Corte Plena (por la falta de elaboración de tal lista de árbitros) como de la Secretaria
General, que esperó casi 20 años después de emitida la norma, antes de gestionar la
elaboración del listado de árbitros conforme a la normativa en cuestión, ante los
funcionarios competentes de la Corte Suprema de Justicia. Tales dilaciones y
omisiones llevan a acoger el recurso contra ambas autoridades del Poder Judicial,
como en efecto se ordena. Por otro lado, no se advierte la violación acusada por parte
del Colegio de Abogados; pues tal y como se indicó en el considerando anterior, el
artículo 26 de la Ley Sobre Resolución Alterna de Conflictos y Promoción de la Paz
Social en caso de controversia en la designación del árbitro la Corte Plena es el órgano
que queda obligado a mantener una lista actualizada de árbitros (de hecho y de
derecho) para que sea designado por la Secretaría General en el supuesto del párrafo
segundo de la citada ley, y no las demás entidades de arbitraje, que si bien dentro de su
giro normal tienen el nombramiento de árbitros, su omisión no ha constituido en este
caso la violación del principio al derecho constitucional; pues pueden las partes acudir
a llenar el lugar del árbitro con la lista que al efecto debe disponer la Corte Plena a
través de la designación que haga la Secretaría General”. SENTENCIA 11421-17

“por disposición expresa de la Constitución Política “los seguros contra riesgos


profesionales serán de exclusiva cuenta de los patronos y se regirán por disposiciones
especiales” (artículo 74, párrafo 4°). Con el propósito de desarrollar esta materia, se
promulgó la “Ley sobre Riesgos del Trabajo” #6727 de 09 de marzo de 1982, que
modificó el Título IV del Código de Trabajo, que pasó a denominarse “De la
protección de los trabajadores durante el ejercicio del trabajo”, creando un proceso
sumario en el que de antemano se fija o establece su objeto. En este sentido se observa
que en dicho proceso solo se conoce y resuelve sobre las prestaciones médicos
sanitarias a que alude la Ley, para lo cual existe una lista taxativa sobre las
prestaciones a las cuales tiene derecho el trabajador, la cual podemos encontrar en el
artículo 218 del Código de Trabajo. Asimismo, el artículo 223 ibídem, enumera el tipo
de incapacidad que puede producirle al trabajador un riesgo del trabajo. De modo que,
dada la sumariedad y celeridad del proceso diseñado por el legislador ordinario, es
razonable que allí no se entre a discutir y decidir sobre otros extremos como el relativo
a daño moral. Tan es así que los precedentes que refiere el Juez en la consulta, y otros
que cita el Presidente de la Sala II en su informe, se tratan de demandas por riesgos del
trabajo y no de otro tipo de procesos. En virtud de lo anterior, lo que allí se decida, no
impide al trabajador acudir al proceso ordinario o plenario correspondiente (laboral,
contencioso administrativo, etc.), a demandar de su responsable, la indemnización o
reparación del daño moral sufrido, a causa del riesgo del trabajo, donde con amplia
oportunidad de ofrecer y producir prueba y ejercer la defensa, pueda determinarse si le
asiste o no derecho, y si se cumplen los requisitos respectivos, tales como el nexo de
causalidad y su atribución, para satisfacer tal pretensión”. SENTENCIA 10910-17

“El artículo 41 de la Constitución Política, establece que: “Ocurriendo a las Leyes,


todos han de encontrar reparación para las injurias o daños que hayan recibido en su
persona, propiedad o intereses morales. Debe hacérseles justicia pronta, cumplida y sin
denegación y en estricta conformidad con las leyes”. Esta norma establece un conjunto
de principios básicos a los cuales los individuos y el Estado deben ajustar sus
actuaciones y conductas, para hacer realidad el valor Justicia. Conforme a ese texto,
“ocurrir a las leyes” significa que las personas deben solicitar justicia por los medios
legales, además como la citada regla prescribe que esas personas “han de encontrar
reparación de las injurias o daños que hayan recibido” por allí se está disponiendo que
las leyes deben orientarse a procurar la tutela de los derechos quebrantados y si
además esa norma garantiza que las personas que solicitan el amparo del régimen de
derecho, se les debe hacer justicia pronta y cumplida, sin denegación y en estricta
conformidad con la ley; es decir, la Administración está obligada a pronunciarse en un
término razonable, sobre los conflictos sometidos a su conocimiento. De los principios
anteriores, se colige, además, el derecho de acceso pleno a la justicia para toda la
población, y la obligación de adoptar medidas específicas para facilitar ese ejercicio a
quienes sufran una discapacidad. Como se ha acreditado que el Ministerio Público no
ha cumplido con las obligaciones anteriormente citadas, porque no existe personal
capacitado en lenguaje de señas para atender a los usuarios que lo requieran, por lo que
el recurso debe ser estimado en cuanto a este extremo”. SENTENCIA 9630-17

“se constata la alegada violación a los derechos fundamentales del amparado, porque
aun cuando tiene la condición de denunciante cualificado –en el tanto asegura que se
ve afectado por los hechos denunciados- solamente se le brindó acceso parcial al
expediente administrativo, sin que se conozca el motivo; sin embargo, ya esta Sala ha
señalado anteriormente, que el denunciante cualificado es titular de un interés legítimo
de modo que debe reputársele, para todo efecto, como parte interesada en el
procedimiento administrativo respectivo. Al tener la condición de parte interesada, le
asisten todos los derechos de tal y, específicamente, los derechos al debido proceso
y la defensa, de modo que debe contar con la posibilidad efectiva de presentar
alegatos, ofrecer prueba, participar en la producción de ésta y de recurrir cualquier
resolución de trámite de efectos propios o final que se dicte. Adicionalmente, al tener
la condición de parte interesada debe comunicársele cualquier acto de trámite o final,
según las reglas del debido proceso y la defensa para lo que se le debe integrar a la
litis. De este modo, al habérsele negado al recurrente la condición de parte y el acceso
al expediente disciplinario, se le negó a su vez la posibilidad de ejercer el debido
proceso, en clara vulneración de los numerales 30, 39 y 41, de la Constitución
Política”. SENTENCIA 9591-17

“El numeral 176 del Código Procesal Contencioso Administrativo tiene sustento en
una serie de valores, principios constitucionales y derechos de carácter fundamental.
La posibilidad otorgada a un administrado de acudir al proceso de ejecución de
sentencia en la sede contencioso-administrativa, cuando cuenta con un acto
administrativo favorable o declaratorio de derechos previo, responde al principio
elemental de la justicia, dado que, debe de contar con alguna alternativa para la
ejecución debida de lo dispuesto por la propia administración, sobre todo cuando esta
última no lo ejecuta espontánea o voluntariamente, esto es, es reticente para su
cumplimiento”. SENTENCIA 8852-17

“es criterio de esta Sala que se le ha negado con dicha actuación el acceso a la justicia
al amparado, pues el Juzgado Contravencional y de Menor Cuantía de Hatillo
recurrido, no consideró en serio que el amparado se encuentra en una situación de
desventaja, en los términos señalados por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, pues está privado de libertad a la orden de Juez competente, lo que podría
evidenciar su dificultad para sufragar los honorarios de un profesional en derecho y
denota la imposibilidad de plantear personalmente el escrito. Por ello, a juicio de este
Tribunal, la autoridad judicial debió ejercer las amplias atribuciones que en su
condición de Juez de la República le confieren la Constitución y las Leyes, con el
objeto de remover el obstáculo que impide el ejercicio efectivo de ese derecho al
amparado. Los principios procesales que imperan en la materia de pensiones, de
gratuidad, oralidad, celeridad, oficiosidad, verdad real, sencillez, informalidad y
sumariedad conducen a la misma conclusión. Solo por citar una posibilidad, pudo
ordenar la presentación del amparado a su despacho, a fin de que ratificara el escrito
en el que formuló sus manifestaciones” SENTENCIA 8382-17

es criterio de esta Sala que se le ha negado con dicha actuación el acceso a la justicia al
amparado, pues el Juzgado Contravencional y de Menor Cuantía de Hatillo recurrido,
no consideró en serio que el amparado se encuentra en una situación de desventaja, en
los términos señalados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pues está
privado de libertad a la orden de Juez competente, lo que podría evidenciar su
dificultad para sufragar los honorarios de un profesional en derecho y denota la
imposibilidad de plantear personalmente el escrito. SENTENCIA 8382-17

el artículo 41 de la Constitución puede resultar quebrantado, en su segunda regla, por


los jueces o por el legislador, por los primeros cuando deniegan en el fallo, sin motivo,
una petición que debió concederse, y por el legislador si estableciera obstáculos
procesales, fuera de toda razón, que prácticamente impidan el acceso a la justicia, toda
vez que un excesivo formalismo puede conducir, de hecho, a una denegación de
justicia.SENTENCIA 8382-17

“esta Sala ha señalado que en materia procesal, es al Legislador a quien, en uso de sus
potestades discrecionales y la libertad de configuración, corresponde el diseño de los
diferentes procesos jurisdiccionales y las reglas especiales que deberán aplicarse,
según la materia que se trate, de manera que lo que elija el Legislador para cada caso,
no puede ser objeto de control constitucional, a menos que el ejercicio de ésta lesione
el debido proceso o los principios de razonabilidad y proporcionalidad. De este modo,
aunque el actor alega que la aplicación de la norma impugnada, en el caso concreto, lo
ha colocado en estado de indefensión, lo cierto, es que los procesos monitorios son
sumarios y, por ende, no tienen la amplitud de un ordinario. Además, lo que se
resuelva en éste, no tiene la característica de cosa juzgada material, por lo que las
partes que se encuentren inconformes con el fallo, tienen la posibilidad de acudir,
posteriormente, a un proceso judicial ordinario, en el que podrán discutir, con toda
amplitud, el asunto, con apego a los derechos de defensa, el debido proceso y la tutela
judicial efectiva. Así, la parte demandada en un proceso monitorio arrendaticio,
siempre podrá plantear el asunto en una vía judicial más amplia y, de ser procedente,
restituir sus derechos”. SENTENCIA 12775-16

“según el Juez consultante, la norma impugnada veda el derecho del menor de edad a
recibir una indemnización por la incapacidad temporal, así como la pérdida de la
capacidad general orgánica, que tuvo que soportar a causa del hecho, aparentemente,
delictivo. No obstante, la Sala Constitucional aprecia que, aún en el supuesto en que no
se le permita al menor de edad conciliar porque el imputado es un mayor de edad,
siempre tiene derecho a percibir una indemnización plena, así como la reparación
integral del daño sufrido a causa de la sentencia condenatoria que, eventualmente, se
llegue a imponer al imputado o, inclusive, bien puede acudir a la Jurisdicción de
Tránsito o, a la vía civil, a reclamar la indemnización que corresponda, si no se
constata la existencia de un delito en el proceso que sirve de base a esta consulta.
Ninguna violación al derecho protegido en el artículo 41 de la Constitución Política se
aprecia en el caso presente con motivo de la restricción impugnada” SENTENCIA
11675-16

“en los asuntos de actividad judicial no contenciosa, formalmente, la mayoría de los


mismos no suponen ninguna contención o controversia, empero los hay que sí entrañan
un conflicto de intereses y una confrontación entre partes. Consecuentemente, el
ordinal 55, inciso 4° del Código Procesal Civil resulta conforme con el Derecho
Constitucional, siempre y cuando, se interprete que en asuntos de actividad judicial no
contenciosa que impliquen controversia o conflicto de intereses entre partes sí cabe la
recusación del juez o de los jueces que deben conocer y resolver la cuestión, por
cuanto, tienen el derecho a gozar de un juez imparcial” SENTENCIA 2004-16

“el solo hecho que la Ley contra la Violencia Doméstica no disponga, de forma
explícita, tal deber de fundamentación, no puede estimarse que suponga, per se, la
inconstitucionalidad de dicho cuerpo normativo. Esto es así, dado que, en primer lugar,
esta Sala ha señalado que todas las autoridades jurisdiccionales, en cualquier materia
que se trate, deben respetar el debido proceso y el derecho de defensa, resolviendo en
forma fundamentada todas las cuestiones que le sean sometidas a su conocimiento,
pues el ejercicio del poder jurisdiccional no puede considerarse arbitrario (ver, por
ejemplo, voto No. 5801-95 de las 15:06 hrs. del 24 de octubre de 1995). Lo que
implica que, independientemente, que la Ley contra la Violencia Doméstica recoja o
no tal deber de fundamentación, de manera explícita, el mismo se deriva de forma
directa de la Constitución Política, como norma que se caracteriza por su supremacía,
superlegalidad y eficacia directa e inmediata, por lo que, resulta exigible y vinculante
para todos los poderes públicos”. SENTENCIA 1215-16
En reiteradas ocasiones, esta Sala ha hecho hincapié en la obligación que tienen las
asociaciones de tutelar el debido proceso, conforme lo dispuesto por los numerales
39 y 41 de la Constitución Política, para lo cual debe otorgarse a los asociados una
audiencia en la que se les informe en forma clara sobre los hechos que se les
imputan, de forma tal que estos puedan ejercer adecuadamente su derecho de
defensa antes de ser sancionados (véase en ese sentido la sentencia número 2011-
2821 de las 10:28 del 4 de marzo de 2011). Precisamente, en el caso en estudio, los
recurrentes acusan lesión a sus derechos fundamentales, por cuanto aducen que
fueron expulsados como miembros de la Asociación Centro Carismático Vida
Abundante, Asamblea de Dios Pérez Zeledón, sin que se les garantizara el debido
proceso. Sentencia 18964-15

“la institución accionada no tomó en consideración, que los procedimientos de


investigación preliminar que se tramitan en contra de la amparada, por las denuncias
presentadas, deben ser concluidos dentro de un plazo razonable, toda vez, que de lo
contrario, se desnaturalizarían las medidas cautelares dictadas, convirtiéndolas, por el
excesivo tiempo, en una especie de sanción, de acuerdo con las resoluciones
mencionadas en el considerando anterior. Así, en aplicación de lo señalado en la
sentencia parcialmente transcrita, se constata que en la especie lo que se impuso fueron
medidas cautelares ante causam, que consistieron en la reubicación de la amparada, y
en la disposición de no acercarse a las denunciantes, subalternas del hospital recurrido,
así como tampoco acercarse a los testigos del caso. Para lo cual, si bien la
Administración se encuentra facultada para imponer este tipo de medidas cautelares, lo
cierto es que el plazo de dos meses que han transcurrido para la primera denuncia, y
los cuatro meses que se dictaron para la segunda denuncia, para incoar los
procedimientos administrativos disciplinarios en contra de la amparada, o bien, para
desestimar el inicio de dichos procedimientos, resulta excesivo y contrario a los
derechos del investigado. De este modo, como en la especie la autoridad recurrida ha
tomado medidas cautelares ante causam, que sobrepasan el plazo máximo de quince
días dispuesto en la normativa para este tipo de medidas, ello configura un quebranto a
las garantías del debido proceso, razón por la cual el amparo debe estimarse”
SENTENCIA 17805-15

En forma reiterada, este Tribunal ha señalado que la Administración de Justicia está


obligada a resolver los asuntos sometidos a su conocimiento dentro de un plazo
razonable, más aun, en asuntos como el presente en los que puede restringirse la
libertad personal ante un eventual incumplimiento de la obligación alimentaria, tal y
como sucedió en el sub lite . Desde esta perspectiva, el habeas corpus debe ser
acogido por la violación del derecho a una justicia pronta y cumplida. Sentencia
15256-15
“Es menester recalcar que los tutelados han sido sometidos a este proceso penal por un
periodo de quince años, el cual todavía no ha finalizado, pues existe la posibilidad
procesal de apelar la última sentencia, por lo que se comprueba que los tutelados han
sido expuestos a un estado de incertidumbre sin saber si iban a ser absueltos o
condenados durante todo este periodo, lo cual es un obstáculo para poder desarrollar su
vida de una forma normal; así, exponer a una persona a un proceso penal con este
estado de incertidumbre durante tanto tiempo atenta contra la dignidad humana”.
SENTENCIA 15205-15

“tomando en cuenta que el tutelado es una persona indígena, lo cual conlleva una
protección especial en esferas judiciales, tal y como lo indica el artículo 10 del
Convenio OIT No. 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes,
que señala que “Cuando se impongan sanciones penales previstas por la legislación
general a miembros de dichos pueblos deberán tenerse en cuenta sus características
económicas, sociales y culturales” es fácil concluir que el rechazo de la solicitud a
favor del amparado para realizar el debate el día 17 de setiembre del 2015 en la
localidad de Buenos Aires por falta de espacio y presupuesto, resulta inaceptable. Este
Tribunal reconoce el esfuerzo de los recurridos en definir el problema de espacio físico
en la comunidad de Buenos Aires, sin embargo, se echa de menos un plan o medida
concreta que permita determinar en plazos reales una solución efectiva. Así las cosas
lo procedente es declarar con lugar el recurso, ordenando a Ana Eugenia Romero
Jenkins en su calidad de Directora Ejecutiva del Poder Judicial o a quien en su lugar
ocupe el cargo que deberá tomar las medidas necesarias a fin de que las audiencias
señaladas para las ocho horas y trece horas treinta minutos de los días 02, 03 y 04 de
diciembre de 2015 se realicen en un recinto ubicado en Buenos Aires de Puntarenas, lo
anterior en aras de garantizar la atención in situ a la que tienen derecho los miembros
de los territorios indígenas. Por otro lado deberá la Dirección Ejecutiva en
coordinación con los despachos correspondientes, realizar todas las acciones
necesarias a fin de resolver en forma definitiva el problema de espacio físico para la
realización de los debates en la localidad de Buenos Aires, lo anterior, en aras de
mejorar el servicio público y garantizar los derechos de los miembros que conforman
los territorios indígenas”. SENTENCIA 14906-15 (v. similar 15229-15)

En lo que concierne al derecho a la justicia pronta y cumplida, estatuido en el artículo


41 de la Constitución Política, la Sala debe juzgar las causas de los atrasos judiciales a
fin de comprobar si el órgano jurisdiccional no ha empleado la requerida diligencia
para acatar ese mandamiento constitucional. Al respecto, resulta evidente que la
duración excesiva y no justificada de los procesos implica una clara violación a ese
principio, pues los reclamos y recursos puestos a conocimiento de la Administración
de Justicia deben ser resueltos, por razones de seguridad jurídica, en plazos
razonablemente cortos. Sin embargo, esto no significa la constitucionalización de un
derecho a los plazos, sino el derecho establecido casuísticamente con base en la
consideración a determinados elementos de juicio, tales como la complejidad del
asunto, la conducta de los litigantes y las autoridades, las consecuencias para las partes
de la demora, o las pautas y márgenes ordinarias del tipo del proceso de que se trata.
Sentencia 13365-15

“el acceso a la justicia constitucional, a fin de solicitar la tutela de los derechos


fundamentales, no puede verse coartado o amenazado bajo ninguna circunstancia. (…)
En esta línea, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, reiteradamente ha
establecido que ni siquiera las situaciones de emergencia justifican válidamente la
suspensión de los recursos hábeas corpus y amparo. Al respecto, dicho órgano
jurisdiccional regional ha dispuesto: “(…)los procedimientos de hábeas corpus y de
amparo son de aquellas garantías judiciales indispensables para la protección de varios
derechos cuya suspensión está vedada por el Artículo 27.2 y sirven, además, para
preservar la legalidad en una sociedad democrática [y que] aquellos ordenamientos
constitucionales y legales de los Estados Partes que autoricen, explícita o
implícitamente, la suspensión de los procedimientos de hábeas corpus o de amparo en
situaciones de emergencia, deben considerarse incompatibles con las obligaciones
internacionales que a esos Estados impone la Convención” (El hábeas corpus bajo
suspensión de garantías; arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos
Humanos, Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de enero de 1987. Serie A No. 8,
párrafos 42 y 43; reiterado en el caso Loayza Tamayo contra Perú, párrafo 50). Así las
cosas, la sola amenaza proferida por los oficiales de guardia en el sentido de que ya no
remitirían los recursos mediante los que los privados de libertad invocan la tutela de
sus derechos fundamentales, lesiona palmariamente el bloque de constitucionalidad
vigente en nuestro país”. SENTENCIA 13146-15

“el Consejo Superior del Poder Judicial en sesión número 22-13 del 20 de mayo del
2013, artículo XXXI aprobó el Reglamento sobre Expediente Electrónico el cuál fue
comunicado mediante circular de la Secretaría General de la Corte número 104-2013
del 30 de mayo del 2013 y publicado en el Boletín Judicial número 129 del 5 de julio
del 2013. El artículo sexto regula el acceso a la información de la persona usuaria,
indicando que “(…) deberá garantizar el derecho de acceso a la información y acceso a
la justicia de las personas usuarias que se encuentran en condición de desventaja en
cuanto al uso de la tecnología disponible (brecha digital) y las poblaciones en
condición de vulnerabilidad, identificadas según las Cien Reglas de Brasilia; por lo
que, por ningún momento el uso de la tecnología se convertirá en una barrera u
obstáculo para el ejercicio de esos derechos. En caso de que la persona usuaria no
tenga acceso a los medios tecnológicos, o bien, se encuentra en condición de
vulnerabilidad, y así lo haga saber, se procederá a facilitar la información de la forma
que lo requiera según las necesidades particulares (audio, Braille, CD, llave de
almacenamiento, fotocopia, impresa, etc)”. Así las cosas, la actuación de la autoridad
recurrida es arbitraria y vulnera el derecho de acceso a la información del amparado,
motivo por el cual el presente recurso debe ser estimado, como en efecto se ordena
debiendo la autoridad recurrida brindar en forma inmediata, al recurrente copia
impresa de la resolución de las 9:17 horas del 13 de julio del 2015 emitida dentro del
expediente judicial número 10-009630-1044-CJ y una vez comunicada le permita al
amparado manifestar lo que estime pertinente dentro del plazo de tres días hábiles a fin
de que pueda ejercer su derecho de defensa”. SENTENCIA 13020-15

“Finalmente, sobre el tercero de los puntos, que corresponde a que no se le comunicó


sobre la decisión del Consejo Superior de no hacer consultas sobre nombramientos a la
recurrente, se tiene por acreditada la violación a los preceptos contenidos en los
artículos 39 y 41, de la Constitución Política. Esta consideración, parte de la premisa
que, fue la tutelada, ante la falta de información, quien consultó – en fecha diez de
junio de dos mil quince- sobre la razón del por qué no se le otorgaban nombramientos
interinos. Esta omisión, cercena el derecho del Debido Proceso de la amparada, pues
tal principio, alcanza al conjunto de requisitos que deben observarse en toda instancia
procesal, a efecto de que, los administrados, pueden ejercer los medios de defensa
oportunos, contra las actuaciones emanadas de las Administraciones Públicas. En
consecuencia, procede declarar parcialmente con lugar el recurso, y ordenar a la
autoridad recurrida que, dentro del plazo de quince días, contados a partir de la
notificación de esta sentencia, notifique a la recurrente, las razones por las cuáles no ha
sido considerada para realizar nombramientos de forma interina, como Juez 3 y 4
Contencioso Administrativo, para que de este modo pueda ejercer su derecho de
defensa”. SENTENCIA 10648-15

“el 25 de mayo de 2015, el recurrente fue trasladado del Centro Penal de Cartago hasta
la Fiscalía de Cartago, su denuncia no fue atendida. Al respecto, debe indicarse que la
denuncia debió ser recibida, y si, posteriormente, al ser resuelta, se estimaba que no
era procedente, así debía comunicarse al interesado de manera formal (Ver en ese
sentido los votos No. 2005009764 de las 15:36 horas del 26 de julio de 2005, y No.
2015003956 de las 09:05 horas del 20 de marzo de 2015)”. SENTENCIA 9948-15

“con independencia del ejercicio de la defensa que hayan realizado otras instituciones
y, además, de la protección de los intereses del menor amparado que realiza como
parte de sus competencias el Patronato Nacional de la Infancia, lo cierto del caso, es
que resulta necesario también que se permita a la madre del niño plantear de forma
amplia los argumentos que estime pertinentes relacionados con su guarda, crianza y
educación y, para ello, es de vital importancia que pueda tener acceso a asesoría legal.
Así, dado que se violentó, en perjuicio de la recurrente y del menor amparado, su
derecho de acceso a la justicia, reconocido en el artículo 41 Constitucional”
SENTENCIA 8501-15

“…El texto de la norma es claro en señalar que el pago previo de la cláusula penal es
considerado como requisito de admisibilidad de cualquier reclamo. En otras palabras,
se obstaculiza el libre acceso a la justicia (en este caso, a la fase recursiva de la justicia
administrativa) poniendo requisitos que van más allá de lo razonable, a pesar de que la
Administración contratante podría hacer uso de otras disposiciones legales (como el
ordinal 149 de la LGAP) para obtener el pago de tales sumas de manera forzada y sin
depender de la interposición o no de un recurso…” Sentencia 6057-15
“esta Sala ha establecido que conforme al artículo 295 del Código Procesal Penal el
procedimiento preparatorio no será público para terceros, y las actuaciones solo podrán
ser examinadas por las partes, directamente o por medio de sus representantes; dado
que en el caso que plantean las recurrentes pretendían tener acceso a un expediente
penal en fase preparatoria del cual no eran parte ni representantes; no constituyó
violación alguna de sus derechos fundamentales el hecho de que el 23 de marzo del
2015 el Tribunal de Flagrancia del II Circuito Judicial de San José, denegara la
solicitud de una de las recurrentes para fotocopiar el expediente penal número 14-
000616-1092-PE, con fundamento en la circular 91-2010 del Consejo Superior del
Poder Judicial. Máxime que, aunque no se le permitió las fotocopias, sí se le mostró el
expediente para que observara la causa”. SENTENCIA 5677-15
no consta de la prueba traída al expediente, así como tampoco se desprende del
informe dado a esta Sala por parte del representante de la Junta Administrativa
recurrida, que la amparada haya sido formalmente comunicada del acto que define el
procedimiento de calificación del período 2014, en el que se indique que se deja sin
efecto la evaluación del desempeño de ese año y que por haber estado incapacitada
por el plazo mayor de seis meses, se tomará en cuenta la evaluación que resultare del
año anterior. Así las cosas, se verifica la falta de comunicación de resultado de la
evaluación de desempeño correspondiente al período 2014 y la acusada lesión a los
artículos 39 y 41 de la Constitución Política por parte de la autoridad recurrida.
Sentencia 3539-15

“La valoración jurídica de los hechos denunciados constituye un elemento esencial


para determinar, si corresponde o no la tutela judicial efectiva. Respecto al particular,
al no recibirse la denuncia de la interesada, no se pudo constatar si los hechos que
denunciaba se podían tipificar como delito de amenazas u algún otro perseguible a
instancia pública como amenaza con arma o amenazas agravadas, denuncia que puede
interponer otra persona diferente al ofendido. Como se indicó, la ausencia de esta
valoración, impidió a la interesada el ejercicio de los mecanismos para activar la
función jurisdiccional para resolver la situación presentada. En tratándose de materia
penal, incluida la materia contravencional, la regla es la actuación oficiosa y sólo por
excepción se definen los ilícitos que requieren una querella o acusación particular; la
denuncia de un ilícito penal exige una actuación más amplia y no tan restrictiva como
la que realizó la autoridad recurrida. En este caso, un rechazo de la denuncia, sin
mayores matices y sin una valoración, supone una lesión al acceso a la justicia”.
SENTENCIA 3232-15

“quedó debidamente acreditado que el Juzgado recurrido, por resolución de las 11:08
horas del 29 de enero de 2015, previno al amparado para que aportara dentro del plazo
de 24 horas el testigo ofrecido para valorar la procedencia de su gestión planteada.
Dicha resolución fue notificada al fax No. 24385380 de la Unidad de Pensiones
Alimentarias del CAI La Reforma, el 29 de enero de 2015, a las 13:42 horas, lo que
fue confirmado por el Juzgado recurrido con la secretaria (…); sin embargo,
efectivamente, las autoridades penitenciarias le entregaron al recurrente dicha
prevención hasta el 31 de enero de 2015, cuando el Juzgado recurrido ya había
rechazado su gestión, por no haber cumplido lo prevenido. No obstante que el
recurrente puso en conocimiento de dicha situación al Juzgado recurrido, este no
promovió gestión alguna a fin de verificar lo acusado, a pesar de saber que se
encontraba detenido, y por ende, estaba sujeto a la administración penitenciaria, donde
no podía actuar y procurar la prueba como cualquier otra persona estando en libertad.
Por otro lado, resulta inaceptable que la autoridad penitenciaria recurrida justifique el
retardo de la entrega de la notificación al recurrente, al señalar que no le corresponde
notificar a los privados de libertad, puesto que si existe un medio a disposición para
que los privados de libertad reciban comunicaciones judiciales, el servicio debe ser
brindado en condiciones de eficiencia y celeridad, toda vez que de por medio se
encuentra no solo el respeto al debido proceso y la actuación procesal dentro de un
proceso judicial, sino, especialmente, la libertad de una persona, que bajo ningún
parámetro puede ser puesta en riesgo por una actuación ineficiente e inexcusable como
la acontecida en este caso. En este sentido, en este tipo de casos se está ante una
obligación de carácter compartido y consustancial entre el órgano judicial
correspondiente y las autoridades penitenciarias, ya que por una parte, el órgano
judicial tiene el deber de cerciorarse que la notificación fue plena y efectivamente
realizada al sujeto procesal en cuestión, y, por otra, la autoridad penitenciaria tiene el
deber de entregar a dicho sujeto procesal, con la inmediatez del caso, la notificación”.
SENTENCIA 3100-15

“…El juez debe realizar su labor sobre la base de un equilibrio entre su independencia
y la eficiencia y corrección que debe guardar con el fin de garantizarle una correcta
administración de justicia a toda la ciudadanía; se trata de procurar un punto de
equilibrio que optimice los derechos del usuario a recibir un servicio de administración
de justicia de calidad. En criterio de este Tribunal, el legislador ordinario, a través de la
norma objeto de impugnación, ha venido a establecer el balance necesario entre los
principios citados, como ha quedado explicado en las sentencias transcritas. Adviértase
que la aplicación del régimen disciplinario en ningún caso pretende strictu sensu una
evaluación técnico-jurídica de la labor del juez en los asuntos sometidos a su
conocimiento, sino analizar si el juez, como funcionario público que es, está brindando
un servicio público eficiente acorde con la capacidad profesional e idoneidad que el
puesto exige. Observe el accionante que la ratio iuris del resguardo constitucional a la
independencia judicial no es el juez en sí mismo, sino la persona usuaria de los
servicios de justicia. Lo anterior es así porque se supone que las garantías de la
independencia judicial, entre ellas las concernientes al juez propiamente, aumentan las
posibilidades de que el usuario reciba una justicia pronta, cumplida, sin denegación y
en estricta conformidad con las leyes (artículo 41 constitucional), para cuyo efecto la
idoneidad profesional del juez deviene inexorable. Este último requerimiento es
imposible de satisfacer, cuando el juez comete errores manifiestamente absurdos y de
gran gravedad, caso en el que los límites razonables de la interpretación jurídica son
rebasados para finalmente caer en una manifiesta arbitrariedad o incompetencia,
absolutamente contraria al derecho de las personas a recibir un servicio de
administración de justicia revestido de calidad y humanidad, con estricta conformidad
a las leyes…” Sentencia 15225-14

“…Esta Sala ha sido enfática en declarar que la Administración tiene la obligación de


recibir las diversas gestiones que los administrados les presenten, sin rechazarlas jamás
ad portas, como también de responder en tiempo lo que en derecho corresponda. La
funcionaria accionado acepta en su informe que para la fecha en que se intentó
presentar la denuncia que se acusa, en la Fiscalía tenían como buena práctica que “…
a todos los usuarios que iban a ese despacho a interponer denuncias, eran atendidos
personalmente por un fiscal, quien los entrevista y revisa la denuncia que se presenta,
pero si la denuncia no es típica, está incompleta o no se entiende, se le explica los
motivos por los que no se recibe, para que se dirijan a presentarla donde
corresponde, la completen o la aclaren…”. A juicio de este Tribunal, lo actuado, no es
ni más ni menos que una violación a lo dispuesto en los numerales 27 y 41 de la
Constitución Política, toda vez que, los funcionarios públicos y entidades oficiales
tienen la obligación de recibir toda gestión y darle una respuesta…” Sentencia 9345-
2014

“…La Administración, a la luz del artículo 41 constitucional, tiene la obligación de


garantizarle a las personas el cumplimiento de la justicia pronta y cumplida, sin
denegación, lo que implica, en el ámbito de la justicia administrativa, su obligación de
decidir con diligencia y celeridad los reclamos planteados por los administrados, de tal
manera que su resolución sea congruente con los extremos alegados, así como de
comunicarles a los interesados lo dispuesto, todo ello dentro de un plazo razonable. En
este sentido, el carácter “razonable” de la duración de la actividad administrativa se
determina casuísticamente con base en diversos elementos, tales como la complejidad
técnica del asunto administrativo, la amplitud de la prueba por evacuar o el grado de
afectación a la persona o al ambiente del acto impugnado, de lo cual se infiere que no
existe un derecho estricto a la constitucionalización de los plazos, sino más bien un
derecho a que se aplique el control de constitucionalidad sobre aquellas actuaciones de
la Administración, en las cuales no existan motivos suficientes para justificar el tiempo
demorado en la solución de algún tipo de gestión administrativa…” Sentencia
001594-14

“…Determinar que el agotamiento de la vía puede ser alegado abiertamente en


cualquier fase del proceso, aún en la etapa de juicio, es poner este instituto por encima
de derechos fundamentales esenciales como el de celeridad y justicia pronta y
cumplida… Los mismos argumentos son válidos para los procesos judiciales, de tal
forma que no tiene sentido que teniendo la administración la posibilidad -con
conocimiento de las pretensiones de los accionantes-, de por un lado haber alegado el
vicio de falta de agotamiento de la vía al inicio del proceso, o bien por otro, de revertir
el acto si así lo estima, en ejercicio del principio de autotutela, no hiciera ninguno, y
que ante su inercia y la del juez tramitador, se anteponga el interés de la administración
a la del administrado, cuando se ha avanzado ya en el proceso para el inicio de la fase
de juicio. El administrado no tiene porqué sufrir la inercia de la administración, o de la
administración de justicia en perjuicio de su derecho constitucional a una justicia
pronta y cumplida y de su derecho a ser efectivamente tutelado, especialmente
tomando en cuenta que en esta materia, la administración goza de una ventaja –por
disposición constitucional-, frente al administrado, la que no supo invocar o defender
oportunamente…” Sentencia 17737-12

“…Este derecho a la independencia del juez es recogido por nuestra Constitución


Política en el ordinal 41 constitucional, en la medida que constituye un presupuesto
sine qua non para que el administrado pueda recibir justicia pronta, cumplida, sin
denegación y en estricta conformidad con las leyes. En el mismo sentido, la
imparcialidad del juez fundamenta que el numeral 42 de la Constitución Política
determine que en mismo juez no pueda serlo en diversas instancias para la decisión de
un mismo punto, y que el artículo 35 constitucional prohíba la creación de tribunales
especialmente nombrados para la resolución de un caso. Sin duda, la imparcialidad del
juez constituye un elemento básico del sistema democrático, cuya vulneración afecta la
esencia misma de la legitimación de nuestro régimen político. En virtud de lo
expuesto, la norma cuestionada resulta del todo razonable. Efectivamente, si a un
abogado, que hubiera cesado labores en la judicatura, se le permitiera patrocinar en
asuntos que hubiese conocido cuando fungió como juez, la garantía de la imparcialidad
del juez se vería afectada seriamente dada la consecuente disminución en el grado de
confianza de los ciudadanos en la objetividad y razonabilidad de las decisiones
jurisdiccionales…” Sentencia 11066-12

“…el ordinal 41 constitucional, el cual establece que -Ocurriendo a las leyes, todos
han de encontrar reparación para las injurias o daños que hayan recibido en su persona,
propiedad o intereses morales-. De este modo, se prepondera el derecho constitucional
a que cada ciudadano -en este caso, en su condición de trabajador-, obtenga una tutela
judicial cumplida y efectiva. El acceso a la jurisdicción previsto en este precepto
constitucional, se convierte en un derecho instrumental para asegurar forzosamente
el goce y ejercicio del derecho resarcitorio del damnificado, cuando el sujeto
obligado a la reparación incumpla voluntariamente con la respectiva obligación. Sin
duda alguna, si al trabajador no se le restituye lo que se le adeuda por parte de su
patrono (por concepto de los extremos laborales reclamados), no se le estará
efectuando una reparación plena e íntegra de los daños cometidos en su perjuicio, de
conformidad con lo que dispone el numeral 41 de la Carta Magna…” Sentencia 8742-
12

“La Administración, a la luz del artículo 41 Constitucional, tiene la obligación de


garantizarle a los administrados el cumplimiento de la justicia pronta y cumplida, sin
denegación, eso implica, en el ámbito de la justicia administrativa, su obligación de
decidir con diligencia y celeridad los reclamos planteados por los administrados, de
tal manera que su resolución sea congruente con los extremos alegados, así como de
comunicarle al interesado lo dispuesto, todo ello dentro de un plazo razonable.”
Sentencia 6498-12

“En lo que concierne al derecho a la justicia pronta y cumplida, estatuido en el artículo


41 de la Constitución Política, la Sala debe juzgar las causas de los atrasos judiciales a
fin de comprobar si el órgano jurisdiccional ha empleado la requerida diligencia para
acatar ese mandamiento constitucional. Lo anterior, por cuanto resulta evidente que la
duración excesiva e injustificada de los procesos judiciales implica una clara violación
a ese principio. En cada caso, la Sala debe analizar casuísticamente la complejidad
del asunto, la conducta de los litigantes y de las autoridades, debiendo acogerse el
recurso únicamente cuando la demora imputable al juzgado exceda las pautas y
márgenes ordinarios en el tipo del proceso de que se trata.” Sentencia 13766-11

“Bajo una mejor ponderación, este Tribunal Constitucional reconsidera la línea


jurisprudencial con fundamento en la cual los asuntos en que se aducen violaciones del
artículo 41 de la Constitución Política en la sede jurisdiccional, esto es, por infracción
del derecho fundamental a una justicia pronta y cumplida o, en los términos del
artículo 8°, párrafo 1°, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el
derecho a un proceso en un plazo razonable, sea sin dilaciones indebidas o retardos
injustificados. Todo lo anterior con fundamento en las siguientes consideraciones: Los
justiciables han empleado la práctica de plantear tantos recursos de amparo en un
proceso jurisdiccional, como veces estimen que se ha infringido el derecho a una
justicia pronta. Esto ha producido que en un solo proceso jurisdiccional se puedan
presentar múltiples amparos contra la supuesta inercia jurisdiccional, sea por un
presunto retardo en el traslado de la demanda, por una supuesta dilación en resolver
cualquier incidencia, recurso ordinario -sea contra una providencia, auto o sentencia-
o, incluso, cualquier gestión planteada en el proceso de ejecución de sentencia. De esta
forma, el derecho a una justicia pronta o a un proceso sin dilaciones indebidas se ha
fracturado, pudiendo ser invocado en cualquier estadio procesal, sin que haya
concluido de manera definitiva mediante una resolución con autoridad de cosa juzgada
vertida por la última instancia judicial en la materia respectiva. Lo anterior ha
transformado a la Sala Constitucional en una instancia más de los procesos de la
jurisdicción ordinaria para gestionar el pronto despacho o resolución célere de los
asuntos. Esta práctica ha sometido a la Sala Constitucional a un ingente circulante y a
tener que valorar, cualquiera que sea la etapa procesal, si se ha producido o no un
retardo injustificado en la administración de justicia, lo que se complica si se considera
que el Poder Judicial enfrenta elevados circulantes, en particular, en ciertas materias.
En el Derecho Procesal Constitucional Comparado, la experiencia de los Tribunales
Constitucionales del mundo encargados de la jurisdicción de la libertad e, incluso, de
la Cortes regionales que tienen a su cargo la tutela de los Derechos Humanos, la
infracción del derecho a un proceso en un plazo razonable, procede ser conocida y
resuelta cuando el respectivo proceso jurisdiccional ha concluido definitivamente, pues
sólo así es posible valorar si hubo o no dilaciones indebidas o retardos injustificados
atribuibles al Poder Judicial y al Estado en sentido amplio. Esto ha sido así, por
cuanto, se debe valorar todo el iter procesal, de manera que hay que analizar la
conducta endoprocesal de las partes, la complejidad de la pretensión deducida o
cuestión conocida, el tipo de proceso y la conducta de las autoridades jurisdiccionales
durante la sustanciación del proceso. Incluso, se debe ponderar si fueron o no
decretadas medidas cautelares durante el desarrollo del proceso para conjurar el
peligro en la mora (periculum in mora), como ha sido la práctica de la Corte Europea
de Derechos Humanos. Todo ese ejercicio, lo puede hacer un Tribunal Constitucional,
únicamente, después de concluido, definitivamente, el proceso y no antes.
Adicionalmente, la mayoría de las legislaciones sectoriales de carácter procesal,
actualmente, han incorporado mecanismos para acelerarlos, tales como el “pronto
despacho”, asimismo, el Poder Judicial ha implementado mecanismos de queja de los
justiciables ante la Inspección Judicial y la Contraloría de Servicios. Por lo expuesto,
con fundamento en el artículo 7° de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, que
habilita a la Sala Constitucional para resolver “exclusivamente (…) sobre su
competencia”, a partir de la sentencia No. 2011-012644 de las 15:03 horas de 21 de
setiembre de 2011, este Tribunal admitirá los procesos de amparo interpuestos por
violación del numeral 41 de la Constitución Política u 8, párrafo 1°, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, única y exclusivamente, cuando el proceso
jurisdiccional haya concluido por virtud de sentencia con autoridad de cosa juzgada
emitida por la última instancia procedente. Esta regla podrá ser valorada, en cada caso
concreto, de manera, que la Sala Constitucional podría conocer y resolver un amparo
sobre esta materia, aunque el proceso no haya llegado al estado indicado, cuando
estime que existe una infracción grosera que debe ser atendida, todo de plena
conformidad con el supracitado artículo 7° de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional.” Sentencia 12996-11

“Bajo una mejor ponderación, este Tribunal Constitucional reconsidera la línea


jurisprudencial con fundamento en la cual los asuntos en que se aducen violaciones del
artículo 41 de la Constitución Política en la sede jurisdiccional, esto es, por infracción
del derecho fundamental a una justicia pronta y cumplida o, en los términos del
artículo 8°, párrafo 1°, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el
derecho a un proceso en un plazo razonable, sea sin dilaciones indebidas o retardos
injustificados. Todo lo anterior con fundamento en las siguientes consideraciones: Los
justiciables han empleado la práctica de plantear tantos recursos de amparo en un
proceso jurisdiccional, como veces estimen que se ha infringido el derecho a una
justicia pronta. Esto ha producido que en un solo proceso jurisdiccional se puedan
presentar múltiples amparos contra la supuesta inercia jurisdiccional, sea por un
presunto retardo en el traslado de la demanda, por una supuesta dilación en resolver
cualquier incidencia, recurso ordinario -sea contra una providencia, auto o sentencia-
o, incluso, cualquier gestión planteada en el proceso de ejecución de sentencia. De esta
forma, el derecho a una justicia pronta o a un proceso sin dilaciones indebidas se ha
fracturado, pudiendo ser invocado en cualquier estadio procesal, sin que haya
concluido de manera definitiva mediante una resolución con autoridad de cosa juzgada
vertida por la última instancia judicial en la materia respectiva. Lo anterior ha
transformado a la Sala Constitucional en una instancia más de los procesos de la
jurisdicción ordinaria para gestionar el pronto despacho o resolución célere de los
asuntos. Esta práctica ha sometido a la Sala Constitucional a un ingente circulante y a
tener que valorar, cualquiera que sea la etapa procesal, si se ha producido o no un
retardo injustificado en la administración de justicia, lo que se complica si se considera
que el Poder Judicial enfrenta elevados circulantes, en particular, en ciertas materias.
En el Derecho Procesal Constitucional Comparado, la experiencia de los Tribunales
Constitucionales del mundo encargados de la jurisdicción de la libertad e, incluso, de
la Cortes regionales que tienen a su cargo la tutela de los Derechos Humanos, la
infracción del derecho a un proceso en un plazo razonable, procede ser conocida y
resuelta cuando el respectivo proceso jurisdiccional ha concluido definitivamente, pues
sólo así es posible valorar si hubo o no dilaciones indebidas o retardos injustificados
atribuibles al Poder Judicial y al Estado en sentido amplio. Esto ha sido así, por
cuanto, se debe valorar todo el iter procesal, de manera que hay que analizar la
conducta endoprocesal de las partes, la complejidad de la pretensión deducida o
cuestión conocida, el tipo de proceso y la conducta de las autoridades jurisdiccionales
durante la sustanciación del proceso. Incluso, se debe ponderar si fueron o no
decretadas medidas cautelares durante el desarrollo del proceso para conjurar el
peligro en la mora (periculum in mora), como ha sido la práctica de la Corte Europea
de Derechos Humanos. Todo ese ejercicio, lo puede hacer un Tribunal Constitucional,
únicamente, después de concluido, definitivamente, el proceso y no antes.
Adicionalmente, la mayoría de las legislaciones sectoriales de carácter procesal,
actualmente, han incorporado mecanismos para acelerarlos, tales como el “pronto
despacho”, asimismo, el Poder Judicial ha implementado mecanismos de queja de los
justiciables ante la Inspección Judicial y la Contraloría de Servicios. Por lo expuesto,
con fundamento en el artículo 7° de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, que
habilita a la Sala Constitucional para resolver “exclusivamente (…) sobre su
competencia”, a partir de esta sentencia, este Tribunal admitirá los procesos de amparo
interpuestos por violación del numeral 41 de la Constitución Política u 8, párrafo 1°,
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, única y exclusivamente,
cuando el proceso jurisdiccional haya concluido por virtud de sentencia con autoridad
de cosa juzgada emitida por la última instancia procedente. Esta regla podrá ser
valorada, en cada caso concreto, de manera, que la Sala Constitucional podría conocer
y resolver un amparo sobre esta materia, aunque el proceso no haya llegado al estado
indicado, cuando estime que existe una infracción grosera que debe ser atendida, todo
de plena conformidad con el supracitado artículo 7° de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional.” Sentencia 12644-11

“…la denegatoria de autenticación de la demanda de investigación de paternidad a


favor del amparado, por parte de la Defensa Pública, viola su derecho fundamental de
acceso a la justicia, reconocido en el artículo 41 constitucional, así como en las
disposiciones legales e instrumentos internacionales citados supra, por lo que procede
declarar con lugar el recurso y ordenar a la Directora de la Defensa Pública que brinde
asistencia legal gratuita al amparado, en la tramitación del proceso de investigación de
paternidad.. Se aclara que este recurso resuelve el caso concreto, por lo que la
estimatoria no conlleva una inmediata obligación del Poder Judicial y la Defensa
Pública de brindar un servicio gratuito de defensa pública en todos los procesos y ante
todas las jurisdicciones, lo cual estará sujeto a un desarrollo progresivo, de acuerdo
con las necesidades de los usuarios, la capacidad presupuestaria y la naturaleza de los
litigios. Además, lo resuelto por esta Sala en el recurso se relaciona concretamente
con los casos en que está de por medio la tutela del interés superior del menor, como lo
es su derecho a saber quién es su padre. Por otra parte, el desarrollo progresivo de los
derechos humanos, no sólo no permite retroceso alguno en la materia, sino que
tampoco el Estado se puede estancar en un punto de su desarrollo, pues se trata de un
continuo histórico. Tampoco puede el Estado alegar razones presupuestarias o
carencia de recursos para no hacer efectivo ese desarrollo progresivo del derecho que
en esta sentencia se tutela. En este sentido, deberá el Poder Judicial presupuestar los
recursos necesarios y suficientes para cumplir la tutela que aquí se dispone, a fin de
garantizar el desarrollo progresivo de esos derechos humanos…” Sentencia 21039-10

“El Derecho a una justicia pronta y cumplida del ordinal 41 de la Constitución Política
no se limita, en el Derecho Administrativo, al ámbito jurisdiccional, esto es, a los
procesos que conoce la Jurisdicción Contencioso Administrativa creada en el artículo
49 del mismo cuerpo normativo supremo, sino que se proyecta y expande con fuerza,
también, a la vía administrativa o gubernativa previa a la judicial, esto es, a los
procedimientos administrativos. De modo y manera que es un imperativo
constitucional que los procedimientos administrativos sean, igualmente, prontos,
oportunos y cumplidos en aras de valores constitucionales trascendentales como la
seguridad y la certeza jurídicas de los que son merecidos acreedores todos los
administrados. Precisamente por lo anterior, los procedimientos administrativos se
encuentran informados por una serie de principios de profunda raigambre
constitucional, tales como los de prontitud y oportunidad (artículo 41 de la
Constitución Política), más conocido como de celeridad o rapidez (artículos 225,
párrafo 1°, y 269, párrafo 1°, de la Ley General de la Administración Pública), eficacia
y eficiencia (artículos 140, inciso 8, de la Constitución Política, 4°, 225, párrafo 1°, y
269, párrafo 1°, de la Ley General de la Administración Pública), simplicidad y
economía procedimentales (artículo 269, párrafo 1°, ibidem). Estos principios rectores
de los procedimientos administrativos, le imponen a los entes públicos la obligación
imperativa de substanciarlos dentro de un plazo razonable y sin dilaciones indebidas,
es decir, sin retardos graves e injustificados para evitar la frustración, la eventual
extinción o la lesión grave de las situaciones jurídicas sustanciales invocadas por los
administrados por el transcurso de un tiempo excesivo e irrazonable. El privilegio
sustancial y posicional de las administraciones públicas, denominado autotutela
declarativa y que, a la postre, constituye una pesada carga para los administrados, no
debe invertirse y ser aprovechado por éstas para causarle una lesión antijurídica al
administrado con la prolongación innecesaria de los procedimientos administrativos.”
Sentencia 7830-10

“Las administraciones públicas en el ejercicio de sus potestades, competencias o


atribuciones deben conocer y resolver en la sede administrativa o gubernativa previa, a
través de un procedimiento, múltiples solicitudes de los administrados o usuarios de
los servicios públicos a efecto de obtener un acto administrativo final, cuyo contenido
psíquico puede ser volitivo, de juicio o de conocimiento. Ese acto administrativo
conclusivo de un procedimiento administrativo puede otorgar o reconocer derechos
subjetivos o intereses legítimos –situaciones jurídicas sustanciales- (actos favorables) o
bien suprimirlos, denegarlos o imponer obligaciones (actos de gravamen o ablatorios).
Es lógico y sensato que no puede haber una justicia administrativa inmediata, puesto
que, la administración pública y sus órganos requieren de un plazo prudencial para
tramitar de forma adecuada la respectiva petición y dictar la resolución administrativa
más acertada y apegada a la verdad real de los hechos que constituyen el motivo del
acto final. Lo anterior significa que entre el pedimento inicial formulado por el
administrado y su resolución final debe mediar un tiempo fisiológicamente necesario
(vacatio o distantia temporis), impuesto por la observancia de los derechos
fundamentales de aquel (debido proceso, defensa, bilateralidad de la audiencia o
contradictorio) y la mejor satisfacción posible de los intereses públicos.” Sentencia
5921-08

“Determinar si la Administración Pública cumple o no con los plazos pautados por la


Ley General de la Administración Pública (artículos 261 y 325) o las leyes sectoriales
para los procedimientos administrativos especiales, para resolver por acto final un
procedimiento administrativo –incoado de oficio o a instancia de parte- o conocer de
los recursos administrativos procedentes, es también una cuestión que puede ser
discutida y resuelta ante la jurisdicción contencioso administrativa.” Sentencia 5175-
08

“Actualmente, sobre todo a la luz de los principios de la supremacía de la Constitución


y de la vinculación más fuerte de los derechos fundamentales, así como de su eficacia
expansiva y progresiva e interpretación más favorable, se entiende que el carácter
obligatorio o preceptivo del agotamiento de la vía administrativa riñe con el derecho
fundamental de los administrados a obtener una justicia pronta y cumplida ex artículos
41 y 49 de la Constitución Política (tutela judicial efectiva) y con el principio de
igualdad, puesto que, sólo en el proceso contencioso-administrativo –y no así en el
resto de las jurisdicciones- se le obliga al justiciable, antes de acudir a la vía
jurisdiccional, agotar todos los recursos administrativos ordinarios procedentes… En
suma, el carácter electivo de la vía administrativa, resulta absolutamente congruente
con los derechos fundamentales de los administrados de acceso a la jurisdicción, a una
justicia pronta y cumplida (artículo 41 de la Constitución Política), a la igualdad
(artículo 33 de la Constitución Política) y a controlar la legalidad de la función
administrativa (artículo 49 de la Constitución Política). Ahora bien, debe resaltarse que
tan constitucional es que el administrado opte por acudir directamente a la vía
jurisdiccional, sin agotar la vía administrativa, como cuando elige hacerlo.” Sentencia
3669-06
“No puede existir una tutela judicial pronta y cumplida o efectiva, si el órgano
jurisdiccional no puede ejercer un poder de cautela flexible y expedito. Bajo esta
inteligencia, la tutela cautelar es un componente esencial o una manifestación
específica de una tutela judicial pronta y cumplida, puesto que, por su medio puede
garantizar provisionalmente la efectividad de la sentencia definitiva o de mérito. Este
derecho, al formar parte integral del núcleo esencial del derecho a una justicia pronta y
cumplida, el legislador no puede negarlo, restringirlo o condicionarlo y el juez debe
hacerlo efectivo cuando haya peligro para la efectividad de la sentencia.” Sentencia
6224-05

“El Derecho a una justicia pronta y cumplida del ordinal 41 de la Constitución Política
no se limita, en el Derecho Administrativo, al ámbito jurisdiccional, esto es, a los
procesos que conoce la Jurisdicción Contencioso Administrativa creada en el artículo
49 del mismo cuerpo normativo supremo, sino que se proyecta y expande con fuerza,
también, a la vía administrativa o gubernativa previa a la judicial, esto es, a los
procedimientos administrativos. De modo y manera que es un imperativo
constitucional que los procedimientos administrativos sean, igualmente, prontos,
oportunos y cumplidos en aras de valores constitucionales trascendentales como la
seguridad y la certeza jurídicas de los que son merecidos acreedores todos los
administrados.” Sentencia 2166-04

“Es un hecho público y notorio que la Dirección Nacional de Pensiones viene


enfrentando y arrastrando una difícil situación respecto a la tramitación célere,
eficiente y eficaz de los procedimientos administrativos incoados por los interesados
ante ese órgano administrativo que contengan algún pedimento relativo a la materia de
jubilaciones que son de su competencia. A los graves problemas en la substanciación
de los procedimientos, imputable a diversos factores de organización y distribución de
recursos humanos, financieros y tecnológicos, se agrega el elevadísimo volumen de
solicitudes, circunstancias que han propiciado el entrabamiento administrativo de esa
instancia. Ante este panorama, esta Sala, después de una mejor ponderación acerca del
plazo razonable de un mes que tradicionalmente le ha otorgado a la Dirección
Nacional de Pensiones en los recursos de amparo que se declaran con lugar, estima que
el mismo debe ser variado, dada la coyuntura crítica vivida por el órgano recurrido,
para adecuarlo al parámetro de la razonabilidad o proporcionalidad, por lo que en
adelante debe ser de seis meses. Todo lo anterior para evitarle un perjuicio mayor a los
recurrentes al otorgar un plazo irrazonable que los obligue a acudir ante este Tribunal a
interponer las diligencias de inejecución de la sentencia de amparo, de evitarle una
mayor dislocación administrativa al órgano recurrido y con fundamento en el ordinal
49, párrafo 3°, de la Ley de la Jurisdicción Constitucional que habilita a esta Sala para
definir y concretar, en ciertas materias y ante determinadas circunstancias, el concepto
jurídico indeterminado ahí contenido de "plazo prudencial perentorio". Sentencia
10623-03

“El derecho fundamental a una justicia pronta y cumplida del ordinal 41 de la


Constitución Política, comprende, entre otros contenidos, el derecho a acceder a un
proceso donde se discutan, a la luz de las argumentaciones fácticas y jurídicas
formuladas, las pretensiones deducidas en éste por las partes y a que se resuelvan
mediante una sentencia fundada en el Ordenamiento Jurídico, independientemente que
ésta sea favorable o adversa a tales pedimentos, esto es, a la asistencia efectiva de los
órganos jurisdiccionales con el propósito de garantizar una coexistencia social pacífica
y armónica. Desde esta perspectiva, todo requisito excesivo o formalismo innecesario,
que resulte contrario a los principios de proporcionalidad y razonabilidad quebranta el
derecho a una justicia pronta y cumplida.” Sentencia 3481-03

“En materia de procedimientos administrativos, es menester distinguir entre el de


naturaleza constitutiva y el de impugnación. El primero tiene como principal propósito
el dictado de un acto administrativo final que resuelva el pedimento formulado por el
gestionante o parte interesada —en un sentido favorable o desfavorable—, y el
segundo está diseñado para conocer de la impugnación presentada contra el acto final
que fue dictado en el procedimiento constitutivo —fase recursiva—. El procedimiento
constitutivo puede ser, a modo de ejemplo, los procedimientos ordinario y sumario
normados en la Ley General de la Administración Pública o cualquier otro especial por
razón de la materia regulado en una ley específica y que sea posible encuadrarlo dentro
de las excepciones contenidas en el numeral 367, párrafo 2°, de la Ley General de la
Administración Pública y en los Decretos Ejecutivos números 8979-P del 28 de agosto
y 9469-P del 18 de diciembre, ambos de 1978. El procedimiento de impugnación
comprende los recursos ordinarios (revocatoria, apelación y reposición) y los
extraordinarios (revisión). Para sendos supuestos, y en lo que se refiere a los
procedimientos administrativos comunes —ordinario, sumario y recursos—, la Ley
General de la Administración Pública establece plazos dentro de los cuales la
respectiva entidad pública debe resolver ya sea la petición o solicitud inicial o el
recurso oportunamente interpuesto. En efecto, el artículo 261, párrafo 1°, de la Ley
General de la Administración Pública establece que el procedimiento administrativo
ordinario debe ser concluido, por acto final, dentro del plazo de dos meses posteriores
a su iniciación; para la hipótesis del procedimiento sumario, el artículo 325 ibídem,
dispone un plazo de un mes —a partir de su inicio— para su conclusión. En lo tocante
a la fase recursiva o procedimiento de impugnación, el numeral 261, párrafo 2°, fija un
plazo de un mes. Cuando un órgano o ente público se excede en estos plazos, se
produce un quebranto del derecho a una justicia administrativa pronta y cumplida
establecido en el artículo 41 de la Constitución Política.” Sentencia 8549-02

“Al disponer el artículo 930 del Código Procesal Civil que: "Los escritos presentados
en tribunal distinto al que conoce del proceso no surtirán efecto; lo surtirán si llegan a
éste dentro del plazo correspondiente.", se fundamenta en principios básicos de Teoría
General del Proceso, sobre todo en dos sentidos: en primer lugar, que las normas
procesales son de orden público. Ello significa, de obligatoria observancia e
irrenunciables tanto para quien las aplica, como para quienes pretenden la tutela de sus
derechos o intereses a través de ellas, ejemplo típico de esto es la vinculatoriedad de
los términos y formas ahí previstas para el desarrollo de la actividad procesal, no como
mero formalismo tendente a crear una trampa para las partes en litigio, sino como un
medio para lograr la prevalencia del principio de seguridad jurídica, precisamente en
su favor. Por otra parte, aunque en el Código Procesal Civil (artículo 1) se prevé la
obligación para el juzgador de impulsar de oficio el proceso, ello se entiende dentro de
los actos que a él correspondan, pues el mismo numeral también remite a la actividad
de partes, dentro de la que indubitablemente se enmarca la contestación de la
demanda…En segundo término, debe tenerse en cuenta que, el artículo 41
constitucional, que establece: "Ocurriendo a las leyes, todos han de encontrar
reparación para las injurias o daños que hayan recibido en su persona, propiedad o
intereses morales. Debe hacérseles justicia pronta, cumplida, sin denegación y en
estricta conformidad con las leyes.", refuerza lo ya anotado, demostrando que la
organización de la función jurisdiccional a través de competencias según diversos
criterios (materia, cuantía, territorio e incluso con base en la sola distribución de
trabajo -caso de las llamadas secciones-) no responde al capricho del legislador, sino
que tiende, a través de la sistematización, a cumplir la obligación constitucional de
administrar justicia pronta y cumplida. De aquí se derivan las normas contenidas, en lo
que a este caso interesa, en el Código Procesal Civil y la Ley Orgánica del Poder
Judicial, según las cuales los órganos jurisdiccionales tienen determinada su
competencia, siendo nulos los actos que contrario a esa determinación dicten, de modo
que ha de ser ante el tribunal al que competa el asunto, que presenten las partes las
actuaciones que les concierna efectuar. Dentro de este ámbito, existe flexibilidad en el
sentido de que en el caso de iniciarse un proceso se presente el asunto a quien luego
resulte incompetente, hay reglas específicas dentro de cada regulación procesal para la
dilucidación del punto, pero en el caso que apunta el accionante, la competencia ya
había sido fijada y fue por un error únicamente atribuible al demandado y nunca a la
administración de justicia, que el escrito fue presentado al tribunal correspondiente
fuera de tiempo. En conclusión, no puede considerarse que la norma impugnada
contravenga los artículos 39 y 41 de la Carta Fundamental, porque no existe en la
situación que ella contempla, un estado de indefensión creado por la administración de
justicia, sino que ha sido el propio promovente quien provocó la ineficacia de su
actuación.” Sentencias 358-95, 2020-96, 9674-01

“La administración debe dar respuesta, en forma célera, a todas las peticiones de los
administrados indicándoles, si es del caso, cuáles son los motivos por los que la
misma no puede serle suministrada dentro de los plazos legalmente establecidos, pero;
contestándole siempre las gestiones que realicen.” Sentencia 451-94

“Parte esencial del debido proceso es el derecho a impugnar las resoluciones, eso no
implica que todas deban tener recurso de apelación, sino que el recurso debe otorgarse
para aquellas actuaciones que puedan significar una lesión a un derecho o libertad
fundamental, Cuando el recurso está otorgado por ley, debe poder ejercerse como
garantía que es, sin obstáculos ajenos a la actividad del recurrente.” Sentencia 461-93

Anda mungkin juga menyukai