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Ideología de los reyes

A lo largo de tres siglos, los novohispanos fueron súbditos de dos casas reinantes: los
Austrias, de 1521 a 1700, y los Borbones, de 1700 a 1821. Los nacimientos, los matrimonios,
las muertes, las coronaciones y cualquier otro acto que involucrara a la realeza, tenía
repercusiones en México y no pocas veces se organizaron grandes celebraciones para
festejar algún acontecimiento de la Casa Real.

El XVII fue un siglo de esplendor para la Nueva España que coincidió con la decadencia del
imperio español. La metrópoli se durmió en sus laureles gracias a la confianza que le
proporcionaron las riquezas de sus colonias en América. En términos literales, España era una
“mantenida”: sus colonias trabajaban para sostenerla. Además, su decadencia se debió a la
indolencia de los tres reyes que ocuparon el trono durante el siglo XVII: Felipe III (1598-1621),
su hijo Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700).

A los dos primeros les gustaba la vida dispendiosa y el derroche cortesano. Debido a malas
influencias se metieron en una fuerte rivalidad con Inglaterra –que también tenía posesiones
en América- y participaron en la Guerra de los Treinta Años en Europa, durante la cual
perdieron territorios, pero todo iba con cargo a la Nueva España. El destino de las riquezas
que provenían de la colonia era sufragar las guerras, el lujo, el ocio y el despilfarro real, como
si la Nueva España fuera un eterno cuerno de la abundancia. Felipe IV llegó a recordar a sus
súbditos americanos “la obligación en que estaban de darle la mayor cantidad posible de
dinero, compensando así el amor que les profesaba”.

Luego de los dos Felipes llegó el turno de Carlos II, pero cuando a un rey le apodan “El
Hechizado” y ponen en sus manos un imperio como el español, nada bueno pueden esperar
sus súbditos. El Rey tenía muchas taras hereditarias, resultado de los matrimonios entre
familiares de sus ancestros; además era raquítico, enfermizo, de corta inteligencia y estéril.
Sus escasas luces intelectuales eran atribuidas a brujería y ciertos maleficios, de ahí el
sobrenombre de “El Hechizado”. Con Carlos II terminó la dinastía de los Austrias, ya que al no
tener descendencia, designó heredero a su sobrino nieto Felipe de Anjou, quien pertenecía a
la dinastía de los Borbones.

Sin duda, durante el siglo XVII, España vivió de las rentas que le proporcionaban sus colonias
en América y, aunque el derroche fue mayúsculo, parte de las riquezas que llegaron a la
metrópoli también alentaron las artes. Así, la decadencia política coincidió con el llamado Siglo
de Oro Español, particularmente en las letras, con escritores como Miguel de Cervantes, Lope
de Vega, Santa Teresa de Jesús y Luis de Góngora. En la pintura destacaron Diego Velázquez
y Bartolomé Esteban Murillo.

Cuando los Borbones llegaron al poder en 1700 se dieron cuenta de que, a pesar de sus
inmensas colonias en América, la administración, la economía y las finanzas se encontraban
en completo desorden.

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