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DESARROLLO DE LA CIENCIA

La ciencia puede entenderse como un conjunto de disciplinas teóricas y experimentales, que se dividen en
dos grandes grupos: ciencias formales (como la matemática o la lógica) y ciencias empíricas o factuales.
Estas últimas estudian fenómenos que se pueden conocer directa o indirectamente mediante los sentidos y
los experimentos repetibles. Abarcan a las ciencias sociales y a las ciencias naturales. Otra distinción que es
importante hacer es entre las ciencias básicas y las ciencias aplicadas, que da lugar a
la tecnología (Moulines; 1994).

Por otra parte también puede considerarse el desarrollo de la ciencia como una acumulación de
descubrimientos, parámetros e información que, ya establecidos, nunca se analizan críticamente ni se
cuestionan; pero esto sería como afirmar que en realidad no hay progreso en ciencia ni en la filosofía ni en
ningún otro campo de conocimientos.
En contraparte, el desarrollo de la ciencia puede explicarse como un proceso en el cual se alcanzan enfoques
o paradigmas cada vez más complejos y especializados, lo que posibilita y demanda su constante revisión
crítica y los consensos sobre los resultados más valiosos para cada época. En ese sentido, el desarrollo de la
ciencia se comprenderá como sujeto a variables tan amplias como las posibilidades de avance que cada día
se revelen.

En el período comprendido entre 1760 y 1830 se produjeron sucesos decisivos para la ciencia, sobre todo por
sus consecuencias prácticas. Los primeros cuarenta años de ese período corresponden a acontecimientos
sociales de gran magnitud: las revoluciones políticas de los Estados Unidos y Francia, y la Revolución
Industrial en Inglaterra. A principios del siglo XIX se afianzó el empleo del método experimental en la
investigación, se avanzó en la sustitución de la capacidad muscular humana por otras fuentes de energía y se
profundizó la mecanización. Estos fueron pasos importantes en el camino hacia el control de los fenómenos
naturales.

Nueva fuentes de energía

A principios del siglo XIX una de las principales fuentes de energía era la hidráulica, es decir, la basada en el
aprovechamiento de las corrientes de agua. La mayor parte de los dispositivos empleados constaba de
paletas que giraban alrededor de un eje horizontal y que requeríancorrientes intensas para ser movidas.

También, en los molinos, se empleaba la energía eólica, proporcionada por el viento. Aunque la existencia del
primer molino se remontaba a mil años atrás, en estos años comenzó a imponerse una innovación
fundamental: el timón o "cola", que lograba que el propio molino se orientara por sí mismo según la dirección
del viento. Hasta entonces, había sido necesario girar manualmente el molino alrededor de su soporte para
lograr que las aspas enfrentaran al viento; el nuevo timón automatizó esa acción.

La máquina de vapor

A fines del siglo XVIII la máquina de vapor comenzó a desplazar a las otras fuentes de energía. En los
primeros años del siglo siguiente apareció un nuevo modelo que comenzó a ser empleado como motor para
transmitir movimiento a otras máquinas. Había sido inventado por un joven escocés llamado James Watt
(1736-1819), hijo de un carpintero, que en su trabajo como ayudante de laboratorio había planteado una serie
de reformas a la máquina de vapor anterior, patentada por el ingeniero inglés Thomas Newcomen (1663-
1729). Constantemente perfeccionada, la máquina de vapor se utilizó durante décadas, hasta la invención del
motor eléctrico.

La Revolución Industrial

El empleo del vapor fue una pieza clave del extraordinario desarrollo conseguido durante este período
identificado, precisamente, como Revolución Industrial.

En la Europa de 1810 se encontraba en pleno auge la mecanización. Su máximo esplendor se dio en


Inglaterra, que ganó un lugar de vanguardia en la actividad industrial en el siglo XVIII. Otros países intentaron
acercársele y fomentaron un desarrollo semejante: Napoleón, por ejemplo, ofreció un premio de un millón de
francos a los constructores franceses para que aportaran ideas para construir maquinaria.
La industria textil

La mayor expansión correspondió a las actividades textiles, industria que se benefició con continuas
innovaciones y perfeccionamientos en materia de maquinaria. Los progresos logrados en la mecanización de
la cosecha de algodón ya permitían disponer de materia prima abundante y barata, de modo que ésta pasó a
ser la fibra textil por excelencia. Un dato de 1810 muestra que en los Estados Unidos la producción de
algodón era cincuenta veces superior a la de 1790. Fue así que la vestimenta confeccionada con algodón se
volvió accesible para amplias capas de la población.

El último modelo de máquina textil era un desarrollo de una máquina de tejer que se denominaba
informalmente "la mula", en alusión al animal que resulta de cruzar un caballo con un asno, ya que se trataba
de la cruza de varios dispositivos preexistentes.

En 1804 el francés J.M. Jacquard (1752-1834) inventó un telar en el que la elevación y el descenso de los
hilos de la tela eran controlados automáticamente mediante cartones perforados según un código. Las
operaciones que debía realizar el telar estaban representadas en las tarjetas perforadas, de modo que el
diseño del tejido correspondía con la disposición de las perforaciones. Por medio de distintas secuencias se
podían obtener complejos diseños. El sistema desarrollado por Jacquard requirió una minuciosa puesta a
punto para que funcionara correctamente. Su calidad queda en evidencia por el gran número de telares que,
con ligeras variantes, lo utilizan.

Las fábricas

A fines del siglo XVIII, con la aplicación de la energía hidráulica a los procedimientos industriales, surgieron
las fábricas, llamadas hasta entonces molinos. En las fábricas se reúne en un espacio limitado a una gran
cantidad de trabajadores, que hacen uso de diversas máquinas, cuyo número no cesa de crecer. El trabajo se
fragmentó, y cada sector se hace cargo de una etapa distinta. El ritmo es ahora impuesto por las máquinas.

En términos de la organización de la producción, el trabajo en las fábricas representa un desarrollo, pues se


hace más sencilla la recolección de la materia prima, se facilita la distribución de los productos terminados y
se fomenta la especialización en los conocimientos.

El trabajo de mujeres y niños

En 1810 numerosos establecimientos textiles ingleses empleaban a mujeres y niños porque, según decían,
sus modos de ser se prestaban naturalmente a la ejecución del tipo de trabajo, monótono y repetitivo, propio
de la mecanización. La característica más reconocida de los niños era su docilidad, tanto en el desarrollo de la
tarea como en el aprendizaje. Los niños comenzaban a trabajar a partir de los cinco años, por el alojamiento y
la comida. En 1802 una ley reglamentó el trabajo de los que provenían de orfanatos: no debían trabajar más
de doce horas diarias. Esa ley, sin embargo, como muchas otras semejantes de la época, sólo tenía vigencia
en los papeles.

Como los pequeños dedos femeninos eran particularmente aptos para manejar hilos, enhebrarlos, hacer
nudos, las mujeres fueron empleadas principalmente por las fabricas textiles. Las remuneraciones que
percibían eran muy inferiores a las de los hombres. Se suponía que no merecían o no necesitaban el mismo
nivel salarial porque en ellas no recaía la obligación de mantener sus hogares.

Resistencias a la mecanización

La progresiva mecanización generó no pocas resistencias de quienes sentían amenazada su fuente de


subsistencia. Este tipo de reacciones ya se había manifestado siglos antes, pero la resistencia más
organizada se dio entre 1810 y 1811 con las revueltas encabezadas por Ned Ludd, un aprendiz de tejedor
inglés. Entre sus reclamos figuraba la defensa de la fuente de trabajo y, para evitar la desocupación, se inició
la quema de los talleres. El movimiento tuvo éxitos temporarios, y se llegó a destruir unos doscientos telares
por mes.

En febrero de 1812 el gobierno inglés sancionó una ley que consideraba un delito de gravedad, penado con la
muerte, a la destrucción de una máquina.

Otros desarrollos generados por la Revolución Industrial

El crecimiento de la población humana y las demandas generadas por la Revolución Industrial impulsaron el
desarrollo de la construcción. A la concreción de importantes construcciones debe agregarse la invención del
hormigón, hecho con arena, cemento y piedras.

Numerosas ideas fueron volcadas en la navegación y en el desarrollo de ciertos sistemas de comunicación,


en respuesta a demandas comerciales y militares específicas. Gozaron de una merecida celebridad los barcos
a vapor concebidos por el ingeniero estadounidense Robert Fulton (1765-1815), quien llegó incluso a construir
un pequeño submarino. El vapor fue aplicado con éxito a las locomotoras del ingeniero de minas inglés
Richard Trevithick (1771-1833); en 1804, uno de sus modelos transportó diez toneladas de carga sobre rieles
de hierro a lo largo de un recorrido de algo más de quince kilómetros.

El telégrafo de Chappe

El ingeniero francés Claude Chappe (1763-1805) y su hermano Ignace concibieron un ingenioso


procedimiento para transmitir mensajes. Sus telégrafos ópticos habían probado su eficacia en varios circuitos
construidos a lo largo de Francia. Cada aparato constaba de piezas articuladas que se montaban en lugares
de buena visibilidad; modificando la posición de las piezas se representaban letras diferentes. Un operador
"leía" el mensaje del aparato que le precedía y lo transmitía al próximo. Cada aparato estaba separado del
siguiente por varios kilómetros.

En 1810 se utilizaban modelos muy perfeccionados del telégrafo óptico original. Algunos incluían mejoras no
sólo en sus aspectos mecánicos (es de

La conservación de los alimentos

A fines del siglo XVIII, un repostero francés llamado Francois Appert (1750-1841) recibió un premio de manos
de Napoleón por inventar una técnica para conservar alimentos: los guardaba en botellas de cristal, que luego
cerraba y sumergía en agua hirviendo. A continuación sellaba herméticamente la botella. El procedimiento
permitía contar con comida en buen estado durante períodos prolongados, y eso tenía una importancia
estratégica.

En 1810 nació la lata de conservas. Ese año, el inglés Peter Durand inventó los conocidos envases de
hojalata, que eran cerrados herméticamente mediante soldadura. Poco después se instalaba en su país la
primera fábrica de conservas.

Varios años después, gracias a los estudios de Louis Pasteur, pudo entenderse por qué la técnica de Appert
era efectiva: el calor del agua hirviendo mataba los microorganismos del interior de la botella y el contenido no
se descomponía.

Las primeras máquinas voladoras "más pesadas que el aire"

También hubo progresos en el campo de la aviación. En 1810 el inglés George Cayley (1773-1857) dejó caer
su modelo de avión sin motor desde lo alto de una colina. Hasta este año los únicos artefactos que habían
logrado volar eran globos que, por estar llenos de aire caliente, eran más livianos que el aire atmosférico. El
planeador sin tripulación fue el primer objeto más pesado que el aire que logró mantenerse en vuelo, aunque
sólo por unos pocos segundos.

Cayley continuó experimentando con nuevos modelos de planeadores durante cincuenta años más, y se
afirma que en algunos de ellos incluyó un tripulante. A partir de su experiencia Cayley hizo una notable
contribución al estudio del vuelo.

Actividad científica de la época

La Revolución Industrial estimuló las actividades científicas, sobre todo aquéllas más ligadas a las demandas
de un medio industrial en crecimiento, que verificaron una explosión notable en el transcurso de unas pocas
décadas. Hacia 1810 los pasos más destacados se dieron en la producción de corriente eléctrica, en las
aplicaciones de los gases y en una serie de conocimientos que se consideran la base de la química moderna.

Francia ocupaba en este campo un lugar de excelencia, entre otras razones porque Napoleón era un ferviente
defensor de la actividad científica. En 1808 había dado un premio al inglés Humphry Davy (1778-1829) por
sus hallazgos en electroquímica. Este inventor desarrollaría poco después una lámpara de seguridad para el
trabajo en las minas.

* Jean Baptiste Pierre Antoine de Monet, caballero de Lamarck (1744-1829), publica en 1810 uno de sus
Anuarios meteorológicos, en los que sienta algunas de las bases metodológicas de la meteorología moderna.
Lamarck ha trascendido, sin embargo, por su notable clasificación de los seres invertebrados y por la
formulación de una teoría de la evolución que más tarde tomaría Darwin como modelo.
* También francés, y amigo de Napoleón, era Gaspard Monge (1746-1818), matemático, químico y físico, que
participó con Antoine Lavoisier en la determinación de la composición del agua. Monge es hoy conocido por
sus aportes a la geometría: a él se le debe el desarrollo en tres vistas propio del dibujo técnico.
* Un camarada de Monge fue Claude Berthollet (1748-1822), un químico que concibió algunas teorías
acertadas y otras incorrectas, que se oponían a la de Joseph Louis Proust (1754-1826), el autor de la Ley de
las Proporciones Definidas.
* El físico, matemático y astrónomo Jean Baptiste Biot (1774-1862) investigó en temas de óptica, en particular
sobre la polarización de la luz, y diseñó experiencias de determinación de la concentración de soluciones. Con
el físico Felix Savart realizó estudios fundamentales sobre el magnetismo creado por las corrientes eléctricas.
* En relación con la naturaleza de esas corrientes, el físico André Marie Ampere (1775-1836) contribuyó con
aportes fundamentales.
* La electricidad y el magnetismo fueron también objeto de estudio de Simeon Denis Poisson (1781-1840),
quien se destacó tanto en temas de física como de matemática y astronomía. Poisson realizó, además, una
serie de investigaciones sobre la elasticidad de los materiales.
* A Pierre Louis Dulong (1785-1838) se le deben trabajos en el campo de la termodinámica, la óptica y la
acústica, así como algunos descubrimientos en el de la química.
* Contemporáneos de los nombrados fueron Jacques Charles (1746-1823), Gay Lussac (1778-1850), Etienne
Malus (1775-1812), Augustin Fresnel (1788-1827) y muchos otros.
* Otro centro científico de importancia fue Gran Bretaña. Allí nació el físico y médico Thomas Young (1773-
1829), quien introdujo el concepto actual de energía. Young trabajó sobre el mecanismo de la visión y sobre
temas de óptica, estudió la estructura del ojo y describió el defecto denominado astigmatismo. Adhirió a la
teoría ondulatoria de la luz y la aplicó a la refracción y a la dispersión.
* De la misma nacionalidad era Edward Jenner (1749-1823), un médico célebre por haber descubierto la
vacuna contra la viruela, y que hacia 1810 continuaba trabajando como médico rural, un puesto que conservó
hasta su muerte.
* Otro inglés, William Herschel (1738-1822), probablemente haya sido el más famoso astrónomo del siglo
XVIII; fue el descubridor del planeta Urano y de numerosas estrellas.
* También fueron notables las investigaciones del meteorólogo y químico John Dalton (1766-1844), que
propuso una famosa teoría atómica en 1803.
* En 1810 murió Henry Cavendish, un físico y químico nacido en 1731, que realizó importantes experimentos
con electricidad, especialmente empleando condensadores. Estudió el agua y la atmósfera, y logró aislar el
"aire inflamable" (hoy conocido como hidrógeno), para estudiar sus propiedades. Gracias a su medición de la
constante gravitacional pudo calcular la densidad de la Tierra y obtuvo un valor muy semejante al que hoy se
acepta.
* Durante la misma época, el naturalista, astrónomo y mineralogista alemán Alexander von Humboldt (1769-
1859) emprendió su famoso viaje de exploración por América Central y del Sur junto al naturalista francés
Aime Bonpland. Exploró la costa venezolana, Perú, Ecuador, Colombia y México. Hacia 1804 había
coleccionado miles de muestras de rocas y plantas y había estudiado volcanes, corrientes marinas, el
magnetismo terrestre, el clima y la vida animal. Además, apoyó los movimientos emancipadores
latinoamericanos y fue amigo de Simón Bolívar.
* Al danés Hans Christian Oersted (1777-1851) se le debe un completo estudio sobre los campos magnéticos
producidos por el paso de corrientes eléctricas.
* Un químico sueco, Jons Berzelius (1779-1848), discípulo de Dalton, desarrolló el concepto de ion y es
reconocido como unos de los padres de la química. Introdujo en 1811 el sistema clásico de los símbolos
químicos.
* El conde italiano Alessandro Volta (1745-1827) es conocido por haber inventado la pila eléctrica, aunque
también efectuó investigaciones sobre la electricidad atmosférica y sobre algunos temas de química.
* También italiano, Amedeo Avogadro (1776-1856) se encontraba en 1810 dándole forma a la ley que hoy
lleva su nombre, asociada al número de moléculas que constituyen los gases.
* No podemos olvidar a Benjamín Thompson, conde de Rumford (1763-1814), un científico norteamericano
algo extravagante que realizó importantes contribuciones al conocimiento del calor, estudió los alimentos y
perfeccionó un gran número de artefactos.
* El francés Joseph Louis, conde de Lagrange (1736-1813), realizó estudios minuciosos de los movimientos
lunares y de los planetas.
* Su connacional Pierre Simon, marqués de Laplace (1749-1827), se ocupó de la aplicación de la teoría de la
gravitación a los astros del sistema solar.
* El italiano Paolo Ruffini (1765-1822) dedicó algunas investigaciones a problemas físicos.
* El alemán Carl Friedrich Gauss (1777-1855) se destacó por sus investigaciones sobre el electromagnetismo,
la óptica y la astronomía.
* El alemán Friedrich Wilhelm Bessel (1784-1846) realizó detallados estudios astronómicos y sobre el
comportamiento de los materiales y las ondas.
* Entre los matemáticos más notables de la época se encontraban el francés Joseph Fourier (1768-1830), el
checo Bernhard Bolzano (1781-1848) y el noruego Niels Henrik Abel (1802-1829).

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