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ASIMETRÍA Y TEORÍA ECONÓMICA

Author(s): Víctor A. Beker


Source: El Trimestre Económico, Vol. 53, No. 210(2) (Abril-Junio de 1986), pp. 215-223
Published by: Fondo de Cultura Económica
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/23396631
Accessed: 22-05-2018 19:10 UTC

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ASIMETRÍA Y TEORÍA ECONÓMICA

Víctor A. Beker *

I. Introducción

La teoría económica tiende a suponer la existencia de comportamientos


simétricos. Esta inclinación se debe, según Scitovsky, a la predilección d
los economistas por la elegancia matemática.1 Sin embargo, algunos de lo
fenómenos centrales de la realidad económica contemporánea se caracte
rizan por ser asimétricos. Tal el caso de la flexibilidad sólo ascenden
de los precios o el hecho de que las políticas monetarias tienden a genera
la caída del producto cuando tienen signo contractivo, pero elevan los pr
cios cuando adquieren el sesgo contrario.
En verdad estos ejemplos no son sino casos singulares —aunque si
duda los más notorios— de todo un conjunto de comportamientos asim
tricos que se verifican en la realidad empírica contemporánea. En el pr
sente trabajo vamos a señalar algunos de ellos, puntualizando cómo e
supuesto de simetría lleva a la teoría a derivar predicciones que no s
ajustan a los comportamientos verificados empíricamente.

II. El factor riesgo

Una variable típicamente asimétrica es el tiempo. En efecto, m


conocemos el pasado ignoramos el futuro. La teoría económica sue
minar este elemento de asimetría adoptando el supuesto de la pre
perfecta; con ello el porvenir se equipara al pasado. Pero en cua
supuesto se deja de lado aparece el factor riesgo que acompaña
previsión del futuro.
En un trabajo anterior hemos señalado que "dado que la superv
cia de la firma depende de su habilidad para evitarlas (las pér
parece racional que esté dispuesta a sacrificar una hipotética may
nancia en aras de una mayor seguridad de obtener beneficio. E
que su comportamiento sea de aversión al riesgo".2
Si bien la extensión más inmediata del análisis estático al caso d
certidumbre consistiría simplemente en considerar que el objetivo

* El autor agradece los comentarios que a una versión preliminar formularan el p


doctor Julio H. G. Olivera así como los doctores Luis E. Di Marco, Hugo A. Ruiz y
ciado Pablo Sanguinetti.
1 T. Scitovsky, p. 227.
s V. A. Beker (1983), p. 9.
215

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mizar por la empresa es la ganancia esperada, ello sólo sería válido si el


horizonte de planeación fuera infinito. En tal caso la ley de los grandes
números asegura que lo esperado se torna cierto. Pero ya Intriligator y
Sheshinski han demostrado que el horizonte de planeación óptimo es in
finito sólo en el hipotético caso que la empresa conociera con total certez
las condiciones de la demanda y el nivel de precios para todos los perio
dos. No siendo así parece razonable suponer que la conducta de la em
presa atienda conjuntamente a la ganancia esperada y al riesgo de pérdida
implicado en cada opción que considere y que se oriente hacia la "prefe
rencia por la ganancia cierta".
Esto lleva implícitamente un tratamiento no simétrico entre las situa
ciones ciertas y las expuestas a riesgo. Esta asimetría es ilustrada por lo
hallazgos de Kahneman y Tversky. En una prueba experimental® estos
autores plantearon la elección entre una alternativa: ia) una pérdida cierta
de 45 dólares o iia) 50 % de probabilidad de perder 100 dólares y 50 %
de probabilidad de no perder nada. Luego sometieron a la misma muestr
las siguientes 2 opciones: ib) una probabilidad de 10 % de perder 45 d
lares y 90 % de probabilidad de no perder nada; iib) 5 % de probabilidad
de perder 100 dólares y 95 % de probabilidad de no perder nada. L
mayoría de los interrogados prefirió la iia) respecto a ia) pero al mi
mo tiempo, ib) respecto a iib). Mientras la primera elección implic
U(— 45)< 0.5 U(— 100)+ 0.5 Í7(0) la segunda lleva implícita la de
igualdad inversa. En efecto:

iia)

Es decir, se le asigna a las situaciones ciertas un mayor peso que a las


equivalentes bajo condiciones de incertidumbre. Esto es lo que los autore
citados denominan "el efecto certeza". Ello lleva a un comportamiento d
aversión al riesgo en las opciones que implican ganancias seguras, mien
tras que induce a incurrir en riesgo en las que incluyen una pérdida cierta
Ejemplificaremos un par de casos que ilustran cómo este comportamiento
frente al riesgo determina conductas que se alejan de las que pronostica
la teoría económica al basar su análisis en condiciones de certeza.
3 En realidad el que sigue es un ejemplo del tipo de prueba experimental llevada a cabo
por los autores citados. El ejemplo —extremadamente didáctico— se encuentra en P. J. H.
Schoemaker, pp. 542-543.

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El primero es la asignación de recursos entre diferentes actividades


sujetas a distinto nivel de riesgo. Tal el caso por ejemplo de la agricultura
respecto a la ganadería. Como hemos señalado en un trabajo anterior,4
ello lleva a una mayor asignación de factores productivos en favor de la
opción sujeta a menor riesgo —y con menor tasa de ganancia— que
la que resultaría en condiciones de certeza. El segundo es la fijación del
precio en condiciones de inflación. La incertidumbre respecto al nivel
general de precios futuro lleva a no reducir el precio del producto aunque
decline su demanda, como conducta tendiente a evitar vender con pérdida
si se produce un imprevisto aumento en el nivel general de precios.8

III. La oferta y el plazo

En teoría microeconómica es usual distinguir entre oferta de corto y


plazo, definiendo éste como el periodo requerido para que todos los
tores hayan podido ser adaptados al nuevo precio. Lo que generalme
se pasa por alto es que esta definición se refiere a lapsos que sólo po
sualidad pueden ser iguales para un alza y una baja de precio.
En efecto, el ajuste al alza depende de elementos totalmente distin
de los que condicionan el proceso de adaptación a la baja. El primero
función del "periodo de gestación y maduración" de la inversión
decir del lapso que transcurre entre la decisión de emplear cierto f
y el momento en que éste comienza a prestar servicios en la empresa
actividades en que ese periodo puede ser inferior al mes y otras en
se mide por años.
Por su parte, el ajuste a la baja es función del plazo de utilización
reste para los bienes durables de producción, salvo si existe un mer
organizado para éstos, en cuyo caso deberá computarse el lapso nece
para su realización a un precio no inferior a su valor residual. De lo
puesto surge que el "largo plazo" para un desplazamiento hacia a
de la curva de oferta se referirá casi siempre a un periodo distinto
"largo plazo" para un movimiento en sentido contrario.
Se puede afirmar que dada la baja elasticidad de la demanda de bi
de capital usados y dado que el mayor "periodo de gestación y m
ción" es usualmente inferior al mayor tiempo de vida útil que resta
los bienes durables de una empresa, en general el ajuste de largo
al alza se refiere a un periodo inferior que su homólogo para la baja

4 V. A. Beker, op. cit.


6 Ibid., p. 9.

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Ello implica que en general la función de oferta para un periodo de


terminado es irreversible. Sin embargo, es usual en teoría económica su
poner la reversibilidad de las funciones de oferta. Incluso en los modelos
dinámicos donde explícitamente se distingue entre el ajuste a corto y largo
plazo por lo común se supone que los respectivos periodos son los mismos
tanto para un alza como para una baja de precio.6
De lo que antecede surgen dos tipos de recomendaciones: uno referido
a los análisis empíricos y el otro referente a la política económica. En el
primer caso se trata de diferenciar en el modelo utilizado lo que es un
ajuste ascendente de uno descendente. Ello puede lograrse en algunos casos
mediante el uso de una variable dummy.
En el segundo, el tiempo requerido para alcanzar el nuevo punto de
equilibrio de largo plazo en un ajuste a la baja no puede inferirse del
requerido por un movimiento de signo contrario. El caso donde más dra
máticamente quizá esto se manifiesta son las explotaciones rurales, donde
la mano de obra familiar se comporta desde el punto de vista económico
de un modo similar al equipo durable de producción en cuanto a constituir
un recurso fijo en el corto plazo. Es así por ejemplo que el Plan Mansholt,
destinado a incrementar la eficiencia económica del sector agropecuario
en el Mercado Común Europeo, debió incluir un régimen de jubilación
voluntaria a partir de los 55 años como forma de motivar el retiro de
productores agrícolas que permanecían en la actividad pese a obtener
ingresos muy inferiores a los que podrían haber alcanzado en otras ocu
paciones.
Pero también en la oferta de corto plazo existe un elemento de asime
tría. En efecto, es habitual suponer que la oferta instantánea —es decir
correspondiente a un periodo inferior al requerido por el proceso de pro
ducción del respectivo bien— es totalmente rígida. Sin embargo, ello es
válido para movimientos hacia arriba de la curva de oferta. No ocurre
lo mismo si se trata de movimientos en sentido opuesto; a excepción del
caso de los productos perecederos, para el resto de los bienes la acumu
lación de inventarios permite reducir las cantidades ofrecidas.7 El hecho
que los inventarios sólo admitan magnitudes positivas está en el fondo de
esta asimetría. La curva de oferta instantánea tendría la forma siguiente:

6 Tal es el caso por ejemplo de los modelos con rezagos distribuidos desarrollados por
Marc Nerlove.
7 La microeconomía tradicional se ha basado precisamente en el supuesto de que la pro
ducción no es almacenable y que, por lo tanto, oferta y producción son idénticas. Algunas de
las implicaciones que desde el punto de vista teórico tiene la introducción de la posibilidad
de acumular inventarios han sido apuntadas en el trabajo pionero de Blinder.

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siendo AB la oferta presente y O A el precio vigente. Un incremento de la


demanda se traduce en un aumento del precio mientras que un descenso
de aquélla deja a éste sin modificaciones, reduciéndose la cantidad ven
dida.

IV. Inflación y recesión

Esta es una asimetría que domina el escenario económico contemporáne


Las políticas monetarias expansivas se traducen fundamentalmente en
crementos de precios; las de signo contrario deprimen el nivel del prod
to nacional afectando poco la evolución de los precios. Creemos que est
comportamiento asimétrico tiene su explicación en la asimetría que cara
teriza el desenvolvimiento de los precios. El aumento en la oferta mon
taria incrementa la demanda de bienes, pero ésta enfrenta una oferta qu
a corto plazo es marcadamente rígida hacia arriba. Por tanto el efecto
corto plazo de un incremento de la oferta monetaria será fundamenta
mente el aumento de precios.
¿Y el efecto de largo plazo? Por lo común se supone que si una i
dustria enfrenta un incremento permanente del precio de su producto
verá motivada para ampliar su producción moviéndose a lo largo de su
curva de costos marginales de largo plazo. Pero esto no ocurrirá si
aumento de su demanda es sólo parte de un incremento de la demanda
global, pues en este caso el efecto de corto plazo en todos los mercados
será fundamentalmente el aumento de precios. Por tanto cada industri
se encontrará con que su precio en términos reales no se ha modificad
desapareciendo todo motivo para variar su producción.8

8 El punto de vista opuesto es el sostenido por Keynes cuando afirmaba: "es probable qu

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Obsérvese que esta argumentación es independiente de toda conside


ración respecto a si el incremento en el stock monetario fue o no previst
o si la posición inicial es de pleno empleo o no. Tampoco requiere ningú
supuesto sobre la formación de expectativas. Reposa de manera exclusiv
en el supuesto de la rigidez de la oferta hacia arriba en el corto plazo
Este es un supuesto que tiene amplia aceptación en el análisis microec
nómico.
Dada la dotación de recursos de la empresa resulta muy limitada su
posibilidad de respuesta ante un incremento de la demanda. En la práctic
la misma está restringida a la utilización de horas extras. Este arbitrio,
sin embargo, tropieza con la dificultad de que en muchas industrias las
horas extras ya están incorporadas en forma permanente a la jornada nor
mal de labor, además de que siempre implica costos marcadamente cr
cientes. Por otra parte, también resulta difícil incrementar la disponibili
dad de insumos en forma más o menos inmediata.
El único caso en que una inyección de liquidez puede tener como res
puesta un aumento de la oferta antes que un efecto sobre los precios es
cuando se ha dado una imprevista acumulación de inventarios sin qu
haya transcurrido aún el tiempo suficiente para que las empresas hayan
ajustado su dotación de factores al nuevo nivel —más bajo— de la de
manda. En términos de nuestra gráfica de la oferta instantánea correspo
de al caso en que la demanda se ha desplazado hacia la izquierda del
punto B. En tal situación el aumento de la oferta monetaria permitiría
absorber los stocks acumulados. Pasado este punto todo incremento adicio
nal de liquidez se traducirá fundamentalmente en incrementos de precios
Ahora bien, ¿qué sucede en el caso de una contracción monetaria
La caída en la liquidez real se traduce en una declinación de la demanda
global que enfrenta en la mayoría de los mercados de bienes precios
inflexibles a la baja.9 Por tanto el equilibrio en el mercado de bienes sól

el nivel general de precios no suba mucho cuando la producción crece mientras se dispon
de recursos eficaces de todas clases sin ocupación ... ; la elasticidad de oferta depende en
parte del transcurso del tiempo. Si suponemos un intervalo suficiente para que cambie
cantidad de equipo, las elasticidades de oferta serán en un determinado momento decididamen
mayores. Así, un cambio moderado en la demanda efectiva que se presente en circunstancias
de amplia desocupación puede influir muy poco en elevar los precios, y mucho en aumentar
la ocupación". Véase J. M. Keynes, pp. 288-289. El autor citado incurre aquí en una falaci
de composición: lo que es cierto para una actividad o un conjunto reducido de ellas no lo
para todas a la vez. Adviértase, por otro lado, que la elasticidad de oferta implica que a
falta de respuesta en cantidades corresponde una respuesta en precios; no significativa in
existencia de respuesta.
9 Sobre las razones de tal inflexibilidad puede verse Y. A. Beker, op. cit. Otros enfoque
de dicha inflexibilidad son debidos a T. Scitovsky y T. Kuran.

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puede alcanzarse si se reduce el nivel de la oferta y por consiguiente, el


del empleo.
La rigidez descendente de precios determina pues que una declina
ción en la liquidez real se traduzca en una caída en el producto y la ocu
pación. Por consiguiente es en el comportamiento asimétrico de los precios
donde debe encontrarse la razón de los diversos resultados que genera
la liquidez real al expandirse o al contraerse.
En su artículo sobre este tema —al que ya hemos hecho referencia
líneas arriba— Scitovsky ofrece otra explicación fundada en los costos del
cambio. Señala que la envergadura de los costos de contratar mano de
obra adicional —entre los cuales deben computarse los de su eventual
despido— explica por qué las empresas responden con incrementos de
precios y no de oferta a los aumentos de demanda que no tengan razón
para considerarse permanentes.
Sin embargo, este argumento no explica por qué al caer la demanda
las empresas no responden con una baja de precio sino con una menor
oferta. En efecto, dado que el costo del despido de mano de obra debe
incluir el de su eventual recontratación, toda la argumentación que da
Scitovsky para explicar por qué las empresas no expanden su producción
y el empleo son igualmente válidas para sostener que las empresas no
deberían contraer su oferta y la ocupación ante un movimiento descen
dente de la demanda. Es decir, Scitovsky incurre en el error de intentar
explicar un fenómeno asimétrico con base en una variable que se com
porta simétricamente.
Un caso que quedaría por considerar es el planteado por Keynes en
su Teoría general, donde sostenía que un descenso en los salarios reales
—al incrementarse los precios y no hacerlo los salarios nominales— de
terminaría un aumento de la ocupación y la producción.
En la economía contemporánea la existencia de mecanismos de indi
zación salarial, o en su defecto, el poder de los sindicatos allí donde
aquéllos no han sido previstos, descartan que pueda verificarse una caída
permanente del salario real. Si ésta es sólo transitoria, los argumentos
que da Scitovsky ilustran correctamente acerca de las razones por las cua
les las empresas se abstienen en tal caso de incrementar la ocupación.

V. Asimetría doctrinaria

El comportamiento asimétrico a que se hace referencia en la sección ante


rior da lugar a lo que podría calificarse de "asimetría doctrinaria". En

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efecto, las consecuencias de un aumento en la oferta monetaria coinciden


con lo que al respecto sostiene la corriente monetarista: el mismo se agota
en un incremento en el nivel general de precios sin mayor efecto sobre la
producción.
Pero, en cambio, cuando el análisis se refiere a movimientos hacia
abajo en la liquidez real la razón se ubica del lado del keynesianismo en
cuanto se traducen en una contracción de la producción y el nivel de ocu
pación sin actuar sobre el nivel de precios.10 Este resultado es absoluta
mente lógico, pues si la realidad es asimétrica la teoría también debe ser
lo para poder dar cuenta de ella.
La conclusión que se desprende de lo que antecede es la ineficacia del
manejo de la oferta monetaria como instrumento de política: su expansión
no es idónea para incrementar la ocupación y la producción, mientras que
su contracción es inoperante desde el punto de vista de la política antin
flacionaria. A partir de aquí sólo quedaría lugar para recomendar una
política monetaria pasiva.

VI. Conclusiones

La síntesis del mensaje que este trabajo pretende trasmitir es que la asi
metría es importante en economía. De lo expuesto surge la necesidad d
revisar varios capítulos de la teoría económica introduciendo la noci
de asimetría. Particularmente, esta noción resulta sumamente fructífe
en lo que se refiere al análisis de fenómenos de indudable importancia e
la realidad económica contemporánea, como son los de inflación y
cesión.

Referencias bibliográficas

Beker, V. A., "Algunos factores que afectan la asignación de recursos entre ag


cultura y ganadería", Económica, año XIX, núm. 2, mayo-agosto de 19
pp. 147-156.
, "Aspectos microeconómicos de la recesión con inflación (Stagflation)", Indi
cadores de Coyuntura, fiel, núm. 125, agosto de 1976, pp. 5-10. Reproducido
en Ciencia e Investigación, tomo 35, núms. 1-2-3-4, enero-abril de 1979, pp.
10-16.
, "La inflexibilidad descendente de los precios y la teoría de la empresa",
Anales de la Asociación Argentina de Economía Política, tomo I, 1983, pp. 1-20.
10 Incluso, en determinadas circunstancias es posible que la contracción de la producción
vaya acompañada de incrementos de precios dando lugar al fenómeno de la estanflación. Véa
V. A. Beker (1976).

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ASIMETRIA Y TEORIA ECONÓMICA

Blinder, A. S., "Inventories and the Structure of Macro Models", American Econo
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Intriligator, M. D., y E. Sheshinski, Totwrd a Theory of Planning, mimeografiado,
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Kahneman, D., y A. Tversky, "Prospect Theory: An Analyses of Décision Under
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Keynes, J. M., Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, fce, México,
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Kuran, T., "Asymmetries Price Rigidity and Inflationary Bias", American Econo
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Scitovsky, T., "Asymmetries in Economies", Scottish Journal of Political Economy,
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Schoemaker, P. J. H., "The Expected Utility Model: Its Variants, Purposes, Evi
dence and Limitations", Journal of Economic Literature, vol. XX, núm. 2,
junio de 1982, pp. 529-556.

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