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INTRODUCCIÓN

Platón (c. 428-c. 347 a.C.), filósofo griego, uno de los pensadores más
originales e influyentes en toda la historia de la filosofía occidental. La figura de
Platón resulta indispensable para la comprensión de la historia del pensamiento
occidental. El objetivo de la filosofía, así como la propia esencia del filósofo en
el sistema platónico, son los temas que aborda Emile Bréhier en el siguiente
texto.

Lo que constituye la unidad de todas estas formas, lo que, de algún modo, las
necesita, es el deseo de determinar el puesto del filósofo en la ciudad y su
misión moral y social. En la Grecia de aquel entonces, el filósofo no se definió
jamás por comparación con los demás tipos de especulación, científicos o
religiosos, sino más bien por su relación y sus diferencias con el orador, el
sofista y el político. La filosofía es el descubrimiento de una nueva forma de
vida intelectual que, por lo demás, no puede separarse de la vida social. Los
diálogos nos describen esa vida y, con ella, los dramas y comedias que de ella
han surgido. En ciertos aspectos, esa filosofía chocaba con las costumbres
sólidamente implantadas en la Grecia de la época, y era inevitable que se
produjesen conflictos, cuya consecuencia trágica fue la muerte de Sócrates.

¿Qué es el filósofo? Platón ofrece muchas descripciones. En el Fedón (64 e


ss.) es el hombre que se ha purificado de las taras del cuerpo, que no vive más
que para el alma y no teme a la muerte, puesto que, ya en esta vida, su alma
está separada del cuerpo. En el Teeteto (172 c-177 c) es el hombre torpe y
poco diestro en sus relaciones con los hombres, que no encontrará nunca su
puesto en la sociedad humana y carecerá de influencia en la ciudad. En la
República, es el jefe de la ciudad y es precisamente él quien, en las Leyes (X,
909 a), se convierte en esa especie de inquisidor que, deseando «la salvación
del alma» de los ciudadanos, impone a los habitantes de la ciudad la creencia
en los dioses de la misma bajo la amenaza de prisión perpetua. Es, por fin, el
entusiasta e inspirado del Fedro (224 a ss.) y del Banquete (210 a). En esas
descripciones sucesivas hay dos rasgos dominantes que parecen
contradecirse; por una parte, el filósofo debe «huir de aquí», purificarse, vivir en
contacto con realidades que el sofista o el político ignoran; por otra parte, debe
construir la ciudad justa, cuyas relaciones sociales reflejen las relaciones
exactas y rigurosas que constituyen el objeto de la ciencia. El filósofo es, por
una parte, el sabio retirado del mundo y, por otra, el sabio y justo, el verdadero
político que da leyes a la ciudad. El propio Platón ¿no fue, a la vez, fundador de
la Academia, amigo de los matemáticos y astrónomos y, por otra parte,
consejero de Dión y de Dionisio, el tirano? Además, si como filósofo fue el
inventor o promotor de una lógica rigurosa, también fue el inspirado cuyo
espíritu permanecería estéril sin el impulso de Eros, y que no podría engendrar
sino en lo bello; la discusión razonada se desdobla en una dialéctica del amor
que se traduce en efusiones líricas y contemplaciones místicas. Sabio y
místico, filósofo y político, son rasgos generalmente separados y que no
volveremos a encontrar unidos, a través de esta historia, sino en algunos
grandes reformadores del siglo XIX. Por eso es importantísimo comprender
bien lo que constituye su vínculo de unión.
PLATÓN, (427-347 A.C.),

filósofo griego nacido en Atenas, fue el creador de un sistema filosófico y de un


método de exposición de la filosofía que le convierte, probablemente, en el
filósofo más influyente de toda la historia. Descendiente de una acomodada y
aristocrática familia, era hijo de Aristón y Perictíona. Tuvo dos hermanos:
Adimanto y Glaucón, y una hermana, Potone. A la muerte de Aristón, la madre
de Platón se casó con Pirilampo, un antiguo amigo de Pericles, con quien tuvo
un hijo, Antifón.

Aunque el verdadero nombre de Platón era Aristocles, era conocido por el


apodo de Platón debido a su gran envergadura y a su ancha frente. Como
descendiente de una familia aristocrática, tuvo una educación esmerada en
todos los ámbitos del conocimiento. Su educación filosófica estuvo durante un
cierto tiempo a cargo del filósofo heracliteano Crátilo, aunque su verdadero
maestro fue Sócrates. Desde los veinte años y hasta el último día de la vida de
Sócrates, que murió ejecutado en el año 399 a.C. por orden del gobierno
democrático de Atenas, Platón fue discípulo y amigo suyo, y la influencia de
Sócrates sobre el pensamiento platónico fue muy importante, hasta el punto de
que en sus obras Platón siempre le rindió homenaje. Por otra parte, a través de
sus obras, se puede constatar que Platón tenía un amplio conocimiento de los
filósofos presocráticos y que recibió una gran influencia de Heráclito y de
Parménides. La influencia del pitagorismo es especialmente importante en el
pensamiento platónico, hasta el punto de que Aristóteles considera el
platonismo como una variante de la filosofía pitagórica.

Tanto por su pertenencia a una familia muy relacionada con la política de


Atenas, como por vocación, Platón parecía estar destinado a dedicarse a la
acción política. Sin embargo, viendo los nefastos resultados de una dirección
política que llevaba a la sociedad a la ruina moral y engendraba la injusticia (la
dictadura injusta de los Treinta Tiranos, en un caso, y la demagogia que
condujo a la muerte de Sócrates, en la restablecida Democracia, en otro caso),
Platón orientó su pensamiento en el sentido de encontrar un fundamento sólido
para conseguir instaurar un orden justo. Como su maestro Sócrates,
consideraba que sólo el conocimiento de la justicia puede hacernos más justos,
y el fundamento de la justicia y la posibilidad de su conocimiento deben
encontrarse a partir de la filosofía. De todas maneras, aunque Platón renunció
a la política activa en su ciudad, no abandonó nunca el proyecto general de
instaurar un Estado ideal. Esta orientación, no sólo está presente en todo su
pensamiento, sino que le impulsó también a intentar, por tres veces, llevar a la
práctica su proyecto en Siracusa.

A la muerte de Sócrates, Platón emprendió diversos viajes. Fue primero a


Megara donde fue acogido por el filósofo Euclides. Se trasladó a Egipto
(probablemente hacia el año 390 a.C.), viajó también a Cirene, donde entró en
contacto con el filósofo y matemático Teodoro, y reencontró a Aristipo, que
había formado parte del círculo de discípulos de Sócrates. Finalmente viajó al
sur de Italia y Sicilia, donde trabó amistad con filósofos pitagóricos como
Filolao, Eurito y, especialmente, con el filósofo y gobernante pitagórico Arquitas
de Tarento. De estos contactos se deriva buena parte de la orientación
pitagorizante de la filosofía platónica.

En Sicilia, Platón conoció a Dion, que sería durante muchos años su gran
amigo, y a través suyo intentó llevar a la práctica sus ideas políticas en tres
ocasiones (años 388, 367 y 361 a.C.), fracasando en las tres ocasiones. Dion
era cuñado del tirano de Siracusa, Dionisio I, y persuadió a Platón para intentar
llevar a la práctica sus ideas políticas. Un primer intento (en el año 388 a.C.)
acabó con un estruendoso fracaso y Platón tuvo que huir de Siracusa, ya que
Dionisio creyó que era víctima de un complot urdido por Dion y Platón para
arrebatarle el poder. En el 387 a.C., de regreso a Atenas, Platón, con intención
de fundar una «escuela», compró unos terrenos situados al lado del gimnasio
dedicado a Akademo, en el noroeste de Atenas, junto a la Doble Puerta, razón
por la cual dicho centro de enseñanza e investigación se conoció como la
Academia, que se convertiría rápidamente en un gran centro de investigación
cuya existencia perduró hasta el año 529. En el año 367 a.C., Platón acudió de
nuevo a Siracusa llamado por Dion, ya que había muerto Dionisio I y había
accedido al poder el hijo de este, Dionisio II. Con la esperanza de llevar a la
práctica sus ideas políticas y, especialmente, con el afán de volver a
encontrarse con Dion, Platón intentó por segunda vez pasar de la teoría a la
práctica. Nuevamente la experiencia constituyó un fracaso y, en el año 365
a.C., volvió a Atenas. Todavía haría Platón un tercero e infructuoso intento de
colocar a la filosofía como rectora de los destinos políticos, de manera que en
el año 361 a.C. volvió por tercera y última vez a Siracusa, con la promesa de
Dionisio II de aprender a comportarse como un filósofo-rey. En esta última
ocasión, la experiencia acabó con la muerte de Dion y con el convencimiento
de Platón de la necesidad de revisar algunos aspectos de su concepción
política. A partir del año 360 a.C., Platón residirá en Atenas dedicado a su labor
en la Academia hasta su muerte (347 a.C.)

EL MUNDO SENSIBLE.

Platón al “separar” las Ideas del mundo físico y situarlas en un mundo


suprasensible abrió un abismo entre ambos mundos. Ya hemos caracterizado
al mundo de las Ideas. El mundo sensible, por su parte, es una realidad de
rango inferior a aquel, es el mundo visible que percibimos a través de los
sentidos, es engendrado y está en continuo devenir. Y , si las Ideas no
dependían en su ser de los seres físicos, éstos, y por lo tanto el mundo
sensible, físico, sí que dependen de ellas: por ejemplo, una figura es un
triángulo en la medida en que en ella se realiza la idea de triángulo, una acción
es justa si en ella se da la Idea de Justicia, etc.

EL ORIGEN DEL MUNDO SENSIBLE- LA CONSTITUCIÓN DEL UNIVERSO.-

La cosmología platónica trata de ofrecer una "narración verosímil" acerca de la


formación del cosmos, utilizando para ello tanto elementos míticos (que hagan
accesible a la mayoría la adquisición de estas "conjeturas") como doctrinas y
explicaciones propias de otras escuelas filosóficas: el pitagorismo, el atomismo,
Empédocles, etc. A diferencia de la idea de creación, propia del cristianismo,
los griegos no podían concebir que algo pudiera surgir de la nada (ex nihilo),
por lo que presuponían la preexistencia de ciertos elementos (eternos o fuera
del tiempo) a partir de los cuales pudiera originarse el mundo. 9 Platón, en el
Timeo, subordina su concepción cosmológica a la teoría de las ideas: éstas son
el modelo del cual participan (para ser) e imitan las cosas del mundo sensible,
y por lo tanto, también el cosmos mismo, ya que éste también pertenece al
mundo sensible: "(el cosmos) ha nacido, puesto que es visible y tangible y
tiene cuerpo. En efecto, todas las cosas de este tipo son sensibles y todo lo
que es sensible y se aprehende por medio de la opinión y la sensación está
evidentemente sujeto al devenir y nacimiento" (Timeo, 28, c) Y puesto que todo
lo que nace ha de tener una causa de la que dependa, el cosmos precisará
necesariamente de una: el Demiurgo, Dios artesano, causa activa, inteligente y
productora del cosmos, aproximándose así al concepto de inteligencia
ordenadora (nous) de Anaxágoras El Demiurgo es "dios" porque es bueno y
sabio, a diferencia de los hombres que sólo son filósofos. Pero, en
contraposición al cristianismo, no es omnipotente porque no crea el mundo a
partir de sí mismo, utilizando únicamente su inteligencia y saber hacer (techné):
ha de contar con tres elementos preexistentes y distintos de él: 1. Las ideas,
perfectas y eternas, verdadero modelo que el Demiurgo intentará plasmar
(materialmente) con su saber hacer. 2. Una masa material, caótica,
indiferenciada y móvil. La materia, por sí misma, no es nada más que
negatividad, indeterminación, limitación. No puede ser asimilada a "material" ya
que éste supone estar determinado por una idea o forma que lo haga ser algo
(madera, carbono, Hidrógeno, etc. Todos ellos ya son algo determinado, es
decir, poseen de hecho una esencia que podemos identificar). 3. El espacio
preexistente, receptáculo universal que albergará la diversidad de los seres
generados: "Finalmente existe siempre un tercer género, el del lugar: no puede
morir y brinda un sitio a todos los objetos que nacen".

RELACIÓN ENTRE LOS DOS MUNDOS: DUALISMO ONTOLÓGICO

La relación entre los dos mundos la describe Platón en los términos


metafóricos de imitación, participación, presencia o finalidad:

a) Participación (méthesis): las cosas sensibles participan de las Ideas en un


sentido similar a como la imagen del espejo participa del ser´, ser que es
reflejo. Es decir las cosas sensibles toman de las ideas su ser o su forma.

b) Imitación (mímesis): el mundo sensible ha sido hecho por el Demiurgo


imitando las Ideas. La imitación pone el acento en que las Ideas son modelos,
paradigmas que las cosas pretenden imitar, a los cuales quieren acercarse, sin
conseguir igualarlos plenamente jamás.
c) Presencia (parousía): si la cosa sensible tiene un cierto ser, si podemos
considerar que es tal cosa (por ejemplo, una vaca) es porque hay algo de la
Idea en la cosa sensible, de algún modo, la Idea está presente en ella como
esencia.

d) Finalidad (teleiosis): Las Ideas son la causa última de las cosas; las cosas
tratan de ser Ideas, tienden a ellas, por lo que las Ideas son su fin. Y el fin
último de todo el cosmos es la idea del Bien, es decir, todas las cosas tienden
al bien, imitan su perfección. Esta concepción que Platón tiene del cosmos es
teleológica. Hay que decir que estos modos de concebir la relación entre el
mundo de las ideas y el mundo sensible implica que estos mundos están
separados: dualismo ontológico. Pues bien, esta idea de separación de ambos
mundos constituye un tema en el que Platón reconoció serias dificultades y que
más adelante iba a ser el principal blanco de la crítica aristotélica a la Teoría de
las Ideas.

ANTROPOLOGÍA:

El alma y el cuerpo Dos son las principales características de la antropología


de Platón:

1. Es una antropología dualista porque el hombre consta de dos partes: alma y


cuerpo.
1.1 El alma es inmortal. Pertenece al mundo de las Ideas. La unión cuerpo-
alma es accidental (a diferencia de lo que pensará más tarde su discípulo
Aristóteles).
1.2 El cuerpo es la cárcel del alma. Valorado, por tanto, negativamente.
2. Según Platón el alma tiene 3 partes: racional irascible y concupiscible.
2.1. Alma racional: inmortal e inteligente. Pensamiento. Localizada en la
cabeza.
2.2. Alma irascible: mortal y pasional. Sentimientos. Localizada en el tórax.
2.3. Alma concupiscible: mortal e instintiva. Impulsos. Localizada en el
abdomen. El siguiente mapa mental de la profesora Conchi Pérez muestra el
mito del carro alado que aparece en Fedro:

TEORÍA POLÍTICA

La República, la mayor obra política de Platón, trata de la cuestión de la justicia


y por lo tanto de las preguntas ¿qué es un Estado justo? y ¿quién es un
individuo justo?

El Estado ideal, según Platón, se compone de tres clases. La estructura


económica del Estado reposa en la clase de los comerciantes. La seguridad, en
los militares, y el liderazgo político es asumido por los reyes-filósofos. La clase
de una persona viene determinada por un proceso educativo que empieza en el
nacimiento y continúa hasta que esa persona ha alcanzado el máximo grado de
educación compatible con sus intereses y habilidades. Los que completan todo
el proceso educacional se convierten en reyes-filósofos. Son aquellos cuyas
mentes se han desarrollado tanto que son capaces de entender las ideas y, por
lo tanto, toman las decisiones más sabias. En realidad, el sistema educacional
ideal de Platón está, ante todo, estructurado para producir reyes-filósofos.

Platón define perfectamente las funciones de las diferentes virtudes, en


concordancia con su concepto de la composición tripartita del hombre,
constituido por un cuerpo material y sus tres almas, asoció las virtudes
tradicionales griegas con la estructura de clase del Estado ideal.

-PRUDENCIA O SABIDURÍA: La relaciona con el alma racional, que es la parte


divina del hombre. Aquí entraban los reyes-filósofos que ejercerían el liderazgo
político, debido a que habiendo completado todo el proceso educacional, serían
poseedores de mentes, que, serían capaces de entender las ideas, y por lo
tanto, tomar las decisiones más sabias.

-FORTALEZA O VALOR: La relaciona con el alma irascible o voluntariosa, que


abarcaría a los guerreros y militares. A esta virtud le corresponde regular las
acciones del alma e las pasiones nobles y generosas, haciendo que el hombre
se sobreponga al sufrimiento y al dolor, sacrificando cuando fuese necesario,
los placeres para el cumplimiento del deber.

-TEMPLANZA: La relaciona con el alma concupiscible o del deseo. Esta virtud


implica un conjunto de conceptos como, serenidad, armonía y dominio de sí
mismo. Esta es la única virtud de la clase artesana, considerada la clase
inferior, que es la más numerosa, cuya misión consiste en producir lo necesario
para la vida material.

El Estado justo es aquel en el que cada clase debe llevar a cabo su propia
función sin entrar en las actividades de las demás clases. Platón aplicó al
análisis del alma humana un esquema semejante: la racional, la voluntad y los
apetitos. Una persona justa es aquella cuyo elemento racional, ayudado por la
voluntad, controla los apetitos. Existe una evidente analogía con la estructura
del Estado anterior, en la que los reyes-filósofos, ayudados por los soldados,
gobiernan al resto de la sociedad.
ÉTICA PLATÓNICA

La teoría ética de Platón, descansa en la suposición de que la virtud es


conocimiento, y que éste, puede ser aprendido. Dicha doctrina debe ser
entendida en el conjunto de su Teoría de las Ideas. Estas consideradas como el
Bien Supremo, y la creencia en la inmortalidad del alma, le confieren al
platonismo, elevación en el aspecto moral. En la búsqueda de ese fin, se
orienta la conducta del hombre, cuya felicidad en esta vida, consistirá en la
práctica de la virtud, y en el cultivo de la Filosofía. El sabio que practica la
virtud, consigue establecer el orden, la armonía y el equilibrio en todo su ser,
sometiéndolo a la razón. Con ello alcanza una felicidad interior, que nadie le
puede arrebatar. El justo conserva su virtud, su libertad y su felicidad, incluso
en medio de los mayores tormentos. La consecuencia de este camino es ir
desprendiendo al hombre del estorbo de su cuerpo y disponerlo al retorno al
estado de contemplación del mundo ideal. Y aunque la contemplación directa
sólo es posible después de la muerte, la vida filosófica conforme a la virtud
contribuye a anticiparla. Platón abriga la convicción, de que existe un Bien
Supremo, y en sí, lo considera como accesible al hombre.

En las Leyes, la virtud aparece como la expresión más perfecta de la


religiosidad. " El hombre es el más religioso de los vivientes ". " Dios es la
medida de todas las cosas ". Es el " principio, el medio y el fin de todas las
cosas, que las envuelve a todas en la bondad de la naturaleza ". Para hacerse
amigos suyos, es preciso asemejarse a él por medio de una conducta virtuosa.

Si el Dios de Platón equivaliera al Dios cristiano, tendríamos expresada con


estas frases, una norma exacta reguladora de la Moral. Pero hay que tener en
cuenta, que para Platón, por encima del Demiurgo y de los dioses astrales,
están las Ideas, situadas en un plano ontológico superior. Si propone al
Demiurgo como modelo para la vida humana, y recomienda imitarlo y buscar
parecerse a él, es solo por considerarlo más cercano a nosotros, y representa
un ideal más accesible al hombre, ya que, aún cuando, estos dioses son
inferiores a las ideas, son felices disfrutando de la contemplación desde su
lugar cósmico, en un estado parecido al que disfrutaban las almas antes de su
caída y encarnación.
CONCLUSIONES

El pensamiento de Platón muestra una evolución, que parte de la doctrina de


su maestro Sócrates, llega a su genial descubrimiento de las Ideas, y culmina
en la discusión de las dificultades y problemas que las Ideas plantean, en
diálogo con Aristóteles. Hemos contemplado aquí, las líneas más vivas y
fecundas del pensamiento filosófico de Platón en su madurez, que contemplan
todo el problema que hubo de poner en movimiento la historia del subsiguiente
pensamiento griego.

Platón dice " Ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio, porque lo
es ya; ni ningún otro sabio filosofa; ni tampoco los ignorantes filosofan ni
desean hacerse sabios”. Y añade más adelante: "¿Quiénes, pues, son los que
filosofan, si no son los sabios ni los ignorantes? Claro es que los intermedios
de estos dos”

Para Platón no filosofa ni el que es sabio, ni el que es ignorante. Ignorante es el


que no sabe, sin más. El intermedio no sabe, pero se da cuenta de ello; sabe
que no sabe, y por eso quiere saber: le falta ese saber. Propiamente hablando,
ni al sabio ni al ignorante les falta el saber. Sólo filosofa el que echa de menos
el saber. Esto nos condujo a dos cosas importantes, que trascendieron a
Platón: la relación que tenía la filosofía, por una parte con el amor, y por la otra
con la Divinidad.

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