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Katherine Álvarez (00131044)


LIT 226 NRC: 4358
12 de octubre del 2016

El papel de la honra y la decencia dentro de la obra La casa de Bernarda Alba

La obra de Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba se centra en un conflicto

moral donde la honra y la decencia son unos de los aspectos más importantes al hablar de

imagen familiar y personal. El estilo de vida de las mujeres que habitan aquella casa se envuelve

y está influenciada ciegamente por el qué dirán de los demás. La sociedad en general se rige

por esquemas sociales sesgados por la tradición cultural y social del momento; asimismo, se

establecen ideas sobre lo que es ser una buena familia y cómo deberían comportarse sus

integrantes. En esta obra, el estilo de vida impuesto por Bernarda tiene una repercusión negativa

sobre una de sus hijas, quien se niega a aceptar los estereotipos conservadores. En el siguiente

ensayo se analizarán algunas situaciones con las cuales se afirma este hecho.

En primer lugar, Bernarda, tras quedar viuda de su segundo matrimonio, establece de

manera dictatorial que toda la familia estaría de luto los próximos ocho años. Esto significaba

que nadie podría salir de casa ni dejar el negro de su ropa durante todo este tiempo. Es

evidente que Bernarda toma estas medidas como una costumbre adoptada de generaciones

atrás. De hecho, las tradiciones no podían ser cambiadas aunque se discrepara con ellas, nadie

podría soportar el hecho de deshonrar a la familia actuando diferente a todos sus antepasados.

La sociedad no aceptaba aquellos cambios, todo estaba firmemente establecido, y si alguien

actuaba inesperadamente, en seguida llamaba la atención del pueblo y era criticado

rotundamente. Como era de esperarse, sus hijas, al conocer la extrema disposición de su

madre, se exaltan y enfurecen; no obstante, solo una de ellas lo demuestra e intenta ir en

contra de lo establecido. Adela, la hermana menor, es quien muestra mayor melancolía sobre
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su vida futura y empieza con las intenciones de hacer lo que le plazca pese a la autoridad de

su madre.

Un segundo punto a destacar es el hecho de que Bernarda no quiere que nadie a parte

de su familia socialice o simplemente vea a su madre, María Josefa. En el contexto de la obra,

cualquiera que piense o diga cosas en contra de lo que se cree correcto en el momento no es

un persona de bien e inclusive se la considera loca. María Josefa, siendo una mujer de edad,

aporta con comentarios fuera de lo habitual que, aunque no son del agrado de Bernarda, en su

mayoría gozan de veracidad. Es así que, María Josefa es la más clara imagen de

desobediencia, indecencia y locura de la época. De esta manera, Bernarda esconde a su madre

porque sabe que así evitaría que la sociedad relacionara su familia con la demencia. En otras

palabras, debido a la importancia de los comentarios del resto, todos intentan ocultar aquello

inapropiado para la época.

Al finalizar la obra se presenta tal vez a situación más representativa en la cual la

honra y la decencia se denotan como pilares fundamentales de la familia. Adela fallece y

todas se desconciertan sabiendo que fue amante de Pepe el Romano, interrumpiendo así con

todo el honor y el reconocimiento de la familia. El papel de la mujer está bien marcado en

aquellos momentos, siendo únicamente el hombre quién podría tener relaciones sexuales sin

estar casado; en esta situación, Adela, traicionando a su hermana, va contra la voluntad de

Dios. “Adela ha muerto virgen” (Lorca, 1945) dice Bernarda ocultando la realidad tras una

mentira. Nadie se atreve a cuestionar a Bernarda, lo que ella dice se lo toma como un hecho,

dejando claro que su autoridad sigue intacta a pesar de todo lo sucedido. De esta manera,

Adela quedará en el recuerdo como una muchacha de bien que nunca irrumpió contra los

esquemas de la sociedad y así todas continuarán con su imagen adaptada de una honorabilidad

aparente.
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Como conclusión se puede decir que, la honra y la decencia son las bases de una

familia tradicional de la época, y todos, incluyendo Bernarda, intentan encajar en este

estereotipo. Debido a que Bernarda es quien controla la casa, toda la obra gira alrededor de

sus principios. La imagen familiar es lo más importante para ella y tratará de conservarla

intacta cueste lo que cueste, despreciando así los deseos de sus hijas. Las imposición de

medidas extremas tuvieron consecuencias muy trágicas; sin embargo, Bernarda no cambiaría

su forma de pensar pese a ellas. Se puede decir que gran parte de veces, dejarse influenciar

por el qué dirán de los demás no es la mejor opción. Muchos deseos y ambiciones quedan

únicamente en palabras debido a la desvalorización de lo que uno piensa. Bernarda tenía la

mente muy cerrada y tradicional por lo que no podía ver la realidad de sus hijas, perdiendo así

algo que jamás recuperará.

Referencias Bibliográficas

García Lorca, F. (1996). La casa de Bernarda Alba. Madrid: Meytel.

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