requiere gran cantidad de gases de halógeno reactivos, temperaturas muy bajas para originar nubes de hielo o nubes estratosféricas polares (NEP), aislamiento del aire de otras regiones estratosféricas y luz solar. Los movimientos de aire atmosféricos transportan las sustancias agotadoras de ozono hacia arriba y hacia los polos de ambos hemisferios. Las reacciones sobre las superficies de las NEP o nubes de hielo hacen que las sustancias agotadoras de ozono se conviertan en formas más reactivas de cloro (ClO), con gran poder de destrucción. Una vez que se forman las NEP, el aire de la estratosfera polar se mantiene aislada de otras regiones durante largos periodos. Solamente cuando la luz solar vuelve a las regiones polares (finales de invierno) se produce la mayor destrucción de ozono en la estratosfera polar, por un lado porque es necesaria para completar el ciclo de destrucción y porque la luz existente no es suficiente para producir ozono, debido a la inclinación de los rayos solares. En resumen, el ozono se destruye en invierno en los polos sin que exista reposición. En la Antártida se alcanzan temperaturas tan bajas que la formación de las nubes de hielo (NEP) se mantiene durante varios meses, por eso el agotamiento de la capa de ozono es más acusada en invierno. En cambio, en el Ártico hay años que la temperatura no baja tanto como para formar las nubes de hielo y por eso el agotamiento de ozono no es tan acusado. Cada año, el agujero de la capa de ozono aparece en el mismo sitio del Polo Sur durante la primavera del hemisferio sur, entre septiembre y diciembre. Durante los meses de verano (diciembre a marzo) el agujero inicia una etapa de recuperación. Esto hace que sea un fenómeno cíclico. Con una extensión máxima de 28,2 millones de kilómetros cuadrados —un poco más grande que el área total de América del Norte—, el agujero de este año es el cuarto más grande del que se tenga registro, desde que comenzó a medirse en la década de 1980. En comparación, el agujero alcanzó a medir 24,1 millones de kilómetros cuadrados en 2014. Sin embargo, esto no es motivo de preocupación para los científicos. “Las dinámicas de onda causan que el vórtice polar antártico sea más cálido. Esas dinámicas son más débiles este año, por lo que el vórtice es más frío y eso hace que el agujero sea más grande”, dijo a Scientific American Paul A. Newman, jefe de la división de ciencias de la Tierra del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. La NASA señaló que si no se hubiera firmado el tratado de Montreal, dos terceras partes de la capa habría sido destruido y el "agujero" de ozono hubiera sido destruido. El CFC habría aumentado la temperatura mundial en más de un grado Celsius. La radiación ultravioleta, que daña el ADN, hubiera aumentado seis veces. Apenas cinco minutos de exposición al Sol habría causado quemaduras a la piel. Los niveles de rayos ultravioleta durante el verano hubieran aumentado hasta 30. Finalmente, las tormentas de verano del Hemisferio Norte habrían sido mucho más poderosas. ¿Qué sustancias destruyen la capa de ozono?
Algunos procesos industriales y productos de consumo emiten sustancias
halogenadas, que contienen átomos de cloro y bromo que agotan la capa de ozono. En cambio, el flúor y yodo, aunque son átomos de halógeno, o bien se quedan en formas químicas que no destruyen el ozono como es el caso del flúor o bien se eliminan en su mayor parte en la troposfera por procesos naturales, no alcanzando la estratosfera.