Lorna Wing, en el año 1988, en uno de sus estudios diferenció cuatro dimensiones principales de
variación de espectro autista:
La infancia es la etapa crítica para el desarrollo del reconocimiento emocional siendo, entre todas
las emociones básicas, la alegría la que se reconoce de manera más temprana, seguida por las
expresiones faciales de ira o tristeza y, posteriormente, de miedo, asco o sorpresa (Camras &
Allison, 1985; Herba et al. 2006).
Una de las características principales de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA)
es la dificultad para comprender estados emocionales e intenciones, anticipar las posibles
reacciones y proporcionar una respuesta socialmente adecuada (Lord et al., 1994; Izard et al.,
2001, Howley et al., 2005, Wing, 2012). Estas dificultades se manifiestan a través de un uso
limitado del comportamiento no verbal, como la dirección de la mirada y las expresiones faciales
y, de forma especial, a través de una dificultad en la reciprocidad emocional y social (Lord et al.,
1994).
En 1988 Hobson y colaboradores documentaron como adolescentes con TEA empleaban
estrategias atípicas en la percepción de fotografías de caras, en las que se expresaban distintas
emociones básicas (alegría, ira, tristeza, miedo, asco y sorpresa). Específicamente detectaron una
tendencia a focalizar la atención más en los detalles de la forma de la cara que en los elementos
indicativos del significado emocional de la expresión (Hobson, Ouston, & Lee, 1988 a, b).
Esquema de la corteza cerebral.Como confirmación de esta tendencia en los TEA, distintas
investigaciones subrayan una menor competencia en la discriminación de expresiones faciales
más complejas como el miedo, probablemente relacionadas con un nivel de atención reducido a
los aspectos globales de la cara (Pelphrey et al., 2002; Klin et al., 2002) y, de forma específica, a
la región de los ojos (Gross, 2004).
Investigaciones más recientes han señalado diferencias en la activación cerebral entre personas
con TEA y personas con desarrollo típico en tareas de percepción de expresiones faciales. En
particular se ha detectado que, tras la exposición visual a un “set” de caras, las personas con TEA
presentan:
Menor activación del Giro Fusiforme (Ashwin et al., 2006), normalmente relacionado
con el reconocimiento facial,
Mayor activación del Giro Temporal Inferior (Schultz et al., 2000), normalmente
relacionado con el reconocimiento de objetos.
La creatividad de los niños no tiene límites y si bien para ellos es divertido crear cosas para los
padres es un orgullo ver sus obras de arte.
Los muñecos, las pizzas, los carritos, los rollitos, las bolitas, barquillas, hasta paisajes son
algunos de las creaciones favoritos de los niños con este preciado juguete. ¡Ni hablemos de
mezclar colores y hacer colores nuevos!
La plastilina además de se fomentar la creatividad en los niños ayuda a aumentar la fuerza en las
manos; esto es importante para el agarre del lápiz, tijeras, crayones y marcadores. También
ayuda en la coordinación del movimiento de los dedos. Con esto en mente puedes diseñar tareas
durante la semana para fortalecer las destrezas del motor fino de tus chiquitines de forma
divertida.
Además, Lorna Wing, se refirió a funciones psicológicas, como el lenguaje, las respuestas a
estímulos sensoriales, la coordinación motora y las capacidades cognitivas, para las que no
estableció niveles específicos.
Estas 3 alteraciones nucleares son la base para el diagnostico de autismo (N.de R. trastorno
autista) en los sistemas mundiales de clasificación DSM y ICD
Nivel 1.- Ausencia completa de actividades que sugieran juego funcional o simbólico, así como de
cualquier clase de expresiones de competencias de ficción.
Nivel 2.- Presencia de juegos funcionales (que no implican sustitución de objetos o invención de
propiedades) consistentes en aplicar a objetos funciones convencionales, de forma simple (por ejemplo,
hacer rodar un cochecito, o llevar una cucharita vacía a la boca).
Los juegos funcionales tienden a ser estereotipados, limitados en contenidos, poco flexibles y poco
espontáneos. Frecuentemente se suscitan desde fuera. No hay juego simbólico.
Nivel 3.- Juego simbólico evocado, y rara vez por iniciativa propia. La persona en este nivel pueden tener
algunas capacidades incipientes de juego argumental, o de inserción de personajes en situaciones de juego
(por ejemplo, empleando figuritas de juguete, a las que monta en un camión), pero el juego tiende a ser
producido desde fuera más que espontaneo, y muy escasamente flexible y elaborado en comparación con
la edad.
Frecuentemente es muy obsesivo (el niño tiene que llevar a todas partes sus figuras, muñecos, etc.). Puede
haber dificultades muy importantes para diferenciar ficción y realidad (no es infrecuente que los niños o
adolescentes en este nivel no puedan ver películas violentas en la TV, porque responden como si fueran
situaciones reales)
Nivel 4.- Capacidades complejas de ficción. La persona con Espectro Autista en este nivel puede crear
ficciones elaboradas, pero tienden a ser poco flexibles, muy centradas en torno a un personaje por
ejemplo. Hay dificultades sutiles para diferenciar ficción y realidad, y las ficciones tienden a emplearse
como recursos para aislarse. En algunos casos, la persona se “sumerge” excesivamente en sus propias
ficciones y se aísla en ellas.
2. Elabore un Ensayo Académico corto indicando los principales teóricos sobre la
percepción del habla y su influencia en el contexto de la percepción del lenguaje.
Podemos distinguir el código preléxico, que es la representación del sonido utilizada antes de la
identificación de la palabra, del código posléxico, que es la información que sólo está disponible
tras el acceso léxico. Una tarea importante de la comprensión del reconocimiento del habla
consiste en especificar la naturaleza del código preléxico. Entre los temas importantes aquí se
encuentra el de si los fonemas están representados explícitamente o no en esta representación, y
el papel de las sílabas en la percepción del habla.
Hay diferencias entre la percepción de la palabra hablada y la palabra escrita. La diferencia más
importante es que las palabras habladas se presentan sólo de forma muy breve. Sólo se tiene una
oportunidad para reconocerlas. La palabra escrita está ahí, delante de uno, durante todo el tiempo
que uno quiera para analizarla. La persona puede volver atrás y comprobarla tantas veces como
quiera.
Bruce (1958) demostró que, con ruido de fondo, las palabras en un contexto significativo se
reconocen mejor que las palabras fuera de contexto, y que se necesita el doble de tiempo para
reconocer una palabra presentada de forma aislada que si se presenta en el contexto de la frase.
En resumen, hay ventaja al reconocer palabras en un contexto en comparación con sonidos del
habla fuera de contexto o con sonidos que no son habla.
Las propiedades acústicas de los fonemas no son fijas, sino que varían con el contexto en que se
encuentran e incluso varían acústicamente en función del ritmo del habla. El sonido /b/ difiere en
“ball”, “bill”, “able” o “rob”. Esta variabilidad acústica hace que la identificación de fonemas sea
una tarea compleja, puesto que no existe un “ejemplo perfecto” de ese fonema, llamado patrón,
sino que hay distintos fonos que se corresponden con un solo fonema.
Si nos fijamos en la señal acústica física y los sonidos que transmite la señal, resulta evidente que
la relación entre ambos es compleja. Miller y Jusczyk señalaron que esta complejidad surge
debido a dos características que deben actuar como restricciones fundamentales de las teorías
sobre la percepción del habla. Estas dos características son facetas de la falta de identidad o
isomorfismo entre el nivel acústico y el fonético del lenguaje. Se conocen como el problema de
segmentación y la invarianza.
La invarianza acústica se produce debido a que los detalles de la realización de un fonema varían
en función del contexto de sus fonemas circundantes.
Los fonemas adoptan parte de las propiedades acústicas de sus vecinos, un proceso conocido
como asimilación. Por ejemplo el fonema /i/ no tiene una cualidad nasal, pero al acompañarse de
un fonema como /n/, lo adopta, ya que el tracto vocal anticipa la forma que tiene que tomar para
el siguiente fonema, por eso en “pin” la /i/ adquiere una cualidad nasal. Es decir, se producen
efectos de coarticulación, ya que el tracto vocal, cuando emitimos un sonido, ya ha adoptado la
forma que necesita para el siguiente.
Este hecho tiene ventajas tanto para el que habla como para el que escucha:
El que habla puede hacerlo más rápido que si tuviera que adoptar su tracto vocal la forma precisa
y por separado ante cada fonema.
El que escucha puede repartir la información sobre la identidad de los segmentos fonéticos entre
varios segmentos acústicos, por tanto no se recopila información de un fonema en un momento
dado, sino que se tiene información sobre los sonidos circundantes (característica conocida como
transmisión paralela), son indica qué se dirá a continuación.
El problema de la segmentación: es que los sonidos se producen conjuntamente y no se pueden
separar fácilmente.