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CUADERNOS DE CONTRAHISTORIA

Edita:
Cuadernos de Contrahistoria.
cuadernoscontrahistoria@gmail.com
Apdo. 159 28300
Aranjuez Madrid
1ª edición. Enero 2018
Diseño de cubierta y maquetación: Curro Rodríguez.

Se permite y alienta la reproducción total o parcial de este texto,


siempre y cuando se respete el original y sea sin ánimo de lucro.
UN MONSTRUO INDESTRUCTIBLE
Policía y Orden Público en elEstado español(siglos XIX-XX)
*
Nuño Negro
PRÓLOGO DEL EDITOR:

¿Es justa una ley que ordena al que nada tiene el respeto
de los derechos del hombre que lo tiene todo? La respuesta
es no.
D.A.F. de Sade
Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo,
van por la tenebrosa vía de los juzgados:
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan. (… )
Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero.
Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma.
Son muchas llaves, muchos cerrojos, injusticias:
no le atarás el alma.
Las cárceles. MiguelHernández

Razón común .
Es un hecho que en la culminación de los tiempos modernos, hacer historia,
escribir historia o acceder a los rudimentos fundamentales de la disciplina, se
hace prácticamente una tarea titánica. Abordar un simple estudio histórico,
guardando un mínimo de rigor profesional y manteniendo las reglas de la
disciplina tal y como exige cualquier investigación aprovechable, es a todas
luces un camino que, salvo que tu medio de vida (trabajo asalariado) dependa
de ello, no es transitable para muchos. Estamos de acuerdo, siguiendo a Justo
Serna, que la historia tiene sus protocolos disciplinares, que cualquiera que
tenga y deba enfrentarse con la investigación histórica ha de atenerse a ellos.
Ser rigurosos, no abandonarse al subjetivismo, no confundir pesquisa con la
fantasía, son algunos de los elementos que cualquier historiador debiera

_________
1 Serna, 2016, p.59.
[7 ]

encontrarse en el ágora de la disciplina, allí de donde obtienen sus


herramientas. Pero ser profesional no significa tener un estatus ontológico, en
todo caso, como reconoce Serna, deontológico. Es una forma de proceder, de
trabajar, de avanzar utilizando unas reglas (como el piloto de avión de su
Imaginación Histórica).
Por eso, en Cuadernos de Contrahistoria no creemos en la
profesionalización de la historia, o al menos entendida como elitización,
como conocimiento alquímico separado de la sociedad, solo para iniciados.
Entendemos la disciplina de una forma horizontal, en la que cualquiera que
quiera y aprenda los procedimientos, pueda desarrollar verdaderos trabajos
históricos, de adentrarse en la historiografía como cualquier piloto-académico.
La autogestión del conocimiento no es algo novedoso. En sus famosos
fragmentos, Heráclito ya nos advertía que la razón es común y que ante los
que pretenden hacerse sus dueños, habría que estar prevenidos. De este
modo, la historia no puede ser patrimonio de los profesionales de la historia,
profesionales que en una sociedad capitalista como la nuestra se traduce en
asalariados que venden su tiempo para hacer historia. Es bien sencillo,
atenerse a unas normas, a una moralidad, sin maquillar, engañar o empañar, y
procurar que el pasado no nos explote en la cara.
No es casualidad que Justo Serna sea el académico que ha dirigido este
trabajo de investigación o tesina. El escrito que aquí presentamos está
firmado por un estudiante de doctorado, conocedor de las normas de la
disciplina. Casi, podríamos decir, que entrenado para ponerlas en
funcionamiento. Y como tal, un trabajo profundamente académico, sin
apenas resquicios para la fantasía. Y a pesar de contener todos los elementos
que lo certifican como apto para la suficiencia investigadora, su autor no se
reivindica como historiador, no al menos como historiador al uso. Como
tantos investigadores frustrados de este país, sus inquietudes académicas se
vieron refrenadas por el contexto de miseria intelectual y material de un
Estado español, que después de invertir ingentes cantidades de dinero
_________
2 Serna, 2012.
3 Serna, 2016, p. 61.
4 Decía José Luis de Pablo Gafas, en la nota previa a su estudio sobre la Sala de Alcaldes de Casa y
Corte, que España no es un país para científicos.
[8 ]

público en la formación de una generación sobrecualificada, los ha abocado a


la precarización de sus vidas en el sector terciario o al exilio. El texto aquí
publicado jamás se escribió para ser editado formalmente. El mecanismo
consustancial que determina la edición de investigaciones universitarias, está
tan mediatizado por las correas de transmisión del poder académico, que
muchos de los trabajos más lúcidos y aprovechables para la investigación, han
quedado olvidados en algún trastero de sus dueños o reciclados en el
contenedor oportuno. El desprecio institucional es superlativo. Por eso, y a
pesar de ser un trabajo realmente cualificado e interesante, ni su autor, ni sus
inquietudes pasadas existen, se extinguieron en la vorágine del mundo
mercantil y de la supervivencia. No reivindicamos por tanto al autor, que
firma con seudónimo, reivindicamos su trabajo, ahora del común.
Los dueños de la razón, los que están durmiendo como decía Heráclito,
intentan mantener el caos a raya, reproduciendo la historia contada desde el
poder, sin arriesgar la seguridad de su estatus metiendo las narices en este o
aquel archivo, aventurando hipótesis o provocando la inestabilidad del
conocimiento heredado. Justo Serna supo magistralmente describir, en clave
fenomenológica, el proceder del investigador al adentrarse en este espacio
desconocido. Espero se nos perdone la cita in extenso:
El historiador va al archivo esa mañana, sí, pero antes ha realizado un gran
trabajo de documentación, de lectura, de consulta: un esfuerzo que cada vez más se
parece a una obsesión. Avanza a tientas, sin la seguridad de que de que todo estéya
dicho y hecho. Si se dejara llevar por esa impresión, por la creencia de que no va a
añadir nada que no esté investigado ya, entonces no aportaría gran cosa. Es por eso
por lo que espera escribir algo modestamente diferente. Ha optado por un objeto o
un tema que es nuevo o mejor: relativamente nuevo. Como digo, se inspira en los
trabajos de otros que se le han adelantado, otros ya han investigado sobre lo mismo
o sobre asuntos cercanos. Esos trabajos le llevan a ampliar su plan de lecturas,
lecturas de libros, de monografías, de ensayos, de estudios que le proporcionan las
informaciones básicas. ¿Es una etapa previa? No necesariamente. Las lecturas las
va haciendo sobre la marcha, conforme va sabiendo más y va constatando lo que
aún desconoce: conforme acude al archivo para consultar los documentos que, a su
juicio, contienen los datos que precisa.

_________
5 Serna, 2016, p. 163.
[9 ]

En realidad, el investigador avanza haciendo un zigzag, realizando vaivenes: de


la monografía al archivo, del documento al libro, del ensayo a la fuente. En ese ir y
venir, el historiador toma sus notas, hace sus resúmenes, copia literalmente ciertas
informaciones, se hace preguntas, se plantea hipótesis. La palabra hipótesis tiene
resonancias campanudas. En realidad se puede decir de otro modo: el investigador
vive en estado de alerta, sensible a lo que puede ampliar, mejorar, corregir o
cambiar su objeto de estudio. Para ese historiador, todo lo que le rodea es un campo
de huellas, un semillero de pistas: los restos materiales del tiempo pretérito; los
testimonios orales o las versiones precisas o desdibujadas de sus contemporáneos; los
comportamientos del presente, idénticos o distintos a los del pasado; las ficciones que
los novelistas escriben o que los cineastas ruedan. Todo puede resultar sugerente:
todo puede ser un dato, una confirmación, un desmentido. El investigador no
descansa propiamente, y como si de un enfermo se tratara, cualquier cosa le remite
a su obsesión. Lleva papeles, billetitos en donde anota un pensamiento o una cita,
una idea o lo que quizá sólo sea una chifladura, esquemas provisionales. Lleva su
portátil y registra lo que sabe y lo que no sabe, lo que intuye o lo que teme, lo que
descubre o los puntos ciegos que jamás podrá iluminar; se pone avisos, está sobre
aviso y… escribe.
Un Monstruo Indestructible, a la vista está, es un trabajo que parte de estas
premisas, parte de un estado de alerta, de la inquietud permanente y un
quehacer no resuelto de forma instantánea. ¿Existe algo más crítico con la
modernidad, y su dictadura de la velocidad, que una investigación
desarrollada así? Al decir crítico con la modernidad, por supuesto no
subsumimos su orientación postmoderna. No lo es. El esfuerzo del trabajo
en los archivos, la organización de la información, y la estructura de sus
conclusiones, están en las antípodas de cualquier trabajo hermenéutico, de
análisis del discurso o de la vaporización de los metarrelatos, si es que esto
significa algo. Su objeto de estudio, a pesar de no ser nuevo o escasamente
trabajado, no ha perdido actualidad investigadora. Nuestro Monstruo
continúa muy vivo, haciendo peligrar el orden sagrado del contrato social,
reproduciéndose en cada resquicio de las disfunciones sociales, de las
anomías y desbarajustes que el modo de producción capitalista no puede, o
no quiere, controlar. No queremos hacer un repaso del estado de la cuestión
sobre la policía, el orden público y la delincuencia. La bibliografía es ingente,
_________
6 Serna, 2012, p. 45.
[10]

y aunque todavía queda mucho por hacer en cuestiones de historia de la


represión o el control social debido a la opacidad de los archivos
institucionales, no creemos oportuno detenernos en poner al día este asunto.
Muy al contrario, preferimos anotar algunas hipótesis que el presente trabajo
expone y que convendría tener en cuenta. ¿Es posible acabar con la
delincuencia? Pregunta que irremediablemente nos remite a otra
fundamental ¿Qué es la delincuencia?

El Monstruo.
Como no vamos a dirigir nuestro hilo desde los trobiandeses de Malinowski
y sus formas elementales del crimen en la sociedad salvaje, fijémonos en el
estado español de la Modernidad, especialmente en los años en los que se
centra el estudio de Nuño Negro.
Tanto si lo analizamos desde la semántica, como desde las prácticas
históricas, el concepto de criminalidad ha sido dotado de significado por las
instancias del poder. Es evidente que en las sociedades de la Modernidad, la
estructura política que califica y determina el sentido del crimen, y por tanto,
su persecución como elemento de distorsión y desorden social, es el Estado.
El Estado, esa vieja megamáquina de perpetuar la división social, garante de
la separación entre privilegiados y desposeídos, sin duda es el primer
interesado en mantener el caos a raya. Decía un viejo dicho anarquista que si
no hubiera privilegios no existiría el crimen. En cierto modo, las cifras que se
desprenden de los estudios sociológicos relativos a los sujetos que pueblan los
legajos y pleitos judiciales, así como el conjunto de moradores de las prisiones
modernas, arrojan una conclusión bastante clara: las clases privilegiadas y los
sujetos que las componen, en contadas ocasiones son encuadradas y
etiquetadas bajo la denominación de criminales. Por el contrario, las clases

_________
7 Un ejemplo claro de este asunto es todo lo relacionado con la etapa franquista postdictatorial, es decir,
desde la transición hasta nuestros días, descrito por Francisco Espinosa (2015). La bibliografía
recomendada al final de esta editorial puede ser útil para tales menesteres.
8 Término acuñado por Lewis Mumford.
9 Recientemente José Luis de Pablo Gafas, en la presentación de su libro, La Sala de Alcaldes de Casa y
Corte, justicia, gobierno y policía en la Corte de Madrid (1583-1834), y como buen conocedor de la historia
de las instituciones jurídicas, afirmaba que es evidente que la nobleza no va a la cárcel (27/10/2017).
[11 ]

subalternas, con esa manía congénita de querer alimentarse y obtener cobijo,


no han dejado de ser subsumidas dentro de la condición de criminal. Los
datos que arrojan los estudios de Ángel Alloza o Victoria López, para el
Madrid de la Edad Moderna, son bastante significativos. Tanto en pleitos,
como en condenas, la mayoría de los sujetos sometidos al imperio de la ley
punitiva están relacionados, de un modo u otro, con soliviantar la propiedad
ajena, en una dirección muy clara: de los que a duras penas consiguen
subsistir hacia los que poseen medios de vida, o de producción,
holgadamente. En definitiva, y parafraseando al actual presidente del
Consejo General del Poder judicial, Carlos Lesmes, la ley procesal está pensada
para el robagallinas. Causa del delito y sujeto que lo comete unidos por los
lazos estrechos de la desposesión y la miseria, no los privilegios de clase y la
corrupción.
Las causas son diversas: las transformaciones agrarias del XVIII y XIX, la
liquidación de la economía precapitalista, campesina y tradicional, así como
los lazos de solidaridad y afiliación primaria de las comunidades rurales; las
migraciones con el horizonte de una proletarización con salarios al límite de
la subsistencia, y la consiguiente necesidad de perpetuar día tras día su
condición de asalariados; el estigma de género sobre las mujeres, sin
autonomía, ligadas al control patriarcal en la casa y la sociedad en conjunto,
cuyas iniciativas para ganarse la vida terminaban en el prostíbulo o en la
vivienda de un burgués de sirvientas; impedidos, enfermos, locos, excluidos
como los gitanos o de espíritu libre como los vagabundos impenitentes que
no solo no pueden trabajar, sino que lo rechazan visceralmente; o
sencillamente los caprichos de la corte o del gobernador local de turno para
la organización del buen gobierno (policía) de la ciudad. Realmente es un
monstruo, un monstruo indestructible que puebla las sociedades de la
Modernidad, siempre atento, al acecho…y perseguido.
El paternalismo propio del Antiguo Régimen, con mucho peso específico
en las concepciones del gobierno y la justicia, siempre ha tenido su
_________
10 Alloza, 2000; López, 2009.
11 Declaraciones vertidas en un foro organizado por el diario ultraconservador La Razón, el 21 de
octubre de 2014.
12 Castel, 1997.
13 Alonso Romero, 1982; Tomás y Valiente, 1969.
[12]

heredero en las formas criminológicas modernas: el jornalero (… ) debe mirarse


como un niño cuya confianza debemos adquirir, aconsejándole y convenciéndole por
medio de raciocinios que estén a su alcance y que toquen de cerca a sus intereses, pues
poco le conocen aquellos que se lo figuran razonable y prevenido. Un
campesinado desposeído, obligado a la emigración interior o exterior, con
vastos conocimientos en el universo rural y una cosmovisión y cultura muy
alejada de la simpleza que les atribuye el discurso oficial, es finalmente
convertido en carne de proletarización y precariedad, pendiente del hilo de la
supervivencia al día y de las diferentes estrategias, muchas veces insuficientes,
para sacar adelante sus vidas y la de sus familias. Y es aquí, en el abanico de
posibilidades para la supervivencia, de las diferentes economías de la
improvisación (economy ofmakeshifts de Hufton), donde la vara de la justicia
acecha sin miramientos, con todo su aparato de persecución y punición.
Porque aquel jornalero-niño, normalmente ha aprendido a no fiarse de nadie,
y mucho menos a no confiar en el patrón. Prefiere vivir en los márgenes, a
caballo entre la inanición y el crimen, consciente de que ya nada tiene que
perder, de que ya nadie puede arrebatarle nada, ni siquiera la vida. No pueden
matarlos porque ya están muertos. Y así, el viejo paternalismo del Estado se
reconoce insuficiente y malogrado, y no porque sus métodos no se
perfeccionen tal y como nos explica magistralmente el autor de este trabajo,
sino porque las clases subalternas se tornan en peligrosas…o revolucionarias.
Los mendigos, los locos, malentretenidos, detractores de la propiedad
privada, agentes de la contramoral burguesa como las prostitutas o los vagos,
se terminan por confundir con los agentes de la subversión, con los
revolucionarios. A ojos del poder todos deberían ir al mismo saco, son los
criminales natos lombrossianos, protagonistas de aquel Gran Encierro de
Foucault: el manicomio, la cárcel…o la fábrica. Ya lo decía Cristóbal Pérez
de Herrera comentando un emblema de Alciato, con ojos en las manos y
ocupadas en labores, tendrán costumbres mejores. De lo contrario las clases
populares, cual menor de edad hobbesiano, son incontrolables, un peligro
para la civilización, un lobo para la sociedad. Es evidente que el proyecto de

_________
14 J. Salarich y Verdaguer, Higiene del Tejedor, citado en Álvarez-Uría, 1983, p. 131.
15 Badal, 2014. Manejo la primera edición. Recientemente Pepitas de Calabaza lo ha reeditado.
16 Pavarini, 1980; Álvarez-Uría, 1989.
[13 ]

una sociedad cuyos horizontes de progreso son infinitos, casa bastante mal
con el inmovilismo de una sociedad cerrada y alejada de las convulsiones.
Bentham encontró una solución en su ya clásica sentencia: conservar
corrigiendo. Pero aquí es donde encontramos otra de las batallas de la
modernidad, la del control de los conceptos, la naturalización de la Ley, el
Orden y el Progreso, derechos naturales ajenos a la organización de la
desigualdad, ajenos a la Historia. ¿Quien, por tanto, tendría la osadía de
contravenir el orden natural del contrato social? La ley por definición es
inmutable, como lo son las del universo, y sólo un poder semejante, el del
Estado, puede estar en condiciones de presuponerse agente de cambios. Esto
es ni más ni menos que el ejercicio de su poder, decidir qué es la ley y quien
la desafía, qué es crimen y quien criminal. En el discurso del poder, la
consecuencia directa es un despliegue de instrucciones para la defensa de la
sociedad, y la habilitación de un cuerpo institucional integrado por aquellos
que deben hacer el trabajo sucio: la policía.
La policía no es una institución que se agote en el orden del discurso.
Como cualquier otro aparato represivo desarrolla una práctica cotidiana que
la define. Recibe órdenes y las pone a funcionar en el entramado social. El
policía no es un sociólogo, su función no es entender la situación sobre la que
actúa, tan sólo restaurar un orden que otros presuponen quebrado. Por tanto,
al no comprender el mundo sobre el que ejerce sus funciones, no logra jamás
atisbar las causas de aquello que persigue con tanto ahínco y, por supuesto,
no logra entender el odio y el rechazo que le profesan buena parte de las
clases subalternas. La empatía con las fuerzas represivas es un fenómeno
relativamente contemporáneo. Nunca antes en la historia un gendarme, un
policía o un guarda del tipo que fuera, había despertado simpatía alguna, tan
sólo eran esbirros a ojos de la gente. Un rechazo histórico, del que muy
poco sabemos desde el punto de vista de la cultura popular, y un tema del
que esperamos trabajos historiográficos que aporten luz desde este proceso
hacia la aceptación y defensa actual. Álvarez-Uría es, sin duda, uno de los
historiadores que más ha trabajado este asunto. El Estado no puede someter

_________
17 Del it. Sbirro; 1 . m. Antiguamente, oficial inferior de justicia; 2 . m. Hombre que tenía por oficio
prender a las personas; 3 . m. despect. Hombre que ejecuta las órdenes de una autoridad, especialmente si
para ello debe emplear la violencia; 4. m. despect. Secuaz a sueldo o movido por interés. RAE.
[14]

a la población trabajadora a sucesivos baños de sangre. Primero la medicina


social, y luego los reformadores sociales del parlamentarismo burgués y del
socialismo de cátedra, desarrollaron una noción fácilmente aprehensible por
el conjunto de la sociedad en torno al concepto de peligrosidad, opuesta
también, al mucho más domesticable, de laboriosidad.
No se trata únicamente de reprimir ni de orientar por la represión o el miedo a las
sanciones, sino de acabar con las prácticas populares amenazantes, de transformar
estas clases radicalmente sometiéndolas a una vigilancia intensiva y a una
protección desinteresada porque ellas son incapaces de decidir por sí mismas, son
irresponsables, infantiles y caprichosas. La gran invención de la Medicina mental
ha sido posibilitar la generalización de la categoría de irresponsabilidad a las clases
insurreccionales… 
Los aparatos represivos, al mismo tiempo que van organizando una
estructura más coherente y racionalizada, comienzan a conseguir la
aceptación popular como salvaguarda de lo que consideran ya un derecho
natural, la propiedad y el trabajo. El círculo se cierra allí donde los aparatos
ideológicos del Estado ya han hecho su trabajo y la distancia, en tanto que
diferentes géneros de vida, debe ser clara entre explotados y excluidos. La
alternativa es sencilla, o Civilización o Barbarie, o Cárcel o Fábrica, en
resumidas cuentas una distopía de la vida administrada hecha realidad ya en
el siglo XIX hasta nuestros días.
En este sentido, nos ha parecido conveniente puntualizar algunas
afirmaciones de nuestro autor. Según algunos razonamientos de Nuño
Negro, tenemos la sensación que en más de una ocasión intenta plantear la
posibilidad de una policía neutral, de un cuerpo institucionalizado que sea
servicio público y no cuerpo represivo, que con una racionalización de los medios
policiales y una mejora prematura de la burocracia interna (… ), muchas crisis o
muchos conflictos se hubieran evitado. ¿Es posible evitar la arbitrariedad tan
históricamente propia de la policía? A lo que irremediablemente nos remite a
preguntar, ¿es posible la paz social? Si tal y como defiende en su trabajo, la
policía que se organiza en torno al Estado liberal, es una garante de la
dominación hegemónica de clase, el conflicto no puede entenderse como
evitable si el Estado estuviera mejor organizado, porque realmente el Estado
_________
18 Chevalier, 1984. Especialmente el capítulo titulado L´opinion, p. 593 y siguientes.
19 Álvarez-Uría, 1983, p. 142.
[15 ]

en sí mismo ya es un forma de conflicto de clase. Ya hemos citado cómo


Álvarez-Uría estudia el estudio de esta pacificación, algo que no solo tiene
que ver con la organización burocrática y eficiente de los cuerpos de policía.
Para Nuño Negro, las medidas socializadoras, una mejor atención a los
problemas específicos de importantes sectores de la sociedad, no sólo habría
pacificado las relaciones sociales finiseculares, sino que habría supuesto un
abaratamiento del orden público y del aparato punitivo de la época. Pero lo cierto
es que esas medidas, las del higienismo, la medicina social y mental, la de los
reformadores sociales, la escuela y la prensa, fueron tomadas al mismo
tiempo que se desarrollaba la organización racionalizada de la represión.
No creemos por tanto, que una policía más científica sea sinónimo de paz
social y menos conflicto de clase si las raíces que lo mantienen vivo no son
puestas en duda, en todo caso, hablaríamos de la paz social que pueda
imponerse en cualquier capitulación o tratado de rendición, un diktat al fin y
al cabo. Resumiendo, Juan Ramón Capella ha dejado constancia teórica de
estas funciones, que tan someramente hemos ido introduciendo, en su libro
Fruta Prohibida. Según el autor, las tres grandes funciones del estado
moderno y contemporáneo son:
- Proveer o suministrar las condiciones generales necesarias para que pueda
desenvolverse la actividad productiva cuya existencia o mantenimientos
continuados no quedan asegurados por las actividades de los distintos sujetos
económicos de la “esfera privada”.
- Reprimir las amenazas al modo de producción dominante procedentes de las
clases subalternas o ciertos sectores de las clases dominantes mismas para mantener
la existencia social del capital.
- Integrar a las clases subalternas en la aceptación del sistema sociopolítico. 
No podemos obviar ninguno de estos aspectos si queremos explicar este
proceso histórico de manera global y, desde luego, si queremos entender la
función de la policía y la cárcel en este modelo en particular. Somos
conscientes que si tuviéramos que unificar estos criterios, estaríamos
hablando de un trabajo bien diferente, por eso nuestras críticas tan solo
aportan una cara más a la descripción del universo de orden público que nos
presenta el autor, sin restar ni un ápice de valor a todo lo expuesto. Muy a
nuestro pesar, y aunque ya hay bastantes trabajos historiográficos que
_________
20 Capella, 1997, p. 129.
[16]

abordan el tema, todavía hay mucho por hacer y mucho que investigar para
colocar en todo el cuadro histórico de la Modernidad, con sus luces y
sombras, las funciones, prácticas y desarrollo de las fuerzas y cuerpos de
represión del Estado, así como las instituciones estatales que les dan
cobertura. Sirva este trabajo como una nueva miga en el camino.

Los Bandidos
Nos dice Nuño Negro en su introducción que es necesario realizar un análisis
histórico de los aparatos represivos y control social del Estado moderno. Porque son
actuales. Para nosotros, entender cómo se ha construido el relato de la defensa
de la sociedad por parte del monopolio de la violencia estatal es una tarea
fundamental. La identidad de los intereses de la sociedad con los del Estado
es, sin duda, el origen del contrato social al estilo hobbesiano que hace de la
policía una entidad no solo necesaria, sino querida y amada como referente y
modelo de comportamiento. Hoy, en el Estado español, es algo más que
evidente. El guardia civil es un ejemplo a imitar: encarna unos modelos
culturales que serán también con el tiempo, los propios de la clase media española.
El guardia civil tipo es un héroe...es el producto de una lenta construcción cultural...
Ahora bien, al igual que el trabajo asalariado, históricamente rechazado como
maldición bíblica, la democracia o las instituciones penitenciarias, la policía
no siempre ha gozado de las mismas simpatías. A pesar de ser un trabajo por
hacer, el del rechazo histórico de las clases populares a las fuerzas represivas,
el estudio de nuestro autor es bastante ilustrativo. Se trata de una construcción
cultural, histórica, generalmente en el marco de las políticas del palo y la
zanahoria, donde el enemigo a combatir cambia según las necesidades de
control social de cada periodo histórico. Los ladrones, asesinos, incendiarios,
malvados, la mortal ponzoña de Los Bandidos de Schiller, siempre han sido
algo más que una colonia para la horca y el tormento. Por eso, la experiencia de
los que directamente han sufrido la persecución, el encierro o al tortura a
manos de los cuerpos policiales es, a todas luces, similar a lo largo de toda la

_________
21 Nos referimos a las manifestaciones públicas de exaltación nacionalista española, los vítores a la
Guardia Civil y el cierre de filas justificando los episodios represivos del 1 de octubre de 2017 en toda
Catalunya.
[17 ]

modernidad. Y es una experiencia que nos interesa, en tanto que


contrahistoria.
Si hay algo en lo que queremos profundizar, con la edición de un texto
como este, es en la crítica de la relativización de la experiencia histórica, de la
percepción cambiante de los fenómenos históricos y las formas de afrontarlo
por las diferentes sociedades. No nos reconocemos en afirmaciones como la
siguiente:
Comprobamos que aquellos trasabuelos nuestros, que vivieron hace quince o veinte
generaciones, pensaban y sentían cosas muy distintas; ni sus conceptos, ni sus
lenguajes, ni sus sentimientos eran equiparables a los nuestros. Sencillamente,
vivían en mundos diferentes de los nuestros.
Queremos ilustrar nuestras reticencias a esta forma de entender la historia,
hoy tan extendida, con un ejemplo que nos queda muy cercano en el tiempo,
y está presente en el contenido de estas páginas. Es el de un sujeto y objeto
de la represión policial ya clásico: los anarquistas. La similitud entre
generaciones es tan evidente, las experiencias tan semejantes y los procederes
institucionales tan calcados, que a duras penas podemos evitar no reconocer
las afirmaciones de Fernández Sebastián. El ejemplo, resume de manera
paradigmática el modus operandi de la represión policial y sus consecuencias
sobre entornos contestatarios o potencialmente peligrosos para el orden
social. La prensa española lo ha calificado como el extraño caso de la
organización terrorista anarquista sin terroristas ni organización. Este es el
resumen:
El 16 de diciembre de 2014, los Mossos d´Esquadra, la Guardia Civil y
agentes judiciales de la Audiencia Nacional (de quien parte la orden)
detienen a 11 anarquistas en Barcelona, Sabadell, Manresa y Madrid, aparte
de realizar diversos registros en locales y domicilios particulares. No solo eso,
se aprovecha para allanar uno de los espacios okupados con más solera de
Barcelona, la Kasa de la Muntanya. Es el comienzo de la llamada Operación
Pandora contra el anarquismo ibérico, en una de las operaciones más amplias

_________
22 Estamos preparando un ensayo, a modo de introducción editorial, sobre el término contrahistoria, que
se incluirá en el próximo volumen de nuestros Cuadernos.
23 Fernández Sebastián, 2015, p.47.
24 Diario Público 8/06/2017. Recomendamos la lectura de Gutiérrez Molina (2008).
[18 ]

de la policía contra el espectro libertario en varios años (desde el 2003, si nos


atenemos a la magnitud de la actuación policial y la atención mediática).
Según la prensa, se busca desarticular una organización criminal con finalidad
terrorista y de carácter anarquista violento, papel que en este caso
desempeñarían los GAC (Grupos Anarquistas Coordinados); organización
pública que entre otras cosas había editado hacía tiempo un libro, Contra la
democracia, que va a ser utilizado, según la imaginería policial, como manual
de subversión. Enseguida se les vincula, fundamentalmente, con otros
anarquistas chilenos Mónica y Francisco, detenidos y encarcelados desde el
año anterior bajo la acusación de atentar contra la basílica del Pilar de
Zaragoza (en la conocida como Operación Columna, donde fueron detenidas
más personas que no fueron finalmente encausadas).
Asimismo se les encuadra dentro de una Internacional negra del terrorismo
anarquista de oscuros designios, aprovechando el hecho de que varias de las
personas detenidas no son de nacionalidad española y las actividades
armadas en diversos puntos del globo, como Grecia, Italia, Alemania o Chile.
Básicamente se les acusa de participar bajo las siglas FAI/FRI (marca usada
para reivindicar acciones directas de carácter anarquista a nivel global) en
una campaña de atentados con bomba y coordinada a nivel internacional. La
prensa española, sedienta de amarillismo desde el cese de las actividades de
ETA, llevaba todo un año, desde el encarcelamiento de Francisco y Mónica,
vertiendo acusaciones de este tipo, que sirvieron como prólogo a las
detenciones. Algo que ya habíamos constatado anteriormente a lo largo de la
pasada década.
De las 11 personas detenidas en Pandora, siete ingresan en prisión, pasando
en ella mes y medio, hasta ser liberadas bajo fianza por orden del juez el 30
de enero de 2015. Las detenciones y posteriores encarcelamientos, son
recibidos con una oleada de protestas a lo largo y ancho del estado. Algo
poco usual tratándose de anarquistas. A lo largo de las diversas acciones
represivas sufridas por el entorno libertario, al menos desde el comienzo de
los 2000, las muestras de solidaridad siempre fueron más bien minoritarias,
sin embargo, en este caso las manifestaciones son numerosas y muy
concurridas, así como el apoyo general muy amplio.
_________
25 Recomendamos profundizar en el conocido como Caso Bombas, donde ambos fueron absueltos por un
tribunal chileno ante la evidencia de montaje policial y la endeblez de las pruebas.
[19 ]

A los pocos meses, el día 30 de marzo de 2015, se produce la conocida


como Operación Piñata, segunda fase y continuadora de la anterior. Esta vez,
y por la Policía Nacional, son detenidas a lo largo de esa mañana un total de
39 personas (15 de ellas bajo la ley antiterrorista y el resto por usurpación o
resistencia a la autoridad, en un intento de hacer saca con el mayor número
de anarquistas posible), en Madrid, Barcelona y Palencia, donde se produce el
registro de diversas espacios, además de las viviendas. También hay registros
en la ciudad de Granada. De ellas, son encarceladas 5 personas, que no solo
sufren prisión, sino que también son dispersadas por diversas prisiones del
estado, para ser liberados por etapas a lo largo del mes de junio. Se vuelven a
producir amplias muestras de apoyo que se salen del habitual dentro del
movimiento libertario. A las cargas policiales en alguna de las
manifestaciones, como ocurrió ya con Pandora, se suma el bloqueo de las
cuentas de apoyo por orden judicial.
Meses más adelante, el 28 de octubre de 2015, 9 anarquistas más son
detenidos en el marco de la operación Pandora II en diversos barrios de
Barcelona y también en Manresa. Como podía preverse, también son
registrados domicilios y espacios políticos por los Mossos d´Esquadra, cuerpo
policial del que sale la petición de iniciar la operación (a pesar de que la
Generalitat intenta pasarle la pelota a la Audiencia Nacional (AN),
enseguida se destapa quienes son los verdaderos motivadores de la
operación). Las acusaciones son básicamente las mismas (sin querer entrar en
detalles técnicos y judiciales); las muestras de solidaridad, una vez más, son
más amplias que lo acostumbrado en años anteriores y con acusaciones tan
graves.
Una de las personas es enviada a prisión, quedando en libertad semanas más
tarde, el 18 de noviembre. A los pocos meses, esta causa será archivada por la
propia AN tras no haberse podido demostrar ninguna de las acusaciones en 8
meses de investigación. También la primera parte de Pandora es archivada
por la misma Audiencia en mayo de 2017, tras no haber podido probar
ningún indicio de criminalidad. Mientras, Mónica y Francisco fueron
condenados a 12 años de prisión a cada uno en el juicio celebrado en marzo
de 2016; cinco por lesiones y siete más por daños con fines terroristas. Todo
ello en un juicio en el que las peticiones de la Fiscalía eran mucho mayores y
como no, sin pruebas concluyentes, amén del ruido mediático de fondo. Con
menos ruido supimos de la rebaja de la pena a cuatro años y media por parte
del Supremo, lo cual les permitió volver a Chile meses después. Aún
[20]

centrándonos en esta ocasión solo en Pandora y sus continuaciones, no


debemos olvidar que registros, detenciones y encarcelamientos a anarquistas
ha habido antes, durante y después de estas operaciones. Es más, se
aprovechó la importancia de esta oleada de detenciones para intentar
vincularlas a otras operaciones policiales cercanas en el tiempo (como la
conocida Operación Ice contra el ambiente anarquista, vegano y straight edge
madrileño) que en nada tenían que ver, objetivamente y a nivel judicial, con
Pandora y sus secuelas.
Lo que individualiza esta etapa represiva de manera específica (y por lo que
la tratamos de manera diferenciada a otras) es la magnitud de las operaciones
desarrolladas y lo continuado de estas en el tiempo. Hacía años que el
anarquismo no recibía, como movimiento, tantas atenciones por parte de
prensa, policía y judicatura, que intentaron durante estos meses que los
anarquistas estuvieran en primera posición dentro de la tabla de enemigos
públicos.
Los anarquistas del siglo XIX y sus organizaciones, evidentemente no
vivieron el mismo mundo que el nuestro, las consecuencias de la
industrialización, de la construcción del Estado liberal y los procesos de
desposesión y proletarización, hace tiempo que culminaron en nuestras vidas.
Pero la figura del enemigo público, de las figuras del desorden como sujetos
peligrosos para el poder emergente o consolidado, apenas han cambiado. Del
mismo modo, las estrategias represivas, la guerra contra ese viejo topo que
tanto se temía emergiera un día a la luz, no hay duda que sigue los mismos
patrones y producen los mismos efectos: persecución, detenciones, encierro y
montajes sin recorrido judicial en muchos casos. En el fondo, y a pesar de
que hay que tener cuidado con las reminiscencias consoladoras o ficticias (… ), el
conocimiento de lo remoto o de lo próximo nos da certidumbre: una idea de
continuidad, de identidad, de afinidad.
_________
26 Corriente crítica dentro del movimiento punk que opta por negarse a consumir drogas, tanto legales
como ilegales, fuente a adormecimiento y desmovilización juvenil en los movimientos sociales.
27 Agradecemos profundamente el relato cronológico de los hechos a Michele Angiolillo. Del mismo
modo puede consultarse el conjunto de sucesos en los siguientes enlaces:
https://www.todoporhacer.org/el-efecto-pandora-represion-contra-las-ideas/
http://www.publico.es/sociedad/extrano-caso-organizacion-terrorista-anarquista.html
28 Serna, 2012, p. 32 y 33.
[21 ]

Bibliografía:
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- Alonso Romero, Mª Paz (1982). El proceso penal en Castilla (siglos XIII-
XVIII). Universidad de Salamanca.
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teorética al estudio del derecho y del estado. Trotta. Madrid.
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salariado. Paidós.
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para las metáforas, en Palabras que atan. Metáforas y conceptos de vínculo
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absoluta (siglos XVI, XVII, XVIII). Tecnos. Madrid.

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moderna de trabajo. Península. Barcelona.
[22]

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reinado de Fernando VII, en Estudios de Historia Social #20-21, enero-junio
1982, pp. 227-290, Madrid.
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- Pavarini, Massimo y Darío Malossi (1980). Cárcel y Fábrica. Los Orígenes
del Sistema Penitenciario (siglos XVI-XIX). Siglo XXI editores.
- Trinidad Fernández, Pedro (1989). Penalidad y gobierno de la pobreza en el
Antiguo Régimen, en Estudios de Historia Social, #48-49, pp. 7-64.

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