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EL DESARROLLO DEMOGRÁFICO:
ENTRE ELECCIÓN Y CONSTRICCIÓN

1. Constricción, elección, adaptación

ontinuación se esbozarán algunos puntos de refe-


1t ncia. El desarrollo demográfico se explica con in ten-
dad variable en el ámbito de un espacio estratégico,
h1 tante amplio, que permite velocidades de crecimien-
1n de reducción muy considerables, que pueden lle-
vIr a una población a constituir una cifra elevada o a
l.t ·xtinción. Este espacio estratégico tiene como límites
l.t ·apacidad de reproducción y la de supervivencia, muy
' o 1 / o 1 . • _,. • •
' ' ·t rmmaaos en sus max1mos por 1as caracrensncas
biológicas de la especie humana. A muy largo plazo, el
' 1 cimiento demográfico se desarrolla en proporción
1 crecimiento de los recursos disponibles, que, en prin-
' l¡ io, le interponen límites infranqueables. Estos recur-
o', como se sabe, no son inmóviles y estáticos, debido
1t 1ue se expanden bajo la acción incesante del hombre.
Nuevas tierras se pueblan y explotan, los conocimientos
tmbian y las técnicas se modifican. Dejaremos para
11t ro capítulo la discusión sobre cuál es el motor y cuál
1remolque entre los recursos y la población; es decir,
1desarrollo de los primeros arrastra a la segunda o si
64 Historia rnfnima de la población mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción 65

ocurre lo contrario: si la disponibilidad adicional de un li lad de la tierra. De la tierra se derivan los alimentos,
ración de comida y energía permite sobrevivir a un indi m.aterias primas y fuentes de energía que condicionan
viduo más, o si los dos brazos suplementarios permite 1 1cuadro de supervivencia de una población. El clima
la producción de la ración adicional. O si, en definitiva ondiciona el aprovechamiento de la tierra, vincula el
ambas magnitudes ejercen a la vez de motor y de remol .1 entamiento humano y está correlacionado con el sis-
que según las vicisitudes históricas. t ma de las patologías. Estas últimas, también relacio-
Nuestro interés se dirige, ahora, hacia otro problema n das con el sistema alimentario, tienen una relevancia
avanzado ya .en el capítulo precedente. Allí identifica directa sobre la reproducción y la supervivencia. El es-
mos, en efecto, tres grandes ciclos de poblamiento: d 1 cío y las formas de asentamiento están relacionados
los primeros habitantes a la transición del neolítico, de ' n la densidad de la población y la transmisibilidad
neolítico a la revolución industrial y de la revolución in de las patologías. Ya por estas indicaciones se puede
dustrial hasta nuestros días. Las fases de transición ha ir tuir la complejidad de las relaciones que enlazan en-
comportado la ruptura de laboriosos equilibrios entre 1 1re sí a las grandes categorías de las fuerzas de cons-
población y los recursos. Pero dentro de estas grande l't·icción del desarrollo demográfico.
fases -como hemos visto refiriéndonos a las poblacio El segundo aspecto que tienen en común las fuerzas
nes europeas-, el desarrollo demográfico se produc de constricción es su no modificabilidad (espacio, cli-
irregularmellte, con períodos de aceleración, estanca ma), o lenta modificabilidad (tierra, energía, alimentos,
miento o de regresión. Pero ¿qué determina estas fases patologías, asentamientos) en el arco de tiempo impor-
Desde un punto de vista conceptual se puede obseF t·ante para los comportamientos demográficos, es decir,
var que, en Principio, el desarrollo demográfico se mue lfl duración de una generación o la duración de la vida
ve bajo la Presión de dos grandes sistemas de fuerzas humana. Por lo tanto, estas fuerzas son relativamente
las de la constricción y las de la elección. Son fuerzas d ij as y sus efectos sólo pueden ser modificados muy len-
constricción el clima, las patologías, la tierra, la energía tamente por la acción humana. Es evidente que los re-
los alimentos, el espacio y las formas de asentamiento ·ursos alimentarios y energéticos pueden acrecentarse
Dichas fuer~as tienen grados variables de interdepen ·on el cultivo de nuevas tierras, y la modificación de
dencia, pero están aglutinadas bajo dos perfiles: el pri t cnicas y tecnologías; que los efectos del clima se pue-
mero está constituido por su relevancia en el cambí uen atenuar mediante vestimentas y alojamientos ade-
demográfico; el segundo, por su lenta modificabilidad cuados, y que es posible defenderse de la agresión de las
Del primer aspecto -relevancia sobre la dinámica de 1atologías y de las epidemias obstaculizando su trans-
mográfica~ se pueden intuir los mecanismos, amplia misión y propagación. Pero el cultivo de nuevas tierras,
mente demostrados, además. El espacio influye sobr 1 elaboración y difusión de técnicas y tecnologías, la
las formas de asentamiento humano (y sobre su densi lifusión de alojamientos más eficientes para defenderse
dad Y movilidad) y de él también depende la disponibi cle la intemperie y las modalidades de control de las pa-
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tologías no se realizan en un breve lapso, sino que nece- 11 111trol de la época contemporánea (la limitación vo-
sitan tiempos prolongados. En el corto y medio plazo luntaria de los nacimientos), un conjunto de otros com-
(pero a menudo también en el largo), la población debe lllrtamientos podía influir en la fecundidad de las pa-
adaptarse y convivir con los factores constrictivos. 11 jns y en la supervivencia de los recién nacidos: desde
El proceso de adaptación supone flexibilidad en los l1 ta búes sexuales, a la duración del período de lac-
comportamientos dirigidos a adecuar el crecimiento y 1 tncia, al aborto, o al infanticidio directo o practicado
las dimensiones de una población a los factores cons- h11jo formas menos explícitas, como la exposición y el
trictivos antes mencionados. Estos comportamientos d andono. Finalmente, las migraciones para huir de
son, en parte, automáticos; en parte, determinados so- ti o o en busca de algo han sido, en todas la épocas y
cialmente, y, en parte, derivados de elecciones precisas. 1 limas, un instrumento de adaptación de la población
Por ejemplo, frente a la penuria alimentaria, disminuye ti ntorno y a los recursos.
el crecimiento corporal (estatura y peso), produciéndo- Por consiguiente, el ambiente establece obstáculos
se adultos con menores necesidades nutritivas, aunque ti crecimiento ejerciendo fuerzas constrictivas. Estos
con eficiencia íntegra. Así, las reducidas dimensiones e 1 táculos pueden ser desplazados mediante acciones
corporales de los indios de Mesoamérica se atribuyen a t largo plazo, y amortiguados a corto o medio plazo.
un tipo de adaptación a los recursos. Naturalmente, si L s mecanismos reequilibradores son en parte auto-
la penuria se transforma en grave carencia nutritiva, la 11\. ticos, pero principalmente están relacionados con
mortalidad aumenta, la población disminuye o desapa- 1 cisiones (nupcialidad, fecundidad, migraciones).
rece, y no es posible ninguna .adaptación. Otra forma 1\, to no quiere decir, como se afirma a menudo impru-
de adaptación casi automática, y de cualquier modo in~ tl ntemente, que las poblaciones estén provistas de
dependiente de la acción humana, es la que se formé! 1necanismos reguladores providenciales que manten-
ror...n+ ... .., ~ r11,all,.,.~ , rY'a.,+-aC'I _.,.,.,l...,...a,.....,....C'I -...-r-.'ITr...r ..... ,..t,.....,-ae> 1 • • . 1 1' • •1•1 •
\...V.l.lLJ.a Cl'"fU\_;;l.lV;:) al:)\...l.lL\..._, .l'ClLVtp\,....l.lV.,, .PLV\' V\,...ClUVl.\,.,;:) r; n e1 crec1m1emo y 1as mmens10nes en equlllono con
infecciones, que generan inmunidad permanente o se- 1 recursos. Hay poblaciones que, o bien se han extin-
mipermanente en quienes las padecen, como sucede ¡uido, o bien han crecido excesivamente, en las que no
con la viruela o el sarampión. ha llegado a un equilibrio.
La adaptación se produce asimismo, y principalmen-
te, por otras vías que hemos analizado ampliamente en
el capítulo anterior. La edad de acceso a la reproduc- 2. De cazadores a agricultores: la transición ·
ción (matrimonio) y la proporción de individuos que demográfica del neolítico
acceden a ésta han constituido los medios principales
de control del crecimiento durante la mayor parte de A partir del décimo milenio a. C. se desarrolla la revo-
la historia de la humanidad. Aunque antes de que en el lución del neolítico «que dio al hombre el control sobre
siglo XVIII se difundiese el instrumento puincipal de l disponibilidad de alimentos [... ].El hombre empezó
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a sembrar y a cultivar, y a mejorar, con la selección, las Biraben4 estima que antes de la aparición de la agri-
cualidades nutritivas de los granos, raíces y árboles. llltura había 6 millones de habitantes, que se convir-
Consiguió domesticar y asociarse con algunas especies 1 t' n en 250, aproximadamente, a principios de nues-
animales a cambio del alimento que podía obtener».l lt 1 ra, con una tasa de crecimiento de 0,37 unidades
En definitiva, los cazadores-recolectores se hacen agri- JH>t' cada mil habitantes (una centésima parte del ritmo
cultores, y con el tiempo se convierten de nómadas en dt incremento alcanzado recientemente en muchos paí-
sedentarios. La transición, naturalmente, se produce a t en vías de desarrollo). Esta tasa es varias veces supe-
un ritmo desigual, y aún en nuestro siglo algunos gru- ' it r a la hipotética acaecida entre la aparición de los
pos aislados sobreviven de la caza y la recolección. La 1 imeros habitantes y ellOOOO a. C., en el caso de que
transición se desarrolló de forma autónoma en tiem- t ta comparación tuviese sentido.S Un hecho incontro-

pos y lugares separados por miles de años y de kiló- t rtible, aunque su interpretación no esté establecida,
metros, tales como el Próximo Oriente, China y Meso- e que, al difundirse la agricultura, la población se mul-
américa.2 Las causas de esta transición son ciertamente f 1lica en gran medida de manera estable, y el límite de
complejas y las analizaremos a continuación en lo con- lo recursos, impuesto por el ecosistema o los cazado-
cerniente a la demografía. Asimismo, es difícil indicar ' s-recolectores, aumenta considerablemente.
cifras, aunque la población ciertamente acelera su rit- Ante esta incertidumbre numérica, antropólogos y
mo de crecimiento, como lo demuestra la difusión del d mógrafos han discutido ampliamente las causas y me-
poblamiento y el aumento de la densidad de las zonas nismos de esta aceleración. Una primera interpreta-
ya pobladas.3
1 ría desarrollada por Cavalli-Sforza y Ammerman, quienes han
d terminado el inicio de la agricultura en las distintas zonas de Eu-
l. V. G. Childe, Man Makes Himsel(, Mentor, Nueva Yut><.,_.,~ IC pa mediante las dataciones realizadas con carbono 14 de los res-
1951. L. y F. Cavalli-Sforza, <<Moderni da centomila anni» . Il Sale 1() -más antiguos de plantas cultivadas. Véase L. L. Cavalli-Sforza,
24 Ore, 9 de julio de 2000. •La genetica delle popolazioni umane>>, Le Science, n.o 79, 1975, de
2. H. Hadan, <<Agricultura! Origins: Centers and Noncenters>> 111 que se ha extraído la cita referida más arriba; A. J. Ammerman y
Science, n.o 174, 1971. ' 1,. L. Cavalli-Sforza, <<A population model for the Diffusion of Early
3. Una prueba indirecta del crecimiento demográfico en los ini- flarming in Europe>>, en C. Renfrew, ed., The Explanation of Cultu-
cios de la domesticación de plantas y animales, en el Próximo Orien- r Change, Ducaworth, Londres, 1973.
te, alrededor del 8000 a. C., la constituirían las sucesivas oleadas 4. J.-N. Biraben, <<Essai sur l'évolution du nombre des hommes »,
migratorias hacia el noroeste. Éstas serían la causa primera de la di- fl opulation, XXXIV, n.o 1, 1979. Véase también supra, tabla 1.2.
fusión de las técnicas agrícolas. << Una consecuencia de la adopción S. La comparación entre tasas de incremento medio calculadas a
de la agricultura fue el aumento del número de personas que podían partir de datos tan inciertos, y para un período tan largo, y áreas tan
vivir en un área determinada. Este tipo de aumento de la población v stas tiene un significado puramente abstracto. La aceleración del
se acompaña a menudo por una difusión del poblamiento. Los pri- recimiento se puede interpretar, bien como una menor frecuencia
meros cultivos eran de carácter móvil, que requería un desplaza- d la desaparición de los núcleos de población surgidos como conse-
miento frecuente de los campos viejos a los nuevos.>> La entidad me- uencia de la fusión y migración de núcleos anteriores, bien como
dia de la difusión habría sido de alrededor de 1 km al año. Ésta es la una consecuencia de una tasa de incremento normal más elevado.
Historia mínima de la mundial El desarrollo demográfico : entre elección y constricción 71

. Estamos, más bien, ante un montón de pequeños


1gados, relativamente autónomos, normalmente de
e:
·O
·u 11110 pocos centenares de unidades, en precario equili-
ro
:0
o
¡,, lo con el entorno y altamente vulnerables. El deseen-
a.
Q) '' unque sea por factores completamente casuales,
"O
poi' debajo de ciertos umbrales -por ejemplo, cien o
"'o
Q)
u
·::J
le 1 ·ientas unidades-, compromete la reproductividad
z l,1 upervivencia de la colectividad. En cambio, el ere-
hui nto numérico puede provocar la escisión y la for-
Fracaso Éxito 111 1 ión de un nuevo núcleo. Por consiguiente, las ten-
(a) 1 11 'ias globales de la población están relacionadas con
1 uinámica de «muertes » y «nacimientos » de los nú-
1 o elementales. En una fase de éxito, el saldo entre
"'' ·imientos y extinciones es positivo, y la población au-
nunta; en una fase de fracaso, en cambio, el saldo es
e:
11 K1tivo y la población disminuye. La figura 2.1a (en
·O
-~ Paleolítico Neolítico 1, 1bscisas, el grado del éxito o del fracaso, ligado ata-
:0
o " de incremento positivo o negativo, y en las ordena-
a.
Q)
"O
¡,, , el número de núcleos) ejemplifica tres modelos: en
"'o 1 ~ nrva A predominan las situaciones de éxito, en la C
Q)
u
·::J l1 de fracaso y en la B ambas se equilibran; las tasas
z
bales del incremento serán, respectivamente, positi-
'' , iguales a cero y negativas. Diversos cambios en la
lt tmción climática, o ambiental, o en las patologías po-
(b) h m haber hecho desplazarse la curva a la izquierda o a
FIGURA 2.1. Fra caso y éxito de las poblaciones: un , ....,..... .,.v., 1 d recha. En la figura 2.1b se ejemplifica lo que podría
h,d r sucedido con el paso del paleolítico al neolítico:
11111 mayor «estabilidad» de las condiciones de supervi-
ción atañe más a los modos que a las causas de la \1 11 ia hace que la curva se desplace de izquierda a dere-
ración en cuestión. En el paleolítico tiene poco "'""'uu.v lt l on la consiguiente aceleración del crecimiento. 6
referirse a la población mundial o a poblaciones arrai·
gadas en grandes territorios como se suele hacer cuando 1¡ , ugerencias en este sentido se pueden encontrar en A. J. Am-
se describen los acontecimientos demográficos mundia- 1111 r•man, <<Late Pleistocene Population Dynarnics: An Alternative
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Además de esta hipótesis completamente técnica La teoría «clásica» reposa sobre un razonamiento
bre la aceleración del crecimiento, hay al menos tmple pero convincente. La sedentarización y el inicio
teorías diametralmente opuestas que tratan de dt• la agricultura y la ganadería permiten un aprove-
dar las causas que la han producido. Una teoría .... a."'''-·"l ' hnmiento más regular y protegen a las poblaciones
parte del supuesto de que la aceleración del crecimi qu viven del fruto del ecosistema del «estrés » nutriti-
to es consecuencia del mejor nivel nutritivo asegur vo relacionado con la inestabilidad del clima y la alter-
por el sistema agrícola y, por consiguiente, de la · ll ii11Cia de estaciones. El cultivo de trigo, cebada, mijo,
nución de la mortalidad. 7 Otra teoría más 111 . íz o arroz -cereales altamente nutritivos y fácil-
considera, por el contrario, que la dependencia de 111 nte conservables- aumenta considerablemente las
tivos poco variados disminuye la calidad de la ~ .....,,.. , di ponibilidades alimentarias y ayuda a superar los pe-
tación, que la sedentarización y la mayor densidad 1 odos de penuria.9 Mejora la salud y la supervivencia,
mentarían los riesgos de transmisión de disminuye la mortalidad, y la capacidad de crecimien-
infecciosas y su incidencia, y que, en cambio, l o se refuerza y se estabiliza.
nuiría el «coste» de la crianza de los hijos y a .... ,,...... a- , En las últimas décadas esta teoría se ha puesto en
ría la fecundidad. En otros términos, con el desarrollo duda invirtiendo los términos: en las poblaciones agrí-
de la agricultura habría aumentado la ' 1 las sedentarias aumenta tanto la mortalidad como la
pero aún habría aumentado más la fecundidad, '"'"''",, .. , lt ·undidad, aunque la segunda más que la primera, lo
tiendo un crecimiento más rápido. 8 Si éstos son, en ex· qu explica la aceleración demográfica. lO Pero ¿por qué
trema síntesis, los postulados de las dos teorías, l,t mortalidad tendría que ser más elevada entre los
interesante e instructivo discutir brevemente las ,, rricultores que entre los cazadores? Esto sucedería,
mentaciones en que se sostienen. ¡l'incipalmente, por dos tipos de causas. El primero es-
f IrÍa en relación con el hecho de que el nivel nutritivo,
View>>, en Human Ecology, 1975, n.o 3. Cfr. también: E. A. Ham· d · de el punto de vista de la calidad (y según algunos,
mel y N. Howell, <<Research in Population and Culture. An Evolu· 1 tmbién de la cantidad) habría empeorado con la tran-
tionary Frameworb, en Current Anthropology, 28, 1987.
7. Cohen atribuye la teoría que impropiamente he denominado ¡ ·ión a la agricultura. La alimentación de los cazado-
«clásica>> a V. G. Childe, Man Makes Himself, cit. Véase M. N. l l s-recolectores, constituida por raíces, hierbas, bayas,
Cohen, << An Introduction to the Symposium», en G. J. Armelagos y lr·utas y animales, habría sido mucho más completa
M . N. Cohen, Paleopathology and the Origin of Agriculture, Aca·
demic Press, Orlando, 1984.
8. Una exposición de este nuevo punto de vista se puede encon· . V. G. Childe, Man Makes Himself, cit., p. 66.
trar en B. Spooner, ed., Population Growth: Anthropological Impli· 1O. Naturalmente, todo esto es extremadamente esquemático.
cations, MIT, Cambridge, 1972. Véase asimismo M. N. Cohen, <<An 1,11 transición a la agricultura fue, probablemente, un fenómeno gra-
Introduction ... >>, cit. Para una formulación en términos demográfi- duol, con largos períodos de coexistencia de técnicas antiguas y nue-
cos, A. J. Coale, <<La storia della popolazione umana>>, Le Science, VIIS. Los modos de vida de los pastores, por ejemplo, aparecen carac-
VIII, n. 0 79, 1975. fl•r·izados por muchos elementos de las dos etapas.
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que la de los agricultores sedentarios, con una alimen- hllt (admitiendo que los esqueletos hallados fuesen
tación calórica suficiente aunque pobre y monótona, pr entativos de las diversas épocas, y que no hubie-
debido a la gran prevalencia de los cereales. 11 La prue- 11 inmigraciones ni errores de estimación en dichos
ba de ello se encontraría en los exámenes de esquele- 1 ), sino para ilustrar el tipo de pruebas aducidas
tos: las dimensiones corporales, la estatura y la fortale- 11 \poyo de la hipótesis nutritiva.
za ósea disminuirían cuando los cazadores se hacen 1.'1 segundo soporte de la teoría es distinto, pero mu-
agricultores estables.12 Así, Armelagos y otros llegan a hn más convincente. Con la sedentarización se esta-
la conclusión de que «los cambios en el sistema de su- 11 • n las condiciones para la aparición, difusión y
pervivencia tuvieron una influencia significativa en la llll 'ervación de enfermedades infecciosas y parasita-
adaptación biológica de los antiguos nubios. El desarro- 11 ,1 desconocidas, menos frecuentes en poblaciones
llo de la agricultura comportó una disminución de las ur t'> viles y con baja densidad.1 4 La mayor concentra-
dimensiones faciales y un cambio simultáneo de la mor- hH1 demográfica actúa como «depósito» de los agen-
fología del cráneo. Además, la intensificación de la 11 patógenos, que se mantienen en estado latente en
agricultura provocó malnutrición. Los ritmos de creci- 1 ra de ocasiones favorables para manifestarse. Las
miento y desarrollo de los huesos, la existencia de ane- nf rmedades transmisibles por contacto se ven favo-
mias debidas a deficiencia en hierro (demostrada por ll't idas en su difusión por una alta densidad. Ésta, por
la hiperostosis porótica), defectos en la dentadura y la 111 r parte, aumenta la contaminación del suelo y el
osteoporosis en las mujeres jóvenes y adultas prueban 11 ua, facilitando la reinfección. La sustitución de los
que las poblaciones nubias más recientes dedicadas a d >jamientos permanentes por refugios ocasionales o
la agricultura intensiva sufrían deficiencias nutriti- 111 viles, propios de las poblaciones nómadas, favorece
vas».13 Citamos este pasaje no porque la experiencia 1 ontacto con parásitos· y otros vectores de enferme-
de los nubios sea extensible a todos los tipos de transi- d.\des infecciosas. Por el contrario, el sedentarismo a u-
lit nta la transmisibilidad de las infecciones provoca-
11. B. Spooner, ed., Population Growth ... , cit.; véase Introduc- d 1' por vectores cuyo ciclo vital se ve interrumpido
ción, pp. XXIV-XXV.
12. << Editors Summation >> , en G.]. Armelagos y M. N . Cohen,
Paleopathology ... , cit. 1.4. Para una teoría general de las enfermedades infecciosas,
13. G. J. Armelagos, D. P. van Gerven, D. L. Martin y R. Huss v e F. Macfarlane Burnet, Natural History of Infectious Disease,
Hushmore, <<Effects of Nutritional Change on the Skeletal Biology t , mbridge, University Press, Londres, 1962; T. A. Cockburn, In-
of Northeast African (Sudanese Nubian) Populations>>, en ]. D. ft'Ctious Diseases: Their Evolution and Eradication, C. G. Thomas,
Clark y S. A. Brandt, eds., From Hunters to Farmers, University of 1
1 ringfield (III), 1967. Sobre las enfermedades infecciosas en la
California Press, Berkeley, 1984, p. 146. La interpretación de los ¡r historia, T . A. Cockburn, <<Infectious Diseases in Ancient Popu-
restos osteológicos es, sin embargo, argumento de francas contro- jtltions», Current Anthropology, n. 0 1, 1971. Una inmejorable sín-
versias. Véase J. W Wood, G. R. Milnar, H. C. Harpending y K. M. 1 i de los hechos y teorías se encuentra en M. N . Cohen, Health
Weiss, <<The Osteological Paradox» , en Current Anthropology, 33, r/1/.d the Rise of Civilisation, New Ha ven (Connecticut)- Londres,
n. 0 4, 1992. Y le University Press, 1989.
6 Historia mínima de la mundial 'l desarrollo demográfico: entre elección y constricción 77

por los desplazamientos humanos frecuentes, como su· 1\11 definitiva, una alimentación más pobre y menos
cede con las pulgas, cuyas larvas se reproducen más en 111 inda, y condiciones favorables a las patologías in-
nidos, camas o viviendas que en el cuerpo de animales 1 ~ iosas justificarían la hipótesis de una mayor morta-
o personas. Con la sedentarización, muchos animales, lld t 1entre los agricultores respecto a sus ascendientes
domésticos o no, se instalan de forma estable en el ni- ''" .dores. La hipótesis de Cohen, aunque prudente,
cho ecológico del hombre, pudiendo infectarlo con lrl : «La mayor parte de los enfrentamientos entre ca-
agentes patógenos específicos, y aumentando, en 'td res y recolectores, y posteriores agricultores en la
quier caso, la incidencia del parasitismo. Algunas técni· 1111 ma localidad, sugieren que, en general, los agricul-
cas agrícolas serían responsables de la difusión de de- lt ll sufrían una tasa más elevada de infecciones y pa-
terminadas patologías como, por ejemplo, la malaria, ''' itismo, y peor alimentación[ ... ]. Los datos, aunque
alimentada por el desarrollo de la irrigación y por la a os, sugieren también que los cazadores y recolec-
creación artificial de depósitos de agua estancada. 15 La "" criaban a una buena proporción de sus hijos has-
menor incidencia de las enfermedades infecciosas agu- ''' 1 edad adulta: en general, una proporción igual o
das en las poblaciones preagrarias se comprobaría, por rq rior a la de las poblaciones prehistóricas más tar-
ejemplo, a través de los estudios realizados sobre los dl t . Los datos también sugieren que la edad media de
aborígenes australianos en condiciones de aislamient0 lo azadores y recolectores de la prehistoria en el mo-
y en ausencia de contacto con la población blanca.16 1111 nto de la muerte, aunque baja en comparación con
general, la pequeña dimensión y la movilidad de l,t videncia histórica, era a menudo más alta que la de
modernos grupos de caza y recolección parecen una de- lt1 primeros agricultores ». Por otra parte, una tenden-
fensa contra el parasitismo, así como el relativo aisla· ' parecida se podría observar también entre cazado-
miento parece ser una buena defensa contra la difusión r1 y recolectores en el paso del paleolítico al neolítico,
de las epidemiasY Por lo demás, se recordará que mu- 11 orrespondencia con la extinción de las grandes
chos investigadores consideran que el grado de comple· JH • as y la necesidad de pasar a una alimentación me-
jidad biológica del ecosistema (muy complejo en los 1111 ' rica en dieta cárnica. 19 Pero si la mortalidad de los
trópicos, simple en las zonas desérticas, árticas, etc.) es- 1 ricultores era mayor, su más rápido aumento numé-
taría en relación directa con la variedad y la incidencia rl sólo podía derivar de una mayor fecundidad. Esta
de las infecciones en las poblaciones)& h 1 tesis está fundamentada en las modificaciones del
t JI <.len social que intervinieron en las sociedades con-

15. T. A. Cockburn, «Infectious Diseases ... » , cit., p. 49. ' rtidas en sedentarias por el desarrollo de la agricul-
16. Ibídem, p. 50. 1lit' a. La alta movilidad de los cazadores-recolectores,
17. M.N.Cohen,Health ... ,cit.,p. 104. d bida a los continuos desplazamientos en amplias
18. F. L. Dunn, «Epidemiological Factors: Health and Disease in
Hunter-Gatherers>>, en R. B. Lee e I. DeVore, eds., Man the Hunter,
Aldine, Chicago, 1968. 19. M. N. Cohen, Health ... , cit. , pp. 113-122.
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áreas de captura, convertía en extremadamente 111i ntos. En la mayoría de dichos desplazamientos, de-
so y peligroso para la mujer el transporte de los h ll1 llevar a la espalda a los niños menores de cuatro
no autónomos. Por esta razón, el intervalo entre 11 o . Entre las mujeres kung, la edad de la pubertad
tos habría sido bastante largo, de manera que un 11 tardía, entre 15 y 17 años, y una larga esterilidad
vo nacimiento sólo tendría lugar cuando el hijo ua•--•uv p( puberal conducía a que el primer nacimiento llega-
anteriormente fuese capaz de valerse por sí mismo. ntre los 18 y 22 años, seguido de embarazos a in-
una sociedad sedentaria, esta necesidad sería HH-'"'"'"'4 de 3-5 años. Estos intervalos 22 son muy largos
imperiosa, el «coste» de los hijos, en términos de in- pura poblaciones que no practican el control moderno
versión parental, sería menor, y su aporte económico ti •la natalidad, y se producían como consecuencia del
en relación con el trabajo de la casa, del campo y como trn.a mantamiento prolongado, que llegaba hasta el
guardianes de los animales, mayor.20 lu' ero cuarto año de vida del niño. El desarrollo del
La hipótesis de .un aumento de la fecundidad con el 111 rpo del niño era lento, lo que constituía una venta-
paso de la caza a la agricultura es algo más que una u adaptativa muy notable que permitía su fácil trans-
simple conjetura. En efecto, ésta se ha confirmado me- 1 rte en el curso de los desplazamientos diarios de la
diante investigaciones concernientes a diversas pobla- 111 dre. La consecuencia de estas características era
ciones contemporáneas. Entre 1963 y 1973, un grupo 1111 número muy reducido de hijos por mujer (4,7 de
de investigadores, dirigido por R. B. Lee, 21 estudiaron lll día). Esta baja fecundidad, impuesta por el modo
a los kung san, una población nómada que vivía de la d · vida de la caza-recolección, sería típica de otros
caza y la recolección en el norte de Botswana, en el t'Upos, como los pigmeos africanos.23 Aún más intere-
África meridional, y que iniciaba entonces un proceso 111te es el hecho de que, a lo largo del proceso de se-
de sedentarización. Se observó que las mujeres se en- d ntarización, la fecundidad de los kung san parece
cargaban de proveer aproximadamente la mitad de los 1t1mentar; las mujeres sedentarias, en efecto, presenta-
vegetales comestibles, hecho que a lo largo de un año han intervalos entre partos (36 meses) sensiblemente
les suponía varios miles de kilómetros en desplaza- nferiores a los de las mujeres no sedentarias (44
meses),2 4 tal como postulan los que sostienen la teoría
20. R. B. Lee, <<Lactation, Ovulation, Infanticide and Women's
Work: A Study of Hunter-Gatherer Population Regulation», en M.
N. Cohen, R. S. Malpass y H. G. Klein, eds., Biosocial Mechanisms 22. Sobre los intervalos entre nacimientos, véase cap. 1, apdo. 4.
of Population Regulation, Yale University Press, New Ha ven, 1980. 23. L. L. Cavalli-Sforza, <<The Transition to Agriculture and
Un análisis muy detallado de la demografía de los kung puede en- orne of its Consequences», en D. J. Ortner, ed., How Humans
contrarse en el libro de N. Howell, The Demography of the Dobe 1\tlapt, Smithsonian Institution Press, Washington, 1983.
!Kung, Academic Press, Nueva York, 1979, A. J. Coale, <<La storia 24. R. B. Lee, <<Lactation ... », cit. Sin embargo, se puede señalar
della popolazione umana>>, cit. !11 hipótesis de Rose Frisch, según la cual la baja fecundidad de las
21. Estos elementos se basan en el trabajo de R. B. Lee, <<Lacta- mujeres kung debería atribuirse a la frecuencia de la desnutrición,
tion ... », cit. luferior a un umbral crítico. ·
8o Historia mínima de la blación mundial lil desarrollo demográfico : entre elección y constricción 8r

h han hallado diferencias respecto a la tasa total de


1 1 undidad (ISF) entre cazadores-recolectores (5,7 y
h , respectivamente), y agricultores (6,3 y 6,6). 2 5
1,os postulados de las dos teorías se resumen en la
1----IEmpeoramiento de la calidad +
lt tt ra 2.2. Las pruebas que los corroboran son, en su
Nutrición 1-----llnestabilidad, carestíaf--- +
llt.ly ría, conjeturales, y la acumulación de elementos
L.-----1
1 - - - - - - 1 Mayores reservas 1----- 1H uales es lenta y no pocas veces contradictoria. La
ht p tesis relativa a las variaciones del nivel de nutri-
+ tcln es objeto de respuestas opuestas en las dos teo-
Mortalidad
más alta
tll ts; aun cuando es posible que los cazadores-recolec-
Mayor transmisibilidad +
Infecciones en la teoría
«actual"
ltll ' se nutriesen de manera más variada (en épocas
Reserva + nmemporáne·as aparecen raramente mal nutridos), es
L.-----1
1 - - - - - - 1 Mayor adaptabilidad 1---- .1 ( cil admitir que el nivel nutritivo empeorase con el
.¡, ·::m ollo de la agricultura, si se considera, entre otras
111 as, la capacidad de extender los cultivos en caso de
Depredación 1------11 Menos frecuente 11-----
,., necesario, de acumular provisiones, de integrar los
11oductos del suelo a la caza y la pesca, de mejorar lás
1• L nicas de preparación y conservación de alimentos.
l'o Iría ser, además, que el nivel de nutrición fuese mu-
1 11 >menos influyente sobre la mortalidad de cuanto se

1t •nsa, puesto que sólo en casos de penuria aguda y de


11 we desnutrición se acrecientan los riesgos de con-
'' '' r enfermedades infecciosas o de ser víctima de
' ll:\s.2 6 Por el contrario, está más fundada la hipótesis

FIGURA 2.2. Supuestas consecuencias demográficas 25. Cfr. K. L. Carnpbell y J. W . Wood, «Fertility in Traditional
t,ltl'ieties>> , en Natural Human Fertility: Social and Biological Me-
transición de la caza-recolección a la agricultura. , Jitmisms, en P. Diggory, S. Teper, M . Potts, eds., Londres: Macrni-
ll nn, 1988 . G. R. Bentley, G. Jasienska y T. Goldberg, «ls the Fertili-
1 of Agriculturalists Higher Than of non Agriculturalists? » , en
del aumento de la fecundidad con el paso de la caza 0
f '11rrent Anthropology, 34, n. 5, diciembre, 1993.
la agricultura. La comparación entre poblaciones 26. Esta tesis la sostengo en el libro: M. Livi Bacci, Popolazione
olimentazione. Saggio sulla storia demografica europea, Il Mulino,
to históricas como contemporáneas conduce a 1\ol nia, 1987. [Hay trad. cast.: Ensayo sobre la historia demográ-
resultados no demasiado distintos: dos estudios rP'''P'n ' fl•·1 europea: población y alimentación . en Europa, Ariel, Barcelo-
82 Historia mínima de la población mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción 83

de la mayor incidencia y transmisibilidad de las infec- La gran peste y el declive demográfico de Europa
ciones con el incremento de la densidad y la estabili-
dad, aunque la cuestión sea lo suficientemente comple- Alrededor del año 1000; 1a población europea inicia
ja como para rechazar toda simplificaciónP 11na fase de crecimiento destinada a durar tres siglos.
En lo concerniente a la fecundidad, las observaciones Aunque los datos son escasos y fragmentarios, son su-
de grupos preagrarios supervivientes en la actualidad li ientes para evidenciar un importante crecimiento
son un elemento de prueba a favor de un aumento de la d mográfico. Se multiplicaron las localidades, se fun-
prolificidad al producirse la sedentarización. Pero, por 1. ron nuevas ciudades, se poblaron áreas abandona-
otra parte, con transición a la agricultura, «los hijos pa- das y los cultivos se extendieron ocupando tierras cada
saron a ser económicamente útiles, mientras que para v •z menos fértiles. A lo largo de esta fase plurisecular,
los cazadores serían, presumiblemente, una carga», como 11 población europea se multiplica por 2 o por 3, como
observó Childe,28 exponente de la teoría «clásica». 1 timonio de una fuerza de expansión que las nume-
' o as crisis no consiguen debilitar. Hacia finales del
ido XIII y primeras décadas del XIV, hay una clara
na, 1988.] Este argumento se aborda más adelante, en el cap. 2,
1 videncia de que el ciclo de crecimiento agota su im-
apdo. 7.
27. Los motivos de cautela son numerosos. En gran parte de las pulso: las crisis se hacen más frecuentes, cesa la expan-
poblaciones agrícolas de la prehistoria la densidad se mantiene muy, ¡ n de los nuevos asentamientos y la población se es-
baja; los núcleos urbanos son muy escasos. Si, por un lado, la difu-
sión de patologías infecciosas fue mayor entre los agricultores, exis-
tnnca en numerosos lugares. Causas complejas
tió asimismo un proceso de adaptación mutua entre agente patóge- d terminan la ralentización, probablemente relaciona-
no y organismo huésped que convirtió en menor la peligrosidad. d 1 con una economía agraria menos vigorosa (agota-
Citaré las palabras de un libro clásico y no superado, escrito hace 50 llti nto de las mejores tierras, interrupción del progre-
años, sobre la historia de las enfermedades infecciosas y las epide-
mias (H. Zinsser, Rats, Lice and History, Bantam, Nueva York, 1971): e técnico) y sometida a
carestías más frecuentes
«Nada en el mundo de los seres vivos es fijo permanentemente [... ] (e ndiciones climáticas más desfavorables).29 Sin em-
desde un punto de vista puramente biológico, es absolutamente lógi- h1rgo, ésta podría haber sido una fase histórica transi-
co considerar que las enfermedades infecciosas se transforman conti-
nuamente; unas, nuevas, están en vías de formación, mientras que tnt·ia, un período de ajuste en la búsqueda de un mejor
otras, antiguas, cambian o desaparecen [... ). Sería verdaderamente quilibrio entre población y recursos, destinado a in-
sorprendente si nuevas formas de parasitismo -o bien de infección- 1roducir una nueva fase de crecimiento. Pero no fue
no surgiesen continuamente y si, entre las formas existentes no ,se
1 • Hacia la mitad del siglo xrv, un devastador acon-
hubiesen producido transformaciones en las relaciones mutuas entre
parásitos y organismos huésped durante los siglos sobre los que te- lt ·imiento catastrófico de larga duración provoca una
nemos noticias>> (p. 43-44). Finalmente, no negamos que los datos
factuales concernientes a las patologías de las poblaciones prehistó-
ricas son muy escasos y fragmentarios, y que muchas de las hipótesis 2. . B. H. Slicher van Bath, Storia agraria del/' Europa accidenta-
son puras conjeturas. Ir (f00-1850), Einaudi, Turín, 1972; E. Sereni, «Agricoltura e mon-
28. V.G. Childe, Man Makes Himself, cit., p. 69. tlll rumie>> , en Storia d'Italia, vol. 1, Einaudi, Turín, 1972.

1
Historia mínima de la mundial /1/ desarrollo demográfico: entre elección y constricción 85

rancia y el sur de Inglaterra; a finales de 1349, a


0 111ga:, lo que faltaba de Francia, el valle del Rin, Sui-
Austria y la costa dálmata; entre 1350 y 1352 se des-
htt.l\ gradualmente hacia el este, desde Alemania hasta
1nlonia y Rusia. El número de defunciones en una Euro-
1 1 qll cuenta con unos 80 millones de habitantes repre-
llt una parte importante de la población total. Sobre
1 W n peste, su primera aparición y sus posteriores
•l tdas, de las que hablaré más adelante, se ha escrito
11111 hísimo.3° Diré sólo lo esencial sobre su naturaleza,
llllt n idad y cronología, para llegar al meollo de la cues-
llc 11 que no se refiere a la descripción, sino, más bien, a:

• La evaluación de los efectos de la peste sobre el


crecimiento a largo plazo.
La identificación, en su forma extrema y más catas-
trófica, de la acción de uno de los frenos constricti-
vos más violentos del crecimiento demográfico.
1 La identificación de los mecanismos de reacción y
FUENTE: C. McEvedy y R. Jones, Atlas of World Population
tory, Harmondsworth, Penguin, 1980.
compensación activados por la catástrofe.
FIGURA 2.3. Difusión de la peste entre 1347 y 1353. El bacilo responsable de la peste se llama Yersinia
clara disminución de la población, que, según las f't tis (descubierto en Hong Kong por Yersin, en 1894),
maciones de la tabla 1.3, habría descendido casi en · transmite esencialmente por medio de la pulga, pa-
entre 1340 y 1400, para disminuir una vez más en 11 ito de ratas y ratones.31 El bacilo no mata a la pulga,
primera mitad del siglo siguiente, antes de iniciar
JO. De la abundantísima literatura sobre la peste, me limito a
recuperación que volverá a situar a la población al ni 1 1 llar J.-N. Biraben, Les hommes et la peste en France et danes les
vel anterior a la crisis hacia mediados del siglo XVI. /III)IS européens et méditerranéens, vol. I: << La peste dans l'histoire >> ;
El acontecimiento catastrófico es la peste; desde t l. JI: << Les hommes face a la peste>>, Mouton, París, 1975-1976.

primera aparición, en Sicilia, a finales de 1347 y 1se también L. Del Panta, Le epidemie nella storia demografica
1/,t/lana (secoli XIV-XIX), Loescher, Turín, 1980. M. Livi Bacci, La
1352, cuando se difunde por Rusia, recorre todo el fll p lazione nena storia d'Europa, Roma-Bari, Laterza, 1998.
tinente. La figura 2.3 ilustra su gradual expansión: a 31. J.-N. Biraben, Les hommes et la peste ... , cit., vol. I, pp. 7-31;
nales de 1348 afectaba a Italia, la península Ibérica, 1, l el Panta, Le epidemie .. ., cit., pp . 34-40.
86 Historia mínima de la mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción 87

pero ésta infecta a su huésped (el ratón) 111 diterránea) en oleadas sucesivas a partir de 558-561
Cuando el ratón muere, la pulga busca otro huésp l111 ta 599-600; se conserva en Oriente hasta mediados
(otro ratón, o el hombre), difundiendo la infección. lt 1 siglo vm, manifestándose en sucesivas epidemias
peste, transmitida por vía cutánea, tiene una incu 1 11yos efectos, aunque localizados, continúan alean-

ción de uno a seis días; la mordedura de pulga ,i..._~....~


11· . ' Hldo a Eú.ropa.33
da provoca la inflamación (bubón) de las glándulas in septiembre de 134 7, el desembarco en Messina
fáticas del cuelld, de las axilas y de las ingles. dt unas .galeras genovesas procedentes de los puertos
infección se manifiesta por fiebre alta, estado l1l mar Negro, atacados con violencia por la peste ve-
so, insuficiencia cardíaca e inflamación de los ni la de Oriente, interrumpe largos siglos de paz bacte-
internos. Generalmente, morían de 2/3 a 4/5 de los 1i\)lógica. En el transcurso de cuatro o cinco años,
fectados.32 La transmisión de la peste sobrevenía ' 1 omo ya se ha indicado, la peste atraviesa y afecta a

mente mediante el transporte -incluido el de larga todo el continente. Ésta no es más que la primera de
tancia- de mercancías que albergaban pulgas ora 1111 serie de oleadas epidémicas; en Italia (al igual que
infectados (vestuario y objetos personales, alimentos) . 11 el resto de Europa), éstas se desarrollan en 1360-
No existen individuos inmunes por naturaleza a 1 }63, 1371-1374, 1381-1384, 1388-1390 y 1398-1400;
peste. Aquellos que la contraen y se curan · 111 el siglo xv, su frecuencia continúa siendo elevada,
una inmunidad de corta duración. Tampoco se olllnque con un sincronismo y una gravedad menos
descartar que las sucesivas oleadas de peste hayan ,, • ntuados. 34 Téngase en cuenta que la cuantificación
tribuido a seleccionar progresivamente a individ dt la mortalidad producida por las diversas oleadas
que por alguna razón fuesen menos susceptibles pidémicas sigue siendo incierta por la falta de datos
contagio, si bien estos procesos, para tener resultad pi' cisos. No obstante, existen series anuales de muer-
apreciables, necesitan desarrollarse durante largos 1 , para numerosas zonas, de las que se puede deducir
ríodos. 1 nivel de defunciones en los años normales y en los de
La peste que aparece en Europa a finales de 134 7. l11 peste. Por ejemplo, en Siena, la peste de 1348 provo-
aun no siendo nueva, no había hecho acto de · ' 1 un número de defunciones 11 veces superior al nor-
durante seis o siete siglos, desde la época de 111 l; en las otras 5 epidemias del mismo siglo, el au-
no. La peste, difundida por el Mediterráneo orien 111 nto de las defunciones se situó entre 5 y 1O veces el
en 541-544, afecta a Italia y a Europa (sobre todo 11 vel normal. Suponiendo que la mortalidad, en los
IJ os normales, fuese de alrededor del 30%o, una multi-
32. Esta descripción es extremadamente esquemática. Se ha · pli ación por 1O significa, aproximadamente, la elimi-
do, además de la peste bubónica, que era la forma más común, la
ma considerada <<neumónica >>, con una letalidad próxima al 100
que se contagiaba de individuo a individuo directamente mediante la 3. J.-N. Biraben, Les hommes et la peste ... , cit., vol. I, pp. 30 y ss.
tos y el estornudo. 4. L. Del Panta, Le epidemie ... , cit., p. 118 .
88 Historia mínima de la mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción 89

nación de 113 de la población; una multiplicación lt• L630-1631 fue aniquilada),3 7 éstos no constituyen
5, la eliminación de 1/6. , 1 principal acontecimiento negativo como en los si-
Hemos calculado que, en algunas localidades de lo precedentes; otras crisis (el tifus, por ejemplo) ri-
Toscana, entre 1340 y 1400, se verificó una grave v.1lizaron con la peste por ostentar la primacía. Las
sis de mortalidad (definida como un aumento de t tb ervaciones hechas para Italia pueden aplicarse, con

defunciones de al menos 3 veces respecto a las norma• ,d runas variantes, al conjunto de Europa. Con la epi-
les) cada 11 años, con un aumento respecto al va dt• mia de 1663-1670, que afectó a Inglaterra (la peste
medio de las defunciones de al menos 7 veces; en d Londres de 1664 descrita por Defoe), el norte de
período 1400-1450, estas crisis graves se uw'u"'"-"'""'' l•r·:mcia, los Países Bajos y el valle del Rin, la peste des-
de media cada 13 años, con un aumento respecto •'P rece de Europa (como acontecimiento geográfica-
valor medio de 5 veces; en el medio siglo lll nte generalizado), a excepción de la aparición en la
(14 5 0-15 00), la frecuencia desciende a una cada l'r venza en 1720-1722 y en otras áreas limitadas. 38
años y el aumento es de 4 veces.35 Así, con el paso Pero volvamos a la argumentación que nos interesa
tiempo, tanto la frecuencia como la intensidad de centremos las ideas. En el siglo posterior a la peste
crisis de mortalidad pasan a ser menores, a la vez 11 •gra de 1348, la población europea retrocede como
se atenúa el sincronismo geográfico de sus a · · · msecuencia no sólo de la primera sacudida (más fa-
Téngase presente que la Toscana no es un caso lll sa literariamente), sino también por una serie de
cional, excepto por la abundancia de fuentes histód 1 pidemias sucesivas. Sólo en el siglo XVI la población
cas. t uropea alcanzará las dimensiones numéricas de 1340,
En los dos siglos posteriores, la peste hace p ro la función de freno de la peste al crecimiento de-
también sus efectos devastadores: del ciclo de 1 11 ográfico perdura hasta su práctica desaparición en la
1530 (agravado por los desórdenes bélicos nrr>voca<lo!t ·gunda mitad del siglo XVI. Sobre las dimensiones de
por la caída de Carlos VIII) al de 1575-1577 (so l. disminución entre el período anterior a 1348 y el
todo en el norte), de 1630-1631 (en el centro-no 1' •nacer de la población durante la primera mitad del
y de 1656-1657 (sobre todo en el centro-sur). 36 A iglo XVI no existen datos precisos, pero los indicios de
sar de que los efectos de la peste fueron terribles una pérdida del 30-40% han sido corroborados por
bién en este siglo (Cipolla calcula que más de 114 investigadores locales, tanto en el Piamonte como en
de la población del centro-norte afectada por la

37. C. M . Cipolla, <<11 declino economico in Italia >> , en C. M.


35. M. Livi Bacci, La société italienne devant les crises de :ipolla, Storia dell'economia italiana, vol. I, Einaudi, Turín, 1959,
lité, Dipartimento statistico, Florencia, 1978; L. Del Panta, Le p. 620.
demie ... , cit., p. 132. 38. J.-N. Biraben, Les hommes et la peste ... , cit., vol. I, pp. 125-
36. L. Del Panta, Le epidemie ... , cit., p. 118. 126.
Historia mínima de la mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción 91

la Toscana, 39 así como en Francia, España, Ingla IIKI'O, el aislamiento de los infectados y de los sospe-
o Alemania. Los resultados concretos de todo ello ho os de estarlo, la clausura de sus casas y algunas
traslucen en las ciudades vacías rodeadas por m 1111' idas de higiene pública no fueron quizá ajenas al
demasiado grandes, los pueblos abandonados y p1 o eso de desaparición de la peste en nuestro conti-
campos desiertos. La penuria de mano de obra nr''"'"· 111 nte .40 Pero a lo largo de dos o tres siglos, la peste,
ca una subida de los salarios, y la abundancia de 1' r decirlo así, se adueñó de Europa.
rras provoca una disminución de los precios de los ontrariamente a otras enfermedades infecciosas,
mentos. In ' afectados por la peste que se curaban -hecho, a
Con la peste nos enfrentamos a un factor de limita· d1 'ir verdad, muy poco frecuente porque la gran ma-
ción del crecimiento, en gran parte exógeno o exterior l ría de los enfermos se morían- no adquirían una
al sistema. Lo que significa que aquélla fue indepen· llltnunidad duradera. Por tanto, no es plausible el pen-
diente de la organización de la sociedad, de su nivel •r que la atenuación de los efectos de la peste sean
desarrollo, de la densidad de los asentamientos, etcéte- 11 ribuibles únicamente a una mayor proporción de po-
ra. La capacidad infecciosa y letal de la peste no está hlnción inmunizada, y, en consecuencia, no susceptible
relacionada con el estado de salud o con la edad de las 1l ontagio. Algún efecto también podría haber tenido
personas, ni con su nivel nutritivo. La peste afectó con 1 proceso de Durchseuchung, según el cual «aquellos
igual violencia poblaciones urbanas y rurales y, a ex- q tl casualmente son menos susceptibles sobreviven, y
cepción de algunas áreas aisladas que no fueron alcan- 1-11 neración tras generación se determina una altera-
zadas, las diferencias de nivel de densidad de pobla- 1 1 n entre parásitos y huéspedes». 41 Este proceso con-
ción no supusieron un obstáculo para su difusión. La luce a que «si la enfermedad hubiese permanecido
movilidad de las personas y el tráfico de mercancías l i'CSente constantemente, atacando a gran parte de las
fueron suficientes para difundirla de un extremo a otro 1111evas generaciones a medida que se formaban, tal vez
del continente. A largo plazo, ciertamente, las socieda- h bría podido adoptar una forma endémica, esporádi-
des trataron de defenderse: la adopción de medidas de 1 1, con una mortalidad relativamente baja».42

cuarentena para las personas y mercancías en caso de pe- Tan terrible enfermedad habría podido, así, median-
1 ataques sucesivos, exterminar completamente a las
1 blaciones víctimas de ella. No sucedió así y, con el
39. R. Comba, <<Vicende demografiche in Piemonte nell'ultimo
Medioevo>> , Bolettino storico-bibliografico subalpino, LXXV,
ti mpo, la frecuencia (si no siempre la gravedad) de las
1977, fase. 1; E. Fiumi, <<Fioritura e decadenza dell'economia flo-
rentina, JI: Demografía e movimento urbanístico », Archivio Storice 40. C. M. Cipolla, Public Health and the Medica/ Profession,
Italiano, CXVI, 1958, disp. IV. Otros trabajos de Fiumi conciernen t ;, mbridge University Press, Londres, 1976; M. Livi Bacci; La socié-
a Prato y al área de Volterra y San Gimignano. Véase para la Tosca- lt ..., cit., pp. 95-122.
na, D. Herlihy y C. Klapisch-Zuber, Les Toscans et leurs familles. 41. H . Zinsser, Rats, Lice .. ., cit., p. 50.
Un étude du catasto florentin de 1427, EHESS, París, 1978 . 42. Ibídem, p. 66.
l~l desarrollo demográfico: entre elección y constricción 93

crisis se atenúa, aunque ninguna de las ................... ,..~,v·u.., 11 tlgunos años. La aparición de una nueva crisis, na-
anteriormente expuestas -regulaciones 11 .dmente, puede volver a abrir el ciclo poco después
munidad o selección-, entre otras ( 11 111 en el siglo inmediatamente posterior a 1348) o a
sociales o ecológicas), sean suficientes para explicar 111 , largo plazo (como en los siglos XVI y xvn).43
fenómeno. También la peste, por lo tanto y por M ' s a largo plazo, intervienen otros factores. El des-
nes no del todo esclarecidas, se somete a un proceso ltlllamiento producido por la peste en toda Europa crea
adaptación mutua entre los agentes patógenos (Y: lundancia de tierra y demanda de trabajo. Nuevos nú-
nia), vector (pulga) y huésped-víctima (hombre). lr o familiares tienen un acceso más fácil a los recursos
Otro proceso de adaptación y reacción a la 11 arios para sustentarse. Los obstáculos impuestos al
(como sucede de forma an~loga a otros tipos de llhllrímonio tienden a relajarse, la nupcialidad aumenta,
de mortalidad) fue de naturaleza social y ~'"''"'-''"L lorzándose así la capacidad de crecimiento de la po-
Este proceso presenta aspectos que conciernen al l l.t ión. Así, por ejemplo, podría interpretarse la corta
plazo y otros, al medio y largo plazo. A corto plazo, d td en el momento de contraer matrimonio de la Tos-
fuerte aumento de la mortalidad tiene un doble ¡11\, en la primera mitad del siglo xv.44 Las reacciones a
La difusión del contagio provoca una disminución 111 y largo plazo tienden, de alguna manera, a minimi-
las concepciones, nacimientos (por elección, por ¡lf' los daños infligidos a la sociedad y a la población por
sidad 0 por motivos psicobiológicos) y mau1JL11\..1111'U"~ l.t Yersinia, la pulga y el ratón.
La disminución de los nacimientos acentúa la
demográfica negativa de la epidemia. La alta
dad, además, rompe los matrimonios, disgrega o ·~. La catástrofe de los indios de América: microbios
truye los núcleos familiares. Al término de la crisis antiguos, poblaciones nuevas
produce una especie de contraefecto que, aun no
diendo anular los efectos negativos de las pérdidas ·Tres veces felices son aquellos que, habitando en una
manas y los nacimientos no realizados, atenúa un lt cualquiera aún ignota en medio del océano, toda-
su alcance. Se recuperan los matrimonios aplazados v no se h~m expuesto al contacto contaminante del
aumentan los matrimonios de viudos; en algunos
también se ha constatado un aumento de la 4 . M. Livi Bacci, La société italienne ..., cit., pp. 8 y ss. y pp. 63
., considera diversos aspectos de las reacciones a las crisis de
de las parejas. Todo ello se traduce en un au.u... u •.v , tuortalidad.
transitorio de la natalidad. También la mortalidad 44. En Florencia, la edad de las solteras al matrimonio podría
de a ser inferior a la normal a causa de la menor l111b r alcanzado su punto más bajo en la primera mitad del siglo xv,
porción de las clases infantiles y de los eventuales 1111r después volver a aumentar posteriormente; ésta era de 17,6
tlíl en 1427, 19,5 en 1458 y 20,8 en 1480. En las áreas rurales la
tos selectivos ligados a la epidemia. Mejora el ltndencia habría sido análoga. Véase D. Herlihy, C. Klapisch-Zuber,
entre nacimientos y defunciones, y se llenan los 1 Toscans ... , cit.
Historia m ínima de la mundial /I/ desarrollo demográfico: entre elección y constricción 95

hombre blanco. >>45 Esto escribía en 1845 el joven 1< stimaciones que cubren un increíble intervalo que
ville, al retornar de su aventura en las islas Marq th 0.000 a 8 millones. Estimaciones recientes funda-
Los trágicos efectos del contacto entre los blancos n distintos criterios (como la «capacidad de pobla-
ropeos -ya fuesen, conquistadores, colonos, "'""-1-'H'~ CII 1 11 'O» de la isla; el número de comunidades y la distri-
dores o marineros- y las poblaciones indígenas 11 (m de los poblados, y la productividad de la mano
Nuevo Mundo, del Pacífico o de Oceanía eran uhra indígena en las minas de oro) indican una pobla-
conocidos desde las primeras exploraciones. Los lon, n el momento del «conteO>>, de unas 200.000-
mentos históricos son abundantísimos: lo 1111, 00 personas, repartidas en algunos centenares de
es seleccionarlos. 11111nidades, al frente de las cuales había un cacique.
Colón, como se sabe, desembarcó en Santo D 11 1 14, el «Repartimiento>> -o distribución de los
go en 1492 (la isla fue bautizada entonces como La 1tl ~ nas a los conquistadores-colonos en calidad de
pañola); naturalmente, se desconoce el número de ltl 1 s, y de mano de obra agrícola, en la ganadería y
habitantes -los taínos- en aquel momento, pero a 11 1t minas- contó solamente con 26.000 indios de
primeros visitantes la isla les pareció tan .... ...,,..,,"'"'"'·"• ul.l las edades, varones y mujeres.47 Tras la epidemia
poblada «como la campiña de Córdoba>>.46 Los 1 vi uela de 1518-1519, sólo quedaron algunos miles
res que escribieron sobre este asunto algunas uc;'._a.•ua.t 1 tinados a la extinción. A mediados del siglo, lasco-
después hablaron de una población de un millón o llll tidades se habían extinguido. Todavía sobrevivían
de habitantes, según un hipotético «conteo>> ""''.l··"'"~" 1 110os indígenas al servicio de los españoles, obser-
por Colón o por su hermano Bartolomé, en 1495 mlose una gran incidencia del mestizaje, tanto con
1496, cuando los españoles trataron de imponer a lo ¡ ropios españoles como con los esclavos negros
nativos un tributo en oro. Las Casas, el u··~......... u& r.t dos de África, o con otros indios importados de
que se convirtió en fraile dominico y en combativo 11 1 1 islas o de tierra firme.
ladín de los indios, aumentará aquella cifra a tres o ué determinó la veloz decadencia de la población
tro millones. Los estudiosos modernos que han 111 1 ena en los 30 años posteriores a la conquista y su
sobre la isla en los últimos cincuenta años, nronn.nrr'""
·1·7. El <<Repartimiento de Alburquerque>> es el primer recuen-
lu, d naturaleza censataria, de una población americana: véase
45. H. Melville, Typpee, The New American Library, N 1 Arraz Márquez, Repartimientos y encomiendas en la isla Españo-
York, 1964, p. 29. 111 S lnto Domingo, Fundación García Arévalo, 1991. Frente a la
46. Según lo relatado por Fernando Colón, sobre la base de !1 IIJJarición tanto de la población autóctona como de los esclavos
notas de su padre Cristóbal; cfr. H. Colón, Historia del lmi"rantll lttip >rtados, contrasta el crecimiento extraordinario en estado sal-
Madrid, Historia 16, 1984. Para un debate general del caso 1 t' de caballos, bueyes, cerdos y perros importados de España.
Española, sintetizado en las páginas que siguen, M. Livi Bacci, 11 q~o Velázquez, primer gobernador de Cuba, en 1514le escribe al
turn to Hispaniola: Reassessing a Demographic Catastrophe>>, U que los pocos cerdos traídos como dotación cuatro años antes
panic American Historical Review, 83, pp. 3-52, febrero 2003. 1 ltlbían convertido en 30.000.
6 Historia mínima de la mundial /,(desarrollo demográfico: entre elección y constricción 97

extinción algunas décadas después? Tal corno u"'ouc:u., ¡¡ 1h la decadencia de la población indígena sobre la
rnos más adelante, una de las causas principales de 11 )mÍa de la isla, se suscitó un intenso debate sobre
decadencia de las poblaciones indígenas del l lll as de la catástrofe demográfica en curso. Las
Mundo estaba determinada por la falta de ..·.uu•uu•.a• y los dominicos fueron los protagonistas de di-
ante una serie de patologías que en América no se " d bate, corno asimismo lo fueron los padres jero-
nacían, pero que eran corrientes en Eurasia, y r"'""'",..' lhnicanos enviados a la . isla por el Rey para poner
a las que los conquistadores europeos habían 111 lio a la situación, altos funcionarios y adrninis-
liado una buena adaptación. Enfermedades que elíl. ¡, r s, y los españoles que residían en la isla, corno
ropa eran relativamente inofensivas (corno el 1·do, historiador cuidadoso y competente. La bús-
pión, la gripe y, al menos para los inmunizados, 11 d 1 de oro a toda costa y el sistema de las encornien-
viruela) se volvieron mortales para los indígenas; a (ln práctica de entregar a los indígenas a los espa-
hecho se le llama efecto «terreno virgen» (virgen ul• en calidad de siervos) eran considerados por
en inglés). El paradigma «terreno virgen» de lapo In. corno las principales causas de la catástrofe.
ción, y de su consiguiente vulnerabilidad ante las 1 1 avidez de oro -demasiados indios en las minas
vas patologías, ofrece una explicación convincente 111 1 rcio de los hombres válidos) y durante períodos
eficaz de la decadencia demográfica del continente 111: iado largos (hasta 10 meses anuales)-; el aban-
los dos siglos que siguieron a la conquista. Sin ern 11111 de otras actividades productivas; el trabajo excesi-
go, para La Española (corno para Cuba, Puerto · ' l \ escasez de alimentos; un clima y unas condiciones
Jamaica) cabe enfrentarse a dos problemas. El ..,u_...,,~, 111hi ntales adversos en las minas; los malos tratos, y la
es que no hay pruebas históricas de epidemias 11 wnentación de la familia y de la comunidad, produ-
en la isla antes de la viruela de 1518-1519, cuando ltlll una alta mortandad entre los indios y una baja fe-
población ya se había reducido a unos pocos uu.l'-'" ·WI lllldidad entre sus mujeres. Por el sistema de encornien-
habitantes. Y aunque testigos de la época se refieren 11 , a los indios se les desplazaba de un sitio a otro de la
menudo a las precarias condiciones de supervi 1 l1q frecuentemente pasaban de un amo a otro; la vida
a la debilidad de los pobladores y a la prevalencia 11111tmitaria original se descomponía; los encornende-
una elevada mortandad, no dicen nada sobre 111 , temerosos de perder a sus indios, los explotaban im-
ciones epidémicas. El segundo problema es que el ultliéndoles excesivas cargas de trabajo; proliferaban
digrna del «terreno virgen» tiende a ocultar otras
de la decadencia demográfica, corno, por ejemplo,
l1 malos tratos y el concubinato, y a las mujeres se las
1 trtaba del grupo reproductor indígena.
obstáculos a la reproducción que impuso el En tales condiciones, los indios frecuentemente
desmembramiento social producido por la conquista. h11 na las montañas, en un ambiente hostil y lejos de
Con el comienzo de la segunda década del siglo 11 normales fuentes de subsistencia, con lo que su su-
cuando se hicieron evidentes las consecuencias ¡u vivencia se volvía aún más precaria, llegando hasta
8 Historia mínima de la oblación mundial 11,¡ arrollo demográfico: entre elección y constricción 99

el suicidio, o bien se rebelaban abiertamente y se ausas generales tuvieron una influencia pro-
vertían en víctimas de la violencia. bre la demografía de los taínos. Las uniones
Estas explicaciones, ofrecidas por testigos 111 difíciles y precarias, y la fecundidad decayó.
competentes -aunque a veces partidistas-, se 1 14, los niños menores de 14 años constituían
den sintetizar de la siguiente manera: la conquista 1 10% del total de la población: un resultado cohe-

pañola determinó un fuerte desarraigo ec<)n<)ffi,lCC n una fuerte decadencia de la población. Las
social, y creó las condiciones para la elevada 11 ·i nes de vida empeoraron y se deterioró la su-
dad y la mermada fecundidad. El desarraigo ""'"""' v ·ncia; otras nuevas enfermedades (anteriores a
co estuvo determinado por la «confiscación » del Ir m la), aun sin ser responsables de estallidos epidé-
bajo indígena, apartado de las normales actividades 11 , ñadieron una mayor complejidad al mundo de

subsistencia y utilizado en la producción de 1 ti logías de la isla, provocando un aumento de la


alimentos y oro para sus amos. Los indios de las n.didad. Al igual que el sistema económico-social,
de oro tenían luego que alimentarse, a su vez, con ,¡,¡ n la demografía indígena se colapsó. Cuba,
alimentos que otros indios producían en los cam t i >Rico y Jamaica -menos pobladas que La Es-
Este doble «ataque» a los modos tradicionales de 111 - sufrieron idénticos desastres.
ducción fue mortal para una sociedad basada en 111 tros sitios, en la tierra firme americana, el con-
economía de subsistencia y no habituada a la 111 • n los intrusos europeos tuvo consecuencias ca-
l,ación. Significó más trabajo y menos consumo, y 11 e ficas, pero los indígenas no fueron barridos. En
dramático empeoramiento de las condiciones de v ,, del México central -el área azteca, la más po-
con un aumento de la vulnerabilidad ante la tlo 1 del continente-las estimaciones de Cook y Bo-
Aunque antes de 1500 pocos españoles vivían en hti n 6,3 millones de indios en 1548, que se reducen
isla, sus exigencias de alimentos, trabajo y "pr·u•r·u I'J n 1580 y a 1 millón en 1605.4 8 En Perú, el otro
fueron un peso aplastante para la relativamente
H. Ibídem, cap. Il. Añadamos que continúa abierta la polémica
queña comunidad taína. l11 los dimensiones de la población precolombina en el conjunto
El desmembramiento social fue la consecuencia 1, 1111 tinente. De las estimaciones más bajas de Kroeber y Rosen-
sistema de las encomiendas: a los indios se los 1 1, 1 lfradas en 9-13 millones, a las más elevadas de Dobyns (90 a

zaba de un sitio a otro y de un amo a otro; sus 1 111illones), sostenidas por las investigaciones de Cook y Borah,
1 lt una amplia gama de propuestas intermedias. Para una revi-
nales sistemas de vida -incluidas las redes de sop ill r tica de las estimaciones, véase The Native Population of the
familiar y comunitario-'- fueron destruidos; parte m1 ¡•/ as, a cargo de W. M. Denevan, Madison, The University of
las mujeres quedaron atrapadas en el sistema 1 1 onsin Press, 1992, 2." ed. En lo concerniente a la población de
l• n unérica, la estimación de 25,2 millones de Cook y Borah para
ductivo de los conquistadores (en 1514 había 1 p , a inmediatamente anterior a la conquista se basa principal-
hombres que mujeres) , y las comunidades, clanes y 1111111 n extrapolaciones retrospectivas basadas en las tendencias
milias fueron divididos y separados. 1111 Indas en la segunda mitad del siglo XVI, y tiene un grado de
100 Historia mínima de la oblación mundial ¡,;¡desarrollo demográfico: entre elección y constricción IOI

gran núcleo demográfico del continente, que forma p ríodo de rápida reducción desde la época del via-
te del área de influencia incaica, las estimaciones .lt ook hasta el final del siglo siguiente, 52 y lo mis-
das en la visita del virrey Toledo, en 1572, puestas al •• 1uede decirse respecto a los aborígenes australia-
sucesivas veces, dan 1,3 millones de indios · ti , Los indígenasdeTierradelFuegoeran 7.000-9.000
reducidos a 0,6 millones en 1620.49 Más al norte, en 1 1871, pero hoy en día están casi extinguidos.53 _ Fi-
nadá, Charbonneau ha calculado que vivían no lnl nte, existen tribus de la cuenca amazónica que
de 300.000 indios a principios del siglo xvn, un 1 nuestro siglo únicamente han entrado en contacto
que se redujo a menos de 1/3 dos siglos más tarde; 111 olonos o viajeros, debido a su gran aislamiento, y
sell afirma sin rodeos que el número de indios de 111 han extinguido rápidamente bajo la mirada de
dos Unidos habría pasado de 5 millones, hacia 15 h 1 rvadores contemporáneos.S4
600.000 tres siglos más tarde.so Para todos estos N hay necesidad de multiplicar los ejemplos. La
pos, la disminución demográfica a partir del «.._v,«~a'" "' 11 11 . demográfica de las poblaciones indígenas, como
con los europeos parece ser la norma general. 1111 cuencia del contacto con grupos de origen euro-
Pero no se crea que no existen también otros • , s un fenómeno documentado y extendido desde
plos más recientes; Darwin relata la desaparición 111 rica a Oceanía. El ritmo, la entidad de la disminu-
los habitantes de Tasmania; 51 los maoríes atra · hll l y su duración varían, naturalmente, según las si-
1111 iones históricas, pero el mecanismo de base es re-

fiabilidad bajo. Véase S. F. Cook y W. Borah, Population


1 t v mente simple. Cuando el «contacto», a través de
Essays in Mexico and the Caribbean, Berkeley, University 1111 xplorador, conquistador o colono, efectúa la
fornia Press, 1971, vol. 1, cap. 2. Las estimaciones de Cook y t 111 misión del agente patógeno de la población de
han sido objeto de muchas críticas en los años recientes: véase ~~~ n (expuesta a la infección durante largas genera-
M. Denevan, ob. cit., p. XXI-XXII. No obstante, repito, una
más, ninguno de ellos niega la disminución demográfica que hlll s) a la de llegada - virgen-, la enfermedad se
evidente según los datos relativos a finales del siglo xvr y de ll 11nde con gran virulencia. Esta virulencia se debe,
numerables testimonios históricos. Véase, sobre este tema, N. 1 ll ialmente, a tres factores:
chez Albornoz, La población de América Latina desde los ·
precolombinos al año 2000, Alianza Editorial, Madrid, 1994,
ed., pp. 55-73.
49. N. Sánchez Albornoz, ob. cit., p. 65.
50. H. Charbonneau, <<Trois siecles de dépopulation :omPnr•n 2. D. l. Pool, The Maorí Population of New Zealand, 1769-
ne», en L. Normandeau y V. Piche, Les populations am!ert:natemtes , 11 Auckland University Press, Auckland, 1977. Pool estima que
Inuit du Canada. Aperfu démographique, Presses Unin:"'"•au<:~ lu 1 0.000-200.000 habitantes de alrededor de 1770 se redujeron
Montréal, Montreal, 1984; T . Russell, American Indian .-.n.r nr/.rUJ 1111 • más de 40.000 un siglo más tarde .
and Survival, University of Oklahoma Press, Norman, 1987, . H. F. Dobyns, << Estimating Aboriginal American Population.
51. C. Darwin, The Descent o( Man, Random House, 11 Ap praisal of Techniques with a New Hemispherie Estímate »,
York, pp. 543-544. [Hay trad. cast.: El origen del hombre, 1 1111' •nt Anthropology, VII, 1966, n.o 4, p. 413.
Libros, Madrid, 1994.] 4. Ibídem, p. 413.
102 Historia mínima de la mundial 11 desarrollo demográfico: entre elección y constricción 103

l. Cuando la enfermedad infecciosa crea 1 s poblaciones vírgenes, naturalmente, esta con-


dad {transitoria o duradera, no importa aquí) vivencia no ha tenido tiempo de realizarse.
los individuos afectados y curados, y ésta re
continuamente en la población (debido a su In la base del declive numérico de las poblaciones
do endémico, o por su continua · 111 s, que en conjuntos demográficos rÍmy peque-
desde el exterior), entonces habrá siempre o débiles a veces ha causado su extinción, se en-
parte más o menos grande de la población lit r n casi siempre los efectos devastadores de enfer-
no es susceptible al contagio (por estar · 1rdes infecciosas, incluyendo algunas inocuas o
da) y, por tanto, los daños son limitados. 1 i nas en el lugar de origen. El caso de Mesoamérica
contrario, en una población virgen, te · 1' ta al estudio de este proceso. En la tabla 2.1 se
te, todos los individuos son susceptibles de 11 tra la evolución de la población según las estima-
contagiados, y, por tanto, la introducción de "'' de Cook y Borah. En 1608, la población era ape-
enfermedad nueva produce daños inmensos. 1/6 de la estimada en 1548, presentando una reduc-
2. En una población no virgen la enfermedad · 11 más acusada en las regiones costeras (hasta 117)
a seleccionar, generación tras generación, a 1 n las del altiplano (115). En ambos casos, lapo-
individuos más resistentes. También este I l n de 1548 sería una fracción (114 para los dos
tiene como consecuencia el que la gravedad de lllr·cs) de la mucho más numerosa de 1519, año de la
infección resulte mayor en una población · 1 ada de Cortés y sus correligionarios. 55 En esos trein-
3. En una población virgen no ha existido el 1 s, numerosos testimonios indican una disminu-
de adaptación recíproca entre el agente va•.v¡::,"'~ 111 le la población, cuyas dimensiones originarias son
(virus, microbios, parásitos) y el organismo l t nocidas. Es difícil estar de acuerdo con la original
tado, acaecido a lo largo del tiempo en las 1 mación de una población de alrededor de 25 millo-
ciones no vírgenes por razones complejas y 1 n el área restringida en que esta población se ha-
comprendidas en su totalidad, y que atenúa la hl oncentrado, comportaría una densidad de 50 habi-
rulencia de la enfermedad. Los casos de s IIH por km 2 , muy superior a la del país europeo más
malaria, sarampión o gripe son ejemplos de 11 mente poblado (Italia, con aproximadamente 35
fermedades que parecen haber atenuado su 1itantes por km 2 ) en aquella época. La consideración
lencia a lo largo del tiempo. Se dice a menudo q 1 l t tecnología sumamente atrasada de las poblacio-
un agente patógeno no tiene interés en matar indígenas, la orografía agreste de su territorio y la
huésped que le asegura la supervivencia, sino q od sta productividad de la agricultura nos llevan a
más bien le interesa convivir pacíficamente con
sin dañarlo excesivamente: es por ello que se \ , Véase, sin embargo, las precauciones acerca de la estimación
duce una selección de las cepas menos letales. h 1 48, y para los períodos precedentes, nota 48.
I Historia mínima de la mundial 11 1 • arrollo demográfico: entre elección y constricción ros

suscribir la opinión de los investigadores más Población de México central (1532 -1608).
tes, que sitúan la población anterior a la conquista Meseta Costa Tot~l Meseta Costa Total
por debajo de los 10 millones. Ninguno de ellos (var% {r])
(miles)
lo que innumerables documentos prueban ..· .... .,.+,,...
11.226 5.645 16.871
mente, es decir, la rápida disminución de lapo
india, hasta su punto más bajo alcanzado en las 4.765 1.535 6.300 -5,4 -8,1 -6,2
ras décadas del siglo xvu.S6 2.231 418 2.649 - 3,8 -6,5 -4,3
Si bien los datos escasean, los testimonios 1.631 260 1.891 -2,6 -4,0 -2,8
tales y literarios son abundantes. La primera oleada 1.125 247 1.372 -2,5 -0,3 - 2,1
démica grave fue la de la viruela que, llegada al 852 217 1.069 -2,1 -1,0 -1,9
en 1518, ya había exterminado lo que quedaba
población de La Española, Cuba, Puerto Rico y -3,4 -4,3 -3,6
ca, antes de pasar a México. Bernal Díaz del -2,9 -3,3 -3,0
uno de los lugartenientes de Cortés, escribió « 11 N 1'1\: S. F. Cook y W. Borah, Essays in Population History. Mexi-
ahora a Narváez y a un negro que llevaba consigo, totllr/ the Caribbean, University of California Press, Berkeley, 1971.

viruelas; un negro funesto para Nueva España por-


56. Recientemente R. McCaa ha vuelto sobre el asunto,
yendo: << Me parece que una lectura cuidadosa de las 1"' fue la causa de que la viruela se contagiara y se di-
los contemporáneos debe llevar a una convicción común lllldiese por todo el país, provocando una gran mor-
escala, las causas y las consecuencias del desastre rlPrnr.c,...;¡:;,..,. ud d, que, según decían los indios, superaba todas las
afectaron a México durante el siglo XVI. Hay acuerdo
ll fr t'iores, y como no la conocían, se lavaban muy a
de que se determinó una catástrofe demográfica y que las
fueron el factor dominante en el comienzo del exterminio con u nudo y por esta causa morían muchísimos».s7 La vi-
tallido de la viruela en -México central en el año 1520. Pero la "' In exterminó a los aztecas, mató al sucesor de Moc-
ciencia de las epidemias debe evaluarse teniendo en cuenta el Il lima, se propagó a Guatemala y pasó después de
masivo trato que infligió la colonización española (migraciones
zadas, esclavitud, excesivo trabajo forzado, exorbitantes p 111 •rica Central al Imperio inca, precediendo, parece
tributos) . Las matanzas asociadas con la guerra y la conq 1, B Pizarra y sus conquistadores.
ron seguramente un factor secundario, salvo casos aislados La segunda epidemia grave fue de sarampión, que
McCaa, << Smallpox and Demographic Catastrophes in
What can Spanish and Nahuatl Narratives tell us that numbers 1111' 1529 y 1535 pasó del Caribe a México y Améri-
not? >>, ]ournal o( Interdisciplinary History, 25, n.0 3, · ·
1995. El mismo autor observa que, independientemente de las
luaciones sobre el monto de la población de México central 7. Berna! Díaz del Castillo, Historia Verdadera de la Conquista
la Conquista, nueve de cada diez investigadores plantean el 11 Nueva España, Espasa Calpe, Madrid, 1968, p. 262; véase asi-
so de la población durante el siglo XVI (período 1519-1595) llll mo el testimonio de F. B. Sahagún, Historia General de las Cosas
lándolo entre el 55 y el96%. ,/ Nueva España, tomo IV, Ed. Porrúa, México, 1977, p. 58.
106 Historia mínima de la mundial 1•/ desarrollo demográfico: entre elección y constricción 107

ca Central. En el mismo período, Cabeza 1\ explicación principal de la conmOción demográ-


náufrago en Florida, en su desesperada per indígena, aunque otras implicaciones -la violen-
hacia México contagió (¿de disentería?) a la tribu • el trabajo forzado, la reestructuración productiva
lo había hecho prisionero: ésta es diezmada .y, 1 lesarraigo social- no fueron ciertamente hechos
lamente, lo erige en chamán. A continuación hay tmdarios, como hemos dicho acerca del Caribe.59
tias del matlazahuatl, según el término azteca -tal l lo segundo aspecto que ha de ponerse de relieve es
se tratase del tifus-, que en 1545 recorrió todo el 111:iedad de las enfermedades letales que afectaron
tinente. También hay noticia de una variedad de Nuevo Mundo. Entre éstas, no sólo se encuentran la
en 1557, de la viruela en 1563, una vez más del 11 la y, probablemente, el tifus -verdaderos flage-
zahuatl en 1575-1576 y de la viruela en 1588 y 1 t mbién de las poblaciones del Viejo Mundo-,
Sánchez Albornoz, 5 8 de quien he obtenido las· no también la tuberculosis, el sarampión, la gripe y
ciones precedentes, observó que «durante el siglo v \ricela. Los testimonios de la gran letalidad de la
las epidemias continentales se sucedieron a · 11 la en poblaciones que no la conocían son abun-
casi decenales [... ]. En el siglo siguiente la sucesión 111 s fuera de Mesoamérica; en el siglo XVII quedan
hizo más irregular y su ámbito geográfico más · 1 /,mados los hurones y los algonquinos de Canadá;60
crito [... ] tal vez los indios habían generado, 1 iglo siguiente, los cheroquis y otras tribus de las
de aproximadamente tres cuartos de siglo, los 11 les llanuras,6 1 así como los indios de California
cuerpos necesarios y resistían mejor los asaltos t.tblecidos cerca de las misiones fundadas en las últi-
micos. No es tampoco imposible que estas 1 écadas del siglo XVIII. Lo mismo puede decirse de
des se hubiesen convertido en endémicas en nnTPr~• fectos del sarampión: «Cuando el sarampión se
lugares, y que los lugareños hubiesen alcanzado 11odujo en las islas Fidji en 1985, como consecuen-
grado de adaptación». 1 d la visita del rey de estas islas y de su hijo a Sid-
La teoría del terreno virgen se encuentra así
macla por los hechos. Análogamente a lo sucedido
' , N. Sánchez Albornoz, ob. cit., pp. 71-80. La tesis de Bartolo-
el caso de la peste (mucho más letal), en Europa, 1 d • las Casas, que se hizo muy influyente, se recoge en el libro
siglo después del contacto, se creó, de alguna ''lit relación de la destrucción de las Indias occidentales, escrito en
un equilibrio, visible en la menor intensidad de la
r,(). H. Charbonneau, ob. cit., pp. 38-39.
y en su menor frecuencia y sincronización, y verifica 11 t. A. W. Crosby, «Virgin Soil Epidemics as a Factor in the Abo-
-en los efectos- en la detención del declive 1 hlid Depopulation of America», William and Mary Quarterly, III
fico y en la recuperación esbozada en la segunda 0
1h 1 XXXIII, 1976, n. 2, pp. 290-291. Véase además la obra más
1111' 11 del mismo autor, Ecological Imperialism: the Biological Ex -
del siglo xvn. Las epidemias en terreno virgen \..VJll"lu
" Ion of Europe, 900-1900, Cambridge Uníversity Press, Lon-
'' 1 J 986. [Hay trad. cast.: Imperialismo ecológico, la expansión
58. N. Sánchez Albornoz, ob. cit., p. 83. l••lt f(ica de Europa, 900-1900, Crítica, Barcelona, 1999.)
108 Historia mínima de la mundial 1/ r/>sarrollo demográfico: entre elección y constricción 109

ney [... ], causó la muerte de 40.000 personas en Los franceses de Canadá, artífices de un éxito
población en torno a 150.000».62 En la segunda demográfico
de nuestro siglo, el sarampión afectó, en 1952, a
indios y esquimales de Ungava Bay, al norte de LJés de la historia de dos catástrofes -la gran pes-
bec; en 1954, a los aborígenes brasileños de la 1 exterminio de los indios- provocadas por la
reserva de Xingu; en 1968, a los yanomanos del ntt nlidad infecciosa-epidémica, volvamos a la histo-
noco en los confines entre Brasil y Venezuela. A d un éxito demográfico. En la provincia canadien-
de algún auxilio de la medicina moderna, la dt Quebec, en la cuenca del San Lorenzo, de una
lidad se aproximó, en los tres casos, al 10%.63 lltrficie 5 veces mayor a la de Italia, unos pocos mi-
so, aunque análogo, fue el mecanismo que produj d pioneros inmigrantes en el siglo xvn fueron los
fulgurante disolución de la comunidad de o~ nitores de la mayor parte de los 6,5 millones de
formada por varios millares, enviados a colonizar hl antes de hoy en día. En un clima riguroso y poco
Maremma italiana por el regente del Gran Ducado 1 pi talario, unos pocos intrépidos pronto se aclima-
el siglo XVIII; no habituados al clima, y, sobre lt ll , y, favorecidos por la abundancia de recursos
la malaria y otras fiebres, fueron rápidamente wrales y por la disponibilidad de tierras, se multipli-
dos por éstas.64 Por motivos similares, la m .......T."" 1011 rápidamente. En 1776, Adam Smith escribía:
por enfermedad de las tropas europeas trasl<:tu;:n.!<u• l 11 las colonias británicas de Norteamérica se ha des-
regiones tropicales fue elevadísima hasta mediados uhl rto que los habitantes doblan su número cada 20
siglo pasado. Valga un ejemplo: los ingleses que años [... ]este aumento no es debido a la inmigra-
te dos meses sitiaron el puerto caribeño de t ul ontinua de nuevos habitantes, sino a la rápida
perdieron más de dos tercios de sus fuerzas ( udtiplicación de la especie. Aquellos que sobreviven
hombres) a causa de la fiebre amarilla. Pero también h tn la vejez ven a menudo entre 50 y 100 descen-
tiempos normales las elevadísimas pérdidas eran lt ntes de su propia sangre y a menudo muchos
constante preocupación de los ejércitos. 65 1111 ».66 Parecidas observaciones hicieron otros con-
1 1111 oráneos, desde Benjamín Franklin a Malthus. Ve-
62. H. Zuisser, ob. cit., p. 51. til OS que estas observaciones son sustancialmente
63. A. W. Crosby, «Virgin Soil... >> , cit., p. 293. A.]. il 'tas, y que han determinado gran parte del creci-
<< Coupe biogéographique et ethnologique de la péninsule
Labrador>>, en]. Malaurie, A. J. Rousseau, eds., Le Nouveau 1 tll•nto de Norteamérica, de las escasas decenas de co-
bec, París, Mouton, 1964, p. 77. luuo del siglo XVIII a poco más de ochenta millones
64. L. Del Panta, <<Una fonte per lo studio delle colonie lt habitantes del siglo xrx.
in Maremma: i libri parrocchiali di Massa Marittima >>, nuw«m
delta Societa Storica Maremmana, n. 0 49, fascículo especial,
65. P. D. Curtin, Death by Migration, Cambridge, '-'"uw·uu: r, l. A. Smith, The Wealth of Nations, vol. I, J. M. Dent, Lon-
University Press, 1989, p. 2. 111 ' 1964, p. 62.
r ro Historia mínima de la !ación mundial

Al éxito demográfico de gran parte de la po lización está bien enraizada en las riberas del San
americana y australiana, también ha contribuido 1:1. , con aproximadamente 10.000 habitantes or-
más del dinamismo de pioneros y colonizadores- 1. dos en 14 parroquias, y en los cien años poste-
flujo continuo de inmigración. Se ha calculado q el núcleo vital inicial se verá multiplicado por
el período 1840-1940, el incremento migratorio d 10 (de 12.000 en 1684 a 132.000 en 1784, con
tribuyó a casi el 40% del incremento total en 111 ·remento anual medio del 2,4% ), hecho que se
na, a cerca del30% en Estados Unidos, a poco má 1 tribuir casi exclusivamente al incremento natu-
15% en Brasil y Canadá,6 7 mientras que en el
francés hubo una emigración neta constante.68 f ut re 1608 -año de la fundación de Quebec- y
Por tanto, la elección del Canadá francés o 00, los inmigrantes a Canadá fueron aproximada-
dos motivos: el primero es que la inmigración, a ni 15.000; apenas nada para la población francesa
del siglo xvm, tiene un efecto muy reducido so ¡,, poca (apenas 8 inmigrantes por millón de habi-
crecimiento de la población; el segundo es que 11 ), sobre todo si se piensa que los vecinos ingleses,
fuentes canadienses son muy ricas y han sido 11 1/3 de habitantes, habían enviado al Nuevo Mundo
das con una pericia extraordinaria, permitiendo HO.OOO emigrantes entre 1630 y 1700.71 Cuidadosas
zar las razones, por lo menos de tipo demográfico, igaciones han permitido establecer que apenas 1/3
éxito de los franceses de América. · l11, que inmigraron antes de 1700 (4.997 personas)
Después de la exploración del San Lorenzo ,,r na fundar una familia: los otros, o retornaron a
Jacques Cartier en 1534, la colonización francesa 1 Itria, o murieron antes de casarse, o permanecieron
forma durante el siglo posterior; en 1608 se 11 11 ¡ue fueron poquísimos) solteros. Considerando
Quebec; en 162 7 se constituye la Compañía de ¡, tmente a los verdaderos «pioneros» biológicos que
Cien Asociados para la colonización, mientras que tul ron una familia antes de 1680 (algunos, pocos, ya
1663 la dirección del proceso de colonización es 11d sen el momento de la inmigración; otros, lama-
mida directamente por el gobierno real.69 En 1680 l r ,, casados después de la inmigración), se obtienen
1 O personas (entre ellas, 1.425 mujeres), de las que
67. J.-C. Chesnais, La transition démographique, PUF, l i nden, como ya se ha dicho, la gran mayoría de los
1986. 11 l<:lienses franceses actuales. Los esmerados análisis
68. H. Charbonneau, <<Essai sur l'évolution démographique
Québec de 1534 a2034,,, Cahiers québécois de démographie,
ll1.ados sobre este grupo de pioneros y sus descen-
0
n. 1, 1984, p. 13. 1 11 s (véase cap. 1, apdo. 3) permiten analizar las par-
69. H. Charbonneau, B. Desjardins, A. Gillemette, Y.
Légaré y F. Nault, Naissance d'une population. Les Fran{:ais
au Canada au xviie siecle, Presses de l'Université de Montréal, 10. H. Charbonneau, ob. cit., p. 13.
treal, 1987. Se han tomado de este libro las informaciones aquí 1, H. Charbonneau y otros, Naissance d'une population ... , cit.,
puestas y gran parte de los resultados citados en este párrafo . 1,
rr2 Historia mínima de la mundial '1desarrollo demográfico : entre elección y constricción I r3

ticularidades demográficas de los franceses de 111j res que llegaban a la Nouvelle France se casaban
y, por consiguiente, las razones de su éxito oemc)QJ'AI 11 jóvenes que las demás francesas (2 años menos);
co. Éstas, en síntesis, se pueden sintetizar en tres d •más, entre ellas era mucho más elevada la frecuen-
mentos: .1 de un segundo matrimonio en caso de viudedad
(1 11 1y frecuente incluso a edades jóvenes, debido a la
a) Elevada nupcialidad, particularmente debido lt vada mortalidad de aquellos tiempos). En el matri-
baja edad en el momento del matrimonio. III, H1io (más frecuente y más precoz entre los canadien-
b) Alta fecundidad natural. ), la fecundidad era mayor entre los pioneros, pre-
e) Mortalidad relativamente baja. 1lltando intervalos más cortos entre partos sucesivos
( . meses, comparado con los 29 de los franceses) y
TABLA 2.2. Comportamiento demográfico diferencial 1111\ descendencia más numerosa. Por último, también
los pioneros de Canadá y de la población francesa de · l11 peranza de vida de los pioneros, calculada en unos
Oaños, era significativamente más alta (casi 5 años)
111 la de los franceses.
Parámetros demográficos Pioneros Franceses iertos factores selectivos fundamentan est9s com-
Edad media t er matrimonio (H) 28,8 25,0 portamientos diferenciales, aunque no los determinan
Edad media t er matrimonio (M) 20,9 23,0 nmpletamente. Aquellos que partían, en previsión de
11 11 largo y penoso viaje, y de tener que arribar a un
Porcentaje segundos matrimonios (H)• 70,0 67,8
1 1s poco hospitalario, debían de poseer, sin duda, in-
Porcentaje segundos matrimonios (M) • 70,4 48,8
le gridad, fuerza física, coraje e iniciativa. Las largas
Descendencia completab 6,88 6,39 1manas de duro viaje transatlántico efectuaban una
de vida a 20 años 38,8 34,2 ' 1 cción ulterior, porque la mortalidad a bordo de los
a Porcentaje de viudos y de viudas casados de nuevo antes de los vt leros era notable; por otro lado, muchos de los que
años. JI!) conseguían adaptarse retornaban a la patria. Esta
b Suma de las tasas de fecundidad legítima, 25-50 años, mujeres 11ludable selección, que desde siempre acompaña los
sadas antes de los 25 años.
lt nómenos migratorios, debía de ser, sin duda, la cau-
FUENTE: H. Charbonneau y otros, Naissance d'une population. 1 de la menor mortalidad y, tal vez, de la mayor fe-
Fran~ais établis au Canada au XVIJe sii!Cle, Presses de l'U ·
l ll lldidad. Al mantenimiento de una baja mortalidad
de Montréal, Montreal, 1987.
d1•bía contribuir, al menos en un primer momento, la
h jfsima densidad de población y por consiguiente
En la tabla 2.2 se han indicado, sintéticamente, 1,, baja transmisibilidad y difusión de infecciones y epi-
gunos índices demográficos de los pioneros, ... vuu J- d mias. En lo tocante a la menor edad para el matri-
rándolos a los de la población francesa de origen. "' ni o (que en los primeros tiempos de la colonia al-
11 Historia mínima de la mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción 1 r5

canzó para las mujeres los 15-16 años), 72 y a las Integradas en la nueva sociedad, tuvieron una fecundi-
frecuentes segundas nupcias, pueden atribuirse a la ,¡1 aún más elevada que la de sus madres (que, a su vez,
torsión en la estructura por sexo, debida a la mayor t,\n más fecundas que las francesas que se quedaron en
migración de hombres, a menos que no se convenga, 11 patria). Pongamos algunos ejemplos en cifras: si se
Adam Smith, que «una viuda joven, con cuatro o cm idera a las mujeres casadas a los 15-19 años, vemos
niños que, en las clases medias o bajas de Europa, 111 ' su descendencia media era de 9,5 hijos en el caso de
tenido escasísimas posibilidades de encontrar un 1, residentes en el noroeste de Francia (área de la que
do marido, es allí [en Norteamérica] lll lgraron la mayoría de los pioneros), de 10,1 hijos
cortejada como una suerte de tesoro. El valor 1111' las pioneras, mientras que para las mujeres nacidas
co] de los niños es el mayor estímulo al matrimonio». 11 anadá la descendencia era de 11,4 hijos. En el caso
Las ventajosas condiciones de los pioneros aquí 1 las mujeres casadas a los 20-24 años, los tres valores
critas permitieron tener a cada pareja una media 1 pectivos resultaban ser 7,6; 8,1 y 9,5 hijos; para las
6,3 hijos, llevando al matrimonio a 4,2 de ellos, lo lll ujeres casadas a los 25-29 años eran 5,6; 5,7 y 6,3.77
conduce a una duplicación de la población en 1.1fecundidad de las canadienses se mantuvo muy eleva-
de 30 años.74 Los hijos de los pioneros (de los ¡,, también en el siglo XVIII, resultando ser una de las
más de 4 llegaban, como se ha dicho, al ma · llh altas·que se hayan verificado en poblaciones que no
tuvieron a su vez 28 hijos, de manera que cada Dt<m<::rl 1 tcticaban el control de la natalidad.78 En lo que se re-
tuvo, de media, 34 hijos y nietos. u-'I.L.Ul<lU<lHI.\.-HL~ fh re a la mortalidad, la situación parece más favorable
113 de los pioneros tuvo más de 50 hijos y nietos, 11 1siglo XVII que en el xvm, tal vez como consecuencia
como señala Smith en el fragmento antes citado.7 5 th 1aumento de densidad y del debilitamiento de los fac-
La alta reproductividad y el intenso crecimiento hll' s selectivos iniciales relacionados con la inmigración;
guieron también en las generaciones que siguieron a llll así, la mortalidad de los canadienses resulta un poco
de los pioneros. Si, por una parte, la edad de las · lllt jor que la de Francia noroccidental.79
al matrimonio tiende a aumentar ligeramente a iversos mecanismos de selección al principio, una
que la sociedad se normaliza y se establece,76 por lu rte cohesión social y diversos factores ambientales
las hijas de los pioneros, nacidas en Canadá y ~--'"'""""'~•• 1IV rabies fundamentan el éxito demográfico de la in-
111 rración francesa en Canadá. Unos pocos miles de
72. H. Charbonneau, Vie et mort de nos ancetres, Presses
l'Université de Montréal, Montreal, 1975, p. 166. 77. H. Charbonneau y otros, Naissance d'une population ... , cit.,
1
73. A. Smith, The Wealth ofNations, cit., p. 63.
74. Véase supra, cap. 1, apdo. 3. 78 . H. Charbonneau, <<Les régimes de fécondité naturelle en Ame-
75. H. Charbonneau y otros, Naissance d'une population ... , thp t• du Nord: bilan et analyse des observations», en H. Leridon y
p.113. f M nkens, eds., Natural Fertility, Ordina, Lieja, 1999, p. 450.
76. H. Charbonneau, Vie et mort... , cit., p. 165. 7 . H . Charbonneau, Vieetmort...,cit.,p.147 .
II6 mínima de la mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción r 17

TABLA 2.3. Población franco-canadiense e población canadiense francesa aumentaba tan rápi-
(1608-1949). l,l mente, la población francesa de origen (de la que
Inmigrantes Contribución 1111 tituía una pequeñísima fracción) aumentaba lenta-
Población en% de los pioneros lllr•nte o se estancaba, mientras que la población indíge-
Inmigrantes media población al final del período 1111 india, diezmada por las enfermedades y confinada
Período instalados (miles) media (%)• 1 1dtorialmente por la expansión de los colonos, sufría
1608-1679 3.380 100 11 11 regresión. Existe un paralelismo, que no se debe in-
1680-1699 1.289 13 10,0 86 1pretar de manera mecánica, entre estas vicisitudes y

1700-1729 1.477 24 6,0 80 de las poblaciones animales que, emigrando de zo-


72 11,1 saturadas, se asientan en nuevos ambientes, causan-
1730-1759 4.000 53 7,5
lo daño a otras especies con las que entran en compe-
1760-1799 4.000 137 3,0 70
1 11 ia. La gran divergencia en lo que respecta a la suerte
1800-1899 10.000 925 1,0 69
1, las poblaciones autóctonas y de los colonizadores
1900-1949 25.000 2.450 1,0 ·risis demográficas para las primeras; éxito para los
a Los datos de esta columna se deben entender como la "~'""'"·' .. r undos- se debió, además del impacto causado por
de la aportación de los pioneros al patrimonio genético del 1 nuevas patologías, a la gran diferencia en cuanto al
junto de la población franco-canadiense al finalizar cada uno IIIV l de organización social y tecnológica de las pobla-
los períodos indicados en la primera columna.
llmes que entraron en contacto. Los europeos poseían
FuENTE: Charbonneau y otros, Naissance d'une population ... , cit., p. hu ntes de energía (el caballo, la tracción animal, la vela)
1'enologías (utensilios y armas de hierro y acero, la
tll da, explosivos) notablemente superiores a las de los
pioneros llegados en la segunda mitad del siglo XVII
encuentran en el origen, medio siglo más tarde, 111d genas; se cubrían y alojaban mucho mejor; estaban
1 o tumbrados a climas templados o fríos; los animales
50.000 descendientes,so constituyendo el motor ·
del crecimiento demográfico expuesto en la tabla '1'1· importaban se adaptaban de maravilla y se repro-
No finalizaré este apartado sin recordar que, .. u·...,. . . . .. II'Ían velozmente (caballos, bueyes, cerdos, ovejas),
1 como las nuevas plantas y hortalizas. La superiori-
,l,u.l tecnológica y la capacidad de «conquistar el entor-
80. H. Charbonneau y otros, Naissance d'une population ... ,
1111» dictaron las reglas -entre los siglos XVI y XIX- del
p. 163. En este estudio, entre otras cosas, se ha realizado un intento
estimación de la contribución genética de los pioneros, tal como i ·o también .demográfico de la colonización europea
se han definido, en relación al patrimonio genético de la nnr" ~ "'"' 11 '1continente americano y en Oceanía. 81
franco-canadiense (pp. 107-125). Pues bien, los pioneros"~""·"~........,
antes de 1680 están en el origen del 70% del patrimonio genético
la población a finales de 1700, y esta proporción (debido a la Hl. Estos puntos de vista están sugeridos en el muy original libro
inmigración posterior) se mantiene invariable hasta nuestros días. ·h A. W. Crosby, Ecological Imperialism . The Biological Expansion
I I 8 Historia mínima de la mundial 1/rlosarrollo demográfico: entre elección y constricción I I 9

6. Irlanda y Japón: dos islas, dos historias 1111 i mos, por lo menos si se aceptan las interpreta-
acreditadas que se presentan.
A largo plazo, la población y los recursos acaban ltnda es uno de los países más pobres de Europa oc-
desarrollarse de una manera aproximadamente lt 1; sometida a Inglaterra, despojada de su inde-
la, que, sin embargo, no siempre puede ser 1 ncia y autonomía, y con una economía agrícola
individualizada, si en vez de situarnos en una · de grandes propietarios absentistas, sus gentes
temporal plurisecular lo hacemos en una escala 1 n condiciones de grave atraso. Su población, a
fina. Esto sucede porque la especie humana es Pv:trP·I'III ,. de la miseria, aumenta rápidamente; incluso más
damente adaptable y puede sobrevivir en '-'·""'"'"''-""• que en la vecina Inglaterra, que es, con mu-
de penuria, de igual modo como le es posible l país más dinámico entre las grandes naciones eu-
grandes cantidades de recursos. No todas las r' . Los irlandeses, poco más de 2 millones hacia fi-
nes del sistema de recursos (que sólo por comc>Cl•ICU lt s del siglo XVI, se convierten en más de 8 millones en
admitimos como independiente de la intervención nso de 1841, pocos años antes de la gran hambruna
mana) se ven reflejadas en la evolución ae1nogra trastornó perdurablemente el orden demográfico
no lo hacen con una cronología reconocible. En ll 2.4). Japón, desde el inicio de la época Tokugawa
do lugar, una parte de los factores que influyen en t principios del siglo xvn, a pesar de mantenerse ais-
cambio demográfico, entre los que destaca la le de la influencia extranjera, conoce una notable re-
dad (analizada en los apartados 3 y 4 de este ca uv. ción interna; la población se triplica en 120 años;
son exógenos al sistema de· recursos e · 1 riormente sobreviene un largo estancamiento hasta
de éste. En algunos casos afortunados, por el 1 gundo tercio del siglo XIX. ¿Cuáles son las razones,
el mecanismo de interrelación entre sistema de 11 ¡tmbos casos, del veloz aumento y posteriormente la
.y sistema demográfico resulta muy evidente; los casos 1 trofe de Irlanda, el estancamiento de Japón?
Irlanda y Japón en los siglos xvn al XIX - dos islas El caso de Irlanda ha sido analizado por Connell 82
dos culturas tremendamente alejadas- sirven hll, cuarenta años, y su análisis ha resistido bastante
namente como ejemplo del funcionamiento de
H2. K. H . Connell, The Population of Ireland (1750-1845), Cla-
tt tllon Press, Oxford, 1950; véase asimismo K. H. Connell, <<Land
of Europe, Cambridge, Cambridge University Press, 1986. El ud Population in Ireland >> , en D. V. Glass y D. E. Eversley, eds.,
del ganado vacuno en la pampa argentina fue extraordinario; l'tl/lt~!ation in History, Arnold, Londres, 1965. Para una puesta
by (p. 178) considera fiables los cálculos de un viajero del siglo 1 dfa sobre las investigaciones posteriores al trabajo de Connell,
F~lix de ~zara, el cual estimaba que entre los paralelos 26 y 41 11 e J. Mokyr y C. O'Grada, «New Developments in Irish Popula-
bta 48 mtllones de cabezas de' ganado (descendientes de algunos 111111 History, 1700-1850 >> . The Economic History Review, II serie,
males importados dos siglos antes), un número comparable al de VII, 1984, n.o 4; C. O'Grada, Ireland before and after the Fa-
búfalos de las grandes llanuras en el período de su máxima Pvn'",..•• '11/lle; Explorations in Economic History, 1820-1925, Manchester
sión. 1luiversity Press, Manchester, 1993.
I 20 Historia mínima de la mundial ¡.;¡desarrollo demográfico: entre elección y constricción I2I

bien la criba de los estudios posteriores. tesis 1\ I,A 2.4. Poblaciones de Irlanda y de Japón (siglos XVII-XIX).
Connell, sustancialmente, sostiene que la dis Población (millones) Incremento anual (r%)
innata de los irlandeses a casarse jóvenes se habría
Irlanda
to obstaculizada por la dificultad de adquirir una
2,167
de labor en la que les fuera posible construir una
2,791 1,01
fundar una familia; que estos obstáculos desa
3,191 0,32
en la segunda mitad del siglo XVIII por una serie de
1'1 1 4,753 1,08
tores complejos -entre los que se encuentra la
1 1 6,882 1,19
de disponer de la patata-, que permitieron la
IN\ 1 7,767 1,33
sión y la fragmentación de la tierra de labor; que,
IM1 1 8,175 0,51
consecuencia de todo ello, aumenta el número de
lhH7·1754 0,58
trimonios, produciéndose al mismo tiempo una alta 1'l•lol 841 1,08
cundidad natural y una mortalidad no demasiado
Japón
vada que determinan una alta tasa de crecimiento;
lrollll 10-18
este equilibrio acaba por convertirse en precario
1 11 30 0,92-0,43
excesivo incremento demográfico, hasta el punto
1 35 0,10
que la gran hambruna, en 1846 y 1847, trastornó
manentemente el orden demográfico anterior. l111 NTE: Para Irlanda, K. H. Connell, The Population of Ireland
ti 0-1845), Clarendon Press, Oxford, 1950; para 1687-1791, es-
Los datos de la tabla 2.4 informan del elevado · iones; 1821-1841, censos. Para Japón, A. Hayami, <<Mouve-
1111111
mento demográfico de Irlanda; en los cien años de longue durée et structures japonaises de la population a
ttll tlts
res a 1845, la población irlandesa habría aumentado l1 poque Tolcugawa >>, en Annales de Démographie Historique
1' 1, Mouton, París, 1972.
una tasa anual del 1,3%, frente al 1,1% de .Lu~~·a•.o;.:;1¡¡
Con estos datos se valora la interpretación de
datos que, a decir verdad, únicamente se basan en
fiables para 1821-1841 , mientras que los valores 11 • i nes de vida, miserables y sin esperanza, su tempe-
fechas anteriores -adecuadamente reelaborados- t llnento poco previsor, el escaso atractivo del celibato
sido obtenidos de los informes de los recaudadores , le l vez, la persuasión de los líderes espirituales los em-
hearth money, una especie de impuesto a las familias. l ll]aban en esta dirección.» Pero ¿existían las condicio-
«A finales del siglo xvnr -escribe Connell-,83 111 materiales para casarse y para hacerlo pronto? La
rece claro que los irlandeses se sentían incitados e hlt·n de postergar el matrimonio para acumular un pe-
ducidos insistentemente a casarse precozmente: sus qtl ·ño capital y conquistar un nivel de vida mejor (idea
luniliar en amplios estratos de las poblaciones euro-
83. K. H . Connell, The Population ... , cit., p. 81. 1ft \ ) les era extraña a los miserables pobladores rurales
I 22 Historia mínima de la mundial t•: l desarrollo demográfico: entre elección y constricción I 2 3

de ia isla. 84 Los grandes propietarios tendían a 11dmente, sería decisivo por dos tipos de razones. La
ner a los arrendatarios en una economía de · 1111 ra está relacionada con una mayor productividad;
manipulando los aumentos de los arriendos y 11 nna población cada vez más dependiente del consu-
tando la mejora del nivel de vida. El coste del " le la patata, «el campo que antes se necesitaba para
nio no era excesivo: la casa, en general poco más ubsistencia de una familia podía dividirse entre los
una cabaña, no requería más que algunos días de IIO ' y otros subarrendatarios »,88 porque «un acre de
bajo con la cooperación de amigos y familiares, y 1 rr• sembrado de patatas bastaba para alimentar a
muebles eran siempre simples y rudimentarios. 85 El 111 familia de seis personas junto con sus animales».89
dadero problema, en una sociedad de arrenda gunda razón consiste en el alto valor nutritivo de
consistía en disponer de una finca para la instalación 1 1 tata, consumida en cantidades increíbles, en una
un nuevo núcleo familiar. Puesto que ello era difícil 1 tn diaria, que incluía asimismo un consumo discre-
no ser que estuviese disponible por la muerte del ' d leche.90 Arthur Young, de viaje por el condado de
por ejemplo), la opción del matrimonio no resulta 11 , observó que «su alimentación se compone de pa-
demasiado alentadora; sin embargo, las '"''-'""'"'"''-'-'"''" 1 l y leche durante diez meses; y de patatas y sal du-
cambiaron en las últimas décadas del siglo XVIII. nt los dos restantes»;9 1 un barril de 280 libras de pa-
conversión de pastizales en tierras de labor y la r 1 (127 kg) bastaba para una familia de cinco personas
ración de nuevas tierras (tierras pantanosas u""'-'-""·•• lu nte una semana, con un consumo medio diario (ni-
o montañosas), apoyada por la reforma o incluidos) de 8 libras (3,6 kg); Connell propone, a
por el Parlamento irlandés y por la demanda de . 11 11[ indicativo, un consumo de 10 libras entre 1780 y
duetos agríColas por parte de Inglaterra, que estaba
guerra con Francia, sirven para allanar los ob
HS. Ibídem, p. 90.
los. 86 Aumenta la subdivisión y parcelación de la H1 • R. N. Salaman, The Influence of the Patato ..., cit. , p. 30. Véa-
propiciada por un nuevo factor: la gran difusión de lilrnbién, del mismo autor, la obra The History and Social Influen-
patata como alimento preponderante y a menudo of the Patato, Cambridge University Press, Londres, 1949. [Hay
1 ul. cast.: Historia e influencia social de la patata, Ministerio de
exclusivo de los irlandeses. 87 El papel esencial lt•th jo y Asuntos Sociales, Madrid, 1991.] Muchos de los análisis
peñado por la patata -introducida tal vez por n.a""'"'"' 1 ~ laman coinciden con los de Connell, que, sin embargo, sostiene
a finales del siglo XVI-, que se iría consolidando 111 1 patata se convirtió en el alimento principal de los irlandeses
11 l1 segunda mitad del siglo xvm; Salaman piensa que la gran difu-
ltll l s anterior. Tanto Connell como Salaman consideran esencial
84. Ibídem, p. 82; véase también R. N. Salaman, The I l pnpel de la patata en las vicisitudes sociodemográficas de Irlanda;
of the Patato on the Course of Irish History, Browne and 1111 punto de vista muy diferente es el de L. M . Cullen, <<Irish History
Dublín, 1943, p. 23. th ut the Potato >>, Past and Present, 1968, n. 0 40.
85. K. H. Connell, The Population ..., cit., p. 89. 110. K. H . Connell, The Population ... , cit., p. 149.

86. Ibídem, pp. 90 y ss. 1


l. Las observaciones de Arthur Young se recogen en R. N. Sa-
87. Ibídem, p. 133. ltlll n, The Influence of the Patato ... , cit., p. 19.
I Historia mínima de la mundial 1,/ desarrollo demográfico: entre elección y constricción I 2 5

la gran hambruna; Salaman habla de 12 libras por n embargo, el amplio y sostenido crecimiento de-
to a finales del siglo xvn, «una cantidad superada en 'H" fico (la población se duplica entre 1781 y 1841)
siglo siguiente».92 Añadiremos que una dieta diaria 1111 sociedad rural en la que la tierra (a pesar de ha-
4 kg de patatas y medio litro de leche contendría un ' onvertido en más productiva por la introducción
lor calórico y nutritivo más que suficiente para un l.t patata) era d elemento limitativo de los recursos
bre adulto;93 por lo tanto, a la patata se le puede 11 1 día continuar hasta el infinito. Ya en la década
buir la culpa de haber empobrecido el estándar de llflt'ior a 1841 se evidencia un leve aumento de la edad
de los campesinos irlandeses, pero no se le puede l llt'ltrimonio y se desarrolla una inmigración elevada.
buir el haberlos convertido en vulnerables· a la sto no basta para conjurar la catástrofe. Un hon-
lidad. Por consiguiente, la disponibilidad de t Phytophtora infestants- daña gravemente la co-
tierras y la fragmentación de las fincas existentes, hn de patatas en 1845 y la destruye completamente
vertidas en más productivas con el cultivo de la 11 1846;96 el invierno de 1846-1847 trajo hambre, po-
permiten la baja edad al matrimonio y la elevada '' '" , migraciones de masas desesperadas y epidemias
cialidad de los irlandeses, que, combinadas con 1 fi bres y de tifus. Se ha estimado que la gran ham-
elevada fecundidad natural94 y una mortalidad no 11111 a y las epidemias a ella asociadas causaron entre
cesiva, fundamentan una tasa de incremento , 1 y 1,5 millones de muertos más de lo norma}.97 La
en el período anterior a la gran hambruna. 95 1111rración se convierte en éxodo, y 200.000 personas
1 1 10 dejan el país entre 1847 y 1854.98
92. Ibídem. 1Al gran hambruna señala el fin de un régimen demo-
93. Si consideramos un consumo diario, para un adulto, de ''' ico; la patata, que había favorecido el alto crecimien-
libras de patatas (que corresponden a 3.400 cal<:rías)_ y ~e un_a · ltl d'mográfico, hizo que la población que se alimentaba
de leche (400 calorías), se alcanzan 3.800 calonas dtanas, ctfra
perior al estándar actualmente considerado como adec~ado para t lusivamente de ella pasara a ser vulnerable en épocas
adulto que realice una intensa actividad física. Esta dteta,
parece adecuada en lo concerniente al contenido en proteínas,
minas y minerales. Podrían tenerse, quizá, algunas dudas acerca '1 >. Sobre la gran hambruna, véase R. D. Edwards y T. D. Wi-
conveniencia de esta dieta, con relación al enorme volumen de llt,lfll , eds., The Great Famine, New York University Press, Nueva
da ingerida correspondiente a 4-5 kg de patatas. •11 1, 1957. C. O 'Grada, Black '47 and Beyond: the Great Irish Fa-
94. Hacia 1840, la tasa general de fecundidad legítima era de 1/lltJ in History, Economy and Memory, Princeton, Princeton.Univer-
aproximadamente, un 20% más elevada que la de . "Y Press, 1999. J. Mokyr y C. O'Grada, Famine, Disease and Famine
en 1851 (307% ). El índice estandarizado de fecundtdad u::5u•u•a 1111'/ality: Lessons from the Irish Experience, University College Du-
además, era de 0,82 en Irlanda y de 0,65 en Inglaterra 11111 enter for Economic Research, Working Paper 12, 1999.
J. Mokyry C. O'Grada, <<New Developments... >>, cit., p. 479. 1
)7. J. Mokyr, Why Ireland Starved: A Quantitative and Analyti-
95. La emigración en lall tres décadas situadas entre la derrota t/ llistory of the lrish Economy, 1800-1850, Allen & Unwin, Lon-
Napoleón en Waterloo y la gran hambruna habría afectado a 1 111 ' 1983.
millones de irlandeses, que habrían dejado Irlanda para estah iPr~~~- • 1
8. M . R. Davie, World lmmigration, Macmillan, Nueva York,
en Gran Bretaña y Norteamérica. Véase ibídem, p. 487. 1'11 >, p. 63.
126 Historia mínima de la mundial 1/ tl sarro/lo demográfico: entre elección y constricción I 27

de escasez. En las décadas siguientes, un régimen · 11~ wa, que además de ocupar dos siglos de historia,
biliario nuevo y un equilibrio matrimonial -basado 11 03 a 1867, inició la modernización de la época
el retraso del matrimonio y el celibato-, sostenido 11 fue ciertamente un período de paz interna, de ais-
los grandes propietarios y por el clero, y la respecto al exterior y a la penetración cristiana,
en masa provocan una disminución sostenida de la t uración del confucianismo y de estabilidad de las
blación. La edad media del primer matrimonio pasa lll" uras político-administrativas. Pero durante este
23-24 años entre 1831 y 1841 (estos niveles serían 1 período «la sociedad se prepara para la moderni-

altos, aparentemente, que los que habían prevalecido 11111 [ ••• ]los comportamientos fundamentados en mo-
las décadas anteriores), a 27-28 a finales de siglo; la < nes económicas modificaron gradualmente el es-
porción de' mujeres casadas en edad fecunda ae~;cte:n1 d vida de los habitantes [... ]. Antes, la producción
fuertemente entre 1841 y finales de siglo,99 1 'tinaba a pagar los impuestos sobre la tierra y a
aproximadamente 1/5 de la pOblación de 50 años 1vc•nir las necesidades individuales, pagando el precio
soltera. La población de la isla desciende rá · 1111 miseria inevitable [... ], pero cuando vender se
de 8,2 millones en 1841 a 4,5 en 1901. IIV rte en el fin principal de la producción, los sufri-
El caso de Japón, tal como ha sido interpretado llC s se transforman en trabajo, un trabajo mediante
uno de los investigadores de la historia U\.-!uv,~~ 111 es posible aumentar y mejorar el nivel de vida»}01
social de este país más competentes de su escuela, 1oo tensión de la tierra cultivada se duplica y el modelo
luciona, en una primera etapa, siguiendo l nltivo cambia de extensivo a intensivo. El antiguo

análogos a los descritos para Irlanda, aunque, lcr social se transforma; los grandes grupos familia-
mente, dentro de un contexto muy diferente. El on gran número de parientes directos, colaterales
1 J'VOS (excluidos del matrimonio en una proporción

99. El índice["', o proporción ponderada de mujeres casadas


tda)- se emancipan y constituyen núcleos familia-
edad fecunda , desciende de 0,45 alrededor de 1841 a 0,324 en 1 mdependientes. En el condado de Suwa, por ejemplo,
(-28% ). J. Mokyr y C. O'Grada, «New Developments ... >>, cit., p. cllmensión media de las familias, que era de 7 indivi-
M. S. Teitelbaum, The British Fertility Decline: Demographic lltl en 1671-1700, desciende a 4,9 en 1751-1800_102
si~ion in the Crucible of the Industrial Revolution, Princeton
versity Press, Princeton, 1984, p. 103. orden servil de los genin, 103 en la que sólo una peque-
100. A. Hayami, <<The population at the Beginning of the 1 arte de sus miembros llegaban al matrimonio, se
gawa period. An Introduction to the historical Demography of nsforma en una clase de arrendatarios, con compor-
Industrial Japan >>, Keio Economic Studies, vol. IV, 1966-1
<< Mouvements de longue durée et structures japonaises de la tttl ntos demográficos normales.
tion a l'époque Tokugawa >>, Annales de Démographie
1971, Mouton, París, 1972; The Historical Demography
]apan, University of Tokyo, 2001. Véase también S. B. 101. A. Hayami, <<Mouvements ... >> , cit., pp. 248-249.
K. Yamamura, eds., Economic and Demographic Change in 102. Ibídem, p. 254.
tria! Japan 1600-1868, Princeton University Press, Princeton, 1977. 1() . A. Hayami. << The population ... >>, cit., p. 16.
r 28 Historia mínima de la mundial 1\1desarrollo demográfico: entre elección y constricción 129

Este proceso de liberación de recursos ~::~.-.Ju•uuu• l.t on anterioridad a 1700 y casadas a los 20 años
(nuevas tierras, nuevas técnicas de cultivo) se 1 11 n.n una descendencia de 5,5 hijos, frente apenas los
ña de un crecimiento demográfico sostenido. \, de las mujeres que, aun habiéndose casado a la
mil04 sitúa la población, al inicio del siglo XVII, en ttti ma edad, habían nacido entre 1750 y 1800. 106 Otra
rededor de 10 millones, con un rápido 1111 •resante explicación de la baja reproductividad de
hasta 30 millones hacia 1720 (la poca fiabilidad de l1 1 blación durante la última parte de la época Toku-
fuentes incita a este autor a establecer márgenes de twa y de la posterior época Meiji -aparte del efecto
guridad de unos 5 millones más o menos), con un 1 1 borto y del infanticidio- contempla las transfor-
cremento anual medio que, a lo largo de un siglo, 11111 iones operadas en la agricultura, orientadas hacia
ría comprendido entre el 0,8 y el 1,1 %. En el · 111111 cada vez intensificación mayor, bastante bien do-
medio posterior, esta impetuosa oleada de ~~··uu•o;;.w lln'lentada. Aunque dicha intensificación mejoró las
se interrumpe: en 1870, una vez caído nndiciones generales de vida de la población rural, al
Tokugawa, la población se situaba en torno a los 111 i. mo tiempo implicó un notable aumento del peso
millones, habiendo crecido (desde 1720) a un · de 1trabajo para los hombres y aún más para las muje-
moderado del 0,2% anual. Los mecanismos y las 11 , Estas tendencias «debieron de tener un efecto des-
sas de este estancamiento son tema de amplio de f,tV rabie sobre la fecundidad matrimonial, así como
Existe una segura evidencia de un control deli nbre la mortalidad infantil y materna, y, por tanto,
de la «producción» de niños, y ello más que por ,h ben de haber contrarrestado algunos de los aspectos
so del matrimonio, por el aborto y el infanticidio. l.tv rabies del desarrollo agrícola a largo plazo »)07
mismo, hay evidencia de la función de las ciudades
relación con los excedentes demográficos del
106. Ibídem, p. 13; A. Hayami. <<Demographic Aspects of a Vi-
(Edo, la actual Tokio, era la ciudad más grande li•lfiC in Tokugawa, Japan >>, en P. Deprez, ed., Population and Eco-
mundo a principios del siglo XIX). Investigaciones 111/lllÍcs, University of Manitoba Press, Winnipeg, 1968 (Actas de la
talladas de varias aldeas de la época Tokugawa VS"sión del IV Congreso de la Asociación Internacional de Historia
san la amplia documentación de tipo literario y l1 onómica) . En relación a la baja fecundidad urbana véase Y. Sasa-
~ , «Urban Migration and Fertility in Tokugawa Japan: The City of
que muestra cómo el aborto y el infanticidio eran 1111ayama, 1773-1871 >> ,en S. B. Hanley y A. P. Wolf, eds., Fam,ilY,
ticados ampliamente por todas las clases sociales, 111tl Population in East Asian History, Stanford University Press,
En la aldea de Yokouci, por ejemplo, las mujeres t11 nfo rd, 1985. .
107. Véase O. Saito, <<Infanticide, Fertility and "Population
111 nation": The State of the Tukogawa Historical Demography>> ,
111 japan Forum, 4, n.o 2, octubre, 1992. Ibídem, Gender, Workload
104. A. H ayami, <<Mouvements ... >>, cit. , pp. 249-251. ,,, 1Agricultura! Progress: Japan ,s H istorical Experience in Perspec-
105. T. C. Smith, N akahara, Family Forming and Yo1'Jut,atll>~ 1111 , The Institute of Economic Research, Hitotsubashi University,
afapanese Village. 171 7-1830, Stanford University Press, llt cussion Paper Series A, n.0 268, 1993. Ibídem, Infant Mortality in
1977, p. 11. l'll · Tra nsition japan. Levels and Trends, en lnfant and Child Mor-
I Historia mínima de la mundial 1\1 desarrollo demográfico: entre elección y constricción I 3I

Sea cual fuere la explicación del estancamiento 1111 onocemos hoy en día; las fuerzas de constricción
gráfico, la sociedad japonesa supo encontrar ""-·'-"'J'u"" h111 ido controladas eficientemente.
mos idóneos para frenar el crecimiento de N obstante, en una primera fase, las fuerzas de
del mismo modo como el proceso de extensión de 111 1' tricción son aún muy fuertes; el control de naci-
tierra cultivada encuentra límites naturales e infr 111 ntos -salvo en algunos casos particulares, como
queables. l1 1ncia- es aún desconocido y la actividad médica y
El recorrido del sistema demográfico japonés · 1111itaria ha conseguido pocos méritos en su lucha por
ge del irlandés en la «respuesta» que se ofrece a la 1 ducir la mortalidad. Pero entre 1750 y 1850 la pobla-
sión gradual sobre el sistema de recursos. En lnn europea experimenta una neta aceleración; la tasa
el sistema se desmorona con la gran hambruna y llilal, de apenas un 1,5%o entre 1600 y 1750, aumenta
gran emigración: estos dos shocks conducen a '-"'J' .. '--"v• 1 (,,3%o entre 1750 y 1850 (tabla 1.3). Esta aceleración
en el régimen nupciál (elevada edad al matrimonio, ft• ta a todos los grandes países (tabla 2.5), aunque es
libato elevado) de consecuencias menos traumátic 11111 ho más duradera en algunos (Inglaterra, por ejem-
En Japón, la «respuesta» es gradual, y no viene l lo) que en otros (Francia). Sin embargo, el período
puesta por acontecimientos dramáticos. e)lnprendido entre mediados del siglo XVIII y media-
dc)S del siglo XIX, aunque finalmente se convierta en
In mune a la peste y en vencedor de la viruela (Jenner
7. En los umbrales del mundo contemporáneo el s ubre la vacuna en 1797), no es inmune a la desgra-
1: la Revolución francesa y las guerras napoleónicas
Con el siglo XVIII Europa entra en una fase de le vastan Europa durante veinte años; la última gran
formación económica, demográfica y social de lisis de subsistencia -la carestía de 1816-1817 y el
importancia. Del desarrollo de esta gran 111 tts a ésta asociado- afectan a la totalidad de
ción, que completaría un ciclo en el viejo continente l.mopa, 108 y una epidemia en un principio desconoci-
en sus extensiones transoceánicas en los dos siglos p cln - el cólera- recorre todo el continente. Pero a pe-
teriores, extendiéndose al resto del mundo, nos ll' de todo la población aumenta vigorosamente y se
remos más adelante (véase cap. 4). Se trata de eh borda hacia América con el inicio de la gran migra-
transformación que cambia radicalmente los L'-LLVLU .... ' (m transoceánica.
nos que determinan el crecimiento: la natalidad y obre las causas de la aceleración demográfica a
mortalidad, generalmente muy elevadas, se reducen 1 1rtir de mediados del siglo XVIII se ha desarrollado
el transcurso de dos siglos hasta los niveles 1111 debate que todavía permanece abierto, debido a

tality in the Past, a cargo de A. Bideau, B. Desjardins y H . 108. J. Post, The Last Great Subsistence Crisis in the Western
Brignoli, Oxford University Press, Oxford, 1997. 11/ tory, The Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1977.
I 2 Historia mínima de la mundial

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England, 1541 -1871, Arnold, Londres, 1981.
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I Historia mínima de la mundial El desarrollo demográfico: entre elección y constricción I 35

tad del siglo XVIII, frente al 9%o en la segunda mitad Jlll, aumenta en Inglaterra de 33 a 40 años entre 1740-
al 6%o en el primer cuarto del siglo XIX, 110 ._...__.. v~........ 1/ ·9 y 1840-1849; en Francia, en el mismo período,
una rápida disminución de la incidencia de la crisis. 1 1 a de 25 a 40 años; en Suecia, de 37 a 45 años (entre
Francia, la incidencia de las grandes crisis ... .._.~._, .._..,... 11 0-1759 y 1840-1849), y en Dinamarca, de 35 a 44
fuertemente entre la primera y la segunda mitad 1 > (entre 1780-1789 y 1840-1849).112 Ciertamente,
siglo XVIII, tanto es así que se habla de final de la 11 disminución de la mortalidad, ya sea debida a las
del ancien régime como de la que provoca un 'risis», o bien «normal», es responsable de la acelera-
de muertos más de lo normal después del riguroso on del crecimiento demográfico. Una de las hipótesis
vierno de 1709, o como la no menos severa crisis ll l l acreditadas, en los últimos años, es la «alimenta-
1693-1694 y de 1739-1741.111 En otras zonas de l lit>>, propugnada vigorosamente por McKeown.lB
ropa la disminución es menos clara o más tardía, gún esta hipótesis, la aceleración demográfica del si-
en Alemania, Italia o España. lo XVIII sería consecuencia de la disminución de la mor-
Las causas de la atenuación de las grandes crisis r.didad, que no es explicable ni por el progreso de la
mortalidad son de naturaleza biológica, económica 111 dicina, que no influyó (salvo la vacuna de la viruela)
social. Causas biológicas, porque no se puede exc h11 •ta finales del siglo XIX, ni por cambios en la higiene
que el efecto del proceso de adaptación mutuo 1t'1blica o privada (que en algunos casos -por ejemplo
agentes patógenos y huéspedes (del que hemos ha 11 las grandes ciudades- había empeorado francamen-
antes), sostenido por la mayor densidad de población lt) ni por otros factores. La verdadera causa habría
la mayor movilidad, haya conducido a la · · · ,¡ la mejora del nivel alimentario de la población que
de la virulencia de algunas patologías. Causas "v'-"'"'"• ' ,. centando la «resistencia » orgánica a las infecciones
que conciernen, por el contrario, a la atenuación de lut bría producido el retroceso de la mortalidad. Estas
transmisibilidad de las infecciones, como '-V""'-"u'" .."'• 111 joras alimentarias se producen como consecuencia
de una mayor higiene privada y pública. Causas""'""'..., dt•l progreso de la productividad en la agricultura y por
micas, finalmente, atribuibles no sólo al progreso !11 introducción de nuevos cultivos, del maíz a la patata,
co, sino también a la mejora del sistema de 1 por lo tanto, de una producción más abundante.
y, por consiguiente, de la redistribución de aa•uo..u~·u• •sta tesis entra en conflicto con algunas considera-
entre regiones con abundancia y regiones con escasez. 1 1( nes que inclinan la balanza de la interpretación ha-
Sin embargo, la mortalidad en Europa · · ' 1 otros factores. En primer lugar, la relación entre
también por otras razones distintas a la desa...,"·" "-'v"
de los años de crisis. La esperanza de vida, por
112. Ibídem, p. 96.
113. T. McKeown, The modem Rise of Population, Arnold,
110. Ibídem, p. 650. 1nndres, 1976. [Hay trad. cast.: El crecimiento moderno de lapo-
111. M. Livi Bacci, Popolazione e alimentazione, cit., pp. 70-78, 1/rt ión, Bosch, Barcelona, 1978.]
r 6 Historia mínima de la mundial 1\1desarrollo demográfico: entre elección y constricción r 37

nivel nutritivo y «resistencia» a las infecciones es, lt11 ión de los nuevos cultivos no significó una mejora
da, sobre todo cuando se consideran casos de s 11 • nsumo per capita. A menudo, como había suce-
malnutrición; éstos eran frecuentes en períodos hdo en Irlanda con la patata, los nuevos cultivos per-
gran escasez mientras que, en los años normales, el 11 11 1 ron alimentar a población adicional, pero provo-
vel alimentario de la población europea se mostra 11 e n el abandono de productos más apreciados, como
suficiente.114 En segundo lugar, la segunda mitad lu ereales, empobreciendo la dieta. Es famosa la in-
siglo XVIII y las primeras décadas del XIX, período en u l'iva de Cobbett, ·de viaje por Irlanda: «[... ] es un
que concluye esta primera «transmisión» de la 111 r, además de un deber, desalentar por todos los
lidad, no parece ser un período feliz. Ciertamente, 1111' lios el cultivo de este maldito tubérculo, ya que es-
difunden nuevos cultivos. En la segunda mitad del lll tn s convencidos de que ha causado más daño a la
glo xvm la patata partía como vencedora en h11manidad que la espada y la peste juntas».116 En In-
la grave carestía de 1770-1772 en la Europa cen lile rra, al igual que en Flandes, existen pruebas de
septentrional proporcionará un impulso notable a 111 , al aumentar el consumo de patatas, disminuyó el
difusión, que en breve sería muy amplia, con ~:;u•~l·l:;ll'""' le ereales; en las regiones donde el maíz tuvo mayor
a los más reacios a superar sus desconfianzas. Una l11 1' una, y en Italia en particular, éste se convirtió en el
perficie cultivada de patatas podía alimentar el doble 1 mento principal y fue la causa de la terrible difusión
el triple de personas respecto a una superficie igual h lapelagra.l1 7
la. que se cultivan cereales. El trigo sarraceno, más tras consideraciones, de carácter indirecto, indu-
sátil, podría sembrarse .avanzado .el año, si fallaba '' n a considerar dudosa la hipótesis alimentaria. Un
siembra invernal. El maíz se difunde en España en fllltner elemento lo constituye la disminución generali-
siglo xvn, pasando más tarde al suroeste de Francia l ll la de los salarios reales acaecida en ·toda Europa en-
al valle del Po, para proseguir su marcha hacia los '" la primera mitad del siglo xvm y las primeras déca-
c.anes. Al igual que en el caso de la patata, la crisis tl,ts del xix.IIS La disminución del salario real es un
subsistencia de 1816-1817 provocó la difusión ltl licio de la disminución del poder adquisitivo de los
gráfica de su cultivo)15 Pero en muchos casos la· 1 tlariados (y quizá de otras categorías) que, en una

114. Se trata de una tesis que tiene un partidario acreditado 1 111possible>>, Colín, París, 1979; [hay trad. cast.: Civilización mate-
Braudel, y que he intentado probar en Popolazione e al""""'""ta7tnn• ' ¡1/, economía y capitalismo, s. XV-XVIII, Alianza Editorial, Madrid,
cit., particularmente en el cap. V. Un ajuste reciente se puede 11184]. W Abe!, Congiuntura agraria e crisi agrarie, Einaudi, Turín,
trar en Famine Demography: Perspectivas from the Past 11 76.
sent, a cargo de C. O'Grada y T. Dyson, Oxford University 116. «Letters of William Cobbett to Charles Marshall», en G. D.
Oxford, 2001. 11, y M. Cole, eds., Rural Rides, Peter Da vis, Londres, 1930, vol. III,
115. Sobre la difusión de los nuevos cultivos y sus coi1Se(:ueJ1W 1'· ~ O O.
cías, F. Braudel, Civilisation materielle, économie et catJzrúttts1-n• J• 117. M. Livi Bacci, ob. cit., pp. 129-130.
xve-xvme siecle, tomo I: «Les structures ·du quotidien: le possible 118. W . Abe!, Congiuntura agraria ... , cit.
8 Historia mínima de la mundial 1\1desarrollo demográfico: entre elección y constricción I 39

proporción próxima a 4/5, era generalmente 11 llll siglo), pero no mejoró mucho el nivel nutritivo.
a adquirir alimentos. Un segundo elemento lo e 1 hi n no fueron responsables de la disminución de la
tuye la disminución de la estatura, que se habría ltll calidad, la posibilidad de cultivar nuevas tierras,
ducido en el mismo período, tanto en Inglaterra 11 f ,. ídas a pastizales, pantanos y terrenos baldíos, y
en el Imperio de los Habsburgo y en Suecia. La l ¡ rfeccionamiento de las técnicas y la introducción
ra es muy sensible a la alimentación, y una · 1 nuevos cultivos permitieron el aumento de la pobla-
ción (o un estancamiento) no es precisamente un loll grícola, creando nuevos núcleos y acelerando la
ce de mejoría del estándar nutritivo.119 Finalmente, 111 ialidad. Además, este movimiento se sustentó en
disminución de la mortalidad se produjo sobre 1 t l'ecimiento del sector industrial, en el proceso de
entre las edades más jóvenes (como siempre 111 1 e nización y en un aumento general de la demanda
cuando el retroceso es debido a las enfermedades Ir r1·abajo no agrícola, que ofreció salidas a la pobla-
fecciosas, que constituyen una causa de muerte hlll rural.
importante a edades maduras y en los ancianos) El crecimiento demográfico del siglo XVIII se produ-
como en los niños. No obstante, los niños, hasta ln l jo el signo de la puesta en cultivo de nuevas tierras;
momento del destete, que era tardío (generalmente Hl•rancia, a finales del Antiguo Régimen, las tierras de
tre el primer y segundo año de edad), se alimenta 11 ltivo eran casi 24 millones de hectáreas, frente a 19
de la leche materna, y, por tanto, su nivel nutritivo mdl nes treinta años antes;120 en Inglaterra, la parcela-
ampliamente independiente de las vicisitudes de la nn de tierras afecta a unos pocos centenares de acres
ducción agrícola y del consumo. Sin embargo, la pnr año a principios del siglo XVIII, y a 70.000 acres por
talidad disminuyó también en su caso no porque se 1 t n la segunda mitad; en Prusia y en la Maremma se
alimentase de otra manera, sino porque cambió la Ir• can marismas y pantanos, al igual que el drenaje de
nera de criar a los niños, de protegerlos del en htii(S y fens permitiría saciar el hambre de tierra tanto
circundante y de defenderlos de la intemperie. 11 lrlanda como en Inglaterra.l21
La disminución de la mortalidad se debió a una
ralidad de causas de las que quizá ninguna, lVlllcl,'l.&l
individualmente, prevaleció (cfr. cap. IV, apartado
Pero aun siendo benévolos, la hipótesis alimentaria
siste peor la criba de la crítica que otras hipótesis.
mayor producción agrícola, sin embargo, sostuvo
aumento demográfico (la población se duplica, o
120. W Abe!, Congiuntura agraria ... , cit., p. 308.
121. B. H. Slicher van Bath, Storia agraria .. ., cit. D. Grigg, Po-
119. M. Livi Bacci, Popolazione e alimentazione, cit., pp. ft/1 / ¡tion Growth and Agrarian Change: An Historical Perspective,
145. l Jtm bridge, Cambridge University Press, 1980.
4

LA DEMOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA:
HACIA EL ORDEN Y LA EFICIENCIA

1. De la dispersión a la economía

,11ando en 1769 James Watt construyó una máquina


lt vapor con condensador separado, la eficiencia res-
JI 'to a la anterior máquina de Newcomen, utilizada
tila minería para el bombeo de agua, resultó enorme-
111 ·nte mejorada. A igualdad de potencia, la máquina
,¡, Watt consumía una cuarta parte del combustible
111 esario para la máquina de Newcomen, ahorrando
l1 nergía que se disipaba por el calentamiento del ci-
llltdro en cada movimiento del pistón. Éste fue el paso
d isivo para la afirmación de las máquinas de vapor
11 todos los sectores de la economía)
Algo parecido les ha sucedido a las poblaciones oc-
lentales durante los últimos siglos. El crecimiento
1 lento y se producía con una gran disipación de
ll rgía demográfica; las mujeres debían dar a luz una

l. D. S. Landes, <<Cambiamenti tecnologici e sviluppo industriale


111l'Europa occidentale, 1750-1914», Storia economica Cambridge,
·ni. VIII: La rivoluzione industria/e e i suoi sviluppi, en V. Castro-
IIUV , ed., Einaudi, Turín, 1974, pp. 296-650. [Hay trad. cast.: La
'''''Olución industrial, Oikos-Tau, Barcelona, 1989.]
l 8 Historia mínima de la oblación mundial La demografía contemporánea 199

llledia docena de hijos para poder ser del desorden al orden, y de la dispersión a la efi-
Por la generación posterior. Cada generación de 11 ia que se ha producido durante la época contem-
dos, en efecto, perdía de una mitad a una tercera H nea. En los países en vías de desarrollo, de los que
de sus componentes antes de que éstos alcanzasen e o uparé en el capítulo siguiente, este proceso está
edad reproductiva y pudiesen convertirse en 11 ~ urs o: en algunos países, más atrasados, apenas se
tores. Las sociedades del Antiguo Régimen eran, iniciado; en otros, más avanzados, se acerca a su
Consiguiente, ineficientes desde el punto de vista 1, La experiencia europea, y occidental en general,
lllográfico: para obtener un nivel bajo de cn~ciJmu~n 11 las adaptaciones históricas necesarias, puede ser
necesitaban abundante combustible (los ua.•-uu .... u buena guía para la interpretación de lo que está
Y dispersaban una enorme cantidad de la energía li •diendo en el resto del mundo. De esta experiencia
ducida (los muertos). Además de por la « · · 11 utiré ahora las líneas generales, favoreciendo los
el antiguo régimen demográfico se caracterizaba 1 • tos comunes más que el análisis de las formas
hién por el «desorden» demográfico. Las probabil 1ticulares que ha adoptado en sociedades y culturas
des de que un hijo muriese antes que su padre, o 1fc•rentes. Así pues, niego a estas páginas un aspecto
nieto antes que su abuelo y de que, en definitiva, el 11 mamente fecundo de la investigación, pero impo-
den natural de precedencia entre generaciones se lhl de afrontar con utilidad en este sintético ensayo.
Virtiese, eran notables. El alto riesgo de muerte y V lvamos al espacio estratégico ya discutido (véase
f.t"ecuencia de las catástrofes convertían en i · p. 1, apdo. 5) representado por la figura 1.8a-c. Re-
Precarios los proyectos y cálculos a largo plazo qu ll'd mos que el espacio está «atravesado » por curvas
fundamentaban en una persona determinada. 1.· crecimiento, cada una de las cuales representa el
Durante los últimos dos siglos nace, se 1111 to de encuentro entre las combinaciones de esperan-
finaliza el ciclo demográfico moderno de ti vida (e0 ) y de número de hijos por mujer (DF o
Población europea se cuadruplica; la esperanza de 1 /l) que dan lugar a una misma tasa de crecimiento.
Pasa de valores comprendidos entre los 25 y 35 H· spacio estaba ocupado por poblaciones que histó-
los 70-75; el número de hijos por mujer desciende ¡, trnente se situaban en un área a lo sumo delimitada
a menos de 2; natalidad y mortalidad descienden de 111 asas de incremento comprendidas entre el O y el
lores comprendidos a lo sumo entre el 30 y el 40 %, con baja esperanza de vida y elevado número de
Valores próximos al 10. Esta profunda 110 • También hemos visto cómo, en la actualidad, este
C:ión, que es parte integrante de las tr 1 1 io se ha dilatado mucho a causa del descenso verti-
Sociales del último siglo, ha adoptado el nombr 1110 o de la mortalidad en los países en vías de desarro-
"<transición demográfica», que hoy en día se utiliza 111 que han ocupado, en ausencia de descensos equiva-
bitualmente con la locución de «revolución · lnl •s de la fecundidad, un área delimitada por curvas
t:.t"ial». Este concepto designa el complejo proces ,¡, ocrecimiento comprendidas entre el2 y el4%.
200 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 20r

Q; 5
·s-
E
g_ 4
"'o
I' 3

a b e Tiempo

Inicio de la transición
lt máxima diferenc ia entre natalidad y mortalidad
' fin de la transición
20 30 40 50 60 70 80
Esperanza de vida al nacimiento (eJ Esquema de la transición demográfica.
FuENTE: A. J. Coale, «The Decline of Fertility in Europe since
Eighteenth Century as a Chapter in Human Demographic
en A. J. Coale y S. Cotts Watkins, eds., The Decline of 1 ada por dichos países en varias épocas durante
Europe, Princeton University Press, Princeton, 1986, p. 27.
tíltimos dos siglos. Las elipses, que corresponden a
FIGURA 4.1. El espacio estratégico de crecimiento d6 1.1 período, delimitan el espacio «ocupado » por los
países europeos (siglos XIX- XX).
1 lÍses; las elipses, como se puede apreciar, desde la
lt n premoderna hasta 1980, se desplazan gradual-
En los países europeos, por el contrario, la li t de la parte superior izquierda (alta fecundidad y
ción de los últimos doscientos años no se ha pro 1t:1lidad) a la inferior derecha (baja fecundidad y mor-
mediante «explosiones » de la tasa de crecimiento, lldnd) manteniéndose en una banda relativamente
con una modificación gradual y en parte paralela unogénea. Gran parte de las elipses correspondientes
mortalidad y la fecundidad, por lo cual las -....~L ..... . 1H70 y 1900 «ocupan» un área comprendid a entre
poblaciones han ocupado un área delimitada, n•mentos del1 y del2 %, propios de la fase de tran-
sumo, por curvas de isocrecimiento comprendida h n demográfica en la que fue máxima la distancia
tre el O y el1,5% . La figura 4.1 muestra bastante 11 t t' natalidad y mortalidad. Gran parte de las elipses
para 1 7 países europeos, el área del espacio IIH spondientes a 1930 y 1980 ocupan, por el con-
202 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 20 3

trario, un área de incremento negativo, l11 transición.2 En Francia, por ejemplo, la transición,
te a fases con fecundidad muy inferior al nivel de 1 in da a finales del siglo xvm, dura más de un siglo y
plazo. lio; natalidad y mortalidad descienden a un ritmo
Como ya he indicado, la transición demográfica 11 rme y casi paralelo, manteniéndose próximas en
presentado diversas fases. En particular, y para 111 mpo; el multiplicador alcanza un valor de apenas
bir mejor la dinámica, simplificada en la figura 4.1 11. En Suecia, las maneras en que se realizaron las
oportuno fijarse en algunos aspectos: el inicio d 1 nünuciones de la mortalidad y de la natalidad fue -
fase de descenso de la mortalidad y la fecundidad; 11 1 diferentes (la primera fue bastante anterior), y a
final de estas fases y su duración, y la distancia míni 11111 menor duración de la transición le correspondió
y máxima entre las dos variables. 11 11 valor del multiplicador superior al doble (3,8). Si se
La figura 4.2 representa un modelo abstracto 1 a comparar la experiencia europea con la de un
transición: el inicio de la disminución de la f •' ' en vías de desarrollo, como México, y suponiendo
precede, en general, a la disminución de la 111 la transición haya terminado en el año 2000, ésta
en esta fase, la separación entre los dos compon h.t brá durado ochenta años; la disminución de la mor-
(el incremento natural) se acrecienta hasta alcanzar 1di dad precedió considerablemente a la de la fecundi-
máximo; al acelerarse la disminución de la natalidad l.td; el incremento natural ha alcanzado niveles muy
al suavizarse la de la mortalidad, las dos curvas 1, vados, y el valor del multiplicador podría aproxi-
den a juntarse nuevamente y el incremento natural 111,\rse a 7. La tabla 4.1, proporcionada por Chesnais,
comprime para retornar a unos niveles bajos ( 10ne de relieve, para varios países europeos y para va-
dos a los iniciales). Implícita en este modelo se r t) países en vías de desarrollo (para los que se extra-
tra la hipótesis de que, una vez puesta en marcha, ¡olan las tendencias), la duración de la transición y los
disminución de la natalidad y de la mortalidad v. dores del multiplicador, que para estos últimos tien-
guen sin interrupciones hasta alcanzar unos niveles d' na ser muy superiores a los de los primeros (dejan-
nales bajos; hipótesis por lo general verificada en do aparte el caso de China, objeto de una política de-
experiencia europea. lli Ográfica draconiana) .
La duración de la transición, la velocidad de la He insistido deliberadamente en la mecánica de la
minución de las dos curvas y la distancia entre 1r nsición, dejando las causas, hasta el momento, en
adquieren una variabilidad notable en los 1.1 ombra. La explicación más aceptada considera que
países. El aumento de la población está en función
estos parámetros durante la fase de transición (
como ya se ha indicado, implica una aceleración 2. Para esta presentación del modelo de la transición demográfi-
• 11, he tomado el concepto de multiplicador y los daros de la tabla
crecimiento); la relación entre población al final y l. 1 del trabajo de J.-C. Chesnais, La transition démographique,
inicio del crecimiento puede llamarse «multiplicador JIUF, París, 1986, p. 33.
Historia mínima de la oblación mundial La demografía contemporánea 20 5

TABLA 4.1. Inicio, final y duración de la transición y r 1término del proceso de disminución de la mortali-
res del multiplicador de la transición en algunos países. l.td, más o menos rápido en el tiempo según el nivel de
Duración Valor del 1rogreso de las diversas poblaciones. Se trata de una
Inicio y final
de la transición en años multiplicador daptación del modelo malthusiano, en la que la acle-
150 3,83 unción de la población a los recursos se produce me-
Suecia 1810-1960
90 2,11 lh nte el freno al crecimiento inducido por una natali-
Alemania 1876-1965
1876-1965 90 2,26 1.\d progresivamente más desvinculada de la biología
Italia
1896-1965 70 2,05 ometida al control individual (que Malthus no ha-
Unión Soviética
1785-1970 185 1,62 l previsto).
Francia
1930-2000 70 2,46 Las explicaciones menos compartidas privilegian,
China
1920-1990 70 4,35 11 el proceso de transición, el cambio de las elecciones
Taiwán
México 1920-2000 80 d las parejas, inducido por una serie de transforma-
¡ nes sociales impulsadas por la revolución industrial.
FuENTE: J.-C. Chesnais, La transition démographique, PUF,
P.trticularmente, la aparición de la sociedad industrial
1986, pp. 294 y 301.
y urbana provoca un aumento del «coste» relativo de
l.t crianza de los hijos, que se convierten en producto-
el primer motor del cambio fue la disminución de r • de renta y por tanto en autónomos a edades mucho
mortalidad a partir de la segunda mitad del siglo XVI tllás tardías que en las sociedades agrarias, que requie-
debida, en parte, a factores exógenos -la menor · 11 n mayores «inversiones » en términos de salud, edu-
ciencia de ciclos epidémicos, la desaparición de ' tción y bienestar, y que impiden las ocasiones de tra-
peste-, en parte a la menor incidencia de las lll jo, particularmente para la mujer. El aumento del
como consecuencia de la mejor organización ec<mc•ml oste relativo de los hijos sería la fuerza que empuja a
ca, y en parte debido a prácticas sociales y 1t restrjcción de la fecundidad. Su acción habría sido
que concurrieron a frenar la difusión de las htcilitada por el menor control social ejercido por las
dades infecciosas y a mejorar las condiciones de "u~'"... tt' diciones, las instituciones y la religión, y se habría
vivencia, especialmente en la primera infancia. La 1 roducido paralelamente al proceso de desarrollo eco-
minución de la mortalidad provocó, a nivel ti mico y social de las sociedades europeas. Diversos
una aceleración del crecimiento y, como "'vu"'·~~·•'-'u.... . 111 canismos de difusión habrían facilitado la difusión
del aumento de presión sobre los recursos, d 1fenómeno de las ciudades al campo, de las catego-
los mecanismos reequilibradores que redujeron la t • s más cultas y más ricas a las menos afortunadas, de

talidad, ya sea por la ralentización de la nupcialidad h1 zonas geográficas más centrales a las periféricas.
por la difusión del control voluntario de los · · Mayores elementos de discusión podrán recabarse
tos. El nuevo punto de equilibrio se alcanza únicam n los párrafos siguientes, donde la disminución de la
206 Historia mínima de la oblación mundial La demografía contemporánea 207

mortalidad y de la natalidad se analizan con 1li ación en el número de defunciones (lo que era muy
detalle. Aunque, al igual que para la máquina de h cuente en el Antiguo Régimen), cuya cifra era ya
de Watt, la dispersión de energía, propia del l •vada en los años normales, significaba un trauma
Régimen, se encuentra enormemente disminuida en r we en el cuerpo social. El segundo elemento lo cons-

segunda mitad del siglo XX. Con el nuevo ré · tit uía el riesgo de subversión del orden natural y cro-
«económico» contemporáneo, pocos nacimientos trológico de la muerte, vinculado a la edad. Aun pres-
canzan a compensar las pocas defunciones; no o rndiendo de la mortalidad en la primera infancia
te, a finales del siglo xx la sociedad no parecía tan frecuente que se consideraba algo normal-, la
ta a producir siquiera los pocos nacimientos necesar 1'obabilidad de que un hijo a las puertas de la adoles-
requeridos por eLequilibrio demográfico . c ncia o en plena juventud muriese antes que sus pa-
lr •s era muy elevada. Si consideramos, por ejemplo,
11 11 a mortalidad equivalente a la francesa de mediados
2. Del desorden al orden: el alargamiento de la · le1siglo XVIII (e0 entre los 25 y los 28 años en el perío-
lo 1740-1790), se puede estimar que la probabilidad
En la segunda mitad del siglo XVIII, la mortalidad 1 que una madre de 40 años, después de 20 años, so-
mienza a dar signos evidentes de disminución; la hr viviese a su propio hijo de 10 años, era considera-
ción de la vida se alarga y la natural secuencia j 11 , y equivalente a 1 sobre 4; la baja mortalidad de
quica de la muerte, dictada por la edad, se esta hoy en día convierte esta eventualidad en casi insignifi-
sólidamente. Esto introduce orden en los procesos •11 te. 4
tales, muy desordenados por el alto componente
torio e impredecible en la mortalidad, debido, 4. Según las tablas modelo de Coale y Demeny (A. J. Coale y
cialmente, a dos factores relacionados entre sí. 11 1 meny, Regional Model Life Tables and Stable Populations, Prin-
primero estaba constituido por la frecuencia e · 1011 University Press, Princeton, 1966), por ejemplo, considerando
111111 esperanza de vida de 27,5 años para las mujeres y de 25,3 para
laridad de las grandes crisis de mortalidad que, l11 hombres (modelo west), se obtendrían los resultados siguientes.
ciendo por causas diversas, segaban la vida de p 1,¡ probabilidad de una mujer de 40 años de sobrevivir hasta los 60
nas de todas las edades y condiciones, nns es de 0,536; la de un niño de 10 años de sobrevivir hasta los 30
gravemente la vida social. Aun sin considerar las d 0,764. En un período de 20 años, para una madre y un hijo de
1) y 10 años, existen cuatro posibilidades: 1) que sobrevivan madre e
des catástrofes generadas por la peste (la peste de 1 hilo 1 con una probabilidad de 0,536 x 0,764 =0,410; 2), que sobrevi-
elimina casi la mitad de la población de Milán; la ht madre y muera el hijo, con una probabilidad de 0,536 x 0,764 =
1656, la mitad de las de Génova y Nápoles), 3 una (1- 0,764) = 0,126; 3) que sobreviva el hijo y muera la madre, con
111111 probabilidad de 0,764 x (1- 0,536) = 0,354, y 4) que mueran.la
11111d re y el hijo, con una probabilidad de (1 - 0,536) x (1 - 0,764) =
3. L. Del Panta, Le epidemie nella storia demografica italiana 11 1 110. La suma de las cuatro probabilidades es obviamente igual a 1.
coli XIV-XIX), Loescher, Turín, 1980, pp. 160 y 168: 11tll' lo tanto, en el caso de que fuese la madre quien sobreviviese (pro-
208 Historia [ación mundial La demografía contemporánea 209

Si he dado importancia aquí a la instauración de


den y regularidad -luego analizaremos el
to de la vida- es porque se trata de aspectos ""'-·H'-J'"'•
para el desarrollo. En efecto, «en una sociedad
da de la pesadumbre como también de las \..VJ''""·'-u••u
cias espirituales y materiales de la muerte siempre
acecho, se crean las condiciones para el elevado ·
técnico e intelectual sin el cual no habría sido·
un crecimiento demográfico parecido» .S
Un primer aspecto de la transición de la lu URA 4.3. Atenuación de las oscilaciones de la mortali-
está relacionado con la disminución de la intensidad lotrl en Suecia (1735-1920).
la frecuencia de las crisis de mortalidad, es decir, de
aumentos repentinos de ésta, respecto al nivel In y Suecia, por períodos de 25 años, desde mediados
de mortalidad, de duración limitada -de pocas h1siglo XVIII hasta 1975, el valor máximo y el míni-
nas a 1-2 años en el caso de graves epidemias-. Bajo 1110 de la tasa de mortalidad y la diferencia entre los dos
denominación genérica de «crisis» se esconden · .dores. Es muy evidente la progresiva contracción del
dios muy heterogéneos: catástrofes relacionadas con •llnpo de variación, normalmente comprendido entre
destrucción ocasionada por la ·guerra, carestías, epi 1() y 20 puntos hacia mediados del siglo pasado, y que
mias recurrentes o episódicas. Un ejemplo evidente ltvidiéndose por 10 alcanza 1-2 puntos en el último
cuanto se ha dicho lo constituye la figura 4.3: la 111\rto de siglo. La atenuación de la incidencia de las
continua muestra la evolución anual de la tasa bruta 1i •is de mortalidad en el siglo xvm y con el advenimien-
mortalidad en Suecia, de 1735 a 1920; las dos ln del XIX está bien documentada, tanto en Inglaterra
de trazos unen (algo arbitrariamente) los valores omo ~n Francia, España o Italia. 6 Durante d siglo XIX,
mos y mínimos de mortalidad. Se puede apreciar bien los progresos en la organización económko-social se
progresiva reducción de la «banda» de oscilación al
minuir la mortalidad. La tabla 4.2 muestra, para
J, La liter¡ttura sobre esta cuestión es muy amplia. Me limitaré a
, ordar los trabajos de L. Del Panta, Le epidemie ... , cit., para Italia;
habilidad igual a 0,536), una de cada cuatro veces sobreviviría a le A. E. Wrigley y R. S. Schofield, The population History of En-
propio hijo (0,126: 0,536 = 0,235). Con la morta~idad actual, 1/,md, 1541-1871, Arnold, Londres, 1981, para Inglaterra; de V.
eventualidad se presenta una vez de cada 60, aproximadamente. r 1''Z Moreda, Las crisis de mortalidad en la España interior, siglos
5. K. F. Hellenier, <<La popolazione in Europa dalla peste VI•X IX , Siglo XXI , 1980, para España; de G. Cabourdlin, J.-N. Bira-
alla vigilia della revoluzione demografica>>, en E. E. Rich y C. h•ll y A. Blum, <<Les crises démographiques>>, Histoire de la popula-
Nilson, eds., Storia economica Cambridge, vol. IV, Einaudi, T 1/llft franr;aise, dirigida por J. Dupaquier, vol. II: De la Renaissance a
1975, pp. 3-106. 1 H9, PUF, París, 1988.
mundial La demografía contemporánea 211
210 Historia mínima de la

TABLA 4.2. Tasas de mortalidad máximas y mínimas ( d •l holocausto. La mortalidad, sin embargo, disminu-
ciones por 1.000 habitantes) en Francia y Suecia (stglos ' y no sólo a causa de la disminución de la frecuencia y
1.1vedad de las crisis, sino también por la disminución
Suecia h ·tiva, en las diversas edades y en períodos de norma-
Máxima Mínima Diferencia Máxima Mínima l d.1d, de las probabilidades de defunción. La tabla 4.3
1736-1749 43,7 25,3 18,4 48,8 32,3 11 1 tra, para algunos de los mayores países desarro-
1750-1774 52,5 22,4 30,1 40,6 29,5 1 d s, la evolución de la esperanza de vida (e 0 ) desde
1775-1799 33,1 21,7 11,4 45,2 27,1 iados del siglo XIX hasta nuestros días. De niveles
40,0 20,8 19,2 34,4 24,0
1800-1824 1 iales, en algunos países, inferiores a 30 años, se pro-
29,0 18,6 10,4 27,7 21,1
1825-1849 " s gradualmente hasta aproximadamente 75 en los
1850-1874 27,6 16,3 11,3 27,4 21 ,4
t> ochenta del siglo pasado. Algunos países muestran
1875-1899 19,6 15,1 4,5 23,0 19,4
111ces sensibles en la duración de la vida a partir de
1900-1924 18,0 11,4 6,6 22,3 16,7
11 diados del siglo xvm; casi todos los países realizan
1925-1949 > rresos considerables mucho antes de que los descu-
1950-1974 mientos médicos pudiesen tener alguna influencia. 8
1, reducción de la mortalidad puede analizarse des-
añaden los obtenidos en el control de las los ángulos significativos para nosotros. El prime-
infecciosas, de la vacunación contra la viruela (el ' · ncierne a la contribución que la disminución de
brimiento de Jenner se hace público en 1_798 Y se l'iesgos de defunción en las diversas edades ha pro-
de rápidamente en la primera mi:ad del s1glo XIX) Y . al alargamiento de la esperanza de vida;
identificación de los agentes patogenos causantes 1 preponderantes los efectos de los menores riesgos
enfermedades infecciosas epidémicas más deu'""._. .... l l S edades infantiles, debido a los mayores cuidados
Fue un progreso laborioso puesto .que aún en el sigl lporcionados en la infancia y a los obstáculos ínter-
las enfermedades epidémicas (antiguas, como la a la difusión de las enfermedades infecciosas.
0 nuevas para Europa, como el cólera) afectaron gundo ángulo lo constituye la evaluación del alar-
ramente a la población, de la misma manera que, llliento de vida consiguiente a la disminución de los
lizada la primera guerra mundial, lo hará 1~ , vt•rsos grupos de causas de muerte; el resultado, rela-
de gripe, por no hablar de los estragos, aun ma . tll :ldo con lo anterior, es que la mayor contribución
ves, de las dos guerras mundiales, de las ~uerras 11viene del control de las enfermedades infecciosas.
(Unión Soviética, España), de las deportaciOnes

7. Sobre los grandes descubrimientos de la micr_ob~o~ogía , T. McKeown, The Modern Rise of Population , Arnold, Lon-
siglo XIX, véase G. Penso, La conquista del mondo mvtstble, 1 1976. [Hay trad. cast.: El crecimiento moderno de la pobla-
1111 Editorial Bosch, Barcelona, 1978.]
nelli, Milán, 1973.
2 r2 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 213

TABLA 4.3.
Esperanza de vida en algunos países occta:e111 li LA 4.4. Tasas de esperanza de vida en Inglaterra (1871-
les (1750-1985). l) y en Italia (1881-1951) y contribución de diversos gru-
de causa de defunción.
1750-1759 1800-1809 1850-1859 1880 1900 1930 1
Inglaterra Italia
Inglaterra 36,9 37,3 40,0 43,3 48,2 60,8 69,2
Tasas ea Tasas ea Tasas ea Tasas ea
Francia 27,9 33,9 39,8 42,1 47,4 56,7
(en años) (en%) (en años) (en%)
Suecia 37,3 36,5 43,3 48,5 54,0 63,3 infecciosas 11,8 42,9 12,7 40,1
Alemania 37,9 44,4 61,3 3,6 13,1 4,7 14,8
Italia 35,4 42,8 54,9 0,6 2,2 . 0,8 2,5
Países Bajos 32,2 36,8 41,7 49,9 64,6 71,8
2,0 7,3 3,4 10,5
Unión Soviética 27,7 32,4 42,9
1,8 6,5 2,3 7,3
(Rusia)
0,7 2,5 0,5 1,6
Estados Unidos 41,7 47,2 50,8
-0,8 -2,9 -0,4 -1 ,3
(blancos)
7,8 28,4 7,7 24,3
Australia 49,0 55,0 65,3 100,0
27,5 100,0 31,7
Japón 35,1 37,7 45,9
II I'A: La esperanza de vida en Inglaterra era de 40,8 años en 1871 y de
NoTA: Período 1800-1809; para los Países Bajos 1816-1825. 1 ,·1en 1951; la de Italia era de 33,8 años en 1881 y de 65,5 en 1951.
1859: Países Bajos, media 1841-1850 y 1851-1860. Estados Un
1850. Año 1880: Suecia, Alemania, Países Bajos, media del II IINTE: G. Caselli, «Health Transition and Cause-Specific Mortali-
1871-1880 y 1881-1890. Inglaterra, 1876-1880. Japón: 1891. ' n R. Schofield, D. Reher y A. Bideau, eds., The Decline of
1900: Inglaterra, Suecia, Alemania, Países Bajos, Australia, 11/'fality in Europe, Clarendon Press, Oxford, 1991.
1891-1900 y 1900-1901. Rusia: 1897. Año 1930: Suecia, media 1
1930 y 1931-1935; Alemania, 1932-1934; Unión Soviética, 1
1927; Países Bajos, media 1921-1930 y 1931-1940. Año 1999: La verificación de estas modalidades de disminución
tralia, 1985; Inglaterra e Italia, 1998. 11 mortalidad ha sido realizada por Caselli, y la mos-
FUENTE: Estadísticas nacionales para las fechas más recientes. •llllos en la tabla 4.4, en la que se ha efectuado una
Dublin, A. J. Lotka y M. Spiegelman, Length of Life, Ronald omposición (por edad y por causa) del alargamien-
Nueva York, 1949, pp. 61 y 346-351. Para Estados Unidos,
asimismo A. J. Coale y M. Zelnick, New Estimates of ' d la vida media en Inglaterra y Gales entre 1871 y
Population in the United States, Princeton University H (de 40,8 a 68,4 años) y en Italia entre 1881 y 1951
ton, 1963, pp. 8-9 y 56-57. Para Japón, Z. Nanjo y K. "''""''·v11• 1 33,7 a 66,5 años). 9 Los resultados, para dos países
0
«Cohort Life Tables<<, NUPRI, Research Paper, n. 20, Tokio,
A. Monnier y Lantoin, «La Conjoncture démographique >> , en
11,
G. Caselli, «Health· Transition sanitaire and Cause-Specific
latían, n.os 4 y S, julio-octubre, 1996.
•11 ta lity.,
en R. Schofield, D. Reher y A. Bideau, eds., The Decline
1Mortality in Europe, Clarendon Press, Londres, 1991.
2 mundial La demografía contemporánea 215

con una historia social muy diferente, son muy p 1,os avances se acumularon con rapidez creciente en el
dos; aproximadamente los 2/3 del avance de tpo hasta mediados del siglo xx. Entre 1750 y 1850,
de vida se deben, en ambos casos, al control de la Francia y Suecia avanzaron, en promedio,
fermedades infecciosas (sobre todo las infantiles: de un mes de esperanza de vida por año de calen-
pión, escarlatina, difteria, etc.), a las enfermedad ' 1 ; estos tres países, más Holanda y Estados Unidos,
aparato respiratorio (bronquitis, pulmonía, gripe) nzaron 2 meses aproximadamente de esperanza de
las enfermedades intestinales (diarrea, l11. por año entre 1850-1859 y 1880. En los cuatro pe-
Por otra parte, también los 2/3 aproximadament td s siguientes los avances medios para los 10 países
alargamiento de la esperanza de vida (algo ........ v. , In tabla 4.3 fueron de 3,3 meses (1880-1900); 4,6
Inglaterra, un poco más en Italia) son imputable •J00-1 930); 5,8 (1930-1950), y 2,4 (1950-1999). Por
disminución de la mortalidad en los primeros 15 ursiguiente, la transición no ha finalizado, aunque ha
de vida; las edades maduras y ancianas, más allá d · su paso después del período de máximo pro-
40 años, han contribuido con apenas 1/6 o 117. (1930-1950), durante el cual los desastres de la se-
La transición de la mortalidad en los países nda guerra mundial no impidieron la difusión de los
Hados fue relativamente lenta. Consideremos, 11 s de la farmacología (sulfamidas, penicilina) de las
ejemplo, la fecha aproximada en que las mujer de 1930 y 1940.
canzaron una esperanza de vida de 50 años -qu Fl retroceso de la mortalidad se produjo paralela-
plica una pérdida considerable de los e te, en el último siglo y medio, al progreso econó-
una generación entre el nacimiento y la edad re ll y social, incluyendo, en esta expresión vaga, la
ductora del20-25% (y una «dispersión» del..,,....,..,., .. tu ión de los recursos materiales, técnicos y cultura-
reproductivo del orden del 30% )-, se observa q lile favorecen la supervivencia. Corresponde a la
los países hoy desarrollados, esa fecha varía entre 1 ria social y demográfica la comprensión de qué
para Noruega, a los años treinta de siglo xx para 1ores específicos -y cuándo y dónde- fueron los
garia, Portugal y la Unión Soviética. La fecha · u:u.tes en el retroceso de la mortalidad: pro-
"v .....
na» para los países europeos es 1903.1° 11 mente factores culturales y sociales (la manera de
1 tlr a los niños, la higiene personal, la mejor organi-
10. El valor de e0 a los 50 años se ha obtenido interpolando ' i n de los mercados, etc.) en la primera fase de la
algunos casos extrapolando) linealmente las series referidas, 111 1 ición; factores más específicamente económicos
los diversos países, de L. l. Dublin, A. J. Lotka y M . J)J",""''"'11
Length of Life, Ronald Press, Nueva York; 1949. Para Suecta, 11 1t segunda fase (mejoras en la vida material, mejo-
marca, Bélgica, Holanda, Suiza, Australia, Estados Unidos, la infraestructuras), y factores específicamente médi-
en que se alcanza una esperanza de vida femenina de 50 años " y científicos en la última fase, aún en curso, a pesar
túa entre 1880 y 1900; para Inglaterra, Francia y Alemania
1900 y 1910; para Finlandia, Austria e Italia entre 1910 y 1 ¡, que, además, en cada época, se haya producido la
para Grecia, Hungría y la URSS posteriormente a 1920. • • 1 n conjunta de diversas causas.
216 Historia mundial La demografía contemporánea 217

1>n el valor del PIB per capita en 1870, 1913, 1950 y


1' 94 para cada uno de los países; éste contiene 64 pun-
80 ........... - •······ ..
... ... ~

1• s (4 por país considerado) que, en síntesis, describen


o n~~ o
1.1 relación a largo plazo entre esperanza de vida y bienes-
~ 70 .............. A. ... t,¡· . ..... ......... .
! .Ir material. Omito la discusión sobre· las simplifica-
ro
"O
·s:
... ......... ~ 0 1870
ones obvias en que se basa este gráfico 12 y me detengo
"'
"O 60
0191 3
¡s 11 el resultado. Éste es de una claridad sorprendente: al
e:
~
"' 1 'cer la producción per capita se presentan avances
~ 50
11 pidos de la esperanza de vida en una primera fase de

40
¡,, transición, y avances progresivamente decrecientes
1' teriormente, hasta la última fase, en la que, a incre-
ll l ntos considerables de riqueza, le corresponden muy

PIS per capíta (miles de dólares 1990)


'asos avances de e0 • El que, en la fase final de la tran-
1 ión, países que tienen niveles muy diferentes de pro-
FIGURA 4.4. Relación entre producto interior bruto (PI
per capita y esperanza de vida (e 0 ), en 16 países nr..n··npnu1u
ti u ción per capita tengan valores casi idénticos de e0
(1870, 1913, 1950, 1980). lt muestra que, más allá de cierto nivel de bienestar, la
li ponibilidad de bienes no tiene prácticamente in-
1111 ncia sobre la supervivencia; en 1994, Estados Uní-
Simplificando al máximo, la figura 4.4 ofrece
cuadro sintético de las relaciones existentes entre el 111 », por el nombre de los estudiosos que han desarrollado su meto-
mento de la esperanza de vida en 16 países V'-'-"·'''-'H'·'"• l••logía). También se los define como dólares PPP (Purchasing
y un indicador del nivel de bienestar material, rp•·wpc .... l1r1111er Parity, o paridad de poder adquisitivo). Un dólar PPP es una
1111 uad de medida abstracta que, descartando el hecho de que los
tado bastante toscamente por la estimación del va 1"'' ·ios cambian en el tiempo y difieren en el espacio, «compra » la
de los bienes y servicios producidos (producto · 111 ma cantídad de bienestar y, por lo tanto, se puede utilizar para
bruto, PIB) per cap ita, expresado a precios 111 f lecer comparaciones históricas y geográficas. Naturalmente, el
que recientemente un investigador ha calculado kulo de los << dólares internacionales » tiene muchos límites, pro-
tln de la documentación disponible (bastante escasa y no muy fía-
pectivamente con metodologías uniformes (véase
tabla 4.8).1 1 El gráfico pone en relación el valor de
l,¡, 1 specialmente en épocas menos recientes) y también porque el
•lltj unto de bienes y servicios producidos y disponibles para el con-
11111 está en constante expansión. Véanse las páginas 162-169 del
Jll 11do libró de Maddison citado más arriba.
11. A. Maddison, The World Economy in the 2Qth 12. La simplificación más importante es que las dos variables no
OCDE, París, 1989; ídem, Monitoring the World Economy, 1 tll l lt1dependientes la una de la otra: si bien es verdad que la morta-
1992, OCDE, París, 1995. El PM (producto interior bruto) y el ltd,¡J depende en parte del bienestar, también es verdad que no se
per capita mencionados en este capítulo y en el siguiente está n h.1hrfa producido ningún progreso si la mortalidad no hubiese des-
presados en <<dólares internacionales 1990» (o dólares« •ll lido.
2I 8 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 219

dos tenía una producción per capita un 40% superi ombinación de factores biológicos (que dletermi-
la de Italia, pero la esperanza de vida de los "''"<"·'''"'""" 11 1intervalo entre partos) y sociales (que determinan
denses (75,7) era inferior a la de los italianos ( 1mplitud del período reproductivo dedicado a la re-
Esto no quiere decir, naturalmente, que los au ..., ........ lO lucción: edad de matrimonio y proporción de los que
ulteriores de «bienestar» no puedan traducirse en ''tsan) .B Habíamos visto que estos dos conjuntos de
nancias de la esperanza de vida, pero esto 1 1 rores podían influir sensiblemente sobre la natalidad
probablemente, en gran medida debido a los nrr,.,. ..,... 1 t, l manera que, en Europa, antes de la transición, se
«inmateriales» relacionados con cambios en los 11 ntraban valores «bajos », de alrededor del 30%o, y
de vida individuales, o a los progresos científicos, 1lores «altos», superiores al 45%o. Pero la contribu-
abrirán nuevos horizontes. La mera acumulación 11 n decisiva a la disminución de la natalidad la produ-
producción, evaluada por el PIB, ha dejado de lt la difusión del control voluntario de los nacimientos, 14
su función, al menos en esta fase histórica. En la 111 trumento ciertamente más eficiente que la duración
ra fase de la transición, por el contrario, los ·
1 • Naturalmente, existe también una fecundidad al margen del
tos de producción se reflejaron en importantes aumtemtQ 1111\tl'imonio, habitualmente (e impropiamente) denominada ilegítima.
de la supervivencia, y es obvio: más comida, mejor Nn obstante, en el contexto de los países occidentales, ésta era gene-
tido, mejores casas y mayores cuidados médicos · lol ln1ente irrelevante ·(al menos hasta las últimas décadas), puesto que
efectos notables en aquellos que están desnutridos, lol mayor parte de la reproducción se producía en el matrimonio.
14. La línea que separa el control voluntario de los nacimientos
vestidos, peor alojados y se confían a la naturaleza o dt 1 control involuntario es conceptualmente sutil. La fecundidad no
providencia en caso de enfermedad. Los efectos, por oluntariamente controlada es llamada por los demógrafos «fecun-
contrario, son exiguos o apenas influyen (cuando tlldnd natural»; puede presentar niveles muy diferentes, también re-
lot lanados a comportamientos de la pareja o de la madre (tabúes
son negativos, en el caso de hiperalimentación o ' uales; frecuencia de las relaciones; duración del amamantamien-
rioro medioambiental) en el caso de que los · 111, etc., véase cap. 1, apdo. 4). Sin embargo, estos comportamientos
tos de producción se realicen en poblaciones que ya 1 rfan «estructurales» y no determinados por el deseo de la pareja de

prósperas. dnr a luz un número determinado de hijos, y no otro número diferen-


1 ; por lo tanto, el comportamiento fecundo de la pareja no cambia
, n función del número de hijos ya tenidos. Por el contrario, la fecun-
didad controlada voluntariamente, mediante la contracepción o el
3. De la alta a la baja fecundidad , oltus interruptus tiene como finalidad el alcanzar una dimensión de-
l rminada de la descendencia; el control es efectuado sobre todo por
111 parejas que ya han alcanzado las dimensiones deseadas; por con-
La disminución de la fecundidad se ha producido IHuiente, el comportamiento fecundo tiende a cambiar en función
manera gradual y diferenciada en sus · d 1número de hijos ya tenidos. Son síntomas de la existencia de una
Ir undidad controlada en una población la disminución de la edad
territoriales, al igual que la transición de la 111 •dia al nacimiento del último hijo, o bien una disminución de la
Ya he discutido (véase cap. 1, apdo. 4) los factores k undidad en las edades maduras y, por consiguiente, un cambio en
determinan la «producción » de hijos, esencialmen 111 «forma>>de la curva de fecundidad de acuerdo con la edad.
220 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 221

28
Suiza O<> Bélgica
1111 rimonio (en Suiza, Bélgica, Suecia y Noruega, más
<>Suecia <> Holanda 27 años) y una baja proporción de mujeres que han
27 Noruega<> <> Dinamarca
nntraído matrimonio antes del final del ·período re-
<>Irlanda
26 Portugal <> <> Escocia
IIOductivo (poco más del 80%). En la part•e inferior
~ Finlandia <>
<:>Alemania
<>Inglaterra-Gales
ltquierda se presenta, por el contrario, la región de
o
·¡:
o 25 Austria<> <:>Canadá l1n nupcialidad (Rumania, Bulgaria) con edad baja al
E
~ Italia<>
<>España 1' imer matrimonio (alrededor de 20 años) y alta pro-
E 24
Q; pnrción de casados (más del 9 5%). En general, existía,
E
~ 23
11la época premoderna, una relación muy estrecha (e
"' <> Estados Unidos IIIV rsa) entre los dos componentes de la nupcialidad,
"'
'O
"E 22 111110 aparece en el gráfico.
u
"'
u
w
La figura 4.5 proporciona una imagen de la variabi-
21
lld td de la nupcialidad e, indirectamente, de su efica-
Rusia<> ¡,¡ en el control de la «producción» de nacimientos.
20
lli acia, a decir verdad, considerable, aunque no lo
19 uficientemente flexible como para modelar la natali-
75 80 85 90 95
Porcentaje de casadas al final del período reproductivo
l,,d en el rápido cambio de la sociedad del siglo XIX. El
1 ntrol de los nacimientos asume esta función de regu-
FUENTE: P. Festy, La fécondité des pays occidentaux de 1870 a 1
PUF, París, 1979, p. 29.
l,td r «fuerte»; desconocido, a excepción de algunos
1npos muy restringidos y particulares (nobleza, bur-
FIGURA 4.5. Relación entre edad media al matrimonio
Il •sía urbana), 15 aparece en Francia hacia finales del
proporción de mujeres casadas al finalizar el período
ductivo en algunos países; generaciones nacidas a me·ma1ag¡ IHI XVIII y en algunas áreas restringidas 16 y se difun-
del siglo XIX. j, rápidamente, como una mancha de aceite, por toda
l1 u·opa durante la segunda mitad del siglo XIX, con al-

del período de lactancia materna, que el retraso del 15. M . Livi Bacci, <<Social-Group Forerunners of Fertility Con-
trimonio o que la renuncia a éste. 11111 in Europe>> ~ en A. J. Coale y S. Watkins, eds., The Decline of
111 tility in Europe, Princeton University Press, Princeton, 19 86.
La figura 4.5 da cuenta de la utilización del freno 1 • Era muy frecuente la menor fecundidad en las áreas urbanas,
acelerador) matrimonial en Europa, en las ge11.er·ac:tg fiH , in embargo, también se debía a la composición particular de la
nes que precedieron el inicio de la disminución de ~11h lación y a su elevada movilidad. Pero desde finales del siglo
VIII, la fecundidad desciende también en algunas áreas de Hungría.
nacimientos. Las poblaciones femeninas con ' 11 R. Andorka, <<La prévention des naissances en Hongrie dans
nupcialidad se sitúan, en el gráfico, en la parte l11 gion Ormansag depuis la fin du xvme siecle», Popul.ation, XVI,
rior izquierda: presentan una edad .elevada al 1' / 1, n.o 1, pp. 63-78.
222 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 22 3

gunas zonas rurales y periféricas que se ven · El indicador de fecundidad legítima resume la in-
en la transformación sólo hacia mediados del siglo tensidad de la fecundidad femenina en el matrimo-
Los gráficos de la figura 4.6 dan cuenta de la nio: esta intensidad se mide en relación al valor
mación de la fecundidad europea, de mediados d 1 máximo (de valor igual a 1) encontrado histórica-
glo XIX hasta después de la segunda guerra mundial, mente en una población normalmente constituida.
gún los resultados de una investigación · · Antes de la difusión del control voluntario, este in-
17
sobre el descenso de la fecundidad europea. La dicador podía alcanzar valores comprendidos,
tación sigue un modelo ya empleado en otro aproximadamente, entre 0,6 y 1 en función de los
pero que aquí se utiliza de manera diferente. Los factores (véase cap. 1, apdo. 5), vinculados a la
cos presentan curvas de «isofecundidad»; cada curva duración del amamantamiento, etc., que determi-
presenta el lugar donde se encuentran las · · nan el intervalo entre partos. La difusión del con-
de fecundidad legítima y de nupcialidad que dan trol de los nacimientos se manifiesta, en general,
idéntica «fecundidad general » (indicador del ritmo mediante un descenso «continuo » del nivel de fe-
producción de hijos, fuertemente correlacionado con
número medio de hijos por mujer, ISF). Los indicad JWticularidad de ser el grupo con mayor fecundidad que se ha en-
de fecundidad legítima (Ig) y de nupcialidad (Im), tlllltrado en una población constituida normalmente. Se pueden cal-
construcción y significado explico en la nota r-"''"'""'' '"'"'11<111
0
•lllnr las cuatro expresiones siguientes:
diente, 18 muestran lo siguiente:
l. Índice de fecundidad general:
2. Índice de fecundidad legítima:
17. En relación con los fines, las características y los n:~uiL;~u¡¡ . Índice de fecundidad ilegítima:
de esta investigación, dirigida por A. J. Coale y coordinada 4. Índice de la proporción de casadas:
Office of Population Research de la Universidad de
The Decline ... , cit. Los países incluidos en la figura 4 .6 son: Los numeradores de 1, 2 y 3 son, respectivamente, el número to-
Dinamarca, Inglaterra y Gales, Finlandia, Francia, Alemania, ,,,¡ de nacimientos, los nacimientos legítimos y los ilegítimos de la
gría, Irlanda, Italia, Holanda, Noruega, Portugal, Escocia, población estudiada. Los valores F1, son: 15-19 años= 0,300; 20-24
Suecia y Suiza. 0,5 50; 25-29 = 0,502; 30-34 = 0,447; 35-39 = 0,406; 40-44 =
18. Los indicadores Im, Ig e Ir (indicadores de la proporción 11,222; 45-49 = 0,061.
casadas en edad fecunda, de la fecundidad general y de la on los cuatro índices se puede establecer la siguiente relación: Ir
dad legítima) y el indicador Ih, de fecundidad ilegítima, norr..tOH)J?:O 1 x Im + h x (1- Im). Cuando hes muy bajo, digamos inferior a
los primeros aunque aquí no lo trataremos, se calculan de la 0,05 (o al5 % ), como sucede en general en casi todas las poblaciones
siguiente. Se definen con los símbolos(; y g¡, y h¡, respectivamente, md dentales, el índice de fecundidad general Ir puede establecerse
número total de nacimientos, legítimos e ilegítimos, por mujer ll l ll el producto I x I . Todos los indicadores tienen un valor infe-
el intervalo de edad i; se denotan con W¡, m 1, y u¡, respectivamente, ' or a l. En el cas6 de 'j' , el valor de este índice tiene el significado de
número total de mujeres, de mujeres casadas y de no casadas, · 111nntificación de la refación entre la fecundidad legítima de la po-
pre en el intervalo i. Finalmente F¡, son los coeficientes de lillción estudiada y la fecundidad máxima teóricamente posible
dad de la población de referencia, es decir, la población de los (1 n o de los huteritas) . Los valores inferiores a 0,6 denotan, general-
ritas, para las mujeres casadas en 1921-1930, que presentam 11 1' nte, la presencia de control voluntario de los nacimientos.
Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 225

cundidad legítima; en la investigación meuLJL\JIII> ILIJ 800

más arriba, una disminución del 10% respecr 750


un nivel inicial estable se considera signo · 700
voco de un control difuso. Valores del ..· • u•·'-"' 'UYI
650
iguales o inferiores a 0,5 pertenecen seguramct
a poblaciones que ya practican el control. 600
• El indicador de nupcialidad no es más que 550
medida de la proporción (ponderada por la
500
tencialidad de la fecundidad a las diversas edad
de mujeres de edad fecunda que están casad 450

por consiguiente, se trata esencialmente de u 400


síntesis de los efectos de la edad al matrimonio
350
de la proporción de mujeres casadas (además 200 400 600 800
la viudedad, en disminución durante el
debido al descenso de la mortalidad), presenta l1 URA 4.6. Relación entre fecundidad general (If), fecun-
en la figura 4.5. didad legítima (Ig) y proporción de casadas (Im} en 16 países
rl/lropeos (1870, 1900, 1930 y 1960).
Los gráficos de la figura 4.6 ilustran, por tanto
progresiva disminución de la «fecundidad» genera{
los países europeos en función de las dos variables il didad legítima, debido a la difusión de la contracep-
tradas más arriba. En 1870, la fecundidad ' i n: la elipse se orienta en sentido horizontal con va-
una dispersión notable; de un nivel inferior a O 3 lores de fecundidad general que, en 1960, alcanzan
Francia (que hacía tiempo que controlaba su fec~n 111agnitudes de 0,2. En más de un caso, la disminución
dad), a valores de alrededor de 0,5 en los países de Eu d la fecundidad legítima se produce en presencia de
ropa oriental, con elevada nupcialidad y elevada 11 11 aumento de la nupcialidad: esto se puede relacionar
cundidad legítima. Sin embargo, en aquella fecha 1 imismo con el hecho de que la disponibilidad de un
también excluyendo a Francia, las diferentes « ' 11\étodo eficiente de control de los nacimientos (la con-
nes» de los diversos países se deben más a las ll'acepción) convierte en superfluo recurrir al control
cías de nupcialidad (eje vertical) que a las diferenci d la nupcialidad, suavizando las uniones.
de fe~undi~ad legítima (eje horizontal): la elipse qu El momento en que la fecundidad legítima disminu-
descnbe el area es alargada en sentido vertical. La di al10 % , respecto al nivel estable precedente (y no se
minución posterior de la fecundidad, por el contrari r •cupera), señala la confirmación de una disminución
se produce sobre todo por la disminución de la fecu n r·reversible. Esta fecha es un hito importante en el pro-
226 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 22 7

ceso de transición demográfica y un síntoma de qu , 140

tradicional sistema de regulación de los nacimien


(el matrimonio), se ve sustituido por otro nuevo. 140
fecha más precoz es la de Francia (1827); la más
día, la de la Rusia europea y la de Irlanda (1922),
paradas por un siglo aproximadamente. En ~~.,........ 140

Dinamarca, Gran Bretaña, Alemania, Holanda y


la fecha se sitúa entre 1880 y 1900; en Suecia, 140
ga, Austria y Hungría, entre 1900 y 1910; en Ita]
Grecia, Finlandia, Portugal y España, entre 1910
1920. Se ha calculado la fecha en que se alcanzó ellO 140

de disminución en aproximadamente 700 provincia


distritos europeos, y su distribución por décadas 140
muestra en la figura 4. 7. En ésta se reflejan, de .........., .....
dos distribuciones: la de la izquierda se refiere a
departamentos franceses que se anticipan netamente
resto de Europa, puesto que la disminución arraiga s
lidamente entre 1780 y 1850; la de la derecha se refi
re al resto de provincias de Europa. En el 60% de lo 1800 1820 1840 1860 1880 1900 1920 1940 1960

casos la fecha de disminución se sitúa entre 1890 iiUENTE: A. J. Coale y S. Watkins, eds., The Decline ... , cit., p. 38.
1920; la década con mayor intensidad es la de 1900 JIIGURA 4.7. Distribución de las provincias europeas según la
1910. Las áreas más retrasadas inician su disminució década en la que se produjo una disminución del1 0% de la fe-
decisiva en los años cuarenta del siglo pasado. 'mdidad legítima (Ig).
Una geografía completa de la transición de la fecun
didad legítima, como la detallada por el estudio d
Princeton, pone de relieve un proceso de disminució eográficamente centrales pero culturalmente tradi-
que, iniciado en Francia, se extiende por la Europ ·ionales, como ciertas áreas alpinas- fueron los últi-
~ás desarrollada, incluyendo, en el sur, a Cataluña, mos baluartes de elevada fecundidad, .desmantelados
Ptamonte, Liguria y Toscana, y extendiéndose a Ingla· rradualmente hacia mediados del siglo xx. 19
terra, Bélgica, Alemania y países escandinavos, par
después alcanzar la Europa meridional y oriental. .La 19. El estudio de Princeton ha producido, entre otros resultados,
mapas detallados de las tendenóas de fecundidad y nupcialidad de
regiones mayormente periféricas -algunas zonas de 1 la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros días. Véase The Decli-
Europa mediterránea, de los Balcanes e Irlanda; zona /l e•.• , cit. Una <<geografía» generalmente más detallada puede encon-
228 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 229

Desde un punto de vista agregado y a largo Análogamente a lo que se ha hecho con la esperanza
podemos ahora volver a los indicadores de « 1 vida, es interesante ver cuáles han sido las relacio-
ción» de nacimientos y ver cómo han evolucionado 1\t entre el ISf21 y el PIB per capita en los 16 países
el tiempo. El mejor indicador es la DF (número htdustrializados en las cuatro fechas habituales de
de hijos por mujer) calculada, para algunos países, 1870, 1913, 1950 y 1994 (fig. 4.8). La evolución de la
referencia a generaciones de mujeres nacidas en 11 lación reproduce la que une la producción per capita
separadas por un cuarto de siglo (tabla 4.5). De niv la e0 ; en efecto, el crecimiento del PIB per capita se
máximos superiores o próximos a 5 hijos por mujer · mpaña, en una primera fase, de disminuciones
Inglaterra y Gales, Alemania y Holanda para las gen l )nstantes de la fecundidad; posteriormente, los in-

raciones nacidas alrededor de 1850 o antes, se pasa a l rememos del PIB se acompañan de reducciones cada

hijos aproximadamente para las generaciones nacid v z menores de la fecundidad, hasta convertirse en
alrededor de 1950, que a finales del siglo XX estaban fi 1 rácticamente nulas en la fase actual de madurez eco-
nalizando su ciclo reproductiv0. Las mujeres nacida nómica. No debe tomarse por una «ley» una relación
principios de los años sesenta tienen una fecundidad no observada en una fase histórica en la que el aumento
tablemente inferior al nivel de reemplazo enpaíses com del bienestar ha secundado la difusión del control vo-
Alemania, Italia y España. Entre estas mujeres, al termi
nar su ciclo reproductivo, son más numerosas las qu • n el número medio de hijos que -según reiterados estudios-las
no han tenido hijos, o han tenido sólo uno, que las qu )tuejas declaran desear, o esperar, o considerar como ide~l. Sensi-
han tenido dos o más. Por su parte, Rusia, los demá l
>les variaciones de este valor serían sobre todo consecuencia de va-
iaciones en el «tiempo » de la fecundidad (aceleraciones y retrasos
países procedentes del sistema socialista y Japón han
•n traer hijos al mundo) debidas a circunstancias transitorias. En
entrado en el número de países cuya fecundidad, peli· ca posición está J. Bongaarts, «Fertility and Reproductive Prefe-
grosamente baja, despierta preocupación. En efecto, FJ.O rcnces in posttransitional Societies >>, en R. A. Bulatao y J. B. Caster-
preguntamos si no estaremos en el inicio de un ciclo d line, eds., << Global Fertility Transition >>, Population and Devel?P-
ment Review, vol. 27, suplemento, 2001. Otros, y entre ellos qUien
duradera y bajísima fecundidad que trastornaría el d • seo escribe son de distinta opinión y consideran que las sociedades
sarrollo de las sociedades europeas, o si se trata de un pueden de ~lguna manera adaptarse, durante largos períodos, a ni-
fase cíclica destinada a desaparecer próximamente.2o veles de fecundidad muy bajos (o relativamente elevados) tal como
demuestran los casos de Alemania e Italia, con bajísima fecundidad
desde hace dos o tres décadas.
trarse en las monografías nacionales, publicadas todas ellas por la 21. Los valores de ISF utilizados aquí se han calculado << para
Princeton University Press, y que tratan los casos de Francia (E. van contemporáneos >> , y no para <<generaciones >> como las de la tabla
de Walle); Gran Bretaña (M. Teitelbaum); Alemania (J. Knodel)· 4.6. El cálculo para contemporáneos, consistente en la suma de los
Unión Soviética (B. Anderson, A.]. Coale, E. Harm); Italia (M. LivÍ niveles de fecundidad de las mujeres de las diferentes edades en una
Bacci); Bélgica (R. Lesthaege), y Portugal (M. Livi Bacci). misma fecha (y por tanto nacidas en años diferentes y con diferentes
20. Distintos autores consideran que, a la larga, la fecundidad historias reproductoras), amplifica la influencia de los factores co-
terminará oscilando alrededor de los 2 hijos por mujer, de acuerdo yunturales.
Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 2 3I

TABLA 4.5. Número medio de hijos por mujer (DF) de a


nas generaciones en países occidentales (17 5 0-1960).
·-········-·· · ---· .• .. ·~''""''"' ' -' ''
.......................................... ·····-· ..... ~ . ~ · ···-- · ···

1750 1775 1800 1825 1850 1875 1900 1925 o


Suecia 4,21 4,34 4,68 4,40 4,28 3,51 1,90 2,05 1,98 5 ···oW,
b ... oa · ·- ·..... . ...... ...... .. .. ............... .. .. ...............................................o1870
-....... - ···~--
Inglaterra y 5,28 5,87 5,54 5,05 4,56 3,35 1,96 2,15 2,06
Gales cfb~ 0 o1913
........ ~ ................................................................. _.........................:A:.i95o
Alemania 5,17 3,98 2,08 2,06 1,72 00 • ~1994
aO O O ID A
Francia 3,42 3,27 2,60 2,14 2,59 2,11 3 ....................... o-·-..• .... ! ....................................................... .......................................
Países Bajos 4,98 3,98 2,86 2,76 1,85 • o)
España 4,64 3,38 2,51 2,15

2 .... ........... ~ • .~ .. . .M.:. ........ ~ ............................. ...... ~~·· ·;;: · ·~ ······ ····· · - ~··· · ·····
Italia 4,67 4,50 3,14 2,27 1,88 ~ o o
~ ~
Estados 4,48 3,53 2,48 2,94 1,90 1 0l-------5--------1~o------~1~s------~2~0------~2s
Unidos PIB per capita (mi les de dólares 1990)
Australia 3,22 2,44 2,98 2,00
11 URA 4.8. Reláción entre producto interior bruto (PIB)
NoTA: Períodos centrados en las fechas indicadas. Para los Paf 1~ r ca pita y número medio de hijos por mujer (ISF), en 16
Bajos, 1841-1850 en 1850; para Australia, 1876-1885 en 1875; lo
flllls es occidentales (1870, 1913, 1950 y 1994).
valores de Italia (1850 y 1875) se han estimado a partir de la encu
ta de fecundidad de 1931. Para Alemania los valores de 1925 y d
1950 se refieren sólo a Alemania Federal.
1nente se deduce del retraso, en este proceso, de las zo-
FUENTE: P. Festy, La fécondité des pays occidentaux de 1870 a1970 ll s más retrasadas o periféricas. Ciertamente, todo
PUF, París, 1979. Para Inglaterra: A. E. Wrigley y R. Scofield, Th
Population History of England, 1541-1871, Arnold, 1981. Los d t llo se ha producido con importantes e~cepci~nes que,
tos de la generación de 1950 están extraídos de EUROSTAT, DI 1
omo a menudo acontece en las cienctas sociales, es-
mographic Statistics 1994, Luxemburgo, 1994. Ir pean la fiesta a los investigadores deseosos de .en-
ontrar soluciones simples a problemas compleJOS.
Lito algunas de estas excepciones, entre las muchas
luntario. La actual indiferenciación de la fecundidad ¡ue ofrece la vasta literatura sobre el tema.
según los niveles de renta es un indicio de que otra
motivaciones complejas gobiernan las decisiones d • La disminución de la fecundidad se inicia, y con
las parejas, en escasa conexión con la disponibilidad mucha anticipación, en un país rural como Fran-
de bienes materiales. cia, mucho menos avanzado y rico que Inglaterra,
En los dos últimos siglos, la transformación social y . en plena revolución industrial. . . .,
económica ha tenido gran importancia en la determi· • En muchos países, el ritmo de d1smmuc1on de la
nación del descenso de la fecundidad, como indirecta· fecundidad en las diversas regiones se explica, de
2 32 Historia mínima de la población mundial
La demografía contemporánea 2 33

~an~ra limitada, con indicadores sociales y lo ha creado los cimientos políticos, económicos y
n_~micoscomo, por ejemplo, el nivel de · l11mográficos con el imperialismo español y británico,
CIOn, la proporción de población rural el niv 1 tá a punto de sufrir una emigración masiva. Los re-
industrialización, de urbanización. ' ortes de la emigración son tanto económicos como
• A menudo, factores culturales más sutiles prev d•mográficos: económicos, porque la revolución in-
cen sobre la acción de los factores de bienestar: dltstrial y el progreso técnico en general aumentan la
pertenencia a un grupo lingüístico, a una etnia, ¡ I'O ductividad y convierten en excedentes a masas de
modo de entender o practicar la fe religiosa 11' bajadores, sobre todo en las zonas rurales. Demo-
adscripción política. ' W ficos, porque la transición implica un vigoroso «mul-
1 plicador» demográfico -en pocas palabras, acele-
No obstante, si ob~ervamos el conjunto del proc 1 1 el crecimiento-, empeorando los problemas que
P_~dremos _ ve: que, mdudablemente, ninguna pobl 1lantean los cambios económicos. La disponibilidad
c~on ~-a resisti~o largo tiempo con alta fecundidad a 1 d tierra y espacio en América, tanto en la del Norte
difusiO_n del bienestar y a la disminución de la mortal 1 omo en la del Sur, y, en menor medida, en Oceanía,
dad. Sm duda ~lguna, la transición demográfica h 1 í como la · demanda de trabajo en esas sociedades
formado parte mtegrante de la transformación de J 1mergentes, crea las condiciones para la emigración
sociedad.
masiva.
Entre 1846 y 1932, se calcula que partieron a ultra-
mar 18 millones .de personas desde Gran Bretaña e Ir-
4. La emigración europea: un fenómeno irrepetibl 1 nda; 11,1 millones, desde Italia; 6,5, desde España y
P rtugal· 52 desde Austria-Hungría; 4,9, desde Ale-
l!~a exposición sobre la transición -en la versión sin manía; 2,9, ' 'desde
' Polonia y Rusia, y 2,1, des de SueCia
. y
tetica que me he propuesto ofrecer- no resultar! Noruega, por no citar más que las principales proce-
c?mpleta sin una apostilla sobre las grandes emigr· dencias. Este flujo de emigrantes -que daba lugar a
Clones que han permitido, poblando dos nuevos conti trandes corrientes de retorno- se dirige a Estados Uni-
nentes, aligerar la presión demográfica de Europa. y dos: 34,2 millones; Argentina y Uruguay: 7,1; Canadá:
he r~cord~~~ (véase cap. 3, apdo. 6)' la importancia d
la dispombihdad de espacio -y, por lo tanto, de ti '2·' Brasil·. 4 ' 4·' Australia y Nueva Zelanda: 3,5, y
uba: 0;9 millones (sólo citando los destinos principa-
rra- al plasmarse el desarrollo de la población euro l s). En los primeros quince años del siglo, el flujo de
pea ant:s de la re~olución industrial. A finales del siglo migración de Europa superó el3%o anual, equivalente
XVIII mas de ~ m~llones de personas de origen europeo n aproximadamente 1/3 del incremento natural. 22
pueblan~ eqUitativamente repartidas, las dos mitade
del contmente americano; Europa, que durante tres si· 22. J.-C. Chesnais, La transition ... , cit., p. 164.
La demografía contemporánea 2 35
2 Historia mínima de la mundial

Descontando los retornos, Italia, entre 1861 y 1 1 2 ~~~~LJ~-L~~~~~~~,

perdió 8 millones de habitantes; suponiendo que 11 ¡fl


10 4 'E
hubi~ran aumentado, a lo largo del tiempo, con el
9 "".e"'
D
mo rttmo que la población italiana (se trata de un 8 3
"'
o
o
pótesis muy restrictiva), hubiesen constituido, en 198 7 ~
6
14 millones de habitantes, aproximadamente un 5 2 8.
valen te al 25% ·de la población. 23 4 ~"'
Estas someras indicaciones dan idea de la · 3 1 ~
Cl

cia de la emigración para el sistema demográfico eu 2


w
E
peo. En conjunto, la emigración ha tenido ·
1820 1830 1840 1850 1860 1870 1880 1890 Año ~e nacimi_ento ..
consecuencias demográficas positivas: ha permiti 1840 1850 1860 1870 ·1880 1890 1900 1910 1920 Ano de em1grac1on
un crecimiento económico más rápido en las zona
partida; ha permitido utilizar el recurso trabajo 11 uRA 4.9. Emigración y crecimiento natural en el conti-
donde éste era más productivo, acrecentando los " nte europeo (1820-1915).
cursos en el conjunto del sistema, tanto en . Euro
como en ultramar.
La figura 4.9, procedente de Chesnais, pone en rel incidencia particular entre la aceleración y ralentiza-
ción el incremento demográfico del contine~·J.te eur< [ n de la tasa de crecimiento natural y el comporta-
peo con la intensidad de las emigra<;iones verificad llliento de la emigración: la emigración asume la fun-
aproximada~ente a 25 años de distancia (que repr
l n de atenuar la presión demográfica mediante la
senta, aproximadamente, la edad media de los em 11bsorción de un creciente número de individuos del
grantes). Un cuarto de siglo más tarde se aprecia un mercado de trabajo.24 Naturalmente, una intensa de-
n anda de trabajo en ultramar complementa el proceso
1 exportación de los excedentes demográficos. Las
23. Por ejemplo, combinando las estadísticas inmigratorias d mplicaciones, desde el punto de vista del desarrollo
Estad<_>s Un_idos con los resultados de los censos en que demandab n d mográfico de Europa, son múltiples y no sólo cuan-
la nac10nahdad de los censados, he podido calcular que, entre 18 8
Y 195?, el 50,2% de lo_s inr~igrados italianos retornaron a la. patri titativas. Éstas están relacionadas sobre todo con las
de~pue~ de una estancia mas o menos larga. M. Livi Bacci, L'i1n p rticulares características de los que emigran (ci~rta­
mt~~aztone e l'assimilazione degli italiani negli Stati Uniti, Giuffr& mente seleccionados desde muchos puntos de vista),
MI!an, 1961, pp. 34-35. Para calcular el número «actual » corr
pondiente al volu~en de la emigración neta de Italia en el períod \Unque aquí no disponemos de espacio para comen-
1861-1961, he aphcado al volumen de la migración de cada décacl das.
la tasa de incremento natural de la población italiana en el mism<
período, haciendo la suposición de que la han conservado (los pri
meros emigrantes y sus descendientes) hasta 1981. 24. J.-C. Chesnais, La transition ... , cit., pp. 169-172.
2 6 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 2 37

ra parte del siglo y se estabili~a al finalizar éste.2


5
Pero algo hay que agregar con referencia a las
sas de la gran emigración europea. Hemos dich 1 xpansión demográfica acree1enta la demanda de
mostrado (fig. 4.9) que dicha emigración tiene su lunentos satisfecha principalmente con el aumento
ces en la aceleración del crecimiento durante el 1 1 tierr~ cultivada. Hay nueva tierra disponib~e. en el
XIX y en la formación de excedentes demográfico , e de Europa y al este del río Elba; en otros sittos se
11
absorbidos por el sistema económico; en la ex1·.stencl l11nina paulatinamente el período de reposo para la
de tierras y capitales en América, junto con una 11 vación de la fertilidad de los campos; pero la. pro-
rosa demanda de población y mano de obra; en 111 tividad de la tierra se mantiene baja: a mediados
diferencias entre rentas y salarios locales rAn->r"' 1 1 iglo XIX el rendimiento de trigo por hectárea de
con los de ultramar, y, al mismo tiempo, en el 111 rra es de alrededor de una tonelada; al empezar el
«encogimiento» del mundo debido al menor coste 11-1 1 xx ha aumentado un ?Iodesto 20% 26 : La escasez
la mayor velocidad de los transportes. Pero para 1 tierra (y el número creciente de.ca~pesi~os que no
prender mejor las razones del gigantesco tr 11 ponen de ésta), junto con el baJO di~a~msmo de su
11 lt10S» al crecimiento demograflco de no haberse mul-
demográfico, este diagnóstico ha de articularse oductividad,.h~bría ii:npuesto,n.uevos hmites «malthu-
Particularmente, tres fenómenos complejos han de
lacionarse entre sí: 1) el aumento de la población u¡licado desmesuradamente la tierra ~ultivada fuera
ral, la di~ponibilidad de tierra en Europa y fuera 1
1t uropa. Grigg ha calculado que. la tterra labo~able
Europa, y la productividad en la agricultura; 2) la 11 uropa aumenta de 140 a 14 7 millones de hectareas
námica natural de la población de las campiñas; 3) 11
re 1660 y 1910; pero en este lapso en Rusia pa~a de
contemporáneo desarrollo de las actividades no 1 millones de hectáreas a 114; en Estados U.m dos,

colas. 1
lc• 66 a 140, y de niveles insignificantes a 3 3 millones
En lo que se refiere al primer punto, se observa 11 Canadá y ArgentinaP Los bajos costes de produc-
que en la segunda mitad del siglo XVIII, en todos 1 1 n en las áreas de nueva instalación europea Y el des-
países europeos salvo Inglaterra, donde el proceso 11 n o de los costes del transporte marítim,o está~ ~n la
industrialización estaba en rápida expansión, alred 1 1 e de la caída de los precios que pondra en cnsis l~s
dor de las tres cuartas partes de la población se ocup 1
1mpiñas europeas a partir de lo~ ~ños setent~ del si-
ban en la agricultura. Esta proporción baja velozmen lo XIX. Por último, si la productividad de la tierra es
en el siglo XIX, aunque con ritmos muy diferenciados o o dinámica, la introducción del capital en el campo
1
los distintos países: hacia 1850 equivale a la mita
y, al empezar el siglo xx, a alrededor de un tercio. Per 25. P. Bairoch, International Historical Statistics, vol. 1, The
a causa del vigoroso crecimiento demográfico (la p \ orking Population and its Structure, Nueva York, 1969.
26 . D. Grigg, Storia dell'agricoltura m occzdente, c1t., tabla 4.2,
blación europea se duplica durante el siglo XIX), el nú ,,, 48 . .
mero de la población agrícola aumenta durante la pri 27. Ibídem, tabla 2.2, p. 30.
2 8 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 2 39

y la mecanización acrecientan la productividad del tr no es independiente del grado de evolución de la ~gri­


bajo. Grandes masas de campesinos, con poca tierr ·ultura, sino que, por el contrario, está estrechamente
pero con creciente productividad del trabajo, implic r lacionado con éste: utensilios, máquinas y fertilizan-
un fuerte aumento de excedentes de mano de obra, t s, al principio producidos por las empresas agrícolas,
menudo desplazada de actividades y formas de vi progresivamente se producen con más eficiencia en el
tradicionales, repentinamente puestas en crisis.28 A istema industrial. Pero es el crecimiento de este último,
mentan los candidatos a la emigración. y de las actividades de servicio prevalentemente urba-
El segundo punto se refiere a la dinámica natural d nas, lo que determina nuevas salidas a los excedentes
los campos, donde el control de la fecundidad se d \grícolas; donde se adelanta, el fenómeno migratorio
funde con sensible retraso respecto a las áreas urban bajo, o, de todas maneras, acaba pronto; donde se
determinando una aceleración más intensa del ·ere 1 retrasa, la emigración tiende a ser masiva.
miento natural durante el período de transición. La figura 4.10 destaca la intensidad del flujo de emi-
algunos casos -tal como ocurrió en muchos países ración (particularmente elevado en la primera década
vías de desarrollo-, las primeras fases de la transici del siglo xx) con la rapidez del crecimiento de la ocu-
y la mejora de las condiciones sanitarias que la acom 1, ación en los treinta años finales del siglo XIX en 13

pañan llegaron a determinar un aumento -en vez d países europeos. La relación es directa: los países don-
una disminución- de la fecundidad.29 de la ocupación agrícola disminuye o se estanca en las
El tercer punto se refiere a la rapidez con que se ere tÍltimas décadas del siglo XIX (Suiza, Bélgica, Alema-
en Europa actividades laborales en los sectores no agr nia, Dinamarca e Inglaterra) tienen baja emigración
colas, permitiendo, por lo tanto, salidas alternativa transoceánica; los países donde crece la ocupación ru-
la población del campo. Naturalmente, este fenómen ral con fuerza (Finlandia, Noruega, Italia y España)
tienen una intensa emigración. La figura 4.11 nos ayu-
28 . ,Véase D. S. Massey, J. Arango, G. Hugo, A. Kouaouci, A Ja a investigar el mismo problema desde otro punto de
Pellegnno y]. E. Taylor, Worlds in Motion: Understanding Interna vista: la gran oleada migratoria, impulsada por los ex-
tional Migration at the End of the Millennium, Oxford University
Press, Oxford, 1998. edentes demográficos del campo, disminuye cuando
29. Un caso típico es el de la población del Véneto, que, en 1 stos se vuelven menos importantes. Un indicador del
Italia del centro-norte, es la última región que empieza a control ambio de la situación lo constituye la relación entre
la fecundidad en los años veinte del siglo xx. La fecundidad legítim
(Ig) padece un notable aumento en el período anterior al comien7.
cupados en la industria manufacturera y ócupados en
del descenso (casi el 20% entre 1881 y 1911), como consecuen i 1 1 agricultura: cuando esta relación supera la unidad
entre otras cosas, de la mejora en las condiciones de vida y en la cll (es decir, cuando los primeros son más que los segun-
minación de la pelagra, una enfermedad de carencia vitamínica pr los), el empuje migratorio tiende a debilitarse y even-
vacada por el excesivo consumo de maíz. Véase M. Livi Bacci, «F
tility, Nutrirían and Pellagra: Italy During the Vital Revolution>>, en tualmente a extinguirse; el sector moderno de la eco-
]ournal of Interdisciplinary History, XVI, n.o 3, invierno, 1986. ttomía (que hasta épocas recientes estaba constituido
240 Historia mínima de la población mundial La demografía contemporánea 241

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-8 1870 1890 1910 .1930 1950 1970 1990

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O Aumento por 1.000 ocupados


• Emigración por 1.000 habitantes
6,-------------------------------------,
FIGURA 4.10. Aumento del trabajo agrícola (1870-1910) )'
emigración (1900-1910).

por la industria manufacturera) y los otros sector


que éste arrastra están en condiciones de absorber lo
excedentes que todavía se forman en la agricultura. En
la última parte del siglo, la relación 1:1 está abundan
temente superada por Gran Bretaña, que desde hací
ya tiempo había agotado la emigración de masas; se v
rápidamente superada antes de lá primera guerra mu1
dial por países que tienen vigorosos procesos de indu --
. España - - - Suecia - - - Dinamarca -··Holanda - -Suiza

trialización (Alemania, Bélgica, Suiza), allí donde 1 (b)

emigración de masas nunca había arraigado (Bélgi ) IIIGURA 4.11. Relación entre trabajo manufacturero y tra-
o donde se interrumpe (Alemania, Suiza). Países medi bajo agrícola (1870-1987).
242 Historia mínima de la población mundial La demografía contemporánea 24 3

terráneos como España e Italia, con tardía industriali· profundamente cambiadas, en su dinámica y estructu-
zación, superan ampliamente esa cota en los años s • ra. El alto grado de «eficiencia» demográfica alcanza-
senta y setenta, cuando también la emigración cesa. lo tiene numerosas implicaciones que, en lo concer-
Para otros países (Dinamarca, Suecia, Holanda), en niente al caso italiano, se sintetizan en la tabla 4.6, que
los que la industria manufacturera alcanza prevalenci tnuestra una serie de parámetros característicos referi-
entre las dos guerras mundiales, la emigración se habí dos a 1881 y a 1981, al inicio y al final de la transición
apagado forzosamente por las restricciones de los paí· n este país. El caso italiano, con las pertinentes adap-
ses de inmigración durante la primera posguerra y 1 aciones, es típico del continente europeo y tiene un
sucesiva gran crisis económica. valor más general.
La experiencia de los países europeos --durante todo En este punto se impone un breve comentario. Los
el siglo XIX y buena parte del xx abastecedores de emi· ndices de natalidad y mortalidad reiteran lo que ya se
grantes para las «nuevas Europas» de más allá del océa· 1 a comentado extensamente en las páginas preceden-
no- no se puede trasponer a la situación de los pa{s f s, es decir, la gran reducción de la intensidad de los
en vías de desarrollo que hoy presionan a los países ri· f nómenos, reducidos a 1/3 del nivel inicial, mientras
cos, aunque sólo sea porque ya no existen países «va· 1ue la esperanza de vida se duplica ampliamente. De-
cíos» abiertos a la inmigración y porque las políticas mi· t ngámonos en el enorme aumento de la superviven-
gratorias imponen fuertes vínculos a los desplazamiento ·ia, que en 1981 permitía al 98% de los miembros de .
humanos. Por otro lado, la globalización de la economí una generación alcanzar la edad reproductiva (15
tiende a ampliar las desigualdades económicas, acen· ¡fíos) y al42% alcanzar la respetable edad de 80 años,
tuando las diferencias de renta entre países ricos y país f ente apenas el 58% y el6% de 1881, respectivamen-
pobres, y reforzando los impulsos migratorios. Sin em· t ). Las implicaciones de este cambio son evidentes.3°
bargo, la globalización sostiene el crecimiento, llevand
a una parte creciente de las poblaciones pobres haci 30. Desgraciadamente, podría parecer obvio que el aumento de la
modestos niveles de bienestar. Cuando éstos se alean· npervivencia en el último siglo es el responsable del envejecimiento,
t decir, del aumento de la proporción de ancianos en relación al
zan, el coste de la emigración --especialmente sus com·
1 tal de población. Sin embargo, este envejecimiento se debe exclu-
ponentes sociales y culturales- tiende a crecer más v • lvamente a la disminución progresiva de la natalidad, que no ha
lozmente, reduciendo la propensión a emigrar. p rmitido que la estructura por edades se alimentase de nuevos con-
1 ngentes; se puede incluso demostrar que el aumento deJa su~ervJ­
v•ncia ha incidido proporcionalmente más en las edades mfantiles y
luveniles que en las ancianas, prov~~ando, ceteris ~~ribus, un au-
5. Los resultados de la transición 111 nto más que proporcional de los JOVenes en relacwn a los ancJa-
llOS y provocando, por lo tanto, un efecto de rejuvenecimiento ~e la
La transición demográfica y los fenómenos migrato• tructura por edades. La situación actual y la del futuro próx1mo
• presentan de manera diferente: los avances en la superviven~ia se
rios vinculados a ella dejan a las poblaciones europea 1 ctuarán casi exclusivamente en las edades maduras y anc1anas
r'
Historia mínima de la blación mundial La demografía contemporánea 24 5

Los índices de nupcialidad y estructura familiar 'fABLA4.6. Los resultados de la transición: indicadores de-
mográficos de Italia (1881 y 1981).
menos obvios, e implican estabilidad y cambios a 1
vez. Ha sido estable la edad al matrimonio y la pr /11dicadores demográficos Alrededor de 1881 Alrededor de 1981
porción de mujeres solteras al finalizar el período r Natalidad (%o) 36,5 11,4
productor, lo que confirma que en el mundo occid Mortalidad (%o) 28,7 9,6
talla regulación matrimonial ha ejercido una influen ·i ,recimiento natural (%o) 7,8 1,4
bastante reducida en el conjunto de los intensos cam 1\ peranza de vida (e0, H y M) 35,4 74,4
bios que se han producido. De conformidad con la di Supervivientes a 15 años (%o) 584 982
minución de la fecundidad, ha aumentado intens Supervivientes a 50 años (o/oo) 414 936
mente, por el contrario, la utilización del espa i Supervivientes a 80 años (o/oo) 65 422
reproductivo, como puede apreciarse por la dismin Hdad media al primer matrimonio (M) 24,1 24,0
ción de la edad media al nacimiento de los hijos y p Hdad media al nacimiento de los hijos (30,0) 27,6
la edad media al nacimiento del último hijo, que h Hdad media al nacimiento del último hijo (39,0) 30,0
12,1 10,2
descendido casi en 1O años. Esto significa que, en 1 Solteros a 50 años(%)
1Hjos por mujer (ISF) 4,98 1,58
régimen moderno, el último hijo alcanza la edad adul
!'osa neta de reproducción (R 0) 1,26 0,76
ta cuando la madre o el padre son aún jóvenes (alred
rosa de crecimiento estable (ro/oo) 7,7 -9,9
dor de 50 años) y tienen ante sí una larga proporci
Población 0-14 (%) 32,2 21,4
del ciclo de vida, mientras que, en el régimen antigu
Población 15-64 (%) 62,7 65,3
los padres, con una duración de vida más corta, tení
Población 65 y más(%) 5,1 13,3
alrededor de 60 años (es decir, eran ancianos en el co 1,7
llijos por mujer casada 5,6
texto de la época) cuando el último de sus hijos alea
Personas por familia 4,5 3,0
zaba la vida adulta. Finalmente, la disminución de 1
fecundidad es en gran medida responsable de las m
nores dimensiones familiares (3 componentes por f
milia en 1981, frente a 4,5 cien años antes).31 El último grupo de indicadores, relativos a la estruc-
tura por edad, presenta un interés notable. La dismi-
(puesto que en las edades jóvenes ya queda poco por avanzar); 1 nución de la natalidad provocó la reducción de los
ulterior descenso de la mortalidad tendrá, por tanto, el efecto d fectivos de las clases de edad más jóvenes (del32,2 al
contribuir al envejecimiento. Pero históricamente no ha sido así. l 1,4% para la población con menos de 15 años) y la
31. No sólo la fecundidad, obviamente, determina el cambio d
las dimensiones familiares: la supervivencia, la edad de emancip ·orrespondiente ampliación de las clases de edad an-
ción de los hijos de la familia, la viudedad y segundas nupcias, 1 ·ianas (del5,1 al13,3% para los mayores de sesenta y
frecuencia de las familias extensas (es decir, compuestas por más d ·inco años), determinando el proceso llamado de «en-
un núcleo biológico) y la convivencia de personas que no son pari n
tes o afines son otros factores de las dimensiones familiares. vejecimiento demográfico». Sin embargo, es aún más
246 Historia mínima de la población mundial La demografía contemporánea 24 7

interesante la «proyección » en el tiempo de lo que h nuevos elementos de vulnerabilidad. El orden demo-


bría sucedido (o de lo que sucedería) si las leyes rráfico en la mortalidad no ha eliminado los riesgos de
mortalidad y de fecundidad de 1881 (o de 1981) hu desorden que, precisamente porque son más escasos,
biesen permanecido sin cambios en el tiempo, permi onvierten en más vulnerable a quien los padece (la pér-
tiendo a la población alcanzar el correspondiente est dida de un hijo único; la pérdida de los padres en la
do de estabilidad.32 En 1881 las diferencias entre 1 infancia). Las estructuras familiares son mucho más
estado estable y el real hubiesen sido muy pocas. Per xiguas y por consiguiente más frágiles frente a los
en 1981 las consecuencias implicarían graves trasto riesgos. El envejecimiento, más allá de ciertos límites,
nos: en caso de que la fecundidad se mantuviese (0,7 s un lastre considerable para la dinámica social.
hijos por mujer), al igual que la mortalidad, la tasa d Por último, una fecundidad muy baja, notablemente
incremento se convertiría en negativa, con un val inferior al reemplazo, genera costosas deseconomías
de casi un 1% al año, implicando la reducción a la mi que resultan insostenibles a largo plazo.
tad de la población en 71 años, mientras que la estru
tura por edad sufriría un envejecimiento adicional m u
grave. 6. Sobre las relaciones entre crecimiento demográfico
Estas breves indicaciones constituyen cuanto se h y crecimiento económico. Consideraciones teóricas
dicho hasta ahora en relación con el proceso de tran •
formación demográfica del mundo desarrollado; 1 Con el advenimiento de la revolución industrial, la in-
transformación se produce de acuerdo con líneas gen troducción de las máquinas, la multiplicación de la
rales comunes en los diversos países e implica una e nergía a disposición del hombre y la expansión del co-
pansión demográfica general que, mediante la emigr mercio, los términos de la ecuación población, trabajo
ción, se extiende a otros continentes. Pero todo tien y tierra cambian rápidamente. El aumento de la pobla-
un precio en este proceso que en sí mismo es ampli ión ya no genera, al aumentar la demanda, la ele-
mente positivo. Si bien las poblaciones de hoy en df vación de los precios y la disminución de los salarios.
son mucho más «económicas » y eficientes que las d A partir del siglo XIX la expansión demográfica de Eu-
cien o doscientos ·años atrás, éstas se ven sometidas ropa, aunque genera ciertamente desequilibrios dolo-
osos, se produce en presencia de precios decrecientes
32. Una población que presente leyes fijas de fecundidad y d
y de salarios crecientes; el laborioso equilibrio entre
mortalidad acaba por configurar una estructura por edades fija, d población y tierra se debilita y se rompe, y el creci-
terminada únicamente por estas leyes, y tasas de mortalidad, de n miento demográfico y el crecimiento económico, en
talidad y de incremento también invariables. Este modelo dem0gr vez de ser antagonistas, se sostienen el uno al otro.
fico se llama estable; en la figura 4.6 los parámetros indicados
refieren a las poblaciones estables correspondientes a las pautas d Pero ésta no es más que la imagen general, y ya se intu-
fecundidad y mortalidad italianas de 1881 y de 1981. ye que la de precisar los contornos y el se~tido de las
248 Historia mínima de la población mundial La demografía contemporánea 249

relaciones entre economía y población es una empres dependiente del ingenio humano. Esto podría demos-
aún más difícil. De buena gana acepto adoptar, co rarse, por ejemplo, mediante la disminución secular
este propósito, el punto de vista de Schumpeter, qui ie los precios relativos de las materias primas, alimen-
asignaba un' papel secundario, de trasfondo o de mar• , rias e industriales.
co, a la población en el proceso del desarrollo econó· Así, la escasez de tierra no se ha hecho sentir no sólo
mico, porque «el impulso fundamental que acciona 1 1or la explotación del continente americano sino tam-
motor del capitalismo y lo mantiene en movimient bién, y sobre todo, debido al fuerte aumento de la pro-
proviene de los nuevos bienes de consumo, de los nu • ductividad agrícola, especialmente durante el último
vos medios de producción o de transporte, de los nuevo medio siglo, en que se ha detenido el proceso de pues-
mercados, de las nuevas formas de organización qu t en cultivo de nuevas tierras.34 El economista Jevons,
crean las empresas capitalistas».33 Aunque, natural• n el siglo pasado, temía el agotamiento de las reservas
mente, no es de mi competencia discutir si las variacio• de carbón;3 5 el Club de ·Roma diagnosticó, hace veinte
nes demogtáficas determinan o no el desarrollo econó· ños, el agotamiento de otras materias primas,36 y el
mico, si no, si acaso, de qué manera o en qué medid temor a la disminución de las reservas petrolíferas ha
lo condicionan. 1compañado los años setenta. Pero no ha sucedido
El problema, una vez más, se puede reducir a lo 1 ada de todo esto, aunque se puede pensar razonable-
rendimientos de los factores de producción -trabaj mente que, en el futuro, la escasez de recursos naturales
incluido- y a si éstos son tendencialmente creciente puede obstaculizar el desarrollo. En lo concerniente a
o decrecientes. Es verdad que en las economías que y 1 s recursos energéticos naturales (petróleo, carbón,
no son monosectoriales y agrícolas, la dependencia d l ña), está claro que no se han convertido en más «es-
la disponibilidad de tierra se ha ido atenuando, pero s ·asos» o «costosos», como se puede demostrar obser-
acrecienta la dependencia de la disponibilidad de otro vando su incidencia decreciente en el tiempo para una
recursos naturales, también relacionados con la tierra, misma cantidad de producción. En 1850, en Estados
como el carbón, el hierro u otros minerales. La «fini· nidos, por cada 1.000 dólares de bienes o servicios
tud» de estos recursos aún no se ha revelado, debid 1 roduci'dos (PIB, expresado en valor constante), eran
a la unificación de los mercados, la explotación d
nuevos continentes, la sustituibilidad entre materia
34. Y. Hayami y W. Ruttan, Populatjon Growth and Agricultu-
primas, y por la acción incesante del progreso técnic ml Productivity, J. Hopkins University Press, Baltimore, 1985.
35. W. S. Jevons, . The Coa! Question, Macmillan, Londres,
1 85. [Hay trad. cast.: El problema del carbón: una investigación
33. J. A. Schumpeter. Capitalism, Socialism and Democracy, obre el progreso de la nación y el probable agotamiento de nuestras
McGraw, Nueva York, )945, 2! ed., pp. 82-83. [Hay trad. cast,l 1/t.inas de carbón, Ediciones Pirámide, Madrid, 2000.]
Capitalismo, socialismo y democracia, Ediciones Orbis, Barcelona, 36. MIT-Club de Roma, I limiti de/la popolazione mondiale,
1988.] Mondadori, Milán, 1972.
2 o Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 2 5I

necesarias 4,6 toneladas de petróleo equivalente h mos visto, la producción per capita (un indicador,
energía; en 1900, eran necesarias 2,4; en 1950, 1,8; 1ti vez algo rudimentario, del bienestar individual) se
1978, en plena crisis petrolífera, 1,5. En otros ....·...... h duplicado cada 45 años en los últimos dos siglos,
una unidad de energía (de cualquiera de los combu l puede sacar la impresión de que el incremento de-
bles utilizados) contribuía, en 1978, a la formación 11\ gráfico -en caso de que haya actuado de freno al
una cantidad de producción tres veces mayor, en va 1 arrollo- ha ejercido una acción de freno muy mo-
(en dólares constantes) respecto a las cifras de 185 d ta, hasta el punto de que, a primera vista, parecería
«Han existido períodos, en la historia de la más aceptable la opinión opuesta: la que considera que
dad, en los que las particulares características de h· reforzado el crecimiento económico.
renta producida por la propiedad de la tierra han d Sin pretensión de resolver el problema de la relación
minado las relAciones humanas -escribía en 1910 Al 1 msal entre población y ·economía, se puede discutir
fred Marshall- [... ] pero en la actualidad la 1 erca de algunos factores, relacionados con el creci-
ción de nuevos países, favorecida por los bajos miento demográfico, que pueden haber contribuido,
de transporte por tierra y por mar, casi ha s t n los dos siglos considerados, a acelerar -más que
la tendencia a los rendimientos decrecientes, según 1 retardar- el desarrollo o, dicho en otros términos, a
expresión utilizada por Malthus y Ricardo, cuando plicar los rendimientos crecientes de cada individuo
salarios semanales de los trabajadores ingleses valían •tdicional.
menudo menos de medio bushel de buen trigo.»38 Estos factores se pueden agrupar en tres categorías:
Volvamos a las relaciones a largo plazo entre rl) factores estrictamente demográficos; b) factores de
rrollo demográfico y desarrollo económico-. s ala y de magnitud en general, y e) stock de conoci-
1820 y 1994, la población de los cuatro países mientos y progreso técnico. Comentaremos brevemen-
de Occidente (Gran Bretaña, Francia, Alemania y 1 u actuación y sus efectos:
tados Unidos) se ha multiplicado aproxima
por- 6 frente a una multiplicación del PIB (expresad a) Factores estrictamente demográficos. Consisten
precios constantes) por 90; la producción per éapita n los cambios acaecidos con la transición demográfi-
ha multiplicado, consiguientemente, por 15. Si, 1 1 descrita en este capítulo, juzgados positivos por
múltiples razones. En primer lugar, la disminución de
37. A. Maddison, Phases ... , cit., p. 48 . La misma evolución
l1 mortalidad y la menor incidencia de las edades y
observa en Gran Bretaña, donde la relación pasa de 2,55 lVll'~'""'.. 1, tologías en el curso de la vida han conducido a un
equivalentes de petróleo por 1.000 dólares de PIB en 1850 a 0,99 lttmento no sólo de la duración de la vida, sino también
1979. d la eficienCia de la población. En segundo lugar, la
38. A. Marshall, Principies of Economics, Macmillan, Lond
1920, pp. XV-XVI. [Hay trad. cast.: Principios de economía, Sfn 1 orrespondencia de la mortalidad a un orden jerárquico-
sis, Madrid, 2006.] Un bushel tiene una capacidad de 35,2litros. ,. no lógico, eliminando en gran parte la aleatoriedad
2 2 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea. 2 53

de la supervivencia, ha permitido 1 <P· 3, apdo. 5); es probable que éstos hayan actuado,
vinculados a una racionalidad a más largo plazo, 1'n Occidente, durante los últimos dos siglos, como
tamente funcional respecto al desarrollo. En tercer 1 nsecuencia de un crecimiento demográfico que ha
gar, la disminución de la natalidad -que anteriorm lllultiplicado por 5 la población, y que, por consiguien-
te se acompañaba de una altísima mortalidad- ha r 1 , ha ampliado grandemente los mercados. Numero-
ducido enormemente la pérdida de energía y s estudios han confirmado la existencia de avances
en la crianza de la prole, y ha acrecentado su n tos en la eficiencia y productividad en sectores espe-
en actividades más directamente productivas (en d ficos de la industria como consecuencia de la amplia-
cial, en lo concerniente al trabajo femenino). En cu l ión del mercado.40 Por ejemplo, Denison ha estimado
to lugar, la estructura por edades, al menos hasta m que los factores de escala han contribuido en apro-
diados del siglo xx, se ha modificado en un sentí imadamente un 10% al crecimiento de Europa y de
favorable a las edades más productivas, favorecien li tados Unidos en la posguerra. 41 Naturalmente, los
la relación entre la población que produce renta y 1 f, ctores de escala no se derivan únicamente del creci-
· población económicamente inactiva.39 miento demográfico, sino también del aumento de las
Estos factores han actuado, probablemente, en dimensiones de la economía y de la mayor integración
sentido de un crecimiento de la eficiencia media d 1 t'n.tre los mercados. Pero a pesar de estas limitaciones,
población en el período de tiempo considerado. El q h contribución de la demografía a las economías de
estos progresos puedan repetirse en el futuro es imp 1 cala debe de haber sido significativa.
sible, como veremos seguidamente: la bajísima fecu El ejemplo de la industria manufacturera se puede
didad de las últimas décadas, el intenso en ·l'-'-""''"' .. t• tender, probablemente, a otros sectores de la econo-
y el agotamiento de los efectos beneficiosos de la mía, aunque no a todos; tal vez a los servicios, aunque
minución de la mortalidad conducen a considerar q 1 n mucha menos medida a la administración pública.
se ha llegado a una etapa de inflexión que, si --·--····' , i bien las ventajas de un aumento de las dimensiones
introduce un ciclo decreciente en la «eficiencia» de 1 n probablemente evidentes en poblaciones peque-
población, considerando naturalmente sólo las vari 1 as, lo son mucho menos en poblaciones grandes; la
bies demográficas. tbolición de las barreras comerciales internacionales y
b) Factores de escala y de magnitud en general. lt creciente integración de las economías (globaliza-
se han comentado ampliamente estos factores (
40. J. J. Spengler, Facing Zero Population Growth, Durham,
1 uke University Press, 1978, pp. 136-139.
39. Estos argumentos los ha desarrollado sobre todo S. Kuzn 41. E. F. Denison, Accounting for the United States Economic
Modern Economic Growth, Yale University Press, -New Hav c:rowth, Brookings Institution, Washington (DC), 1974, pp. 71-75;
1966, p. 57. [Hay trad. cast.: Crecimiento económico moderno, Ag d 1mismo autor, Why Growth Rates Differ, Brookings lnstitution,
lar, Madrid, 1973.] Washington (DC), 1967, pp. 232-233.
2 Historia mínima de la oblación mundial La demografía contemporánea 2 55

ción), además, puede constituir un factor en gran ap. 3, apdo. 5); el progreso del «conocimiento ex-
dida sustitutivo de la expansión demográfica en la 11 rimental» se produce porque existen individuos con
quisición de economías de escala. Se puede compar lu renio que «crean>> nuevos conocimientos. Emitiendo
la opinión reductiva de A. E. G. Robinson: «No exi una hipótesis restrictiva, estos «creadores» se cuentan
ten penalizaciones por ser más grande que las dim 11 proporción a la población; sin embargo, la creación
siones mínimas[ ... ] y no son posibles las deseconomí 1 nuevos conocimientos se ve favorecida por facto-
de escala que pudieren surgir debido a las excesiv de escala (por ejemplo, el número de instituciones
dimensiones del mercado».42 investigación y científicas; la densidad de contactos
Finalmente, el crecimiento demográfico parece ten ntre investigadores, etc.) y por tanto, ceteris paribus,
un efecto positivo no tanto por las economías de es 11' sentaría rendimientos crecientes. Tal como observó
la que conlleva como por las perspectivas de ampli honestamente Kuznets,44 convencido partidario de
ción del mercado que genera. Con una población 1 Nta idea, ello implica que no se puede compensar com-

expansión, los empresarios se ven alentados a asum ¡letamente un eventual menor número de «creadores »
nuevas iniciativas y a reforzar aquellas que ya se h 1 otenciales o de «instituciones» con una mayor inten-
tomado, activando las inversiones y generando de idad de las inversiones en educación e investigación:
rrollo. Lo contrario, naturalmente, sucederá en los p una colectividad grande siempre resulta más favorecí-
ríodos de ralentización, estancamiento o inflexión d d. que una pequeña. Es cierto que al «conocimiento>>,
mográfica: en estas consideraciones se basó Keynes par 1plicado con el capital adecuado, se le debe atribuir el
encontrar explicaciones demográficas al estancamien 1 cogreso técnico, verdadero motor del desarrollo. Si,
to de Europa en el período de entreguerras.43 1 r consiguiente, la producción de conocimientos se
e) Stock de conocimientos y progreso técnico. Par v favorecida por factores de escala al aumentar las
esta categoría, considérese cuanto ya se ha dicho (v ' dimensiones demográficas, éstas contribuyen signifi-
t tivamente al desarrollo económico. Todo esto se
42. A. E. G. Robinson, ed., Economic Consequences of the Sic puede sostener probablemente en abstracto: es mucho
of Nations, Macmillan, Londres, 1960, p. XXII de la introducci n 11 ás difícil la prueba histórica si se piensa en la contri-
de Robinson.
43. J. M. Keynes, <<Sorne Economic Consequences of a Declinin bución al progreso técnico de los países (demográfica-
Population>>, Eugenics Review, XXIX (abril de 1937). Mucho m mente) pequeños, como Inglaterra u Holanda, muy
explícitamente, en 1934, J. R. Hicks expresaba los mismos concewtu nperior, durante largo tiempo, a la procedente de
en la recensión a Keynes en <<Mr Keynes' Theory of Employment•,
1 tros países de dimensiones mucho mayores.
citado por J. J. Spengler, Facíng ... , cit., p. 62. <<Las expectativas de un
mercado en continua expansión, que una población en crecimient
hace posibles, son un medio óptimo para mantener alto el espírit
empresarial. Con una población en crecimiento las inversiones pu 44. S. Kuznets, <<Population Change and Aggregate Output >; , in-
den crecer rápidamente y también si las innovaciones son muy tri vi lmme del NBER, Demographic and Economic Change in Developed
les: el aumento de la población es por ello favorable a la ocupación. 1i untries, Princeton University Press, Princeton, 1960, pp. 329-330.
2 6 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 257

Es posible, entonces, que a lo largo de los dos 1rncciones no queda más que parcialmente compensa-
considerados, el crecimiento demográfico haya ,!,, por la inadecuación de la documentación estadística
tuido más un incentivo que un obstáculo al d base (en particular, la correspondiente a antes de la
to económico (aunque más por las razones 1rimera guerra mundial) y los problemas planteados
' .. . . _ en a que por las de by, sobre todo, e). Por razones 1or la conversión a precios constantes y moneda uni-
..._ricas podemos suponer que en las próximas década lorme. Debido a esto, los resultados se deben tomar
recesión y el envejecimiento demográfico pueden 1 on mucha cautela.
ner efectos opuestos. Sin embargo, la cuantificación El caso del Reino Unido, naturalmente, es el que se
los efectos positivos del pasado y de los negativos 1 noce mejor; la tabla 4.7 muestra una serie que cubre
futuro son mucho más difíciles de evaluar. 11n período de dos siglos de los que se pueden deducir
In principales características agregadas de la evolu-
i n moderna. Éstas, esencialmente, son: a) un aumen-
7. Las relaciones entre crecimiento demográfico y 10 sustancial de la población, que se multiplica por 5
crecimiento económico: observaciones empíricas 1 n el curso del período considerado; b) una disminu-
l i n muy considerable, durante el último siglo, de la
La incertidumbre acerca de la intensidad y el senti d dicación media al trabajo por individuo activo ocu-
de las relaciones entre economía y población no i p do (se reducen a la mitad las horas trabajadas al
pide, sin embargo, observar su evolución respectiv t w); e) un rápido aumento de la producción per capi-
durante los últimos dos siglos, que indica una vigoro la, por 10, y un aumento aún mayor (por 20) de la pro-
expansión tanto de la producción global como de 1 ducción por hora de trabajo, o productividad. La evo-
producción per capita. La producción global, gener 1 lución demográfica provocó un gran aumento de la
mente expresada por el PIB (producto interior brut ) población y la actividad; la evolución social liberó una
refleja el valor de la producción de los bienes y servi importante fracción del tiempo de trabajo; la evolu-
cios, excluyendo las transacciones con el extranjero, ión económica multiplicó el rendimiento del trabajo.
se expresa en precios constantes; las series utilizad La tabla 4.8 muestra diversos indicadores concer-
aquí se han obtenido de un estudio comparativo de 1 nientes a los 16 países para el período 1870-1994 y la
países desarrollados, que cubre el período 1870-199 sa de variación media anual de las diferentes magni-
(para algunos países la reconstitución se remonta tudes. A pesar de algunas similitudes en la evolución
1820), y están construidas con metodología unifor le fondo, los resultados de los diferentes países en el
me. 4 5 No se oculta que la inexactitud de las recon período considerado son muy variables. En lo concer-
niente a la población, el incremento medio anual es del
45. A. Maddison, Monitoring... , cit., pp. 158-160. Véase tam· 1,5-2% en los países no europeos de inmigración,
bién la nota 11 de este capítulo. mientras que se mantiene generalmente en un interva-
La demografía contemporánea 259

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Australia 3.801 17.107 1,2 3,32 22,56 1,5
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3.263 16.371
1.664 16.710
2.172 20.830
2,1
1,3
1,9
1,8
1,09
2,61
1,22
1,75
25,61
23,98
23,11
25,37
2,5
1,8
2,4
2,2

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;!¡.:::: &Bo PueNTE: Adaptado . de A. Maddison, Monitoring the World Eco-
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oomy 1820-1 992, OCDE, París, 1995.
260 Historia mínima de la población mundial La demografía contemporánea 261

3 111 el de Holanda, creciendo con un índice de «ape-


• Población 11 lS» medio punto menos, se ha multiplicado por 6.
2,5 liD PIB per capita Acabamos de preguntarnos si las diferencias en el
t 1rno de crecimiento de la población tuvieron alguna
-
~
2 ltl f!uencia en el desarrollo de la economía, medida,
l'i 1mque sea aproximadamente, por los aumentos de la
ffi 1,5
"
·o t t•oducción per capita y la productividad. Téngase en
·~
u nta que, haciéndolo así, se considera que el desa-
~ , rt < llo demográfico no está condicionado por el desarro-

0,5
llo económico (aunque ya hemos visto que la transi-
1 n demográfica y sus diversas modalidades se han
o v sto profundamente influidas por éste), lo que desde
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1 1 figura 4.12 muestra la relación entre incremento de
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FIGURA 4.12. Tasa de incremento anual de la població11


del PIB per capita en 16 países occidentales (1870-1994). 6.-------------------------------------~

..
0 1870-1913
lo entre el 0,5 y el 1,1% en los países europeos, entr 4 . . . . . .. . ... . . . . .. . . ... .. .... . . . ..... . .. . . - · · ··· ····· ·· ·· .1913-1950 --
los cuales, sin embargo, no faltan excepciones notori ... .1950-1994

(Francia, el 0,3%; Holanda, el 1,2%) que imprim . · ·¡;· ..... . . . . . . ........ .. . .. . . . . .. . . ... . ..... . .. ... . .
un carácter poco uniforme a la evolución del continen ••
te. Es menor, aunque significativa, la diferencia de lo 2 · · · · · - - A; ·· · . . .ft . .. z..."•...... D.t.
~ - -··· · -- · · · · ·A · · · · í:i
incrementos del PIB per capita y de la productivida O O
o o
0 ¡¡f 0 0.o e
per capita; el PIB per capita ha crecido con índices qu 1 · · •·· ·· -- -- --- o 0 ---- · ·oee. .. . .. ---·· a···
van del 1,2% anual de Australia al 2,7% de Japón.
•• • •
o• •
Téngase en cuenta que diferencias aparentemente limi o 0,5 1,5 2 2,5 3
tadas en los índices de desarrollo seculares resulta Variación anual de población {%)

enormes en valores absolutos: durante el períod 1r URA 4.13. Tasa de incremento anual de la población y
1870-1994 el PIB per capita de Canadá ha crecido rl l PIB per capita en 16 países industrializados (1870-1913 ;
un ritmo de 1,9%, multiplicándose por 11, en tanto 1 13-1950; 1950-1994).
262 Historia mínima de la población mundial La demografía contemporánea 263

la población y variación del PIB per capita en el t' cimiento demográfico puede haber tenido efectos
do 1870-1994. pansivos o depresivos sobre la producción per capi-
Los 16 países están ordenados según tasas crecien tel, con influencia variable según las circunstancias». 47
de incremento demográfico, desde Francia hasta Au Manteniéndonos a nivel agregado, puede decirse
tralia. Parece evidente que los resultados económico qtLe los grandes ciclos de la era moderna son los que
los países considerados no tienen ninguna relación ap 1trrojan más luz sobre las relaciones entre población y
rente con el aumento de población. La figura 4.13, ·onomía. Keynes, por ejemplo, atribuyó la expansión
ilustra la misma relación de manera distinta para los d la tasa de formación de capital en Gran Bretaña en-
ríodos 1870-1913, 1913-1950 y 1950-1994 (cada lt' 1860 y 1913 al incremento demográfico, además
aparece tres veces) confirma esta impresión. La exp d al aumento del bienestar, y «sólo en menor medida
riencia de largo plazo de los países ricos, cuyas poblad 1 los cambios técnicos que requieren aumentos de ca-
nes se han desarrollado con velocidades diferenciad l ital por unidad de producción», la ralentización de-
no permite atribuir un papel específico al crecimien mográfica acaecida entre las dos guerras mundiales se
demográfico en la determinación del éxito económico. h bría reflejado en la demanda real creando superpro-
Quede muy claro que todo esto no implica ausen i ducción y paro.48 De la misma opinión era Hansen,
de relación, sino, si acaso, ausencia de relaciones gún el cual, en la segunda mitad del siglo XIX, el cre-
plícitas visibles; las relaciones entre los increment imiento demográfico fundamentó aproximadamente
demográficos y el desarrollo económico permanec tl40% de la formación de capital en Europa occiden-
oscurecidas por los efectos trastornadores de otros f lll y aproximadamente el 60% en Estados Unidos;
nómenos. Kuznets -líder de esta escuela de análi i 1demás, la crisis de los años treinta tenía sus raíces en
agregado-, que había llegado a las mismas conclusi l1 ralentización de la expansión demográfica de la pri-
nes que Maddison en relaciÓn al mismo período, o lJlera mitad del siglo y en la consiguiente ralentización
servó que«[ ... ] otros factores -la relativa disponibil d. las inversiones. 49 También Kuznets intentó eviden-
dad de recursos naturales, la época de inicio d 1 iar la relación entre ciclos demográficos y económicos
proceso de crecimiento moderno y los cambios institu n Estados Unidos. El crecimiento del bienestar atraía
cionales- complican los efectos del crecimiento d inmigración y promovía los matrimonios, conducien-
mográfico e impiden una asociación clara entre éste 1 a una aceleración del crecimiento demográfico;
el crecimiento de la produ~ción per capita: el mism ste, a su vez, provocaba una aceleración de aquellas
nversiones especialmente sensibles al desarrollo de-
46. La falta de relación es evidente si se consideran separad
mente los tres períodos. Los coeficientes de la correlación entre 1
tasas de crecimiento de la población y del PIB son: 1870-1913 47. S.' Kuznets, Modern Economic ... , cit., p. 68.
+0,003; 1913-1950 = +0,180; 1950-1987 = -0,220; 1870-1987 48. J. M. Keynes, <<Sorne Economic ... >>, cit.
-0,119. 49. Citado por J. J. Spengler, Facing ... , cit., p. 64.
Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 26 5

mográfico (vivienda, ferrocarriles). Sin embargo, ' 00 1


1
aceleración se habría producido a expensas de las 280 1
1
versiones en otros bienes fundamentales (máquina eo 1

estructuras industriales), incidiendo negativamente 6

la producción y el consumo, y, por consiguiente, pr 5

vocando una ralentización del crecimiento demogr 4 ~


co, al iniciarse un nuevo ciclo. so 3 g
La figura 4.14 muestra, para el período 1875-195 2 :g
e:
'()
·~
las variaciones en cada década (respecto a la déca
precedente) del total de población (en millones de p 120 +---\---r---__;\--tr-+---t+-t----t o ~
Q)
100 ~ ~
sorras), del valor del PIB (expresado en miles de mili U)
Q)
-2 e:
nes de dólares) y de la renta per capíta (expresada 80 •O
·¡¡

dólares). Las evoluciones de las tres variables son so 60 -3 "'


-4
~
40
prendentemente coincidentes.
~ 20 -5
Volviendo a Europa, es difícil explicar la contribu
ción de los factores demográficos a las fases del des
rrollo económico -expansión antes de la primer
j -2:+-----~r-----t-
-40
guerra mundial, estancamiento entre las dos guerra
fuerte recuperación siguiente y nueva ralentización o ·o o
"' "'o~ "'"' ,., "',., ... "'... "' "'"'
o o o
"' "'o "'"' o ·"'
00 ~ ~

y ello a causa de su lenta acción; sin embargo, el análi· 00


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co o o ... ...
sis quedaría incompleto si no se tuviesen en cuenta di 00
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tintos y significativos factores demográficos. Variaciones en cada década respecto a la anterior de:

- - •PIS · -.. PIB per cápita - población total

1. El primero se refiere a la estructura geodemográ FUENT E: S. Kuznets, Economic Growth and Structure, Norton Nue-
fica del continente europeo y sus consecuencia va York, 1965, p. 350.
para la organización espacial político-económic FIGURA 4.14. Variaciones decena/es de la población, del
que está indirectamente relacionada con factor producto interior bruto (PIB) y del PIB per capita; Estados
Unidos (18 75-1955).
50. S. Kuznets, Economic Growth and Structure, Norton, Nu
va York, 1965, pp. 345-349. [Hay trad. cast.: Crecimiento econó de escala. Antes de la primera guerra (y exclu-
mico y estructura económica, Ariel, Barcelona, 1975.] Para detall yendo a Rusia), cinco grandes países (Gran Bre-
y comentarios sobre el modelo de Kuznets, véase R. A. Easterlin,
<< Economic-Demographic lnteractions and Long Swings in Econo· taña, Francia, Alemania, Austria-Hungría e Ita-
mic Growth >> , The American Economic Review, LVI, 1966, n. 0 5. lia) dominaban el escenario europeo, al contener
266 Historia mínima de la población mundial La demografía contemporánea 267

más de las tres cuartas partes de la población t 2. Otro factor importante para modelar la influen-
tal. El resto de la población estaba repartida n cia de la demografía sobre la expansión de la de-
tre una docena de pequeños países --con po < manda es el crecimiento de las áreas urbanas, y,
millones de habitantes- , más España, de dimen particularmente, de las grandes ciudades, catali-
sión intermedia. Después de la primera guerra zadoras del desarrollo. Efectivamente, el creci-
del tratado de Versalles, que volvía a trazar le miento urbano requiere grandes inversiones en
límites nacionales, Europa quedaba dividida construcciones e infraestructuras de alta tecnolo-
22 estados, y los grandes países, con el desmem gía. Las 25 ciudades europeas que en 1910 tenían
bratniento del Imperio austrohúngaro, pasaba más de medio millón de habitantes habían creci-
de 5 a 4. El nivel de la fragmentación continent 1 do, entre 1870 y 1910, a un ritmo del1,9% anual;
aumentaba, fenómeno agravado por la erecci6 entre 1910 y 1940 el crecimiento disminuyó al
de barreras políticas frente a los intercambios d 0,9%, y entre 1940 y 1970 al 0,3%. 52 Fuera de
personas y bienes. 5 1 Tras la segunda guerra mun Europa, en el mundo desarrollado, las tendencias
dial y la «separación» de la Europa oriental, 1 han sido pareódas: alto crecimiento urbano antes
parcelación del continente (reducida en occiden de la primera guerra y posterior ralentización.
te con la unificación económica) se ha incremen· 3. La movilidad y las emigraciones miden la capaci-
tado. Esa separación se ha deshecho con los su· dad de un sistema para la eficaz redistribución de
cesos de 1989-1990, la unificación de Alemani los recursos humanos. Desde este punto de vista,
-actualmente dominante en Europa occidental, la historia europea reciente se puede dividir en
también demográficamente- y el desmembra· tres períodos. El primero termina con la introduc-
miento de la Unión Soviética. Los aspectos d • ción de restricciones a la inmigración en los países
mográficos de los cambios recientes no pueden transoceánicos que constituían su punto de desti-
dejarse de lado cuando se considera el desarrollo no a comienzos de los años veinte. Este período se
del continente porque han eliminado más de un caracteriza por un fuerte proceso de redistribu-
obstáculo para la movilidad de las personas y la ción que impulsó a masas de personas - preva-
mejor ubicación de los recursos humanos. Esto lentemente provenientes de áreas rurales- hacia
sucesos también han transformado las econo destinos transoceánicos. Pero durante el mismo
mías de escala enlazadas con las dimensiones d período también fueron intensas las migraciones
los mercados y el espacio económico en general.
52. La población de estas 25 ciudades ascendía a 13,1 millones
51. I. ~vennils~n, Growth and Stagnation in the European Eco· n 1870; 28,4 en 1910; 37,7 en 1940, y 41,4 en 1970. Datos extraí-
nomy, Umted Natwns Economic Commission for Europe, Ginebra, dos de B. R. Mitchell, European Historical Statistics, Macmillan,
1954, pp. 67-68. Londres, 1980.
268 Historia mínima de la mundial La demografía contemporánea 269

intraeuropeas. Las barreras contra las Las conclusiones de este análisis; que se han manteni-
nes eran escasas y el mercado internacional dt deliberadamente a un nivel elevado de generalización,
trabajo era relativamente fluido y flexible a 1n bastante débiles; éstas demuestran, por lo menos,
de las dificultades y el coste de los transportes. que en el curso de los últimos dos siglos el crecimiento
segundo período -entre las dos guerras- se ti mográfico no ha impedido el desarrollo económico:
racterizó por el cierre de los destinos extraeur isten pruebas, por el contrario, de que este último ha
peos y la progresiva compartimentación intern 1 ultado favorecido. Aun suscribiendo la hipótesis de
del continente.S 3 El mercado del trabajo se r 11 •utralidad, resulta que aquellos países que han tenido
tringió y se fragmentó. La tercera fase, después mayor desarrollo también han alcanzado posiciones pre-
la seguftda guerra, se ha caracterizado por el ag t minentes. Un ejemplo sobre el que conviene reflexionar
tamiento de la emigración extraeuropea, por un 1s el siguiente. Estados Unidos y Francia, entre 1870 y
notable redistribución demográfica en Europ 1 94, han tenido un aumento del PIB per capita idéntico
occidental (en aquel período netamente separad ( quivalente al1,8% por año) a pesar de que la tasa de
de las economías socialistas) y por la crecient l t·ecimiento de la población haya sido muy diferente: un
disponibilidad de trabajo extraeuropeo. Es un 1 %en Estados Unidos, apenas un 0,3% en Francia. El
fase que se cierra gradualmente en los años seten r· ultado es que las dimensiones económicas de los dos
ta y ochenta con el agotamiento de la reserva mi países (medidas por el PIB), que presentaban una rela-
gratoria de la Europa mediterránea y con la intr ión de 1,4 (a favor de Estados Unidos) en 1870, se si-
ducción de políticas restrictivas de la inmigmció1 IÚan, hoy en día, en una relación de 5,7 a l. Muchos
fuera del continente. La importancia de una fuer nsideran que lo importante es la renta per capita, y
za de trabajo abundante y móvil había sido señ ¡ue, en este aspecto, Francia ha actuado tan bien como
lada por el economista Kindleberger, quien 1 Estados Unidos. Pero bajo un aspecto geopolítico, lo que
atribuía el mérito de la rápida recuperación en más importa es la dimensión global de la economía. Con
Europa occidental en la posguerra.S4 una economía seis veces mayor y utilizando la misma
fracción del PIB, Estados Unidos puede enviar ayudas
\ los países pobres por un valor seis veces mayor del de
hancia, en forma de créditos, alimentos, medicinas,
53. p. Kirk~ Europe's Population in the Interwar Years, Leagu
of Nanons, Pnnceton University Press, Princeton 1946 pp. 97 utensilios u ordenadores. Y también, para sostener una
125. ' ' guerra, puede poner en juego seis veces más aviones, mi-
$4. C. P. Kindle.berg~r, Europe's Post war Growth, Cambridg , , iles, navíos y combustibles o municiones. Con lo cual se
Mass., H~rvard Umversrty Press, 1967. M. Livi Bacci y G. Tapino ,
<<Economre et popula__tio~ », en Histoire de la population de l'Europ1, plantea espontáneamente la pregunta, del todo retórica:
J.-P. Bardet y J. Dupaqurer, eds., vol. 3, Les temps incertains 1914· ¿Estados Unidos sería el líder del mundo occidental si
98, París, Fayard, 1998. ' 1crecimiento demográfico hubiese sido más modesto?
S

LAS POBLACIONES DE LOS PAÍSES POBRES

1. Una fase extraordinaria

ll ttndo finaliza el ciclo de crecimiento de las poblacio-


llt ricas, las poblaciones pobres inician uno completa-
ll l 'llte extraordinario e irrepetible. Las características
dt• ste ciclo quedan bien descritas por las áridas ci-
lr t de crecimiento demográfico de aquellos países a
l11 que actualmente se llama «menos desarrollados»,
111 otros términos, aquella parte del mundo que, según
11 11 stros estándares de medición, vive en la pobreza. 1
•f, hoy en día, se han multiplicado por 5 los 1.000
111illones de personas estimados hacia 1900. En un si-

1. En este capítulo utilizaré, para designar aquellos países que el


ico internacional define como «países en vías de desarrollo >> o
pníses menos desarrollados>>, el término «países pobres>>, contra-
poniéndolo a los <<países ricos >>, generalmente llamados <<países de-
- ~~·rollados>> o < <países más desarrollados >>. Países pobres y países
11 •os s'o n, naturalmente, categorías definitorias abstractas, y como
lit lcs son ' consideradas. Entre los países ricos se encuentran los paí-
li s europeos, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda y Japón.
llorzando notablemente las cosas se incluyen también los países de
ll, uropa oriental. En otras ocasiones utilizaré el término <<países occi-
d ntales >> , para indicar los países de Europa occidental y sus proyec-
t i nes de Norteamérica y Oceanía, y por lo tanto excluyendo a Ja-
1 n, cuya demografía ha seguido un curso particular.
2 72 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 2 73

TABLA 5.1. Población del mundo de los países ricos l i.ones transoceánicas, en el curso de dos siglos de
teamérica, Europa, Japón, Austrália y Nueva Zelanda) y rrollo, ha superado sólo excepcionalmente un rit-
los pobres (1900-2000).
111 de aumento del 10%o, velocidad ésta equivalente a
Población (millones) Incremento anuafa(%) Reparto(%) 1 nlitad de la que se ha mantenido durante el último
Año Ricos Pobres Mundo Ricos Pobres Mundo Ricos 1 dio siglo en la mitad pobre del planeta.
1900 563 1.071 1.634 34,5
L s razones de esta .divergencia pueden explicarse
100
1920 654 1.203 1.857 0,75 0,58 0,64 35,2 64,8 100
1 ilmente simplificando al máximo una realidad muy
1930 727 1.309 2.036 1,06 0,84 0,92 35,7 64,3 cunpleja. En el mundo rico, la transición demográfica
100
1940 794 1.473 2.267 0,88 1,18 1,07 35,0 65,0 lOO ha producido lentamente bajo el impulso de una re-
1950 813 1.709 2.521 0,24 1,49 1,06 32,2 67,8 100
ltt ión gradual de la mortalidad que se ha acompaña-
1960 916 2.106 3.022 1,19 2,09 1,81 30,3 69,7 100 Jq de una reducción de la natalidad, asimismo gra-
1970 1.008 2.688 3.696 0,96 2,44 2,01 . 27,3 72,7 100 U\1 l. El carácter gradual de la reducción de la
1980 1.083 3.368 4.440 0,72 2,26 1,83 24,4 75,9 100 ll lottalidad, como se ha expuesto en el capítulo prece-
1990 1.148 4.118 5.266 0,58 2,01 1,71 21,8 78,2 100 lnte, se produce como consecuencia de la acumula-
2000 1.191 4.865 6.057 0,37 1,67 1,40 19,7 80,3 100 Ion de conocimientos, sobre todo médicos, que a par-
1 r de finales ·del siglo XVIII permitieron poner bajo
• Respecto a la f~cha precedente.
cmtrollas patologías infecciosas. En el mundo p.o bre
FuENTE: Estimaciones de las Naciones Unidas (1920-2000) y del a u In niveles de mortalidad han permanecido muy eleva-
tor.
los hasta épocas relativamente recientes; basta pensar
lj\1 aún en 1950 la esperanza de vida no alcanzaba los
g.lo, una' expansi¿n igual a la que realizaron los país ·Oaños. Pero a partir de la cuarta y quinta década de
neos en los dos s1glos posteriores al inicio de la revolu· N • siglo, el patrimonio de conocimientos acumulado
ción • industrial. La excepcionalidad del caso consist t ltntamente en el mundo rico se ha transferido masiva-
~rec1samente, en la rapidez de la aceleración demográ- 111 nte, y de manera relativamente rápida, al mundo
fica; entre 1900 y 1920 puede estimarse la tasa de desa· 1obre, provocando, en poco tiempo, una gran dismi-
rrollo de la población del mundo pobre en algo meno nución de la mortalidad. La natalidad, que depende en
del 6%o al año; esta tasa se duplica entre 1920 y 1950 W n parte de factores culturales sólo lentamente mo-
(11~Yoo aproximadamente), para volver a duplicarse (22%0 ) dificables, no ha seguido, o ha seguido con retraso y a
en los últimos cincuenta años. La máxima aceleración 111 nor velocidad, la disminución de la mortalidad, y la
se alcanza durante los años sesenta del pasado siglo dj tancia entre los dos componentes se ha ampliado
(24%o), que dan paso en las últimas tres décadas a una ~andemente. ·
ligera ralentización (tabla 5.1). Téngase en cuenta, en He mencionado que este esquema está muy simplifi-
contraposición, que el mundo rico (Europa y sus pro- do; el mundo pobre; en efecto, se articula en socie-
Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 2 75

dades muy diferentes en lo concerniente a las


nes ambientales, la organización y la cultura, y :·~-.

j \
diversidad repercute en el recorrido demográfico
las poblaciones correspondientes. Tampoco éste ha
Paises pobres
.
tado nunca «aislado» del mundo rico, y por
siempre ha habido un cierto grado de transferenci
conocimientos y técnicas, lo que no es, por 1,5 ..
te, una prerrogativa del último medio siglo. Una ..
dicho esto, permanece el hecho de que la trans ·
demográfica se produce, por término medio, en
.'

tiempo más corto y con ritmos más rápidos, en


ción a la evolución realizada por el mundo rico 0.5 .....................
.. ... •'
_

5.1). .............. . ......


Se puede ofrecer una visión de la variedad de la
tuación demográfica observando la tabla 5 .2, que 0 ~----,-----.-----.--~----,-----,~
1700 1800 1900 2000
senta algunos indicadores esenciales de las di
áreas continentales, y de forma separada, para la 11 .uRA 5.1. Comparación de las transiciones demográficas:
f,¡ a de incremento de las poblaciones pobres y tasa de las
y China -que por sí solas contienen la mitad de
flrlblaciones ricas (1700-2000).
habitantes de los países menos desarrollados-
das a 1950-1955 y 1995-2000. Los datos pueden
zarse para tres tipos de observaciones sumarias: dlld y de fecundidad aún era mayor hace treinta años
características distintivas de las poblaciones ricas y 1 pecto a la actualidad. También es digno de atención
las pobres; la dinámica demográfica de estas e 1 que hacia 1950, es decir, al inicio de la transición de-
durante las últimas décadas, y la diversidad entre m gráfica de los países en vías de desarrollo, los niveles
áreas geográficas. d mortalidad correspondían, aproximadamente, a los
La diferencia entre las poblaciones más 1 lll·opeos de mediados del siglo xrx (esperanza de vida
das y las menos desarrolladas es enorme; tli nacimiento de alrededor de 40 años), aunque no su-
(1995-2000), la esperanza de vida de las primeras es e •día así en relación a la fecundidad, puesto que los 6
75 años y la de las segundas de 63; el número h[jos por mujer constituían una cifra muy superior a
de hijos por mujer en las primeras es de 1,6 y en las 1 > niveles prevalecientes en el Occidente desarrollado
gundas de 3,1; la tasa de crecimiento de las pobla,cicm•• 11 11 siglo antes (generalmente inferiores a 5) . La razón
pobres quintuplica la de las poblaciones ricas (1 d esta diferencia consiste en el vigor con que as pobla-
frente al 3,4%o). La diferencia en los ritmos de mortal c Iones europeas habían accionado el freno típicamente
Las poblaciones de los países pobres 2 77

malthusiano de la nupcialidad, con una edad elevada al


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\...0'-0
("'··f matrimonio y elevada soltería, freno raramente utiliza-
Jo por las poblaciones pobres.
Si se confronta la situación de los países pobres al
omienzo y al final del medio siglo que hemos conside-
l'ado, se puede observar que la tasa de crecimiento ha
disminuido levemente porque mortalidad y natalidad
han tenido la misma disminución absoluta, aunque en
t rminos relativos la inflexión haya sido mucho más
levada para la mortalidad (64%) que para la natali-
dad (44%). Por último, con el escaso detalle de la tabla
.2, aparecen disparidades muy evidentes dentro del
mundo pobre, en el que conviven las poblaciones afri-
, nas (con una transición apenas esbozada) y la china
( on una transición casi concluida): el número de hijos
1or mujer y la esperanza de vida eran casi iguales en
1950-1955, pero los valores correspondientes, cuaren-
ta y cinco años después, eran de 5,1 y 1,8 hijos, y de 51
70 años de esperanza de vida. En las diversas áreas
¡ontinentales, y, más aun, en las diversas poblaciones
que las componen, existe un abanico de situaciones in- .
1•rmedias entre ambos extremos.
La variedad de situaciones se puede deducir mejor
d los parámetros demográficos de las 25 poblaciones
1nás numerosas de los diversos continentes2 que con-

2. Estos 25 países no son, en absoluto, los países más poblados


d l mundo pobre, sino los países más poblados (a exclusión de algu-
~
nos, como Vietnam o Irán, de los que no se disponen estimaciones
'0
·~
d mográficas) de cada continente; ocho en África (Egipto, Etiopía,
K nia, Marruecos, Nigeria, Sudán, Tanzania y Zaire), nueve en Asia
o
(11 ngladesh, China, Corea del Sur, Filipinas, India, Indonesia, Pakis-
11 n, Tailandia y Turquía) y ocho en América (Argentina, Brasil, Chi-
11 , Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela). La población .de
t S países, que ascendía a 1.405 millardos en 1950 y a 2.980 m i-
8 Historia mínima de la Las poblaciones de los países pobres 279

8 8

D 7 D
7 S México
D 6
ll:'
V) 6
~ 5
:;; 3%
"5'
E 5 D 4
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CL ~ México
3 2%
"'o 4 OBrasiiOfurquíaD o
I' 2 o Argentina
Argentina e DD D
3 China
1%

2 o
30 35 40 45 50 55 60 40 45 50 55 60 65 70 75 80
Esperanza de vida (ej Esperanza de vida (ej

FIGURA 5.2. Relación entre esperanza de vida (ea) y hGURA 5.3. RelaciÓn entre esperanza de vida (ea) y número
medio de hijos por mujer (ISF) en 25 grandes países surJae.r• 111edio de hijos por mujer (ISF) en 25 grandes países subdesa-
rrollados (1950-1955). lr !lados (1995-2000).

tienen más del 80% de las poblaciones con menor los dos períodos son evidentes, las interpretaremos a
sarrollo económico de la Tierra. Las figuras 5.2 y 5. lCmtinuación. El espacio «ocupado» en 1950-1955 es
referidas respectivamente a 1950-1955 y a 1995- mucho más compacto que el ocupado en 1995-2000:
sitúan a cada país en el espacio estratégico de ' menor la variabilidad tanto de los niveles de fecundi-
miento, identificado por los valores de la esperanza d. d como de mortalidad; casi todas las poblaciones
vida al nacimiento (e0 ) y por el número medio de t) upan un espacio superior a la curva de «isocreci-

por mujer (ISF), de acuerdo con el esquema ya ai..I;;LJ ~ rlliento» del 2%. En 1995-2000 las poblaciones ocu-
do (véase cap. 1, apdo. 5). Aunque las diferencias e 1 nn un espacio mucho más extendido, y muchas se si-
l lÍan entre las curvas de crecimiento del2% (y algunas
!lardos en 1985, representaba, en estas dos fechas el 83,5 y el 81 ntre el O y el1), signo evidente de lo avanzado del pro-
respectivamente, de la población total de los países pobres.
t ' o de transición demográfica. Sin embargo, también
y Chile, desde el punto de vista de su historia y de su desarrollo
gráfico, están más emparentados con los países europeos (de lo oexisten posiciones extremas: países con esperanza de
constituyen << proyecciones >> ) que con otros países JatJmoam.en<:a vida de un «régimen antiguo» (Etiopía, apenas 44 años)
La exclusión de países pequeños, como Hong Kong, Singapur, países con esperanza de vida próxima a la de los paí-
cío, Costa Rica, Taiwán, etc., elimina casos bastante interesante
transición precoz, aunque en parte favorecida por peculiaridades desarrollados (Argentina y México, China y Corea);
que no son ajenas las pequeñas dimensiones de estos países. blaciones sin control de los nacimientos (Etiopía,
280 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 28 r

Congo) y poblaciones inferiores a la norma de los 2 wye, además, una de las condiciones de la reducción
jos por mujer (Corea del Sur, China, Tailandia). d la fecundidad y del paso de un régimen de «dispen-
Finalmente, una última observación nos confirm ll » a uno de «economÍa» demográfica. Cuanto se ha
instauración de un proceso de transición irreversi puesto, en extrema síntesis (véase apdo. 1), acerca
En la figura 5.2, correspondiente a 1950-1955, dt la disminución de la mortalidad en el mundo pobre
aparece ninguna relación entre los niveles de t quiere algunas precisiones y ser profundizado: en
dad y de fecundidad: esta última es elevada en 1rimer lugar, es necesario entender por qué se ha pro-
partes (el control vohmta.t;io está muy poco lucido de maneras diferentes en las diversas poblacio-
do), independientemente del nivel de mortalidad. 11 s pobres, que en conjunto han aumentado su espe-
el contrario, la mortalidad ya había descendido en n t mza de vida en las últimas tres décadas del siglo xx
chos países a consecuencia de la transferencia de ( •ntre principios de los años cincuenta y finales de los
cimientos y técnicas iniciada masivamente en los 11 venta) a un ritmo medio de 6 meses por año de ca-
cuarenta. En la figura 5 .3, correspondiente a l ndario. Pero estos avances se han acumulado a velo-
2000, existe una neta relación negativa entre e0 e idades diferentes en las diversas áreas: 4 meses por
puesto que son los países con menor mortalidad 11ño de calendario en África, 8 meses en China, y con
que presentan también una fecundidad más reducid diferencias aún más amplias cuando se desciende a de-
Esto se produce no sólo porque el desarrollo del b .tenel•!• l Hes territoriales más minuciosos.
tar material incide en dirección opuesta sobre la"".,....,. Los progresos de la supervivencia pasan, en primer
ranza de vida (elevándola) y sobre la fecundidad (h lugar, por la reducción de la mortalidad infantil du-
ciéndola descender), sino también porque el aume ,. nte los primeros años de vida; las Naciones Unidas
de la supervivencia comienza a tener una influencia di onsideran3 que las probabilidades de un recién oaci-
recta sobre la fecundidad, convirtiendo en innecesari Jo de morir antes de su quinto cumpleaños equivalían
y más costosa, una descendencia elevada. Este proc ,\un 90%o, en 1990-1995, en el conjunto de países me-
so, una vez en marcha, tiende a autoalimentarse hast nos desarrollados, pero con enormes diferencias: un
que la mortalidad agota su disminución. 145%o en África, un 48%o en América Latina y un 44%o
n el Asia oriental; como comparación, el nivel en los
países ricos es de apenas de un 13%o. La reducción de
2. Las condiciones de la supervivencia 1. mortalidad infantil en las distintas áreas al nivel
de China y de los demás países del Asia oriental (44%o),
No existiría desarrollo sin disminución de la mortali mportaría una ganancia de esperanza de vida de 6
dad, y sin que el desorden ceda el paso al orden jerár·
quico-cronológico de la supervivencia y de la muert , 3. Naciones Unidas, Mortality of Children under Age of S, Nue-
La reducción de la mortalidad infantil y juvenil consti va York, 1988.
Las poblaciones de los países pobres 283

años· en África y de 3 eri el Asia meridional; 4 en médica puede impedir los desenlaces fatales;
palabras, la eliminación de las diferencias er;t la 1 algunos casos, como la diarrea, que, mediante repe-
vivencia infantil eliminaría gran parte de las embestidas, deshidrata y mata al niño, existen
cias en la esperanza de vida entre las diferente 11 ervenciones simples (realizadas por los familiares)
La reducción de la mortalidad de la infancia 1 rehidratación,s que pueden conducir a un rápido
ye entonces un objetivo prioritario: su reduccié> 1 stablecimiento. Para todo hay remedio a condición

sólo se refleja en una reducción considerable ,. que se tengan los recursos materiales, los conoci-
mortalidad general, sino que además favorece 1 ui ntos técnicos y la consciencia colectiva e individual,
dernización del comportamiento reproductivo y decir, en dos palabras: cultura y desarrollo.
voca, asimismo, una mejora en el nivel de salud Una idea muy sumaria, aunque efectiva, de las candi-
edad crucial para el desarrollo psicofísico y una lones que acompañan la elevada mortalidad se puede
ra general de la eficiencia de los supervivientes. h~ducir de la tabla 5.3, que muestra, para diversas áreas
Los elevados niveles de mortalidad de la in 1 gráficas, la incidencia «mediana » entre los países que
tienen causas muy diferentes y complejas, desde 1 li ponen de la información necesaria, sobre algunos in-
fermedades infecciosas típicas de la primera · 11 adores sanitarios. Es evidente la situación desfavora-
(sarampión, difteria, tos ferina, poliomielitis, hl' del África subsahariana, que presenta, para algunos
a la elevada incidencia de diarreas y gastroen 1níses, una serie de indicadores de la salud. La alta mor-
vinculadas a condiciones higiénicas precarias; a 1 ti i.dad de los niños está estrechamente relacionada con
fusión de la malnutrición y a su sinergia con la po 1 1 falta de asistencia al parto por parte de profesionales,
y los procesos infecciosos, y a la presencia de la m 1difícil acceso al agua potable, descenso porcentual de
en vastas regiones. Para todo ello, naturalmente, lill inmunizados y una alta incidencia del retraso del cre-
ten remedios: las enfermedades típicas de la · lmiento. En la figura 5.4 se muestra la relación, para 55
pueden prevenirse mediante programas de vacun 1 tíses pobres, entre mortalidad de los niños de 0-4 años
e inmunización; la diarrea y la gastroenteritis, la disponibilidad de sistemas de alcantarillado adecua-
te mejoras de la higiene y del ambiente; la malaria, llo : la relación inversa es muy evidente.
diante la desinfección; la malnutrición, mediante La complejidad de las causas de la elevada mortali-
gramas de integración alimentaria, y combatiend< llnd infantil dificulta los programas de intervención,
muchas regiones, el abandono precoz de la lacta ·u ndo se debe pasar de una mortalidad «intermedia»
materna. Cuando aparecen las enfermedades, la in
5. ORT, o terapia de rehidratación oral: se trata de preparados
olubles en agua que contienen las sales esenciales perdidas en los
4. Calculados suponiendo que, a partir de los 5 años de vid 1 11 • •esos diarreicos, que se hacen beber al bebé para que recupere las
<< nuevos supervivientes » están sometidos a la mortalidad ¡,¡[ perdidas. Es una terapia que puede ser fácilmente administrada
propia de cada una de las tres áreas. [ 101' la madre o por un familiar.
Z.84 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 285

TABLA 5.3. Indicadores de mortalidad y salud de la · ( inales década de 1990).


Partos con Duración media Niños con Población con Población con
Año del tsistencia de la lactancia crecimiento acceso a agua acceso a redes de
estudio médica(%) materna retardado (%) potable(%) alcantarillado (%)

Benín 1996 86,5 80 1,3 5,7 22,6 14,3 50 20


Egipto 1995 61,4 19,2 0,5 40,7 18,8 64 11
Kenia 1998 70,7 40,8 0,7 12,3 20,9 6,1 53 77
Madagascar 1997 89,6 69,6 1,2 12,4 20,9 7,4 29 3
Mozambique 1997 124,3 76,6 2,2 2,1 21,5 7,9 32 21
Níger 1997 102 171,8 0,6 0,3 20,5 20,7 53 15
Senegal 1997 62,3 76,5 0,8 3,2 19,8 50 58
Tanzania 1996 83,2 53,7 1,1 5,3 21,2 8,4 49 86
Toga 1998 74 72,3 1,9 3,4 24,3 12,3 22
Uganda 1995 75,4 72 0,4 3,9 19,5 5,4 34 57
Asia
Bangladesh 1997 79,2 36,5 0,2 5,7 28,6 20,3 79 35
Indonesia 1997 45,1 13,1 1,3 7,4 23,8 62 51
Nepal 1996 75,1 43,2 0,3 5,8 28,4 11,2 48 20
Filipinas 1998 34,6 13,8 1,1 32,8 13,7
Vietnam 1997 28,3 9,2 0,4 27 18,4 36 21
América Latina
República Dominicana 1996 46,1 11,1 3,6 38,6 10,5 1,7 71 78
Bolivia 1997 65,5 26,2 '2 55,5 18 2,2 60 44
Brasil 1996 38,9 9,9 3;6 78,7 11,18 2,5 72 41
Colombia 1995 28,1 7,6 0,7 75,1 13,9 1,2 76 o 63
Guatemala 1995 50,1 17,8 0,8 54,9 19,8 4 60 66
Nicaragua 1997 39,1 10,6 2 37,8 15 2,4 61 31
Perú 1996 17 32,8 19,9 1,3 60 44
NoTA: El porcentaje de niños con crecimiento retardado se refiere 1UENTE: DHS archivos; Banco Mundial, World Development Re-
niños menores de 5 años cori un índice peso/altura inferior en 2 {lort .1998199. Knowledge for Development. Oxford University
viaciones estándar respecto a la media. Mortalidad de la · ress, Nueva York, 1999.
vacunación y asistencia médica: referencia a los 3 años precedent
la fecha del estudio. El acceso al agua potable significa <<acceso r
cional a una cantidad adecuada de agua potable>>. Acceso a las red
de alcantarillado significa la existencia de <<adecuadas infraestructu
ras higiénicas para prevenir el contacto humano, animal y de in
tos con residuos orgánicos>>·.
286 Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 287
320
300 Inicio de las rociaduras con DDT
280
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o
20
o 20 40 60 80 1930 1935 1940 1945 1950 19S5 1960
FIGURA 5.4. Relación entre el porcentaje de la tJnhLil rll'l ltlllNTE: P. Newman, Malaria Eradication and Population Growth,
con acceso al sistema de alcantarillado y mortalidad a los l)niversity of Michigan, Ann Arbor, 1965.
años en 55 países pobres (principios de la década de 1980),
h URA 5.6. Mortalidad de la zona con más malaria (Anu-
,,¡dhapura) y de la zona con menos malaria (Kalutara) de Sri
80
/,nnka (1930-1960).
75
Argentina" Chile•
México" " Corea del Sur A
..... 70 China• EcuadoraTurquía -'Colombia Venezuela (fruto de una primera fase de progreso) a una mortali-
~ F1ilp~nas• -'Perú "•"Tailandia
"'
"tJ
·;;
65 ~Pa,kist:ánEgipto-'" Marruecos
. "Indonesia
Brasil d d baja, parecida a la de los países desarrollados .
Q)
"tJ 60
India Volveré sobre esta cuestión al finalizar el párrafo, des-
"Bangladesh
"'
N
e: pués de haber discutido la situación de la mortalid~d
;
c.
55 -'Sudán f eneral de las diversas poblaciones. Para ello con~te­
"'
w 50 ica Dem. del Congo m.os en el indicador más sintético, la esperanza de vtda
45 (e0 ) que en la figura 5.5 se pone en relación, en el ca-
40
-'Etiopía so de 25 países pobres, 6 con el clásico indicador del
2

PIB per capita (en miles de dólares, 1997} 6. Los 25 países indicados en las _fig~ras 5.5 5.9 y 5.16, son:
1
FIGURA_ 5.5. Relación entre producto interior bruto (PIB)
Ugipto, Etiopía, Kenia, Marruecos, N~gena, Su~al)., !~~zama, Zal-
rc, Bangladesh, China, India, Indonesia, Pahstan, FJ!1pmas, Cor.ea
per captta y esperanza de vida (e 0 ) en 55 países en vías de de del Sur, Tailandia, Turquía, Argentina, Brasil, Chile, Colomb1a,
sarro/lo.
Ecuador, México, Perú y Venezuela.
288 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 289

bienestar económico, el PIB per capita en 1997 (en nnr incidencia, respectivamente, de la malaria, y la caí-
lares internacionales). Esta relación, como se ¡,, diferencial de la mortalidad como consecuencia de
del gráfico, presenta una evolución muy parecida htll desinfestaciones de 1946-194 7.
verificada en los países occidentales desde 18 70 a 1 Los progresos ulteriores en la supervivencia no han
(véase cap. 4, fig. 4.4): un aumento importante d t lo tan fáciles de obtener. En los años setenta, tam-
esperanza de vida al pasar de niveles de PIB per 11 n como consecuencia de indicios de ralentización
muy bajos a niveles más elevados, pero el aumento 1\ la disminución de la mortalidad, aparecieron críti-
atenúa al producirse un crecimiento progresivo d ~1 en los países pobres al envío de programas sanita-
renta. En otros términos, el crecimiento del u ..· _..,,.,u 1los, que tendían a reproducir los modelos del mundo
material tiene efectos progresivamente menores r o, y que, por tanto, se basaban en el desarrollo de
el alargamiento de la esperanza de vida. Esta rela ·i ntros hospitalarios, clínicas y centros de enseñanza
corresponde a la existencia de una primera fase de r lativamente sofisticados y caros. A menudo estos sis-
siderable progreso sobre la mortalidad relaci 1 mas se revelan incapaces de llegar a toda la pobla-
con la introducción de tecnologías efectivas: los a ~ n y, aunque sean eficientes en el diagnóstico y en el
bióticos, desinfestaciones con DDT y algunas 11' tamiento, resultan inermes frente a las causas.9 A
nas.? Un ejemplo de esta fase puede deducirse d l111ales de los años setenta los organismos internacio-
considerable disminución de la mortalidad en la isla 11 tles dedicados a la salud (OMS y UNICEF) empren-
Sri Lanka 8 a fines de los años cuarenta (del 21,5%o ,¡ n una estrategia (llamada PHC, Primary Health
1945, al 12,6%o en 1950), en gran parte relacion 1:are) que implica la participación activa de las comu-
con el retroceso de la malaria como consecuencia uldades y se basa en el personal paramédico (más fácil
las desinfestaciones con rociado de DDT; la figura 1 formar), que utiliza tecnologías simples pero efica-
compara la evolución de la mortalidad en las dos ' .1° Integrados en esta estrategia, además de los ser-
giones de la isla con la mayor incidencia y con la vi ios de prevención y de tratamiento, se establecen
1 rogramas de instrucción, de ordenación hídrica y sa-

7. No únicamente la vacuna contra la viruela, desaparecida p


uitaria y de extensión de tecnologías agrícolas adecua-
ticamente de todas partes a finales de los años setenta, sino tam ,h . En suma, una estrategia dirigida a difundir princi-
vacunas contra el sarampión, responsable de dos millones de
infantiles, la tos ferina (0,6 millones de muertos), el tétanos
contraído a través de la infección del cordón umbilical en el 9. W. H. Mosley, << Will Primary Health Reduce Infant and Child
miento (0,8 millones de muertos), la polio, la tuberculosis y la M1mality? A Critique of sorne Current Strategies, with Special Refe-
ria, con un número no precisado de víctimas. Véase <<lmmunizing 1 li e to Africa and Asia>>, en J. Vallin y A. D. López, eds., Health
World's Children», en Population Reports, serie L, n.o 5, 1986. l'olicy, Social Policy and Mortality Prospects, NEp y IUSSP, Ordi-
8. S. A. Meegama, <<The Mortality Transition in Sri Lanka>>, 1111 Lieja, 1985.
term'inants of Mortality Change and Differentials in 10. OMS-UNICEF, Alma Ata 1978: Primary Health Care, OMS,
Countries, Naciones Unidas, Nueva York, 1986. 1 lnebra, 1978.
Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 29 r

palmente técnicas no sofisticadas aunque eficaces, wacias a las exportaciones petroleras, tienen niveles
desarrollar los conocimientos individuales y '"'"''· ""'HI d mortalidad parecidos a los de países muy pobres.
tarios que fundamentan los comportamientos in Amartya Sen ha señalado el hecho de que los niveles
pensables para la reducción de la mortalidad. d supervivencia de los negros americanos son mucho
ciadamente, estas estrategias, aunque en teoría p ores que los de los indios de Kerala o los chinos,
adaptadas a la realidad en la que deben aplicarse, 1unque gocen, frente a éstos, de un bienestar económi-
muy difíciles de implementar porque deben incidir 0 varias veces superior. 11
una gran variedad de sectores de la vida social. Estas disparidades tan notables (que se mantienen
Volvamos a la figura 5.5 para completar esta l' tmbién si se utilizan otros indicadores de desarrollo)
sición; en ella se puede apreciar cómo algunos '"'" '"•... n la prueba de que la acumulación de bienes mate-
se sitúan muy por encima de la curva trazada por dales, por sí sola, no garantiza el progreso sanitario, y
relación teórica entre el PIB y e0 : en otros térrni n únicamente a causa de su desigual distribución en-
tienen una esperanza de vida más larga de la que se l're la población. A menudo son la conciencia y el co-
podría asignar, en abstracto, según su nivel de m"e:ne1.. w nocimiento a nivel comunitario, familiar e individual
tar; otros países se sitúan netamente por debajo, es d 1 s que faltan: éstos no surgen necesariamente con el
cir, presentan una esperanza de vida muy inferior a desarrollo económico. Constituyen herencias cultura-
esperada. Nigeria, por ejemplo, con el mismo PIB l s con raíces profundas o la consecuencia de acciones
capita que Bangladesh, tiene una esperanza de vida 1 ociales y políticas deliberadas; el desarrollo de la ins-
años más baja, mientras la de Indonesia es 5 años m trucción, y particularmente de la instrucción femenina
nor que la de la mucho más pobre China. Otros ej em (debido al papel determinante en la educación del
plos (no incluidos en la fig. 5.5) subrayan, además, l niño, la higiene doméstica, la preparación de: comida)
diferencias que existen entre los indicadores de bien stá considerado como una condición necesaria para
tar y los indicadores de supervivencia a finales de 1 l progreso sanitario. El hecho de que algunos países
años noventa. Entre los países más pobres del mund islámicos, a pesar de tener niveles de desarrollo apre-
se sitúan Yemen y Malaui (750 PPP dólares per capit iables, presenten aún niveles de mortalidad elevados
en 1998) con esperanzas de vida de 55 y 43 años re e ha relacionado con la situación de subordinación y
pectivamente. Entre los países con modesto bienesta on la falta de instrucción de la mujer .12
(5.000 dólares), Namibia tenía una esperanza de vid
de apenas 56 años frente a los 71 de Ecuador. China y 11. A. Sen, «Health in Development>>, Bulletin of the World
Sri Lanka, que están entre los países más pobres d 1 l'iealth Organization, 77 (1999), 8. Ibídem, <<The Economics of Life
mundo, tienen una mortalidad inferior a la de mucho nnd Death>>, en Scientific American, mayo de 1993, pp. 18-25.
12. Esta tesis es sostenida por J. C. Caldwell, <<Routes to Low
países bien encaminados en el rumbo del desarroll Mortality in Poor Countries>>, en Population and Development Re-
económico, mientras que otros distintos países, rico view, XII, 1986, n.o 2.
292 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 293

Además, los países que han tenido un éxito p·t nda de hijos y, por consiguiente, para adoptar for-
lar en la lucha contra la muerte son también aqu s de control de la reproducción. Para comprobar
en los que las directrices políticas han permitidc progresos o establecer comparaciones, es posible
cauzar recursos humanos y económicos adecua atmbinar mediciones de supervivencia y mediciones
sector sanitario. Los casos de China y de Sri Lank 1 incidencia de las enfermedades. Los indicadores de
Cuba y Costa Rica (políticamente muy difer n 11 pervivencia nos dan una vista parcial de la situación:
países que han movilizado energías considerabl lt tnedicina puede permitir la prolongación de una exis-
esta dirección, muestran que una baja mortalidad 1 11 ia que se ha vuelto miserable por falta de una ali-
al alcance incluso de las poblaciones más pobres. 11 111 ntación adecuada, de una higiene elemental y por
La Organización Mundial de la Salud (OMS- l,t presencia de minoraciones que producen incapaci-
ha calculado que, en los países pobres, el 90% d d,td. Una significativa mejora de nuestros conocimien-
muertes se deben a enfermedades como la tos al respecto es el cálculo, en una población determi-
la diarrea, la tuberculosis, la malaria, el sarampión Jiílda, de los años de vida en buena salud perdidos por
sidaNIH. Para algunas de estas dolencias, se u··~•¡Juq¡ 1 ,lUsa de muerte prematura o por discapacidades (per-
actualmente de tratamientos de bajo coste (como lllanentes o temporáneas) producidas por enfermeda-
rapia de rehidratación, ya mencionada, para la d d s y accidentes. En la práctica, se calculan dos canti-
rrea) que fácilmente podrían evitar gran número dndes: a) el número de años de vida obtenidos -para
defunciones. La incidencia de la malaria, por ej._ ...11.,.,... 1 nda defunción- por la diferencia entre la edad de la
podría reducirse netamente mediante el uso de ...... "'l. muerte y la correspondiente esperanza de vida, a dicha
quiteros tratados con insecticidas, y medicamen ¡1dad, en una población con baja mortalidad; b) el nú-
de bajo precio están disponibles para paliar la mero de años de vida en buena salud perdidos a conse-
losis. uencia de enfermedades y accidentes, estimados como
La alta mortalidad y la alta incidencia de las enfer liferencia entre la edad al comenzar la enfermedad y
medades generan una pérdida de años de vida, y, par la edad al producirse su remisión (o la muerte). Estos
los que sobreviven, una disminución de los años vivi ños no se cuentan por entero (como en el caso de una
dos con buena salud. La supervivencia con buena s muerte prematura), sino que a cada enfermedad se le
ludes un requisito para casi todos los componentes d 1 , signa un peso (entre O y 1) según su gravedad.
desarrollo: para conquistar eficiencia física, para ad La combinación de los años de vida perdidos por
qúirir capacidades técnicas e intelectuales, para exten• muerte prematura y de los años parcialmente perdidos
der el horizonte temporal y para forjar planes para el por la aparición de enfermedades constituye el monto
futuro. Es también un requisito para modificar la de· de los años perdidos (que el Banco Mundial ha deno-
minado DALY: disability-adjusted life years). La tabla
13. Ibídem, pp. 209-211. 5.4 registra algunos interesantes resultados: los suce-
Las poblaciones de los países pobres 29 5

1 ·aecidos en 1998 (muertes, enfermedades, per-


~~ ) determinarán, en los 5,9 millardos de habitan-
! l mundo, la pérdida de 1.383 millardos de DALY
1. \83 millardos de años de vida e'n buena salud) o
·1ños cada 1.000 habitantes. La mayor incidencia
d. en el África subsahariana (540 DALY por 1.000
1hi tantes), en tanto que la menor incidencia se da en
1 blaciones de elevada renta del Pacífico occidental
11 ~1 1 ón y otras poblaciones más pequeñas, 101%o). Las
lt igualdades entre regiones (en relación entre 1 y 5)
tll l muy acentuadas y ocultan diferencias aún más re-
1 v. ntes entre países y grupos sociales.

3. Breve geografía de la fecundidad

1 urante las últimas décadas, la fecundidad del mun-


do pobre no ha permanecido inmóvil, y los síntomas
el una creciente difusión del control voluntario de los
uucimientos se han multiplicado, de manera que, ac-
1ualmente, conviven regiones en las que prevalecen
1ún los modelos procreadores tradicionales y otras
clonde éstos son muy parecidos a los del mundo más
§~~~~~~~~~~ desarrollado .
......
En la tabla 5.2 puede verse una primera impresión
de los cambios acaecidos en los últimos cincuenta años
n el conjunto de las poblaciones pobres. El número
medio de hijos por mujer ha disminuido en más de 3
unidades, de 6,2 a 3,1, aunque la mitad de esta sensible
disminución es atribuible al extraordinario caso de
China, que ha reducido la fecundidad bajo nivel de reem-
plazo (de 6,2 a 1,8). En las otras grandes regiones del
mundo pobre la situación está muy diferenciada: nada,
296 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 297

o casi nada, ha sucedido en África, donde la fecu llo durante las décadas de 1980 y 1990. 16 Hasta en el
dad ha disminuido poco, entre 6,6 y 5,1 hijos por frica subsahariana el control de la natalidad ha empe-
jer, y el control voluntario de los nacimientos s t 1do a difundirse con cierta rapidez. De hecho, la veloci-
siendo muy poco practicado;14 un sensible cambio dad de disminución del ISF ha sido del1,3% en Senegal,
ha producido en Asia meridional, con una reducción d 13,3% en Ghana, del3,5% en Zimbabue y del5,2%
6,1 a 3,4, atribuible sobre todo a la disminución qu n Kenia. Una velocidad de disminución del 3% anual
ha producido en la India; más sensible la disminuc (1¡ue, si es constante, implica una reducción de un cuarto
en Asia sudorienta! (de 6 a 2, 7) y en América Latina 11 ISF en una década) es común en el norte de África, en
5,9 a 2,7). Guardando las debidas distancias, la · ia y en América Latina.17 Los expertos consideran que
ción recuerda a la del mundo occidental a principio ,, lo largo de la década de 1990-2000, la fecundidad en
este siglo, cuando coexistían áreas con gran con 1\rasil -el país más grande de América Latina- podría
de la fecundidad, como Francia, y áreas donde aún p hnber descendido bajo el nivel de reemplazo.
valecía una fecundidad de tipo «natural», como, La comprensión de las tendencias descritas suma-
ejemplo, las regiones mediterráneas y otras ' iamente pasa p<;>r una descomposición de los princi-
del continente, tanto al norte como al este.1s 1 les mecanismos de la fecundidad humana. De éstos
La disminución de la fecundidad parece haberse h discutido ampliamente en otra parte del libro (véa-
tuado en los últimos años, como se deduce también cap. 1, apdo. 4 ); recordaré sólo que el nivel de fecun-
los resultados del Demographic and Health Survey, i didad, expresado por el número medio de hijos por
vestigación llevada a cabo en los países en vías de d 11mjer, está determinado, esencialmente, por factores
predominantemente biológicos (intervalo entre partos,
vinculado a la duración del amamantamiento; el tiem-
14. Es más, en algunos países africanos existe clara evidencia d
un aumento de la fecundidad. El aumento es explicable ya sea conl p medio de espera, relacionado predominantemente con
disminución de la duración del amamantamiento y, por tanto,
la disminución del intervalo entre partos (véase este mismo apart
do), o bien con la mejora de las condiciones sanitarias y la disminu 16. Los sondeos DHS se han llevado a cabo, a partir de 1986, en
ción de diversas enfermedades infecciosas que provocan infecundl 11 países del mundo sobre muestras de mujeres en edad reproducti-
dad o baja fecundidad. Las Naciones Unidas estiman, por ejempl va; dichas muestras fluctúan entre 2.000 y 30.000 unidades. Los
que el ISF de África occidental ha aumentado de 6 7 a 6 9 ent 1 uestionarios incluyen preguntas sobre las características demográ-
1950-1955 y 1975-1980 y el de África oriental de 6/a 7. ' 11 as, la historia reproductiva, la contracepción, la salud de las ma-
15. Naturalmente, la analogía es válida a grandes rasgos y 1 dres y la de los niños, además de muchas otras características. En
condiciones generales eran muy diferentes. La disminución de 1 111uchos países se hizo más de un sondeo, y en muchos casos se to-
mortalidad en Europa se produjo más lentamente y permitió ajusr maron en cuenta muestras de hombres y de maridos. Véase << DHS +
1 imensions>>, Newsletter, vol. 3, n. 1, 2001.
0
graduales de la fecundidad. Además, también en las zonas de alr
f~c_und.idad, el cont~ol de la fecundidad era visible en segmentos i¡ 17. G. Mboup y T. Saha, <<Fertility Levels, Trends and Differen-
mficativos de la sociedad, como las clases urbanas, con alto nivel d1 ilals », en Comparative Studies, n.o 28, Calverton, Maryland, Macro
instrucción, etc. lnternational, 1999.
mundial Las poblaciones de los países pobres 299

la frecuencia de las relaciones sexuales; la morta 1 ntado 1-1,5 años respecto a los niveles predomi-
intrauterina) que determinan la fecundidad ,¡ ntes quince años antes. 19 Estimaciones referidas a
por la rapidez e intensidad del acceso a la ...,..,..,...,,., l'incipios de la década de 1980 indican asimismo un
(edad al matrimonio y celibato definitivo) y, final 1 cimiento de los valores de la edad media al matri-
te, por la incidencia del control de nacimientos. II H nio (aunque no en África, con 19,5 años) estimados
Ya he señalado que el nivel «inicial» de la fecu 11 21,4 años en Asia y en 22,1 en América Latina.2o
dad en los países pobres -6 hijos por mujer- · l u los mismos países, y según la misma encuesta WFS,
tuaba a niveles mucho más elevados a los existen ht proporción de solteras al final del período reproduc-
el mundo occidental con anterioridad al inicio d ti VO era de apenas el1% en África y Asia y del4% en
disminución de los nacimientos (menos de 5) por mérica Latina (frente a niveles a menudo superiores
sa, sobre todo, de una nupcialidad más elevada. 1 LO% en Occidente).21
efecto, la edad al primer matrimonio (o de inici Los datos para los años noventa confirman que la
una unión estable con fines reproductivos) era m lendencia creciente de la edad de matrimonio ha pro-
más baja, mientras que nadie o casi nadie quedaba uido -aunque . sea de manera irregular- como
cluido del matrimonio; una situación muy diferent 1 onsecuencia de los procesos de cambio en curso, y,
la prevaleciente en el mundo occidental. La ...... ,,u .... 1.trticularmente, de la mayor presencia femenina en el
mundial de fecundidad (WFS)1 8 mostraba, hacia 111 rcado del trabajo y el aumento de la instrucción.22
les de los años setenta, una edad media al primer in embargo, aunque participe en la contención de
trimonio de 19,8 años en 12 países africanos (mín [,¡ fecundidad, el freno malthusiano no puede determi-
de 17,5 años en Camerún, máximo de 23,9 en
cia); de 21 en 13 países de Asia y del Pacífico (mín
L9. Naciones Unidas, Fertility Behavior in the Context of Deve-
de 16,3 en Bangladesh, máximo 24,5 en Filipinas), lriflment. Evidence from the World Fertility Survey, Nueva York,
21,5 años en 13 países de América Latina y del Ca I'J87, pp. 78 y 82.
(mínimo de 19,2 en Jamaica, máximo de 23,2 en 20. Naciones Unidas, First Marriage: Patterns and Determi-
llrlNts, Nueva York, 1988.
Estos niveles, sensiblemente inferiores a la media d 21. Naciones Unidas, Fertility Behavior ... , cit.. Véase también
Europa occidental, próxima a'24 años, ya habían 11, Xenos y S. A. Gultiano, < <Trends in Female and Male Marriage
•litd Celibacy in Asia >> , en Papers of the Program in Population,
u,• 20, East-West Center, Honolulu, 1992. C. Westoff, A. K. Blanc
18. Sobre las características generales de la World Fertility L. Nyblade, <<Marriage and Entry into Parenthood >> , DHS Com-
vey y sus principales resultados, véase WFS, Majar Findings and /trtrative Studies, n.o 10, 1994.
plications, Londres, 1984. Estas encuestas, efectuadas con 22. Mboup y Saha, Fertility Levels ... , cit.; J. Bongaarts, <<The Fer-
comprendidas generalmente entre 3.000 y 10.000 mujeres en 1 llty Impact of Changes in the Timing of Childbearing in the Develo-
0
reproductiva, se han realizado en 41 países en vías de desarrollo y ¡ lng World >> , Working Paper, n. 120, Nueva York, The Population
21 países desarrollados, en su mayoría durante la segunda mitad 1.ouncil, 1999; «World Marriage Patterns 2000 >> , Population News-
la década de 1970. /tl/ter, diciembre de 1999.
oo Historia mínima de la blación mundial Las poblaciones de los países pobres 301

nar su reducción más allá de ciertos límites. Un dt fecundidad ya citada señaló, en relación a 38 países
mento de la edad al matrimonio de 18 a 23 años, n vías de desarrollo, una prevalencia de la contracep~
ejemplo, en ausencia de control voluntario, pued i n entre las mujeres casadas en edad reproductiva
terminar una reducción del número medio de hijos d l 1 O% en África; del 23% en Asia, y del 40% en
mujer del orden de 1,5-2 unidades; téngase pre rnérica Latina y Caribe. Aproximadamente 3 muje-
que esto implicaría un cam.bio considerable de la r de cada 4, entre las que practicaban el control, uti-
tructuras matrimoniales. Muy poco, lizaban métodos considerados «modernos». 24 En 47
para conducir la fecundidad a niveles compatibles p íses estudiados por la DHS, entre 1990 y 1999, se
tasas moderadas de crecimiento de la población. mprueba un fuerte aumento de la incidencia de la
más, el retraso del matrimonio debe traducirse en ntracepción. En el África subsahariana la incidencia
aumento paralelo de la edad de maternidad, y, por en el promedio de 24 países- se mantiene en el
tanto, implica que la reproducción no se produzca 25%, pero alcanza el 50% en el promedio de 9 países
ra de aquél. Mientras los nacimientos fuera del d Asia, los 5 de Oriente Medio y África del norte, y de
monio son muy escasos en Asia, son frecuentes y 1 s 9 países de América Latina y el Caribe. 25
males en África, América Latina y el Caribe; · Un modelo eficaz de los factores que determinaron,
El freno decisivo a la fecundidad es, por ~~ . . ..,,,,.. .........,_ 1 n diversos países pobres, el descenso del número me-
te, el interpuesto por el control voluntario de los lío de hijos por mujer de los niveles tradicionales al
mientos. Una medida simple de éste es su «preva! nivel de reemplazo, se muestra en la figura 5.7, extraí-
cía» o porcentaje de mujeres en edad fecunda y da de un estudio del Banco Mundial.2 6 En el modelo se
unión reproductiva que, en un período · muestra la contribución, positiva o negativa, que a la
utilizan algún método de control de los ¡·educción del ISF de un valor máximo de 7 a un míni-
Este porcentaje más tarde se puede analizar distribu mo de 2,1 hijos por mujer, aportaban las variaciones
yéndolo según los métodos utilizados (métodos «tradi n la edad al matrimonio, en la duración de la lactan-
cionales » menos eficaces, como el coitus interruptus ia materna, en la prevalencia de la contracepción, del
la abstinencia periódica, o métodos «modernos » m ' borto y de un conjunto residual de otros factores .
eficaces, como la píldora, la espiral, la esterilizació
etc.). Una «prevalencia» de la contracepción cercan I'O que los diversos métodos contraceptivos tienen una eficacia y una
cguridad bastante variable que, en parte, depende del método en sí
al 70% y más .implica niveles bajos de fecundidad, t 1 (la espiral y la píldora son muy eficientes; el coitus interruptus o la
como sucede en los países ricos. 2 3 La encuesta mundi 1 lbstinencia periódica no lo son) y, en parte, de la constancia, aten-
·ión y motivación de la pareja.
24. Naciones Unidas, Fertility Behavior ... , cit. , p. 133.
23. W. P. Mauldin y S. J. Sega!, << Prevalence of Contraceptivt 0
25. DHS, Newsletter, 7, 1995, n . 2.
Use: Trends and Issues », Studies in Family Plannings, XIX, 19881 26. Banco Mundial, World Development Report 1984, New
n.o 6, p. 340. Naturalmente, esto es válido en líneas generales, pue • York, Oxford University Press, 1984, pp. 115-116.
02 Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 303

Reducción
del (/SF)
Contribución % a la reducción La tabla 5.4 utiliza la misma descomposición, apli-
100 ndola al caso concreto de cuatro países de Asia que
80 ~

60 durante los años sesenta y setenta presentaron dismi-


40 nuciones sensibles de la fecundidad. Cuanto se ha di-
+11 lr---1 ho en relación con el modelo de la figura 5. 8 es válido
- 20 1
IL____j
111mbién para estos casos; en Corea del Sur, uno de los
-40
Edad al Reducción Mayor Mayor
1aíses precursores de la disminución de la fecundidad
de la recurso a FactorM
1 n el Tercer Mundo, la disminución de 2,1 hijos por
matrimonio recurso
más elevada lactancia la contra- al aborto resltluJJII
materna cepción
mujer durante los años sesenta se produjo a pesar de la
t ntribución al aumento de la fecundidad (+0, 7 hijos)
ausada por la reducción del amamantamiento, y con
1111 impulso a la reducción como consecuencia del au-
ISF
inicial
ISF
final
mento de la edad al matrimonio (- 1 hijo), de la difu-
ión de la contracepción (-1,1 hijo) y por el aumento
FuENTE: The World Bank. World Development Report, 1
Oxford University Press, Nueva York, 1984, p. 115. de los abortos (-0,7 hijos).
Esta síntesis descriptiva puede concluirse con las fi-
FIGURA 5.7. Esquema de la contribución de los diferent
factores a la reducción de la fecundidad de niveles natural guras 5.8 y 5.9, la primera de las cuales relaciona el
al nivel de reemplazo. i>JB per capita y el ISF en 25 grandes países en vías de
desarrollo a finales de la década de 1990. La relación
no se aleja de la que puede deducirse del gráfico análo-
Pues bien, uno de los factores -la duración de la 1o (véase cap. IV, fig. 4.8) para los países ricos: al cre-
tancia, que se ha reducido- contribuyó en un sentid ·er el i:üvel de renta, la fecundidad disminuye, con re-
contrario a la reducción. Efectivamente, durante 1 ducciones progresivamente menores. Naturalmente,
transición demográfica la reducción de la duración ta relación sólo vale simplificando al máximo una
la lactancia provoca (suponiendo invariados otros fa ituación que no es homogénea ni mucho menos. Sin
tores) un acortamiento de los intervalos entre parto 1delantarme a unas consideraciones que plantearé en
habría comportado un aumento de un 31% en el I 1próximo apartado sobre las causas del elevado nivel
(equivalente a +1,5 hijos por mujer). Por el con de fecundidad y sus variaciones en los países pobres, se
todos los otros factores contribuyeron a su reducció 1 uede observar, como introducción al problema, que
en primer lugar el aumento de la contracepción (- 93o/c algunos países se desvían notablemente de la abstracta
-4,5 hijos), seguido de la mayor edad al matrimoni t·elación renta-fecundidad que traza el gráfico. Países
(-28%, -1,4 hijos) y de la mayor incidencia de lo omo Filipinas o Venezuela tienen una fecundidad más
abortos (-10%, -0,5 hijos). tita que la que en abstracto habría que asignarles da-
Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 305

7~------------------------------~---- ..
7.----------------------------------------,
6
,. .t. República De m. del Congo
Etiopía 6
. ..
o
o
o
"'
.;,
.t.Tanzania
Nige~ia" Pakistán .. ..
5 o
O>

"' 4
_.. .t.Sudán
Keni..--
5
.. ..
Egipt~ffa~:~~~;; o
.t. lnd 1a .t. . •" Ecuador Colombia "Venezuela
"' 3
o • •
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ir,';í~nesia •
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E "Bang ladesh,. ,. -furquía "México 3
8_ .t. Brasil o ~
2
IJ) "China .t. Tailandia
2
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I' ro o

0+----.----,---~.----r----.---~----~
o 2 4 6 8 10 12
o +---~--~--~--~--~--~--~--~--r-~
PIB per capita (en miles de dólares, 1997) o 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

Adultos alfabetizados(%)

.t. África O Asia · • América Latina


FIGURA 5.8. Relación entre producto interior bruto (1'/
per capita y número de hijos por mujer (ISF) en 25 paísl' PtGU RA 5.9. Relación entre el analfabetismo de la pobla-
vías de desarrollo. , 1 n adulta y el número de hijos por mujer (ISF) en 25 países
pobres (hasta la década de 1990).

dos sus niveles de desarrollo; en cambio, China y T


landia tienen niveles sensiblemente inferiores. En 4. Las condiciones y las perspectivas de disminución
palabras, la vía del desarrollo, trazada de manera m de la fecundidad. Las políticas demográficas
aproximada por el PIB per capita, está
por recorridos diferenciados de la fecundidad: inten En las últimas décadas, frente al rápido incremento de
remos comprender las razones de todo ello. lns poblaciones pobres, investigadores y expertos han
Un primer indicio lo proporciona la fig. 5.9, q lebatido extensamente el tema de las condiciones que de-
muestra una estrecha relación entre la incidencia l rminan la elevada fecundidad y de los factores que
analfabetismo (parcialmente independiente del ni provocan su disminución, necesarios para moderar la
económico) y la fecundidad a finales de los años och 1lta tasa de crecimiento. En las páginas precedentes
ta en 25 países investigados por el DHSP h mas discutido los factores «mecánicos » de la fecun-
didad, seccionándola en sus componentes biológicos y
•ociales. Hemos visto que un aumento de la edad al
. 27. La· correlación entre ISF y analfabetismo adulto es r = 0,7
entre ISF y PIB per capita es igual a 0,57, y entre PIB per capita matrimonio y principalmente la difusión del control
analfabetismo equivale a -0,58. le los nacimientos son los instrumentos de la disminu-
o6 Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 3 07

ción de la fecundidad. Pero para que esto se 1 cundidad: ¿qué es lo que la mantiene tan elevada?
es necesaria la intervención de cambios en los '"''"''"'"''"" ¿Por qué la «demanda » de hijos por parte de los pa-
mas reproductivos de las parejas; por lo tanto, es dres es aún tan sostenida?
sario comprender los determinantes de estos progr Un primer elemento consiste en el bajo coste de
mas y cómo pueden ser cambiados. En otro lenguaj rianza de los hijos; en áreas rurales y en ciertas condi-
procedente de la economía, aquí se pregunta qué es 1 iones, los hijos pueden constituir una fuente de ingre-
que determina la «demanda» de hijos por parte de os netos para los padres. El trabajo infantil y juvenil
padres y qué factores pueden modificar esta deman ompensa los costes sostenidos por la familia que, de
que permanece muy elevada en los países pobres.28 ualquier modo, en las economías pobres no son ele-
En primer lugar podemos dar por supuesto que 1 vados.29
conservación y la supervivencia (del individuo, d 1 En segundo lugar, en muchos contextos sociales, los
grupo familiar, de la colectividad a la que se pertene ) 1 adres consideran a los hijos como una garantía de
constituye un valor innato en la especie humana, 1 1 yuda económica y material, además de afectiva, para
igual que en otras especies animales. La fecundidad la vejez. Investigaciones efectuadas en Indonesia, Co-
por consiguiente, debe compensar a la mortalidad rea, Filipinas, Tailandia y Turquía30 señalan que el80-
cuando ésta es elevada aquélla también debe serlo. U 90% de los padres entrevistados cuentan con el apoyo
número de hijos por mujer de 5-6 es, por lo tanto 'conómico de los hijos en la vejez. En todo caso, es
compatible, en este aspecto, con la mortalidad preva natural confiar en el apoyo de los hijos contra el riesgo
leciente antes del inicio de la transición. En mucho de adversidad extrema.31
casos, las parejas se ven inducidas a tener muchos hi En tercer lugar, el contexto cultural, en muchos ca-
jos para «asegurarse» frente al riesgo de no tener her 'os, requiere un gran número de hijos: como vehículo
cleros supervivientes: esto puede provocar una fecun· de afirmación de la familia; como instrumento de in-
didad agregada más elevada que el nivel general d tegración entre generaciones sucesivas, y como mani-
mortalidad. Por consiguiente, la disminución de la mor• festación de adhesión a principios religiosos funda -
talidad, como ya se ha dicho, es una condición esencial mentales.
para la disminución de la fecundidad.
Sin embargo, en casi todos los países pobres la mor· 29. Para diversas interpretaciones del coste de los hijos, véase
talidad ha disminuido en gran medida, aunque no 1
J. C. Caldwell, «Direct Economic Costs and Benefits of Children» y
P. H. Linden, <<The Changing Economic Costs and Benefits of Ha-
ving Children >>, ambos ensayos en R. D. Lee y R. A. Bulatao, eds.,
Determinants of Fertility, cit.
28. R. D. Lee y R. A. Bulatao, «The Demand for Children: ¡¡ 30. Banco Mundial, World Development... , cit., p. 52.
Critica! Essay», en R. D. Lee y R. A. Bulatao, eds., Determinants of 31. M. Caín, «Risk and Insurance: Perspectives on Fertility and
Fertility in Developing Countries, vol. I, Academic Press, Nueva Agrarian Change in India and Bangladesh », Population and Deve-
York, 1983. lopment Review, VII, 1981, pp. 435-474.
Las poblaciones de los países pobres 309

Finalmente, la ignorancia de los métodos de e lentamente otro de los incentivos de la elevada fe-
de los nacimientos, la no disponibilidad de .... v.LnJJa ..~;• undidad.
tivos y la inadecuación de las estructuras ....~ul'"-v ··oillo lru Finalmente, una política de apoyo a la planificación
tarias pueden comportar, aunque haya una « ~~·"""·••" ramiliar, la abolición de eventuales prohibiciones le-
sión» reproductiva contenida, una elevada ¡.¡ islativas, la difusión del conocimiento de méto~?s y
o un frecuente recurso al aborto. La existencia de 1écnicas, la accesibilidad económica y la aceptab1hdad
gislaciones restrictivas a la difusión de la ¡sicológica de los métodos contraceptivos son otros
ción puede reforzar esta barrera a la disminución d lementos que tienden a favorecer la disminución de la i¡
fecundidad. natalidad. 1

Si éstas son las condiciones de la elevada Por sí solo, ninguno de los factores expuestos más
dad, su reducción debe pasar necesariamente por arriba puede determinar la transición entre niveles al-
modificación. Es necesario, ante todo, que baje la m tos y bajos de fecundidad o una parte significativa de
talidad; la figura 5.3 (donde se pone en relación la f sta, pero la mezcla de modificaciones necesarias es di-
cundidad con la mortalidad) indica que, en 199 fícil de determinar porque depende de numerosas face-
2000, todos los países que tenían una esperanza as de la sociedad en cuestión. Los elementos indicados
vida superior a 60 años tenían también un número m anteriormente implican el progreso médico y sanita-
dio de hijos relativamente bajo, como consecuencia rio, el desarrollo económico, el cambio social (cambio
una fecundidad con cierto grado de control, indepe de los valores-guía, emancipación de la mujer, secula-
dientemente de las condiciones socioeconómicas. rización de los comportamientos, etc.), es decir, se de-
El aumento del «coste » de crianza de los hijos tam ben tocar todas las teclas del complejo fenómeno del
bién se considera un factor determinante de la redu desarrollo. Ninguna de estas teclas, por sí sola, hace
ción de la fecundidad; éste se produce, por ejempl música, y cada país debe encontrar su melodía.
cuando aumentan los niveles de instrucción de las mu Sin embargo, algunas intervenciones son más «sim-
jeres, las cuales están así menos dispuestas a renuncia ples » o «circunscritas» que otras y, por consiguiente,
a los ingresos de una actividad profesional en favor d pueden ser objeto más fácilmente de políticas activas. La
la actividad doméstica de crianza de los niños, cuand planificación familiar, por ejemplo, cons.tituye, d~~de
aumenta la escolaridad en la infancia, hecho que retar· la década de 1950, un área preferente de mtervencwn.
da el inicio de una actividad laboral de los hijos, y Por otra parte, sin una red adecuada de servicios es di-
cuando crece el bienestar, el cual comporta a su vez 1 fícil que disminuya la fecundidad.3 2 Pero la aceptabili-
necesidad de mayores «inversiones» en los hijos. Con
la creación de mecanismos institucionales de protec· 32. Esto, a decir verdad, vale sólo para los países en vías de desa-
ción social disminuye también el recurso a los hijo rrollo. La experiencia occidental demuestra que casi toda la transi-
como sustentadores de los padres ancianos y desapare· ción de la fecundidad se ha realizado mayoritariamente con métodos
3 IO Historia mínima de Id población mundial Las poblaciones de los países pobres 3I I

dad «política» de las intervenciones en esta área, qu jor contraceptivo es el desarrollo económico ». En la
hoy se da por supuesta, no se ha producido en un dí Conferencia de Ciudad de México, convocada por las
Durante los años cincuenta y sesenta estas intervenci Naciones Unidas diez años más tarde, en 1984, 34 estas
nes -iniciadas a menudo con modalidades element posiciones se deshicieron como nieve al sol; todos los
les y a veces rudimentarias- eran combatidas en gra países concordaban en el hecho de que el crecimiento
parte del mundo pobre. Allí donde prevalecían sist demográfico debía ser frenado urgentemente con polí-
mas políticos e ideológicos de tipo socialista, por ejem ticas ad hoc, no necesariamente subordinadas a otras
plo, se sostenía que el desarrollo económico compo políticas de desarrollo.
taría una adecuación espontánea del crecimient En 1994, en la Conferencia de las Naciones Unidas
demográfico; donde prevalecían fuertes ideologías na obre Población y Desarrollo celebrada en El Cairo,
cionalistas se veía en las políticas favorables al control este punto fue de nuevo apoyado y aprobado por una-
1

de los nacimientos un atentado al reforzamiento, tam nimidad.35


bién numérico, de la entidad nacional; los países domi• ¿Cuáles han sido los resultados de las políticas de- 1

nados por integrismos religiosos eran contrarios po mográficas (entendidas en el sentido estricto de políti-
motivos morales. La cooperación por parte de los paf cas de planificación familiar)? Dejemos aparte el caso
ses ricos -particularmente por parte de Estados Uni particular de China, cuya política coercitiva -que no
dos-, en muchos casos concedida de maneras no muy puede repetirse en otros contextos- examinaremos a
claras, se consideraba como una forma sutil de interven· continuación. De la respuesta a la demanda surgen re-
ción del imperialismo capitalista. Todavía en 1974, en 1 levantes implicaciones para las políticas futuras dirigi-
Conferencia sobre la Población (conferencia polític das a reducir la fecundidad y a ralentizar la tasa de in-
reservada a delegaciones oficiales nacionales) convoca· cremento de la población. Una posición muy extendida
da en Bucarest por las Naciones Unidas,33 China, Arge· sostiene que una parte relevante de la elevada fecundi-
lia, Brasil y Argentina encabezaron un nutrido grup dad de los países pobres se debe al hecho de que una
de países contrarios a mantener políticas dirigidas gran proporción de las mujeres que desearían limitar
provocar una disminución de la tasa de increment su fecundidad son incapaces de hacerlo, o bien porque
de la población. A estas políticas eran favorables, por no conocen las técnicas anticonceptivas, o bien por-
el contrario, muchos países asiáticos, sobre todo lo
del subcontinente indio. Circulaba el eslogan «el me· 34. Naciones Unidas, Report of the International Conference on
Population 1984, Nueva York, 1984.
tradicionales, tales como el coitus interruptus. Así, en gran parte de 35 . Naciones Unidas, International Conference on Population
Occidente, hasta después de la segunda guerra mundial, la difusión and Development, Programe of Action, El Cairo, 1994. Una refe-
y propaganda de los medios de control de nacimientos era ilegal. rencia completa y puesta al día de la problemática relacionada con
33. Naciones Unidas, Report of the United Nations World Po· la fecundidad en los países pobres es la de S. Salvini, Contraccezione
pulation Conference, Nueva York, 1975. e pianificazione familiare, Il Mulino, Bolonia, 1997.
I 2 Historia mínima de la blación mundial Las poblaciones de los países pobres 3I 3

Esfuerzo del Programa


que estas técnicas no están disponibles o son
mente caras. Haciendo más asequible la antwonce¡)Clólli Índice Fuerte Moderado Débil Muy débil
o nulo
de desarrollo
(o como a menudo se dice, satisfaciendo las «necesid
des insatisfechas ») se acelera la disminución de la f 5 2

•••• ••• •• •••


5 7

cundidad; éste es el cometido de las políticas demogr Alto


(-2,3)
(-3,5) (-2 ,9) (-2 ,9)
ficas y esto es lo que dichas políticas han conseguid
en los últimos años.36 La existencia de «necesidad 4 8 10 2
insatisfechas» está probada por el hecho de que un
parte de los embarazos son «nO deseados», O no SO
«deseados» en el momento en que se producen, y d
Medio-alto
•••• ••• •• •
(-3 ,1) (-2,6) (-2) (-0,3)

15 6
que una parte de las mujeres que no utilizan anticon
•• ••• • •
1 1

ceptivos quieren evitar o posponer el embarazoY '1 Medio-bajo


(-0,6)
(- 1,6) (-?.1 ) (-0,5)
papel que desempeña la planificación familiar pued
verse en la figura 5.10. En ella aparecen clasificado 2 13 7
88 países pobres según la reducción media de la fecun
didad (ISF), entre 1960-1965 y 1990, en función d
Bajo

(-0,7) (O) (O)

dos variables: a) un índice de desarrollo (una síntesis,


referida a 1985, de varios indicadores de la educación, • = 1 nacimiento e = 0,1 nacimiento

mortalidad, renta, ocupación y urbanización), y b) m NoTA: En cada recuadro: la cifra superior se refiere al número. ?e
índice del esfuerzo llevado a cabo en el tema de la pla- países considerados; la inferior (entre paréntesis), a la d1smmuc1on
del número de hijos por mujer (ISF) entre 1960-1965 y 1990.
nificación familiar (basado en una serie de factore ,
que incluyen las medidas concretas de política familiar FIGURA 5.10. Disminución absoluta del ISF (entre 196.0-

adoptadas, los recursos empleados, los indicadores d 1965 y 1990) según el nivel de desarrollo en 1985 y de la tn-
tensidad del «esfuerzo del programa » en 1982-1989.
la estructura social, la gestión de los programas, lo
anticonceptivos disponibles y los servicios que se pro·
porcionan) respecte;> al período 1982-1989. 38 Los resul-
36. ]. Bongaarts, <<The Role of Family Planning Programs in tados van en la dirección que cabía esperar: la mayor
Contemporary Fertility Transition>>, Working Paper, n.o 71, The
Population Council, 1995. disminución de la fecundidad se ha producido en los
37. Sobre las necesidades insatisfechas véase ]. Bongaarts y países donde ambos índices tienen un nivel alt~ o me-
]. Bruce, <<The Caises of Unmet Need for Contraception and the So· dio; por otro lado, la fe.cundidad se ha mantemdo alta
cial Content of Services », Working Paper, n. 0 69, The Population
Council, 1994. C. F. Westoff y A. Bankole, << Unmet Need: 1990-
1994>>, DHS Comparative Studies, n. 0 16, Macro International Inc., 38. W. P. Mauldin y]. A. Ross, <<Family Planning Programs: Efforts
Calverton. and Results », en Studies in Family Planning, vol. 22, n.o 6, 1991.
Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 3r 5

en los países poco desarrollados y con programas · d que los padres no quieran, o no puedan, enviar a
tentes o débiles. En cambio, resulta menos fácil u hijos a la escuela, o el de que falten docentes-. En
el hecho de que el descenso haya sido mínimo en t 1caso de la fecundidad, la anticoncepción es sólo un
con alto nivel de desarrollo pero que carecen den .. ,.,. ......... nstrumento mediante el cual se pueden realizar de-
mas de planificación. El desarrollo sin programas os, aspiraciones y motivaciones.
cuados ralentiza el declive de la fecundidad · Un punto de vista distinto, y opuesto al ya comenta-
que su acción combinada lo acelera. Los intentos' do (que llamaré de la «oferta»), subraya los aspectos
dos a cabo para medir el efecto «neto» de los de la «demanda», donde por demanda se entienden los
(en el «neto» de los efectos del desarrollo) sobre el hijos efectivamente deseados por sus progenitores. 4 1
ve de la fecundidad están plagados de dificultades, y 1 En términos elementales, la teoría sostiene que la fe -
resultados varían mucho debido a que tal contri · undidad viene determinada por las aspiraciones de la
según ciertos análisis, sería casi nula, mientras que, s mujer y de la pareja. Las poblaciones con una fecundi -
gún otros, se aproximaría a la mitad.39 dad elevada tienen también una demanda elevada de
Los defensores menos sofisticados del punto de vist hijos, y aun en el caso de que hubiera una oferta consi-
que acabamos de ilustrar observan que la incidenci l.erable de anticonceptivos y de servicios de planifica-
de la anticoncepción (o sea, la proporción de mujer ·ión familiar, ello tendría una escasa relevancia, y la
en edad fecunda que utilizan métodos anticoncepti fecundidad se mantendría alta. Esta situación es parti-
vos) es baja cuando la fecundidad es alta, y vicevers ' ularmente frecuente en los países del África subsaha-
esta estrecha correlación puede observarse en la figur riana y en muchos pueblos islámicos. Una baja deman-
5.11c basada en resultados de las encuestas DHS, a fi da de hijos corresponde en general a una baja
nales de los años ochenta y principios de los novent fecundidad, incluso en ausencia de planificación fami-
en 44 países en vías de desarrollo. 40 De esto se deduci liar (el método del coi tus interruptus puede ser adop-
ría que todas las políticas que aumentan la oferta d ado por cualquiera en cualquier momento): esto lo
anticonceptivos estimulan también su uso y determi· demuestra, entre otros, el hecho de que en los países
nan un consiguiente descenso de la fecundidad. Per ccidentales la fecundidad disminuyera en la primera
esto equivaldría a sostener que la construcción de nu • mitad del siglo xx a pesar de las leyes hostiles a la pla-
vas escuelas implica automáticamente un aumento d nificación familiar y de una oferta bastante limitada de
la enseñanza primaria -sin tener en cue~ta el hech anticonceptivos (cuya comercialización y propaganda

39. ]. Bongaarts, The Fertility Impact ... , cit., p. 4. 41. Para una crítica de este punto de vista, y para la argumenta-
40. De los 44 países, 21 están en el África subsahariana· 12 en ción de una línea interpretativa vinculada con la << demanda >> de hi-
Asia y norte de África, y 11, en América Latina. La primera e~cu;sta jos, véase L. H. Pritchett, «Desired Fertility and the Impact of Popu-
es de 1986, y la última de 1994. Véase DHS Newsletter 7 19951 lation Policies>>, en Population and Development Review, 20, 1994,
n. 2, p. 12.
0
, , , n.o l.
r6 Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 317

8 80T---------------------------~----.
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Hijos por mujer (/SF)
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40 50
'
(b) Porcentajes de hijos no deseados
50 (e)
O África C Países islámicos A América Latina

40
a a• •
1\". bue; Países islámicos: Bangladesh, Egipto, Turquía, Yemen; América
e a

al» •• Latina: Bolivia, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador,
U>
'"
•t¿ 30 cm El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Trinidad.
o .a
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~ o
ISF = Índice sintético de fecundidad.
20 a OOo WTFR =Tasa de fecundidad total deseada.
o o o o•o o Usuarias = Porcentaje de la población de mujeres entre 15-49 años
8 ••• 8
o que practican un método anticonceptivo, sea el que sea.
2 3 4 5 6 7 8 Hijos no deseados =Diferencia entre ISF y WTFR en porcentaje del
Hijos por mujer (/SF) ISF.
Id

Leyenda: África: Botswana, Burkina, Burundi, Camerún Ghana Ke· F IGURA 5.11. Relación entre el número medio de hijos por
nia, Liberia, Madagascar, Malaui, Mali, Namibia, Ní~er, Ni~eria, mujer (ISF), la .proporción de hijos no deseados y la eontra-
Ruanda, Senegal, Sudán, Tanzania, Togo, Uganda, Zambia, Zimba· cepción (hasta la década de 1980).
318 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 3I 9

eran ilegales hasta las décadas de 1950 y 1960). c•ntre fecundidad efectiva y fecundidad deseada, como
que determina el nivel de la fecundidad son las 1 onfirma, además, el recuadro a. En otras palabras, la
ciones, las expectativas y los deseos: cuando v riación de la fecundidad efectiva de un país a otro se
cambian, cambia también la fecundidad. La 1 uede explicar casi íntegramente por la variación de la
5.11 representa este punto de vista. De hecho, 1 cundidad deseada: cuando la primera es alta, tam-
cuadro e del gráfico muestra, como ya hemos hién la segunda lo es, y viceversa. Pero todavía más
tado, una correlación inversa entre fecundidad e i nteresantes son los recuadros by e de la figura 5.11;
ciencia de la anticoncepción, pero existe la ,,., el primero (b) la fecundidad efectiva se pone en re-
relación entre fecundidad deseada e incidencia d loción con la proporción de la fecundidad no desea-
contracepción (recuadro d). 4 2 La estrecha semej da. 43 Como se puede ver, no existe correlación entre
entre ambos gráficos implica una estricta correla nmbas variables: con la disminución de la fecundidad
·fectiva hacia modelos de prole reducida no se produ-
42. La incidencia de la contracepción viene definida como . una disminución de la fecundidad no deseada; por
proporción de mujeres casadas, entre 15 y 49 años, que usan un l contrario, esta casi parece aumentar en las fases in-
otro método en el momento de la encuesta. La fecundidad
eS análoga, perO nO igual, al COnCeptO de <<fecundidad UO::Oot:dlld termedias de la transición hacia debajo de la fecundi-
calcula a partir de la respuesta dada a la pregunta contenida en lad. Una consideración parecida se deriva del recua-
cuestionario DHS: <<Si pudiera volver a la época en que todaví::t Jro e, donde la proporción de la fecundidad no deseada
tenía hijos y pudiese elegir exactamente el número de hijos que qu
siera tener en toda su vida, ¿cuántos querría? ». Restando del núm
e pone en relación con la incidencia de la anticoncep-
ro de hijos efectivamente tenidos aquellos que pasan del ión. Se podría pensar que el aumento de la incidencia
querido, se puede calcular el número de hijos efectivamente qu 1 le la anticoncepción debería reducir la fecundidad no
dos (o tasa de fecundidad total deseada, DISF) . Las respuestas dad deseada, pero no ocurre así. Un reciente estudio infor-
a la pregunta sobre la fecundidad querida están, naturalmente, in
fluenciadas por la racionalización ex post de los comportamiento ma de que la variancia de la fecundidad entre países
Para intentar eliminar esta distorsión ex post, la fecundidad querid (manteniendo constantes los deseos reproductores)
puede estimarse indirectamente utilizando las respuestas a la pr ·ólo se explica en muy pequeña medida por la varian-
gunta sobre los hijos futuros deseados. Para las mujeres que indic
ban que todavía querían un hijo, todos los nacimientos ocurrido cia de la incidencia anticonceptiva. 44
hasta el momento de la encuesta se han clasificado como querido 1 Sintetizando al máximo se puede decir: 1) la fecun-
y, por lo tanto -con algún que otro ajuste-, se ha calculado el n didad viene guiada por motivaciones y deseos; 2) la
mero de hijos queridos (WISF, o tasa de fecundidad total querid )
Sobre el concepto de << deseada » véase C. Westoff, << Reproductiv
anticoncepción es un medio eficaz para controlar la fe-
Preferences: A Comparative View >>, Demographic and Health Sur
veys, Comparative Studies, n.o 3, IRD/Macro Systems, Columbi 43. Definida como (ISF- WISF)/ISF x 100.
1991. Para el concepto de fecundidad querida, véase J. Bogaart 44. L. H. Pritchett, <<Desired Fertility ... >>, cit., p. 15. Para una
<<The Measurement of Wanted Fertility>>, en Population and Dev1 opinión opuesta, véase B. Feyisetan y J. B. Casterline, << Fertility Pre-
lopment Review, 16, 1990, n. 0 3. Para una discusión de las diversa ferences and Contraceptive Change in Developing Countries >> , Wor-
medidas, véase L. H. Pritchett, <<Desired Fertility ... >>, cit. king Paper, n.o 130, Population Council, Nueva York, 1999.
3 20 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 32 r

cundidad, pero su disponibilidad -controlando 1 rollan planes, privados y públicos, de protección de la


riación de los demás factores- tiene poca influ , j z, son también las que favorecen la red~cc~ón de
sobre la fecundidad efectiva y no reduce la propo ¡,, fecundidad. Su asociación con programas b1en es-
de la fecundidad no deseada; 3) las políticas · · · Ir u turados para la planificación familiar y la salud
reducir la fecundidad deben actuar, ante todo, 11 productora de madres e hijos, con fácil acceso a la
frente de la «demanda» de hijos, incidiendo en la 111ticoncepción -y que, por tanto, no sólo reducen su
ciencias, motivaciones y deseos de las parejas. 1 o te, sino que disminuyen también el recurso al ~bor­

El debate ha sido bastante útil para situar las poi ltl- , puede acelerar la transición hacia una baJa fe-
cas sobre bases correctas. Es evidente que no se 1 11ndidad.
introducir tipologías reproductoras de prole redu
sólo mediante políticas de planificación familiar,
cuando éstas sean vigorosas y estén bien estructu 5. India y China
das. Paul Demeny45 ha identificado cuatro
particularmente importantes a la hora de r1P1'"'r,,... mediados de ladécada de 1980, casi todos los go-
el descenso de la fecundidad: a) los costes soporta biernos del mundo declaraban oficialmente que man-
por los padres para criar y educar a los hijos; b) el 1 nían de manera más o menos concreta, políticas de
te de oportunidad de los hijos para los padres (o 1 1 lanificación familiar-, para los amantes de las cifras,
beneficios a los que los padres -y la mujer en parti · ltts Naciones Unidas declaraban que 127 países, con el
lar- deben renunciar a causa de la presencia de 1 1 4% de la población mundial, se encontraban en es~a
hijos); e) la contribución que el trabajo de los hij ituación.46 Detrás de esta alentadora fachada hay, sm
proporciona al presupuesto familiar, y d) la contrib 1'mbarg.o historias de éxitos, de fracasos y de ambos
ción de los hijos a la seguridad económica de los p .dternad~s, que pueden ser representadas por las vici-
dres que llagan a la vejez. De ello se deriva que las p situdes de la India y de China que, reunidas, albergan
líticas que tienden a incentivar la responsabilidad d •138% de la población mundial y la mitad de la de los
los padres en la educación de los hijos (por ejemplo 1 aíses en vías de desarrollo. Aunque no sea más ~ue
con una participación en los gastos escolares y sanit 1 or sus dimensiones demográficas, la India y Chma
ríos), que alientan a la mujer a entrar en el mercado d merecen una atención particular.
trabajo, que refuerzan la enseñanza obligatoria de lo Los datos sintéticos de los dos países se presentan en
niños y que prohíben el trabajo de éstos, y que desa· la tabla 5.5 y no necesitan largos comentarios. En Chi-
na, entre la década de 1950-1960 y la década de 1990-
45 . P. Demeny, «Policies Seeking a Reduction ofHigh Fertilityo 1
en Population Policies and Programmes, Naciones Unidas, Nuev 46. << Law and Policy Affecting Fertility: a Decade of Change'>> ,
York, 1993. n Population Reports, serie E, 1984, 7, p. E-117. '
22 Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 32 3
TABLA 5.5. Indicadores demográficos de la India y de l 00, la natalidad se ha reducido en un 71%, mientras
na (1950-2000).
que en la India se ha reducido un 44%; la esperanza de
Población vida al nacimiento, que a mediados del siglo XX era
(millones) Igual en ambos países, en estos momentos es 8 años
India China más larga en China. Actualmente la fecundidad de
1950 358 555 hina es inferior al nivel de reemplazo y, si se mantu-
1955 395 609 viese, llevaría a la disminución demográfica; la de la
1960 442 657 India, con un ISF de 1,5 unidades más elevado, impli-
1965 495 729 40,4 a una tasa de crecimiento considerable.
1970 555 831 40,4
1975
Este desarrollo diferenciado no se podría entender
621 928 39,8
1980 sin una referencia a las políticas demográficas adopta-
689 999 38,5
1985 Jas por estos dos grandes países y sin una evaluación
768 1.070 37,5
1990 851
de sus resultados. La ralentización del crecimiento de-
1.155 37,4
1995 934 1.221
mográfico entra a _formar parte de los objetivos del
35,4
2000 1.009 1.275 33,3
robierno indio desde 1952; los dos primeros planes
Índice 1950 =100 282 230
quinquenales (1951-1956 y 1956-1961) preveían la
86,0 74,0
onstitución y la coordinación de centros de planifica-
Variación anual Hijos por mujer Esperanza de vit/4 ión familiar; el quinto plan (1971-1976) establece di-
(%) (ISF) al nacimiento
rectamente como objetivo una tasa de natalidad del
India China India China India China 25%o en 1984 (objetivo que ha quedado muy alejado
1950-1955 2,00 1,87 5,97 6,22 38,7 40,8 uando se piensa que en 1980-1985 la natalidad fue
1955-1960 2,26 1,53 5,92 5,59 42,6 44,6 10 puntos más elevada). 47 Los éxitos fueron bastante
1960-1965 2,26 2,07 5,81 5,72 45,5 49,5
1965-1970
modestos: la fecundidad disminuye muy poco; todavía
2,28 2,61 5,69 6,06 48,0 59,6
1970-1975 2,24
en 1970 el porcentaje de parejas con la mujer en edad
2,21 5,43 4,86 50,3 63,2
1975-1980 2,08 1,48
reproductiva que usaban la contracepción era muy
4,83 3,32 52,9 65,3
1985-1985 2,17 1,38 4,47
bajo (14%), y el método de control predominante era
2,55 54,9 66,6
1985-1990 2,05 1,53 4,07 2,46
la esterilización, tanto masculina como femenina. 48
57,6 67,1
1990-1995 1,86 1,10 3,56 1,92 60,3
Los éxitos se limitaron a algunos estados, a las clases
68,4
1995-2000 1,64 0,91 3,32 1,80 62,3 69,8
Índice 4 7. A. Mitra, <<National Population Policy in Relation to National
1950-1955 =100 82 49 56 29 161 Planning in India >> , Population and Development Review, III, 1977,
171 n.o 3; A. J. Coale, <<Population Trends in India and China », Procee-
FuENTE: Naciones Unidas, World Population Prospects. The 2000 dings of the National Academy of Sciences, LXXX, 1983, p. 1759.
Revision, Nueva York, 2001. 48 . W. P. Mauldin y S. J. Sega!, << Prevalence ... », cit., tabla A. 3.
Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 32 5

más elevadas y a las poblaciones urbanas. Frente 1o o realista que implicaría, en_la década d~ ~990, un
tos mediocres resultados, imputables no sólo al d< censo de la fecundidad analogo al venhcado en
compromiso presupuestario, sino también a la ( 'hina, en circunstancias del todo excepcionales y tal
discontinua de los programas, además de las dificu y z irrepetibles, durante los años setenta. El plan pre-
des que comportaba el aplicarlos en una sociedad v •ía mayores recursos para la planificación familiar,
múltiples religiones, lenguas y costumbres, el go 1111 aumento de los incentivos monetarios para los usua-
de Indira Ghandi decide, en 1976, la aceleración de rl s, un importante aumento de las esterilizaciones y la
programas. Con la declaración del16 de abril de 1 difusión de la espiral, además de otros métodos con-
el gobierno establecía una serie de medidas ll'::tceptivos convencionales, y su integración a los ser-
cación de los .programas, aumento de los ln<:enLnv·a vicios de maternidad y de la infancia. 51
monetarios para los usuarios de los programas, Pero a pesar de varias décadas de experiencia, «el
y alentaba, de hecho, a las cámaras legislativas de 1{ bierno indio no ha sido capaz de organizar un pro-
diferentes estados a .establecer disposiciones que rama de control de la natalidad que pueda ofrecer re-
virtiesen en obligatoria la esterilización después ularmente, y a la mayoría de la población, servicios
tercer hijo (únicamente un Estado, Maharastra, ~ on supervisión adecuada. La agencia general respon-
mulgó una ley en este sentido, que, sin embargo, no nble en los diversos períodos [de la coordinación de
aplicó). 49 Esta orientación coercitiva levantó una 1 s programas] promovió métodos anticonceptivos

da de violenta oposición, que estuvo entre las ca 1 agresivamente más diversificados y expe~in:entó es-
que determinaron la derrota de Indira Ghandi y tructuras organizativas diferentes. Al pnnc1p10, cuan-
Partido del Congreso en las elecciones de marzo do los anticonceptivos modernos no se habían difun-
1977.50 Como consecuencia de ello, el programa dido todavía en el mundo, existían esperanzas, pronto
frió una notable ralentización. Al retornar la seño rustradas, de que la continencia periódica (método
Ghandi al poder en 1980 y producirse los inesperad rnuy en consonancia con los principios de Ghandi) pu-
resultados del censo de 1981 -que reveló una pobl diese reducir la natalidad. Más tarde se confió sobre
ción numéricamente muy superior a la esperada-, 1 1 do en la espiral, aunque las estructuras médicas y d.e
política demográfica experimentó una aceleración planificación familiar nunca ~esarr.~llaron las capaci-
una intensificación. El séptimo plan quinquenal (198 dades indispensables para la mserc10n, control y con-
1990) tenía como objetivo alcanzar una fecundidad d sulta sanitaria, también necesarias para contrarrestar
reemplazo en el año 2000, objetivo probablement 1 s temores exagerados sobre los peligros de la espiral
para tranquilizar a las pacientes sobre sus efectos co-
49. << National Population Policy: A Statement of the Governm n
oflndia>>, Population and Development Review, II, 1976, n.o 2. 51. Naciones Unidas, Population Policy Briefs: the Current Si-
50. A. Mitra, << National Population ... >>, cit., p. 207. tuation in Developing Countries , Nueva York, 1986. ·
26 Historia mínima de la oblación mundial Las poblaciones de los países pobres 32 7

laterales [... ].Por diversas razones, además, los "" '"'""'• de su mandato como primer ministro, Rajiv Gandhi de-
ceptivos orales no han sido aceptados». Éste es el d nunció agriamente el fracaso de las políticas en la In-
juicio de Ansley Coale, profundo conocedor de la dia, subrayando la excesiva burocratización y centrali-
tuación demográfica de la India. 52 El único 1.ación de los programas, en un país que, en cambio, se
con éxito fue el de esterilización, con una importa •aracteriza por culturas y necesidades muy diferencia-
aceleración en 1976-1977 (8 millones de · das.ss En años más recientes el gobierno ha seguido
nes en dos años, frente a una media de 2 millone 1 olíticas más flexibles y diversificadas, tan1to inten-
año en los años anteriores); pero el programa fue tando difundir el conocimiento y el uso de una amplia
pendido de manera abrupta con la derrota de '-'·u.<uuo~~ variedad de métodos de planificación familiar, como
hasta los últimos años no ha sido relanzado •liminando los objetivos cuantitativos asignados a los
mente. programas rnismos en los distintos distritos, a fin de
La década de 1980 habría tenido que marcar el liminar los temores a políticas coercitivas. Una inves-
cimiento de una nueva estrategia, centrada no ,v,,_ ,_ igación de 1992-1993 (National Family and Health
mente en el sostén de la planificación familiar, urvey) ha considerado una tasa de fecundidad total
también en la aceleración de aquellos aspectos .del d para todo el país de 3,4 hijos por mujer; 4 de cada 10
sarrollo económico y social que inciden sobre mujeres utilizan corrientemente métodos de control de
nución de la fecundidad: aumento de la edad dematr la fecundidad; aproximadamente dos tercios de las
monio, mejora del estatus de la mujer, estímulo de 1 mujeres que limitan la fecundidad han sido esteriliza-
instrucción (especialmente de la femenina), mejora das; alrededor de cuatro quintos de los anticoncep-
la supervivencia infantil, lucha contra la pobreza y fo tivos se obtienen de fuentes públicas. En resumen, se
mas de previsión para la vejez.53 Sin embargo, est
buenas intenciones han tenido un escaso seguimiel'l.tO A. Bose, eds., Population Transition in India, vol. I, B. R. Publi-
pocos efectos. Pese al aumento de los recursos, duran shing, Nueva Delhi, 1989, p. 49.
te los años ochenta se ha comprobado «una fuerte di 55. Discurso de Rajiv Gandhi con motivo de la inauguración de
la XXI Conferencia General de la International Union for the Scien-
minución de la calidad de los sistemas de planificaci cific Study of Population (IUSSP), celebrada en Nueva Delhi el20 de
familiar y de las actividades de sanidad pública» a cau septiembre de 1989: <<Sin embargo, y por muchos aspectos, nuestros
sa del papel dominante asumido por los burócratas programas de planificación familiar están más o menos ·extendidos
n las diversas zonas de nuestro país. En la práctica, se ha ofrecido
detrimento de la acción de los especialistas.54 A fiaal un idéntico bloque de servicios tanto en las áreas con un alto creci-
miento demográfico como en las que tienen un crecimiento modera-
52. A. J. Coale, <<Population Trends ... », cit., p. 1760. do [... ] pero las preferencias de las parejas, particularmente las de las
53. Naciones Unidas, Review of Recent Demographic Targct- mujeres, en temas que afectan al número de la prole[ ... ] están sobre
Seeting, Nueva York, 1989, pp. 96-108. rodo determinadas por las expectativas y por la ética de la comuni-
· 54. D. Banrji, <<Population Policies and Programmes in India du ~ht d local o de la vecindad. Por tanto, ¿cómo puede determinarse
ring the Last ten Years>>, en S. N. Singh, M. K. Premi, P. S. Bhatia y monolíticamente todo esto desde una agencia central?>> .
3 28 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 3 29

han dado nuevos pasos a pesar de la acción gu tras el nacimiento del segundo hijo. El gobierno indio,
mental todavía vacilante. 56 Una nueva ·nvestl.12:a<:JO:LII onsciente de la feroz oposición popular ante las polí-
se ha llevado a cabo en 1998-1999, y sus resul t·icas coercitivas, declara que la nueva política demo-
confirman una difusión de la contracepción con el e ráfica rechaza la coerción y se basará en el «consenso
rrespondiente descenso de la fecundidad. En Andhr informado y sobre principios democráticos ».
Pradesh, un Estado muy poblado, con dimensiones d La acción del gobierno en la planificación de los na-
mográficas comparables a las de Alemania, el ISF ·imientos en China ha tenido una evolución muy dis-
los tres años anteriores a la investigación resultó equi tinta Y En 1949, Mao declaró: «Se debe considerar
valente a 2,25, de 4,1 en 1970, pese a que los nivel positivo que China tenga una población numerosa. In-
de instrucción son inferiores a los medios del país y luso si la población de China debiese multiplicarse
que la edad media de matrimonio de las muchachas varias veces, podría encontrar soluciones a los proble-
de 15 años, inferior a la edad mínima legal. Alreded mas creados por su incremento; la solución reside en la
del 60% de las mujeres en edad fértil utilizan rnedi producción [... ]. Revolución más producción pueden
anticonceptivos, con un notable aumento respecto resolver el problema de alimentar a la población». 58
4 7% de seis años antes. Pero una vez consolidada la Revolución y con el censo
Con una población que los primeros resultados d de 1953, comenzaron a emerger preocupaciones, que
censo del año 2001 han calculado en 1.027 millones e consolidaron en el discurso de Zhou Enlai en 19 56
con un crecimiento del 1,7% anual (1995-2000), 1 en el VIII Congreso del partido: «Para proteger a las
gobierno indio está muy preocupado por el futuro d mujeres y a los niños, y para que nuestras generaciones
mográfico del país. Recientemente el gobierno ha ofr de jóvenes crezcan y se eduquen de manera adecuada a
ciclo incentivos a las parejas que deciden no tener m arantizar la salud y la prosperidad de la nación, todos
de 2 hijos. Más exactamente, los incentivos se refiere nosotros estamos de acuerdo en considerar convenien-
a las parejas que viven por debajo de la línea de pobr • te la adopción de medidas en favor del control de na-
za, ·que retrasan el matrimonio hasta después de 1 cimientos».59 Esta primera campaña de control de naci-
edad legal de 21 años, que no tienen más de 2 hijos
en las que uno de los componentes ha sido esterilizad 57. Para la política demográfica de China me he basado en el tra-
bajo de M . Aglietti, La política de planificazione familiare in Cina
dalla fondazione del/a Repubblica a oggi, tesis de doctorado en De-
56. Populi, 22, 1995, n.o 4, p. 2. East-West Center, <<New Sur mografía, Facultad de Ciencias Políticas, Universidad de Florencia,
vey Finds Fertility Decline in India>>, en Asia-Pacific Population ño académico 1986-1987. Véase también << Population and Birth
Policy, enero-febrero de 1995, n.o 32. International Institute for Po Planning in the People's Republic of China >> , en Population Reports,
pulation Studies - ORC Macro, <<National Health Family Surv y serie J (enero-febrero de 1982), n.o 25; J. Banister, China's Chan-
(NFHS-2), India, 1998-1999>>, IIPS, Mumbai, 2000; íd., India Con ging Population, Stanford University Press, Stanford, 1987.
siders Adopting Family Planning Incentives, en Popline, 22, marzo 58. M . Aglietti; La política ... , cit., p. 20.
abril de 2000. 59. Ibídem, p. 28.
o Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 33 I

mientos debía, naturalmente, constituir una 1 nto natural asignado a éstas en una cuota programa-
asistencia, producir anticonceptivos y crear un hl de nacimientos, procediendo más tarde a distribuirla
de receptividad. Pero el cambio de dirección litre los distritos y los cantones de su jurisdicción. Este
con el ambicioso programa económico-social 1'' ceso se repetía en sentido descendente hasta alean-
«Gran Salto Adelante» (1958-1959), y el entusia M la brigada de producción o su equivalente urbano. »60
la confianza ciega con la que se perseguían gigan ste nivel, se establecían con los responsables reunio-
objetivos productivos, no entonaban con la llt' de las parejas con intenciones de tener un hijo, en
en el campo demográfico. El programa sufrió 1IHque se determinaba quién estaba autorizado a tener
brusca paralización; .aunque después del frac a ( unhijo en el siguiente año. Entre los métodos anticon-
«Gran Salto Adelante», las malas cosechas, la l ptivos, la espiral era utilizada por la mitad de las pa-
carestía y la altísima mortalidad del período 1 rt j s que practicaban la contracepción, y la esterillización
1961, se lanzó una segunda campaña que inclu (m sculina y femenina) por casi una tercera parte;· el
creación de un departamento de planificación fam 1orcentaje restante se distribuía entre los otros méto-
Esta segunda campaña, que entre otras cosas · lo anticonceptivos, incluyendo una proporción con-
ra la espiral y propugna el retraso del matrimoni lderable de difusión de esteroides.6 1 También estaba
suspende prácticamente con la Revolución cultu lll llY difundido el aborto, que se obtenía rápida y gra-
únicamente una vez retornada la normalidad en 1 lllitamente, y sin necesidad de contar con el consenti-
se inicia la tercera campaña basada en tres princi llli ento del marido.
retraso del matrimonio, mayor intervalo entre los on la muerte de Mao y la derrota de la «Banda de
cimientos y menor número de hijos. El mau.,·.u u •a• los Cuatro», los objetivos demográficos se convierten
tardío significaba 23 años para las mujeres del 11 más explícitos y ambiciosos. Hua Guofeng, durante
y 25 para las de la ciudad; largos intervalos impl In egunda sesión de la V Asamblea Nacional del Pue-
ban cuatro años entre los nacimientos del primer y hl de 1979, afirmó que una importante reducción del
segundo hijo; pocos hijos, no más de 2 en las ciud 111 remento demográfico era una de las condiciones
y no más de 3 en el campo; desde 1977 se establee nciales para el éxitoJ de las «cuatro modernizacio-
máximo de 2 hijos tanto en el campo como en la · tH » (de la agricultura, de la defensa, de la industria y
El indudable éxito conseguido en la década de·197 dt la ciencia y la tecnología) . En un primer momento el
basa en el sistema de cuotas programadas de nacim · objetivo consistió en reducir el incremento natural al
tos. «Basándose en este sistema, el gobierno chino %oen 1985 y a cero en el2000; el mismo Hua, en sep-
pezó a establecer objetivos numéricos anuales d lt•mbre de 1980, proporcionó una versión más actuali-
tasa de incremento natural de la población en
provincia [... ]. Las autoridades provinciales y de O. Ibídem, pp. 152-153.
to, a su vez, transformaban el valor de la tasa de in 1. «Population and Birth Planning ... » , cit., p. 590.
33 2 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 333

zada de los objetivos, que se pueden sintetizar en ha aumentado de 80 a 125 millones).63 Por otra parte,
cho de 'no superar los 1.200 millones en el año la resistencia y la protesta de la población, a la que se le
Para conseguirlo, se impondría, a partir de 1979, 1 niega uno de los derechos humanos fundamentales,
mitación de nacimientos a un solo hijo por pareja, 1 resiona para una suavización de la coerción. El censo
bleciendo excepciones para las minorías étnicas, l de 1990 ha contado 1.134 millones de chinos y ha de-
giones fronterizas, las parejas en situación mostrado que los objetivos oficiales no se podían al-
etc. Más tarde se establecieron toda una serie de anzar. Hasta 1985 la política oficial señalaba 1.200
tivos y desincentivas para alcanzar este difícil obj millones como objetivo para el año 2000; pero este ob-
El instrumento principal era el certificado de hijo j tivo se ha visto abandonado por uno más elástico de
co, expedido por las autoridades locales que, a cam «alrededor de 1.200 », que, de hecho, equivalía a 1.250.
del compromiso de no concebir un segundo hijo, Pero también este límite ha sido con posterioridad ofi-
guraba a la pareja que contaba con él toda una seri ialmente elevado a 1.300 millones (las Naciones Uni-
beneficios para sí y para su hijo. Los beneficios con i das han evaluado en 1.275 millones la población a me-
tían en complementos salariales y de pensión, mejo diados del 2000, muy cerca de la estimación de 1.265
viviendas, cuidados médicos gratuitos, preferencia p millones censados ese mismo año).6 4 Hay muchos ejem-
los hijos en la escuela, etc. Se instituyeron penalizad plos de un relajamiento en los vínculos de la política
nes (recortes salariales, supresión de privilegios, et ,) demográfica durante los años ochenta, como la exten-
para quienes no colaboraban, dando a luz un segund ión del derecho de las parejas a tener un segundo hijo
hijo o, lo que es peor, un tercero.62 en las zonas rurales, si el primogénito era una niña, o
La política del hijo único ha sido fomentada, en 1 por otras razones particulares, o cuando la familia vi-
última década, con intensidad y severidad variable vía en áreas muy apartadas, y cosas por el estilo. 65 La
creciente hasta 1983, con un empleo considerab.le d
medios que, sin pecar de exagerados, podríamos tach 63. K. Hardee-Cleaveland y J. Banister, <<Fertility Policy and Im-
de coercitivos; el descontento y las protestas llevan, plementation in China», Population and Development Review,
XIV, 1988, p. 247. 1
más tarde, a un período de incertidumbre entre 1984 y 64. Population and Deve/opment Review, 20, 1994, n.o 2. De-
1986; sin embargo, en los últimos 2-3 años los progra- claraciones, en la XXVII Sesión de la Comisión sobre Población de
mas han recobrado vigor. Esto se debe también al au· las Naciones Unidas, 28 de marzo de 1994, de Peng Yu, represen-
tante de China en la Comisión. El texto contiene también los princi-
mento de las mujeres en edad reproductiva, nacida pios que informan la política demográfica china. En lo que respecta
durante el período de intensa recuperación de la natali· al desarrollo de la población, la variante media de las previsiones de
dad posterior a la catástrofe del «Gran Salto Adelante» Naciones Unidas (1994) señala, para China, una población de 1.285
(entre 1983 y 1993 el número de mujeres de 21 -30 año millones de habitantes.
65. Jiali Li, «China's Family Planning Program: How, and How
Well, Did it Work? », Working Paper, n. 0 65, Population Council,
62. M. Aglietti, La política... , cit., p. 217. 1994. Sobre un análisis de los permisos concedidos a las párejas de
3 34 Historia mínima de la población mundial Las poblaciones de los países pobres 33 5

disminución de la fecundidad se detuvo en la pri t vos y las penalizaciones económicas, introduciendo


parte de los años ochenta y hasta se ha invertid un sistema de pensiones para la vejez, etc.67 El rápido
2,3 a 2,5 hijos por mujer) entre 1985 y 1987. 1 d arrollo de los últimos años y el cambio social co-
mantelamiento de las comunidades colectivas, qu l'l'espondiente han ayudado a dirigir hacia abajo las ·ex-
un instrumento esencial de las políticas de J..lüuuul..ct~,; 1,• 1 ctativas y normas reproductoras, facilitando la ac-
familiar «provocó una erosión del poder de los cu i'ión de los agentes públicos.68 Ahora que la baja
dirigentes y la disgregación del sistema de ·n,... ....~ ....... natalidad ha sido alcanzada de manera estable, la polí-
y desincentivas sobre el que se apoyaba el control lica coercitiva es desmantelada gradualmente. Por otro
tico». 66 Además, el proceso de liberalización ec<)n(>11'1l lado, el gobierno chino exime del compromiso del hijo
ca y la atenuación general del control público sobr (mico a los jóvenes que son hijos únicos: cuando se ca-
comportamientos individuales ha aumentado los an dos hijos únicos se les permite tener dos hijos. En la
táculos para la plena realización de la política. Pe 1ase del gradual abandono de la vieja política hay dos
ello, a principios de la década de 1990 la dirección lementos: el primero es que a .estas alturas las prefe-
na ha renovado su compromiso para la realización rencias de las parejas se orientan hacia un número de
la política del hijo único, dejando la legislación hijos muy reducido; el segundo es que la bajísima fe-
cambios, pero reforzando su aplicación: la investi undidad está produciendo una profunda alteración de
ción nacional de 1992 sobre la fecundidad ha estima la estructura por edad, debilitando los mecanismos de so-
una tasa total equivalente a 1,9, sensiblemente inferi lidaridad de la población anciana.
al nivel medio de los años ochenta. Parece, pues, qu A pesar de tener que afrontar grandes dificultades,
este nuevo rumbo asumido por el partido ha teni la política demográfica china ha alcanzado, induda-
éxito, consolidando el compromiso en las políticas d blemente, objetivos muy superiores a los del otro gi-
planificación en todos los niveles, reforzando los inc n gante asiático. Las razones del éxito, cieitamente, son
múltiples, aunque pueden resumirse en cuatro puntos.
la provincia de Hebei, en 1983-1988, para traer al mundo un se
gundo hijo (o de número de orden más elevado), el 33% se conc a) La transformación social de China ha sido más
dieron porque el primer hijo se había muerto o estaba incapacitado rápida y más eficiente, incluyendo el campo sanitario;
el 7% por nuevo matrimonio; el25% porque la pareja vivía en un
zona remota o tenía unas características particulares (pertenecían
una minoría étnica; un miembro de la pareja trabajaba en la mine 67. Ibídem, pp. 382-389.
rí~, o estab~ incapacitado, etc.); el14% por la concesión de un <<per 68. Para una revisión actualizada de las políticas y tendencias de-
m1so especial » (ampliamente discrecional), y el12% para permitir mográficas chinas, véase P. Farina, <<"Fari i conti senza l'oste ". Pro-
el nac1m1ento de un varón que continuara la línea familiar. blemi e prospettive della politica del figlio unico in Cina», Jornadas
66. S. Greenhalgh, Z. Chuzhu y L. Nan, << Restraining Popula- de Demografía, Roma 1997. N. Riley y R. W. Gardner, China's Po-
tion Growth in three Chinese Villages », en Population and Develop• pulation: A review of the Literature, Bodwoin College, Harvard Uni-
ment Review, 20, 1994, n.o 2, p. 366. versity School of Public Health, Cambridge, marzo de 1997.
6 Historia mínima de la mundial Las poblaciones de los países pobres 3 37

la mortalidad se ha reducido más rápidamente que en


India, favoreciendo una disminución de la fecundi 1=
75-79
más acelerada.
b) El sistema político chino, en el que la autori 60-64
del grupo dirigente del Partido Comunista se trans
a todos los niveles de la jerarquía administrativa, 45-49
(a)
llegar a las brigadas de producción, ha permitido
30-34
ner en práctica rápidamente las directivas de la
ca demográfica, que ha sido facilitada por la caua'Lluiu.&ll
15-19
de propaganda y adoctrinamiento.69
e) Una red de distribución y asistencia muy dens 0-4
eficaz, que ha utilizado diferentes medios de control d
o 20 40 60 80 100 120
los nacimientos, incluyendo el recurso al aborto. Población en millones
d) Una sociedad probablemente más receptiva qu
otras a las razones de la reducción de la fecundidad . China 1950 O China2025
Las sociedades de Asia oriental, más o menos relacic
nadas con la sociedad china, han experimentado, a p
sarde la diferencia de contextos, reducciones rápid
de la fecundidad: ha sucedido así en Japón, Taiwán
Corea del Sur, Singapur y Hong KongJO

En la fig. 5.12 están superpuestas las pirámides d


edad de China y la India en 1950 y -según las previ·
siones de las Naciones Unidas {que, por otra parte
para China contemplan un logro no pleno de los obj
tivos)- para 2025. En 1950 la «forma» de las dos pi·
rámides es similar, y China tiene una población má
numerosa en todas las franjas de edad: en total, 55
millones contra 358 de la India, casi 200 millones má
(+55%). En 2025, la población de China será meno
.India 1950 O lndia2025
69. M: Aglietti, La politica ... , cit., p. 328. I•IGURA 5.12. Población de la India y de China en 1950 y pre-
70. A. J. Coale, << Population Trends ... >>, cit., p. 1761. visión (Naciones Unidas, variante media) para el año 2025.
33 8 Historia mínima de la población mundial

numerosa que la de la India en las distintas edades


ta 35 años, gracias al más intenso descenso de la
lidad a partir de 1970; sólo en las clases anciana
población china supera vigorosamente a la de la
En 2025, la diferencia absoluta entre los dos p:t
será muy reducida (1.471 China y 1.352 la India,
una diferencia del 9%). Entre 1950 y 2025, lapo
ción de la India se habrá multiplicado casi por 4, 1
China por menos de 3.

6. Fertilia y Esterilia

En la zona tropical de un gran continente viven las


poblaciones limítrofes de Fertilia y Esterilia, dedicadas
agricultura, desarrollada sobre todo en la meseta, de di
más templado. Esterilia, que cuenta con salida al m 1
orillas del cual se encuentra la ciudad principal, es
hace siglos centro de intercambios y de tráfico maríti
con países próximos y lejanos, entre los que se halla
potencia ex colonial; su población es una mezcla de
sas etnias, inmigradas hace tiempo, particuiarmente
zona costera. Fertilia, situada en el interior del contio n
y sin salida al mar, está compuesta por una etnia y u
cultura tradicionalmente homogéneas, está dominada p
líticamente por grandes propietarios de tierras, y manti
escasos contactos con el extranjero. En el momento de l
descolonización, que se produjo en época contemporán
las dos poblaciones tenían aproximadamente las mism
dimensiones y las mismas características demográfi
presentando fecundidad no controlada y mortalidad qu
si bien era elevada, ya había disminuido sensiblemente r
pecto al pasado gracias a la introducción de la penicilin

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