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DOSSIER

La España de
DON QUIJOTE
Grabado de Andreas
52. Tiempos plurales
Bretschneider para Pedro García Martín
una edición del
Quijote, en Dresde
en 1613.
54. Todos somos el Quijote
Manuela Citoler

58. La década literaria


José María Díez Borque

64. A caballo entre


dos mundos
Carlos Martínez Shaw

71. La sociedad
de los caminos
Pedro García Martín

76. Bajo el signo


de la contrarreforma
Ricardo García Cárcel

A caballo entre dos siglos, el XVI y el XVII, dos reinados y dos


códigos distintos del honor, el Quijote recorrió los caminos de
España en una andadura de la que este año se cumple el cuarto
centenario y sobre la que se anuncian decenas de actos
conmemorativos. Cinco especialistas viajan en este Dossier junto
al personaje literario para asomarse a la sociedad de su tiempo, la
escena intelectual, la coyuntura política y los valores morales de
una época que tuvo en Cervantes a su mejor cronista
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Tiempos
PLURALES
Con un pie en el reinado de Felipe II y otro en el de Felipe III, en el
tránsito del auge económico a la crisis y entre dos categorías culturales, el
Renacimiento y el Barroco, PEDRO GARCÍA MARTÍN, coordinador de este
Dossier, defiende que no cabe situar al Quijote, el personaje que devoró a
su autor, en un momento único y estático

E
scribo en plural. Los tiempos suficiente para contemplar el tránsito de
del Quijote. El tiempo próxi- un siglo a otro, de un reinado a otro, con
Don Quijote en el
mo. El tiempo pasado. Cierta todos los cambios que comportaba ese
baile de la casa de
historiografía, ceñida a criterios tránsito”. En cambio, para otros historia- don Antonio
culturales, se hizo deudora de una cro- dores, el tiempo del Quijote se corres- Moreno, por
nología secular. Por eso, bautizaba a las ponde con el de la edición del libro, co- Charles-Antoine
épocas pretéritas con el nombre de es- mo aduce Pierre Vilar en su celebrado ar- Coypel, hacia 1773
critores y artistas singulares: “El siglo de tículo Le Temps du Quichotte (París, 1956): (Château de Thoiry).
Miguel Ángel”, “El siglo de Shakespea- “Los centenarios tienen la ventaja de que
re”, “El siglo de Velázquez”, etc. De he- las obras maestras tienen una fecha (...).
cho, “El Siglo de Oro” es ya un lugar co- El Quijote sigue siendo antes que nada
mún para denominar a un período his- un libro español de 1605, que no cobra
tórico en el que un país goza de su má- todo su sentido más que en el corazón
ximo esplendor. Aunque no siempre de la Historia”.
coincidan en ese apogeo la política y Estamos ante dos tipos de tiempo pa-
la economía, o la cultura y la sociedad. ra el Quijote: el de la vivencia de su crea-
A pesar de que esa plenitud nunca du- dor y el de la impresión de las dos par-
re una centuria. En el caso que nos ocu- tes de la novela, el de la biografía real
pa, el personaje se ha comido al autor, y el de la ficción novelada, el del apren-
al punto de hablarse de la época del dizaje y el de la maestría. Dos reinados,
Quijote y no de la de Cervantes. como fueron los de Felipe II y Felipe III:
Entonces, ¿qué entendemos por ese la hegemonía y la decadencia políticas;
tiempo tan manido como impreciso? Pues el belicismo y el pacifismo. Dos coyun-
una respuesta plural que nos permite ha- turas económicas: una expansiva y otra
blar de los “tiempos del Quijote”. Para depresiva; una de auge y otra de crisis.
unos autores, el tiempo del Quijote no es Dos categorías culturales: Renacimiento
otro que el de la vida y experiencias de y Barroco. Y la dualidad más humana, la
su autor, como sostiene Antonio Domín- que mejor comprenden nuestras frágiles
guez Ortiz en La España del Quijote (Bar- personas, las dos edades de la vida del
celona, 1998): “El Quijote apareció a co- escritor: la Edad de Oro de la juventud y
mienzos del siglo XVII, durante del rei- la Edad de Hierro de la vejez.
nado de Felipe III, pero Cervantes fue un Entre la aparición de los libros y el tes-
hombre del XVI: su ‘circunstancia’ fue la tamento –“puesto ya el pie en el estribo,
España de Felipe II, aunque viviera lo con las ansias de la muerte...”–, Cervan-
tes apenas tuvo ocasión para concien-
PEDRO GARCÍA MARTÍN es Profesor Titular de ciarse de la incertidumbre material y éti-
Historia Moderna, UAM. ca en la que se precipitaban las Españas

52
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

de sus entretelas. Mientras que en la obra de birlibirloque. Como homenaje al


evidencia la vitalidad y la frescura que alumbramiento de esta obra universal,
contemplara en aquel Imperio universal. en este Dossier pretendemos dar una
Y empero lo dicho, aún nos queda- panorámica de la España del Quijote,
rían otros tiempos privativos del Quijo- inspirada en esas transiciones por las
te, los de sus personajes, sus capítulos que discurrió la biografía cervantina. En
y sus escenas; el tiempo elástico y flo- este sentido, Manuela Citoler se aden-
tante de la creación literaria. Los tiem- tra en la propia obra; José María Díez
pos próximos. Los tiempos pasados. Los Borque ilustra acerca de las literaturas
tiempos próximos pasados. que rodearon a la edición del Quijote;
Pues bien, ahora, en enero de 2005, por mi parte, evoco la vida material y la
celebramos el cuarto Centenario de la sociedad rural que habitan en la obra;
edición de la primera parte del Quijote. Carlos Martínez Shaw se detiene en el
Aunque Cervantes había entregado el giro político acaecido durante el cam-
manuscrito a Juan de la Cuesta en bio de reinados, y Ricardo García Cár-
el otoño de 1604, al impresor se le echa- cel lo hace en las manifestaciones reli-
ron las Navidades encima, por lo que el giosas y culturales de un Barroco que
libro salió con fecha del año siguiente. caminaba hacia su esplendor. Se suman
Por eso, entre otras razones, estaba pla- así distintas pinceladas para componer
Sello conmemorativo de Cervantes, gado de erratas, en tanto el rucio de el fresco colorista del Quijote. Temas y
en el tercer centenario de su muerte. Sancho aparecía y desaparecía por arte tiempos plurales. ■

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Todos somos
DON QUIJOTE
La universalidad del
mensaje de Cervantes
radica en que
demuestra que todos
somos Don Quijote y
Sancho, que todos los
hombres somos iguales,
sostiene MANUELA
CITOLER, que narra las
aventuras de una novela
que es un best-seller sin
competencia desde que
salió de la imprenta
hace cuatrocientos años

A
los 57 años, Miguel de Cer- Don Quijote y la
vantes, que sólo había publi- mula muerta, por
cado hasta entonces la nove- Honoré Daumier
(1808-1879),
la pastoril La Galatea en 1585 París, Louvre.
y había intentado estrenar algunas obras
teatrales, es decir, un escritor sin suer-
te, entregó al librero Francisco de Robles
un extenso manuscrito, cuya impresión
se encomendó a Juan de la Cuesta. Co-
rría el año 1604 y entre dimes y diretes
(permisos, tasas, censura, etc.) la obra no
terminó de imprimirse hasta diciembre
de ese año. El librero decidió fecharla en
1605, año en que saldría a la venta.
Se trataba de la primera parte de El in-

MANUELA CITOLER es catedrática de


Literatura.

54
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

genioso hidalgo don Quixote de La Man- Los lectores del siglo XVII así enten- llegado el momento de ridiculizar esos
cha, obra que su autor dedicaba al du- dieron la novela. Los libros de caballe- engendros pseudoliterarios y atacar la
que de Béjar. Mal podía saber Francis- rías, novelas fantásticas producto de la moda que los sustentaba. Cuando es-
co de Robles que ponía a la venta una degeneración de la poesía épica, habían cribe su Quijote, el auge de esas nove-
novela universal e inmortal, y mucho sido la lectura preferida de sus antepa- las había decaído ya y no volvió a es-
menos lo sabía su autor, el maltratado sados. En el siglo XIV se leían, adapta- cribirse ninguna; así puede decirse que
por la vida Miguel de Cervantes, que dos o traducidos, libros de caballerías Cervantes triunfó en su propósito.
vendió su obra por 1.500 reales. La ti- europeos, especialmente los del ciclo
rada era de unos 1.600 ejemplares, que artúrico y en 1480 se había publicado Ámbito definido, pero ambiguo
se agotaron en pocas semanas, al pre- en Valencia Tirant lo Blanc. Pero la fie- Eligió como ámbito geográfico no un
cio de 290,5 maravedíes. Sólo en ese bre por estas lecturas comenzó con lugar imaginario, sino algo tan cono-
año se hicieron seis ediciones y en 1607 Amadís de Gaula, editado en 1508 con cido como La Mancha, pero sin citar
ya se publicó en Bruselas. la firma de Garci Rodríguez de Montal- ningún sitio concreto. Tampoco sabía
Diez años más tarde, en 1615, dio vo, aunque la historia ya era conocida cómo se llamaba con exactitud su hé-
Cervantes a la imprenta la segunda par- mucho antes. El libro, una mezcolanza roe, al que dio hasta cinco nombres.
te, tal como había prometido: “Y se formidable de aventuras, fijó las carac- Muchos son los detalles que brinda a
animará (el autor) a sacar, y buscar los lectores para mostrar su alejamien-
otras (aventuras), si no tan verdaderas, to de la obra, llegando al colmo de in-
a lo menos de tanta invención y pasa- ventar, en el capítulo IX, a un tal Cide
tiempo”, esta vez con el título Segun- Hamete Benengeli como verdadero au-
da parte del ingenioso caballero don tor, al que alude u olvida según le con-
Quixote de La Mancha, dirigida al con- viene. Don Quijote ya no es un héroe
de de Lemos. “de verdad”, sino un loco que se cree
caballero, en un mundo que ha olvi-
Predicción harto cumplida dado los valores caballerescos hace
Desde estos primeros pasos, Don Qui- tiempo, si es que alguna vez creyó en
jote no ha cesado de recorrer los cami- ellos. El choque con la realidad es ine-
nos del mundo en muchas y variadas vitable. Ansioso de aventuras, Don Qui-
lenguas. “Se me trasluce que no ha de jote transforma lo que ve en lo que
haber nación ni lengua donde no se tra- quiere ver –molinos en gigantes, ove-
duzca”, dice Don Quijote en la segun- jas en ejércitos, venta en castillo, etcé-
da parte. Las ediciones se cuentan por tera–, como ocurre en la primera par-
miles y se dice que las editoriales en te. Sin embargo, en la segunda, cono-
apuros editan un Quijote para salir de cida ya la fama de Don Quijote, son los
ellos. La obra traspasa con fortuna las demás los que transforman la realidad
fronteras geográficas, las diferencias cul- a la medida, según creen, del excén-
turales, las dificultades lingüísticas, el trico caballero, como hacen los duques.
paso de los siglos. Si la Biblia, a la que Primera edición inglesa del Quijote, de 1620. No es posible pensar que Cervantes
sigue en número de ediciones, es “el li- “No ha de haber nacion ni lengua donde no creyera en los ideales caballerescos tal
bro” por excelencia, el Quijote es “el se traduzca”, aventuró Cervantes. como los presentaba la literatura de la
libro de los libros”. ¿Qué misterio en- época, pero ¿cómo no estar de acuer-
cierra para haber alcanzado un éxito tan terísticas de este género novelesco: hé- do con la necesidad de ayudar a don-
rotundo? Nació como un best-seller, pe- roe de origen incierto pero noble, geo- cellas desamparadas, a galeotes injus-
ro sin el estigma de la fugacidad. sino grafía imaginaria, cronología impreci- tamente condenados, a niños maltrata-
con voluntad de permanencia. Nada me- sa, luchas contra monstruos, gigantes, dos?, ¿cómo no luchar contra seres que
nos que cuatrocientos años, por ahora. encantadores, de las que sale siempre sólo desean hacer el mal? El ideal de un
Cervantes, en su rico Prólogo al “de- vencedor, luchador individualista para mundo mejor y más justo, de una nue-
socupado lector”, en diálogo con un corregir injusticias y ayudar a los débi- va Edad de Oro, forma parte de los sue-
amigo, dice que “todo él es una invec- les, enamorado de una dama inasequi- ños y nostalgias de Cervantes, que no
tiva contra los libros de caballerías” y ble que al final consigue. La obra gozó en balde vivió los años heroicos del Im-
que su intención es “deshacer la auto- de una fama nunca alcanzada hasta en- perio y conoció las doctrinas erasmistas.
ridad y cabida que en el mundo y en el tonces y el siglo XVI vivió la prolifera- Como otro Quijote, aunque no loco,
vulgo tienen los libros de caballerías”. ción de este tipo de novelas, cada vez también él sufrió el desengaño, el de-
El amigo le recomienda que “leyendo más fantásticas, disparatadas y absurdas. sagradecimiento y la malaventura. Qui-
vuestra historia el melancólico se mue- Surgieron así Las sergas de Esplandián, zá por eso los lectores padecen con Don
va a risa, el risueño la acreciente (...)”. Florisel de Niquea, la serie de los Pal- Quijote, y sus descalabros y tropiezos
Hay, por tanto, dos intenciones decla- merines y otras muchas. suscitan la risa junto con la compasión.
radas: ridiculizar los libros de caballe- Miguel de Cervantes, aficionado Sin ideales, sin locura, sin generosi-
rías y divertir al lector. él mismo a este tipo de novelas, creyó dad, la Edad de Hierro en que vivimos

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pervivirá, parece decirnos don Miguel de episodios relacionados con la acción (his-
Cervantes. toria de Basilio y Quiteria, del morisco
Entre las dos partes del Quijote hay no- Ricote y su hija, entre otras). Es prueba
tables diferencias, no sólo atribuibles a de la seguridad que Cervantes iba co-
los diez años que median entre ellas. Cer- brando y a la que contribuyó no poco el
vantes se muestra inseguro en la prime- éxito de la primera parte. Sancho y Don
ra parte, constituida por una sucesión de Quijote conocen el hecho de que sus
aventuras y novelas intercaladas, algunas aventuras andan en letra impresa y son
más alejadas que otras del argumento conocidas por todos. Cervantes, seguro
central. Hasta el capítulo VII no apare- de sus personajes, se dedica en la se-
ce Sancho, figura clave en la novela, no gunda parte al desarrollo psicológico de
sólo por su valor intrínseco, sino porque los mismos, mientras que la primera era
Don Quijote necesita a alguien con quien sobre todo un cúmulo de aventuras. La
hablar. Incluye nada menos que cuatro edición del Quijote de Avellaneda en
relatos breves, representativos de los gé- 1614 estimuló la terminación de la se-
neros novelescos de la época: es nove- gunda parte e introdujo algunos cambios,
la pastoril la de Marcela y Grisóstomo; el más notable el viaje a Barcelona en lu-
sentimental la de Cardenio, Luscinda y gar de a Zaragoza o el encuentro con
Dorotea; psicológica, El curioso imperti- Álvaro Tarfe, personaje de Avellaneda.
nente; de aventuras, la de El capitán cau- La figura de Sancho crece en esta se-
tivo. ¿Por qué las incluyó? En la segun- gunda parte a costa de Don Quijote, que
da parte, explica su temor a que resulte va perdiendo su exaltación mientras au-
aburrida una novela con sólo dos per- Primera página del Quijote, que Cervantes menta la confianza del escudero –epi-
sonajes; no obstante las historias inter- entregó al librero Francisco de Robles y éste, sodio de la Cueva de Montesinos, go-
caladas desaparecen y se incluyen como al impresor Juan de la Cuesta. bierno de la Ínsula Barataria–. El autor

Cervantes, más conjeturas que datos


L a vida de Miguel de Cervantes ha deja-
do más conjeturas que documentos au-
tógrafos. El 9 de octubre de 1547 fue bauti-
La Goleta antes de licenciarse. Cuando re-
gresa a España en la galera Sol, es apresado
por corsarios berberiscos junto a su herma-
vo en Valladolid, rodeado de una familia de
mujeres, cuya fama dudosa entre el vecin-
dario les valió el apelativo de las Cervan-
zado en la parroquia de Santa María la Ma- no menor, Rodrigo, viviendo durante un lus- tas. En 1605 se publica la primera parte del
yor, de Alcalá de Henares. Sus padres fueron tro un pesaroso cautiverio en Argel (1578- Quijote y su éxito es fulgurante. De modo
Rodrigo de Cervantes, de profesión cirujano 1580). Al portar cartas de recomendación de que al año siguiente regresa a Madrid con
sangrador, y Leonor de Cortinas, que dio a sus superiores, se fija su rescate en una cifra la Corte, donde, a pesar de proseguir los
luz a seis hijos. En 1551, la familia marcha muy elevada, por lo que, después de varias apuros económicos, su renombre literario le
al Valladolid cortesano en busca de mejor for- tentativas de evasión, es liberado in extremis permite imprimir sus obras inéditas o nue-
tuna, recorriendo varias ciudades hasta afin- por los padres trinitarios fray Juan Gil y fray vas: en 1613 aparecen las Novelas Ejempla-
carse en 1566 en Madrid. Es aquí donde el Antonio de la Bella. res, en 1614, el Viaje al Parnaso, en 1615, la
futuro escritor asiste a las lecciones de gra- Al retorno a Madrid, que marca el fin de segunda parte del Quijote y las Comedias y
mática que el párroco Juan López de Hoyos su juventud dedicada a las armas, encuentra Entremeses. Mas la penuria le acompañó has-
imparte en el Estudio de la Villa, quien in- a su familia en la ruina. Para paliarla, pre- ta sus últimos días, cuando escribió esa es-
vita a “nuestro caro y amado discípulo” a es- tende en Lisboa un oficio en Indias y sólo tremecedora dedicatoria en el Persiles pós-
cribir unos poemas, publicados en homena- obtiene una peligrosa misión en Orán. El 12 tumo: “Puesto ya el pie en el estribo, con
je a la recién fallecida reina doña Isabel de de diciembre de 1584, contrae matrimo- las ansias de la muerte...”. Al fallecer, en
Valois. Sin embargo, su vida da un giro in- nio con Catalina de Salazar, en Esquivias, la noche el 22 al 23 de abril de 1616, en su
sospechado, cuando, veinteañero, se ve en- siendo un enlace muy rumoreado, por las casa de la calle del León, los cofrades de la
vuelto en un duelo y ha de huir presuroso de edades desiguales de los contrayentes. De Venerable Orden Tercera de San Francisco
la Corte rumbo a Italia. Después de servir en vuelta a las letras, en 1585 publica la no- le tienen que pagar un entierro para pobres
Roma al cardenal Giulio Acquaviva, se alis- vela pastoril La Galatea, estrenando obras en el vecino Convento de las Trinitarias Des-
ta en la milicia española, recorriendo guar- teatrales en los corrales madrileños. Pero calzas. Mientras impresores de media Eu-
niciones y embarcado en la escuadra de la Li- pronto ha de emplearse como comisario real ropa engrosaban sus bolsas merced a edi-
ga Santa bajo mando de don Juan de Austria. de Abastos, recorriendo Andalucía requi- ciones piratas del Quijote, al bueno de Cer-
En 1571 tiene un comportamiento heroico sando cereales y aceite para la Armada In- vantes, en palabra de la actual superiora, sor
en la Batalla de Lepanto y, aunque le queda vencible, lo que le valió muchos conflictos Amada de Jesús, “le tocó morir pobre de
la mano izquierda anquilosada, aún partici- y, al final, la cárcel en Sevilla. apreciación”.
pa en las jornadas navales de Navarino y A partir de 1603, lo encontramos de nue- Pedro García Martín

56
TODOS SOMOS...
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

parece no tener plan previo para la re- “quijotización”; Don Quijote admira y
dacción de la primera parte, tales son los respeta más y más a su escudero, en un
cambios y titubeos. Menéndez Pidal ex- proceso de “sanchización”. La primera
puso la hipótesis de que Cervantes se pu- parte de la obra se convierte en material
do inspirar en el Entremés de los ro- novelesco de la segunda, de modo que
mances, anónimo, fechable hacia 1591, Don Quijote y Sancho parecen cobrar vi-
en el que un hombre enloquece por la da real fuera de la obra. El autor, asimi-
lectura abusiva de romances. Pero esta lable al yo narrativo del comienzo, re-
fuente, de ser cierta, desaparece en el ca- nuncia a la autoría con el recurso del ma-
pítulo del escrutinio, donde ya no hay re- nuscrito encontrado. Cervantes expone
copilaciones de romances. Según esta hi- sus criterios literarios en varias ocasio-
pótesis, Cervantes debió empezar a es- nes: escrutinio de la biblioteca de Don
cribir una novela corta que después se Quijote, discurso sobre la poesía. Se pa-
fue ampliando. Don Quijote y Sancho co- rodian los libros de caballerías por su in-
braron vida propia con unas exigencias verosimilitud y mal estilo, pero se reco-
que Cervantes debía atender. Por eso nocen sus valores morales, su variedad
Unamuno pudo decir que Don Quijote y capacidad de entretenimiento. Hay pa-
había inventado a Cervantes. Este mo- ternalismo ante las mujeres, pero tam-
do de escribir, sin un plan previo total- bién aparecen las que quieren labrarse
mente cerrado, ha dado lugar a las me- su propio destino en libertad, como Mar-
jores novelas modernas. cela. El honor y la gloria mueven a Don
Quijote, pero también el amor, personi-
El diálogo como obra maestra Cervantes, por Juan Jáuregui (1583-1641).
ficado en su señora Dulcinea y presen-
Del Quijote se puede decir que es fun- A pesar de su éxito, tuvo un entierro para te en todas las novelas intercaladas. La
damentalmente una novela dialogada y pobres en las Trinitarias Descalzas. ambigüedad enseñorea toda la obra, lo
a través del diálogo los personajes se que permite múltiples lecturas e inter-
van haciendo, van cobrando vida, evo- registros. Si el habla de Sancho se ca- pretaciones, quizá tantas como lectores.
lucionan. Intercalados en esos diálogos racteriza por los vulgarismos y refranes, Quedan planteadas para los cervantis-
aparecen discursos que son auténticas la de Don Quijote por los arcaísmos y tas numerosas incógnitas: ¿Obra rena-
piezas de oratoria y constituyen algunos remilgos con los que Cervantes paro- centista o barroca? ¿Contrarreformista,
de los fragmentos más apreciados de la diaba las novelas caballerescas y pas- erasmista? ¿Metáfora de España o del pro-
obra –discurso sobre la Edad de Oro, las toriles. Pero el ideal del autor es el es- pio autor? ¿Sátira o dolorida nostalgia?
armas y las letras, consejos para el go- tilo natural, en la mejor tradición rena-
bierno de la Ínsula...–. El diálogo per- centista, huyendo de los adornos inne- La clave del éxito
mitió a Cervantes presentar gran varie- cesarios y de la complejidad y oscuridad La bibliografía sobre el Quijote alcanza
dad de registros idiomáticos, desde el al- que cultivaron los barrocos. muchos cientos de estudios; las inter-
tisonante y paródico de Don Quijote La riqueza y complejidad del Quijote pretaciones de tan compleja obra son
hasta la lengua de germanía de los ga- son extremas. Desfilan por sus páginas variadísimas. No hay escritor de impor-
leotes; demuestra así el autor su domi- más de 300 personajes, con los que tancia que no reconozca su deuda con
nio no sólo de la lengua culta y literaria,
sino también de la lengua oral en di- Por las páginas del Quijote desfilan más
versos niveles sociales. Con frecuencia
Don Quijote corrige expresiones de San- de 300 personajes, que ofrecen al lector
cho hasta provocar el enfado de éste,
que alega que ser entendido es me-
un retablo de la sociedad de la época
jor que ser correcto. El uso de refranes muestra Cervantes su capacidad para la la obra cervantina. La novela moderna
es un rasgo caracterizador de la forma invención de nombres extraños, y nu- empieza su andadura en el Quijote y los
de expresión de Sancho, que comienza merosos escenarios, proporcionando así cuatrocientos años pasados desde su
utilizándolos de vez en cuando hasta lle- al lector un retablo de la sociedad de la aparición no han hecho más que acre-
gar a ensartar uno tras otro, causando la época. Las oposiciones de contrarios se centar su interés.
irritación de Don Quijote que termina cruzan y entrecruzan: lo real y lo ideal, Posiblemente la clave de su éxito es-
usándolos también. Los refranes, ensal- la vida y la ficción, la tragedia y la co- té en el hombre, lo que más importaba
zados por los humanistas y ya utilizados media, la locura y la cordura, el ser y el a Cervantes. Todos los hombres son
en obras literarias anteriores –La Celes- parecer, la bondad y la maldad, lo justo Don Quijote y Sancho, con sus mismos
tina de Rojas, los dos Arciprestes–, eran y lo injusto, lo sublime y lo vil, porque anhelos, grandezas y miserias. Todos
bien considerados como expresión sa- para Cervantes los contrarios son inse- los hombres viven la ficción de vivir y
bia del conocimiento popular. Hay en parables, como los dos protagonistas. saben que son hijos de sus obras. La
toda la obra una gran preocupación por Sancho va cobrando importancia hasta universalidad del Quijote demuestra la
la palabra y una gran flexibilidad en los equipararse a su señor en un proceso de igualdad de todos los hombres. ■

57
La década
LITERARIA
El Quijote apareció en una fecha especialmente significativa para la
literatura española. JOSÉ MARÍA DÍEZ BORQUE revisa el fértil panorama
literario en los años anteriores a la publicación de la gran novela de
Cervantes y las otras obras con las que coincidió el libro en la imprenta

N
ada podía hacer augurar en saqueos de la costa (Cádiz por los in-
la década de 1596-1605 que gleses, 1596); derrotas (Las Dunas, 1600);
iba a aparecer una obra ge- luchas civiles (Cataluña, 1602); autono-
nial, distinta a todo lo que mía de los Países Bajos (1597); insu-
había en el ambiente literario, sin mo- rrecciones (Calabria, 1599); la inestabi-
delo, referencia ni parangón, aunque en lidad económica se manifiesta en la su-
ella, a la postre, estuviera, de un modo bida y resello de la moneda de vellón
u otro, casi toda la literatura del mo- (1604). Por otros derroteros más afor-
mento. Pero, en cierto modo, eso mis- tunados iba la creación artística, en este
mo ocurre en 1499 con La Celestina; en Siglo de Oro y de miseria, como ha si-
1554 con el Lazarillo y hasta con el Li- do calificado por algún historiador.
bro de Buen Amor, del Arcipreste de Hi-
ta, en el siglo XIV. Siempre es posible Triunfo de El Greco y Carducho
buscar fuentes, incrementadas paso a Pintores como El Greco, Carducho,
paso, pero, al fin, ello sólo aumenta la Pantoja de la Cruz, Pacheco, están en
genialidad de obras singulares, que tuer- feliz momento creativo. En 1599, nace el
cen los rumbos y los encaminan por que será la cumbre de todos, Velázquez.
nuevos derroteros. Es decir, preguntar- La escultura también está en momentos
se por las literaturas que rodean al Qui- de excelencia: baste recordar el Cristo de
jote lleva, en definitiva, a subrayar la ge- El Pardo, de Gregorio Hernández (1605).
nial originalidad cervantina, incluida, cla- Portada de la primera edición de Arcadia, de ¿Qué ocurría literariamente en 1605?
ro, la novela de caballería: tan pobre ex- Lope de Vega, impresa en Madrid en 1598. Cervantes tenía 58 años, Lope de Ve-
cusa para tan magna obra. La obra conoció veinte ediciones hasta 1675. ga, 43, Ruiz de Alarcón, 24 y Calderón
¿Qué pasaba en 1605? La Corte de las de la Barca era un niño de cinco años.
Españas sigue en Valladolid y falta un Londres entre Jacobo I y Felipe III. Tie- Los grandes poetas Góngora y Queve-
año para su vuelta a Madrid. Felipe III ne lugar la batalla de Dunkerque. Los do tenían, respectivamente, 44 y 25
tiene 36 años y hace siete que ha muer- turcos continúan con sus asedios... No años. De los prosistas recordemos que
to el último Austria mayor, su padre Fe- parece que 1605 sea una fecha espe- Mateo Alemán, el autor del Guzmán de
lipe II, y nace el futuro Felipe IV. En Va- cialmente significativa en la Historia, pe- Alfarache, tenía la misma edad que Cer-
lladolid se ratifica el acuerdo de paz de ro sí en la literatura, obviamente. vantes, el gran historiador Mariana es-
No fueron años prósperos y felices pa- taba en la senectud de los 69 años y
JOSÉ MARÍA DÍEZ BORQUE es catedrático de ra España los que van de 1596 a 1605. Baltasar Gracián, en la primera infancia
Literatura Española, Universidad A la terrible peste (1596, 1598) se suman de los cuatro.
Complutense de Madrid. bancarrotas de la Corona (1596, 1597); El año de la publicación de la primera

58
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

Quema de libros por el cura,


el barbero y el ama, por
José Segrelles para ilustrar
el capítulo VI del Quijote.

59
Primera parte de la vida del pícaro Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, impreso en 1599, La comedias del famoso poeta Lope de Vega Carpio,
recopiladas por Bernardo Grassa, publicado en 1604, y Los libros de la Madre Teresa de Jesús, que se publicaron tras la muerte de la autora en 1588.

parte del Quijote aparece, en el ámbi- luz su colección Primera parte de las y obras a esta escueta nómina. Pero no
to de la novela picaresca –que inaugu- flores de poetas ilustres; López Pincia- cambiarían el panorama en prosa, poesía
rara a distancia de genialidad el Laza- no, El Pelayo; Rey de Artieda, Discur- y teatro el año en que se publica la pri-
rillo de Tormes en 1554–, La pícara Jus- sos, epístolas y epigramas de Artemido- mera parte del Quijote. Todo sigue por
tina, de López de Úbeda, de protago- ro, y siguen, claro, activos varios poe- los caminos habituales de la década lite-
nista femenino frente a la larga serie de tas –como veremos–, el romancero, la raria del Quijote –que veremos–, con rum-
pícaros. Cabría citar también dentro lírica tradicional... bos marcados en géneros y formas, en
de la producción en prosa, algunas que no sobresalen ni grandes individua-
obras de carácter histórico, espiritual, Corrales de comedias lidades ni creaciones que se aparten de
de pasatiempos, como la Florida del In- En teatro ya había triunfado en los co- lo habitual. La genialidad narrativa de Cer-
ca, del Inca Garcilaso; la Historia de la rrales de comedias el modelo de Lope vantes no se genera en un caldo de cul-
vida y hechos del emperador Carlos V; de Vega, con no poco disgusto de Cer- tivo de renovación, de avance, de crisis,
las Meditaciones sobre los misterios de vantes. Lope, que ya había publicado su que pudiera hacer prever tal novedad, si-
nuestra santa Fe, de Luis de la Puente; Primera parte de comedias en 1604, es- no que se vio rodeada de una literatura
los Diálogos de apacible entreteni- cribe en 1605, entre otras muchas, La esperable, de cangilones de noria que
miento, de Lucas, etcétera. noche toledana. vierten, más o menos, la misma agua.
En poesía, Pedro de Espinosa da a Cierto es que podrían sumarse nombres Ello da la medida de la originalidad cer-
vantina y de la singularidad del Quijote.
Pero, por otra parte, no hay que olvidar
Las obras de no ficción que ése es el ámbito literario en el que
se mueve Miguel de Cervantes para su-

A bundaron a lo largo del siglo tratados


políticos, de economía, de adminis-
tración de la causa pública, libros de ca-
portante obra de Mariana: De rege et regis
institutione. En 1602, la República mixta de
Medrano. En 1603, el Fiel desengaño contra
perarlo, y ésos son los mimbres con que
fabrica tan inusual y diferente cesto. Por
tanto, parece oportuno y útil conocer los
rácter práctico, estudios filosóficos, en los la ociosidad y los juegos. En 1604, Veriloquium aspectos fundamentales y las obras prin-
que el problema de la literariedad se ha- en reglas de estado. Cabría considerar dentro cipales de la que he denominado la dé-
ce, de nuevo, acuciante. Citaremos, en de este tipo de literatura de no ficción obras cada literaria del Quijote: 1596-1605.
1596, la Filosofía Antigua Poética, de López de carácter religioso y espiritual como la Si Cervantes es el creador de la nove-
Pinciano; Las seiscientas apotegmas, de Rufo. Vida de Cristo (1596), de Fonseca; la Decla- la moderna, Lope de Vega lo es de la co-
En 1597, la Política para corregidores, de Cas- ración de los siete salmos penitenciales (1599), media nueva, dando sentido unitario en
tillo, y las Disputaciones metafísicas, de Suá- de Vega; la Lucha espiritual (1600), de Fray la tragicomedia a lo que se había hecho
rez. En 1598, la Censura de la locura huma- Juan de los Ángeles; el Tratado de la reli- teatralmente hasta entonces. Todavía no
na y excelencias de ella, de Mondragón; el gión (1601), de Ribadeneyra, y las Conside- ha producido en esta década las obras
Discurso del amparo de los legítimos pobres, de raciones sobre todos los evangelios de Cuaresma memorables recordadas por todos, pe-
Pérez de Herrera. En 1599, la muy im- (1601), de Cabrera. ro ya ha superado sus vacilaciones pri-
meras, sus “experimentos” iniciales, dan-

60
LA DÉCADA LITERARIA
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

do a los corrales comedias y a los escri-


tores modelo que seguirán durante todo El Greco ha dejado
el siglo, pero que tanto desazonará a Cer- numerosas imágenes de los
vantes, que no deja de mostrar su desa- hombres de letras de su
cuerdo, repetidamente. Varias son las co- tiempo, como este retrato
de Giacomo Bossio, hacia
medias de Lope escritas y estrenadas en
1610-1614 (Fort Wortt,
este período y habría que sumar el cu- Kimbell Art Museum).
rioso Viaje entretenido (1603), de Rojas.

La década de Lope
En poesía, en cierto modo, también es
la década del gran poeta de lo divino y
de lo humano que fue Lope de Vega,
aparte de gran dramaturgo, pues en ella
aparecen sus Rimas (1602, 1604), ade-
más de su poemas épicos La Dragostea
(1598), El Isidro (1599), La hermosura
de Angélica (1602) y otras obras.
Pero en 1605 faltaban ocho años pa-
ra que se difundieran las originales y re-
novadoras obras de Góngora Primera So-
ledad y el Polifemo, en 1613, y dos pa-
ra que se conociera la Aminta (1607) de
Jáuregui. Góngora, como Lope en teatro
y Cervantes en novela, vendría a tener el
mérito y la condición de los renovado-
res, es decir, de esos pocos que a lo lar-
go de la historia de la literatura la lle-
van por los caminos de la renovación y
del cambio, agrupando en torno de ellos
una plétora de seguidores, de mayor o
menor inspiración. Es la grandeza y sin-
gularidad de los maestros, tan pocos en
épocas en que se impone el peso del gé-
nero y las normas de la poética, convir- medias de encargo a los versos lauda- cientos de poesías de amor, por caminos
tiendo su cumplimiento en garantía li- torios de poesía visual en fiestas corte- trillados de conceptos y formas, poesías
teraria y salvoconducto de aceptación. sanas, pasando por los numerosos poe- bélicas, burlescas, eróticas y el apasio-
Continúa en la década literaria del mas de elogio que, como norma, pre- nante, cuanto inabarcable, mundo de la
Quijote la poesía épica culta, que ya ha- cedían a las obras literarias publicadas. poesía oral de romances, canciones, que
bían cultivado en vida de Cervantes, en También, con aire de familia, siguió se cantan acompañando a la vida y que
ya se recogen en colección: en 1600 se
Cervantes no dejó de cultivar el verso, publica el Romancero General.
No dejó de cultivar el verso Cervan-
pero con él nunca hubiera tenido el tes en esta década, pero, por él, aun-
mismo puesto en la literatura universal que con méritos destacables, nunca hu-
biera tenido el puesto que tiene en la
el siglo XVI, poetas como Zapata, Erci- cultivándose en esta década una poesía literatura universal. Hasta 1614 no apa-
lla, Rufo, Virués y otros. Tenemos aho- religiosa, espiritual, a distancia, claro, de reció su singular obra Viaje del Parna-
ra, aparte de los poemas citados de Lo- los únicos e insuperables versos de san so, pero de estos años son poemas
pe, El arauco domado (1596), de Pedro Juan de la Cruz, que había muerto en –que no hacen sino continuar su ocu-
de Oña, y el género continuará después 1591, o incluso de los de Fray Luis de pación anterior– como Soneto satírico
con Mesa, Hojeda, Lope... Poesía de ver- León, fallecido el mismo año. Me re- al saco de Cádiz (1596), Al túmulo de
so solemne, de exaltación y gloria, que fiero a obras como el Cancionero gene- Felipe II (1598), y otros muchos de di-
es difícil que atraiga e interese a un lec- ral de la doctrina cristiana (1596), de Ló- versos temas que muestran su condi-
tor de hoy no especializado, pero que pez de Úbeda; los Conceptos espirituales ción de escritor de oficio que cultiva los
ocupó a poetas, imprentas y lectores en (1600), de Ledesma; el Cancionero para distintos géneros, como era habitual en
una época en que la literatura de elogio cantar la noche de Navidad (1603), de la época. Pero esto, de nuevo, agigan-
y exaltación tuvo un gran auge en mul- Ocaña; la Vida de san José (1604), de Val- ta la hazaña del Quijote.
titud de formas, que van desde las co- divielso. Y junto a esta poesía religiosa, Antes de entrar en la novela, que, por

61
razones obvias, ha de requerir más aten- trar en las debatidas cuestiones sobre hechos. Aunque no hay que olvidar
ción aquí, pero ya dentro de la produc- la “historicidad” de la historia del XVII, que el problema se extiende a nuestros
ción en prosa, encontramos una serie de es decir, el proceloso mar de veracidad, propios días.
obras agrupables en géneros definidos, objetividad, verosimilitud, y, al fondo, Como testimonio de la pujanza del
sobre los que hay consenso en consi- el problema de si eso es literatura. La género histórico en la década del Qui-
derarlos literarios para la época, frente a historia del XVII se escribe a la altura jote, retendré sólo algunos autores y tí-
lo que ocurre para nuestros días. Así, por del XVII y no hay que juzgarla con cri- tulos significativos: Garibay (Ilustracio-
ejemplo, las obras históricas, políticas, terios de hoy, que nos llevarían a la si- nes genealógicas de los reyes de España,
científicas, prácticas, que tanto trabajo tuación de considerar como único gé- 1596), Pérez (Relaciones, 1598), Mármol
dieron a las prensas de las imprentas. nero objetivo los anales, y ni siquiera (Historia de la rebelión y castigo de los
No son lugar estas páginas para en- éstos por la selección que hacen de los moriscos de Granada, 1600), Sigüenza

LOS GENIOS
Félix Lope de Vega Mateo Alemán Francisco de Quevedo
Madrid, 1562-1635 Sevilla, 1547-México, 1615 Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, 1645
De inteligencia precoz, mujeriego y pen- Descendiente de judíos conversos, estudió Estudió Humanidades en la Universidad
denciero, participó en la Armada Invenci- Medicina en Alcalá de Henares y pudo ha- de Alcalá de Henares, donde participó en
ble, de donde volvió desengañado de la vi- ber estudiado también en Salamanca. En pendencias estudiantiles e hirió casi de
da militar. Vivió un tiempo en Valencia y se Madrid inició su actividad literaria y en muerte a un rival. En 1600, sigue a la
trasladó a la Corte en 1588. En 1613, la 1589 se publicó su Guzmán de Alfarache, Corte a Valladolid, donde estudia Teolo-
muerte de su mujer y de su hijo Carlos Fé- que tuvo un éxito literario inmediato, pero gía. En 1603, publica algunas composi-
lix le impulsó a ordenarse sacerdote, aun- que apenas le proporcionó beneficios eco- ciones poéticas. De vuelta a Madrid, en
que siguió teniendo relaciones amorosas nómicos. Con el traslado de la Corte a Va- 1606, se mueve libremente en la Corte y
apasionadas. Fue hombre de exhuberante lladolid, regresó a Sevilla, donde fue de manifiesta una preocupación por la deca-
capacidad creadora. En 1598, se inició en nuevo a la cárcel por deudas. En 1604, pu- dencia de España que no le abandonará
la novela con La Arcadia y en 1604, El pe- blicó la Vida de san Antonio de Padua para nunca. En 1623, publica la novela pica-
regrino en su patria, pero donde más brilló cumplir un voto y poco después, en Lisboa, resca El Buscón, que probablemente re-
su genio fue en la segunda parte del Guzmán de Alfarache. dactó por prime-
el teatro. Se con- En 1607, emigró ra vez en 1603.
servan unas 300 a Nueva España, Conoció el Qui-
obras dramáticas haciendo una se- jote desde el
suyas. Poco des- rie de donacio- primer momen-
pués de la publi- nes, incluidos to, pues en
cación del Quijo- sus derechos de 1608 publicó el
te, expuso sus autor, para poder romance El tes-
teorías dramáti- burlar la imposi- tamento de Don
cas en el Arte bilidad legal de Quijote. Prolífi-
nuevo de hacer que un descen- co, polifacético,
comedias en este diente de conver- polémico y satí-
tiempo (1609). sos fuera a las rico, estuvo va-
colonias ameri- rias veces preso.
Luis de Góngora canas.
Córdoba, 1561-1627 Tirso de Molina
Estudió en Salamanca, aunque no se sabe Juan Ruiz de Alarcón ¿1584?-Almazán, 1648
si llegó a licenciarse. Viajó por toda España México, 1581-Madrid, 1639 Fraile mercedario, de cuya vida se cono-
y en 1603 se encuentra con la Corte en Va- Estudió en México y se graduó en leyes en cen pocos datos, se ordenó en Guadalajara
lladolid, época en la que comienza su ene- Salamanca. En 1614 se encontraba en Ma- en 1609, a los 17 años. En 1620 fue
mistad con Quevedo. En 1617, traslada de- drid, compitiendo con Lope, Quevedo y Tir- condenado a destierro de Madrid por es-
finitivamente su residencia a Madrid, don- so de Molina, y sufriendo sus burlas por su cribir comedias profanas, pero en 1626
de fue nombrado capellán de Felipe III en aspecto físico. Su obra es escasa pero imita estaba de nuevo en la Corte. En 1636, fue
1623. En la época en que se publicó el a la de Lope de Vega y Tirso de Molina con nombrado cronista general de su orden.
Quijote, figuraban varios poemas de Góngo- eficacia. Sólo se Escribió cerca
ra en la antología conservan unas de tres centena-
Flores de poetas veinte comedias, res de comedias,
ilustres, prepara- pues se han per- que se publica-
da en 1603, dido varias más. ron en cinco par-
pues ya había Su teatro tiene tes, a partir de
empezado a pu- en general una 1627. En su
blicar en 1580, acusada inten- obra hay siempre
en las que ya se cionalidad moral un profundo
adivinaba la vena y analiza de for- análisis psicoló-
satírica que ca- ma pormenoriza- gico de los per-
racterizó después da los problemas sonajes, en es-
a gran parte de espirituales de pecial los tipos
su poesía. sus personajes. femeninos.

62
LA DÉCADA LITERARIA
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

(Historia de la orden de San Jerónimo,


1600), Sandoval (Crónica de Alfonso VII,
1600), Herrera (Historia general del
mundo, 1601 y Décadas, 1601), Maria-
na (Historia de España, 1601).

Las formas de la novela


Llegamos, por fin, a la novela, género
fundamental aquí, por razones obvias,
ya que del Quijote estamos tratando. No
es mucho lo que cabe destacar en esta
década, pero sí significativo, como tes-
timonio de que siguen vigentes los gé-
neros narrativos que habían tenido un
amplio desarrollo en décadas anteriores
y que son pertinentes en la génesis del
Quijote, aunque para superarlos, como
sabemos, hacia una nueva concepción.
No es tan importante para la novela cer-
vantina el género picaresco, del que hay
muy importantes testimonios en esta dé-
cada (Mateo Alemán: Guzmán de Al-
farache, 1599, 1604 y la Segunda parte,
apócrifa, de Martí, 1602; redacción de
El Buscón, de Quevedo, 1603; La píca-
ra Justina, de López de Úbeda, 1605),
pero sí la novela pastoril, de la que te-
nemos, en 1598, una de las mejores
obras del género: La Arcadia, de Lope
de Vega, y ya había contribuido Cer-
vantes a lo pastoril con su Galatea, en
1588. Y antes de esta década los prin-
cipales autores de novela pastoril: Mon-
temayor, Gil Polo, Gálvez de Montalvo.
También la mal llamada novela bizanti-
na, que quedaría mejor definida como
novela de aventuras, que hunde sus raí-
ces en la Edad Media, es pertinente pa-
ra el Quijote. Pero obras importantes,
de autores como Núñez de Reinoso y
Contreras, son anteriores a esta década, Miniatura sobre pergamino en una carta ejecutoria de hidalguía, fechada en 1590 en la ciudad
aunque todavía contribuirá Cervantes al de Valladolid.
género en 1616 con Trabajos de Persi-
les y Sigismunda. Lo mismo ocurre con vantes era un excelente conocedor de la género ya no daba tanto trabajo y ne-
la llamada novela morisca y sus más ca- caballeresca, en el detalle de los hechos gocio a las imprentas, pero hay que con-
racterísticas manifestaciones de escrito- de tantos caballeros andantes y en el tar con otras formas de difusión, como
res como Villegas, Núñez de Reinosa, sentido global del valor de la aventura, el pliego de cordel, el manuscrito, la voz,
Pérez de Hita, que son anteriores a es- mundo fabuloso, cortesía, amor... lo que –junto con los testimonios cita-
te período. dos– vendría a mostrar que no había de-
La novela de caballería es, por encima Palmerines en retirada saparecido de las expectativas de re-
de todos los géneros de prosa, verso y Varios estudiosos señalan el período que cepción por los años de la primera par-
teatro, el que más nos interesa aquí, co- va de 1521 a 1560 como el de mayor es- te del Quijote.
mo es natural. Ya no hace falta señalar plendor de la novela de caballería, y en El rápido y ajustado recorrido por la
que Don Quijote es mucho más que un él encontramos Palmerín, Belianís, Tau- década literaria del Quijote nos devuel-
ataque a la novela de caballería, pero rismundo, Floramante, Florisel, Febo, Fe- ve a lo dicho al comienzo, es decir, a la
cierto es que nuestro caballero andan- lixmarte... pero todavía en la década del genial originalidad de esta obra de Cer-
te construye su vida con el modelo ca- Quijote aparecen, en 1599, Flor de Ca- vantes, que resalta proyectándose sobre
balleresco y a su mundo hace constan- ballerías de Barahona y, en 1602, Poli- el panorama literario español de la dé-
tes referencias, lo que muestra que Cer- cisne de Boecia, de Silva. Parece que el cada de 1596 a 1605. ■

63
A caballo entre
DOS MUNDOS
Cuando se publica el Quijote, el crecimiento está dando paso
a la contracción; la política expansiva, a la defensiva; el gobierno personal
de Felipe II, al de los válidos de Felipe III. CARLOS MARTÍNEZ SHAW hace
la crónica de un momento bisagra en la Historia de la España Moderna

Don Quijote, guiado por la


Locura, abandona su hogar
para convertirse en
caballero andante, por
Antoine Coypel, 1716,
Museo Nacional Chateau de
Compiègne.

64
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

V
oto a Dios que me espanta españolas –ocupación de Nombre de
esta grandeza”, es el famoso Dios, en 1572, y toma de Santo Domin-
verso que inicia el poema go, ataque a Cartagena de Indias y des-
que inspiró a Cervantes la vi- trucción de las fortificaciones de San
sión del túmulo erigido en la Catedral Agustín de la Florida, en 1585–, si bien
de Sevilla a la muerte de Felipe II. El es cierto que la última gran expedición,
episodio resulta significativo, pues per- comandada por John Hawkins y Francis
mite definir el contexto político que vi- Drake (agosto 1595-enero 1596) se sal-
vió el autor del Quijote, cuya biografía dó con un absoluto fracaso ante Las Pal-
se divide entre dos siglos, entre dos rei- mas de Gran Canaria, Puerto Rico, Car-
nados, entre una España que ha alcan- tagena de Indias y Portobelo y con la
zado el cenit de su expansión –el mo- muerte de los dos marinos ingleses. Por
mento en que nunca se ponía el sol en otro lado, la expansión española del Pa-
sus dominios– y una España que está cífico, que había cosechado notables éxi-
ya mostrando los signos todavía incier- tos en el último tercio del reinado –ins-
tos de su decadencia. talación en las islas Filipinas, en 1564-
Los años en que Cervantes pudo ser Felipe II, por Antonio Moro. En sus últimos 1571, descubrimiento del archipiélago
uno de los protagonistas de la “más al- años, ya se comenzó a percibir el declive melanésico de las Salomón en 1567-
ta ocasión que vieron los siglos” –cuan- español, Monasterio de El Escorial. 1569, descubrimiento del archipiélago
do, según la divulgada poesía de Fer- polinésico de las Marquesas en 1595–,
nando de Herrera, el Señor “en la lla- estaba llegando al fin de un ciclo, que
nura venció del ancho mar al trace fie- se cerraría definitivamente con el des-
ro”–, en que pudo conocer la instala- cubrimiento de la Australia del Espíritu
ción española en las lejanas islas Fili- Santo –luego Nuevas Hébridas (hoy Va-
pinas y en que pudo complacerse con nuatu), ya en el reinado siguiente (1605-
la resolución de las Cortes de Tomar, 1607)–. Finalmente, y por si fuera po-
que permitía a Felipe II ceñir la Corona co, la Unión de las Coronas había
de Portugal... esos años ya han queda- incrementado en el ámbito colonial las
do atrás cuando se publica la primera responsabilidades militares de España,
parte del Quijote. que pronto se vería obligada a asumir la
Los signos del declive español ya se defensa de los dilatados territorios del
percibían oscuramente a partir de las Imperio portugués de Ultramar.
dos últimas décadas del reinado de Fe-
lipe II. En agosto de 1588, la Armada In- Orden cuestionado
vencible había fracasado en su intento Tampoco el suelo peninsular se vio li-
de invasión de Inglaterra, con gran cos- bre de sobresaltos. El más considerable
te de hombres y de barcos, aunque la fue el llamado de las Alteraciones de
mayor parte de los navíos de guerra es- Felipe III, en 1606. Algún historiador está Aragón, que de nuevo puso en cuestión
pañoles pudiesen volver casi intacta y tratando de rehabilitar su figura. Por Juan el orden constitucional de la monarquía
aunque la capacidad de reacción de la Pantoja de la Cruz, Madrid, Museo del Prado. hispánica, aunque –no sin antes pro-
Marina hispana se pusiese ya de mani- vocar la intervención del ejército real
fiesto en los sucesivos fracasos de la flo- macia y del mantenimiento de una gue- y la ejecución del Justicia Mayor, el ga-
ta de Francis Drake ante La Coruña y rra que parecía interminable. rante de las libertades aragonesas– se
Lisboa, al año siguiente. En Francia, el monarca había tenido saldó finalmente con unos costos polí-
que renunciar a la misión imposible de ticos razonables en las Cortes de Tara-
División en los Países Bajos hacer aceptar a su hija Isabel Clara Eu- zona (junio de 1592). Por otro lado, los
En los Países Bajos, la constitución de genia como candidata al trono y, por el enemigos extranjeros se atrevieron in-
la Unión de Arras y de la Unión de contrario, había debido reconocer a En- cluso a atacar la plaza de Cádiz, por dos
Utrecht (ambas en enero de 1579) ha- rique IV como nuevo soberano, me- veces, una a cargo de Francis Drake con
bía sancionado la definitiva división en- diante la firma de la Paz de Vervins, uno el resultado de la pérdida de veinticua-
tre las siete provincias calvinistas del de los últimos actos de su reinado. tro barcos españoles (abril de 1587) y
norte, enemigas irreconciliables de la En América, si la conquista se había la segunda bajo el mando del conde de
monarquía hispánica, y las diez pro- consolidado tras la creación de los dos Essex, con el efecto del completo sa-
vincias católicas del sur, susceptibles de virreinatos de Nueva España y Perú, los queo e incendio que destruyó buena
volver a la soberanía española, aunque enemigos de la monarquía –singular- parte de la ciudad (julio de 1596).
fuera al coste de una delicada diplo- mente los corsarios ingleses, y en es- De este modo, en un ambiente de cri-
pecial, Francis Drake– habían con- sis –económica, financiera, política, di-
CARLOS MARTÍNEZ SHAW es catedrático seguido notables éxitos en sus endémi- plomática–, el Rey Prudente se extin-
de Historia Moderna, UNED. cos ataques contra las plazas costeras guió en su retiro del Monasterio de El

65
Escorial en septiembre de 1598, ya en- esfuerzos, pues el Rey Prudente “apuró rición del valido en la Historia moderna
vuelta su figura en la Leyenda Negra que todo lo que estaba en sus manos para de España. El valido es una figura no
habían elaborado sus enemigos, desde hacer de Felipe III un auténtico rey, pe- institucionalizada, que ejerce su autori-
Antonio Pérez a Guillermo el Taciturno. ro algo que estaba por encima de él le dad exclusivamente por la confianza que
impidió lograrlo”. Un juicio negativo so- le otorga el rey y que representa el re-
Un rey con buena imagen bre Felipe III, que se ha venido repi- torno de la nobleza al ejercicio directo
Pese a este sombrío panorama de los úl- tiendo de manera insistente por la gran del poder político. Ahora bien, si algu-
timos años de su reinado, que levantó crí- mayoría de los especialistas. Así, John nos consideraron a los validos como ver-
ticas entre algunos escritores y cortesa- Elliott ha hablado del nuevo monarca co- daderos usurpadores de la voluntad real,
nos, Felipe II quedó en la opinión de Cer- mo una persona “carente de entidad, los analistas políticos más equilibrados
vantes y, en general, en la conciencia de personalmente incapaz de gobernar”, contemplaron su nacimiento como una
la mayoría de los coetáneos que le so- mientras John Lynch, por su parte, ha necesidad generada por la creciente
brevivieron, como un gran rey, la misma afirmado que “su mente estaba vacía y complejidad de los asuntos de gobierno
imagen que han venido a ratificar los ac- su voluntad era abúlica”, para concluir e, incluso, como una pieza instrumental
tuales especialistas. Así, según las pala- considerándolo como “el rey más pere- que permitía deslindar la titularidad de
bras de su más dedicado biógrafo, Ma- zoso de la Historia de España”. Sin em- la soberanía del ejercicio cotidiano del
nuel Fernández Álvarez, Felipe II debe bargo, recientemente, otro hispanista bri- gobierno, lo que liberaba al rey de las
ser considerado como “un personaje de
la gran Historia, con el que está claro que Felipe III, para Lynch, “el rey más perezoso
viene a cerrarse lo mejor del Imperio es-
pañol”. Otro reciente biógrafo, Henry Ka- de la Historia de España”, evitaba la
men, reconoce igualmente que “conde-
nado a pasar sus días organizando los
molestia de ver consultas y despachos
componentes de la inmensa red de su tánico, Paul Allen, ha tratado de rehabi- posibles críticas ante las consecuencias
monarquía, fue de los pocos que tuvie- litar su figura, enfatizando la formación de medidas desacertadas o los reveses
ron acceso a la perspectiva global de sus que había recibido –a través de su pre- inevitables de unos tiempos desventu-
problemas”. Y, finalmente, el historiador sencia diaria durante tres horas en la lla- rados. En cualquier caso, el valido ale-
alemán Ferdinand Kramer puede concluir mada Junta de Noche– y su sentido de la ja al monarca de los asuntos de Estado,
que “Felipe II marcó, como ningún otro autoridad frente a las opiniones del Con- provocando un distanciamiento de los
soberano, la Historia de España, de Eu- sejo de Estado, aunque reconociendo la reinos o las clases dirigentes respecto de
ropa y de una buena parte del mundo verdad de las palabras de Luis Cabrera de la política de la Corona.
durante medio siglo”. Córdoba al afirmar que el joven sobera- El duque de Lerma dirigió la política
En cambio, en lo referente a su suce- no evitaba “la molestia que recibía su pa- al margen de los consejos, subdelegó
sor, el propio Manuel Fernández Álvarez dre en ver las consultas y despachos”. parte de sus funciones en sus criaturas
asume el juicio tantas veces emitido: Fe- Sea como fuere, parece un hecho pro- o hechuras –como Pedro Franqueza o
lipe II “no tuvo la fortuna de su padre, bado que Felipe III dejó lo esencial de Rodrigo Calderón– y repartió puestos y
el Emperador, a la hora de forjar un al- los negocios de Estado en manos del du- cargos claves, entre una clientela de ami-
ter ego”. Y ello, pese a sus muchos que de Lerma, dando paso así a la apa- gos y parientes como medio de asegu-

CRONOLOGÍA

1564 Instalación de los 1572 Drake ocupa Nom- 1591 Huida de Antonio 1595 Fracaso del ataque El duque de Lerma, pri-
españoles en las islas Fi- bre de Dios. Pérez. Alteraciones de de John Hawkins y Fran- vado de Felipe III.
lipinas. 1579 Constitución de la Aragón. cis Drake a Las Palmas Los ingleses atacan Las
1567 Descubrimiento Unión de Arras y de la 1592 Cortes de Tarazona. de Gran Canaria, Puerto Palmas de Gran Canaria.
español de las islas Sa- Unión de Utrecht. 1593 Conversión al cato- Rico y Cartagena de In- 1600 Derrota de Nieuw-
lomón. 1580 Felipe II se anexio- licismo de Enrique IV. dias. poort.
na Portugal. Descubrimiento español
1584 Felipe II recibe a de las islas Marquesas.
la primera embajada ja- 1596 Alianza franco-ho-
ponesa. landesa frente a Felipe II.
1585 Los ingleses des- El duque de Essex sa-
truyen las fortificaciones quea Cádiz y destruye
de San Agustín de la buena parte de la
Florida. ciudad.
1587 Saqueo de Cádiz 1598 Felipe III sucede a
por Drake. Felipe II.
1588 Desastre de la Ar- Tratado de Vervins.
mada Invencible. 1599 Felipe III se casa
Francis Drake. Para los 1589 Asesinato de Enri- Armadura, regalo de la con Margarita de Austria Enrique III de Francia,
españoles, un pirata. que III de Francia. embajada japonesa, 1584. en Valencia. asesinado en 1589.

66
A CABALLO ENTRE DOS MUNDOS
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

rarse mejor el control del poder. Aunque


se ha dicho del valido que fue maestro Felipe II ofreciendo al
en el “arte de contentar y no remediar”, cielo al infante Don
el correcto funcionamiento de una ad- Fernando, con el turco
encadenado a sus pies,
ministración perfectamente organizada
por Tiziano, 1573-
durante el siglo anterior siguió constitu- 1575, Madrid, Museo
yendo una de las más sólidas bazas de del Prado.
la monarquía. En sentido contrario, des-
de los años finales del reinado de Feli-
pe III se renunció a retener la adminis-
tración directa del sector militar, que pa-
só íntegramente a manos privadas –re-
clutamiento del ejército, construcción de
buques para la armada, fabricación
de armas y municiones, avituallamiento
de galeras, presidios y guarniciones–,
aunque esta obligada “devolución” o de-
jación de atribuciones a favor de asen-
tistas particulares resultó ser una deci-
sión acertada, que redundó en la mayor
eficacia de las fuerzas encargadas de la
defensa del Imperio. Finalmente, ni el
rey ni el valido fueron capaces de re-
solver el problema de la financiación de
la monarquía, que ya en 1607 hubo
de declararse en bancarrota.

Fastos barrocos
Aun así, el reinado de Felipe III empe-
zó de modo brillante con la fastuosa bo-
da del joven monarca con Margarita de
Austria en Valencia (abril de 1599), que
fue como una señal premonitoria del
cambio de época, del paso de la auste-
ridad del entorno del Rey Prudente a los
fastos de la Corte del Barroco. En este
contexto se produciría poco después
la insólita operación del traslado de la

Fundación de la Compa- pe III desembarca en la Macbeth, de Shakespeare. reconquista Rheinberg, 1616 Muerte de Cervan-
ñía (inglesa) de las costa sur de Irlanda, aun- Descubrimiento español en Güeldres. tes.
Indias Orientales. que capitula en 1602. del actual Vanuatu. 1607 Los ingleses fun- Muerte de Shakespeare.
1601 Traslado de la Cor- Una embajada persa lle- 1606 La Corte regresa a dan Virginia. 1621 Felipe IV sucede a
te a Valladolid. ga a Madrid, a pedir Madrid. 1608 Constitución de la Felipe III.
La Gran Armada de Feli- ayuda contra el Imperio Ambrosio de Spínola Unión Protestante en el
Otomano. Imperio.
1602 Fundación de la 1609 Expulsión de los
Compañía (holandesa) moriscos.
de las Indias Orientales. Tregua de los Doce Años
1603 Hamlet, de Sha- entre España y las Pro-
kespeare. vincias Unidas.
1604 El emperador abi- 1610 Asesinato de Enri-
sinio Za Dengel pide a que IV de Francia.
Felipe III ayuda militar, 1613 Novelas ejempla-
para la conquista de res, de Cervantes.
puerto de Masawa frente 1614 Felipe III recibe al
a los turcos. legado japonés Hasekura.
Shakespeare triunfó a la 1605 Primera parte del Portada de la primera 1615 Segunda parte del Felipe IV, en una miniatura
vez que Cervantes. Quijote. edición del Quijote. Quijote. sobre pergamino, 1626.

67
encuentran extenuadas por las continuas
guerras, incapacitadas de encontrar re-
cursos financieros para proseguir las ac-
ciones y necesitan, más que de tratados
de paz que no pueden ser definitivos,
de treguas para reponer sus agotadas
fuerzas.
Representativa de esta situación es sin
duda la posición de la monarquía his-
pánica en la primera década del siglo.
Así, por ejemplo, en la cuestión susci-
tada por la apropiación por parte del du-
que de Saboya del marquesado de Sa-
luzzo, perteneciente a Francia y que En-
rique IV se apresura a reclamar, España,
a pesar de que el territorio constituye
una pieza vital para el famoso “camino
español” que permite el tránsito de tro-
pas desde Italia a Flandes, trata por to-
dos los medios de llegar a una solución
pacífica que evite comprometer la recién
firmada Paz de Vervins. Cosa que, por
otra parte, conseguirá tras la oferta de
Carlos Manuel de Saboya al monarca
francés de intercambiar Saluzzo por el
pays de Bresse en enero de 1601, con el
Isabel I, en un óleo anónimo, titulado Retrato de la Armada, que conmemora la derrota de los consiguiente alivio de la Corte hispana,
buques españoles enviados por Felipe II, colección particular. todavía metida en dos guerras.

Corte a Valladolid, un episodio que por el último tramo del siglo XVII a la me- Aventuras en el mar
otra parte se revelaría efímero (1601- ra resignación ante la incapacidad de de- La política de apaciguamiento exigía, en
1606). Más importancia tuvieron, en fender las fronteras del Imperio. efecto, llegar al fin de la larga contien-
cambio, las halagüeñas perspectivas ge- Ahora bien, el mantenimiento de la re- da mantenida con Inglaterra desde ha-
neradas por la conclusión de una serie putación obliga todavía en la primera cía largos años. Todavía a comienzos del
de tratados de paz que parecieron ali- década del seiscientos, en la década que reinado los ingleses atacan con éxito Las
viar el enorme esfuerzo militar llevado asistirá a la publicación del Quijote, a Palmas de Gran Canaria (agosto de
a cabo por la monarquía hispánica. sostener una serie de guerras limitadas 1599), acción que obtiene como res-
El primero de estos tratados, la Paz de en los escenarios europeos, aunque to- puesta por parte española la preparación
Vervins, concertada todavía en vida das ellas se orientan a la consecución de de una flota para desembarcar en Irlan-
de Felipe II (mayo de 1598), estableció, los últimos éxitos que permitan obtener da y ayudar a la resistencia católica co-
además de la mutua devolución de las mejores condiciones en los tratados de mandada por Hugh O’Neill, conde de
Tyrone, y Hugh O’Donnell, conde
La GRAN ARMADA de Felipe III, más modesta de Tyrconnell. Sin embargo, esta Gran
Armada de Felipe III –desde luego mu-
que la de su padre, sólo se mantuvo en cho más modesta que la de Felipe II–,
Irlanda unos meses, antes de capitular tras desembarcar en la costa sur de Ir-
landa (octubre de 1601) sólo consegui-
conquistas realizadas en el transcurso de paz que todos ven avecinarse indefec- ría mantenerse en la fortaleza de Kin-
la guerra, el retorno a los términos de la tiblemente. En efecto, este anhelo ge- sale durante unos meses, antes de ca-
paz de Cateau-Cambrésis, con la expre- neralizado ha permitido a la historio- pitular ante las tropas inglesas (enero de
sa renuncia a Navarra por parte france- grafía hablar de la presencia, en la Eu- 1602). La paz se firmaría, finalmente, en
sa y a Borgoña por parte española. Exi- ropa de principios del siglo XVII, de una Londres (agosto de 1604), con el resul-
gida por la precaria situación financie- “generación pacifista” que estaría repre- tado positivo para España de quebrar la
ra de ambos países, para la monarquía sentada por Felipe III –y su valido, el du- alianza militar que había unido a ingle-
hispánica significó el comienzo de una que de Lerma– en España, por Jacobo I ses y holandeses y que había contribui-
nueva etapa de la política exterior, que de Inglaterra, por el Gran Pensionario do a sostener la causa de los rebeldes
cambia sus ambiciones expansivas por Jan Oldenbarneveldt en las Provincias en los Países Bajos.
el objetivo más moderado de la defen- Unidas y por el emperador Rodolfo II. El siguiente paso era, afortunada-
sa de la “reputación”, antes de pasar en En realidad, las potencias europeas se mente, el último por el momento. El

68
A CABALLO ENTRE DOS MUNDOS
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

Tesoro español no era capaz de man-


tener las costosas campañas de Flandes,
pese a la llegada de copiosas remesas
Lerma, un valido desastroso
de plata de América, como tampoco las (¿?-1553, Tordesillas-1623)
finanzas de las Provincias Unidas ga-
rantizaban la continuación de sus ac-
ciones bélicas. Sin embargo, ninguno de
los contendientes quería llegar a las ne-
H ijo del cuarto marqués de Denia,
Francisco de Sandoval y Rojas era
grande de España y gentilhombre de Cá-
rebelión contra el tirano. Felipe III buscó
una fórmula para deshacerse de él sin per-
judicarlo y designó a su hijo, el duque de
gociaciones en condiciones desventajo- mara de Felipe II que, en 1592, le nombró Uceda, para sucederlo en la privanza y lo-
sas, por lo que ambas potencias hicie- virrey de Valencia. Felipe III le confió los gró que el Papa lo nombrara cardenal.
ron en los primeros años del nuevo si- asuntos de Estado en 1598, inaugurando la En 1618 perdió definitivamente el po-
glo un postrero y poderoso esfuerzo. La era de los validos. der y se retiró a sus tierras. Tras la muerte
derrota española en Nieuwpoort (julio Lerma aprovechó su nueva situación po- de Felipe III, en 1621, el conde-duque de
de 1600) fue el preludio del asedio de lítica para enriquecerse y enriquecer a los Olivares, valido de Felipe IV, abrió un pro-
Ostende, la última plaza holandesa en suyos, con un despliegue de nepotismo que ceso contra los responsables de la adminis-
tierras flamencas, un larguísimo sitio que no se vio equilibrado por una dedicación pa- tración anterior, que se saldó con destie-
acabó con su ocupación por las tropas reja a los graves problemas de la monarquía. rro de Lerma a Tordesillas y el pago de una
españolas (julio de 1601-septiembre de Fue el impulsor del traslado de la Corte a compensación de 12.000 ducados anuales,
1604). En los años siguientes, las cam- Valladolid, en una operación que le supuso contando los atrasos de veinte años. Que-
pañas de Ambrosio de Spínola fueron grandes beneficios. Supo atraerse al clero, vedo se contó entre los defensores de Ler-
de corto alcance –reconquista de Rhein- pero la velocidad a la que acumulaba ri- ma, pero el juicio de la Historia ha sido,
berg, en Güeldres, octubre de 1606–, quezas sublevó al pueblo. En 1608 apare- por lo general, el de considerarlo un per-
con la mirada ya puesta en los prelimi- cieron pasquines en Madrid, incitando a la sonaje nefasto.
nares de paz, en el alto el fuego decre-
tado en abril de 1607 y en la firma de la
Tregua de los Doce Años en Amberes
(abril de 1609), cuyo máximo efecto fue
llevar alivio a una nación extremada-
mente fatigada, como confirman las pa-
labras dirigidas por Spínola a Felipe III:
“Gracias a Dios que a los 9 de éste se
acabó de concertar la tregua por 12 años
(...). Espero que Vuestra Majestad que-
dará muy satisfecho y servido de lo que
se ha hecho en esta negociación, que es
lo que me anima a dar a Vuestra Majes-
tad con sumo gozo la enhorabuena de
verse por este tiempo desembarazado
de esta guerra de tantos trabajos y gas-
tos y con tan poca esperanza de sacar
más fruto de ella. Quiera Dios que a es-
te suceso sigan en los Reinos de Vues-
tra Majestad el acrecentamiento y feli-
cidad que deseo”.

Plata y diplomacia
Quedar libre de trabajos y gastos por
causa de la guerra era, en efecto, por es-
tos años, el desiderátum del rey, los mi-
nistros y el reino. Sin embargo, no hay
tampoco que pensar que España, pese
a las advertencias de los arbitristas so-
bre la ruina de la economía, estaba fal-
ta de recursos para seguir desempeñan-
do el papel hegemónico de la época de
Lepanto, reivindicada por Cervantes. Pe-
se a la recesión de las expediciones de
metal precioso anunciada ya en el rei- El duque de Lerma, valido de Felipe III, por Rubens, en 1603, Madrid, Museo del Prado.
nado anterior (desde 1593), las remesas

69
conquista del puerto de Masawa frente
a los turcos, llegando a ofrecer a cam-
bio el matrimonio de su hijo con una hi-
ja del monarca español, mientras que su
sucesor, el emperador Susenios, reque-
rirá de nuevo la protección del sobera-
no en la década siguiente. Finalmente,
si el Rey Prudente recibía en 1584 en la
Corte a una primera embajada japone-
sa, también Felipe III haría lo propio con
el legado Hasekura en 1614, como fru-
to de una continuada política de acer-
camiento a aquel país desde las Filipi-
nas, con las sucesivas visitas de Rodrigo
de Vivero en 1609 y de Sebastián Viz-
caíno en 1611.

Cambio de coyuntura
En definitiva, cuando se publica el Qui-
jote, tanto la coyuntura económica co-
mo el clima político han cambiado en
Las delegaciones española (izquierda) e inglesa que acordaron el Tratado de Paz de 1604, en la
mesa de negociaciones en Sommerset House, Londres. España. Una época de crecimiento está
dejando paso a otra de contracción, a
de plata seguían arribando desde las In- de Manila, Antonio de Morga, consiguió falta de la transformación profunda de
dias al puerto de Sevilla en cantidades salvar el archipiélago de la invasión de las estructuras económicas señalada por
considerables y a veces inesperadas, co- la flota de Olivier de Noort, en diciem- los arbitristas como Martín González de
mo ocurrió en el año 1608, calificado bre de 1600. Incluso hubo ocasión pa- Cellorigo. Del mismo modo, la política
con dicho motivo por Pierre Chaunu, co- ra lanzar una gran contraofensiva con- expansiva del siglo XVI está dejando pa-
mo el año “de todos los récords”. Ese tra los holandeses que habían ocupado so a la política defensiva del siglo XVII,
numerario servía no sólo para sostener uno de los más preciosos dominios co- del mismo modo que el gobierno per-
las campañas contra Inglaterra o con- loniales de los portugueses, las islas Mo- sonal de Felipe II se sustituye por el go-
tra Holanda, sino también para enviar lucas, gracias a la expedición de Pedro bierno de los validos y los hábitos de
subvenciones a los países amigos, como de Acuña, que ocupó el fuerte de Ter- continencia cortesana por un nuevo afán
se hizo en 1606 con el emperador Ro- nate (abril de 1606), imponiendo de de suntuosidad y de despreocupación.
dolfo II para que pudiese mantener la nuevo su voluntad a los soberanos En ese sentido, el Quijote estará a ca-
guerra en Transilvania contra Esteban de las islas de Ternate y de Tidore. ballo de dos mundos.
Bocksay y sus aliados turcos o con el ar- Del mismo modo, la diplomacia siguió Sin embargo, la transición dista mu-
chiduque Fernando para que prosiguie- manteniendo el prestigio de España en cho de ser brusca. Los síntomas de re-
troceso económico y de debilidad polí-
El paso del auge a la crisis fue lento. tica eran ya observables en el reinado
de Felipe II, hasta el punto de que los
Felipe III pudo mantener el prestigio de su especialistas han hablado de la crisis de
Corte y garantizó la defensa del Imperio 1590 como preludio a la conciencia de
la que se puso de manifiesto abierta-
se su política en el Adriático, su apoyo los otros mundos. Así, por citar algunos mente a raíz de la consulta del Consejo
a los uskokes de Croacia y su enfrenta- ejemplos, si una embajada persa solici- de Castilla de 1619. Y, por el contrario,
miento con la República de Venecia. tando la ayuda de España contra el Im- el declive definitivo aún tardaría en lle-
Y tampoco carecía de medios la mo- perio Otomano llegó a Madrid en 1601, gar, puesto que el reinado de Felipe III
narquía hispánica para defender tanto seguida por otra diez años después, la es capaz de realizar en el plano finan-
su Imperio como el de la Corona de Por- respuesta llevó a la Corte del sha Abbas ciero los mismos equilibrios que el an-
tugal, amenazado sobre todo por las na- el Grande a García de Silva, en 1612. Del terior, es capaz de mantener el prestigio
ves de las Provincias Unidas. Así, en mismo modo, si ya Felipe II –que, en de su Corte ante propios y extraños y
América, una expedición enviada al opinión de Philip Caraman, se convirtió puede garantizar la defensa militar de un
mando del almirante Luis Fajardo puso en “el supremo protector de la actividad vasto imperio acrecentado, excesiva-
fin, después de una campaña victoriosa, misionera en Oriente, tras la unión de mente, con los dominios portugueses.
a la ocupación por los holandeses de las las dos Coronas en 1580”– había ampa- En ese sentido, el Quijote es, a la vez,
salinas de Punta de Araya (agosto- rado la misión jesuítica en Etiopía, el em- testigo de los buenos tiempos que han
diciembre de 1605). Del mismo modo, en perador abisinio Za Dengel solicitará en pasado y profeta de los malos tiempos
el Pacífico, el presidente de la Audiencia 1604 a Felipe III ayuda militar para la que están por venir. ■

70
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

El Quijote es una obra sobre el campo,


escrita desde la urbe. Una de sus
escenas, en un óleo de José Moreno
Carbonero, de principios del siglo XX.

La sociedad de los

CAMINOS
Aunque Cervantes escribe desde la ciudad, el deambular de Don Quijote
transcurre por un mundo campesino que su creador conocía perfectamente.
Pedro García Martín describe los personajes que vagaban por caminos
y ventas, sus oficios, aspiraciones y visiones del mundo

E
l escenario del Quijote es ru- viajeros al pie del camino o con rebaños no nace de un género tan de moda en
ral. En cambio, Miguel de Cer- a la vera de la cañada real. La vida ma- el Siglo de Oro como era el de “menos-
vantes, aun habiendo conoci- terial de esta población ora dispersa, ora precio de Corte y alabanza de aldea”. Al
do como pocos los pueblos y transeúnte, nos revelará el retrato de los contrario, estamos ante el campo escri-
campos de España, estrena comedias y estamentos sociales, los grupos profe- to desde la urbe, el lugar contemplado
escribe novelas en la ciudad. Las aven- sionales y los marginados de solemni- desde la villa, La Mancha recreada des-
turas andantescas de Don Quijote y San- dad. La imagen vívida del vecindario de Sevilla, Valladolid o Madrid. Quizás
cho son de encrucijadas: de molinos que manchego o foráneo, que conformaba porque los novelistas son gente urbana,
aletean en los cerros, de ventas des- este microcosmos comarcano dentro del como la mayoría de los lectores y las im-
cubiertas a trasmano, de tropiezos con Imperio hispánico. prentas, mientras la lírica tiende al me-
Ahora bien, este teatro de las mara- dio natural. O tal vez porque las em-
PEDRO GARCÍA MARTÍN es profesor titular villas caballerescas, cuyos hilos maneja presas de la orden de la caballería
de Historia Moderna, UAM. el escritor desde una cruceta ciudadana, andante necesitan sustanciarse en la

71
Ahora bien, la figura de Alonso Qui- Nueva hacia 1575-1580”. En la historia,
Novela frente jano, aun siendo reconocible en el pa-
norama nobiliario de Castilla, debe más
muere el mito del aristócrata lugareño.
En la literatura, se echa a los caminos.
a poesía a la imaginación del escritor que a la
realidad social de La Mancha. En esta Cambio de oficios

C ervantes vivió y conoció los pue-


blos y campos de España, pero él
era un hombre de ciudad. Los novelis-
región, sólo un pequeño grupo de fa-
milias era noble, su economía agraria,
y, por tanto, poco dada al oficio de las
Don Quijote y Sancho mudan de ejer-
cicio: uno trueca la ociosidad por la ca-
ballería; el otro, el beneficio de la la-
tas son escritores de la ciudad. Las no- armas y menos al de las letras. Los hi- branza por el oficio escuderil. Pero pa-
velas parecen arraigar en los oscuros la- dalgos en estos pagos eran, por tanto, ra profesar en la orden elegida, para li-
berintos de la urbe; la poesía, por el con- un sector muy reducido de la población brar singulares batallas, renuncian a una
trario, tiende a la naturaleza, a la ar- rural. Además, debido a su empobre- derrota a rumbo fijo. Cuando salen al
monía campestre.” cimiento y escasa formación intelectual, Campo de Montiel, lo hacen a su ven-
ANDRÉS TRAPIELLO es poco probable que poseyeran bi- tura. Al punto, que la ruta no la trazan
Las vidas de Miguel de Cervantes bliotecas nutridas de muchos y valiosos los protagonistas, sino la voluntad de
volúmenes. El declive hidalgo contras- Rocinante. Luego, la sociedad de los ca-
ta con el ascenso de los villanos ricos; minos que se la va presentando al lec-
batalla campal: la piú necesaria e la piú acaparadores de tierras, rebaños y car- tor será fruto del azar de los encuentros,
onorata, como la calificaba Maquiave- gos municipales; inversores de exce- que es como decir del antojo del escri-
lo en su Arte della guerra. El caso es dentes en caserones y molinos. tor. Y el ingenio de Cervantes dibuja un
que El Quijote se desarrolla en un mun- La decadencia del arquetipo la en- universo personal, en el que residen los
do campesino, en una sociedad agríco- carnó el escudero del Lazarillo de Tor- tipos aldeanos que conoció en su bre-
la y pastoril, en una territorio real que mes, investido de hábito raído, estó- ve estancia en Esquivias, pero, sobre to-
el autor remodela mediante toques de mago vacío y bolsa sin blanca. Y la co- do, los viajeros con los que se cruzó du-
naturaleza convencional. En lo que yo rroboramos en las Relaciones Topográ- rante sus luengas labores recaudatorias
llamo un paisaje geopoético. El país ficas de Felipe II, las cuales, en palabras a través de Andalucía.
aparente donde mora el mito. de Noël Salomón, “nos dan a entender Al pasado de estos personajes incor-
que la fantasmal silueta de este perso- porará las vivencias de su periplo ju-
El mito del hidalgo manchego naje continuaba paseándose por las ca- venil por el Mediterráneo. Esto hace del
No hay que avanzar mucho en el libro lles de más de un pueblo de Castilla la Quijote lo que Mijail Bajtin denominó
para aparejar casa, familia y condición una “novela polifónica”. Porque alber-
del protagonista. En realidad, en la pri- ga un mundo rural en el que rigen las
mera página se nos sitúa en un lugar, lo jerarquías estamentales, abundan los tra-
que significa una aldehuela o sitio pe- bajos andariegos y desafinan las dife-
queño, para trazar de seguido una ra- rencias entre ricos y pobres. Las luces
diografía personal del aspirante. Las ar- universales y las sombras locales del Im-
mas de sus antepasados, entronizadas perio español.
entre el mobiliario. La dieta semanal de No obstante, este paisaje social no es
cristiano tan viejo como pobre. La in- tan rígido como algunos han querido
dumentaria estamental para diario y fies- ver, sino que está lleno de matices. Con-
tas de guardar. El número y calidad de viene recordar que, según la definición
los miembros de su hogar y familia. La del Diccionario de la Real Academia Es-
edad provecta del protagonista y su pañola, la voz “campesino” se refiere a
constitución física proclive al humor co- lo que es propio del campo, así como a
lérico. El ocio de la caza como sucedá- todo habitante del mismo. Sólo que ya
neo de la guerra mediante galgo corre- en la España del Siglo de Oro, merced
dor. En esta universidad casera, pues, al recurso peyorativo que a veces em-
nuestro hombre cursa estudios, tenien- plea el lenguaje oficial, se identificaba a
do por manuales libros de caballería y los campesinos con los villanos. No obs-
por prácticas, los arreglos de la arma- tante, si ordenamos estamentos y pro-
dura oxidada; adquiriendo por compa- fesiones de acuerdo a los sectores eco-
ñeros un rocín metafísico y un escude- nómicos, la sociedad que se avecinda en
ro ganapán. Al cabo, sale al estrado de el Quijote resulta más compleja y mó-
La Mancha, y, tras denodada porfía en vil que la ideología basada en la duali-
la que no faltaron pedradas de arrieros dad de estados privilegiados y pecheros.
durante la imaginaria, el hidalgo se li- De este modo, dentro de la agricul-
cencia al ser armado caballero por el Aventura del cuerpo muerto, grabado de tura, hallamos en la cúspide a los gran-
castellano de una venta. Nace el mito D. Martínez para ilustrar una edición del des títulos, propietarios de tierras y se-
del hidalgo manchego. Quijote, Barcelona, 1859. ñores de vasallos. Muchos de ellos se

72
LA SOCIEDAD DE LOS CAMINOS
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

Vista de Madrid en 1562, con el Alcázar real en primer plano, por Anton van Wyngaerde, Viena, Biblioteca Nacional de Austria.

habían convertido en absentistas, emi- toman en arriendo otras parcelas y apa- la fertilidad de las tierras como por los
grando a los palacios de la Corte, don- cientan sus ganados. Sin embargo, aún grandes y caudalosos labradores que
de vivían de sus rentas. Pero otros per- compartiendo una misma categoría de hay en ellas..”. Otros, personificados en
manecían en sus señoríos, en calidad de pecheros, los villanos ricos que prota- las figuras de Sancho Panza y de la pro-
terratenientes que gozaban del bienes- gonizan nuestro teatro áureo se contra- pia Aldonza Lorenzo, la Dulcinea de car-
tar propio de su rango, como encarnan ponen a los pequeños campesinos. ne y hueso, trabajan de sol a sol y bus-
el duque andaluz Ricardo, padre del se- Unos conforman una sólida clase media can el jornal en pueblos vecinos. Esa
ductor de Dorotea, y la pareja de ma- de la que salen las oligarquías locales: plebe del campo malvive afanada en la-
landrines duques aragoneses que aga- el padre del bachiller Carrasco, que pue- bores embrutecedoras, de las que son
sajan a Don Quijote y Sancho para bur- de pagar los estudios universitarios de partícipes su mujer e hijos, y a la que un
larse de ellos. su hijo; Juan Haldudo, el amo de Quin- día la aventura caballeresca les ofrece la
tanar de la Orden que azota al mozo por oportunidad para escapar de la mise-
Hidalgos pobres descuidar su rebaño, o Camacho “El Ri- ria. En cambio, hasta esta ilusión está ve-
En medio quedaban los caballeros, que co”, cuya fortuna allana el enlace entre dada a las pobres gentes que son los jor-
basaban su poder y prestigio en la ri- linajes desiguales y costea una boda naleros, los cuales sólo pueden vender
queza generada por sus tierras, del te- pantagruélica. De la influencia de este su fuerza de trabajo para subsistir.
nor del hijodalgo rico Grisóstomo y del grupo se hacen eco las Cortes, reunidas Esta graduación agrícola evidencia el
joven don Luis, que finge ser mozo de en Madrid en 1624: “(...) que, como es paso de la economía cerrada a la mo-
mulas para seguir a su amada. Peor lo notorio, los lugares que llaman de Man- netaria, la remoción social acaecida en
estaban pasando los hidalgos, empe- cha, que son los del priorato de San el agro castellano, la sustitución de los
zando por nuestro Alonso Quijano “El Juan, sustentan con su labranza y crian- valores tradicionales por los modernos
Bueno”, quienes, a pesar de la exen- za mucha parte de estos Reinos, así por del capital. En esta dialéctica se mueven
ción de impuestos, llevaban una exis-
tencia pobre y estéril. En esta escasez,
el padre del capitán cautivo guía a sus Prostitutas, hebreos y moriscos
hijos en los caminos para ascender me-
diante el refrán: “Iglesia, o mar, o casa
real”. Porque sólo las profesiones de
militar, eclesiástico y letrado permitían
E n su patio trasero de la sociedad de los
caminos, vivían los marginados. Una
cosa era la pobreza de solemnidad, a la que
como les sucedía a hebreos y moriscos, es-
tos últimos en pleno trance de expulsión.
De resultas de estas manchas paganas, en
al plebeyo alcanzar nobleza, al hidalgo los buenos cristianos atendían mediante la “república católica”, cuya ideología se
ganar dignidades y al pobre salir de su limosna y beneficencia, y otra el desem- sustentaba en el honor y la honra, los súb-
penuria. peño de oficios viles y mecánicos, la pros- ditos saludables esgrimirán la limpieza de
Pero abundan más en la vida rural del titución en ventas y mancebías, y, sobre sangre para fortalecer su enjundia de cris-
Quijote los labradores, propietarios de todo, la pertenencia a religiones infieles, tianos viejos.
alguna yunta, que cultivan sus tierras,

73
el caballero y el escudero. Don Quijote concretan en ese transterminante que voluntad postrera del caballero vencido
desea mantener una relación vasallática carea su hato por la jurisdicción de las y de su escudero en dedicarse al pas-
con su sirviente, la cual sería premiada Órdenes Militares, aquel cabrero que toral ejercicio. A tal efecto, cambiarían
mediante mercedes, tales como la go- busca yerbas frescas en Extremadura, sus nombres por Quijotiz y Pancino,
bernación de la ínsula Barataria. Por el la majada de Sierra Morena que sirve adentrándose en los bosques; ende-
contrario, Sancho ansía asegurar una re- de auditorio para el discurso de la Edad chando aquí; bebiendo en limpios arro-
lación laboral con su amo, por lo que Dorada y la aventura del tropel de to- yuelos allá; dándoles Apolo versos y el
reclama un salario del que procura lle- ros que arrolla a los trotamundos. Pe- amor conceptos que les harían eternos
var buena cuenta. El guerrero busca la ro, sobre manera, se hace épica en el y famosos en los venideros siglos.
gloria. El pobre labriego se conforma episodio donde el Caballero de la Tris- El propio Cervantes hará prevalecer el
con sacar a su hogar del hambre. Aun- te Figura, lanzón en ristre, alancea a dos original rústico sobre el artificio ideal,
que a veces el criado se deje llevar por rebaños migratorios, al confundirlos cuando en su novela El coloquio de los
el delirio de su señor para soñar en ca- con sendos ejércitos prestos a batirse perros (1613) ironice acerca de los pas-
sar a su hija “con quien me dé nietos en la llanura. Pasajes pastoriles que nos tores literarios, “por donde vine a en-
que se llamen señoría”.
La gran llanura manchega convocaba a
Oficios frente a títulos
Es la espera de la mejora generacional. una población ambulante de mercaderes,
Entre tanto, a falta de títulos, buenos son
los oficios. Pues, además de la labranza,
arrieros, galeotes y viajeros principales
La Mancha vivía de la ganadería y del hablan del ciclo estacional de la gran- tender lo que pienso que deben de creer
comercio. En el sector pecuario, halla- jería merina que tutelase el gremio de todos: que todos aquellos libros pasto-
mos acaudalados propietarios de caba- la Mesta. riles son cosas soñadas y bien escritas
ñas estantes, que compaginaban el cul- También menudean por igual los pas- para entretenimiento de los ociosos, y
tivo y el pastoreo. Por su parte, los gran- tores fingidos. Suelen ser jóvenes aris- no verdad alguna”. Para entonces se es-
des ganaderos trashumantes residían en tócratas, que lamentan un amor despe- taba imponiendo la imagen prosaica de
Madrid, marchando a extremos sus ca- chado en la soledad de los prados, aban- la ganadería. Los textos diferenciaban las
bañas por cañadas y puertos reales que donando por un tiempo su linaje para categorías del propietario semoviente y
atravesaban la región de parte a parte. disfrazarse de hermosas zagalas y ga- del pastor asalariado. Y en el género de
Ahora bien, en el Quijote y en el con- llardos rabadanes. Las escenas bucólicas La adoración de los pastores, los maes-
junto de la obra cervantina, se mezclan en las que participan caballeros y damas tros pintaban a unos guardeses de
pastores auténticos y fingidos. se suceden en el cuento de Marcela, las ganado astrosos y empobrecidos, a
Los pastores fieles a la realidad se zagalejas libres del tiempo dorado, o la los que apenas llegaban las divisas de

Figuras y figuraciones del QUIJOTE


O bra total, cuyo contenido se proyecta
más allá de sí mismo, el Quijote no me-
nos vive en las páginas de los volúmenes que
final es ilustrar 107 apariciones sorpresa de
la vieja historia en el mundo de hoy. Pero
para llegar a esas 107 imágenes sorpresivas,
desgranan su historia inmortal, cuanto en sus el libro recorre los caminos que a ellas con-
proyecciones y en sus fantasmas. Tanto está ducen. Completando todo el conjunto con
vivo en sus ediciones como en sus figuras y un estupendo prólogo de Andrés Trapiello,
diversas figuraciones. Sus dominios y su po- y de otros colaboradores, que nos acercan las
tencialidad imaginaria han escapado final- dimensiones plásticas que ha generado la
mente de las prisiones de la letra, y puede de- creación cervantina en su trayecto por la his-
cirse que hace tiempo que “campean” y se toria de su recepción, el Álbum del Quijote se
muestran en un vastísimo conjunto de obje- presenta como el potente ejemplo de un mo-
tos cotidianos, revelándose como una suer- do de historiar que, con fuerza y autoridad,
te de arquetipo y archiimagen nacional. pone ante nuestros ojos de hoy las imáge-
De ahí la oportunidad de un libro como nes vivas del ayer.
el que nos ocupa. De ahí, precisamente, la FERNANDO R. DE LA FLOR
idea de conformar un Álbum del Quijote. Un aciones y verdadera enseña y fetiche nacional.
libro que indaga la sutil y efectiva penetra- Con un despliegue de ingenio, amenidad, PEDRO GARCÍA MARTÍN
ción de la imagen del Quijote en el incons- el historiador Pedro García ha dispuesto es- Álbum del Quijote, iconos cervantinos en el
ciente nacional; un texto que registra hasta te álbum en la forma de una antología de cuarto centenario de su impresión
dónde ha podido llegar en su despliegue la miradas en torno a las “imágenes pobres” y Tocina (Sevilla), S&C, 2004,
plástica imaginaria de esta creación de cre- cotidianas de la genial novela. El objetivo 215 págs., 47 €

74
LA SOCIEDAD DE LOS CAMINOS
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

los apreciados vellones meri- alguna taberna, sino en la más


nos. En cuanto al resto de ac- alta ocasión que vieron los si-
tividades materiales, los pue- glos”. Por fin, la influencia de
blos manchegos contaban con la Gerusalemme liberata de Tor-
artesanos, tenderos y buhone- quato Tasso, enmarcada en el
ros que abastecían el mercado orto de la Contrarreforma, se hi-
local. Mas el carácter de tierra zo notar en nuestros autores
de paso de su inmensa llanu- barrocos, muchos de los cuales
ra convocaba a una población pasaron a cultivar el discurso
ambulante: mercaderes toleda- cruzado.
nos que van a comprar seda a Sin embargo, aunque le pe-
Murcia, arrieros yangüeses de sase al escritor, ese equilibrio
regreso a Soria, galeotes forza- entre la péñola y el acero se
dos a cumplir su condena y estaba rompiendo en la Espa-
viajeros principales. ña del Siglo de Oro a favor de
Y es que en la cosmovisión las letras. Pero no entendidas
cervantina, peregrina hasta su como literatura, de la que ca-
biblioteca, dispersa entre el es- si nadie podía vivir, sino en
crutinio de la librería de Don tanto estudios universitarios
Quijote, la lectura del Curioso que abrían las puertas de las
impertinente que guardaba el prelacías y los consejos, de los
ventero y el autoelogio de Rin- tribunales y los colegios ma-
conete y Cortadillo. Decíamos yores. Por contra, en la milicia,
que, si la condición del caba- sólo la alta burocracia recibía
llero era hidalga, su ejercicio su soldada con regularidad, al
era andante; si la casa solarie- tiempo que el ejército perma-
ga, su fama, universal. Todo lo nente iba sustituyendo a las
cual evidencia la vitalidad de mesnadas, la logística y la es-
la que hemos dado en llamar trategia a los combates singu-
la sociedad de los caminos. La Virgen vestida de gitana, por Luis de Morales, muestra los
lares, la artillería a la caballe-
El mundo rural del Quijote típicos tocado, manga, cuello y puños del vestido de las gitanas, en ría. En esta mudanza de valo-
reflejaba a escala de Castilla la la segunda mitad del siglo XVI, Madrid, colección particular. res, declinará el paladín ante el
Nueva la complejidad de la so- nuevo señor de la guerra, co-
ciedad española. La unidad en la per- profesión literaria. A Don Quijote, dos mo ha filmado magistralmente Erman-
sona real y en la fe católica convivían poderosas razones le mueven a ello: la no Olmi en Il mestiere delle armi
con la variedad estamental, y, aun ha- función guerrera que hereda de sus an- (2001). En esta película, los comba-
blando sólo de cristianos viejos, se su- tepasados medievales, los bellatores, y tientes rivales, el condottiero papal Gio-
cedían las oposiciones: campo y ciudad; la idea de Cruzada que renace en el pul- vanni de Médicis y el general imperial
hombres y mujeres; vivos y muertos; la so entre los Imperios hispano y otoma- Zorzo Frundsberg, ya no se miran a los
dicotomía entre linajes e individuos que no. La primera era calidad intrínseca del ojos en el fragor de la lucha; les dis-
a cada paso rememora Don Quijote; las estado aristocrático, de acuerdo a la tra- tancian las armas de fuego en el cam-
diferencias entre ricos y pobres, que tadística del momento, como afirmaba po de batalla; les hacen impersonales
tanto atosigan a Sancho. Un panorama Marco Antonio Camos: “(...) el fin prin- las máquinas.
social abigarrado que podemos calificar, cipal de la hidalguía es la defensión de Mal, pues, pintaban las cosas para un
como hace la propia pluma cervantina, la santa fe cathólica, de su Rey, y de su hidalgo, en su rareza manchega, que
mediante los términos pictóricos de República”. El de la Triste Figura sus- acababa de profesar en una orden mi-
“sombras y lejos”. cribirá estos valores cuando tenga que litar tan esforzada como poco agrade-
enunciar las razones por las que se de- cida, como era la de la caballería an-
Guerra entre letras y armas be empuñar la espada. La segunda, la dantesca. Peor lo hacían para un autor
Pues bien, entre los discursos que des- “guerra santa”, se incorporó a los libros que, a pesar del éxito tardío, seguirá pa-
liza el autor por boca de sus personajes, de caballerías, nada más terminar la Re- sando estrecheces hasta su muerte ca-
desde las edades clásicas a la nobleza conquista, en las Sergas de Espladián. llada en lo que entonces era la capital
de la virtud, desde la naturaleza libre del Además, Túnez, Malta y Lepanto son hi- del mundo. Empero, de alguna forma,
hombre a la igualdad en la discreción, tos inseparables de la vida y escritos de creador y criatura sobrevivirán en efigie,
plantea en primera persona la contien- Cervantes, hasta el punto de quejarse en entronizados en el Parnaso de la litera-
da entre las armas y las letras. la segunda parte del Quijote de que Fer- tura universal. En cambio, el paso del
El hidalgo que profesaba en la orden nández de Avellaneda le había moteja- tiempo ha ido apagando las luces, alar-
de la caballería andantesca se identifi- do en su apócrifo de viejo y manco, co- gando las sombras, de nuestra entraña-
caba más con el arte militar que con la mo “si mi manquería hubiera nacido en ble sociedad de los caminos. ■

75
Bajo el
signo de la CONTRA
La religión socorrida por
España, de Tiziano, 1571, es
una conmemoración de la
victoria de la Santa Liga sobre el
turco en la Batalla de Lepanto
(Madrid, Museo del Prado).

76
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

RREFORMA
La religiosidad que aflora en la obra cervantina es la de las procesiones,
el culto a las reliquias, las apariencias, la Inquisición. RICARDO GARCÍA
CÁRCEL indaga en los valores de aquel notario de la crisis que fue Cervantes,
testigo de la sustitución de la ética del honor por la de la necesidad

C
ervantes perteneció a Dantisco, Lasso de la Vega, Es-
la generación inter- pinel, Argensola... Pronto vol-
media entre el Rena- vería Cervantes a Madrid con la
cimiento y el Barro- Corte y, desde 1613 a 1615, se
co. Nació en pleno crepúsculo publican sus Novelas ejempla-
vespertino renacentista y murió res, su Viaje del Parnaso, la se-
cuando el Barroco se despere- gunda parte del Quijote y sus
zaba en todo su esplendor. Su Ocho comedias y Ocho entre-
larga vida, para la expectativa meses. El Cervantes de la litera-
de la época –muere a los 69 tura es, por tanto, el viejo Cer-
años–, se encabalga entre dos vantes, un hombre muy expe-
generaciones. Nació siete años rimentado, del que hasta pue-
después de la muerte de Luis de decirse que había vivido de-
Vives y seis años después de la masiado en el momento de po-
de Juan de Valdés. nerse a escribir.
El año que nació Cervantes Cervantes fue un escritor atí-
morían Francisco de los Cobos, pico, no sólo por su calado si-
el eficaz secretario de Carlos V, no por su propio perfil. No res-
y Hernán Cortés, el héroe épico por ex- Altar de reliquias, con el díptico de La pondía a ninguno de los tipos de escri-
celencia. Morían también Francisco I de Anunciación, de Federico Zuccaro, 1586 tores que Noël Salomon estableció en la
Francia y Enrique VIII de Inglaterra. (Monasterio de El Escorial). España del Siglo de Oro: los escritores
Carlos V ganaba la Batalla de Mühlberg aristócratas, para quienes tomar la plu-
a los protestantes. La Reforma se hun- muy distantes, Cervantes estuvo más ma era un arte noble del espíritu, un lu-
día. Avanzadilla de la formidable ge- cerca del segundo que del primero Y jo en su existencia social palaciega, tipo
neración de los grandes literatos del Si- ello porque su producción literaria, co- marqués de Santillana o Garcilaso; los
glo de Oro, la de los Lope, Guillén de mo es bien sabido, es muy tardía. Se escritores clérigos, amarrados al siempre
Castro, Góngora y Quevedo, nacidos perdieron sus primeras obras –excep- rentable oficio eclesiástico como tantos
todos ellos después de Trento y la Con- tuando El Trato de Argel y La Numan- otros; los escritores cronistas al servicio
trarreforma y, al mismo tiempo, reta- cia, conservada en copias del siglo del rey, modelo Cabrera de Córdoba o
guardia de la generación que había na- XVIII– y de hecho su éxito no llega has- Garibay; los escritores artesanos; los es-
cido en torno al movimiento de las Co- ta que en 1604 –cuando tenía 57 años– critores de mercado, tipo Lope de Vega.
munidades y las inquietudes reformis- se instale en Valladolid, poco después Fue un escritor que desembarcó en la
tas, de los Fray Luis de León, Huarte de de establecerse la Corte en esta ciudad. literatura desde la desventura vital. En
San Juan y Teresa de Jesús. Aquí concluye su primera parte del este sentido, tiene mucho parecido con
A caballo de dos mundos culturales Quijote, que se publicaría en el año de dos literatos que nacieron el mismo año
1605. Valladolid era entonces un foco que él: Mateo Alemán y Juan Rufo, tam-
RICARDO GARCÍA CÁRCEL es catedrático cultural increíble. Allí estaban Queve- bién, como él, con mucha vida a cues-
de Historia Moderna, Universidad do, Góngora, Salas Barbadillo, Artieda, tas, aunque la metabolizaron de una
Autónoma de Barcelona. Vélez de Guevara, Suárez de Figueroa, manera muy distinta. Mateo Alemán

77
notable influencia de la ratio studiorum
de los jesuitas–, que acoge un amplio aba-
nico de registros con una deslumbrante
capacidad de asimilación y síntesis.
El pensamiento de Cervantes, cierta-
mente, es alambicado y se adapta mal al
simplismo interpretativo al que somos
tan dados. Sin ir más lejos, Vargas Llo-
sa lo acaba de convertir en el arqueti-
po liberal. Anthony Close ha explora-
do alguna de sus peculiaridades: fusión
de la concepción neoplatónica del amor
con la teología cristiana que afirma la
santidad del matrimonio y la bondad de
los instintos naturales, siempre que és-
tos estén sujetos al precepto religioso
y a la razón, gusto por la armonía y la
proporción en el ejercicio de sus emo-
ciones, la ironía que administra bien la
tendencia al ensimismamiento, el im-
pulso fantaseador y de vanagloria, ca-
racterísticas que, sin duda, eran tan pro-
pias de Don Quijote como de Cervan-
tes, la concepción providencialista com-
pensada con una actitud racionalista que
halla la virtud en un término medio en-
tre el exceso y la deficiencia, repudio de
la injusticia, la crueldad y la venganza,
reservas respecto al código del honor...
¿Hay, como quiere Castro, un desliza-
Curación milagrosa de una endemoniada, pintura mural del claustro del Monasterio de miento de Cervantes desde un presunto
Guadalupe, comienzos del siglo XVII. inconformismo e irreverencia a un mo-
derantismo y renuncia a la marginación
creó un pícaro, el Guzmán de Alfarache Cervantes son autónomos literariamente social? Evidentemente, Cervantes, según
como un ejercicio de realismo social, el hablando, que deben sólo ser interpre- Close, buscó el equilibrio, la armonía, la
fruto de la impregnación del tiempo que tados en el marco de la creación y no en moderación entre las diversas fuerzas en
le tocó vivir. Rufo –que, en realidad, se el de la representación histórica. Creo que juego. Todas sus ficciones son “odiseas
llamaba Juan Gutiérrez– optó por todo ambas concepciones son compatibles y cuyo fin ejemplar es llevar a los prota-
lo contrario. Escribió La Austríada co- conjugables. Pero no puedo evitar, como gonistas al descubrimiento de la verdad,
mo un ejercicio de nostalgia pura y du- historiador, apasionarme por el tiempo el conocimiento de uno mismo, el temor
ra, de los tiempos gloriosos de los Aus- del Quijote en tanto que tiempo de Cer- de Dios, la superación del engaño me-
trias en plena decadencia. Cervantes hi- vantes, por la cultura del Quijote en tan- diante el uso de la razón”. No hubo dos
zo el Quijote para abrir una tercera vía to que trasunto de la de su creador. Cervantes, el progresista y el conserva-
entre el idealismo y el realismo. Ciertamente, el hombre Cervantes es- dor. Hubo un solo Cervantes, a caballo
tá dentro de su obra. ¿Y qué podemos de dos mundos en plena transición de
Transición, cambio, mudanza decir de la cultura de Cervantes a partir un sistema de valores a otro. Cervantes
Cervantes es un representante arquetí- del Quijote? Según Anthony Close, hoy vive a este respecto la sustitución de la
pico de una cultura de transición, de cam- ya no es creíble la imagen que trazó Me- economía feudal, rural, por la economía
bio, de mudanza. Representante y nota- néndez Pelayo de un Cervantes “in- dineraria.
rio de ese tiempo de dudas y de crisis. conscientemente genial e intelectual-
No entraré aquí en el debate entre los mente vulgar”. Tras muchos años de cas- El triunfo de Don Dinero
cervantistas-historiadores que consideran trismo intelectual –el de don Américo– Ya lo decía Sancho, “dos linajes solos
que el Quijote es un reflejo estilizado del que le atribuía a Cervantes una inteli- hay en el mundo, como decía una agüe-
mundo real, una representación de la Es- gencia superior, un vaivén entre el tras- la mía, que son el tener y el no tener”.
paña de su tiempo, siguiendo las pautas cendentalismo y el materialismo y el es- El pago en dinero sustituye a las viejas
que van de Morel-Fatio a Vilar, en su ya cepticismo y la hipocresía, parece im- mercedes, como muestran Sancho y sus
clásico El tiempo del Quijote, enfrentados ponerse la idea de una educación hu- reivindicaciones salariales, frente a la
a los cervantistas-literatos que defien- manista de Cervantes a nivel preuniver- concepción de la relación vasallática de
den, ante todo, que los personajes de sitario teñida de autodidactismo –con Don Quijote.

78
BAJO EL SIGNO DE LA CONTRARREFORMA
LA ESPAÑA DE DON QUIJOTE

También había cambios en la cultura mujer por parte del hombre-padre o del
cortesana. Aquel lenguaje de la corte- marido hace aguas. Cervantes, en El ce-
sía y la urbanidad cristiana del buen loso extremeño, ya redime al adulterio
cortesano de Castiglione, aquella sim- de la penalización en el supuesto le-
biosis de la práctica militar y mili- gítimo del matrimonio sin amor del
tante confesionalidad, aquella pre- viejo con la joven. Cervantes hace
tendida sofisticación del gusto y que los maridos ultrajados en su
del ingenio, fueron desbordados honor acaben perdonando a sus
por la presión de una coyuntu- esposas. Sus reservas al código
ra hostil que sólo propiciaba el del honor son explícitas, por más
aprendizaje de la corrupción. La que no deje de reconocer que el
doctrina moral del tacitismo lo deshonor equivale a la muerte
barre todo. Triunfan los políticos social y subraya la necesidad de
frente a los juristas. El patronaz- evitar el escándalo.
go político se impone al derecho. La autonomía de la mujer que-
Es la nueva cultura del parvenu, da perfectamente enunciada por
beneficiario de la especulación de Preciosa, la gitanilla de Cervantes:
granos, revendedor de cargos, com- “Sepa que conmigo ha de andar
prador de títulos o de señoríos fren- siempre la libertad desenfadada, sin
te a la vieja promoción social sólo en- que la ahogue ni turbe la pesadum-
carnada vía Iglesia, vía aventura ame- bre de los celos”. El mundo de la pa-
ricana, vía burocracia real. La dicotomía reja, tal y como lo había diseñado Fray
armas-letras se rompe. El poder se Luis de León en La perfecta casada se
transfigura. El linaje cuenta menos, por- rompe. Fracasa la programación fun-
que se falsifica. La picaresca se impo- Aula universitaria, de Martín de Cervera, cional de la mujer y se dispara la fuer-
ne y la imaginación se amplía hasta el muestra una clase en la Universidad de za liberadora de ésta. Aparece la mujer
infinito, porque todo lo que no es po- Salamanca, en 1614. fuerte, y se contrapone el amor y el ma-
der es marginación. La ética de la ne- trimonio, apostándose cada vez más
cesidad triunfa sobre la ética de los dorado de la “fábrica de santos”. Es la por el primero.
principios. épica de los primeros tirones de la li- Época de fracaso de héroes, de fin de
Es la época de la segunda Contra- beración de la mujer, de lo que Cervan- la utopía, de sueños frustrados. Al final,
rreforma, la del jesuitismo barroco que tes es buen notario. El honor que parte el despertar amargo: “Con la Iglesia
abrirá paso a Gracián. Es el momento del supuesto concepto patrimonial de la hemos dado, Sancho”. La Iglesia de la

Actos, conmemoraciones y ediciones del QUIJOTE


L a Comunidad de Castilla-La Mancha ha
organizado una programación cultural
a propósito del IV Centenario del Quijote en
en el arte contemporáneo, en el Museo Provin-
cial de Albacete, de mayo a septiembre; El
arte en la época del Quijote, en el Antiguo Ins-
torno a cuatro ejes: espectáculos, exposicio- tituto de Enseñanza Media de Ciudad Real,
nes, publicaciones y una ruta turística. de septiembre a enero de 2006, y Dalí y el
Los espectáculos incluirán conciertos, el Fes- Quijote, en la Casa Zavala de Cuenca, de no-
tival Quijote –con la puesta en escena de viembre a enero de 2006 son otras de las
30 obras teatrales y de danza– y colabora- principales exposiciones del programa.
ciones con el Festival de Teatro Clásico de Una de las acciones más importantes es
Almagro, que este año se vinculará a la obra la campaña Un Quijote, un euro, que va ca-
cervantina. En total, se alcanzará el núme- mino de superar el millón de ejemplares de
ro de 700 representaciones. la edición patrocinada por la Junta de Cas-
Entre las principales exposiciones desta- tilla-La Mancha, y a la que se ha sumado
can Don Quijote. La sombra del caballero, que nuestra revista, que incluye con este número
mostrará unas 200 obras alusivas al mun- un ejemplar del Quijote, gratuito para nues-
do de la caballería en el Palacio del Infan- tros lectores.
tado de Guadalajara, desde este mes hasta febrero a septiembre; Don Quijote en la cerá- Por último, la Ruta de Don Quijote unirá
mayo; La Mancha del Quijote, de carácter et- mica mostrará la iconografía generada por la a 145 municipios de la región, a lo largo de
nográfico, se ordena en torno a siete grandes obra en la cerámica tradicional y se mos- 2.500 kilómetros, en lo que constituye el
temas de la vida cotidiana de Cervantes y se trará en el Recinto Ferial de Talavera de la mayor corredor ecoturístico y cultural de
expone en el Auditorio de Puertollano, de Reina, de marzo a septiembre; Don Quijote Europa.

79
Contrarreforma. Sancho afirma tajante- Una literatura que juega con la his-
mente que “creo firme y verdaderamente toria poniéndola al revés, subrayando
en Dios y en todo aquello que tiene y su inverosimilitud. Como ha recordado
cree la Santa Iglesia Católica Romana y Vicente Llorens, que un virrey de Ca-
el ser enemigo mortal, como lo soy, de taluña acoja en casa a un morisco ex-
judíos”. Y Don Quijote expresa: “Nues- pulso que ha vuelto a España clandes-
tras alas no han de salir del límite que tinamente, como ocurre en el capítulo
nos tiene puesto la religión cristiana que LXV de la segunda parte, es de todo
profesamos”. punto imposible. Como lo es que un
morisco, víctima de la expulsión, aprue-
Inquisición y lenguaje be y alabe la heroica resolución de las
El indicador más visible de los tiempos autoridades españolas. ¿Lo hace para
contrarreformistas que le tocó vivir es la halagar al poder? Lo hace para satisfa-
imagen de la Inquisición que se vis- cer la demanda de un mercado que se
lumbra en múltiples pasajes. El vocabu- aferraba al irrealismo. “Procurad tam-
lario alude con frecuencia al lenguaje in- bién que leyendo vuestra historia, el
quisitorial –sambenito, hereje, infame, melancólico se mueva a risa, el risueño
dogmatizador, secta mala, razones en- la acreciente, el simple no se enfade, el
diabladas, auto general, auto público, discreto se admire de la invención,
quemar–. La religiosidad, según Redon- el grave no la desprecie, ni el pudien-
do, que emana de la obra cervantina es te deje de alabarla”, dice Cervantes en
la típicamente contrarreformista: proce- el prólogo del Quijote.
siones, exhibiciones de la imagen de la Cervantes, ante todo, quiso agradar a
Virgen, ceremonias y ritos, devoción por sus lectores. Necesitaba ser querido. Le
Miniatura procedente de la Ejecutoría de
las reliquias, crédito de los saludadores, Hidalguía de Alonso González, vecino de preocupaba mucho su imagen pública.
antiintelectualismo, pedagogía y mila- Madrid, otorgada en 1613 en Valladolid. Muchas de las contradicciones internas
gros, culto a Santiago... Cervantes no juz- de su pensamiento pueden explicarse
gó nunca la expulsión de los moriscos. punto de llegada que del de partida, que en función de esta obsesión por no he-
Ni participó de la moriscofobia de los él resolvió mediante el ejercicio de la rir a nadie en una España patológica-
Bleda, Fonseca, Aznar Cardona, Águila dualidad realidad-representación. Su li- mente hipersensible. Tengo la impre-
y tantos legitimadores de la expulsión ni teratura refleja permanentemente el con- sión que la obra cervantina se mueve
de la moriscofilia de Pedro de Valencia, traste entre la función social en el teatro permanentemente entre las presiones
Sobrino, Casas, los obispos Pérez o Es- del mundo y la auténtica realidad pura del poder y el estímulo del mercado.
teban... Sus simpatías o antipatías las y dura, la contradicción entre el engo- Sin este último, sin el sueño de ser co-
vierte hacia individuos, nunca hacia co- lamiento de los roles sociales y la po- mo Lope, es difícil entender plena-
lectivos. breza de las identidades personales, la mente a Cervantes. ■
Cultura, insistimos, la de Cervantes, frustración permanente entre la repre-
de transición asimétrica más cerca del sentación escénica (parecer) y la reali-
dad humana (ser). PARA SABER MÁS
Toda la obra de Cervantes –y, en par-
Las lecturas ticular, sus Entremeses– reflejan el ejer-
BARTRA, R., Cultura y melancolía. Las enfer-
medades del alma en la España del Siglo de
de Cervantes cicio de la hipocresía que se esconde
tras las pompas de la apariencia y la fic-
Oro, Barcelona, Anagrama, 2001.
BERNIS, C., El traje y los tipos sociales en El
Quijote, Madrid, Ediciones El Viso, 2001.

E ntre las lecturas de Cervantes, es-


tarían la poesía de Garcilaso y los
grandes poetas italianos, la Celestina
ción. Las trampas de la apariencia tie-
nen vida corta y el precipitante de la
duda acecha siempre. La relatividad de
DÍEZ BORQUE, J. M., La vida española en el Siglo de
Oro, según los extranjeros, Barcelona, El Serbal,
1990.
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., “La España del Quijote”, en
(1499), el Lazarillo (1554), el Guzmán lo subjetivo termina hundiendo el pre- Miguel de Cervantes: Don Quijote de La Mancha,
de Alfarache (1599, 1604), La Arauca- sunto consenso de la opinión “mons- Barcelona, Crítica, 1998, Edición del Instituto Cer-
na (1569), Orlando furioso (1516), el Ti- truosa y avasalladora” que, como dice vantes, dirigida por Francisco Rico, I, LXXXVII-CIV.
GARCÍA MARTÍN, P., “Vestir el Siglo de Oro”, en La
rant (traducción castellana de 1511), la Américo Castro, tanto agobiaba a Cer-
Aventura de la Historia, núm. 51, enero 2003.
Diana de Montemayor (1559) y la de vantes, un relativista convicto al que –La péñola y el acero. La idea de Cruzada en la Es-
Gil Polo (1564), todo Lope, El Galateo nunca le gustó la realidad que vivió y paña del Siglo de Oro, Sevilla, S&C Editores, 2004.
de Dantisco (1586), los Diálogos de amor que tuvo siempre claro, como T. S. Eliot SALAZAR RINCÓN, J., El mundo social del Quijote,
Madrid, Gredos, 1986.
de León Hebreo, Fray Antonio de Gue- tres siglos más tarde, que “el género hu- TRAPIELLO, A., Las vidas de Miguel de Cervantes.
vara, la Silva de Mejía... No faltaría la mano no es capaz de soportar una do- Una biografía distinta, Barcelona, Península, 2001
cultura clásica de los Cicerón, Terencio, sis excesiva de su propia realidad” y (1ª ed. 1993).
Virgilio, Ovidio, Séneca, Salustio, que, como tantos otros en su tiempo, VILAR, P., “El tiempo del Quijote”, en el libro de
Carlo M. Cipolla, John Elliott y otros, La deca-
Luciano, Apuleyo y Esopo. se refugió en la literatura para inven- dencia económica de los Imperios, Madrid,
tarse realidades alternativas. Alianza, 1999.

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