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Como los seres vivos presentan distintos grados de complejidad
presentan diversas maneras de reproducirse: Reproducción sexual y
Reproducción asexual.
Antecedentes históricos.
Fue aproximadamente entre los años 1500–1600 d.C. cuando se originaron los
conocimientos sobre la reproducción sexual, reconociendo al semen del varón y al
óvulo de la mujer como los actores principales de esa maravilla.
En el año 1875, Oscar Hertwig señaló que es solamente un espermatozoide el
encargado de fecundar al óvulo para producir al huevo fecundado (también llamado
“cigoto”) mediante la reproducción sexual, pero que debía existir un mecanismo
mediante el cual se combinara el contenido genético de estas dos células para
obtener el nuevo organismo, con lo que sentó las bases citológicas de la herencia.
En este tipo de reproducción participan uno o dos progenitores. Se utilizan células
sexuales especializadas, llamadas gametos, con los cuales van a formar al huevo
fecundado o cigoto. (Mendívil & De la Rosa, 2009).
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Para el ser humano y los animales: El óvulo generalmente es inmóvil y de tamaño
superior debido a que se especializa en acumular nutrientes, mismos que se van a
emplear para mantener al cigoto en su primera etapa. El espermatozoide es móvil y
de menor tamaño, el cual se encarga de localizar al óvulo para fecundarlo.
(Mendívil & De la Rosa, 2009)
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Pondremos un ejemplo, en la reproducción humana se da un intercambio sexual, de
tal manera que al fusionarse el óvulo con el espermatozoide, ambos haploides
(n=23), se forma el huevo fecundado o cigoto, que es diploide (n + n=46). Una de
las ventajas de esto es que se conserva el contenido genético de la especie, otra
ventaja es que cada progenitor, al tener sus propias características, éstas varían por
el entrecruzamiento de información genética que se llevó a cabo entre los
cromosomas homólogos, ya que es un factor que favorece la adaptación de las
especies a través del tiempo y a la variabilidad de las mismas. Sin embargo, en la
reproducción asexual los nuevos organismos son exactamente igual al original; esto
es, son copias genéticamente idénticas o “clones”, por lo que este tipo de
reproducción no colabora con la evolución biológica. (Mendívil & De la Rosa, 2009)
Bibliografía de consulta.