DILLEHAY
PRESENTE Y PASADO
I PROLOGO DE CARLOS ALDUNATE
i
D. DILLEHAY
TORIAL
ANDRES BELLO
do Lyon 946, Santiago de Chile
ónNo 74.107
ó de impnniir esia prirncra edición de
mplares en el mes de mayo de 1990
ORES: Alfabeta
O EN CHILE 1PRINTED IN CHILE.
956-13-0747-1 1 EDITORIAL ANDRES BELLO
A Don Américo Gordon.
A mLF alumnos de la P o n t i . Universi-
dad Catblica de Chile, Temuco, y de la
UniversidadAustral de Chile, Valdivia.
PROLOGO
Cualquiera discusión que pueda desarrollarse en h a s pocas pági- base empírica para la revisión radical del concepto de tiempo del hom-
as necesariamente será algo esquemática y generalizada, e inevitable- bre occidental. Estas contribuciones y sus ramificaciones ocurrieron al
mente s e apoyará e n impresiones más que e n un examen exhaustivo d e 4 tiempo qukla arqueología era autónoma en la antropología y estaba li-
a evidencia y e n una inducción documentada satisfactoriamente. No bI gada con las ciencias históricas, aunque no era subdivisión d e ellas.
bstante, en primer lugar debo ser cuidadoso para establecer y discu- 1
l Sin embargo, ya en el siglo XX estas disciplinas se diferenciaron.
ir brevemente qué es la arqueología y quién es el arqueólogo, dos pos- tI
En este siglo, la arqueología no sólo se ha diferenciado e n sí misma e n
ulados sobre los que se basar6 mi discusión: 1) los arqueólogos '1 clásica y prehistórica, sino que también ahora Último ha llegado a estar
ecesitan ser sistemáticos con el fin d e incrementar el conocimiento ,, cada vez más ligada a la antropología. En las Américas y Europa occi-
e la experiencia humana, tanto en el pasado wnio en el presente, y 2) dental la arqueología prehistórica se ha convertido en una d e las di-
n un estudio sistemático hay un elemento conceptual como asimismo
n elemento Factual o base d e datos en la formulación y conducción d e
f visiones históricas, en una ciencia social, en tanto que la arqueología
clásica ha llegado a ser una disciplina histórica.
n programa d e investigación destinado a examinar un problema par- La arqueología clásica es fundamentalmente distinta en sus me-
cular. tas d e la arqueología antropológica, y muchos de los datos de las dos
Para la gran mayoría, los arqueólogos no son usualmente consi- son mutuamente exclusivos. La prehistoria, como una parte de la an-
erados como estudiosos con un marco conceptual de análisis y un con- tropología, perdió su autonomía como una disciplina meramente
unto particular d e problemas para investigar. Muy a menudo son histórica, y recibió, en cambio, un conjunto de objetivos que la han li-
onsiderados como aventureros ylo anticuarios que clasifican variados gado firmemente a la antropología en su pensamiento. Así, tiene por
lo tanto alguna obligaci6n de ser científica o comparativa, ya sea que
pos d e cacharros, que encuentran v excavan "ciudades perdidas" y
umbas" en búsqueda d e "test lbjetos preciosos para ponerlos i
(1
esté referida a la sociedad o a la cultura. Como este enlace estaba ol-
vidado y como las diferentes facciones de arqueólogos cambiaron, se
n un museo. La pregunta qut ;hace con más frecuencia a los 4
rqueólogos es:"¿qué es lo q u t iia t;iirn>ntrado?"Muy rara vez pregun- ha producido una laguna entre lo que se espera y los logros d e la ar-
1
an: "¿qué ha aprendido d e sus hallazgos acerca d e la experiencia hu- queología. En el siglo XIX la arqueología había establecido el hecho
11 del dominio del hombre en el pasado. Pero en este siglo, particular-
mana o conducta del hombre en el pasado?" Con todo, nos preguntan 4 mente durante los últimos 15 a 20 años, el mayor logro d e esta discipli-
ara vez si nuestras metas y propósitos pueden contribuir a imaginar y t
I na ha sido la descripción, delimitación y explicación de este dominio.
uiar nuestro mundo hacia los cambios y desarrollos humanos, ya que
osotros tenemos una visión interna d e la experiencia humana pasada. 1 ,
Unc de los principales atributos de la arqueología actual y su contribu-
cióni a la ciencia actual en general ha sido su pericia técnica o precisión
unque estos estereotipos sean posiblemente exagerados, el público e n 1;a descripción y el análisis de los datos. Esta preocupación ha sido
n general considera a la arqueología como un asunto esotérico culti- 'I parte d e los esfuerzos de la investigación arqueológica y se ha consti-
ado por diletantes y mistificadores. tuido en uno de los rasgos que la caracterizan. En años recientes esta .
Creo en gran medida que los arqueólogos son culpables d e este precisión técnica ha sido complementada aún más mediante el refina-
oncepto erróneo. La arqueología ha sido bastante esotérica y poco in- miento y el uso d e técnicas tales como el dato absoluto (radiocarbono,
rmativa a los ojos del público. Hasta hace algunos años hemos sido potasio-argón, hidratación de la obsidiana, u otros), palinología, estra-
mbién poco informativos con muchas disciplinas hermanas, tanto e n tigrafía, flotación, clasificaciones descriptivas sofisticadas para los da-
encias sociales -particularmente con la sociología, la historia y, por tos, estadística y análisis computacional.
upuesto, con la antropología - fundamentalmente porque hemos re- Aun cuando ha estado (:onsciente de la necesidad de precisión
stido a la idea d e formular una estrategia investigativa coherente que técnica, no lo ha sido con respecto a la necesidad de un rigor de la mis-
ma calidad que perrrlita ligar sus datos a sus conclusiones. Para tales
udiera, más o menos, seguir las reglas generales d e la lógica d e toda efectos se ha usado c ~ l l l u l l l l l ~lan inferencia
te inductiva como el méto-
ciencia. do lógico. En los 15 a 20 años recién pasados ha habido una reciente
Gran parte d e la imagen pública d e la arqueología está aún liga- I
preocupacid in en la Eirqueología en relación con problemas de proce-
a a lo que los anticuarios hicieron en el siglo diecinueve. Durante es- dimiento l ó g vU,
-.,.A -..
~ conciernen en primer lugar a la validez d e los ti-
e
época la arqueología mostró la antigüedad del hombre y los tipos d e pos d e taxonomías y al lugar apropiado (adecuado) de la inducción y la
ltura material que poseyó alguna vez. Esto a su vez proporcionó la t
deducción en la investigación orientada antropológicamente.
4
17
OM D.DILLEHAY
En estas mismas líneas, los esquemas acostumbrados para escribir nocimiento arqueológico, es uno de los rasgos distintivos d e la nueva
historia d e la arqueología americana son recursos "de estado" que arqueología. Sin embargo, la aplicación d e modelos, explicativos o
ene la disciplina y que producen una serie d e categorías o "períodos descriptivos, ha tenido sus éxitos y fallas en la arqueología. El proble-
stóricos" definidos por conjuntos característicos d e rasgos culturales ma básico es que puede abusarse de los modelos si no se usan correc-
menudo, artefactos materiales), que no presentan un plan para la tamente, dando como resultado conclusiones elegantes pero
ansformación dinámica d e un estado o período a otro. Se ha es- imperfectas. Para aplicar un modelo uno debe primero entender bien
blecido que estos esquemas históricos no tiencrn la capacidad predic- el trabajo interno de los datos de un tema de investigación; seleccionar
va además de postular a la relación fuerte en tre la arcqueología y la y entender bien los conceptos específicos del modelo y cómo pueden
tropología. También se ha dicho que no tienen pVUGl pedictivo, por- ellos aplicarse al problema investigado.
ue el principio dinámico es lo que gobierna la transformación de es-
dos y nunca se ha señalado. Este método que se conoce comúnmente Permítaseme volcarme directamente a los estudios araucanos pa-
mo arqueología "tradicional", ha sido duramente criticado en años ra ver qué clase d e datos tenemos y qué podría hacerse con ellos e n el
cientes, porque se sostiene que no hace nada más que recons tr uir la futuro. Para comenzar, vamos a recordar que en la ciencia de la arqueo-
storia de la cultura y modos d e vida pasados y nos dice rr1uy poco acer- logía neccsitamos no solamente preocuparnos d e la reconstrucción d e
d e los procesos culturales y sociales y d e cómcO se cam bia la coi~ d u c - la historia d e la cultura con un entorno natural y social del centro-sur
humana. Mediante el uso d e sistemas de la lógica . e n los que de Chile y de la elucidación de los procesos socioculturales en un sen-
tervienen la deducción y la inducción, algunos arqueólogos actuales tido amplio con énfasis en los aspectos dinámicos d e la cultura: tam-
tentan examinar y explicar los sistemas y procesos socioculturales del bién podemos aplicar el método para intentar entender y explicar estos
sado. En este sentido, la arqueología es una ciencia social, puesto temas. El primer paso en la construcción de un diseño de investigación
e su meta es explicar la conducta humana. Por lo tanto, ya que es- para el área es examinar lo que se conoce de ella y lo que estos datos
s metas se logran mediante el uso d e los datos del pasado, a aquellos nos dicen. Hay dos vías para acercamos a este asunto. Primero pode-
udiosos que usan este acercamiento al estudio de la conducta hu- mos presentar las evidencias de los diferentes períodos culturales o fa-
ana social y cultural se les llama los "nuevos arrlueólogos" o los "pro- ses cronológicas de la región que nos proporcionan estudiosos tales
sualistas". como Latcham (1928, 1936), Bullock (1955), Menghin (1%2), Berdi-
Bajo esta nueva perspectiva, la cultura es concebida como la adap- chewsky (1968). Berdichewsky y Calvo de G., Mayo (1972), Gordon
ción extrasomática del hombre a su medio ambiente total, tanto so- (1973, 1978); Gordon, Madrid, Monleón (1972). Madrid (1971) y Se-
guel(1969). O podemos intentar mirar la región a la luz de las eviden-
ológico como ecológico (WHITE 1959). A las comunidades cias d e los sucesivos niveles de cambio y desarrollo sociocultural que
ehistóricas (o los sitios arqueológicos) se les examina como sistemas van d e los cazadores-recolectores a los cultivadores, o de los horticul-
ales con subsistemas tecnológico-económicos, sociológicos, políti- tores a los agricultores. Sin embargo, ambos acercamientos tienen sus
s e ideológicos. Cada subsistema es un tejido muy urdido, un conjun- limitaciones y problemas. En primer lugar, el acercamiento del período
interrelacionado d e partes funcionales (BINFORD 1962: 217). cronológico se ha sugerido sólo para los períodos tardíos y está basado
esto que la cultura material es elaborada por la conducta humana y e n una cronología relativa tentativa, más que en cronológica absoluta.
e es la principal herramienta d e análisis para el arqueólogo, luego la Esta cronología esta basada exclusivamente en datos de tipos cera-
ciplina la usa para destacar los sistemas culturales y sociales pasa- mológicos y proporcionan poca o ninguna evidencia sobre los períodos
s. precerámicos. Por otra parte, también los períodos cronológicos basa-
El mayor síntoma d e equivocación en la antropología actual lo dos en datos de la cerámica no reconstruyen o no insinúan el tipo d e
nstituye la disparidad entre las situaciones ideales y reales en ia apli- modo d e vida o la experiencia humana representada en los artefactos.
ión de los modelos para el registro arqueológico. En términos muy En otras palabras, la poca historia cultural puede formularse basándose
nerales, un modelo es un análogo experimental o la hipótesis que Únicamente en el rasgo material -cerámica - de las culturas pasadas.
ana d e dichc3 análogc1 (CLARK 1972: 10). Es una representaciónsim- Finalmente, antes de cualquier discusión de esta naturaleza, podemos
ficada idealizada d e una supuesta situación real. El uso de modelos presentar una primera necesidad para correlaciones cronológicas d e
scriptivo-~OIII~~IG~
.,Al,. .U.explicativos, ya sea tomados e n préstamo o mo- los diferentes periodos cerámicos de la región. Aunque esta no es mi
icados de la antropología u otras disciplinas o, aun, basados e n el co- tarea aquí.
/
,p\> ARAUCAF1IA: PRESENTE Y PASADO
Antes d e proseguir es necesario agregar un punto adicional. La áreas distintas que evidentemente requirileron d e estrategia ;is-
guiente cronología d e secuencias culturales fue diseñada sólo para tencia diferentes.
te ensayo, a fin d e que la discusión sea presentada categóricamente Podemos también suponer que estas puntas aparecen a lo largo
acuerdo con la evidencia arqueológica disponible e n el desarrollo d e la costa como una trashumancia resultante. Pero aquí nuevamente
mporal d e las sociedades humanas e n la región d e la Araucanía. De- surge la pregunta, ¿qué factor impulsó la trashumancia?
advertir también q u e las nomenclaturas del período reflejan sólo la Podemos hablar de trashumancia en áreas tales como la sierra cos-
cuencia d e desarrollo cultural que probablemente ocurrió e n la re- tera (cordillera de la costa) del Perú y Norte de Chile, donde los gua-
ón y, d e este modo, podría considerarse al menos como tentativa.
nacos silvestres se piensa que hacían una permanencia estaciona1 desde
y hacia la puna. Sin embargo, es bastante improbable que cualquier ani-
mal haga tales viajes en una zona densamente boscosa. Por tanto,
ERIODO "PALEOINDIO", "HOMBRE TEMPRANO" O
CAZADORES - RECOLECTORES" podríamos considerar al río en sí mismo como un estimulante. Habría
que estudiar faictores ei:ológicos cambianttes del Niedio am'lliente rilbe-
n vista del hecho d e que los estudios del paleoindio u hombre tem- reño para dete:ctar gracluales y Sutiles calmbios mc:nsuales de la dislPO-
.- ..- - -..e puederi haber iinfluenci~ ido
ano han constituido el tema d e estudios arqueológicos extensivos e n nibilidad d e la --:>-
viaa ae -plantas y tauria,
2 -
qu
do el Nuevo Mundo, es notable que s e haya investigado tan poco d e al hombre a seguir los ríos. Sin embargo, aquí tenemos otro problema:
e período del Pleistoceno terminal e n la Araucanía. Exceptuando muchos de los valles d e los ríos sur-centrales han sido deforestados por
bajos a lo lareo d e la costa cerca d e Concepción (SEGUEL 1969) y las actividades modernas de agricultura y roce. Así, reconstruir la pa-
propio trablaG e n la costa, el Valle Central y e n secciones precordi- leoecología del área s e hace una tarea extremadamente difícil, si no im-
ranas del rí(1Toltén en la provincia d e Cautín y, más recientemente, posible.
No obstante, quiziás antes c ~eamentt 2 con cuailquier estu-
un sitio cer erto Montt, tenemos muy pocos datos para tra- -. .
o o, todavíamas, para formular dio del paleoindio, d e h iaiiiub ~ ~ n i i i i i i las
---.*-A"
a r condiciones medio am-
r
-- reconstruir .-
la historia d e la cul6ka
- -- --
u-
7--
a estrategia d e investigación que focalice nu?%E7&<estudios futuros. bientales análogas a aquellas de los períodos cerccanos al Pleistoceno
Durante ciertos períodos d e 19(5 y 1976,.estudiantes de an- e n el sur. Mercer (1962) y Heusser (19665) han he cho ya algunos estu-
dios geológicos y paleoecológicos que pui;ut;ii ..-A,... ....
usarse como una base
pología y&srno_(DiLLpp,~ 1975-76), e n ese tiempo pertene-
ntes al Centro d e Estudios Regioñales d e la Universidad Católica, q u e otros estudiosos posteriores pueden seguir. Algunos d e los proble-
de Regional Temuco, realizamos reconocimientos arqueológicos a mas con respecto a la adaptación humana temprana a ciertas zonas
argo d e la costa y las colinas bajas d e Puerto Saavedra a Chan-Chan. bióticas en la región se espera que se resuelvan e n parte con el traba-
scubrimos que muchas d e las antiguas cabeceras de playa del jo e n Monte Verde, cerca de Puerto Montt. En enero-febrero d e 1978
ríodo Pleistoceno habían bajado a causa del maremoto d e 1960, ex- y enero-febrero d e 1979, estudiantes d e la Universidad Austral y yo
niendo, así, grandes concentraciones en superficie d e materiales Iíti- realizamos excavaciones en Monte Verde, un sitio d e un componen-
s y cerámicas mezclados. Nuestras recolecciones de estas áreas te. Excavamos aproximadamente 65 m2 del sitio y recogimos una ccl
oporcionaron tipos d e puntas d e proyectiles que datan d e entre 6 a* lecciiin d e carltos d e y una colección de madera e n asociación
mil años. El tipo d e punta es ayampitín, una punta e n forma d e hoja direcita con loS restos desariiculados de un mastodonte. Los artefac-
laurel q u e ha sido fechada por radiocarbono e n otros contextos ar- tos I í t i ~3Ull
s "choppers"tallados por _percusión, _ raspadores bolas d e
5
m,,
. .. . . - -.---.-
eológicos d e Sudamérica. Una cantidad de estas puntas está hecha piedra--- modifíkadas, que fueron proyectadas para usarlas e n
obsidiana. La fuente más cercana d e este material está e n la región ÉStG materiales f u e r ~ ~ n ~ ~ a g t u rdaedcantos o s de andesitada-
- - --.-.
cordillerana cerca d e Villarrica y Pucón, unos 80 km al este, río arri- salto y cuarzo provenientes de un estero'local.~Losartefactos de ma-
E n el mejor d e los casos estos datos nos dicen q u e el hombre ya ca- dera incluyen ~is,posiblemente ramas ---y tallova .ira translIortar ca rne-
todos hec,jiosae-grboles Icica--
- > -
x'
TOM D.DILLEHAY
Y ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
dra y los materiales óseos sitúan la cronología del sitio anterior a 8.000 hortícola incipiente. E . bastante difícil comprobar la tran-
a. C. La recuperación d e tales colecciones con huesos proporcionó in- sición d e una base cazadora-recolectora a la aplicación de técnicas d e
formación importante necesaria para delimitar la ecología y la prehis- producción de aliment os en la 1kaucanía, dado que la conservación d e
toria temprana d e la alguna vez densamente boscosa región sur de materiales orgánicos nio es bue na. La evidencia arqueológica para es-
Chile. Quizás d e mayor significado es que Monte Verde es el primer t e tipo d e cambios no E:xiste tod avía. Sin embargo, considerando los as-
sitio e n América del Sur que entrega datos detallados d e la tecnología pectos relevantes d e la cultura registrados por los primeros cronistas
d e la madera del hombre temprano en su práctica d e matar caza ma- del período contacto hispánico se puede sugerir que en algún período
yor con otras herramientas además d e las puntas d e proyectiles. entre los años, quizás, 500 y 1550 d.C., uno de los principales cambios
institucionales que acontecieron en la Araucanía fue la práctica d e la
horticultura y que la recolección de plantas alimenticias haya persisti-
2. POSTnPALEOINDTO"o "ELARCAICO" (desdec. 4000a.C a 500 d.C) do como actividad b$sica e n las tierras altas@ la zona costeo proba-
/ blemente continuó la recolección primaria demariscos y posiblemente
@e conoce tan poco d e este período que es difícil asignarle un nombre. existinambién una economía esquera; a su veíc, en laci~rdillerasub-
Uno podría esperar encontrar algún tipo de adaptación postpleistoce-
no o postpaleoindio e n la Araucanía, pero todavía se conocen pocos
indicadores arqueológicos, ya sea en el campo o aun en los museos, pa-
.
sistían recolcctores y cazadores
6
s e desconoce el períod en que se introdujeron las prácticas
agrícolas en la Araucanía. Se puede suponer que la población local
ra sugerir que la Araucanía estuvo extcznsamen te ocupada por pobla- tenía algún conocimiento d e ellas ant; ¿Ei'áño 1550d.C., ya que dis-
ciones humanas. ponía d e plantas cultivadas como maíz, porotos, ají y otros a la llegada
Muy a menudo el período paleoindio se caracteriza generalmente d e los españoles. Menghin (1962) ha sugerido un horizonte prearau-
por puntas d e proyectiles t i w lanceoladas que F- se uidos por pun-
- . están
cano que podría ubicarse en esta época e incluir un númt:ro d e hallaz-
,premunidas degedúncu oy hombmbien de- gos dispersos de alfarería sin decoración, tembe:tás y pipas, las cuales
untas d e estos tipos ~ e e ñ 6 Ü e n t r a n e n e ~ ~ ~ e o han sido tentativamente fechadas dentro de un rniigu ~ u c v desde
---A m...-
a Oa
nqlMuseo deIagnlJsidad AUS- 1000 d.C. Quizás lo más importante que Menghin ha sugerido es que
e superficie alrededor de la costa estos conjuntos de cerámica se derivan de la temprana cultura de El
cercana d e Puerto Saavedra, Queule y Chan-Chan. Es lógico conjetu- Molle, una cultura norteiia, la cu se supone desarrolló una
rar que estas puntas con pedúnculo y tiombro S~ o ndel período "arcai- economía agrícola antes del 600 notar que el aná-
co", si bien ellas también podrían Eácilrnente da tar d e 500 d.C. a 1500 lisis d e los datos de las (1968) en la "Cue-
d.C Pero d e nuevo, simplemente no h ay e?dei ~ c i a para s sostener es- va d e los Catalanes", provincia de Malleco, apoya la cronología d e
tas su osiciones.
&esde el punto d e vista d e los patrones de: asentan iy to- M e g z n i n g u n a prueba de evidencia se hace extremadamente difícil
davía menos evidencia de este.período como p ara entrc gala- determinar el tipo de atrones existentes de subsistencia-asentamien-
damente a la especulación. H e registrado unos ~ V G bV...1 ~~ l U J{LUII litos
.
..P
.,-
-
to antes del 1000 d . C j
de superficie dispersos) en terrazas altas en el curso del río Toltén, en En suma, es probablemente mejor establecer que la investigación
la Provincia d e Cautín, y el río Valdivia en la Provincia del mismo nom- pospleistoceno, particularmente la relacionada con los últimos 2.000
bre y a lo largo d e las colinas costeras entre Puerto Saavedra e n la años de esta época, podría comenzar con la problemática de si la Arau-
desembocadura del río Toltén y Chan-Chan al sur d e Mehuín (DILLE- canía estuvo o no extensivamente poblada (y dónde lo fue) en la épo-
HAY 1975-19769~amera ubicación d e estos sitios marginales en me- ca del término del Pleistoceno y 13 primera aparición de asentarnientos
dio ambientes d e riberas o costas y tierras altas pueden muy bien sugerir semipermanentes a permanentes. Cuando esta cuestión esté resuelta,
ocupación del período arcaico, aun cuando nuevamente debemos con- el énfasis debería cambiar a la problemática de la continuidad, esto es:
siderarlos nada más que como una conjetura hasta que estos sitios sean ¿fueron las poblaciones indígenas intermediarias o llegaron al sur des-
excavadosrhs últimos 1.000años o más de este periodo son muy im- d e el norte de Chile o desde la pampa argentina? En la búsqueda pa-
portantes-pCrque. dehehaber'kstado caracterizado por la introducción ra resolver este problema, los estudiosos podrían estar envueltos e n
del desarrollo local de la producción de alimentos agrícolas y quizás de cuestiones metodológicas e n las cuales estos datos arqueológicos
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA:PRESENTE Y PASADO
/' r
podrían servir como prueba o contraprueba d e la continuidad y del con- Los d e d r osa- a menudo rojo oscuro o negro-sobre-
tacto con grupos infiltrados. Ciertamente no podemos basarnos en blanco. ~ s t h bien
n representados en las bses Tirúa, como lo detini6
pruebas exclusivamente derivadas d e la cerámica, ya que tal acerca- ,-y
tencialidad para la subsistencia humana, y luego las evidencias ar- mundo, que fue traída a la zona por colonos aproximadamente duran-
eol6gicas y etnohistóricas para entender los variantes patrones d e 1,I t e los 'Itimos 100 años.
formas d e subsistencia, patrones d e asentamiento y la organización g a documentación elnohistórica (véanse COOPER 1946. HIDAL-
ciopolítica. Estos datos proporcionarán una base para las conclusio- GO 1973, y ZAPATER 1973)sobre la regi6n informa acerca d e una rica
s. fauna y vida floral que se mantuvo hasta el primer período d e las re-
ducciones. En la actualidad una variedad de animales y plantas silves-
tres abunda todayía en áreas en donde la densidad d e la población
ECOLOGIA GENERAL DE LA REGION SUR-CENTRAL humana es baja. ,
DE CHILE En términos de la subsistencia humana potencial, las regiones al-
tas pueden ser ocupadas por cazadores-recolectores en los meses d e
tes d e presentar una breve descripción de la ecología d e la región, lI verano. Durante ciertos meses del año pueden recolectar los frutos d e
necesaria una palabra d e advertencia. Corno Coe y Flannery han las araucarias, lospiñones. Dadas las condiciones climáticas, las fuertes
alado: ji lluvias y nevadas, las regiones altas pueden contener una pequeña agri-
i
cultura.
"Siel medio ambiente, en el cual un pueblo antiguo vivi6, fue radicalmente dife- @ valle central y las montañas bajas del oeste son más favorables
rente de cualquiera conocido en la actualidad, y especialmente si este ha inclui- para la agricultura potencial; los suelos son mas fértiles. Sin embargo,
d o especies de animales y de vegetales actualmente extinguidos y cuyo e n la actualidad y en el pasado los agricultores han tenido y pudieron
comportamiento consecuentemente es desconocido: entonces la reconstrucción haber tenido problemas para despejar el denso bosque, despojo nece-
de las actividades de subsistencia de este pueblo va a ser diffcil. U n o podrfa cfec-
tivamente esperar cualquier cosa suponiendo una reconstrucción más o menos sario para que la tierra pueda secarse lo suficiente y así pudieran reali-
sensata de las condiciones ecológicas generales; sin embargo, un fraccionamien- zarse la siembra y la cosecha. Sabemos, a través d e la etnohistoria, que
>del medio ambiente en pequedos nichos ecológicos serfa imposible. Aunque pequeños cultivos de horticultura y una agricultura d e tala y roce fue-
>da la investigación arqueol6gica ha estado referida a perfodos relativamente ron realizados por los mapuches en la época del primer contacto con
:cienles, en comparación a los aproximadamente dos millones de años de la pre-
istoria humana, que en muchos medios ambientes no ha canibiado (significati- los españoles (c. del año 1550). Practicaron un incipiente tipo d e hor-
mente) en sus condiciones locales dentro del intervalo de los períodos ticultura y agricultura de tala y r o c a c t u a l m e n t e la técnica d e tala y
vestigados y el presente". (COEy FLANNERY1964;39). roce continúa en las colinas más bajas, en las tierras llanas del valle cen-
/ tral v en las reeiones costeras. Las zonas del litoral son demasiado
c ~ iCordillera de los Andes del sur, que se extiende a través del húmedas para ;alizar actividades agrícolas eficaces. Sin embargo, la
or este d e la región, frecuentemente alcanza alturas de 2.000 me- pesca y la recolección de mariscos mezclados con la caza es y ha sido
o más. u n a cadena más baja d e cerros de la Cordillera de la Cos- por años un excelente medio para procurarse recursos de subsistencia.
e encuentra en el oeste. Después de esta breve discusión de las características generales
Entre los cordones de cerros se configura un estrecho valle cen- d e las :subáreas de la ecología regional y de los correspondientes nive-
e n el cual alternan colinas y llanuras. Las poquísimas tierras bajas les polkenciales d e la subsistencia humana, volveremos a la revisión d e
a costa, d e anchura variable, limitan la cadena occidentgl'de mon- los dat os arqueológicos y etnohistóricos. Trataremos de detectar varia-
s. El clima de las tierras altas del este se caracteriza por grandes ciones e n la distribución de patrones de asentamiento en la economía
d e subsistencia y en la organización sociopolítica.
TOM D.DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
4. TEMPRANAS ACTIVIDADES DE Y DE RECOLECCION exten/dida es considerada, a menudo, el único grupo de interacción con-
DE ALIMENTOS (c. 8.000 a.c. sistente.@pnos otros grupos pueden actuar conjuntamente, durante
un tiempo determinado del año. Compartir el alimento es un modo
Es imposible comprender la prehistoria d e este lapso, sin enfocarlo recíproco d e subsistir. Durante las estaciones d e otoño, invierno y, po-
dentro d e la perspectiva sudamericana global. Se ha supuesto, general- siblemente la primavera, particularmente en las zonas altas, podemos
mente, que el hombre (paleoin dio) ingresó a Sucjamérica desde el nor- suponer en la región que los grupos familiares pudieron haber estado
te y mesoamérica pro1i s t o d e 1~ n tecnc
a alogía Iítica, e n una época que dispersos en sus áreas particulares de caza o reco1eccii-j
data, al menos, desde hiace 20.0
. - 00 a 15.000años. :Se acepta también que En este nivel social no existe un liderazgo formal, ya que se con-
uno de los rasgos de su modo de vida fuce la trashiumanciai en pequeños sidera que durante los períodos de incertidumbre económica o estado
grupos d e movilidad temporal, los cual(S realizairon actil~idadesd e ca- d e guerra, individuos respetados, tales como cazadores experimenta-
za, de recolección, o una combinación cde amba:
- - ;activid: ides. El movi-
miento d e los primeros grupos humanos en S u d a ~,~ .i ~ i".
dos, pueden asumir temporalmente esta posición.
-
a-.
,.- >e
i bcree
a que fue
una marcha en dirección al sur, que se extendió hacia el extremo del
continente como también hacia el este, a las llanuras patagónicas, en- 5. LA TRANSFORMACION A UNA BASE HORTICULTORA Y
tre los años 10.000 a 8000 a.c. (véanse BIRD1951 y LYNCH1974). Te- POSIBLEMENTE AGRICULTORA (c. 500 - 1000 d.C. a 1500 d.c.)
niendo en cuenta los hallazgos de Tagua Tagua (MONTAÑA,1968)
donde se encontró una industria de herramientas d e piedra junto con Es bastante difícil comprobar la transición de una btase cazacjora-reco-
huesos de mastodonte más o menos a 200 km al norte de esa región; la -1:-?.-*,
lectora a la aplicación de técnicas de producción de aiiiiii;ii~i)se n la re-
cueva d e Milodón y la cueva Palli Aike, cerca del estrecho de Magalla- gión. & evidencia arqueológica para este tipo de cambios no existe.
nes (BIRD, 1938) donde se han recogido datos d e alrededor de 9000 a Sin embargo, considerando los aspectos relevantes de la cultura, regis-
6000 a.c., no es difícil aceptar que los primeros hombres ocuparon la trados por los primeros cronistas del período del primer contacto
región sur-centro de Chile entre 8.000 a 6.000 años atrás. hispánico, se puede conjeturar que en algún período de tiempo, entre
/Recientes trabajos arqueológicos en la región costera de la pro- los años 500 y 1550 d.C. , uno de los principales cambios instituciona-
vincca d e Cautín en Queule, han recuperado datos de superficie. Por les ocurridos en el valle central fue la práctica de la horticultura d e sub-
ejemplo, puntas de flechas del tipo de paleoindio que permiten com- sistencia. Es probable- que la caza y la recolección d e plantas
paraciones con formas similares, provenientes de secuencias ar- alimenticias hayan persistido como la actividad básica en las tierras al-
queológicas conocidas en Sudamérica y que datan d e alrededor d e tas. E n la zona ostera continúa la recolección primaria de mariscos y
8.000 a por lo menos 6.000 años a.c. (DILLEHAY1975-76). Sin embar- probable-mente existió también una economía pesquera. Se descono-
go, virtualmente nada se conoce del período comprendido entre 6000 el período cuando se introdujeron las prácticas agrícolas en la regió&
a.c. hasta al año 1000 d.C. Por lo tanto, podemos s u p p e r que prime- Se puede suponer que la población local tenía algún conocimiento d e
ro existió una base cazadora-recolectora en la región. ellas, antes del año 1550 d.C., ya que disponía de plantas cultivadas co-
Las consecuencias que pueden derivarse d e reconocer en la re- mo maíz, porotos y ají a la llegada de los españole~(véanseCOOPER
gión un nivel de la sociedad cazadora-recolectora son esenciales para 1946; HIDALGO 1973; ZAPATER 1973-43). Menghin (1969-60) ha su-
la comprensión del impacto que la utilización de cultivos d e plantas pu- gerido un horizonte "prearaucano" que podría incluir un número d e
diera haber tenido en las características del comportamiento de los gru- hallazgos dispersos de alfarería sin decoración, tembetás y pipas, las
pos indígenas. Desde una perspectiva evolucionista, la1s socied ades cuales han sido tentativamente fechadas dentro cle un rango que va
desde O a 1000 d.C. Quizás lo más importrinte que Menghin ha sugeri-
cazadoras-recolectoras se caracterizan, generalmente, cc)mo gruF)os O do es que estos conjuntos de cerámica de rivan de 1la temprana cultura
bandas relativamente móviles que poseen más bien una iiiagia ..
.
-
..
e
-.
.
-
y sim- "n
ple cultura material.bl tamaño de la comunidad y la densidad de la po- d e El Molle, una cultura norteña, la cual, X ~ U L I JG supone, desarrolló
..-m....
blación son, generarmente, mucho más pequeños que el de los grupos una economía agrícola antes del año 600 d.C. (véase CORNELY1940,
1953, 1956, 1958; IRIBARREN1957). Debe notarse que el análisis d e
horticultores y, por cierto, que el d e los grupos agricultores, debido a los datos de las excavaciones de Berdichewsky (1968) en la Cue-
la dispersión o escasez d e los recursos alimentarios y por la carencia de va d e los Catalanes, en la provincia de Malleco, apoya la cronología d e
facilidades adecuadas en el almacenamiento de alimentos. La familia Menghin.
TOM D.DILLEHAY K \ ARAUCANIA:PRESENTE Y PASADO
G t r o aspecto intéresante en esta misma región es la fase cultural Con específica referencia a los incas, se acepta generalmente que
d e El Vergel, caracterizada por el empleo d e urnas funerarias, casi ex- su expansión al centro-sur de Chile ocurrió a principios del siglo XVI.
clusivamente sin decoración y por sepulturas en fosas. Se supone que Fue detenida en las riberas del río Maule por la población autóctona .
esta tradición funeraria continúa hasta un temprano período histórico
situada más al norte de nuestra región de estudio. Los incas tuvieron
(véase BULLOCK1955). La introducción de cerámicas en la región du-
influencia sobre grupos mapuches del sur, durante el período históri-
rante este período d e presumibles transformaciones no implica nece-
sariamente una forma d e vida agrícola sedentaria. Sin embargo, la co. Esta aseveración está basada sobre unadocumentación etnohistóri-
presencia de este elemento es indicativa d e un importante logro, si se ca y escasos trabajos arqueológicos, particularmente sobre una
asocia con la horticultura, agricultura o recolección intensiva de ali- cronología muy débil de cerámica de la región (véanse LATCHAM 1908;
mentos, la caza o una combinación d e estos tipod UHLE1908). Sin embargo, considerando la habilidad expansiva del es-
Hasta que haya pruebas definitivas de prácticas de agricultura in- tado incaico, es difícil aceptar que algunas formas rudimentarias d e
tensiva en la región, previas al período de la conquista, se podría sos- contacto e influencia, probablemente a través de relaciones económi-
tener la suposición d e que la base d e subsistencia de los grupos fue cas, no hayan ocurrido entre los incas y los grupos protohistóricos d e
primariamente una-c~mbinación +olecciÓn de-alimentos, caza, la región. Puede ser que la expansión y los asentamientos incaicos ha-
h3rticultura y agricultura. Puede inferirse de la escasa evidcn- yan sido detenidos en el río Maule; pero esto no significa que la activi-
- ciádE-los tipos de sitios? d e sÜ-&stribución en la región, quc la pobla- dad del inca no haya traspasado a regiones más al sur. Sólo
investigaciones sistemáticas en la región solucionarían el problema.
ción, durante este período, vivió en pequeños asentamientos dc tipo
permanentes o semipermancnte (véase MENGHIN1959-60). Posiblemente uno d e los mayores dilemas que requiere un profundo
Para ilustrar mejor este período se deben considerar brevemente examen es el origen y la cronología del estilo cerámico del tipo Valdi-
losc
dos puntos adicionales.
odemos esperar que una investigación futura demostrará que
cesos que caracterizan la cultura mapuche están determinados
por la ecología y probablemente por el contacto con sociedades exter-
nas. Tal vez entenderemos que el desarrollo d e la cultura mapuche no
via, al igual que las cerámicas pintadas de El Vergel, de la provincia d e
Malleco. A raíz dc anteriores investigaciones se han observado muchos
motivos pintados de diseño inca en estas vasijas (véase MOSTNY 1971:
134-46). i
ocurrió dentro de una zona ecológica uniforme, sino que dentro de las
subáreas descritas anteriormente3 6. ECONOMIA MIXTA CON UNA BASE PRIMARIA HORTICOLA
Cada subárea tiene diferentes potencialidades para el desarrollo Y AGRICOLA: PERIODOS PROTOHISTORICOSE HISTORICOS
(C. 1500 A 1700 d.C.)
de las actividades hortícolas y agrícolas. Diferentes canales dc contac-
tos pudieron haber favorecido el intercambio d e información y d e la .
adaptación cultural. No existe evidencia precisa del período anterior a Después d e hatier pene1trado en la región, los cronistas describieron a
la conquista española para la difusión diferente y la aceptación de ras- la población indIígena es$qcialmente como~campesinossedentarios que
gos culturales d e la población indígena de otras culturas, tales como la subsistían secundariamente de la pesca, la caza y la recolección d e ma-
temprana cultura d e El Molle, y la subsiguiente diaguita chilena, y la risEos. Las principales plantas cultivadas fueron el maízy las papas. Las
última cultura indígena, la incaica del norte, o proveniente del este, de habas, calabazas, madi, ajt;qriínoa, oca, mango, teca, frutilla y huequén
las pampas (véase LATCHAM1928). No obstante, podemos suponer (una semjlla parecida a-la cebada) fueron importantes complementos
razonablemente que la cultura mapuche observada desde fines del si- de la dieta indígena (véanse MOLINA1878, LATCHAM 1915, COOPER
glo XVI hasta el siglo XIX tuvo contactos con grupos del norte, que 1946 y ZAPATER 1973).
habían sido empujados hacia el sur: primero, por los conquistadores in- La subsistencia agrícola se basaba en el cultivo de semillas, e n las
cas, y después por la conquista española (véanse BIBAR1966; HIDAL- áreas abiertas y en la técnica de tala y roce en las áreas bosc:osas. Para
GO 1973). No podemos aceptar que la sociedad mapuche funcionó e n épocas más recientes, Bullock (1958: 31-32) estable:ce que Ic1s terrenos
el vacío cultural. Se espera que futuras investigaciones arqueológicas d e siembra se dejaban en barbecho por tres o más anos, aespués del
e .
en la región podrían comprobar estas consideraciones. período de cultivo. Los hombres cortaban el bosque y lo quemaban,
,/' .'.Y'
'\
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
mientras que el plantar, desmalezar y cosechar la huerta fueron prima- familiares, cada cual en su propia habitación ("nican). Las chozas y la
riamente tarea d e las mujeres. El roturado, la siembra y la cosecha han chacra sesituaban a una apreciable distancia unas de otras, sea por mie-
sido mencionados entre las actividades comunitarias. do a las brujas, según Rosales (1877-78, l: 150-51) o envenenamiento,
Desconocemos en qué proporción la población practicó acti- según González de Nájera (1889,48). Cada asentamiento o el conjun-
vidades de horticultura o agricultura. Sin embargo, puede suponerse to disperso d e labradores estaba separado por cierta distancia... (COO-
que tales actividades pudieron haber sido mucho más extensas o inten- PER 1946: 206).
sivas en el valle central, donde las condiciones ecológicas son mucho A pesar d e que los datos referentes a la estructura social y políti-
más adecuadas para el cultivo d e semillas a diferencia d e las regiones ca son escasos, Cooper, con mucha cautela observa:
altas o costeras. @
1
Los utensilios agrícolas, conocidos durante el período de contac-
1 to con los españoles, son herramientas d e madera. Entre ellos, un tipo
,! d e pala; otra pala e n forma dc tridente, ocasionalmente con una pie-
; dra horadada en la parte superior del mango que servía d e contrape-
' so. Varias otras herramientas d e madera se usaron para desenterrar
i
-!
"Notienen un jefe en tiempos de paz, no existe centralización de la autoridad de
ningdn tipo para todos los mpuche-huilliches, sea un cuerpo individual o
administrativo. Toda autoridad residfa en las cabezas de familia, longco, y en los
jefes locales; fueron muy limitados en su autoridad, que era exclusivamentecon-
sultativa y persuasiva, con muy poco o ningún poder coercitivo...(COOPER1946:
724).
tubérculos (COOPER1946; ZAPATER1973: 44). ''Cada pequefia comunidad campesina de tres o siete chozas tenla su propio ca-
'1
Los comentarios d e Faron, respecto a estos aspectos del contac- becilla: a un hombre más rico, mas anciano o al descendiente de un cacique"
(COOPER 1946: 726).
to con los españoles, son muy pertinentes:
f"Losprimeros informes históricosevidencian 4ue los mapuches eran horticulto- E n suma se puede afirmar, a través del estudio d e las tempranas
res y que p e l a n muchas llamas. Parece que su economfa era autosuficiente. No poblaciones indígenas históricas, que las tardías poblaciones proto-
obstante, la explotación de un gran número de plantas silvestres podría atestiguar históricas se caracterizaron por una sociedad simple igualitaria, en la
la falta de variedad en la producción agrfcola o periódicas épocas de escasez... cual la mantención de las relaciones ordenadas se-ejercía a través d e
Es engaiioso pensar en los aborígenes mapuches como campesinos, ya que antes individuos. Estos pueden ser considerados como las primitivas ana-
de la época colonial no disponfan del adecuado equipo para este tipo de cultivos.
Pequetias huertas y cultivos ocasionales estaban de acuerdo con pequeños y logías o prototipos d e jefes que conocemos al nivel d e estado para la
móviles grupos de poblaciones... organización d e las fuerzas laborales y de influencia política en la so-
El cultivodel campo, a diferenciade la horticultura, parece evidenciarsesolamen- ciedad indígena. D e la extensión de este liderazgo puede decirse que
te donde se mantenfan contactos con los espafloles" (FARON1961: 18) ha existido como tal en la sociedad y podría haber sido ejercido por in-
dividuos de la categoría de un cabecilla. El cabecilla difiere del jefe al
La diferencia entre la vida horticultora y del cultivo alcanza ma- nivel d e estado, del rey, o del presidente: es una figura relativamente
yor importancia debido a las implicaciones que tiene en términos d e su sin poder absoluto.
influencia sobre los asentamientos de permanencia y la organización Hemos observado, también, que el asentamiento pequeño es ca-
social. Sin embargo, el contraste trazado por Faron ha descuidado las racterística d e la época. Además, dado que una parte de la alimentl1-
referencias de los cronistas a la llamada agricultura de tala y roce, una ción se suplió por plantas cultivadas y la población fue descr ita en un a
etapa intermedia, obviamente importante, entre una forma de subsis- práctica
.. hortícola y con cierta agricultura de tala y roce en combinr
. . ..
1-
tencia horticultora y otro tipo d e cultivo d e la tierra. ción co:n caza y , iede suponerse que a la sociedad se la obligó
Para una mejor comprensión de la forma devida durante esta épo- a algún grado de ~riedaden su asentamiento y a una movilidad
ca es necesaria una breve consideración del tipo d e asentamiento y de estacioinal.
la estructura sociopolítica. Las afirmaciones surnarias d e Cooper sobre A
la luz d e WJ aii~ciioresdatos, referentes al período premoder-
la etnohistoria son relevantes. El mapuche y el huilliche (otro grupo no, puede visualizarse que la ecología de la región ejercía una fuerte
indígena) que presumiblemente ocuparon el área al sur del río Toltén, influencia sobre los tipos de técnicas de la producción de alimentos
e n la provincia d e Cautín (véase COOPER1946: 691), no formaron al- aplicados por los grupos protohistóricos tardíos e históricos. La misma
deas: vivían en asentamientos dispersos. Cada asentamiento se orga- población se adaptó a la densa selva del interior, debido a que la téc-
nizó sobre un número reducido de tres o más familias o reductos nica d e tala y roce es el nivel más complejo de la subsistencia económi-
TOM D. DlLLEHAY
ca observada en la región e n práctica hasta nuestros días. Se conside- requiere una extensión considerable de tierra por asentamiento, y la
ra necesario prestarle alguna atención, con el propósito básico d e pre- d e n s i d d d e Iapoblación no puede aproximarse al nivel característico
s e n t a r algunas relaciones hipotéticas e n t r e los patrones d e d e la sociedad agrícola sedentaria.
asentamiento y la economía d e subsistencia, la agricultura de tala y ro- Así se puede concluir que la distribución espacial de los asenta-
ce, como también a sus implicaciones sociopolíticas. En esta relación, mientos se relaciona, normalmente, con su tamaño, de tal modo que
en primer lugar, debemos plantearnos la pregunta d e si esta práctica los grandes asentarnientos y áreas cultivadas mayores separan, necesa-
puede, y bajo qué condiciones podría, sostener ciertas estructuras so- riamente, un asentamiento del otro. Un rasgo común del patrón de
ciopolíticas e n asentamientos permanentes o semipermanentes e n la asentamiento de tala y roce es su carácter disperso. Sin embargo, esto
región. no quiere decir que algunos asentarnientos no puiedan alcanzar gran
extensión. Algunos asentarnientos desempeñan fui~cionese conómicas
que pueden extenderse más allá d e la práctica comiunitaria cle tala y ro-
z -.. .
7. LA AGRICULTURA DE TALA Y ROCE. UNA ECONOMIA DE ce; por ejemplo, un centro de comercio o una vía aLuiruca:
A
navegable.
SUBSISTENCIA A 10 largo de estas mismas líneas, el proceso de despeje, cultivo y
cosecha significa un esfuerzo humano intensivo en el uso de herramien-
Esta discusión podría formalizarse sobre el conocimiento de estudios tas d e mano tales como hachas, cuchillos, azadones y picotas y en algu-
etnográficos (CARNEIRO 1968; CONKLIN 1961; GEERTZ1963; MEG- nos contextos arados con tiro de animales. A esar del hecho de que
GERS 1971;ALLENYR Z ~1973)
1965;LATHROP 1972; SANDERSY
N y estudios arqueológicos (DUMOND
PRICE1968) concernientes a socie-
R
esto es un actividad laboral intensiva, el cult o d e tala y roce rara vez
demanda una acción cooperativa de grandes grupos dc personas. Se ha
dades específicas d e diferentes regiones del mundo. Puede recalcarse, observado, e n estudios etnográficos, que tales tareas agrícolas pueden
sin embargo, que las generalizaciones sobre estas técnicas de cultivo llevarse a cabo sobre la base del grupo familiar. Al mismo tiempo, pue-
son escasas, y evidentemente la eficiencia d e la práctica d e cultivo d e de existir un patrón de comunidad cooperativa, pero solamente duran-
tala y roce varía considerablemente a través del mundo. te situaciones especiales; por ejemplo, cuando un nuevo terreno es
Laagricultura - de-talaj-roce involucra periódjcas quemas contro- despojado por primera vez.
Iadas d e superficiesde-tqrrenos b5cosos con d*bjeto.de abrir espa- Como he mencionado más arriba, las condiciones ecológicas lo-
cios p a r d a siembra y proveerfér~ilizantesenformade cenizas. Aunque cales pueden afectar la eficiencia productiva de la técnica d e tala y ro-
puede ser una forma d e agricultura alta roductiva, es incompa- ce. Se supone que el clima frío y lluvioso de la región centro-sur d e
tible con la génesis d e grandes y conce asentamientos, ya que Chile podría tener un más bajo potencial para una eficiente práctica
requiere amplias extensiones de tierra, v a l I ~ estados
S de cultivos y de esta forma de agricultura, ya que sus buenos logros dependen de la
de bosques en regeneración. reforestación y de la asociada formación de refertilización del suelo.
Otra característica del cultivo d e tala y roce es que cada asenta- La proporción de reforestación puede ser retardada por bajas tempe-
mLento reguiereuna superficierelativamente extensa. Esta condición raturas invernales. Es importante anotar que la estación seca (aproxi-
se asocia al uso de pequeños lotes de tierra por asentamiento en cada madamente de noviembr'e a abril ) es corta e impredecible y dificulta la
época d e cultivo. A causa del escurrimiento de la tierra provocado por tala y roce en un área b<xcosa.
las fuertes lluvias, se produce, después de dos o tres años de cultivo, Muy a me]nudo la oirganización social de los grupos que practican
una reducción en la fertilidad del suelo.Tierras adicionales deben ser
la agricultura de tala y roce es como la de las comunidades más pe-
despojadas para evitar una reducción en la eficiencia de la técnica d e
producción. Los terrenos abandonados no pueden usarse nuevamen- queñas, dispersas, autónomas y carentes de centralización. Muchos an-
te hasta aue una nueva generación sustancial d e árboles haya apareci- tropólogos están d e acuerdo e n que la forma d e subsistencia y los
do. Dle esta manera se asegura la cantidad suficiente de los fertilizantes patrones d e asentamiento reflejan el nivel de desarrollo de una auto-
d e ceniza d e rnadera..] 31 ciclo es de tala, quema, siembra, cosecha, bar- ridad política centralizada. La facilidad de comunicación, condición
bechc3; luego 1la renoveición del bosque cierra este ciclo. Este puede ex- primordial para el desarrollo y mantenimiento de una autoridad políti-
t e n d t 1 3 ~~-..-
.
-.
.a
U I 'decenas d e años, dependiendo d e las condiciones ca centralizada, está restringida por la densa maraña del bosque. En su-
climáticas y del suelo local. Así, a la larga, la agricultura d e tala y roce ma: e n un sistema d e tala y roce las tierras son normalmente ocupadas
M M D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
por familias individuales, clanes o aldeas, y dificultan el advenimiento "Laspersonas de un estatus social más alto, cuidan su prestigio al construir la ru-
d e una autoridad política centralizada que ejerza control sobre los re- ca".En la misma fuente se sefíala: "Loscaciques y personas principales ponen su
cursos básicos. Si las tierras fueron explotadas por aldeas, en vez d e vanidad y grandeza en que las fiestas de su casa duren muchos dfas..."(ZAPATER
1973: 47).
derivar la propiedad del asentamiento, entonces existiría una base pa-
ra el poder sobre el cual una elite política unida podría concentrar los
recursos d e la sociedad. Sin embargo, como se ha dicho, muchos 8. DISCUSION
asentamientos pueden haber sido autosuficientes y no dependieron de
grupos vecinos para obtener recursos básicos. Un último punto por En el presente estudio dedico una breve atención a la identificación
considerar será lo que Vayda (1961) ha supuesto: que la competencia del probable patrón d e vida de la sociedad indígena prehistórica d e la
por la posesión de la tierra puede ser el principal motivo de guerras en- región centro-sur de Chile, con el principal propósito de alcanzar algún
tre los asentamientos. El estado d e guerra, a su vez, impediría la orga- acercamiento a los tipos de patrones d e asentamiento, formas d e sub-
nización política entre los grupos. sistencia y niveles d e estructura sociopolítica, característica de las dis-
La discusión d e los puntos aquí presentados, con respecto a la tintas épocas. Estos patrones podrían tener también o t r a s
práctica de tala y roce e n el marco ecológico d e la región, nos propor- implicaciones, que deberían ser objeto de atención d e etnólogos.
cionó una base para comprender algunas limitaciones en el desarrollo En la primera parte del presente estudio se dijoque la arqueología
sociopolítico de los grupos pasados, anteriores a la reservaciones de la está interesada, en primer lugar, en las culturas del pasado, en las pa-
época d e la República. Desafortunadamente, no disponemos de espa- sadas formas d e vida d e los pueblos, en el cómo y por qué se cambian
cio suficiente para desarrollarlas. No obstante, dada la técnica de pro- y se desarrollan. La detección de estos procesos de cambio y desarro-
ducción d e alimentos básicos, la forma de vida semisedentaria, los llo tiene un significado importante en las consideraciones de los pa-
asentamientos relativamente dispersos (comparados a los anteriores trones devida o en las actividadesestructurales d e los grupos indígenas,
pequeños campos d e caza y recolección) y el tipo d e liderazgo asocia- que, aparentemente, condujeron a nuevos niveles de integración, lo
d o con esta forma d e vida, podemos suponer que el alto nivel socio- cual es relativamente fácil de comprender, cuando se consideraron d e
un modo diacrónico como el presentado más arriba.
cultural logrado por la población indígena fue algo que Fried
El primer cambio principal pudiera haber sido la transformación
(1967:109-184) llamó una sociedad ordenada o latamente una socie- a una forma d e vida hortícola y, presumiblemente, más tarde, agrícola,
dad tribal. Fried define la sociedad jerarquizada como: . e n la última época prehistórica. El segundo cambio, que no se consi-
deró en este estudio, pero que ha sido discutido en numerosos traba-
"Una,en la cual las posiciones del estatus, valorado (tal como el cabecilla mapu- jos antropológicos, es la transformación d e la sociedad mapuche,
che), están en cierto modo limitadas, ya que no todos tienen el talenio suficien-
te para lograr tales estatus" (FRIED 1967:109) "El cambio desde la sociedad relativamente semimóvil, a una sociedad sedentaria quevive en reduc-
(banda) igualitaria a la sociedad jerarquizada, es, esencialmente, la transforma- ciones (desde 1884). Este cambio afectó significativamente al patrón
ción de una economía dominada por la reciprocidad a una que considera la re- d e asentamiento, la economía de subsistencia y la organización socio-
distribución como el mejor mecanismo" (FRIED1974: 31). política d e este pueblo.
Finalmente se desea recapitular, a la luz de la presente discusión,
Fried (1967: 118) puntualiza además que "la regularidad del rol el primer cambio acontecido para encontrar una mejor comprensión
del redistribuidor de la aldea otorga prestigio y apoya el estatus políti- del tipo d e transformaciones que los grupos locales experimentaron en
co". El mismo autor señala más adelante que los bienes son más fre- su forma de vida d e desarrollo de un nivel sociocultural a otro. Un de-
cuentemente redistribuidos por individuos d e estatus, durante los sarrollo que representa un nivel d e adaptación cultural sucesiva e n el
períodos de fiestas. Este estatus mantiene su función d e redistribución medio ambiente local.
dentro d e la temprana sociedad mapuche histórica, asociada al menos D e la síntesis precedente podemos observar que uno de los más
con una actividad: el esfuerzo comunal d e construir la ruca del cabeci- importantes logros culturales ha sido la aplicación d e una técnica d e
lla, por ejemplo. Como Zapater ha señalado: producción d e alimentos, basada en la rotación de la siembra, barbe-
cho y una combinación de caza, recolección y pesca. No podemos de-
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
terminar e n la actualidad cuándo comienzan las diferentes prácticas e n que pudiera haber ocurrido en las sociedades indígenas, desde el últi-
la región; pero supuestamente fueron empleadas mucho antes d e la Ile- mo período prehistórico hasta un temprano período histórico.
gada d e los españoles, ya que e n los primeros documentos encontra- Considerando una forma d e vida horticultora-agricultora, antes
mos referencias a ellas. U n aspecto importante por considerar es q u e del año 1884, con su probable y frecuente concomitancia respecto a
cada forma d e subsistencia presumiblemente podría haber configura- agrupaciones sociales mayores y a asentamieatos más sedentarios, y en-
d o un más alto nivel d e potencial d e subsistencia humana. Sin embar- tonces un cambio a un patrón d e asentamiento circunscrito e n lareduc-
go, debemos recordar también q u e cuando consideramos los sistemas, ción, debe haber impactado fuertemente e n el modo d e subsistencia y
encontramos asentamientos transitorios, dispersos. Como hemos re- e n la organización interna d e la sociedad mapuche.
calcado antes, la técnica d c tala y roce podría haber obligado e n el pa- Como Steward ha anotado:
sado a una forma de vida parcialmente semimóvil y móvil. Obviamente
cada forma d e vida podría haber sido mucho más diferente que la pre- "... La sociedad, cn 1884, no fue ciertamente aborigen en todos los aspecta5: la
via y distinta del nivel d e la sociedad cazadora-recolectora, la cual su- movilidad,las cambiantcsalianzas y las cambiantes afiliaciones parentales duran-
puestamente se caracterizó por migraciones estacionales. te tres siglos de conflicto han dejado seguramente su influencia en la estructura
social del grupo. Con posterioridad a 1884, la guerra cesó y la población se exten-
A la vez, los efectos directos d e la nueva adaptación de un patrón dió, aunque no toda la tierra era accesible. I ag g r p parentales fragmentados
d e asentamiento más permanentc, como resultado d e una economía se desarrollan localizados y, en las reservaciones, los patrilinajes (descendencia
d e producción d e alimentos, pueden ser fácilniente comprendidos. Así de varones) asentaron un nuevo contexto para el arreglo de matrimonio, la par-
podemos suponer q u c este cambio estuvo asociado a otros cambios y ticipación en ccremonias y la cooperación en actividades económicas. El jefc dejó
de tener un rol militar, en tanto que el rol de liderazgo económico, polftico y ce-
s e generó o fue generado mediante otros asentamientos, como por remonial fue extendido a toda la gente en su resewación...
ejemplo el mejoramiento d e los utensilios tecnológicos para los traba- Estos cambios evolutivos han sido causados, esencialmente, por la situación de
jos agrícolas: una vida social más intensa debido a una concentración la reservación". (STEWARD1960: ViII).
d e mayores poblaciones e n los asentamientos y la forma de interacción
comunitaria con grupos vecinos. Para finalizar este estudio se han incorporado algunos datos et-
Al proyectar e n el tiempo unos cientos de años hacia atrás el mo- nográficos referentes a la cultura y sociedad mapuches de las reduccio-
delo etnohistórico descrito, podemos asumir, más adelante, que la típi- nes y las formas de vida prehistóricas e históricas, anteriormente
ca casa familiar fue la unidad central d e producción d e la sociedad descritas, con el propósito de sintetizar más detalladamente algunos d e
basada primariamente e n la horticultura. Sin embargo, futuros traba- los cambios y desarrollos socioculturales acontecidos e n la adaptación
jos arqueoIógicos podrían revelar q u e esta casa estaba organizada e n humana a la ecología local. Sin embargo, para que podamos conside-
la forma d e una familia extendida, la cual probablemente pudiera ha- rar los cambios y desarrollos socioculturales a través del tiempo, debe-
ber estado unida a otras familias d e un antepasado común rcal o ima- mos tener más conjuntos de información arqueológica referentes a las
ginado e n comunidades d c multilinaje, como ha sido ilustrado e n la formas d e vida pasadas, que las que se han presentado e n este trabajo.
etnohistoria. Como fue expuesto antes y considerando los datos etno- Por otro lado, e s difícil y aún imposible estudiar cambios sociocultura-
históricos, e n situaciones donde cada comunidad explotó e n forma les que abarcan un largo período usando exclusivamente datos moder-
común la zona del medio ambiente similar, la común independencia nos. El registro d e un evento adccuado describe mayores secuencias
económica d e estas unidades podría haber mitigado la formación d e un de cambio y desarrollo y cubre períodos más largos en el tiempo q u e la
sistema fuerte, centralizado y regulado a la luz d e una técnica de tala y mayoría d e los etnógrafos dedican al estudio de un grupo particular, o
roce. N o obstante, estos tipos d e asentamientos pudieron haber exhi- lo que puedan observar durante una vida. El estudio del cambio es un
bido un alto grado d e autonomía política y económica, dentro de la flo- tópico al cual los arqueólogos en el futuro pueden hacer importantes
ja trama estructural d e relaciones, uniéndose d e u n modo segmentario, contribuciones mediante investigaciones adicionales, ya q u e ellos re-
asentamiento a asentamiento, para la ayuda y la defensa común. cogen datos d e largos períodos d e tiempo. Se espera que investigacio-
Como arqueólogo que se ha interesado por el cambio y el desa- nes futuras d e ambas disciplinas puedan combinarse para ofrecernos
rrollo cultural, realicé un intento d e aprovechar los datos arqueológi- una mayor comprensión de los cambios socioculturales prehistóricos e
cos y etnohistóricos para sintetizar el tipo general d e transformación históricos d e la adaptación humana a la región.
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
I CENTRO-SUR DE CHILE
E Las fases cerámicas poco definidas del centro-sur de Chile pueden ser
consideradas como una expresión su¿gknerir de la cultura formativa
más austral del continente, en cuanto reflejan una serie de patrones
culturales desarrollados en la parte norte de los bosques subantárticos
d e Sudamérica entre los siglos V y XIX. (Figura - 1).
AIinque identificadlos arqueológicairlente e n forma vaga, estos
nuevos patrones; resultanI de la adopción d~e una vid a semiseldentaria a
sedenta,ria, grac:ias al desiarrollo de la hort icultura :y d e una organiza-
ción sociopolítica más ~ompleja.~Estos p a t i u ~--
i ~L- U I I I ~ I G I mejor
.---a
at; J ~ ~ ~
con la lectura de los documentos etnohistóricos escritos por los inva-
sores españoles del siglo XVI, que no sólo describen un sistema
económico mixto basado en la caza, la pesca y la recolección d e plan-
tas silvestres comestibles, sino que también informan acerca de una red
integrada de comunidades araucanas horticultoras establecidas en la
región. A pesar d e que estos indígenas no estaban organizados bajo
una autoridad central, los caseríos eran relativamente homogéneos e n
lo que respecta a sus elementos artefactuales. Relatos históricos pos-
teriores, así como observaciones etnográficas sobre los araucanos más
resul-
ta particularmerite impo~ tante, puesto que éstas re1>resentanla culmi-
nación d e un p roceso SIociocultural muy prolongítdo d e manejo d e
plantas y vida se]misedentaria, que se originló unos 1;!.O00 a 13.000 años
atrás, con un tipo de adaptación boscosa, tal como se evidencia en t21
sitio d e Monte Verde, situado en los bosques más al sur. i
1
Una mirada más atenta a la ecología de la región reveli3 un climia
. l - -.
frío y húmedo, de abundante precipitación pluvial, gran riqueza ue - - A
re-
t cursos vegetales y con una gran abundancia y variedad de animales te-
TOM D.DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTEY PASADO
rrestres y marinos. Las diferencias d e clima, suelo y altitud entre la cos- tampoco ha sido bien estudiada y se ha desarrollado en su mayor par-
ta, el valle central y la cordillera andina situada al oriente dan lugar a te p o i medio de la comparación con los complejos cerámicos d e fuera
un sinnúmero de hábitat arbóreos, terrestres y acuáticos. En el momen- d e la región provenientes del norte y este. (BERDICHEWSKY 1968;
to d e la invasión europea, los abundantes alimentos silvestres tenían GORDON et al. 1972; MENGHIN1%2; FALABEUA~ PLANELLA1981;
todavía una gran importancia e n la dieta d e la población indígena, aun SÁNCHEZet al. 1981-82; HADJUK 1978). Se cuenta, además, con po-
cuando en diversas especies cultivadas eran ya significativas como la cas fechas d e radiocarbono, de tal manera que la correlación entre los
base económica de la vida en los sitios dispersos del Formativo Tardío artefactos locales y el material proveniente de áreas externas descan-
(c. siglos XII a XIX). (Figura 1). sa únicamente sobre la comparación tipológica. Esta falta de conoci-
miento profundo y amplio da lugar a una interpretación discordante
acerca del papel jugado por las culturas regionales, por una parte, y el
d e las influencias foráneas, por otra, en el desarrollo cultural d e la re-
gión. Para una comprensión más precisa de los períodos cerámicos
haría falta contar con dat os aún nc3 recolectados. En consecuencia, na-
l. Cueva de Cotciones da se avanza con repeitir lo ya publicado (BERDICHEWSKY 1968;
2. Puc6n XI MENGHIN1962) sobre la. ~iuiiuiugía
.-.,,,,l,
de la región. En vez de ello abor-
3. Gorbeo, GO-3 daré el problema utilizando datos conocidos y otros aún inéditos sobre
4. Huimpil
la cerámica d e la región, para examinar el tipo y distribución de los es-
5 Loncoche
6. Podre Lm Cosos
tilos cerámicos generales (y, cuando sea posible, d e otros materiales
7. Cholluopen 2
culturales) a través del tiempo y del espacio. La finalidad es advertir la
B. Pucoro I
clase d e esquema formativo que va emergiendo y los patrones cultura-
9. Colico les y problemas de interpretación que la explicación de los mismos
10. Oueuie plan tea.
I l. Cocule A la luz de la evidencia publicada, resulta claro que las culturas
12. Membrillo cerámicas tempranas no se desarrollaron independientemente d e las
culturasvecinas, o aun de las más distantes que las precedieron e n tiem-
po, como tampoco d e aquellas con las que coexistieron (incluyendo los
procesos culturales del Formativo). Varios investigadores han defini-
do ya los distintos tipos de cerámica conocidos y señalado las semejan-
zas que parecen existir entre los tipos regionales y otros tipos cerárnicos
del centro de Chile. Poco se ha estudiado, sin embargo, acerca de las
semejanzas -en particular con respecto a las técnicas decorativas y a
cierto 1género de vasijas- entre la tradición cerámica de la región y
otras tr,adicioneS cerámicas del Formativo en el área andina.
Nu- GILU que
---A -. sea posible, por ahora, localizar el lugar exacto e n
donde se originó la cultura formativa del centro-sur de Chile, pero pue-
de considerársela parcialmente como una manifestación regional
Figura l. Mapa de la zona centro-sur de Chile y uoimciun de los sitio:, iiieiil;iuriados. tardía de un proceso continuo que tuvo sus orígenes- varios milenios
antes en otras rtzgiones de Sudamérica. Si resumim~os ciertos atributos
Desafortunadamente la mayor parte d e la información arqueoló- d e la stzcuencia regional, desde el estilo t(emprano d e Pitrén hasta la
gica disponible sobre los períodos cerámicos prehispánicos ccnsiste e n cerámic:a más ta rdía de Valdivia, encontrai~iiiua,- ,
por ejemplo, que co-
artefactos pobremente documentados o descripciones incompletas d e rresponden a varios rasgos presentes en las culturas formativas del Perú
algunos pocos sitios aislados. La cronología del centro-sur de Chile y d e la costa de Ecuador (pero no necesariamente afiliadas), a excep-
TOM D.DILLEHAY ARAUCANZA: P R E S m Y PASADO
ción d e unas pocas técnicas decorativas y formas propiamente regio- 1. ANí'ECEDENTES Y CUERPO DE DATOS
nales. Entre estas características están el uso d e vasijas con engobe ro-
jo; la combinación d e bandas rojas pintadas con zonas pulidas o lisas; La prehistoria cerámica del centro-sur d e Chile ha sido definida y en-
los diseños blanco sobre rojo y rojo sobre blanco; los diseños e n zig- tendida primordialmente a partir d e dos distintos conjuhtos d e datos
zag; las incisiones anchas con dibujos en chevron; las incisiones finas y arqueológicos interrelacionados, esto es, las excavaciones a pequeña
gruesa$ la excisión (amputación d e una parte pequeña); las zonas con escala realizadas e n sitios de actividad restringida (tales como cemen-
pigmentación roja d e poscocción; las vasijas abiertas con bordes e n for- terios o pequeños lugares d e habitación, principalmente cuevas, y los
ma d e labios; las vasijas carenadas de base plana, anular u ovoide; las esquemas de tipología y periodicidad cerámica (DILLEHAY 1981).
vasijas-efigie con adornos zoomorfos y antropomorfos incisos o exci- Las fases d e la cerámica regional han sido insatisfactoriamente
sos; los cuencios con la1dos cóncavos y vasijas en forma d e 1botella. 14 más descritas, debido en parte a la falta de una recolección sistemática d e
de esto, e n lo:s Andes (;entrale5 ;,a la cerámica Chavín, bá sicamenlte de- datos e n los sitios estratificados. Hasta la fecha, sólo dos sitios (Cueva
-- J - l - A - - e incisas, le sigue el estilo uci
corada con figuras rnuuciauas
-.--a- J - I L--:.
riuiizonte de Catalanes, BERDICHEWSKY 1%8; Pucón VI, DILLEHAY 1975-76 y
blanco sobre rojo; e n la costa ecuatoriana, el blanco sobre rojo está NAVARRO1979) ofrecen secuencias estratificadas comprobadas para
acompañado de zonas achuradas. D e igual manera, la secuencia de ti- la cerámica y los materiales Iíticos. Estos datos, sin embargo, se ven li-
pos que van desde Pitrén hasta Valdivia, cuyos motivos decorativos son mitados por el muy pequeño tamaño d e la muestra y se desconoce has-
reminiscentes de los estilos modelados-incisos d e las culturas formati- ta qué grado es totalmente represcntativa de los complejos cerámicos
vas tempranas y medias d e América del Sur, va seguida d e ambas tra- d e la región. No obstante, la existencia d e influencias externas prove-
nientes del norte y del centro de Chile, asícomo d e las vertientes orien-
diciones pictóricas: la del blanco sobre rojo y la del rojo sobre blanco.
tales d e los vecinos Andes argentinos y aun d e la selva amazónica
Es evidente que: mucha:s características d e período formativo
meridional, se considera un axioma d e la arqueología subandina. (LAT-
están ausentes de los cmmplejo1s cerámicos d e la región, probablemen- CHAM 1928; MENGHIN1962; BERDICHEWSKY 1968; MOSTNY 1971).
-~ i a
te debido tanto a la d i^sL -~- ^ Ia- ~ icronológica como geográfica que media
Se han planteado varias hipótesis acerca d e las migraciones fo-
entre las culturas cerámicas del centro-sur de Chile y las áreas forma-
ráneas a la región durante los últimos milenios, sobre la base d e los es-
tivas más tempranas d e Sudamérica, o quizás como resultado de la se- tilos cerámicos únicamente.
lección d e ciertos patrones cerámicos por las culturas d e esta región. A causa de que el material no cerámico excavado es muy escaso,
No obstante conocerse poco sobre su prehistoria lentamente va pocas tentativas se han hecho para reconstmir otros patrones cultura-
emczrgiendo un patrón para las culturas alfareras del área; el desarro- les y estilos de vida a través del tiempo y del espacio. Así, la arqueo-
110 (je las técnicas decorativas y de las formas de las vasijas sigue por lo logía ha descubierto muy poco acerca d e las áreas dedicadas a
general la secuencia establecida para las otras regiones d e Sudamérica actividades específicas, a los estilos arquitectónicos y patrones d e asen-
que se mencionaron. tamiento. Esto se debe principalmente a que la investigación e n el te-
Es necesario subrayar también que las características de la ceiámi- rreno se ha concentrado en excavaciones de prueba, realizadas e n
ca no son los únicos rasgos culturales que reflejan los desarrollos for- cuevas o conchales, o en excavaciones de bloques, en los cementerios.
mativo~.Los hallazgos arqueológicos e n lo que re a las Un gran número d e cementerios excavados en el valle central d e la re-
costumbres funerarias (es decir, entierros en canoas, urn arias, gión ha arrojado datos valiosísimos sobre estilos específicos d e cerámi-
montículos artificiales, etc.), así como otros materiales CuiLuraies (res- ca asociados con costumbres funerarias y bienes indicativos d e
tos Iíticos e iconografía textil), también evidencian asociaciones con el estratificación social. (MENGHIN1962; BERDICHEWSKY y MAYOCAL-
Formativo. Además numerosos rasgos culturales descritos por las fuen- VO 1972; GORDON,MADR~DY N GORDON1975y 1978;
M O N L E ~1972;
tes etnohistóricas y observados etnográficamente (datos sociales, VANDE %LE 1968; RAYMOND 1971).
económicos, políticos y demográficos sobre la época del descubrimien- Estos datc,S confirnnan la existencia d e clases sociales y arrojan al-
to, la colonia y los mapuches más recientes) muestran patrones cultu- guna luz sobre 1la complt:jidad social general d e las sociedades estudia-
rales básicos que pueden ser considerados como reminiscentes de las das.
culturas formativas sudamericanas (DILLEHAY 1976, 1978, 1981, Sin duda la ceramica constituye uno de los indicadores más sen-
1988). sibles del cambio cultural. Con el surgimiento de las culturas alfareras
I
TOM D. DlLLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
I
aparece una serie d e patr&nesarqueológica nuevos y distintos para el WRID,
MONLEON1972) ha revisado también la secuencia de la re-
estudio de la región. Con todo, los cambios d e la cerámica, sea que se gión desde la perspectiva de las excavaciones realizadas en los sitios de
deban a factores locales o foráneos, no tienen necesariamente corre- Gorbea, GO-3, Huimpil, Loncoche y Padre Las Casas, en la provincia
lación con otros cambios culturales ni con la totalidad d e ellos. Aun- de Cautín.
que generalmente se acepta la presencia d e la cerámica en el registro
arqueológico como índice del desarrollo d e una vida sedentaria asocia-
da con algún tipo d e agricultura, todavía la arqueología no ha descu- 7
(Tentativo)
GORMW-YADAID
bierto vestigios d e aldeas prehispánicas tardías e n la región. Ello no -.
M N W W chLVO
-
implica que los restos noexistan; indica, más bien, que el tipo de proyec- m00 1OOO
tos de investigación y las estrategias d e excavación empleadas hasta
ahora en los limitados yacimientos no han revelado mucho acerca d e
-a
OaVLa.
m R
U t
SaYI H a - S I
R I I C I I U I S
que este complejo abarcaba una extensión geográfica bastante más am-
plia que la asumida hasta ahora. Asimismo, Hadjuk informa del hallaz-
g o d e vasijas estilo Pitrén (vasijas-puente y cántaros con
representaciones y figuras), con pintura negativa negro sobre rojo, e n
la provincia d e Neuquén en la vertiente oriental d e los Andes, e n Ar-
gentina (Figura 3). Los únicos datos estratigráficos para la cerámica
Figura 4. Estilo Pitren: Botella con pintura al negativo negro sobre rojo (A); vasijas
rnonocromas de superficie pulida (B, C, F, G,H, 1, J,); vasijas monocromas de superfí-
cie pulida y de doble pico y asas puente (D, E). (Según Menghin, 1962).
-- --.. .- - .~
1 Se piensa que otro complejo, definido comoTirúa, localizado más
al norte d e la región araucana (en las provincias de Concepción, Nuble
y Malleco), es posterior a Pitrén (MENGHIN1%2), pero dado q u e s e
sabe muy poco d e su procedencia, tratamiento decorativo d e la cerámi-
ca y variabilidad estilística, es muy probable que sea anterior. El com-
plejo Tirúa incluye vasijas, cuencos y unas cuantas botellas; la cerámica
es bicolor y por lo general tiene diseños geométricos y zonas achura-
das d e color rojo oscuro o negro sobre blanco. Lo que se conoce d e es-
t e complejo procede d e cementerios o d e colecciones particulares. Es
muy probable q u e haya tenido sus raíces en e l complejo Diaguita d e
más al norte, o e n el estilo Aconcagua del valle central. Por otra parte,
su desarrollo histórico puede haber sido-paralelo al bien conocido es-
tilo Valdivia, localizado más 31 sut, de color rojo o negro sobre blanco.
Más adelante s e tratarán e n mayor detalle las relaciones que existen
entre estos dos estilos pintados.
Volviendo a los datos estratigráficos de la provincia de Cautín, se
sabe q u e e n las excavaciones realizadas e n la Cueva de Pucón VI, e n
el Lago Villarrica, se han encontrado materiales arqueológicos hasta
una profundidad d e 2,25 m. La cerámica s e halló e n los primeros ocho
niveles, alcanzando un profundidad d e 1,20 m. Navarro (1979) da una
descripción detallada de los materiales culturales excavados por Dille-
hay y Gordon (DILLEHAY 1975-76), y hace un breve análisis d e la se-
cuencia cerámica. Aun cuando sólo se llevaron a cabo un número
limitado d e excavaciones d e prueba e n el sitio, hallándose poca cerámi-
ca, s e registró una serie d e materiales cerámicas informativos y cro-
nológicamente ordenados. Aquíse tratará brevemente con el material
más antiguo.
El material cerámico más antiguo hallado e n Pucón VI procede
I 1 del nivel 8 y está constituido por un fragmento diferente del resto d e
Figura 6. Vergel 1: Urnas funerarias grandes y simples (A, B, C); Vergel 11: Jarro fu- la cerámica hallada e n el sitio o e n la región hasta la fecha. Se trata d e
nerario con motivos parecidos a los incaicos (D). (Según Bullock, 1955). un fragmento muy pulido del costado de un tiesto, de color crema, con
pequeñas partícuias de desgrasante d e piedra caliza. En la cara exter-
na tenía un motivo circular hecho a presión. Esta cerámica podría ha-
q u e e n ambos se presentan las urnas funerarias y las vasijas incisas con
decoración reticular. ber llegado hasta aquídesde una región distante por medio del trueque
Desde los trabajos d e Bullock y Menghin s e ha recogido poca in- o podría también tratarse d e una vasija singular, no representativa d e
formación adicional para el complejo d e Vergel 1. E n años recientes, un estilo.
el Museo Dillman S. Bullock d e Angol y el Museo Araucano d e Temu- E n los niveles 4-7 se halló una cantidad variable de cerámica "café
c o anunciaron la adquisición d e urnas fu nerarias d e p r o a les- rojiza pulida" o "beige pulida" (NAVARRO1979:68). Ambas se conside-
conocida. Van d e Maele (1983, comunica(ción persional) ha encontriado ran como algunos d e los tipos más antiguos d e cerámica de la región
un complejo muy similar a Vergel 1e n si tios-cem enterio t:an. meric
- . iio-
(DURÁN 1978). La cerámica "café rojiza pulida" tiene algún parecido
nales como el d e Río Bueno. Un complejo d e urnas funerarias Vergel con el tipo de pasta y el tratamiento de superficie de algunas vasijas
11también ha sido documentado, pero esto s e discutirá más adelante. Pitrén, lo cual sugiere que los niveles 7 a 4 podrían fecharse entre 500
TUM D.DILLEHAY
ARAUCA! mY PASADO
Figirra 10. Estilo Valdivia. Cortesla del Museo de Historia y Antropologfa de la Uni-
versidad Austral de Chile.
Otro tipo d e cerámica tardía que merece tomarse en cuenta es la tir del siglo XVI. Es interesante señalar, con todo, que perduraron cier-
e Vergel 11. Igual que el complejo Valdivia, ha sido catalogada den- tas tendencias cerámicas indígenas, las cuales se mantuvieron aun e n
o d e los períodos d e contacto e histórico, sobre la base d e sus movi- tiempos modernos. Estas evidencian una fuerte tradición en lo que se
ientos decorativos d e reminiscencia inca. Las formas que aparecen refiere al tratamiento de superficies, formas y tamaños de las vasijas.
n urnas funerarias d e cuello ancho con dibujos geométricos pintados Obviamente este tipo de cerámicas refleja un fuerte sentido de identi-
jo o negro sobre blanco, así como otros motivos que claramente dad cultural y persistencia de conducta entrelos grupos indígenas arau-
cuerdan la iconografía inca. Vergel 11es un desarrollo del anterior canos, los cuales aún hoy son conocidos por su conservadurismo
ergel 1 e n la zona d e Angol. cultural.
E n relación con los complejos cerárnicos, tanto d e Vergel 11 co- Además, como un probable resultado d e las fuertes luchas y d e la
o d e Valdivia, el autor d e estas líneas estima que la influencia inca, movilidad y desplazamiento d e la población durante los últimos tres-
e es aparente en las versiones más tardías de esta cerámica, es el re- cientos años y más, sólo se han hallado unas pocas vasijas de color
ltado de la incorporación d e características incas en la cerámica más marrón natural que parecen ser una respuesta a los cambios sociocul-
mpatible -desde el punto de vista tecnológico, funcional y estilísti- turales que ocurrieron durante este tiempo. Un tipo de cerdmica ho-
- que existía en el momento d e la influencia cuzqueña en la región. mogéneo y muy difundido se presenta por primera vez en sitios de la
Considero que una vez que se aclare el problema de la pe- época temprana del contacto español, así como en sitios históricos más
tración inca e n la región, la situación d e esta cerámica quedará más tardíos. Las vasijas son de color marrón natural, con desgrasante d e mi-
ra. Cuando se comprendan mejor las influencias inca y diaguita es ca; la superficie muestra un tratamiento de alisado y los bordes son cor-
obable que se puedan definir dos o tres fases y variedades espacio- tos y vueltos hacia afuera, como los tipos prehispánicos tardíos.
mporales d e la cultura Valdivia; por ejemplo, una variedad pre- Sin embargo, la base y las asas curvas son del tipo que se observa
pánica, una inca y una variedad posterior perteneciente a la época e n la temprana cerámica española. Este tipo de cerámica a mcnudo se
contacto hispánico. encuentra junto con una gran diversidad deotros tipos cerámicos, cons-
Además d e los tipos estilísticamente más fáciles d e determinar tituyendo un patrón nunca registrado para el período prehispánico. Es-
ncionados antes, se ha hallado una cantidad d e otros tipos de tos patrones pueden ser un reflejo del desplazamiento intenso d e la
ámica, tanto en la superficie o como en contextos estratigráficos, ta- población, del establecimiento de poblados en nuevos lugares y de la
como "Cautín engobe rojo", "Cautín burdo" (DURAN1978) y otros amalgama local de distintos linajes sociales, todo ello como consecuen-
inidos localmente. Estos y muchos otros tiestos, todavía no defini- cia d e la guerra entre europeos y araucanos.
s, bien pueden ser variedades locales de ciertos tipos conocidos o En la exposición anterior se ha hecho apenas referencia a otros
evos complejos que han pasado inadvertidos hasta hoy. rasgos culturales asociados con tipos d e cerámica prehispánica. Como
A pesar d e la falta d e estudios sistemáticos sobre la cerámica d e ya se mencionó, se sabe muy poco acerca d e los sitios residenciales,
egión, s e cuenta con suficientes trabajos para empezar a distinguir aunque algunas pocas cuevas han sido excavadas en forma limitada. Se
as probables tradiciones locales. Por ejemplo, las regiones de los la- han recogido algunos datos sobre materiales Iíticos (DILLEHAY y GOR-
Panguipulli, Ranco y Calafquén, en la antecordillera situada entre DON 1978; SEGUEL 1969; NAVARRO 1979)y orgánicos, pero éstos han
muco y Valdivia, están asociadas con una cerámica característica ti- sido escasamente descritos, lo que hace imposible un análisis detallado
esfinge, con vasijas monocromas que son diferentes a las de otras de ellos aquí. Los datos más importantes provienen de cementerios,
as. En particular, existe una vasija que tiene protuberancias pareci- donde se han encontrado pipas-efigie y cuentas de vidrio y concha. Sin
(pero obviamente no afiliada) al tipo de cerámica d e la cultura for- embarl50, la mLiestra de estos materiales es tan pequeña que poco se
tiva d e Chavín. Estas distintas cerámicas del área antecordillerana puede afirmar c:on certeza, salvo que estos materiales se relacionan con
bablemente. datan d e 500 a 1000 d.C. Asimismo, en el distrito de formas aiiiiiialds
m .-:-:1..-e
halladas en el centro de Chile. También cabe men-
nquihue, más al sur, se ha hallado un tipo de cerámica sencilla, de cionar que el eiltierro ein canoa e:S una antigua costumbre funeraria. A
or marrón, característica de una tradición prehispánica tardía (alre- pesar cle que se creía aniteriorme'nte que ésta había sido introducida en
dor de 1200-1500 d.c.). tiempc1s de la o'cupacióni español - a, data del siglo XIII en el sitio d e Pa-
Finalmente, debe subrayarse que se observa una gran cantidad d e dre Las Casas, cerca de Temuco. Además se encuentran numerosos
gos cerámicos europeos en muchas vasijas de distintas formas a par- montículos artificiales en la región, concentrados principalmente en el
OM D. DILLEHAY ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO
desarrollo cultural prehispánico tardío fue de naturaleza forma- relación d e los individuos y cómo la adapl:ación al espacio es una par-
os desarrollos formativos muestran algunas innovaciones loca- te fundamental d e aprendizaje para interactuar coi1 otros. También ha
ro también revelan una fuerte afiliación con los cambios habido un fuerte énfasis sobre los aspectos espaciales d e adaptación
ulturales ocurridos en el centro de Chile y e n la vertiente bosco- tecnoambiental, crecimiento y desarrollo cultural. Además, se ha pues-
ntal d e los Andes argentinos meridionales. La intluencia de las to cada vez más atención al espacio como medio de comunicación pú-
s orientales es visible también en las culturas cerámicas y en blica para organizar y regular el flujo de conocimiento cultural.
asgos culturales, pero todavía no se puede determinar si hubo os mecanismos d e clasificación, regulación y actualización d e co-
to directo o indirecto con áreas situadas aún más al norte. ento público, el pensamiento y los procesos de toma de decisio-
unque podría señalarse un buen número d e cuestiones específi- iics a u i i consideraciones importantes en el estudio de cualquier sistema
e deberán ser objeto d e investigaciones futuras, se dan tres pro- sociocultural (NEISSER 1976; GLADWIN1979; QUINN1975; YOUNG
cuya importancia se extiende a muchas regiones. En primer 1981). El lugar donde se encuentran las fuentes d e conocimiento; cómo
es necesario examinar y explicar el aparente atraso cultural o se forma y se comparte este conocimiento, cómo se aprende; e n qué
nto desarrollo que tuvo lugar entre la cultura Monte Verde. que forma está relacionado con la ccmducta, los "mapas", "reglas", o "pla-
nes" cognitivos, y mediarite qué p.rocesos c:ambia,son preguntas irnpor-
tantes d e consideración. T~ n--i l<-:
hace unos 13.000 afios, y los cambios agroalfareros ocurridos
~sU I I:tes
I socioculturales, las características
nos 1.500 a 2.000 años. En segundo lugar, habrá que investigar
nuidad cultural que se percibe hoy en la sociedad y la cultura y los procesos de aprendizaje, el uso del conocimiento y los contextos
he contemporáneas (DILLEHAY1981). Ello constituye la clave temporales y espaciales de estos aspectos tambikn necesitan ser com-
comprensión d e los estilos d e vida del período prehispánico prendidos en el funcionamiento d e las experiencias de vida en el mun-
En tercer lugar, debe praicticarse una arqueología más interdis- do general.
ia y más interandina en isitios escmogidos de la región con el fin A partir de recientes estudios andinos (ALLEN,1983, citado en
car el tipo marginal de 1(1s desarr 0110s formativos que tuvieron R A P P ~ O R T1985; , ISBELL, 1978; OSSIO, 1981; P L A ~1982; , SALO-
n los bosques subantárticos de América del Sur. MON, 1982; URTON, 1981; ZUIDEMAN,1982; BASTIEN, 1986) han
emergido diversos temas d e una significación potencial para el estudio
del cambio cultural y el espacio social, ceremonial y territorial. Tales
estudios revelan las cinco áreas más importantes en las que deben com-
prenderse los estudios del espacio andino (RAPPAPORT,1985): 1) el El conocimiento y la experiencia ancestral se incorporan a las ex-
contexto d e las unidades espaciales; 2) el d e la historia de lad y periencias devida d e la sociedad, e n general a través del mito, los cuen-
cultura; 3) el d e los estudios antropológicos d e 1a concie ncia histc5rica tos narrativa y la ceremonia congregacional. En la ceremonia ritual
indígena; 4) el del rol y organización del espacio en el sisteina d e coi7oci- estos dos mundos se convierten en una topografía física-etérea, unifi-
miento o cognitivo indígena, y 5) el del área concci i i i c i i ~- ca- iab uirnen-
-
,
-.
..
-
--
-A
. 1-- 2:-
cada y contraída, que representa una intersección cruzada simétrica de
siones simbólicas del espacio. conocimiento o experiencia histórica ancestral (e.& adinapu) y su sig-
En términos más específicos, varios de los estudios han revelado nificado y uso culturalmente construido en la sociedad de vida. En es-
la forma como las actividades sociales y ceremoniales y el uso y organi- te sentido los mapuches consideran la conducta ritual humana terrenal
zación del espacio involucran y comprenden la experiencia y el pensa- como un marco de tiempo sincrónico que refuerza la relación entre el
mient'o histórico. Estas investigaciones han demostrado además cómo conocimiento ancestral almacenado en el mundo etéreo e introdiicido
dicha experiencia y pensamientos s e relacionan con otros aspectos d e e n el mundo d e vida para el uso social e ideológico. A partir de esto, la
la vida d e la comunidad y cómo la organización del espacio social y te- clave para comprender la clasificación y uso d e las fuentes d e conoci-
rritorial es influido por circunstancias históricas mucho más amplias. miento, tanto en el espacio etéreo como en el físico, es examinar la re-
Más aún, los estudios d e las pautas de la dimensión simbólica del espa- lación entre el mundo ancestral y el mundo viviente, además de la
cio social, ceremonial y territorial y de laS denom inaciones familiares y forma en que se estructura esta relación en la ideología y religión ma-
d e linajes han mostrado o evidenciado la conexión íntima existente en- puches.
tre los patrones de asentamientos humanos - - - y ia ecología andina.
-- 1- Desearía señalar que este estudio no intenta percibir la religión
Específicamente mi intención es indagar sobre esta última idea e ideología mapuches como la fuerza principal que mantiene la persis-
mediante el examen de la clasificación y organización espacial de las tencia e integridad cultural de la sociedad y cultura mapuches; más bien
fuentes de conocimiento indígena d e los mapuches del área cultural d e considero que tales fuerzas operan en conjunto con otras -como las
los Andes del sur, y cómo ellos administran y utilizan estas fuentes en conexiones sociales y económicas entre las comunidades, los patrones
d e tenencia de la tierra, la identidad étnica y otras -, en tanto también
su mundo d e vida a través de la ceremonia congregacional. Se destaca- contribuyen a la mantención o al cambio del modo de vida mapuche.
aquíel espacio específicamente porque todo el conocimiento y la con- Por consiguiente, mis interpretaciones en este estudio deben conside-
ducta e n la sociedad mapuche tienen que tener una referencia locali- rarse sólo en el contexto de la ceremonia y religión mapuche más tra-
zada en uno d e los dos mundos espaciales culturalmente definidos: el dicionales y de su ligazón con otros aspectos de la cultura.
mundo etéreo, que aquísignifica imagen del mundo ancestral ideológi- Es más, no es nuestra intención describir aquí toda la gama de va-
camente construido; o el mundo físico, es decir, la topografía natural y riaciones locales en la religión mapuche, sino solamente aquellas que
el ecosistema en que se realiza la acción social d e la vida. específicamente menciono más adelante, y también aquellas con las
El propósito de este estudio es describir y analizar las relaciones que tuve asociación directa. Sería tema para un estudio independiente
y estructura d e estos dos mundos, y descubrir en qué forma el conoci- intentar evaluar la utilidad d e este material descriptivo e interpretati-
miento ancestral está regulado en la ceremonia para mantener la per- vo en todos los aspectos de la religión mapuche en todas las comuni-
sistencia d e ciertas normas tradicionales. dades. Esto no significa,sin embargo, sugerir que estamos tratando con
Para los mapuches, el espacio (en cualquier forma que se dé) es áreas y relaciones unívocas, o siquiera distintivas. Más bien, las obser-
una conjunción fundamental entre su visión codificada de lo visible, el vaciones en varias comunidades dispersas a través del territorio mapu-
mundo de vida en la superficie de la tierra, y el mundo etéreo ideológi- che indican todo lo contrario.
camente estructurado y compuesto de superficies o planos "cosmológi- Hay que enfatizar también, desde el comienzo, que este estudio
cos" portadores d e conocimiento e n donde residen las imágenes d e no enfoca el contenido y significado del sistema d e conocimiento ma-
diferentes espíritus ancestrales, buenos o malos, junto con divinidades puche, o la formación, definición y función de los preceptos de infor-
y personajes menores. Los mapuches creen que sus ancestros repre- mación, conceptos y mensajes, la forma como el conocimiento está
sentan la historia total de su cultura, constituyendo de este modo las influenciado por experiencias sensoriales, o la razón por la cual éste se
fuentes d e conocimiento para todo el pensamiento y acción humanos. selecciona del medio sociocultural de información almacenada e inter-
DILLEHAY ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO
conductual humana. No enfatizaremos sobre la educación d e que se han visto expuestas a una mayor aculturación, especialmente e n
venes.0 el flujo social y uso del conocimiento en la sociedad ma- lo que a relieión se refiere. He estudiado diecisiete campos hasta la fe-
"
, pues t ales temas están más allá del ámbito de este artículo. (El cha y éstc)S fueroni seleccionados, deliberadamente, en lo que se consi-
está coi~scientedel uso y los límites delos estudios d e esta natu- deró conno un "áirea menos aculturada". Mi interés era estudiar la
sobre c:agnición). Una preocupación secundaria es e n qué for- poblacióii,,.,i~iapuine
1
que representaralos aspectos más tradicionales d e
conocimiento, una vez formado a partir d e cualquier fuente y la ideología y de la religión mapuches. El interés no residía en conocer
ualquier propósito, se organiza culturalmente y se aplica social- el proceso d e cambio o aculturación del ceremonial mapuche. Pese a
e n el mundo d e vida. haber estudiado diecisiete campos de nguillatún, me detendré sola-
mente e n un campo y una ceremonia, como un ejemplo representativo
ATOS Y METODOS d e los modelos que quiero dar a conocer.
Finalmente, no pretendo que los patrones y modelos mencio-
Inados aq uí representen la complejidad global del ceremonial mapuche,
tos presentados en este artículo derivan de diez años de inter-
l
e traba]jo etnoar-quwlógico y etnográfico sobre religión e ideo- romo un mecanis mo d e pcrrsistencia étnica o como la total manifesta-
cción esplicial y solcial d e la ideología mapuche. Lo que presento ahora
mapuches. Gran parte d e mi experiencia y conocimiento acerca .. - .- ..-
- -
económica y la estructura política es d e autosuficiencia. tepasados auténticos y espíritus de importancia locni, p u i , dentro d e
Antes d e la vida e n rducciones, los mapuches s e hallaban e n un un "marco de gran homogeneidad culturar. Eo general coincido con el-
dd,:
% 3p razonamientide Faron, pero agregaría que la variabilidad en penona-
constante p--;---.-
e r o esporádico estado d e c o n f l i c t o ~ p r i m e r con
o los
N--
~ncas coiiros españole. Realmente s e sabe poco d e los últi- fis locales socialmente expresados también se atribuye a diferencias
' a u n q u e la evidencia arqueológica y etnohistórica in- r 9 ~ n a l e sen la economía y en el orden trófico y c c o l ó ~ i u ,d e m--
dica que los mapuches vivían e n comunidades esparcidas y libremente munidades d e plantas y animales, de los cuales se derivan la nomencla-
confederadas que funcionaba11 e n un nivel d e "cacicazgo" incipiente d e tura y la organización demopráfica básica ddmvivos y los antepasado<
sociedad (DILLEHAY1976y 1982). Tenían una economía mixta conva- -_---
En una sección posterior desarrollaré v. explicaré estaconv&cjPn, e n
cuanto s e relaciona con el concepto de espacio, y así deseo establecer
riaciones regionales que dependían, e n parte, del tipo d e ambiente (es
decir, costa, valle central y las colinas andinas) y del potencial cultural la diferencia entre mi posición y x d e F a o ~
d e la población. La agricultura era generalmente la principal actividad r o r r o punto digno d e consideración es la distinción mapuche en-
productora d e alimentos, aunque la caza, la pesca y la recolección d e tre añcestros auténticos y míticos. Los ancestros auténticas (kuifiche)
plantas también contribuían a la dieta. Los mapuches nunca alcanza- s e trazan a través d e líneas d e descendencia directa y son propiciados
ron una organización d e gobierno centralizado, pero eran dirigidos por e n las ceremonias denguillntún, own (funeral) y durante oraciones pri-
jefes formales (lonkos y toqrrb) durante los períodos d e conflicto mi- vadas. Ellos actúan como mediadores ante el dios mayor, o ngenechen,
litar. E n tiempos d e paz, los lonkos mantenían un papel d e consejería y juegan un papel menor ante los dioses y espíritus mapuches más im-
respetable pero informal. portantes. Los ancestros míticos (ontupninko), por otro lado. no s e
Una forma d e unificación regional era la gran congregación reli- pueden trazar directamente a través d e una línea genealógica particu-
giosa que unía a múltiples grupos d e linajes para propiciar los verda- lar, y d e este modo se considera que son panmapuches. A estos antepa-
deros antepasados d e los linajes q u e reverencian a los antepasados sados s e referían en los mitos de creación y e n los mitos rituales
míticos, a una multitud d e dioses (FARON 1964). Aún hoy existe una mantenidos por todos los mapuches.
"cadena d e unidades congregacionales (linajes e n las reducciones) su- L a diferencia entre estos dos tipos de antepasados radica prima-
perpuestas e n sus periferias, q u e congrega a la sociedad mapuche to- riamente en una función del tiempo y en sus estatus, dentro de la ge-
tal e n una sola expresión d e moralidad religiosa" (FARON1964:214). nealogía de linajes. Es decir, los antepasados míticos son mucho más
antiguos y su línea d e descendencia formal se ha perdido en los regis-
tros d e p3rentesco oral de walquier linaje. Como resultado, se en-
3. IDEOLOGIA Y RELIGION MAPUCHES cuentran afiliados con enclaves regionales d e múltiples linajes
interrelacionados. Los ancestros auténticos, por otro lado. son más re-
&a ideología mapuche consiste e n un panteón d e divinidades, peno- cientes e n el tiempo y se los recuerda en la línea de descendencia di-
recta. La pérdida de ancestros míticos e n el registm genealógico d e un
najes ancestrales (tanto auténticos como míticos), fuerzas buenas o ma- linaje individual probablemente se explica por desplazamiento d e po-
las y otros seres menos importantes q u e están jerárquicamente blación y alguna mezcla de linaje. Esta resulta d e una movilidad cre-
,m ARAUCANW P R E S E m Y PASADO
ciente y disminución d e la población en las reducciones, en los pasados mapuches expresen sus necesidades ante sus antepasados y dioses y pa-
doscientos o trescientos años, o simplemente por pérdida del recuer- ra que manifiesten públicamente alianzas de matrimonio intralinaje.
d o e n un linaje. Los mapuches ruegan por muchas m a s : buena salud y, e n general, vic-
(Es preciso efectilar una dlistinción entre los espíritus ancestrales toria d e lo bueno sobre lo malo, abundancia de cosechas y animales,
d e la población mapuche en general y los d e los dioses, lonkos (y caci- tiempo bueno, y así sucesivamente. El énfasis básico está en el éxito
ques), machis y otros personajes importantes. Los espíritus de la po- agrícola, pero en tiempos d e dificultad general o calamidades
.-
--
produci-
blación en general residen "al otro lado del mar" (e.g. GUEVARA1908: das por inundaciones o terremotos se da más impoirtancia aI estas últi-
270-278), mientras que aquellos d e los personajes importantes y dio- mas. Los cronistas españoles también han escrito que ante:S de 1885,
ses se localizan e n el mundo del Wenu mapu). .- ---l.....
tiempo e n que los mapucha fueron colocados en rcuu~ciones,los
La homoigeneidad cultural e n la religión mapuche es caracteriza- indígenas rogaban por la victoria en la guerra contra los chilenos.
da PIr la creencia interregional e n los ancestros míticos genealógica- El nguillnnin generalmente se celebra antes o después de las co-
a ,,A:,
m e n t ~p ~ y que~se los~invocadcon más ~ frecuencia
~ y más sechas. No existe un calendario exacto de rituales, aunque el rito s e
fervorosamente durante las grandes ceremonias públicas de multilina- realiza d e acuerdo con la temporada de cosecha y generalmente en tor-
je. Por estar desligados de una organización de parentesco particular, no a la luna llena, tiempo en que se piensa que el dios y la diosa d e la
estos personajes sirven para unir a una población mucho más amplia y luna (kuyenfucha/kushe), que otorgan la fertilidad, obedecen a las
proveen una referencia común para la unificación religiosa. Por otro súplicas humanas y a las ofrendas de sacrificio. Las ceremonias son pla-
lado, los ancestros auténticos con afiliación d e linaje específico juegan neadas por los jefes rituales y los mayores, quienes son los líderes d e
un papel importante en las creencias locales religiosas y menores d e li- los sublinajes en las reducciones. Tres linajes sociales interrelaciona-
najes individuales. dos alternan cíclicamente la responsabilidad d e ser los anfitriones del
suceso ritual. Los linajes externos a este grupo d e anfitriones también
son invitados.
4. CEREMONIA Y RITUAL PUBLICO El rito del funeral (awn) involucra un conjuriru ~ ~ ~ z m o ndiea l
obligaciones interlinajes con el fin de proteger al muerto de los mallos
La ideología y la religión mapuches están más intensamente expresa- espíritus (wekufes) y darle a éste una sepultura y viaje ade:cuados 1ia-
das en la ceremonia y el ritual públicos. ---
cia el mundo etéreo. Aunque hay muchos aspectos del rito que su11d e
Existen varios tipos d e ceremonias para ocasiones sociales dife- interés antropológico, aquíse elaborará solamente uno: el weupin (dis-
rentes y todas implican el concepto d e una "relación de mutua depen- curso). El nwn se discutirá más detalladamente e n una sección poste-
dencia entre los vivos y sus ancestros" ( ~ ~ ~ ~ 3 9 6El1grado 4 wd.e rior que trata sobre sus aspectos ideológicos y socioespaciales.
importancia pública y el tamaño de la congregación están relacionados Los dolientes masculinos de más'edad (weuprrfes) entregan un
con la función del ritual y el nivel d e participación social (e.g., familia, discurso (o weupin) ante el difunto. El weupin típicamente comienza
sublinaje, linaje y múltiple linaje). Por ejemplo, un rukot~~n, la cons- haciendo referencia a los dioses supremos, personajes y espírilus an-
trucción d e una nueva casa, incluye la participación de familias relacio- cestrales míticos y ruega por el alma del muerto. Casi al final del dis-
nadas, mientras que un machitún, la iniciación d e una nueva machi o curso, el weuPUfC traza la genealogía del difunto "hasta llegar al último
chamán, incluye a miembros de la familia, la gente mayor del lugar y ancestro (auténtico) que se recuerda en su patrilinaje, y exalta las vir-
chamanes machis d e varios linajes. Un amplio nivel de participación tudes d e los miembros masculinos principales en cada generación, re-
pública ocurre en el awn, que generalmente incluye miembros de lina- montándose hacia el fundador (auténtico)"(F~RON 1964:89). El
jes múltiples, y en el ngudlahin, que es la más amplia congregación discurso termina al hacer alusión al difunto. Cuando el wer~pinhaya
pública e n funcionamiento dentro d e la sociedad mapuche. terminado y el cuerpo se haya sepultado él o ella eventualmente se tras-
Es importante definir brevemente los ritos delngz&illrit6ny el awn ladará al mundo etéreo y será el "último ancestro (auténtico) recorda-
porque ellos representan la conjunción religiosa e ideológica de los dos do en el linaje" (Según GREBE, PACHECOy SEGURA- 1972: 69 - se
mundos espaciales y de los vivos y los muertos en forma más dramáti- .
llama ant@ che o fi30 ke che a los ant~pasadosque subieron al mun-
ca. Faron (1964), Casamiquela (1965) y otros han observado previa- do etéreo o el wenu mapu; véase también ROSALES1877, citado e n
mente que el nguillritún provee una oportunidad para que los GUEVARA1908; 282). Una vez que la transferencia ha ocurrido, el
ARAUCANIA: PRESWTE Y PASADO
bro fallecido del linaje integra su conocimiento del mundo vivo mentado y adherido a las reglas de la sociedad mapuche. Hacemo as
l conocimiento pasado y la historia almacenada en el mundo porque nuestros ancesiros las haclan y porque nuestros padres y abuelos nos
o d e los ancestros míticos y auténticos. declan que eran conectas. Estas palabras constituyen el punto central de todas
Volvamos ahora a una discusión más específica de la relación en- las respuestas a las interrogantesde los antropólogosacerca de la creencia y acti-
vidad habitual (FARON 1% 10-11).
s vivos y sus ancestros, y a la creencia de los mapuches en el co-
iento ancestral y en la experiencia como la principal fuente d e Estas ideas y creencias tradicionales en el orden moral d e la reli-
mación histórica sobre el mundo natural y el mundo social. Tam- gión mapuche e n cuanto emanan d e experiencias ancestrales y rnante-
es preciso considerar aquí los conceptos d e tiempo y espacio y nidas e n la relación continua entre los ancestros y los vivos (véase
ellos se relacionan con la conducta viva. GUEVARA1908: 270-285) son de hecho fuentes d e información acer-
ca d e las normas habituales y las leyes que se aprenden, influenciadas
y modificadas por comunicación simbólica interna y la inferencia d e las
ONOCIMIENTO ANCESTRAL Y TRADICION experiencias conductuales del mundo real de los vivos, incluyendo la
participación ceremonial. Se puede entonces determinar que los ma-
z más que ningún otro estudioso, Faron reconoció la importan- puches consideraban la historia ancestral, y los t i p d e experiencias
la ideología ancestral para los mapuches y cómo ésta maneja el buenas o malas contenidas en ella, como una parte importante d e su
ortamiento social colectivo d e los miembros vivos, según se des- cultura que les da dirección y un sentido de lo correcto o incorrecto en
e de su estudio sobre la religión mapuche e n Howkr of the Sun. su propio mundo.
Harcha (1978) ha analizado el concepto d e la tradición o historia
iraves.dee s a estudio (...) p he tratado de mostrar especfficamente que en la mapuche desde la perspectiva émica. Ella examinó especificamente los
ociedad m a m e hay (...) un mmpiemento entre el sistema ideol6gicoy la es- mecanismos culturales y los canales sociales a través de los cuales "los
uctura de la acción social. La relación de la creencia y la acción provee un equi- aspectos del pasado" (kuifi rnpan dungu), incluyendo las reglas y leyes
briocontinuoentre losvariossegmentosdela estructura social total y constituye
s reglas de la sociedad mapuche y su expresión (FARON 1964: 194). habituales, se incorporan para regir 'la conducta mapuche en el mundo
vivo. Según Harcha, los mapuches no tienen un concepto Formal d e
tiempo absoluto o historia, sino solamente una idea d e la ocurrencia
ara Faron el mundo mapuche esth ordenado y mantenido prin- d e sucesos ancestralmente relacionados desde el pasado hasta el pre-
ente por una "convicción moral" que une a los vivos y a los "muer-
ncestros). El visualiza la moralidad de los mapuches como una sente y una anticipación del futuro.
Varios intercesores sociales regulan el uso d e la historia mapuche
religiosa d e oposición constante entre las fuerzas buenas y las en el mundo vivo. En la ceremonia ritual, el machi y ngz4illntr~~e (sacer-
que influyen e n el comportamiento institucionalizado de los vi- dote ritual) proveen este servicio. El weupufe es mediador durante el
da conducta está rito del nwn y también en las ceremonias de nacimiento y matrimonio.
Otro es el ngutrnmhm que conversa durante ocasiones sociales acer-
acuerdo con el orden moral que permea la sociedad, la conducta aberrante ca d e las buenas fuerzas, los logros y conocimiento de los ancestros, las
e se define en relación con la desviacidn de este código (...) Este código moral cosas que la gente planea hacer y los eventos que ocurrirán en el fu-
a a su vez anclado en la relación que existe entre los vivos y los muertos, los turo. Los cuentos (epeus) acerca de los animales, la muerte y los espíri-
beres y derechos que existen entre ellos en el contexto de la tradición religim
apuche (FARON 1W: 10). tus malignos, las formas de entretención (kuneos) y las canciones
)La moralidad no puede ser entendida en forma separada de las sanciones SG (ilhntun) son otros recursos orales para enseñar las reglas habituales
enaturales y la naturaleza del continuum entre los vivos y los muertos -tanto y las creencias a los mapuches (Harcha 1978).
cestrosdioses autenticos y mfticos-, en el marco de las unidades (multilinea- Cualquiera que sea el intercesor y cualquiera que sea el ritual o
) lineales y congregacionalesde la población. Todos losdeberes y derechas tra-
ionales se sancionan de manera sobrenatural, y los conflictos que surgen la ocasión social en que él o ella participa, hay siempre un sentido com-
ncipalmente de contactos con lo no mapuche se manejan en referencia a es- petitivo e n la muestra de conocimiento acerca de la información con-
sanciones morales tradicionales. La ley habitual (adwnaprl) es un conjunto tenida en el mundo etéreo de los ancestros, y en la forma como se va a
ndamentalmente sobrenatural, sancionado por fuerzas sobrenaturales que usar e n el mundo vivo. Más que la posesión de bienes terrenales, el
anan de los mismos ancestros a quienes se considera haber disefiado, suple-
prestigio social se obtiene mejor a partir d e la habilidad que alguien
ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO
para usar su conocimiento d e histona ancestral e n hacer buenas ración etérea de divinidades, ancestros y espíritus cuyos nombres y pa-
ones. peles están modelados jerárquicamente a partir de elementos natura-
El estudio d e Harcha también descubrió que el tiempo, además les y también en la ubicación de linajes participantes (y fannilias) en la
ucesión de hechos que lo componen, tiene que tener ubicación ceremonia, cuyos nombres, que se toman asimismo d e fen(h e n o s ria-
e n el mundo diacrónico d e la. ancestros míticos y auténticos o turales, indican la ubicación d e sus puestos en el campo c:eremoni¡al. ,
mundo sincrónico d e los vivos. E n ambos casos, sin embargo, el :o-
o pasado o el presente siempre se clasifica d e acuerdo al cornpor- Sólo durante las ceremonias programadas se reúnen las fue
nocimiento primario, los animales, los ancestros y los vivo: iu-
nto ritual espaciado e n el mundo vivo. Para los mapuches, la vi- ico
el mundo físico se considera simplemente como rrnn posición ceso social espacialmente ordenado del mundo etéreo y el rr
ctual que se desarrolla a lo largo d e un conzinicum sucesivo d e vivo.
ios pasados y presentes definidos mediante los sucesos históri- Ahora daremos énfasis a la descripción y análisis d e los dos mun-
estos ancestros, y por el paso de aquéllos fallecidos recienternen- dos espaciales y su estructura ideológica y espacial, en cuanto se rela-
a el mundo etéreo. cionan con los iivos y sus ancestros.
l comportamiento en el mundo vivo es reemplazado análoga-
por la participación ritual en dond,e se hace introspección sobre CONJUNCION DEL ESPACIO ETEREO Y EL ESPACIO FISICO
dos ancestrales e n el mundo etéreo. Así, la conducta cs cn esen- 6.
EN LA CEREMONIA
a forma de "hacer cosas ancestrales" por parte de un cuerpo vi-
el mundo físico. El espacio, por otro lado, es una methl'ora que
te e n ubicar el "hacer" mientras se realiza a lo largo d e este con- Como se puede inferir de lo anterior, los mapuches clasifican el espa-
m temporal d e sucesos. En este sentido, todo el comportamiento cio e n dos formas -el espacio etéreo y el espacio físico - para orga-
ener un orden de tiempo-espacio. nizar su ordenamiento epistemológico del mundo. El espacio etéreo se
demás, el orden social y espacial en el mundo vivo está modela- compone de "superficies" arregladas verticalmente de un mundo supe-
ún ese ordenamiento en el mundo ancestral, cuya organización rior bueno y de un mundo inferior malvado (GREBE, PACHECO y SE-
endió originalmente de las plantas y animales del mundo físico. GURA 1972) (esquema 1). Cada una de estas superficies está ocupada
s animales quienes enseñaron a los ancestros lo que es el mun- por diferentes divinidades, ancestros y espíritus. La otra forma está
o (o ecosistema) y cómo organizarse en él social y espacialmen- constituida por el mundo físico de la superficie de la tierra (mapu), don-
mo me lo informó un mapuche de más edad: d e los elementos ecológicos visibles, incluyendo a los humanos, inte-
ractúan dentro de un marco horizontal definido por los cuatro puntos
cardinales.
osolros sabemos lo que hacen los animales y lo que son las neccsidadcs de los Sólo el espacio ceremonial en el mundo del mapu se considera
ervas, de los peces, de las aves y de losoiros animales. Ha estado solamente po- como el punto de intersección de ambas formas espaciales: integr,a to-
tiempo en esta tierra el chileno, y él sabe muy poco sobre los aniníales y plan- dos los niveles verticales y las dimensiones horizontales a través del
s. Nosotros vivimos nquf por miles de anos y los animales nos enseñaron y nos
saron su conocimiento de familia a familia (Antonio AicamSn, Mehuín, pro- pensamiento ritual y la acción. Los mitos cereinoniales, los cuentos na-
ncia de Valdivia). (DILLEHAY y GORDON1977:306). rrativo~y las canciones contienen caracteres de las superficies etéreas,
y relacionan estructuralmente su interacción unos con otros de acuer-
do a su posición a través de la escala vertical del espacio etéreo.
tra cita revela cómo el wepufe recibe a su vez su conocimiento Por intermedio del machi ( o el nguillutufe, en algunas comuni-
ncestros: dades), que intercede en la ceremonia, el miembro vivo del mundo del
mapu tiene acceso y control sobre las múltiples fuentes d e conocimien-
que tenla sueflos (visiones) el nenpin, y por esto se le consuli¿~~l
JU Iwrecer. to contenidas e n las experiencias pasadas de todos los ancestros y per-
s más antiguos antepasados. Sus abuelos eran los que le daban noticias (FE- sonajes, ya sean buenos o malos, que residen en estos planos. Los
XJOSE DE AUGUSTA 1919:29). ancestros del mundo etéreo no usan esta información activamente:
ellos sólo la almacenan a través de su residencia en este espacio, y la
omo se analizará posteriormente, el orden trófico regional d e incorporan a las experiencias de vida en el espacio del mapu por inter-
y animales está metafóricamente representado en la configu- medio del mito, la oración, el ruego y la invocación hechos por los in-
tercesores rituales. En suma: la superficie d e la tierra constituye una
87
OM D. DILLEHAY I1A: PRESENrrEY PASADO
EGURA1972). estas superficies, han sido aportadas por mi propia investigación sobre
Sin embargo, no quiero dar la impresión d e que el medio ambiente este tema).
cial y natural del espacio mapu es meramente un punto de fricción Los cuatro planos superiores de la columna central están ocupa-
tre las fuerzas buenas y malas. Es también un m a r w culturalmente dos por los dioses, b s antepasados y los espíritus buenos que residen
finido d e interacción entre los mapuches vivos y las fuentes origina- colectivamente en el cielo del wenu mapu. Bajo el wenu mapu se sitúa
d e conocimiento, es decir, los animales y los ancestros. Los mapu- el anka wenu, traducido como "a mitad de espacio entre el plano del
es están constantemente readecuando y refinando su información mapu y el pla no del wt?numapu". El anka wenu se considera como un
bre el mundo en general a través de su papel e n el medio ambiente lugar malo COIitrolado !por los kalkus (brujos). Se me ha informado que
Y
u. El cuadrante inferior, minche ,rnnptl, se: compone de Durante la ceremonilI del ngzi
d e todo el tiempo. usa un makufí (ponch o) que el jiseño iconográfico cuya forma
, los m;apuches interpretan el movimiento alternante y es una se.rie de intersecciones de rombos geométricos dentados o es-
\
los anicestros Ien el espacio etéreo y de los vivos en el calonados (esq. 3). Estos rombos se unen en forma d e cadenas simila-
.DlLLEHAY ARAU- PRESENTEY PASADO
los planos etéreos concebidos ideológicamente como los que se entre estos tres linajes en una dirección en sentido contrario al d e un
tran enelesq. l. Lss cuatro esquinas de cada rombo corresponden
uatro puntos cardinales. con el este en la parte superior (o apun- reloj que va d e este a sur, luego al norte y finalmente al oeste.
hacia la cabeza del nguillntufe), el oeste en la parte inferior, el - Así, en resumen, es el papel del intercesor secular entre los miem-
al lado izquierdo y el sur al lado derecho. bros vivos, los dioses y los ancestros lineales directos de los cuatro pla-
nos etéreos, que están simbólicamente representados en el mahin del
CABEZA
"'m ltnow m I 4 r d n ) PLANOS
. nguillatufe. Cada cuadrante del rombo y sus lados escalonados repre-
sentan una configuración jerárquica del patrón de instalación real d e
CORRESrnNOIENTES
- L
cada linaje que participa en el nguillntún. Cada linaje y su ubicación
geográfica en el mundo físico mapu están simbólicamente reflejados
en el icono del rombo horizontal, en tanto que la afiliación d e linaje
con los ancestros auténticos, míticos y locales está correlacionada con
el trazado vertical de intersección del motivo incluido en el diseño to-
ERDA NORTE SUR DERECHA -1 ESPACIO CENTRAL
tal. Es también importante observar que el papel simbólico y la posición
. onliiri6n) r (201ina1ianl.) NGUILLATUN
comunal de un linaje a través de la serie vertical de planos de motivos
en el rombo pueden variar hacia arriba o por debajo del icono escalo-
nado, d e acuerdo al papel rotativo de la unidad que cumple el papel d e
anfitrión durante la ceremonia.
Otro intercesor ritual, como elmnchi que maneja los aspectos sa-
OESTE í llneles Iirnilados 1
grados, está también asociado con un diseño geométrico'en forma d e
PIE cruz e n el kultnin (tambor) (esq. 4). Aunque hay muchas variaciones
estilisticas de la cruz en los tambores, la forma básica representa tanto
el espacio etéreo (Iínea vertical) como el espacio mapu (Iínea horizon-
tal) con el punto d e intersección representativo del campo del ngui-
llatún, e n donde el miembro vivo se comunica con los dioses y
~ a rd te su
e papel ritual de intercesor en la ceremonia, el ngui-
ancestros. Al usar el tambor como una señal de sonido para llamar y
está obligado a organizar los tres linajes anfitriones consan-
comunicarse con ciertos personajes etéreos, el machi sostiene el ins-
s responsables del rito del nguiIIat~íny d e los linajes invitados
. trumento erguido, con la parte superior de la cruz (la esquina este)
ven fuera d e la comunidad. (Las unidades invitadas colectiva- apuntando hacia el este.
componen la cuarta unidad del icono). Como anfitrión y ngzii- Desde el momento que se considera al machi como el mediador
principal, él administra la actividad más secular de coordinar y ritual primario que se comunica con personajes situados en todos los
lar la ubicación espacial y el movimiento de los miembros de to- planos del mundo etéreo, incluyendo el espacio inferior deminche ma-
linajes participantes en la ceremonia. pu. el icono de la cruz no está limitado a linajes locales y a superficies
ada linaje en la cuadridivisión horizontalmente organizada del superiores como el diseño del motivo usado por el nguillatufe. No es ,
o mopu físico también corresponde a un punto cardinal y de es- en otras palabras, específico del linaje como el makun, sino colectivo,
o a una de las cuatro esquinas del icono en el mnkun. El linaje en el sentido de que simbólicamente abarca todos los linajes del mun-
n principal (donde se celebra el rito) está ubicado simbólica- l do físico mnpu y todo el espacio etéreo.
en el cuarto plano más alto, la parte superior o esquina este del Estos iconos simbólicos asociados con el mnchi y el nguillntufe
uando es usado por el sacerdote; y las otras tres unidades se rela- son, e n efecto, espacios físicos condensados que, de manera simbólica,
con las tres superficies inferiores, además de los linajes invita- hacen introspección sobre la generalidad y especificidad, respectiva-
e corresponden al cuarto e inferior plano del icono, o también mente, d e sus distintos niveles de conocimiento ritual, y en las diferen-
Cada año la responsabilidad de celebrar el suceso se va rotando tes audiencias rituales que ellos controlan. La diferencia principal entre
1
estos dos intercesores, como se refleja en sus papeles rituales, y así
OM D.DIUEHAY
RENCIAS Y SlMlLlTUDES ENTRE EL NGUILUTUN Y LA CEREMONIA senta individuos como mínimo y alrededor de tres mil personas como
A UW máximo que asistieron a las ceremonias e n diferentes áreas. El prome-
dio d e personas es generalmente entre 500 y 600.
aron ha explicado: La extensión del campo tiene forma d e U, con la abertura siem-
pre hacia el este (esqs 5 y 6). La gente mayor d e tres comunidades e n
wn está especificamente dirigido al paso seguro de los espíritus recientemen-
berados (de los muertos) hacia el mAs alla (wenu mapu), en tanto que el ni-
n está dirigido, por lo menos cn parte, a mantenerlos allí. El ni//(~//ínes un
de fertilidad diseaado para fomentar la obligación de estosancesiros con res-
o al bienestar dc los vivos. El uwn está más inmediatamente relacioilado con
ncestros autCnticos, micntras que cl nilloriín lo esta con las diviiiidades mlti-
regionales y el nenechen. Pcro ambas ceremonias son ritos duplicativos ba-
os en una ideologla moral común, más bien q u e simpleii~ente
plcment arias (FARON 1964: 108).
COMUNIOAD DE CHERQUENCO .
P
HALLECO.
del agua -
Sobre l a superficie
consideran la Cruz del Sur y el campo ceremonial como un espacio ver-
tical que fluye continuamente desde el mundo superior (anka wenu)
hasta el mundo inferior (mopu). La forma de estos dos espacios físicos
es un trapezoide inverso, ideológicamente concebido, en el que la Cruz
ESTE
del Sur está representada por el lado más amplio y superior de la figu-
ra, siendo el campo del npillotún la base más baja y más pequeña. La
conexión entre estos dos elementos también se puede considerar co-
- Riachuelo
mo un flujo continuo de formas espaciales expandidas (superiores) o
contraídas (inferiores), definidas por similitud en el diseño rectangu-
lar de los dos cuerpos visibles y horizontales.'kor otro lado, esta confi-
guración se puede considerar también como un conjunto d e opuestos
Esquema 6 binarios, en donde la cruz es una versión expandida del campo d e ngui-
llntún e n el espacio de arrka wenu!, siendo el campo una Cruz del Sur
las provincias de Mallec0 J' Cautfn declaran que este disefio es el per- contraícla sobre la superfiicie del e:ipacio mapu, ambos con direcciones
fil cardina:les complementa^.ias. Adernás, este pasaje del espacio vertical-
nawel, ojaguar. con la base de ]a U que es el cuerpo y mente continuo se usa como umbral de entrada y salida para los ances-
los dos lados representando las piernas (cf.
huLICKEtros ymachu cuando ellos se trasladan hacia arriba o hacia abajo e n los
l
98
ARAUCANIA: P R E S E m Y PASAüO
planos vertica1es:'~on el mundo del anka wenu y sus malas influcncias espíritus pasan desde la esquina este hacia la esquina oeste d e cada pla-
os que inicialmente examinan la validez, fuerza e integridad de la re- no, repitiendo este patrón de un nivel a otro.
ación entre los vivos y sus ancestros, aparte d e los ancestros autCnti- Las familias d e linaje individual también están situadas e n el ngui-
cos muertos que pasan hacia el mundo superior. S e dice que cl fclino, llatrín d e acuerdo con el patrón d e la comunidad. Es decir, cada rama-
n la forma d e campo d e nguiIfatLin, acompaña a los ancesiros y a las da familiar, dentro del sector designado para el linaje, es también un
machic durante estos movimientos, porque 61 es el protector y organi- contraído ordenamiento vecinal lado a lado que refleja la ubicación re-
ador supremo d e este pasaje. \ lativa d e los dueños de casa en el campo. Los esquemas 5 y G muestran
estos patrones e n el nivel d e linaje y e n el nivel familiar.
.2.1. Dkeño Interno y Esmctura de In Actividad del Canzpo de Nbpillnnín
9.2.2 El Simbolismo NnnrrmYe1 &den ~colÓ@co
La estructura e n forma de U del campo denyillntiin cstá lormiid~ipor
na alineación d e ramadas construidas d c palos y ramas. Estas rama-
as son hechas por cada familia cxtendida d e los linajes anSitrioncs par-
icipantcsygeneralmentesedesarman al final dcl ngpilkrf~ín,quc dura Además d e la configuración socioespacial pautada d e los linajes y fa-
uatro días. Cada linaje y sus familias ocupan un área d e ubic¿ición de- milias e n el ngrillnt~ín, parece que existe una estructura ecológica
ignada permanentemente a lo largo d e un lado del campo en Sorma simbólica reflejada e n el significado y el orden d e la nomenclatura (o
e U. Son las reglas d e designación del sitio para la familia-linaje las nombrekrrngn) familiar a lo largo d e la forma de U. El esquema 6 mues-
ue requieren d e una mayor considcración para un entendimiento más tra una traducción literal d e los nombres esquematizados e n el esque-
ompleto d e la intersección ceremonial del espacio mnpir y el espacio ma 5. Trasladándose desde el oeste a la base de la forma d e U por los
e wenu mnpu etí el ng~lillnflín. costados hacia el extremo este, la nomenclatura familiar toma nombres
El patrón del sitio específico e s un reflejo contraído del pair6n d e comunes d e elementos naturales específicos (c.g., caracteres celes-
b icación para el multilinaje real d e la comunidad d c anfitriones. Es tiales, carnívoros, herbívoros, plantas, piedras y asísucesivamente) del
eccir, aquellas familias d e linajes situados e n el sector norte d e la co- orden trófico ecológico d e la región. Es decir, las formas ecológicas ma-
idad
i dad s e sientan e n el lado norte de la forma d c U, mientras q u e yores constituidas por los carnívoros ocupan el extremo oeste o el la-
quellas del sector oeste s e sitúan e n el lado oeste, y así succsivarnen- d o superior del campo, e n tanto que en el orden d e rango inferior están
e (esq. 5). El extremo este del campo está siemprc abierto y dirigido los animales herbívoros y luego las plantas y lo inorgánico. El orden de
acia un estero. Ninguna familia puede ocupar los terrenos s;igr;idos la nomenclatura e n el campo nguillntún horizontal parece ser parale-
ntre el extremo este dcl campo y el estero, porque ahíestán la entra- lo al orden ecológico diseñado e n los cuatro planos verticales del espa-
a y la salida d e los espíritus ancestralcs quc vicncn desde arriba. cio d e wenrc mnpu. Así, aquí hay una estructura homóloga en el sentido
Aquíocurre un dualismo inverso en la dirccción cardinal de la cn- d e que las relaciones tróficas pautadas entre los caracteres ecológicos
ada ancestral y la salida hacia y desde los planos etéreos de arriba d e la nomenclatura linaje-familia en el ngiril1att.n reflejan las relacio-
puestos al campo d e ngzlillnf~ín.Al pasar d e un plano vertical a otro nes entre las partes correspondientes en los cuatro planos del espacio
s ancestros entran e n un plano etéreo, a través d e la esquina oeste, y d e wmu mnpu (cf. esq. 1).
len por la esquina este, mientras que la entrada e n el campo ccremo- Dos fuentes d e información proveen evidencia acerca del or-
al 1iorizontal está e n el lado este. La salida est5 e n el extremo oeste. denamiento trófico ecológico en la ubicación espacial de los apellidos
dernás, ocurre un patrón inverso similar en el movimiento de espíri- ancestralesen el mundo wenlr rnnpli. La fuente d e información más im-
.rs.aincestrales hacia el plano del campo. Durante la ceremonia la mo- portante la constituyen los informantes locales especialmente machis,
llama a los antepasados para q u e ingresen en el campo. Los q u e proveen los apellidos de los ancestros o de las figuras celestiales y
píritus entran prime ro por el extremo este, donde están los elemen- espíritus, así también como el sitio de estos seres e n un plano determi-
s ecológicos inferiores, y luei:o suben por la nomenclatura ecológica nado del mundo wenu mnpu. La segunda fuente d e información com-
cia el extremo oeste, " A-I.l,." .
,U:, ~lernentos
d e orden superior. El reverso prende las publicaciones d e mitos, cantos y cuentos que hacen
urre e n el espacio d e wenu mnpu, donde los espíritus entran e n el referencia a los apellidos d e las figuras celestiales y su sitio e n e l mun-
undo del mnpu descendiendo por los cuatro planos verticales. Estos d o celestial. D e todas formas, cualquiera sea la fuente, debo dejar cons-
0
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTEY PASADO
tancia d e que existe poca información sobre esta Faz de la ideología ma- ses d e los mundos espaciosociales de los mapuches. Por último, quisie-
puche. No podemos aseverar la representatividad d e esta tradición ra advertir que no estoy sugiriendo que las estructuras ecológicas loca-
dentro del contexto d e la sociedad mapuche e n general, pues la in- les o regionaleiS determ inen en modo alguno la organización social o
fluencia cristiana e n algunas regiones ha impartido su propia versión
espacial d e la scxiedad rnapuche. Sin embargo, sí creo que la ideología
del mundo celeste, sumado a que las generaciones mapuches más jóve-
nes e n general desconocen su propia historia. y el espacio culltural . maipuches reflejan simbólicamente la manera e n
m..
dimensión horizontal del campo ceremonial representa las relaciones el esquema tradi cional de:la tenencia de la tierra, se eEectúan más ca-
socioecológicas entre los miembros vivos e n el mundo del mapu físi- samientos mixto3 c;ilLlo lnapuches y chilenos, consecuentemente los
n --*..a r
co, mientras que el diseño jerárquico y la estructura metafórica del or- apellidos familiares y d e los linajes cambian drásticamente y el estudio
den ecológico en la nomenclatura familiar, aunque horizontalmente correspondiente presentará más dificultades e n el futuro para detec-
arregladas e n la conducta ceremonial y el espacio, demuestran la di- tar este rasgo organizatorio.
mensión vertical del mundo d e wenu mapu etéreo.
Sin embargo, e n esencia, el espacio ceremonial carece d e dimen-
sión horizontal real, aparte del disefio "plano" del campo nguillatún e n 9.2.3 Intercesores Rituales: Nguillamfe y Mnchi
la superficie d e la tierra, y tampoco tiene dimensión vertical real apar-
t e d e la imagen ideológicamente concebida del mundo d e wenu mnpu El nguillatufe, o sacerdote ritual cuyo principal papel e s la administra-
ancestral. Además, son el orden jerárquico o los caracteres ecológicos ción secular del nguillanln (si un machi está dirigiendo el servicio),
e n la nomenclatura familiar los que metafóricamente representan las opera desde el centro superior del campo ceremonial cerca del extre-
fuentes primarias y secundarias dcl conocimiento mapuche. Esto cs, mo oeste (esq. 6). Como se discutió antes, él usa un mnkun con el ico-
los animales y los ancestros, respectivamente. Este orden, junto con el n o d e u n rombo escalonado q u e simbólicamente representa la
espacio designado para las familias e n el nguillatún, es el que realmen- ubicación total y el modelo de comunidad de los linajes y familias
te trae consigo una "sucesión d e acontecimientos" (o historia tempo- participantes. Cada lado de cuatro escalones del rombo también co-
ral) ritualmente interpretados, o relaciones entrc los animales, los rresponde a un ciclo ritual de cuatro años de intervalo del nguillatún
antepasados y los vivos'la ceremonia d e nguillatlín es, d e este modo, para cada linaje anfitrión que reside en una dirección cardinal diferen-
sólo un momento espacial sincrónico d e la historia diacrónica y la for- te e n la comunidad. El área central abierta del icono, que es general-
mación del espacio del mapu y wenu mapu. La narración mítica, las mente un modelo más pequeño de rombo insertado, pero que también -
puede ser un círculo, simboliza la plaza central del campo de nguillatrln
oraciones rituales y las relaciones espaciales entre los vivos y los ances- y el mundo inferior del espacio etéreo. D e esto se puede determinar
tros -en cuanto están representados e n el diseño metafórico total del que el icono del rombo escalonado tiene significado secular.
evento- obligan a todos los participantes a cumplir con sus responsa- El otro personaje digno de destacar aquí es el rnachi que dirige
bilidades unos con otros como anticipación d e eventos futuros. los servicios alrededor del rewe o palo central e n donde los animales
Haré ahora una breve descripción sobre la elevación del espacio para el sacrificio, los alimentos y el mudai (brebaje preparado d e maíz
interno del campo denpillntún por parte d e los administradores ritua- o trigo) son ofrecidos a los ancestros (esq. 6).Este palo central está ro-
les. deado por varias plantas sagradas -la mayoría d e las cuales son yerbas
El esquema espacial y el ordenamiento e n el mundo del wmrr mn- medicinales -. El palo recto es el altar d e la mnchi usado para escalar
prc, como también e n la cancha del nguillatlín, d e acuerdo con el ran- y establecer la comunicación con los ancestros d e arriba. La localiza-
go d e los apellidos, corresponden a un esquema tradicional, q u e ción central d e estc palo vertical e n la estructura socioespacial hori-
sobrevive solamente e n unas pocas reducciones. E n los lugares donde zontal del nguillatlln tiene el significado d e la complcta intersección
debido a las guerras d e los siglos XVI y XVlI el sistema reduccional y del mundo wenu mapu ancestral y el mundo mapu d e los vivos.
el desplazamiento d e poblaciones cambió el régimen d e la tenencia d e E s importante que el poste central, Ilani-llani, puede tomar va-
la tierra y d e los apellidos, impactaron sustancialmente tanto la estruc- rias formas. Este tipo de palo puede tener entre cuatro y siete peldaños
tura d e las relaciones familiares como el esquema habitacional d e los que corresponden a los cuatro planos verticales inferiores (minche ma-
linajes y d e las familias mapuches, así que solamente unas pocas o nin- pu, mnpu, anka wenu, kvie ñon) del mundo etéreo, o a cualquiera de
guna familia reflejará mediante su sitio d e ubicación, dentro d e la can- los planos superiores quinto, sexto o séptimo. El número de peldaños
cha del ngzrillntún, su rango trófico: D e los más de cien sitios d e e n el palo depende del conocimiento ritual y el poder del mnchi que
nguillatiín que registré solamente diecisiete reflejan completa o par- está dirigiendo la ceremonia. Como mínimo, se espera que los machis
cialmente el esquema d e estos sitios; el más representativo es el d e con menor poder alcancen y se comuniquen con los antepasados que
Cherquenco, que es la base del presente trabajo preliminar. Sin duda s e encuentran e n el cuarto plano etéreo o los peldaños más elevados,
alguna, tal como progresa el proceso d e aculturación, cambia también q u e corresponden al mundo wenu mapu (véase esq. 7 e n página si-
OM D.DlLLEWAY ARAUCANIA: P R E S E m Y P m
uiente). Los machir más poderosos, es decir, los que tienen más in- 9.3 AWN
ormación acerca d e los ancestros y dioses del espacio de wenu mapu,
on capaces d e lograr el contacto con los planos superi El rito del funeral es la relación más directa y dramática entre los vivos
y los fallecidos recientes. Como se describió antes, un weupufe entre-
1
ga un discurso (weupin) durante el velatorio (awn): establece asi la na-
TIEMPO
ESPACIO turaleza d e la residencia que el m.uerto em.prenderá a medida que 61 o
ella se transforma en un ancestro auténticc1y al mismo tiempo alaba al
OlACRONlCA
t Wcnu mapu
ANTEPASADOS
muerto. Durante este discurso se mencionian los antepasados auténti-
---.
1 cos anteriores del linaje de la persona r~iuerta,con referencia a sus lo-
gros pasados y sus obligaciones en el cuidado de lo:S vivos, a,sí como el
espíritu (lnyen) del cuerpo. También se hace refereincia a los dioses re-
gionales y antepasados místicos.
El cementerio donde se encuentran los muertos está siempre si-
tuado e n un terreno elevado fácilmente accesible dentro d e los límites
d e la comunidad. Se cree que la elevación del lugar d e entierro pone
el espíritu del muerto espacialmente más próximo a los ancestros del
- SINCRONICA - .m[= - 9
nguillalún
mapu
MAPUCHE ACTUAL
mundo de wenu mnpu, y es menos susceptible a las influencias de las
fuerzas malévolas dcl mundo de minche mapu inferior.
H e podido conocer a dos personas de edad en la provincia d e Ma-
lleco. Cuentan que, según sus abuelos, cada año los miembros del lina-
LINAJES je vuelven al lugar de la sepultura y colocan otra capa d e tierra sobre
la tumba (eventualmente formando un alto). Estos ancianos no recuer-
qtrema 7
dan los detalles y el significado precisos de la capas colocadas anual-
mente sobre la tumba, aunque afirman que cada capa anual
Debo manifestar que aún no he podido examinar esta materia e n corresponde a elevar el espíritu del cuerpo a un plano etéreo más supe-
alle, y no tengo datos completos sobre los tipos de conocimiento ri-
l y las maniobras requeridas por un mnchi para lograr los niveles rior. El número de capas de tierra no sólo eleva físicamente la tumba
s altos de movilidad en el mundo d e wenu mnpu. Sin embargo, de- (del cuerpo) y lo coloca más próximo al espacio de wenu mapu, sino
agregar que he conocido sólo dos mnchir que poseen un poste d e que también corresponde simbólicamente al número de planos verti-
e con siete peldaños. cales del mundo "bueno". Así, en esencia, cada capa de tierra (mapu)
Es interesante obseivar que estos dos mnchir, que trabajan e n el e n la tumba le da a ésta peldaños verticales como aquéllos del rewe d e
a oeste de la provincia de Malleco, también usan la droga alucinóge- la machi Esta construcción vertical sucesiva d e la tumba -a través d e
miyoyo (Srrrirnonium Dntilru) para alcanzar los niveles ancestrales la continua relación entre los muertos y los miembros vivos de los lina-
s altos. En áreas del Valle Central, donde la influencia cristiana es jes interrelacionados en el suelo del sepulcro - asegura al espíritu del
s pronunciada, se ha advertido contra el uso de esta droga, por lo cuerpo una entrada en el mundo ancestral superior. (La práctica des-
nos en los 80 o 100 años pasados. (Un estudio futuro puede revelar crita anteriormente no es la única forma de entierro del cuerpo, pues
fuerte relación entre las experiencias mentales logradas a través en los tiempos prehispánicos e hispánicos el cuerpo era a menudo en-
uso de mbnyn y la ideología ritual más esotérica que podría estar terrado en una vasija o una canoa hueca para colocar el cuerpo y sus
ciada con los dioses y ancestros del mundo superior de wenu mopu. acompañamientos (e.g., alimentos y pertenencias personales), con el
viamente. el uso d e drogas. como por ejemplo. la /nii/f o palo d e fin de proveerle de alimentos y mayor protección contra las fuerzas ma-
brujas (Lnfuepublifor~i)y el canelo (Drimys winien), por parte d e las. Alguna vez, e n la última parte del siglo pasado, los mapuches solian
chamanes mnchir, requiere estudios más profundos desde la pen- revestir el cuerpo con ramas o leños, y en tiempos más recientes con
iva de la cognición ritual).
urnas d e madera).
TOM D.DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
simbolismo religioso como también artísticas y la organización espacial r a l a son similares a la arquitectura espacial y al arte asociado éi los cen-
del rito comunal. tros ceremoniales del período Formativo (p. ej., comienzo d e la vida
La sociedad mapuche, como cualquiera otra, incorporó a lo lar- sedentaria e n aldeas y d e la agricultura), culturas peruanas, específi-
go d e su desarrollo histórico ciertos rasgos culturales e institucionales camente d e la cultura d e Chavín, fechado alrededor d e 1500a 200 a.c.
externos, los que influyeron e n grados diferentes tanto e n la organiza- Tal similitud, aparentemente, refleja diferentes interpretaciones d e si-
ción comunal como cn el contenido d e su cultura. Por ejemplo, algu- milares conceptos sociales y espaciales andinos y probablemente
nos conceptos básicos d e la organización del espacio ceremonial y amazónicos de la organización espacial de ceremonias y de principios
varias figuras mitológicas llaves, como también símbolos iconográficos del empleo d e la iconografía animal y del mito en las ceremonias.
e n la religión mapuche, derivaron, aparentemente, d e pretéritas cultu- Aunque algunas relaciones culturales prehispánicas entre la re-
ras andinas y amazónicas (ver: STEWARD y FARON, 1959: 262-263; gión araucana con las culturas andinas y amakónicas en el norte pue-
GUEVARA 1908: 270-292; O Y A R Z ~1912;
N KLEIN 1961: 2-26; JOSEPH den ser detectadas no deseo postular una continua relación genética
1929; ROSALES1887). cultural entre estas áreas. Solamente futuras investigaciones ar-
Las raíces prehispánicas d e la temprana tradición alfarera pueden queológicas y lingüísticas podrían aclarar este problema. Por el mo-
rastrearse, arqueológicamente, a culturas d e Chile central y posible- mento solamente estoy refiriéndome a la existencia d e un patrón
mente a más lejanas andinas e n el norte (LATCHAM1928 a y b), como religio~oandino-amazónico que se extendió y que ciertos aspectos es:
también a la cuenca amazónica (MENGHIN,1956). Además, estudios paciales y artísticos d e la religión y del rito mapuches representan una
lingüísticos sugieren una fuerte similitud entre el idioma mapuche y los variación prehispánica tardía, local de ellos. Mi intención no era pre-
idiomas tupi-panoan d e la selva tropical (KEY 1981). Los elementos tender identificar este aspecto ni sugerir la existencia d e contactos cul-
específicos que enlazan con culturas d e la selva tropical están dados turales entre la cultura mapuche y la de Chavín. La siguiente es una
mediante la inclusión del jaguar,nawel, y probablemente d e la serpien- breve comparación y análisis del arte del " Obelisco d e Tello" (esq. 8)
te,filu. chavinoide e n el lugar de Chavín d e Huantar e n Perú (LUMBRERAS
Aunque carecemos d e datos para fechar el comienzo histórico del
esquema religioso y espacial manifestado e n la ceremonia religiosa ma- 1974: 80; ROWE 1967: 99) y del patrón espacial y simbólico d e la no-
puche, existen varias evidencias que sugieren una época tardía pre- menclatura familiar d e la cancha de nguillatún descrita anteriormen-
hispánica d e aceptación. Así, d e acuerdo con la tradición oral, la te.
ceremonia del ngrillatún s e originó mucho antes de la llegada d e los E n los trabajos anteriores (DILLEHAY1987, 1980, 1981) h e dis-
conquistadores hispanos al país. Investigaciones arqueológicas locali- cutido los tipos d e patrones similares vistos e n el campo ceremonial d e
zaron posibles sitios ceremoniales prehispánicos tardíos. Mediante ex- forma d e U, el significado metafórico y el esquema d e la iconografía
cavaciones tentativas realizadas e n estos lugares s e encontraron asociada para las culturas del período Formativo situadas e n los Andes
vestigios d e forma aproximada e n "U" o d e semicírculo d e ntkns y ra- centrales y también para la cultura mapuche contemporánea y pre-
madas evidenciadas mediante hoyos d e postes d e construcciones y fo- hispánica (véase el tercer capítulo de este libro). La idea fundamental
gones. La ceremonia asociada a estos sitios data, estimativamente, d e es que aunque la cultura mapuche y las culturas formativas están ale-
los siglos XII al XIV (DILLEHAY1985). Debido a que la ubicación d e jadas unas de otras en tiempo y espacio, ambas reflejan patrones socio-
las ramadas y de los fogones es el reflejo de sitios ceremoniales moder- culturales similares e n el diseño y uso del espacio ceremonial y la
nos, podemos inferir q u e similares actividades, ceremonias comunales, iconografía. Se considera que ambas culturas son parcialmente desa-
se ejecutaron e n ellos hace varios siglos. Además disponemos d e datos rrollos d e nivel Formativo d e un tema continuo que se repitió e n e l
históricos (VALDIVIA 1861; PINEDAy BASCUNÁN1865; GUEVARA tiempo y espacio andinos.
1913) desde el siglo XVI al XX, los que s e refieren a grandes ceremo- Comenzaré con una breve descripción del rito del nguillafún.
nias comunales -probablemente nguillatún -. Estas referencias co- Existe un tema dual e n el orden trófico simétrico d e la no-
nectan la época arqueológica con la histórico-etnográfica. menclatura familiar a lo largo de los lados del campo de nguillatún.
Llama la atención la ubicación espacial d e la cancha del nguillatrín Además, los participantes, colocados en la base central de la forma d e
como también la incorporación d e animales, habitantes d e la selva tro- U, s e pliegan al área abierta central de la plaza o campo durante el bai-
pical e n los mitos y su presencia e n la iconografía. Estos rasgos cultu- le y la ceremonia. Las familias del linaje, situadas alrededor d e las alas
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
113
TDM D.DILLEHAY
ARAUCANIA: PRBENTE Y PASADO
profundo d e la sociedad sobre 421 compa~rtamientoterritorial del jaguar mas revelarán que e l modelo y morfogénesis del campo ceremonial dle
e n el establecimiento d e las re1laciones ;sociales y e n el mantenimiento nguillatún y esta iconografía del Obelisco d e Chavín llevan uin registrO
d e la estabilidad socioecológica d e las especies dentro d e su hábitat. d e cómo, e n su propio pasado, estas culturas evolucionaroni sucesiv¿1-
H e sugerido, además, q u e la representación d e este diseño expresivo mente e n 1~-formaciónsocioespacial pautaA- ua.
por sociedades del pasado s e ve como un ejercicio d e reconocimiento
I
l del patrón d e "pensamiento reflexivo": el motivo del jaguar q u e simbo-
liza un reconocimiento consciente d e cómo las sociedades desde el ni- 12. CONCLUSIONES
vel Formativo temprano al nivel d e estado s e organizaban social y
espacialmenic. E n otras palabras, las sociedades sedentarias tempra- La referencia mapuche a las divinidades, ancestros y espíritus e n el mi-
nas usaban su conocimiento sobre el comportamiento socioespacial del to, la narración y la creencia ritual significan mucho más que una reve-
jaguar como una "guía" o "mapa" para organizar su propio comporta- rencia religiosa para un ambiente "sobrenatural" antropológicamente
miento socio-espacial durante la transformación d e un modo d e vida concebido d e personajes que controlan las fuerzas externas, tal como
móvil, basado e n la caza y la recolección, a un modo d e vida instalado, las inundaciones, terremotos, clima y la productividad d e los cultivos,
#-
y posteriormente a una sociedad d e estado expansionista. Finalmente, y que obliean
" a la población viviente a cumplir normas tradicionales d e
el tema del jaguar es visto como algo q u e simboliza el espacio poblado compor tamientcj. Estos personajes son también representaciones me-
y el propio esfuerzo del hombre para lograr un modo d e vida d e comu- tafórica S del con ocimiento correcto y falso d e la conducta tradicional,
-1 --
nidad instalada y ordenada. Como lo he observado antes, el jaguar es el h o m b--~ ~ci; ambiente
, y la historia mapuches. La indagación e n e l con-
un personaje dominante e n la nomenclatura familiar y e n el diseño del texto temporal-espacial y estructural-funciona1 d e las fuentes d e
campo d e npillnt~2n.También es el jaguar el q u e escolta a los ances- conocimiento ancestral y d e la fluidez cultural de su uso e n el mundo
tros y m n d k a través d e los confines espaciales ordenados y los pla- vivo son consideraciones importantes para entender la integridad y la
nos d e umbrales del mundo etéreo, mostrando aún más la relación continuidad de la sociedad y cultura mapuches.
entre este felino y el uso y significado del espacio ordenado. Para el mapuche, el espacio es una topografía culturalmente de-
El motivo felino, particularmente el jaguar, n o es uno d e los ele- rivada d e imágenes etéreas que enlazan la extensión d e los proveedo-
mentos animales dominantes e n la cultura chavinoide solamente, sino res d e conocimiento y los usuarios. Lo que ve en el mundo d e un mdpu
también e n la mayoría d e las culturas andinas centrales. Es un clemen- vivo no e s el espacio real, sino s610 ideas d e espacio que son versiones
to dcl icono que trascendió el tiempo y el espacio de los Andes, sugi- codificadas simbólicamente a partir de acontecimientos ancestrales
riendo que los aspectos simbólicos de este animal siempre tuvieron un que los precedieron. Como se discutió antes, el orden sucesivo d e es-
papel comunicativo importante e n la síntesis ideológica. tos sucesos es importante, pues refleja patrones d e pensamiento públi-
Para concluir e n este punto, n o estoy dando a entender que hay . co y proceso d e toma de decisiones. Es decir, estos eventos ordenados
una conexi6n evolutiva directa entre las culturas formativas tempranas son vehículos a través d e los cuales los vivos están informados acerca
d e los Andes (l~articulai rmente la cultura chavinoide) y la cultura ma- d e cómo se hicieron las cosas en el pasado. Ellos también ven la estruc-
puche relativan?ente rec:¡ente. Sin embargo, estoy convencido de que tura socioespacial d e linajes y familias que dictan las líneas direcciona-
ambas evolucioilniu~iue 2.
un patrón ideológico andino que s e repetía. . les d e orden en el nguillatún, pero es la estructura social la q u e
I ~ o m o ' bngz,illnt,ín
~ mapuche. el Obelisco d e Chavin involucra una ex- realmente sigue las líneas ecológico-ancestrales anteriormente orde-
1
i presión metafórica del tipo d e pensamientos socioculturales envasados nadas.
y experiencias que comprenden la ceremonia del nguillntún: es decir, La ceremonia del nguillatún es una intersección diagramática d e
( la cosmología contraída socioespacialmente d e la relación episte- introspección e n extractos metafóricos de experiencias d e aprendizaje
-7 ancestral del pasado. Los mapuches sólo llegan a tomar conciencia d e
I/
115
l D.DILLEH NIA:PRESENTEY PASADO
estas experiencias y las usan e n su completa extensión, espaciando el ancestros del wenu mnpy y finaliza con una intersiección.a.;pacial-tem-
iennpo públicamenti v e n la ceremoni a ritual. Así la ceremonia es un poral d e las dc1s poblaciones en el ngudlfltún.'Por otro lado, el awn, o
moimento del mapu (rspacial cen que eI mundo ancestral diacrónico s e rito dc:funeral,, funciona e n una dirección opuesta, expandiendo lagar-
onvierte e n uno sin crónico. Además,, los eventos temporalmente su-
~ ~ ticipacción social y espacial d e los vivos, los muertos y los ancestros d e
esivos son extractadlos y visuializados e n una nomenclatura metafóri- planos etéreos diferentes e n un número sucesivo d e años.
a espacial contraída lado-a-];ado de linajes y familias e n el nguillatiin. Una estrategia jerárquica de contracción-expansión debe ne-
La nomenclatuira metafcjrica y la iconografía también juegan un cesariamente mejorar alguna función conjunta entre los dos grupos y
papel importante, s i,-.l.n1:---
t l l V ~ ~ ~aún ~ ~más l ~ la d ointersección diagramática su fusión y fisión e n la ceremonia. Como resultado, las comunidades
e acontecimientos Sucesivos pasados e n el mundo etéreo ancestral y vivas a través d e las cuales s e inicia el proceso d e contracción o expan-
n el mundo vivo e n desarrolIlo. Los efcctos visuales que resultan d e sión n o son en sí mismas necesariamente óptimas: el mejor itinerario
er esta intersección -I-"-A,.
p l
. ~ la ccremonia
~ en ~ ~ d son análogos al compor- se obtiene a expensas de la homogeneidad de creencias y pensamien-
am iento rca11.Sin enibargo, e n cualqu icr momento los mapuches pue-
en estar CJonscientes sólo d e una parte d e los acontecimientos tos rituales regionales y locales. Creo que es la fluidez socioespacial y
ucc:sivos. Sii seleccic la continuidad de la estrategia contracción-expansión del mnpu etéreo
. .in entre la colección d e posibles atenciones para la que ha hecho accesible el conocimiento ancestral (y su actualización)
n suceso ancestral depende cd e su COIiocimien t o d e ello. D e este mo-
o, su conocimiento, e n cualcquier mc)mento F~úblicodeterminado (o a través de la ceremonia ritual. Ese es el elemento d e enlace que pri-
ongregación ritual e n el esp,acio), es una funcción del tipo y nivel d e mariamente ha mantenido la persistencia y la integridad del modo d e
Contacto que los intercesores I L U Q I L ~- in 1, r r r d ~ h iel n@¿ihfz¿fey el
Y" vida mapuche en los 400 años pasados, Faron también reconoció esta
weirpufe - tienen cori los anct uniór i hace miás d e veii ti cinco :iños-
1 \Todo el compo rtamient onial de los mapuches está ca- H a habiclo una cainsistencia de proc:esos con respecto a las creen-
acterizado uor una ~ ( i i i ~ i u i i r a ~ ~i uuiii"a--*-
i a r d i l~ --~ ~v .los
n umbrales espacia- cias t radicionides y la ¿icción. ESta conti nuidad..tt.zmporal d e la estruc-
le1 muncjo etérec1. Los planos verticales individuales del mundo
-.
.
tura ~ a pul--- ,
.-
, cierto, la que ha servido para distinguir a la sociedad
e o y e l esquema horizontal d e la ceremonia d e nguillrrtlln son d e mapiiche d e la sociedad chilena. Por ser más dramática, e s más aparen-
ecl10 perfilc:S sincrói~ i c o ds e toda la conducta ancestral. El comporta- t e e n el área del ritual, pero se ramifica a través de la estructura social
G IUGI lógica total. A menos que la orientación ideológica d e los mapu-
a :A-,
mielnto social e n el mundo d e1 mapu ae usa analógicamente par a des-
ribiir la conducta ancestral ei1 el espacio etéreo!&mc 3 s e esta'bleció ches sufra un cambio radical, podríamos esperar que la sociedad ma-
nte:S, el espacio es una form a tempoiral d e introspecclión e n u n mo- puch~ e permanecerá relativamente estable (FARON1964: 206).
icrito sincrónico vivo. Así. hay una conciliación espacial. e n la
-- . ceremo- A pesar de que 30 años separan los estudios sobre los mapuches
ia ritual al realizar e n el espacio ceremonial lo q u e la riarraciórI hace realizados por Faron d e los míos, y d e que amboa hemos usado di:los
n la mente-espacio o tiempo espaciado. El espacio une las fuen tes d e conceptos y la terminología correspondiente a nuestro:; respect:ivos
onocimiento, así como el mito y la narración reúnen U i i a au~caiónd e m.. períodos an tropológicos, considero que ambos hc:mos intt:rpretadc 3 los
ventos en los cucntos y las historias. princ:ipios básicos de la religión mapuche d e manera muy similar. La
E n estas líneas hay un ordenamie:nto jerá rquico qiue sigue el or- coherencia procesual de la participación religiosa y la continuidad tem-
en trófico-ecológico del mundo d e W é.-. r ~ .r r--
r r"-.
u p u. y ia iiornenciatura fa-
..le
- - - - l - r - ~ pora I descritas por Faron son, a mi parecer, su propia conceptualiza-
mili¿ir. Esto es muy interesante porque la sociedad mapuche ha sido ción del importante rol que juegan la historia y el modo d e vida
em pre igualitaria, excepto e n tiempos d e conflicto externo, e n q u e un tradicional a d f n n p ~en~ la pervivencia de los mapuches. Su captación d e
nk,o supremo ocasional (jefe) surgía para proveer jefatura militar. la historia como un fenómeno contemporáneo tiene consecuencias irn-
Podría parecer que una estrategia jerárquica optimiza las rutas portantes en la delineación del rol mapuche dentro d e la sociedad chi-
el umbral etéreo entre los planos ancestrales del mundo d e wenu mn- lena y d e la ideología e implementación políticas. La participación
r y los conjuntos individuales de las comunidades de multilinajes q u e ceremonial es el vehículo por el cual el testimonio histórico informa las
onstituyen la población viviente.! La ruta del umbral hacia las expe- actividades, referenciando e n forma simbólica el bagaje de conocimien-
encias ancestrales está definida por una contracción ritual d e aglome- to experimental, y no por medio del uso de reglas d e acción precisas.
ción progresiva: empieza con los vivos del mnpil y luego con los Mi desacuerdo fundamental con los estudios d e Faron (1962 y 1964)
LEHAY ARAUCANIA: Pmm Y PASAD0
a q u e 61 n o comprendió cabalmente los parámetros espacio- estudio antropológico que intente entender el desarrollo d e la socie-
es d e la sociedad mapuche. Es decir, Faron (al igual que otros dad mapuche debe aplicar un estudio arqueológico y etnohistónco ex-
s d e los últimos tiempos, incluyendo a STUCHLIK 1976). asu- haustivo y evitar proyectar las generalizaciones derivadas d e los
ués de q u e los mapuches fueran confinados a las reservacio- estudios etnográficos sincrónicos.
endo d e esta forma una progresiva escasez d e tierras y campos Puede parecer a algunos obseivadores que ciertos sectores de la
ricultura, q u e la tenencia y la riqueza d e la tierra cobraron población mapuche están realmente pasando por un drástico cambio,
ia. y, como consecuencia, sufren una forma de dilatación sociocultural. Sin
n asumió q u e el ngiillanin alcanzó "la complejidad y acaba- embargo, los mapuches todavía constituyen una unidad étnica estable
e n día durante el período e n q u e los mapuches s e volvieron parci:almente como resultado de la estandarización ideológica. No obs-
os e n las reservaciones, al tiempo del aumento e n la densidad tante ,n o pretendo que la estrategia espacial cognitiva presentada aquí
ación e n la zona indígenatf(1964: 92). A pesar d e que este n o sea u na estructura mental o conocimiento programado d e reglas por
l,..
adecuado para el desarrollo d e discusiones sobre los temas, n.
,dales podamos predecir los aspectos sincrónicos d e la conducta
a proponer q u e los supuestos d e Faron están equivocados. mapuche. Simplemente deseo observar que esta estrategia ha existido
e que Faron tiene razón, e n parte, cuando asume que la ma- durante siglos (con algunos cambios obvios) y que hay una correlación
s mapuches eran bastante móviles durante el período previo directa entre la estabilidad y la persistencia de los mapuches como una
ción e n reservaciones, y d e q u e una vez que se volvieron se- unidad étnica. Asíestoy verbalizando el modelo e n términos de la pre-
la tierra cobró importancia, existe sin embargo una crecien- dicción d e una corriente conductual diacrónica general (un enfoque
ad d e evidencia arqueológica, incluso sustentada por q u e pocos, si es que los hay, críticos del enfoque simbólico-cognitivo
ación etnohistórica (ver capítulo IIIen este volumen), d e que toman e n cuenta o que para tal materia confían e n los datos empíricos
d e la población asentados e n tierras e n los fértiles valles flu- para su investigación). No creo q u e el nivel d e multilinaje sincrónico
elentes para la agricultura, ya s e habían vuelto sedentarios d e cualquier población mapuche específica s e pueda predecir median-
iglos XVI y XViI, y d e que probablemente también hayan t e este modelo. Sin embargo, estoy seguro d e que, a menos que la ideo-
riendo presión demográtyca. logía d e este pueblo sea drásticamente alterada, su etnicidad distintiva
gistro arqueológico d e túmulos (sugiriendo jerarquía e n los permanecerá intacta, a pesar d e los esfuerzos de un desarrollo socio-
os), cerámica policroma, alta densidad d e sitios domésticos económico por parte de extraños.
s Iíticos, sugiere q u e la práctica d e la horticultura tanto in- Finalmente, e n esta investigación no h e intentado dar un informe
mo extensiva ya estaba por generalizarse e n las regiones d e completo sobre el uso y significado del espacio e n la sociedad mapu-
che. Muchos significados del espacio y su organización, como el um-
Angol, Lago Ranco y otras áreas durante los períodos pre- bral a través del cual se ordena el conocimiento ancestral y s e pone a
ardío e histórico temprano. Por lo tanto, es probable q u e dispcxición del público e n general, aún n o están, bien entendidos. Hi-
ya hayan estado más desarrolladas y practicado un modo d e c e plocas referencias a valores religiosos específicos que son reco-
ario, poniendo gran énfasis e n la tenencia permanente d e nocidos por los mapuches, porque mi propósito fue la descripción e
cluso antes del advenimiento d e las redncciones. Del mismo interpretación d e los datos espaciales cognitivos. Como Último punto,
resencia permanente d e poblaciones más grandes e n estas debería enfatizar que la versión étnica del mundo etéreo de los mapu-
obable que también haya incen tivado las actividades cere- ches y su manifestación socioespacial e n la ceremonia es indígena e n
más elaboradas y complejas con anterioridad al período d e su estructura y función. Muy poca referencia, si es que la hay, se ha he-
La
n. cuestión aquí se refiere a q u e los estudios etnográficos cho al impacto de la chilenización sobre la materia presentada e n este
demasiado d e los estudios sincrónicos d e unas pocas comu- estudio. No obstante, hay muchas poblaciones mapuches que, debido
ladas espacialmente, para luego generalizar acerca de la to- a la aculturación, han incorporado muchos rasgos cristianos en su ba-
a población mapuche, así también como d e la historia del s e epístemológica, y así es el resultado d e la estructura d e la actividad
erreservación tardío. Con respeto a la justicia para con es- e n la ceremonia. Pero a pesar de la aparición de influencias externas
e n la expresión ritual, la formación socioespacial pautada y la inclusión
sos nos vemos obligados a decir que ellos tuvieron muy po- d e ancestros metafóricos manifestados en el mito y la nomenclatura fa-
ción arqueológica a su disposición. Sin embargo. todo miliar aún son mapuches e n su naturaleza.
1. INTRODUCCION
* ~ s tensayo
e fue presentado en una reuni6n de profesores. celebrada en la oficina del Mi-
nisterio de Educación en Ternuco en 1983.
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
Además, la visualización d e este asunto desde la perspectiva d e la mediante un enfoque basado en el concepto científico-social d e grupo
ma y tipo d e relaciones q u e los indígenas mapuches mantienen con étnico, d e acuerdo a como se define y aplica en los campos d e la antro-
ctual sociedad y cultura nacional chilena, siempre ha sido tratada pología y sociología. Uno cie los principales propósitos es proponer la
mo un tema al margen del quehacer académico y d e escaso valor in- idea d e que nuestra imagen d e los mapuches, como una población
igativo. Existen ciertas diferencias o variaciones estructurales su- indígena relativamente homogénea, está basada principalmente e n la
gidas en la sociedad mapuche que los investigadores sociales y descripción y definición d e las condiciones y relaciones tanto históri-
ministradores gubernamentales o d e instituciones deben tener en cas como actuales, que los no mapuches, particularmente los primeros
nta cuando s e relacionan con este grupo indígena, sea por razones cronistas e historiadores al igual que los investigadores sociales moder-
nterés histórico o cualquier otro científico, sea con el Fin d e planear nos, nos han presentado e n sus escritos históricos y en sus estudios
ticas más específicas para la incorporación d e los mapuches a la so- científicossobre estos indios. Debemos destacar desde el comienzo que
dad nacional chilena. Creemos quesiempre se ha partido dcl supues- n o queremos decir quc la imagen d e homogeneidad sea explícitamen-
te incorrecta o equivocada. S e trata más bien de que los datos y las in-
cuestionado d e vez e n cuando, d e que todos los segmentos d e la terpretaciones q u e nos han proporcionado historiadores y otros
lación mapuchc pertenecen a la misma "tribu" o grupo "étnico", y estudiosos, junto con los conceptos científicos que hemos utilizado pa-
sus rasgos culturales y condiciones d e vida son e n general simila- ra construir esta imagcn, nos impiden conceptualizar y entender con
Tal vez esto corresponda con la realidad debido a que c n Chile la exactitud la naturaleza, el significadoy la exacta relevancia d e esta ho-
oría d e los mapuches comparte condiciones d e vida Semejantc mogeneidad, a la luz de la sobrevivencia d e los mapuches como grupo
es Y
ismo estatus social y cultural. Evidentemente, estas ciircunstanccias étnico y d e las cambiantes relaciones económicas y socioculturales q u e
bién han engendrado una línea d e pensamiento u n i f o ~-.~l.,.~. li cl u. i lo
--c. e ellos han experimentado dentro d e la actual sociedad nacional chilena.
significa ser mapuche. Por otro lado, puede sc:r que h;iya sido esta Creo que una breve reevaluación d e la composición y d e la historia d e
pectiva junto con los tipos d e herr,amienta:s conceF)tuales (por la etnia mapuche nos dará, a manera d e aliento, un juicio más preciso
mplo, tribu, grupo, etnicidad) lo que los IrivcsLigauures sociales han
:--.--A: --_I---- sobre su estatus e integración cultural.
zado para clasificar y analizar la población mapuche, dando lugar También debemos enfatizar que e n este ensayo n o intentaremos
imagen que s e ha construido d e ellos como una entidad indígena reexaminar los datos etnográficos, históricos y etnohistóricos disponi-
ivamente homogénea. Esta imagen puede constituir un enfoque bles acerca d e los mapuches, con el propósito d e llegar a una redefini-
ctuoso, erróneo y hasta equivocado para alcanzar un entendimien- ción antropológica d e su etnicidad. Tampoco analizaremos el trabajo
e la cultura y sociedad mapuches, especialmente si consideramos d e otros estudiosos sobre esta materia. Este intento sería inútil por el
momento; habrá que esperar hasta que se realicen estudios históricos
n o s e han hecho intcntos científicos serios para analizar las varia- más detallados, junto con trabajos etnográficos e n diferentes localida-
es culturales y socialcs que podrían existir cn ellas. La detección y des dentro del territorio mapuche. Nuestra preocupación e n este mo-
nocimiento d e cualquier variación e n la cultura mapuche obede- mento es plantear las interrogantes mencionadas con anterioridad y
máis que a un mcro interés histórico; particularmente, el interés revisarlas desde una perspectiva general.
g-1r n a t i ~d ~e agentes d e desarrollo dedicados al fomento d e progra- Es de mencionar, sin embargo, que se dispone d e una amplia in-
que apuntan hacia la poblac ión indíg,ena por entero y carecen d e formación sobre las hcrramientas científicas empleadas por los estu-
anismos flexibles, necesitan iincorporair esa infcsrmación como par- diosos para clasificar los conjuntos d e datos existentes con el fin d e
la estructura diseñada. D e e>rd "+- ---- - -uJr-La explicarse más ade-
iiidiieia p
.-e
definir y comprendcr la cultura y la sociedad mapuches. Este será nues-
la diversidad d e las respuestas locales a tales políticas (Este tema tro punto d e partida, puesto que, en buena parte, la imagen pública d e
tratado e n más detalle al final). este grupo indígena se ha formado a través de trabajos científicos.
El propósito específico d e este ensayo es examinary evaluar cómo - -
D e esta manera, empezaremos por ofrecer una sinopsis d e nues-
qué conceptualizamos a los indígenas mapuches como un gru PO tro uso científico d e ciertos conceptos, para luego enfocar nuestra aten-
o homogéneo y establecer, al mismo tiempo, los límites que pod ría ción e n el tema d e la uniformidad o diversidad d e la cultura y sociedad
r esta conceptualización al entendimiento d e la conduLra >"do- .
.,.
+o .-fin:
mapuches. Más adelante en este trabajo presentaremos un estudio so-
ral y las condiciones y relaciones d e la población indígena dentro bre el concepto d e etnicidad, en cuanto es aplicable a la comunidad
ás amplio marco d e la sociedad nacional chilena. Esto lo haremos mapuche.
DlLLEHAY ARAUCANIA:PRESENTE Y PASADO
á, por lo tanto, ser entendidodesde la perspectiva histórica, teóri- entre estos dc1s grupos, al parecer el factor que les dio fuerza fue la
ognitiva. existencia de iJna meta común: la resistencia contra la penetración es-
l concepto de grupo implica un tan vago conjunto d e condi- pañola y luegc3 criolla en sus respectivos territorios. Son los intereses
1
estructurales que su utilidad es casi nula, a menos que se le agre- comuines de cada grupo los que con mayor probabilidad han de~ermi-
adjetivo calificativo, tal como tribal o étnico. Por otro lado, el nado y determinarán el tipo y grado d e relaciones y paralelismos entre
o tribu introducido por los antropólogos a fines del siglo pasa- los g1upos. Estos son puntos importantes de tomar e n cuenta, puesto
ealmente inapropiado porque su significado, derivado del latín nnam
P
d mismo comportamiento político (o, para esa materia, el mismo
acepción de "salvajes" o "bárbaros" situados e n las fronteras d e comportamiento económico y social) puede haber conducido a la ca-
perios (COIIEN 1978), fue muy usado durante la época colonial tegorización de esta sociedad indígena hecha por el resto del conglo-
e d e relevancia para la interrelación d e las unidades étnicas en
-
merado nacional chileno como un grupo tribal o étnico homogéneo.
También hajl que enfatizar que, por lo ger!lerol, las definiciones
~
Para resumir esta sección y enfatizar la importancia q u e tiene vi- lectales, es bien sabido que cada uno de estos grupos tenía diferentes
sualizar una cultura distinta o grupo étnico, a partir del tipo d e interac- estructuras sociales, formas de vida económica, organizaciones políti-
ción e n q u e está involucrado y con respecto a los otros grupos con los cas y religiosas, además de territorios de ocupación separados, aunque
cuales mantiene alianzas, hay q u e mencionar que existe la tendencia a menudo colindantes.
d e poner menos énfasis e n la determinación y definición de uno d e los Volviendo específicamente a los mapuches, e n los documentos
grupos a base de los atributos o rasgos culturales y normas dominan- históricos se hace mención de diferentes tipos y tamaños d e viviendas;
tes. Más bien e n el contexto d e la interacción, s e examinan ahora los diversos grados d e prácticas económicas combinadas, tales ( :a,
diferentes grupos tomando e n cuenta un conjunto d e relaciones den- pesca, huertos y sembrados; tácticas d e guerra; tamaño y co 5n
tro d e límites definidos (por ejemplo, políticos, sociales, etc.), d e los asentamientos, y así sucesivamente. En otras palabras. diferen-
agregándose el muy importante aspecto d e conducta mutua como otro tes atributos culturales que eran usuales a nivel local, o a 1in nivel (de
criterio para categorizar a un grupo étnico y distintos segmentos d e la adaptación más regional. Esta variación se explica por los 7rariados ti-
población. pos de zonas ecológicas (por ejemplo, costa, valle central, plrecordillle-
También debe destacarse q u e los rasgos culturales, los lazos ra) y por los diferentes patrones d e interacción sociocultural internos
históricos y particularmentc las líneas d e descendencia y parentesco n o y externos q u e caracterizaban a cada segmento poblacional (DILLE-
pueden ser ignorados; ciertamente las formas culturales y las reglas d e 1-IAY 1976). A pesar de que tuvieron lugar guerras fronterizas intensas
un grupo s e transmiten d e generación e n generación a través del com- durante los siglos XVI y XVII, así como los posteriores conflictos es-
ponente d e autoperpetuación biológica. Sin embargo, como es bien porádicos d e la última parte del siglo XIX, como decíamos, aun a trav6s
conocido, entre los mapuches las líneas d c descendencia biológica y pa- d e esta larga y amarga campaña d e guerra hubo algunos segmentos d e
terna a menudo se interrumpían, s e mezclaban o s e encontraban dis- la población que se mantuvieron pacíficos. Este hecho no s e ajusta ade-
persas por razones d e matrimonios mixtos o residencia común con cuadamente a la imagen de un grupo indígena belicoso que defendía
descendientes europeos u otros grupos indígenas, debido al roce y el su territorio (VILLALOBOS1982), y significa que también hubo varia-
desplazamiento de la población como resultado d e las guerras pasadas ción e n los grados y tipos de reacción pacífica o violenta e n los diferen-
y a consecuencia del sistema d e reducciones. No obstante, al conver- tes segmentos de la población mapuche, primero ante la conquista
tirse ciertos segmentos poblacionales mapuches e n mestizos, o aliarse, española y, posteriormente, ante la penetración criolla y moderna ha-
como s e mencionó antes, con los españoles mientras peleaban contra cia el sur. Sin embargo, a los mapuches e n algún momento s e les con-
ellos, e n otras ocasiones la conducta social colectiva, política y sideró y trató como una población homogénea q u e resistió la
económica aún s e consideraba mapuche e n los siglos XVI al XIX. Aun dominación foránea. Dos ejemplos d e este tratamiento son la política
hoy la sociedad chilena no mapuche visualiza el comportnmientocolcc- del sistema d e reducciones implantada a fines del siglo XIX y los pro-
til~omopclche, el cual deriva d e una condición sociocultural más bien gramas d e desarrollo gubernamental del presente siglo. Ambos han si-
homogénea, basada e n las reducciones (aun habiendo muchos mapu- d o dirigidos hacia la población mapuche por entero, w m o grupo
ches que viven e n pueblos o ciudades). presumiblemente homogéneo, que habita e n reducciones.
Como e n el pasado (DILLEHAY1976), existen hoy diferencias cul-
turales, sociales y económicas significativas y bien marcadas entre las
3. ¿UNIFORMIDAD O DIVERSIDAD CULTURAL? diversas poblaciones que viven en reducciones. Por ejemplo, se da un
potencial mayor en cuanto a producción económica en los segmentos
Como ya se mencionó, los indígenas mapuches han sido clasi- poblacionales con suelos más fértiles y los climas menos adversos del
ficados como uno de los cuatro principales grupos araucanos que ocu- valle central, en oposición a las regiones costeras y la cordillera d e los
paban la región centro-sur d e Chile durante la temprana época de la Andes. Por supuesto, las poblaciones de la zona litoral poseen prácti-
conquista española. (Obviamente se tiene mucha más información cas económicas muy distintas a las de sus vecinos e n el interior. Además,
histórica disponible sobre los mapuches porque fueron ellos quienes aquel1 ciones del valle central que viven alrededor o cerca d e
opusieron mayor resistencia a la expansión europea hacia el sur y han los puc stizos se encuentran aculturadas en mayor grado. D e es-
persistido e n su actividad hasta e n los tiempos modernos.) Aunque los te mociu, pai a bien o para mal, se han incorporado aún más e n la so-
cuatro grupos hablaban la misma lengua, con algunas variaciones dia- ciedad y cultura nacionales. Paralelo a este marcado grado d e
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
aculturación e n algunas áreas, ha ocurrido una pérdida o deterioro d e y el público e n general, no es extraño visualizar al grupo étnico mapu-
la estr,uctura sc~ c i atradicional,
l la ideología, la organización religiosa y che, su historia y sus condiciones socioeconómicas como una sola en-.
otros imodos dce vida. tidad, sin considerar ninguna de las diferencias culturales locales o
kZlgunos ilrgumentan que, e n general, s e dio un rápido cambio e n regionales.
- - -
ciertos segmentos
-
d e la población (STUCHLIK 1979), asegurando, sin Dejando de lado los tipos d e problemas temáticos o metodológi-
embargo, que la lengua o mclpudungun, así como la estructura religio- cos q u e los estudiosos puedan encontrar e n sus análisis de los mapu-
sa d e la sociedad mapuche se encuentran aún bastante intactas y son ches, insistimos e n que una d e las principales causas a las q u e se puede
relativamente homogéneas e n la mayoría d e las reducciones mapuches atribuir la falta d e conocimiento de las diferencias socioculturales e n
(FARON1964). Sin mayores estudios, n o obstante, nos atrevemos a la sociedad y cultura mapuches descansa especialmente en las herra-
cuestionar esta suposición, ya q u e un número notable de mapuches ya mientas conceptuales, tales como "tribu" o "grupo étnicon, que s e han
no habla su lengua e n la áreas más aculturadas, particularmente e n utilizado para montar el escenario analítico con el fin de definir y ex-
aquellas reducciones situadas cerca d e las ciudades, e n el valle central. plorar quiénes y qué son los mapuches. Para enfocar este punto, aho-
Además, la estructura religiosa en algunas áreas, representada princi- ra nos abocaremos a una consideración más profunda d e estos
palmente por la ceremonia del npillnt~ín,ha incorporado elementos conceptos a la luz de nuestra percepción de la historia mapuche y las
condiciones presentes.
cristianos e incluso comerciales o turísticos. Estos elementos moder-
nos no se observan normalmente e n las reducciones más remotas o me-
nos aculturadas, Así, existen también e n el presente diferencias 4. LOS MAPUCHES DESDE UNA PERSPEflIVA SOCIAL-
importantes entre las poblaciones mapuches. CIENTIFICA. ¿UNIDAD O DIVERSIDAD ETNICA?
Lamentablemente, sólo unos pocos científicos sociales han trata-
d o adecuadamente estas diferencias, a menudo sutiles pero reales, e n Una interrogante que debe ser considerada es si los conceptos discuti-
la sociedad y cultura mapuches. 1-a mayoría d e los estudiosos ha con- dos anteriormente crean límites, a menudo artificiales y arbitrarios, d e
centrado su interés e n una o dos reducciones d e la misma región e n tal forma que cualquier variación local o regional dentro del grupo étni-
particular, en las proximidades d e Ternuco u otra ciudad grande (c.g., c o definido como mapuche se desvanece imperceptiblemente con el
FARON1964; STUCHI-IK1979; nnEv 1951). E3tá d e más decir q u e el uso d e cierto término. Los sociólogos y particularmente los antropólo-
trabajode estos científicos fue muy provechoso e n cuanto al tratamien- gos han descrito y analizado las relaciones d e autoidentificación e iden-
to de temas sociales o culturales específicos, tales como la religión, el tificación externa del "nosotros" versus "ellos", e n diferentes unidades
cambio sociocultural y la estructura social, pero n o s e ha dado un in- sociales alrededor del mundo (BARTH1969). Es un hecho histórico
tento particularmente iluminador para comprobar las condiciones y q u e aun dentro d e la sociedad mapuche misma, durante los siglos XVI
diferencias tanto generales como específicas. sean locales o regiona- y XVII, hubo una oposición interna entre segmentos poblacionales,
les, de la sociedad mapuche como un todo. Debemos admitir que es ca- pese a lo cual, primero se unieron contra los incas y posteriormente
si imposible para cualquier estudioso preocuparse d e una región tan contra los españoles y criollos; luego algunos grupos mapuches s e se-
amplia, debido a que una unidad d e análisis tal requiere años o déca- pararon y permanecieron e n desacuerdo después d e las guerras d e
das de trabajo. Sin embargo, el punto central del problema e n trabajos frontera. Sin embargo, ¿qué se puede decir de las posibles diFerencias
o condiciones culturales reinantes en estos grupos o segmentos inter-
científicos pasados yace e n la generalización d e la situación mapuche namente opuestos d e la población mapuche que podrían haber provo-
a partir d e los estudios particulares. Es aquídonde se encuentra el error cado tensiones intergrupales? Además, ¿qué hay d e las alianzas y
principal e n la mayoría d e las etnografías y de los estudios sociales con- desacuerdos que podrían haber involucrado (posiblemente aún hoy s e
temporáneos, limitación que es característica d e los trabajos d e la ma- da el caso) a la unidad étnica mapuche propiamente dicha, así como a
yor parte de los científicos sociales, así como d e los primeros otros grupos afiliados (por ejemplo, huilliches, pehuenches) con dis-
historiadores. Nuevamente el problema d e este tipo d e enfoque analíti- tintas "identidades étnicas", pero de culturas semejantes?
co y descriptivo es la generaIización basada e n la especificidad de las Los antropólogos han subestimado la variación cultural dentro d e
observaciones sobre un estudio particular. Para los legos e n la materia estas diferentes poblaciones indígenas, optando por estudiar un solo
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
grupo o comunidad local d e la población mapuche. Tal vez las limita- n o se ha realizado tal estudio. Como se destacó antes e n este trabajo,
ciones metodológicas, la falta d e datos sobre grupos particulares. tales existen algunas distinciones locales y regionales reales e n la or-
como los pehuenches, picunches y huilliches, al igual que el intent~ ode ganización política, la lengua, el ajuste ecológico, patrones d e uso d e
estudiar los segmentos socioculturales que parecen ser rc~lativamc rnte
uniformes y representativos d e toda la población indígen a como (:nti-
la tierra y presión demográfica e n las reducciones (:omo . tan. ibién e n la
dad, e n algún punto dieron paso a la perspectiva que tencmos hoy d e estructura d e la comunidad local. iSon estas diferencias simplemente
los mapuches como una sociedad homogénea. Sea que s e trate d e un aspectos tradicionales d e la sociedad y cultura mapuches que siempre
conquistador, un naturalista, un historiador, un misionero o un an- han existido y están más acentuadas e n la actualidad como resultado
tropólogo, cada uno ha tenido sus propias relaciones históricas o inie- d e las condiciones d e vida regional? o ¿les fueron impuestas estas con-
reses vocacionales e n los mapuches y d e acuerdo con ellc1s ha tra! ado diciones distintivas por circunstancias evolutivas históricas? Cualquie-
a los mapuches como un pucblo desamparado, n o occidental y, dt:sde ra q u e sea la respuesta, el énfasis e n este problema debe hacernos
este punto d e vista, más bien homogéneo. El conauistadol .-IP."I U -.:-
~ ~ UCO-
V conscientes d e que la nomenclatura creada por los conquistadores, la
mo una población resistente; los misioneros los c onsidera ron gent iles; cual aceptamos a menudo sin meditar, como hecho básico e n el regis-
los antropólogos los hemos tratado como una uinidad dt:estudiaI et- tro histórico y e n la literatura, puede ser arbitraria o, aún peor, impues-
nográfico. H a existido y aún perdura una perspect.iva basa(Ja e n un !ren- ta e n forma inexacta.
tido d e unidad entre los mapuches, provocada e n mayor o menor grado
por los agentes cxternos (los intereses occidentales) y las relaciones Tal vez, como Barth (1969)lo ha sugerido, deberíamos utilizar el
entre los mapuches mismos. Es lamentable que dispongamos sólo de enfoque que visualiza la etnicidad como un proceso subjetivo d e iden-
unos pocos estudios serios sobre lo que "ellos", los mapuches, han iden- tificación d e grupo e n el que sus miembros usan nomenclaturas para
tificado como su esencia a través del tiempo. E n épocas pasadas, ¿se definirse y, más importante aún, para definir su interacción con otros.
consideraron los mapuches a símismos como un seric d e grupos distin- El potencial d e tal enfoque puede traducirse en una mejor compren-
tos, tribus o unidades chicas? ¿Podría ser acaso que los mapuchcs iden- sión de la historia cultural específica y los procesos generales d e creci-
tificados externamente con una sola denominación tuviei.an nomt)res miento y cambio cultural d e la sociedad mapuche.
diferentes (así como las comunidades locales algunas vec:es toma]n el El punto central d e este argumento es que nunca hemos estu-
nombre del linaje del lonko), como resultado d e una cultuira comúr . .
i de diado el contexto real del tema de los mapuches y la autoidentificación
varios siglos anteriores? Por otro lado, ¿podría scr quc las relaciones q u e ellos hacen de sí mismos. Sin los estudios de contexto, uno d c los
"nosotros" versus "ellos" de la conquista y guerra, a lo largo de los siglos principios básicos de la antropología, el significado exacto y la impor-
XVI a XVIII, dieran origcn a un nombre común, el araucano, debido tancia d e ser mapuche se nos escapa. No es posible saber por q u é n o
a q u e fue la única fuerza opositora, transformándose éste e n el tradi- se han realizado antes estudios más completos sobre este tema q u e ha-
cional nombre actual debido simplemente a siglos d e uso?r¿Tuvieron gan énfasis e n el contexto. Tal vez sea debido a que una vez q u e s e ins-
los mapuches un sentido de unidad grupal, tribal o étnica que se exten- taló la República y los mapuches fueron pacificados y ubicados e n
dió a toda la población? Estudios históricos y antropológicos detalla- reducciones, éstos pueden haberse considerado a sí mismos como par-
dos podrían revelar que tal sentido de unidad fue ocasional y altamente t e d e la sociedad nacional y, d e este modo, empezaron a aceptar esta
frnginentnno, y q u e la uniformidad cultural que vemos hoy día puede incorporación como un rasgo d e su propia identidad d e grupo. Además,
ser una imposición determinada cxternarnente. L o anterior cs proba- puede ser que como resultado del trato no diferenciado de los rnapu-
blemente el resultado d e proccsos históricos complejos d e diferencia- ches por parte de la sociedad nacional chilena, cualquier posible dife-
ción regional, los cuales no se han detectado hasta el presente en su rencia e n la identidad local o regional haya sido suprimida
totalidad debido a q u e continuamos aceptandoelestereotipo d e la con- paulatinamente y superficialmente anulada. Tales diferencias podrían
quista, q u e ha llegado a nosotros a través d e los primeros documentos. haber pasado inadvertidas para el investigador social, asumiendo así
Los análisis futuros podrían comprobar que las interrogantes y te- una analogía enitre la so(:iedad miipuche e:n su totalidad y cada scgmen-
mas aquí mencionados son irrelevantes si, e n verdad, se demuestra que t o poblacional(dentro dc2 ella.
los mapuches han sido y siguen siendo culturalmente tan homogéneos ---:A-
A continila~iuii -iiua A,.A:?
.-m
N o cabe duda que la cl,asificacid,n étnica que se dia a los incdígenas ma-
------
...
lo s e indic6 implílcitament e e n el punto anterior, la
a tiende a estructurar ei tipo d e interacción entre los miiembros d e di-
l étni- puches refleja -.-su p ~ ~ s i s t e nre1 t e ación soc:ial, econlómica
tro d e la nación chilena. La razón por la cual ios mapuches han
. .y g)olítica den-
erentes grupos y al mismo tiempo depende d e las diferencias scciales sobrevivido como un dinámico grupo étnico indígena durante los pa-
culturales que persisten entre ellos (BARTH1969;COF IEN 1978;). Las sados cuatrocientos años e s difícil de explicar. Lo más probable es q u e
ategorías se aplican a cada grupo con el fin d e percibii.--y expii~itar ----1:- el u n conjunto global d e factores históricos d e interacción, demográficos,
po d e conducta esperada o encontrada e n cada unidad o grupo. Los ideológicos, sociales, económicos y legales expliquen esa integridad
miembros d e la sociedad mapuche o d e la sociedad nacional, es dccir, étnica. Desde una perspectiva histórica es, tal vez, más fácil visualizar
dicotomía "nosotros" versus "ellos" nuevamente, pueden interactuar su resistencia conjunta contra los - - foráneos como una d e las principa-
- - -
n siJ corres[ )ondiente contexto cultural y esperar cierto tipo de com- les variables que explican el míantenimicZnto d e s;u identidad y la per-
ort amiento cultural unos d e otros, el cual puede o no ocurrir de acuer- sistencia d e su conducta duirante Ic)S siglos XVI a XIX. Esta
.
o ccJ I I GsLoa expectativas.
--be..
Tal situación puede creary -de hecho - ha considcración también incluye z;u dispen . .;ión d e mográfica
. .
~ en pequeñas
reado imágenes d e relaciones y expectativa d e dominante y domina- comi inidades sin ninguna o 1 -ganizaci ión centralizada, política o
o, como es el caso d e los mapuches dentro d e la sociedad nacional chi- econc Smica superpuesta, las que : d e otra r nanera podrían haber sido do-
na. Los nombres étnicos indican las diferencias socioculturales entre mina1das e integradas al resto d8e la socie:dad. Por otro lado, c n los pa-
-- #..-.-,4r:o
s mapuches, el resto d e los nacionales y otros grupos, pero no expli- 3-.
saaos cien años su ubicación dellluriaiiia CI e n reducciones dispersas, su
an o describen explícitnmente por q u e las condiciones cu Iturales c3 con- economía d e subsistencia como agriculltores, pescadores y seudoco-
uctas son diferentes y cómo ellas pueden continuar dc:sarrollái ndose merciantes, asícomo su caleidos;copio d c relaciones sociales y económi-
n el futuro. El estatus d e grupo o etnicidad no e s esta&,-. pucuc: -..-A- cam- n
. n - 4 r a
cas, tanto internas como externa>. c;ilLIG ellos mismos y con el resto d e
ar con relativa rapidez d e acilerdo coin los nivc:les d e inieracción pre- los nacionales, han contribuidoI en conjilnto ciertamente a su sobrevi-
ntcs e n la sociedad nacional . Los rasigos culti~rales.las normas y las vencia étnica. Además, como F:aron (1964) lo ha observado previamen-
glas d e los mapuchcs cambial, ,- -.. I U.-11145
..ILF
IIIUL A- iciitamente porque. a pe-
1-e te, s u "orden moral" o su constitu ción ideal y religiosa, q u e
r de estar sujetos a una asir]lilación siempre creciente dentro d e la esencialmente provee una estriuctura panmapuche de autoconciencia,
ciedad nacional, ell(1s no es t án e n el mismo contexto d e interacción identidad y creencia ti:adiciona 1, también les ha dado mayor fuerza d e
-1 --- adherencia a sus valor,es étniccS, a pesar d e los siglos de esfuerzos he-
n que podría ordenar>r; ,"-
e1 ~uiiiportarniento social, político O económi-
o de los individuos mapuches que están actuando efectivamente des- chos por los misioneros vaia bonvertir a los mapuches al cristianismo.
.
e ..m-,. P,
e dentro d e esa sociedad nacional. E ~ t o significa que los rasgos y las P o r último, otro factor que ha contribuido fuertemente a la preserva-
ormas culturales, que constituyen la total calidad d c miembro mapu- ción d é la etnicidad mapuche f:S la misma dicotomía "nosotros" versus
e, están d e algún modo limitados demográficamente por el sistema 'tellos". Además del sisv=iiin A s reducciones, el gobierno chileno nunca
*-m.-.
e reducciones, e n tanto q u e la condición y el comportaimiento niapu- ha impulsadc) un pro! !rama de cambio socioeconómico prolongado y
es constituyen un contexto d e interacción importante: e n la CLiltura bien estructu rado par,a los mal: luches. Este hecho, junto con la imagen
> U L J I t :los mapuches coimo un grupo indígena ("ellos"),
---1
cional chilena. nacional geneiai
Al considerar el punto d e la uniformidad o (jiversida d cultur~ ha tendido a aislar el contexto d e interacción nacional mapuche aún
11ma- más, definiéndolo a través de una serie d e instituciones legales,
che, desde la perspectiva étnica, hay q u e tom: ir e n cuenta impc~rtan-
s contextos culturales: la separación d e la cuiruia ..lriirn I I ,,.....
I < ~ V, LA~ I y
U.L C sus
económicas y educacionales especiales, o de Fuincionarios que permi-
,.'-:-:l~r
ten la coexistencia con alguna medida d t aa,l,llla~iÓn gradual. Es tal vez
3
sumen, todos los factores enumerados han contribuido a La única movilidad étnica panmapuche la constituyeron los con- x
quello q u e es distintivamente mapuche y a crear un sentido juntos poblacionales que se unieron mntra las influencias espaíiola y
d e minoría despojada entre ellos. Creada inicialmente con criolla; posteriormente, e n el presente siglo se pueden señalar aque-
a y más tarde reforzada por las condiciones socioeconómi- llos eventos que han canalizado una actitud colectiva frente al cambio
s e n las reducciones, la identidad étnica probablemente ha y desarrollo ocurrido e n la cultura nacional. Pero de nuevo estas son
er e n buen grado entre los mapuches. Como se mencionó situaciones e n las q u e el grupo "nosotros", el n o mapuche, estimuló en
identidad ha dependido e n su mayor parte d e influencias parte la identidad colectiva entre los mapuches a través decondiciones
as, culturales y económicas separadas q u e transformaron su impuestas e n las reducciones. Partiendo d e esto, bien puede ser que la
ón política e n una creciente diferenciación cultural, social etnicidad mapuche e n el pasado estaba latente y realmeiite nunca an-
a e n relación con la sociedad nacional chilena. También ha
d e una creciente homogeneidad y autoidentidad dentro d e tes había sido activada por una influencia externa que creara una ver-
mapuche misma. Esta identidad étnica puede llegar a ser dadera relación d e "nosotros" versus "ellos". Esto es, e n el pasado
erte e n el futuro si los mapuches llegaran a desarrollar e n podría haber sido una etnicidad basada más que nada e n el hecho d e
ituciones que acrecentaran la participación ceremonial y que los miembros reconocían que compartían un nexo histórico, terri-
su solidaridad e n interacción mutua. E n este sentido, as- torial y sociocultural común que determin6 su ubicación y condición
rales como la religión, la lengua, el código d e vestimenta y posteriores e n la sociedad nacional chilena. Esta conexión está más
a social ayudan a mantener todos y cada uno d e los elemen- fuertemente reflejada e n la lengua común o mnpudunpn de los ma-
o culturales disueltos. Lo mismo puede decirse de la insti- puches, que n o sólo facilita la comunicación intergrupal sino q u e tam-
era, la jefatura política d e lonkos o loqrrk y la solidaridad bién contribuye a mantener la solidaridad. A su vez, las formas d e
d e comunidades d e linaje. Todos estos mecanismos fun- estructura social y vida familiar hacen que los mapuches se sientan
los siglos pasados como elementos unificadores d e la po- estrictamente integrados. E n un sentido, el ámbito mapuche del siglo
uche. XX puede ser considerado e n parte como una transición de significa-
r d e los estudios sociol6gicos y antropológicos (COEIEN tivas experiencias y respuestas compartidas dentro d e su condición so-
RES 1975; HANDELMAN 1977), queda bastante claro que el ciocultural pasada y presente, o sea, como una unidad nuevamente
regional y, e n el caso de los mapuches. el aislamiento en.- aislada dentro d e la sociedad nacional chilena.
-
es. Los efectos resultantes pueden determinar el éxitc) de un (deter- dad d e grupo. (El caso chileno-mapuche no es el único e n este sentido,
minado programa d e desarrollo o, cuando menos, el éxito inicial con el I puesto que acontecimientos d e este tipo, e s decir, problemas interétni-
osterior afloramiento d e diferenciadas respuestas al C.?:.Bl-, ~ I I U I UUGA- parte cos, políticos, sociales, religiosos y económicos pueden observarse e n
e los variados segmentos poblacionales a medida q u e absorben el pro- el presente e n Asia, Africa, Europa, Estados Unidos y otros países d e
rama. Así, lo que en un momento dado puede ocurrir es un desequi- América Latina.) Grupos étnicos definidos, particularmente grupos P
brio entre el grado y tipo d e desarrollo específico q u e s e espera y el nativos, e n los países del Tercer Mundo, han reclamado iguales dere-
sulltado final d e tal programa aplicado a un conjunto heterogéneo d e chos. También los miembros de estos grupos se desconectan d e ellos y
egnlentos poblacionales, desequilibrio que s e hará patente e n los cam- tratan d e llegar a pertenecer a un grupo mayoritario más privilegiado
os S,ociales, económicos o educacionales, a medida que cada seqmen- (COHEN1978), como es el caso de algunos mapuches dentro de la so-
reacciona individualmente ante el programa. Una vez que: este
L ciedad nacional chilena. Sin embargo, muchas desigualdades continúan
siendo determinadas por la identidad étnica. Nos parece percibir un
oceso sea activado, sus posibilidades d e éxito serían m( xque cambio a nivel mundial, que se orienta hacia la incorporación d e los
los grupos étnicos y a permitir su acceso a los recursos y
ponibles en la nación. En el sentido d e la mera carencia d e pertinente agregar unas cuantas reflexiones, a modo d e conclusión, so-
d e reducir el conflicto, la etnicidad ha llegado a ser una bre el tipo d e observación y estudio antropológico que el investigador
goría sociocultural e ideológica, dejando d e constituir una d e campo podría esperar y realizar. Para aquellos estudiosos que han
mienta científico-social d e estudio y descripción. tenido un mínimo contacto con los mapuches en los años pasados, de-
e ensayo hemos intentado enfocar las condiciones, imagen bería ser claro que estos indígenas han sufrido un considerable cambio
os mapuches desde la perspectiva d e los conceptos científí- después d e los escritos antropológicos d e Latcham, Titiev, Hilger, Fa-
El intento no ha sido evaluar en detalle las condiciones rei- ron, Stuchlik y otros. El trabajo etnográfico realizado en las décadas d e
programas d e desarrollo necesarios para cambiar estas 1920,1940 ó 1950 no es del mismo tipo de la etnografía de las décadas
Se requieren estudios más profundos en estas áreas antes d e 1960, 1970 o aun 1980. No sólo han cambiado los mbtodos y las
cer realmente una evaluación exacta. El propósito princi- teorías antropológicas, sino tambi6n los mapuches; éstos tal vez más
onsiderar algunas de las herramientas conceptuales que el que nuestra propia profesión.
cial usa en la descripción, clasificación y estudio de la po- Realmente ya no podemos hablar d e la totalidad de la población
che, al igual que algunas de las implicaciones y consecuen- mapuche o aun clasificar a todos los mapuchw similares físicamente
urales y teóricas d e estos enfoques. Sin embargo, algunos como si también lo fueran culturalmente. Los mapuches presentes se
antes mencionados, tales como el mayor reconocimiento componen d e varias poblaciones locales y regionales que sólo se pue-
os grados d e homogeneidad y heterogeneidad en la cultu- den clasificar en una escala que va de los que están completamente in-
asícomo las posibles implicaciones d e las diferencias étni- corporados a la sociedad y cultura nacionales. a los semiincorporados
s para los cambios planeados a través de los programas de (o parcialmente aculturados) que se mantienen al margen d e la cultu-
eben ser considerados sólo como temas tentativos hasta ra nacional. Es la misma escala de aculturación la que determina, en
un estudiocientífico más específico sobre estas materias. parte, el tipo deestudio antropológico o etnográfiw realizado o a rea-
bién que este ensayo ha producido muchas interrogantes lizar por el antropólogo. Las etnografías "puras" realizadas por Lat-
cas respuestas; a pesar d e ello, creemos que esto es un re- cham y Guevara, por ejemplo, son cosas del pasado y no pueden
l en el que se encuentra nuestro conocimiento d e la so-
ura mapuches pasada y presente, así como d e la ausencia repetirse porque los grupos indígenas "puros" simplemente ya no exis-
iseñados para responder a ciertas preguntas relevantes ten. Incluso los estilos d e vida más tradicionales, observados tan
a la composición y dirección que ha tomado esa sociedad. recientemente como a fines de la década de 1940 por Titiev y 1950 por
e los estudios futuros se concentren más sobre los aspec- Hilger y Faron, en la región d e Temuco y sus cercanías, han llegado a
amplitud de la condición mapuche y sus ramificaciones, ser menos observables y mucho más difíciles de estudiar.
amiento analítico d e representaciones, a menudo idio- Muchas de las reducciones en donde Titiev y Faron trabajaron
una o dos comunidades mapuches. También es de espe- están ahoraocupadas no tanto por indígenas rnapuches como por "mes-
estudios tomen e n consideración la heterogeneidad que tizos mapuches" fuertemente aculturados, que pueden ser mejor clasi-
e los mapuches de la zona rural y urbana, para detectar ficados como "campesinos". Muchos deestos "mestizos"o "campesinos"
ulturales potencialmente más profundos y d e mayor co- son obviamente bilingües, viven en reducciones indígenas y físicamen-
odrían ocurrir en la sociedad como resultado d e un cam- t e parecen ser indígenas. Estos son, sin embargo, sólo rasgos parciales
e entrar en conflicto con lo que actualmente se percibe que los clasifican como indígenas. La mayoría de estas personas han
lación mapuche "general" u homogénea. perdido todos o conservan sólo unos pocos rasgos sociales y culturales
d e la sociedad mapuche. Es obvio que existen algunos focos culturales
y geográficos aislados, como por ejemplo los d e las cadenas costeras d e
10 HACER ANTROPOLOGIA ENTRE LOS Nahuelbuta y los valles interiores d e la cordillera de los Andes, en don-
ES? d e aún permanecen algunas formas mas puras d e la cultura y sociedad
mapuches, pero éstas están desapareciendo rijpidamer ite. Además sub-
comentarios al:iteriores sobre la sociedad y cultura ma- sisten manifestaciones panmapuches, tales ccjmo la ceremonia de ngui-
nsformación, y las nerramientas conceptuales cambian- ..
Ilatún, que aún actúa como un fuerte lazo dc:.unificac :iÓn, portador d e
ntíficos sociales usan para estudiar a los mapuches, es cultura para el mantenimiento de la integridad de la sociedad. Pero es-
to tamb&n está sufriendo cambios.
139
LLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
onsiderando tales cambios, nosotros los antropólogos y científi- pológica simplemente se ajusta al tema que está bajo estudio. E n este
ales debemos modificar nuestras expectativas sobre lo que de- sentido, la etnografía de ayer es el estudio social o aplicado del presen-
el estudio antropológico y etnográfico d e los mapuches del te.
e. Esto debe incluir la consideración d e la cultura del campesi- Deberíamos agregar una nota d e cautela. A medida que la so-
oceso d e aculturación y sus problemas reales d e sobrevivencia. ciedad mapuche pasa por el cambio, perdiendo o alterando los patro-
dio debe situarse más en el ámbito de la antropología social y nes tradicionales, así también el individuo mapuche cambia a través d e
. Hace unos treinta o cuarenta anos había pocos, si a que había las etapas d e su vida, perdiendo conocimiento y experiencia sobre el
sociales o antropológicos enfocados en la comunidad mapu- modo d e vida tradicional. En este sentido, hacer etnografía a la mane-
lturada. La mayoría d e 11os trabajos se concentraban en consi- ra tradicional también ha llegado a ser mucho más difícil. Si e n el pa-
nes etnográficas como t:I parent.esco, los mitos, la estructura sado estudiosos como Latcham, Titiev o Faron, pudieron limitarse a
la organización económica, considerando sólo superficialmen- uno, dos o tal vez unos pocos informantes más para obtener datos fi-
ocesos reales d e cambio sociocultural que estos grupos esta-
dedignos sobre los rasgos panmapuches. el antropólogo actual tiene
erimentando. Los estudios de Titiev, Hilger y Faron nos que establecer contacto con un mayor número d e informantes para dis-
on 23 etnografías relacionadas cc~nel impacto d e la cultura na- tintos contextos si pretende registrar los patrones tradicionales. Es de-
A-l urilo d e vida indígena, marcan-
hilena en ciertos aspector UGI
.m
cir que el conocimiento sobre los patroneis mapuckles tradicionales está
etapa transicional en el estudio académico d e los mapuches. fragmentado y disperso entre las personzis de edad d e diferentes lina-
e, las investigaciones enfocaron las preocupaciones etnográfi- 5n que ellos provean
cionales de los estudiosos del 'asado, así como los problemas 1 jes y comunidades, de tal manera que la iriformacic
.
-&,
.a 2-r
s y futuros provlocados plar el cannbio cultural en una sociedad debe ser comparada con la d e los informaiir~s UG otras áreas. Este tipo
. En particular, fueron 7ritiev, Hiilger y Faron quienes propia- d e trabajo requiere un estudio etnográfico muy extenso, d iseñado Pa-
veamos yo-
ra absorber datos a través de varios años. E5 probable que -Al..*#.
trodujeron la aintropología socia1 moderna (incluyendo la in-
. aplicada)
d e la antropologia .. - . e n -
el estudlio d e los mapuches. cos trabajos de este tipo en los años venideros. Si el antropuiug~3010
"
rmente, al principio d e la déca da d e l!370, Milan Stuchlik está a la búsqueda de conocimiento sobre el mestizo de los días moder-
on más amplitud estos enfoqucs. No obst,ante, el enfoque so- nos o el campesino mapuche, unos pocos informantes pueden ser su-
ográfico combinado (o aplicado,\ A,. u, ~ a r i > Sestudiosos no fue ficientes, simplemente porque ellos proveerán información sobre las
esultado de los tipos de interrogantes y los niveles de indaga- condiciones dt:su propio tiempo.
resados e n el campo d e la antropología durante su tiempo, o Reconocemos quc2 no todo informante comparte precisamente el
u propio interés particular en la investigación. Fue también el mismo conocirniento sc)bre el modo de vida de su sociedad y que no to-
o del tipo de condición social y ciui t u r i que s e observaba en- do individuo posee conocimientos acerca de todos los sectores de la
dígenas mapuches. Es decir, estc3s inve:stigadores tenían que cultura. Así, la descripción y análisis etnográficos deben ser una com-
rencia a un enfoque más social o aplicacjo en los estudios ma- posición extractada de los diversos aspectos de una cultura y entrega-
debido a que estos indígenas er;an "menc3s indígenas" y más da al etnógrafo por numerosos informantes. Uno o unos cuantos
os"~"campesinos"; en otras palabr;3s, invita1ban no sólo a un tra- informantes no pueden verbalizar el cuadro etnográfico totalizador
gráfico sino también a un estudia1 social alAicado. D e esta ma- que pretende descifrar el observador científico. La investigación futu-
es un accidente que sus estuuiu3 .A:-.. ---
~u~lstituyeran un tipo ra entre los mapuches requerirá del establecimiento de un buen núme-
d e etnografía en transición, de acuerdo a la clasificación d e ro d e contactos en diversos contextos culturales, además d e
igaciones sociales d e la actualidad e n antropología. persistencia por parte del etnógrafo.
lo anterior se desprende que sin lugar a dudas se están rea-
menos etnografías y más estudios sociales y aplicados sobre
ches. En realidad es un tanto irrelevante preocuparse del ti-
udio antropológico que se realiza, puesto que todas las inves-
s enfocan en alguna manera la situación d e cambio, las
nes d e los fenómenos observables en el área y el segmento po-
que se estudia. Se trata d e un caso en que la disciplina antro-
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
l Santiago.
in Nigeria. In Afncan Themes: Sti~diesin Honor of Gwendolyn DILLEHAY,T.D. y k GORDON.1985. L;i Actualildad Prehiispánica de
Carter. Ed. J. Abu-Lughad: 149-73. Evanston Program of African los Incas y su Influencia en la Araucianía.. Pon.iencia prtsentada en
Studies. -.- -.- - - .-
.A-- m--.
el 45O Congreso Internacional de Americanis~ab,~ u ~ o tColom- á,
......... 1978.Ethnicity: Problem and Focus .Annlcal Re- ~ia.
view ofAnthropology. Vol. 7: 379-4í DILLEHAY,T.D. y P. K A U L I C ; ~1985.
. Aproximación Metodológica:
CONKLIN, HAROLDC. 1961. "The Study of Shifting Cultivation" en El Comportamiento del Jaguar y La Organización Socio-Espacial
Cument Anthropology, Vol. 2 No 1, pp. 27-61. Humana. Relaciones de la Sociedad Aeentina Antropológica. To-
mo XVI: 27-36.
COPPER,J. 1946. The Araucanians. H.S.A.I., Vol. 11: 687-760. BAE
Bulleth 143. Washington, D.C. DUMOND, D.E. 1961. "Swidden Agriculture and the Rise o€Maya Ci-
vilization" en Southwestem Joumal ofAnthropology, Vol. No 4,
ELY,F.L. 1940. "Nuevos descubrimientos ógicos en la pp. 301-316.
provincia de Coquimbo", en Bolettfi1 del Mri:reo Nacii mtll de Chi-
le, Tomo 18, Santiago de Chile, pp. 9- 14. ......... 1961. "PopulatiorI Crowth and Change" en Soilthwestem Journal
of Anthropology, 7lol. 21, fir0 4, pp. :302-324.
......... 1953. "Cultura de El Molle", Musec1 Arqueo lógico dr:La Serena.
......... 1956. "Cu.lturadinguitn chilena y c~iltrtrade El Molle", Editorial cerámicas del sitio Padre Las
DuRÁN, E. 1978. "Estudios de iub ~ i p w
Casas, provincia de Cautín, IX Región, Chile." Revista Chilena de
del Pacífico, S.A., Santiago de Chile. Antropologta, Universidad de Chile (1): 51-59.
FERENCIAS BlBWOGRAFICAS
LABELLA, G.F. y T. PLAN ELLA^. 1979. "Curso inferior del río Mai- GORDON,A. 1978. Urna y canoa funerarias. Una sepultura doble ex-
po: evidencias agroalfareras". Tesis para optar a la licenciatura en cavada en Padre Las Casas, Provincia de Cautín, IX Región. Chi-
prehistoria y arqueología. Departamento de Antropología, Uni- le. Rev. Chil. Antrop. Santiago, 1: 1
versidad de Chile. Santiago.
......1980. "Secuenciacronológico-cultural para el sector de la desem- ........ 1983. Comunicación personal.
bocadura del río Maipo", en Revhta Chilena deAntropología. Uni- ......... 1984. Huimpil: Un cementerio agroaitarero temprano en el cen-
versidad de Chile (3): 87-107. tro-sur de Chile. En Cultura, Hombre y Sociedad Pontificia Uni-
versidad Católica de Chile, Temuco (2) 2.
ARON, LOUIS. 1961. Mapuche social stmcture, University of Illinois ......... 1986. La Faja "Hablante" de la Mujer Mapuche. Actas de la Jor-
Studies in Anthropology- nada de Lengua y LiíeruhKa Mapuche. En prensa.
..... 1964. Hawks of the Su.n: Mapuche Mornlity and its Rifu.01Attn-
butes. University of Pittsburgh Press. GORDON,A, JACQUELINE MADRIDy JULIAMONLE~N. 1972. Exca-
vación de un cementerio indígena en Gorbea (Sitio GO-3), pro-
.....1x9.The Mapuche Indinns of Chile. Holt, Rinehart and Win- vincia de Cautín, Chile. Act. VI Cong. Arqueol. Chilena. U. Chile.
ston. Santiago: 501-514.
NSECA- E L , C&AR. 1972. "La economía vertical y la eco- GREBE,M.E., SERGIOPACHECO~ JOSÉSEGURA1972. Cosmovisión
nomía de mercado en las comunidades alternas del Perú" en E- mapiiche. Cuadernos de la Realidad Nacional, Universidad
sita de la provincia de Ledn de Hunnrcco (I562). Iñigo Ortiz de Católica de Chile, Santiago, No 14, pp. 46-73.
Zfiñiga, Visitador. Tomo 11, Universidad Hermillo Valdizan, Hua- GUEVARA,TOMÁS. 1908. Psicología del Pueblo Araucano. Imprenta
nuco, pp. 317-338. Cervantes. Santiago.
ED,MORTON.1967. The Evolution of Political Sociery: An Essay HADJUK.A. 1978. "Excepcionales cerámicas de la provincia de Neu-
U1PoliticalAnthropology, Random House, Nueva York. quén", en Revista del Museo Provincial. 1: 03-1 19
..... 1974. "On Evolution of Social Stratification and State" en The HANDELMANN,D. 1977. The Organization of ethnicity. Ethnic
Rise and Fa11 of CivilUatwns: Modem Arqueologiml Approaches
toAncient Cultures, J.& Sabloff y C-C. Lamberg-Karlovsky (eds), Groups 1: 187-200.
Cummings Publishing Company, Menlo Park, California, pp. 15- HEUSSER,C.S. 1966. Late-pleistocene pollen diagrams from the pro-
26. vince of Llanquihue, Southern Chile. The American Philosophi-
cal Society. 110 (4).
ERTZ,CLIFFORD. 1969. "Two types of Ecosystems"en Eni,ironmenr
and Crr.lt~lra1
Behavior, A.P. Vayda (ed.) Ecological Studies in H~DALGO L, JORGE.1972. "Algunas notas sobre los mapuches proto-
Anthropology, Arnerican Museum of Natural Histoq, The Natu- históricos" en Tercera Semana Indigenkta, Ediciones Universita-
ral History Press, Nueva York, pp. 3-28. rias de La Frontera, Universidad Católica de Chile, Sede
Regional Temuco.
NzÁLEzde NÁIERA,ALONSO.1614. Desengnñoy Repnro de la gue-
rra del reino de Chile... (Primera publicación 1614), José Toribio ~RIBARRENCHARL~N, JORGE.1957. "Las poblaciones indígenas en el
Medina (ed.) en HhtorUr Coloninl de Chile. Tomo 16, Santiago, área de la provincia de Coquimbo" en Publicncwnes del Museo y
de la Sociedad Arqueolbgica de La Serena, Boletín No 9, La Sere-
1889. na, pp. 26-29.
RDON,A. 1973. Informe sobre la excavación de una sepultura en ........ 1962. "Material Iítico en la cultura de El Molle. Hallazgos ar-
Loncoche. Depto. de Villarrica, Provincia de Cautín. M.S. queológicos en el parque Elqui" en Publicaciones del Museo y la
.. 1975. "Excavación de una sepultura en Loncoche, provincia de Sociedad Arqueolbgica de La Serena, pp. 55-60.
Cautín, Novena Región, Chile",en Boletíh del Museo Nncionnlde ISAJIW,W. W. 1974. Definitions of Ethnicity. Ethnicity 1: 111-24.
Historia Natural de Chile. 34: 63-68.
REFERENCIAS BIBLIOGRAPICAS REFERENCIAS B
LYNCH,T.F. 1974. "The Antiquity of Man in South Arnericanen Qua- Historia. Lima, (1979).
temy Research, No 4, pp. 356-377. OYARZÚN,A. 1912. Contribución al Estudio de la Influencia de la Ci-
vilización Peruana sobre los Aborígenes de Chile.Actasde1XVIII
MAC. ADAMS,ROBERT.1972. "Some Hyppotheses of the Develop- Congreso Intemncional de Arnericnnhtas. Buenos Aires.
ment of Early Civilizations" en ContemporaryArqueology, Mark
P. Leone (ed), Southern University Press Carbondale y Edwars- P A ~ R s O N, T.C.
, 19173. America's Paot: A new World Archcology,
ville, pp. 359-364. Scott, F:oresmanI and Cornpany, Glenview, 111. and London.
- ---- ./-
MEGGERS,BE^ J. 1972. Arnazonia: Man and Culture in a Conter- PINEDAy BASCUNAN, ~KANCISCO.1863. Cautii,erw Feliz. Colección
feit Paradiese, Aldine Press, Chicago. Histórica Chilena. Santiago.
MENGHIN,0. 1%2. Estudios de prehistoria araucana. Sep. Studia PLA'IT, TRISTÁN. 1982. Estado Boliviano y Ayllu Andino: Tiera y Tn-
Prehistórica. 11, Centro Argentino de Estudios Históricos. Bue- buto en el Noite de Potosi Instituto de Estudios Peruanos. Lima.
nos Aires. ~USI-IKA,A. y K.A. SHEPSLE.1972. Politics in Plrtrnl Societies: a
MERCER,J. H. 1962. Chilean Glacial Chronology: LU,W-11,000C14 Theory of Democratic Stabili@ Columbus, Ohio. Merrill.
years ago: Some Global Comparisons. Science 176: 1118-1120. REYMOND, JACQUELINE. 1971. Cementerio ar.aucano (Ie Memk
MoLINA, JUANIGNACIO.1776. Compendio de ln hktona geogrdf~a Bol. de Prehistoria de Chile. Depto. de Ciencias Antropoló
natural y civil del Reino de Chife, (Primera Edición, BoIogna .,
v Araueológicas. U. de Chile. Santiago. 3: (4).
1776), Tr:ins. Narc to, Historia Colonial de Chile, Tomo SALES, DlIEGo de, 1877-78. Historia general del reino de Chile (Es-
11, Santiallo de Ch. crita 16i74-?), Benjamín Vicuña Mackenna (ed.), 3 tomos, Valpa-
,,:,
, f
I¿USV, ¿hile.
MONTAN& JULIOC. 1968. "Paleo-Indian Remains from Laguna '
Tagua-Tagua, Central Chile" en Science, Vol. 161, pp. 1137-11 IDERS, W.T. y PRICE, B ~ B A R A1968. Mesoamérica: The Evolu-
MOSTNY,GRETE.1971. Prehistoria de Chile. Editorial Universitaria, tion of a Civilization, Random House, Nueva York.
S.A. Santiago. SÁNCHEZ, A. M., J.E. INOSTROZA y P. SANTANA. 1981-2. "Informe
preliminar de la excavación de un cementerio arqueológico en el
AS BIBLiOORAPlCAS
INDICE
pus Andrés Bello, Universidad de la Frontera, Temuco".
es d e la Universidad de la Frontera: 171-180.
INGER, J. 1958. "Hallazgos arqueológiicos en 1a provincia de
quén". Facultad d e Filosofía y Le tras, In!rtituto de Ar-
logía y Etnología. Mendoza.
NGER, J. 1x9. Excavaciones en Bellavista, Concepción. Actas
V Congreso Nacional de Arqueología. La Serena.
., ZULEMA. 1969. Excavaciones en Bellavista, Concepción.
s del V Congreso Nacional de Arqueología. La Serena: 327.
Prólogo, Carlos Aldunate del Sola,
D,J.H. 1961. "Foreward en Mapuchc Social Stntcirtre': L.C.
n, The University o€Illinois Press, Urbana. Introduccibn . . .
8. "The Great Basin Shoshonean Indians: An Example of a
ly Leve1 of Sociocultural Integration" en Man in Adaptntion: l. VlSlON ACTUAL DE ESTüDlUS DE A R A ~ L A N I ArdEHISPANICA . .
Culture Present, Yehudi Cohen, pp. 68-81.
CH,M. 1979. Rasgos de la sociedad mtlp~~che contempordnetl. 1. Período "Paleoindio", "Hombre temprano" o "Cazadores-
ones Nueva Universidad, Santiago. recolectores" . . . . . . . . . . . . . . . . .
2 . Post "Paleoindio" o "El arcaico" . . . . . . . . . .
.l! ucaninn Culture in Transirion. University of Mi-
nE 3. El período tardío prehispánico . . . . . . . . . . .
4. es lo que tenemos y adónde vamos? . . . . . . .
MAELE, M. 1968 Excavaciones en cementerios. fogones y
s de la región de Valdivia. Investigaciones Históricas e In- 5. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . .
gaciones Arqueológicas. U. Austral de Chile. Valdivia.
Comunicación personal. 11. OBSERVACIONES Y CONSlDERAClONES SOBRE LA PREHISTORIA
Y LA TEMPRANA EPOCA HISTORICA DE LA REGION CENTRO-SUR
NDREWP. 1x1. "Expansion and Warfare among Swidden
ulturalists" en Amcncan Anthropologkt, Vol. 63, pp. 346-
Metodologí sgenerales . . . . . . . . . . . . .
OBOS, S. 1982 Tressiglos y medio de vida fronteriza. Relacio-
onterizas en La Arnu-conúl.Ediciones Universidad Católica
I
Algunas co sideraciones sobre patrones dc:asentami enlo, eco-
nomía de subsistencia y ecologia . . . . . . . . . .
ile. Ecología general de la región sur-central de Chile . . . . .
. 1961. Ethnic groups. In Theones of Society. Ed. T. Par- Tempranas actividades de caza y de recolección de alimentos .
E. Shils, K.D. Naegele, J. Pitts: 301-9. New York, Free Press. La transformación a una base horticultora y posiblemente
agricultora . . . . . . . . . . . . . .
1959. The Evolution of Culture. Mc Graw Hill Co., N. Y. Economía mixta con una base primaria hort ícola y agrico-
R
E., HORACIO.1973. Los aborigenes chilenos a trai~ksde cro- la: períodosprotohistóricose históricos . . . . . . . .
y vinjeros, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile. La agricultura de tala y roce. Una economía de subsistencia .
Discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . .
\
111. LOS COMPLEJOS CERAMICOS FORMATIVOS DEL CENTRO-SUR DE 4. Los rnapuches desde una perspectiva social científica: $ni-
CHILE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 dad o diversidad étnica? . . . . . . . . . . . . .
'I 5 . Contextos variables de interacción en la sociedad mapuche .
'1 1 . Antecedentes y cuerpo de datos . . . . . . . . . . SS
6 . La persistencia de la etnicidad mapuche . . . . . . . .
!! / 2 . Cronología cerámica . . . . . . . . . . . . . .
- 56
7 . Cultura mapuche. ciencias sociales y desarrollo . . . . .
i 3 . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
1 8 . Epilogo: ¿Cómo hacer antropología entre los mapuches? . .
I1 CLASIFICACION. USO DEL ESPACIO Y CONOCIMlENTO ANCESTRAL
4 IV. EN LA SOCIEDAD Y CULTURA MAPUCHES . . . . . . . . . . 75 Referencias Bibliográficas . . . . . .
Datos y métodos . . . . . . . . . . . . . . .
La sociedad y cultura mapuches: pasado y presente . . . .
Ideología y religión mapuches . . . . . . . . . . .
Ceremonia y ritual público . . . . . . . . . . . .
Conocimiento ancestral y tradición . . . . . . . . .
Conjunción del espacio etéreo y el espacio físico en la cere-
monia . . . . . . . . . : . . . . . . . . .
Clasificación de los espacios vertical y horizontal . . . . .
Simbolosiconográficosdelespacioritual . . . . . . .
Nguillatun y awn: encuentro específico del espacio etéreo y
el mundo del mapu . . . . . . . . . . . . . . .
9.1. Diferencias y similitudes entre el nguillahín y la cere-
monia del awn . . . . . . . . . . . . . .
9.2. El nguillahin . . . . . . . . . . . . . .
9.2.1. Diseño interno y estructura de la actividad del
campo de nguillatún . . . . . . . . .
9.2.2. El simbolismo natural y el orden ecológico . .
9.2.3. Intercesores rituales: nguillatufe y machi . . .
9.3. Awn . . . . . . . . . . . . . . . . .
La dimensión temporal de la ceremonia . . . . . . . .
La continuidad de ritos ceremoniales andinos y amazónicos
en la cultura mapuche . . . . . . . . . . . . . .
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . .
1 . Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
2 . Algunos comentarios sobre el concepto de etnicidad . . . . 124
3 . uniformidadc cultura lo diversidad cultural? . . . . . . 126-