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1 TOM D.

DILLEHAY

PRESENTE Y PASADO
I PROLOGO DE CARLOS ALDUNATE
i

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D. DILLEHAY
TORIAL
ANDRES BELLO
do Lyon 946, Santiago de Chile
ónNo 74.107
ó de impnniir esia prirncra edición de
mplares en el mes de mayo de 1990
ORES: Alfabeta
O EN CHILE 1PRINTED IN CHILE.
956-13-0747-1 1 EDITORIAL ANDRES BELLO
A Don Américo Gordon.
A mLF alumnos de la P o n t i . Universi-
dad Catblica de Chile, Temuco, y de la
UniversidadAustral de Chile, Valdivia.
PROLOGO

Esta obra del doctor Tom Dillehay, del departamento de Antropología,


Universidad de Kentucky, contiene cinco artículos que tratan diversos
aspectos de la historia cultural del centro-sur de Chile. Su publicación
conjunta es de gran interés, pues los diversos temas están ligados por
la unidad del escenario en que transcurrió la historia del hombre des-
d e sus inicios, hace ya más de diez mil años, hasta hoy.
El doctor Dillehay se ha especializado en los estudios arqueológi-
cos. Sin embargo, su sólida formación antropológica y social lo ha in-
ducido a preocuparse también de aspectos etnológicos e incluso
sociológicos, que dan a esta obra una dimensión actual, raras veces per-
cibida e n las rigurosas y áridas investigaciones puramente prehistóri-
cas. Desde hace ya más de quince años, el autor ha tomado directo
conocimiento de la evolución cultural de los antiguos pueblos ameri-
canos, especialmente las complejas sociedades andinas, los recolecto-
res y horticultores de los bosques lluviosos del cono sur y los primeros
cazadores de estas mismas regiones. Todo ello da a esta edición un se-
llo muy característico, que rescata la originalidad d e las adaptaciones
humanas en este entorno y a la vez las integra dentro del marco gene-
ral d e la prehistoria y etnología americanas.
El primer artículo : "Visión actual de estudios de Araucanía pre-
hispánica", originalmente publicado en el Boletín del Museo Nacional
de Histoiia Naluml NO38 (1981), consiste en un detallado análisis críti-
co de la bibliografía existente sobre la prehistoria d e Chile centro-sur,
desde el hombre temprano hasta el período tardío. Después d e esta
adecuada introducción se incluye el estudio titulado "Observaciones y
consideraciones sobre la prehistoria y la temprana época histórica d e
la región centro-sur de Chile", que fuera publicado e n 1976por la Uni-
versidad Católica de Temuco en Estudios Antropolbgicos sobre los Ma-
puches de Chik Sur-Central. Esta obra enfatiza aspectos del patrón d e
asentamiento mapuche protohistórico, utilizando argumentos etno-
históricos, arqueológicos y sobre todo etnológicos. Los interesados e n
estos tópicos tendrán por fin acceso a esta información cuya publica-
INTRODUCCION
nal es inaccesible. El texto inédito 'Los complejos cerámiws
s del centro-sur d e Chile" trata d e aspectos eminentemente
gicos pertenecientes al estadio alfarero d e esa región. Apor-
ación desconocida y sobre todo es d e gran interés su visión d e
os culturales que allí ocurrieron, como manifestaciones muy
"lo andino". En "Clasificación, uso del espacio y conocimien-
al e n la sociedad y cultura mapuches", Dillehay confirma su
y experiencia etnológicas y el cabal conocimiento que po-
a sociedad. En especial, trata de sus aspectos ideológicos,
an atractivos para un arqueólogo que los necesita para in-
evidencias materiales en estos casos e n que existe cierta con- Pocos hechos d e la vida humana tienen tanta importancia para la vida
étnica y proximidad cronológica. Por último, e n 'De la de las naciones como la heterogeneidad d e sus pueblos. Cuando éstos
mapuchel', el autor da un mensaje antropológico ysocial acer- son conscientes de sus diferentes orígenes y procesos culturales, sus in-
ciedad mapuche contemporánea y su destino como nación. tereses d e grupo se ven entretejidos con la historia, la identidad étni-
dezco la oportunidad que se me ha dado de presentar esta ca y los procesos y cambios culturales. En un esfuerzo por discernir la
ondensa estudios d e un cientista social d e la calidad del doc- identidad cultural indígena d e Chile centro-sur, este libro.presenta cin-
y acerca d e la prehistoria, etnología y antropología social d e co artículos distintos acerca de la historia y la cultura d e los mapuches
grupos étnicos más importantes d e América, no obstante y premapuches.
onocido incluso para sus propios connacionales. Los trabajos incluidos en esta recopilación tienen dos aspectos,
tanto e n contenido como en propósito: tres de ellos tratan d e la pre-
CARLOS ALDUNATE DEL SOLAR historia del área y dos se relacionan con estudios acerca de los mapu-
ches contemporáneos. Este tema doble refleja el tipo d e antropólogo
que soy, así como el tipo de trabajo que he realizado en el área d e la
Araucanía diirante los últimos once años. Si tuviera que hacerlo, me
autodesignaría como antropólogo diacrónico, interesado en el estudio
y la explicación d e la variabilidad y el cambio temporal y espacial e n el
comportamiento y e n el pensamiento humanos, así como e n los pro-
ductos culturales (tanto mentales como materiales) de tal comporta-
miento y pensamiento. '
Me interesa mucho también el proceso cultural y el cambio, co-
mo lo demuestra el que estudie las dimensiones tanto sincrónicas co-
mo diacrónicas de la cultura y la sociedad. Los contextos que analizo
son temporales y espaciales, tanto en el pasado como en el presente, y
los datos que recojo son tanto arqueológicos como etnográficos. Lo
que une el pasado con el presente, y las informaciones arqueológicas
con los datos etnográficos, es para mí un problema de investigación re-
lacionado con el cambio y el proceso cultural dentro de un mismo w n -
texto. Este contexto, desde 1975 hasta la fecha, ha sido para mí el área
araucana d e Chile centro-sur; durante este lapso he publicado diver-
sos artículos en diferentes revistas sobre temas prehistóricos y contem-
poráneos del área, y tengo también varios trabajos inéditos sobre esta
región. En esta publicación incluyo cinco artículos (uno de los cuales
sido publicado anteriormente) acerca del pasado y el presente d e la trabajo, "Un ensayo sobre la etnicidad mapuche", es más un ensayo q u e
ltura araucana. Aun cuando n o haya temas .específicos d e investiga- un trabajo académico formalmente documentado. Constituye un pun-
n que relacionen estos artículos entre sí, los une el enfoque común to d e vista personal d e cómo los historiadores e investigadores, tanto
e presentan sobre ciertos aspectos d e la historia, la religión, la ideo- del pasado como contemporáneos, han percibido a los mapuches y d e
ía, la economía y la organización política o social prearaucana o ma- cómo estas clasificaciones han afectado, probablemente, nuestra per-
che contemporáneas. cepción d e la etnicidad, la historia, la cultura y el cambio cultural ma-
Los tres primeros tratan d e la prehistoria d e la región. El artícu- puches.
titulado "Visión actual de los estudios d e la Araucanía prehispáni- Al concentrar mi interés como investigador sobre estos aspectos,
n, publicado anteriormente e n e l Boletín del Museo de Historia utilicé contextos espaciales y métodos arqueológicos para analizar la
tural de Chile (1981), presenta una breve periodicidad cultural relación que existe entre el comportamiento y la percepción humanos
tórica y u n esquema cronológico del área cultural araucana. Este y los materiales culturales. Así como el estudio de la lengua, que reali-
ículo trata también del conocimiento arqueológico que tenemos del zan los lingüistas; o el estudio del cuerpo humano que practican los an-
a y del rumbo que deberá tomar nuestra investigación e n el futuro. tropólogos físicos; o las relaciones de parentesco, economía o política,
segundo artículo, "Las complejas cerámicas d e Chile Centro-Sur", q u e hacen los etnógrafos, permite a cada una d e estas subdisciplinas
ine la cultura prehispánica tardía d e la zona como una cultura for- alcanzar un tipo particular de discernimiento y conocimiento d e una
tiva andina, e n interacción con una red interregional mucho más cultura y de una sociedad, así también el examen del comporta-
ta d e procesos culturales. El tercer artículo, "Observaciones y con- miento humano, d e la percepción y del uso del espacio desde la pers-
eraciones sobre la prehistoria y la época histórica temprana d e la re- pcctiva de la indagación y método arqueológicos, proporciona un
n centro-sur", fue escrito e n 1976. Analiza e n forma detallada la conocimiento particular, y a menudo diferente y nuevo, d e una cultu-
anización demográfica, social, política y económica d e las culturas ra y una sociedad. No obstante, el verdadero provecho d e mi investi-
ucanas prehispánicas tardías, desde una perspectiva social evoluti-
gación arqueológica de la sociedad y la cultura mapuches es el estudio
y cultural. ecológica.
d e la semejanza y la variabilidad espacio-temporal e n el comportamien-
Los últimos dos artículos s e refieren a aspectos contemporáneos
to y la pcrcepción humanos, así como en los productos de ese compor-
la sociedad y la cultura mapuches. Desde 1975 h e venido trabajan-
tamiento y esa percepción.
con colegas y alumnos chilenos sobre las relaciones entre bienes ma-
Si un estudioso s e interesa por el comportamiento y la percepción
ales, espacio ceremonial y estructura económica y social e n las
emonias congregacionales d e la sociedad mapuche. Algunas excava-
y por los procesos socioculturales, ¿por qué no habrá de elegir el inves-
tigar estos temas utilizando el registro sociocultural del presente,
nes d e prueba se realizaron e n campos d e nguillatíln y montículos
muchísimo más rico, en lugar del registro limitado y esquivo del pasa-
erarios d e época prehispánica tardía o histórica temprana. Utilizan- d o prehistórico? Se podría contestar inicialmente a esta pregunta
metodología arqueológica espacial y datos provenientes de la mito- señalando un interés intrínseco por el pasado. Si bien tal respuesta jus-
ía, la ceremonias contemporáneas y la "cultura de la memoria", tifica un interés en la prehistoria, no se justifica cuando existe un com-
pecé a construir un modelo d e las dimensiones sociales, económi- promiso primordial con el estudio d e los procesos d e cambio, si se
demográficas, ideológicas y cognitivas d e las ceremonias mapuches admite que tales procesos se observan más fácilmente e n los datos mo-
el uso del espacio ceremonial. dernos. Podemos también argumentar que existen fenómenos socio-
Esta investigación se ha centrado también e n los orígenes y el de- culturales representados e n el registro del pasado que no se presentan
ollo histórico del ritual mapuche. E n el artículo que lleva por nom- e n el registro moderno, En mi investigación he tratado d e combinar la
"Espacio ceremonial, conocimiento ancestral e historia d e la indagación, investigación y métodos arqueológicos con la investigación
iedad y la cultura mapuches" estudio las dimensiones espaciales y etnográfica, a fin de examinar tanto los aspectos diacrónicos como los
ntales del ritual mapuche; las relaciones ideológicas y sociales exis- sincrónicos d e la ideología, religión, ceremonias y uso del espacio cul-
tes entre los ancestros y la población actual, y de qué manera la ideo- tural d e los mapuches. El resultado ha sido, en gran medida, un pro-
a y el conocimiento s e utilizan e n las ceremonias para mantener la yecto de investigación etnoarqueológica, que simplemente estudia
sistencia étnica y la integridad religiosa d e los mapuches.,El último problemas arqueológicos relativos al comportamiento humano y la cul-
1. VISION ACTUAL DE ESTUDIOS DE ARAUCANIA
al e n una sociedad viva, e n lugar d e hacerlo en una socie- PREHISPANICA*
ado.
bajo tan diversificado y d e tan larga factura como éste ha
do nuestro reconocimiento con un gran número d e perso-
gradecer especialmente a AmCrico Gordon, amigo y cole-
bajado conmigo tanto e n los aspectos arqueológicos como
ráficos. Quisiera también expresar mi agradecimiento es-
tón Sepúlveda, otro amigo y colega d e muchos años, que
do conmigo su conocimiento d e la lengua y la cultura ma-
acompañó e n numerosas excursiones a terreno. El profe-
n Martín, buen amigo y colega, me enseñó mucho acerca
mapuche, e igualmente me acompañó al campo. Quisiera El propósito d e este breve ensayo es presentar un cuadro general d e
specialmente aquí a algunos colegas, amigos y ex alumnos: lo que conocemos de: (1)la prehistoria del centro-sur de Chile, d e la
Aguila, Alejandro Herrera, Nelson Schewenke y, e n par- Araucanía; (2) de las b a ~ e Z i & ~ ~ t u a de
l e sinvestigación que se han
st6n Muñoz, José Saavedra y Patricio Sanzana. re&zado en elcampo, y (3) sugerir un diseño general de investigación
olegas y amigos que han compartido conmigo numerosas para trabajos futuros en el área. NO obstante, para construir cualquier
provechosas e n terreno son: Francisca (Che Che) SaBnas, diseño d e investigación d e la prehistoria de la Araucanía es necesario
a, Teresa Durán, Aldo Vidal, Arlyn Ibarbe, Héctor Zu- que previamente discutamos la naturaleza general del trabajo arqueo-
lógico y confrontemos el desarrollo d e los pasados recientes e n este
Gundermann, Rodrigo Valenzuela, Rolf Foerster, Do- campo a un nivel hemisférico. La comprensión d e ellos nos ayudara a
ueo, Mauricio Van d e Maele, Bernardo Arroyo, Margaret lograr una clara visión de lo que s necesario hacer en la Araucanía.
omas Melville, Milan Stuchlik y Adalberto Salas. En años Para quien ha publicado sólo dos artículos y presentado dos tra-
conversaciones sostenidas con la c víaría Ester bajos sobre arqueología del centro-sur de Chile, el intento de realizar
do para mí muy estimulantes y alentr li reconoci- una revisión crítica de las bases teóricas y metodológicas para la futu-
mbién a las tres universidades en q u ~u11ui;i
~ a estos co- ra investigación en el área, pudiera parecer un atrevimiento. Sin em-
s: la Pontificia Universidad Cat6lica de Chile, en Temuco, bargo, la significación de la región como un todo puede enfrentarse
profesor en 1975-76 y brevemente e n los años d e 1985 y con mayor facilidad si uno no está tan compenetrado en el campo y tan
ersidad Austral d e Chile, donde enseñé d e 1977 a 1979y preocupado por muchos años de experiencia en el manejo d e los da-
ndo la base d e mis proyectos d e investigación desde 1979, tos. El conocimiento actual total y detallado de la arqueología del cen-
ad d e Chile, e n la que fui profesor visitante brevemente tro-sur d e Chile es, por supuesto, un prerrequisito para cualquier
5. Quisiera mencionar asimismo las diversas fundaciones comentario útil sobre la interpretación de un conjunto específico d e
tas ocasiones, apoyaron mi investigación en Chile: éstas evidencias, el estatus de problemas concretos o límites actuales d e la
Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Full- información. Sin embargo, se intentará en otra parte hacer precisamen-
nal Geographic Society, la National Science Foundation te un reconocimiento d e este tipo; por lo tanto, no me propongo repe-
dades antes mencionadas. tirlo aquí. Más bien deseo aprovechar esta oportunidad para discutir
minar, un agradecimiento muy especial y un profundo las alternativas generales del diseno de investigación abierto a los ar-
recio hacia los muchos mapuches que he conocido, ami- queólogos en su estudio d e la pasada adaptación humana social y cul-
tiempo o d e apenas unos días u horas. Ellos se han mos- tural e n el área que comprende el centro-sur de Chile. Y cómo
ientes, tolerantes y generosos con mis colegas y conmigo podemos estructurar un método para observar los fenómenos pasados
en la región y cuáles son las limitaciones d e este método.
i acento...) durante estos años en que nos hemos inmis-
undo, en busca de su historia, su conocimiento y su ex-
*ponencia presentada en el Ciclo de Conferencias organizado por la Universidad de Chi-
a vida. le, Santiago, y la Sociedad Chilena de Arqueologla, noviembre de 1978.
Este trabajo fue traducido por el señor Gastón Seplilveda.
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

Cualquiera discusión que pueda desarrollarse en h a s pocas pági- base empírica para la revisión radical del concepto de tiempo del hom-
as necesariamente será algo esquemática y generalizada, e inevitable- bre occidental. Estas contribuciones y sus ramificaciones ocurrieron al
mente s e apoyará e n impresiones más que e n un examen exhaustivo d e 4 tiempo qukla arqueología era autónoma en la antropología y estaba li-
a evidencia y e n una inducción documentada satisfactoriamente. No bI gada con las ciencias históricas, aunque no era subdivisión d e ellas.
bstante, en primer lugar debo ser cuidadoso para establecer y discu- 1
l Sin embargo, ya en el siglo XX estas disciplinas se diferenciaron.
ir brevemente qué es la arqueología y quién es el arqueólogo, dos pos- tI
En este siglo, la arqueología no sólo se ha diferenciado e n sí misma e n
ulados sobre los que se basar6 mi discusión: 1) los arqueólogos '1 clásica y prehistórica, sino que también ahora Último ha llegado a estar
ecesitan ser sistemáticos con el fin d e incrementar el conocimiento ,, cada vez más ligada a la antropología. En las Américas y Europa occi-
e la experiencia humana, tanto en el pasado wnio en el presente, y 2) dental la arqueología prehistórica se ha convertido en una d e las di-
n un estudio sistemático hay un elemento conceptual como asimismo
n elemento Factual o base d e datos en la formulación y conducción d e
f visiones históricas, en una ciencia social, en tanto que la arqueología
clásica ha llegado a ser una disciplina histórica.
n programa d e investigación destinado a examinar un problema par- La arqueología clásica es fundamentalmente distinta en sus me-
cular. tas d e la arqueología antropológica, y muchos de los datos de las dos
Para la gran mayoría, los arqueólogos no son usualmente consi- son mutuamente exclusivos. La prehistoria, como una parte de la an-
erados como estudiosos con un marco conceptual de análisis y un con- tropología, perdió su autonomía como una disciplina meramente
unto particular d e problemas para investigar. Muy a menudo son histórica, y recibió, en cambio, un conjunto de objetivos que la han li-
onsiderados como aventureros ylo anticuarios que clasifican variados gado firmemente a la antropología en su pensamiento. Así, tiene por
lo tanto alguna obligaci6n de ser científica o comparativa, ya sea que
pos d e cacharros, que encuentran v excavan "ciudades perdidas" y
umbas" en búsqueda d e "test lbjetos preciosos para ponerlos i
(1
esté referida a la sociedad o a la cultura. Como este enlace estaba ol-
vidado y como las diferentes facciones de arqueólogos cambiaron, se
n un museo. La pregunta qut ;hace con más frecuencia a los 4
rqueólogos es:"¿qué es lo q u t iia t;iirn>ntrado?"Muy rara vez pregun- ha producido una laguna entre lo que se espera y los logros d e la ar-
1
an: "¿qué ha aprendido d e sus hallazgos acerca d e la experiencia hu- queología. En el siglo XIX la arqueología había establecido el hecho
11 del dominio del hombre en el pasado. Pero en este siglo, particular-
mana o conducta del hombre en el pasado?" Con todo, nos preguntan 4 mente durante los últimos 15 a 20 años, el mayor logro d e esta discipli-
ara vez si nuestras metas y propósitos pueden contribuir a imaginar y t
I na ha sido la descripción, delimitación y explicación de este dominio.
uiar nuestro mundo hacia los cambios y desarrollos humanos, ya que
osotros tenemos una visión interna d e la experiencia humana pasada. 1 ,
Unc de los principales atributos de la arqueología actual y su contribu-
cióni a la ciencia actual en general ha sido su pericia técnica o precisión
unque estos estereotipos sean posiblemente exagerados, el público e n 1;a descripción y el análisis de los datos. Esta preocupación ha sido
n general considera a la arqueología como un asunto esotérico culti- 'I parte d e los esfuerzos de la investigación arqueológica y se ha consti-
ado por diletantes y mistificadores. tuido en uno de los rasgos que la caracterizan. En años recientes esta .
Creo en gran medida que los arqueólogos son culpables d e este precisión técnica ha sido complementada aún más mediante el refina-
oncepto erróneo. La arqueología ha sido bastante esotérica y poco in- miento y el uso d e técnicas tales como el dato absoluto (radiocarbono,
rmativa a los ojos del público. Hasta hace algunos años hemos sido potasio-argón, hidratación de la obsidiana, u otros), palinología, estra-
mbién poco informativos con muchas disciplinas hermanas, tanto e n tigrafía, flotación, clasificaciones descriptivas sofisticadas para los da-
encias sociales -particularmente con la sociología, la historia y, por tos, estadística y análisis computacional.
upuesto, con la antropología - fundamentalmente porque hemos re- Aun cuando ha estado (:onsciente de la necesidad de precisión
stido a la idea d e formular una estrategia investigativa coherente que técnica, no lo ha sido con respecto a la necesidad de un rigor de la mis-
ma calidad que perrrlita ligar sus datos a sus conclusiones. Para tales
udiera, más o menos, seguir las reglas generales d e la lógica d e toda efectos se ha usado c ~ l l l u l l l l l ~lan inferencia
te inductiva como el méto-
ciencia. do lógico. En los 15 a 20 años recién pasados ha habido una reciente
Gran parte d e la imagen pública d e la arqueología está aún liga- I
preocupacid in en la Eirqueología en relación con problemas de proce-
a a lo que los anticuarios hicieron en el siglo diecinueve. Durante es- dimiento l ó g vU,
-.,.A -..
~ conciernen en primer lugar a la validez d e los ti-
e

época la arqueología mostró la antigüedad del hombre y los tipos d e pos d e taxonomías y al lugar apropiado (adecuado) de la inducción y la
ltura material que poseyó alguna vez. Esto a su vez proporcionó la t
deducción en la investigación orientada antropológicamente.
4
17
OM D.DILLEHAY

En estas mismas líneas, los esquemas acostumbrados para escribir nocimiento arqueológico, es uno de los rasgos distintivos d e la nueva
historia d e la arqueología americana son recursos "de estado" que arqueología. Sin embargo, la aplicación d e modelos, explicativos o
ene la disciplina y que producen una serie d e categorías o "períodos descriptivos, ha tenido sus éxitos y fallas en la arqueología. El proble-
stóricos" definidos por conjuntos característicos d e rasgos culturales ma básico es que puede abusarse de los modelos si no se usan correc-
menudo, artefactos materiales), que no presentan un plan para la tamente, dando como resultado conclusiones elegantes pero
ansformación dinámica d e un estado o período a otro. Se ha es- imperfectas. Para aplicar un modelo uno debe primero entender bien
blecido que estos esquemas históricos no tiencrn la capacidad predic- el trabajo interno de los datos de un tema de investigación; seleccionar
va además de postular a la relación fuerte en tre la arcqueología y la y entender bien los conceptos específicos del modelo y cómo pueden
tropología. También se ha dicho que no tienen pVUGl pedictivo, por- ellos aplicarse al problema investigado.
ue el principio dinámico es lo que gobierna la transformación de es-
dos y nunca se ha señalado. Este método que se conoce comúnmente Permítaseme volcarme directamente a los estudios araucanos pa-
mo arqueología "tradicional", ha sido duramente criticado en años ra ver qué clase d e datos tenemos y qué podría hacerse con ellos e n el
cientes, porque se sostiene que no hace nada más que recons tr uir la futuro. Para comenzar, vamos a recordar que en la ciencia de la arqueo-
storia de la cultura y modos d e vida pasados y nos dice rr1uy poco acer- logía neccsitamos no solamente preocuparnos d e la reconstrucción d e
d e los procesos culturales y sociales y d e cómcO se cam bia la coi~ d u c - la historia d e la cultura con un entorno natural y social del centro-sur
humana. Mediante el uso d e sistemas de la lógica . e n los que de Chile y de la elucidación de los procesos socioculturales en un sen-
tervienen la deducción y la inducción, algunos arqueólogos actuales tido amplio con énfasis en los aspectos dinámicos d e la cultura: tam-
tentan examinar y explicar los sistemas y procesos socioculturales del bién podemos aplicar el método para intentar entender y explicar estos
sado. En este sentido, la arqueología es una ciencia social, puesto temas. El primer paso en la construcción de un diseño de investigación
e su meta es explicar la conducta humana. Por lo tanto, ya que es- para el área es examinar lo que se conoce de ella y lo que estos datos
s metas se logran mediante el uso d e los datos del pasado, a aquellos nos dicen. Hay dos vías para acercamos a este asunto. Primero pode-
udiosos que usan este acercamiento al estudio de la conducta hu- mos presentar las evidencias de los diferentes períodos culturales o fa-
ana social y cultural se les llama los "nuevos arrlueólogos" o los "pro- ses cronológicas de la región que nos proporcionan estudiosos tales
sualistas". como Latcham (1928, 1936), Bullock (1955), Menghin (1%2), Berdi-
Bajo esta nueva perspectiva, la cultura es concebida como la adap- chewsky (1968). Berdichewsky y Calvo de G., Mayo (1972), Gordon
ción extrasomática del hombre a su medio ambiente total, tanto so- (1973, 1978); Gordon, Madrid, Monleón (1972). Madrid (1971) y Se-
guel(1969). O podemos intentar mirar la región a la luz de las eviden-
ológico como ecológico (WHITE 1959). A las comunidades cias d e los sucesivos niveles de cambio y desarrollo sociocultural que
ehistóricas (o los sitios arqueológicos) se les examina como sistemas van d e los cazadores-recolectores a los cultivadores, o de los horticul-
ales con subsistemas tecnológico-económicos, sociológicos, políti- tores a los agricultores. Sin embargo, ambos acercamientos tienen sus
s e ideológicos. Cada subsistema es un tejido muy urdido, un conjun- limitaciones y problemas. En primer lugar, el acercamiento del período
interrelacionado d e partes funcionales (BINFORD 1962: 217). cronológico se ha sugerido sólo para los períodos tardíos y está basado
esto que la cultura material es elaborada por la conducta humana y e n una cronología relativa tentativa, más que en cronológica absoluta.
e es la principal herramienta d e análisis para el arqueólogo, luego la Esta cronología esta basada exclusivamente en datos de tipos cera-
ciplina la usa para destacar los sistemas culturales y sociales pasa- mológicos y proporcionan poca o ninguna evidencia sobre los períodos
s. precerámicos. Por otra parte, también los períodos cronológicos basa-
El mayor síntoma d e equivocación en la antropología actual lo dos en datos de la cerámica no reconstruyen o no insinúan el tipo d e
nstituye la disparidad entre las situaciones ideales y reales en ia apli- modo d e vida o la experiencia humana representada en los artefactos.
ión de los modelos para el registro arqueológico. En términos muy En otras palabras, la poca historia cultural puede formularse basándose
nerales, un modelo es un análogo experimental o la hipótesis que Únicamente en el rasgo material -cerámica - de las culturas pasadas.
ana d e dichc3 análogc1 (CLARK 1972: 10). Es una representaciónsim- Finalmente, antes de cualquier discusión de esta naturaleza, podemos
ficada idealizada d e una supuesta situación real. El uso de modelos presentar una primera necesidad para correlaciones cronológicas d e
scriptivo-~OIII~~IG~
.,Al,. .U.explicativos, ya sea tomados e n préstamo o mo- los diferentes periodos cerámicos de la región. Aunque esta no es mi
icados de la antropología u otras disciplinas o, aun, basados e n el co- tarea aquí.
/
,p\> ARAUCAF1IA: PRESENTE Y PASADO

Antes d e proseguir es necesario agregar un punto adicional. La áreas distintas que evidentemente requirileron d e estrategia ;is-
guiente cronología d e secuencias culturales fue diseñada sólo para tencia diferentes.
te ensayo, a fin d e que la discusión sea presentada categóricamente Podemos también suponer que estas puntas aparecen a lo largo
acuerdo con la evidencia arqueológica disponible e n el desarrollo d e la costa como una trashumancia resultante. Pero aquí nuevamente
mporal d e las sociedades humanas e n la región d e la Araucanía. De- surge la pregunta, ¿qué factor impulsó la trashumancia?
advertir también q u e las nomenclaturas del período reflejan sólo la Podemos hablar de trashumancia en áreas tales como la sierra cos-
cuencia d e desarrollo cultural que probablemente ocurrió e n la re- tera (cordillera de la costa) del Perú y Norte de Chile, donde los gua-
ón y, d e este modo, podría considerarse al menos como tentativa.
nacos silvestres se piensa que hacían una permanencia estaciona1 desde
y hacia la puna. Sin embargo, es bastante improbable que cualquier ani-
mal haga tales viajes en una zona densamente boscosa. Por tanto,
ERIODO "PALEOINDIO", "HOMBRE TEMPRANO" O
CAZADORES - RECOLECTORES" podríamos considerar al río en sí mismo como un estimulante. Habría
que estudiar faictores ei:ológicos cambianttes del Niedio am'lliente rilbe-
n vista del hecho d e que los estudios del paleoindio u hombre tem- reño para dete:ctar gracluales y Sutiles calmbios mc:nsuales de la dislPO-
.- ..- - -..e puederi haber iinfluenci~ ido
ano han constituido el tema d e estudios arqueológicos extensivos e n nibilidad d e la --:>-
viaa ae -plantas y tauria,
2 -
qu
do el Nuevo Mundo, es notable que s e haya investigado tan poco d e al hombre a seguir los ríos. Sin embargo, aquí tenemos otro problema:
e período del Pleistoceno terminal e n la Araucanía. Exceptuando muchos de los valles d e los ríos sur-centrales han sido deforestados por
bajos a lo lareo d e la costa cerca d e Concepción (SEGUEL 1969) y las actividades modernas de agricultura y roce. Así, reconstruir la pa-
propio trablaG e n la costa, el Valle Central y e n secciones precordi- leoecología del área s e hace una tarea extremadamente difícil, si no im-
ranas del rí(1Toltén en la provincia d e Cautín y, más recientemente, posible.
No obstante, quiziás antes c ~eamentt 2 con cuailquier estu-
un sitio cer erto Montt, tenemos muy pocos datos para tra- -. .
o o, todavíamas, para formular dio del paleoindio, d e h iaiiiub ~ ~ n i i i i i i las
---.*-A"
a r condiciones medio am-
r
-- reconstruir .-
la historia d e la cul6ka
- -- --
u-
7--

a estrategia d e investigación que focalice nu?%E7&<estudios futuros. bientales análogas a aquellas de los períodos cerccanos al Pleistoceno
Durante ciertos períodos d e 19(5 y 1976,.estudiantes de an- e n el sur. Mercer (1962) y Heusser (19665) han he cho ya algunos estu-
dios geológicos y paleoecológicos que pui;ut;ii ..-A,... ....
usarse como una base
pología y&srno_(DiLLpp,~ 1975-76), e n ese tiempo pertene-
ntes al Centro d e Estudios Regioñales d e la Universidad Católica, q u e otros estudiosos posteriores pueden seguir. Algunos d e los proble-
de Regional Temuco, realizamos reconocimientos arqueológicos a mas con respecto a la adaptación humana temprana a ciertas zonas
argo d e la costa y las colinas bajas d e Puerto Saavedra a Chan-Chan. bióticas en la región se espera que se resuelvan e n parte con el traba-
scubrimos que muchas d e las antiguas cabeceras de playa del jo e n Monte Verde, cerca de Puerto Montt. En enero-febrero d e 1978
ríodo Pleistoceno habían bajado a causa del maremoto d e 1960, ex- y enero-febrero d e 1979, estudiantes d e la Universidad Austral y yo
niendo, así, grandes concentraciones en superficie d e materiales Iíti- realizamos excavaciones en Monte Verde, un sitio d e un componen-
s y cerámicas mezclados. Nuestras recolecciones de estas áreas te. Excavamos aproximadamente 65 m2 del sitio y recogimos una ccl
oporcionaron tipos d e puntas d e proyectiles que datan d e entre 6 a* lecciiin d e carltos d e y una colección de madera e n asociación
mil años. El tipo d e punta es ayampitín, una punta e n forma d e hoja direcita con loS restos desariiculados de un mastodonte. Los artefac-
laurel q u e ha sido fechada por radiocarbono e n otros contextos ar- tos I í t i ~3Ull
s "choppers"tallados por _percusión, _ raspadores bolas d e
5
m,,
. .. . . - -.---.-

eológicos d e Sudamérica. Una cantidad de estas puntas está hecha piedra--- modifíkadas, que fueron proyectadas para usarlas e n
obsidiana. La fuente más cercana d e este material está e n la región ÉStG materiales f u e r ~ ~ n ~ ~ a g t u rdaedcantos o s de andesitada-
- - --.-.
cordillerana cerca d e Villarrica y Pucón, unos 80 km al este, río arri- salto y cuarzo provenientes de un estero'local.~Losartefactos de ma-
E n el mejor d e los casos estos datos nos dicen q u e el hombre ya ca- dera incluyen ~is,posiblemente ramas ---y tallova .ira translIortar ca rne-
todos hec,jiosae-grboles Icica--
- > -

ba a lo largo d e la costa hace varios milenios, y que, o tuvo algún y num~ososjmplementosrnisceláneos,


...-.. -
ntacto con grupos precordilleranos, o hizo ocasionales visitas a las ks,juma y alerce.
entes d e obsidiana. No obstante, tal suposición nos enfrenta con el Aunque ni las muestras de madera ni las d e huesos han sido fe-
oblema d e cómo y por qué el contacto s e hizo entre grupos de dos chadas, la correlación geológica y el análisis d e las herramientas d e pie-
7

x'
TOM D.DILLEHAY
Y ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

dra y los materiales óseos sitúan la cronología del sitio anterior a 8.000 hortícola incipiente. E . bastante difícil comprobar la tran-
a. C. La recuperación d e tales colecciones con huesos proporcionó in- sición d e una base cazadora-recolectora a la aplicación de técnicas d e
formación importante necesaria para delimitar la ecología y la prehis- producción de aliment os en la 1kaucanía, dado que la conservación d e
toria temprana d e la alguna vez densamente boscosa región sur de materiales orgánicos nio es bue na. La evidencia arqueológica para es-
Chile. Quizás d e mayor significado es que Monte Verde es el primer t e tipo d e cambios no E:xiste tod avía. Sin embargo, considerando los as-
sitio e n América del Sur que entrega datos detallados d e la tecnología pectos relevantes d e la cultura registrados por los primeros cronistas
d e la madera del hombre temprano en su práctica d e matar caza ma- del período contacto hispánico se puede sugerir que en algún período
yor con otras herramientas además d e las puntas d e proyectiles. entre los años, quizás, 500 y 1550 d.C., uno de los principales cambios
institucionales que acontecieron en la Araucanía fue la práctica d e la
horticultura y que la recolección de plantas alimenticias haya persisti-
2. POSTnPALEOINDTO"o "ELARCAICO" (desdec. 4000a.C a 500 d.C) do como actividad b$sica e n las tierras altas@ la zona costeo proba-
/ blemente continuó la recolección primaria demariscos y posiblemente
@e conoce tan poco d e este período que es difícil asignarle un nombre. existinambién una economía esquera; a su veíc, en laci~rdillerasub-
Uno podría esperar encontrar algún tipo de adaptación postpleistoce-
no o postpaleoindio e n la Araucanía, pero todavía se conocen pocos
indicadores arqueológicos, ya sea en el campo o aun en los museos, pa-
.
sistían recolcctores y cazadores
6
s e desconoce el períod en que se introdujeron las prácticas
agrícolas en la Araucanía. Se puede suponer que la población local
ra sugerir que la Araucanía estuvo extcznsamen te ocupada por pobla- tenía algún conocimiento d e ellas ant; ¿Ei'áño 1550d.C., ya que dis-
ciones humanas. ponía d e plantas cultivadas como maíz, porotos, ají y otros a la llegada
Muy a menudo el período paleoindio se caracteriza generalmente d e los españoles. Menghin (1962) ha sugerido un horizonte prearau-
por puntas d e proyectiles t i w lanceoladas que F- se uidos por pun-
- . están
cano que podría ubicarse en esta época e incluir un númt:ro d e hallaz-
,premunidas degedúncu oy hombmbien de- gos dispersos de alfarería sin decoración, tembe:tás y pipas, las cuales
untas d e estos tipos ~ e e ñ 6 Ü e n t r a n e n e ~ ~ ~ e o han sido tentativamente fechadas dentro de un rniigu ~ u c v desde
---A m...-
a Oa
nqlMuseo deIagnlJsidad AUS- 1000 d.C. Quizás lo más importante que Menghin ha sugerido es que
e superficie alrededor de la costa estos conjuntos de cerámica se derivan de la temprana cultura de El
cercana d e Puerto Saavedra, Queule y Chan-Chan. Es lógico conjetu- Molle, una cultura norteiia, la cu se supone desarrolló una
rar que estas puntas con pedúnculo y tiombro S~ o ndel período "arcai- economía agrícola antes del 600 notar que el aná-
co", si bien ellas también podrían Eácilrnente da tar d e 500 d.C. a 1500 lisis d e los datos de las (1968) en la "Cue-
d.C Pero d e nuevo, simplemente no h ay e?dei ~ c i a para s sostener es- va d e los Catalanes", provincia de Malleco, apoya la cronología d e
tas su osiciones.
&esde el punto d e vista d e los patrones de: asentan iy to- M e g z n i n g u n a prueba de evidencia se hace extremadamente difícil
davía menos evidencia de este.período como p ara entrc gala- determinar el tipo de atrones existentes de subsistencia-asentamien-
damente a la especulación. H e registrado unos ~ V G bV...1 ~~ l U J{LUII litos
.
..P
.,-
-
to antes del 1000 d . C j
de superficie dispersos) en terrazas altas en el curso del río Toltén, en En suma, es probablemente mejor establecer que la investigación
la Provincia d e Cautín, y el río Valdivia en la Provincia del mismo nom- pospleistoceno, particularmente la relacionada con los últimos 2.000
bre y a lo largo d e las colinas costeras entre Puerto Saavedra e n la años de esta época, podría comenzar con la problemática de si la Arau-
desembocadura del río Toltén y Chan-Chan al sur d e Mehuín (DILLE- canía estuvo o no extensivamente poblada (y dónde lo fue) en la épo-
HAY 1975-19769~amera ubicación d e estos sitios marginales en me- ca del término del Pleistoceno y 13 primera aparición de asentarnientos
dio ambientes d e riberas o costas y tierras altas pueden muy bien sugerir semipermanentes a permanentes. Cuando esta cuestión esté resuelta,
ocupación del período arcaico, aun cuando nuevamente debemos con- el énfasis debería cambiar a la problemática de la continuidad, esto es:
siderarlos nada más que como una conjetura hasta que estos sitios sean ¿fueron las poblaciones indígenas intermediarias o llegaron al sur des-
excavadosrhs últimos 1.000años o más de este periodo son muy im- d e el norte de Chile o desde la pampa argentina? En la búsqueda pa-
portantes-pCrque. dehehaber'kstado caracterizado por la introducción ra resolver este problema, los estudiosos podrían estar envueltos e n
del desarrollo local de la producción de alimentos agrícolas y quizás de cuestiones metodológicas e n las cuales estos datos arqueológicos
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA:PRESENTE Y PASADO
/' r
podrían servir como prueba o contraprueba d e la continuidad y del con- Los d e d r osa- a menudo rojo oscuro o negro-sobre-
tacto con grupos infiltrados. Ciertamente no podemos basarnos en blanco. ~ s t h bien
n representados en las bses Tirúa, como lo detini6
pruebas exclusivamente derivadas d e la cerámica, ya que tal acerca- ,-y

Menghin, y en la d e Valdivia y fases relacionadas, de la que se supone


miento es monovariante y determinista; además, a menudo conduce a que datan después de 1550 d.C. Otra cerámica compleja d e este
conf iones falsas, sobresimplificadas. período es El Vergel, en la provincia de Malleco, que es conocida por
G n la medida e n que las secuencias cronológicas locales lleguen ius g r a n f l
a estar mejor documentadas, esta cuestión, probablemente, pierda in- En las excavaciones e r on en adre Las Casaqse demuestra
terés y ahí puede haber un aumento en la tendencia a mirar la variabi- aue las sevulturas en urnas ;canoas son prehispánicas. El sitio d e Pa-
lidad e n el material cultural más como una respuesta directa al medio <ire Las Casas en las inmedhciones de ~ é m u c dio
6 una sepultura do-
ambiente local, natural y socia&ste razonamiento podría hacerse ge- ble, con un enterrado en un tronco ahuecado y otro
neral no sólo para la temprana adaptación d e forraje-caza, sino que funeraria se encontró dentro d e la canoa
también ser usado para explicar la difusión o quizás el origen d e la pro- asociados con estos restos funerarios
ducción d e alimentos e n la Araucanía. Una vez que esto haya sido es- corresponden a bienes de "estatus": aros de cobre, cuentas de piedras
tablecido podemos comenzar a entender mejor el papel que jugaron
las influencias externas en el cambio y desarrollo de las culturas loca- Y Vas#kdd
- en un análisis combinado de arq~w,"gía,de etnohistoria
les. e historia, Gordon (1978) ha sugerido que los troncos funerarios ahue-
--
cados pertenecen a individuos de elevadap_osición
- socia!, mientras que
--..TT--

los enterrarnientos e n urnas corresponden a individuos cu as muertes


3. EL PERIODO TARDIO PREHISPANICO (c. 500 a 1000-1550d.C.) tuvieron probablemente menos significadc para la S;ocieda%j!Un fech a-
do d e radiocarbono de 1280 f80 d.C. rlefuerza I a i d e a 3e que esta
Hemos definido los Últimos 500 años, más o menos, del iperíodo post- práctica funeraria era prehisp_árjc3mming&- siv ves^& ncaica:
pleistoceno coin o la épc)ca probi3ble de irI trod ucc;ión de la cerámica e n Otros sitios importantes donde se: encontiraron "canoas" tu-
la Araucanía. F'uede est.ablecers,e con cie:rto gradc3 d e confianza que la nerarias y bienes d e estatus son Gorbea ( 1 por Gordon, Ma-
tecnología de 1a producxión de la cerámiica muy probablemente vino drid y Monleón 1972) a pocosa-lki ,1sur de 7emuco; Caldyuen,
. A- D:.."
del norte durante el Período Molle. El prehistoriador O.F.A. Menghin excavado por Menghin; SanJ-é y Madmu-a por Van De Maele
(1962) ha sugerido un horizonte "prearaucano" que podría incluir ha- (1968) y Membrillo por Reymond (1971). Aunque algunos de estos si-
llazgos dispersos de cerámica corriente, tembetás y pipas monitorias,,' tios son del período histórico, todavía son significantes para señalarnos
Pudiera ser que la compleja cerámica Pitrén hallada- D el reconocimiento amplio del "estatus" funerario en el área central d e
la p la Araucanía.
específica referencia a los incas, se acepti3 generalmente qiue
-
cerámica Pitrén es mayormente monocroma, aunque algunas pocas
piezas son especimenes que estan pinraaas ne%ro-sobre-rojo; rojo-so-
@SI
su expansión al centro-sur de Chile ocurrió a principios del - ..
siglo XtrI.
bre-ca feecorados con pintura resistente. Gordon (comunicación per- Fue detenida en las riberas del río Maule por la población autóctona
sonal) ha encontrado recientemente cerámica de tipo Pitrén en un de más al norte d e nuestra región de estudio, pero los incas tuvieron
cemen te30 ubicado al noroeste de 'lemuco. influencia sobre grupos mapuches del sur, durante el período históri-
! Los hallazgos d e Menghin (1962) como de Gordon (comunica- co. Esta aseveración está basada sobre una documentación etnohistóri-
ca y escasos trabajos arqueológicos, par 'cularmente sobre una
ción personal) muestran que las formas de vasijas corresponden prin-
cipalmente a cerámicas de superficie coloreadas, algunos jarros efigies.
En breve, la impresión es que una colección derivada de El Molle d e
las excavaciones de Berdichewsky e n la "Cueva de los Catalanes" en la
3
cronología muy débil de cerámica de la regió (véase LATCHAM1928;
UHLE1908). Sin embargo, considerando la abilidad expansiva del es-
tado incaico, es difícil no aceptar algunas formas rudimentarias d e con-
tacto e influencia, probablemenite a travcSS de relaciones económicas
provincia d e Malleco también puede pertenecer al complejo d e Pitrén,
aun cuando en esta cueva tiene los motivos y formas de vasijas d e los que hayan ocurrido entre los incas -. y 11--.. grupos protohistóricos d e la
estilos araucanos del sur. región. Puede ser que la expansión y los asentamientos incaicosfueron
detenidos en el río Maule, pero esto no significa que la actividad del
D.DILLEHAY
ARAUCANIA.PRESENTE Y PASADO

no haya traspasado a regiones d e más al sur. Solamente sistemáti-


investigaciones e n la región solucionarán el problema. Posi- nos, que está determinado en parte por el tipo d e práctica ag&ob-de
mente una de las mayores dificultades que requieren un examen en tala y roce.
undidad es el origen y la cronología del estilo c e r á m i c o m o Hechas estas observaciones, permítaseme volver a la arqueología
di@',al igual q~eSa~eilmiCa~p7ritaaaSGErvé~de la pro- del Último período prehispánico y determinar cualquier patrón adecua-
a d e Malleco. Anteriores investigaciones han observado muchos do para una investigación inmediata. Pudiera ser obvio, . . desde el m-
vos pintados d e diseño- inca e n estas vasijas (véase MOSTNY1971: mienzo, que aunque se ha efectuado la secue:ncia de cerámica e n
146). general (empero local), para algunas regiones se necesita hacer mucho

por períodos reeionales,


"
--.-
más investigación en esta área. Sin embargo, cu alquier ptreocupación
L n r c
fases, etc., puede fácilrneiiic;,,abdrse paralela-
¿QUE ES LO QUE TENEMOS Y ADONDE VAMC mente o inco rporarse al análisis de otros problemas. Estos otros pro-
blemas no soin d e incuimbencia del presente estudio.
Si nuestia-- -.--
iiiiia 2s la exploración de las diferencias y similitudes
'
la documentaciijn del si@ ;lo XVI se sabe que los indios del centro-
e Chile eran lo.S arauca!nos. En el norte, los picunches del Valle culturales en diferentes lugares y en diferentes épocas,@ebemm aislar
ral habían sido pnit.iaiiiiente
1s-,.:,.1- sojuzgados por el inca. el f e n ó ~ n o ~-designamos~"cultural".~cultura
-- u e- -- es
--- todo aquel me-
¿Quiénes eran los araucanos y d e dónde vinieron y/o cómo se des- dio cuyas formas no están bajo c&t%l g e n é & o z ~ t oy quesifve pi3-
- --,
aron loc;almente? ra-ajustar
-.-- a losindividuos y grupos dentro-de sus comunidades
Es unaI cuestión que sólo podrían resolver futuros trabajos etno- ecológicas. Si queremos entender los orígenes de los araucanos o la dis-
1it.u~y-.arqueológicos. Puede decirse con certeza que los arauca-
-:"-.. tribución de los tipos cerámicas o la técnica de la producción d e ali-
no fueron habitantes de ciudades. Esta observación es consistente mentos, debemos analizar estos recursos culturales como ajustes
el patrón uniforme d e vivienda dis rso que encontraron los ar- adaptativos en la variedad d e los ecosistemas dentro de los cuales par-
logos y observaron los-E - istoriadores. Se discute en otro lugar
etno ticiparon los grupos humanos.
obable tipo d e organización económica y sociopolítica de los últi- El patrón más estudiado es el de las prácticas funerarias en la
tiempos prehispánicos e hispánicos-tempranos, d e tal modo que Araucanía. Esto se refleja bien en los trabajos d e Gordon e n Gorbea
uiero entrar en una discusión detallada d e este asunto en esta opor- y Padre Las Casas y en su trabajo en ejecución en Huimpil. LQué nos
obstante, si consideramos la importancia d e los hallazgos enseñan estos datos?, ¿qué podemos potencialmente aprender d e
3s del último período prehispánico, necesitamos recapitu- ellos? y ¿cómo podemos usarlos para construir un futuro diseño d e in-
?te sobre algunos detalles de esta organización, porque de- vestigación?
rio U I I L ~directa relación con lo que creo que es el tipo de diseño Primero nos enseña que al menos los últimos grupos prehispáni-
vestigación que debe actualmente emplearse en el sur. cos tuvieron una estratificación social de personas, como se-atestigua -
Básicamente los araucanos pueden clasificarse en términos-d-e por los patrones mortuorios y bienes asociados de estatus. U n punto
-edades
-- ---tribales" con una economía mixta basada en una agricultu-
ipiente u horticultura y caza, recolección d e plantas y pesca, que
de análisis de los datos mortuorios debe clasificarse en el futuro. La
prueba d e la posición de estatus y rango entre individuos no es mera-
nde d e las circunstancias regionales a lo largo d e la-costa, Valle mente la presencia de restos de esqueletos ricamente acompañados, si-
f ao-GfiilleTaEn
l &minos d e estructura política los araucanos no la proporción relativa del n<imerode individuos d e acuerdo con la
n, en el mejor deToSásos, una federación relajadadelinajes so- edad y sexo que poseen un estatus funerario Único. Estas proporciones
. La cent~aIEáci6nd e la cooperación e interés intergrupos se ma- relativas dentro d e un sitio y entre varios sitios nos dir6 ciertamente al-
ó ptimariamente durante los tiempos d e acción militar. La go d e la categoría d e rango entre la población en el tiempo y el espa-
itÜra autoritaria primaria fueron los jefes de linaje cuya potestad cio. Esto a su vez nos ayudará a explicar 1) el sistema sociopolítico
rció.durante
--- - los-conflictos
--- -- armados y durante los rituales (ngui- etnohistóricamente descrito del período histórico temprano d e 10s
n) o en las actividades bborales (mingnco).Esta carencia de una araucanos, y 2) a obtener una visi6n interna de las influencias externas
ocioeconómica centralizada está reflejadaapoF¿elpatión d e asen- o desarrollos internos de los araucanos.
€Ofi] le semipermanen nanente deíos arauca- D e este modo, los mejores datos que tenemos sobre la prehistoria
son 1)una cronología d e cerámica en general; 2) un ideal básico de 10s
ARAUCANIA: PRESENlE Y PASADO

sos tipos de pat nerarios (que refllejan algún grado d e es-


icación social); 3) la etnohistoria {/"..A~ ~ 1 1 t i een
~ U C,A,
n esí una cantidad se. D e este modo puede resultar un problema. Parece ser que buscar
una re:]ación uino a uno entre dos productos diferentes d e conducta si-
merable de patrones que se pueden probar, culturales y sociales, milar, uno no-Imaterial y otro material, puede contener un riesgo con-
s últimos grupos prehispánicos en la región), y 4) la sociedad sidera ble d e di:storsión. Es como mezclar leche con agua. Los patrones
ena actual -los mapuches - en la que un número de sus rasgos c....
rales actuales son meras culminaciones de un proceso adaptativo d e estd~uaiUllerario
,.&..O
o de residencia que han sido discurridos por 10s
etnólc~ g opara
s 1 analizar al pueblo mapuche, no necesitan ser, y en efec-
omenzó hace mucho tiempo en la región. Mis comentarios fina- to pocIrían no ser, los patrones con los cuales los arqueólogos buscan
e limitarán solamente a los puntos 3) y 4); ambos tienen que ver c o r r e s r ~ ~ ~ ~en~ sus
, ~ cdatos.
i a Más bien la tarea del arqueólogo es de-
a etnografía como analogía etnohistórica en arqueología y alber- linear la natur;aleza de 1las relacicmes entre la conducta y los rasgos cul-
icas fuentes d e información para el arqueólogo. ~ iml)uestosdczsde un contexto actual. D e este modo,
turales sin p a t.ones
La analogía ha sido usada e n arqueología por décadas. Nuestra
n del significado d e las colecciones arqueológicas d e la Araucanía
como muchos vstudiosí
(
- - 1s lo han Sieñalado previamente (BINFORD 1972,
ANDERSON1969), el aspecto más fundamental de la analogía en ar-
tras debe estar condicionada, en parte, por nuestro entendimien- queología es el análogo que existe entre las relaciones en los datos ar-
las culturas del presente, en este caso, los mapuches. Las puntas queológicos y etnohistóricos más que entre artefactos y los patrones
oyectiles, por ejemplo, s e identifican w m o tales, no por la cuali- etnográficos observados. De este modo podríamos usar el registro et-
nherente que ellas poseen, sino por las formas de uso que se co- nográfico por su valor sugestivo para establecer cómo acercarnos y ana-
n e n contextos observables. S e puede advertir que un gran número lizar la relación entre conducta y características materiales. Cualquier
efactos no son identificables, debido a que no se conoce analogía conducta cultural actual podría servir para nuestro propósito, pero los
ráfica. Sin embargo, hay ciertas dificultades sutiles e n el uso d e mejores candidatos son los mapuches, ya que son, como se dijo antes,
alogía en la arqueología. Tal como numerosos estudiosos lo han la culminación de las más tempranas relaciones entre la conducta hu-
ado, no hay garantía d e que todos los rasgos culturales del pasado mana y el uso de rasgos materiales en la región conocida como Arau-
n análogos en el registro etnohistórico o etnográfico. D e este mo- cania, para así proveer un acercamiento más realista y directo a 10s
total confianza en los datos históricos y etnográficos corre el ries- conjuntos d e datos arqueológicos mejor conocidos.
restringir nuestro método inferencia1 a un grado innecesario o Es obvio que tanto el registro etnográfico como el arqueológico
uizás hacer desajustes entre los materiales etnográficos y ar- son fuentes no renovables de información para los antropólogos. Es
ógicos. Mediante la analogía es mucho más digno de confianza también obvio que aunque numerosos sitios arqueológicos están sien-
el último período prehispánico, ya que está temporalmente muy do destruidos cada año por actividades de modernización, la cultura
mapuche, que bien puede ser nuestra mayor fuente metodológica d e
del registro vivo o documentado observable d e los mapuches. información sobre el pasado, está modernizándose a un ritmo más rápi-
Lo más fundamental del problema global parece ser el modo en do que la destrucción de los sitios arqueológicos. Desde un punto d e
l arqueólogo podría buscar analogías entre los rasgos materiales vista personal, creo que es necesario y urgente enfocar gran parte d e
registro arqueológico y los rasgos conductuales d e los mapuches la futura investigación arqueológica del centro-sur d e Chile sobre la et-
es. De esta manera, los datos arqueológicos, que son datos ma- noarqueología, o el examen de las relaciones entre la conducta huma-
es tangibles, se estudian para ver si pudieran reflejar diferentes na y los rasgos materiales de los mapuches. Al mismo tiempo podemos
tos d e la conducta social. Los patrones de atributos d e cerámica, también investigar las croiiologías de cerámica, patrones de asenta-
emplo, se dice que son el resultado, o están relacionados direc- miento, patrones funerarios, etc., con respecto a los sitios arqueológi-
te con una residencia postnupcial descrita etnográficamente. cos. La arqueología estará siempre allí, pero la oportunidad de
Por otra parte, los patrones funerarios se dice que son el resulta- examinar algunas de las "puras" o más indígenas formas de adaptación
una posición social tam bién descrita etnográficaimente. P'uede humana e n la Araucanía no estará siempre disponible. En este senti-
se que instituciones conlo reside:ncia y patrones funerarioa son do, quizás los arqueólogos cuenten con no más de 20 a 40 años, en el
el producto de la conducta comí lo es una olla o un hach a. La mejor d e los casos, para estudiar a la sociedad y la cultura mapuches.
diferencia es que la primera es no-material y debe ser observada Es su tarea poner su atención sobre las relaciones conductuales y ma-
rita, e n tanto que la última es material y puede medirse y tocar- teriales sin descuidar estos tópicos, ya que no lo hicieron los etnógra-
fos.
29
11. OBSERVACIONES Y CONSIDERACIONES SOBRE LA
CONCLUSION PREHISTORIA Y LA TEMPRANA EPOCA HISTORJCA
DE LA REGION CENTRO-SUR DE CHILE
sta presentación no ha sido más que una revisión general y un suma-
o d e las direcciones generales y limitadas que la prehistoria d e la
raucanía ha tomado y quizás podría tomar. A la fecha, gran parte de
prehistoria de la región se conoce a través de unos pocos estudios de
tios individuales y meras reflexiones a partir de los datos etnohistóri-
os. Lo más importante d e cualquier investigación futura es la necesi-
ad esencial y vital de acercarse a la prehistoria araucana con un
uilibrado programa d e reconocimiento-excavación y un programa
noarqueológico basado en los mutuos vínculos de los problemas de
álisis arqueológicos y antropológi~os.Sin embargo, todo esto es me- El siguiente estudio está dedicado, primeramente, a una reevaluación
mente conjetural hasta que se trate la más importante necesidad de d e la bibliografía, arqueológica y etnohistórica, relacionada con la re-
prehistoria araucana, esto es, para muchos arqueólogos y antropólo- gión centro-sur d e Chile ( 3 7 O - 39OIat. S.). Aprovecha los resultados d e
s, tomar mayor interés e n el centro-sur de Chile y dedicarse a in- recientes estudios arqueológicos en esta área (DILLEHAY 1975-76);
stigaciones detalladas más allá del nivel de análisis del sitio individual. además se revisa la bibliografía etnográfica referente a la cultura ma-
puche contemporánea. El desarrollo de las formas de la vida cultural
prehistórica e histórica referidas en este estudio no proporcionará la
historia d e la cultura de los grupos humanos que existieron e n la re-
gión. Tratará más bien de proporcionar una breve sistematización pro-
visional, tentativa, de hechos y motivaciones, cuyo valor radica
simplemente en la utilidad que prestan para ayudar a comprender los
datos arqueológicos, desde el punto de vista diacrónico, de la interac-
ción entre la ecología- y- la cultura, bajo las específicas condiciones d e
la región.
Varios antropólogos que han trabajado en la región han presta-
do alguna atención a esta interacción, aunque raramente más allá d e
un nivel superficial. Frecuentemente los arqueólogos están más incli-
nados a establecer una secuencia cronológica de la cerámica, detectar
prácticas mortuorias o examinar el origen de la sociedad mapuche. Por
otro lado, los antropólogos socioculturales demuestran más interés por
las relaciones de parentesco, estructuras sociopolíticas, religiosas,
económicas y por la cambiante ci:iltura ma puche en el Estado chileno
actual.
E n cierta medida, este relati1io descuido por las variables ecológi-
cas fue, hasta muy recientemente, una característica d e las diversas ra-
mas d e la antropología. En años recientes, sin embargo, investigadores
de diferentes disciplinas y en distintas partes del mundo han recalcado
la necesidad de considerar los procesos de adaptación humana, los cam-
bios y desarrollos históricos, en términos del medio ambiente cam-
biante (e.g., CARNEIRO 1960,1970;COEy FLANNERY 1964; DuMOND
1961. 1965; MURRA1972; PA-ITERSON 1973; SANDERSy PRICE
A este respecto, la in1:estigación arqueológica, más bien escasa, y Los a r q u e ó l o M n que la conducta pautada y las acti-
tnohistoria han prestado poca atención a la adaptación de los gru- vidades d e los seres humanos afectan la forma final de los artefactos y
humanos, a la ecología del centro-sur de Chile y a cómo esta adap- su sistemática deposición en los sitios. En consecuencia, el modo como
ión, a su vez, influenció la cultura prehistórica e histórica entendemos la distribución espacial y los patrones morfológicos d e los
puche). Cada vez más aparecen en las publicaciones referencias a artefactos reflejan las diferentes variedad= d e la conducta pautada d e
sociacic5n d e los problemas sociales, políticos, religiosos y económi- las sociedades prehistóricas.
mapuc hes ysu 4:omplejidad a la luz d e la ecología local. Lo dicho anteriormente presenta siempre problemas que deben
Ahor a bien: ptira entender este fenómeno creo que los antropólo- ser investigados por los arqueólogos. En el presente caso. ellos están
necesitan comprender bien la forma de vida cultural que puede ha- formulados más bien por la amplia extensión espacial y te mporal- e:n la
existido en el pasado, y qué continuidad cultural puede haberse cual se desarrolla la investigación arqueológica y por la ca rencia de:da-
ntenido desde el pasado hasta el período histórico. Es decir, que el tos arqueológicos cuantitativos y cualitativossobre la regiCjn centrc
adenamiento d e la interacción pasada de la ecología y de la cultu- -- t-sur
d e Chile. Esto es difícil de fijar consistentemente basándus~r;il brite-
uede ser trazado con más facilidad a través del último período pre- rios d e comparación. D e este modo, lo mejor que se puede hacer es ad-
ánico y hasta el período d e las reducciones, para tratar d e conseguir herirse a estos temas universales de la existencia del hombre que deja
mejor comprensión d e la adaptación de los grupos humanos al me- vestigios sobre o bajo la tierra: adaptación ecológica, economía d e sub-
ambiente regional. Mediante el presente trabajo se intenta simple- sistencia, patrones de asentamiento y tecnología. Estos temas no deter-
nte delinear dos aspectos: los patrones de asentamiento y la minaron necesariamente la forma y la elaboración de otros aspectos d e
nomía de subsistencia, a la luz d e la adaptación humana a la eco- la vida del hombre en la región: proporcionan más bien un trasfondo y
a local. En suma ,se hará un intento para examinar la influencia que una base necesaria para comprender las culturas prehistóricas e histórj-
s aspectos tiene n e n la organización sociopolítica cambiante d e es-
grupos.
El propósíto d e este trabajo es examinar los aspectos que pueden
considerados como más relevantes d e los escasos datos sobre la
I cas.

2. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE PATRONES DE


ptación humana a la zona y tratar d e describir los resultados subse- ASENTAMIENTO, ECONOMIA DE SUBSISTENCIA Y
ntes d e tal adaptación. El trabajo simplemente trata d e llamar la ECOLOGIA
ción sobre los problemas que, en una dimensión importante, han
a menudo descuidados en el pasado por los antropólogos. Estos Algunos etnólogos y arqueólogos que estudian diferentes comunidades
intentado entender la dinámica de la cultura y de la sociedad pre- humanas en varios continentes, aceptan que el patrón d e asentamien-
órica e histórica sin una consideración a fondo d e las probables con- to está regido primariamente por ia economía de subsistencia d e las
encias d e la interacción entre la ecología y la cultura de la región. clases d e sociedades estudiadas. Asimismo acumularán datos para in-
dicar cuáles determinan los patrones de asentamiento y están al mismo
tiempo fuertemente influenciados por cambios e n las condiciones
METODOLOGIAS GENERALES ecológicas y e n las situaciones demográficas (CARNEIRO 1960, 1970;
LATIIROP 1972). No obstante, parece razonable sugerir que los ar-
gual que los etnólogos, los arqueólogos están interesados no sola- queólogos, al tratar estos problemas, podrían ir considerablemente más
te en estudiar las formas de vida y los sistemas socioculturales, sino lejos e n su intento de identificar la economía d e subsistencia, los pa-
bién en comprender su estructura y funcionamiento. Para recono- trones d e asentamientos y la organización sociopolítjca d e las socieda-
os sistemas sociales, los etnólogos realizan una serie de detalla- des pasadas. Los investigadores deberían estar más interesados e n los
observaciones sobre ciertos aspectos del comportamiento y medios a través d e los cuales la ecología puede influir d e manera varia-
unicación de los grupos humanos. Los arqueólogos pueden hacer da e n la subsistencia, en la distribución de los asentamientos, en la zo-
ismo con las sociedades prehistóricas que estudian. La diferencia na estudiada y en la organización social. La pregunta básica es: ¿cómo
e los acercamientos d e los etnógrafos y de los arqueólogos no es d e puede la ecología influir en estos fenómenos? Puesto que podemos
edimiento lógico: tiene que ver con el tipo de material estudiado. asumir que hay tendencias a alguna coincidencia entre tipos d e formas
M D.DILLEHAY
ARAUCANIA: P R E S m Y PASADO
I'
subsistencia y patrones d e asentamiento -aunque no siempredirec-
mente -, intentaremos encontrar una explicación d e cuáles factores 4
lluvias nevadas durante los meses de marzo a noviembre. Estas tie-
rras se hallan cubiertas por un denso bosaue, arbustos espinosos y pian-
ueden haber influido en la economía d e subsistencia y e n los patro-
s dle asentaimiento prehistóricos e históricos observados. También tas menores. Un conjunto de: pequeiios ríos desciende d e las
pendientes d e los Andes y desen el mar. En el valle central y ,
ata]-emos
orgalii~a~iun ..
. dei explicar c6mo pudieron haber afectado estos factores a
social y política, los cambios en la economía d e subsis-
.m...-.-.,..- e n las áreas costeras, donde no se encuenti-an extensos terrenos agríco-
ncia y los patrones de asentamiento] r I las, existen bosques de tapazeas y coníferas que corresponden a zonas
II
Examinaremos brevemente estos fenómenos. m I marinas húmedas. En suma, estas áreas se caracterizan actualmente
1 por la introducción d e una flora más característica d e otras áreas del
Discutiremos, primero, la ecología de la región en términos d e su '
t

tencialidad para la subsistencia humana, y luego las evidencias ar- mundo, que fue traída a la zona por colonos aproximadamente duran-
eol6gicas y etnohistóricas para entender los variantes patrones d e 1,I t e los 'Itimos 100 años.
formas d e subsistencia, patrones d e asentamiento y la organización g a documentación elnohistórica (véanse COOPER 1946. HIDAL-
ciopolítica. Estos datos proporcionarán una base para las conclusio- GO 1973, y ZAPATER 1973)sobre la regi6n informa acerca d e una rica
s. fauna y vida floral que se mantuvo hasta el primer período d e las re-
ducciones. En la actualidad una variedad de animales y plantas silves-
tres abunda todayía en áreas en donde la densidad d e la población
ECOLOGIA GENERAL DE LA REGION SUR-CENTRAL humana es baja. ,
DE CHILE En términos de la subsistencia humana potencial, las regiones al-
tas pueden ser ocupadas por cazadores-recolectores en los meses d e
tes d e presentar una breve descripción de la ecología d e la región, lI verano. Durante ciertos meses del año pueden recolectar los frutos d e
necesaria una palabra d e advertencia. Corno Coe y Flannery han las araucarias, lospiñones. Dadas las condiciones climáticas, las fuertes
alado: ji lluvias y nevadas, las regiones altas pueden contener una pequeña agri-
i
cultura.
"Siel medio ambiente, en el cual un pueblo antiguo vivi6, fue radicalmente dife- @ valle central y las montañas bajas del oeste son más favorables
rente de cualquiera conocido en la actualidad, y especialmente si este ha inclui- para la agricultura potencial; los suelos son mas fértiles. Sin embargo,
d o especies de animales y de vegetales actualmente extinguidos y cuyo e n la actualidad y en el pasado los agricultores han tenido y pudieron
comportamiento consecuentemente es desconocido: entonces la reconstrucción haber tenido problemas para despejar el denso bosque, despojo nece-
de las actividades de subsistencia de este pueblo va a ser diffcil. U n o podrfa cfec-
tivamente esperar cualquier cosa suponiendo una reconstrucción más o menos sario para que la tierra pueda secarse lo suficiente y así pudieran reali-
sensata de las condiciones ecológicas generales; sin embargo, un fraccionamien- zarse la siembra y la cosecha. Sabemos, a través d e la etnohistoria, que
>del medio ambiente en pequedos nichos ecológicos serfa imposible. Aunque pequeños cultivos de horticultura y una agricultura d e tala y roce fue-
>da la investigación arqueol6gica ha estado referida a perfodos relativamente ron realizados por los mapuches en la época del primer contacto con
:cienles, en comparación a los aproximadamente dos millones de años de la pre-
istoria humana, que en muchos medios ambientes no ha canibiado (significati- los españoles (c. del año 1550). Practicaron un incipiente tipo d e hor-
mente) en sus condiciones locales dentro del intervalo de los períodos ticultura y agricultura de tala y r o c a c t u a l m e n t e la técnica d e tala y
vestigados y el presente". (COEy FLANNERY1964;39). roce continúa en las colinas más bajas, en las tierras llanas del valle cen-
/ tral v en las reeiones costeras. Las zonas del litoral son demasiado
c ~ iCordillera de los Andes del sur, que se extiende a través del húmedas para ;alizar actividades agrícolas eficaces. Sin embargo, la
or este d e la región, frecuentemente alcanza alturas de 2.000 me- pesca y la recolección de mariscos mezclados con la caza es y ha sido
o más. u n a cadena más baja d e cerros de la Cordillera de la Cos- por años un excelente medio para procurarse recursos de subsistencia.
e encuentra en el oeste. Después de esta breve discusión de las características generales
Entre los cordones de cerros se configura un estrecho valle cen- d e las :subáreas de la ecología regional y de los correspondientes nive-
e n el cual alternan colinas y llanuras. Las poquísimas tierras bajas les polkenciales d e la subsistencia humana, volveremos a la revisión d e
a costa, d e anchura variable, limitan la cadena occidentgl'de mon- los dat os arqueológicos y etnohistóricos. Trataremos de detectar varia-
s. El clima de las tierras altas del este se caracteriza por grandes ciones e n la distribución de patrones de asentamiento en la economía
d e subsistencia y en la organización sociopolítica.
TOM D.DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

4. TEMPRANAS ACTIVIDADES DE Y DE RECOLECCION exten/dida es considerada, a menudo, el único grupo de interacción con-
DE ALIMENTOS (c. 8.000 a.c. sistente.@pnos otros grupos pueden actuar conjuntamente, durante
un tiempo determinado del año. Compartir el alimento es un modo
Es imposible comprender la prehistoria d e este lapso, sin enfocarlo recíproco d e subsistir. Durante las estaciones d e otoño, invierno y, po-
dentro d e la perspectiva sudamericana global. Se ha supuesto, general- siblemente la primavera, particularmente en las zonas altas, podemos
mente, que el hombre (paleoin dio) ingresó a Sucjamérica desde el nor- suponer en la región que los grupos familiares pudieron haber estado
te y mesoamérica pro1i s t o d e 1~ n tecnc
a alogía Iítica, e n una época que dispersos en sus áreas particulares de caza o reco1eccii-j
data, al menos, desde hiace 20.0
. - 00 a 15.000años. :Se acepta también que En este nivel social no existe un liderazgo formal, ya que se con-
uno de los rasgos de su modo de vida fuce la trashiumanciai en pequeños sidera que durante los períodos de incertidumbre económica o estado
grupos d e movilidad temporal, los cual(S realizairon actil~idadesd e ca- d e guerra, individuos respetados, tales como cazadores experimenta-
za, de recolección, o una combinación cde amba:
- - ;activid: ides. El movi-
miento d e los primeros grupos humanos en S u d a ~,~ .i ~ i".
dos, pueden asumir temporalmente esta posición.
-
a-.
,.- >e
i bcree
a que fue
una marcha en dirección al sur, que se extendió hacia el extremo del
continente como también hacia el este, a las llanuras patagónicas, en- 5. LA TRANSFORMACION A UNA BASE HORTICULTORA Y
tre los años 10.000 a 8000 a.c. (véanse BIRD1951 y LYNCH1974). Te- POSIBLEMENTE AGRICULTORA (c. 500 - 1000 d.C. a 1500 d.c.)
niendo en cuenta los hallazgos de Tagua Tagua (MONTAÑA,1968)
donde se encontró una industria de herramientas d e piedra junto con Es bastante difícil comprobar la transición de una btase cazacjora-reco-
huesos de mastodonte más o menos a 200 km al norte de esa región; la -1:-?.-*,
lectora a la aplicación de técnicas de producción de aiiiiii;ii~i)se n la re-
cueva d e Milodón y la cueva Palli Aike, cerca del estrecho de Magalla- gión. & evidencia arqueológica para este tipo de cambios no existe.
nes (BIRD, 1938) donde se han recogido datos d e alrededor de 9000 a Sin embargo, considerando los aspectos relevantes de la cultura, regis-
6000 a.c., no es difícil aceptar que los primeros hombres ocuparon la trados por los primeros cronistas del período del primer contacto
región sur-centro de Chile entre 8.000 a 6.000 años atrás. hispánico, se puede conjeturar que en algún período de tiempo, entre
/Recientes trabajos arqueológicos en la región costera de la pro- los años 500 y 1550 d.C. , uno de los principales cambios instituciona-
vincca d e Cautín en Queule, han recuperado datos de superficie. Por les ocurridos en el valle central fue la práctica de la horticultura d e sub-
ejemplo, puntas de flechas del tipo de paleoindio que permiten com- sistencia. Es probable- que la caza y la recolección d e plantas
paraciones con formas similares, provenientes de secuencias ar- alimenticias hayan persistido como la actividad básica en las tierras al-
queológicas conocidas en Sudamérica y que datan d e alrededor d e tas. E n la zona ostera continúa la recolección primaria de mariscos y
8.000 a por lo menos 6.000 años a.c. (DILLEHAY1975-76). Sin embar- probable-mente existió también una economía pesquera. Se descono-
go, virtualmente nada se conoce del período comprendido entre 6000 el período cuando se introdujeron las prácticas agrícolas en la regió&
a.c. hasta al año 1000 d.C. Por lo tanto, podemos s u p p e r que prime- Se puede suponer que la población local tenía algún conocimiento d e
ro existió una base cazadora-recolectora en la región. ellas, antes del año 1550 d.C., ya que disponía de plantas cultivadas co-
Las consecuencias que pueden derivarse d e reconocer en la re- mo maíz, porotos y ají a la llegada de los españole~(véanseCOOPER
gión un nivel de la sociedad cazadora-recolectora son esenciales para 1946; HIDALGO 1973; ZAPATER 1973-43). Menghin (1969-60) ha su-
la comprensión del impacto que la utilización de cultivos d e plantas pu- gerido un horizonte "prearaucano" que podría incluir un número d e
diera haber tenido en las características del comportamiento de los gru- hallazgos dispersos de alfarería sin decoración, tembetás y pipas, las
pos indígenas. Desde una perspectiva evolucionista, la1s socied ades cuales han sido tentativamente fechadas dentro cle un rango que va
desde O a 1000 d.C. Quizás lo más importrinte que Menghin ha sugeri-
cazadoras-recolectoras se caracterizan, generalmente, cc)mo gruF)os O do es que estos conjuntos de cerámica de rivan de 1la temprana cultura
bandas relativamente móviles que poseen más bien una iiiagia ..
.
-
..
e
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.
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y sim- "n

ple cultura material.bl tamaño de la comunidad y la densidad de la po- d e El Molle, una cultura norteña, la cual, X ~ U L I JG supone, desarrolló
..-m....

blación son, generarmente, mucho más pequeños que el de los grupos una economía agrícola antes del año 600 d.C. (véase CORNELY1940,
1953, 1956, 1958; IRIBARREN1957). Debe notarse que el análisis d e
horticultores y, por cierto, que el d e los grupos agricultores, debido a los datos de las excavaciones de Berdichewsky (1968) en la Cue-
la dispersión o escasez d e los recursos alimentarios y por la carencia de va d e los Catalanes, en la provincia de Malleco, apoya la cronología d e
facilidades adecuadas en el almacenamiento de alimentos. La familia Menghin.
TOM D.DILLEHAY K \ ARAUCANIA:PRESENTE Y PASADO

G t r o aspecto intéresante en esta misma región es la fase cultural Con específica referencia a los incas, se acepta generalmente que
d e El Vergel, caracterizada por el empleo d e urnas funerarias, casi ex- su expansión al centro-sur de Chile ocurrió a principios del siglo XVI.
clusivamente sin decoración y por sepulturas en fosas. Se supone que Fue detenida en las riberas del río Maule por la población autóctona .
esta tradición funeraria continúa hasta un temprano período histórico
situada más al norte de nuestra región de estudio. Los incas tuvieron
(véase BULLOCK1955). La introducción de cerámicas en la región du-
influencia sobre grupos mapuches del sur, durante el período históri-
rante este período d e presumibles transformaciones no implica nece-
sariamente una forma d e vida agrícola sedentaria. Sin embargo, la co. Esta aseveración está basada sobre unadocumentación etnohistóri-
presencia de este elemento es indicativa d e un importante logro, si se ca y escasos trabajos arqueológicos, particularmente sobre una
asocia con la horticultura, agricultura o recolección intensiva de ali- cronología muy débil de cerámica de la región (véanse LATCHAM 1908;
mentos, la caza o una combinación d e estos tipod UHLE1908). Sin embargo, considerando la habilidad expansiva del es-
Hasta que haya pruebas definitivas de prácticas de agricultura in- tado incaico, es difícil aceptar que algunas formas rudimentarias d e
tensiva en la región, previas al período de la conquista, se podría sos- contacto e influencia, probablemente a través de relaciones económi-
tener la suposición d e que la base d e subsistencia de los grupos fue cas, no hayan ocurrido entre los incas y los grupos protohistóricos d e
primariamente una-c~mbinación +olecciÓn de-alimentos, caza, la región. Puede ser que la expansión y los asentamientos incaicos ha-
h3rticultura y agricultura. Puede inferirse de la escasa evidcn- yan sido detenidos en el río Maule; pero esto no significa que la activi-
- ciádE-los tipos de sitios? d e sÜ-&stribución en la región, quc la pobla- dad del inca no haya traspasado a regiones más al sur. Sólo
investigaciones sistemáticas en la región solucionarían el problema.
ción, durante este período, vivió en pequeños asentamientos dc tipo
permanentes o semipermancnte (véase MENGHIN1959-60). Posiblemente uno d e los mayores dilemas que requiere un profundo
Para ilustrar mejor este período se deben considerar brevemente examen es el origen y la cronología del estilo cerámico del tipo Valdi-

losc
dos puntos adicionales.
odemos esperar que una investigación futura demostrará que
cesos que caracterizan la cultura mapuche están determinados
por la ecología y probablemente por el contacto con sociedades exter-
nas. Tal vez entenderemos que el desarrollo d e la cultura mapuche no
via, al igual que las cerámicas pintadas de El Vergel, de la provincia d e
Malleco. A raíz dc anteriores investigaciones se han observado muchos
motivos pintados de diseño inca en estas vasijas (véase MOSTNY 1971:
134-46). i

ocurrió dentro de una zona ecológica uniforme, sino que dentro de las
subáreas descritas anteriormente3 6. ECONOMIA MIXTA CON UNA BASE PRIMARIA HORTICOLA
Cada subárea tiene diferentes potencialidades para el desarrollo Y AGRICOLA: PERIODOS PROTOHISTORICOSE HISTORICOS
(C. 1500 A 1700 d.C.)
de las actividades hortícolas y agrícolas. Diferentes canales dc contac-
tos pudieron haber favorecido el intercambio d e información y d e la .
adaptación cultural. No existe evidencia precisa del período anterior a Después d e hatier pene1trado en la región, los cronistas describieron a
la conquista española para la difusión diferente y la aceptación de ras- la población indIígena es$qcialmente como~campesinossedentarios que
gos culturales d e la población indígena de otras culturas, tales como la subsistían secundariamente de la pesca, la caza y la recolección d e ma-
temprana cultura d e El Molle, y la subsiguiente diaguita chilena, y la risEos. Las principales plantas cultivadas fueron el maízy las papas. Las
última cultura indígena, la incaica del norte, o proveniente del este, de habas, calabazas, madi, ajt;qriínoa, oca, mango, teca, frutilla y huequén
las pampas (véase LATCHAM1928). No obstante, podemos suponer (una semjlla parecida a-la cebada) fueron importantes complementos
razonablemente que la cultura mapuche observada desde fines del si- de la dieta indígena (véanse MOLINA1878, LATCHAM 1915, COOPER
glo XVI hasta el siglo XIX tuvo contactos con grupos del norte, que 1946 y ZAPATER 1973).
habían sido empujados hacia el sur: primero, por los conquistadores in- La subsistencia agrícola se basaba en el cultivo de semillas, e n las
cas, y después por la conquista española (véanse BIBAR1966; HIDAL- áreas abiertas y en la técnica de tala y roce en las áreas bosc:osas. Para
GO 1973). No podemos aceptar que la sociedad mapuche funcionó e n épocas más recientes, Bullock (1958: 31-32) estable:ce que Ic1s terrenos
el vacío cultural. Se espera que futuras investigaciones arqueológicas d e siembra se dejaban en barbecho por tres o más anos, aespués del
e .

en la región podrían comprobar estas consideraciones. período de cultivo. Los hombres cortaban el bosque y lo quemaban,
,/' .'.Y'
'\
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

mientras que el plantar, desmalezar y cosechar la huerta fueron prima- familiares, cada cual en su propia habitación ("nican). Las chozas y la
riamente tarea d e las mujeres. El roturado, la siembra y la cosecha han chacra sesituaban a una apreciable distancia unas de otras, sea por mie-
sido mencionados entre las actividades comunitarias. do a las brujas, según Rosales (1877-78, l: 150-51) o envenenamiento,
Desconocemos en qué proporción la población practicó acti- según González de Nájera (1889,48). Cada asentamiento o el conjun-
vidades de horticultura o agricultura. Sin embargo, puede suponerse to disperso d e labradores estaba separado por cierta distancia... (COO-
que tales actividades pudieron haber sido mucho más extensas o inten- PER 1946: 206).
sivas en el valle central, donde las condiciones ecológicas son mucho A pesar d e que los datos referentes a la estructura social y políti-
más adecuadas para el cultivo d e semillas a diferencia d e las regiones ca son escasos, Cooper, con mucha cautela observa:
altas o costeras. @
1
Los utensilios agrícolas, conocidos durante el período de contac-
1 to con los españoles, son herramientas d e madera. Entre ellos, un tipo
,! d e pala; otra pala e n forma dc tridente, ocasionalmente con una pie-
; dra horadada en la parte superior del mango que servía d e contrape-
' so. Varias otras herramientas d e madera se usaron para desenterrar
i
-!
"Notienen un jefe en tiempos de paz, no existe centralización de la autoridad de
ningdn tipo para todos los mpuche-huilliches, sea un cuerpo individual o
administrativo. Toda autoridad residfa en las cabezas de familia, longco, y en los
jefes locales; fueron muy limitados en su autoridad, que era exclusivamentecon-
sultativa y persuasiva, con muy poco o ningún poder coercitivo...(COOPER1946:
724).
tubérculos (COOPER1946; ZAPATER1973: 44). ''Cada pequefia comunidad campesina de tres o siete chozas tenla su propio ca-
'1
Los comentarios d e Faron, respecto a estos aspectos del contac- becilla: a un hombre más rico, mas anciano o al descendiente de un cacique"
(COOPER 1946: 726).
to con los españoles, son muy pertinentes:
f"Losprimeros informes históricosevidencian 4ue los mapuches eran horticulto- E n suma se puede afirmar, a través del estudio d e las tempranas
res y que p e l a n muchas llamas. Parece que su economfa era autosuficiente. No poblaciones indígenas históricas, que las tardías poblaciones proto-
obstante, la explotación de un gran número de plantas silvestres podría atestiguar históricas se caracterizaron por una sociedad simple igualitaria, en la
la falta de variedad en la producción agrfcola o periódicas épocas de escasez... cual la mantención de las relaciones ordenadas se-ejercía a través d e
Es engaiioso pensar en los aborígenes mapuches como campesinos, ya que antes individuos. Estos pueden ser considerados como las primitivas ana-
de la época colonial no disponfan del adecuado equipo para este tipo de cultivos.
Pequetias huertas y cultivos ocasionales estaban de acuerdo con pequeños y logías o prototipos d e jefes que conocemos al nivel d e estado para la
móviles grupos de poblaciones... organización d e las fuerzas laborales y de influencia política en la so-
El cultivodel campo, a diferenciade la horticultura, parece evidenciarsesolamen- ciedad indígena. D e la extensión de este liderazgo puede decirse que
te donde se mantenfan contactos con los espafloles" (FARON1961: 18) ha existido como tal en la sociedad y podría haber sido ejercido por in-
dividuos de la categoría de un cabecilla. El cabecilla difiere del jefe al
La diferencia entre la vida horticultora y del cultivo alcanza ma- nivel d e estado, del rey, o del presidente: es una figura relativamente
yor importancia debido a las implicaciones que tiene en términos d e su sin poder absoluto.
influencia sobre los asentamientos de permanencia y la organización Hemos observado, también, que el asentamiento pequeño es ca-
social. Sin embargo, el contraste trazado por Faron ha descuidado las racterística d e la época. Además, dado que una parte de la alimentl1-
referencias de los cronistas a la llamada agricultura de tala y roce, una ción se suplió por plantas cultivadas y la población fue descr ita en un a
etapa intermedia, obviamente importante, entre una forma de subsis- práctica
.. hortícola y con cierta agricultura de tala y roce en combinr
. . ..
1-
tencia horticultora y otro tipo d e cultivo d e la tierra. ción co:n caza y , iede suponerse que a la sociedad se la obligó
Para una mejor comprensión de la forma devida durante esta épo- a algún grado de ~riedaden su asentamiento y a una movilidad
ca es necesaria una breve consideración del tipo d e asentamiento y de estacioinal.
la estructura sociopolítica. Las afirmaciones surnarias d e Cooper sobre A
la luz d e WJ aii~ciioresdatos, referentes al período premoder-
la etnohistoria son relevantes. El mapuche y el huilliche (otro grupo no, puede visualizarse que la ecología de la región ejercía una fuerte
indígena) que presumiblemente ocuparon el área al sur del río Toltén, influencia sobre los tipos de técnicas de la producción de alimentos
e n la provincia d e Cautín (véase COOPER1946: 691), no formaron al- aplicados por los grupos protohistóricos tardíos e históricos. La misma
deas: vivían en asentamientos dispersos. Cada asentamiento se orga- población se adaptó a la densa selva del interior, debido a que la téc-
nizó sobre un número reducido de tres o más familias o reductos nica d e tala y roce es el nivel más complejo de la subsistencia económi-
TOM D. DlLLEHAY

ca observada en la región e n práctica hasta nuestros días. Se conside- requiere una extensión considerable de tierra por asentamiento, y la
ra necesario prestarle alguna atención, con el propósito básico d e pre- d e n s i d d d e Iapoblación no puede aproximarse al nivel característico
s e n t a r algunas relaciones hipotéticas e n t r e los patrones d e d e la sociedad agrícola sedentaria.
asentamiento y la economía d e subsistencia, la agricultura de tala y ro- Así se puede concluir que la distribución espacial de los asenta-
ce, como también a sus implicaciones sociopolíticas. En esta relación, mientos se relaciona, normalmente, con su tamaño, de tal modo que
en primer lugar, debemos plantearnos la pregunta d e si esta práctica los grandes asentarnientos y áreas cultivadas mayores separan, necesa-
puede, y bajo qué condiciones podría, sostener ciertas estructuras so- riamente, un asentamiento del otro. Un rasgo común del patrón de
ciopolíticas e n asentamientos permanentes o semipermanentes e n la asentamiento de tala y roce es su carácter disperso. Sin embargo, esto
región. no quiere decir que algunos asentarnientos no puiedan alcanzar gran
extensión. Algunos asentarnientos desempeñan fui~cionese conómicas
que pueden extenderse más allá d e la práctica comiunitaria cle tala y ro-
z -.. .
7. LA AGRICULTURA DE TALA Y ROCE. UNA ECONOMIA DE ce; por ejemplo, un centro de comercio o una vía aLuiruca:
A
navegable.
SUBSISTENCIA A 10 largo de estas mismas líneas, el proceso de despeje, cultivo y
cosecha significa un esfuerzo humano intensivo en el uso de herramien-
Esta discusión podría formalizarse sobre el conocimiento de estudios tas d e mano tales como hachas, cuchillos, azadones y picotas y en algu-
etnográficos (CARNEIRO 1968; CONKLIN 1961; GEERTZ1963; MEG- nos contextos arados con tiro de animales. A esar del hecho de que
GERS 1971;ALLENYR Z ~1973)
1965;LATHROP 1972; SANDERSY
N y estudios arqueológicos (DUMOND
PRICE1968) concernientes a socie-
R
esto es un actividad laboral intensiva, el cult o d e tala y roce rara vez
demanda una acción cooperativa de grandes grupos dc personas. Se ha
dades específicas d e diferentes regiones del mundo. Puede recalcarse, observado, e n estudios etnográficos, que tales tareas agrícolas pueden
sin embargo, que las generalizaciones sobre estas técnicas de cultivo llevarse a cabo sobre la base del grupo familiar. Al mismo tiempo, pue-
son escasas, y evidentemente la eficiencia d e la práctica d e cultivo d e de existir un patrón de comunidad cooperativa, pero solamente duran-
tala y roce varía considerablemente a través del mundo. te situaciones especiales; por ejemplo, cuando un nuevo terreno es
Laagricultura - de-talaj-roce involucra periódjcas quemas contro- despojado por primera vez.
Iadas d e superficiesde-tqrrenos b5cosos con d*bjeto.de abrir espa- Como he mencionado más arriba, las condiciones ecológicas lo-
cios p a r d a siembra y proveerfér~ilizantesenformade cenizas. Aunque cales pueden afectar la eficiencia productiva de la técnica d e tala y ro-
puede ser una forma d e agricultura alta roductiva, es incompa- ce. Se supone que el clima frío y lluvioso de la región centro-sur d e
tible con la génesis d e grandes y conce asentamientos, ya que Chile podría tener un más bajo potencial para una eficiente práctica
requiere amplias extensiones de tierra, v a l I ~ estados
S de cultivos y de esta forma de agricultura, ya que sus buenos logros dependen de la
de bosques en regeneración. reforestación y de la asociada formación de refertilización del suelo.
Otra característica del cultivo d e tala y roce es que cada asenta- La proporción de reforestación puede ser retardada por bajas tempe-
mLento reguiereuna superficierelativamente extensa. Esta condición raturas invernales. Es importante anotar que la estación seca (aproxi-
se asocia al uso de pequeños lotes de tierra por asentamiento en cada madamente de noviembr'e a abril ) es corta e impredecible y dificulta la
época d e cultivo. A causa del escurrimiento de la tierra provocado por tala y roce en un área b<xcosa.
las fuertes lluvias, se produce, después de dos o tres años de cultivo, Muy a me]nudo la oirganización social de los grupos que practican
una reducción en la fertilidad del suelo.Tierras adicionales deben ser
la agricultura de tala y roce es como la de las comunidades más pe-
despojadas para evitar una reducción en la eficiencia de la técnica d e
producción. Los terrenos abandonados no pueden usarse nuevamen- queñas, dispersas, autónomas y carentes de centralización. Muchos an-
te hasta aue una nueva generación sustancial d e árboles haya apareci- tropólogos están d e acuerdo e n que la forma d e subsistencia y los
do. Dle esta manera se asegura la cantidad suficiente de los fertilizantes patrones d e asentamiento reflejan el nivel de desarrollo de una auto-
d e ceniza d e rnadera..] 31 ciclo es de tala, quema, siembra, cosecha, bar- ridad política centralizada. La facilidad de comunicación, condición
bechc3; luego 1la renoveición del bosque cierra este ciclo. Este puede ex- primordial para el desarrollo y mantenimiento de una autoridad políti-
t e n d t 1 3 ~~-..-
.
-.
.a
U I 'decenas d e años, dependiendo d e las condiciones ca centralizada, está restringida por la densa maraña del bosque. En su-
climáticas y del suelo local. Así, a la larga, la agricultura d e tala y roce ma: e n un sistema d e tala y roce las tierras son normalmente ocupadas
M M D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

por familias individuales, clanes o aldeas, y dificultan el advenimiento "Laspersonas de un estatus social más alto, cuidan su prestigio al construir la ru-
d e una autoridad política centralizada que ejerza control sobre los re- ca".En la misma fuente se sefíala: "Loscaciques y personas principales ponen su
cursos básicos. Si las tierras fueron explotadas por aldeas, en vez d e vanidad y grandeza en que las fiestas de su casa duren muchos dfas..."(ZAPATER
1973: 47).
derivar la propiedad del asentamiento, entonces existiría una base pa-
ra el poder sobre el cual una elite política unida podría concentrar los
recursos d e la sociedad. Sin embargo, como se ha dicho, muchos 8. DISCUSION
asentamientos pueden haber sido autosuficientes y no dependieron de
grupos vecinos para obtener recursos básicos. Un último punto por En el presente estudio dedico una breve atención a la identificación
considerar será lo que Vayda (1961) ha supuesto: que la competencia del probable patrón d e vida de la sociedad indígena prehistórica d e la
por la posesión de la tierra puede ser el principal motivo de guerras en- región centro-sur de Chile, con el principal propósito de alcanzar algún
tre los asentamientos. El estado d e guerra, a su vez, impediría la orga- acercamiento a los tipos de patrones d e asentamiento, formas d e sub-
nización política entre los grupos. sistencia y niveles d e estructura sociopolítica, característica de las dis-
La discusión d e los puntos aquí presentados, con respecto a la tintas épocas. Estos patrones podrían tener también o t r a s
práctica de tala y roce e n el marco ecológico d e la región, nos propor- implicaciones, que deberían ser objeto de atención d e etnólogos.
cionó una base para comprender algunas limitaciones en el desarrollo En la primera parte del presente estudio se dijoque la arqueología
sociopolítico de los grupos pasados, anteriores a la reservaciones de la está interesada, en primer lugar, en las culturas del pasado, en las pa-
época d e la República. Desafortunadamente, no disponemos de espa- sadas formas d e vida d e los pueblos, en el cómo y por qué se cambian
cio suficiente para desarrollarlas. No obstante, dada la técnica de pro- y se desarrollan. La detección de estos procesos de cambio y desarro-
ducción d e alimentos básicos, la forma de vida semisedentaria, los llo tiene un significado importante en las consideraciones de los pa-
asentamientos relativamente dispersos (comparados a los anteriores trones devida o en las actividadesestructurales d e los grupos indígenas,
pequeños campos d e caza y recolección) y el tipo d e liderazgo asocia- que, aparentemente, condujeron a nuevos niveles de integración, lo
d o con esta forma d e vida, podemos suponer que el alto nivel socio- cual es relativamente fácil de comprender, cuando se consideraron d e
un modo diacrónico como el presentado más arriba.
cultural logrado por la población indígena fue algo que Fried
El primer cambio principal pudiera haber sido la transformación
(1967:109-184) llamó una sociedad ordenada o latamente una socie- a una forma d e vida hortícola y, presumiblemente, más tarde, agrícola,
dad tribal. Fried define la sociedad jerarquizada como: . e n la última época prehistórica. El segundo cambio, que no se consi-
deró en este estudio, pero que ha sido discutido en numerosos traba-
"Una,en la cual las posiciones del estatus, valorado (tal como el cabecilla mapu- jos antropológicos, es la transformación d e la sociedad mapuche,
che), están en cierto modo limitadas, ya que no todos tienen el talenio suficien-
te para lograr tales estatus" (FRIED 1967:109) "El cambio desde la sociedad relativamente semimóvil, a una sociedad sedentaria quevive en reduc-
(banda) igualitaria a la sociedad jerarquizada, es, esencialmente, la transforma- ciones (desde 1884). Este cambio afectó significativamente al patrón
ción de una economía dominada por la reciprocidad a una que considera la re- d e asentamiento, la economía de subsistencia y la organización socio-
distribución como el mejor mecanismo" (FRIED1974: 31). política d e este pueblo.
Finalmente se desea recapitular, a la luz de la presente discusión,
Fried (1967: 118) puntualiza además que "la regularidad del rol el primer cambio acontecido para encontrar una mejor comprensión
del redistribuidor de la aldea otorga prestigio y apoya el estatus políti- del tipo d e transformaciones que los grupos locales experimentaron en
co". El mismo autor señala más adelante que los bienes son más fre- su forma de vida d e desarrollo de un nivel sociocultural a otro. Un de-
cuentemente redistribuidos por individuos d e estatus, durante los sarrollo que representa un nivel d e adaptación cultural sucesiva e n el
períodos de fiestas. Este estatus mantiene su función d e redistribución medio ambiente local.
dentro d e la temprana sociedad mapuche histórica, asociada al menos D e la síntesis precedente podemos observar que uno de los más
con una actividad: el esfuerzo comunal d e construir la ruca del cabeci- importantes logros culturales ha sido la aplicación d e una técnica d e
lla, por ejemplo. Como Zapater ha señalado: producción d e alimentos, basada en la rotación de la siembra, barbe-
cho y una combinación de caza, recolección y pesca. No podemos de-
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

terminar e n la actualidad cuándo comienzan las diferentes prácticas e n que pudiera haber ocurrido en las sociedades indígenas, desde el últi-
la región; pero supuestamente fueron empleadas mucho antes d e la Ile- mo período prehistórico hasta un temprano período histórico.
gada d e los españoles, ya que e n los primeros documentos encontra- Considerando una forma d e vida horticultora-agricultora, antes
mos referencias a ellas. U n aspecto importante por considerar es q u e del año 1884, con su probable y frecuente concomitancia respecto a
cada forma d e subsistencia presumiblemente podría haber configura- agrupaciones sociales mayores y a asentamieatos más sedentarios, y en-
d o un más alto nivel d e potencial d e subsistencia humana. Sin embar- tonces un cambio a un patrón d e asentamiento circunscrito e n lareduc-
go, debemos recordar también q u e cuando consideramos los sistemas, ción, debe haber impactado fuertemente e n el modo d e subsistencia y
encontramos asentamientos transitorios, dispersos. Como hemos re- e n la organización interna d e la sociedad mapuche.
calcado antes, la técnica d c tala y roce podría haber obligado e n el pa- Como Steward ha anotado:
sado a una forma de vida parcialmente semimóvil y móvil. Obviamente
cada forma d e vida podría haber sido mucho más diferente que la pre- "... La sociedad, cn 1884, no fue ciertamente aborigen en todos los aspecta5: la
via y distinta del nivel d e la sociedad cazadora-recolectora, la cual su- movilidad,las cambiantcsalianzas y las cambiantes afiliaciones parentales duran-
puestamente se caracterizó por migraciones estacionales. te tres siglos de conflicto han dejado seguramente su influencia en la estructura
social del grupo. Con posterioridad a 1884, la guerra cesó y la población se exten-
A la vez, los efectos directos d e la nueva adaptación de un patrón dió, aunque no toda la tierra era accesible. I ag g r p parentales fragmentados
d e asentamiento más permanentc, como resultado d e una economía se desarrollan localizados y, en las reservaciones, los patrilinajes (descendencia
d e producción d e alimentos, pueden ser fácilniente comprendidos. Así de varones) asentaron un nuevo contexto para el arreglo de matrimonio, la par-
podemos suponer q u c este cambio estuvo asociado a otros cambios y ticipación en ccremonias y la cooperación en actividades económicas. El jefc dejó
de tener un rol militar, en tanto que el rol de liderazgo económico, polftico y ce-
s e generó o fue generado mediante otros asentamientos, como por remonial fue extendido a toda la gente en su resewación...
ejemplo el mejoramiento d e los utensilios tecnológicos para los traba- Estos cambios evolutivos han sido causados, esencialmente, por la situación de
jos agrícolas: una vida social más intensa debido a una concentración la reservación". (STEWARD1960: ViII).
d e mayores poblaciones e n los asentamientos y la forma de interacción
comunitaria con grupos vecinos. Para finalizar este estudio se han incorporado algunos datos et-
Al proyectar e n el tiempo unos cientos de años hacia atrás el mo- nográficos referentes a la cultura y sociedad mapuches de las reduccio-
delo etnohistórico descrito, podemos asumir, más adelante, que la típi- nes y las formas de vida prehistóricas e históricas, anteriormente
ca casa familiar fue la unidad central d e producción d e la sociedad descritas, con el propósito de sintetizar más detalladamente algunos d e
basada primariamente e n la horticultura. Sin embargo, futuros traba- los cambios y desarrollos socioculturales acontecidos e n la adaptación
jos arqueoIógicos podrían revelar q u e esta casa estaba organizada e n humana a la ecología local. Sin embargo, para que podamos conside-
la forma d e una familia extendida, la cual probablemente pudiera ha- rar los cambios y desarrollos socioculturales a través del tiempo, debe-
ber estado unida a otras familias d e un antepasado común rcal o ima- mos tener más conjuntos de información arqueológica referentes a las
ginado e n comunidades d c multilinaje, como ha sido ilustrado e n la formas d e vida pasadas, que las que se han presentado e n este trabajo.
etnohistoria. Como fue expuesto antes y considerando los datos etno- Por otro lado, e s difícil y aún imposible estudiar cambios sociocultura-
históricos, e n situaciones donde cada comunidad explotó e n forma les que abarcan un largo período usando exclusivamente datos moder-
común la zona del medio ambiente similar, la común independencia nos. El registro d e un evento adccuado describe mayores secuencias
económica d e estas unidades podría haber mitigado la formación d e un de cambio y desarrollo y cubre períodos más largos en el tiempo q u e la
sistema fuerte, centralizado y regulado a la luz d e una técnica de tala y mayoría d e los etnógrafos dedican al estudio de un grupo particular, o
roce. N o obstante, estos tipos d e asentamientos pudieron haber exhi- lo que puedan observar durante una vida. El estudio del cambio es un
bido un alto grado d e autonomía política y económica, dentro de la flo- tópico al cual los arqueólogos en el futuro pueden hacer importantes
ja trama estructural d e relaciones, uniéndose d e u n modo segmentario, contribuciones mediante investigaciones adicionales, ya q u e ellos re-
asentamiento a asentamiento, para la ayuda y la defensa común. cogen datos d e largos períodos d e tiempo. Se espera que investigacio-
Como arqueólogo que se ha interesado por el cambio y el desa- nes futuras d e ambas disciplinas puedan combinarse para ofrecernos
rrollo cultural, realicé un intento d e aprovechar los datos arqueológi- una mayor comprensión de los cambios socioculturales prehistóricos e
cos y etnohistóricos para sintetizar el tipo general d e transformación históricos d e la adaptación humana a la región.
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

9. CONCLUSIONES ches... al sur, huilliches...en el este, pehuenches... en la cordillera, y al oeste, a lo


largo de la costa, lafkenches... Algunos autores han tomado estas clasificaciones
En el limitado espacio d e este estudio se ha tratado d e presentar, b r e geográficodireccionales para dar a entender que las divisiones etnicas y políticas
fijadas existieron en la epoca prerreducción mapuche. Esto no parece ser una
vemente, una visión d e algunos d e los más significativos aspectos d e la buena evidencia para basar esta conclusión"(FARON 1961:191).
l arqueología de la región centro-sur d e Chile. No se entregaron nuevos
datos arqueológicos relacionados con las sociedades prehispánicas o
de la sociedad mapuche. Los datos disponibles no lo permiten. Terminaré señalando que aunque parece que los grupos indí-
El presente trabajo se ha orientado, más bien, a recalcar, tal co- genas no se caracterizan por una diversificación política y étnica basa-
mo se indicó, los limitados conjuntos d e datos y proporcionar una pers- da en divisiones geográficas, esto no significa que los subgrupos dentro
Pec tiva ampllia para la formulación y examen d e hipótesis sobre la de los mapuches no se hayan distinguido a sí mismos sobre la base d e
ada incrónica y diacrónica d e la cultura y d e la sociedad huma- diferencias en sus formas de vida, particularmente sus formas d e eco-
na al rneuio ambiente pasado y presente del centro-sur de Chile. Sin nomía de subsistencia. Pareciera como si las áreas ecológicas, muy con-
una comprensión d e la interacción sincrónica del patrón d e trastantes, el área costera, el valle central y las zonas altas d e la
asentamientos, la economía d e subsistencia y los aspectos de la cultura cordillera podrían haber determinado también algunas diferencias en
humana, la hipótesis puede ser oscurecida por una comprensión im- el patrón de asentamiento y probablemente en el nivel de desarrollo
precisa del funcionamiento d e estas variables y cómo ellas determina- sociopolítico. Sólo trabajos arqueológicos en todas las áreas de la re-
ron, en parte, la forma de vida mapuche observada. gión podrán establecer la validez de esta predicción.
Como nota final, desearía comentar dos consideraciones, con res-
pecto a la aproximación d e la ecología, para examinar la cultura y las
sociedades humanas en la región. Primero, mientras que las formas d e
vida humana, descritas más arriba, fueron en parte determinadas por
factores ecológicos; que operaron inicialmente para configurar su
carácter y establecer el patrón sociocultural, los efectos de estas fuer-
zas y el grado en el cual la unidad social se subordinó a ellas son signi-
ficativarnente afectadas por la rnaneraen la cual estas unidades, a través
de su economía d e subsistencia, configuraron el medio ambiente, y
cómo ellos, en cambio, pueden determinar al carácter interno d e la so-
ciedad. Es decir, la sociedad no se somete pasivamente al medio am-
hi~qte.
Segunclo, dado que la región es ecológicamente diversificada
ita, valle central, cordillera) y dadas la disponibilidad de recursos
aurante cierras estaciones y los tipos d e la economía d e subsistencia
que puedan practicarse en cada una de estas zonas, podríamos esperar
una expresión cultural d e la diversas zonas ambientales. La cultura pue-
d e expresar estas diferencias en patrones d e funcionamiento, del mis-
mo modo como los tipos y la duración de ciertas actividades. En la
arqueología esto se manifiesta a través d e los grupos humanos, que ocu-
paron las áreas costeras y cordilleranas d e la región (DILLEHAY 1976).
En la bibliografía etnográfica no existcrn datos directamente pertinen-
tes a este respecto, pero tal como expresa Fart3n:

"...Todoslos indios clasificados como araucanos se llaman a sí mismos mapu-


ches... Los mapuches que residían en el norte han sido referidos como picun-
111. LOS COMPLEJOS CERAMICOS FORMATIVOS DEL

I CENTRO-SUR DE CHILE

E Las fases cerámicas poco definidas del centro-sur de Chile pueden ser
consideradas como una expresión su¿gknerir de la cultura formativa
más austral del continente, en cuanto reflejan una serie de patrones
culturales desarrollados en la parte norte de los bosques subantárticos
d e Sudamérica entre los siglos V y XIX. (Figura - 1).
AIinque identificadlos arqueológicairlente e n forma vaga, estos
nuevos patrones; resultanI de la adopción d~e una vid a semiseldentaria a
sedenta,ria, grac:ias al desiarrollo de la hort icultura :y d e una organiza-
ción sociopolítica más ~ompleja.~Estos p a t i u ~--
i ~L- U I I I ~ I G I mejor
.---a
at; J ~ ~ ~
con la lectura de los documentos etnohistóricos escritos por los inva-
sores españoles del siglo XVI, que no sólo describen un sistema
económico mixto basado en la caza, la pesca y la recolección d e plan-
tas silvestres comestibles, sino que también informan acerca de una red
integrada de comunidades araucanas horticultoras establecidas en la
región. A pesar d e que estos indígenas no estaban organizados bajo
una autoridad central, los caseríos eran relativamente homogéneos e n
lo que respecta a sus elementos artefactuales. Relatos históricos pos-
teriores, así como observaciones etnográficas sobre los araucanos más

l. recientes, se han combinado con estudios arqueológicos y etnográficos


para esbozar un cuadro algo fragmentario, pero fidedigno, d e una
emergente cultura formativa, la cual sin duda tuvo sus raíces e n suce-
sos y circunstanc:ias que se dieron hace cuando menos varios siglos, ci1-
1
yo florecimientc ha continuado hasta la época moderna.
- -. ..I- ---..
1
El examen
--
de las culturas alfareras formativas de la region
- ~

resul-
ta particularmerite impo~ tante, puesto que éstas re1>resentanla culmi-
nación d e un p roceso SIociocultural muy prolongítdo d e manejo d e
plantas y vida se]misedentaria, que se originló unos 1;!.O00 a 13.000 años
atrás, con un tipo de adaptación boscosa, tal como se evidencia en t21
sitio d e Monte Verde, situado en los bosques más al sur. i
1
Una mirada más atenta a la ecología de la región reveli3 un climia
. l - -.
frío y húmedo, de abundante precipitación pluvial, gran riqueza ue - - A

re-
t cursos vegetales y con una gran abundancia y variedad de animales te-
TOM D.DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTEY PASADO

rrestres y marinos. Las diferencias d e clima, suelo y altitud entre la cos- tampoco ha sido bien estudiada y se ha desarrollado en su mayor par-
ta, el valle central y la cordillera andina situada al oriente dan lugar a te p o i medio de la comparación con los complejos cerámicos d e fuera
un sinnúmero de hábitat arbóreos, terrestres y acuáticos. En el momen- d e la región provenientes del norte y este. (BERDICHEWSKY 1968;
to d e la invasión europea, los abundantes alimentos silvestres tenían GORDON et al. 1972; MENGHIN1%2; FALABEUA~ PLANELLA1981;
todavía una gran importancia e n la dieta d e la población indígena, aun SÁNCHEZet al. 1981-82; HADJUK 1978). Se cuenta, además, con po-
cuando en diversas especies cultivadas eran ya significativas como la cas fechas d e radiocarbono, de tal manera que la correlación entre los
base económica de la vida en los sitios dispersos del Formativo Tardío artefactos locales y el material proveniente de áreas externas descan-
(c. siglos XII a XIX). (Figura 1). sa únicamente sobre la comparación tipológica. Esta falta de conoci-
miento profundo y amplio da lugar a una interpretación discordante
acerca del papel jugado por las culturas regionales, por una parte, y el
d e las influencias foráneas, por otra, en el desarrollo cultural d e la re-
gión. Para una comprensión más precisa de los períodos cerámicos
haría falta contar con dat os aún nc3 recolectados. En consecuencia, na-
l. Cueva de Cotciones da se avanza con repeitir lo ya publicado (BERDICHEWSKY 1968;
2. Puc6n XI MENGHIN1962) sobre la. ~iuiiuiugía
.-.,,,,l,
de la región. En vez de ello abor-
3. Gorbeo, GO-3 daré el problema utilizando datos conocidos y otros aún inéditos sobre
4. Huimpil
la cerámica d e la región, para examinar el tipo y distribución de los es-
5 Loncoche
6. Podre Lm Cosos
tilos cerámicos generales (y, cuando sea posible, d e otros materiales
7. Cholluopen 2
culturales) a través del tiempo y del espacio. La finalidad es advertir la
B. Pucoro I
clase d e esquema formativo que va emergiendo y los patrones cultura-
9. Colico les y problemas de interpretación que la explicación de los mismos
10. Oueuie plan tea.
I l. Cocule A la luz de la evidencia publicada, resulta claro que las culturas
12. Membrillo cerámicas tempranas no se desarrollaron independientemente d e las
culturasvecinas, o aun de las más distantes que las precedieron e n tiem-
po, como tampoco d e aquellas con las que coexistieron (incluyendo los
procesos culturales del Formativo). Varios investigadores han defini-
do ya los distintos tipos de cerámica conocidos y señalado las semejan-
zas que parecen existir entre los tipos regionales y otros tipos cerárnicos
del centro de Chile. Poco se ha estudiado, sin embargo, acerca de las
semejanzas -en particular con respecto a las técnicas decorativas y a
cierto 1género de vasijas- entre la tradición cerámica de la región y
otras tr,adicioneS cerámicas del Formativo en el área andina.
Nu- GILU que
---A -. sea posible, por ahora, localizar el lugar exacto e n
donde se originó la cultura formativa del centro-sur de Chile, pero pue-
de considerársela parcialmente como una manifestación regional
Figura l. Mapa de la zona centro-sur de Chile y uoimciun de los sitio:, iiieiil;iuriados. tardía de un proceso continuo que tuvo sus orígenes- varios milenios
antes en otras rtzgiones de Sudamérica. Si resumim~os ciertos atributos
Desafortunadamente la mayor parte d e la información arqueoló- d e la stzcuencia regional, desde el estilo t(emprano d e Pitrén hasta la
gica disponible sobre los períodos cerámicos prehispánicos ccnsiste e n cerámic:a más ta rdía de Valdivia, encontrai~iiiua,- ,
por ejemplo, que co-
artefactos pobremente documentados o descripciones incompletas d e rresponden a varios rasgos presentes en las culturas formativas del Perú
algunos pocos sitios aislados. La cronología del centro-sur de Chile y d e la costa de Ecuador (pero no necesariamente afiliadas), a excep-
TOM D.DILLEHAY ARAUCANZA: P R E S m Y PASADO

ción d e unas pocas técnicas decorativas y formas propiamente regio- 1. ANí'ECEDENTES Y CUERPO DE DATOS
nales. Entre estas características están el uso d e vasijas con engobe ro-
jo; la combinación d e bandas rojas pintadas con zonas pulidas o lisas; La prehistoria cerámica del centro-sur d e Chile ha sido definida y en-
los diseños blanco sobre rojo y rojo sobre blanco; los diseños e n zig- tendida primordialmente a partir d e dos distintos conjuhtos d e datos
zag; las incisiones anchas con dibujos en chevron; las incisiones finas y arqueológicos interrelacionados, esto es, las excavaciones a pequeña
gruesa$ la excisión (amputación d e una parte pequeña); las zonas con escala realizadas e n sitios de actividad restringida (tales como cemen-
pigmentación roja d e poscocción; las vasijas abiertas con bordes e n for- terios o pequeños lugares d e habitación, principalmente cuevas, y los
ma d e labios; las vasijas carenadas de base plana, anular u ovoide; las esquemas de tipología y periodicidad cerámica (DILLEHAY 1981).
vasijas-efigie con adornos zoomorfos y antropomorfos incisos o exci- Las fases d e la cerámica regional han sido insatisfactoriamente
sos; los cuencios con la1dos cóncavos y vasijas en forma d e 1botella. 14 más descritas, debido en parte a la falta de una recolección sistemática d e
de esto, e n lo:s Andes (;entrale5 ;,a la cerámica Chavín, bá sicamenlte de- datos e n los sitios estratificados. Hasta la fecha, sólo dos sitios (Cueva
-- J - l - A - - e incisas, le sigue el estilo uci
corada con figuras rnuuciauas
-.--a- J - I L--:.
riuiizonte de Catalanes, BERDICHEWSKY 1%8; Pucón VI, DILLEHAY 1975-76 y
blanco sobre rojo; e n la costa ecuatoriana, el blanco sobre rojo está NAVARRO1979) ofrecen secuencias estratificadas comprobadas para
acompañado de zonas achuradas. D e igual manera, la secuencia de ti- la cerámica y los materiales Iíticos. Estos datos, sin embargo, se ven li-
pos que van desde Pitrén hasta Valdivia, cuyos motivos decorativos son mitados por el muy pequeño tamaño d e la muestra y se desconoce has-
reminiscentes de los estilos modelados-incisos d e las culturas formati- ta qué grado es totalmente represcntativa de los complejos cerámicos
vas tempranas y medias d e América del Sur, va seguida d e ambas tra- d e la región. No obstante, la existencia d e influencias externas prove-
nientes del norte y del centro de Chile, asícomo d e las vertientes orien-
diciones pictóricas: la del blanco sobre rojo y la del rojo sobre blanco.
tales d e los vecinos Andes argentinos y aun d e la selva amazónica
Es evidente que: mucha:s características d e período formativo
meridional, se considera un axioma d e la arqueología subandina. (LAT-
están ausentes de los cmmplejo1s cerámicos d e la región, probablemen- CHAM 1928; MENGHIN1962; BERDICHEWSKY 1968; MOSTNY 1971).
-~ i a
te debido tanto a la d i^sL -~- ^ Ia- ~ icronológica como geográfica que media
Se han planteado varias hipótesis acerca d e las migraciones fo-
entre las culturas cerámicas del centro-sur de Chile y las áreas forma-
ráneas a la región durante los últimos milenios, sobre la base d e los es-
tivas más tempranas d e Sudamérica, o quizás como resultado de la se- tilos cerámicos únicamente.
lección d e ciertos patrones cerámicos por las culturas d e esta región. A causa de que el material no cerámico excavado es muy escaso,
No obstante conocerse poco sobre su prehistoria lentamente va pocas tentativas se han hecho para reconstmir otros patrones cultura-
emczrgiendo un patrón para las culturas alfareras del área; el desarro- les y estilos de vida a través del tiempo y del espacio. Así, la arqueo-
110 (je las técnicas decorativas y de las formas de las vasijas sigue por lo logía ha descubierto muy poco acerca d e las áreas dedicadas a
general la secuencia establecida para las otras regiones d e Sudamérica actividades específicas, a los estilos arquitectónicos y patrones d e asen-
que se mencionaron. tamiento. Esto se debe principalmente a que la investigación e n el te-
Es necesario subrayar también que las características de la ceiámi- rreno se ha concentrado en excavaciones de prueba, realizadas e n
ca no son los únicos rasgos culturales que reflejan los desarrollos for- cuevas o conchales, o en excavaciones de bloques, en los cementerios.
mativo~.Los hallazgos arqueológicos e n lo que re a las Un gran número d e cementerios excavados en el valle central d e la re-
costumbres funerarias (es decir, entierros en canoas, urn arias, gión ha arrojado datos valiosísimos sobre estilos específicos d e cerámi-
montículos artificiales, etc.), así como otros materiales CuiLuraies (res- ca asociados con costumbres funerarias y bienes indicativos d e
tos Iíticos e iconografía textil), también evidencian asociaciones con el estratificación social. (MENGHIN1962; BERDICHEWSKY y MAYOCAL-
Formativo. Además numerosos rasgos culturales descritos por las fuen- VO 1972; GORDON,MADR~DY N GORDON1975y 1978;
M O N L E ~1972;
tes etnohistóricas y observados etnográficamente (datos sociales, VANDE %LE 1968; RAYMOND 1971).
económicos, políticos y demográficos sobre la época del descubrimien- Estos datc,S confirnnan la existencia d e clases sociales y arrojan al-
to, la colonia y los mapuches más recientes) muestran patrones cultu- guna luz sobre 1la complt:jidad social general d e las sociedades estudia-
rales básicos que pueden ser considerados como reminiscentes de las das.
culturas formativas sudamericanas (DILLEHAY 1976, 1978, 1981, Sin duda la ceramica constituye uno de los indicadores más sen-
1988). sibles del cambio cultural. Con el surgimiento de las culturas alfareras
I
TOM D. DlLLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

I
aparece una serie d e patr&nesarqueológica nuevos y distintos para el WRID,
MONLEON1972) ha revisado también la secuencia de la re-
estudio de la región. Con todo, los cambios d e la cerámica, sea que se gión desde la perspectiva de las excavaciones realizadas en los sitios de
deban a factores locales o foráneos, no tienen necesariamente corre- Gorbea, GO-3, Huimpil, Loncoche y Padre Las Casas, en la provincia
lación con otros cambios culturales ni con la totalidad d e ellos. Aun- de Cautín.
que generalmente se acepta la presencia d e la cerámica en el registro
arqueológico como índice del desarrollo d e una vida sedentaria asocia-
da con algún tipo d e agricultura, todavía la arqueología no ha descu- 7
(Tentativo)
GORMW-YADAID
bierto vestigios d e aldeas prehispánicas tardías e n la región. Ello no -.
M N W W chLVO
-
implica que los restos noexistan; indica, más bien, que el tipo de proyec- m00 1OOO
tos de investigación y las estrategias d e excavación empleadas hasta
ahora en los limitados yacimientos no han revelado mucho acerca d e
-a
OaVLa.
m R
U t
SaYI H a - S I
R I I C I I U I S

la variedad cultural d e la región como tampoco acerca de la vida


económica, demográfica y social d e las antiguas culturas (algunos es-
tudios sobre patrones de asentamiento, DILLEHAY 1975-76, a lo largo
del Río Cautín y sus afluentes, registran una mayor concentración de
sitios en los valles o cerca de las planicies aluviales, más o menos en la
época e n que las culturas alfareras estaban ya bien establecidas).
Podría argumentarse, sin embargo, que el exagerar la importancia
d e las afinidades con la cerámica foránea -y, por ende, la influencia
d e las culturas extrañas- hace que se dejen d e lado los muy necesa-
rios estudios acerca de los desarrollos culturales independientes d e la
región. Este punto merece particular atención ahora que los hallazgos
en el sitio de Monte Verde en el sur, cercano a Puerto Montt, revelan Figrlra 2. Esquemas cronológicos de las culturas cersmicas del ceniro-sur. (Según
Gordon, Madrid y Monleón).
la existencia de una vida semisedentaria a finales del pleistoceno, sus-
tentada en gran medida por un conjunto d e especies d e la flora local.
Conocidos estos datos, debemos considerar más seriamente el papel Dos de estos sitios tienen una única fecha obtenida mediante radiocar-
que jugaron en una época probablemente temprana los sucesos y cir- bono, que junto con tres fechas obtenidas por medio d e hidratación d e
cunstancias locales y regionales, a la vez que el d e las influencias obsidiana en materiales de los niveles cerárnicos del yacimiento d e
foráneas en el desarrollo d e la región. Pucón VI (NAVARRO1979)constituyen los únicos fechamientos abso-
lutos para la región. A pesar de que no trataremos a fondo aquí estas
secuencias cronológicas, se emplearon los estilos cerárnicos utilizados
2. CRONOLOGIA CERAMICA por Menghin y Berdichewsky como base para la cronología cerámica.
No obstante fue necesario hacer algunas modificaciones más adelan-
Dos importantes cuadros de la cronología cerámica han sido propues- te, a medida que la nueva información, tanto publicada como inédita,
tos previamente para esta región (MENGHIN1962; BERDICMEWSKY se incorpora a la discusión (véase Figura 2).
1968). Ambos se basan e n fechas relativas, estimadas por medio de la Según Menghin, las primeras culturas alfareras que componen el
comparación con los períodos cerárnicos d e regiones afiliadas más al complejo Pitrén surgieron en la región entre los años O y 1000 d.C. Wi-
norte. Los datos de Menghin proceden e n su mayoría d e sitios funera- lley da como fecha entre los años O y 100 d.c., mientras Berdichewsky
rios d e un único tipo y de colecciones privadas sin catálogo d e pro- (1971: 111) las sitúa entre 500 y 1000 d.C. Este complejo se definió ori-
cedencia. La periodicidad de Berdichewsky se basa principalmente en ginalmente para el área antecordillerana oriental de la provincia d e
la secuencia excavada en la Cueva de Catalanes, que él compara con Valdivia. Las excavaciones recientes efectuadas en Huimpil (GORDON
el trabajo de Menghin y con los estilos cerárnicos difundidos en el cen- 1985) y los hallazgos de superficie en numerosos otros sitios que van
tro de Chile (Figura 2). Gordon (comunicación personal y GORDON, desde Angol en el norte, hasta Río Bueno en el sur, son muestra d e
TOM D.DILLEHAY

que este complejo abarcaba una extensión geográfica bastante más am-
plia que la asumida hasta ahora. Asimismo, Hadjuk informa del hallaz-
g o d e vasijas estilo Pitrén (vasijas-puente y cántaros con
representaciones y figuras), con pintura negativa negro sobre rojo, e n
la provincia d e Neuquén en la vertiente oriental d e los Andes, e n Ar-
gentina (Figura 3). Los únicos datos estratigráficos para la cerámica

Figura 4. Estilo Pitren: Botella con pintura al negativo negro sobre rojo (A); vasijas
rnonocromas de superficie pulida (B, C, F, G,H, 1, J,); vasijas monocromas de superfí-
cie pulida y de doble pico y asas puente (D, E). (Según Menghin, 1962).

B), aunque también se encuentran muchas vasijas con pintura negati-


va negro sobre rojo (figura 4: A; figura 5: A). El monocromo varía d e
gris oscuro, pasando por beige, a negro carbón. Se trata en su mayoría
d e vasijas con cuellos y asas, pero también se encuentran botellas, ja-
rros con adornos zoomorfos, antropomorfos y figuras. Unas pocas va-
- -
sijas tienen doble vertedera y asa-puente (figura 4: D, e). También se
rigura 3. Estilo Pitren: Jarros (A, D); vasijas-puente (B); figuras (C) y jarros con re- conocen jarros-pato (figura 5: A).
presentaciones (E) con pintura al negativo negro sobre rojo de la provincia de Neuquen, Por lo general, se piensa que el complejo Pitrén tuvo :sus oríge-
Argentina. (Según Hadju k, 1978: 12). nte e n los
nes e n el complejo d e El Molle, ligeramente antericIr,. prese~
. .
valles transversales del Norte Chico, y en otro conjunto aerivado d e El
Pitrén proceden d e sitios funerarios como Huimpil (GORDON 1985), Molle, localizado en el centro de Chile. Menghin (1962: 62) ha señala-
al noreste d e Temuco, y Challupén 2 y Pucara 1 e n las cercanías del do que otras características, tales como las asas bifurcadas con dos ca-
Lago Calafquén (BERDICHEWSKY y MAYOCALVO1972), al oeste de bezas zoomorfas salientes, son reminiscencias de las vasijas decoradas
Valdivia. También se registra el hallazgo de cerámica de tipo Pitrén de la cultura Candelaria del Noroeste argentino, fechada aproximada-
aún más al norte, en los niveles más profundos de la Cueva d e Catala- mente entre los años 500 a.C y 1.000 d.C, la cual muestra influencias
nes (BERDICHEWSKY 1969), en la provincia de Malleco. El cementerio d e la selva.
de Huimpil constituye un sitio cerámico de un siolo coml con
una fecha d e radiocarbono d e 660 i 80 d.C. (GIF;4984; cc Un posible rasgo cultural del complejo Pitrén es la tembetá en-
:i6n
personal de Gordon) para el complejo Pitrén. Ekta -fech; concue:rda
. - a....~ contrada en el sitio de Alto de Añeto en la cordillera argentina, cerca
bien con los límites temporales propuestos por Menghin, bYilleyo E3er- d e Neuquén (HADJuK 1978), y las pipas usadas como ofrendas fune-
dichewsS, e n sus cronologías relativas. Es más, Gordon describe las rarias. Numerosas puntas de proyectiles, piedras de moler y otros ma-
cerámicas d e Huimpil como una variedad del complejo Pitrén. teriales líticos también están asociados con (21 compk:jo Pitrén, pero no
--->-.--
La cerámica Pitrén es, por lo general, monocroma, coi, ~~1 &es han sido estudiados adecuadamente como para uererminar cabalmente
ligera o medianamente pulidas (Figura 4: B, C, F, G, H, 1, J; Figura 5: su significado cultural y cronológico.
-4
TOM D.DILLEHAY /
ARAUCANI.4. PRESEN'CEY PASADO
,'
/No s e sabe a ciencia cierta si el complejo Pitrén es realmente el
complejo cerámico más antiguo, o si se trata d e uno d e los varios com-
plejos contemporáneos interrelacionados que existieron e n distintas
subáreas d e la región, puesto que también se conocen otros complejos
cerámicos prehispánicos.
Datos provenientes d e varios sitios del centro d e Chile han lleva-
d o a una definición del complejo cerámico d e Llolleo, que data igual-
mente del primer milenio a.C al año 1000 d.C. (FALABELLA y
PLANELLA 1979 y 1980). A pesar d e las marcadas semejanzas entre es-
te complejo y el horizonte El Molle, se cree que se trata d e una expre-
sión cultural local, característica del centro d e Chile.
El complejo se caracteriza por la deformación craneana, presen-
cia d e tembetds y urnas funerarias, como por una cerámica pulida y otra
sin pulir o con incisiones reticulares. Muchos d e estos rasgos, especial-
mente los estilos cerámicos, recuerdan también los del complejo Pitrén.
Con toda probabilidad, la mayor proximidad geográfica del complejo
Llolleo al d e Pitrén, así como las fuertes afinidades que s e advierten
entre estos dos complejos, sugieren la existencia d e un vínculo mayo1
que el que existió entre El Molle y Pitrén. Se trata de un problema que
sin duda habrá que investigar con mayor atención en el futuro.
Además Menghin (1962) y Bullock (1954) han definido el com.
plejo cerámico prehispánico d e Vergel 1 en la provincia d e Arauco. Es-
t e complejo es conocido por sus grandes urnas funerarias, por lo
general muy simples o con incisiones sencillas. Las urnas son d e cuello
ancho, vuelto ligeramente hacia afuera, y tienen asas lateralcs, pudien-
d o ser la superficie brillante y lisa o apenas pulida. Cuando existen mo-
tivos decorativos, generalmente se trata d e incisiones finas y gruesas,
con zonas achuradas con o sin delimitación, o con un rayado d e líneas
simples o paralelas. También existen algunos ejemplos d e cuellos aca-
nalados o con incisiones reticulares (Figura 6).
Unas pocas vasijas bicolores han sido asociadas a veces con estas
urnas, pero n o hay ninguna evidencia de contexto conclusiva que de-
muestre esta relación. Se desconocen otros rasgos culturales asociados
(figura 6: A, B, C). Ningún artefacto europeo ha sido hallado e n aso-
ciación con estos materiales y tampoco fue practicado entre los arau-
canos el entierro en una urna durante el período histórico, a pesar d e
que Schobinger (1959) da noticia de esta costumbre en la provincia d e
Neuquén. Desafortunadamente, no se cuenta con fechas absolutas, ni .
s e tienen contextos estratigráficos o sitios residenciales para Vergel 1.
No obstante lo anterior, todos los datos sugieren que Vergel 1 es
Figura 5. Estilo Pitren: Vasija con pintura al negativo gris sobre marrón en forma de probablemente un complejo cerámico prehispánico con una tradición
pato (A); vasija monocroma de superficie pulida (B). Cortesfa del Museo de Historia y d e entierros e n urnas funerarias. Cabe subrayar la posibilidad d e que
Antropologfa de la Universidad Austral de Chile. existan asociaciones entre Vergel 1 y los complejos d e Llolleo, puesto
60 61
TOM D.DILLEHAY

-- --.. .- - .~
1 Se piensa que otro complejo, definido comoTirúa, localizado más
al norte d e la región araucana (en las provincias de Concepción, Nuble
y Malleco), es posterior a Pitrén (MENGHIN1%2), pero dado q u e s e
sabe muy poco d e su procedencia, tratamiento decorativo d e la cerámi-
ca y variabilidad estilística, es muy probable que sea anterior. El com-
plejo Tirúa incluye vasijas, cuencos y unas cuantas botellas; la cerámica
es bicolor y por lo general tiene diseños geométricos y zonas achura-
das d e color rojo oscuro o negro sobre blanco. Lo que se conoce d e es-
t e complejo procede d e cementerios o d e colecciones particulares. Es
muy probable q u e haya tenido sus raíces en e l complejo Diaguita d e
más al norte, o e n el estilo Aconcagua del valle central. Por otra parte,
su desarrollo histórico puede haber sido-paralelo al bien conocido es-
tilo Valdivia, localizado más 31 sut, de color rojo o negro sobre blanco.
Más adelante s e tratarán e n mayor detalle las relaciones que existen
entre estos dos estilos pintados.
Volviendo a los datos estratigráficos de la provincia de Cautín, se
sabe q u e e n las excavaciones realizadas e n la Cueva de Pucón VI, e n
el Lago Villarrica, se han encontrado materiales arqueológicos hasta
una profundidad d e 2,25 m. La cerámica s e halló e n los primeros ocho
niveles, alcanzando un profundidad d e 1,20 m. Navarro (1979) da una
descripción detallada de los materiales culturales excavados por Dille-
hay y Gordon (DILLEHAY 1975-76), y hace un breve análisis d e la se-
cuencia cerámica. Aun cuando sólo se llevaron a cabo un número
limitado d e excavaciones d e prueba e n el sitio, hallándose poca cerámi-
ca, s e registró una serie d e materiales cerámicas informativos y cro-
nológicamente ordenados. Aquíse tratará brevemente con el material
más antiguo.
El material cerámico más antiguo hallado e n Pucón VI procede
I 1 del nivel 8 y está constituido por un fragmento diferente del resto d e
Figura 6. Vergel 1: Urnas funerarias grandes y simples (A, B, C); Vergel 11: Jarro fu- la cerámica hallada e n el sitio o e n la región hasta la fecha. Se trata d e
nerario con motivos parecidos a los incaicos (D). (Según Bullock, 1955). un fragmento muy pulido del costado de un tiesto, de color crema, con
pequeñas partícuias de desgrasante d e piedra caliza. En la cara exter-
na tenía un motivo circular hecho a presión. Esta cerámica podría ha-
q u e e n ambos se presentan las urnas funerarias y las vasijas incisas con
decoración reticular. ber llegado hasta aquídesde una región distante por medio del trueque
Desde los trabajos d e Bullock y Menghin s e ha recogido poca in- o podría también tratarse d e una vasija singular, no representativa d e
formación adicional para el complejo d e Vergel 1. E n años recientes, un estilo.
el Museo Dillman S. Bullock d e Angol y el Museo Araucano d e Temu- E n los niveles 4-7 se halló una cantidad variable de cerámica "café
c o anunciaron la adquisición d e urnas fu nerarias d e p r o a les- rojiza pulida" o "beige pulida" (NAVARRO1979:68). Ambas se conside-
conocida. Van d e Maele (1983, comunica(ción persional) ha encontriado ran como algunos d e los tipos más antiguos d e cerámica de la región
un complejo muy similar a Vergel 1e n si tios-cem enterio t:an. meric
- . iio-
(DURÁN 1978). La cerámica "café rojiza pulida" tiene algún parecido
nales como el d e Río Bueno. Un complejo d e urnas funerarias Vergel con el tipo de pasta y el tratamiento de superficie de algunas vasijas
11también ha sido documentado, pero esto s e discutirá más adelante. Pitrén, lo cual sugiere que los niveles 7 a 4 podrían fecharse entre 500
TUM D.DILLEHAY
ARAUCA! mY PASADO

Es interesante advertir que dos fragmentos dc :a corriente


con rayas paralelas incisas en el cuello de las vasijas aparecieron en el
nivel 6 d e P u d n VI. Igualmente, en los sitios d e Colico, Lago Calaf-
quén y Quele, en la costa, se han recogido fragmentos sencillos del mis-
mo color marrón, con diseños incisos de líneas anchas o delgadas e n
chevrones o zonas achuradas. Asimismo, algunos tiestos negros con lí-
neas excisas se han hallado en los niveles excavados que contenían
cerámica d e Pitrén o d e estilo Pitrén (figura 5: B). Unos pocos tiestos
de cerámica corriente decorados en zigzag, o con diseños del tipo "gra-
no d e maízt', acanalados, o con impresiones hechas con la uña, también
-c+ahin asociados con estos otros tipos cerámicos. Más aún, e n el si-
"YLUVL

tio cernenterio de Cocule, al sur de Valdivia, Van de Maele (1983,


comuinicación personal) excavó un cántaro entero con asas laterales y
..,
LUII vdrios diseños realizados a presión.
--e

La creciente evidencia sugiere que una cerámica incisa o excka


con diversos tipos de dibujos geométricos y tipos d e vasijas (con pre-
dominancia d e jarros con bases redondeadas) y de amplia distribución
geográfica, también se ha recolectado en la superficie en sitios que van
desde la provincia de Arauco a la de Valdivia. Los orígenes y ordena-
miento temporal de dichos tipos de cerámica son mal conocidos, pero
se puede determinar que aparecen en época prehispánica, po-
siblemente tan temprano como Pitrén; además, ciertos elementos de
este complejo perduraron hasta los siglos XVI y XVII, hallándose en
los yacimientos funerarios de época histórica d e Gorbea (GO-~)(GoR-
DON et d.1972) y Cocule (1983, comunicación personal de VAN DE
MAELE). Cabe subrayar, además, que los complejos d e cerámica inci-
sa de la reeión tienen una distribución más amplia y se encuentran más
desarroi~avdosque cualc:squiera (je los disc:ños periféricos. La evidencia
(

actua 1 tiende is indicar que este complejc3 bien podría constituir en su


A 11-
igura 7. '2'iestoscon varios disefios grabados e impresiones a presibn y por excisi6n A-A
totaliuau lente reg:ional.
u11 U C J ~ I I U I I Uplufiinii~
A, R, C). (Según Dillehay, 1975-76). Es de notar que los complejos cerámicos incisos -y en parte los
excisos - perdurarían durante muchos siglos, puesto que se tiene no-
1000 d.C. Ciertos tipos d e cerámica similar, procedentes del sitio ce- ticia del hallazgo de tiestos con diseños geométricos anchos en el siglo
menterio d e Padre Las Casas, Temuco, arrojaron una fecha única al XVII así como de cerámicas acanaladas y punteadas en los yacimien-
ometerlos a radiocarbono: 1270 2 80 d.C (GIF3841: GORDON 1978). tos funerarios de Loncoche y Padre Las Casas (1984, comunicación
En Pucón VI no se encontraron bases cerámicas, ni bordes, para reali- personal de GORDON). Asimismo, Van de Maele halló incisiones an-
ar un análisis comparativo. chas y angostas en forma de Iíneas paralelas debajo d e los bordes o so-
Los materiales culturales asociados con estos tipos d e cerámica bre los cuellos e igualmente zonas achuradas o con rayas paralelas
stán constituidos por puntas d e proyectiles subtriangulares, tiestos ondulantes (Figura 8: A) en el sitio de Cocule. También encontraron
valados de doble cara y algunos fragmentos d e piedras de moler, to- tiestos punteados y acanalados, asícomo una vasija con decoración del
os indicativos d e una economía basada e n la recolección d e plantas y tipo "grano d e maíz", con bordes ligeramente vueltos hacia afuera y ba-
n 121 caza, a orillas de los lagos (DILLEHAY1975-76;NAVARRO1979). se redonda en asociación con la cerámica de incisiones anchas. A Pe-
TOM D.DILLEHAY ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO

sar d e no conocerse bien el ordenamiento temporal del sitio Cocule, r I


s e suDone que data del 'período tardío y abarca la época previa al con-
europeo al período histórico posterior. Una vez más, ello SL
e por lo menos los tiestos incisos se originan en la él
,- ----;pánica y perduran hasta la época hlstórica. Hasta la fecha, I
se corioce acerca del estilo d e vida que esta cerámica incisa y excisa re-
preseinta.
1
Volviendo nuevamente al sitio d e Pucón VI, en el nivel 3 se en-
contraron tres tipos de cerámica asociados: vasijas "café pardusco, cra-
queladasn, "café rojizas" y el bien conocido estilo valdiviano.
BerdichewsSl, en la Cueva d e los Catalanes, también halló los dos pri-
meros tipos, cuya fecha se estimó entre 1400 y 1200 d.C. (no se en-
contró cerámica del tipo Valdivia e n la cueva). Para el nivel 3 de Pucón
VI se obtuvo por medio d e hidratación de obsidiana la fecha de 1219
d.C.
. .(NAVARRO1979:66). Esta fecha parece confiable, puesto que los
niveles l y 2 i nidicaron : )r-respondientes a 1746 y 1726, respec-
tivamc%te.
.- A ----:.
1Jna breve utaciipciuri ur; la cerámica Valdivia revela que tiene
motivos decorativos en rojo o negro sobre blanco, con diseños de rom-
bos, chevrones, líneas paralelas u ondulantes, zonas achuradas y diseños
reticulares (Figuras 9 y 10). Se trata, por lo general, de jarros globula-
res d e boca ancha, cuello recto cónico y asas e n el cuerpo o en el cue-
llo. También se conocen algunas botellas y platos, así como unas pocas
piezas-efigie en forma d e serpiente.
Debido a que la cerámica Valdivia tiene motivos que se supone
son d e influencia "inca", como por el hecho de proceder del período de
la "Neoaraucanía" (MENGHIN1%2), o d e sitios d e época histórica, se
ha colocado este complejo cronológicamente en el período d e contac-
to con los españoles, basándose en que sus motivos decorativos recuer-
dan fuertemente los de la cerámica inca. La cerámica valdiviana a
menudo está asociada con una negra puliday otra roja, también pulida,
que son frecuentes entre las formas cerámicas europeas (MENGHIN
1962).
Más específicamente se ha supuesto que el complejo cerámico d e
Valdivia fue introducido e n la región por los incas que acompañaron a
Pedro de Valdivia al sur de Chile, alrededor de 1550. Sin duda el com-
plejo existía durante el primer período de conquista y en la época
histórica temprana. No obstante, existe suficiente información, sis-
temáticamente recogida e n yacimientos estratificados, como para re-
examinar la procedencia d e la cerámica Valdivia (véanse DILLEHAY y :rficie pulicJa.con.-inci!jiones en forma de rayas
Figura L. . --.,A monocror .. - . -
GORDON 1988). Como ya lo mencionábamos, también se encontró - -.
verticales ondulantes y paralelas (A). vasija erigie aniropmorfa (B). Cortesla del MU-
cerámica Valdivia temprana en los sitios de Colico y Pucón VI, en ni- seo de Historia y Antropologla de la Universidad Austral de Chile.
C

ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

Figirra 10. Estilo Valdivia. Cortesla del Museo de Historia y Antropologfa de la Uni-
versidad Austral de Chile.

Se asume, por lo general, que el complejo Valdivia surgió e n los


alrededores d e la ciudad de Valdivia, lugar donde primero desembarcó
Figuro 9. Estilo Valdivia (A, B, C, D). (Scgún Menghin, 1962). Pedro d e Valdivia. Sin embargo, el complejo s e encuentra en un con-
texto geográfico muy amplio, que comprende desde la costa hasta la
eles más bajos que los que contenían materiales históricos. En Pucón cordillera y desde Angol en el norte hasta Osorno en el sur, lo cual d a
VI la cerámica tiene una fecha, por medio d e la hidratación d c obsidia- a entender que posiblemente no se originó en el área d e Valdivia.
a, correspondiente al siglo XII d.C., la que e s poco temprana. Desafortunadamente, el universo de la muestra cerámica es muy pe-
Aunque no podemos presentar aquí una información detallada, queño como para poder comparar las formas d e ésta a través del tiem-
a secuencia estratigráfica d e la cerámica d e Valdivia e n los sitios exca- po y del espacio y resolver así el problema del origen espacio-temporal.
ados tiende a sugerir que existe un grado notable de variaciones es- E n suma, puede afirmarse que hay evidencia suficiente para cues-
ilística~e n este complejo. Lo más probable es que ello se deba a tionar la adscripción del complejo Valdivia exclusivamente a la época
iferencias regionales y temporales. Por ejemplo, los li-zigmentos de los histórica. La información actual sugiere que este complejo bien pudo
iveles más profundos d e Pucón V I s e caracterizan por el color rojo o originarse e n fecha temprana, entre 1200y 1400, perdurando hasta la
egro sobre blanco, las zonas achuradas o las líneas paralelas ondulan- época histórica. Desde esta perspectiva, futuras investigaciones
es y, ocasionalmente, las botellas y vasijas moteadas. También se ha- podrían revelar las raíces de su afinidad con la cerámica pintada pre-
aron algunos tiestos blancos muy sencillos. La cerámica más tardía de hispánica tardía de Aconcagua, en el centro d e Chile, que sucedió al
a época del contacto histórico, q u e incorpora los motivos d e influen- complejo d e Llolleo; o quizás con la cerámica Diaguita, aún más al nor-
ia inca en vasijas, botellas y platos, no está asociada estratigráficamen- te, o posiblemente también con la cerámica Tirúa d e las provincias d e
e con las variedades más antiguas.
OM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

Otro tipo d e cerámica tardía que merece tomarse en cuenta es la tir del siglo XVI. Es interesante señalar, con todo, que perduraron cier-
e Vergel 11. Igual que el complejo Valdivia, ha sido catalogada den- tas tendencias cerámicas indígenas, las cuales se mantuvieron aun e n
o d e los períodos d e contacto e histórico, sobre la base d e sus movi- tiempos modernos. Estas evidencian una fuerte tradición en lo que se
ientos decorativos d e reminiscencia inca. Las formas que aparecen refiere al tratamiento de superficies, formas y tamaños de las vasijas.
n urnas funerarias d e cuello ancho con dibujos geométricos pintados Obviamente este tipo de cerámicas refleja un fuerte sentido de identi-
jo o negro sobre blanco, así como otros motivos que claramente dad cultural y persistencia de conducta entrelos grupos indígenas arau-
cuerdan la iconografía inca. Vergel 11es un desarrollo del anterior canos, los cuales aún hoy son conocidos por su conservadurismo
ergel 1 e n la zona d e Angol. cultural.
E n relación con los complejos cerárnicos, tanto d e Vergel 11 co- Además, como un probable resultado d e las fuertes luchas y d e la
o d e Valdivia, el autor d e estas líneas estima que la influencia inca, movilidad y desplazamiento d e la población durante los últimos tres-
e es aparente en las versiones más tardías de esta cerámica, es el re- cientos años y más, sólo se han hallado unas pocas vasijas de color
ltado de la incorporación d e características incas en la cerámica más marrón natural que parecen ser una respuesta a los cambios sociocul-
mpatible -desde el punto de vista tecnológico, funcional y estilísti- turales que ocurrieron durante este tiempo. Un tipo de cerdmica ho-
- que existía en el momento d e la influencia cuzqueña en la región. mogéneo y muy difundido se presenta por primera vez en sitios de la
Considero que una vez que se aclare el problema de la pe- época temprana del contacto español, así como en sitios históricos más
tración inca e n la región, la situación d e esta cerámica quedará más tardíos. Las vasijas son de color marrón natural, con desgrasante d e mi-
ra. Cuando se comprendan mejor las influencias inca y diaguita es ca; la superficie muestra un tratamiento de alisado y los bordes son cor-
obable que se puedan definir dos o tres fases y variedades espacio- tos y vueltos hacia afuera, como los tipos prehispánicos tardíos.
mporales d e la cultura Valdivia; por ejemplo, una variedad pre- Sin embargo, la base y las asas curvas son del tipo que se observa
pánica, una inca y una variedad posterior perteneciente a la época e n la temprana cerámica española. Este tipo de cerámica a mcnudo se
contacto hispánico. encuentra junto con una gran diversidad deotros tipos cerámicos, cons-
Además d e los tipos estilísticamente más fáciles d e determinar tituyendo un patrón nunca registrado para el período prehispánico. Es-
ncionados antes, se ha hallado una cantidad d e otros tipos de tos patrones pueden ser un reflejo del desplazamiento intenso d e la
ámica, tanto en la superficie o como en contextos estratigráficos, ta- población, del establecimiento de poblados en nuevos lugares y de la
como "Cautín engobe rojo", "Cautín burdo" (DURAN1978) y otros amalgama local de distintos linajes sociales, todo ello como consecuen-
inidos localmente. Estos y muchos otros tiestos, todavía no defini- cia d e la guerra entre europeos y araucanos.
s, bien pueden ser variedades locales de ciertos tipos conocidos o En la exposición anterior se ha hecho apenas referencia a otros
evos complejos que han pasado inadvertidos hasta hoy. rasgos culturales asociados con tipos d e cerámica prehispánica. Como
A pesar d e la falta d e estudios sistemáticos sobre la cerámica d e ya se mencionó, se sabe muy poco acerca d e los sitios residenciales,
egión, s e cuenta con suficientes trabajos para empezar a distinguir aunque algunas pocas cuevas han sido excavadas en forma limitada. Se
as probables tradiciones locales. Por ejemplo, las regiones de los la- han recogido algunos datos sobre materiales Iíticos (DILLEHAY y GOR-
Panguipulli, Ranco y Calafquén, en la antecordillera situada entre DON 1978; SEGUEL 1969; NAVARRO 1979)y orgánicos, pero éstos han
muco y Valdivia, están asociadas con una cerámica característica ti- sido escasamente descritos, lo que hace imposible un análisis detallado
esfinge, con vasijas monocromas que son diferentes a las de otras de ellos aquí. Los datos más importantes provienen de cementerios,
as. En particular, existe una vasija que tiene protuberancias pareci- donde se han encontrado pipas-efigie y cuentas de vidrio y concha. Sin
(pero obviamente no afiliada) al tipo de cerámica d e la cultura for- embarl50, la mLiestra de estos materiales es tan pequeña que poco se
tiva d e Chavín. Estas distintas cerámicas del área antecordillerana puede afirmar c:on certeza, salvo que estos materiales se relacionan con
bablemente. datan d e 500 a 1000 d.C. Asimismo, en el distrito de formas aiiiiiialds
m .-:-:1..-e
halladas en el centro de Chile. También cabe men-
nquihue, más al sur, se ha hallado un tipo de cerámica sencilla, de cionar que el eiltierro ein canoa e:S una antigua costumbre funeraria. A
or marrón, característica de una tradición prehispánica tardía (alre- pesar cle que se creía aniteriorme'nte que ésta había sido introducida en
dor de 1200-1500 d.c.). tiempc1s de la o'cupacióni español - a, data del siglo XIII en el sitio d e Pa-
Finalmente, debe subrayarse que se observa una gran cantidad d e dre Las Casas, cerca de Temuco. Además se encuentran numerosos
gos cerámicos europeos en muchas vasijas de distintas formas a par- montículos artificiales en la región, concentrados principalmente en el
OM D. DILLEHAY ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO

ea comprendida entre Angol, Purén y Temuco (DILLEHAY 1976). A


esar d e n o haberse excavado sistemáticamente e n ellos, s e sabe, por cias, debido a la falta d e estudios d e campo y de un análisis más yro-
s hoyos hechos por erosión natural y por los saqueadores. que s e tra- fundo, s e tienen suficientes datos como para llamar la atención sobre
d e montículos funerarios y que los tipos d e cerámica asociados con las características formativas generales d e estos complejos y su asocia-
los constituyen una alfarería tardía hasta ahora no descrita. Esta ción con otros rasgos formativos, tales como la existencia de poblados
rámica es de color marrón rojizo claro, con superficie pulida y des- permanentes ba sados en la horticultura o e n una agricultura incipien-
asante d e mica. De manera provisoria puede colocársela desde el te. Es interesani:e notar (:]ue muchos d e estos mismos rasgos, e n lo que
-
--Ll-J.
ríodo inmediatamente anterior al contacto, posiblemente tan tem- a la cerámica, los puDiauos y la tecnología se refiere, sobreviven actual-
ano como el siglo XIII hasta el siglo pasado. Una vez más, esta evi- mente entre los mapuches d e la región, atestiguando el conservaduris-
ncia ofrece indicios d e que existía una creciente complejidad y
ganización social e n la región e n el período previo al contacto es- 1
1
mo cultural, así como la persistencia e n la conducta de los pueblos
indígenas d e la región. ..
ñol y durante el período histórico temprano.
Lamentablemente no se conoce casi nada :icerca de: la tecnología
1 Desde la perspectiva d e los complejos cerámicos de la región a!n-
teriormente descritos, se puede comprobar una secuencia formati7fa
xtil prehispánica d e los araucanos, puesto q u e n o se h2In prescr vado
s textiles e n el registro arqueológico d e la regitii.
.c. -
k T - oLibranic, como
IYU-1 --a--*-
1 o ex(:1-
general e n la cerámica, evidenciada e n el modelado, la incis..ión".?."..:A
sión practicados y la presencia de vasijas pintadas al negativu, r ~ g u u a s
notaron los primeros cronistas españoles y conio puede observarse d e las pintadas e n color rojo o negro sobre el blanco. Esta importante
y, los araucanos tenían una avanzada técnica textil que debió tener
ces muy anteriores a la época d e la conquista. 1 secuencia d e vasijas características, aparentemente comienza con la
cerámica al negativo d e Pitrén, que tiene mayores afinidades con los
Respecto al régimen alimenticio, algunas evidencias procedentes 1 complejos Molle y Llolleo, situados más al norte, e n el centro d e Chi-
los sitios d e P u w n y Colico y d e varios conchales d e la costa demues- le, las culturas de los Andes orientales y posiblemente las culturas d e
n el uso del recurso acuático, sea marítimo, lacustre o fluvial. Tam- I los Andes norteños (conducto por el mar); a ésta le siguen las cerámi-
n se han hallado huesos d e camélidos, ciervos y roedores e n los cas pintadas d e Tirúa, Valdivia y Vergel 11y la secuencia termina e n la
eles prehispánicos tardios d e Pucón, lo q u e atestigua la práctica d e época histórica con los rasgos europeos incorporados al estilo Valdivia.
caza (NAVARRO1979). Los morteros, pistaderos y piedras utiliza- Lo que todavía queda por esclarecer es el orden cronológico que le co-
s como cascanueces prueban que era conocido el manejo d e plantas, rresponde al estilo inciso con bandas achuradas, así como al estilo ho-
to domésticas como silvestres. rizonte blanco sobre rojo y a las asociaciones de ambos, aunque los dos
Asimismo, la obsidiana. la piedra pómez. el jaspe y otras rocas estilos parecen situarse bastante temprano dentro de la secuencia.
cánicas, que s e encuentran principalmente e n la cordillera, han si- Es d e hacer notar igualmente que en el centro-sur de Chile las ca-
halladas e n sitios costeros. E n las cuevas de la antecordillera s e han racterísticas de las culturas alfareras tempranas se presentan como pa-
contrado conchas marinas, lo cual prueba claramente q u e hubo mi- trones agroalfareros uniformes. No obstante, con el corrcr del tiempo,
ciones d e la costa a la cordillera o relaciones d e intercambio e n épo- e n los períodos histórico y moderno los rasgos que aparecían ligados a
un solo complejo cerámico empiezan a combinarse, dando lugar a se-
cerámicas prehispánicas. mejanzas basadas e n elementos europeos. Lo anterior dio lugar a nue-
vos complejos culturales que, aunque semejantes a sus antecesores e n
ciertos sentidos, tienen una configuración diferente considerados e n
CONCLUSIONES su totalidad; éstos representan no sólo una reinterpretación d e los vie-
jos patrones cerárnicos, sino también de los complejos cerárnicos de la
ha subrayado desde el comienzo d e este trabajo que los complejos época del contacto español.
árnicos prehispánicos presentan numerosas semejanzas e n lo q u e E n un intento por dar sentido a los datos fragmentarios que po-
pecta a las técnicas decorativas, ciertas formas d e vasijas, tratamien- seemos para la región, se propondrá una teoría acerca d e su relación
d e la superficie, al igual que a la secuencia d e estos rasgos y formas con otros complejos cerárnicos mejor conocidos de la región periféri-
los complejos cerárnicos d e las culturas formativas d e América del ca.
Aun cuando n o s e conocen suticientemente estos rasgos y secuen- Mi tesis es que el desarrollo cultural de la región centro-sur, tal
como se presenta a través de las varias culturas alfareras, fue simple-
DILLEHAY
IV. CLASIFICACION, USO DEL ESPACIO Y CONOCIMIENTO
ANCESTRAL EN LA SOCIEDAD Y CULTURA MAPuCHES'
e uno de los numerosos y repetitivos desarrollos interrelaciona-
ue estaban ocurriendo en la región meridional d e los Andes. Nin-
d e ellos puede considerarse como la cultuira donan te o receptora
ria en esta época. Lo que estas culturas a lfareras iprobablemen-
ían en común era una herencia.compartiida .desdt.:los períodos
tivos tempranos en los Andes centrales y e n ia selva amazónica.
gión centro-sur d e Chile difiere ecológicamente d e las regiones
te y norte. No obstante hallamos algo inesperado.
Las investigaciones futuras que abarquen la prehistoria de losdiez
e milenios que separan la cultura d e Monte Verde, más meridio-
e las culturas alfareras d e esta región, deberán arrojar alguna luz
En los 1iltimos años, los €studios c ción entr.econducta cultural
este asunto y permitirán entender mejor el conservadurismo cul-
an largamente persistente e n la región. y espaciu :,. .
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rias d e indagación aiterentes pero interrelacio-


A pesar de haber surgido más preguntas que respuestas en este nadas (KEPHART1950, CHAPPLE1970: 174-199). Algunas preocupa-
o, se ha tratado de entender mejor las culturas agroallareras del ciones principales giraron en torno a cómo la topografía (o terreno .
-sur d e Chile. No obstante ser esta región poco conocida ar- utilizable dentro del potencial cultural)'interrx>nelímites sociales y cul-
gicamente presenta evidencias suficientes que permiten afirmar turales; cómo la cultura modela el espacio y io utiliza para controlar la
I

desarrollo cultural prehispánico tardío fue de naturaleza forma- relación d e los individuos y cómo la adapl:ación al espacio es una par-
os desarrollos formativos muestran algunas innovaciones loca- te fundamental d e aprendizaje para interactuar coi1 otros. También ha
ro también revelan una fuerte afiliación con los cambios habido un fuerte énfasis sobre los aspectos espaciales d e adaptación
ulturales ocurridos en el centro de Chile y e n la vertiente bosco- tecnoambiental, crecimiento y desarrollo cultural. Además, se ha pues-
ntal d e los Andes argentinos meridionales. La intluencia de las to cada vez más atención al espacio como medio de comunicación pú-
s orientales es visible también en las culturas cerámicas y en blica para organizar y regular el flujo de conocimiento cultural.
asgos culturales, pero todavía no se puede determinar si hubo os mecanismos d e clasificación, regulación y actualización d e co-
to directo o indirecto con áreas situadas aún más al norte. ento público, el pensamiento y los procesos de toma de decisio-
unque podría señalarse un buen número d e cuestiones específi- iics a u i i consideraciones importantes en el estudio de cualquier sistema

e deberán ser objeto d e investigaciones futuras, se dan tres pro- sociocultural (NEISSER 1976; GLADWIN1979; QUINN1975; YOUNG
cuya importancia se extiende a muchas regiones. En primer 1981). El lugar donde se encuentran las fuentes d e conocimiento; cómo
es necesario examinar y explicar el aparente atraso cultural o se forma y se comparte este conocimiento, cómo se aprende; e n qué
nto desarrollo que tuvo lugar entre la cultura Monte Verde. que forma está relacionado con la ccmducta, los "mapas", "reglas", o "pla-
nes" cognitivos, y mediarite qué p.rocesos c:ambia,son preguntas irnpor-
tantes d e consideración. T~ n--i l<-:
hace unos 13.000 afios, y los cambios agroalfareros ocurridos
~sU I I:tes
I socioculturales, las características
nos 1.500 a 2.000 años. En segundo lugar, habrá que investigar
nuidad cultural que se percibe hoy en la sociedad y la cultura y los procesos de aprendizaje, el uso del conocimiento y los contextos
he contemporáneas (DILLEHAY1981). Ello constituye la clave temporales y espaciales de estos aspectos tambikn necesitan ser com-
comprensión d e los estilos d e vida del período prehispánico prendidos en el funcionamiento d e las experiencias de vida en el mun-
En tercer lugar, debe praicticarse una arqueología más interdis- do general.
ia y más interandina en isitios escmogidos de la región con el fin A partir de recientes estudios andinos (ALLEN,1983, citado en
car el tipo marginal de 1(1s desarr 0110s formativos que tuvieron R A P P ~ O R T1985; , ISBELL, 1978; OSSIO, 1981; P L A ~1982; , SALO-
n los bosques subantárticos de América del Sur. MON, 1982; URTON, 1981; ZUIDEMAN,1982; BASTIEN, 1986) han
emergido diversos temas d e una significación potencial para el estudio
del cambio cultural y el espacio social, ceremonial y territorial. Tales
estudios revelan las cinco áreas más importantes en las que deben com-

1 *Este trabajo fue traducido por Francisca Salinas.


TOM D.DILLEHAY ARAUCWIA: PRESENTE Y PASADO

prenderse los estudios del espacio andino (RAPPAPORT,1985): 1) el El conocimiento y la experiencia ancestral se incorporan a las ex-
contexto d e las unidades espaciales; 2) el d e la historia de lad y periencias devida d e la sociedad, e n general a través del mito, los cuen-
cultura; 3) el d e los estudios antropológicos d e 1a concie ncia histc5rica tos narrativa y la ceremonia congregacional. En la ceremonia ritual
indígena; 4) el del rol y organización del espacio en el sisteina d e coi7oci- estos dos mundos se convierten en una topografía física-etérea, unifi-
miento o cognitivo indígena, y 5) el del área concci i i i c i i ~- ca- iab uirnen-
-
,
-.
..
-
--
-A
. 1-- 2:-
cada y contraída, que representa una intersección cruzada simétrica de
siones simbólicas del espacio. conocimiento o experiencia histórica ancestral (e.& adinapu) y su sig-
En términos más específicos, varios de los estudios han revelado nificado y uso culturalmente construido en la sociedad de vida. En es-
la forma como las actividades sociales y ceremoniales y el uso y organi- te sentido los mapuches consideran la conducta ritual humana terrenal
zación del espacio involucran y comprenden la experiencia y el pensa- como un marco de tiempo sincrónico que refuerza la relación entre el
mient'o histórico. Estas investigaciones han demostrado además cómo conocimiento ancestral almacenado en el mundo etéreo e introdiicido
dicha experiencia y pensamientos s e relacionan con otros aspectos d e e n el mundo d e vida para el uso social e ideológico. A partir de esto, la
la vida d e la comunidad y cómo la organización del espacio social y te- clave para comprender la clasificación y uso d e las fuentes d e conoci-
rritorial es influido por circunstancias históricas mucho más amplias. miento, tanto en el espacio etéreo como en el físico, es examinar la re-
Más aún, los estudios d e las pautas de la dimensión simbólica del espa- lación entre el mundo ancestral y el mundo viviente, además de la
cio social, ceremonial y territorial y de laS denom inaciones familiares y forma en que se estructura esta relación en la ideología y religión ma-
d e linajes han mostrado o evidenciado la conexión íntima existente en- puches.
tre los patrones de asentamientos humanos - - - y ia ecología andina.
-- 1- Desearía señalar que este estudio no intenta percibir la religión
Específicamente mi intención es indagar sobre esta última idea e ideología mapuches como la fuerza principal que mantiene la persis-
mediante el examen de la clasificación y organización espacial de las tencia e integridad cultural de la sociedad y cultura mapuches; más bien
fuentes de conocimiento indígena d e los mapuches del área cultural d e considero que tales fuerzas operan en conjunto con otras -como las
los Andes del sur, y cómo ellos administran y utilizan estas fuentes en conexiones sociales y económicas entre las comunidades, los patrones
d e tenencia de la tierra, la identidad étnica y otras -, en tanto también
su mundo d e vida a través de la ceremonia congregacional. Se destaca- contribuyen a la mantención o al cambio del modo de vida mapuche.
aquíel espacio específicamente porque todo el conocimiento y la con- Por consiguiente, mis interpretaciones en este estudio deben conside-
ducta e n la sociedad mapuche tienen que tener una referencia locali- rarse sólo en el contexto de la ceremonia y religión mapuche más tra-
zada en uno d e los dos mundos espaciales culturalmente definidos: el dicionales y de su ligazón con otros aspectos de la cultura.
mundo etéreo, que aquísignifica imagen del mundo ancestral ideológi- Es más, no es nuestra intención describir aquí toda la gama de va-
camente construido; o el mundo físico, es decir, la topografía natural y riaciones locales en la religión mapuche, sino solamente aquellas que
el ecosistema en que se realiza la acción social d e la vida. específicamente menciono más adelante, y también aquellas con las
El propósito de este estudio es describir y analizar las relaciones que tuve asociación directa. Sería tema para un estudio independiente
y estructura d e estos dos mundos, y descubrir en qué forma el conoci- intentar evaluar la utilidad d e este material descriptivo e interpretati-
miento ancestral está regulado en la ceremonia para mantener la per- vo en todos los aspectos de la religión mapuche en todas las comuni-
sistencia d e ciertas normas tradicionales. dades. Esto no significa,sin embargo, sugerir que estamos tratando con
Para los mapuches, el espacio (en cualquier forma que se dé) es áreas y relaciones unívocas, o siquiera distintivas. Más bien, las obser-
una conjunción fundamental entre su visión codificada de lo visible, el vaciones en varias comunidades dispersas a través del territorio mapu-
mundo de vida en la superficie de la tierra, y el mundo etéreo ideológi- che indican todo lo contrario.
camente estructurado y compuesto de superficies o planos "cosmológi- Hay que enfatizar también, desde el comienzo, que este estudio
cos" portadores d e conocimiento e n donde residen las imágenes d e no enfoca el contenido y significado del sistema d e conocimiento ma-
diferentes espíritus ancestrales, buenos o malos, junto con divinidades puche, o la formación, definición y función de los preceptos de infor-
y personajes menores. Los mapuches creen que sus ancestros repre- mación, conceptos y mensajes, la forma como el conocimiento está
sentan la historia total de su cultura, constituyendo de este modo las influenciado por experiencias sensoriales, o la razón por la cual éste se
fuentes d e conocimiento para todo el pensamiento y acción humanos. selecciona del medio sociocultural de información almacenada e inter-
DILLEHAY ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO

conductual humana. No enfatizaremos sobre la educación d e que se han visto expuestas a una mayor aculturación, especialmente e n
venes.0 el flujo social y uso del conocimiento en la sociedad ma- lo que a relieión se refiere. He estudiado diecisiete campos hasta la fe-
"
, pues t ales temas están más allá del ámbito de este artículo. (El cha y éstc)S fueroni seleccionados, deliberadamente, en lo que se consi-
está coi~scientedel uso y los límites delos estudios d e esta natu- deró conno un "áirea menos aculturada". Mi interés era estudiar la
sobre c:agnición). Una preocupación secundaria es e n qué for- poblacióii,,.,i~iapuine
1
que representaralos aspectos más tradicionales d e
conocimiento, una vez formado a partir d e cualquier fuente y la ideología y de la religión mapuches. El interés no residía en conocer
ualquier propósito, se organiza culturalmente y se aplica social- el proceso d e cambio o aculturación del ceremonial mapuche. Pese a
e n el mundo d e vida. haber estudiado diecisiete campos de nguillatún, me detendré sola-
mente e n un campo y una ceremonia, como un ejemplo representativo
ATOS Y METODOS d e los modelos que quiero dar a conocer.
Finalmente, no pretendo que los patrones y modelos mencio-
Inados aq uí representen la complejidad global del ceremonial mapuche,
tos presentados en este artículo derivan de diez años de inter-
l

e traba]jo etnoar-quwlógico y etnográfico sobre religión e ideo- romo un mecanis mo d e pcrrsistencia étnica o como la total manifesta-
cción esplicial y solcial d e la ideología mapuche. Lo que presento ahora
mapuches. Gran parte d e mi experiencia y conocimiento acerca .. - .- ..-
- -

aePe considerarse como una variación importante y representativa d e


mapuches fue enriquecida a través del trabajo con mis numero-
egas chilenos, cstudiantes de la Pontificia Universidad Católica los temas sobre ideología y espacio entre los mapuches. Reconozco que
muco y la Universidad Austral d e Chile en Valdivia. Sin embar- mis informantes, a través de los años, no comparten precisiimente el
te d e este reconocimiento va para los mapuches mismos, quie- mismo conocimiento d e su religión e ideología y que cada individuo no
aceptaron bondadosamente en su experiencia d e vida y con conoce todos los aspectos d e su religión. Las descripciones que s e en-
cia respondieron a mis preguntas. tregan más adelante son s610 un componente de la religión e ideología
os métodos utilizados para extraer datos derivan principalmen- mapuches. La metodología espacial empleada en este estudio enfatiza
s técnicas arqueológicas, del mapeo d e objetos d e uso humano la distribución d e variantes ecológicas, sociales e ideológicas entre di-
ante el estudio d e las relaciones entre la conducta humana y el ferentes comunidades mapuches. Es de esperar, entonces, que estas
l cultural a través del espacio. Se confeccionó un mapa d e los distintas versiones entreguen un conocimiento sustancial de los aspec-
es d e emplazamiento de linajes y familias y de la disposición d e tos y procesos básicos del cambio y10 continuidad cultural, tanto como
s e n los nguillntunes, como también la ubicación y movimiento del comportamiento social.
tos objetos e individuos claves en el campo de nguillntiín du- Finalmente este capítulo presenta sólo una sinopsis de los hallaz-
l transcurso d e la ceremonia. Las familias y linajes individuales gos preliminares d e un análisis más detallado que espero publicar e n
distribuidos, formalmente, por apellido. Además, los apellidos algún momento próximo. Ya que se trata de aseveraciones prelimina-
nticos ancestros míticos, machls y lonkos importantes, ciertos
res, no proveeré aquí un estudio comparativo de mis hallazgos ni d e
así como seres sobrenaturales fut:ron locailizados en diferentes mis colegas que estudian temas similares en otras áreas de los Andes.
del mundo wenu mapu. Los datos; que se k)asan en los apellidos
stros, en figuras claves y e n su pc3sición dentro del mundo we- Comenzaré con una breve descripción de los principales rasgos
u son muy limitados debido a que tl -1 p u c ~ actual
n..ahlm ~d recuerda muy socioculturales de los mapuches, dando un énfasis detallado sólo a la
estos individuos. No obstante, existe suficiente información so- religión y a la ceremonia. En seguida haré una clasificación y análisis
osición de los apellidos y sus patrones en el mundo wenu mn- del espacio etére:o y físicc en el mundo mapuche, junto con su signifi-
.-..LA-:-
o e n las comunidades estudiadas como en la literatura, para cado y contexto en terminos de fuentes de conocimiento. Esto será se-
os tipos d e relaciones ecológicas y espaciales, tratados más ade- guido por un examen d e la intersección ritual d e estas dos formas
ra el wenu mtlpu y su conexión con el mundo mnpir. espaciales en las ceremonias de nguillatún y awn, la relación simbóli-
oportuno señalar que durante los últimos diez años he visita- ca entre los vivos y sus ancestros y la relación entre el conocimiento
d e cien campos de nguillatunes en diferentes zonas ecológicas cultural y el espacio. Finalmente se presentarán algunas conclusiones
aucanía. La mayoría d e estos lugares se encuentran en áreas sobre la importancia de este estudio.
TOM D. DILLEHAY
'i1 ARAUCANIA: PRESE- Y PASADO
l /

2. u SOCIEDADY C U L T ~ R AMAPUCHES:PASADO Y acomodados e n un tiempo y marco de espacio concebido d e manera


PRESENTE
ideológica (GREBE, PACHECOy SEGURA1972). Aunque hay formas
Actualmente, unos doscientos mil indígenas mapuches ocupan el bos- religiosas panmapuches, hay también una cantidad considerable de va-
q u e subantártico húmedo y la región montañosa baja del centro-sur d e riación local y regional en los diferentes conjuntos de personajes que
Chile. son reverenciados y propiciados, especialmente cuando se trata d e
Desde fines del siglo diecinueve, los mar creencias y sanciones específicas del linaje. La mayor parte de esta va-
an estado semi- riación está expresada e n tCrminos del énfasis que se pone e n conjun-
integrádos a la sociedad chilena mediante una cuii~~iirración obligada
e n reducciones. E n los pasados.cien años, o algo así, la población tos d e dioses locales y e n las animalísticas que ciertos personajes
indígena indudablemente ha sufrido un cambio sociocultural, pero han zoomórficos pueden de esta variación
a "la naturaleza que cad;a organiza-
sobrevivido aspectos d e su modo d e vida tradicional, especialmente la
ideología y la religión. Como s e puede esperar, el nivel d e producción ción d e participación de linaje múltiple en la cerernonia int roduce an-
.--1-a-<

económica y la estructura política es d e autosuficiencia. tepasados auténticos y espíritus de importancia locni, p u i , dentro d e
Antes d e la vida e n rducciones, los mapuches s e hallaban e n un un "marco de gran homogeneidad culturar. Eo general coincido con el-
dd,:
% 3p razonamientide Faron, pero agregaría que la variabilidad en penona-
constante p--;---.-
e r o esporádico estado d e c o n f l i c t o ~ p r i m e r con
o los
N--
~ncas coiiros españole. Realmente s e sabe poco d e los últi- fis locales socialmente expresados también se atribuye a diferencias
' a u n q u e la evidencia arqueológica y etnohistórica in- r 9 ~ n a l e sen la economía y en el orden trófico y c c o l ó ~ i u ,d e m--
dica que los mapuches vivían e n comunidades esparcidas y libremente munidades d e plantas y animales, de los cuales se derivan la nomencla-
confederadas que funcionaba11 e n un nivel d e "cacicazgo" incipiente d e tura y la organización demopráfica básica ddmvivos y los antepasado<
sociedad (DILLEHAY1976y 1982). Tenían una economía mixta conva- -_---
En una sección posterior desarrollaré v. explicaré estaconv&cjPn, e n
cuanto s e relaciona con el concepto de espacio, y así deseo establecer
riaciones regionales que dependían, e n parte, del tipo d e ambiente (es
decir, costa, valle central y las colinas andinas) y del potencial cultural la diferencia entre mi posición y x d e F a o ~
d e la población. La agricultura era generalmente la principal actividad r o r r o punto digno d e consideración es la distinción mapuche en-
productora d e alimentos, aunque la caza, la pesca y la recolección d e tre añcestros auténticos y míticos. Los ancestros auténticas (kuifiche)
plantas también contribuían a la dieta. Los mapuches nunca alcanza- s e trazan a través d e líneas d e descendencia directa y son propiciados
ron una organización d e gobierno centralizado, pero eran dirigidos por e n las ceremonias denguillntún, own (funeral) y durante oraciones pri-
jefes formales (lonkos y toqrrb) durante los períodos d e conflicto mi- vadas. Ellos actúan como mediadores ante el dios mayor, o ngenechen,
litar. E n tiempos d e paz, los lonkos mantenían un papel d e consejería y juegan un papel menor ante los dioses y espíritus mapuches más im-
respetable pero informal. portantes. Los ancestros míticos (ontupninko), por otro lado. no s e
Una forma d e unificación regional era la gran congregación reli- pueden trazar directamente a través d e una línea genealógica particu-
giosa que unía a múltiples grupos d e linajes para propiciar los verda- lar, y d e este modo se considera que son panmapuches. A estos antepa-
deros antepasados d e los linajes q u e reverencian a los antepasados sados s e referían en los mitos de creación y e n los mitos rituales
míticos, a una multitud d e dioses (FARON 1964). Aún hoy existe una mantenidos por todos los mapuches.
"cadena d e unidades congregacionales (linajes e n las reducciones) su- L a diferencia entre estos dos tipos de antepasados radica prima-
perpuestas e n sus periferias, q u e congrega a la sociedad mapuche to- riamente en una función del tiempo y en sus estatus, dentro de la ge-
tal e n una sola expresión d e moralidad religiosa" (FARON1964:214). nealogía de linajes. Es decir, los antepasados míticos son mucho más
antiguos y su línea d e descendencia formal se ha perdido en los regis-
tros d e p3rentesco oral de walquier linaje. Como resultado, se en-
3. IDEOLOGIA Y RELIGION MAPUCHES cuentran afiliados con enclaves regionales d e múltiples linajes
interrelacionados. Los ancestros auténticos, por otro lado. son más re-
&a ideología mapuche consiste e n un panteón d e divinidades, peno- cientes e n el tiempo y se los recuerda en la línea de descendencia di-
recta. La pérdida de ancestros míticos e n el registm genealógico d e un
najes ancestrales (tanto auténticos como míticos), fuerzas buenas o ma- linaje individual probablemente se explica por desplazamiento d e po-
las y otros seres menos importantes q u e están jerárquicamente blación y alguna mezcla de linaje. Esta resulta d e una movilidad cre-
,m ARAUCANW P R E S E m Y PASADO

ciente y disminución d e la población en las reducciones, en los pasados mapuches expresen sus necesidades ante sus antepasados y dioses y pa-
doscientos o trescientos años, o simplemente por pérdida del recuer- ra que manifiesten públicamente alianzas de matrimonio intralinaje.
d o e n un linaje. Los mapuches ruegan por muchas m a s : buena salud y, e n general, vic-
(Es preciso efectilar una dlistinción entre los espíritus ancestrales toria d e lo bueno sobre lo malo, abundancia de cosechas y animales,
d e la población mapuche en general y los d e los dioses, lonkos (y caci- tiempo bueno, y así sucesivamente. El énfasis básico está en el éxito
ques), machis y otros personajes importantes. Los espíritus de la po- agrícola, pero en tiempos d e dificultad general o calamidades
.-
--
produci-
blación en general residen "al otro lado del mar" (e.g. GUEVARA1908: das por inundaciones o terremotos se da más impoirtancia aI estas últi-
270-278), mientras que aquellos d e los personajes importantes y dio- mas. Los cronistas españoles también han escrito que ante:S de 1885,
ses se localizan e n el mundo del Wenu mapu). .- ---l.....
tiempo e n que los mapucha fueron colocados en rcuu~ciones,los
La homoigeneidad cultural e n la religión mapuche es caracteriza- indígenas rogaban por la victoria en la guerra contra los chilenos.
da PIr la creencia interregional e n los ancestros míticos genealógica- El nguillnnin generalmente se celebra antes o después de las co-
a ,,A:,
m e n t ~p ~ y que~se los~invocadcon más ~ frecuencia
~ y más sechas. No existe un calendario exacto de rituales, aunque el rito s e
fervorosamente durante las grandes ceremonias públicas de multilina- realiza d e acuerdo con la temporada de cosecha y generalmente en tor-
je. Por estar desligados de una organización de parentesco particular, no a la luna llena, tiempo en que se piensa que el dios y la diosa d e la
estos personajes sirven para unir a una población mucho más amplia y luna (kuyenfucha/kushe), que otorgan la fertilidad, obedecen a las
proveen una referencia común para la unificación religiosa. Por otro súplicas humanas y a las ofrendas de sacrificio. Las ceremonias son pla-
lado, los ancestros auténticos con afiliación d e linaje específico juegan neadas por los jefes rituales y los mayores, quienes son los líderes d e
un papel importante en las creencias locales religiosas y menores d e li- los sublinajes en las reducciones. Tres linajes sociales interrelaciona-
najes individuales. dos alternan cíclicamente la responsabilidad d e ser los anfitriones del
suceso ritual. Los linajes externos a este grupo d e anfitriones también
son invitados.
4. CEREMONIA Y RITUAL PUBLICO El rito del funeral (awn) involucra un conjuriru ~ ~ ~ z m o ndiea l
obligaciones interlinajes con el fin de proteger al muerto de los mallos
La ideología y la religión mapuches están más intensamente expresa- espíritus (wekufes) y darle a éste una sepultura y viaje ade:cuados 1ia-
das en la ceremonia y el ritual públicos. ---
cia el mundo etéreo. Aunque hay muchos aspectos del rito que su11d e
Existen varios tipos d e ceremonias para ocasiones sociales dife- interés antropológico, aquíse elaborará solamente uno: el weupin (dis-
rentes y todas implican el concepto d e una "relación de mutua depen- curso). El nwn se discutirá más detalladamente e n una sección poste-
dencia entre los vivos y sus ancestros" ( ~ ~ ~ ~ 3 9 6El1grado 4 wd.e rior que trata sobre sus aspectos ideológicos y socioespaciales.
importancia pública y el tamaño de la congregación están relacionados Los dolientes masculinos de más'edad (weuprrfes) entregan un
con la función del ritual y el nivel d e participación social (e.g., familia, discurso (o weupin) ante el difunto. El weupin típicamente comienza
sublinaje, linaje y múltiple linaje). Por ejemplo, un rukot~~n, la cons- haciendo referencia a los dioses supremos, personajes y espírilus an-
trucción d e una nueva casa, incluye la participación de familias relacio- cestrales míticos y ruega por el alma del muerto. Casi al final del dis-
nadas, mientras que un machitún, la iniciación d e una nueva machi o curso, el weuPUfC traza la genealogía del difunto "hasta llegar al último
chamán, incluye a miembros de la familia, la gente mayor del lugar y ancestro (auténtico) que se recuerda en su patrilinaje, y exalta las vir-
chamanes machis d e varios linajes. Un amplio nivel de participación tudes d e los miembros masculinos principales en cada generación, re-
pública ocurre en el awn, que generalmente incluye miembros de lina- montándose hacia el fundador (auténtico)"(F~RON 1964:89). El
jes múltiples, y en el ngudlahin, que es la más amplia congregación discurso termina al hacer alusión al difunto. Cuando el wer~pinhaya
pública e n funcionamiento dentro d e la sociedad mapuche. terminado y el cuerpo se haya sepultado él o ella eventualmente se tras-
Es importante definir brevemente los ritos delngz&illrit6ny el awn ladará al mundo etéreo y será el "último ancestro (auténtico) recorda-
porque ellos representan la conjunción religiosa e ideológica de los dos do en el linaje" (Según GREBE, PACHECOy SEGURA- 1972: 69 - se
mundos espaciales y de los vivos y los muertos en forma más dramáti- .
llama ant@ che o fi30 ke che a los ant~pasadosque subieron al mun-
ca. Faron (1964), Casamiquela (1965) y otros han observado previa- do etéreo o el wenu mapu; véase también ROSALES1877, citado e n
mente que el nguillritún provee una oportunidad para que los GUEVARA1908; 282). Una vez que la transferencia ha ocurrido, el
ARAUCANIA: PRESWTE Y PASADO

bro fallecido del linaje integra su conocimiento del mundo vivo mentado y adherido a las reglas de la sociedad mapuche. Hacemo as
l conocimiento pasado y la historia almacenada en el mundo porque nuestros ancesiros las haclan y porque nuestros padres y abuelos nos
o d e los ancestros míticos y auténticos. declan que eran conectas. Estas palabras constituyen el punto central de todas
Volvamos ahora a una discusión más específica de la relación en- las respuestas a las interrogantesde los antropólogosacerca de la creencia y acti-
vidad habitual (FARON 1% 10-11).
s vivos y sus ancestros, y a la creencia de los mapuches en el co-
iento ancestral y en la experiencia como la principal fuente d e Estas ideas y creencias tradicionales en el orden moral d e la reli-
mación histórica sobre el mundo natural y el mundo social. Tam- gión mapuche e n cuanto emanan d e experiencias ancestrales y rnante-
es preciso considerar aquí los conceptos d e tiempo y espacio y nidas e n la relación continua entre los ancestros y los vivos (véase
ellos se relacionan con la conducta viva. GUEVARA1908: 270-285) son de hecho fuentes d e información acer-
ca d e las normas habituales y las leyes que se aprenden, influenciadas
y modificadas por comunicación simbólica interna y la inferencia d e las
ONOCIMIENTO ANCESTRAL Y TRADICION experiencias conductuales del mundo real de los vivos, incluyendo la
participación ceremonial. Se puede entonces determinar que los ma-
z más que ningún otro estudioso, Faron reconoció la importan- puches consideraban la historia ancestral, y los t i p d e experiencias
la ideología ancestral para los mapuches y cómo ésta maneja el buenas o malas contenidas en ella, como una parte importante d e su
ortamiento social colectivo d e los miembros vivos, según se des- cultura que les da dirección y un sentido de lo correcto o incorrecto en
e de su estudio sobre la religión mapuche e n Howkr of the Sun. su propio mundo.
Harcha (1978) ha analizado el concepto d e la tradición o historia
iraves.dee s a estudio (...) p he tratado de mostrar especfficamente que en la mapuche desde la perspectiva émica. Ella examinó especificamente los
ociedad m a m e hay (...) un mmpiemento entre el sistema ideol6gicoy la es- mecanismos culturales y los canales sociales a través de los cuales "los
uctura de la acción social. La relación de la creencia y la acción provee un equi- aspectos del pasado" (kuifi rnpan dungu), incluyendo las reglas y leyes
briocontinuoentre losvariossegmentosdela estructura social total y constituye
s reglas de la sociedad mapuche y su expresión (FARON 1964: 194). habituales, se incorporan para regir 'la conducta mapuche en el mundo
vivo. Según Harcha, los mapuches no tienen un concepto Formal d e
tiempo absoluto o historia, sino solamente una idea d e la ocurrencia
ara Faron el mundo mapuche esth ordenado y mantenido prin- d e sucesos ancestralmente relacionados desde el pasado hasta el pre-
ente por una "convicción moral" que une a los vivos y a los "muer-
ncestros). El visualiza la moralidad de los mapuches como una sente y una anticipación del futuro.
Varios intercesores sociales regulan el uso d e la historia mapuche
religiosa d e oposición constante entre las fuerzas buenas y las en el mundo vivo. En la ceremonia ritual, el machi y ngz4illntr~~e (sacer-
que influyen e n el comportamiento institucionalizado de los vi- dote ritual) proveen este servicio. El weupufe es mediador durante el
da conducta está rito del nwn y también en las ceremonias de nacimiento y matrimonio.
Otro es el ngutrnmhm que conversa durante ocasiones sociales acer-
acuerdo con el orden moral que permea la sociedad, la conducta aberrante ca d e las buenas fuerzas, los logros y conocimiento de los ancestros, las
e se define en relación con la desviacidn de este código (...) Este código moral cosas que la gente planea hacer y los eventos que ocurrirán en el fu-
a a su vez anclado en la relación que existe entre los vivos y los muertos, los turo. Los cuentos (epeus) acerca de los animales, la muerte y los espíri-
beres y derechos que existen entre ellos en el contexto de la tradición religim
apuche (FARON 1W: 10). tus malignos, las formas de entretención (kuneos) y las canciones
)La moralidad no puede ser entendida en forma separada de las sanciones SG (ilhntun) son otros recursos orales para enseñar las reglas habituales
enaturales y la naturaleza del continuum entre los vivos y los muertos -tanto y las creencias a los mapuches (Harcha 1978).
cestrosdioses autenticos y mfticos-, en el marco de las unidades (multilinea- Cualquiera que sea el intercesor y cualquiera que sea el ritual o
) lineales y congregacionalesde la población. Todos losdeberes y derechas tra-
ionales se sancionan de manera sobrenatural, y los conflictos que surgen la ocasión social en que él o ella participa, hay siempre un sentido com-
ncipalmente de contactos con lo no mapuche se manejan en referencia a es- petitivo e n la muestra de conocimiento acerca de la información con-
sanciones morales tradicionales. La ley habitual (adwnaprl) es un conjunto tenida en el mundo etéreo de los ancestros, y en la forma como se va a
ndamentalmente sobrenatural, sancionado por fuerzas sobrenaturales que usar e n el mundo vivo. Más que la posesión de bienes terrenales, el
anan de los mismos ancestros a quienes se considera haber disefiado, suple-
prestigio social se obtiene mejor a partir d e la habilidad que alguien
ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO

para usar su conocimiento d e histona ancestral e n hacer buenas ración etérea de divinidades, ancestros y espíritus cuyos nombres y pa-
ones. peles están modelados jerárquicamente a partir de elementos natura-
El estudio d e Harcha también descubrió que el tiempo, además les y también en la ubicación de linajes participantes (y fannilias) en la
ucesión de hechos que lo componen, tiene que tener ubicación ceremonia, cuyos nombres, que se toman asimismo d e fen(h e n o s ria-
e n el mundo diacrónico d e la. ancestros míticos y auténticos o turales, indican la ubicación d e sus puestos en el campo c:eremoni¡al. ,
mundo sincrónico d e los vivos. E n ambos casos, sin embargo, el :o-
o pasado o el presente siempre se clasifica d e acuerdo al cornpor- Sólo durante las ceremonias programadas se reúnen las fue
nocimiento primario, los animales, los ancestros y los vivo: iu-
nto ritual espaciado e n el mundo vivo. Para los mapuches, la vi- ico
el mundo físico se considera simplemente como rrnn posición ceso social espacialmente ordenado del mundo etéreo y el rr
ctual que se desarrolla a lo largo d e un conzinicum sucesivo d e vivo.
ios pasados y presentes definidos mediante los sucesos históri- Ahora daremos énfasis a la descripción y análisis d e los dos mun-
estos ancestros, y por el paso de aquéllos fallecidos recienternen- dos espaciales y su estructura ideológica y espacial, en cuanto se rela-
a el mundo etéreo. cionan con los iivos y sus ancestros.
l comportamiento en el mundo vivo es reemplazado análoga-
por la participación ritual en dond,e se hace introspección sobre CONJUNCION DEL ESPACIO ETEREO Y EL ESPACIO FISICO
dos ancestrales e n el mundo etéreo. Así, la conducta cs cn esen- 6.
EN LA CEREMONIA
a forma de "hacer cosas ancestrales" por parte de un cuerpo vi-
el mundo físico. El espacio, por otro lado, es una methl'ora que
te e n ubicar el "hacer" mientras se realiza a lo largo d e este con- Como se puede inferir de lo anterior, los mapuches clasifican el espa-
m temporal d e sucesos. En este sentido, todo el comportamiento cio e n dos formas -el espacio etéreo y el espacio físico - para orga-
ener un orden de tiempo-espacio. nizar su ordenamiento epistemológico del mundo. El espacio etéreo se
demás, el orden social y espacial en el mundo vivo está modela- compone de "superficies" arregladas verticalmente de un mundo supe-
ún ese ordenamiento en el mundo ancestral, cuya organización rior bueno y de un mundo inferior malvado (GREBE, PACHECO y SE-
endió originalmente de las plantas y animales del mundo físico. GURA 1972) (esquema 1). Cada una de estas superficies está ocupada
s animales quienes enseñaron a los ancestros lo que es el mun- por diferentes divinidades, ancestros y espíritus. La otra forma está
o (o ecosistema) y cómo organizarse en él social y espacialmen- constituida por el mundo físico de la superficie de la tierra (mapu), don-
mo me lo informó un mapuche de más edad: d e los elementos ecológicos visibles, incluyendo a los humanos, inte-
ractúan dentro de un marco horizontal definido por los cuatro puntos
cardinales.
osolros sabemos lo que hacen los animales y lo que son las neccsidadcs de los Sólo el espacio ceremonial en el mundo del mapu se considera
ervas, de los peces, de las aves y de losoiros animales. Ha estado solamente po- como el punto de intersección de ambas formas espaciales: integr,a to-
tiempo en esta tierra el chileno, y él sabe muy poco sobre los aniníales y plan- dos los niveles verticales y las dimensiones horizontales a través del
s. Nosotros vivimos nquf por miles de anos y los animales nos enseñaron y nos
saron su conocimiento de familia a familia (Antonio AicamSn, Mehuín, pro- pensamiento ritual y la acción. Los mitos cereinoniales, los cuentos na-
ncia de Valdivia). (DILLEHAY y GORDON1977:306). rrativo~y las canciones contienen caracteres de las superficies etéreas,
y relacionan estructuralmente su interacción unos con otros de acuer-
do a su posición a través de la escala vertical del espacio etéreo.
tra cita revela cómo el wepufe recibe a su vez su conocimiento Por intermedio del machi ( o el nguillutufe, en algunas comuni-
ncestros: dades), que intercede en la ceremonia, el miembro vivo del mundo del
mapu tiene acceso y control sobre las múltiples fuentes d e conocimien-
que tenla sueflos (visiones) el nenpin, y por esto se le consuli¿~~l
JU Iwrecer. to contenidas e n las experiencias pasadas de todos los ancestros y per-
s más antiguos antepasados. Sus abuelos eran los que le daban noticias (FE- sonajes, ya sean buenos o malos, que residen en estos planos. Los
XJOSE DE AUGUSTA 1919:29). ancestros del mundo etéreo no usan esta información activamente:
ellos sólo la almacenan a través de su residencia en este espacio, y la
omo se analizará posteriormente, el orden trófico regional d e incorporan a las experiencias de vida en el espacio del mapu por inter-
y animales está metafóricamente representado en la configu- medio del mito, la oración, el ruego y la invocación hechos por los in-
tercesores rituales. En suma: la superficie d e la tierra constituye una
87
OM D. DILLEHAY I1A: PRESENrrEY PASADO

natural. Como se mencionó . antes, cuando un mapu


~
iche muere y se con-
vierte e n un ancestro aLiténtico, él simplemente lleva sus experiencias
d e vida recientie hacia e l mundo etéreo.
Nomenclatura Trdt ica
Carócter celestial
Meli íiom wenu CARNIVOROS
Lo lugar arriba 7. CLASIFICACION D VERTICAL Y
Carnlvoros
HORIZONTAL
Herbívoros
Grebe, Pacheco y Segura (1972) han demostrado li1 Itcosmo~ Jisión" bási-
Mundo
EtCreo ca verticalmente espaciada o mundo etéreo del m iundo mripuche. Es-
Herbivoros
Superior
Wenu m a ~ u Planlos tos estudiosos han descrito el cosmos mapuche (en térmi nos d e una
Titrra "jerarcp í a espacial" o planos verticales ordenados en donde-residen las
arriba
fuerza1s buenas o malas, además del hombre. El esquema 1muestra una
Plantas ,seres inor - conceptualización gráfica de estos planos verticales y su asociación con
gánicos ,agua. -
otros fenómenos del espacio etéreo mapuche.
Deseo recalcar que mis estudios del mundo e:téreo y cosmológico
d e los mapuches confirman varios rasgos observaclos por Ester Grebe,
1 - --C
P-rhsco y Segura (1972), especialmente iu reiercnte a la organización
4 "".A&

espaciial del mundo wenu mnpu. Mis investigaciones no se concentra-


ron es,pecíficamente en los aspectos genealógicos de este mundo, ver-
L: , ,,"
uigr dcia, composición nuclear familiar de los dioses, de los espíritus y
d e los antepasados, la clasificación y la simbología de los colores; ni e n
las constelaciones siderales. No me ha sido posible obtener muchos da-
tos confiables respecto a la ubicación jerárquica y a la ubicación d e es-
tatus d e los dioses mayores, de los espíritus y de los antepi~sados.
Parece que en la actualidad existen muy pocos mapuiches quc:se
- 1 - ---a-
Mur recuerdan de este aspecto de su cultura, y en algunos casos ia gente ya
no tiene sufici~ente concocimiento del pasado para reconstruir el molde
comPleto. Sin embargc1, como lo menciono más adelante, obtuve sufi-
. C .,
ciente inrormacion para documentar fidedignamente la existencia d e
una ccorrelación entre la posición religiosa de los (iioses, es,píritusy an-
quema 1 tepas,ados y su ubicación jerárquica en el mundo Iwenu ma,Pu-
ena de fuerzas contlictivas b~b11aa ,iialas que ~ U G U G J Iarcc;lar el re- l(Además debería observarse que las direccicmes card inales d e las
ltado d e la conducta humana. (FARON1964; GREBE, PACHECO y --
superficies verticales y la nomenclatura trófica, quc st;GUI ~elacionacon
----a

EGURA1972). estas superficies, han sido aportadas por mi propia investigación sobre
Sin embargo, no quiero dar la impresión d e que el medio ambiente este tema).
cial y natural del espacio mapu es meramente un punto de fricción Los cuatro planos superiores de la columna central están ocupa-
tre las fuerzas buenas y malas. Es también un m a r w culturalmente dos por los dioses, b s antepasados y los espíritus buenos que residen
finido d e interacción entre los mapuches vivos y las fuentes origina- colectivamente en el cielo del wenu mapu. Bajo el wenu mapu se sitúa
d e conocimiento, es decir, los animales y los ancestros. Los mapu- el anka wenu, traducido como "a mitad de espacio entre el plano del
es están constantemente readecuando y refinando su información mapu y el pla no del wt?numapu". El anka wenu se considera como un
bre el mundo en general a través de su papel e n el medio ambiente lugar malo COIitrolado !por los kalkus (brujos). Se me ha informado que
Y

atmósfera inmediata o el cielo.por encima d e la superfi-


a en donde los.pájaros malos vuelan durante el día y la
plano malvado, el minche mnpu, yace bajo la superficie
e es el lugar en donde los muertos están enterrados y
e son examinados tanto por las fuerzas buenas y malas
ntentan alzarse hacia los niveles del wenu mnpu. Ot ra evi-
que la nomenclatura y el papel d e los caracteres q ue re-
acio cuadrinivelado del wenu mnpu se equipara con los
urales específicos del orden trófico básico y ecológico en
a investigación ha revelado que además del ordena-
l diseñado aauí, cada nivel tiene su dimensión horizon-
1 -
por los cuatro 1]untos cardinales. Cada punto cardinal
grado rnenor de: lo bueno, partiendo desde el este como
. q. 2a). Las superficies verticales se inter-
encia iriicial.(es1
otras a través de la dirección este-oeste. Al ascender los
estro pasa desde la esquina ubicada en la parte este (muy
a esquina d e la parte oeste (muy malo) del próximo ni-
sta que se alcanza el mundo del wenu mnpu (esq. 2a).
espacio horizontal en el mundo (jel mnpu: vivo también
atrón a1ternativo;'Durante la cerlemonia F)ública los mo-
baile, los eventos sociales y el inltibaiiiuii) d e alimentos
s d e diferentes linajes siguen un Inovimieinto en sentido
un reloj partiendo del este (muy bueno) hacia el norte
o y muy malo); luego hacia el su;r (bueno) y de regreso
sq. 2b). espacio fisico como un mecanismo de retroalimentación correctiva que
o punto justifica su mayor desarroIlo. Exist~ e también una obliga a la experiencia conductual humana y ancestral a ser más flexi-
l representada tanto en las dimc:nsiones ver ticale:S CO-
m:+-.. a
--.
.- .
s discutidas anteriormente. Los LIlILU3 AuG" . 1,.la ~ ~ ~. i ~y c l o n
ble y a estar constantemente consciente de las continuas situaciones
malévolas en el mundo (GREBE, PACHECO y SEGURA1972). Los en-
pasados más poderosos (GREBE, PACHECO y SEGURA cuentros constantes con lo malvado (o modos externos del mundo) re-
tán primariamente asociados con el meli nom (cuarta fuerzan la relación entre los vivos y sus ancestros, manteniendo la
espacio wenlr mnpu. Los antepasados míticos están si- integridad de la sociedad y cultura mapuches.
uadrantes d e ke!a ñon y epu ñon, g los ance:stros auténti- Volvamos ahora a un estudio más profundo de las manifesta-
s de epu ñon y kcñiñon. Es decir, los prim~ eros informes
d e sucesivos acontecimientos a i i ~ c ~ ~ i aestán
.&
".-....-.-.
l e s aso- ciones materiales y espaciales del orden ance5tral y ecológico diseñado
niveles más altos y más distantes
-- ; e n el rriundo etkreo,
e n el mundo etéreo.
os sucesos más recientes; hállanst:correla cionados con
nferiores o aquellos quc:están miás cerca nos al mundo
ollo. El nnkn wenrr h o ~,.-A"~ \ ; uGnJ p:-:*....
0,-
i i i r u > Q quienes se les DEL ESPACIO RlTU
8. SIMBOLOS ICONU~~KAPICOS
receptores recientes de malas inifluencias de los k01k~i.s
:I nguillatufc (sacerdote ritual)
S

u. El cuadrante inferior, minche ,rnnptl, se: compone de Durante la ceremonilI del ngzi
d e todo el tiempo. usa un makufí (ponch o) que el jiseño iconográfico cuya forma
, los m;apuches interpretan el movimiento alternante y es una se.rie de intersecciones de rombos geométricos dentados o es-
\
los anicestros Ien el espacio etéreo y de los vivos en el calonados (esq. 3). Estos rombos se unen en forma d e cadenas simila-
.DlLLEHAY ARAU- PRESENTEY PASADO

los planos etéreos concebidos ideológicamente como los que se entre estos tres linajes en una dirección en sentido contrario al d e un
tran enelesq. l. Lss cuatro esquinas de cada rombo corresponden
uatro puntos cardinales. con el este en la parte superior (o apun- reloj que va d e este a sur, luego al norte y finalmente al oeste.
hacia la cabeza del nguillntufe), el oeste en la parte inferior, el - Así, en resumen, es el papel del intercesor secular entre los miem-
al lado izquierdo y el sur al lado derecho. bros vivos, los dioses y los ancestros lineales directos de los cuatro pla-
nos etéreos, que están simbólicamente representados en el mahin del
CABEZA
"'m ltnow m I 4 r d n ) PLANOS
. nguillatufe. Cada cuadrante del rombo y sus lados escalonados repre-
sentan una configuración jerárquica del patrón de instalación real d e
CORRESrnNOIENTES
- L
cada linaje que participa en el nguillntún. Cada linaje y su ubicación
geográfica en el mundo físico mapu están simbólicamente reflejados
en el icono del rombo horizontal, en tanto que la afiliación d e linaje
con los ancestros auténticos, míticos y locales está correlacionada con
el trazado vertical de intersección del motivo incluido en el diseño to-
ERDA NORTE SUR DERECHA -1 ESPACIO CENTRAL
tal. Es también importante observar que el papel simbólico y la posición
. onliiri6n) r (201ina1ianl.) NGUILLATUN
comunal de un linaje a través de la serie vertical de planos de motivos
en el rombo pueden variar hacia arriba o por debajo del icono escalo-
nado, d e acuerdo al papel rotativo de la unidad que cumple el papel d e
anfitrión durante la ceremonia.
Otro intercesor ritual, como elmnchi que maneja los aspectos sa-
OESTE í llneles Iirnilados 1
grados, está también asociado con un diseño geométrico'en forma d e
PIE cruz e n el kultnin (tambor) (esq. 4). Aunque hay muchas variaciones
estilisticas de la cruz en los tambores, la forma básica representa tanto
el espacio etéreo (Iínea vertical) como el espacio mapu (Iínea horizon-
tal) con el punto d e intersección representativo del campo del ngui-
llatún, e n donde el miembro vivo se comunica con los dioses y
~ a rd te su
e papel ritual de intercesor en la ceremonia, el ngui-
ancestros. Al usar el tambor como una señal de sonido para llamar y
está obligado a organizar los tres linajes anfitriones consan-
comunicarse con ciertos personajes etéreos, el machi sostiene el ins-
s responsables del rito del nguiIIat~íny d e los linajes invitados
. trumento erguido, con la parte superior de la cruz (la esquina este)
ven fuera d e la comunidad. (Las unidades invitadas colectiva- apuntando hacia el este.
componen la cuarta unidad del icono). Como anfitrión y ngzii- Desde el momento que se considera al machi como el mediador
principal, él administra la actividad más secular de coordinar y ritual primario que se comunica con personajes situados en todos los
lar la ubicación espacial y el movimiento de los miembros de to- planos del mundo etéreo, incluyendo el espacio inferior deminche ma-
linajes participantes en la ceremonia. pu. el icono de la cruz no está limitado a linajes locales y a superficies
ada linaje en la cuadridivisión horizontalmente organizada del superiores como el diseño del motivo usado por el nguillatufe. No es ,
o mopu físico también corresponde a un punto cardinal y de es- en otras palabras, específico del linaje como el makun, sino colectivo,
o a una de las cuatro esquinas del icono en el mnkun. El linaje en el sentido de que simbólicamente abarca todos los linajes del mun-
n principal (donde se celebra el rito) está ubicado simbólica- l do físico mnpu y todo el espacio etéreo.
en el cuarto plano más alto, la parte superior o esquina este del Estos iconos simbólicos asociados con el mnchi y el nguillntufe
uando es usado por el sacerdote; y las otras tres unidades se rela- son, e n efecto, espacios físicos condensados que, de manera simbólica,
con las tres superficies inferiores, además de los linajes invita- hacen introspección sobre la generalidad y especificidad, respectiva-
e corresponden al cuarto e inferior plano del icono, o también mente, d e sus distintos niveles de conocimiento ritual, y en las diferen-
Cada año la responsabilidad de celebrar el suceso se va rotando tes audiencias rituales que ellos controlan. La diferencia principal entre
1
estos dos intercesores, como se refleja en sus papeles rituales, y así
OM D.DIUEHAY

9. NGUILUTUN Y A W ENCUENTRO ESPECIFICO DEL


ESPACIO ETEREO Y EL MUNDO DELMAPU

E n dos ceremonias rituales que son el nguilkrtún o rito de fertilidad y


el awn o rito d e funeral, los mapuches metafóricamente desploman to-
dos los planos superiores e inferiores e n un suceso espacialmente com-
pacto e n que los dioses y los ancestros interactúan con los vivos e n el
plano del mnpu. Durante estos dos ritos ocurre la mayor variación e n
la creencia y la conducta ritual en un nivel local, aunque también se
propicia un panteón de personajes principales.
Para entender estas relaciones examinaremos los siguientes pun-
tos: 1) las diferencias y similitudes entre estos dos ritos; 2) la conjun-
ción del espacio etéreo verticalmente ordenado y el espacio iísico
horizontalmente unido e n la ceremonia; y 3) la forma e n que la ubica-
ción y el modelo d e comunidad de un conjunto d e linajes específicos e
~ u l t r ú nd e l a Machi en posición v e r t i c a l . interrelacionados refleja la relación entrelazada entre el ordcn trófico
uema 4 ecológico y la estructura social del mundo ancestral y cómo la estruc-
tura socioespacial de la conducta ritual en el mundo del mnpir vivo mo-
dela la del espacio etéreo.
E n el curso de mis estudios he podido observar que en estas ce-
mbikn e n sus motivos iconográficos asociados, es q u e el ngzrillntufe 1 remonias e n contextos variables, tanto sociales como ecológicos. hay
una variación sustancial en la creencia ritual específica (e.g., divinida-
á limitado a una cuadridivisión específica d e los cuatro linajes
ticipantes e n la ceremonia, siendo capaz d e comunicarse sólo con des diferentes y ancestros auténticos) en el nivel local. Existe también
divinidades locales y con los ancestros directos o auténticos d e es- una estructura e n el desarrollo general de las actividades ceremoniales
linajes, los cuales están situados e n un área particular del espacio d e los mapuches.
reo. Los mnchb, por otro lado, también están afiliados con un lina- Los patrones socioespaciales mencionados anteriormente, así co-
articular, pero sus servicios pueden extenderse a muchos linajes no mo los q u e seguirán, son típicos de la ceremonias que yo h e estudiado.
acionados consanguíneamente; además, ellos tienen e l conoci- Sin embargo, podría ser engañoso y pretencioso suponer que la total
ento y la flexibilidad para interactuar u oponerse a todas las fuerzas complejidad d e la relación entre estructura social, particularmente los
reas, incluyendo las malas. que están influenciadas por los knlkus; patrones d e parentesco, la ideología y el simbolismo aquí se entienden
bien. Hay muchas otras sendas de indagación que deberían seguirse an-
esta manera su rango e n el mundo físico y etéreo es mucho más am-
tes d e lograr una comprensión satisfactoria de estos temas. Sin embar-
.
go, creo q u e el uso y significado del espacio ceremonial -en términos
Debe destacarse que e n la mayoría de la regiones cordillcranas y d e la forma e n que se une el wenic mapu con el mundo del mnprc, y
cordilleranas lamnchigeneralmente no participa e n las ceremonias cómo ellos están metafóricamente conectados en la siguiente presen-
ngz~illotún.Aunque por el momento falí;in datos surge la posibili- tación d e la nomenclatura familiar y el ordenamiento espacial d e esta
d e que existiera una estrecha correlación entre la ausencia d e in- nomenclatura e n el campo ceremonial - están completos en el nivel
ivas prácticas agrícolas, tanto e n la cordillera como e n la pre- d e análisis perseguido aquí. En seguida discutiré sólo los límites espa-
dillera, y la ausencia d e la mnchi e n los ritos d e fertilidad agrícola. . ciales ceremoniales y la estructura metafórica d e esta unidad. Esto s e
hará mediante el examen de los datos obtenidos a partir del estudio d e
un caso ejemplar e n la comunidad de Cherquenco, situada e n la pro-
vincia d e Malleco.
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO
LLEHAY

RENCIAS Y SlMlLlTUDES ENTRE EL NGUILUTUN Y LA CEREMONIA senta individuos como mínimo y alrededor de tres mil personas como
A UW máximo que asistieron a las ceremonias e n diferentes áreas. El prome-
dio d e personas es generalmente entre 500 y 600.
aron ha explicado: La extensión del campo tiene forma d e U, con la abertura siem-
pre hacia el este (esqs 5 y 6). La gente mayor d e tres comunidades e n
wn está especificamente dirigido al paso seguro de los espíritus recientemen-
berados (de los muertos) hacia el mAs alla (wenu mapu), en tanto que el ni-
n está dirigido, por lo menos cn parte, a mantenerlos allí. El ni//(~//ínes un
de fertilidad diseaado para fomentar la obligación de estosancesiros con res-
o al bienestar dc los vivos. El uwn está más inmediatamente relacioilado con
ncestros autCnticos, micntras que cl nilloriín lo esta con las diviiiidades mlti-
regionales y el nenechen. Pcro ambas ceremonias son ritos duplicativos ba-
os en una ideologla moral común, más bien q u e simpleii~ente
plcment arias (FARON 1964: 108).
COMUNIOAD DE CHERQUENCO .
P
HALLECO.

mbas están prcocupadas de mitigar la influencia de los malos esníriius sobre


ivos y los muertos mediantc la dispersion de los malos espírit& del campo
monial (FARON 1964:108). KALLF~AN
o PEAN 1
, una diferencia principal cntre estos dos ritos consiste e n que
onia d e ngLrillnfrín se dirige a un grupo panmapuche d e an-
míticos y divinidadcs, y s e esfuerza por mantener la presencia
ión d e los ancestros auténticos en el mundo del wenic ~nnpu.
lado, el clwn es más específico del linaje y sirve para escoltar
temente fallecido hacia el mundo del wenrr mnpu. (El awn
los ancestros auténticos específicos d e un linaje local hacia
particular e n el mundo etéreo). También es preciso observar
dos ritos son inseparables e n su intento general, y el propósi-
cuado para ambos centros e n la mantención d e la relación en-
vos y sus ancestros.

ección antcrior dcfiní los propósitos específicos del rito del


n, e hice una cxposición sobre su administración. llevada a ca-
s linajes de anfitriones cada año con la responsabi1id:id d e ce-
suceso que se alterna de una unidad a otra. -d m b r e de familia (linaje
s tres unidades d e anfitriones mantienen un campo sagrado es16 subrayado.
ESTE
nte q u e está situado en tierras comunales. (Los informantes -campo dc nguillalún no es16
a escala.
an q u e el campo siempre está localizado en una pampa pla-
frontera del linaje.
ente a un estero y es un lugar sagrado que no debe ser culti-
tamaño del campo del ng~illclt~in varía d e acuerdo al número
s que comprendcn los tres linajes anfitriones, más cualquie-
unidades vecinales invitadas. Yo he observado al menos se- Esq¿detno5
97
II
;A
w.
TOM D. DILLEHAY
.WUCANIA: PRESENTE Y PASADO
l

1985e n un estudio del motivo felino en los Andes). Otros informantes


que el campo del nawelhual refleja los lados rectangulares ad-
1'
O
-n ze un
O
- aducen
heridos e n la constelación solar de la Cruz del Sur. Aunque nunca se
.rO ; &
- O
- 5 me ha informado que el nawelhual es tanto el jaguar como la Cruz del
.-
I e U& ; a~ I. d Sur, existe una relación en el sentido de que el felino es considerado
3 g
e -
;;: 2- 2 S \ por los mapuches como el carnívoro y animal más dominante e n todo
a w
1
SZYiZ:
I 1 1
5%I el espacio del mapu y del wenu mapu; además, es capaz de volar hacia
el mundo superior escoltando los descensos,y ascensos de ancestros y
- - machis.
Aleantij
Luz del sol
Naqiantu (Informantes mapulches dice.n que el nawelhual es un lugar, una
- -
Sol poniente
cosa, o una persona que a5munica mensajes de los dioses, las figuras
Alquimán Wenchual celestiales y los ancestros. a 1-m --
iub iiiapuches actuales. Desde el momento
Cdndor macho Gallo que existe muy poca información sobre este concept o, no poclemos en-
NGUILLATUFE - tender más d e su significado).
Paninar Marlínez - .-
León-zorro Para explicar la conexión entre el felino y la Cruz del Sur más aca-
- -
Nombre espanol
badamente, es preciso volver a un punto anterior que se presentó e n
Pilkinoo Pilkinao relación con las fuentes de conocimiento de los mapuches. Anterior-
Jaguar - flecha mente he especificado que gran parte del conocimiento básico d e 10s
- -
Jaguar flecha
mapuches acerca del mundo fue aprendido de loiS animal~ es mucho
Chincpekú Natre
+ MACHI tiempo atrás. D e una manera similar, los mapuche is cuenta n que sus
MOSCO
- O REWE -
Planla medicinal
ancestros usaban la configuración espacial, estacioilalmente : fija d e la
Minchcl - en-w Alekayan Cruz del Sur (y otras formas estelares), en el espacio a e a n m wenu por
Bajo el bosque
-
Roble brillante
del sol
encima d e la tierra para modelar la distribución de rnultilinajes e n el
Antüken
campo ceremonial del nguílkltún."La cruz tiene forma rectangular (si
Plcdra. del SOI
Nawcl Kuro los lados están mentalmente dibujados) y tiene posiciones cardinales
- -
Piedra del ¡aguar
que son paralelas a las del campo ceremonial. Además, los mapuches
Wentelai

del agua -
Sobre l a superficie
consideran la Cruz del Sur y el campo ceremonial como un espacio ver-
tical que fluye continuamente desde el mundo superior (anka wenu)
hasta el mundo inferior (mopu). La forma de estos dos espacios físicos
es un trapezoide inverso, ideológicamente concebido, en el que la Cruz
ESTE
del Sur está representada por el lado más amplio y superior de la figu-
ra, siendo el campo del npillotún la base más baja y más pequeña. La
conexión entre estos dos elementos también se puede considerar co-

- Riachuelo
mo un flujo continuo de formas espaciales expandidas (superiores) o
contraídas (inferiores), definidas por similitud en el diseño rectangu-
lar de los dos cuerpos visibles y horizontales.'kor otro lado, esta confi-
guración se puede considerar también como un conjunto d e opuestos
Esquema 6 binarios, en donde la cruz es una versión expandida del campo d e ngui-
llntún e n el espacio de arrka wenu!, siendo el campo una Cruz del Sur
las provincias de Mallec0 J' Cautfn declaran que este disefio es el per- contraícla sobre la superfiicie del e:ipacio mapu, ambos con direcciones
fil cardina:les complementa^.ias. Adernás, este pasaje del espacio vertical-
nawel, ojaguar. con la base de ]a U que es el cuerpo y mente continuo se usa como umbral de entrada y salida para los ances-
los dos lados representando las piernas (cf.
huLICKEtros ymachu cuando ellos se trasladan hacia arriba o hacia abajo e n los
l

98
ARAUCANIA: P R E S E m Y PASAüO

planos vertica1es:'~on el mundo del anka wenu y sus malas influcncias espíritus pasan desde la esquina este hacia la esquina oeste d e cada pla-
os que inicialmente examinan la validez, fuerza e integridad de la re- no, repitiendo este patrón de un nivel a otro.
ación entre los vivos y sus ancestros, aparte d e los ancestros autCnti- Las familias d e linaje individual también están situadas e n el ngui-
cos muertos que pasan hacia el mundo superior. S e dice que cl fclino, llatrín d e acuerdo con el patrón d e la comunidad. Es decir, cada rama-
n la forma d e campo d e nguiIfatLin, acompaña a los ancesiros y a las da familiar, dentro del sector designado para el linaje, es también un
machic durante estos movimientos, porque 61 es el protector y organi- contraído ordenamiento vecinal lado a lado que refleja la ubicación re-
ador supremo d e este pasaje. \ lativa d e los dueños de casa en el campo. Los esquemas 5 y G muestran
estos patrones e n el nivel d e linaje y e n el nivel familiar.
.2.1. Dkeño Interno y Esmctura de In Actividad del Canzpo de Nbpillnnín
9.2.2 El Simbolismo NnnrrmYe1 &den ~colÓ@co
La estructura e n forma de U del campo denyillntiin cstá lormiid~ipor
na alineación d e ramadas construidas d c palos y ramas. Estas rama-
as son hechas por cada familia cxtendida d e los linajes anSitrioncs par-
icipantcsygeneralmentesedesarman al final dcl ngpilkrf~ín,quc dura Además d e la configuración socioespacial pautada d e los linajes y fa-
uatro días. Cada linaje y sus familias ocupan un área d e ubic¿ición de- milias e n el ngrillnt~ín, parece que existe una estructura ecológica
ignada permanentemente a lo largo d e un lado del campo en Sorma simbólica reflejada e n el significado y el orden d e la nomenclatura (o
e U. Son las reglas d e designación del sitio para la familia-linaje las nombrekrrngn) familiar a lo largo d e la forma de U. El esquema 6 mues-
ue requieren d e una mayor considcración para un entendimiento más tra una traducción literal d e los nombres esquematizados e n el esque-
ompleto d e la intersección ceremonial del espacio mnpir y el espacio ma 5. Trasladándose desde el oeste a la base de la forma d e U por los
e wenu mnpu etí el ng~lillnflín. costados hacia el extremo este, la nomenclatura familiar toma nombres
El patrón del sitio específico e s un reflejo contraído del pair6n d e comunes d e elementos naturales específicos (c.g., caracteres celes-
b icación para el multilinaje real d e la comunidad d c anfitriones. Es tiales, carnívoros, herbívoros, plantas, piedras y asísucesivamente) del
eccir, aquellas familias d e linajes situados e n el sector norte d e la co- orden trófico ecológico d e la región. Es decir, las formas ecológicas ma-
idad
i dad s e sientan e n el lado norte de la forma d c U, mientras q u e yores constituidas por los carnívoros ocupan el extremo oeste o el la-
quellas del sector oeste s e sitúan e n el lado oeste, y así succsivarnen- d o superior del campo, e n tanto que en el orden d e rango inferior están
e (esq. 5). El extremo este del campo está siemprc abierto y dirigido los animales herbívoros y luego las plantas y lo inorgánico. El orden de
acia un estero. Ninguna familia puede ocupar los terrenos s;igr;idos la nomenclatura e n el campo nguillntún horizontal parece ser parale-
ntre el extremo este dcl campo y el estero, porque ahíestán la entra- lo al orden ecológico diseñado e n los cuatro planos verticales del espa-
a y la salida d e los espíritus ancestralcs quc vicncn desde arriba. cio d e wenrc mnpu. Así, aquí hay una estructura homóloga en el sentido
Aquíocurre un dualismo inverso en la dirccción cardinal de la cn- d e que las relaciones tróficas pautadas entre los caracteres ecológicos
ada ancestral y la salida hacia y desde los planos etéreos de arriba d e la nomenclatura linaje-familia en el ngiril1att.n reflejan las relacio-
puestos al campo d e ngzlillnf~ín.Al pasar d e un plano vertical a otro nes entre las partes correspondientes en los cuatro planos del espacio
s ancestros entran e n un plano etéreo, a través d e la esquina oeste, y d e wmu mnpu (cf. esq. 1).
len por la esquina este, mientras que la entrada e n el campo ccremo- Dos fuentes d e información proveen evidencia acerca del or-
al 1iorizontal está e n el lado este. La salida est5 e n el extremo oeste. denamiento trófico ecológico en la ubicación espacial de los apellidos
dernás, ocurre un patrón inverso similar en el movimiento de espíri- ancestralesen el mundo wenlr rnnpli. La fuente d e información más im-
.rs.aincestrales hacia el plano del campo. Durante la ceremonia la mo- portante la constituyen los informantes locales especialmente machis,
llama a los antepasados para q u e ingresen en el campo. Los q u e proveen los apellidos de los ancestros o de las figuras celestiales y
píritus entran prime ro por el extremo este, donde están los elemen- espíritus, así también como el sitio de estos seres e n un plano determi-
s ecológicos inferiores, y luei:o suben por la nomenclatura ecológica nado del mundo wenu mnpu. La segunda fuente d e información com-
cia el extremo oeste, " A-I.l,." .
,U:, ~lernentos
d e orden superior. El reverso prende las publicaciones d e mitos, cantos y cuentos que hacen
urre e n el espacio d e wenu mnpu, donde los espíritus entran e n el referencia a los apellidos d e las figuras celestiales y su sitio e n e l mun-
undo del mnpu descendiendo por los cuatro planos verticales. Estos d o celestial. D e todas formas, cualquiera sea la fuente, debo dejar cons-
0
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTEY PASADO

tancia d e que existe poca información sobre esta Faz de la ideología ma- ses d e los mundos espaciosociales de los mapuches. Por último, quisie-
puche. No podemos aseverar la representatividad d e esta tradición ra advertir que no estoy sugiriendo que las estructuras ecológicas loca-
dentro del contexto d e la sociedad mapuche e n general, pues la in- les o regionaleiS determ inen en modo alguno la organización social o
fluencia cristiana e n algunas regiones ha impartido su propia versión
espacial d e la scxiedad rnapuche. Sin embargo, sí creo que la ideología
del mundo celeste, sumado a que las generaciones mapuches más jóve-
nes e n general desconocen su propia historia. y el espacio culltural . maipuches reflejan simbólicamente la manera e n
m..

que los mapuches utliizan, trasmiten, perciben su lugar histórico y su


Se pudo identificar un ordenamiento ecológico de los patrones papel dentro del universo natural en que habitan. Presentaré más in-
d e ubicación d e las familias e n la cancha del nguillatún usando un
mapeo d e las ubicaciones d e cada Familia durante el transcurso d e la formación al respecto e n una futura publicación. El desarrollo a
ceremonia. Debo dejar constancia d e q u e la comunidad d e Cherquen- continuación resume la información acerca de metáforas y patrones
co (ver esquema 5) constituye uno d e los mejores ejemplos d e este ecológicos relacionados con el tema principal d e este trabajo.
patrón. Algunas canchas d e nguillarún son mucho más pequeñas y a Retornando al esquema 5, las familias cuyos nombres siguen los
ellas se acercan menos Familias. Otras canchas pueden presentar mu- elementos inferiores del orden ecológico están siempre situadas hacia
chos apellidos españoles, o quizás n o presenten orden alguno. E n es- un cuerpo de agua a lo largo del extremo este del campo de nnwelhual.
tos casos s e observan pocos o ningún patrón d e espacio ecológico o (Hay excepciones a esta regla, pero sólo cuando el nombre tiene
social e n la organización d e la cancha. A pesar d e que este tema n o un doble significado que incluye un elemento carnívoro superior). En
puede desarrollarse e n detalle aquí, existe suficiente evidencia ar- dirección al oe:ste o ascendiendo por los lados del campo s e encuen-
queológica, etnohistórica y etnográfica sugiriendo que los procesos d e tran los elemenitos ecolcjgicos de rango superior. (Recordemos q u e el
aculturación (fragmentación d e grandes linajes y movimiento forzado agua n o es sólo un- elemcznto inferior en la ecología, sino también el ex-
producto del sistema de reducción) d e los últimos 100 años son respon- tremo más bajo del espacio vertical que hospeda el mundo etéreo).
sables d e la poca constancia d e los patrones observados e n algunas d e Es también importante observar que el intercambio d e comidas y
las canchas más aculturadas. Por ejemplo, existen comunidades e n don- d e cariño, y la orientación del contacto social entre familias individua-
d e el sistema d e reducción, la remoción d e poblaciones y el cambio de les d e diferentes linajes, siguen un patrón direccional en zigzag q u e tie-
títulos d e propiedad d e la tierra han alterado el sistema d e parentesco ne forma d e rombo, desde la punta este hacia el lado sur. luego hacia
tradicional, así también como los patrones d e asentamiento y comuna-
les. Ya n o existen los patrones d e ubicación de las familias y linaje si- el lado norte y finalmente hacia la punta oeste, donde la dirección se
guiendo e l ordenamiento y la jerarquía tradicionales, o quizás invierte de regreso hacia cl este (cf. esq. 6). Este movimiento e n zigzag
solamente aparezcan e n unos pocos sectores d e la cancha de ngti- hecho por los miembros vivos se -a como una versión del ma-
llatún. Después d e rnapear más d e 100 canchas, pude observar que e n p n horizontal d e los diferentes r rticales del espacio d e wenu
solamente 17 d e ellas existía un patrón d e ubicación completo o par- mapu, donde los ancestros resiuen, abcienden o descienden. (Los
cial, y una d e esas canchas fue la d e Cherquenco. Sin duda alguna, a miembros vivos ofrecen alimentos en fe de su obligación con los ances-
medida que este proceso de aculturación continúa, el patrón tradicio- tros).
nal s e verá alterado e n mayor proporción. Para resumir: los informantes mapuches explican que el campo
Es más, debemos dejar constancia d e q u e la mayoría d e los in- denguillatún está estructurado física y metafóricamente para adecuar
formantes reconocen la existencia d e algún tipo d e patrón temporo- la relación entre los miembros vivos del espacio maprc y sus ancestros
social e n e l mundo wenu mapu y e n e l ngtillriain, mas no son que residen e n el espacio d e wenu mapu. Los vivos participan e n la ce-
conscientes d e la existencia d e un patrón ecológico como parte del or- remonia a través d e la creencia y la conducta ritual, e n tanto q u e los
denamiento y ubicación d e los apellidos ancestrales o d e familia. Sola- ancestros son incorporados en la participación ceremonial por los ma-
mente s e pudo reconocer este patrón después d e que s e mapearon los chis, y s e encuentran situados subsecuentemente e n el campo d e acuer-
apellidos d e familia e n sus respectivos planos del mundo wenu mnpu, d o a la estructura socioespacial de la nomenclatura d e liiizrje. Ellos
las ramadas y las canchas d e nguillniún. Sería incluso esperable la exis- también construyen el patrón jerárquico d e la nomenclatura ecológica
tencia d e algún tipo d e ordenamiento social, espacial y ecológico e n el
mundo d e los vivos, así también como e n el etéreo. Incluso, se corres- e n los puestos familiares como una inversión plegada horizontalmen-
pondería bien con el ordenamiento patentizado e n todas las otras fa- t e (similar a la posible relación entre el campo d e nguillflrún y la Cruz
del Sur) del mundo de wenu mapu vertical. Más específicamente: la
TOM D. DlLLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

dimensión horizontal del campo ceremonial representa las relaciones el esquema tradi cional de:la tenencia de la tierra, se eEectúan más ca-
socioecológicas entre los miembros vivos e n el mundo del mapu físi- samientos mixto3 c;ilLlo lnapuches y chilenos, consecuentemente los
n --*..a r

co, mientras que el diseño jerárquico y la estructura metafórica del or- apellidos familiares y d e los linajes cambian drásticamente y el estudio
den ecológico en la nomenclatura familiar, aunque horizontalmente correspondiente presentará más dificultades e n el futuro para detec-
arregladas e n la conducta ceremonial y el espacio, demuestran la di- tar este rasgo organizatorio.
mensión vertical del mundo d e wenu mapu etéreo.
Sin embargo, e n esencia, el espacio ceremonial carece d e dimen-
sión horizontal real, aparte del disefio "plano" del campo nguillatún e n 9.2.3 Intercesores Rituales: Nguillamfe y Mnchi
la superficie d e la tierra, y tampoco tiene dimensión vertical real apar-
t e d e la imagen ideológicamente concebida del mundo d e wenu mnpu El nguillatufe, o sacerdote ritual cuyo principal papel e s la administra-
ancestral. Además, son el orden jerárquico o los caracteres ecológicos ción secular del nguillanln (si un machi está dirigiendo el servicio),
e n la nomenclatura familiar los que metafóricamente representan las opera desde el centro superior del campo ceremonial cerca del extre-
fuentes primarias y secundarias dcl conocimiento mapuche. Esto cs, mo oeste (esq. 6). Como se discutió antes, él usa un mnkun con el ico-
los animales y los ancestros, respectivamente. Este orden, junto con el n o d e u n rombo escalonado q u e simbólicamente representa la
espacio designado para las familias e n el nguillatún, es el que realmen- ubicación total y el modelo de comunidad de los linajes y familias
te trae consigo una "sucesión d e acontecimientos" (o historia tempo- participantes. Cada lado de cuatro escalones del rombo también co-
ral) ritualmente interpretados, o relaciones entrc los animales, los rresponde a un ciclo ritual de cuatro años de intervalo del nguillatún
antepasados y los vivos'la ceremonia d e nguillatlín es, d e este modo, para cada linaje anfitrión que reside en una dirección cardinal diferen-
sólo un momento espacial sincrónico d e la historia diacrónica y la for- te e n la comunidad. El área central abierta del icono, que es general-
mación del espacio del mapu y wenu mapu. La narración mítica, las mente un modelo más pequeño de rombo insertado, pero que también -
puede ser un círculo, simboliza la plaza central del campo de nguillatrln
oraciones rituales y las relaciones espaciales entre los vivos y los ances- y el mundo inferior del espacio etéreo. D e esto se puede determinar
tros -en cuanto están representados e n el diseño metafórico total del que el icono del rombo escalonado tiene significado secular.
evento- obligan a todos los participantes a cumplir con sus responsa- El otro personaje digno de destacar aquí es el rnachi que dirige
bilidades unos con otros como anticipación d e eventos futuros. los servicios alrededor del rewe o palo central e n donde los animales
Haré ahora una breve descripción sobre la elevación del espacio para el sacrificio, los alimentos y el mudai (brebaje preparado d e maíz
interno del campo denpillntún por parte d e los administradores ritua- o trigo) son ofrecidos a los ancestros (esq. 6).Este palo central está ro-
les. deado por varias plantas sagradas -la mayoría d e las cuales son yerbas
El esquema espacial y el ordenamiento e n el mundo del wmrr mn- medicinales -. El palo recto es el altar d e la mnchi usado para escalar
prc, como también e n la cancha del nguillatlín, d e acuerdo con el ran- y establecer la comunicación con los ancestros d e arriba. La localiza-
go d e los apellidos, corresponden a un esquema tradicional, q u e ción central d e estc palo vertical e n la estructura socioespacial hori-
sobrevive solamente e n unas pocas reducciones. E n los lugares donde zontal del nguillatlln tiene el significado d e la complcta intersección
debido a las guerras d e los siglos XVI y XVlI el sistema reduccional y del mundo wenu mapu ancestral y el mundo mapu d e los vivos.
el desplazamiento d e poblaciones cambió el régimen d e la tenencia d e E s importante que el poste central, Ilani-llani, puede tomar va-
la tierra y d e los apellidos, impactaron sustancialmente tanto la estruc- rias formas. Este tipo de palo puede tener entre cuatro y siete peldaños
tura d e las relaciones familiares como el esquema habitacional d e los que corresponden a los cuatro planos verticales inferiores (minche ma-
linajes y d e las familias mapuches, así que solamente unas pocas o nin- pu, mnpu, anka wenu, kvie ñon) del mundo etéreo, o a cualquiera de
guna familia reflejará mediante su sitio d e ubicación, dentro d e la can- los planos superiores quinto, sexto o séptimo. El número de peldaños
cha del ngzrillntún, su rango trófico: D e los más de cien sitios d e e n el palo depende del conocimiento ritual y el poder del mnchi que
nguillatiín que registré solamente diecisiete reflejan completa o par- está dirigiendo la ceremonia. Como mínimo, se espera que los machis
cialmente el esquema d e estos sitios; el más representativo es el d e con menor poder alcancen y se comuniquen con los antepasados que
Cherquenco, que es la base del presente trabajo preliminar. Sin duda s e encuentran e n el cuarto plano etéreo o los peldaños más elevados,
alguna, tal como progresa el proceso d e aculturación, cambia también q u e corresponden al mundo wenu mapu (véase esq. 7 e n página si-
OM D.DlLLEWAY ARAUCANIA: P R E S E m Y P m

uiente). Los machir más poderosos, es decir, los que tienen más in- 9.3 AWN
ormación acerca d e los ancestros y dioses del espacio de wenu mapu,
on capaces d e lograr el contacto con los planos superi El rito del funeral es la relación más directa y dramática entre los vivos
y los fallecidos recientes. Como se describió antes, un weupufe entre-

1
ga un discurso (weupin) durante el velatorio (awn): establece asi la na-
TIEMPO
ESPACIO turaleza d e la residencia que el m.uerto em.prenderá a medida que 61 o
ella se transforma en un ancestro auténticc1y al mismo tiempo alaba al
OlACRONlCA
t Wcnu mapu
ANTEPASADOS
muerto. Durante este discurso se mencionian los antepasados auténti-
---.
1 cos anteriores del linaje de la persona r~iuerta,con referencia a sus lo-
gros pasados y sus obligaciones en el cuidado de lo:S vivos, a,sí como el
espíritu (lnyen) del cuerpo. También se hace refereincia a los dioses re-
gionales y antepasados místicos.
El cementerio donde se encuentran los muertos está siempre si-
tuado e n un terreno elevado fácilmente accesible dentro d e los límites
d e la comunidad. Se cree que la elevación del lugar d e entierro pone
el espíritu del muerto espacialmente más próximo a los ancestros del
- SINCRONICA - .m[= - 9
nguillalún
mapu
MAPUCHE ACTUAL
mundo de wenu mnpu, y es menos susceptible a las influencias de las
fuerzas malévolas dcl mundo de minche mapu inferior.
H e podido conocer a dos personas de edad en la provincia d e Ma-
lleco. Cuentan que, según sus abuelos, cada año los miembros del lina-
LINAJES je vuelven al lugar de la sepultura y colocan otra capa d e tierra sobre
la tumba (eventualmente formando un alto). Estos ancianos no recuer-
qtrema 7
dan los detalles y el significado precisos de la capas colocadas anual-
mente sobre la tumba, aunque afirman que cada capa anual
Debo manifestar que aún no he podido examinar esta materia e n corresponde a elevar el espíritu del cuerpo a un plano etéreo más supe-
alle, y no tengo datos completos sobre los tipos de conocimiento ri-
l y las maniobras requeridas por un mnchi para lograr los niveles rior. El número de capas de tierra no sólo eleva físicamente la tumba
s altos de movilidad en el mundo d e wenu mnpu. Sin embargo, de- (del cuerpo) y lo coloca más próximo al espacio de wenu mapu, sino
agregar que he conocido sólo dos mnchir que poseen un poste d e que también corresponde simbólicamente al número de planos verti-
e con siete peldaños. cales del mundo "bueno". Así, en esencia, cada capa de tierra (mapu)
Es interesante obseivar que estos dos mnchir, que trabajan e n el e n la tumba le da a ésta peldaños verticales como aquéllos del rewe d e
a oeste de la provincia de Malleco, también usan la droga alucinóge- la machi Esta construcción vertical sucesiva d e la tumba -a través d e
miyoyo (Srrrirnonium Dntilru) para alcanzar los niveles ancestrales la continua relación entre los muertos y los miembros vivos de los lina-
s altos. En áreas del Valle Central, donde la influencia cristiana es jes interrelacionados en el suelo del sepulcro - asegura al espíritu del
s pronunciada, se ha advertido contra el uso de esta droga, por lo cuerpo una entrada en el mundo ancestral superior. (La práctica des-
nos en los 80 o 100 años pasados. (Un estudio futuro puede revelar crita anteriormente no es la única forma de entierro del cuerpo, pues
fuerte relación entre las experiencias mentales logradas a través en los tiempos prehispánicos e hispánicos el cuerpo era a menudo en-
uso de mbnyn y la ideología ritual más esotérica que podría estar terrado en una vasija o una canoa hueca para colocar el cuerpo y sus
ciada con los dioses y ancestros del mundo superior de wenu mopu. acompañamientos (e.g., alimentos y pertenencias personales), con el
viamente. el uso d e drogas. como por ejemplo. la /nii/f o palo d e fin de proveerle de alimentos y mayor protección contra las fuerzas ma-
brujas (Lnfuepublifor~i)y el canelo (Drimys winien), por parte d e las. Alguna vez, e n la última parte del siglo pasado, los mapuches solian
chamanes mnchir, requiere estudios más profundos desde la pen- revestir el cuerpo con ramas o leños, y en tiempos más recientes con
iva de la cognición ritual).
urnas d e madera).
TOM D.DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

Aunque nuestro conocimiento y comprensión d e la construcción 10. LA DIMENSION TEMPORAL DE LA CEREMONIA


d e túmulos funerariosson escasos y la muestra d e nuestros informantes
es muy reducida, el estudio d e Ester Grebe, Pacheco y Segura (1972) Tanto la ceremonia de nguilfatlln como los ritos (del awn contienen
esti¡ relacionado con la elevación espacial (vertical) de una sepultura, tiempo (kuifi rapan dungu) en la forma de una suc:esión. ,de aconteci-
d e un túmulo y el paso d e un antepasado al wenu mnpu. Los investiga- -A,.-.-" 1

mientos vivos y ancestrales especializados. La c o n t i a - ~ ~ d~ el los pla-


dores referidos explicaron la estratificación social d e !os dioses, espíri- nos del wenu mapu etéreo e n una configuración física y metafórica
tus y antepasados e n el wenu mnpu, que s e refleja e n su ubicación e n del nguillafún simboliza un marco de tiempo diacrónico contraído, e n
ese mundo; mientras más elevada la ubicación d e una familia d e dioses el cual la historia integral y total del mapuche está espaciada e n u n epi-
o d e espíritus más elevada es su posición social y su poder (ESTERGRE- sodio ritual d e obligaciones mutuas entre los vivos y los muertos. Du-
BE, PACHBCOy SEGURA, 1972: 64-65). Estos autores obsenran que: rante la ceremonia el espacio campo de nguillaizín y el tiempo (los
cuatro días de duración del rito) solamente proveen un conjunto d e
"Todoslos dioses mayores se ubican en las plataformas superiores del cosnlos.. . umbrales ligados a través d e los cuales se une la intersección del mun-
a su vez, todos los dioses menores y espfritus benéficos son ernpleridos de Feto d o etéreo y el mundo del mapu vivo(véase el esquema 7 para u n esque-
cl~nclmiñidol (el esposo-padre dios de los cuatro dioses jefes) colocándose en ma representativo de estas rclaciones). Sin embargo, el aspecto más
plalaformas inferiores deltncliñon y llegando algunos de ellos hasta la ticrra (,no-
pu). Los antiguos caciques, n~achisy personas conlunes fallecidos (kiiifi ke che) importante d e esta intersección de los dos mundos es, como s e discu-
son los antepasados del n~apucheque vivieron en tierra y subieron arriba..." ti6 antes, el orden socioespacial, o sucesión d e eventos rituales y la pro-
piciación de los antepasados y dioses ordenados tróficarnente. .
Aunque estos investigadores no concentraron sus estudios e n E n cuanto al rito d e nwn, la relación directa entre el espíritu del
prácticas mortuorias, ni e n los medios mediante los cuales los espíritus muerto y su linaje afiliado no se relaciona con la historia mapuche a
d e los antepasados pasan o suben del mundo del rnnpu al del wenu mn- través del tiempo y el espacio. La intención del rito es más bien una ex-
pu, documcntan extcnsamente la jerarquía vertical espacial y a su pa- pansión dirigida del linaje e n el contexto temporal-espacial del cuerpo,
s o a una residencia e n el mundo superior. como para escoltar cuidadosamente al espíritu hacia los planos etéreos
E n mi opini~jn,el esquema social, espacial y procesual mediante y dentro del mundo ancestral d e wenu mapu. Esta expansión s e puede
el cual este pasaje del antepasado importante ocurre, es el awn, a través lograr, por ejemplo, con ayuda del linaje a través d e la adición anual
d e la construcción d e túmulos funerarios. sucesiva d e espacio vertical o capas d e tierra a la t u m b a l ~ s íel
, awn ex-
Por ahora, no estoy e n condiciones de explicar aquellos factores pande el tiempo y el espacio para renovar la información e n el mundo
que determinan si el espíritu del cuerpo ideológicamente se transfor- ancestral mediante el envío de experiencias renovadas (las de los muer-
ma e n un nnt~rpniñamko(un término genérico que significa halcón del tos) hacia el mundo etéreo. Por otro lado, es el ngz~ill~tiin que contrae
sol o cualquier ancestro, según Faron 1964) y el número d e años q u e el marco tiempo-espacio total de la historia mapuche con el objeto d e
esto demora. M e han informado q u e algunos espíritus antepasados n o utilizar el conocimiento pasado ancestral.
llegan al mundo "bueno" superior, porque s e vuelven discípulos d e las Con el fin d e demostrar más específicamente la profundidad del
fuerzas malignas. Lo más probable es q u e el contacto continuado d e la tiempo potencial y el significado histórico de la ceremonia d e ngui-
relación entre el espíritu del cuerpo y los vivos sea lo que influye e n el Ilatún, desearía comparar la ceremonia mapuche con las ceremonias
resultado del último destino del muerto. Por otro lado, se me ha dicho más antiguas de los Andes centrales.
que una vez que el espíritu logra una posición ancestral auténtica, pri-
mero residirá e n los planos inferiores del espacio d e wenu mnpu, y q u e
luego eventualmente pasará a los planos del tercer o cuarto nivel a me-
I 11. LA CONTINUlDAD DE RITOS CEREMONIALES ANDlNOS Y
dida que transcurre el tiempo y así se transformará e n un antepasado AMAZONICOS EN LA CULTURA MAPUCHE
mítico.
Para entender la relación temporal entre los antepasados, los pla- Hasta aquí revisé los aspectos internos de la región y d e la historia ma-
nos etkreos y los vivos. tenemos que examinar la historia mapuche re- puches más bien desde la perspectiva sincrónica y regional. A conti-
flejada a través de la ceremonia. nuación examinaré ciertas similitudes exteriores e históricas del
TOM D. DlLLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

simbolismo religioso como también artísticas y la organización espacial r a l a son similares a la arquitectura espacial y al arte asociado éi los cen-
del rito comunal. tros ceremoniales del período Formativo (p. ej., comienzo d e la vida
La sociedad mapuche, como cualquiera otra, incorporó a lo lar- sedentaria e n aldeas y d e la agricultura), culturas peruanas, específi-
go d e su desarrollo histórico ciertos rasgos culturales e institucionales camente d e la cultura d e Chavín, fechado alrededor d e 1500a 200 a.c.
externos, los que influyeron e n grados diferentes tanto e n la organiza- Tal similitud, aparentemente, refleja diferentes interpretaciones d e si-
ción comunal como cn el contenido d e su cultura. Por ejemplo, algu- milares conceptos sociales y espaciales andinos y probablemente
nos conceptos básicos d e la organización del espacio ceremonial y amazónicos de la organización espacial de ceremonias y de principios
varias figuras mitológicas llaves, como también símbolos iconográficos del empleo d e la iconografía animal y del mito en las ceremonias.
e n la religión mapuche, derivaron, aparentemente, d e pretéritas cultu- Aunque algunas relaciones culturales prehispánicas entre la re-
ras andinas y amazónicas (ver: STEWARD y FARON, 1959: 262-263; gión araucana con las culturas andinas y amakónicas en el norte pue-
GUEVARA 1908: 270-292; O Y A R Z ~1912;
N KLEIN 1961: 2-26; JOSEPH den ser detectadas no deseo postular una continua relación genética
1929; ROSALES1887). cultural entre estas áreas. Solamente futuras investigaciones ar-
Las raíces prehispánicas d e la temprana tradición alfarera pueden queológicas y lingüísticas podrían aclarar este problema. Por el mo-
rastrearse, arqueológicamente, a culturas d e Chile central y posible- mento solamente estoy refiriéndome a la existencia d e un patrón
mente a más lejanas andinas e n el norte (LATCHAM1928 a y b), como religio~oandino-amazónico que se extendió y que ciertos aspectos es:
también a la cuenca amazónica (MENGHIN,1956). Además, estudios paciales y artísticos d e la religión y del rito mapuches representan una
lingüísticos sugieren una fuerte similitud entre el idioma mapuche y los variación prehispánica tardía, local de ellos. Mi intención no era pre-
idiomas tupi-panoan d e la selva tropical (KEY 1981). Los elementos tender identificar este aspecto ni sugerir la existencia d e contactos cul-
específicos que enlazan con culturas d e la selva tropical están dados turales entre la cultura mapuche y la de Chavín. La siguiente es una
mediante la inclusión del jaguar,nawel, y probablemente d e la serpien- breve comparación y análisis del arte del " Obelisco d e Tello" (esq. 8)
te,filu. chavinoide e n el lugar de Chavín d e Huantar e n Perú (LUMBRERAS
Aunque carecemos d e datos para fechar el comienzo histórico del
esquema religioso y espacial manifestado e n la ceremonia religiosa ma- 1974: 80; ROWE 1967: 99) y del patrón espacial y simbólico d e la no-
puche, existen varias evidencias que sugieren una época tardía pre- menclatura familiar d e la cancha de nguillatún descrita anteriormen-
hispánica d e aceptación. Así, d e acuerdo con la tradición oral, la te.
ceremonia del ngrillatún s e originó mucho antes de la llegada d e los E n los trabajos anteriores (DILLEHAY1987, 1980, 1981) h e dis-
conquistadores hispanos al país. Investigaciones arqueológicas locali- cutido los tipos d e patrones similares vistos e n el campo ceremonial d e
zaron posibles sitios ceremoniales prehispánicos tardíos. Mediante ex- forma d e U, el significado metafórico y el esquema d e la iconografía
cavaciones tentativas realizadas e n estos lugares s e encontraron asociada para las culturas del período Formativo situadas e n los Andes
vestigios d e forma aproximada e n "U" o d e semicírculo d e ntkns y ra- centrales y también para la cultura mapuche contemporánea y pre-
madas evidenciadas mediante hoyos d e postes d e construcciones y fo- hispánica (véase el tercer capítulo de este libro). La idea fundamental
gones. La ceremonia asociada a estos sitios data, estimativamente, d e es que aunque la cultura mapuche y las culturas formativas están ale-
los siglos XII al XIV (DILLEHAY1985). Debido a que la ubicación d e jadas unas de otras en tiempo y espacio, ambas reflejan patrones socio-
las ramadas y de los fogones es el reflejo de sitios ceremoniales moder- culturales similares e n el diseño y uso del espacio ceremonial y la
nos, podemos inferir q u e similares actividades, ceremonias comunales, iconografía. Se considera que ambas culturas son parcialmente desa-
se ejecutaron e n ellos hace varios siglos. Además disponemos d e datos rrollos d e nivel Formativo d e un tema continuo que se repitió e n e l
históricos (VALDIVIA 1861; PINEDAy BASCUNÁN1865; GUEVARA tiempo y espacio andinos.
1913) desde el siglo XVI al XX, los que s e refieren a grandes ceremo- Comenzaré con una breve descripción del rito del nguillafún.
nias comunales -probablemente nguillatún -. Estas referencias co- Existe un tema dual e n el orden trófico simétrico d e la no-
nectan la época arqueológica con la histórico-etnográfica. menclatura familiar a lo largo de los lados del campo de nguillatún.
Llama la atención la ubicación espacial d e la cancha del nguillatrín Además, los participantes, colocados en la base central de la forma d e
como también la incorporación d e animales, habitantes d e la selva tro- U, s e pliegan al área abierta central de la plaza o campo durante el bai-
pical e n los mitos y su presencia e n la iconografía. Estos rasgos cultu- le y la ceremonia. Las familias del linaje, situadas alrededor d e las alas
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

central inferior. El nguillatzrfe y el machi están rodea 1 lado iz-


quierdo y derecho por dos aprendices, el dunguguillrc~u~e y e1 d i r n p -
mnchife, respectivamente. '/
El obelisco, levantado en la plaza central de forma de U, e n el si-
tio d e Chavín d e Huantar, también se caracteriza por un ordenamien-
t o simétrico e n el orden trófico de la fauna y la flora de sus hileras
iconográficas binarias (esq. 8). (Es interesante observar aqu í que los
caracteres herbívoros d e la parte inferior no están representa1--dos e n.- la
configuración del icono total, aunque las plantas sí curren). El águila
01

predadora, el jaguar, la serpiente y el caimán formar1 parte dt:los ani-


males carnívoros. También hay iconoscon una repres entación carnívo-
ra dual, tal como la serpiente con los colmillos d e i111J , p a , . Tal vez
.m. ."m...,..

más interesante sea una Iínea vertical d e motivos no carnívoros indivi-


duales e n el centro del obelisco. En la parte superior d e éste se encuen-
tra un icono de rombo escalonado, bordeado en el lado izquierdo y
derecho por réplicas más pequeñas. Una planta que emerge d e una ca-
beza humana con colmillos domina el área inferior. Unidas a la parte
izquierda y derecha d e esta figura hay dos cabezas humanas más pe-
queñas. Esta Iínea central d e personajes es un tanto evocadora d e la
posición lineal del nguillatufe y sus dos dungugu.illat~lfes,la machi y sus
dos dungurntlchifes, y el altar d e llani-llani e n el campo del nguillntrín.
El diseño general del campo ceremonial en forma d e U, la com-
posición y el orden de la iconografía chavinoide para el obelisco y la
nomenclatura metafórica del campo reflejan un tema trófico paralelo
y posiblemente una similitud en el significado sociocultural. (Aunque
hay discrepancias e n los detalles entre estas dos configuraciones, ellas
están equiparadas por la congruencia e n la forma espacial).
Aquí resulta de particular interés el dominio d e los elementos
carnívoros tanto e n la iconografía como en la nomenclatura, la posi-
ción casi exacta y la expresión estilística del motivo de rombo escalo-
nado, y la simetría binaria de la metáfora en ambas formas de U. Otro
1 I paralelo especialmente intrigante es el uso de los iconos con u n
carnívoro dual y la nomenclatura: por ejemplo, la serpiente-jaguar; el
águila predadora-jaguar; los motivos del caimán-jaguar e n el obelisco;
Obelisco ficado de Ffowc 1967
'
la flecha-jaguar y el pedernal del jaguar e n el campo denguillnrdn Tan-
to el obelisco como la nomenclatura de campo exhiben pocos elemen-
tos naturales, que están singularmente completos e n su forma corporal.
Cuando tales elementos hállanse presentes, generalmente están
caracterizados e n términos de acción contextual. Por ejemplo, el obe-
laterales, también mantienen un baile formal y una posición congrega- lisco contiene un pájaro volador situado independientemente (tal vez
cional e n esta área central. Otra característica distintiva es la forma- un águila predadora) en la esquina del lado superior derecho. E n el
ción lineal del nguillatufe (representado por el motivo d e rombo nglillatún hay nombres tales como el cóndor macho (nlqrrirnan), el ja-
onado e n el centro superior del campo), el machi (representado guar e n posición d e descanso @ilkinao), etc., que no tienen a sus igua-
por e1 icono d e la cruz) y el altar Ilani-llani o el palo del r-ewe en el área les a lo largo de las alas laterales.
,' -y

113
TDM D.DILLEHAY
ARAUCANIA: PRBENTE Y PASADO

Otro uso paralelo d e un elemento natural particular aquíes el fe-


lino o metáfora del jaguar. E n artículos anteriores (DILLEHAY y KAU- rnológica diacrónica entre los animales, los ancestros y los vivos y la in-
L I C m 1985) he demostrado la presencia diacrónica y el desarrollo d e tegridad persistente de esta relación manifestada e n la organización es-
expresiones iconográficas específicas d e los movimientos faciales y cor- pacial binaria del mundo ancestral etéreo y la instalación y el patrón d e
porales del jaguar e n los diseños del motivo del nivel Formativo. Se en- comunidad d e los vivos. /",
tiende q u e estas expresiones son indicadoras del conocimiento Pienso que las futuras investigaciones comparadas sobre estos . .te-

profundo d e la sociedad sobre 421 compa~rtamientoterritorial del jaguar mas revelarán que e l modelo y morfogénesis del campo ceremonial dle
e n el establecimiento d e las re1laciones ;sociales y e n el mantenimiento nguillatún y esta iconografía del Obelisco d e Chavín llevan uin registrO
d e la estabilidad socioecológica d e las especies dentro d e su hábitat. d e cómo, e n su propio pasado, estas culturas evolucionaroni sucesiv¿1-
H e sugerido, además, q u e la representación d e este diseño expresivo mente e n 1~-formaciónsocioespacial pautaA- ua.
por sociedades del pasado s e ve como un ejercicio d e reconocimiento
I
l del patrón d e "pensamiento reflexivo": el motivo del jaguar q u e simbo-
liza un reconocimiento consciente d e cómo las sociedades desde el ni- 12. CONCLUSIONES
vel Formativo temprano al nivel d e estado s e organizaban social y
espacialmenic. E n otras palabras, las sociedades sedentarias tempra- La referencia mapuche a las divinidades, ancestros y espíritus e n el mi-
nas usaban su conocimiento sobre el comportamiento socioespacial del to, la narración y la creencia ritual significan mucho más que una reve-
jaguar como una "guía" o "mapa" para organizar su propio comporta- rencia religiosa para un ambiente "sobrenatural" antropológicamente
miento socio-espacial durante la transformación d e un modo d e vida concebido d e personajes que controlan las fuerzas externas, tal como
móvil, basado e n la caza y la recolección, a un modo d e vida instalado, las inundaciones, terremotos, clima y la productividad d e los cultivos,
#-
y posteriormente a una sociedad d e estado expansionista. Finalmente, y que obliean
" a la población viviente a cumplir normas tradicionales d e
el tema del jaguar es visto como algo q u e simboliza el espacio poblado compor tamientcj. Estos personajes son también representaciones me-
y el propio esfuerzo del hombre para lograr un modo d e vida d e comu- tafórica S del con ocimiento correcto y falso d e la conducta tradicional,
-1 --
nidad instalada y ordenada. Como lo he observado antes, el jaguar es el h o m b--~ ~ci; ambiente
, y la historia mapuches. La indagación e n e l con-
un personaje dominante e n la nomenclatura familiar y e n el diseño del texto temporal-espacial y estructural-funciona1 d e las fuentes d e
campo d e npillnt~2n.También es el jaguar el q u e escolta a los ances- conocimiento ancestral y d e la fluidez cultural de su uso e n el mundo
tros y m n d k a través d e los confines espaciales ordenados y los pla- vivo son consideraciones importantes para entender la integridad y la
nos d e umbrales del mundo etéreo, mostrando aún más la relación continuidad de la sociedad y cultura mapuches.
entre este felino y el uso y significado del espacio ordenado. Para el mapuche, el espacio es una topografía culturalmente de-
El motivo felino, particularmente el jaguar, n o es uno d e los ele- rivada d e imágenes etéreas que enlazan la extensión d e los proveedo-
mentos animales dominantes e n la cultura chavinoide solamente, sino res d e conocimiento y los usuarios. Lo que ve en el mundo d e un mdpu
también e n la mayoría d e las culturas andinas centrales. Es un clemen- vivo no e s el espacio real, sino s610 ideas d e espacio que son versiones
to dcl icono que trascendió el tiempo y el espacio de los Andes, sugi- codificadas simbólicamente a partir de acontecimientos ancestrales
riendo que los aspectos simbólicos de este animal siempre tuvieron un que los precedieron. Como se discutió antes, el orden sucesivo d e es-
papel comunicativo importante e n la síntesis ideológica. tos sucesos es importante, pues refleja patrones d e pensamiento públi-
Para concluir e n este punto, n o estoy dando a entender que hay . co y proceso d e toma de decisiones. Es decir, estos eventos ordenados
una conexi6n evolutiva directa entre las culturas formativas tempranas son vehículos a través d e los cuales los vivos están informados acerca
d e los Andes (l~articulai rmente la cultura chavinoide) y la cultura ma- d e cómo se hicieron las cosas en el pasado. Ellos también ven la estruc-
puche relativan?ente rec:¡ente. Sin embargo, estoy convencido de que tura socioespacial d e linajes y familias que dictan las líneas direcciona-
ambas evolucioilniu~iue 2.
un patrón ideológico andino que s e repetía. . les d e orden en el nguillatún, pero es la estructura social la q u e
I ~ o m o ' bngz,illnt,ín
~ mapuche. el Obelisco d e Chavin involucra una ex- realmente sigue las líneas ecológico-ancestrales anteriormente orde-
1
i presión metafórica del tipo d e pensamientos socioculturales envasados nadas.
y experiencias que comprenden la ceremonia del nguillntún: es decir, La ceremonia del nguillatún es una intersección diagramática d e
( la cosmología contraída socioespacialmente d e la relación episte- introspección e n extractos metafóricos de experiencias d e aprendizaje
-7 ancestral del pasado. Los mapuches sólo llegan a tomar conciencia d e
I/
115
l D.DILLEH NIA:PRESENTEY PASADO

estas experiencias y las usan e n su completa extensión, espaciando el ancestros del wenu mnpy y finaliza con una intersiección.a.;pacial-tem-
iennpo públicamenti v e n la ceremoni a ritual. Así la ceremonia es un poral d e las dc1s poblaciones en el ngudlfltún.'Por otro lado, el awn, o
moimento del mapu (rspacial cen que eI mundo ancestral diacrónico s e rito dc:funeral,, funciona e n una dirección opuesta, expandiendo lagar-
onvierte e n uno sin crónico. Además,, los eventos temporalmente su-
~ ~ ticipacción social y espacial d e los vivos, los muertos y los ancestros d e
esivos son extractadlos y visuializados e n una nomenclatura metafóri- planos etéreos diferentes e n un número sucesivo d e años.
a espacial contraída lado-a-];ado de linajes y familias e n el nguillatiin. Una estrategia jerárquica de contracción-expansión debe ne-
La nomenclatuira metafcjrica y la iconografía también juegan un cesariamente mejorar alguna función conjunta entre los dos grupos y
papel importante, s i,-.l.n1:---
t l l V ~ ~ ~aún ~ ~más l ~ la d ointersección diagramática su fusión y fisión e n la ceremonia. Como resultado, las comunidades
e acontecimientos Sucesivos pasados e n el mundo etéreo ancestral y vivas a través d e las cuales s e inicia el proceso d e contracción o expan-
n el mundo vivo e n desarrolIlo. Los efcctos visuales que resultan d e sión n o son en sí mismas necesariamente óptimas: el mejor itinerario
er esta intersección -I-"-A,.
p l
. ~ la ccremonia
~ en ~ ~ d son análogos al compor- se obtiene a expensas de la homogeneidad de creencias y pensamien-
am iento rca11.Sin enibargo, e n cualqu icr momento los mapuches pue-
en estar CJonscientes sólo d e una parte d e los acontecimientos tos rituales regionales y locales. Creo que es la fluidez socioespacial y
ucc:sivos. Sii seleccic la continuidad de la estrategia contracción-expansión del mnpu etéreo
. .in entre la colección d e posibles atenciones para la que ha hecho accesible el conocimiento ancestral (y su actualización)
n suceso ancestral depende cd e su COIiocimien t o d e ello. D e este mo-
o, su conocimiento, e n cualcquier mc)mento F~úblicodeterminado (o a través de la ceremonia ritual. Ese es el elemento d e enlace que pri-
ongregación ritual e n el esp,acio), es una funcción del tipo y nivel d e mariamente ha mantenido la persistencia y la integridad del modo d e
Contacto que los intercesores I L U Q I L ~- in 1, r r r d ~ h iel n@¿ihfz¿fey el
Y" vida mapuche en los 400 años pasados, Faron también reconoció esta
weirpufe - tienen cori los anct uniór i hace miás d e veii ti cinco :iños-
1 \Todo el compo rtamient onial de los mapuches está ca- H a habiclo una cainsistencia de proc:esos con respecto a las creen-
acterizado uor una ~ ( i i i ~ i u i i r a ~ ~i uuiii"a--*-
i a r d i l~ --~ ~v .los
n umbrales espacia- cias t radicionides y la ¿icción. ESta conti nuidad..tt.zmporal d e la estruc-
le1 muncjo etérec1. Los planos verticales individuales del mundo
-.
.
tura ~ a pul--- ,
.-
, cierto, la que ha servido para distinguir a la sociedad
e o y e l esquema horizontal d e la ceremonia d e nguillrrtlln son d e mapiiche d e la sociedad chilena. Por ser más dramática, e s más aparen-
ecl10 perfilc:S sincrói~ i c o ds e toda la conducta ancestral. El comporta- t e e n el área del ritual, pero se ramifica a través de la estructura social
G IUGI lógica total. A menos que la orientación ideológica d e los mapu-
a :A-,
mielnto social e n el mundo d e1 mapu ae usa analógicamente par a des-
ribiir la conducta ancestral ei1 el espacio etéreo!&mc 3 s e esta'bleció ches sufra un cambio radical, podríamos esperar que la sociedad ma-
nte:S, el espacio es una form a tempoiral d e introspecclión e n u n mo- puch~ e permanecerá relativamente estable (FARON1964: 206).
icrito sincrónico vivo. Así. hay una conciliación espacial. e n la
-- . ceremo- A pesar de que 30 años separan los estudios sobre los mapuches
ia ritual al realizar e n el espacio ceremonial lo q u e la riarraciórI hace realizados por Faron d e los míos, y d e que amboa hemos usado di:los
n la mente-espacio o tiempo espaciado. El espacio une las fuen tes d e conceptos y la terminología correspondiente a nuestro:; respect:ivos
onocimiento, así como el mito y la narración reúnen U i i a au~caiónd e m.. períodos an tropológicos, considero que ambos hc:mos intt:rpretadc 3 los
ventos en los cucntos y las historias. princ:ipios básicos de la religión mapuche d e manera muy similar. La
E n estas líneas hay un ordenamie:nto jerá rquico qiue sigue el or- coherencia procesual de la participación religiosa y la continuidad tem-
en trófico-ecológico del mundo d e W é.-. r ~ .r r--
r r"-.
u p u. y ia iiornenciatura fa-
..le
- - - - l - r - ~ pora I descritas por Faron son, a mi parecer, su propia conceptualiza-
mili¿ir. Esto es muy interesante porque la sociedad mapuche ha sido ción del importante rol que juegan la historia y el modo d e vida
em pre igualitaria, excepto e n tiempos d e conflicto externo, e n q u e un tradicional a d f n n p ~en~ la pervivencia de los mapuches. Su captación d e
nk,o supremo ocasional (jefe) surgía para proveer jefatura militar. la historia como un fenómeno contemporáneo tiene consecuencias irn-
Podría parecer que una estrategia jerárquica optimiza las rutas portantes en la delineación del rol mapuche dentro d e la sociedad chi-
el umbral etéreo entre los planos ancestrales del mundo d e wenu mn- lena y d e la ideología e implementación políticas. La participación
r y los conjuntos individuales de las comunidades de multilinajes q u e ceremonial es el vehículo por el cual el testimonio histórico informa las
onstituyen la población viviente.! La ruta del umbral hacia las expe- actividades, referenciando e n forma simbólica el bagaje de conocimien-
encias ancestrales está definida por una contracción ritual d e aglome- to experimental, y no por medio del uso de reglas d e acción precisas.
ción progresiva: empieza con los vivos del mnpil y luego con los Mi desacuerdo fundamental con los estudios d e Faron (1962 y 1964)
LEHAY ARAUCANIA: Pmm Y PASAD0

a q u e 61 n o comprendió cabalmente los parámetros espacio- estudio antropológico que intente entender el desarrollo d e la socie-
es d e la sociedad mapuche. Es decir, Faron (al igual que otros dad mapuche debe aplicar un estudio arqueológico y etnohistónco ex-
s d e los últimos tiempos, incluyendo a STUCHLIK 1976). asu- haustivo y evitar proyectar las generalizaciones derivadas d e los
ués de q u e los mapuches fueran confinados a las reservacio- estudios etnográficos sincrónicos.
endo d e esta forma una progresiva escasez d e tierras y campos Puede parecer a algunos obseivadores que ciertos sectores de la
ricultura, q u e la tenencia y la riqueza d e la tierra cobraron población mapuche están realmente pasando por un drástico cambio,
ia. y, como consecuencia, sufren una forma de dilatación sociocultural. Sin
n asumió q u e el ngiillanin alcanzó "la complejidad y acaba- embargo, los mapuches todavía constituyen una unidad étnica estable
e n día durante el período e n q u e los mapuches s e volvieron parci:almente como resultado de la estandarización ideológica. No obs-
os e n las reservaciones, al tiempo del aumento e n la densidad tante ,n o pretendo que la estrategia espacial cognitiva presentada aquí
ación e n la zona indígenatf(1964: 92). A pesar d e que este n o sea u na estructura mental o conocimiento programado d e reglas por
l,..
adecuado para el desarrollo d e discusiones sobre los temas, n.
,dales podamos predecir los aspectos sincrónicos d e la conducta
a proponer q u e los supuestos d e Faron están equivocados. mapuche. Simplemente deseo observar que esta estrategia ha existido
e que Faron tiene razón, e n parte, cuando asume que la ma- durante siglos (con algunos cambios obvios) y que hay una correlación
s mapuches eran bastante móviles durante el período previo directa entre la estabilidad y la persistencia de los mapuches como una
ción e n reservaciones, y d e q u e una vez que se volvieron se- unidad étnica. Asíestoy verbalizando el modelo e n términos de la pre-
la tierra cobró importancia, existe sin embargo una crecien- dicción d e una corriente conductual diacrónica general (un enfoque
ad d e evidencia arqueológica, incluso sustentada por q u e pocos, si es que los hay, críticos del enfoque simbólico-cognitivo
ación etnohistórica (ver capítulo IIIen este volumen), d e que toman e n cuenta o que para tal materia confían e n los datos empíricos
d e la población asentados e n tierras e n los fértiles valles flu- para su investigación). No creo q u e el nivel d e multilinaje sincrónico
elentes para la agricultura, ya s e habían vuelto sedentarios d e cualquier población mapuche específica s e pueda predecir median-
iglos XVI y XViI, y d e que probablemente también hayan t e este modelo. Sin embargo, estoy seguro d e que, a menos que la ideo-
riendo presión demográtyca. logía d e este pueblo sea drásticamente alterada, su etnicidad distintiva
gistro arqueológico d e túmulos (sugiriendo jerarquía e n los permanecerá intacta, a pesar d e los esfuerzos de un desarrollo socio-
os), cerámica policroma, alta densidad d e sitios domésticos económico por parte de extraños.
s Iíticos, sugiere q u e la práctica d e la horticultura tanto in- Finalmente, e n esta investigación no h e intentado dar un informe
mo extensiva ya estaba por generalizarse e n las regiones d e completo sobre el uso y significado del espacio e n la sociedad mapu-
che. Muchos significados del espacio y su organización, como el um-
Angol, Lago Ranco y otras áreas durante los períodos pre- bral a través del cual se ordena el conocimiento ancestral y s e pone a
ardío e histórico temprano. Por lo tanto, es probable q u e dispcxición del público e n general, aún n o están, bien entendidos. Hi-
ya hayan estado más desarrolladas y practicado un modo d e c e plocas referencias a valores religiosos específicos que son reco-
ario, poniendo gran énfasis e n la tenencia permanente d e nocidos por los mapuches, porque mi propósito fue la descripción e
cluso antes del advenimiento d e las redncciones. Del mismo interpretación d e los datos espaciales cognitivos. Como Último punto,
resencia permanente d e poblaciones más grandes e n estas debería enfatizar que la versión étnica del mundo etéreo de los mapu-
obable que también haya incen tivado las actividades cere- ches y su manifestación socioespacial e n la ceremonia es indígena e n
más elaboradas y complejas con anterioridad al período d e su estructura y función. Muy poca referencia, si es que la hay, se ha he-
La
n. cuestión aquí se refiere a q u e los estudios etnográficos cho al impacto de la chilenización sobre la materia presentada e n este
demasiado d e los estudios sincrónicos d e unas pocas comu- estudio. No obstante, hay muchas poblaciones mapuches que, debido
ladas espacialmente, para luego generalizar acerca de la to- a la aculturación, han incorporado muchos rasgos cristianos en su ba-
a población mapuche, así también como d e la historia del s e epístemológica, y así es el resultado d e la estructura d e la actividad
erreservación tardío. Con respeto a la justicia para con es- e n la ceremonia. Pero a pesar de la aparición de influencias externas
e n la expresión ritual, la formación socioespacial pautada y la inclusión
sos nos vemos obligados a decir que ellos tuvieron muy po- d e ancestros metafóricos manifestados en el mito y la nomenclatura fa-
ción arqueológica a su disposición. Sin embargo. todo miliar aún son mapuches e n su naturaleza.
1. INTRODUCCION

Desde e l tiempo e n que los araucanos fuc ificados y ubicados


e n reducciones dispersas poco antes de fines del siglo XIX, los científi-
cos sociales d e varias disciplinas han reflexionado sobre la uniformidad
y diversidad que se observa dentro de esta población indígena (por
ejemplo, GUEVARA 1908;CANALSFRAU1946;COOPER 1946, FARON
1969;STUCHLIK 1979;T ~ E 1950).
V Historiadores, sociólogos, an-
tropólogos, economistas y otros han descrito y analizado tanto las re-
laciones como las condiciones sociales, económicas y políticas pasadas
y presentes d e los araucanos desde la perspectiva d e las similitudes y
diferencias "culturales", "tribales" o "étnicas". Por ejemplo, es una con-
vicción histórica bien establecida que durante la última mitad del siglo
XVI cuatro principales grupos indígenas -los picunches, los mapu-
ches, los huilliches y los pehuenches -, con estilos d e vida cultural re-
lativamente poco diferenciados y territorios distintos, ocupaban la
región del centro-sur d e Chile. Estos grupos, con la excepción d e los
mapuches (y unos pocos huilliches), han desaparecido por una u otra
razón y los acontecimientos y características culturales que una vez dis-
tinguieron a un grupo d e otro fueron reducidos principalmente a ma-
terias d e interés académico o histórico que aparentemente tienen poca
o ninguna relevancia para la vida diaria de los chilenos d e hoy. Sin em-
bargo, e n lo que respecta a la población mapuche aún existente, el co-
nocimiento d e los acontecimientos y circunstancias que moldearon su
historia, sus condiciones presentes y su composición cultural y étnica
son factores importantes de conocer para las principales instituciones
d e Chile, especialmente en referencia a la dirección que las agencias
gubernamentales y privadas han tomado y tomarán para introducir
otros cambios, al parecer inevitables, en la sociedad indígena.

* ~ s tensayo
e fue presentado en una reuni6n de profesores. celebrada en la oficina del Mi-
nisterio de Educación en Ternuco en 1983.
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

Además, la visualización d e este asunto desde la perspectiva d e la mediante un enfoque basado en el concepto científico-social d e grupo
ma y tipo d e relaciones q u e los indígenas mapuches mantienen con étnico, d e acuerdo a como se define y aplica en los campos d e la antro-
ctual sociedad y cultura nacional chilena, siempre ha sido tratada pología y sociología. Uno cie los principales propósitos es proponer la
mo un tema al margen del quehacer académico y d e escaso valor in- idea d e que nuestra imagen d e los mapuches, como una población
igativo. Existen ciertas diferencias o variaciones estructurales su- indígena relativamente homogénea, está basada principalmente e n la
gidas en la sociedad mapuche que los investigadores sociales y descripción y definición d e las condiciones y relaciones tanto históri-
ministradores gubernamentales o d e instituciones deben tener en cas como actuales, que los no mapuches, particularmente los primeros
nta cuando s e relacionan con este grupo indígena, sea por razones cronistas e historiadores al igual que los investigadores sociales moder-
nterés histórico o cualquier otro científico, sea con el Fin d e planear nos, nos han presentado e n sus escritos históricos y en sus estudios
ticas más específicas para la incorporación d e los mapuches a la so- científicossobre estos indios. Debemos destacar desde el comienzo que
dad nacional chilena. Creemos quesiempre se ha partido dcl supues- n o queremos decir quc la imagen d e homogeneidad sea explícitamen-
te incorrecta o equivocada. S e trata más bien de que los datos y las in-
cuestionado d e vez e n cuando, d e que todos los segmentos d e la terpretaciones q u e nos han proporcionado historiadores y otros
lación mapuchc pertenecen a la misma "tribu" o grupo "étnico", y estudiosos, junto con los conceptos científicos que hemos utilizado pa-
sus rasgos culturales y condiciones d e vida son e n general simila- ra construir esta imagcn, nos impiden conceptualizar y entender con
Tal vez esto corresponda con la realidad debido a que c n Chile la exactitud la naturaleza, el significadoy la exacta relevancia d e esta ho-
oría d e los mapuches comparte condiciones d e vida Semejantc mogeneidad, a la luz de la sobrevivencia d e los mapuches como grupo
es Y
ismo estatus social y cultural. Evidentemente, estas ciircunstanccias étnico y d e las cambiantes relaciones económicas y socioculturales q u e
bién han engendrado una línea d e pensamiento u n i f o ~-.~l.,.~. li cl u. i lo
--c. e ellos han experimentado dentro d e la actual sociedad nacional chilena.
significa ser mapuche. Por otro lado, puede sc:r que h;iya sido esta Creo que una breve reevaluación d e la composición y d e la historia d e
pectiva junto con los tipos d e herr,amienta:s conceF)tuales (por la etnia mapuche nos dará, a manera d e aliento, un juicio más preciso
mplo, tribu, grupo, etnicidad) lo que los IrivcsLigauures sociales han
:--.--A: --_I---- sobre su estatus e integración cultural.
zado para clasificar y analizar la población mapuche, dando lugar También debemos enfatizar que e n este ensayo n o intentaremos
imagen que s e ha construido d e ellos como una entidad indígena reexaminar los datos etnográficos, históricos y etnohistóricos disponi-
ivamente homogénea. Esta imagen puede constituir un enfoque bles acerca d e los mapuches, con el propósito d e llegar a una redefini-
ctuoso, erróneo y hasta equivocado para alcanzar un entendimien- ción antropológica d e su etnicidad. Tampoco analizaremos el trabajo
e la cultura y sociedad mapuches, especialmente si consideramos d e otros estudiosos sobre esta materia. Este intento sería inútil por el
momento; habrá que esperar hasta que se realicen estudios históricos
n o s e han hecho intcntos científicos serios para analizar las varia- más detallados, junto con trabajos etnográficos e n diferentes localida-
es culturales y socialcs que podrían existir cn ellas. La detección y des dentro del territorio mapuche. Nuestra preocupación e n este mo-
nocimiento d e cualquier variación e n la cultura mapuche obede- mento es plantear las interrogantes mencionadas con anterioridad y
máis que a un mcro interés histórico; particularmente, el interés revisarlas desde una perspectiva general.
g-1r n a t i ~d ~e agentes d e desarrollo dedicados al fomento d e progra- Es de mencionar, sin embargo, que se dispone d e una amplia in-
que apuntan hacia la poblac ión indíg,ena por entero y carecen d e formación sobre las hcrramientas científicas empleadas por los estu-
anismos flexibles, necesitan iincorporair esa infcsrmación como par- diosos para clasificar los conjuntos d e datos existentes con el fin d e
la estructura diseñada. D e e>rd "+- ---- - -uJr-La explicarse más ade-
iiidiieia p
.-e
definir y comprendcr la cultura y la sociedad mapuches. Este será nues-
la diversidad d e las respuestas locales a tales políticas (Este tema tro punto d e partida, puesto que, en buena parte, la imagen pública d e
tratado e n más detalle al final). este grupo indígena se ha formado a través de trabajos científicos.
El propósito específico d e este ensayo es examinary evaluar cómo - -
D e esta manera, empezaremos por ofrecer una sinopsis d e nues-
qué conceptualizamos a los indígenas mapuches como un gru PO tro uso científico d e ciertos conceptos, para luego enfocar nuestra aten-
o homogéneo y establecer, al mismo tiempo, los límites que pod ría ción e n el tema d e la uniformidad o diversidad d e la cultura y sociedad
r esta conceptualización al entendimiento d e la conduLra >"do- .
.,.
+o .-fin:
mapuches. Más adelante en este trabajo presentaremos un estudio so-
ral y las condiciones y relaciones d e la población indígena dentro bre el concepto d e etnicidad, en cuanto es aplicable a la comunidad
ás amplio marco d e la sociedad nacional chilena. Esto lo haremos mapuche.
DlLLEHAY ARAUCANIA:PRESENTE Y PASADO

LGUNOS COMENTARIOS SOBRE EL CONCEPTO DE


grupo u otro. Tambikn podría agregarse, como Barth lo ha reconocido
TNICIDAD
1 previamente, que este proceso de identificación (esdecir, la medida en
que un grupo actúa en unión o de acuerdo m n uno o más grupos) pue-
aras excepciones, toda unidad soc tural estudiada por las d e no ser necesariamente un "compromiso cultural" total (COHEN
as sociales ya sea en refe:rencia a la descripción d e los patrones 1978).
ulares de las relaciones scxiales y culturales a través del tiempo y * E n otras palabras, algunos grupos étnicos o segmentos de la po-
acio, o a una recolecciónI d e sucesos pasados y modernos, ha si- blación pueden unirse a otros con el solo propósito de lograr ciertas
ominada como "grupo". ' LI ivu U
lir,:L..li - "unidad étnica" (COHEN1978). metas comunes, sean éstas sociales, económicas, religiosas o políticas.
una d e estas expresiones ha sido aplicada a la población mapu- Uno d e estos casos es la alianza de los mapuches y pehuenches e n la
aunque cada término aparentemente conlleva el mismo signifi- guerra contra los españoles y criollos durante los siglos XVI al XVIII.
cada uno involucra problemas diferentes e n ciencias sociales y Aunque posiblemente también tuvo lugar cierta asimilación cultural
- - -

á, por lo tanto, ser entendidodesde la perspectiva histórica, teóri- entre estos dc1s grupos, al parecer el factor que les dio fuerza fue la
ognitiva. existencia de iJna meta común: la resistencia contra la penetración es-
l concepto de grupo implica un tan vago conjunto d e condi- pañola y luegc3 criolla en sus respectivos territorios. Son los intereses
1

estructurales que su utilidad es casi nula, a menos que se le agre- comuines de cada grupo los que con mayor probabilidad han de~ermi-
adjetivo calificativo, tal como tribal o étnico. Por otro lado, el nado y determinarán el tipo y grado d e relaciones y paralelismos entre
o tribu introducido por los antropólogos a fines del siglo pasa- los g1upos. Estos son puntos importantes de tomar e n cuenta, puesto
ealmente inapropiado porque su significado, derivado del latín nnam
P
d mismo comportamiento político (o, para esa materia, el mismo
acepción de "salvajes" o "bárbaros" situados e n las fronteras d e comportamiento económico y social) puede haber conducido a la ca-
perios (COIIEN 1978), fue muy usado durante la época colonial tegorización de esta sociedad indígena hecha por el resto del conglo-
e d e relevancia para la interrelación d e las unidades étnicas en
-
merado nacional chileno como un grupo tribal o étnico homogéneo.
También hajl que enfatizar que, por lo ger!lerol, las definiciones
~

ones modernas (es, comc3 Cohen lo ha sugerido, un término que


a descartarse d e nuestr(1 repertc~ r i ode conceptos científicos, d e etnicidad no necesariamente implicain la existencia d e una unidad
larmente cn lo que a los mapuch es se refiere). étnica con una larga tradición histórica ien un ter ritorio geográfico es-
l concepto d e etnicidad .ha sido . - usado principalmente por SG- pecir h-b--m:ellg
- -'%o. La etnicidad puede ser "circun~~a,,,,a, (COHEN 1978: 387),
os y antropólogos. En sociología el término se refiere general- comc lo discutiremos más adelante.
a las normas culturalcs, en particular a la cohesión política La dicotomía implícita en la identificacii )tras" versus
de una unidad social dada (ISAJIW1974; WEBER 1961). En an- -.--i", con el propósito de establecer la identidad étnica, depende del
gía la definición general es un poco más amplia e incluye con- tipo y grado de interacción rei,nante enitre los distintos grupos y está
iones d e tipo biológico. Barth (1969) ha ofrecido una de las determinada, en gran medida, por los grupos colocados dentro d e un
más recientes y detalladas de las definiciones ~ntropológicas, espectro segmentado de posic:iones.
po Iíticas, económicas, sociales y
cuatro compon[entesbásicos de la etnicidad: 1) u@ población
N culturales d e complementariedad, cooperación o aun de conflicto
camentie autoperpetuante; 2) formas y normas culturales com- (BARTH 1969, COHEN 1978). Sin embargo, para enfocar analí-
s; 3) lerigua corr
. ..
iún y 4) autoidentificación (nosotros) e identi- ticamente este tema tenemos que considerar la naturaleza variable y el
n para otros (ellos), en base a la cual se establecen distinciones tipo de contextos de interacción entre segmentos d e poblaciones o gru-
onglomerado poblacional (para cumplir con estos criterios un pos étnicos diferentes. Barth ha sido el pionero del pensamiento an-
o tiene que adecuarse estrictamente a cada uno d e los compo- tropológico'en esta línea, señalando que la calidad de miembro étnico
. puede cambiar de acuerdo con la creación o mantenimiento d e límites
cuarto punto es especialmente importante porque significa que étnicos determinados por situaciones de interacción política, social o
los ingr.edientes claves para distinguir a un grupo de otro es la económica entre gmpos múltiples, dentro de los cuales los miembros
ad subjc
. . :tiva reconocida por los grupos mismos e n una situación 1 participantes actúan de acuerdo a ciertas normas, reglas, metas y ex-
n-..
acción de multi;grupo. ES muy importante d e clarificar cómo y pectativas. Un buen ejemplo es la clasificación de "huincas" (no itiapu-
cambian o persiisten estzis identificaciones y qué factores están ches o "ellos"), en cuanto éstos están identificados por los mapuches
rados en determ inar el e!status de identidad reconocido por un ('nosotros") en una categoría distante o externa a ellos mismos.
M M D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTEY PASADO

Para resumir esta sección y enfatizar la importancia q u e tiene vi- lectales, es bien sabido que cada uno de estos grupos tenía diferentes
sualizar una cultura distinta o grupo étnico, a partir del tipo d e interac- estructuras sociales, formas de vida económica, organizaciones políti-
ción e n q u e está involucrado y con respecto a los otros grupos con los cas y religiosas, además de territorios de ocupación separados, aunque
cuales mantiene alianzas, hay q u e mencionar que existe la tendencia a menudo colindantes.
d e poner menos énfasis e n la determinación y definición de uno d e los Volviendo específicamente a los mapuches, e n los documentos
grupos a base de los atributos o rasgos culturales y normas dominan- históricos se hace mención de diferentes tipos y tamaños d e viviendas;
tes. Más bien e n el contexto d e la interacción, s e examinan ahora los diversos grados d e prácticas económicas combinadas, tales ( :a,
diferentes grupos tomando e n cuenta un conjunto d e relaciones den- pesca, huertos y sembrados; tácticas d e guerra; tamaño y co 5n
tro d e límites definidos (por ejemplo, políticos, sociales, etc.), d e los asentamientos, y así sucesivamente. En otras palabras. diferen-
agregándose el muy importante aspecto d e conducta mutua como otro tes atributos culturales que eran usuales a nivel local, o a 1in nivel (de
criterio para categorizar a un grupo étnico y distintos segmentos d e la adaptación más regional. Esta variación se explica por los 7rariados ti-
población. pos de zonas ecológicas (por ejemplo, costa, valle central, plrecordillle-
También debe destacarse q u e los rasgos culturales, los lazos ra) y por los diferentes patrones d e interacción sociocultural internos
históricos y particularmentc las líneas d e descendencia y parentesco n o y externos q u e caracterizaban a cada segmento poblacional (DILLE-
pueden ser ignorados; ciertamente las formas culturales y las reglas d e 1-IAY 1976). A pesar de que tuvieron lugar guerras fronterizas intensas
un grupo s e transmiten d e generación e n generación a través del com- durante los siglos XVI y XVII, así como los posteriores conflictos es-
ponente d e autoperpetuación biológica. Sin embargo, como es bien porádicos d e la última parte del siglo XIX, como decíamos, aun a trav6s
conocido, entre los mapuches las líneas d c descendencia biológica y pa- d e esta larga y amarga campaña d e guerra hubo algunos segmentos d e
terna a menudo se interrumpían, s e mezclaban o s e encontraban dis- la población que se mantuvieron pacíficos. Este hecho no s e ajusta ade-
persas por razones d e matrimonios mixtos o residencia común con cuadamente a la imagen de un grupo indígena belicoso que defendía
descendientes europeos u otros grupos indígenas, debido al roce y el su territorio (VILLALOBOS1982), y significa que también hubo varia-
desplazamiento de la población como resultado d e las guerras pasadas ción e n los grados y tipos de reacción pacífica o violenta e n los diferen-
y a consecuencia del sistema d e reducciones. No obstante, al conver- tes segmentos de la población mapuche, primero ante la conquista
tirse ciertos segmentos poblacionales mapuches e n mestizos, o aliarse, española y, posteriormente, ante la penetración criolla y moderna ha-
como s e mencionó antes, con los españoles mientras peleaban contra cia el sur. Sin embargo, a los mapuches e n algún momento s e les con-
ellos, e n otras ocasiones la conducta social colectiva, política y sideró y trató como una población homogénea q u e resistió la
económica aún s e consideraba mapuche e n los siglos XVI al XIX. Aun dominación foránea. Dos ejemplos d e este tratamiento son la política
hoy la sociedad chilena no mapuche visualiza el comportnmientocolcc- del sistema d e reducciones implantada a fines del siglo XIX y los pro-
til~omopclche, el cual deriva d e una condición sociocultural más bien gramas d e desarrollo gubernamental del presente siglo. Ambos han si-
homogénea, basada e n las reducciones (aun habiendo muchos mapu- d o dirigidos hacia la población mapuche por entero, w m o grupo
ches que viven e n pueblos o ciudades). presumiblemente homogéneo, que habita e n reducciones.
Como e n el pasado (DILLEHAY1976), existen hoy diferencias cul-
turales, sociales y económicas significativas y bien marcadas entre las
3. ¿UNIFORMIDAD O DIVERSIDAD CULTURAL? diversas poblaciones que viven en reducciones. Por ejemplo, se da un
potencial mayor en cuanto a producción económica en los segmentos
Como ya se mencionó, los indígenas mapuches han sido clasi- poblacionales con suelos más fértiles y los climas menos adversos del
ficados como uno de los cuatro principales grupos araucanos que ocu- valle central, en oposición a las regiones costeras y la cordillera d e los
paban la región centro-sur d e Chile durante la temprana época de la Andes. Por supuesto, las poblaciones de la zona litoral poseen prácti-
conquista española. (Obviamente se tiene mucha más información cas económicas muy distintas a las de sus vecinos e n el interior. Además,
histórica disponible sobre los mapuches porque fueron ellos quienes aquel1 ciones del valle central que viven alrededor o cerca d e
opusieron mayor resistencia a la expansión europea hacia el sur y han los puc stizos se encuentran aculturadas en mayor grado. D e es-
persistido e n su actividad hasta e n los tiempos modernos.) Aunque los te mociu, pai a bien o para mal, se han incorporado aún más e n la so-
cuatro grupos hablaban la misma lengua, con algunas variaciones dia- ciedad y cultura nacionales. Paralelo a este marcado grado d e
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

aculturación e n algunas áreas, ha ocurrido una pérdida o deterioro d e y el público e n general, no es extraño visualizar al grupo étnico mapu-
la estr,uctura sc~ c i atradicional,
l la ideología, la organización religiosa y che, su historia y sus condiciones socioeconómicas como una sola en-.
otros imodos dce vida. tidad, sin considerar ninguna de las diferencias culturales locales o
kZlgunos ilrgumentan que, e n general, s e dio un rápido cambio e n regionales.
- - -
ciertos segmentos
-
d e la población (STUCHLIK 1979), asegurando, sin Dejando de lado los tipos d e problemas temáticos o metodológi-
embargo, que la lengua o mclpudungun, así como la estructura religio- cos q u e los estudiosos puedan encontrar e n sus análisis de los mapu-
sa d e la sociedad mapuche se encuentran aún bastante intactas y son ches, insistimos e n que una d e las principales causas a las q u e se puede
relativamente homogéneas e n la mayoría d e las reducciones mapuches atribuir la falta d e conocimiento de las diferencias socioculturales e n
(FARON1964). Sin mayores estudios, n o obstante, nos atrevemos a la sociedad y cultura mapuches descansa especialmente en las herra-
cuestionar esta suposición, ya q u e un número notable de mapuches ya mientas conceptuales, tales como "tribu" o "grupo étnicon, que s e han
no habla su lengua e n la áreas más aculturadas, particularmente e n utilizado para montar el escenario analítico con el fin de definir y ex-
aquellas reducciones situadas cerca d e las ciudades, e n el valle central. plorar quiénes y qué son los mapuches. Para enfocar este punto, aho-
Además, la estructura religiosa en algunas áreas, representada princi- ra nos abocaremos a una consideración más profunda d e estos
palmente por la ceremonia del npillnt~ín,ha incorporado elementos conceptos a la luz de nuestra percepción de la historia mapuche y las
condiciones presentes.
cristianos e incluso comerciales o turísticos. Estos elementos moder-
nos no se observan normalmente e n las reducciones más remotas o me-
nos aculturadas, Así, existen también e n el presente diferencias 4. LOS MAPUCHES DESDE UNA PERSPEflIVA SOCIAL-
importantes entre las poblaciones mapuches. CIENTIFICA. ¿UNIDAD O DIVERSIDAD ETNICA?
Lamentablemente, sólo unos pocos científicos sociales han trata-
d o adecuadamente estas diferencias, a menudo sutiles pero reales, e n Una interrogante que debe ser considerada es si los conceptos discuti-
la sociedad y cultura mapuches. 1-a mayoría d e los estudiosos ha con- dos anteriormente crean límites, a menudo artificiales y arbitrarios, d e
centrado su interés e n una o dos reducciones d e la misma región e n tal forma que cualquier variación local o regional dentro del grupo étni-
particular, en las proximidades d e Ternuco u otra ciudad grande (c.g., c o definido como mapuche se desvanece imperceptiblemente con el
FARON1964; STUCHI-IK1979; nnEv 1951). E3tá d e más decir q u e el uso d e cierto término. Los sociólogos y particularmente los antropólo-
trabajode estos científicos fue muy provechoso e n cuanto al tratamien- gos han descrito y analizado las relaciones d e autoidentificación e iden-
to de temas sociales o culturales específicos, tales como la religión, el tificación externa del "nosotros" versus "ellos", e n diferentes unidades
cambio sociocultural y la estructura social, pero n o s e ha dado un in- sociales alrededor del mundo (BARTH1969). Es un hecho histórico
tento particularmente iluminador para comprobar las condiciones y q u e aun dentro d e la sociedad mapuche misma, durante los siglos XVI
diferencias tanto generales como específicas. sean locales o regiona- y XVII, hubo una oposición interna entre segmentos poblacionales,
les, de la sociedad mapuche como un todo. Debemos admitir que es ca- pese a lo cual, primero se unieron contra los incas y posteriormente
si imposible para cualquier estudioso preocuparse d e una región tan contra los españoles y criollos; luego algunos grupos mapuches s e se-
amplia, debido a que una unidad d e análisis tal requiere años o déca- pararon y permanecieron e n desacuerdo después d e las guerras d e
das de trabajo. Sin embargo, el punto central del problema e n trabajos frontera. Sin embargo, ¿qué se puede decir de las posibles diFerencias
o condiciones culturales reinantes en estos grupos o segmentos inter-
científicos pasados yace e n la generalización d e la situación mapuche namente opuestos d e la población mapuche que podrían haber provo-
a partir d e los estudios particulares. Es aquídonde se encuentra el error cado tensiones intergrupales? Además, ¿qué hay d e las alianzas y
principal e n la mayoría d e las etnografías y de los estudios sociales con- desacuerdos que podrían haber involucrado (posiblemente aún hoy s e
temporáneos, limitación que es característica d e los trabajos d e la ma- da el caso) a la unidad étnica mapuche propiamente dicha, así como a
yor parte de los científicos sociales, así como d e los primeros otros grupos afiliados (por ejemplo, huilliches, pehuenches) con dis-
historiadores. Nuevamente el problema d e este tipo d e enfoque analíti- tintas "identidades étnicas", pero de culturas semejantes?
co y descriptivo es la generaIización basada e n la especificidad de las Los antropólogos han subestimado la variación cultural dentro d e
observaciones sobre un estudio particular. Para los legos e n la materia estas diferentes poblaciones indígenas, optando por estudiar un solo
ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

grupo o comunidad local d e la población mapuche. Tal vez las limita- n o se ha realizado tal estudio. Como se destacó antes e n este trabajo,
ciones metodológicas, la falta d e datos sobre grupos particulares. tales existen algunas distinciones locales y regionales reales e n la or-
como los pehuenches, picunches y huilliches, al igual que el intent~ ode ganización política, la lengua, el ajuste ecológico, patrones d e uso d e
estudiar los segmentos socioculturales que parecen ser rc~lativamc rnte
uniformes y representativos d e toda la población indígen a como (:nti-
la tierra y presión demográfica e n las reducciones (:omo . tan. ibién e n la
dad, e n algún punto dieron paso a la perspectiva que tencmos hoy d e estructura d e la comunidad local. iSon estas diferencias simplemente
los mapuches como una sociedad homogénea. Sea que s e trate d e un aspectos tradicionales d e la sociedad y cultura mapuches que siempre
conquistador, un naturalista, un historiador, un misionero o un an- han existido y están más acentuadas e n la actualidad como resultado
tropólogo, cada uno ha tenido sus propias relaciones históricas o inie- d e las condiciones d e vida regional? o ¿les fueron impuestas estas con-
reses vocacionales e n los mapuches y d e acuerdo con ellc1s ha tra! ado diciones distintivas por circunstancias evolutivas históricas? Cualquie-
a los mapuches como un pucblo desamparado, n o occidental y, dt:sde ra q u e sea la respuesta, el énfasis e n este problema debe hacernos
este punto d e vista, más bien homogéneo. El conauistadol .-IP."I U -.:-
~ ~ UCO-
V conscientes d e que la nomenclatura creada por los conquistadores, la
mo una población resistente; los misioneros los c onsidera ron gent iles; cual aceptamos a menudo sin meditar, como hecho básico e n el regis-
los antropólogos los hemos tratado como una uinidad dt:estudiaI et- tro histórico y e n la literatura, puede ser arbitraria o, aún peor, impues-
nográfico. H a existido y aún perdura una perspect.iva basa(Ja e n un !ren- ta e n forma inexacta.
tido d e unidad entre los mapuches, provocada e n mayor o menor grado
por los agentes cxternos (los intereses occidentales) y las relaciones Tal vez, como Barth (1969)lo ha sugerido, deberíamos utilizar el
entre los mapuches mismos. Es lamentable que dispongamos sólo de enfoque que visualiza la etnicidad como un proceso subjetivo d e iden-
unos pocos estudios serios sobre lo que "ellos", los mapuches, han iden- tificación d e grupo e n el que sus miembros usan nomenclaturas para
tificado como su esencia a través del tiempo. E n épocas pasadas, ¿se definirse y, más importante aún, para definir su interacción con otros.
consideraron los mapuches a símismos como un seric d e grupos distin- El potencial d e tal enfoque puede traducirse en una mejor compren-
tos, tribus o unidades chicas? ¿Podría ser acaso que los mapuchcs iden- sión de la historia cultural específica y los procesos generales d e creci-
tificados externamente con una sola denominación tuviei.an nomt)res miento y cambio cultural d e la sociedad mapuche.
diferentes (así como las comunidades locales algunas vec:es toma]n el El punto central d e este argumento es que nunca hemos estu-
nombre del linaje del lonko), como resultado d e una cultuira comúr . .
i de diado el contexto real del tema de los mapuches y la autoidentificación
varios siglos anteriores? Por otro lado, ¿podría scr quc las relaciones q u e ellos hacen de sí mismos. Sin los estudios de contexto, uno d c los
"nosotros" versus "ellos" de la conquista y guerra, a lo largo de los siglos principios básicos de la antropología, el significado exacto y la impor-
XVI a XVIII, dieran origcn a un nombre común, el araucano, debido tancia d e ser mapuche se nos escapa. No es posible saber por q u é n o
a q u e fue la única fuerza opositora, transformándose éste e n el tradi- se han realizado antes estudios más completos sobre este tema q u e ha-
cional nombre actual debido simplemente a siglos d e uso?r¿Tuvieron gan énfasis e n el contexto. Tal vez sea debido a que una vez q u e s e ins-
los mapuches un sentido de unidad grupal, tribal o étnica que se exten- taló la República y los mapuches fueron pacificados y ubicados e n
dió a toda la población? Estudios históricos y antropológicos detalla- reducciones, éstos pueden haberse considerado a sí mismos como par-
dos podrían revelar que tal sentido de unidad fue ocasional y altamente t e d e la sociedad nacional y, d e este modo, empezaron a aceptar esta
frnginentnno, y q u e la uniformidad cultural que vemos hoy día puede incorporación como un rasgo d e su propia identidad d e grupo. Además,
ser una imposición determinada cxternarnente. L o anterior cs proba- puede ser que como resultado del trato no diferenciado de los rnapu-
blemente el resultado d e proccsos históricos complejos d e diferencia- ches por parte de la sociedad nacional chilena, cualquier posible dife-
ción regional, los cuales no se han detectado hasta el presente en su rencia e n la identidad local o regional haya sido suprimida
totalidad debido a q u e continuamos aceptandoelestereotipo d e la con- paulatinamente y superficialmente anulada. Tales diferencias podrían
quista, q u e ha llegado a nosotros a través d e los primeros documentos. haber pasado inadvertidas para el investigador social, asumiendo así
Los análisis futuros podrían comprobar que las interrogantes y te- una analogía enitre la so(:iedad miipuche e:n su totalidad y cada scgmen-
mas aquí mencionados son irrelevantes si, e n verdad, se demuestra que t o poblacional(dentro dc2 ella.
los mapuches han sido y siguen siendo culturalmente tan homogéneos ---:A-
A continila~iuii -iiua A,.A:?
.-m

ucuibaiLiiiva a considerar más específi-


como s e les ha percibido e n este siglo. Sin embargo, hasta el momento camente los estudios d e contexto sobre los mapuches.
OM D. DILLEHAY ARAUCANIA: P R E S m Y PASADO

. CONTEXTOS VARIABLES DE INTERACCION EN LA 6. LA PERSISTENCIA DE LA ETNICIDAD MAPUCHE


SOCIEDAD UAPTT"U"
ULnC

N o cabe duda que la cl,asificacid,n étnica que se dia a los incdígenas ma-
------
...
lo s e indic6 implílcitament e e n el punto anterior, la
a tiende a estructurar ei tipo d e interacción entre los miiembros d e di-
l étni- puches refleja -.-su p ~ ~ s i s t e nre1 t e ación soc:ial, econlómica
tro d e la nación chilena. La razón por la cual ios mapuches han
. .y g)olítica den-
erentes grupos y al mismo tiempo depende d e las diferencias scciales sobrevivido como un dinámico grupo étnico indígena durante los pa-
culturales que persisten entre ellos (BARTH1969;COF IEN 1978;). Las sados cuatrocientos años e s difícil de explicar. Lo más probable es q u e
ategorías se aplican a cada grupo con el fin d e percibii.--y expii~itar ----1:- el u n conjunto global d e factores históricos d e interacción, demográficos,
po d e conducta esperada o encontrada e n cada unidad o grupo. Los ideológicos, sociales, económicos y legales expliquen esa integridad
miembros d e la sociedad mapuche o d e la sociedad nacional, es dccir, étnica. Desde una perspectiva histórica es, tal vez, más fácil visualizar
dicotomía "nosotros" versus "ellos" nuevamente, pueden interactuar su resistencia conjunta contra los - - foráneos como una d e las principa-
- - -

n siJ corres[ )ondiente contexto cultural y esperar cierto tipo de com- les variables que explican el míantenimicZnto d e s;u identidad y la per-
ort amiento cultural unos d e otros, el cual puede o no ocurrir de acuer- sistencia d e su conducta duirante Ic)S siglos XVI a XIX. Esta
.
o ccJ I I GsLoa expectativas.
--be..
Tal situación puede creary -de hecho - ha considcración también incluye z;u dispen . .;ión d e mográfica
. .
~ en pequeñas
reado imágenes d e relaciones y expectativa d e dominante y domina- comi inidades sin ninguna o 1 -ganizaci ión centralizada, política o
o, como es el caso d e los mapuches dentro d e la sociedad nacional chi- econc Smica superpuesta, las que : d e otra r nanera podrían haber sido do-
na. Los nombres étnicos indican las diferencias socioculturales entre mina1das e integradas al resto d8e la socie:dad. Por otro lado, c n los pa-
-- #..-.-,4r:o
s mapuches, el resto d e los nacionales y otros grupos, pero no expli- 3-.
saaos cien años su ubicación dellluriaiiia CI e n reducciones dispersas, su
an o describen explícitnmente por q u e las condiciones cu Iturales c3 con- economía d e subsistencia como agriculltores, pescadores y seudoco-
uctas son diferentes y cómo ellas pueden continuar dc:sarrollái ndose merciantes, asícomo su caleidos;copio d c relaciones sociales y económi-
n el futuro. El estatus d e grupo o etnicidad no e s esta&,-. pucuc: -..-A- cam- n
. n - 4 r a
cas, tanto internas como externa>. c;ilLIG ellos mismos y con el resto d e
ar con relativa rapidez d e acilerdo coin los nivc:les d e inieracción pre- los nacionales, han contribuidoI en conjilnto ciertamente a su sobrevi-
ntcs e n la sociedad nacional . Los rasigos culti~rales.las normas y las vencia étnica. Además, como F:aron (1964) lo ha observado previamen-
glas d e los mapuchcs cambial, ,- -.. I U.-11145
..ILF
IIIUL A- iciitamente porque. a pe-
1-e te, s u "orden moral" o su constitu ción ideal y religiosa, q u e
r de estar sujetos a una asir]lilación siempre creciente dentro d e la esencialmente provee una estriuctura panmapuche de autoconciencia,
ciedad nacional, ell(1s no es t án e n el mismo contexto d e interacción identidad y creencia ti:adiciona 1, también les ha dado mayor fuerza d e
-1 --- adherencia a sus valor,es étniccS, a pesar d e los siglos de esfuerzos he-
n que podría ordenar>r; ,"-
e1 ~uiiiportarniento social, político O económi-
o de los individuos mapuches que están actuando efectivamente des- chos por los misioneros vaia bonvertir a los mapuches al cristianismo.
.
e ..m-,. P,

e dentro d e esa sociedad nacional. E ~ t o significa que los rasgos y las P o r último, otro factor que ha contribuido fuertemente a la preserva-
ormas culturales, que constituyen la total calidad d c miembro mapu- ción d é la etnicidad mapuche f:S la misma dicotomía "nosotros" versus
e, están d e algún modo limitados demográficamente por el sistema 'tellos". Además del sisv=iiin A s reducciones, el gobierno chileno nunca
*-m.-.

e reducciones, e n tanto q u e la condición y el comportaimiento niapu- ha impulsadc) un pro! !rama de cambio socioeconómico prolongado y
es constituyen un contexto d e interacción importante: e n la CLiltura bien estructu rado par,a los mal: luches. Este hecho, junto con la imagen
> U L J I t :los mapuches coimo un grupo indígena ("ellos"),
---1
cional chilena. nacional geneiai
Al considerar el punto d e la uniformidad o (jiversida d cultur~ ha tendido a aislar el contexto d e interacción nacional mapuche aún
11ma- más, definiéndolo a través de una serie d e instituciones legales,
che, desde la perspectiva étnica, hay q u e tom: ir e n cuenta impc~rtan-
s contextos culturales: la separación d e la cuiruia ..lriirn I I ,,.....
I < ~ V, LA~ I y
U.L C sus
económicas y educacionales especiales, o de Fuincionarios que permi-
,.'-:-:l~r
ten la coexistencia con alguna medida d t aa,l,llla~iÓn gradual. Es tal vez
3

rámetros limitados por el sistema de reducciones; la condición J1 con-


cta mapuches y sus niveles segmentados d e interaccióin dentro d e la esta condición, junto con el aislamiento demográfico de los mapuches
ciedad nacional. Ambos pueden representar diferente:S grados . . ; o ti-
e n reducciones, al igual que la imagen de los indígenas como ocupan-
s de cambio cultural y asimilación d e la sociedad mapuche, los q u e tes d e una posición minoritaria de "clase inferior" social y económica-
ben ser analizados para comprender verdaderamente lo que signi- mente dentro d e la sociedaid nacioinal, la q u e ha acentuad
a el ser mapuche. integridad étnica y su persiste]lcia de u~nducta.
ARAUCANIA: PRESENE Y PASADO

sumen, todos los factores enumerados han contribuido a La única movilidad étnica panmapuche la constituyeron los con- x
quello q u e es distintivamente mapuche y a crear un sentido juntos poblacionales que se unieron mntra las influencias espaíiola y
d e minoría despojada entre ellos. Creada inicialmente con criolla; posteriormente, e n el presente siglo se pueden señalar aque-
a y más tarde reforzada por las condiciones socioeconómi- llos eventos que han canalizado una actitud colectiva frente al cambio
s e n las reducciones, la identidad étnica probablemente ha y desarrollo ocurrido e n la cultura nacional. Pero de nuevo estas son
er e n buen grado entre los mapuches. Como se mencionó situaciones e n las q u e el grupo "nosotros", el n o mapuche, estimuló en
identidad ha dependido e n su mayor parte d e influencias parte la identidad colectiva entre los mapuches a través decondiciones
as, culturales y económicas separadas q u e transformaron su impuestas e n las reducciones. Partiendo d e esto, bien puede ser que la
ón política e n una creciente diferenciación cultural, social etnicidad mapuche e n el pasado estaba latente y realmeiite nunca an-
a e n relación con la sociedad nacional chilena. También ha
d e una creciente homogeneidad y autoidentidad dentro d e tes había sido activada por una influencia externa que creara una ver-
mapuche misma. Esta identidad étnica puede llegar a ser dadera relación d e "nosotros" versus "ellos". Esto es, e n el pasado
erte e n el futuro si los mapuches llegaran a desarrollar e n podría haber sido una etnicidad basada más que nada e n el hecho d e
ituciones que acrecentaran la participación ceremonial y que los miembros reconocían que compartían un nexo histórico, terri-
su solidaridad e n interacción mutua. E n este sentido, as- torial y sociocultural común que determin6 su ubicación y condición
rales como la religión, la lengua, el código d e vestimenta y posteriores e n la sociedad nacional chilena. Esta conexión está más
a social ayudan a mantener todos y cada uno d e los elemen- fuertemente reflejada e n la lengua común o mnpudunpn de los ma-
o culturales disueltos. Lo mismo puede decirse de la insti- puches, que n o sólo facilita la comunicación intergrupal sino q u e tam-
era, la jefatura política d e lonkos o loqrrk y la solidaridad bién contribuye a mantener la solidaridad. A su vez, las formas d e
d e comunidades d e linaje. Todos estos mecanismos fun- estructura social y vida familiar hacen que los mapuches se sientan
los siglos pasados como elementos unificadores d e la po- estrictamente integrados. E n un sentido, el ámbito mapuche del siglo
uche. XX puede ser considerado e n parte como una transición de significa-
r d e los estudios sociol6gicos y antropológicos (COEIEN tivas experiencias y respuestas compartidas dentro d e su condición so-
RES 1975; HANDELMAN 1977), queda bastante claro que el ciocultural pasada y presente, o sea, como una unidad nuevamente
regional y, e n el caso de los mapuches. el aislamiento en.- aislada dentro d e la sociedad nacional chilena.
-

, puede producir una creciente adaptación social y


a las condiciones locales. D e esta manera, posiblemente
homogeneidad sociocultural entre los mapuches mismos, 7. CULTURA MAPUCHE,CIENCIAS SOCIALES Y DESARROLLO
una diferenciación sociocultural dentro d e la sociedad na-
diferenciación y variación social y cultural posiblemente \ A través d e este ensayo hemos querido dar a entender que es proba-
los distintos segmentos poblacionales d e la sociedad ma- ' ble que la sociedad mapuche sea actualmente visualizada como una
los siglos XV y XVIII,épocas e n las que el conflicto en- unidad étnica relativamente homogénea a consecuencia d e las circuns-
ntes grupos mapuches ha quedado documentado. Aunque tancias históricas y las condiciones socioculturales que ha experimen-
nto n o s e tiene claridad sobre las razones por las cuales tado y experimenta. También hemos mencionado la posibilidad d e q u e
s peleaban entre sí, es probable q u e ciertas diferencias so- e n el pasado, a pesar d e la naturaleza aparentemente homogénea d e
as, económicas y culturales entre estos grupos hayan pro- su modo d e vida, la variación registrada e n la conducta mapuche sea
ciones étnicas locales o subétnicas, las cuales e n ciertos
ron conflictos. también el resultado d e la heterogeneidad cultural, es decir, d e la amal-
sentido, la etnicidad o subetnicidades d e los indígenas ma- Y gama ci e muchos grupos subétnicos, o aun d e diferentes unidades étni-
en n o estar definidas por rasgos y modos d e vida cultura- cas, de:ntro d e la población luego conocida como mapuche.
r
L n este punto orientaremos nuestra atención hacia otrc conjunto
ente semejantes, sino más bien por metas sociales,
ideológicas o políticas comunes debido a las diferencias similar d e conceptos científico-sociales que debemos tomar e n cuenta
es con respecto al conglomerado nacional. Estas metas e n el estudio d e los mapuches, es decir, el pluralismo y la multietnici-
ser d e carácter panmapuche, locales o regionales en lo dad y los diferentes grupos araucanos. E n sociología y antropología la
es particulares s e refiere. multietnicidad generalmente se refiere a una población compuesta por
TOM D. DILLEHAY ARAUCANIA. PRESENTE Y PASADO

grupos con diferentes intereses políticos que pueden o no estar étni-


la sociedad habría alcanzado un grado d e heterogeneidad mayor como
camente relacionados (RABUSHKA 1977; CoHEN 197'2). Los grupos resultado d e la diferenciación creada por los pr'ogramas previos. Por
pluralistas generalmente s e definen como grupos étriicos diferentes esta razón es fundamental captar la esencia del p,roblema ahora que las
que están organizados e n una o varias unidad1es polític:as compatibles condiciones socioeconómicas d e los mapuches e--.- n las áre: is rurales son
wp3UNG1976). La consideración d e los mapuches desde esta perspec- m
... ...-,.
todavía más o menos homogéneas (a pesar d e algulia~~ ~ r i a c i o ncul- es
iva tiende a poner menos énfasis e n la necesidad d e estudiarlos a par- turales y locales, creando las bases para un programa de desarrollo sus-
ir cie su carácter étnico y cultural, situándolos, tal vez, dentro d e un ceptible d e ser llevado a la prdctica y ante el cual sepamos qué reacción
--- '
L-unrexro
-.-L ~..
mas -
realista, e n el análisis d e lo q u e son los ideales y necesi-
!
esperar). Podríamos también agregar que el procedimiento lógico pa-
dades d e los mapuches hoy e n día como un grupo pluralista compues- ra averiguar si existen diferencias socioculturale:S reales o conceptua-
o d e segmentos poblacionales reIacionados étnica, cultural o les entre los varios segmentos de la población m,apuche, requeriría un
pn-dicionalmente, pero e n términos ideológicos separados del resto d e intenso estudio científico-social que permitiera la observación, análi-
~ciedadnacional. sis y explicación d e la variación dentro d e cada segmento.
El propósito d e este ensayo es dar a cono(:er el prc,blema, sea que Para concluir, es también importante considerar la posibilidad
ecesitemos o n o un término es~ecial,o un COIJJUIILUdA e términos pa- q u e nuevas distinciones del "nosotrosversus ellos", entre el resto d e los
nacionales y los mapuches y aún entre los mapuches mismos, pueden
a clasificar j estudiar- a los ma puches, Ien tanto considerando que la so- surgir una vez que los programas de desarrollo sean uniformemente
iedad modierna COI~ t i n ú aperturbar:ido el modo de vida indígena activados y los diferentes segmentos poblacionales reaccionen ante
ntroduciendu l..
~ciiriuios.
---L:
Creernos q-.u e realmente necesitamos estos ellos. Además, e n la medida e n que los mapuches logren el acceso a los
Lérminos, puesto que, como s e mencionó antes, gran plarte d e 1a ima- medios d e la educación formalizada gubernamental y se incorporen a
en acerca de lo que es mapuche y la manera como d ebería efe:ctuar- la sociedad nacional, surgirán nuevas y diferenciadas vocaciones socia-
e el cambio planeado, se origina e n la definición cieiiiiii~a cr:-.. u
.m* A e esta les y culturalcs entre ellos (por ejemplo, el mapuche rural y el mapu-
oblación. Además, Io s distin tos términos implican y requieren d e la che urbano, que existen actualmente). Debido a que los mapuches
plicación dc:diferenites meto1dos científicos y enfoques al diseño d e la individualmente no limitan sus actividades y acciones culturales o te-
nvestigacióri sobre Ic)S cambicIS sociales, culturales o económicos. Ca- rritc~rialesa aquellas definidas por su estatus indígena, los papeles que
a diseño d e investigación debe ( o debería) enfocarse e n la considera- juegan e n la sociedad nacional, al igual que sus intereses. ~ u c d e cam-
n
ión d e la hlomogeneidad y heterogeneidad d e la población que s e biar y llegar a ser más diversificados.
nteiota estucliar. Los programas d e desarrollo diseñados, formulados El último punto a tratar en este ensayo se referirá rnás a los dere-
-- --
- chos étnicos que a la homogeneidad o heterogeneidad 6tnica d e !la po-
e una manera general para introducir el camt ' I asumido con-
blación mapuche. E n el mundo cambiante-- .. de hoy la mayoría d e los
exto homogéneo, pu entualmc:nte fracasar deb ido al rechazo países está tomando mayor concienci;2 y llegarido a aceptar el hecho
ue enfrentarían a cc icia d e 1; i existen cia d e e:;as variaciones q u e grupos d e individuos dentro de un a nación reclamen derechos so-
utiles o subyacentes G I J in auciedad mapucne_ a e que - nablábamos an- bre los recursos y servicios del Estado r," A' fomento d e la identi-
l. 3. I e-

es. Los efectos resultantes pueden determinar el éxitc) de un (deter- dad d e grupo. (El caso chileno-mapuche no es el único e n este sentido,
minado programa d e desarrollo o, cuando menos, el éxito inicial con el I puesto que acontecimientos d e este tipo, e s decir, problemas interétni-
osterior afloramiento d e diferenciadas respuestas al C.?:.Bl-, ~ I I U I UUGA- parte cos, políticos, sociales, religiosos y económicos pueden observarse e n
e los variados segmentos poblacionales a medida q u e absorben el pro- el presente e n Asia, Africa, Europa, Estados Unidos y otros países d e
rama. Así, lo que en un momento dado puede ocurrir es un desequi- América Latina.) Grupos étnicos definidos, particularmente grupos P
brio entre el grado y tipo d e desarrollo específico q u e s e espera y el nativos, e n los países del Tercer Mundo, han reclamado iguales dere-
sulltado final d e tal programa aplicado a un conjunto heterogéneo d e chos. También los miembros de estos grupos se desconectan d e ellos y
egnlentos poblacionales, desequilibrio que s e hará patente e n los cam- tratan d e llegar a pertenecer a un grupo mayoritario más privilegiado
os S,ociales, económicos o educacionales, a medida que cada seqmen- (COHEN1978), como es el caso de algunos mapuches dentro de la so-
reacciona individualmente ante el programa. Una vez que: este
L ciedad nacional chilena. Sin embargo, muchas desigualdades continúan
siendo determinadas por la identidad étnica. Nos parece percibir un
oceso sea activado, sus posibilidades d e éxito serían m( xque cambio a nivel mundial, que se orienta hacia la incorporación d e los
los grupos étnicos y a permitir su acceso a los recursos y
ponibles en la nación. En el sentido d e la mera carencia d e pertinente agregar unas cuantas reflexiones, a modo d e conclusión, so-
d e reducir el conflicto, la etnicidad ha llegado a ser una bre el tipo d e observación y estudio antropológico que el investigador
goría sociocultural e ideológica, dejando d e constituir una d e campo podría esperar y realizar. Para aquellos estudiosos que han
mienta científico-social d e estudio y descripción. tenido un mínimo contacto con los mapuches en los años pasados, de-
e ensayo hemos intentado enfocar las condiciones, imagen bería ser claro que estos indígenas han sufrido un considerable cambio
os mapuches desde la perspectiva d e los conceptos científí- después d e los escritos antropológicos d e Latcham, Titiev, Hilger, Fa-
El intento no ha sido evaluar en detalle las condiciones rei- ron, Stuchlik y otros. El trabajo etnográfico realizado en las décadas d e
programas d e desarrollo necesarios para cambiar estas 1920,1940 ó 1950 no es del mismo tipo de la etnografía de las décadas
Se requieren estudios más profundos en estas áreas antes d e 1960, 1970 o aun 1980. No sólo han cambiado los mbtodos y las
cer realmente una evaluación exacta. El propósito princi- teorías antropológicas, sino tambi6n los mapuches; éstos tal vez más
onsiderar algunas de las herramientas conceptuales que el que nuestra propia profesión.
cial usa en la descripción, clasificación y estudio de la po- Realmente ya no podemos hablar d e la totalidad de la población
che, al igual que algunas de las implicaciones y consecuen- mapuche o aun clasificar a todos los mapuchw similares físicamente
urales y teóricas d e estos enfoques. Sin embargo, algunos como si también lo fueran culturalmente. Los mapuches presentes se
antes mencionados, tales como el mayor reconocimiento componen d e varias poblaciones locales y regionales que sólo se pue-
os grados d e homogeneidad y heterogeneidad en la cultu- den clasificar en una escala que va de los que están completamente in-
asícomo las posibles implicaciones d e las diferencias étni- corporados a la sociedad y cultura nacionales. a los semiincorporados
s para los cambios planeados a través de los programas de (o parcialmente aculturados) que se mantienen al margen d e la cultu-
eben ser considerados sólo como temas tentativos hasta ra nacional. Es la misma escala de aculturación la que determina, en
un estudiocientífico más específico sobre estas materias. parte, el tipo deestudio antropológico o etnográfiw realizado o a rea-
bién que este ensayo ha producido muchas interrogantes lizar por el antropólogo. Las etnografías "puras" realizadas por Lat-
cas respuestas; a pesar d e ello, creemos que esto es un re- cham y Guevara, por ejemplo, son cosas del pasado y no pueden
l en el que se encuentra nuestro conocimiento d e la so-
ura mapuches pasada y presente, así como d e la ausencia repetirse porque los grupos indígenas "puros" simplemente ya no exis-
iseñados para responder a ciertas preguntas relevantes ten. Incluso los estilos d e vida más tradicionales, observados tan
a la composición y dirección que ha tomado esa sociedad. recientemente como a fines de la década de 1940 por Titiev y 1950 por
e los estudios futuros se concentren más sobre los aspec- Hilger y Faron, en la región d e Temuco y sus cercanías, han llegado a
amplitud de la condición mapuche y sus ramificaciones, ser menos observables y mucho más difíciles de estudiar.
amiento analítico d e representaciones, a menudo idio- Muchas de las reducciones en donde Titiev y Faron trabajaron
una o dos comunidades mapuches. También es de espe- están ahoraocupadas no tanto por indígenas rnapuches como por "mes-
estudios tomen e n consideración la heterogeneidad que tizos mapuches" fuertemente aculturados, que pueden ser mejor clasi-
e los mapuches de la zona rural y urbana, para detectar ficados como "campesinos". Muchos deestos "mestizos"o "campesinos"
ulturales potencialmente más profundos y d e mayor co- son obviamente bilingües, viven en reducciones indígenas y físicamen-
odrían ocurrir en la sociedad como resultado d e un cam- t e parecen ser indígenas. Estos son, sin embargo, sólo rasgos parciales
e entrar en conflicto con lo que actualmente se percibe que los clasifican como indígenas. La mayoría de estas personas han
lación mapuche "general" u homogénea. perdido todos o conservan sólo unos pocos rasgos sociales y culturales
d e la sociedad mapuche. Es obvio que existen algunos focos culturales
y geográficos aislados, como por ejemplo los d e las cadenas costeras d e
10 HACER ANTROPOLOGIA ENTRE LOS Nahuelbuta y los valles interiores d e la cordillera de los Andes, en don-
ES? d e aún permanecen algunas formas mas puras d e la cultura y sociedad
mapuches, pero éstas están desapareciendo rijpidamer ite. Además sub-
comentarios al:iteriores sobre la sociedad y cultura ma- sisten manifestaciones panmapuches, tales ccjmo la ceremonia de ngui-
nsformación, y las nerramientas conceptuales cambian- ..
Ilatún, que aún actúa como un fuerte lazo dc:.unificac :iÓn, portador d e
ntíficos sociales usan para estudiar a los mapuches, es cultura para el mantenimiento de la integridad de la sociedad. Pero es-
to tamb&n está sufriendo cambios.
139
LLEHAY ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

onsiderando tales cambios, nosotros los antropólogos y científi- pológica simplemente se ajusta al tema que está bajo estudio. E n este
ales debemos modificar nuestras expectativas sobre lo que de- sentido, la etnografía de ayer es el estudio social o aplicado del presen-
el estudio antropológico y etnográfico d e los mapuches del te.
e. Esto debe incluir la consideración d e la cultura del campesi- Deberíamos agregar una nota d e cautela. A medida que la so-
oceso d e aculturación y sus problemas reales d e sobrevivencia. ciedad mapuche pasa por el cambio, perdiendo o alterando los patro-
dio debe situarse más en el ámbito de la antropología social y nes tradicionales, así también el individuo mapuche cambia a través d e
. Hace unos treinta o cuarenta anos había pocos, si a que había las etapas d e su vida, perdiendo conocimiento y experiencia sobre el
sociales o antropológicos enfocados en la comunidad mapu- modo d e vida tradicional. En este sentido, hacer etnografía a la mane-
lturada. La mayoría d e 11os trabajos se concentraban en consi- ra tradicional también ha llegado a ser mucho más difícil. Si e n el pa-
nes etnográficas como t:I parent.esco, los mitos, la estructura sado estudiosos como Latcham, Titiev o Faron, pudieron limitarse a
la organización económica, considerando sólo superficialmen- uno, dos o tal vez unos pocos informantes más para obtener datos fi-
ocesos reales d e cambio sociocultural que estos grupos esta-
dedignos sobre los rasgos panmapuches. el antropólogo actual tiene
erimentando. Los estudios de Titiev, Hilger y Faron nos que establecer contacto con un mayor número d e informantes para dis-
on 23 etnografías relacionadas cc~nel impacto d e la cultura na- tintos contextos si pretende registrar los patrones tradicionales. Es de-
A-l urilo d e vida indígena, marcan-
hilena en ciertos aspector UGI
.m
cir que el conocimiento sobre los patroneis mapuckles tradicionales está
etapa transicional en el estudio académico d e los mapuches. fragmentado y disperso entre las personzis de edad d e diferentes lina-
e, las investigaciones enfocaron las preocupaciones etnográfi- 5n que ellos provean
cionales de los estudiosos del 'asado, así como los problemas 1 jes y comunidades, de tal manera que la iriformacic
.
-&,
.a 2-r

s y futuros provlocados plar el cannbio cultural en una sociedad debe ser comparada con la d e los informaiir~s UG otras áreas. Este tipo

. En particular, fueron 7ritiev, Hiilger y Faron quienes propia- d e trabajo requiere un estudio etnográfico muy extenso, d iseñado Pa-
veamos yo-
ra absorber datos a través de varios años. E5 probable que -Al..*#.
trodujeron la aintropología socia1 moderna (incluyendo la in-
. aplicada)
d e la antropologia .. - . e n -
el estudlio d e los mapuches. cos trabajos de este tipo en los años venideros. Si el antropuiug~3010
"

rmente, al principio d e la déca da d e l!370, Milan Stuchlik está a la búsqueda de conocimiento sobre el mestizo de los días moder-
on más amplitud estos enfoqucs. No obst,ante, el enfoque so- nos o el campesino mapuche, unos pocos informantes pueden ser su-
ográfico combinado (o aplicado,\ A,. u, ~ a r i > Sestudiosos no fue ficientes, simplemente porque ellos proveerán información sobre las
esultado de los tipos de interrogantes y los niveles de indaga- condiciones dt:su propio tiempo.
resados e n el campo d e la antropología durante su tiempo, o Reconocemos quc2 no todo informante comparte precisamente el
u propio interés particular en la investigación. Fue también el mismo conocirniento sc)bre el modo de vida de su sociedad y que no to-
o del tipo de condición social y ciui t u r i que s e observaba en- do individuo posee conocimientos acerca de todos los sectores de la
dígenas mapuches. Es decir, estc3s inve:stigadores tenían que cultura. Así, la descripción y análisis etnográficos deben ser una com-
rencia a un enfoque más social o aplicacjo en los estudios ma- posición extractada de los diversos aspectos de una cultura y entrega-
debido a que estos indígenas er;an "menc3s indígenas" y más da al etnógrafo por numerosos informantes. Uno o unos cuantos
os"~"campesinos"; en otras palabr;3s, invita1ban no sólo a un tra- informantes no pueden verbalizar el cuadro etnográfico totalizador
gráfico sino también a un estudia1 social alAicado. D e esta ma- que pretende descifrar el observador científico. La investigación futu-
es un accidente que sus estuuiu3 .A:-.. ---
~u~lstituyeran un tipo ra entre los mapuches requerirá del establecimiento de un buen núme-
d e etnografía en transición, de acuerdo a la clasificación d e ro d e contactos en diversos contextos culturales, además d e
igaciones sociales d e la actualidad e n antropología. persistencia por parte del etnógrafo.
lo anterior se desprende que sin lugar a dudas se están rea-
menos etnografías y más estudios sociales y aplicados sobre
ches. En realidad es un tanto irrelevante preocuparse del ti-
udio antropológico que se realiza, puesto que todas las inves-
s enfocan en alguna manera la situación d e cambio, las
nes d e los fenómenos observables en el área y el segmento po-
que se estudia. Se trata d e un caso en que la disciplina antro-
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Discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . .
\

111. LOS COMPLEJOS CERAMICOS FORMATIVOS DEL CENTRO-SUR DE 4. Los rnapuches desde una perspectiva social científica: $ni-
CHILE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 dad o diversidad étnica? . . . . . . . . . . . . .
'I 5 . Contextos variables de interacción en la sociedad mapuche .
'1 1 . Antecedentes y cuerpo de datos . . . . . . . . . . SS
6 . La persistencia de la etnicidad mapuche . . . . . . . .
!! / 2 . Cronología cerámica . . . . . . . . . . . . . .
- 56
7 . Cultura mapuche. ciencias sociales y desarrollo . . . . .
i 3 . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
1 8 . Epilogo: ¿Cómo hacer antropología entre los mapuches? . .
I1 CLASIFICACION. USO DEL ESPACIO Y CONOCIMlENTO ANCESTRAL
4 IV. EN LA SOCIEDAD Y CULTURA MAPUCHES . . . . . . . . . . 75 Referencias Bibliográficas . . . . . .

Datos y métodos . . . . . . . . . . . . . . .
La sociedad y cultura mapuches: pasado y presente . . . .
Ideología y religión mapuches . . . . . . . . . . .
Ceremonia y ritual público . . . . . . . . . . . .
Conocimiento ancestral y tradición . . . . . . . . .
Conjunción del espacio etéreo y el espacio físico en la cere-
monia . . . . . . . . . : . . . . . . . . .
Clasificación de los espacios vertical y horizontal . . . . .
Simbolosiconográficosdelespacioritual . . . . . . .
Nguillatun y awn: encuentro específico del espacio etéreo y
el mundo del mapu . . . . . . . . . . . . . . .
9.1. Diferencias y similitudes entre el nguillahín y la cere-
monia del awn . . . . . . . . . . . . . .
9.2. El nguillahin . . . . . . . . . . . . . .
9.2.1. Diseño interno y estructura de la actividad del
campo de nguillatún . . . . . . . . .
9.2.2. El simbolismo natural y el orden ecológico . .
9.2.3. Intercesores rituales: nguillatufe y machi . . .
9.3. Awn . . . . . . . . . . . . . . . . .
La dimensión temporal de la ceremonia . . . . . . . .
La continuidad de ritos ceremoniales andinos y amazónicos
en la cultura mapuche . . . . . . . . . . . . . .
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . .

V . DE LA ETNICIDAD MAPUCHE . . . . . . . . . . . . . 121

1 . Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
2 . Algunos comentarios sobre el concepto de etnicidad . . . . 124
3 . uniformidadc cultura lo diversidad cultural? . . . . . . 126-

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