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ARIES CAPRICORNIO

Fuego - Cardinal - Positivo Tierra - Cardinal - Negativo

Regido por Marte Regido por Saturno

Símbolo: el Carnero Símbolo: la Cabra

Fuerzas diurnas Masculino


- Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación ARIES-CAPRICORNIO
—Sólo los alegres e inocentes e insensibles pueden volar.
— ¿Qué se entiende por alegre e inocente e insensible? Ojalá yo fuera alegre e inocente e
insensible.

La ansiosa queja extraída del Peter Pan de James M. Barrie muy bien podría haber sido formulada por un
Capricornio que envidiara la capacidad de Aries para volar dichosamente por la vida, con un estilo libre y
despreocupado. Sin embargo, la Cabra no tiene por qué envidiar la aptitud del Carnero para ser insensible,
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porque la insensibilidad es sinónimo de egoísmo, una cualidad que Aries no monopoliza en absoluto. Los
capricornianos la comparten con creces.
El egoísmo de Aries es producto de la desconsideración del Carnero y de sus deseos a menudo infantiles.
Lo que Aries ambiciona, de una manera u otra, lo consigue, siempre que él —o ella— aprenda a dominar el
entusiasmo marciano y no arremeta con demasiada prisa. El egoísmo de capricornio se origina en el afán de la
Cabra en no mirar atrás para ver quién resbaló y quedó rezagado, por miedo a que esto .aplace su propia cita
personal con el destino. De todas maneras, el egoísmo es el egoísmo, cualquiera que sea la base o la causa, y
ambos incurren en él con bastante frecuencia.
En cuanto a las otras dos condiciones para volar —la alegría y la inocencia— la Cabra tiene todas las razones
del mundo para envidiar al Carnero. La palabra alegría no se asocia generalmente con los individuos regidos
por Saturno. Intentad aplicársela a los capricornianos Humphrey Bogart, Edgar Allan Poe, Juana de Arco o
Howard Hughes. Bogart desenfundando alegremente su revólver. Poe citando alegremente las palabras del
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Cuervo. Juana de Arco capitaneando alegremente los ejércitos de Francia contra Inglaterra. Howard Hughes...
bueno, Howard Hughes haciendo alegremente cualquier cosa. O incluso su gemelo idéntico, Robard Hughes.
(Si por casualidad lo tuviera... pura fantasía, ya sabéis.) La inocencia tampoco es una cualidad capricorniana.
Los Capricornio nunca son inocentes, ni siquiera cuando son bebés, párvulos o niños. Todos ellos, tanto
cuando lucen botitas de color rosa como cuando las lucen de color azul, nacen, sin excepción, convertidos en
pequeños viejecitos o pequeñas viejecitas, con un sentido muy profundamente implantado de la sabiduría y la
paciencia, que normalmente no se adquiere hasta aproximarse o pasar el jalón de los cien años, hablando en
términos cronológicos.

De modo que, como veis, existen pocas probabilidades de que la Cabra vuele por la vida con la ingenua
alegría y la inocente candidez del Carnero, hasta muy pasada lo que se denomina falazmente «edad
intermedia» (que en verdad es la flor de la juventud en un lapso de expectativa de vida de trescientos a
quinientos años, viable aun ahora, para aquellos que se lo proponen seriamente). Es entonces cuando
empezará el proceso de «envejecimiento hacia atrás» del Capricornio, con sus eclosiones de abandono total
que a veces pueden remontar a la Cabra incluso por encima del Carnero. Por eso los Aries generalmente se
sienten más cómodos en compañía de las Cabras mayores. Las más jóvenes los ponen nerviosos.


 
Las razones que tienen los Aries para forjar cualquier tipo de relación o asociación humana son siempre
impulsivas e idealistas, y están gobernadas por las emociones. Los capricornianos tienen motivaciones más
prácticas. Aunque es comprensible que a las Cabras las disguste la implicación astrológica de que tienden a
«valerse del matrimonio para ascender en la escala social o económica», lo cierto es que esto se aplica con
más frecuencia en el caso de los Capricornio que en el de los Aries. No se trata de que los Capricornio sean
fríos y calculadores. Al fin y al cabo, sólo piensan en los hijos por nacer. Éstos no sólo tendrán zapatos, sino
que los tendrán de primera, porque los servicios del podólogo son tremendamente costosos. Y ciertamente no
sufrirán en el futuro (los hijos, no los podólogos) las consecuencias de un desvarío romántico presente. Es por
ello que Capricornio se horroriza a menudo cuando oye la historia de una pareja de amigos que conviven
felices sin casarse y que se proponen renunciar a sus empleos y recorrer Europa en bicicleta durante más o
menos un año. Lo que alarma a la Cabra no es sólo la falta de un contrato de matrimonio. ¿Qué sucederá si
ella queda embarazada durante el viaje? Y si él abandona un excelente empleo, ¿cómo se las apañarán para
pagar el tratamiento de ortodoncia de los niños?
Ahora bien, es posible que esto horrorice a algunos lectores capricornianos, y que los conmueva hasta el

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tuétano, pero entramos en la era de Acuario, queridos, y la chica de nuestro ejemplo, y su enamorado, están
ensayando un matrimonio de prueba. Veréis, no planean tener hijos con los dientes o los dedos de los pies
torcidos mientras no estén seguros de que podrán soportarse recíprocamente durante el tiempo suficiente para

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criar una familia con un asomo de estabilidad. Si la relación no prospera, se separarán amistosamente (en
general)... más tristes, pero también considerablemente más sabios.

La reacción típica de Aries ante un acuerdo de este tipo es casi conmovedoramente sentimental y
románticamente optimista. Si los dos se aman realmente, piensa el Carnero, tienen que saber que su amor será
eterno, ¿y entonces por qué no se casan desde el principio?

La reacción típica de Capricornio frente a la misma situación también es casi conmovedoramente


sentimental y románticamente optimista. La joven Cabra se hace eco de la pregunta del joven Carnero. Si los
dos se aman de veras, deberían saber que su amor será eterno, ¿y entonces por qué no se casan desde el
principio? Hasta aquí, la Cabra y el Carnero marchan a la par. Luego, Marte y Saturno se separan.
Bruscamente.
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Después de deliberar adecuadamente y de reflexionar cuidadosamente —v una vez mitigado el horror
inicial— Capricornio analizará el problema con la sagacidad propia de Saturno y por último llegará a la
conclusión de que al fin y al cabo el acuerdo es sensato. (Como la Cabra es un realista inveterado, la
moralidad de Capricornio está estrechamente entrelazada con su espíritu práctico.)
Muy bien, olvidemos las flores de azahar y la cuestión moral, pero igualmente Capricornio se pregunta:
«¿y quién pagará el alquiler?» Probablemente la chica. Veréis, su amante anhela ser poeta, así que durante un
tiempo ella tendrá que mantenerse y mantenerlo. Aries no encuentra nada censurable en esto. No ocurre lo
mismo con Capricornio. O sea que el consejo que Capricornio le daría a la chica sería: «Dile que olvide los
versos y se gane la vida, o despídete cordialmente de él, sin remordimiento».

Los Capricornio siempre se ofenden cuando los Aries los acusan de ser ambiciosos. Creen que nadie lo sabe.
¿Quiénes, ellos? ¿Ambiciosos? Sí, ellos... ambiciosos. Las Cabras son lerdas en descubrir en sí mismas
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algunos otros rasgos propios de Saturno, cómo esos accesos periódicos de lóbrego pesimismo, su avidez por
aferrarse al peldaño más alto de la escala social, su renuencia a desafiar al sistema... y su sometimiento a
menudo ciego a la tradición, la familia, la ley, el orden y todas las formas de autoridad. (La Cabra J. Edgar
Hoover no hacía más que cumplir con el deber que le imponía Saturno.)
Los Carneros también son ambiciosos, pero sin ambages. En lugar de caer en el pesimismo, tienen
accesos periódicos de optimismo francamente absurdo. La mayoría de los Aries no saben distinguir una
escala social de una persiana, se deleitan en desafiar al Sistema, no sienten absolutamente ninguna obligación
de respetar ningún tipo de autoridad... y en general sólo rinden ciega pleitesía a sí mismos, a sus propios
deseos e ideas.

En mi condición personal de Aries, formulo la siguiente confesión de muy mala gana. Pero ella ayudará a
aclarar la vibración que existe entre los dos signos solares, bueno... está bien. Mi hija, Jill (capricorniana), ha
sido más sensata que su madre desde el día en que nació. No sólo más sensata sino también más serena, más
práctica, más prudente... y siempre estaba exasperantemente en lo cierto. ¿Dije que ha sido más cauta?
También más cauta.
Ya hace bastante tiempo que empecé a llevar conmigo a Jill cuando salía a hacer mis compras navideñas,


 
segura de que ella cuidaría de que no perdiera mi dinero, mi monedero, mis paquetes... o mi cabeza.
Iniciamos esta pequeña tradición festiva cuando mi Capricornio tenía sólo ocho años. Era humillante. Pero
nunca fallaba.
Antes de que empezara a llevarla conmigo, no había una Navidad en la que no olvidara el dinero de las
compras, o media docena de regalos, sobre un mostrador del primer piso de Macy's o Gimbel's, y sólo me
daba cuenta de ello cuando estaba en un ascensor atestado, rumbo al duodécimo piso. Después de un tiempo,
resolví que realmente le exigía demasiado a San Antonio (especialista en hallar objetos extraviados) y recluté
a mi diminuta Cabra como acompañante. Les transmito .1a información a todos los padres arianos de
criaturas capricornianas, a modo de regalo de Navidad... para todas las estaciones.
Bobbs Pinkerton, la afectuosa y sabia supervisora de mi primer libro, Sun Signs (Los
signos del Zodíaco y su carácter, Editorial Pomaire, 1977), me juró una vez que ella no
era una típica Cabra porque adora (arguyó) los colores llamativos. «Me enloquecen», creo que me dijo.
(Astrológicamente muy dudoso, aunque tiene una Luna en Sagitario, y probablemente desea que la
enloquezcan.) De modo que hicimos una apuesta —pequeña, naturalmente, porque los capricornianos no-

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arriesgan con mucha prodigalidad— y revisamos sus armarios.

Sólo encontramos prendas negras (con unos mezquinos ribetes blancos), azules oscuras, verdes oscuras y
marrones. Finalmente, extrajo triunfalmente del fondo del armario un mono de color amarillo canario, chillón,

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cuidadosamente envuelto en papel de seda e impregnado por un fuerte olor a naftalina. Le clavé mi mirada
marciana más penetrante y ella confesó, ruborizándose: «Bueno, sólo lo uso en casa, pero fue una ganga».
Como era una Cabra típicamente honesta, comprendió que los catorce centavos que había apostado me
correspondían con pleno derecho, y los pagó sin chistar.
Los capricornianos tienen la aptitud auténticamente maravillosa de enfrentar los hechos objetivamente,
controlar sus defectos y usufructuar al máximo sus virtudes. A los Carneros les convendría imitarlos.
Hablando de ropa, la Cabra Bobbs cuenta que tiene una vecina capricorniana de ochenta años que usa
minifaldas y recatadas blusas de cuello alto y mangas largas. «Bueno —dice—, yo lo entiendo así. Las
piernas son las últimas en fallar.»

Así que no es correcto imaginar a todas las Cabras como mujeres pacatas. Los Capricornio de sexo masculino
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tampoco son siempre tan remilgados y decorosos como podríamos suponer. Puesto que no están abrumados
por el bagaje del idealismo ariano, pueden sobresaltar al Carnero con todo tipo de propuestas y actos
inesperados... en privado.
Sin embargo, en última instancia, la mentalidad capricorniana circula, al menos en públicos por carriles
bastante conservadores. Aries acusa frecuentemente a Capricornio de falta de compasión, y sin embargo, la
Cabra no está desprovista de tierno interés y misericordia por quienes verdaderamente los merecen. La
cooperación entre el Carnero y la Cabra puede generar un éxito insospechado cuando apuntan conjuntamente
sus cuernos contra el prejuicio y la falacia, en lugar de apuntarlos el uno contra el otro.

Imaginad a la cabra montés, tímida pero robusta y de pisada firme, que pasa cuidadosamente de un risco a
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otro, con confianza y tesón... que se las apaña para encontrar suficiente alimento en las matas de pastos ralos,
y que incluso traga cartón y mastica latas cuando es necesario. Nada puede frenar su marcha lenta pero segura
hacia la cumbre de la verdad, la sabiduría y la justicia que la convoca desde lo alto.
Ahora imaginad al carnero de la montaña escabrosa, que necesita una dieta de hierba más sustanciosa. A
diferencia de la cabra, el carnero no puede digerir plácidamente los clavos herrumbrosos de la crítica y las
astillas de vidrio del desencanto... y cuando salta de risco en risco a menudo calcula mal la distancia, cae y se
fractura los cuernos. Como la visión soñadora lo distrae en el sendero peñascoso de la Naturaleza, el carnero
de grandes cuernos coge algunos atajos imprevistos.
Ésta es la diferencia básica entre los hombres, mujeres y niños arianos y capricornianos. Ambos signos
solares son robustos escaladores. Pero la meta final de la Cabra es la cima misma de la montaña, el único
lugar donde ella (o él) se siente realmente segura. Para el raro Carnero, más gregario, que llega a tanta altura,
la cima de la montaña es un lugar solitario, sin más desafíos... ¿y qué sentido tiene la vida sin la emoción del
peligro? Para el Capricornio... es apacible. Para el Aries... es aburrida.


 
Mujer ARIES Hombre CAPRICORNIO
—Ahora —dijo él—, ¿te daré un beso?
...Ella se rebajó bastante al inclinar el rostro hacia él, pero él se limitó a dejar caer un
botón de bellota en su mano; de modo que ella devolvió lentamente el rostro a donde había
estado antes, y dijo amablemente que colgaría su beso de una cadena que luciría alrededor
del cuello.

El aire inconfundible de soledad que flota alrededor del hombre Capricornio, incluso en una habitación llena
de gente, atrae inmediatamente a su lado a la chica Aries. Para la Carnero femenina, sentimental y
egocéntrica, la razón de su soledad es obvia. La ha estado esperando... para que ella le muestre que la vida

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puede ser muy hermosa. Así que ella se lo muestra directamente. Aries nunca se anda con rodeos.
Sin embargo, es posible que el entusiasmo inicial de ella sea sofocado al cabo de muy poco tiempo por las
reacciones lentas del capricorniano, por su inmunidad terrena al fogoso carisma de Marte... y tal vez las

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emociones impulsivas de ella la induzcan a resolver finalmente que él es demasiado engreído, altanero,
distante. ¿Cómo podrá ayudarlo a encontrar la luz del sol si él está tan melancólicamente apegado a su
carrera, para no hablar de su familia... incluidas sus tías abuelas y primas cariñosas, así como sus biena-
venturados padres? Hay pocas esperanzas de que él la alce en brazos y se case con ella cuando ya está tan
permanentemente desposado con su empleo, su ambición y/o sus parientes.
Éste podría ser el fin de una relación promisoria que quizá habría sido profundamente satisfactoria, y
próspera en lo económico. ¿Por qué ella habría de malgastar su tiempo, esforzándose en quebrar su soledad
para mostrarle que la vida es bella, cuando es obvio que él disfruta de su aislamiento? No reconocería a la
belleza si ésta lo embistiera de frente. Sin embargo, ella se equivoca.
Los capricornianos valoran la belleza. Pero él nunca le hablará de aquellos cuadros que pintó en la
escuela cuando la maestra no miraba, ni de la música en la que se sumergía cuando no escuchaba nadie, antes
de consagrarse a los graves problemas que plantea la conquista de la seguridad en un mundo enloquecido. No
le hablará de esto... a menos que a ella le interese realmente.
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Es doloroso perder al ser que amas porque no puedes comunicarle tus sentimientos, y esto es lo que
sucede con demasiada frecuencia en la relación entre el taciturno chico Cabra y la agresiva chica Carnero.
¿Cómo podrá hacerle conocer a ella todos esos ensueños secretos que anhela transmitirle... cómo podrá
mostrarle el romanticismo de toda la vida que yace oculto en el fondo de su tímido y extraño corazón de
Cabra? Bueno, él deberá encararlo así: si ella no encuentra más virtud en lo excepcional que en lo excitante,
no es la chica apropiada. O podrá aprender de memoria el soneto de Elizabeth Barren Browning que empieza
diciendo: «¿Cómo te amo? .Déjame contar de cuántas maneras...», y practicar, y practicar, y practicar. A lo
largo de los siglos los enamorados han descubierto que pueden comunicarse en verso los sentimientos que
estaban sepultados en sus almas, esperando que alguien los exhumara para revelarlos a una persona en
particular.
Así que veréis, es posible que el instinto de la chica Aries, regido por Marte, estuviera en lo cierto. Él
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esperaba realmente que ella se acercara y le enseñara a pintar quimeras. Sólo se trata de que su táctica inicial
tal vez fue abrumadora para la Cabra más introvertida. A los capricornianos les resulta difícil acostumbrarse a
los actos temerarios y desenfrenados, aunque éstos se ejecuten en nombre del amor. Este hombre necesita un
poco de tiempo para asegurarse de que controla firmemente la realidad del romance, y aun entonces procede
con cautela. Así, tiene la certeza de que no resbalará y caerá, y de que no cometerá errores que podría
lamentar en el futuro. La política de Aries es: «Vuele ahora, pague después». La de Capricornio es: «Pague
ahora... y vuele después, con la conciencia tranquila».

Suponiendo que Capricornio y Aries consigan salvar el abismo de sus diferencias, y se aferren el uno a las
manos y el corazón del otro, igualmente deberán superar o pasar por alto las discrepancias entre sus
concepciones de la vida. Ella procurará superarlas. Son diferentes incluso cuando abordan los problemas de
sus diferencias. La explicación de esto reside en sus enfoques divergentes. He aquí un par de ejemplos.

La situación: Él acaba de lesionarse la rodilla, y el médico le ha dicho que para no agravar la herida debe
abstenerse de caminar con esa pierna durante por lo menos tres semanas. (Los capricornianos siempre se
golpean la rótula, visitan al dentista, se rompen los huesos o sufren ataques de artritis. Por lo demás, gozan de


 
excelente salud.) La lesión de la rodilla estropea la excursión que planeaban hacer para esquiar en las
montañas.

ARIES: Siento que no puedas venir, cariño. Pero seguramente no te molestará que vaya con los otros y
trate de distraerme a pesar de todo.
CAPRICORNIO: ¿Sabes lo que eres? Eres egoísta.
ARIES: ¿Pretendes que me quede aquí teniéndote la mano, cuando hace un año que sueño con este fin de
semana? ¿No puedes hacer un esfuerzo y venir, aunque no esquíes?
CAPRICORNIO: No, no quiero ir mientras estoy tullido, y sí, pretendo que te quedes aquí tendiéndome la
mano, si me amas.
ARIES: ¿Sabes lo que eres? Eres egoísta.
(En realidad, los dos tienen razón. Ambos son egoístas.)
Otra situación: (Si la primera todavía no los ha espantado.) Ella está transitoriamente en bancarrota, así que él

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le presta dinero para que pueda reparar su auto y pagar el alquiler. Ella no tiene escrúpulos en pedírselo. Al
fin y al cabo, están enamorados. A ella la impresiona y la conmueve que haya tenido la gentileza de darle el
dinero sin protestar ni regatear. Transcurren varios meses y ella aún no ha saldado la deuda. Veréis, es que la
ha olvidado por completo. De modo que él se la recuerda afablemente, pero ella piensa que no es más que una

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broma. En el ínterin, ella lo ha cubierto de regalos: un costoso televisor en colores y un quimono de seda pura
para Navidad.., más un reloj de oro macizo y un cachorro de San Bernardo para su cumpleaños, todo ello
pagado con sus propias tarjetas de crédito. Él se siente sinceramente conmovido y queda agradecido por el
gesto, pero no tan agradecido como para olvidarse de enviarle por correo una factura informal por los
doscientos dólares que le prestó (algunos capricornianos habrían agregado unos dólares más en calidad de
intereses), 'y el amor vuela por la ventana en medio de un estallido de fuegos de artificio marcianos.
ARIES: ¿Cómo se atreve a asentar nuestra intimidad sobre una vulgar base financiera? CAPRICORNIO:
¿Cómo se atreve a violar nuestra intimidad negándose a respetar un compromiso recíprocamente contraído?
Y así siguen las cosas: cric, crac, pim, pam, pum.
En el aspecto físico del amor, deberán superar el mismo tipo de obstáculos antes de alcanzar la satisfacción
física. Cuando el Carnero se aparea con la Cabra, se produce una amalgama de Fuego y Tierra, y
normalmente éstos no se cuentan entre los elementos más compatibles.
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Los impulsos sexuales de él están controlados por Saturno, el planeta de la resistencia sólida, la
autodisciplina y la estabilidad. Los de ella están regidos por Marte, planeta que simboliza el principio
masculino de la penetración inflamada. Capricornio preferiría quedarse solo y hambriento de amor antes que
correr el riesgo de que lo queme una pasión pasajera.
Aries preferiría abrasarse antes que no intentarlo siquiera. De modo que generalmente es ella quien toma
la iniciativa sexual. Si las estrellas son favorables, y si ella lo atrapa cuando él está demasiado débil y no
puede resistir, el hombre Capricornio responderá a sus frescas y entusiastas expresiones de amor con ese tipo
de honda vehemencia que sólo pueden entender los regidos por Saturno... y con un profundo afecto que la
sorprenderá tanto como la deleitará.
Si milagrosamente estos dos consiguen entenderse, probablemente se debe a que él tiene la Luna en Aries,
Sagitario, Leo, Géminis o Acuario... o a que ella la tiene en Capricornio, Tauro, Virgo, Piscis o Escorpión.
Entonces las diferencias que existen entre ellos (y hay diferencias innegables) tenderán a atraer en lugar de
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repeler. En otras palabras, en lugar de sentirse fastidiada por la cautela, la estabilidad y la compostura de
Capricornio, Aries lo respetará por estas cualidades de las que ella misma carece, y procurará imitarlas. En
lugar de sentirse incómodo frente al ímpetu arrollador de Aries, Capricornio envidiará y admirará esta
cualidad, y aflojará un poco sus ataduras. Con una relación armoniosa Sol-Luna en sus respectivas cartas, el
amor entre Aries y Capricornio puede desarrollarse y convertirse en una devoción profunda y perdurable...
tanto desde el punto de vista sexual como desde muchos otros.
Sin embargo, con una cuadratura u oposición entre sus signos Sol y Luna natales, la Cabra y el Carnero
entrechocarán sus cuernos en una batalla perpetua, o se aburrirán tanto el uno del otro que un día se irán y
olvidarán volver. Cualesquiera que sean sus posiciones planetarias, siempre existe la posibilidad de que la
recelosa circunspección inicial de él paralice el natural entusiasmo romántico de ella, y entonces nunca
pasarán de cogerse de la mano en el cine... o de formularse con la mirada promesas mágicas que nunca
cumplirán.
La Cabra y el Carnero no son inmunes al error de todos los amantes de la configuración de signos solares
4-10, que ven el mundo a través de lentes de distintos colores. Se enamoran, y después intentan modificar
precisamente las cualidades del otro que los atrajeron inicialmente. Cuando él decide por primera vez que la


 
ama, lo entusiasma su conversación optimista, efervescente. Incluso su temeridad lo intriga y le inspira una
admiración inusitada, renuente. Las extravagancias de ella lo hacen sonreír, y sus errores lo hacen reír
indulgentemente. Después, perversamente, intenta trasmutar su personalidad confiada, optimista, en otra más
convencional y aceptable. Pero ella no se deja moldear.
Cuando ella decide por primera vez que lo ama, se siente muy impresionada por su aura fuerte y silenciosa
de poder. Ésta la desconcierta y la excita. Su paciencia y mansedumbre son un bálsamo para las emociones
enmarañadas de ella, y su corazón late más deprisa con sólo imaginar lo que será compartir una relación
íntima, cotidiana, con este hombre afable, silenciosamente alegre, prudente y equilibrado. Entonces ella
empieza a sentirse sofocada por todo esto, y trata de inducirlo a arrojar la cautela por la borda. Le hace señas
y lo invita a correr con ella en pos de quimeras, a retozar por aromáticos campos de trébol bajo la lluvia
estival... circunstancia ésta en la cual descubrirá que él ha traído el paraguas consigo.

El hombre Capricornio no entiende por qué la chica Aries se divierte tanto montada en un eterno tiovivo.
Éste le produce vértigo y nada más. Pero a ella le gusta la música del organillo y la forma en que el viento le

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agita el cabello. La ariana se preguntará por qué él mantiene el corazón encerrado en un lugar hermético. Él
le explicará que es sólo por razones de seguridad. Pero en un corazón no hay nada para robar. Sólo hay cosas
para dar.

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Cuando este hombre y esta mujer se separan, es posible que el eco de la música que antaño escucharon juntos
los persiga y les recuerde que quizá no perseveraron bastante. Es posible que él no deje entrever la pena que
experimenta por haberla perdido, pero las aguas corren a mucha profundidad, y la amargura de la Tierra
corre a más profundidad aún. Ella llorará desconsoladamente durante muchos días, ciñéndose a su propia
pauta emocional fogosa, pero poco a poco lo olvidará, aunque tal vez siga contemplando el amanecer
pensativamente durante muchos años. Ella no le dirá cuánto sufre por dentro... ¿para qué? Es tan frío e
indiferente, y apenas la saluda cuando se cruzan en la calle... como aquella vez en la esquina, cuando el
tráfico urbano era tan compacto y bullicioso que sólo pudieron intercambiar un ademán. Él ni siquiera sonrió.
Pero lo que ella ignora es que en alguna parte, en lo más recóndito de su corazón solitario, posiblemente él
piensa cosas que ella sospecha, quizá palabras como éstas...
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¿Cuántos años tengo? Tendré 92 la próxima Navidad aunque no confieso
ni un día por encima de los 20... incluso después de cortadas y barajadas todas
las tarjetas de cumpleaños
es difícil calcular.

He envejecido por lo menos 500 años desde que tropecé contigo; sin embargo vivo
creyendo en cuentos de hadas
como el de la Princesa y la Rana
y aún creo que me deseabas...
¿acaso tengo más o menos tres años?

nunca sabrás... cuántos años tengo


M

pero igualmente te diré


que nací a la hora en que te conocí... y he muerto hoy. *

Por supuesto, ella no oye las palabras que el corazón de él le recita silenciosamente. Ella rumia sus propios
pensamientos, recuerda aquello que él le dijo, al amanecer, mientras caminaban por la playa, junto al
océano... cuando él la cogió en sus brazos y le susurró: «Y aquí te quedarás, hasta que sea hora de que te
vayas». Entonces ella le preguntó: «¿Cuándo llegará esta hora?». Pero él no contestó. Así que no volvió a
preguntárselo. Aries es orgulloso.

Recordad el mensaje de las estrellas. Aquellos enamorados que triunfan en la difícil prueba que la
influencia vibratoria 4-10 le impone al alma, tienen la bendición de Venus. Y quizá se necesita la
intervención del dulce planeta Venus para ablandar dos corazones regidos por los planetas masculinos, Marte
y Saturno. Venus... v la música... y la poesía... y los recuerdos...


 
Las tensiones y los problemas, los malentendidos v la falta de comunicación que deben enfrentar este
hombre y esta mujer... son tremendos. Pero las recompensas que reciben por ser pacientes el uno con el otro,
y por esperar que los guíe la sabiduría del corazón... son eternas. Ahora ella lamenta no haberse quedado en
casa cogiéndole la mano aquella vez que se lesionó la rodilla. ¿Cómo pudo haber sido tan egoísta? Ahora él
piensa que tal vez debería haberle propuesto acompañarla, sólo para verla esquiar por una pendiente cubierta
de nieve, con la convicción de que le pertenecía. ¿Cómo pudo haber sido tan egoísta?
Es mejor prevenir que curar. Pero quizás aún no sea demasiado tarde para decir: «Lo siento». Nunca es
demasiado tarde para quienes aman de veras. E incluso cuando el Carnero y la Cabra que antes se amaron
están separados... donde fuere... Venus les hace guiños a los dos, v proyecta el mensaje de su brillo sobre la
soledad de ambos, con la promesa refulgente de que tal vez habrá un nuevo mañana.

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Hombre ARIES M u j er CAPRICORNIO

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...desde el principio hasta el fin ella había sido más prudente que él.
Por supuesto era una pena; pero lo que el señor Amado hacía, fuera lo que fuere.
debía hacerlo en exceso, pues de lo contrario abandonaba al poco tiempo.

El efecto que se hacen recíprocamente el hombre Aries y la mujer Capricornio depende sobre todo de la edad
que ella tiene cuando se encuentran por primera vez. Si ella aún es adolescente, o tiene menos de treinta años,
es posible que lo vea como un tipo bastante tosco, autoritario, troglodítico, sin futuro. Y es posible que él la
vea como una avinagrada, o por lo menos como una reclusa, rara y con mentalidad de abuela. (Por supuesto,
conozco a una chica Cabra que lleva una vida muy disipada, casi hasta llegar al colmo de la disipación pero
tiene todos sus otros planetas en Acuario, bajo la influencia negativa de Marte. Aquí nos ocupamos de los
tipos de signos solares esencialmente puros.)
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Si se conocen cuando la mujer tiene más de treinta años (cuanto más tarde, mejor), es posible que ella sea
muy divertida, y que esté llena de ideas originales acerca de todas las cosas, desde la psicología hasta la
ecología, y que tengan mucho más en común. Esto puede inducir al Carnero a pensar que ella es tan
impulsiva y despreocupada como él, pero este no será más que otro de sus precipitados juicios arianos. Ella
sigue siendo una capricorniana, bajo la férrea influencia de Saturno, y su extravagante garabito de enveje-
cimiento invertido nunca será tan elástico como para destruir o deformar sus criterios básicos de seguridad.
Nunca nada modificará el respeto de Capricornio por el éxito y por una sólida cuenta bancaria. Ahora bien, la
mayoría de los hombres arianos irradian un potencial de éxito. Éste brilla en sus facciones como la luz de un
faro, y se expresa en su andar y sus movimientos agresivos. Pero los Carneros no siempre exhiben una
aptitud natural para forjar sólidas cuentas bancarias. Hasta que ellos pasan la barrera de los treinta. (Digamos
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cincuenta. Mejor aún... sesenta. Al fin y al cabo, con un lapso de vida potencial de trescientos a quinientos
años, disponen de mucho tiempo para madurar.)

Las chicas Capricornio gravitan por instinto hacia quienes están en la cúspide. Después de todo, alguien
tiene que saber quién es quién y qué es qué. ¿Acaso el sentido de responsabilidad es tan censurable? No, pero
para los Aries puede ser enervante. Huele a cautela y prudencia, dos palabras que este hombre nunca aprendió
siquiera a deletrear, porque tiene una especie de trauma freudiano en relación con ellas. Simbolizan lo que
más teme: la represión de su entusiasmo marciano.
Por eso es raro que se desarrolle una relación amorosa cuando estos dos se conocen en una situación de
trabajo, en la cual, por ejemplo, el Carnero es el jefe y la chica Cabra es la secretaria. Él comprenderá que ella
es una perfecta alhaja como secretaria, con un sex appeal cautivante, aunque ligeramente mitigado y
controlado. Es una mujer capaz y eficiente, muy divertida (aunque oculta muy bien su humor en las horas de
trabajo). El hecho de que ella comprenda que es una subordinada, y que las subordinadas deben aprender de
sus superiores, halaga su ego marciano. Entonces él descubre (ojalá antes de que sea demasiado tarde), que
ella está aprendiendo discretamente todo lo que necesita saber para sustituirlo como jefe. Obviamente, un


 
Carnero así amenazado olvidará su sex appeal y la despedirá en un santiamén. Pero aun entonces, es probable
que él siempre la recuerde como una excelente secretaria, si bien su aterradora experiencia lo obligará a
agregar una frase atemperante como «furtivamente ambiciosa».
Sin embargo, la Cabra y el Carnero pueden formar una pareja interesante cuando no compiten entre sí. No
he dicho deslumbrante ni fantástica, sino interesante.
A esta altura ya sabéis que el símbolo de Capricornio es la cabra montés. Pero es posible que no sepáis
que el símbolo correspondiente de Capricornio en la mitología griega es Jano, el dios de dos caras. Antes de
que os forjéis una idea equivocada, dejadme explicar el significado de las dos caras de Jano: una de ellas está
vuelta hacia el pasado, la otra hacia el futuro. Para Capricornio, el futuro sólo es importante en la medida en
que se relaciona con el pasado. El Carnero no tardará en descubrir que si quiere impresionar a esta chica le
conviene tener un árbol genealógico respetable, que se remonte por lo menos cinco o seis generaciones atrás.
En cuanto a ella, bueno... una mujer Capricornio no necesita realmente un árbol genealógico. Se podría decir
que los capricornianos son sus propios antepasados. Reflexionad sobre esto. Si conocéis a algunas Cabras
típicas, entenderéis muy bien lo que quiero decir.
A menudo, una chica capricorniana se encontrará implicada en lo que sólo se puede definir como una

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situación romántica «imposible». Y existe una buena razón para ello. La mujer que se cree, en secreto, una
persona imposible, buscará inconscientemente una relación amorosa imposible para justificar la opinión que
tiene de sí misma... y para autocastigarse. Eso es precisamente lo que merece, piensa ella. Una relación
imposible para una persona imposible. Yo. Pero a menudo esta chica es mucho más tierna y digna de ser

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amada de lo que ella misma se permite imaginar, y siempre es mucho más atractiva y llamativa, físicamente,
de lo que ella cree. Además, tiene la cabeza bien puesta (excepto cuando el Sol o Mercurio está «mal
aspectado») y no es caprichosa.

Al Carnero le toca convencerla de que es una mujer muy deseable. Con su talento para la valoración
entusiasta y con su tendencia a colocar a la mujer amada sobre un pedestal de marfil, es posible que consiga
sacar con bastante limpieza de su caparazón a la capricorniana tímida o insegura. Aries tiene más
posibilidades que la mayoría de los otros signos solares de hacer pasar a la chica Cabra de la subestimación
personal a un justo orgullo por su sexualidad femenina. Sin embargo, aunque finalmente logre ejecutar este
pequeño milagro, tal vez no consiga cogerla en sus brazos enseguida y para siempre. Queda su familia.

A menos que sus padres hayan ultrajado de alguna manera el sentimiento de decoro típico de Saturno,
an
dejándole crueles cicatrices, la capricorniana media les es fanáticamente leal. Si su familia no aprueba al
Carnero, es posible que ella tampoco lo apruebe. Si sus padres sí lo aprueban, es posible que estén enfermos
o en aprietos económicos, y entonces ella pensará que tiene el deber de permanecer a su lado mientras la
necesiten, aunque deba sacrificar el amor. Os digo que hay una sola solución para esta obsesión
capricorniana por la familia. Ofrecedle llevar a papá y mamá a compartir vuestra vida conyugal, buscad una
casa o un apartamento espacioso con muchos dormitorios disponibles... y haced de tripas corazón. De lo
contrario, si el Carnero la exhorta a abandonar a sus parientes cuando éstos la necesitan, o a dejarlos lidiando
con sus propios problemas, ella se pondrá melancólica, se culpará y tendrá a cada rato sobresaltos de
remordimiento. Es desconcertante tratar de hacerle el amor a una mujer que tiene continuamente escalofríos
de melancolía y sobresaltos de remordimiento. Sobre todo para un hombre Aries, que necesita y exige, en
todo momento, una atención vehemente y concentrada... dirigida hacia él.
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Si el Carnero estudia con más detenimiento las connotaciones astrológicas de la naturaleza emocional de
Saturno, su vida sexual podrá mejorar mucho. A veces, cuando la chica capricorniana luce una máscara de
despreocupada indiferencia, ésta puede ocultar las pasiones más torturantes. Si ella reprime las expresiones
físicas de afecto, esto-se debe únicamente a que Saturno no cesa de advertirle silenciosamente: Atención.
Mucho cuidado. No te dejes engañar por tus sentidos. Éstos no son de fiar y pueden engatusarte.
Escuchar esta voz, mientras una arde de deseos de consumar físicamente una atracción emocional y
mental, puede acumular frustraciones.... y las frustraciones pueden asumir muchas formas extrañas. En el
caso de los capricornianos, puede inducir a llenar el vacío interior con la ambición de poder, con una
excesiva seguridad económica... o incluso con colecciones de antigüedades. Algunos se convierten en seres
maniáticos y malhumorados, y unos pocos aceptan su destino y simulan creer que la soledad es un signo de
perfeccionamiento espiritual. El Carnero valeroso no temerá arrancar la frígida máscara de indiferencia de la
Cabra, para dejar al descubierto su pasión oculta. El problema consiste en que el Carnero insensible puede no
darse cuenta de que se trata sólo de una máscara, puede no adivinar nunca la profundidad de los sentimientos
que se ocultan atrás, y puede desistir antes de empezar la lucha.


 
Las llamas de la pasión también pueden congelarse si la mujer Cabra utiliza su capa protectora, elegida
por su propia iniciativa, para destruir la confianza del ariano en su pericia de amante. Apenas el intuya que
sus actos sexuales no generan en ella una reacción igualmente vehemente, sufrirá el tormento de la
inferioridad. Poco importa que su desdicha descanse sobre una falacia, y que en verdad ella anhele
devolverle su pasión con igual fogosidad, a pesar de lo cual no puede confiar en sus propios sentimientos y
emociones. Es posible que él no tenga la perspicacia necesaria para comprender que ella alimenta el deseo
secreto de retribuirle su pasión, y así es como otra relación Aries-Capricornio termina antes de que haya
tenido la oportunidad de desarrollarse y convertirse en la profunda experiencia emocional que podría haber
sido.

La regla general, entre estos signos solares, debería consistir en verificar mutuamente sus
signos lunares. Si el Sol y la Luna de sus respectivas cartas son armoniosos, el Carnero
podrá trasmutar mágicamente el plomo frío y gris de Saturno en los diamantes refulgentes de Marte,

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mediante la pura alquimia del amor. Pero si al nacer uno de ellos su Luna y su ascendente estaban en mala
posición respecto del signo solar del otro, y viceversa, es posible que estos dos deban esperar, y
reencontrarse la próxima vez, en una encarnación futura, cuando se hayan corregido algunas configuraciones

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kármicas. Sin embargo, estas desavenencias recíprocas son raras, y la mayoría de los Carneros y las Cabras
pueden conquistar finalmente la armonía, si lo intentan, aunque al principio el sendero haya sido muy
escabroso. Siempre es más difícil escalar montañas cuando se empieza, pero a medida que uno se acerca a la
cumbre la marcha es más fácil, el aire es más fresco, el Sol es más brillante... y el espíritu brinca de júbilo al
aproximarse la materialización del sueño.

La secuencia lógica de Capricornio nunca puede descarriarse. Por consiguiente, la chica Cabra se ofusca
cuando algo inesperado o poco ortodoxo amenaza con desquiciar el plácido statu quo, y es posible que el
Carnero provoque involuntariamente estos desquiciamientos. Cuando la capricorniana está ofuscada, puede
hacer que el ariano se sienta algo más que un poco tenso. Normalmente esta mujer tiene nervios de acero, ojos
de halcón y la paciencia del mismísimo Job. Es posible que el Carnero impaciente se sienta, de alguna
manera, por debajo del autocontrol de ella. No debería ser así. Porque ese autocontrol no es más que la cadena
an
que ella emplea para amarrar su espíritu y evitar que se remonte demasiado lejos, donde no habría nadie para
sostenerla, si tuviera la mala suerte de caer. Los brazos de él son suficientemente fuertes para sostenerla. Y él
es suficientemente persuasivo, suficientemente tesonero, para convencerla de esto... si tiene paciencia. Este
hombre corre en pos del amanecer, y se siente agraviado cuando la capricorniana que ama no lo acompaña.
Ella es dulce y tierna, y cuando bromea hace sonreír su corazón. Sin embargo, en su talante hay algo que dice:
«No te acerques demasiado».
¿Es necesario que la astrología le traduzca este mensaje al ariano inteligente? Lo que ella quiere decir
en realidad es: «Deseo que te acerques más, pero temo que lo que ambiciones sólo sea mi estabilidad, que no
me necesites realmente a mí... como mujer». Seguramente el Carnero sabrá contestar semejante súplica
silenciosa reflejada en los ojos solitarios y mansos de esta chica. Más tarde, ella se aproximará a él, y tal vez
no murmurará palabras románticas, pero si él la observa atentamente, verá esa tierna sonrisita secreta
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capricorniana de hondo placer. Si no mira deprisa, se la perderá. Pero igualmente estará allí, reflejada desde el
sol interior... el sol de saberse amada.

Es en verdad un Carnero muy afortunado. Ahora es muy bella, pero Saturno ha prometido hacerla más
hermosa a medida que pasan los años. Es posible que gobierne implacablemente sus emociones, pero
Saturno nunca viola una promesa. Y ella tampoco. Por fin, el ariano ha encontrado un amor en el que puede
confiar, un amor para poseer y retener. Ciertamente esto vale el desafío de combatir con unos pocos dragones
de egoísmo... y de redondear sus Soles discordantes en un círculo de comprensión.

   


 
 
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an
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TAURO CAPRICORNIO
Regido por Júpiter Tierra - Cardinal - Negativo
Fuego Mutable – Positivo
- Regido por Saturno
Símbolos: el Arquero y el Centauro Símbolo: la Cabra
Fuerzas diurnas – Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación TAURO-CAPRICORNIO

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Sería un mapa fácil, si eso fuera todo; pero también están el primer día en la escuela, la
,

religión, los padres... los verbos que se construyen con dativo, el día del budín de
chocolate, el ponerse los tirantes, decir treinta y tres, los tres peniques por arrancarte tú mismo
un diente, y así sucesivamente...

Las deslumbrantes virtudes de la solidez y la fiabilidad circundan al Toro de Tauro y la Cabra de


Capricornio con una aureola de certidumbre terrosa y terrenal. Para Tauro y Capricornio, la vida no es
íntegramente gris y marrón, ni negra y azul. Pero rara vez encontraréis inútiles colores pastel, amarillos
optimistas o rojos extrovertidos en sus halos personales. Cuando estos dos animales se encuentran en el
zoológico, el terreno se estremece con las vibraciones del destino. ¿Quién puede saber cuáles son los éxitos
que aguardan en el futuro al Toro y la Cabra que comparten los mismos arreos? Ellos lo saben.
an
Tampoco existe ninguna duda acerca del lugar hacia el cual se dirige él (o ella). Hacia la cúspide. En
una gran metrópolis o en un pequeño pueblo, hasta la mismísima cúspide: hasta el lugar apacible,
tranquilo, donde disfrutarán de comodidad económica, donde estarán aislados de los soñadores que
contaminan el aire con ilusiones y fantasías necias y con el seguro fracaso del idealismo equivocado.
Los Toros y las Cabras son igualmente modestos y reservados, y ambos utilizan la moderación como
una alarma interior, o sistema de seguridad, que les advierte la presencia de cualesquiera emociones
descarriadas que podrían producir un cortocircuito en el delicado mecanismo de sus ambiciones. Ahora
bien, esto no implica decir que se trata de personas rutinarias, aburridas, sosas, desprovistas de humor e
imaginación. (¿Acaso el Tauro Shakespeare era rutinario?) En cuanto a los capricornianos, casi todos
ellos tienen algún tipo de talento creativo o artístico. Muchos dibujan tan bien cuando sólo trazan
garabatos distraídamente como los profesionales lo hacen cuando trabajan, y algunos se convierten
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realmente en pintores o escritores de primera. (El novelista Capricornio Henry Miller era ambas cosas.)
En cuanto a los Toros, llevan la música en el alma, independientemente del sentido común que les llena la
cabeza. Muchos Tauro son cantantes, músicos o compositores famosos. Algunos se limitan a improvisar en
el piano, a soplar la armónica o a pellizcar una cítara casera. Casi todos cantan en la ducha cuando están
seguros de que nadie los oye. En lo que concierne al humor, Tauro es el auténtico Falstaff, o burlón de la
corte, rico en risas guturales y retruécanos graciosos. El hombre o mujer Tauro medio emprenderá
espontáneamente un monólogo cómico, en la sala o en el despacho.

Las Cabras de Capricornio también poseen un sentido del humor incisivo y jocoso. Sus agudas
observaciones sobre la comedia de la vida son sagaces y regocijantes, aunque normalmente formulan sus
comentarios con un talante muy serio, lo cual los hace aún más divertidos. Cuando algo estimula
realmente a estos individuos, son capaces de urdir historias ingeniosas, saturadas de humor mordaz,
que despertarían la envidia de cualquier comediante profesional. Así que ya veis, la combinación de
Tauro y Capricornio puede ser cálida y graciosa, además de estable, equilibrada y sólida.
Igualmente, no esperéis encontraros con los hermanos Marx. Ambos nacieron bajo un signo de

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Tierra negativo, que no suministra terreno fértil para la frivolidad. Las Cabras y los Toros son
divertidos, pero no hilarantes, y no perderán un ápice de dignidad mientras bromean. No encontraréis a
muchos de ellos bailando frenéticamente en discotecas bulliciosas. Prefieren pasar una agradable y
tranquila velada en casa, mirando películas filmadas durante las vacaciones que pasaron en el Parque
Nacional de Yellowstone. Tauro y Capricornio constituyen lo que se conoce por el nombre de
«Columna Vertebral de los Estados Unidos».

Puesto que la suya es una configuración de signos solares 5-9 (véase la parte final de este libro), los
campos de pastoreo donde probablemente la Cabra y el Toro encontrarán intereses comunes serán,
estadísticamente, los que corresponden al romance, los niños, la religión, los viajes, la educación y el
mundo del espectáculo. A partir de allí, tal vez emprenderán una empresa que los unirá en una gloriosa
suma de esfuerzos e intenciones (si sus respectivas luminarias están en armonía) o que podrá

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desembocar en un infructuoso choque de cuernos y un aburrimiento total (si los signos Sol y Luna de sus
horóscopos tienen un aspecto desfavorable). Sin embargo, aun en este último caso, siempre pueden
utilizar la afinidad natural de todas las vibraciones 5-9 para superar sus contratiempos. Es difícil que dos
personas influidas por esta configuración de signos solares estén encolerizadas o enfrentadas durante

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mucho tiempo. El camino de la reconciliación siempre les resulta fácil de transitar, y visible, cuando
desean hallarlo.

Es posible que veáis a uno que otro Capricornio que fuma peyote en un parque, luciendo un
tocado de plumas y un collar de abalorios, y burlándose abiertamente de las convenciones sociales, pero si
lo veis, podéis estar seguros de que se trata de un alma perdida y solitaria, que se esfuerza
desesperadamente por demostrar algo... quién sabe qué. Éstos no son la indumentaria ni el
comportamiento naturales del Capricornio normalmente estable y formal, y ciertamente tiene que haber
un elemento de ligera neurosis o de insatisfacción con la vida en el humo que se desprende de la pipa
de la paz.

También es posible que tropecéis con un Toro poco común que va al banco conduciendo un llamativo
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Stingray amarillo y que agita una pandereta rosada mientras hace un fuerte ingreso en efectivo, pero lo más
probable es que sólo esté tratando de deslumbrar a la cajera para satisfacer sus anhelos sentimentales
típicos de Venus. A la larga es realmente mejor que sepas quién y qué eres, y que seas fiel a la imagen de tu
propio signo solar. El Carnero no debe empeñarse en ser dócil y humilde. El Virgo no debe martirizarse
tratando de ser negligente e informal. El Toro y la Cabra no deben tratar de ser gitanos delirantes. No les
sienta. A menudo le sienta a los Acuario, pero no a éstos dos.

También es muy improbable que estos dos signos solares se introduzcan juntos en el mundo de las drogas.
La mayoría de los Tauro no necesitan realmente el acicate adicional de un estimulante, porque sus sentidos
sintonizan nítidamente el entorno. Los Toros pueden olfatear extáticamente, durante horas, un guisante de
olor o una zinnia, contemplando su forma y color y aroma... hasta que les pica un abejorro iracundo. En
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cuanto a los Capricornio típicos, no soñarán con librarse a una distracción ilegal, y menos todavía si ésta
puede aplazar o bloquear el ambicioso escalamiento de la montaña, regido por Saturno... o si puede causar
escándalo.
Las Cabras desean, sobre todo, que sus amigos, parientes .y vecinos, y la sociedad en general, las acepten
y respeten. Cuando los científicos se decidan a apartar las narices de sus tubos de ensayo y a investigar
seriamente la astrología, encontrarán un porcentaje realmente pequeño de Toros y Cabras en los sanatorios y
centros de rehabilitación para drogadictos y alcohólicos, porcentaje éste que contrastará con el de otros
signos solares. Por supuesto, hay excepciones aisladas que confirman la regla, pero son pocas.

Conozco a un joyero capricorniano de Cripple Creek, en Colorado, que se llama Steve y que ha descubierto
todos los lugares donde el strawberry grass silvestre (una hierba mística) crece más verde en las colinas
situadas detrás de la pequeña comunidad minera. Lo cosecha lo seca, lo baña en oro o lo pinta, y después
lo utiliza para montar escenas abstractas del Oeste que vende a los turistas de su «Crucible». Siempre
podéis estar seguros de que el capricorniano le encontrará aplicación práctica a todo. Esta Cabra
específica utiliza unas patillas recortadas como concesión a la era de Acuario, pero de alguna manera, en

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él, éstas refuerzan su aspecto solemne, «dickensiano», y a pesar de todo no encaja en la imagen del
playboy moderno.
Hablando de joyas, muchos capricornianos y Tauro comparten con Leo el amor por las piedras y los
metales preciosos. A los extravagantes Leo les gusta lucirlas, y cuanto más llamativas mejor. A los Toros
les gusta exhumarlas, estimulados, en un sentido creativo, por la emoción del descubrimiento, a medida
que excavan las entrañas de la tierra en busca de turquesas, oro, plata o diamantes. A Capricornio le gusta
utilizarlas para moldear objetos de arte prácticos, y la Cabra satisface a menudo estas secretas tendencias
artísticas mientras pule el bronce y se inclina sobre el mechero Bunsen. Sin embargo, el objetivo final del
Toro de Tauro y de la Cabra de Capricornio consiste en encontrar a los vanidosos Leones o Leonas que
comprarán sus mercancías, para así ganar dinero que significa S-E-G-U-R-I-D-A-D. Entre paréntesis. Steve
Mackin, el joyero capricorniano de Colorado que acabo de mencionar, no siempre compra sus metales a un
minero Tauro. Muchos de los materiales que transforma en joyas dignas de un faraón los encuentra... en
depósitos de chatarra. ¿Qué lugar puede ser más apropiado para un macho cabrío, que anda

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merodeando y husmeando? El gran talento de los regidos por Saturno consiste en hallar tesoros
ocultos, sepultados entre la basura, las latas abolladas y los vidrios rotos de la vida. Literal y
simbólicamente

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Los Capricornio se transforman en adultos entre los dos y los tres años de edad. Los Tauro deciden
aproximadamente a la misma edad cuál será la magnitud de sus futuros imperios financieros. Así que poco importa si
éstos dos son jóvenes o viejos cuando se asocian. Sus objetivos son idénticos. Tanto el Toro como la Cabra conocen la
forma de vida del mundo circundante. Son sus mundos interiores los que les causan contratiempos. Ambos desbordan un
sentimiento que no quieren dejar traslucir... y ambos experimentan una profunda necesidad de afecto y estima que no
se avienen a pedir. De modo que ahí están plantados como dos montañas, el uno junto al otro, ávidos de consuelo y com-
penetración humanos, y cada uno rechaza tercamente las tímidas insinuaciones de amistad del otro, o sus
demostraciones de franco afecto.

Los niños son personas diminutas que ven y demuestran con sencillez la magia que sus mayores han olvidado al pasar
por las experiencias atemperantes de la vida. Como Tauro y Capricornio han permanecido tan poco tiempo en la
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infancia (pues maduraron a los dos o tres años) no han tenido ocasión de disfrutar de algunos de aquellos trucos
mágicos. ¿Cómo compensar aquellos años perdidos de la niñez? Es fácil. Tauro puede decirle a Capricornio:
«¡Corramos a darnos un chapuzón desnudos en el arroyo, y el que llegue el último es cola de perro!». Y
entonces Capricornio puede contestarle a Tauro: «¡Vayamos al basurero y disparemos algunos fuegos de
artificio!». Mientras estén allí, podrán trepar a un manzano, jugar con una rana, olfatear los guisantes de olor y
las zinnias, mecerse en un neumático viejo y después... ¡UNO-DOS-TRES-LUZ-VERDE! Ambos vuelven libres a
casa.
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Mujer TAURO Hombre CAPRICORNIO
¿Llegarán a tiempo al cuarto de los niños? Si llegan, será maravilloso para ellos, y
nosotros soltaremos un suspiro de alivio, pero no habrá historia. Por otro lado, si no
llegan a tiempo, prometo solemnemente que al final todo terminará bien.
Habrían llegado a tiempo al cuarto de los niños si no hubiera sido porque las estrellitas
los observaban...

Creo que deberíamos dedicar gran parte de esta sección del capítulo Tauro-Capricornio a una lección
indispensable para todos los hombres y mujeres de los signos de Tierra. Una lección, sí... pero quizá también
una especie de advertencia kármica.

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¿Habéis notado alguna vez cómo la gente se olvida de las cosas, y después procura fingir que lo olvidado
no era, de todos modos, muy importante? Una mujer Tauro pocas veces recurrirá a esta simulación. No olvida
muchas cosas, y para ella todo es importante. Todos los Toros tienen una memoria excepcional.
Ciertamente ella no olvidará el día y la hora exactos en que conoció a un hombre Capricornio cuya

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Luna o ascendente estaba en un signo de Tierra o de Agua al nacer, sobre todo si la Luna o el ascendente
de ella estaba en uno de esos mismos elementos cuando nació ella. Si se suma este tipo de armonía
luminaria a la configuración de signos solares 5-9, poderosamente compatible, muy pocos Toros y Cabras no
captarán instantáneamente el suave arrullo de la futura dicha conjunta. Es como hacer saltar la banca con los
últimos céntimos de fe, cuando se han jugado y perdido incontables ensueños, y éste es un triunfo
particularmente reconfortante para Tauro y Capricornio, que apuestan tan pocas veces. A lo que fuere.
Como los signos de Tierra no hablan mucho sobre sus vidas personales (estos dos amantes nacieron
implantados en el elemento Tierra) mucha gente piensa que los únicos que viven la portentosa experiencia
del destino entrelazado de las almas gemelas son quienes nacen bajo la influencia de los elementos Fuego,
Aire o Agua. No es así. Estas fascinantes citas con el Destino también se producen entre Toros y Cabras (y
Vírgenes de Virgo), y los dejan tan hondamente conmovidos como lo están cualesquiera otros terráqueos que
han sido transportados a una sensación de asombro trémulo por el descubrimiento de que su encuentro ha
sido planeado, y planeado ineludiblemente. Para probar este aserto a todas las mujeres Tauro y los
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hombres Capricornio que leen su propio capítulo, o a cualesquiera otras parejas curiosas de signos de
Tierra, les ofrezco el siguiente ejemplo.
Conozco a un hombre Cabra llamado Steve (no el joyero capricorniano que mencioné antes) y a una
mujer Tauro llamada Debbie (tampoco se trata de la misma pareja Debbie y Steve a la que me referí en el
capítulo Libra-Acuario). El apellido de estas dos personas es Atwell. El capricorniano Steve y la Tauro
Debbie Atwell se casaron en otoño de 1977. Al individuo medio le parecerá que Steve y Debbie forman
sencillamente un joven matrimonio normal, común, feliz y satisfecho. Ciertamente son felices y están
satisfechos, pero su relación ha sido más paranormal que normal, más extraordinaria que común. Desde el
momento en que nació cada uno de ellos, se forjó un plan cósmico para hacerlos converger magnéticamente,
como les sucede a muchos amantes de la experiencia vibratoria 5-9, cuyos aspectos luminarios y
planetarios también son armoniosos.
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Nunca es fácil convencer a dos personas de signos de Tierra de que su amor —o cualquier otra cosa—
está predestinado. Generalmente Tauro y Capricornio sólo creen lo que pueden oír, ver, oler y tocar,
tangiblemente. Sin embargo, los ángeles supremos de dos seres cuya unión está cósmicamente programada,
son muy tenaces, y nunca cejan en sus esfuerzos hasta que han cumplido la misión estelar.
Haced como si vivierais en Venus (regente de Tauro), o en Saturno (regente de Capricornio),
observando los hechos siguientes que se desarrollan abajo, en la Tierra. El Capricornio Steve, un bebé
Cabra, nace en Woodland Park, Colorado. Aproximadamente en la misma época, la Tauro Bebbie, una
bebé Toro, nace en Milwaukee, Wisconsin. (A veces las almas gemelas, como los paracaidistas y
astronautas, cometen un error de cálculo y nacen a unos kilómetros del punto estipulado por los astros.)
Venus se inquieta, pero Saturno dice sabiamente: aguarda. Pasa un par de décadas, y los amantes
crecen, alejados, hasta que el niño y la niña se transforman en un hombre y una mujer. Entonces, en
1967, Venus guía a Steve, el hombre Cabra, hasta Milwaukee, donde Debbie, la mujer Toro, nació y vive... y
se dispone a ingresar, allí mismo, en la universidad. Ahora, seguramente, los dos deben encontrarse y leer
el sentido de la vida en sus respectivos ojos. Pero no... el adusto y restrictivo viejo Saturno sigue aplazando
su unión. Influye sobre los padres de la Tauro Debbie para que se muden, con su hija, en 1969, a

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Woodland Park, Colorado, donde nació la Cabra Steve.
Como dos cartas de amor que se cruzan en el correo, ahora el hombre Cabra ha seguido el
camino que lleva a la ciudad donde nació su futura esposa... y ella ha seguido el camino que lleva a la
ciudad donde nació su futuro marido. Sin embargo aún están tan separados como antes, y la única diferencia
consiste en que su separación se ha invertido, desde el punto de vista geográfico. Entonces interviene
Venus, resuelta. Con sus delicados poderes de persuasión, en 1971 guía a Steve, el hombre Cabra, de
regreso a su lugar natal, o sea a Woodland Park, Colorado, donde Debbie, la mujer Toro, lo aguarda
inconscientemente, cada vez más sola, preguntándose acongojada: «¿De qué sirve formular peticiones
a las estrellas? Éstas carecen de poder para convertir los deseos en realidad». Debbie se equivoca.
Tienen ese poder. Porque Venus ha introducido una variante sagaz. Ha entonado una bella canción en
el oído aletargado de Steve, el hombre Cabra, que lo embruja... y lo persuade a aceptar un empleo en la
Comisión de Carreteras del condado, donde trabajará a las órdenes del padre Cáncer de Debbie, Les.
¡Seguramente ahora los amantes de la mala estrella habrán de encontrarse!

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Ay, no... Saturno está dispuesto a imponer la más cruel de sus pruebas kármicas. Después de
aplazar el encuentro entre los dos durante casi un año más (cómo habría de saber Steve que su jefe es su
futuro suegro?), Saturno influye sobre Steve para que éste parta. La Cabra, cuyos peregrinajes la han
acercado tanto al objeto de sus anhelos, escucha la orden de Saturno, se harta de su empleo y renuncia

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(después de dar el aviso previo como corresponde a Capricornio, desde luego) para aceptar un puesto
de leñador, a muchos kilómetros de allí. Esta vez Saturno incluso intenta persuadir a Steve para que se
traslade definitivamente a Alaska. Pero lo frustra el libre albedrío de la personalidad superior de la Cabra,
confabulada con la Venus de Debbie. Steve lidia con su extraña impaciencia (normalmente, los signos
de Tierra no son casi nunca impacientes) y por fin se somete a la melodía que Venus le entona en sueños,
por la noche. Regresa a Woodland Park, Colorado, en 1972, y vuelve a trabajar a las órdenes del padre de
la Tauro Debbie. ¡La victoria del amor está a la vista!

No. Aún no. El cauto Saturno ha decretado que los amantes deben esperar tres años más a ciegas, en
razón de lo cual Venus derrama lágrimas de frustración, pero después se enjuaga el llanto y empieza a influir
sobre los vívidos sueños del padre Cáncer de Debbie, Les (con la ayuda de la regente de él, la romántica y
sentimental Luna).
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Por fin, cuando el tiempo terrenal se acerca a la misteriosa época de la Navidad de 1975. el padre de
Debbie, que está conversando con Steve sobre el próximo festejo para los empleados de la Comisión de
Carreteras del condado, menciona «casualmente» que a su hija no la entusiasma la idea de asistir porque
carece de acompañante (Venus ha organizado esto muy bien), y como Steve tampoco tiene acompañante, se
ofrece para llevarla consigo (sabed que las Cabras y los Toros son muy circunspectos en lo que se refiere a las
convenciones sociales)... como si tuvieran alguna opción en este drama kármico, que por supuesto no la
tienen en absoluto.

Entonces la madre de Debbie, Pat, invita a Steve a cenar pocos días antes de la fiesta, y él conoce
finalmente a la chica Tauro que es su otra mitad. Esa noche Saturno da sólo una última y tibia muestra de
rigor al correr un velo sobre los ojos de la Cabra y el Toro, para que éstos no se reconozcan más que
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como seres comunes que entablan una conversación común en circunstancias comunes.
Hasta que llega la velada mágica de Nochebuena, y la fiesta. Ya es hora. Aproximadamente a
medianoche, el Toro y la Cabra se miran el uno al otro, al fondo de sus ojos, con los que se sienten
súbitamente familiarizados, y comprenden... al tiempo que los arrebata uno de esos trances
deslumbrantes de eternidad.
Sí, ya es hora. «Nacerán dos... separados por todo el ancho del mundo...», cantan sus mismos ángeles
supremos, alegremente y al unísono... mientras billones de estrellitas titilantes gorjean en el espacio... la
Luna sonríe, detrás de una única lágrima... incluso el viejo Saturno sonríe... y Venus se tumba sobre una nube
mullida, para descansar un rato, exhausta.

Realmente es portentoso contemplar los acontecimientos que se desarrollan abajo, en la


Tierra, desde el atalaya de las estrellas... y observar cómo el destino despliega sus alas de oro y plata. Un
astrólogo esotérico que hubiera estudiado minuciosamente ambos horóscopos, podría haberles pronosticado
aquella inesperada Nochebuena a la Cabra y el Toro, cuando él nació, en Colorado... y cuando ella nació, en
Wisconsin. Esto es lo que convierte a la astrología en un arte y una ciencia tan feliz. Porque ninguno de nosotros

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disfruta de un auténtico libre albedrío, en este nivel de conciencia... excepto en lo que concierne a la reacción por la
que optamos respecto de los dramas predestinados de la vida. Sólo nuestras personalidades superiores disfrutan de
un libre albedrío total sobre el control de los hechos, que podemos alcanzar... tocar fugazmente... únicamente
cuando tomamos contacto, y posteriormente nos comunicamos con... el superconsciente. Confío en que este
ejemplo veraz avive un poco la sensibilidad esotérica de las mujeres Tauro y los hombres Capricornio de todo el
mundo que alimentan esta extraña teoría de que pueden ejercer algún tipo de control sensato, terrenal, sobre su
amor —su alfa y su omega--- sin hacer caso de sus sueños, que son la auténtica realidad, y sin escuchar
atentamente la sinfonía de las estrellas.
La afinidad química natural que existe entre la Cabra y el Toro, como entre todos los amantes influidos por la
vibración 5-9, hace pensar que su romance será suave como el terciopelo y estará libre de estática. Pero esto no es
necesariamente así. La bienaventuranza de la vibración 5-9 sólo confiere el don de una relación que soporta más
tiranteces y tensiones que la mayoría de las otras, en razón de la afinidad mutua de los signos solares. Es posible
que las tensiones se resuelvan con más facilidad y menos resentimiento, que los agravios ocasionalmente

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intercambiados sean menos dolorosos, y que las reconciliaciones sean generalmente más frecuentes y exitosas.
Tendrán su cuota de problemas, pero hará falta un conflicto verdaderamente grave para producir una ruptura
definitiva entre dos seres agraciados por la configuración de signos solares 5-9, una vez que se hayan
comprometido en serio el uno con el otro.

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Tauro y Capricornio tienen la misma motivación: la seguridad. La seguridad emocional y financiera. A
menos que la Luna o ascendente de uno de ellos haya estado en un signo de Aire o Agua a la hora de nacer, éstos
carecen normalmente de la imaginación arrebatadora que los poetas y soñadores juzgan indispensable para el
romance. Sin embargo, sí comparten una cualidad que es muy necesaria para reforzar cualquier relación humana: la
cualidad de la paciencia. Y la paciencia es una virtud que casi siempre engendra, al fin, trillizos: devoción, fe y
lealtad, esas tres palabras mágicas que pueden trasmutar una pasión circunstancial, asentada exclusivamente
sobre la química, en la emoción más profunda y perdurable del amor.
Otro ingrediente que los poetas y soñadores consideran necesario para que florezca un romance duradero
es... el sentimentalismo. A primera vista, puede parecer que la chica Tauro no desborda sentimentalismo, pero
éste se acumula dentro de ella en cisternas rutilantes, que descubrirá el hombre indicado. No obstante su fachada
práctica, el sentimentalismo se refleja claramente en su vehemente apego al hogar, a sus bienes materiales, a sus
viejas cartas de amor, a sus hijos y a su marido. Se resistirá tercamente a los grandes cambios, aunque parezca
aceptarlos. Tampoco se adaptará fácilmente a las pequeñas modificaciones de los hábitos personales. Pues,
an
¿qué es el deseo de cambio sino una falta de apego sentimental a lo que ya existe? Por tanto, su resistencia al
cambio significa lo opuesto: un exceso de emoción por lo que ya existe, y por lo que ha existido. Y ésta es la
cualidad de la que está conformado el sentimentalismo.
Muy bien, así que es sentimental. También es benévola. Pero no dócil. Sabe lo que quiere, y procurará
conseguirlo, con su conducta tenaz aunque aparentemente parsimoniosa y serena. La mujer Tauro está muy
dispuesta a esperar, y a no urgir los resultados prematuramente, rasgo éste que al hombre Capricornio le
parece irresistiblemente femenino. Corporiza el súmmum de la sexualidad femenina —la pasividad—
que le insinúa a él el sutil misterio de la sumisión a la fuerza masculina dominante. Esto nunca
dejará de complacer y «excitar» emocionalmente al capricorniano que siempre es ligeramente machista. Y así es
posible que no note que ella tiene la cabeza dura, pues la dulzura de sus modales y su afabilidad lo
cautivarán y lo harán verse a sí mismo como si fuera un conquistador viril. Para no hablar de su voz
M

profunda, gangosa, musical... ni de sus curvas enigmáticas, todas bellamente redondeadas donde corresponde,
y diseñadas para el mimo. Además, esta dama es generalmente una cocinera estupenda y tiene un maravilloso
sentido del humor.

A veces puede parecer que estos dos seres se parecen tanto que es imposible distinguirlos. Pero el
astrólogo tiene medios para reconocerlos. He aquí uno. La chica Tauro casi nunca quemará sus energías
cuidadosamente conservadas para buscar la aclamación pública o la aprobación privada. Cuando ha resuelto que
tiene razón en algo, lo único que pide es que la dejen en paz, y que quienes sustentan ideas distintas no la
fastidien., Decidle a la mujer Tauro típica que la gente habla mal de ella a sus espaldas, o que alguien no la
quiere, y se limitará a encogerse de hombros y a comentar: «Qué me importa. ¿Acaso no se les ocurre nada
mejor que vivir mi vida por mí? ¿No tienen sus propias vidas? Deben de ser personas muy frustradas y
solitarias». Después seguirá ocupándose de lo suyo, conforme con el respeto que se inspira a sí misma.

A la inversa, al hombre Capricornio le preocupan mucho la aclamación pública y la aprobación privada.


Secretamente, desea llegar a la cúspide de su meta o ensueño, y asumir luego un puesto de mando,
suficientemente alejado de las multitudes vociferantes como para que no lo fastidie ni contamine la conducta

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infantil que observa en torno. Cuanto más calle el hombre Cabra, tanto más estará anhelando interiormente
llegar allí... con toda el alma. Decidle que alguien lo desaprueba. y es posible que se encoja de hombros, como la
mujer Toro. Incluso es posible que murmure también algo así como «Nada podría importarme menos». Pero
íntimamente fruncirá el ceño, y quizás incluso se sentirá tan frustrado que lo atacará un buen dolor de muelas
o de estómago, que se golpeará la rótula varias veces por semana, o que se dará un montón de porrazos nerviosos.
Intentará mejorar la opinión que tienen de él quienes lo desaprueban, apenas pueda hacerlo sin despertar la
sospecha de que esto lo preocupa. El respeto y la admiración de sus compañeros de trabajo, amigos, parientes y
vecinos tienen una importancia vital para el hombre Cabra. La mujer Toro también valora las flores del prado
que le arrojan, pero a diferencia del hombre Capricornio, no se sentirá abrumada cuando reciba de cuando en
cuando la cebolla de la crítica o el fango del chismorreo hostil. Es posible que ella adivine el secreto de él, pero
normalmente es tan bondadosa y tiene tanto tacto que no le demostrará que capta el dolor que experimenta cuando
los demás no lo valoran cabalmente. Este hombre y esta mujer se intercambian muchas emociones
silenciosamente.... tácitamente, sin que por ello sean menos profundos y forjen menos vínculos... utilizando me-
dios de comunicación que el corazón escucha.
Es posible que en su realidad sexual recíproca, ella proyecte a veces, inconscientemente, una actitud un poco

i
condescenciente respecto de él. La mujer Tauro está mejor preparada que el hombre Cabra medio para la intimidad
de la unión sexual, porque sus sentidos muy desarrollados de la audición, la vista, el olfato, el gusto y el tacto, en
todas las áreas de la existencia, también aumentan su capacidad para expresar físicamente su amor, por medios

uk
sutiles. Ella tiene asimismo más aptitudes que él para manifestar su afecto mediante palabras y gestos
sentimentales (aunque no exagerará), y puede haber algunas circunstancias esporádicas, sobre todo al comienzo,
en que el talento superior de ella para la pura sensualidad erótica tal vez hará que el hombre Cabra se sienta en
inferioridad de condiciones como amante. Él expresa su amor, físicamente, de manera vehemente y directa, y
esto puede determinar que el deseo sexual del capricorniano sea fulminante e incontrolado, y que esté
desprovisto de delicadeza. Él tiende a buscar la pasión, sin refinamientos, y aunque no le falta ternura, de
cuando en cuando puede parecerle a ella que carece de ésta. Pero la ternura se puede ensefrar cuando está
latente, como siempre lo está, en el capricorniano. Quizás esté sepultada bajo toneladas de idiosincrasia
práctica, pero se trata de un tesoro que vale la pena exhumar, con perseverancia. Si ella emplea sus grandes
reservas de paciencia y dulzura para guiarlo, él se mostrará ansioso por satisfacer, mediante su fusión
sexual, todas las necesidades de su compañera, que no son menos intensas que las suyas propias. Al hombre
Cabra nunca le resulta fácil expresar sus anhelos más vehementes. La mujer Tauro, cuando obedece a sus
instintos, puede ayudarlo a liberar las emociones que experimenta tímidamente, y que tanto desea de-
an
sahogar.

Uno de los defectos infortunados de muchos capricornianos regidos por Saturno (de uno y otro sexo)
consiste en su tendencia a esperar que el amor sea triste, de alguna manera... en razón de antiguos
desencantos románticos. Como sus deseos físicos son tan fuertes como los de cualquier hombre, esto puede
inducir a uno que otro capricorniano a separar el sexo del amor, con lo que para él es una tentativa práctica
de satisfacer las apetencias carnales del primero, al mismo tiempo que eluden los tormentos del segundo.
Como a ella la rige Venus, la mujer Tauro tiene la responsabilidad de enseñarle a su Cabra tímida,
graciosa y afectuosa, la verdad eterna, o sea que no es posible desglosar estas necesidades si lo que se desea
es satisfacerlas cabalmente a ambas. El sexo sin amor deja el cuerpo frío. El amor sin sexo deja vacía el
alma.
M

De cuando en cuando nos encontramos con un capricorniano que parece estar totalmente compuesto por esos
elementos terrenales que son el egoísmo, la frialdad, el espíritu práctico y la ambición. De cuando en
cuando nos encontramos con una mujer Tauro que parece estar totalmente compuesta por esos elementos
terrenales que son el sentido común, la tozudez, la ambición y el hábito rutinario. Pero en ambos casos, sólo
se trata de fachadas que sirven para mantener el amor a distancia, tal como a ellos les gusta.
¿Por qué habrían de exhibir sus corazones o de ofrecerlos en venta al mejor postor? Este hombre y esta
mujer valoran tanto su corazón que no pueden arrojarlo despreocupadamente sobre la mesa de subastas del
amor. Pero cuando la chica Tauro se acerque para tocarle tiernamente la mano, y para mirarlo al fondo de
los ojos, silenciosamente... el hombre Cabra le entregará su corazón, de buen grado. Así como ella le
entregará el suyo cuando descubra que él ha adivinado el secreto que guarda más celosamente (tan
celosamente como él guarda el suyo): que ella también es una soñadora romántica.
Espero que las Cabras y los Toros que están leyendo este capítulo hayan aprendido a no burlarse del
Destino y el Hado, sólo porque se trata de fuerzas intangibles, invisibles. La negativa a sintonizar la
conciencia superior del propio ser puede determinar que la senda del destino se desvíe en una dirección

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equivocada, desgraciadamente, en algún punto del trayecto. Y. éste es demasiado a menudo el sino de los
hombres y mujeres dogmáticos de los signos de Tierra, cuando siguen la ruta que conduce a la dicha. Quizá
les resulte útil meditar acerca del poema íntegro que los ángeles supremos de Steve y Debbie les cantaron
en aquella mágica Nochebuena, en Colorado... y que Venus encauzó por primera vez, hace mucho tiempo,
mediante la sensibilidad de un poeta llamado Rossetti.

nacerán dos seres... separados por todo el ancho del mundo y hablarán
lenguas distintas... y ninguno tendrá idea
de la existencia del otro... y no se escucharán
y estos dos mismos seres
por mares desconocidos, a tierras ignotas, cruzarán escapando de la
hecatombe, desafiando la muerte
e inconscientemente

i
forjarán cada acto, y desviarán cada paso de su. peregrinación con un único fin...
en virtud del cual un día, saliendo de las tinieblas
habrán de encontrarse
y leerán el sentido de la Vida en sus respectivos ojos

uk
y estos dos mismos seres
marcharán por algún estrecho sendero de la Vida tan cerca el uno del
otro
que bastará que uno se vuelva, por poco que sea a izquierda... o a
derecha
deberán reconocerse, cara a cara

y sin embargo...

con ojos anhelantes, que nunca se encuentran


y manos que buscan a tientas y nunca sujetan nada
an
con labios, que invocan en vano, a oídos que nunca oyen se buscan
mutuamente durante todas sus jornadas fatigosas y mueren insatisfechos

... y éste es el Destino


M

18 
 
Hombre TAURO Mujer CAPRICORNIO
—No me iré a la cama —había gritado él, como si aún creyera que tenía la última palabra—
. No me iré... no me iré... —y entonces entró la señora Darling con su blanco vestido de noche.

El lado práctico del hombre Tauro reaccionará con entusiasmo (en la medida en que puede entusiasmarse
un Toro) frente al lado práctico de la chica de Capricornio. El admirará su autarquía, y lo intrigará su aire
de aristocrática y digna circunspección, para no hablar de su serena belleza. A Tauro no le gusta conseguir
algo sin esfuerzo. Ni siquiera el amor. Y el amor de esta chica nunca se consigue sin esfuerzo. Como el Toro
piensa que nada vale mucho si no debe deslomarse para conquistarlo y conservarlo, la capricorniana le
interesará enseguida. El afecto de ella es difícil de ganar, porque no cede su personalidad interior a la ligera,

i
ni rápidamente. Obviamente, entonces, el Toro considera que vale la pena correr en pos de semejante
trofeo.
Pero es posible que él no reaccione con el mismo fervor y entusiasmo ante su aparente falta de
sentimientos. No obstante su fingida indiferencia por las sensibleras declaraciones de amor, Tauro es el más

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sentimental de los signos solares. No ostenta públicamente su corazón, pero lo tiene puesto donde
corresponde, aunque lo lleve muy bien oculto. Late más deprisa cuando él interpreta la canción favorita de
ambos, cuando aspira inesperadamente en algún lugar el perfume de ella, o-cuando oye una risa que le
recuerda la de su amada.
La mujer Cabra no cae rendida como él ante los recuerdos nostálgicos cuando ha terminado el romance,
ni ante sus testimonios cotidianos cuando aún perdura. Esto no implica que sea incapaz de experimentar una
profunda devoción. En verdad, cuando un hombre le parece digno de su amor sensato y cabal, su lealtad
supera la de cualquier otra mujer de la rueda astrológica. También puede ser tierna y divertida y afable y
reconfortante, cualidades todas éstas muy bellas y femeninas. Al fin y al cabo, Capricornio es un signo
femenino. Pero también es un signo de Tierra negativo —y cardinal, por añadidura—, lo cual significa que
ella no admite que un hombre la domine por completo, y que no está dispuesta a sumergirse en
sentimientos que podrían embotar su juicio o impulsarla a cometer un error con el que tendría que vivir
an
hasta sus últimas consecuencias.
Habréis notado que no he dicho: «un error del que se arrepentirá». Capricornio no pierde tiempo en
arrepentimientos, que interpreta como emociones inútiles y sensibleras. Pero se considera obligada a vivir
hasta el fin las consecuencias de un acto que no se inspiró en el buen sentido. Éste es el yugo punitivo que
Saturno deposita sobre sus hombros cuando se equivoca, para recordarle implacablemente que no debe
volver a errar. Para ella, «vivir hasta las últimas consecuencias» implica tomar la medicina en estado
puro, sin quejarse.
Esta mujer hermosa y femenina es dura como la vieja bota de un buscador de oro, aunque puede
alimentar sentimientos exquisitamente tiernos para con los seres más próximos y más queridos, y reúne las
condiciones necesarias para ser fiel, si escogió a su compañero con el corazón y la cabeza. Cuando comete un
desliz circunstancial y deja que el corazón la gobierne por sí solo, la cabeza tarda en perdonarla. Debe
autocastigarse de alguna manera, tal como lo estipula la rígida disciplina de Saturno. Pero no la abruma ese
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tipo de idealismo en virtud del cual la gente oculta los hechos desagradables tras un velo de evasión
sentimental. Ella corrige sus errores y después continúa su marcha pesada, por el sendero escabroso, casi
sin mirar hacia atrás. Se trata de una chica inmensamente práctica, dotada de una gran dosis de sentido
común. Por ejemplo, pocas capricornianas se convierten en prostitutas callejeras o de lujo, pero su opción
tiene poco que ver con la moralidad sentimental. Una vez conversé sobre la prostitución con una mujer
Cabra. Ésta desdeñaba a las mujeres que vendían sus favores sexuales en el mercado, no porque tuviera
objeciones morales o emocionales, sino porque, según sus palabras textuales: «La profesión tiene tantos
intermediarios que la prostituta sale perdiendo en el plano económico, se convierte en una descastada
social... y sólo puede trabajar durante un número limitado de años. ¿Qué hará después? Sencillamente
no es práctico».

Así que volvamos a nuestro primer tema de discusión. El hombre Tauro admirará el sentido común
y el espíritu práctico de la capricorniana, porque casan con los suyos, pero probablemente lo sobresaltará (o
lesionará) su falta de sentimientos. Esto puede generar en anhelos encontrados: seguir adelante con la
relación, o interrumpirla. Pero como su afinidad química es ideal, convendrá que él se trague su sobresalto
v su lesión con paciencia (otra cualidad de la que ambos están generosamente dotados) hasta que ella

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tome una de sus decisiones combinadas de la cabeza v el corazón y opte por amarlo casarse con él.
Después, ella será probablemente todo lo sentimental que él desea, tanto con su marido como con
ambas familias (incluidos los padres y hermanos y hermanas de ella, a los que se adherirá como
abrojo). No hay mejor esposa y madre que la capricorniana, cuando ésta se casa con el hombre
apropiado. Tal vez al resto del mundo le parezca presumida y fría y un poco trepadora, pero su
marido, sus hijos y sus parientes sólo conocerán su ternura y su cariño.

Probablemente éstos dos no .tendrán problemas graves de celos. Ni el Toro ni la Cabra se sienten tan
mortalmente heridos, en lo emocional, por un acto aislado de infidelidad, como podría sentirse un signo de
Fuego o de Agua. Estos dos reaccionan más bien como si alguien les hubiera robado un objeto personal
valioso. El hombre Tauro se pondrá tan furioso si un intruso le roba el afecto de su esposa como si le
robara el auto o el talonario de cheques, respecto de los cuales es más o menos igualmente sentimental. La
chica Cabra se pondrá tan fríamente furiosa si una mujer flirtea con su marido Tauro como si sorprendiera a

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la muy zorra en el momento en que intenta robarle la colcha heredada de su madre o el reloj antiguo de
su padre.
Cuando comprendáis lo doloroso que les resulta al Toro y la Cabra desprenderse del dinero o de objetos
materiales, supongo que podréis decir que la infidelidad los complace tan poco a ellos como a los signos

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solares más emocionales. Pero ni él ni ella son propensos a arrojar por la borda una relación segura o un
matrimonio seguro por un único acto de infidelidad. Los Toros y las Cabras no experimentan muchos
deseos de manosear o destruir una situación existente. Las pocas veces que lo hagan, podréis estar seguros
de tres cosas: 1) nunca perdonarán, 2) nunca olvidarán, 3) nunca se echarán atrás y volverán a empezar,
con esperanzas renovadas en otro comienzo. Lo perdido, perdido está; lo muerto, muerto está. Es posible
que los que encuentran retengan, pero los que pierden nunca lloran, cuando son Tauro o Capricornio.

Aunque no abran las espitas de las lágrimas o la histeria, el rechazo o el fracaso pueden, empero,
herirlos profundamente. Sin embargo, ni la Cabra ni el Toro lloriquearán delante de vecinos entrometidos.
Cavilarán en privado, con amarga melancolía, hasta que finalmente, al cabo de semanas, o meses, o años de
aflicción interior, resolverán que no es práctico seguir penando por la leche derramada. Entonces se
animarán un poco. Como ésta en una configuración de signos solares 5-9, hará falta una catástrofe realmente
descomunal para romper un vínculo que han consolidado conjuntamente con intenciones sinceras.
an
Desde el punto de vista sexual, están firme y cómodamente apareados, porque la relación física es casi
siempre —no siempre pero sí casi siempre— más satisfactoria cuando el hombre es Tauro y la mujer es
Capricornio que cuando se invierten los papeles. Él es un amante plácidamente sensual, lleno de destreza
erótica para avivar las pasiones de ella, y sin embargo también capaz de expresarse con un sincero afecto que
se combina con el tipo de respeto por el sexo (y por la feminidad) que ella reclama. Ella no pretende largas
horas de romanticismo preliminar y de susurros sentimentales antes de consumar la unión física. Tampoco
le pedirá a su amante o marido que pase otras muchas horas murmurando zalemas letárgicas una vez
satisfecha la pasión de su amor. La sensación natural y silenciosa de contigüidad que sigue a la unión sexual
la deja conforme y colmada. ¿Para qué más? No es extraño que esta mujer esté en condiciones de seducir al
Toro con más éxito que una mujer llameante de un signo de Fuego (que podría espantarlo) o que una dama
versátil de un signo de Aire (que podría producirle confusión).
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Sin embargo, es posible que el Toro sentimental necesite más de cinco minutos para demostrarle su
devoción a ella. Como la capricorniana no es más propensa a eludir sus responsabilidades conyugales o
amorosas que cualquier otro tipo de deber, casi siempre reaccionará maravillosamente; procurará acomodarse
al ritmo más parsimonioso con que Tauro hace el amor, y se convertirán en amantes dichosamente
románticos, además de sexuales... de modo que cuando lleguen a sus bodas de oro, toda su relación sexual-
amorosa estará cohesionada en una encantadora y tierna unidad. Tal vez una que otra mujer Capricornio
intentará separar el sexo del amor, movida por los amargos recuerdos de una desventura juvenil. Es
posible que el Toro haya adoptado la misma política, inconscientemente, y por la misma razón. (Tanto las
Cabras como los Toros tienen una memoria excepcional.) Pero juntos podrán enseñarse recíprocamente que
estas dos necesidades se compaginan muy bien, y ella rescatará, merced a la ternura de él, los ensueños y la
inocencia infantiles que perdió como consecuencia de la maduración prematura que experimentan todos los
capricornianos... en tanto que él olvidará gradualmente sus recuerdos dolorosos de antaño, a medida que
ella los sustituya afablemente con las imágenes tiernas y amorosas que recordará mañana.

La entrega del Tauro típico a su familia es bastante inusitada, y esto es bueno, porque así le resultará más

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fácil tolerar la obsesión de la chica Cabra por la de ella. La devoción de Capricornio. por los lazos familiares
se puede resumir sucintamente con el poema de Milne:

James James Morrison Morrison Weatherby George


Dupres
cuidaba mucho de su madre aunque años sólo
tenía tres.

Estos versos describen muy bien a los regidos por Saturno, tanto si la Cabra es hombre como si es mujer.
En este último caso bastará cambiar el nombre por el de Jane Jane Morrison Morrison Weatherby
Elizabeth Dupres, y saber que ella, también, «cuidaba mucho de su madre, aunque años sólo tenía tres». Y
esto no es todo. También cuidará mucho de su familia cuando tenga más de cien años y sus padres estén
llegando a la meta de los doscientos. A menos que una experiencia juvenil, traumática y trágica, les haya

i
dejado una neurosis de amargo rechazo, estos dos y sus respectivas familias nunca pasarán las fiestas a solas,
y siempre tendrán las habitaciones de huéspedes atestadas. El Toro aprobará de buen talante la actitud de su
chica Cabra respecto de los parientes de él y de ella, a menos que su madre, la del hombre, sea Cáncer (o
que la Luna o el ascendente de él esté en Cáncer), porque entonces la situación podría tornarse un poco

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escabrosa. Podría producirse desde un ligero temblor emocional, de cuando en cuando, hasta un terremoto
en gran escala, en determinadas ocasiones.

La madre Cáncer es muy posesiva, y la esposa Capricornio, también. (Los celos y el espíritu posesivo no
son lo mismo.) Semejante situación puede hacer que la chica Cabra se sienta tironeada desde ambos
lados, hasta que opte por dar cornadas (en sentido figurado) en una dirección o en otra. Pero el Toro
también tiene cuernos, y es justo advertirle a la capricorniana que es muy poco probable que los vuelva
contra su mamaíta. Para una mujer Capricornio —o para un Toro con la Luna o el ascendente en Cáncer—
el hecho de verse forzada o forzado a elegir entre el amor y los vínculos familiares equivale a sufrir los
horrores de una cámara de tortura oriental estilo Tchen.

La Cabra y el Toro son buenos el uno para el otro, en muchos sentidos. Al cabo de un tiempo Tauro y
an
Capricornio pueden llegar a estar tan íntimamente sintonizados, merced a sus años de convivencia, que
incluso se leen recíprocamente los pensamientos.

ÉL: ¿Te gustaría...?


ELLA: Sí, siempre que podamos llegar a tiempo para la primera película. ¿Quieres que...? ÉL: No, no los
llames. Prefiero que vayamos solos. Recuerda...
ELLA: ... nuestro primer aniversario, cuando no teníamos dinero para ir a ninguna parte, así que nos
quedamos en casa, y...

ÉL: De todas maneras te pusiste tu vestido blanco de noche, y yo...


ELLA: ... me derramaste el zumo de pomelo encima, y yo...
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ÉL: Y tú te reíste. La mayoría de las mujeres se habrían echado a llorar. Entonces yo... ELLA: Entonces tú
dijiste que estabas satisfecho de mí...
ÉL: ¿No te parece que ésa fue...?
ELLA: ¿Una frase tonta y sentimental? Sí, pero nunca la he olvidado. ¡Mira la hora! Si no nos damos prisa
nos perderemos la primera película. ¿Tú...?
ÉL: ¿Quieres saber si todavía tengo ganas de ir? No. Quedémonos en casa esta noche y...
ELLA: SÍ.

21 
 
   

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uk
an
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GÉMINIS CAPRICORNIO
Aire - Mutable - Positivo Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Mercurio Regido por Saturno
Símbolo: los Gemelos Símbolo: la Cabra
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas nocturnas - Femenino

i
La relación GÉMINIS-CAPRICORNIO

uk
El rugido reverberó por las montañas y los ecos parecieron gritar ferozmente:
«¿Dónde están, dónde están, dónde están?»

«¿Qué se proponen estos Géminis? ¿Qué posición ocupan? ¿Dónde están?», grita el Capricornio
sinceramente desconcertado, mientras procura tratar con los Gemelos. «No están en ninguna parte —
responde el astrólogo—. No están en ninguna parte y sin embargo están en todas. Es difícil de explicar, si
no se toma en cuenta que cada Géminis es por lo menos dos personas.»

¿Creéis por casualidad que una Cabra va a aceptar una respuesta tan obtusa? Imposible. Es demasiado
an
efímera, demasiado abstracta para suministrar una solución práctica al problema. Así que no ensayéis la
astrología con los capricornianos cuyas vidas son desplazadas de la órbita de la rutina fija por las
extravagancias de un par de Gemelos ocultos dentro de un Géminis. Será inútil. No sé con exactitud qué es lo
que sí dará resultado, pero esto será inútil.
Podéis tratar de explicarle a Capricornio que Géminis es un signo de Aire, y que en consecuencia las personas
regidas por Mercurio se parecen mucho al viento. El viento es invisible, pero fuerte. Puede ser amigo o
enemigo. Es más o menos neutral (como Suiza). A veces arrancará de cuajo edificios enteros. A veces, no. El
viento es imprevisible, y Géminis, también. El viento es libre e impredecible, y es imposible adivinar en qué
dirección soplará. Ésta es una pregunta que sólo formulan los necios, y por tanto cualquier astrólogo que
intente contestarla será un necio. Igualmente, todo esto no impresionará a la Cabra, que, después de todos
vuestros afanes, seguirá preguntando en qué dirección sopla este viento (o bufido) específico. Decidle que
hacia el Norte. Sopla hacia el Norte. Y después olvidadlo. Aunque el viento emocional de Géminis estuviera
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soplando hacia el sur, el este o el oeste en el momento de la discusión, podéis estar seguros de que al cabo de
un par de horas soplará hacia el norte. ¿Veis? Estos problemas siempre se pueden solucionar, con buena
voluntad.

El taciturno Capricornio no admitirá la facundia de Géminis si ésta prolifera demasiado. Aunque a la


mayoría de las Cabras les gusta escuchar indirectamente chismorreos sobre los famosos (los que han
triunfado, aunque sólo sea en sus propias comunidades), pocas veces se inclinan a participar personalmente en
ellos. (En los chismorreos, quiero decir. Siempre están dispuestos a participar en la fama.) Para Saturno, el
regente de Capricornio, la prudencia es el comienzo de la sabiduría, para hablar como para actuar.
Simbólicamente, Saturno es el planeta de la sabiduría ganada mediante largas pruebas de iniciación en
muchas encarnaciones, y es tradicionalmente el regente de la cultura hebrea. También es el regente de los
exasperantes empleadores y los abuelos mandones, y de todos los usufructuarios de la autoridad, incluido el
Gobierno: de todas esas personas e instituciones que disfrutan cuando dicen «NO». «Categóricamente NO»
(por vuestro propio bien, claro está). «Sí» es una palabra extranjera para la Cabra típica.
A los capricornianos incluso les resulta difícil pronunciarla, y algunos la sustituyen por otras como «okey»

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y «eso supongo». Incluso conozco a una Cabra de Colorado que reemplaza el sí por la palabra «Iupiii»
(pronunciada con mucha suavidad)... hábito este inexplicable pero no por ello menos típico. De modo que a
Capricornio no le gusta decir SÍ. Creo que esto tiene algo que ver con la seguridad pecuniaria o financiera.
Para Capricornio, «no» es una sílaba de la palabra «economía», y «sí» es una sílaba de la palabra «asilo».
Algo por el estilo.

Ésta es una configuración de signos solares 6-8, lo cual significa que Capricornio atraerá a Géminis por una
razón relacionada con el misterio, la muerte, el sexo, la reencarnación, la hipnosis, la psiquiatría... o con
alguna distorsión de la mente, incluidas las drogas. Uno de estos elementos estará implicado sutil o
inconscientemente. A la inversa, la Cabra siempre encontrará una aplicación útil a los Gemelos, y a menudo
Géminis terminará sirviendo de alguna manera al ligeramente egoísta Capricornio. En la relación aflorará una
forma u otra de altruismo, ya sea en el ámbito del grupo familiar, de los negocios, de la amistad o del amor.

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Pero al fin y al cabo alguien debe sacrificarse cuando dos personas tienen caracteres esencialmente tan
distintos.
Los capricornianos se visten a la antigua, con refinada elegancia, y esta aureola ilustre no es más que el medio

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apropiado para irradiar la sabiduría y pericia de Saturno adquiridas mediante la experiencia. Las actitudes de
algunas Cabras también huelen a naftalina. La mayoría de los capricornianos desprecian los muebles
modernos, y prefieren lo tradicional, lo viejo, lo perdurable. Dejad que los Géminis se ciñan al pensamiento
moderno y decoren sus hogares con plásticos y cromados refulgentes. Capricornio piensa que lo verificado y
auténtico es lo más sensato. Nadie puede discutir la superioridad de la artesanía. Yo no la discutiría, desde
luego. Pero Géminis tal vez sí. Los regidos por Mercurio pueden argumentar en defensa de cualquier punto
débil y hacerlo pasar por razonable o viable. Excepto en una discusión con la Cabra. Los capricornianos rara
vez son víctimas de la persuasión geminiana. Oh, puede suceder, pero cuando sucede, muy de cuando en
cuando, las Cabras descubren enseguida la manipulación mental, intuyen que los dados psicológicos que
emplean contra ellos están cargados, y se repliegan, resueltos a no dejarse pillar dos veces con la defensa baja.

En los capricornianos hay algo más que una pizca de la magnificencia y serenidad de la Naturaleza, y
tienen un reflejo del porte majestuoso de la cabra montés. Todo esto atrae lógicamente al inquieto Géminis,
an
que busca el reposo espiritual con más desesperación de la que jamás habrá de demostrar o confesar. El
hombre, la mujer o el niño capricorniano, circunspecto pero bondadoso y afable, puede suministrar una base
de seguridad emocional, estable, serena y racional, que a los Gemelos les resulta al mismo tiempo
reconfortante y necesaria: un lugar donde plegar las alas entre un vuelo y otro. La vida se desplaza tan
velozmente para los Géminis, que a menudo se convierte en un borrón alarmante, y a veces necesitan
apaciguar su frenesí interior. Capricornio parece ser casi un morador del sosiego, de los bosques verdes y
silenciosos, y puede aportar muchos momentos de tranquilidad a los Gemelos que se detienen a descansar un
poco. Junto a Capricornio, Géminis puede estudiar las formas de la vida y el amor, ciñéndose a la marcha
Más parsimoniosa de Saturno.

Capricornio también puede aprender de Géminis. Éste, inocentemente egocéntrico, independiente y curioso
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en el plano intelectual, tiene la aptitud mágica de internarse temporalmente en todos los libros que ha leído,
en todas las películas que ha visto, en todas las sinfonías que ha escuchado, y de moverse en ese mundo
llamado imaginario con tanta naturalidad y soltura como si estuviera en su reino natal.
Por consiguiente, los Gemelos pueden darles a las Cabras una valiosa lección acerca de la forma de ser
algo más que un visitante en los mundos de la literatura, la música y el arte... pues es en estos mundos
quiméricos donde ellos viven. Géminis sólo vuelve a esta Tierra por una obligación kármica, para reingresar
en una prisión de carne después de una larga temporada de ensoñación en otros niveles de conciencia.
Capricornio se beneficia de ello, porque a la Cabra le resulta muy difícil comprender la realidad de cualquier
otro lugar que no sea la Tierra. Capricornio está muy arraigado en ella, es muy práctico y terrenal, tanto en
el nivel consciente como en el inconsciente.
Por supuesto, hay unos pocos capricornianos cuyas imaginaciones centellean durante una tormenta de
verano, cuyos espíritus se maravillan y deambulan en una noche serena y poblada de estrellas, que exhiben
un travieso sentido del humor, que entienden de psicometría, de OVNIS, de telepatía... y de los misteriosos
portentos de la Gran Pirámide. Pero la Cabra más típica no pierde el tiempo cavilando sobre cosas que no se
pueden desmontar y volver a armar mediante el uso de un plano. Cuando los capricornianos vuelan, hacen

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sus reservas con tiempo, para mayor seguridad. Cuando viajan en auto, llevan consigo un mapa de carreteras,
para no equivocarse. Pero no hay planos ni mapas para guiar al viajero astral. Para viajar fuera del cuerpo,
por mundos situados más allá de los sentidos materiales o físicos, no se necesitan reservas... sólo fe.
Hay que admitir que cuando Géminis investiga otros mundos, no actúa necesariamente motivado por la fe
o la sed espiritual. Lo que motiva generalmente a los Gemelos es la simple curiosidad, esa misma que mató
al gato del cuento pero que no parece ser fatal para los pájaros de Mercurio.
Una cantidad sorprendente de capricornianos satisfacen el apetito de su alma mediante el sistema, aprobado
por Saturno, de consagrarse al arte. A veces lo coleccionan, lo disfrutan, se convierten en mecenas, o pintan,
bosquejan o dibujan personalmente. Algunos se convierten en actores profesionales o dramaturgos. Unos
pocos se dedican a alguna variante de la música. Pero independientemente de lo que es o hace, la Cabra
mantiene ambos pies sólidamente plantados en la tierra firme, ¿y hasta dónde puedes mecerte en una estrella
con ambos pies apoyados en el suelo? Hay que estirarse un poco para entrar en otras galaxias. De todas
maneras, cualquier actividad creativa, de cualquier tipo que sea, es afín a la conciencia embrionaria de que

i
existe algo más allá de los cinco sentidos, con el atisbo de un sexto, incluso de un séptimo... y otro más. ,Los
antiguos afirmaban que Saturno es un planeta de siete dimensiones. Nosotros vivimos nuestra existencia en la
tercera dimensión, mientras que el tiempo mismo, él ahora eterno, como sabía Einstein, es la cuarta
dimensión. Seguramente la séptima debe contener una sabiduría más sublime incluso que la que puede

uk
contemplar Géminis. Pero Saturno guarda bien su secreto, con la habitual discreción y el habitual silencio
propios de Capricornio.

Los capricornianos tienden a ser circunspectos. Los Géminis son conversadores natos y naturales. ¿Cuál de
los dos tiene razón? Los dos... cada uno a su manera, siempre que ninguno impida que el otro haga lo suyo.
Cuando se trata de estos dos signos solares, «hacer lo suyo» es una cosa rara. Pero el diccionario da varias
definiciones de «raro». Por un lado, es sinónimo de «extraño», y por otro, se emplea en expresiones como «de
rara perfección, de rara hermosura», con el significado de «extraordinario».
an
Mujer GÉMINIS Hombre CAPRICORNIO
...la isla los estaba aguardando. Sólo es así como se pueden divisar esas costas mágicas.
—Ahí está —dijo Peter serenamente.
—¿Dónde, dónde?
—Donde apuntan todas las flechas.

Ya sea que ambos permanezcan poco o mucho tiempo juntos, el hombre Capricornio nunca conseguirá
M

entender por qué la chica Géminis no atina a ver claramente lo que para él es muy obvio: las consecuencias de
la palabra y la acción, que son, inevitablemente, la recompensa o el castigo. La ley de Newton en virtud de la
cual «Toda acción produce una reacción», le parece patente. ¿Por qué ella no la ve también?
Desde la perspectiva de ella, el error de él consiste en interpretar el mundo material como una realidad... y
la imaginación como un pasatiempo independiente, entretenido. La mente de ella está atareada, sondeando,
disecando, buscando, calculando y deambulando montada en el viento, todo al mismo tiempo, lo cual puede
determinar que dos mundos se fusionen en uno: el mundo «real» y el mundo de la imaginación, de las posibi-
lidades.
Las respuestas que esta actitud mercurial provoca en la Cabra son múltiples y consecutivas. Al principio,
reacciona con excitación. Después de un tiempo, la excitación se transforma en aprensión. Nada de lo que ella
dice y hace tiene sentido para él, desde un punto de vista lógico, práctico. Finalmente, su aprensión se troca en
severidad, y entonces él se desconecta. Una vez que Capricornio ha decidido que un tema no es digno de
discusión, ya basta. Puede ser brusco, cortante y duro. «No hablaremos más de esto. El tema está agotado.»
Para la chica Géminis un tema nunca está totalmente agotado. Siempre se presta a nuevas discusiones, a

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nuevos enfoques. Sin embargo, no obstante su gran simpatía, le resultará difícil reencauzar a la Cabra, cuando
ésta se ha desconectado.

La circunstancial actividad frenética de Géminis puede parecerle frívola a Capricornio. Ella exhibe una
aparente falta de apego en su compromiso con la vida. Pero él encontrará suficientes causas para admirarla
cuando estudie la forma asombrosa en que funciona su mente, desatando nudos con la mayor facilidad y
hallando sin esfuerzo la solución de problemas intrincados. Y. por lo menos al principio, ella respetará su
sabiduría, totalmente distinta de su propio intelecto y sagacidad vertiginosos. Esto tenderá entre los dos un
vínculo de anhelo, que puede ser al mismo tiempo purificador y vigorizante. Sin embargo, después de un
tiempo, es posible que las diferencias esenciales de sus respectivas naturalezas asuman una mayor visibilidad.
Capricornio tiene una cierta seriedad que puede deprimirla, y en la idiosincrasia de ella hay una curiosa
versatilidad que puede ofuscarlo. A menudo sus temperamentos, personalidades, caracteres y motivaciones
están separados por grandes distancias.

i
Tomemos sus respectivas familias. Si él es un Capricornio típico, está muy ligado a mamá, papá, la tía, el
tío Hymie... y una legión de primos. No, no me olvidé de los hermanos. ¿Cómo podría olvidarlos, cuando
están tan presentes? Cuando no están presentes, él habla de ellos. Si ella es una Géminis típica, tal vez quiera
sinceramente a sus familiares, e incluso es posible que sea afectuosa con ellos, pero de una manera etérea,

uk
informal. No se siente tan apegada a los lazos familiares como la Cabra. Ella marcha por sus múltiples
caminos, ellos marchan por los suyos, y si los unos y los otros se cruzan de cuando en cuando... ¡estupendo!
Si ella no se deja sofocar por sus propios parientes, obviamente no le regocijará que los de él anden rondando
siempre por allí y sean el tema principal de conversación, aun cuando estén ausentes.
Sumemos a esto su actitud respecto del dinero. Les gusta a ambos. Ninguno de los dos tiene nada contra el
dinero. Pero ella lo utiliza para repartirlo en torno, para gastarlo y disfrutarlo. Él lo usa como una especie de
sedante. Mientras sabe que está en el banco, puede distenderse y respirar con tranquilidad, confiado en la
certidumbre de que es un ciudadano cabal, al que no pueden ocurrirle desastres financieros imprevisibles.
Capricornio opina, respecto del dinero, lo mismo que el rey de los yacimientos de oro Winfield Scott Stratton
pensaba acerca del metal precioso: el lugar más seguro para guardarlo está bajo tierra. A juicio de
Capricornio, el lugar más seguro para guardar dinero es el banco. La mujer Géminis no entiende para qué
sirve dejarlo dormir allí, sin hacer nada, cuando es posible gastarlo. Intereses, querida. Rinde intereses.
an
Entonces es posible que ella exclame, con uno de sus súbitos arranques mercuriales: «Pero sólo sirve para
multiplicar el dinero, que se queda durmiendo allí, sin hacer nada». ¿Por qué dice «sin hacer nada»? ¿Acaso
no trabaja? Y además le produce a él una sensación de paz espiritual. A ella le produce una crisis de
frustración.
Cuando el hombre Capricornio está ofuscado, enfadado o disgustado, se enfurruña, adopta un
comportamiento silencioso y hosco. Y cuando ella se encuentra en el mismo estado, puede ser cáustica,
amarga y sarcástica. Los estados de él son de colores marrón oscuro, índigo, negro y azul, pero también son,
hasta cierto punto, predecibles. Los de ella nunca lo son. En determinado momento puede ser tan
plácidamente regocijante como una brisa primaveral, y un momento después tan destructiva como un tornado.
Al principio puede ser incansablemente activa, y luego pasiva y taciturna. Sonríe, y sus ojos expresivos
irradian un encanto mercurial. Fascinante. Una arruga surge de la nada y le atraviesa la frente. Ahora le brota
M

una lágrima en la comisura del ojo. Le tiemblan los labios. Es bella cuando está triste. De pronto sé le ocurre
una idea alegre, se incorpora de un salto, le echa los brazos al cuello y le estampa un beso en la nariz. Sus
humores versátiles son tan fugaces como los de Campanilla de Cobre: pura fantasía frívola, como una
mariposa, y después lógica y concisa, sucesivamente, en rápida progresión... primero profundamente
intelectual, y después totalmente abstracta, casi mística. Pero su ensoñación no dura mucho. Géminis tiene
demasiados elementos de escepticismo nato para ser auténticamente mística.

De cuando en cuando, tropezamos con un capricorniano al que le encanta resolver misterios y descifrar
enigmas, y esta Cabra seguirá a las Gemelas por los senderos y atajos retorcidos y tortuosos de Mercurio con
abrumadora fascinación. Ella se parece a las piezas multicolores y dispersas de un rompecabezas, a la espera
de que alguien las ensamble. Además, es delicada y femenina, tiene una risa alegre, y luce bien, cogida de su
brazo. A los capricornianos les gusta tener una mujer de esas que uno puede exhibir con orgullo delante de los
demás. El hecho de conquistar el amor de una criatura tan excitante es en verdad un logro, un triunfo nada
despreciable, y los regidos por Saturno son muy aficionados a los logros y los triunfos. La Cabra debe trepar.
Los capricornianos disfrutan del paisaje que se contempla desde la cima de la montaña. Les agrada que los
admiren y los respeten. Ostentar una esposa o amante Géminis (en el caso de él probablemente se tratará de

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una esposa), que es varias mujeres a la vez, y todas ellas seductoras, hermosas, talentosas, espabiladas y
femeninas, es algo que despertará la envidia de los hombres menos afortunados. Pero deberá recordar el
consejo astrológico en virtud del cual, no obstante su deliciosa feminidad, ella tiene una mente masculina.
Esto es algo que le harán recordar en más de una ocasión.
Hay capricornianos que esporádicamente brincan al bailar jubilosamente, sobre todo en la edad madura,
cuando tratan de recuperar lo que nunca descubrieron en la juventud, o lo que no buscaron por timidez, o lo
que no disfrutaron porque estaban demasiado atareados triunfando y trabajando... así como hay Cabras de
movimiento más rápido, más verborrágicas, más descuidadas que cautelosas. Pero éstas son decididamente
excepciones a la regla de Saturno. La mayoría de las Cabras son modelos de circunspección. En verdad,
inicialmente sus proposiciones románticas son tan trémulas y cautelosas, tan lentas y deliberadas, que al
principio ella inclina la cabeza a un costado, como si estuviera escuchando un susurro. Probablemente él
estará vestido con ropas discretas y de buen gusto, le sonreirá con una expresión peculiarmente atractiva,
perezosa, y su dulzura y su estabilidad apaciguadora estarán combinadas en las dosis justas para intrigarla y

i
hacerle pensar que este hombre sí que la entenderá y no se enfadará con ella.
Él parece dichoso de complacerla, conmovedoramente agradecido de tener una mujer a quien contentar.
Lo regocija estar enamorado, y ella intuye que se trata de un hombre que no será infiel a sus juramentos, una
vez comprometido. Es a esta altura, infortunadamente, cuando es posible que empiece a ponerse nerviosa. Se

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trata del efecto de la palabra «comprometido». A Géminis no le gustan ni las insinuaciones de compromiso. Si
el amor es auténtico, durará. Preferiría que sea así, por supuesto, pero a ella no le agrada firmar contratos a
largo plazo en cuestiones de romance. Hay que dejar que éste se desarrolle solo. Si resulta una relación eterna,
¡estupendo! Pero pedir garantías —pretender garantías— no concuerda con la forma en que Géminis juega el
juego.
En el aspecto físico, es posible que se sorprendan el uno al otro al intercambiar una comprensión instintiva de
anhelos mutuos. El sexo no es, para ninguno de los dos, algo afín a las llamas ardientes de la pasión
incontrolable. Tanto Capricornio como Géminis buscan la unión sexual como un medio para alcanzar el
sosiego y la comodidad. Normalmente, no tendrán demasiadas exigencias emocionales el uno con el otro. Sin
embargo, en algunas ocasiones esporádicas él necesitará hacer un despliegue físico, juguetón y afectuoso, de
grandes abrazos y cosas parecidas, pero no encontrará en ella la reacción apetecida... la mujer Géminis
necesitará palabras de amor, expresiones verbales destinadas a estimularla para emprender el acto sexual, y no
an
las escuchará.

Exceptuando estas áreas de posible descontento y ligera frustración, los dos podrán compartir sexualmente
su amor con placentera compatibilidad. Como la vibración 6-8 influye fuertemente sobre su convivencia, es
posible que el sexo sea un factor dominante, o por lo menos muy importante, en su relación, y posiblemente él
la habrá magnetizado al comienzo con un fuerte atractivo físico, que es difícil que se disipe mientras
permanezcan juntos. Y es probable que, para sorpresa de amigos y parientes, permanezcan juntos
definitivamente, sobre todo si existe una conjunción o un aspecto sextil o trígono Sol-Luna entre sus
respectivos horóscopos. Aun sin esta ayuda planetaria, es probable que sigan siendo amigos después de
separarse. Esto no les sucede a todas las parejas de la vibración 6-8, pero es muy probable que sí les suceda a
las Gemelas y la Cabra.
M

El amor se las apaña para derretir el hielo del corazón regido por Saturno. Hay algo en este hombre, una vez
derretido, que la hará estremecerse de anhelo ante la imagen de absoluta adecuación que proyecta cuando está
con ella: la promesa de alcanzar el colmo de la dicha mediante su relación. Es posible que más tarde ella
piense que la Cabra no ha cumplido su promesa tácita, a medida que la vida empieza a parecerle monótona a
la mujer Géminis, que se siente encadenada a la existencia un poco mundana, pero segura, de Capricornio.
Igualmente, ella no debería olvidar que entre todos los amantes y maridos él es el candidato con más
probabilidades de ser excitante en la tercera edad, de rejuvenecer, de tornarse más libre (más parecido a ella)
a medida que envejece. Si ella espera, es posible que aquella promesa de adecuación se cumpla, al fin y al
cabo.
Géminis es impaciente y no le gusta esperar. Pero debería hacer el esfuerzo, porque si lo hace, las
recompensas valdrán la pena, y es posible que ella descubra junto con él un gran secreto: que en la
interrupción del movimiento inquieto se puede hallar la forma y la configuración auténticas del amor, y se
puede revelar su belleza más íntima. Y la belleza es lo que busca desde que era niña su corazón escindido.
Paciencia. Cuando se trata de este hombre, la palabra clave es: «paciencia». Ella debe cultivarla.
Es posible que una chica Géminis enamorada de una Cabra lea esto y se pregunte por qué habrían de

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necesitar semejante consejo. Son tan felices... en este preciso momento. Bueno, no se le enseña a nadar a una
persona que se está ahogando. Se le enseña anticipadamente... por si acaso. Una vez más, Gemelas, la palabra
clave es PACIENCIA.

Hombre GÉMINIS Mujer CAPRICORNIO


—Atrás, señora, no permitiré que nadie me atrape y me convierta en hombre...
Ella tuvo que decírselo.
—Soy mayor, Peter. Tengo muchos más de veinte. Crecí hace mucho tiempo.

i
—¡Me prometiste que no lo harías!
—No pude evitarlo.

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La mujer Capricornio no puede evitar ser más sensata de lo que le corresponde por su
edad, así como el hombre Géminis no puede evitar ser de cuando en cuando un chiquillo irresponsable. En
nuestra sociedad, hasta hace muy poco tiempo, se suponía que el hombre debía ser el fuerte, el maduro y el
práctico. La gente esperaba, en cambio, que la mujer fuera inconstante, un poco imprevisible e indefensa.
Ahora que los grupos de Liberación Femenina hacen repicar fuertemente en nuestros oídos las campanas de la
Nueva Era, podemos permitir que él sea circunstancialmente sensible, versátil y frívolo... y que ella sea
estable y sensata. Pero antes del despuntar de la era de Acuario, habrían estado condenados.

Es una suerte para la Cabra y los Gemelos que finalmente le hayan reconocido a ella el derecho a ser
práctica e inteligente, al mismo tiempo que le han reconocido a él el derecho a soñar despierto,
ocasionalmente, e incluso a sollozar cuando lo conmueve la belleza. Es una suerte para todos nosotros, pero
especialmente para estos dos. Ya es bastante complicado lidiar con sus diferencias de personalidad... ¿qué
an
falta hace un problema adicional como lo es el de tratar de acomodarse las imágenes predeterminadas y
prejuiciosas que alguien se ha forjado acerca del hombre y la mujer? A Géminis y Capricornio no les hace
ninguna falta. Ya están bastante atareados con el complejo pasatiempo de capturar la armonía de la
compatibilidad entre sus dos naturalezas divergentes.
El sexo de estos dos signos solares es el que debe ser, a primera vista. El signo de ella es femenino, el de
él es masculino. Esto es, bueno... no es tan sencillo. Claro que Capricornio es un signo femenino, pero lo rige
el viejo Saturno, que es francamente masculino, hasta las últimas consecuencias. Y Géminis es un signo
masculino, pero lo rige el taimado Mercurio, el Gran Simulador, un planeta famoso por su afición a engañar,
capaz de trocarse de masculino en femenino, y luego nuevamente en masculino, en el lapso que dura el guiño
de una luciérnaga. O sea muy rápidamente. ¿Alguna vez intentasteis medir con un cronómetro cuánto dura el
guiño de una luciérnaga? Así que tendrán problemas. No insuperables, pero sí fastidiosos, de vez en cuando.
Quizá sería más correcto definirlos como frustrantes.
M

Tal vez en algunos momentos él la acusará de ser insensible e incomprensiva, y en otros ella lo acusará de
ser veleidoso y emocionalmente inmaduro. En cierto sentido, ella es lo que la acusan de ser... así como, hasta
cierto punto, él posee esos otros rasgos. Sin embargo, la mujer Capricornio también puede ser afectuosa, leal,
y un verdadero arco iris crepitante de humor cuando siente que pisa tierra y no las arenas movedizas del
cambio constante, que pueden abrirse y devorarla. (Todas las Cabras tienen un miedo subliminal a los
terremotos.) Así como el hombre Géminis puede irradiar una verdad más refulgente que la que ella imagina,
siempre que le concedan la libertad de expresión que necesita, y que no lo acosen con recelos, con
predicciones deprimentes del futuro... y con reproches. Las críticas y la severidad emocional nunca sacarán a
relucir lo mejor de los Gemelos.
La mantis religiosa es un insecto extraño, en la medida en que la hembra devora a menudo la cabeza del
macho durante el acoplamiento. Él lo ha leído en alguna parte (los Géminis lo han leído todo), y se siente
personalmente como un mantis cuando la mujer que ama insiste en devorarle su confianza en sí mismo con
una desaprobación rígida, implacable, al mismo tiempo que le jura amor.
Tal vez sea ella la que deba manejar el dinero en la familia. Es probable que la familia exista, eventualmente,
si ella puede hacer valer su opinión. Es raro que Capricornio se preste para interludios románticos de

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naturaleza temporal. Generalmente deja bien sentadas las intenciones para el futuro antes de especular o
retozar. Pero volvamos al dinero y a la probabilidad de que ella sea la más indicada para controlar el
presupuesto. No es que él no sea rápido y sagaz con los números... a veces demasiado rápido y sagaz. La
mayoría de los Géminis pueden hacer que una computadora se ponga verde de envidia.

Pero ocurre que ella tiene la virtud de gastarlo con más prudencia, de invertirlo con más sensatez, y disfruta
de una especie de toque mágico para incrementar cada vez más el saldo bancario, en tanto que él posee la
virtud de reducirlo cada vez más. (A menos, por supuesto, que la Luna o el ascendente de él esté en Virgo,
Tauro, Capricornio o Cáncer.)
Es curioso que la astrología —para no hablar de los amigos y parientes— sostenga a menudo que estos
dos signos solares son emocionalmente fríos. Ella, en razón de que está sometida a la helada regencia y la
severa influencia de Saturno. Él, en razón de que pertenece al elemento Aire siempre un poco desapegado.
Pero, sin embargo, ella es capaz de manifestar un amor terrenal, incluso apasionado, a pesar de que Saturno

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ejerce un control de hierro sobre sus emociones y la exhorta constantemente a no desahogarlas mientras no
esté segura de que la relación es genuina y tiene posibilidades de hacerse permanente.
En cuanto a él, aún no ha aprendido, en el sentido espiritual, el auténtico éxtasis del amor... ni su
angustia. No ha experimentado, en el plano esotérico y kármico, su verdadera profundidad. Sin embargo, lo

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anhela con un tipo especial de excitación, ¿y acaso el anhelo no es también mágico? Lo es, y la búsqueda
entusiasta que él emprende puede hacer que los sueños de ella se disparen, mientras la variante sosegada del
amor capricorniano ilumina, como la llama estable de una vela, el camino para esa búsqueda, y le suministra
un refugio reconfortante durante los períodos en que se encuentra dudando de sí mismo.
A veces la mujer capricorniana puede ser tan buena, tan perfecta, tan fiable, que el hombre Géminis no
sabe qué hacer con ella. Él se siente atrapado en la prisión, de esa misma estabilidad emocional,
inexplicablemente, como si la devoción de ella fuera una afrenta... pero sólo porque él sospecha que no está
en condiciones de emularla, lo cual lo asusta y lo aflige, simultáneamente. Y por tanto es posible que a él le
fastidie secretamente la fiabilidad de su afecto, y que huya, quizá, fugazmente, para volver luego a disfrutar
de éste. He aquí otra faceta de su confusión gemela en asuntos del corazón.
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En razón de sus proclividades (y aversiones) naturales, es posible que su relación sexual no sea siempre un
volcán en erupción. Sin embargo, curiosamente, es posible que satisfaga el deseo de ambos en lo que
concierne al acto del amor físico, a saber, que éste sea reconfortante y cariñoso, pero no devorador. Incluso
durante sus momentos de mayor intimidad, él necesita sentirse independiente y libre. Ella también, aunque
parezca raro. Dado el firme control que Saturno ejerce sobre ella, es improbable que la capricorniana se
entregue a la pasión con alguien, íntegra y totalmente. Tampoco el hombre Géminis, que es, en el fondo, dos
hombres. Uno observa la asociación emocional mientras se mantiene distante de ella, y el otro experimenta.
Así es como aprende el signo solar Géminis, en el nivel de conciencia de Mercurio. Igualmente es posible que
esta mujer lo atraiga físicamente, sin que él consiga explicar cómo. Para él, Capricornio representa la octava
casa astrológica del misterio sexual, así como los secretos más recónditos de la vida y la muerte.
La chica Cabra típica vive en un mundo sereno, tradicional, de actividad práctica, donde la sensatez
es reina. El vive en un mundo encantado, poblado por una miríada de fantasías, bullente de actividad mental,
M

donde la curiosidad es rey. Puede ser un experimento encantador y una experiencia beneficiosa que cada uno
visite el mundo del otro, de cuando en cuando, no para criticarlo y encontrarle defectos, sino tal como uno
visita un reino lejano, para disfrutar de su exotismo y su belleza, aunque satisfecho de poder volver después al
entorno familiar.

Si viajan mucho él será más feliz. Ella no lo será tanto (a menos que su Luna o ascendente esté también en
Géminis, o en Aries, Leo, Sagitario o Piscis). Esta no es una mujer capaz de levantar una tienda y tomarla por
hogar. En razón de su proceso de maduración invertida —un don de Saturno— a medida que envejezca se
hará más andariega, y es posible que la mención o la idea de un viaje la excite, le suavice la mirada y le
levante el espíritu... mientras esté segura de que el viaje o excursión la traerá finalmente de regreso a casa.
Aunque hay un grupo de profesionales capricornianas, ésta sigue siendo una dama que se siente
esencialmente más dichosa cuando está junto al fuego de la chimenea, como un grillo, que cuando lleva la
vida de una nómada o gitana.
El hombre Géminis tampoco es enemigo de sentarse y soñar frente a la lumbre, excepto cuando lo atacan
periódicamente sus ansias trashumantes, sin aviso previo. Puede desempeñar durante meses o años el papel

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del perfecto hombre de familia, y entonces, ¡zas!, sopla una brisa primaveral, o incluso un viento invernal,
que los arrastra a él y a sus ensueños a una nueva aventura, aunque sólo se trata de un viaje a una ciudad
vecina, donde puede perderse durante unos pocos días para volver a reencontrarse consigo mismo.
Tal como sucede en muchas configuraciones de signos solares 6-8, es probable que éstos dos se hayan
conocido sólo cuando alguien los presentó o los reunió de alguna manera. Es raro que Géminis y Capricornio
graviten el uno hacia el otro magnéticamente, por su propia iniciativa, a menos que el Sol de ella haya estado
en aspecto trígono con la Luna de él a la hora del nacimiento, o viceversa, o ambas cosas. Sin embargo, una
vez que se ven, empieza a actuar entre ellos la vibración 6-8, cuya intensidad aumenta sistemáticamente.
El hombre Géminis puede ser muy locuaz, pero a menudo sólo emplea su cháchara como camuflaje.
Piensa que de todos modos la gente nunca creería la verdad desnuda. Ésta es demasiado obvia. Y por eso la
disfraza. Sé que esto es desconcertante, pero casi todo lo es, en Géminis. Un poco de esto y otro poco de
aquello. Tomemos por ejemplo al Géminis Bert Lance, ex director de la Oficina de Administración y
Presupuesto del gobierno Carter, al que lo obligaron a renunciar en medio de un escándalo relacionado con

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sus anteriores actividades bancarias objetables. En un discurso pronunciado en la convención de la American
Bankers Association, en Florida, poco después de su renuncia, uno de los miembros de la institución afirmó
coléricamente que «Bert Lance ha hecho por la actividad bancaria lo que el estrangulador de Boston hizo por

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el vendedor a domicilio».

En cambio, hay decenas de banqueros respetables de todo el país que siguen admirando y defendiendo
tenazmente al Géminis Lance, no por razones personales ni en retribución de favores recibidos, sino sólo
porque piensan sinceramente que su comportamiento profesional fue siempre imaginativo, creativo, valeroso
y totalmente acorde con los sanos principios de la actividad bancaria. Obviamente analizan a dos hombres
distintos. Bert Lance. Y su Gemelo, Bert Lance. Los Géminis nunca tienen personalidades simples. Tomad a
Henry Kissinger. Tomad a Errol Flynn. Tomad a Brigham Young. Tomad a estos seis hombres Géminis... ¿y
con qué os encontráis? Con imágenes dobles, que reflejan todas las facetas del sol y la sombra... que
despiertan desdén, odio, envidia, desaprobación, temor reverente, admiración, respeto y amor. Esto es lo que
le espera a la Cabra con los Gemelos que tiene por amante o marido.
La verdad mercurial de los Gemelos siempre se puede observar desde dos puntos de vista opuestos. Pero
an
Capricornio es proclive a la honestidad absoluta, lo cual deja poco o ningún margen para una verdad de dos
caras. Es posible que Géminis intuya que la actitud de la Cabra es demasiado severa, porque la continuidad de
la libre circulación de las ideas de él depende de que, de cuando en cuando, queden puertas abiertas para la
interpretación individual. El no sabe de dónde provienen sus ideas, pero éstas no se interrumpen nunca, y son
la esencia de su ser. Sofocar su libertad de pensamiento y de expresión no es la forma de amarlo.

Ella querrá que él busque una profesión o carrera con perspectivas futuras, y con un razonable beneficio
económico presente, y probablemente insistirá en que, tarde o temprano, compren su propia vivienda. El
capricorniano no es partidario de los edificios de apartamentos o los condominios que parecen hormigueros.
El no necesita en verdad este tipo de seguridad, porque normalmente Géminis no aspira a echar raíces. Es más
feliz con un millón de dólares en papel moneda y cien en el banco que con cien dólares en papel moneda y un
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millón en el banco. La primera situación es más estimulante. Ella piensa exactamente lo contrario. Géminis
siente que sus ideas y su imaginación son sus bienes más negociables. No entiende, realmente no entiende. y
quizá no entenderá nunca, ese tipo de seguridad que necesita ella. Incluso el hombre Géminis con un signo
lunar o ascendente Virgo, Cáncer o Capricornio, más cauteloso, invertirá un día, súbitamente, sin aviso
previo, todo su saldo bancario, en una nueva idea, o en un nuevo sueño, objetivo o proyecto que afloró en su
cabeza. (En una de sus cabezas.)

Si su relación empieza a resquebrajarse, a la chica Cabra no le resultará fácil desprenderse de él. Cuando una
mujer Capricornio se entrega por completo a un hombre, le cuesta mucho recuperar lo que dio. Ella no puede
cambiar tan fácilmente como él. Cuando ama, se propone que eso sea definitivo. Pero siempre y cuando
decida que lo «definitivo» ha entrado en un callejón sin salida, generalmente no habrá escenas histéricas de
llanto y acusación, ni excesivas demostraciones emocionales. Sencillamente dará media vuelta, ocultará sus
lágrimas, se alejará y no volverá. Ningún signo solar puede ser tan poco sentimental (superficialmente) como
Capricornio, cuando es necesario practicar una amputación emocional y no hay otra solución viable. Pero...
mientras se aleja, su tierno corazón se estará desintegrando, y su martirio será tanto más doloroso cuanto que

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lo retiene dentro, y lo soporta sola.
El hombre Géminis exclama, como Whittier: «¡Cuán poco he obtenido... qué descomunal es lo
inasequible!», y después llora por las experiencias perdidas, por las oportunidades derrochadas, por las
posibilidades arrojadas por la borda... por el amor no correspondido, mal encarrilado, o que uno dejó perder
en la nada. Sin embargo, enseguida aflorará la sonrisa triangular y la carcajada fluctuante de Mercurio. ¡El
mañana es un nuevo día deslumbrante, promisorio! ¿Quién sabe qué le puede reservar? Tal vez... sí, tal vez...
incluso la reconciliación... la disculpa de su tímida chica Cabra, y la oportunidad de volver a probar, tratando
esta vez con más ternura el corazón de ella.
Si su relación amorosa o matrimonio caducara, la capricorniana tardará más en sonreír, y en cuanto a la
posibilidad de que el mañana sea más deslumbrante... bueno, para su abatido espíritu de Saturno el mañana
parece estar a un billón de años luz de distancia. Ésta es la razón por la cual ella pondrá más empeño en salvar
su relación. Con la ayuda de Saturno, ella puede edificar un amor suficientemente fuerte como para resistir los
tornados esporádicos de la desavenencia.

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CÁNCER CAPRICORNIO
Agua - Cardinal Negativo
- Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por la Luna Regido por Saturno
Símbolo: el Cangrejo Símbolo: la Cabra
Fuerzas nocturnas Femenino
- Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación CÁNCER-CAPRICORNIO

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Fran las preguntas más corrientes: « ¿Qué color tenían los ojos de mamá? ¿Quién era más alto,
papá o mamá? ... (A) Escriba una composición de no menos de cuarenta palabras sobre "Cómo
pasé mis últimas vacaciones", o "Comparación entre los caracteres de papá y mamá"... 1)
Describa la risa de mamá; 2) ... la risa de papá; 3) ... el vestido de fiesta de mamá...».

Entre paréntesis, todas las preguntas estaban escritas en tiempo pretérito.

Como les sucede a todos los terráqueos de la configuración de signos solares 7-7, entre el Cangrejo y la
Cabra existe una distancia de ciento ochenta grados en la rueda kármica de la vida. En astrología —y en
verdad, también en astronomía y matemáticas— ciento ochenta grados son un semicírculo o una oposición.
an
Ahora bien, en el contacto humano, una oposición de signos solares no ha de ser necesariamente negativa. A
menudo lo es, pero no necesariamente. ¿Todos los Cangrejos y Cabras quieren hacer el favor de leer varias
veces esta última oración?
Una oposición indica que dos fuerzas opuestas están «en guerra». En este caso, dichas fuerzas son las de
la Luna y Saturno, regentes, respectivamente, de Cáncer y Capricornio. Es difícil imaginar dos elementos más
distantes que la Luna y Saturno. Entre otras cosas, la Luna (Cáncer) representa los sueños, el cambio, el
movimiento o el viaje, los recuerdos, las reflexiones, la suavidad y la dependencia. Entre otras cosas Saturno
(Capricornio) representa las realidades, la estabilidad, la cautela, la espera, el tesón, la dureza y la autarquía.
Como en todas las otras combinaciones de la vibración 7-7, Cáncer y Capricornio deberán elegir más tarde o
más temprano (esperemos que sea más temprano) cuál de estas fuerzas opuestas, que consisten en lo lunar y
lo saturnino, predominará en su asociación... o de lo contrario la asociación misma se convertirá en un campo
M

de batalla sobre el cual se cruzarán indefinidamente cañonazos simbólicos.


Por tanto, el Cangrejo y la Cabra deben resolver si su relación será regida por la Luna o Saturno, aunque
aún podrán preferir que sea regida individualmente por la Luna y Saturno: ambos... y por partes iguales.
Comprendo que todo esto parece tremendamente complicado. Nadie afirmó jamás que una vibración 7-7
es fácil de componer armoniosamente. Pero mi bisabuela acostumbraba a decir que «nada que se gane con
facilidad es realmente valioso». ¿Todos los Cangrejos y Cabras quieren tener la gentileza de leer esta oración
varias veces, también?
En todo tipo de oposición existe una posibilidad deseable, a saber, que los opuestos se complementen.
Cada uno tiene lo que el otro anhela, necesita, quiere, desea, y en consecuencia está secretamente ansioso por
conseguir. Formaos una imagen mental de esto, si os parece. Dos personas, cada una de las cuales tiene lo que
la otra desea. Si ninguna de las dos es egoísta, si ambas son generosas, si se dan la una a la otra y comparten
equitativamente... ¿cómo podrían ser más felices? Es bastante agradable ser el «geniecillo mágico» del
prójimo, y que este prójimo sea también nuestro geniecillo, al mismo tiempo, y que satisfaga todas nuestras
necesidades, mientras nosotros satisfacemos las suyas. Lo mismo sucede con todas las polaridades de la
Tierra. Tomad el termómetro. Tenéis lo caliente y tenéis lo frío. Cuando se encuentran en el medio tenéis lo
tibio, la temperatura de la primavera eterna. ¡Qué bella idea! Y esto es precisamente lo que puede ocurrir

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cuando el invierno (Saturno) y el verano (la Luna) se encuentran a mitad de camino.
Sí, Cáncer simboliza la etapa intermedia del verano, así como Géminis simboliza el fin de la primavera y
el comienzo del verano, Leo simboliza el verano en flor... y Virgo simboliza el veranillo de San Martín. Este
concepto estacional de los signos solares está cabalmente explicado en «Los doce misterios del amor», en el
comienzo de este libro. Pero quizá sea importante recordarles nuevamente aquí al Cangrejo y la Cabra... que
Capricornio significa el invierno y el Cangrejo significa la etapa intermedia del verano.
No obstante la oposición entre sus signos solares y sus regentes lunar-saturninos, y sumado al hecho de
que los matices complementarios de los opuestos son un refuerzo para su asociación, tenemos que Cáncer y
Capricornio tienen ciertos puntos en común, y que en estos contextos sus semejanzas son tan grandes como lo
son sus diferencias en muchos otros. Tanto las diferencias como las similitudes son notablemente
pronunciadas en esta vibración 7-7 específica.
Ambos nacieron bajo las fuerzas nocturnas negativo-femeninas, lo cual significa que cada uno tiene un
núcleo interior blando y se las apaña bastante bien para ocultar esta blandura, y significa, también, que los

i
sentimientos y emociones de los dos están implantados a mucha profundidad. También son los dos cardinales,
y por ende tanto a Cáncer como a Capricornio les gusta mandar. La Cabra prefiere mandar discretamente.
Asimismo, el Cangrejo tiende a mandar sutilmente, de modo que la motivación compartida de liderazgo
puede estar oculta cuando se encuentran por primera vez. No permanecerá mucho tiempo oculta.

uk
Es difícil que una asociación contenga dos líderes de idéntica estatura. Por tanto, alguien tendrá que ceder
un poco. Lo más probable es que sea el Cangrejo. Sin embargo, a las personas dotadas de conocimientos de
astrología les resulta divertido contemplarlos durante un tiempo desde lejos. Imaginaos, si podéis, a dos
«líderes» que intentan conducirse recíprocamente y con gran discreción, sin dejar que el otro se dé cuenta de
que lo están conduciendo. Gradualmente, cada uno descubre la intención de mando del otro, aunque esté
sagazmente disimulada, y entonces empieza la batalla silenciosa, pero vehemente y tenaz, por la supremacía.
En verdad, el espectáculo es tan fascinante como una película... más fascinante que la mayoría de las películas
que se han filmado recientemente en Hollywood. (Tema para meditar: Gerald Ford es un Cangrejo; Richard
Nixon, una Cabra.)
A lo largo de todos estos movimientos estratégicos cuidadosamente programados, al Cangrejo le
convendrá recordar que la Cabra tiene reputación de pisar firmemente... y a la Cabra le convendrá recordar
que el Cangrejo siempre da uno o dos pasos de soslayo o hacia atrás antes de avanzar rectamente. Será una
an
emocionante lucha de voluntades. No habrá tanta fanfarria como en las oposiciones entre los elementos Fuego
y Aire de otras configuraciones de signos solares 7-7 (Cáncer es Agua, Capricornio es Tierra), pero las
competiciones silenciosas y tenaces pueden tener más suspenso.
Algunos rasgos del Cangrejo y la Cabra no son parecidos ni diferentes, sino que sencillamente se
apuntalan los unos a los otros. Por ejemplo, a Cáncer le gusta la comodidad y la seguridad en grandes dosis.
Capricornio es vehementemente ambicioso, y como la ambición es uno de los caminos más rápidos para
llegar a todas las formas de comodidad y seguridad, este factor puede mantenerlos unidos, y también puede
atraerlos recíprocamente al comienzo.
Ambos están apegados al ayer: los regidos por la Luna porque les gusta la historia en general y porque
además experimentan una especie de nostalgia personal, y la Cabra porque las experiencias del pasado nos
enseñan mucho, a lo cual se suma una pizca de culto a los héroes. (En realidad, Capricornio admira por igual
a los triunfadores del pasado y el presente, pero los héroes y heroínas de antaño tienen más encanto.) También
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comparten un fuerte apego a la lumbre familiar y a los parientes. Cáncer se inclina por la afinidad a lo
maternal, y Capricornio se inclina por la afinidad a lo maternal y lo paternal, y a todo el árbol genealógico,
sobre todo si de una de sus ramas cuelga un escudo de nobleza. Algunas Cabras son francamente snobs en lo
que concierne a la fama y el prestigio. y están obsesionadas por el status. Esto es difícil de adivinar detrás de
la sonrisa tímida y los modales afables típicos de Capricornio, pero no por ello es menos real
No es raro encontrar a la asociación del Cangrejo y la Cabra implicada en la renovación de lugares
históricos, en la colocación de piedras fundamentales, en la promoción de un movimiento encaminado a
fundar un museo, en la confección de libros de historia, en la edificación de imperios comerciales, en la
recolección de antigüedades, o activamente consagrada a la política local o nacional. Ésta es una pareja que
encontramos a menudo en las librerías (como propietarios, desde luego) y sobre todo en los bancos (en la
junta de directores). Individualmente, el Cangrejo puede sentirse atraído hacia las actividades marítimas,
próximas al agua, en tanto que la Cabra tiende a escalar la más alta montaña de éxitos que se levanta en el
entorno. Los capricornianos abundan en el negocio de joyería y de chatarra. Las Cabras, veréis, tienen un raro
sistema para encontrar algo práctico, algo de valor, ya sea entre los diamantes o entre las piezas herrumbrosas
de un auto viejo. Curiosamente, también están bien sintonizados con el arte, una de las pocas experiencias

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estéticas que los atraen. Pero el Capricornio típico no consagra su tiempo al arte pop, como el representado
por las latas de tomates y los tubos de dentífrico de Andy Warhol. Para el capricorniano, el arte debe ser
concreto y sustancial. Miguel Angel, Leonardo, Rembrandt... éstos son artistas. Picasso y Dalí bromean, ¿no
es verdad? El arte, como todo lo demás en la vida, es un asunto serio para los regidos por Saturno. Los Cáncer
imaginativos, aunque estimulados por otras motivaciones, también valoran la belleza de los buenos cuadros y
obras de arte, incluida la música, y por consiguiente muchas de las personas que veis desfilando por las
galerías metropolitanas y asistiendo a conciertos son Cangrejos y Cabras.
Las mismas reglas se aplican a Cáncer y Capricornio en la infancia. Ambos sobresalen en la clase de
historia, y tanto Capricornio como el Cangrejo empezarán a cortar el césped o a distribuir periódicos desde
muy jóvenes para acumular dinero que almacenarán en los cajones de los calcetines.
Muchos capricornianos son un poco fríos y recelosos por naturaleza, gracias a la influencia adusta de
Saturno, y el Cáncer compasivo y sensible puede suministrarle a la Cabra un bálsamo curativo de amor y
comprensión. La devoción de Cáncer al hogar y la familia complacerá a Capricornio, que es igualmente leal a

i
los vínculos familiares.
A menos que uno de ellos, o ambos, hayan nacido con la Luna o el ascendente en el elemento Aire o
Fuego, estos dos nunca quemarán billetes de un dólar por diversión. Muy pocos Cáncer y Capricornio, o
ninguno, recurren a la caridad pública o utilizan bonos canjeables por alimentos. No sólo son sagaces en

uk
cuestiones económicas, sino que también comparten una ética puritana del trabajo bastante severa. Sustentan
los mismos sentimientos en cuestiones de dinero. A ambos les gusta acumular pilas y pilas de billetes, y
prefieren ahorrarlo en lugar de gastarlo. Si hay dos personas que deben meditar sobre lo que dijo el poeta
Khalil Gibran respecto del trabajo con fines de lucro, éstas son Cáncer y Capricornio. Se beneficiarían
muchísimo si intentaran comprender que el hombre debe «trabajar con amor» o que es mejor que se siente en
el atrio del templo y «reciba limosnas de quienes así trabajan... porque el pan horneado sin amor es un pan
amargo, que sólo satisface la mitad del apetito del hombre».
A primera vista, estas palabras sobresaltarán al Cangrejo y la Cabra. ¿Trabajar por amor? La gente trabaja
por dinero, no por amor. Si por casualidad a una persona también le gusta su trabajo, tanto mejor, pero el
factor primordial es la compensación económica. ¿no es verdad? No, no lo es. El factor primordial es trabajar
con amor, y el rendimiento económico es secundario. En esto reside el problema. No se trata de que los
regidos por la Luna y los regidos por Saturno no entiendan la artesanía y el trabajo realizado con el corazón,
an
además de las manos. Es una cuestión de prioridades. Y sobre estos dos recae el deber de hacer un gran
esfuerzo por modificarlas.
Uno de los detalles más deliciosos de la unión entre estos dos seres innegablemente divergentes, que son
el Cangrejo y la Cabra, consiste en que el capricorniano exteriormente controlado y adusto, pero interiormente
afable y solitario, puede evadirse de su seriedad mediante el humor jovial y refrescante de las criaturas
lunares. La risa de Cáncer es contagiosa, irresistible. El sentido del ridículo del Cangrejo tiene algo que hace
aflorar un alegre centelleo en los ojos de la Cabra. Cáncer hace payasadas, Capricornio sonríe. Y el impasible
corazón de Capricornio, tristemente aprisionado durante gran parte del tiempo por las emociones
disciplinadas, empieza a entibiarse, y después a latir más rápidamente.
Pocas personas adivinan la verdadera magnitud de los anhelos de la Cabra por evadirse de las
restricciones invisibles de Saturno, porque estos anhelos también —incluso diría especialmente— están
sujetos a un rígido control. La sonrisa comprensiva de una criatura lunar, que sabe muy bien lo que significa
M

estar solo, puede abrirle a Capricornio la puerta de un mundo nuevo y más radiante.
En cuanto a Cáncer (a menos que sus luminarias estén en un aspecto negativo), el Cangrejo experimenta
desde el primer momento esta poderosa atracción magnética de sus Soles opuestos. En el aula o en la oficina,
en el círculo familiar, en el círculo de amigos, o dentro del círculo eterno del amor, la anhelante criatura lunar
buscará un hogar seguro, protegido por la fuerte cabra montés.

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Mujer CÁNCER Hombre CAPRICORNIO
—Ah, viejecita —le dijo Peter a Wendy en un aparte, entibiándose junto al fuego y
mirando cómo ella zurcía un talón—, lo mejor de la tarde es el momento en que concluye
la faena y tú y yo descansamos junto al fuego en compañía de los pequeños.
—¿Es encantador, verdad, Peter? —respondió Wendy, muy complacida—. Peter,
creo que Curly tiene tu nariz.
—Michael se parece a ti.

Cuando una chica Cáncer se siente atraída por un hombre capricorniano (o por cualquier otro hombre),
piensa en las tres M. Alimenta tres sueños, mientras arroja monedas en todos los pozos de los deseos que
encuentra en su trayecto. Tiene tres objetivos en su cabecita dura como un caparazón de cangrejo. El orden de

i
importancia puede variar para cada chica Cangrejo, pero a todas las mujeres Cáncer las consume una de las
seis variaciones de las tres M, que son las siguientes:

uk
matrimonio - maternidad - moneda maternidad -
moneda - matrimonio moneda - matrimonio -
maternidad matrimonio - moneda - maternidad
maternidad - matrimonio - moneda moneda -
maternidad - matrimonio

Éstos, con sus seis variaciones de prioridades, son los objetivos de la mujer Cangrejo.

Las necesidades de esta mujer son ligeramente distintas de sus objetivos. Sus necesidades son las tres S,
cuyo orden de importancia no varía para la doncella lunar. Todas contribuyen en igual medida a su paz
espiritual:

solidaridad - serenidad - seguridad


an
Una de las características más enternecedoras de la doncella lunar consiste en que, aunque necesita y
busca afanosamente las tres S en toda relación, y aunque sus objetivos son siempre las tres M, está dispuesta a
brindarle a cambio a su hombre una mullida cuna de bienestar emocional. Puede ser la más comprensiva,
afectuosa, leal y protectora de las mujeres. En sus momentos de mejor comportamiento, la mujer Cáncer es
muy apegada... y mejor aún, también es dúctil y paciente, y ciertamente es una excelente compañera para el
hombre capricorniano. La mujer Tauro es paciente, pero no muy dúctil. La mujer Géminis es dúctil, pero no
muy paciente. La mujer Cáncer posee estos dos rasgos admirables. En cuanto al apego, muchas mujeres están
apegadas a los hombres que aman, pero ninguna tanto como ésta. La Cabra, que valora tanto la lumbre del
hogar, se sentirá especialmente regocijado por la profunda afición que esta mujer siente por la «familia».
Como Capricornio rige al pueblo judío, y todas las mujeres Cáncer son «madres judías» (sean madres o no),
M

ya veis que existen poderosas fuerzas magnéticas que hacen confluir a estos dos desde el principio.
La mujer Cáncer siempre tiene un aire ligeramente desvalido y cautivante, y el hombre capricorniano lo
intuye antes que la mayoría de los otros. Lo que esta mujer necesita es un hombre fuerte en quien apoyarse,
alguien capaz de despejar todas sus preocupaciones y de apaciguar todos sus temores... alguien sobre cuyo
hombro pueda llorar de vez en cuando. Pero no es tan desvalida como parece. Cáncer, como no ceso de
repetíroslo, es un signo cardinal de liderazgo. La doncella lunar prefiere mandar encauzando el destino de su
hombre con dulzura, discretamente, desde un segundo plano... si está enamorada. Cuando no lo está, la chica
Cáncer puede ser muy ambiciosa en su carrera, y hará prácticamente cualquier cosa con tal de llegar a la cima.
Toda mujer Cáncer busca secretamente un buen sostén de familia, y el capricorniano ciertamente lo es.
Es siempre ambicioso (tanto como ella) y generalmente triunfa. En verdad, él es a menudo el paradigma de
todo lo que a ella le gustaría ser, sin poder lograrlo, por su excesiva vulnerabilidad. A la inversa, ella es, para
la Cabra, el modelo de todas las cualidades lunares que, en lo más recóndito de su alma, él anhela poseer,
inútilmente, porque no es suficientemente vulnerable. Por tanto, casi desde el momento en que estos dos se
encuentran, experimentan una inconfundible estima recíproca que es una de las bases más sólidas del amor.
El capricorniano puede ser al mismo tiempo conservador y dominante en alto grado. A la chica Cáncer no
la fastidia la primera cualidad, porque ella misma también es, hasta cierto punto, exageradamente

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conservadora. En cuanto a que la dominen, no lo tolerará en ninguna asociación... a menos que esté
enamorada. Cuando esta mujer se enamora, al principio se someterá a la dominación de la Cabra por el deseo
de salvaguardar la paz, pero es probable que olvide gradualmente que está fingiendo, y que se acomode
definitivamente a una posición sumisa... ¡lo cual no está tan mal! Después de Piscis, no .hay otra mujer que
experimente tanto placer secreto cuando el hombre que adora la controla y la conquista. Y si hay un hombre
capaz de ser dominante, tierno y afectuoso al mismo tiempo, dicho hombre es éste. Así que todo se desarrolla
en condiciones favorables para ambos, habitualmente. A menos, claro está, que en el horóscopo de la chica
Cangrejo haya un signo lunar o ascendente más fogoso o agresivo.
Es curioso lo que sucede con los capricornianos. Aunque tengan mucho éxito en su esfuerzo por librarse
de la rígida disciplina que Saturno impone a su personalidad, en las cuestiones importantes volverán a las
andadas. En otras palabras, cualesquiera sean sus hechos o dichos pasajeros, la Cabra es una Cabra. O... el que
fue una vez capricorniano, seguirá siéndolo hasta el fin. Ni más ni menos. Normalmente, este hombre estará
en franco desacuerdo con la teoría del «matrimonio abierto». En lo que concierne al matrimonio es

i
conservador, aunque a veces se empeñe en parecer «actualizado» de labios para afuera. Esencialmente opina
que el puesto de la mujer está en el hogar. Aunque permita que su esposa trabaje o se consagre a su propia
carrera, cuando nazcan los hijos mirará con malos ojos a la mujer que pretende que otra persona se ocupe de
la función maternal mientras ella se dedica a sus actividades particulares. Si es un capricorniano típico, pen-

uk
sará que el puesto de la madre está junto a sus hijos, por lo menos mientras éstos son muy pequeños.
Tampoco lo hará feliz el gasto frívolo o excesivo, ya se trate del dinero de él, del de ella, o del de ambos.
Aunque la doncella lunar cobre su propio sueldo, es probable que él asuma la responsabilidad de precaverla y
asesorarla en materia de despilfarros.
Claro que él no tendrá muchas oportunidades de reñirla por sus derroches. Ella cuida el dinero tanto
como él (a menos que su signo lunar o ascendente esté en Aries, en Leo o en Géminis, y entonces tendrá crisis
nerviosas de culpa, periódicas y menores, cada vez que incurra en despilfarros). Tratándose de esta chica, la
mayoría de los sermones financieros de él girarán en torno de la proporción de los ingresos individuales o
conjuntos que deberán ahorrar, y de la forma de invertir inteligentemente el superávit acumulado. Puesto que
él es un signo de Tierra, lo más probable es que piense que la mejor forma de asegurarse para el futuro
consiste en comprar propiedades inmuebles o tierras. Y si ella discrepa, tal vez le repetirá lo que dijo Will
Rogers acerca de la mayor o menor sensatez de las inversiones en tierras: «Es un producto que ya no se
an
fabrica». Este tipo de aserto concreto, práctico, ayuda a ganar las discusiones al ponerles punto final
bruscamente, v es un ejemplo de las afirmaciones irrebatibles que los capricornianos se especializan en
formular cuando los apremian.
Él aprobará el hábito que ella tiene de guardar objetos. Capricornio está convencido de que es posible
encontrar una aplicación práctica absolutamente a todo, y de que no hay que deshacerse de nada hasta que se
le haya exprimido hasta la última gota de utilidad. Si ella es una Cáncer típica, compartirá vehementemente
esta filosofía. En ver dad, a menos que uno de ellos tenga una influencia planetaria «perdedora» en la carta
natal, es posible que incluso guarden los tubos viejos de dentífrico por si alguna vez tienen un hijo que se
convierte en jugador de baloncesto en la escuela secundaria. (Podrá usarlos para practicar tiros libres en la
papelera.) Yo conozco (de veras) a una mujer Cáncer, con un signo lunar y ascendente en Capricornio, que
lava y enjuaga realmente las bolsitas de plásticos que venden enrolladas (para guardar verduras, etcétera) y
vuelve a utilizarlas una y otra vez, hasta que se rompen. Un rollo de bolsitas le dura, aproximadamente, un par
M

de años. (Como soy Aries, yo gasto más o menos un rollo por semana.) Una persona conocida sugirió
recientemente que Richard Nixon guardó aquellas cintas magnetofónicas incriminatorias de Watergate
porque, en su condición de capricorniano, sencillamente no podía deshacerse de ellas, y alimentaba la
esperanza de que le resultaran útiles de alguna manera o le sirvieran para algún fin práctico. A nadie se le ha
ocurrido una explicación mejor. Ni siquiera al señor Nixon en persona. Sólo el conocimiento de la esencia de
Capricornio suministra una apariencia de racionalidad al misterioso interrogante: «¿,Por qué no quemó esas
(obscenidad expurgada) cintas?» La respuesta es sencillísima (para Capricornio): Quemarlas habría sido un
despilfarro.
La mujer Cáncer se adaptará con mucha más facilidad que cualquier otra a la introversión del
capricorniano, a su propensión a «cuidar de sus negocios» y a proceder sensatamente. Pero quizá no se
adaptará tan bien a su falta de entusiasmo por el cambio. Regida por la Luna inconstante, ella necesita
cambios ocasionales en su vida, y viajes periódicos. Tal vez le resulte un poco difícil convencerlo de que su
vida sería más fecunda si no se quedaran demasiado tiempo en un mismo lugar y si no sustentaran siempre las
mismas ideas. Es que, por mucho que se esfuerce, este hombre nunca conseguirá zafarse totalmente de las
restricciones que Saturno le impone a su naturaleza íntima. Incluso detrás de la fachada de un hombre Cabra

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aparentemente extrovertido, se oculta el adusto y viejo Saturno. Siempre e inevitablemente. En algunos
capricornianos el tinte de conservadurismo puede estar diluido con un color pastel más claro, pero nunca es
posible cubrirlo por completo con una capa de pintura. Sí, puede ser digno de ser amado. Afectuoso. Tierno.
Afable. Extravagante y gracioso. Todo esto. Pero igualmente lo rige Saturno, y esto es inevitable. Debajo de
las lentejuelas y las chafalonerías de una estrella capricorniana del rock and roll, por ejemplo, se oculta un
retrato del abuelo, con su reloj de bolsillo y su cadena... con su chaleco... y con una mueca de desaprobación
contra los botarates.
La vida sexual del hombre capricorniano puede abarcar desde lo francamente erótico y sensual hasta lo
tierno y afectuoso. Si tanto su Sol como su Venus están muy «mal aspectados» con la quinta u octava casa del
horóscopo, se lanzará a la experimentación múltiple. Pero el hombre Cabra típico tiene pocas aventuras, y casi
siempre se propone entablar una relación permanente. Más o menos lo mismo se puede decir acerca de la
vida amorosa de la mujer Cáncer. Todo depende. Sin embargo, lo que desea interiormente es entablar una
relación perdurable, aunque recurra más de lo que le gustaría al método de prueba y error... para hallarla. Hay

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algo absolutamente seguro. El hombre capricorniano sentirá que su disfrute físico del amor aumenta
muchísimo en compañía de esta mujer. Aunque él es capaz de desarrollar una expresión sexual y una
intimidad física profundas y estables (su instinto sexual es poderoso y nunca decae), es posible que carezca de
ese tipo de imaginación sensible que convierte el acoplamiento entre dos personas en una forma trémula y

uk
extática de compartir la propia personalidad. Ésta es una dimensión sexual que la doncella lunar aportará a su
relación, y el hombre Cabra quedará conmovedoramente agradecido por el esclarecimiento. La fuerza y la
lealtad de él, la estabilidad de su amor, típica de Saturno, permitirán que ella se relaje en sus brazos, sin ese
temor al menoscabo que podría experimentar en compañía de un amante o un marido menos fiable. Él puede
suministrarle el reaseguro emocional que necesita, en tanto que ella le suministra la delicadeza y el romance
que tanta falta le hacen, y de los que está desprovisto... y después de un tiempo, con suficientes intercambios
compartidos de esta naturaleza, su amor físico se convertirá en un vínculo de unión fuerte y perdurable.
Conozco a una mujer Cáncer que actualmente está separada de su marido Capricornio. Tienen muchos
problemas, pero éstos son esencialmente menores, y no hay ninguno que no pueda ser atenuado y solucionado
con un poco más de comprensión, con un poco menos de egoísmo por ambas partes. Los hombres
capricornianos pueden ser cruelmente egoístas. Siempre alimentan la tendencia, hasta cierto punto, de utilizar
a las personas, sin preocuparse mucho por los sentimientos de éstas. Una de las aflicciones de esa pareja
an
consistía en la ineptitud de él para expresarle su amor físicamente, después del más ligero altercado. Parecía
de piedra, me explicó ella, y era totalmente indiferente a sus tímidas insinuaciones de ternura. Y entonces ella
le volvía la espalda, llorando en silencio, secretamente. Hace poco esta doncella lunar me confesó,
ansiosamente: «En todas esas ocasiones sentía mucha compasión por mí misma... me dormía llorando,
replegándome cada vez más dentro de mi caparazón de dolor. Pero desde que nos separamos he tenido mucho
tiempo para reflexionar. Ahora sé muchas cosas, y lo compadezco más a él>>.
Por fin ella ha encontrado la llave mágica para abrir el corazón de él. Ahora sólo falta que la utilice. Si lo
aborda con su nueva comprensión, estarán más unidos que nunca. Cuando una doncella lunar aprende a dejar
de apiadarse de sí misma y a encauzar en cambio su compasión hacia el capricorniano amado, descubre hasta
qué punto éste es incapaz de liberar el poder y el deleite emocional que experimenta por dentro. Vale la pena
ayudarlo a darles rienda suelta. Porque ningún amor es más portentoso, más perdurable, que el de
Capricornio, amor éste que aguarda en la cumbre de la montaña la hora de agraciar a quienes tienen la
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paciencia y el coraje de escalarla hasta la altura indispensable para disfrutarlo. Es un trayecto escabroso, lleno
de cornisas rocosas... y con el peligro permanente de despeñarse... pero el paisaje que se contempla desde la
cima es inefable, indescriptible. Como una vislumbre de la eternidad. Saturno nos somete a pruebas difíciles,
pero sus recompensas son colosales.

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Hombre CÁNCER Mujer CAPRICORNIO
—¿No quieres arrullarme tocando algo en el piano del cuarto de juegos? —preguntó él, y mientras
ella se encaminaba hacia el cuarto, agregó con desconsideración—: Y cierra esa ventana. Siento
una corriente de aire.

El hombre Cáncer, diga lo que dijere, y por mucho que lo niegue, pretende que lo mimen como un niño y
que se ajetreen por él. Disfruta de ello, y de cuando en cuando puede aprovecharse del fuerte sentimiento de
responsabilidad de la chica capricorniana. La Capricornio se esmerará por complacer al hombre que ama, sin
quejarse ni autocompadecerse, pero si él le exige que se doblegue demasiado para acomodarse a sus estados
de ánimo cambiantes, se rebelará, por mucho que lo ame.

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En honor a la verdad, ambos pueden ser algo más que un poco egoístas. A primera vista, no hay dos
personas que parezcan exteriormente menos egoístas que el Cangrejo y la Cabra. Él es normalmente afable,
considerado y cortés, con una actitud casi anticuada respecto de las mujeres, y sobre todo respecto de su
propia mujer. Ella es, hasta cierto punto, parte de su patrimonio, y los Cangrejos valoran mucho su

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patrimonio. Sin embargo, es posible que a veces él reclame mucho más que lo que da, con la pretensión de
que lo arrullen y lo acunen hasta apaciguarlo cada vez que moquea y que tiene un berrinche, y si ella no lo
hace, es sencillamente porque no lo ama, y punto... por lo menos, no tanto como lo amaba su madre.
Si ella es una capricorniana típica, probablemente es bastante circunspecta y recatada, incluso humilde, y
siempre está dispuesta a prestar ayuda en las situaciones críticas. (Las Cabras son realmente sobresalientes en
las crisis. Las emergencias son su especialidad y hacen aflorar sus mejores características personales.)
Igualmente, no permitirá que la utilicen más allá de un límite razonable, ni siquiera en aras del amor. Es muy
consciente de sus derechos humanos, y se niega a servir de felpudo. No obstante sus modales femeninos,
atractivos y delicados, tiene ideas personales muy firmes. No se trata de una dama propensa a agitar las
pestañas y a hacer insinuaciones. Lo que desea de veras, lo pedirá abiertamente... o luchará por obtenerlo, con
dientes y uñas. Lo que le gusta, sencillamente lo cogerá, y lo que le disgusta lo hará desaparecer de su vida,
perentoriamente. No es en absoluto moldeable ni sumisa. No se bate estrepitosamente contra lo que la ofusca.
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Se limita a desconectarse, y después tiene la precaución de eludir a esa persona o situación, a veces
definitivamente. Este comportamiento se parece mucho al de la mujer Escorpión, y aunque el precio
emocional que paga la mujer Cabra es mucho menor que el que paga la mujer Escorpión, la cual siempre
queda muy afectada, aunque no lo demuestre.
La capricorniana no es exageradamente sensible, así que quizá deberá tener mucho tacto con el Cangrejo,
pues éste sí es exageradamente susceptible y se traumatiza con mucha facilidad. El no tiene ni remotamente la
piel tan dura como ella. Si ella lo critica o lo contradice seriamente, él generalmente no descansará hasta que
la capricorniana se «retracte», le diga que lo ama, y le confiese que él no tiene verdaderos defectos por lo que
a ella concierne. Al principio él intentará engatusarla o tomar las cosas a la chacota, bromeando con pocas
ganas; después formulará insinuaciones más claras; y como último recurso, se enfurruñará. Él encontrará
múltiples argumentos para defender su posición, porque este hombre no descansará en paz ni se calmará
mientras no llegue a algún tipo de acuerdo después de una reyerta. Si ella permite que el conflicto se
M

prolongue demasiado. él se encerrará en su caparazón, y no habrá acuerdo posible. Los Cangrejos se aferran
tenazmente a los argumentos y a sus propias opiniones, como a casi todo lo demás.
Pero se trata de un hombre afable, y bastará el menor elogio y estímulo para reanimarlo. La mujer
Capricornio que lo ama deberá seguir reconfortándolo, hasta que él ya no necesite obligarla a admitir que se
trata de una gran persona. y que lo adora. Así procedía mamá, ¿entendéis? Ella le repetía sin cesar que era un
chico estupendo, y que sus enemigos no lo comprendían realmente. En los casos extremos, él interpretará esto
en el sentido de que todos quienes no coinciden con él son sus enemigos, incluida la mujer que ama. Pretende
que en la edad adulta lo traten con la misma comprensión con que lo trataban en su infancia. Y su actitud no
es tan absurda como parece. ¿Acaso no nos gustaría a todos que nos comprendieran? La diferencia consiste en
que la mayoría de nosotros desistimos de esta pretensión cuando aún somos muy jóvenes. El Cangrejo cree
que éste es un derecho que le corresponde, y nunca cesa de reivindicarlo. Pide respeto. Comprensión. Amor.
Afecto. Estima.
La capricorniana típica no es tan experta en esto. Es práctica y sensata. Piensa que él debería saber que lo
ama, y que si discrepan de cuando en cuando, ello no significa que lo odia. Los excesos de susceptibilidad y
las emociones exageradas ofuscan a la capricorniana y la ponen nerviosa. No se trata de que no tenga corazón,

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sino de que no sabe muy bien cómo reaccionar, qué es lo que debe hacer o decir, exactamente... y teme
equivocarse, así que prefiere no hacer nada con tal de no herirlo involuntariamente.
Es demasiado modesta. Tiene una inteligencia lúcida que la ayuda a hallar soluciones donde los demás
fracasan, junto con una aptitud fiable para concentrarse y meditar sobre un problema hasta resolverlo, y
generalmente procede con buen criterio. De modo que debería poner un poco más de empeño cuando se trata
de aplicar estos talentos a sus conflictos emocionales. Así la vida en general sería mucho más fácil para
ambos.
La necesidad que él experimenta de contar con la aprobación y la estima de ella no levanta un obstáculo
insalvable entre ambos. Bastará que él no incurra en tantos enfurruñamientos quisquillosos y que ella sea un
poco más tierna y compasiva. Desde luego, en honor a la verdad, ella también necesita que la estimen, pero no
lo confesará ni en un billón de años, y ciertamente no lo pedirá jamás. El Cangrejo no es más experto que la
Cabra en eso de repartir palmaditas en la cabeza, porque nunca debió estimar a mamá ni palmearla a ella en la
cabeza: se limitaba a aceptar sus halagos, y supongo que es por eso por lo que los hijos siempre se aprovechan

i
de los padres demasiado cariñosos. Los mejores dones que estos dos pueden intercambiar son un abrazo o un
beso extra, unas pocas lisonjas adicionales, sonrisas más frecuentes. Ambos necesitan iguales dosis de
atención, y la única diferencia consiste en que él no es tímido para pedir lo que le hace falta, en tanto que ella
es renuente a confesar o a exhibir francamente cualquier necesidad emocional que le parezca indebida.

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La capricorniana suele ser bastante poco agraciada en su juventud, y se torna visiblemente más bella a
medida que pasan los años, lo cual es uno de los raros pero muy concretos dones de su regente Saturno. Sin
embargo, a su belleza la acompaña una cabeza muy dura (que también es un don de Saturno). No es un simple
copo insustancial de frivolidad femenina. Esta chica está afianzada por la fortaleza... mucha fortaleza.
El Cangrejo tiende a ser tímido cuando joven, y a medida que pasan los años adquiere más confianza y
seguridad en sí mismo, y desarrolla un maravilloso sentido del humor. Destila simpatía, habla suavemente, y
tiene modales delicados y reconfortantes... pero su mente es ágil y sagaz, y él también posee una cabeza muy
dura. Se ha dicho que Cáncer tiene el corazón tierno y la cabeza dura (lo cual ciertamente es mejor que tener
el corazón duro y la cabeza tierna!) pero que la cabeza y el corazón de la capricorniana son ambos de roca.
Esto no es justo. Quien lo dijo probablemente había tratado de engatusar a esta dama, y ella no se había
dejado embaucar por sus halagos. Su corazón es un corazón de mujer, pero ella no lo lleva desguarnecido, a
merced de todos los golpes. ¿Tal vez porque es muy vulnerable? Nada de tal vez. Efectivamente es muy
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vulnerable.
No se puede negar que las cualidades que la capricorniana ha heredado de su planeta regente, Saturno,
son la prudencia, la cautela, y la autoprotección, pero, a pesar de todo ello, es una mujer... con todos los
ensueños y anhelos de una mujer. La feminidad no ha de ser necesariamente sinónimo de culpabilidad. Ella
posee una especie de sentimiento tímido (y por tanto superatractivo), de esos que resultan tanto más
conmovedores cuanto que no son cultivados con frivolidad. No es fingido, sino muy auténtico, y proviene de
su corazón... también muy auténtico.
Cáncer y Capricornio se toman tan en serio su contigüidad física como todo lo demás, pero les resulta
difícil confesarse recíprocamente lo que significa para ellos su intimidad. No saben expresar muy bien que su
fusión amorosa les hace prestar más atención a toda clase de maravillas. Ella dirá sencillamente: «Mira cómo
ese rayo de sol se posa sobre la copa del pino. Casi huelo las piñas desde aquí. ¿Vamos a caminar un poco?»...
cuando lo que realmente piensa es: después de haber estado juntos me siento como nunca, y el mundo me
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parece mucho más bello.


Él se limitará a contestar: «Sí, caminemos. Tienes razón. Qué hermosa mañana», cuando lo que en
realidad piensa es: tú eres hermosa... te amo. Sobre todo si sus aspectos Sol-Luna son armoniosos, su relación
física puede ser fecunda y trascendente, una de esas profundas experiencias que resultan del poderoso
magnetismo de los imanes de su polaridad astrológica: la oposición de sus signos solares. En verdad, puede
ser tan sagrada para ellos, que a veces incluso dudarán si semejante pasión existió realmente, o si sólo la
soñaron.
Es posible que él se formule esta pregunta en voz alta una mañana, mientras yace junto a ella, y que ella
comente con su espíritu práctico y su sentido común típicos de Capricornio: «Bueno, cuando no puedes creer
algo, supongo que significa que se trata de una cosa especial y buena, porque cuando se trata de algo malo, no
te quedan dudas: estás más que seguro de que sucedió realmente». Entonces se acurrucará contra él y
murmurará: «No estoy segura de lo de anoche. ¿Te parece que ocurrió de veras?». Con una de sus plácidas
sonrisitas. Es como una clave secreta. Entonces él le dará una respuesta que eliminará todas las dudas.
Hasta cierto punto, los dos añorarán el ayer, aunque quizá la nostalgia actúe con más frecuencia sobre el
corazón de él que sobre el de ella... e incluso le hará desear a veces, al Cangrejo, que fuera posible volver a

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vivir en el pasado. Si por lo menos existiera, en alguna parte, suspira él, una agencia de propiedades que
vendiese casas en una calle de antaño, con todos sus recuerdos de entonces redivivos. La chica Cabra es
suficientemente sensata como para comprender que el pasado siempre parece más bello en sueños de lo que lo
fue en la realidad... de modo que tiene más interés en forjar un presente auténtico, que sea tal como el ayer
sólo parece haber sido, mejorando mucho el pasado. Al fin y al cabo, el pasado no incluía su descubrimiento
mutuo. Pero el presente sí, y ahora también lo incluirá el futuro. Cuando ella encarrile la vívida imaginación
lunar de él del ayer al mañana, se desplazarán en la dirección espiral del Círculo, que abarca el alfa y el
omega de la solución al enigma del amor.
 

   

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LEO CAPRICORNIO
Fuego - Fijo - Positivo Tierra - Cardinal - Negativo
Regido el Sol Regido por Saturno
Símbolo: el León y el Gatito Tímido Símbolo: la Cabra
Fuerzas diurnas -Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación LEO-CAPRICORNIO

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—Si los pieles rojas han triunfado... harán redoblar el tam-tam. Ésta siempre es su

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señal de victoria.

Ahora Smee había encontrado el tam-tam y en ese momento estaba sentado encima de él.
—Nunca volveréis a oír el tam-tam —murmuró, pero con voz
inaudible, desde luego, porque habían impuesto un silencio estricto.

Como siento una estima especial por los Leo, me apena tener que transmitirles una información astrológica
desagradable, que sé por anticipado que será como una espina puntiaguda hincada en sus zarpas enormes y
acolchadas. Pero soy astrólogo, y por tanto estoy consagrada a la verdad, a toda la verdad, y a nada más que la
verdad, y que Saturno me ayude.
Bueno, listo, «¡ayúdame, pues, Saturno! Vamos, ayúdame. No te quedes ahí en el cielo, titilando con tu
helada luz azul. Ayúdame a explicar a los grandes gatos que, por alguna extraña ley intergaláctica, tú estás
an
destinado a sentarte sobre sus tam-tams.
Saturno acaba de hacerme un guiño. Esto significa que ha accedido a encauzar por mi
intermedio las palabras que escriba en este capítulo, en un tono severo y sesudo, pero
afectuoso. Así que recordad, por favor, que no soy la autora de lo que estáis a punto de leer. El autor es
Saturno, cuya inmensa fuerza granítica nunca se deja intimidar, ni siquiera por el brillo enceguecedor del
regente de Leo, el Sol.

Saturno es el regente planetario del signo solar Capricornio, y como ya he mencionado sucintamente en
otra sección de este libro, el signo solar Capricornio representa, en astrología, al pueblo hebreo, toda la rica
tradición monoteísta judía y el indomable espíritu judío. En razón de ello, los capricornianos, que contienen la
esencia hebrea, ya sean escoceses, irlandeses, italianos o indios hopis, respetan todas las formas de educación
M

y estudio. La mayoría de las Cabras son estudiosos natos, y su actitud respecto de los diplomas, los títulos y
cualquier elemento de naturaleza escolástica es casi reverente. También veneran el círculo familiar, aunque
éste tenga una configuración cuadrada u oblonga. Y el dinero. Sí, junto con Tauro y Cáncer, veneran el
dinero. Capricornio considera que el dinero es la única garantía contra el sufrimiento humano. Para la Cabra,
una de las necesidades absolutas de la vida es una cuenta de ahorros.
Los capricornianos tienden a ser un poco engreídos respecto de sus árboles genealógicos, de su reputación
en la comunidad, de su status social y de cuestiones parecidas, y es triste confesar que hay algunos
capricornianos dispersos (afortunadamente sólo muy pocos) que sustentan una pizca de prejuicio contra el
pueblo judío. Si conocéis a algunas de estas Cabras, recordadles que su símbolo solar representa al «Pueblo
Elegido», ¿queréis hacer el favor? Machacadlos en sus karmas con hechos contundentes. Será bueno que
aprendan a respetar a las cosas y personas dignas de respeto, en lugar de los hipócritas valores materiales.
Todo capricorniano debería sentirse orgulloso de estar asociado astrológicamente a la grandeza de carácter y
al coraje implantados en los genes de aquellos que Moisés guió hasta la Tierra Prometida... de compartir el
rutilante legado espiritual de aquellos millones de almas valerosas que fueron condenadas a un indescriptible
infierno en la Tierra durante el demencial holocausto nazi. Por muchas razones, en mi condición personal de
ariana irlandesa, me sentiría orgullosa de haber nacido bajo el signo solar Capricornio. Tan orgullosa como

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me habría sentido de nacer judía.
Tranquilo, Leo. Enseguida te abriremos la jaula y te dejaremos salir. ¿Veis? Apenas se menciona la
palabra «orgulloso», Leo salta como una ansiosa rebanada de pan en la tostadora. Pero para ser justos con los
Leones y las Leonas, también saltan y se sienten convocados por la mención de la crueldad y la injusticia.
Rugen con majestuosa indignación, alzando sus nobles cabezas, siempre listos para defender a los inermes,
para proteger a los desheredados... y para liberar el espíritu humano aprisionado. Aún' no, Leo. Pronto.
Estamos explicando la motivación de Capricornio para que vosotros y las Cabras os entendáis mejor, único
fin de este capítulo. También os estamos dictando una lección indispensable para inculcaros la paciencia de
Saturno.
Dado que (como habréis notado en la sección «Los doce misterios del amor», del comienzo de este libro)
el mantra de Capricornio es «yo utilizo», las Cabras pueden ser, de vez en cuando, un poco egoístas. A esto lo
llaman defensa propia. Exactamente la misma justificación que Leo da para ser insoportablemente arrogante.
Defensa propia. Contra todos esos seres inferiores. Ésta es una configuración de signos solares 6-8, donde Leo

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representa para Capricornio las cuestiones de la octava Casa, y Capricornio representa para Leo las cuestiones
de la sexta Casa. Se trata de una asociación interesante. Si Leo está dispuesto a tolerar algunas observaciones
dolorosas, explicaré por qué.
Hay que admitir que es imposible zafarse de la influencia restrictiva que Saturno ejerce sobre el chispeante

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entusiasmo y la cálida y radiante personalidad de Leo... y que es difícil que los capricornianos se sientan
exageradamente impresionados por el redoble de los tam-tams que los grandes gatos baten orgullosos de sus
colosales hazañas. No hay manera de que Leo supere finalmente a las Cabras, porque Capricornio está delante
de Leo en la rueda astrológica y kármica de la vida. Leo es innegablemente sabio, pero la Cabra lo es aún
más. Leo es un signo fijo, y por tanto un poco terco, pero la Cabra terrenal es más terca. y para colmo es
autoritaria, porque Capricornio es un signo cardinal. Aún más autoritaria que Leo, pero con mucha más
discreción, con menos aparatosidad. Leo es un organizador práctico reconocido, pero Capricornio lo es aún
más.

Arriba ese ánimo. Gatitos tímidos, Leones y Leonas. Comprendo que todo esto ha sido como arrojar pasteles
de crema contra vuestro ego, pero. ¿recordáis que dije que vuestra configuración de signos solares 6-8 con
Capricornio es interesante? He aquí a qué me refería. A pesar de que la Cabra es una pizca más sabia y más
an
terca que vosotros, más práctica... e incluso más autoritaria, en cualquier relación estrecha con una persona
regida por Saturno, la Cabra representará, para Leo, la sexta Casa astrológica.
La sexta Casa astrológica representa el servicio. Por consiguiente, los planetas decretan que de alguna
manera, aunque ésta sea sutil o marginal, los capricornianos deben prestar algún tipo de «servicio» a
cualquier Leo con el que estén estrechamente asociados. ¡Listo! ¿Esto os reconforta? Es como, bueno...
veamos... es como el hecho en virtud del cual la madre y el padre saben más que su pequeño, y sin embargo
están obligados a «servirlo». Veo que los Leo me fulminan con la mirada, heridos en su orgullo. Lo siento.
No ha sido una buena alegoría. Quiero decir, ha sido buena, pero no apropiada para mitigar el dolor de las
zarpas del León, todavía martirizadas por la restricción que Capricornio le impone a Leo. (¿Me atreveré a
declarar la superioridad de Capricornio sobre Leo? No, no me atreveré.) Qué tal si imaginamos a los
capricornianos (cualquiera que sea su edad cronológica) como abuelos bondadosos, pero enérgicos, que
M

sirven a los Leo aconsejándolos desde la atalaya de la sabiduría, en virtud de que ven las cosas desde la cima
de la montaña. Quizás esto le resulta más fácil de tragar, al Leo. Es como tomar el aceite de ricino o comer
las espinacas y los espárragos cuando eres niño. No es agradable, pero te conviene capitular y dejar de
resistirte, por tu propio bien y en aras de tus propios intereses.
Leo y Capricornio experimentan una curiosidad mutua. Los Grandes Gatos fascinan a los capricornianos,
a los que les encantaría saber qué es lo que los hace ser como son. Normalmente, las Cabras no son curiosas,
pero Leo les plantea un enigma que no les desagradaría resolver, aunque no perderán el sueño por esto. Por
otro lado, Leo intuye interiormente que los consejos de Capricornio son bien intencionados, y es posible que
los escuche de vez en cuando. No siempre, pero sí de vez en cuando.
Capricornio observa un poco divertido las extravagancias en que incurre Leo al hablar y al vestirse.
Posiblemente, en el fondo del corazón, a la (o el) Cabra le gustaría tener una dosis de la temeridad del León.
A menudo, el capricorniano se siente extrañamente conmovido por la inmensa envergadura de los objetivos
de Leo, intrigado por su generosidad y por su despreocupación respecto de la seguridad financiera, y quizás
un poco envidioso ante el coraje con que Leo sueña sueños tan gigantescos y luego tiene la soberbia de
ordenar vanidosamente que se materialicen. ¿Cómo se atreven a no materializarse?

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A menos que en el horóscopo del León o la Leona haya un signo lunar o ascendente cauteloso, estos seres no
manifestarán una preocupación exagerada por los días lluviosos, ni los alterará demasiado la posibilidad de
empobrecerse o fracasar. Ésta es una actitud totalmente opuesta a la de cautela y preocupación por el mañana
que manifiesta la Cabra típica. Estos dos son muy distintos. En lo que concierne a sus peinados y su
indumentaria, a su aptitud para ser pacientes (Capricornio puede serlo, Leo no), a sus comportamientos
bancarios (Capricornio es un poco tacaño, Leo un poco manirroto), a su lenguaje (Capricornio es un poco
tímido y afable. Leo es elocuente e histriónico), y a su método para coger la anilla de bronce del tiovivo
(Capricornio es observador, cauteloso y calculador, Leo es temerario e impulsivo), a veces parecen provenir
de dos universos diferentes.

Si el Sol y la Luna de sus horóscopos están en cuadratura u oposición, cada uno hará que el otro se sienta
notablemente incómodo: Leo pensará interiormente que Capricornio es frío, egoísta, insensible y soso, y la
Cabra pensará interiormente que Leo es despilfarrador y descuidado, egocéntrico y presuntuoso... pues ambos

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se «verán a través de un cristal oscuro» y sólo captarán la cara negativa de la medalla de sus respectivos
caracteres.
En cambio, si dichas luminarias están en posición favorable la una respecto de la otra en sus cartas natales,
Capricornio suministrará una sólida base intelectual y emocional sobre la que Leo podrá encender algunas

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hogueras perdurables, hablando en términos simbólicos. Hablando en términos realistas, la Cabra se
beneficiará si imita la visión de Leo y su fe en el futuro, así como el León o la Leona encontrará en la lealtad
de un amigo, socio, pariente, amante o consorte capricorniano un refugio seguro y confortable, familiar y
fiable, cuando los fuegos de artificio se extingan con un chisporroteo en los días lluviosos. El comportamiento
competitivo puede convertirlos en enemigos declarados o secretos. Pero la cooperación puede generar entre
ellos una relación sólida y duradera, nutrida en la Tierra fecunda de la paciencia silenciosa de Capricornio y
entibiada por la fuerza vivificante del Sol benévolo de Leo... cuando son considerados con sus respectivos
sentimientos, y cuando se turnan en sus esfuerzos por ser tolerantes con sus respectivos puntos de vista
aparentemente ajenos.

Leo representa para Capricornio, extraña y obsesivamente, como en todas las configuraciones de signos
solares 6-8, la octava Casa del misterio sexual, la muerte, el nacimiento, la reencarnación, la regeneración... y
an
«el dinero de los demás». Esto asume a menudo formas inusitadas en su relación, una de las cuales consiste a
veces en el hecho de que la asociación le suministra a Capricornio, por intermedio de Leo, alguna experiencia
de muerte o de asuntos afines a la muerte, conectados con su encuentro.
Capricornio penetrará mucho más a fondo en la verdad si escudriña periódicamente la vida con los
poderosos binoculares de Leo. Éste verá la verdad más claramente si mira de vez en cuando el mundo a través
de los ojos serenos y equilibrados de Capricornio. El hecho de entender súbitamente los verdaderos ideales
que mueven a alguien completamente distinto de uno mismo implica siempre una sorpresa mágica, que
confiere el poder de abrir una mente cerrada al aire refrescante de la comprensión, comprensión ésta que
conmueve el corazón con un inesperado acceso de ternura... y con el despertar de la compasión. Leo tiene una
necesidad desesperada de asimilar e imitar la afable humildad y paciencia que Saturno le inculca a
Capricornio con tanta severidad, pero también con tanta sabiduría y tanto acierto. Capricornio tiene una
necesidad igualmente desesperada de sentir cómo los cálidos rayos del Sol de Leo brillan sobre la soledad
M

espiritual de Saturno, porque nadie puede liberar los anhelos prisioneros de la Cabra tan milagrosamente
como un Leo, que afortunadamente nació libre.

Creo que el Viejo Saturno manejó la canalización de las palabras de este capítulo con bastante sensatez
aunque con un poco de pomposidad, ¿no os parece? Deberíamos agradecérselo, y quizás incluso deberíamos
darle un abrazo de oso... porque si bien Saturno tiende a eludir las alabanzas con un tímido rubor de turbación,
como los hombres, mujeres y niños capricornianos que rige, su sosegado corazón late más deprisa, y casi
estalla de júbilo silencioso, cuando recibe la bendición de una estima sincera y afectuosa.
Sí, los planetas también se pueden ruborizar, como las Cabras humanas. Observad esta noche a Saturno en el
cielo, y comprobad si ese antiguo astro no parece titilar con un poco más de brillo que de costumbre, con su
fulgor de color azul glacial teñido por un ligerísimo tono rosado... por el amor. Sabed que Venus no es el
único astro al que podéis impetrar vuestros deseos. Rogadle algo a Saturno. Tal vez la espera y las pruebas a
que será sometida vuestra alma durarán más tiempo, antes de que lo que deseasteis se materialice. pero
cuando se materialice. la dicha durará... y durará... y durará.

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Mujer LEO Hombre CAPRICORNIO
Nunca era más siniestro que cuando era más cortés, lo cual debe ser, probablemente, la
mejor prueba de buena crianza: y la elegancia de su dicción, incluso cuando
blasfemaba. no menos que la distinción de su porte, demostraban que era de otra
casta...
...lo hacía con tanta altivez, era tan tremendamente distinguido. que ella estaba
demasiado fascinada para gritar...

Siempre se produce algo parecido a una conmoción cuando un hombre Capricornio y una mujer Leo se
asocian emocionalmente o se casan: es una sorpresa desconcertante para amigos y desconocidos por igual. e
incluso para sus familiares. Esta es la reacción común, tanto si los nombres de la Leona y la Cabra son

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Jacqueline Bouvier Kennedy y Aristóteles Onassis, como si son Emmylou Dreyfuss y Patrick Plato, Susan
Auberjonois y Rudolph Fingall o Gertrude Franz y Cassius Pendleton. Cualquiera que sea su credo religioso,
su nacionalidad o su condición social, a estos dos se los reconoce como personas marcadamente diferentes.

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Tanto si el Capricornio es propietario de un depósito de chatarra, de una flota de barcos cisterna o de una
agencia de venta de autos usados, como si preside un gobierno, una zapatería o una compañía
cinematográfica... tanto si la Leona es la Reina del Ejército de Salvación, de un imperio, de un país o del
departamento de limpieza de un motel, como si lo es de una firma de cosmética, de una casa de diseño de
etiquetas de moda o del puesto de venta de zumo de coco en la isla micronesia de Truk... la gente se extrañará,
murmurará y tejerá conjeturas. Pero no les servirá de nada, porque ni Leo ni Capricornio se rebajarán a
discutir sus vidas personales ni a explicar su conducta privada. Estos dos signos solares consideran que es
vulgar prestar la menor atención a los chismes. Sin embargo, la gente seguirá extrañada.
¿Cómo es posible que un capricorniano conservador se sienta atraído por una Leona extravagante, tan
impulsiva, tan histriónica al hablar y al actuar, que exige que le satisfagan todos los caprichos, que pretende
que la reverencien y la admiren, pero que se niega a admirar o reverenciar a un hombre? (La mujer Leo mirará
a los demás desde arriba, o al mismo nivel, pero nunca desde abajo, nunca los admirará, característica ésta de
Leo que ya he explicado antes en este libro, pero que constituye una faceta vital de su personalidad sobre la
an
que vale la pena reflexionar más de una vez.)
Asimismo, ¿qué puede ver una Leona afectuosa y magnánima en un capricorniano cauteloso, más silencioso y
caviloso que seductor y gregario, que atesora los céntimos que ella arroja como confetti, que sólo formula
cumplidos muy raramente, que generalmente aborrece las fiestas (a menos que tenga una razón práctica para
acudir a ellas), que le pone mala cara al lujo (a menos que tenga un fin práctico), y cuyas emociones y cuyos
sentimientos son singularmente poco demostrativos y dramáticos?

Es una buena pregunta. O mejor dicho, son dos buenas preguntas. Pero la astrología tiene las respuestas.
El capricorniano y la Leona tienen más elementos en común que los que capta el ojo desprovisto de
capacitación astrológica. Poseen más cualidades y rasgos mutuamente fascinantes que los que los no iniciados
en el esoterismo podrían sospechar o reconocer sin un pequeño estudio de la metafísica.
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Considerad la naturaleza y las necesidades de la Cabra: El capricorniano típico prefiere casarse con una
persona de rango social superior y no inferior. Se siente secreta y tímidamente maravillado por la fama y el
éxito —que incluso le producen un temor reverencial—, ya se manifiesten éstos en el plano comunitario,
nacional o mundial. La posesión de elementos de buena calidad y valiosos (ya se trate de objetos inanimados,
de propiedades o de mujeres) que otras personas admiran y envidian, le produce una gran satisfacción interior.
El capricorniano se siente conmovedoramente atraído por el tipo de mujeres que prometen proyectar un poco
de sol en sus corazones merced a su habilidad para inducirlo a expandir sus horizontes emocionales, cosa que
íntimamente desea hacer, aunque lo niegue hoscamente.

Considerad las cualidades de la Leona: La mujer Leo típica conquista, en una etapa relativamente temprana de
su vida, cierto grado de prestigio y status, cierta medida de notoriedad pública o de distinción social. Esta
chica puede ser desde reina de su promoción, animadora de su equipo, jefa de los bomberos voluntarios de un
pequeño pueblo... hasta terminar en líder política, actriz famosa, dirigente educacional, pionera científica, o

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profesional de éxito en diversas carreras. Casi siempre es admirada y envidiada por sus pares y sus inferiores
(no tiene superiores). Es un dechado de luminosidad, y le encanta guiar a las personas conservadoras hacia
horizontes más emocionantes, en todas las direcciones, en todos los niveles.

Ahora, considerad la naturaleza y las necesidades de la mujer Leo: La Leona invierte la ley de la oferta y la
demanda emocionales, y necesita vivir dentro de una aureola radiante de éxito. Debe tener un compañero al
que pueda respetar (es posible que coquetee con un trashumante, pero no se quedará con él), un hombre que
no sea haragán y que sí sea un auténtico triunfador. Se siente conmovedoramente atraída por esa clase de
hombres que soportan con tranquilidad y paciencia su arrogancia desconsiderada y su talante dramático.
Busca un hombre que nunca la humille en público con su falta de urbanidad o buenos modales. Necesita un
hombre capaz de ganar suficiente dinero para mantenerla con relativo lujo (relativo en comparación con la
forma en que vivimos la mayoría de los plebeyos) y que, además, le conceda una libertad de acción total y no

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le niegue la satisfacción interior que siente al tomar posesión definitiva de sí misma, para lo cual debe expre-
sar su feminidad impresionando al mundo de alguna manera.

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Considerad las cualidades de la Cabra: Quizás el capricorniano tiene más probabilidades que cualquier
hombre de otro signo solar (con la posible excepción de los Cáncer, Tauro u otro Leo) de conquistar el
prestigio mundano y la seguridad material que admira la chica Leo, ya sea ésta de Ohio o de Australia. Su
serena ambición y su tenaz determinación de alcanzar la cumbre de la montaña más próxima o más alta lo
harán acreedor a la estima de la reina. Ésta valorará el hecho de que la cabeza fría y dura de él compita con el
talante frío y lánguido de ella. Como él nunca es perezoso, ella puede serlo periódicamente (las Leo necesitan
muchísimo descanso para estar bellas y recargar su poderosa energía solar). La conducta normalmente altiva
de él contará con la aprobación soberana de ella, y la tímida dulzura que él revela a unas pocas personas (ella
es una de las afortunadas) estimula la cálida y protectora ternura de la Leona. El espíritu de lealtad de él es
idéntico al de ella. Además, la paciencia aparentemente interminable de Saturno que él manifiesta ante el
temperamento fogoso de ella hace aflorar en la Leona un sentimiento distendido de seguridad emocional.
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Hasta ahora, todo se desarrolla plácida, maravillosa y melodiosamente entre ellos. Sin embargo, si existe un
aspecto desfavorable entre el Sol y la Luna de sus horóscopos, deberán luchar tenazmente para lograr la
compatibilidad. Él la acusará de ser vanidosa, petulante, malcriada y egoísta... y ella lo acusará de ser frío,
cruel, tacaño, insensible y egoísta. (El egoísmo es un rasgo que tienen en común.) Incluso si existe un aspecto
favorable entre sus Luminarias deberán enfrentar unas pocas tensiones, como todos los demás. El problema
mencionado cerca del final del penúltimo párrafo, el que comienza con las palabras «y que además», es el que
origina muchos de los conflictos que se producen entre ellos. No todos, pero sí muchos. Volved atrás y
releedlo, por favor. ¿Veis el problema? Si no lo veis, os lo explicaré.

Esta dama, que es tan sensual y garbosa, tan grácil y generosa, tan radiante y alegre y orgullosa..., es
seductora y gregaria, como toda Leo. No sólo necesita fiestas periódicas y veladas de gala ocasionales (donde
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pueda lucir su corona o tiara y mezclarse con las masas), sino que siente una necesidad igualmente vehemente
de disfrutar de libertad, de tiempo en tiempo, para seguir al Sol sin compañía... de libertad para optar
espontánea e impulsivamente por asistir sola a un bautizo, a una coronación, a una subasta benéfica o a una
exposición de caballos, o quizá para esquiar sola a campo traviesa (no lejos, apenas en el linde de la ciudad)
sin permiso formal de nadie, ni siquiera de su novio o del hombre al que le permitió formar pareja con ella
para toda la vida y engendrar sus cachorros. El capricorniano que piensa que ésta es una exageración deberá
consultar a los sufridos padres de la Leona. Ellos lo esclarecerán.
Ella también reclamará dramáticamente (o deseará privadamente, con una vehemencia tácita,
peligrosamente reprimida) la oportunidad de abrirse su propio camino a la gloria en una ocupación creadora o
una profesión estimulante. Desde la revolución sexual de Acuario, las mujeres Leo tienden a conservar sus
apellidos de soltera después del matrimonio (aunque a veces esto les hace sufrir pequeños traumas respecto de
las iniciales que habrá que bordar en las fundas de raso y en los cortinados de seda, y que habrá que grabar en
los grifos de oro del cuarto de baño y en artefactos por el estilo). Como el capricorniano medio tiende a ser
más que un poco posesivo respecto de su amiga o compañera conyugal del hogar y la lumbre, es posible que
se rebele. Además, a la Cabra le disgusta la competencia abierta o activa, para no hablar de la sutil (de la cual

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desconfía realmente). La vida en común podrá tornarse un poco cataclísmica cuando él insista en saber con
certeza cuáles son el paradero y las actividades de su amada, para asegurarse de que ésta no hace nada capaz
de deshonrar el nombre de la familia. La única salida consiste en llegar a una transacción.
Él deberá concederle, sencillamente, cierta dosis de libertad, si desea mantener la dicha y la armonía del
hogar. Deberá confiar en que ella tendrá la dignidad y el orgullo suficientes (creedme, los tiene de sobra) para
no deshonrarse ni deshonrarlo a él, y para no ser desleal, mientras merodea sola por la jungla, por así decir. Si
ella desea asistir un par de noches por semana a clases de diseño o de cría de animales, él deberá demostrar
visible y elocuentemente su aprobación entusiasta, y no renuente. Es importante que su aprobación sea
entusiasta, porque si es renuente anulará la tranquilidad emocional que podría introducir en su relación.
Cuando ella quiera visitar a amigos que viven a algunas calles o algunos kilómetros de distancia, o quiera ver
una película que él no tiene interés en ver, él deberá telefonear a uno de sus tres viejos amigos e invitarlo a su
casa (mejor que no sea una «amiga»), o deberá tomar él la iniciativa de visitarlo sin esperar una invitación
impresa. O podrá salir a dar unas vueltas en el auto mientras ella esté ausente. En el auto de él, porque ella

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pilotará el suyo propio. Éste es otro detalle: necesitarán dos vehículos. El nuevo, aerodinámico e
impresionante para ella; el jeep, furgoneta o camioneta de segunda mano para él. Así son las áreas de
compromiso.

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Ella deberá tratar de abordar su parte de la transacción con gallardía. ¿Acaso no es así como la realeza lo
aborda tradicionalmente todo? Cuando ella le informe altaneramente que no ve ningún motivo para solicitarle
permiso, aunque sólo sea esporádicamente, para hacer lo que se le antoja, él deberá explicarle, serena y
afectuosamente, con ese extraño brillo de Cabra en los ojos, que no se trata de pedir permiso, sino de
consultar, y que es lícito esperar que incluso las reinas consulten por lo menos con su Primer ministro y su
Rey... y a continuación citará unos pocos ejemplos históricos, para demostrarlo. Deberá recordarle que la
realeza hace periódicamente estas consultas para evitar que las grandes decisiones sean poco prácticas e
impulsivas, hasta el punto de poder poner en peligro el castillo o el reino. Si ella se propone callejear durante
algo más que unas pocas horas, será más cortés que le comunique sus intenciones generales. Este será el
comportamiento más bondadoso y considerado. Y esta mujer es auténticamente bondadosa. Le regocija hacer
feliz a la gente. Una vez que comprenda que puede dejar mucho más dichoso y conforme al hombre que ama
si demuestra algún interés por sus sentimientos, será más comprensiva y solicitará más a menudo su sabio
an
consejo respecto de sus planes. No es cortés que ella compre un criadero de pavos reales sin advertírselo a la
Cabra, ni que canjee su colección de trofeos por un helicóptero sin insinuárselo previamente.
Él es un amante afable, pero sus pasiones son más profundas de lo que aparentan ser en la superficie. Sólo la
mujer que conoce íntimamente al capricorniano tiene conciencia de la verdadera magnitud de sus emociones,
del poder latente de su sexualidad. Es posible que hasta que haya sido sazonada por varios años de amor, la
Leona sea demasiado egocéntrica para expresar físicamente el amor con todo su ser, y es posible que al
principio haya en su conducta sexual un elemento ligeramente egoísta y superficial. Pero él es paciente, y está
dispuesto a esperar que la riqueza que yace debajo de su vanidad femenina se transforme en ese tipo de
experiencia mutua que ahondará su relación. Su apacible aire de espera, el silencio elocuente con que la toca,
la conmoverán gradualmente y le permitirán demostrar la rara mezcla de afecto, ternura y sensualidad que se
esconden dentro de la altanería de toda mujer Leo. Ella es una Leona. El éxtasis cabal y feroz del acto
amoroso forma parte de su naturaleza, y a menudo el hombre regido por Saturno tiene la combinación justa de
M

cualidades masculinas que se necesitan para estimular estos sentimientos de ella hasta su última expresión. La
clave es el obvio deseo que él experimenta por ella, porque Leo representa para Capricornio (entre otras
cosas) la octava Casa del misterio sexual, y la mujer Leo siempre se siente irresistiblemente excitada por la
conciencia de que la adoran, la necesitan, la desean y la anhelan sinceramente. Si existe un aspecto negativo
entre las luminarias de sus natividades, es posible que tengan dificultades de adaptación, pero la mejor forma
de enfrentarlas será mediante la paciencia de Saturno (el mayor don que él le hace a ella), y mediante la
capacidad del Sol para disipar las nubes y las sombras por el solo hecho de brillar (el mayor don que ella le
hace a él).

Él la admira por su élan natural y por la nobleza de su porte, pero la ama por la nobleza de su carácter. La
inmensa generosidad y misericordia de ella mitigan la melancolía del capricorniano e incluso diluyen
gradualmente su cautela. Él necesita su calor y su coraje, y ella necesita su fuerza y su estabilidad. Estos dos
son muy distintos, pero cuando se produce un «casamiento entre iguales» el amor tiene poco que enseñar...
¿y quién desea quedarse eternamente en la escuela primaria? Al hombre y la mujer les resulta excitante la
aventura de aprender y madurar juntos. La jungla fragante y lujuriosa de Leo puede ser un nuevo terreno

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seductor y emocionante para la Cabra acostumbrada a la monotonía continua de las cornisas, rocosas. las
«purpúreas montañas majestuosas» de Capricornio atraen a la Leona curiosa con la promesa de un panorama
magnífico desde la cumbre. Ésta es la llamada eterna e irresistible de lo desconocido para el espíritu humano.

Hombre LEO Mujer CAPRICORNIO


Él bullía de vitalidad y también estaba embriagado de petulancia.
¡Acaso no soy un prodigio, oh, sí soy un prodigio! —le susurraba a ella, y
aunque ella pensaba lo mismo se alegraba realmente de que nadie lo oyera, en bien

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de su reputación. La de él.

El hombre Leo cree ser, con creces, el hombre más práctico que se conoce. Sea cierto o no, esto es lo que

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cree. Se mira en el espejo, y la imagen que ve reflejada es la de un héroe apuesto, sereno e impávido, que
evidentemente reúne todas las virtudes. Ésta es la imagen lisonjera de sí mismo que tiene presente en todos
sus tratos con los menos agraciados por la suerte. Entonces se enamora de una chica capricorniana.
Súbitamente, sin advertencia previa, se siente torpe, desmañado, patoso, impulsivo, poco práctico... quizás
incluso un poco ridículo. Para un León, ésta es una mezcla de sentimientos muy desagradable.
Naturalmente, no confiesa enseguida que está muy ofuscado en su presencia. ¿Qué, preocuparme yo? Como
Alfred E. Neuman, el prototipo de la revista Mad, sigue sonriendo, y pretende zafarse de su embarazo
fingiendo que controla la situación, simulando un aplomo que no siente realmente. La ofuscación empieza
cuando intuye esta extraña «actitud didáctica» de ella. ¿O acaso es una actitud crítica? No termina de saber si
lo hace sentir como si estuviera tratando con su madre, con su maestra de cuarto grado, o con su hermana
mayor, que siempre lo subestima. ¿Acaso le recuerda a su padre cuando...? No, claro que no. Qué tontería.
¿Cómo es posible que una chica tan dulce le recuerde a su padre? Pero vacila, a medida que ella empieza a
an
confiarle plácidamente sus opiniones acerca de la contraposición entre el arte abstracto y los clásicos, las
razones por las cuales está resuelta a visitar Europa, cuáles son los defectos de los sistemas educacionales mo-
dernos, los motivos por los cuales piensa que construir tu propia casa es una experiencia más apasionante y
completa que comprar o alquilar una concepción ajena de la vivienda... y posiblemente lo que piensa sobre el
aborto legal. Él irradia un aire reconfortante y entonces su corazoncito sabía que la estimaban, seguridad ésta
que los niños buscan tan desesperada y silenciosamente. Saturno les enseña a todos los capricornianos, desde
la infancia, a comportarse correctamente en público, y nunca olvidan la lección. La mujer capricorniana
intuye que si incurre en un despliegue público de emoción, la regañarán y se convertirá en blanco de la
repulsa. Por tanto, el hábito del autocontrol se implanta cada año a mayor profundidad, ofendiendo a
algunos... de modo que ella se pregunta penosamente, a solas, qué es lo que ha hecho mal.
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Ella no es la única. El León de nuestro ejemplo también se tortura al preguntarse qué es lo que él ha hecho
mal. Si recapacita con escrupulosa introspección, comprenderá que cometió varios errores comunes con la
chica Cabra: creer que podría metérsela en el bolsillo con la sola fuerza de su presencia; no demostrar el
debido respeto por sus ideas muy sensatas y ya bien elaboradas acerca de cuestiones que revisten vital
importancia para ella; y pretender que la complazca su oferta de moldearla, como si fuera un trozo de arcilla
húmeda, para acomodarla a su imagen de la mujer ideal.
Esta mujer no es un trozo de arcilla húmeda, a la espera de que el Svengali Leo la moldee. Está hecha de
roca sólida, combinada con montículos de tierra (pero recordad que la tierra también puede ser cálida y
segura y protectora). Un cincel, o quizás unos cartuchos de dinamita, podrían cambiar (ligeramente) la
estructura de sus pautas y hábitos mentales, pero estos elementos son los que menos hay que emplear.
Ciertamente no la cambiarán los sermones imprudentes y arrogantes de un León presuntuoso, aunque en todo
lo demás éste la estimule magnéticamente. (Leo representa para Capricornio la octava Casa del misterio
sexual, entre otras cosas.) Ella no está dispuesta a modificar su indumentaria, su peinado o sus opiniones por
ningún hombre, ni siquiera por aquel del andar garboso y el fuerte atractivo de la jungla, que innegablemente
hace que se le aflojen las rodillas cuando le sonríe, y que le contagia su depresión cuando ella intuye que está

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triste, ya sea que en razón de ello la Cabra exprese su compasión verbalmente o que no la exprese. Quizás él
logre transformarla gradualmente —muy gradualmente— paso a paso. Pero puede olvidarse del cambio
instantáneo. La chica capricorniana no hace nada instantáneamente. y las órdenes regias, aunque sean
cariñosas, hacen aflorar toda su obstinación y refuerzan su voluntad que ya es de acero.
Sin embargo, el carácter risueño y el aire de confianza del Leo la derriten más a menudo de lo que él
supone, y al mismo tiempo la estimulan y disipan su melancolía de Saturno más de lo que ella confiesa. La
Cabra lo escuchará atentamente cuando él hable de sus metas colosales y de sus ambiciones futuras. Ella está
a favor de lo bueno y lo justo, así que su idealismo la complacerá... y está francamente a favor de la ambición
de todas las formas y magnitudes. Cuanto más grandiosos sean los objetivos de él, más lo apoyará, aunque
no vacilará en identificar cualesquiera defectos que amenacen quitarles valor práctico. Él deberá agradecer
sus consejos sensatos y deberá hacer caso de su sabiduría instintiva, en lugar de resentirse. Las
capricornianas tienen un don maravilloso para convertir los sueños en realidad.
A la inversa, ella deberá dejarse guiar más a menudo por la valerosa personalidad de él, y escucharlo cuando

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le dice que atempere su cautela si no quiere que el pesimismo los sofoque a ambos. Hay placeres que sólo los
conocen aquellos espíritus libres que siguen el canto de la alondra y que comprenden que la vida es más lírica
cuando se corre un riesgo ocasional. El León nació sabiendo que el Reino de la Felicidad no está pavimentado
con pólizas de seguro contra posibles desencantos y desastres. Él es un rey, y por lo tanto puede enseñarle los

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matices de la nobleza. Pero deberá conducirla desde las tenebrosas mazmorras del abatimiento hasta la luz del
sol con ternura, y no con un fuerte empujón.

El León enamorado de una chica capricorniana deberá grabar en su memoria la fábula de la tortuga y la
liebre, aunque su desenlace pueda fastidiarlo, recordando que ella es la tortuga y él es la liebre. Él disfruta de
la magia y el poder necesarios para asumir la forma y el comportamiento de una tortuga si realmente desea
ganar la carrera. Pero la tentativa de azuzar a la tortuga no hace más que demorar su propio progreso, y no
interrumpe la marcha lenta y deliberada de la capricorniana para cruzar la meta final. El tiempo es amigo de
ella. Saturno. El Viejo Padre Cronos. Aún nadie le ganó.

Es casi seguro que estos dos tendrán aproximadamente una discusión semanal por cuestiones de dinero. Qué
derroche de horas de amor, y tan fácil de evitar. ¿Por qué discutir? Realmente a él no le incumbe saber cómo
an
maneja ella su dinero, y a ella no le incumbe saber cómo lo gasta él. La solución sencilla consiste en que el
León y la Cabra tengan cuentas totalmente separadas, por siempre jamás. Es posible que ella desee ganar su
propio dinero, y él será tremendamente egoísta si se disgusta por ello. Si él quisiera compartir sus ingresos
con ella después de casarse o comprometerse (porque Leo es generoso, a menos que tenga la Luna o el
ascendente en Capricornio, Cáncer o Virgo), ella deberá aceptar la oferta con él mismo talante con que se la
hacen, en lugar de adoptar una actitud petulante e independiente.
Cualquiera que sea el sistema que elijan, ella deberá gozar de libertad para atesorar su dinero, para
invertirlo como se le antoje, para contar los intereses de sus ahorros todas las noches si esto es lo que le place,
sin que él la torture con sus sermones sobre la tacañería. Asimismo, él deberá gozar de libertad para
confeccionar una corneta con billetes de un dólar, para repartir su dinero entre los necesitados, para comprar
regalos extravagantes para sí mismo y los demás, para perder una fortuna en aras de un sueño o de una causa
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desahuciada, o para encender con papel moneda la lumbre en las heladas noches de invierno si esto es lo que
lo hace feliz, sin tener que soportar las implacables miradas de desaprobación de la Cabra. No hay otro
recurso. La locura por el dinero asesina el amor. Sin embargo no es más que papel verde, ilustrado con
retratos de antiguos presidentes, chocantes piezas de metal, o cheques con imágenes de ocas silvestres y
crepúsculos pintorescos, que también son... sólo papel. Únicamente el amor es auténtico. El dinero es una
ilusión, un espejismo. Deberían repartírselo en la forma más equitativa posible, para luego olvidarlo. Hacer
caso omiso de él. No discutirlo nunca.

Como sus naturalezas son distintas, su relación física depende de los aspectos recíprocos que tienen sus
luminarias, ascendentes y otros planetas en sus horóscopos. Si son desfavorables, es posible que a él le
parezca que ella no responde a su apetito de afecto y sentimiento durante el acto amoroso... y es posible que
ella no pueda expresarle su amor físicamente cuando él la haga sentir incompetente mediante las críticas que
formula a su comportamiento sexual, que quizá no es suficientemente fogoso o demostrativo para el gusto del
León. Esto producirá dos efectos infortunados: destrozará el corazón de la capricorniana y congelará sus
emociones.

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Hay unas pocas (muy pocas) capricornianas cuyos hábitos sexuales han quedado patéticamente desquiciados
después de que sus familias les hicieron sentir alguna forma de rechazo, el cual siempre implica una grave
lesión psicológica para la Cabra. Este tipo raro de capricorniana insensible acepta el acto sexual con la misma
naturalidad con que acepta un apretón de manos, actitud ésta generada por el lado negativo de la influencia de
Saturno, que endurece simultáneamente sus emociones y su conciencia. Ejecuta los movimientos mecánicos
de la conducta erótica y deja a sus compañeros con una sensación de frío y vacuidad, aunque no de tanto frío
y vacuidad como los que experimenta ella. Inconscientemente, recurre al sexo para obtener favores, o algo
que necesita, y genera una distorsión del sentido práctico positivo de la esencia del «yo utilizo», típica de Sa-
turno.

Pero es difícil que este tipo de chica Cabra atraiga al León orgulloso y celoso, y la gran mayoría de las
capricornianas simbolizan lo opuesto de la promiscuidad: la timidez romántica y la fidelidad sexual. Si existe
un aspecto armonioso entre determinados planetas, incluidas las luminarias, de las cartas de un hombre Leo y

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una chica Capricornio, su expresión sexual puede convertirse en un éxtasis perdurable cuando él aguarda que
las emociones reprimidas por Saturno se liberen gradualmente, a medida que ella aprende a confiar en él.
Entonces su unión física tendrá una nueva y trémula dimensión de ternura, y él será recompensado con la
certidumbre de que ha avivado la asombrosa magnitud de la pasión 'latente de ella, que a partir de ese

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momento sólo será compartida con él. Para el León no hay un bálsamo tan sedante como el saber que sólo él
posee la sexualidad secreta de su mujer, una parte de su personalidad íntima que no le ha revelado a nadie más
que a él.

Ella debería insertar una tarjetita en su libreta de ahorros (donde seguramente la verá a menudo) con la
inscripción: No ahogues su entusiasmo y generosidad con un exceso de pesimismo, depresión o cautela
innecesaria, y nunca hieras su dignidad y orgullo con críticas frías, que él interpretará como un rechazo.

Él debería insertar una tarjetita en el espejo de su auto (donde seguramente la verá a menudo) con la
inscripción: Sé amable y respetuoso con su familia, reprime tus sermones y trata bondadosamente su manso
an
corazón. Comprende que su conservadurismo emana del miedo interior a la pobreza y la soledad: un
obsesivo recuerdo kármico. No olvides que necesita aún más que tú los cumplidos y la estima sinceros, y
recuerda que sólo finge disgusto por el sentimentalismo y los abrazos de oso.
Pensándolo mejor, la tarjeta del León deberá ser muy grande. Quizá de veinte por veinticinco. Con un marco
de oro. Oro de veinticuatro quilates, para dejarlo contento. Antiguo, para dejarle contenta a ella. La
capricorniana se siente más segura en contacto con antigüedades de una época más estable, confeccionadas
por maestros artesanos que amaban su trabajo. Esto da a entender cuál es el tipo de regalo que él podrá
hacerle en el aniversario del día en que se conocieron. Es posible que ella nunca lo mencione, pero recuerda la
fecha. La anotó en su diario, que después ocultó bajo el colchón junto con la primera carta de amor de él. De
la que él cree que se deshizo. Debería conocerla mejor. La capricorniana nunca se deshace de nada
auténticamente valioso. De él depende que su amor por ella se cuente entre las cosas de valor.
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VIRGO CAPRICORNIO
Tierra - Mutable - Negativo Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Mercurio (también por el
Regido por Saturno
planeta Vulcano)
Símbolo: la Virgen Símbolo: la Cabra
Fuerzas nocturnas – Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación VIRGO-CAPRICORNIO

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—Cuidad mucho vuestro aspecto —les advirtió Peter—. Las primeras impresiones son
tremendamente importantes.
Se alegró de que nadie le preguntara qué era eso de las primeras impresiones. Todos
estaban demasiado atareados cuidando mucho su aspecto.

Un fuerte vínculo que existe entre Vírgenes y Cabras consiste en que ambos tienen la misma necesidad de
pasar por personas formales, y en razón de ello hablan, se comportan y viven de la manera más formal
posible, para no despertar la desaprobación ni el escarnio de amigos, parientes y vecinos. Uno no se convierte
en el hazmerreír de los demás si puede evitarlo... y uno puede evitarlo si lo intenta. Para ser respetado hay que
ser respetable. Nada puede ser más claro ni preciso que esto.
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Un segundo vínculo fuerte que existe entre estos dos signos de Tierra —cuyos cuatro pies simbólicos
están plantados en el suelo con tanta firmeza y espíritu práctico como pueden estarlo los pies sin llegar al
extremo de clavados— consiste en la actitud que comparten respecto del dinero. Este es algo que uno gana.
Es algo que uno ahorra. Es algo que uno gasta frugal y prudentemente. Es algo que uno jamás derrocha ni
despilfarra negligentemente.
Otro fuerte vínculo que los une consiste en lo que ambos piensan respecto del deber y la
responsabilidad. Los aman. Los adoran. Él o la Virgen y la Cabra estarían igualmente perdidos y
desorientados sin ellos. Dadles una misión sagrada, un deber para ejecutar, una responsabilidad para
cumplir... y estarán en el séptimo cielo. He aquí un lugar interesante en el cual estar: el séptimo cielo (sobre
todo para Capricornio). Porque hace mucho tiempo que los místicos arguyen, y que los antiguos sugieren, que
Saturno, regente de Capricornio, es un planeta heptadimensional. (No importa qué es lo que veis con los ojos
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en Saturno, ni tampoco lo que veis en la Luna y en Marte y así sucesivamente. Lo que veis con los ojos es
trivial. Hablamos de la función de los planetas.) Bueno, no puedo explicaros en detalle qué significa,
exactamente, el aserto de que Saturno es un planeta heptadimensional. Pero quizás en términos generales...

Veréis, aquí, en la Tierra, existimos, vivimos en un planeta tridimensional, que nos da a la gran mayoría de
nosotros, por lo menos, una conciencia tridimensional (de la verdad). La siguiente, o cuarta dimensión, es el
tiempo mismo. Muy einsteniano. Entra en los conceptos lineales y esas cosas. (Véase el capítulo Leo-
Acuario.) El nivel que sigue al cuarto es (lógicamente) el quinto. El nivel de conciencia de la quinta
dimensión tiene algo que ver con Vulcano, el verdadero regente de los Virgo, pero no puedo deciros
exactamente de qué se trata. Si pasamos a la sexta dimensión y a la siguiente, bueno... enfocadlo así: si no
sabemos ni remotamente con qué están asociadas la quinta y la sexta dimensión, en qué consisten, etcétera, no
es extraño que la séptima dimensión de Saturno nos deje totalmente desconcertados. Quiero decir, ¿cómo
podréis comprender la séptima si no sabéis un rábano de la quinta y la sexta? Esto es el más puro sentido
común, ¿no es cierto?
Y esto es algo más que comparten Virgo y Capricornio: el puro sentido común. Llevan la cabeza bien
puesta sobre los hombros. Pero estamos hablando de las dimensiones, lo cual es sensato y práctico, porque

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todos nos hallamos asociados con ellas, nos guste o no. ¿No es interesante que la palabra «dimensión»
contenga en su seno las palabras «die» y «dies», que en inglés significan «morir» y «muere»? Particularmente
interesante porque uno debe experimentar algún tipo de muerte para llegar a una dimensión superior. (Sin
embargo, no se trata, necesariamente, de la muerte del cuerpo carnal.) Ahora veis cuán apropiado resulta esto,
porque Saturno, el regente de Capricornio, es el planeta astrológicamente asociado a las cuestiones vinculadas
con la muerte. (Saturno y Plutón rigen. entre los dos, la muerte en todas sus diversas formas.)
Nuestra plática sobre las dimensiones no es una digresión. No para las Cabras y los o las Vírgenes, ambos
superconscientes de que es muy sano ejercitar de cuando en cuando los músculos mentales, para no hablar de
los tendones espirituales. Volvamos a las dimensiones, pues. Tomemos una sombra. ¿Qué es una sombra? Es
un objeto bidimensional, que tiene altura y anchura pero carece de profundidad, ¿correcto? Sí, correcto. Virgo
se limitó a hacer un ademán de asentimiento, y Virgo siempre sabe qué es lo correcto. Capricornio sigue
callado. Las Cabras nunca ofrecen una opinión ni endosan nada hasta haber tenido tiempo para practicar una
larga y minuciosa deliberación... en tanto que Mercurio, el regente adoptivo de los Virgo, los induce a hablar

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un poco más deprisa (pero nunca descuidada ni impulsivamente).
Los Virgo y los capricornianos tienen algo en común con todos nosotros, porque aquí, en este planeta
tridimensional llamado Tierra, somos, todos nosotros, entes tridimensionales. Tenemos altura, anchura... y
profundidad. (La profundidad es el tercer requisito para la tercera dimensión.) Por supuesto, también los tiene

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un edificio, así que aparentemente el hecho de ser tridimensional no implica una gran distinción. Igualmente,
la conciencia tridimensional es algo con lo que debemos cargar, así que continuemos. Nosotros (y la
Biblioteca Pública de Nueva York) somos objetos Tridimensionales, y cuando el Hermano Sol (una faceta
vital de esta meditación) brilla sobre nosotros, a través de nosotros, desde atrás de nosotros o lo que sea (la
terminología es relativamente poco importante), nosotros, objetos tridimensionales, podemos proyectar una
sombra bidimensional sobre la calzada o el suelo, ¿correcto? Virgo dice que sí. Es correcto. Capricornio sigue
callado.
Un objeto unidimensional es una línea fina que sólo tiene altura (longitud) y ninguna anchura. y
ciertamente ninguna profundidad. Tal vez nos resulte imposible imaginarlo, pero tened la certeza de que
existe. De lo que se trata es de lo siguiente: si nosotros somos objetos tridimensionales. que proyectamos
sombras bidimensionales (pero sólo con la ayuda del Hermano Sol o de uno de sus auxiliares más débiles: las
bombillas), entonces, ¡PENSAD! ¿No se infiere que nosotros mismos podríamos ser sólo sombras tridi-
an
mensionales, proyectadas por nuestras personalidades cuatridimensionales? Ahora tanto Virgo como
Capricornio se han quedado callados. Bueno, os lo diré, incluso sin buscar su aprobación. Claro que esto es lo
que somos. Esto es exactamente lo que somos: sombras tridimensionales que han sido proyectadas (mediante
la alquimia de una luz muchas veces más brillante e intensa que la del mismo Hermano Sol) por seres
cuatridimensionales llamados supra-consciente, personalidad superior, ángel superior de la propia personali-
dad, y así sucesivamente. Existen muchos nombres para los entes cuatridimensionales que nos proyectan a
nosotros como sus sombras. Capricornio piensa ahora en los edificios, y Virgo cavila acerca de la Biblioteca
Pública de Nueva York. No. Los edificios no tienen un supraconsciente. La diferencia entre las sombras
bidimensionales que proyectan ellos y las que proyectamos nosotros consiste en que sus sombras no pueden
moverse. Ni ellos ni nada superior que ellos tiene alguna opción al respecto. Ellos deberían alegrarse de que
por lo menos les permitamos proyectar una sombra estable, inmóvil, de que los autoricemos a ser
tridimensionales. Y se lo permitimos, porque nosotros creamos estos objetos inanimados a nuestra propia
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imagen «en 3-D», como sabéis. Como las muñecas, los trenes de juguete y otros objetos parecidos. Para
nuestra propia diversión, para albergarnos y para otros fines triviales o serios.
¿Qué opción tienen nuestras sombras? No pueden moverse sin nuestra decisión. Las controlamos, tal
como nuestras personalidades superiores nos controlan a nosotros. La única forma de conquistar este tipo de
control sobre nosotros mismos (nuestros destinos) consiste en tomar contacto con el ser cuatridimensional que
ejerce el control, sintonizarnos con él, cooperar con él, y reclamar algún derecho de opción sobre nuestras
«personalidades sombra», o acaso debería decir sobre nosotros mismos, que no somos más que sombras.
Nuestras propias sombras son unas tontas, porque si no lo fueran podrían hacer lo mismo: pedirnos a nosotros
que les demos a ellas más derecho de opción sobre sus propias personalidades. El escritor James Barrie quiso
que el simbolismo de Peter Pan y su sombra fuera mucho más profundo que el que corresponde sencillamente
a un entretenido cuento infantil.
Por supuesto, ninguno de los entes multidimensionales tiene absolutamente ningún poder sin el Sol y sin
las luminarias aún más formidables y más lejanas. En su ausencia, todos los seres, cualquiera que sea su nivel
dimensional de conciencia, son marionetas impotentes. Incluso nosotros. ¡Alabado sea el Hermano Sol!
Asimismo, el poder de nuestras portentosas personalidades supraconscientes cuatridimensionales para

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«proyectar nuestras sombras» depende totalmente de una luz aún más rutilante que la de nuestro Sol. Los
prismas o cristales no crearían colores brillantes y movedizos sin la luz. En la oscuridad no hay arco iris. En la
oscuridad, los vitraux son lúgubres y carecen de vida. No hay reflejos. En efecto, sé bondadoso con tu
sombra. Ella te necesita. Tú eres su creador. Lo que tú haces y piensas, ella también lo hace y lo piensa.
Bueno, Virgo y Capricornio, ¿podéis probar que las sombras no piensan? Creedme, es posible que no prestéis
constantemente atención consciente a vuestra sombra, pero sin ella estaríais perdidos y a la deriva, sin la
responsabilidad de Saturno o Virgo. La echaríais de menos tremendamente. Porque vivir sin vuestra sombra
implicaría vivir en la oscuridad. Ahora entendéis por qué Peter Pan quedó tan alterado cuando perdió su
sombra. ¿Y no creéis que Wendy fue amable y bondadosa cuando se la cosió, cuando se la adosó para que
nunca la extraviara? Wendy era Cáncer, pero coserle la sombra a Peter, para que estuviera segura, fue una
idea tan práctica que obviamente debía tener un ascendente Virgo y la Luna en Capricornio.
En cuanto a tratar de imaginar qué aspecto tendría un ser penta o heptadimensional, creo que no os
equivocaríais mucho si imaginarais que el «ser» heptadimensional se parece mucho a Capricornio y se

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comporta como éste. Severo, pero cariñoso. Sabio. Paciente y sosegado, estable, fiable y digno de confianza.
(Pero también algo más que un poco terco.) Como la mayoría de las otras Cabras. El «ser» o ente
pentadimensional se parece mucho a Virgo. Severo, pero cariñoso. Sabio. Paciente y sosegado, estable, fiable
y digno de confianza. (Pero también un poco crítico, malhumorado e inquieto.) Ahora ya sabéis a qué se

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parecen los «ángeles» de la dimensión superior. A una Cabra y una Virgen. Por lo menos cuando os apeáis de
la escalera mecánica en los pisos quinto y séptimo. Es posible que no sepamos mucho más que cuando
empezamos, pero os advertí que no podría explicarlo todo detalladamente. Sólo en términos generales...
Los Virgo aborrecen vehementemente las generalidades. Son hombres y mujeres refinados, con una mente
alerta, una sensibilidad aguzada y un exquisito discernimiento. Analizan todos los sentimientos, y después
dicen que ellos no son en absoluto así. (Esto se explica porque analizan el análisis que vosotros les practicáis.)
Las Cabras no encuentran nada que objetar en la actitud de Virgo. Les parece sensatamente cauteloso que los
Virgo dediquen tiempo y esfuerzos a desmontar los relojes y los problemas y las personas para asegurarse de
que sus mecanismos se encuentran en buenas condiciones antes de «comprar» el reloj, resolver el problema o
decidirse a entablar amistad con la persona. Tanto Virgo como Capricornio tienen un cierto aire de dulzura y
afabilidad, un comportamiento tímido y reservado que parece hacerlos confluir silenciosamente. Habrá
momentos en que Capricornio pensará que Virgo se preocupa demasiado, y discute exageradamente las cosas.
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Posiblemente habrá momentos en que Virgo pensará que Capricornio es demasiado terco e inflexible, y que se
niega a contemporizar o a someterse a la excitación del estímulo mental. Sin embargo, estos dos tienen
muchas más semejanzas que diferencias, muchos más elementos de compatibilidad que de desencuentro. Su
asociación está agraciada por la comprensiva configuración de signos solares 5-9, en razón de lo cual les
resulta más fácil entenderse y perdonarse sus respectivos errores.
Todo capricorniano proyecta una forma singular de displicencia. Cuando aparece un obstáculo, las
Cabras se limitan a sortearlo y siguen trepando sistemáticamente hasta la cúspide de su meta. Esto es lo que
hace que a veces las personas regidas por Saturno parezcan frías y desconsideradas: su carencia de respuesta
emocional visible frente a la tensión y el apremio. Opinan que los despliegues innecesarios de emoción son
ruinosos y extremadamente improductivos. La mayoría de los signos solares son incapaces de comprender
semejante actitud, y por eso la interpretan equivocadamente como una prueba de crueldad o, cuando menos,
de falta de calor humano. Sin embargo, un Virgo sabrá instintivamente que el capricorniano está en verdad
M

desolado detrás del telón de hierro de la compostura saturniana, y las Cabras quedan patéticamente
agradecidas por la compasión de la Virgen.
Asimismo, Capricornio comprende el dolor que experimenta Virgo cuando otros lo (o la) acusan de
ser crítico, remilgado y petulante. Nadie puede entender mejor que un hombre o una mujer de Saturno la
automortificación o el remordimiento de Virgo por haber descuidado el deber y la responsabilidad.
Capricornio intuye los dulces sueños y. anhelos encerrados dentro de Virgo, que tanto necesitan desahogarse
y que sin embargo son retenidos implacablemente bajo un manto superficial de circunspección y timidez. Las
Cabras lo saben. Porque son muy parecidas. Ellas también alimentan deseos difíciles de expresar. Capricornio
sabe que Virgo no dice la verdad cuando afirma que prefiere estar solo (o sola). Éste no es más que un recurso
fácil para ocultar tu soledad de aquellos que se limitarían a escarnecerte si supieran cuán vulnerable eres, cuán
vacío te sientes a veces. Sí, Capricornio sabe muy bien que Virgo necesita simular que es más autónomo de lo
que en realidad es, y se da cuenta que ésta es una manera de protegerse contra el dolor. Tanto Capricornio
como Virgo se toman la vida en serio. Ambos son formales y sinceros, leales y fiables. Y ambos conocen la
frustración de ser los guardianes, a menudo subestimados, del sentido común y el espíritu práctico entre
aquellos que encuentran aburrida «la rutina» y que son capaces de acomodarse a los procesos vitales con una

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displicencia y una despreocupación que no están al alcance de los capricornianos .los Virgo.

Sí, la quinta y la séptima dimensión de conciencia tienen mucho en común. Para empezar, el 5 y el 7 son
números «impares», y no «pares». Hay un aislamiento implícito en el hecho de ser «impar», en tanto que las
personas «pares» son más adaptables. Los y las Vírgenes y Cabras se sienten regocijados cuando están juntos,
porque conocen sus respectivos secretos. Se confían sus intimidades el uno al otro, y esto les permite reír y
llorar juntos y compartir el tipo de excitación, de ensueños y de experiencias fecundas que sólo pueden
disfrutar cabalmente los signos de Tierra. En el seno de la Tierra yacen vetas de oro puro, a la espera de que
las descubran, así como en el seno de los mansos corazones de Virgo y Capricornio yacen vetas de sabiduría
de oro puro, mucho más bellas que cualquier mineral jamás exhumado, vetas reservadas para quienes son
pacientes y saben dónde buscar.

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Mujer VIRGO Hombre CAPRICORNIO

uk
—;Válgame Dios! Por cierto que a veces pienso que las solteronas son dignas de envidia. —
Cuando lanzó esta exclamación, sus facciones se iluminaron.
Recordáis su loba domesticada. Bueno, no tardó en descubrir que ella había llegado a la isla,
y la encontró, y se arrojaron la una en brazos de la otra.

Como siempre ocurre en la astrología, existe una razón por la cual el símbolo de los Virgo es la Virgen. De
ambos sexos. Para ser sinceros, casi todos los Virgo preferirían vivir eternamente solos. (No necesariamente
como vírgenes literales, por supuesto, pero sí solteros.) A la mujer Virgo pocas veces le entusiasma la idea de
tratar de acomodar su estilo de vida a los hábitos de otra persona (sobre todo si esta persona tiene hábitos
desordenados). En realidad esto le plantea un tremendo dilema, porque puede enamorarse tan profunda y
vehementemente como cualquier otra mujer. Y una vez que se ha enamorado, la torturan sentimientos
an
antagónicos.
Se da cuenta de que estaría mucho más cómoda en una relación reconocida y respetada por la ley y la
sociedad. A saber, el matrimonio legal. En segundo término, cuando ama realmente a un hombre, siente que
tiene el deber de casarse con él, de darle hijos, de zurcirle los calcetines, de rallarle el apio y las zanahorias,
de evitar que las camisas lo humillen (y la humillen a ella) con un cerco alrededor del cuello, de ayudarlo a
confeccionar su declaración fiscal y a soportar todas las cargas humanas necesarias. Sus hermosos ojos claros
se empañan, y la preocupación traza arrugas sobre su frente pura. Cuanto más analiza el caso, más ofuscada
está. Afortunadamente, se trata de un signo de Tierra, y no de un signo de Aire como Libra. Si una dama
Libra tuviera el problema de la Virgen, perdería verdaderamente la chaveta como consecuencia de sus
esfuerzos por tomar una decisión. Virgo conservará el aplomo mientras analiza todos los detalles del dilema
matrimonial y enfocará el panorama de conjunto con un talante razonablemente sereno. Pero es posible que se
muerda mucho las uñas, y esas arrugas de preocupación reflejarán su turbación interior. Sobre todo, retendrá
M

el problema en su fuero íntimo, lo discutirá consigo misma, como Narciso, mientras aún esté insegura.
El lado positivo del conflicto que se le plantea en torno de si debe casarse o no lo hemos enunciado un
párrafo más arriba: todas las razones por las cuales siente que debería capitular y renunciar a su soltería. El
lado negativo reside en el significado del matrimonio, o en lo que éste significará probablemente para ella, en
su condición de Virgo. Significará que debe acomodar su vida a los caprichos de otro individuo, que debe
adaptarse a estar permanentemente alerta, durante las veinticuatro horas del día, para cocinar, zurcir, hablar de
trivialidades, hacer el amor, engendrar hijos, criar hijos, barrer, cepillar, limpiar... a lo cual se suman la
colada, las cuentas, la necesidad de transigir respecto de las actividades sociales y de otro centenar de áreas en
las que es posible que sus preferencias choquen con las de su marido. (Virgo odia los choques. Éstos la ponen
nerviosa.)
No obstante su reputación de ser pulcras, aseadas y ordenadas, no todas las mujeres Virgo del mundo son
amas de casa natas. En verdad, muy pocas de ellas lo son. (Un poco más adelante discutiremos por qué.) Por
consiguiente, el riesgo de convertirse en una esclava de la rutina doméstica ocupa un lugar prioritario en la
lista de las razones por las que preferiría no casarse... y es por ello por lo que muchas chicas Virgo deciden, en
la flor de la juventud, que la institución del matrimonio está reservada para los débiles mentales. Pero también

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debe pensar en sus amigos, parientes y vecinos. ¿Qué opinarán ellos de su decisión de permanecer soltera? ¿Y
qué decir de su responsabilidad respecto del hombre al que ama? ¿Cómo podrá apañarse éste si no la tiene a
su lado por la noche y por la mañana, en el caso de que necesite algo y ella esté en el otro extremo de la
ciudad'? Si no se casaran legalmente, pero se limitaran a encontrar un apartamento apropiado a mitad de
camino entre el empleo de ella y el de él, y vivieran juntos. ¿no se vería ella obligada a realizar igualmente
todas esas faenas conyugales en beneficio de él (convirtiéndose en una esclava de la rutina doméstica) aunque
no fuesen realmente marido y mujer? Puedo contestar esta pregunta en lugar de ella, sin dedicar mucho
tiempo a analizarla. Sí, esto es lo que ocurriría.
De modo que la Virgen debe optar entre seguir siendo virgen... o convertirse en esposa. Éstas son las dos
únicas soluciones sensatas para una dama con un sentido tan acendrado del deber para con su amante, que el
solo hecho de verlo más o menos a días alternos no basta para eliminar su preocupación corrosiva de que él
pueda necesitarla de alguna manera durante las horas que pasan separados. Si aún no habéis comprendido que
a la mayoría de las mujeres Virgo las regocija interiormente el hecho de saberse necesitadas (por mucho que

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se quejen de ello). ya podéis daros por enterados de que es así.
Si el hombre que ama resulta ser un capricorniano, su dilema implica un derroche de horas útiles que podría
haber empleado lucrativamente de otra manera. Si está implicada en un amorío serio con una Cabra, puede
olvidarse de los análisis. No siempre, pero por lo menos ocho veces sobre diez, el capricorniano que ama

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realmente a una mujer la convertirá en su honesta y respetable esposa... o de lo contrario la dejará y se
transformará en un amargado y rumiará su pérdida durante años, antes que consentir, durante el lapso que sea,
en una relación que no cuente con la ratificación legal, social o religiosa, o que entre en conflicto con las
costumbres consagradas... y menos aún en una relación que pueda disgustar a su sacrosanta familia. La
revolución sexual ha cambiado muchas tradiciones, pautas y conceptos antiguos, pero aún no ha hecho mella
en la personalidad básica, propia del signo de Sol, de las Cabras. Tampoco es probable que la haga en el
futuro próximo. Se necesitarán varias generaciones para convencer al capricorniano de que vivir en pecado no
es vivir en pecado, ni siquiera cuando él vive renuentemente en esa condición. Además, este hombre casi
siempre querrá formar una familia, y no accederá a criar hijos e hijas ilegítimos, despojados del gran
privilegio de ostentar su apellido. Esto es impensable. Es sacrílego. Peor aún, sería humillante.
A la mujer Virgo también le resultará difícil eludir el matrimonio con su Cabra porque a los dos los guía
emocionalmente, en su relación amorosa, la configuración de signos solares 5-9, o sea la vibración más
an
esencialmente compatible que los planetas juzgan apropiado conceder a los mortales. Naturalmente, ésta no es
una garantía absoluta de felicidad. Incluso las personas del grupo 5-9 deben poner un esfuerzo de su parte, y
siempre existen unas pocas parejas 5-9 cuyas luminarias tienen un aspecto adverso en sus cartas natales. De
todos modos serán inusitadamente comprensivas en su relación recíproca, pero tal vez les resulte difícil
transigir en sus desacuerdos. Sin embargo, es beneficioso contar con esta influencia como base para el amor,
y ya sea que los amantes 5-9 intercambien un aspecto natal Sol-Luna positivo, o negativo (además de sus
soles en trígono), siempre serán más desdichados cuando estén lejos el uno del otro que la mayoría de los
otros hombres y mujeres que se separan por una razón u otra.
De modo que en realidad no servirá de mucho que ella intérprete una danza de incertidumbre con este
hombre. Cuando la Virgen y la Cabra se encuentran, experimentan un tironeo kármico que viene desde hace
mucho tiempo y desde muy lejos, mezclado con una empatía y comprensión casi instantáneas por sus
respectivos puntos de vista. Sus auras se mezclan, se acomodan armoniosamente... y después de eso es tan
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difícil y delicado desenredarlas como lo es desenredar las bolas de pelo de un gatito persa. (La mayoría de los
Virgo tienen un gato o dos. Los Virgo tienen una obsesión con los gatos. Los veneran o no soportan estar en
la misma habitación, o incluso en el mismo barrio, con algo de naturaleza felina. Pero nunca son
sencillamente neutrales respecto de los gatitos.)
Estos dos se comunican estupendamente, ya sea que estén bailando (cosa que no hacen a menudo, y menos
aún cuando al día siguiente tienen que concurrir muy temprano al trabajo o a la escuela), o que se limiten a
conversar y relajarse, o que trabajen en un proyecto conjunto... o que estén haciendo el amor, actividad ésta de
la que ambos disfrutarán inmensamente. A ninguno de los dos le resultará fácil comportarse con naturalidad
respecto del sexo. Secretamente, ambos siempre han temido tener alguna carencia en este contexto. Pero
cuando la chica Virgo se derrite acurrucada en los brazos seguros del hombre capricorniano que ama, parece
perder toda su frialdad, su indiferencia y sus inhibiciones. Lo mismo vale para él, cuando esta mujer se reclina
confiadamente contra su hombro en la oscuridad, y después se sigue acercando poco a poco. Su necesidad
crece lentamente, hasta que se torna profunda y arrolladora. Cuando dos signos de Tierra expresan
físicamente su deseo mutuo, sus sentimientos pueden ser muy poderosos... en una palabra: sísmicos. Las
chicas que él conoció en otra época y que quizá creyó amar... los hombres que ella conoció en otra época sin

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saber muy bien si los amaba... se quedarían atónitos. Hasta que descubrieron una emoción en cuya
reciprocidad cabal podían confiar, posiblemente la chica Virgo y el hombre capricorniano fueron acusados
más de una vez, por los demás, de ser fríos e insensibles al romance. Por esto su unión sexual es a menudo un
interludio cálidamente íntimo entre sus otros niveles de contacto. Quizá sea la primera vez en su vida que se
sienten libres para exhibir su auténtica personalidad, sin ocultar nada, amando con una naturalidad y un
sentimiento de integridad humana que siempre anhelaron conocer y compartir, pero que nunca pudieron
terminar de alcanzar con ningún otro... hasta que se encontraron recíprocamente y pudieron experimentar un
inesperado terremoto de pasión.
En un párrafo anterior de esta sección prometí explicaros por qué las labores y faenas domésticas no
entusiasman a muchas mujeres Virgo. Por supuesto, a algunas sí las entusiasman, y en estos casos disfrutan
inmensamente de ellas... pero es sorprendente el porcentaje de Vírgenes que no experimentan esta
satisfacción. La persona que detesta vivir en medio del desorden no es necesariamente una persona a la que le
encanta mantener las cosas en orden. Descontadas las Virgo que tienen hogares impecables, a las otras las

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pone nerviosas la imagen del desbarajuste continuo de la existencia cotidiana. Haces una cama, lavas un plato,
friegas el suelo, lavas una bolsa de ropa mugrienta, y casi antes de que hayas terminado, la cama está
nuevamente deshecha, los platos están nuevamente sucios, unas botas enlodadas han dejado sus huellas en el
suelo, y las ropas limpias se ensucian apenas las usas. Esto es desalentador y te obliga a vivir analizando la

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forma de lidiar más eficientemente con todas estas faenas, lo cual fatiga la mente y te deja exhausta e
incapacitada para realizar tu trabajo (generando un círculo vicioso); aparte de lo cual no existe un sistema para
solucionar el problema de las camas que sencillamente se resisten a permanecer hechas, de los platos que se
niegan obstinadamente a continuar impecables, de los suelos que necesitan perversamente un barrido y un
fregado pocas horas después de que los has dejado recién encerados y relucientes... y de las ropas limpias que
insisten en reclamar que las laves y las blanquees y las seques repetidamente. Verás, la razón por la cual
tantas mujeres Virgo pulcras y aseadas sienten, paradójicamente, un odio casi neurótico contra las faenas
domésticas consiste en que todas ellas son perfeccionistas, y para un perfeccionista no hay nada tan
desalentador como algo que ha conseguido poner en orden y dejar bello y pulcro, y que sencillamente se niega
a mantenerse así, por mudo esfuerzo que se invierta. Porque esto le crea a la Virgo una preocupación capaz de
producir úlceras, a saber, simplemente: ¿es sensato o práctico derrochar tanto tiempo valioso en volver sobre
los propios pasos? Cuando finalmente resuelven que no es ni lo uno ni lo otro, las Vírgenes dejan a menudo
an
los platos apilados en el fregadero, las camas deshechas, la ropa sin lavar, el suelo surcado de huellas... y
corren desesperadamente en busca de algún tipo de trabajo donde su talento para poner orden en el caos y la
confusión valga algo. Infortunadamente, esto no siempre da resultado, porque entonces la Virgo empieza a
padecer toda clase de dolencias físicas y emocionales, en razón de que experimenta un sentimiento de culpa
inconsciente por haber descuidado su «deber». Estas chicas necesitan mucha compasión.
Aunque las Cabras no son excesivamente sensibles, el vínculo 5-9 que los une permitirá que el hombre
Cabra mitigue los tormentos y traumas infantiles de su mujer Virgo con una consideración más genuina que la
habitual en él. Él sabe lo que es sufrir los tormentos de culpa y frustración que acompañan a la presunción
exagerada de haber descuidado la propia responsabilidad. En verdad, los accesos de depresión que afligen
periódicamente al afable y formal capricorniano emanan a menudo de los mismos ramalazos de autocrítica y
automortificación que aquejan a su dama Virgo. Él tiende a castigarse a sí mismo con tanta severidad como
ella, oculta su dolor como ella, y controla sus emociones como ella. Pocas veces deja que estas emociones se
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desahoguen encauzándose hacia la libertad de la expresión natural.


En cuanto a esas áreas dispersas de tensión que afloran entre los dos, digamos que podrían manifestarse si
ella critica exageradamente, de alguna manera, a la familia de él, o si se excede una pizca en sus reprensiones.
Todas las Cabras tienden a rebelarse y a embestir con sus tercos cuernos cuando las reprenden o las empujan.
La negativa de él a pasar suficiente tiempo conversando con la mujer Virgo acerca de los centenares de cosas
que ésta lee y oye, y que estimulan su mente activa, alerta, podría provocar algunas reyertas. A ella le gusta
estar siempre analizando algo verbalmente o haciéndolo físicamente. El ocio la aburre y la inquieta, en tanto
que el metabolismo y la conducta cotidiana de él están sintonizados en un ritmo mucho más parsimonioso,
distendido. A esto se suma el egoísmo autoprotector de Saturno, la actitud de Capricornio que se resume en la
frase «primero yo», actitud ésta de la cual él pocas veces tiene conciencia. Si él se aprovechara indebidamente
de la generosa necesidad instintiva de servir que alimenta ella, su relación podría desequilibrarse, y ella podría
guardarle un rencor secreto durante mucho tiempo, antes de manifestarlo en un altercado de consideración.
Es posible que entonces ella decida que había tenido razón inicialmente al pensar que la única forma de
vivir sensata y pacífica era la de las personas solas, y que meta en una maleta sus vitaminas, su diccionario, su
calculadora de bolsillo, su cepillo de dientes y sus otros artículos personales... y lo deje plantado. También es

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posible que la separación no dure mucho. Al cabo de más o menos un mes, cuando ella ya esté instalada en su
apartamento de soltera, disfrutando nuevamente de la existencia solitaria, una noche se sorprenderá al
descubrir sus propias lágrimas, en medio del silencio que había creído que sería apacible pero que en cambio
sólo contiene, al fin y al cabo, el tremendo dolor del vacío. Entonces comprenderá que añora los momentos en
que estaba acurrucada en sus brazos... sus suaves ojos chispeantes de Cabra y su tímido humor... e incluso su
hosquedad circunstancial, sus enfurruñamientos y sus accesos desconsiderados de egoísmo que ocultaban un
corazón bondadoso, cariñoso y leal. Tan bondadoso, cariñoso y leal como el de ella.
¿Ése es el repicar del timbre? Sí, lo es. ¡Qué sorpresa! Es él. Ha encontrado una excusa perfecta para
visitarla y preguntarle cómo se las apaña sin él. Cuando se fue, se llevó por error el cepillo de dientes de él. Le
devuelve el de ella, para que puedan intercambiarlos. Ella lo mira atónita, por un instante, y después exclama:
«¡Pero si no me di cuenta, y ya hace casi un mes que uso tu cepillo!» Él le contestará que tampoco lo notó
enseguida, y que él ha estado usando el de ella. Entonces se arrojarán el uno en brazos del otro, porque
comprenderán que ya de nada vale seguir riñendo. Se aman. ¿Cómo podrían haber usado cada uno el cepillo

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de dientes del otro, si no se amaran? No podrían haberlo hecho. Para Virgo y Capricornio éste es el colmo de
la intimidad, la prueba definitiva de la fusión predestinada. De lo contrario, obviamente, ambos se habrían
convertido en estatuas de piedra como castigo por semejante trasgresión indecorosa a las normas de la
costumbre. ¡Inesperadamente los dos se sienten libres como pájaros! Él la lleva en auto de vuelta a casa, ese

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lugar tan dulcemente conocido, pero como aún se sienten libres, en lugar de entrar corren una carrera hasta el
patio del fondo. Él se quita su corbata formal y la arroja sobre los brazos estirados del árbol más próximo...
ella se quita sus remilgadas sandalias de Virgo... y bailan descalzos a la luz de la Luna, bajo las asombradas
estrellas, con un delicioso cosquilleo de hierba en los dedos de los pies, embriagados por la espesa fragancia
de las madreselvas. Finalmente, caen al pie del árbol, riendo y llorando al mismo tiempo... y de pronto, sin
una advertencia previa, se hace el silencio entre los dos. Sólo se oye el chirrido de los grillos. Ambos saben lo
que significa el silencio. A veces, la necesidad no espera. Al fin y al cabo, ése es su patio, está circundado por
un alto muro, un empinado abeto y setos, y los vecinos duermen...
Ya es hora de que rompan las cadenas de la restricción, de que aprendan que el amor no se dejará
aprisionar por reglas ajenas. Desde un lugar remoto, el verdadero planeta regente de Virgo, Vulcano, hace
retumbar un trueno de aprobación... mientras que en el cielo Saturno llora con una extraña y desusada alegría.
Al cabo de un rato empieza a caer una lluvia mansa, constante. Ni siquiera la notan. Seguramente su mejor
an
corbata se estropeará. ¿Pero a quién le importa? Su Virgen le tejerá otra nueva, ahora que está de vuelta en
casa, donde debe estar.
Esa noche, por supuesto, hubo un terremoto... pero no de los que se pueden medir en la escala de Richter.
M

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Hombre VIRGO Mujer CAPRICORNIO

Pero sencillamente debes caer bien, y Peter te mide para tu árbol tan cuidadosamente como para un
traje. La única diferencia consiste en que la ropa la confeccionan para que te caiga bien a ti, en
tanto que a ti te confeccionan para que le caigas bien al árbol. Generalmente, esto es muy fácil de
lograr, por ejemplo mediante el uso de demasiadas prendas, o de muy pocas. Pero si tienes
protuberancias donde no debes, o si el único árbol disponible tiene una forma rara, Peter te
introduce algunas modificaciones, y entonces caes bien. Una vez que caes bien, hay que tomar
muchas precauciones para que sigas cayendo bien, y esto, como habría de descubrir Wendy para su
mayor deleite, mantiene a toda una familia en perfecto estado.

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Puesto que lasCabra prefieren encararse con la verdad sin flaquezas, a la mujer capricorniana que cree que
podrá trocar al hombre Virgo amado en lo que ella considera la imagen correcta de un amante, esposo, padre
y respetable proveedor de fondos, le advierto aquí mismo, desde el punto de vista astrológico, que no será un
juego de niños alcanzar esa meta.

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Aunque el planeta regente de ella, Saturno, sea tenaz y paciente e inflexible, el verdadero planeta
regente de Virgo, el tonante Vulcano, también tendrá que decir algo muy categórico al respecto. Como
Vulcano aún no ha sido descubierto e identificado (aunque el hecho es inminente: véase el capítulo Virgo-
Virgo), el hombre Virgen aún continúa sometido a la influencia parcial de su regente adoptivo, Mercurio. Esto
le confiere por añadidura, además de las lejanas pero obstinadas vibraciones de resistencia de Vulcano, el
intelecto vivo y la ágil perspicacia de Mercurio, junto con la técnica de Mercurio para evadirse rápidamente,
con pies alados, de las situaciones incómodas. Por consiguiente, a la larga, existe más o menos el mismo
porcentaje de probabilidades de que él termine por ser quien la acomoda a ella a su criterio sobre la forma en
que se deben medir las cosas, y no a la inversa. Y es posible que, por lo menos al principio, su criterio no
incluya el matrimonio. Lo que lo ofusca no es sólo la idea de un compromiso de larga duración, sino la
restricción de su libertad, la necesidad de acoplar sus hábitos personales a los hábitos personales extraños y
desconocidos de otro ser, la falta de... bueno, la falta de intimidad que trae aparejado el matrimonio. ¿Y si ella
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resultara ser una de esas personas que llenan el botiquín del cuarto de baño con todos sus aderezos de belleza
femenina, sus cosméticos y cosas parecidas, sin dejarle espacio a él para su leche de magnesia, sus múltiples
antiácidos, su polen de abeja, sus vitaminas, sus apósitos, su yodo, sus vendas, su Alka Seltzer, sus
analgésicos, sus alicates para las uñas de los pies y su dentífrico? No, no es una de esas personas. Pocas,
poquísimas chicas Cabra son adictas a los afeites y los productos de belleza. Saturno dotó a la mayoría de
ellas con un cutis impecable que sólo mejora con el transcurso de los años. Como todas las capricornianas
parecen más jóvenes a medida que envejecen, no necesitan de esos artificios. Las aburren y además son
costosos. La Cabra no alimenta la intención de financiar a Revlon, para que esta firma pueda comprar espa-
cios publicitarios que la fastidian con interrupciones mientras mira la televisión.
Bueno, está bien, pero podría tener más o menos otra docena de hábitos capaces de ofuscarlo. Por
ejemplo, a él le gusta que le sirvan sus huevos escalfados de determinada manera, y tardó años en adiestrar a
determinado camarero de su restaurante favorito para que se los prepare en la forma correcta... ¿Cuánto
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tardará en adiestrarla a ella? Incluso podría ser una de esas mujeres que hablan incesantemente por teléfono, o
peor aún, en la cama, costumbre que volverá a producirle jaquecas, o un nuevo ataque de transtornos
intestinales. Él acaba de pagarle dos meses de su sueldo a un homeópata para que lo libre del asma y de la
alergia a los jabones perfumados, de las jaquecas y de los transtornos intestinales (en realidad, un fuerte
estreñimiento) y no está dispuesto a volver a pasar por ese suplicio, si puede evitarlo. Probablemente sus
preocupaciones son injustificadas. Puesto que se trata de una capricorniana, no sería extraño que sepa preparar
huevos escalfados, y ciertamente no es propensa a comportarse como una máquina parlante en el teléfono, en
la cama... ni en ninguna otra parte.
Si él la ama realmente, deberá hacer un balance, controlarse, y comprender las ansiedades que genera en
esta afable dama que es realmente una dama —tan competente, leal y atractiva— al encapricharse en no
formalizar y legalizar su amor. Ella no nació para vivir un amorío interminable. El hecho de trasgredir las
convenciones la hace sentir vagamente incómoda, no puede soportar la desaprobación de su familia... y tiene
ambiciones definidas para el futuro. A su juicio, la vida y el amor deben tener una finalidad clara, una
orientación y una meta concretas. Además, probablemente querrá ser madre algún día. No llenar la casa de
críos, eso no. Pero quizás uno. O posiblemente dos. Y le gustaría que tengan otro apellido, además del de ella.

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Harán falta más que unas pocas generaciones para que los cambios de la era de Acuario extirpen de los
cromosomas de la chica Cabra su veneración innata por el círculo familiar, su arraigada convicción de que
debe ser protegido como baluarte de la civilización misma. Tiene razón, desde luego. Los capricornianos
generalmente la tienen. Saturno, su regente, simboliza la sabiduría adquirida mediante la experiencia, la fe en
lo antiguo y fiable sobre lo nuevo y dudoso que aún no ha sido puesto a prueba. Al final, siempre se
demuestra que el juicio de Saturno es el conecto. A veces se necesitan muchos años, incluso siglos, de
paciencia, pero el mismo Saturno nunca se equivoca. Por eso a veces los capricornianos están tan deprimidos.
Esto se les contagia de Saturno, como una enfermedad. Claro que te sientes solo y deprimido cuando sabes
tanto y debes esperar tanto tiempo para compartir tu sabiduría, mientras en el ínterin todos te detestan, te
llaman presumido y remilgado. O, peor aún, se burlan de ti porque no comprenden que el Padre Cronos
justificará tu sabiduría. Esto deprimiría a cualquiera. Deprimió al Viejo Saturno (el Maestro del Karma
planetario) durante tantos eones, que no es raro que quienes nacen bajo su influencia caigan periódicamente
en una glacial melancolía, y se queden sentados, cavilando, sin ninguna razón visible. Pero existe una razón

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para los accesos de laconismo de esta mujer, y ahora ya sabéis cuál es... aunque es posible que ella no lo sepa.
La capricorniana sólo sabe que a veces experimenta una congoja y una sensación de soledad inexplicables, un
sentimiento de que todo es inútil... y mientras se encuentra en este estado ni siquiera la mejor noticia del
mundo podría arrancarle una sonrisa de alegría. No, hasta que haya cambiado de talante. El hombre Virgo que

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la ama no le prestará un gran servicio si empeora los períodos de desconsuelo de la chica Cabra sumándoles la
preocupación por lo que dirá la gente si no planean casarse. De cuando en cuando será la capricorniana la que
eludirá el altar, porque éste podría convertirse en una circunspección displicente. Pero la separación los
conmueve hasta las raíces, cualquiera que sea el medio que emplean para escapar de la desolación. Por
supuesto, las heridas pueden cicatrizar finalmente, pero esto lleva mucho, mucho tiempo. (Barbra Streisand es
un Tauro de signo de Tierra, su ex marido Elliot Gould es un Virgo.) Puesto que la separación es tan dolorosa
para los amantes del elemento Tierra guiados por la vibración 5-9, vale la pena que hagan grandes esfuerzos
para transigir en sus desavenencias. Con las excepciones siempre presentes que confirman la regla, cuando
Virgo y Capricornio (o cualesquiera otras parejas de signo de Tierra) ponen fin a su relación, esto raramente
se explica por la muerte de su amor... o por la intromisión de una tercera persona. Es casi siempre la
ambición, la carrera o la meta de uno, lo que deja al otro rezagado. Generalmente ésta es la semilla del
problema, aunque la oculten o le pongan otros rótulos.
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Tanto el hombre Virgo como su chica Cabra son tercos. Cuando se sienten agraviados ambos utilizan
la frialdad como arma... para devolver el agravio. Ambos son reservados, y para el uno y el otro... el amor es
algo muy íntimo. Pero ninguno de los dos dejará al otro en la estacada, si puede evitarlo. Son leales. Y la
lealtad es el cimiento más sólido sobre el que se puede edificar un amor perdurable. Aunque parezca que el
amor ha sido destruido, siempre se puede reconstruir sobre la base firme de una lealtad inconmovible que no
se resquebrajó en los días de frío glacial. que soportó el fuego de la cólera y el embate de todo tipo de
emociones pasajeras. Cuando Capricornio y Virgo tienen una desavenencia, pueden fingir que la canción ha
terminado. Pero no es así. Ese sólo fue el primer verso. Hay estribillos que aún no entonaron.
Una noche se encontrarán en una fiesta, donde cada uno aborrecerá interiormente a las multitudes y
deseará estar en otra parte... en cualquier lugar menos en medio del bullicioso tumulto de personas que
intercambian palabras huecas. Entonces ala comprenderá que el único remanso dentro de esa habitación está
en los ojos de él, que la contemplan dulcemente, pero a la expectativa. Él comprenderá que el único sosiego y
M

la única paz dentro de esa habitación están en la sonrisa vacilante de ella. Observa que ella parece aún más
joven ahora que hace años, cuando se conocieron. (Por supuesto, los capricornianos rejuvenecen a medida que
pasan los años, favorecidos por el don de Saturno de la inversión cronológica, ganado con tantas penurias.)
Ella observa que él es evidentemente más inteligente, reflexivo y completo, cuando se lo compara con todos
los otros hombres que exhiben su sofisticación rebuscada, su comportamiento agresivo, sus chistes gastados,
sus actitudes decadentes. El humor tímido de él es mucho más sensible.
Al cabo de un rato, el hombre Virgo se acercará a su chica Cabra... lentamente, pero con mucho,
mucho aplomo, y volverá a decirle «hola». Ella intentará contestarle con un saludo circunspecto, altanero...
pero inesperadamente las palabras se le atascarán en la garganta, y se limitará a sonreírle, en silencio. No
importa. Porque eso sigue allí. El estremecimiento que los une. El saber. La intimidad. Es hora de iniciar el
segundo estribillo de su canción, con la vieja melodía conocida, pero con nueva letra.
   

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LIBRA CAPRICORNIO
Aire - Cardinal - Positivo Fuego - Mutable – Positivo
Regido por Venus Regido por Júpiter
Símbolo: la Balanza Símbolos: el Arquero y el Centauro
Fuerzas diurnas - Masculino Fuerzas diurnas – Masculino

La relación LIBRA-CAPRICORNIO

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El pandemónium de arriba ha cesado casi tan súbitamente como comenzó. Pasó como
una fuerte ráfaga de viento.
Pero ellos saben que al pasar ha determinado su destino.

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Los desafíos que se cruzan en el camino de las personas influidas por cualquiera de las
configuraciones de signos solares 4-10 son considerables. Pero la prueba por la que deben pasar las almas en
una relación 4-10 en la cual ambas personas nacieron bajo un signo cardinal (de liderazgo) es aún más
formidable. Las vibraciones 4-10 cardinales son: Aries-Cáncer, Aries-Capricornio, Cáncer-Libra y Libra-
Capricornio. (Para más información, véanse las secciones especiales al final de este libro.)
Cuando las tensas vibraciones 4-10 acosan a dos amigos, parientes, socios, amantes o consortes de
signo mutable, éstos triunfan sobre las dificultades y cosechan las recompensas en forma de un sólido (y casi
siempre urgentemente necesario) desarrollo de caracteres... o se distancian y separan gradualmente... o viven
«dobles vidas» («comunicándose» bastante estrepitosamente en el ínterin cuando disputan, porque todos los
an
signos mutables son «comunicadores»).
Cuando dos «organizadores» de signo fijo se enfrentan con la influencia 4-10, alcanzan la armonía
mediante ese tipo de supremo esfuerzo recíproco que genera una nueva confianza y satisfacción interior... o se
eluden tenazmente el uno al otro lo más que pueden... o se alejan a «reorganizar» sus vidas, y nunca vuelven.
Sin embargo, cuando dos personas de signo solar cardinal entran juntas en la competición 4-10, se
conforman con un empate en el cual el control de la relación se reparte equitativamente entre ambos... o un
«líder» conquista netamente al otro «líder» en una victoria arrolladora (pero desafortunada), y deja al vencido
tristemente derrotado. Este último aceptará su destino convirtiéndose a la larga en un seguidor introvertido y
renuente (situación siempre anómala para una persona cardinal) o al fin conseguirá zafarse definitivamente,
reconquistando así la confianza en sí mismo que perdió en el curso de esta relación. Obviamente el final
empatado es la meta ideal para Libra y Capricornio así como para todas las combinaciones cardinales. Por
supuesto, nunca es fácil hace; durar el «empate». Alguien reclama un recuento... y es posible que los dos
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participantes se vean obligados a ir a las urnas (al punto de partida o a lo que sea) más de una vez para
confirmar la votación en virtud de la cual se distribuyen la popularidad y la autoridad por partes iguales. Pero
ciertamente esta alternativa es mejor que las otras.
Es cierto que los maestros del Karma exigen mucho de quienes unen sus vidas mediante los
complicados hilos 4-10. Sin embargo, como ya he dicho, las recompensas que cosechan los victoriosos son
mucho más halagüeñas que las conferidas a las combinaciones de compatibilidades más «afortunadas». Una
cosa es cierta. Si conocéis a una pareja 4-10, como Libra y Capricornio, y sus miembros os dicen que su
asociación ha sido feliz armoniosa durante muchos años, podéis estar seguros de que se cumple una de las
condiciones siguientes: a) los aspectos luminarios (Sol y Luna) y ascendentes entre sus horóscopos están en
conjunción, en sextil o en trígono; b) uno de ellos fue adoptado y le dieron una fecha de nacimiento falsa; o c)
estos dos terráqueos merecen el respeto y la admiración que se reserva habitualmente para los héroes y
heroínas, porque han plasmado sus respectivas personalidades y caracteres en el molde del desinterés y la
tolerancia necesarios para adaptarse a sus actitudes y motivaciones totalmente distintas, con la amalgama de
autocontrol y compasión que es la materia prima de la santidad. Es posible que no sean literalmente santos,
pero estarán más próximos que la mayoría de las almas atribuladas a ese nivel de autodisciplina y auténtica

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dicha interior. La sumisión, la humildad y la abnegación son sinónimos de la plétora de paz y de otras formas
de serenidad interior y exterior, pero pocos lo creen antes de haberlo intentado... ¡y como no lo creen, muchos
no lo intentan!
Claro que el experimento puede ser monótono y triste si sólo una persona lo intenta, y la otra no
coopera. El martirio es tremendamente aburrido, si las dos personas no se sacrifican juntas. Entonces el
desenlace no es justo: el halo conquistado produce la sensación de una faja de hierro y no tiene mucho brillo.
Las alas también son un poco pobres de plumas y bastante enclenques. Es difícil ajetrearse sólo para alcanzar
la categoría de santo o ángel. Además, si no se actúa con prudencia, la «dulce humildad» puede cruzar el
límite que la separa del masoquismo. El límite es muy sutil, y el masoquismo no es sinónimo de santidad,
aunque los perfeccionistas y remilgados os digan lo contrario.

Capricornio es un signo solar femenino, regido por un planeta masculino (Saturno). Libra es un signo solar
masculino, regido por un planeta femenino (Venus). Esto ayuda muchísimo á los hombres, mujeres y niños

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Libra y Capricornio a lograr una aleación armoniosa en su relación, porque cada uno lleva la aleación en sí
mismo, y puede intercambiarla. La aleación apropiada de las cualidades «femeninas» de dulzura, paciencia y
sensibilidad con las cualidades «masculinas» de energía, firmeza e idealismo.
Ahora que la Balanza de Libra oscila acunada por la suave brisa del dichoso equilibrio, toda sonrisa

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y hoyuelos... y ahora que Capricornio admite sabiamente con una complaciente inclinación de cabeza que la
paz es mejor que el conflicto... estamos en las mejores condiciones para el comienzo de la carrera entre estas
dos personas competitivas. Por tanto, será una competición muy amistosa hasta el emocionante final, que se
resolverá mediante el estudio de la fotografía. (Libra querrá estar seguro —o segura— de su belleza, si ha de
haber un fotógrafo cerca, en tanto que la Cabra gruñirá que eso no importa, pero se mirará disimuladamente
en el espejo para verificar si su corbata está derecha, o —si se trata de una Cabra mujer— si su cabello está
razonablemente bien peinado.)

Sin embargo, es posible que el «comienzo en buenas condiciones» de estos dos no dure mucho. Ellos no son
los responsables. Los que deberán entonar con razón el «mea culpa» son sus planetas regentes. ¿Cómo podría
ser injusto Libra? ¿Cómo podría ser imprudente o precipitado Capricornio? Ambos son muy buenas personas.
No, la culpa recae sobre los insoportables planetas regentes. Éstos causan todos los problemas. En honor a la
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verdad, Venus y Saturno no son precisamente lo que un astrólogo llamaría camaradas del espacio. La Venus
de Libra es propensa a la permisividad afable, a la tolerancia liberal, a veces a los excesos de prodigalidad y
placer, y de cuando en cuando a un poco de desidia. El Saturno de Capricornio es propenso a la disciplina
rígida, a la inflexibilidad conservadora y nunca a los excesos de ninguna naturaleza, y menos que nada a los
del placer, con una marcada tendencia a la economía del bolsillo, de las emociones y del comportamiento. En
cuanto a la desidia (que para la Cabra típica es sinónimo de holgazanería y de despreocupación por el deber),
pocos capricornianos son culpables de dejar para mañana lo que pueden obligarse a hacer hoy. Si
circunstancias que escapan a su considerable control impusieran un aplazamiento, no derrocharían tiempo y
energía valiosos en disputas, debates, discusiones, llantos, frustraciones, indecisiones o cualesquiera otras de
esas estrategias y defensas típicas de Venus. Sencillamente se resignarían (temporalmente) a los dictados del
Destino, murmurando uno de los aforismos preferidos de Saturno, como: «El tiempo está de nuestra parte»,
«la paciencia es una virtud», «el que mucho abarca poco aprieta», y así sucesivamente.
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Entonces Libra agregará los aforismos preferidos de Venus, como: «¿No te parece que éste es un hermoso
día?», «mañana será mejor», «todo se arreglará», «no te preocupes por el futuro», «las cosas marchan
bien», «seguramente tendremos un final feliz», «hay un arco iris a la vuelta de la esquina», y finalmente, pero
no porque sea menos importante, la eterna frase favorita de Libra: «Toda nube tiene un ribete de plata».

Estas filosofías particulares de Saturno y Venus, por lo menos, armonizan deliciosamente, y cada una de ellas
aporta la dosis justa de luz y de sombra para componer un cuadro claro e interesante (todos los cuadros son
planos cuando están pintados en una sola dimensión), y debéis reconocer que los aforismos precedentes no se
contradicen entre sí, sino que más bien se complementan y se enriquecen recíprocamente. Aunque parezca
que reflejan enfoques distintos, en realidad reflejan el mismo, aunque polarizado. Como, por ejemplo: ¿La
botella de vino está mitad vacía o mitad llena? ¿El fin del día es el comienzo de la noche... o el comienzo de
la noche es el fin del día? ¿El despertar por la mañana es el comienzo del adormecimiento... o el dormirse por
la noche es el comienzo del despertar? Cuando una mujer lleva cuatro meses y medio de embarazo, ¿ha
pasado la mitad de la concepción o está a mitad de camino del alumbramiento? ¿La gente toma vitaminas para

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mantenerse sana, o para no enfermarse? Todo depende de que vuestro enfoque sea pesimista (cauto-
capricorniano) u optimista (esperanzado-Libra). Si lo intentan «a medias», probablemente se encontrarán de
cabeza en el punto intermedio entre la cautela de Capricornio y la esperanza de Libra.

Una virtud de la fusión de estas dos almas cardinales consiste en que como unidad proyectan
ciertamente una magnitud descomunal de poder. Mejor dicho Poder. Con p mayúscula. Ambos tienen una
voluntad de hierro para obtener lo que anhelan, para llegar a donde van y para someter a los demás a sus
deseos. Por supuesto, utilizan medios muy distintos para alcanzar estos fines, pero lo que vale es el resultado.
(¿O acaso lo que vale es el primer término de la ecuación?) Una vez que Libra y Capricornio han resuelto
sumar sus fuerzas y marchar más o menos en la misma dirección, pueden lograr, entre los dos, prácticamente
todo lo que quieran, ya se trate de una ambición personal, de un sueño privado conjunto... o de una sacrosanta
misión de misericordia encaminada a llevar la dicha a los demás.

i
Como Libra es simbólicamente (y a menudo literalmente) «el juez», y Capricornio simboliza en astrología la
ley y la autoridad, la sabiduría de la edad y la experiencia, es posible que estos dos proyecten su atención
combinada sobre una multitud de problemas afligentes de este planeta. Uno de estos problemas, entre muchos
miles, es la ley de 1978 promulgada en el Bronx, Nueva York, en virtud de la cual los jueces están

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autorizados a imponer sentencias previstas para adultos con el fin de castigar a delincuentes juveniles de 13 a
16 años. Ahora un niño de 13 años que mata a alguien con un arma de fuego (y esto es precisamente lo que
hace un número alarmante de ellos) puede ser condenado a prisión perpetua, sin alternativas de libertad
condicional. Hay que terminar con la inseguridad en las calles y con el aterrador aumento de la criminalidad
infantil. Nadie lo niega. ¿Pero es ésta la solución para acabar con el problema? ¿Cómo obtiene un niño de 13
años un arma de fuego? La obtiene de los adultos. ¿De dónde sacan los niños la idea de la violencia, de los
tiroteos, de las mutilaciones, de los asesinatos? De la televisión.
La Balanza de Libra nunca encontrará «justo» ni «lógico» el hecho de programar las mentes
juveniles con imágenes vívidas, de mostrar un ejemplo negativo ante chicos impresionables, que siempre han
imitado (y siempre imitarán) para aprender, y de castigarlos luego por ser eficientes computadoras humanas y
por reaccionar precisamente como se lo han inculcado sus padres y las cadenas de televisión. La mentalidad
sensata de Capricornio tampoco juzgará sabia ni profunda una solución tal como la prisión perpetua. Quizá
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los dos puedan solicitar orientación a sus planetas regentes para sugerir una nueva forma de despejar las
tinieblas, en lugar de hacerlas más espesas. Es posible que, sumando la justicia misericordiosa y la compasión
de Venus al instinto infalible del «Dispensador de Karma», Saturno, para cargar la culpa inequívocamente
donde corresponde, el Bronx —y el mundo— podrían convertirse en lugares más dignos en los cuales vivir.
No he dicho existir. He dicho vivir.
Guiándose por el consejo de Gilbert y Sullivan, en virtud del cual «el castigo debe adecuarse al
delito», podrían empezar por defender la aprobación de una ley que imponga cadena perpetua no a los niños,
sino a determinados programadores y directores de televisión que son, en gran medida, los culpables de los
delitos de los jóvenes, desde el momento en que fingen inocencia, alegan que sus programas no tienen un
efecto negativo mensurable sobre el auditorio, y se niegan a aceptar el gran peso de la responsabilidad que les
corresponde por la deformación masiva de la mente humana. Entonces, con los auténticos criminales entre
rejas, como lo exigen la justicia y la seguridad, se podría re-programar dichosamente a los jóvenes. No
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necesariamente con las antiguas películas de «Andy Hardy» —aunque no estaría mal empezar por allí, porque
el «Juez Hardy» era una aleación perfecta de las virtudes de Libra y Capricornio— pero sí por lo menos con
algo distinto de las comedias vulgares, la lascivia, la codicia, el sexo, las drogas, la violencia, el asesinato, la
cháchara mortalmente aburrida y los espectáculos de juegos, con una dosis circunstancial de «Raíces» y
«Holocausto». La programación cibernética de las mentes jóvenes que controlarán el futuro del planeta (si las
industrias alimentadas con energía nuclear no consiguen frustrar totalmente el futuro) es una carrera vital de
la Nueva Era, a la cual Libra y Capricornio podrían pensar en consagrarse unidos. No es exagerado afirmar
que Libra y Capricornio pueden generar juntos una energía y un poder enormes con fines positivos, cuando
optan por combinar sus vibraciones y remontarse a la altura del desafío 4-10 de su asociación (en lugar de
eludirlo). La prueba definitiva es la reunión en la cumbre de septiembre de 1978, en Camp David, entre el
capricorniano, Anwar el Sadat, el vicepresidente capricorniano Walter Mondale, el Leo Menajem Beguin... y
el presidente Libra Jimmy Carter. Sea lo que fuere lo que ocurra o deje de ocurrir en el futuro, toda la Tierra
se iluminó un poco con la gran aurora inicial de aquella memorable conferencia de otoño entre dos Cabras, un
León... y la Balanza del equilibrio.
Los indignados y desencantados críticos norteamericanos acusaban desde todos los ángulos al Libra

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Carter de «cambiar constantemente de idea y posición»... cuando, al fin y al cabo, al ser tan cambiante y al
experimentar algunas dificultades de cuando en cuando para tomar una decisión, como todos los Libra. sólo
era fiel a su signo solar. Hasta que tomó (como lo hacen finalmente todos los Libra) una decisión brillante, la
más importante de su vida. Es posible que los Libra os hagan perder la paciencia mientras toman una
decisión, pero cuando nivelan los platillos de oro de su Balanza y por fin la toman en firme, no bromean.
Nunca deja de ser profunda, y verdaderamente digna de todos los vaivenes a los que os sometieron antes.
Al tomar su decisión, Jimmy Carter se elevó a las alturas de su misión astrológica de Libra, el
Pacificador, enfrentó la prueba 4-10 con el capricorniano Sadat con la 'misma frialdad con que la había
vadeado con el capricorniano Mondale, glorificó su signo solar y probó los antiguos preceptos de la
astrología. Cualesquiera que fuesen los problemas que afloraron entre la paciente y sabia, pero a veces terca,
Cabra Sadat, y el generoso y benévolo, pero a veces arrogante, León Beguin, se necesitó la presencia de un
Pacificador Libra para equilibrar con éxito sus diferencias... para incitarlos, con la ancha sonrisa de Venus, a
abrazarse delante del mundo en una demostración de auténtico afecto. Toda esa operación fue un testimonio

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de la astrología de los signos solares aplicada a su propósito más eficaz. El capricorniano «Fritz» Mondale se
ocupó de reconfortar al capricorniano Sadat y de hacerlo sentir seguro y a salvo (como sólo dos Cabras
pueden sentirse la una en compañía de la otra)... mientras el simpático y sonriente Libra Carter suavizaba
fácilmente la melena (y el talante) circunstancialmente erizados del orgulloso León Menajem Beguin

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(fácilmente, porque a Carter y Beguin los guía la vibración en sextil 3-11)... y después volvía su serenidad de
Venus hacia Sadat, regido por Saturno, y triunfaba sobre la cuadratura natural 4-10 entre sus soles natales.
Cuando se aplacaron todas las tensiones, y el final feliz de Libra estuvo a la vista, el Cabra Sadat, siempre' un
«hombre de familia» capricorniano, le envió al León Beguin fotos autografiadas- de sí mismo, Beguin y
Carter para los nietos de Beguin. Menajem, el Leo siempre orgulloso, retribuyó regiamente el regalo,
obsequiándole al capricorniano Anwar un medallón del artista israelí Agam, cuyo tema era: El sueño de paz.
El sueño eterno de Libra: la paz. Los dones eternos de Capricornio: la paciencia y la sabiduría. La
bienaventuranza eterna de Leo: la caridad, la ternura y los gestos magnánimos. Todos comportándose como
corresponde a las cualidades más positivas de la esencia de su Signo Solar... ¡y observad los milagros que
pueden materializarse! Por supuesto, como no estuve presente, no puedo tener la certeza de ello, pero
sospecho que para mantener intacto su optimismo de Venus durante los peores momentos de la conferencia en
la cumbre, el Libra Carter se repetía para sus adentros los habituales mantras de Libra. Probablemente un
an
pájaro posado en las ramas superiores de un pino, frente a la ventana de Carter, lo oyó musitar a solas que
«toda nube tiene un ribete de plata»... ¡y ciertamente Libra probó su propio axioma!
Algo que es posible que Capricornio y Libra compartan, es el interés por el arte o por «las artes». No
toda Cabra es artista, pero casi todos los capricornianos se sienten silenciosamente inspirados por los cuadros,
al igual que la mayoría de los Libra. Estos dos también comparten el gusto por la música. Ambos son más
aficionados a «los maestros» de todas las formas de arte que al lenguaje más moderno de la expresión
artística. Hay excepciones, como siempre, pero son raras. A Libra le encantan los muebles finos y elegantes y
los objetos hermosos, ya se trate de sillas y mesas o de porcelanas y cristales. Capricornio admira la artesanía,
los artículos que no son sólo bellos, sino que fueron confeccionados para durar más que unos pocos meses
cuando los llevas a casa. Libra e! juez (o los jueces) y el (o la) Cabra se encontrarán alegre y afectuosamente a
mitad de camino entre estos dos puntos de vista. Capricornio manifestará más interés por la etiqueta del
precio y la utilidad práctica de todo, desde la ropa hasta las alfombras, en tanto que Libra prestará más
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atención a los colores y la tela, a la impresión general de equilibrio... y a la satisfacción estética. Hay muchas
áreas en las cuales estos dos encontrarán más puntos de contacto que de conflicto cuando inviertan trabajo y
tiempo en hacer la distinción.
Sin embargo, es posible que Capricornio no pueda ocultar su desaprobación por el eterno optimismo
y los vaivenes de indecisión de Libra. Y es posible que a veces Libra sienta que convivir con Capricornio es
como confraternizar con el Alcaide de Sing Sing o con un vigilante que arresta a los adultos culpables de
hacer novillos, periódicamente, en la escuela de la vida.
Pero probablemente, después de todo, Libra volverá a unir la circunspección de la Cabra con
burbujas de esperanza de colores suaves... Capricornio hará que Libra se sienta aplomado y cómodamente
protegido... ambos mirarán al mañana, que por supuesto será mejor... comprenderán que tienen al tiempo de
su parte... volverán a cohesionar de alguna manera su asociación... y correrán nuevamente hacia la meta
donde una foto dirá quién ha sido el ganador.

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Mujer LIBRA Hombre CAPRICORNIO
..y ella se sentó con él sobre el borde del lecho. Ella también dijo que le daría un beso si
a él le gustaba, pero Peter no sabía de qué hablaba, y le tendió la mano a la expectativa.
—¿Supongo que sabes lo que es un beso? —preguntó ella, atónita. —Lo sabré cuando
me lo des —contestó él, muy tieso.

Al comienzo, la mujer Libra juzgará que el capricorniano es demasiado ceremonioso y anticuado, remilgado,
aburrido e insípido para concordar con la imagen rosada de su compañero ideal, urdida con los hilos de seda
de su imaginación.

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Ella pensará que es insoportablemente conservador, formal, prosaico, taciturno y deprimente.
También es, según le parece, exageradamente pesimista, porfiado, y emocionalmente frío. Después de arrojar
todos estos juicios en un platillo de su Balanza, ciertamente debería hacer un esfuerzo por llenar el otro

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platillo con algunas de sus virtudes. De lo contrario, la Cabra, la astrología... y yo, la acusaremos de ser
injusta con las posibilidades que reúne este hombre como amante o marido. ¿No querrías tenernos a los tres
en contra, verdad, encantadora dama Libra? Muy bien, entonces aquí enumero algunas de las virtudes de
Saturno, para suministrar un poco más de perspectiva y equilibrio a tu análisis de la tímida Cabra, que por lo
menos ha cautivado tu atención, ya que todavía no tu corazón.
Es terco. En esto tienes razón. Es imposible negarlo. Nació bajo un signo de Tierra, no bajo un signo
mental de Aire como el tuyo, y por tanto puede ser inconmovible cuando se le mete una idea en la cabeza.
Hasta cierto punto, también es anticuado. Pero con una especie de aire encantador, ¿no te parece? Es uno de
sus elementos de sosiego, de paz. Ciertamente tú, en tu condición de mujer Libra, no tienes nada contra el
sosiego y la paz.
¿Remilgado y conservador? Bueno, eso depende. Uno no tiene por qué ser remilgado porque es
conservador. Para ser fiel a tu signo solar Libra, deberás examinar con más detenimiento tu acusación. El
significado de «conservador» es relativo. Un vulgar ratero es conservador para un manipulador de acciones en
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gran escala o para un inteligente desfalcador de bancos. El comportamiento sádico de las Tropas de Asalto
nazis parece conservador cuando se lo compara con los informes fidedignos sobre los castigos brutales, los
estrangulamientos y las mutilaciones a veces permanentes de víctimas indefensas que perpetran determinados
matones de la policía de Los Ángeles... y parecidas fieras «encargadas de mantener el orden» en Chicago,
Nueva York y otras ciudades de este país donde presuntamente rigen «la libertad y la justicia para todos». El
nudismo en lá playas es «conservador» para los clientes de los nuevos Palacios Sexuales de orgías romanas
que están construyendo empresarios como el propietario de la cadena de restaurantes japoneses Benihana. Un
Porsche y un BMW son «conservadores» para el propietario de un nuevo Ferrari o Lancia. Los Beatles son
«conservadores» para los Rolling Stones, que a su vez lo son para «Kiss» (el grupo de rock tan extravagante
que estuvo de vuelta antes de haber partido). Todo es circular, y si pensáis medir la circunferencia de un
círculo, poco importa por dónde empecéis.
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Por ejemplo, midiendo el círculo contra el sentido de las agujas del reloj, el capricorniano Carl
Sandburg, biógrafo de Lincoln, presenta una imagen «conservadora» comparado con el capricorniano Richard
Nixon. El capricorniano Howard Hughes es (no era) «conservador» comparado con los fulanos que dirigen la
Summa Corporation. Cuando verifiques la lista cuidadosamente, en dirección circular... después de pensarlo
bien... tal vez decidas modificar tu decisión, y clasificar lo «conservador» no como «remilgado», sino como
un grado menor de lo-que-sea-en-el-camino-hacia-la-nada-y-ninguna-parte, ¿sabes? Así que quizá debas
cambiar de idea y pasar su conservadurismo al platillo positivo de tu Balanza de Libra, como una especie de
nivelador inicial.
Sí, el hombre Cabra es ciertamente porfiado, pero también puedes agregar al platillo positivo lo
inverso, a saber, que no es blandengue. Admitamos que a veces es emocionalmente frío, pero puedes cargar
aún más el platillo que contiene sus virtudes agregando el hecho de que tampoco es brusco e impulsivo,
propenso a arranques de vehemencia y cólera (y ya sabes con cuánto disgusto reaccionas frente a estas
actitudes) a menos que su carta natal esté muy «mal aspectada», lo cual puede sucederle a cualquier signo
solar, y no sólo a Capricornio. Incluso a Libra. Ahora, si no te molesta, elimina del platillo negativo de tu
Balanza el término «taciturno». Porque te equivocas al respecto. Espera a conocerlo mejor. Descubrirás que
tiene un sentido del humor encantador, caprichoso, finamente sintonizado con las vibraciones del

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comportamiento ridículo de los terráqueos. Es raro y sutil, pero su sentido de la sincronización de la comedia
es exquisito. También es afable y leal. Fiable y serio. Es un trabajador tenaz, nunca perezoso o negligente.
Tiene un gusto por el arte y la música del que no habla demasiado. Tampoco alquila una cartelera para hacer
publicidad a su profunda e instintiva sabiduría respecto de la naturaleza humana.
¿Cómo lo pesa ahora tu Balanza? ¿Está casi nivelada, con sus defectos de un lado y sus virtudes del
otro? ¿Aún alimentas dudas acerca de su pesimismo y del efecto deprimente que ejerce sobre ti? Bueno, ¿has
pensado en la posibilidad de mirarlo desde el otro lado... su lado, quizá? Que podría terminar por ser también
tu lado, cuando tu perspectiva esté bien centrada, porque este hombre desea secretamente poder levantar un
poco su pesimismo hasta la altura de tu optimismo. Lo desea más de lo que te lo deja entrever. ¿Acaso ésta no
es tu empresa favorita: animar a los tristes y solitarios, enseñar la futilidad de la futilidad? Él necesita
realmente el toque mágico de tu naturaleza radiante y de tu etéreo estímulo mental para librarse de sus
inhibiciones y para llenar el vacío que experimenta a menudo, pero que no está dispuesto a confesar, ni
siquiera a sí mismo. Es demasiado tímido para decirte que tu sonrisa le llena los ojos de lágrimas. Obsérvalo

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la próxima vez que le sonrías como sólo una chica Libra puede sonreír, iluminando la habitación como un
millar de velas que se inflamaran súbitamente al unísono. ¿Ves como gira rápidamente la cabeza, fingiendo
que está atareado, y que tú turbas su trabajo o sus pensamientos? Cuando se da la vuelta nuevamente, sus
modales son más rígidos que antes, su voz más áspera. Éste es el efecto del autocontrol. La autodisciplina de

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Saturno, que le inculcaron cuando nació, lo envuelve con un carisma glacial que aleja a la gente, sin que ésta
sospeche jamás cuánto desea él que se quede.
Pero si te tomas el tiempo y el trabajo necesarios para explorar a fondo sus ojos, verás oculto allí el
suave chisporroteo de felicidad del hombre Cabra, que anhelaría escapar y sonreír contigo, siempre que
pudiera estar seguro de que no correría peligro si confiase sus sentimientos. Los ojos son las ventanas del
alma. Cuando lo cojas desprevenido, podrás mirar a través de ellos y ver dentro una hoguera ardiente, detrás
de la fría fachada invernal que a veces proyecta.

La compatibilidad sexual entre Libra y Capricornio no siempre se ensambla con naturalidad cuando
comparten el primer abrazo. Es posible que ella se sienta herida y rechazada por una cierta frialdad ambigua
del comportamiento de él, que interpreta equivocadamente como indiferencia... y también es posible que él
piense que la altanera reacción de ella a sus insinuaciones refleja desapego. Así como los elementos de aire y
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tierra son extraños entre sí en la naturaleza, así también las naturalezas humanas de Aire y Tierra de Libra y
Capricornio se desconciertan la una a la otra. Sin embargo, un esfuerzo tierno y persistente puede comunicar
lenta y seguramente un encanto inusitado a su acto amoroso. La atracción de lo «diferente» puede ser un imán
poderoso para el deseo sexual. Es como si nunca se les agotara lo que se pueden enseñar el uno al otro acerca
de ellos mismos. Al principio, los modales circunspectos de él la turban, y después la atraen poco a poco, con
curiosidad y con un extraño deseo de explorar su reserva, de sondear su profundidad. La naturaleza esquiva de
la etérea libertad de comportamiento y expresión de ella ejercen una fuerte fascinación sobre él, como el
llamado de una gaviota marina —provocativo y obsesivo— cuando caminas por la playa. Aunque pasen toda
una vida juntos, ella nunca descubrirá por completo la personalidad más recóndita de este hombre... así como
él tampoco logrará aprehender totalmente las pasiones cambiantes de ella.
Un deseo insatisfecho como éste puede encauzarse por dos caminos distintos. Puede intensificar su
intimidad con un estímulo silencioso que siempre carga de promesas excitantes su expresión sexual, la cual se
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puede reavivar y azuzar nuevamente incluso después de prolongados períodos de distanciamiento recíproco...
o puede hacerles perder gradualmente el interés en el acto amoroso por la frustración que les produce el hecho
de no poder comprender cómo satisfacerse el uno al otro. El camino que siga depende mucho del aspecto
entre sus Soles y Lunas en sus natividades, y también de la relación entre sus posiciones mutuas de Marte y
Venus a la hora del nacimiento. Y depende, aún más, de ellos... de la magnitud .de su amor.

La mujer Libra habla musicalmente, se mueve líricamente. Es garbosa, tierna y sentimental... tan embriagante
como una rosa aromática. Sin embargo también es tenazmente independiente, aunque su vigorosa ambición y
su mente lúcida estén muy bien ocultas detrás de la suave fachada de su sonrisa de Vénus o de sus hoyuelos.
Puede cautivar y engatusar a casi cualquier hombre para que éste haga las cosas voluntariamente (incluso
extáticamente) como ella quiere. Pero el hombre Cabra atado a la tierra puede resistirse a sus encantos,
cuando lo que «ella quiere» choca con lo que «él quiere».
Fijaos en Jayne Thompson. Ésta es una mujer Aries, pero no importa, porque las mujeres Aries y
Libra son igualmente libres e independientes, y liberadas por naturaleza. Jayne es la bella y morena esposa de
«Big Jim» Thompson, gobernador de Illinois, ex fiscal público (Jayne, y no Jim) y vehemente defensora de la

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Enmienda de Igualdad de Derechos. Cuando fueron agraciados, en 1978, con la primera hijita que le nació en
setenta y dos años a un gobernador de Illinois en el ejercicio de su cargo, le pusieron el nombre nostálgico de
Samantha, y la mecieron en una cuna debidamente anticuada y antigua, que hacía juego con las anacrónicas
ideas de su padre acerca de la actividad parental (y poco importan las simpatías de la madre por la Enmienda
de Igualdad de Derechos). «Esta chica va a usar vestidos —afirmó categóricamente el padre de Samantha en
una entrevista, y mirando después a su hijita dormida agregó—: Porque papá no le comprará nada más que
vestidos». (Puesto que Samantha es una pequeña Leona, ¡deseadle suerte a su padre!) Aunque el gobernador
Thompson es un Tauro terrenal, nada cambia. Un hombre de signo de Tierra es un hombre de signo de Tierra.
En ciertos aspectos, no existe una gran diferencia entre un Toro y una Cabra (o un Cangrejo conservador, ya
que estamos). El capricorniano puede ser gracioso, simpático, leal y afectuoso (como lo es «Big Jim», con sus
modales cálidos y cordiales), pero todos los Cabra son un poco machistas con las mujeres de sus vidas.
Como el hombre regido por Saturno no puede dejar de ser inflexible respecto de sus ideas favoritas,
y como su mujer Libra es más dúctil, guiada por su elemento Aire, a ella le resulta más fácil que a él cambiar

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de posición. Por tanto, es posible que gran parte de la responsabilidad por el éxito de la relación recaiga sobre
los esbeltos pero fuertes hombros de ella. Si la mujer Libra se empeña realmente, su hombre Cabra
amorosamente agradecido la recompensará con un romántico diploma honoris causa por «el bello arte» de
armonizar la personalidad de ella para acomodarla a la de él. Quizá consistirá en una pulsera de oro para

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circundar su brazo, con una inscripción en dulces palabras latinas: Artium Elegantium Exquisitariumque
Doctoris. Entonces ella podrá regalarle un anticuado reloj de bolsillo, complementado con una faltriquera y
una cadena, para que refuerce su encumbrada personalidad... recordándole toda la ternura del pasado... con
una inscripción grabada dentro del estuche: Remilgado y conservador son sinónimos de sereno y
reconfortante. O quizás una clave más secreta para ellos dos, como: 4-10 es el número de la suerte de los
ángeles.

Hombre LIBRA Mujer CAPRICORNIO


an
A lo único que él cree tener derecho, cuando viene a ti para ser tuyo, es a la equidad.
Después de que hayas sido injusta con él, volverá a amarte, pero ya no será nunca el
mismo de antes.

Curiosa y desgraciadamente o (afortunadamente; en verdad no puedo decidir si es lo uno o lo otro, y tampoco


puede Libra) esta relación por lo demás tensa y desafiante influida por la configuración de signos solares 4-
10, está agraciada por un factor intrínseco más que positivo, que posiblemente el hombre Libra y la chica
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Cabra no usufructuarán. Tomando en cuenta, claro está, la cantidad normal de excepciones que confirman la
regla, el hombre Libra pertenece a uno de los seis signos solares —los otros son Aries, Géminis, Sagitario,
Acuario y Piscis— cuyos representantes masculinos (si no son una de las raras y perversas excepciones)
suelen aceptar muchas de las reivindicaciones que postula el Movimiento de Liberación Femenina, si no
todas. ¿Por qué no? Es justo. Es equitativo. Es tolerante y adaptable al cambio, ya sea en su propia esfera
personal, o en el área más vasta de la reforma social generalizada. Es considerado, lógico, razonable, y está
plácidamente dispuesto a escuchar a todos los bandos opuestos, incluidos los bandos opuestos del conflicto
masculino-femenino de la era de Acuario.
En la otra oscilación del péndulo, la mujer capricorniana nació bajo un signo cardinal de liderazgo
(igual que él) y debe conducir algo o a alguien en algún momento... en alguna dirección. Le gusta estar a
cargo de su propia vida, y de todas las cosas y de todas las personas que pueda guiar y disciplinar con esa
actitud de «abuelita sabelotodo» que flota alrededor de ella (y que empezó a flotar alrededor de su aura
cuando tenía aproximadamente seis años). Está maravillosamente dotada para ser una profesional capitaliza-
da, es upa estupenda ejecutiva, y se las apaña para sacarlo todo serenamente adelante, con una técnica
prudente y realista, ya se trate de sufrir y deslomarse para mantener cohesionado un hogar sin padre en un

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gueto, y de ser un colosal y reconfortante bastión de estabilidad y salvación para todo el barrio... de dirigir una
tienda de antigüedades, una estación de servicio (es lo que hacen algunas chicas Cabra) o una empresa de
camiones... de dictar las reglas para una agencia de Bolsa... de administrar un lavadero de autos o una escuela
de entrenamiento para perros pastores. Con su voz y sus modales educados (cualesquiera que sean sus
verdaderos antecedentes) y su aplomado sentido común, está divinamente pertrechada para ser una
profesional de éxito.
Ahora fijaos en su hombre Libra... más bien propenso a ver con buenos ojos que su mujer trabaje o
tenga una profesión. ¿No diríais que éste es un factor más que positivo paró su relación? Lo más probable es
que la responsable de que no siempre le saquen provecho sea ella.
Aunque ella necesita conducir —puesto que, como dijimos más arriba, es cardinal, igual que Libra—
la capricorniana típica es reacia a conducir desde la primera fila, espectacularmente. La Cabra (macho o
hembra) prefiere ser la «araña» replegada en el rincón, que tira de los hilos entre bastidores y hace que las
cosas sucedan, sin bulla ni fanfarria. A la chica Cabra le resulta difícil encontrar en el mundo de los negocios

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el puesto de mando discreto que ella busca. Las cosas aún no han progresado tanto como para generar la
situación ideal. Con excepciones muy raras y afortunadas, a la mujer capricorniana generalmente sólo le
quedan dos opciones en la carrera tras el éxito: a) un puesto subordinado y mal remunerado, porque es mujer,
o b) un cargo digno de sus aptitudes, al que sólo puede tener acceso si arremete agresivamente y si se hace

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acreedora a la atención de todos (por ejemplo, del Business Week y de Hacienda) una vez que ha llegado.
Como se niega a obedecer órdenes mansamente, a ser un pequeño engranaje de la maquinaria, y como el tipo
de liderazgo al que aspira no está en la cúspide del poder donde debería renunciar a su intimidad personal, la
chica Cabra típica, bastante tímida, encuentra su sitio en la profesión artística o en algún otro tipo de actividad
«solitaria» análoga... o resuelve convertirse en la «araña del rincón» dentro de su hogar, donde, para satisfacer
las ambiciones de su signo solar tejerá discretamente sus redes estratégicas, en un segundo plano,
«conduciendo» y manejando a su marido, sus hijos, sus parientes y amigos con tanta sutileza, que éstos casi
no lo notarán.

Aquí los tenemos, entonces. Un hombre Libra jubilosamente dispuesto a permitir que su dama trabaje fuera
de casa... y una mujer capricorniana que prefería convertirlo a él en su profesión. ¿Conocéis el axioma que
dice que «detrás de cada triunfador se oculta una mujer»? A menudo es una capricorniana. Las Cabras no
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derrochan su tiempo valioso en algo menos que el éxito. Si esta mujer ambiciosa guía a su hombre,
ciertamente no lo guiará hacia el fracaso. Cuando lo ayude a lograr algo, fuera lo que fuere, tendrá la vista
puesta en el resultado más fructífero. Lo que sucede es que tal vez él prefiera que ella obedezca sus instintos
cardinales fuera del hogar, y no dentro de éste. A él le encanta ser el hombre al que ella es fiel y leal, el
hombre que ella ama y venera y protege (de sí mismo), pero es posible que lo subleve la idea de que ella lo
convierta en «la carrera de su vida».
Él pertenece al elemento Aire, y la primera lección que la mujer «terrenal debe aprender acerca del
hombre «aéreo» que ama (sobre todo del signo de Aire cardinal) es que el «aire» busca la libertad de
movimientos, y sencillamente no soporta las restricciones... porque éstas lo vuelven rancio. Más aún: apenas
le levanten la tapa, se fugará. Dejad que un hombre de un signo de Aire revolotee y sueñe en paz, que
merodee mentalmente, siguiendo las brisas de sus preferencias, y se mantendrá, dichosamente, más o menos
cerca. Intentad embotellarlo o encajonarlo, y se volverá agresivo, discutidor y rencoroso... y se encrespará
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fácilmente, trocándose en un tornado o un huracán de cólera. Después se lo llevará el viento.


Si ella está sinceramente arrepentida y realmente quiere recuperarlo, es posible que él vuelva. Ella
deberá ser equitativa, confesar su error y pedirle que comprenda su punto de vista. No, modifiquemos esto.
Está bien que confiese su error y le pida comprensión. Probablemente él reaccionará como un perfecto ángel.
Pero quizá no sea prudente pretender, por lo menos abiertamente, que él vea las cosas como las ve ella.
Tratándose de un Libra, siempre es un error hacer hincapié en la defensa de una visión determinada de
cualquier problema, si pretendéis que él transija. Enumerad todos los elementos positivos de un enfoque, y
este hombre empleará instintivamente toda su energía mental, todo su razonamiento deductivo y su lógica
brillante (de los cuales, creedme, por favor, está generosamente provisto) para nivelar la Balanza mediante
una defensa elocuente del enfoque opuesto... cualquiera que éste sea. Poco importa de qué lado creía él que
estaban sus simpatías, anteriormente. Cambiará de idea (aunque se trate de una vieja convicción) sólo para
ganar un debate interesante. En el desafío de la controversia hay algo que parece hipnotizarlo, hasta hacerle
olvidar literalmente cuál era la posición que él defendía al comenzar el «debate».
Éste es el talón de Aquiles de Libra, y pocos se dan cuenta de ello. Personalmente, opino que es
avieso e injusto aprovecharse de la debilidad del signo solar de este pobre hombre, pero podría haber

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circunstancias atenuantes cuando el fin justifique los medios. En estos casos, la chica Cabra sagaz tomará el
partido de él hasta el fin, aclarará que ha cometido un error garrafal, recitará una especie de monólogo (difícil
para una capricorniana, pero podrá practicar observando la destreza verbal de él) con todas las razones por las
que él está en lo cierto y ella está tremendamente equivocada, sin concederse la mínima tregua, y cuidando
que su argumentación parezca obviamente parcial e injusta con ella. El resultado será milagroso.
Él quedará inerme, no podrá resistir los fuertes instintos «juidiciales» de su signo solar, y empezará a
señalarle a ella todos los defectos de su argumentación, le demostrará de qué manera es injusta consigo
misma, se ofrecerá a cargar por lo menos con la mitad de la culpa, y terminará precisamente donde ella quería
que terminara: formulando una declaración verbal en la que manifestará comprender qué es lo que él ha hecho
para agraviarla y preocuparla, qué es lo que determinó que ella se comportara en una forma tan posesiva y
malhumorada. El Libra apenas tendrá conciencia de lo que sucedió, y lo único que sabrá es que, de alguna
manera, ha empezado a ver honestamente como tal se justificaban los sentimientos de la Cabra. Muy pronto él
recuperará su personalidad normal, dulce y sentimental, le pedirá perdón y la exhortará a confiar en un nuevo

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comienzo. Entonces el Libra lucirá su tremenda sonrisa de Venus. Y ocurrirá lo que tenía que ocurrir: la
avalancha resucitada de estremecimientos recordados, el anhelo familiar. Y la aflicción, también. Al
comprender el dolor causado, involuntariamente, pero que fue una reacción al dolor... por ambas partes. A la
aflicción siempre la sigue la compasión, la necesidad abrumadora de perdonar y ser perdonado. Una mujer

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capricorniana puede resistir (si quiere) toda tentación de poner a prueba el alma humana. Pero ni siquiera ella
puede hacer frente durante mucho tiempo al fulgor deslumbrante de la sonrisa de Libra. Responderá con su
propia sonrisita tímida, sus ojos y su corazón se ablandarán simultáneamente... y volverán a florecer las rosas
en la nieve de enero.

Sin embargo, es posible que ella no se derrita en sus brazos inmediatamente, si en su interior caen aún los
copos de nieve. El Libra deberá emplear toda su ternura y su simpatía para corregir su repliegue frígido,
después de que la ha hecho sentirse rechazada. Así como ella deberá desplegar toda su tierna persuasión para
curar las heridas que infligió en la naturaleza optimista de él con sus modales fríos, de desaprobación. Pero
esta mujer puede ser sorprendentemente dulce cuando confía en el hombre con el que hace el amor. A ratos su
armonía sexual será esquiva. Sin embargo, podrán alcanzarla cuando ambos se esfuercen generosamente por
averiguar qué es lo que necesita el otro, reconozcan las diferencias de deseos, y traten de corregirlas
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sinceramente... suavizando los rasgos que ofenden e imitando sus respectivas cualidades que admiran
individualmente. La influencia restrictiva de Saturno puede determinar que ella parezca demasiado reservada
y fría ante el hombre Libra romántico y locuaz. Como ella aborda el acto sexual con una lenta sensualidad, el
ligero y aparentemente etéreo desapego de él puede dejarla con una sensación de vacío, y con el anhelo de
una pasión más tangible. Pero si él se empeña, se regocijará y asombrará al descubrir el afecto y el
sentimiento insospechados que ella lleva ocultos dentro de sí, y le bastará tener paciencia para hacerlos
aflorar. Y ella comprobará que es mucho lo que puede enseñarle a este hombre acerca de la profunda
materialidad de la unión física y la intimidad sexual, y que él está conmovedora-mente ansioso por aprender
de ella. Ambos saldrán beneficiados si intentan parecerse más el uno al otro. Ella deberá tratar de ser más
expresiva. Él deberá tratar de concentrarse más durante el acto amoroso. Entonces todo saldrá bien.

El hombre Libra lleva en sí una reserva insondable de sentimiento, y sin embargo puede
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ocurrir que no sea suficientemente sensible a los secretos silenciosos de su mujer capricorniana. A veces la
lógica y la lucidez de él le impiden comprender el corazón humano. Es justo y compasivo, pero a menudo lo
es en un plano tan intelectual que descuida comprender los motivos ocultos detrás de lo que ella hace o dice.
Libra no se destaca por su percepción de las emociones humanas, sino por la forma en que analiza el
resultado de las emociones, su manifestación exterior en palabras y hechos. No obstante su refinamiento
etéreo, sus tendencias artísticas y su talento para el «romance», él puede parecerle «frío» a la chica Cabra,
cuya propia naturaleza es más rica en los diversos matices y tonos y niveles de los altos y los bajos de todos
los anhelos humanos.
Ambos son versátiles. Él pasa de la euforia a la depresión, de un estado de ánimo jubiloso y dulce a otro
malhumorado y dominante, varias veces por semana, o incluso en un mismo día. Los estados de ánimo de ella
no son tan fugaces ni múltiples. Las nubes de depresión de Saturno se acumulan de manera más gradual,
durante un lapso prolongado, le producen una mayor alteración... y duran mucho más.
Ella necesita el arco iris de esperanza de él. Él necesita el oasis de fiabilidad de ella. Y alguien escribió un día
que ser necesitado es tan bueno como ser amado. A veces... es incluso mejor. Porque existe un tipo de amor
que florece con demasiada rapidez, como un pimpollo frágil, de efímera belleza, que la escarcha agosta

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fácilmente y que no puede resistir el primer embate de una tormenta. El hecho de «necesitar» siembra un tipo
de amor tenaz, más familiar, que crece silenciosamente hasta transformarse en un árbol vigoroso, con raíces
que permanecen implantadas en la Tierra, ramas que brindan sombra... hojas que entonan con el viento una
canción suficientemente bella para Libra, y al mismo tiempo suficientemente práctica para Capricornio. Los
árboles no crecen de la noche a la mañana. Hay que nutrirlos durante la paciente espera de muchas estaciones.
Pero perduran. Los árboles son eternos. Libra y Capricornio podrían reflexionar sobre la misteriosa verdad
oculta en las palabras de Tagore: ...la fe que aguarda en el corazón de una semilla... promete un milagro de
vida que ella no puede demostrar.

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ESCORPIÓN CAPRICORNIO
Agua - Fijo - Negativo Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Plutón Regido por Saturno
Símbolos: el Escorpión y el Águila Símbolo: la Cabra
Fuerzas nocturnas - Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación ESCORPIÓN-CAPRICORNIO

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No dejaron de hacer nada que fuera coherente con la reputación de la tribu.

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Ni a Escorpión ni a Capricornio les resulta fácil comunicarse, pero como su asociación está influida por la
configuración de signos solares 3-11, generalmente se sentirán más cómodos cuando conversan juntos que
cuando lo hacen con la mayoría de las otras personas que conocen. Sólo con la otra vibración en sextil de
Virgo, y con los signos solares en trígono de Cáncer y Piscis, Escorpión se siente igualmente libre para
manifestar su propia personalidad.
Lo mismo vale para Capricornio, con Piscis, Virgo y Tauro. O con sus propios signos solares en la
configuración vibratoria 1-1.

La mayor parte del tiempo que pasen juntos. Escorpión y Capricornio la dedicarán a discutir sus esperanzas
individuales y mutuas, sus ensueños y deseos, y aunque en general se pondrán de acuerdo sobre la naturaleza
an
de sus objetivos en la vida, es posible que no estén tan de acuerdo sobre los métodos ideales para alcanzarlos.
Ambos desean secretamente que los respeten, ambos aspiran a una forma discreta de poder entre bastidores
sobre su esfera de vida, ya se trate de un hogar, un aula, un comercio o un gobierno (el ex presidente Richard
Nixon es un Capricorniano, el ex vicepresidente Spiro Agnew, un Escorpión. Sin embargo, es posible que la
Cabra deplore la vehemencia interior del Escorpión, interpretándola como un derroche de energía vital, en
tanto que es posible que el Escorpión piense que la Cabra está desprovista de sentimientos y de sensibilidad.
Igualmente, ambos tienen el espíritu práctico suficiente como para considerar que sus métodos de acción
divergentes son en última instancia mucho menos importantes que el triunfo o el fracaso final, y una vez que
resuelven confiar el uno en el otro, pueden combinar sus aptitudes para aumentar las probabilidades de
alcanzar el primero.

Afortunadamente, la Cabra recibirá la picadura vengativa del Escorpión con un poco menos de frecuencia
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que el resto de la gente, y estas escasas picaduras le resultarán fáciles de desechar (Capricornio tiende a
desechar todo lo que obstaculiza el progreso o consume un tiempo precioso en reacciones emocionales
exageradas), en tanto que es probable que Escorpión entienda las cavilaciones saturninas de Capricornio, y las
soporte con paciencia, porque el Escorpión también suele tener accesos de inexplicable depresión. Este tipo
de comprensión astrológica se manifiesta en los niños de estos signos solares, así como en los adultos. No
siempre, pero casi siempre, los hermanos y hermanas pasan por etapas de lucha competitiva, que oscilan entre
la ligera discrepancia y lo que temporalmente parece ser una franca antipatía. Aunque Escorpión y
Capricornio experimentan sus cuotas de rivalidad fraternal, normalmente encuentran la forma de resolver sus
dificultades antes que los demás, y generalmente terminan defendiéndose el uno al otro contra los extraños. El
mismo esquema aflora entre la Cabra de Capricornio y el Águila de Escorpión en los negocios, la amistad o
las relaciones amorosas. Es posible que su relación no sea uniformemente armoniosa, pero siempre existe una
base para el acuerdo, porque cada uno de ellos entiende inconscientemente la naturaleza interior del otro.
Aunque el Escorpión y la Cabra son personas muy circunspectas. el Escorpión típico suele hablar
considerablemente más en público que el capricorniano. Pero el Escorpión utiliza las palabras como una
cortina de humo, y su locuaciadad es una especie de sucedáneo (o de coraza) que emplea para no decir lo que

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piensa realmente. Los Escorpión son aficionados a toda clase de disfraces, y el hecho de hablar de todo menos
de lo que les interesa verdaderamente no es sino otra de las muchas máscaras que se cala Plutón para engañar
a los no iniciados. Capricornio reconoce y admira esta habilidad, e incluso la envidia, porque la Cabra es
esencialmente tímida. Debajo del barniz de indiferencia social. Escorpión también es tímido, o mejor dicho,
muy reservado en lo que concierne a los sentimientos y emociones privados. Y por tanto, a veces el doloroso
apocamiento de la Cabra conmueve profundamente a Escorpión y no es raro que sea la base inicial de su
simpatía mutua.
Por supuesto, siempre hay que contemplar las excepciones —aquellos Escorpión y capricornianos sobre los
que influyen los elementos de Fuego o Aire a través de los signos lunares o ascendentes de sus horóscopos—,
pero el Escorpión y el capricorniano medios o típicos pondrán mucho más énfasis y afán en la empresa de
progresar en la vida y de garantizar su seguridad personal que en las frivolidades sociales y en las actividades
improductivas. A menudo incluso pondrán demasiado énfasis y afán en ello. Porque no sólo de pan viven el
hombre y la mujer, y estos dos se beneficiarían inmensamente si agregaran no sólo jacintos para el alma sino

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también un poco más de poesía y magia a sus vidas. Gracias al don de Saturno (descrito detalladamente en el
capítulo Capricornio-Capricornio), en virtud del cual se invierte el proceso de envejecimiento de la Cabra, a
medida que Escorpión y Capricornio envejecen, el segundo tiende a empujar al primero a una
experimentación más excitante. Uno de los peligros de una asociación estrecha y prolongada entre estos dos

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signos solares consiste en que podrían atascarse en la rutina repetitiva de un estilo de vida monótono, hasta
que Capricornio experimente la necesidad de sacudir los talones, y arrastre al Águila para hacerla bailar al son
de una música más audaz... empleando el mismo tipo de persuasión que Escorpión utilizó con Capricornio en
el comienzo de la relación. Más o menos como en las reglas del fútbol norteamericano. Promedia el partido...
¡a cambiar de lado!

Un aspecto bastante divertido y hasta se podría decir que positivo de esta combinación (depende de cómo se
mire) consiste en que la discreción compulsiva de Escorpión no será, normalmente, una causa de fricción
entre ellos, porque a Capricornio casi nunca lo fascinan los secretos ajenos. A la Cabra siempre la aburre
cualquier variación del juego de adivinanzas. A menos que intervenga un signo lugar o ascendente Cáncer o
Escorpión los capricornianos no harán caso de las tarjetas de San Valentín firmadas «¿Adivinas quién?». No
los divierten las cartas anónimas ni los memoriales firmados en rueda, y si el Águila le formulara un
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comentario a Capricornio iniciándolo con las palabras «¡Adivina qué!», la reacción probablemente consistirá
en un bostezo amable. La Cabra se limitará a esperar que el Escorpión termine de especificar «qué». El
capricorniano no se deja arrastrar por un desafío tan pueril. La filosofía típica de Saturno respecto de los
enigmas estipula que finalmente el tiempo suministrará todas las respuestas, y que las respuestas que el Padre
Cronos no nos revela, con toda su sabiduría, no son dignas de interés (a menos que se trate de una madre
Cabra que busca información acerca de sus crías, en cuyo caso puede convertirse en una detective temporal
bastante perseverante).
Sin embargo, en general, los capricornianos no tienen la desventura de que los atormente una curiosidad
devoradora. Dejad que Escorpión siga la huella refulgente de las criaturas del espacio exterior, y que anhele
en secreto un «encuentro próximo» con los alienígenas. Capricornio considera que es arriesgado mezclarse
con personas que podrían tener armas como las que aparecen en la película norteamericana Star Wars (La
guerra de las galaxias). (La Cabra no quería ir a verla, pero el Águila insistió, con esa mirada fija de
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Escorpión. así que Capricornio capituló y fue para salvaguardar la paz.) Personal y privadamente, el
capricorniano típico piensa que todo el alboroto por los OVNIs es un poco absurdo, porque se funda más
sobre la fantasía que sobre los hechos. Si esas criaturas existieran, Capricornio saldría de buen grado al patio
del fondo para verlas aterrizar en el huerto de fresas, pero las experiencias vicarias no emocionan a la Cabra.
Los Capricornio son poco aficionados al juego del escondite, tanto en su infancia como en su edad adulta. Si
alguien tiene algo que decir, sea terráqueo o alienígena, que lo diga ahora, cara a cara, en lugar de andarse
con rodeos telequinéticos y telepáticos.

Durante la mayor parte del tiempo, el hastío de Capricornio respecto de todas las formas de curiosidad
complacerá a los Escorpiones regidos por Plutón, porque nada los encoleriza más que encontrar a alguien
fisgando en sus diarios personales, talonarios de cheques, cajones de calcetines o pensamientos íntimos...
hasta que ellos deciden compartir estos secretos, si lo deciden. Pero de cuando en cuando, el hombre o mujer
Escorpión hipersensible se ofenderá ante la negativa de Capricornio a ser curioso, y la interpretará como
indiferencia... o sea, exactamente como lo que en verdad es.
Sin embargo, la indiferencia de la Cabra no es sinónimo de falta de solicitud. Pero, a juicio de Escorpión

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sólo son curiosos cuando algo les interesa, y cuando un objeto o persona no les interesa, se convierte en
invisible para ellos. El problema con la curiosidad de Escorpión consiste en que las Águilas tienden a
expandirla y transformarla en recelo. Se dicen que un poco de recelo es saludable, y que sirve para protegerse
de quienes se aprovechan de los crédulos. Pero el recelo también tiene su lado negativo, y puede hacer que
Escorpión sufra muchos temores infundados. Por su parte, los capricornianos no necesitan ofuscarse con
recelos indebidos, porque la cautela de Saturno desempeña la misma función autoprotectora con mucho
menos desgaste del sistema nervioso.
No obstante todos sus recelos inquietos, a los Escorpión los estimulan la metafísica y la religión. Por tanto,
creen fervientemente en el poder de la fe sobre toda clase de adversidades (aunque no admitan abiertamente
dicha fe), y ésta es una diferencia capital entre los Escorpión regidos por Plutón y los capricornianos
reprimidos por Saturno. «Si lo deseas realmente —le predica el Águila a la Cabra—, cree que lo lograrás, y
ciertamente así será.» Pero Capricornio no se deja seducir, permanece impasible, y responde con uno de los
salmos religiosos de Saturno: «Bienaventurados sean los que no esperan nada —predica la Cabra—, porque

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no serán defraudados».

A veces las discusiones filosóficas entre estos dos tienen alguna semejanza con un servicio religioso en un

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domingo lóbrego, circunstancia ésta en que el inspirado Escorpión pronuncia el sermón y el práctico
capricorniano pasa el cepillo. Sin embargo, el coro y el órgano les enternecen el Alma a ambos, aunque
canten utilizando himnarios distintos. La música encuentra la forma de llenar el espacio que separa sus
actitudes, porque habla el lenguaje que ambos escuchan en sus corazones aunque no sepan traducirlo en
palabras, y no deberán resignarse a vivir sin su bendición. El mejor equipo estereofónico de plaza sería una
excelente inversión para la dicha y la armonía de esta combinación de signos solares. Al Águila y la Cabra:
No esperéis una liquidación. Compradlo ahora... y no os preocupéis por el precio.

¿Que no se preocupen por el precio?!! Miradlos. Escorpión frunce el ceño, y Capricornio ha


palidecido. ¿Veis?
Hay algunas cosas que estos dos tienen en común.
an
Mujer ESCORPIÓN Hombre CAPRICORNIO

Durante un largo rato no hubo respuesta. Después nuevamente el golpe en la puerta.


—¿Quién eres?
Silencio.
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El se emocionó, y le encantaba emocionarse.

La Cabra varón ha sido esposada por su alcaide, Saturno, y aunque cumple su condena como un prisionero
modelo, sin chistar, en la cárcel de las emociones reprimidas, anhela sin embargo la libertad condicional.
Cualquier cosa que promete o amenaza una emoción le cosquillea la imaginación, y le agita la sangre con la
llamada de la selva. Este hombre es más imaginativo de lo que osaríais sospechar. El solo hecho de que no
cuente historias de hadas en público, ni escriba poemas para enmarcarlos luego y colgarlos de la pared de su
hogar, no significa que no sea capaz de sentirse interiormente refrescado y bañado por la lluvia cuando aspira
el perfume de las lilas y los guisantes de olor en una tormenta de verano. No es inmune a la atracción de los
sentidos: el aroma de la hierba o de la tierra de primavera recién removida le hacen palpitar el corazón más
deprisa, y en su infancia incluso impetró un deseo a las estrellas... cuando estaba seguro de que nadie lo
miraba. También disfruta de la música y el arte. Por supuesto, debe tratarse de una música sensata y del arte
clásico. No perderá su tiempo con los mamarrachos-que reciben el nombre de arte pop, y no soportará los
decibeles ensordecedores del rock punk. Pero ponedlo a prueba con el «Clair de Lune» o la «Rhapsody in
Blue», mostradle una escultura auténticamente hermosa o una turquesa bellamente tallada, y veréis aflorar esa

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sonrisa parsimoniosa, tímida. La sonrisa de Capricornio es incomparable: el solo verla os reconforta por
dentro. Tal vez ello se debe a que la exhibe muy raramente, y por tanto cuando os la obsequia sabéis que es
genuina, y no sólo una sonrisa hueca generada por la formalidad social. El hombre Cabra sonríe cuando se
siente feliz o divertido o cuando hay algo de lo cual sonreír. Para los capricornianos, el hecho de lucir
continuamente un «talante dichoso» y de sonreír por pura cortesía, es un acto hipócrita. Quizá lo es, hasta
cierto punto. Pero también es más abierto, e invita experimentalmente a trabar amistad. Capricornio no invita
a trabar amistad a la ligera.

Este hombre casi nunca monopoliza la conversación. No habla a menudo, pero cuando lo hace, el ingenio
de Capricornio brilla mezclado con la sabiduría de Capricornio, y sus raros comentarios agudos son casi
siempre de esos que os gustaría anotar para poder recordarlos y repetirlos más tarde. La sabiduría adusta y el
humor inteligente forman una aleación fascinante.
No es extraño que el aura de Saturno magnetice a la dama Águila. El hombre Cabra se parece mucho a

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ella, y por esto se siente curiosamente segura cuando él se encuentra cerca... aunque sea en el otro extremo de
la habitación, antes de que se conozcan realmente. Ella no le revelará enseguida sus sentimientos. En verdad,
es posible que la Escorpión despliegue todo su considerable autocontrol para simular que ni siquiera sabe que

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él existe. Tal vez él intuya que lo está observando, pero apenas gire la cabeza, los ojos de ella estarán mirando
en otra dirección, y el capricorniano pensará que sólo imaginó que lo miraba a él. No lo imaginó. Ella lo
miraba cuando le pareció que él no la miraba. Más tarde, cuando decida que ya lo ha atormentado bastante,
no sólo lo mirará, sino que lo escudriñará con una fijeza que le hará perder el aplomo, y no es poco tener la
propiedad de hacerle perder el aplomo a un capricorniano. Ella la tiene.

Él se siente intrigado. ¿Quién es esta mujer misteriosa que ejerce tanto poder sobre sus emociones
rígidamente controladas? Curiosamente, a muchos hombres les resulta difícil imaginar a esta hembra como
una «chica», aún en su adolescencia. Hay en ella algo que es más compatible con una «mujer» que con una
«chica». Sus ojos ya contenían secretos susurrados desde el día en que los abrió por primera vez después de
nacer, y su profundidad aumentaba con cada año de su vida. Lo imponderable. Lo insondable. Es fácil
comprender por qué él se emociona y se estremece en su presencia. No son necesariamente estremecimientos
de miedo, ni de curiosidad. Son sólo... estremecimientos.
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El capricorniano no le teme a nada, exceptuando a la pobreza. Y como no es curioso, en el sentido normal
de la palabra, si tropieza con un misterio o un secreto, no le seguirá la pista. Esperará que se elucide solo, a su
hora. De modo que los estremecimientos tienen otro origen. Provienen, sobre todo, de la inesperada
revelación de que es posible que alguien esté a punto de descubrir sus secretos, la personalidad interior que él
oculta tan bien detrás de su escrupulosa compostura. Intuye que ella puede comprender que su frialdad y su
adustez superficiales cubren una naturaleza afectuosa, y un corazón que sufre tanto como cualquier otro
cuando lo hieren. Quizás aún más, aunque nunca lo demuestre. Su intuición no está errada. Ella comprende
esto.

La primera reacción de él puede consistir en comportarse con ella aún más impasible-
mente que de costumbre. Es posible que su timidez innata se exacerbe, que su apocamiento tiemble, y que su
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actitud formal se haga más formal aún. Pero gradual, mansa e inevitablemente, él se relajará lentamente
durante sus plácidas conversaciones compartidas, y finalmente se arriesgará a obsequiarle aquella sonrisa
especial. Sus ojos refulgirán, y le dirán a ella mucho más que sus palabras articuladas... y el corazón de la
Escorpión experimentará un vuelco súbito. No es fácil producirle un vuelco, especialmente súbito, al corazón
de una Escorpión. Pero los ojos tiernos y la sonrisa tímida de este hombre pueden conseguirlo. También
ayuda la serena sabiduría oculta detrás de su aplomo. Y así es como se enamoran la Cabra y el Escorpión.
Nunca ostensiblemente, casi en silencio.

Sus amigos y familiares necesitan algún tiempo para comprender lo que sucede. Los tres amigos íntimos,
no más, de él, que son la asignación normal de Saturno. Y sus familiares. Los de ella también, pero los que
cuentan son los de él. El no hará nada que pueda disgustar o afligir a sus parientes... o que lo obligue a pasar
mucho menos tiempo con ellos sólo porque se enamoró. Quiero decir, ellos están acostumbrados a tenerlo
cerca, o cuando menos a recibir noticias de él por teléfono o por carta más o menos una vez por semana. Y si
necesitaran su ayuda económica de cuando en cuando, bueno...

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Sí, éste podría ser uno de los problemas de la pareja. La mujer Escorpión encontrará la forma de
solucionarlo. Tiemblo al pensar en las posibilidades, pero ella encontrará la forma. Creo que no deberíamos
agregar nada más al respecto, ahora que hemos señalado el área potencial de conflicto. Dejemos que ellos se
apañen, ¿no os parece? Ella será dulce y paciente durante un tiempo, pero...

El hombre Cabra es, por naturaleza, innegablemente posesivo una vez que han concertado un compromiso
que simboliza su intención de convertir la relación en algo permanente. Esto no hará feliz a la mujer
Escorpión, porque siempre ha pensado más o menos que ella es la única que tiene derecho a ser posesiva.
Podría ser interesante observar lo que sucederá cuando descubra que lo que vale para ella también vale para
él.
Sin embargo, probablemente será ella quien deberá acomodarse a las transacciones necesarias, porque el
capricorniano que esté realmente enamorado de su mujer o su esposa rara vez reclamará tanta libertad o tanto

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tiempo para pasar fuera de casa como para despertar el espíritu posesivo de alguien que no sea una mujer
anormalmente poseída por éste... y no pretendí armar un juego de palabras, sino que salió así espontánea-
mente. A menos que tenga un signo lunar o ascendente de Fuego o Aire, o un Marte o Venus negativo en su

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natividad, el hombre Cabra típico no se alejará mucho del hogar. Una velada apacible en compañía del ser
amado le produce más placer que cualquier otra actividad... excepto el trabajo. Cuando un capricorniano dice
que se queda a trabajar hasta tarde en la oficina, es muy probable que sea esto lo que haga. Si es un fanático
del deporte, milita en política, y es viajante de comercio o viaja en representación de una gran empresa, es
posible que se separe de ella con suficiente frecuencia como para causarle fastidio. Pero el hombre Cabra
medio no se lo causará. Podría haber más motivos para que él se preocupe por el paradero de ella.
Esta mujer se obstinará generalmente en vivir una vida independiente. No se someterá a la autoridad de
nadie. Esto no significa que no lo ame o que haya encontrado otro hombre. Sólo se trata de que necesita
libertad para hacer lo que se le antoja, cuando se le antoja, sin tener que rendir cuentas de cada minuto, ni
pedir permiso para visitar a una amiga, para salir de compras, para ir a la biblioteca o para ver una película a
solas, como cuando iba a la escuela y debía levantar la mano y preguntar: «¿Puedo, señorita maestra?». Esto
es restrictivo.
an
Ella debería entender que todos necesitan este tipo de libertad, en mayor o menor grado, cualquiera
sea su signo solar, y que la forma de entenderse con una persona posesiva consiste en hacerle saber a dicha
persona, sin una pizca de duda, que es cabalmente amada... y en hacérselo saber con frecuencia. Cuanto
mayor sea la frecuencia, tanto mejor será. Realmente no es tan difícil curar el espíritu posesivo y ese otro
sentimiento hermano: los «celos». El remedio infalible consiste en suministrar una dosis muy abundante de
seguridad adicional. Quien le niega esta seguridad al torturado (y el espíritu posesivo y los celos son una
tortura cruel para la persona que sufre de ellos) tiene una veta sádica oculta en alguna parte. Es muy fácil
curar el miedo excesivo, que es precisamente el componente de los celos y el espíritu posesivo: el miedo de
perder lo que uno tanto necesita, el miedo de perder el amor. Si amáis realmente a alguien, ¿por qué negarle a
esa persona lo que le aliviará tan espantoso temor? Con suficientes palabras sinceras, cariñosas y afectuosas, y
.contactos físicos, la persona «poseída» comprobará que su «libertad» anhelada es sorprendentemente fácil de
obtener. Esto vale el tiempo y el esfuerzo adicionales que requiere... y si no los vale, las dos personas no están
M

hechas la una para la otra. Quien posee el secreto de la alquimia mágica que puede trasmutar la pena en
alegría, y no lo usa, no es muy listo... ni muy bondadoso. Y la bondad es la clave del verdadero amor.

Desde el punto de vista sexual, la mujer Escorpión enriquecerá el espectro emocional de su amante o marido
capricorniano. La magnitud de la necesidad física de dar —y recibir— que experimenta ella, despertará en él
sentimientos que nunca había conocido antes. Y ella se sentirá cómoda junto a él, en una atmósfera agradable.
La silenciosa fortaleza y la gentileza sosegante de él aplacan los temores innominados que la obsesionan y
que se ocultan detrás de todo su misterio. Es posible que ella desee a veces que sea más imaginativo, más
locuaz en su manera de hacer el amor... y es posible que él intuya a veces que ella le exige demasiado, lo cual
puede producirle una depresión que no logra traducir en palabras. Como sobre ellos influye la configuración
de signos solares 3-11, este hombre y esta mujer son amigos, además de amantes, y por tanto deberían discutir
sus problemas más a menudo, con sinceridad. Esto despeja la atmósfera, y les permite mostrarse tal como son,
el uno respecto del otro. Ambos tienden a ocultar sus auténticas personalidades de los curiosos y los
despreocupados, pero en el trance de la unidad sólo se puede ser auténtico. Es el momento de confiar sin
reservas, de hacer —y decir—aquello que sea veraz. Estos dos son expertos en autodisciplina, en autocontrol,

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y quizá necesiten aprender que la pasión controlada no es el medio para descubrir la realización en el
acoplamiento con el ser amado. Un cambio de escena, ya consista en el traslado a un nuevo lugar de
residencia o en un viaje, es a menudo el milagro que estos enamorados necesitan para refrescar sus energías
emocionales.
La mujer Escorpión y el hombre capricorniano reciben la influencia de Plutón y Saturno durante todo
el lapso de su amor recíproco, y es seguro que en algún momento éste les hará evocar un lejano acorde
musical, asociado con la muerte, con viejos recuerdos... con parientes o niños... para estremecer sus corazones
con una tristeza rememorada que profundiza el amor. Casi siempre comparten un secreto que intensifica su
devoción. Forja en torno de ellos un círculo de fuerza, los ayuda a ser más pacientes el uno con el otro... y la
paciencia es uno de los mejores amigos del amor.

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Hombre ESCORPIÓN Mujer CAPRICORNIO

uk
Pero desgraciadamente la señora Darling no podía dejarlo colgando en la ventana. Se
parecía demasiado a la colada y rebajaba la categoría de la casa. Pensó en mostrárselo al señor
Darling, pero éste andaba cargando abrigos para John y Michael, con una toalla húmeda
enroscada alrededor de la cabeza para mantener despejado su cerebro, y habría sido una
lástima molestarlo.

Con muy raras excepciones, cuando un Águila y una chica Cabra experimenten una simpatía mutua, y
después se enamoren, se ceñirán a las reglas del juego. Pagarán el certificado, refunfuñando contra la
inflación, se someterán estoicamente al pinchazo para sus análisis de Wasserman, y solicitarán la benévola
bendición de un sacerdote o, cuando menos, la respetable aprobación de un Juez de Paz legalmente
autorizado. Se casarán, queridos, se casarán. Ciertamente no vivirán un amorío interminable. ¿Qué futuro
an
habría en ello?
Sus amigos y vecinos suspirarán inocentemente, y comentarán entre ellos que ésa es ciertamente una
unión dichosamente perfecta. Sus parientes próximos sabrán que no es así. O sea, comprenderán que estos dos
son tan vulnerables a los problemas circunstanciales de adaptación como todos los otros hombres y mujeres
que se esfuerzan por hacer armonizar sus idiosincrasias y hábitos dentro del círculo íntimo del matrimonio.
La razón por la cual los amigos y vecinos del Escorpión y la Cabra se engañan, consiste en que
normalmente estos dos no se cuentan entre las parejas que lavan sus trapos sucios en público, como se dice.
La Cabra y el Águila ni siquiera soñarían con lavar en público un pañuelo de anhelos o una vieja manta... de
palos. Tampoco colgarán a secar sus diferencias a la vista de extraños, vecinos, carteros, operarios de la
telefónica, peatones de paso y curiosos aficionados al jogging. Lavarán sus reyertas a puertas cerradas,
silenciosa y discretamente, cuidando que desaparezcan todas las manchas de agravio, blanqueándolas
M

perseverantemente hasta borrarlas... y esperarán con más o menos paciencia que su relación esté totalmente
seca de lágrimas antes de volver a lucirla. (El uso de húmedas diferencias de opinión puede producirte un
resfriado emocional, que puede transformarse en gripe, e incluso en neumonía. Entonces puede morir el
amor.)

Capricornio y Escorpión son tan prácticos respecto del amor como respecto de todo lo demás. Su romance
debe pasar por un severo control de realidad y debe obtener un alto puntaje en la prueba de fiabilidad.
Resistente. Durable. Estos dos reclaman que la calidad esté a la altura del precio, en los muebles, en las ropas,
en los títulos universitarios, en los autos usados, en los pomelos, en las coles, y así sucesivamente. No hacen
excepciones con su relación, ni con el dinero que gastaron en el certificado de matrimonio, para no hablar de
los dos dólares de propina que le dieron al sacerdote. Y cuando sumáis el ramillete de flores que él le regaló
aquel día, más la habitación del hotel donde pasaron la noche de bodas, a pesar de que ésta fue una ganga,
porque aprovecharon las tarifas estivales de fin de semana... bueno, uno sencillamente no puede permitir que
algo tan costoso se deteriore sin hacer todos los esfuerzos posibles por salvarlo... en privado, claro está.

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Uno tampoco permite que una pequeña grieta superficial quede desatendida hasta que se ensanche, se
transforme en un problema de primera magnitud, y el techo se venga abajo. No, hay que escayolar y reforzar
con masilla y pintar la pequeña grieta apenas se la nota. Lo mismo vale para el más insignificante conflicto de
opiniones entre la Cabra y el Escorpión. Normalmente reparan la avería antes de que se convierta en una
auténtica amenaza para su armonía. Esta vigilancia permanente puede ser agotadora, si uno no tiene mucha
paciencia y fuerza de voluntad, pero este hombre y esta mujer poseen una plétora de ambas, una reserva
inagotable, que proviene de la fuerza combinada de sus regentes, Plutón y Saturno.
Es posible que la era de Acuario haya electrizado a la sociedad con cambios revolucionarios, pero la
vibración de Urano no ha afectado básicamente a Escorpión y Capricornio. La naturaleza conservadora de las
Águilas y las Cabras sigue siendo esencialmente la misma en cualquier edad cronológica... o durante
cualquier edad astrológica. Es posible (Me tac nuevas costumbres sociales hayan transformado a muchas
mujeres capricornianas en militantes del movimiento de liberación femenina, pero ni siquiera estas Cabras
emancipadas exhiben sus vidas privadas, ni lucen en la manga sus insignias de la Enmienda de Igualdad de

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Derechos. Es posible que la nueva era haya liberado a muchos hombres de sus dudas en sí mismos, y les haya
permitido ser más extrovertidos, pero la confianza interior del Escorpión no necesitaba refuerzos. Este
hombre no desea volverse «más extrovertido» —gracias, de todos modos— y si lo deseara, no necesitaría
solicitar autorización a la era de Acuario, a la sociedad ni a ninguna otra cosa. Siempre ha hecho lo que se le

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antojaba, y seguirá haciéndolo, aunque las «eras» vengan y se vayan.

Conozco a un canadiense hijo de padre Escorpión y de madre capricorniana. Cuando iniciaba sus estudios
universitarios entabló un romance con una chica, pero no estaban seguros de que sus sentimientos recíprocos
correspondieran a un amor eterno, así que resolvieron vivir juntos en el campus de Montreal durante un año,
más o menos, pata poner a prueba su relación. El papá Águila y la mamá Cabra se horrorizaron. Convocaron a
una junta de familia, durante la cual el joven y su amiga fueron obligados a escuchar respetuosamente los
consejos parentales. Primeramente, la madre capricorniana le explicó a la chica que debía pensar en el futuro.
¿Y si descubría más adelante que eso no era realmente amor? Entonces su reputación habría quedado
definitivamente manchada. y ningún hombre decente querría casarse con ella. Tal vez tendría que pasar el
resto de su vida convertida en una solterona solitaria.
«Además —le dijo la mamá Cabra—, puesto que ambos planeáis seguir el doctorado en zoología, tal vez
an
algún día conquistaréis el prestigio científico necesario para figurar en el Quién es Quién, y si se descubriera
que habéis vivido un año en concubinato, podrían poneros en la lista negra. Ya sabéis que hay reglas al
respecto. Estoy segura de que las hay. Si no las hay, debería haberlas.»

Entonces le tocó el turno al padre Escorpión. Éste asistía a la reunión preparado para ganar, pertrechado con
una lista de cifras que había verificado en su calculadora la noche anterior. Mirándolos a los dos dijo: «Veréis,
si estáis casados, la prima que pagaréis por asegurar vuestro auto, vuestra vida y vuestra salud, será mucho
menor. En un año, la diferencia os permitirá ahorrar una suma considerable. Si estudiáis estas cifras, veréis
que el matrimonio es la única respuesta sensata».
M

Los dos jóvenes les dieron las gracias a los padres de él por su solicitud, y se fueron.
Vivieron juntos. No se casaron. Finalmente se separaron, amistosamente. Ella se casó con un zoólogo
francés, se mudó con él a Europa (donde nadie conocía su sórdido pasado) y se convirtió en madre de varios
niños felices. El consiguió salvarse de la pobreza, a pesar de que había tenido que pagar las primas de
«hombre soltero» por el seguro de su auto y de todo lo demás... se casó más tarde con una abogada, dejó la
zoología, optó por la arqueología, y conquistó prestigio mundial por una de sus expediciones a Egipto. Tanto
él como ella fueron incluidos en el Quién es Quién por sus logros individuales (la comisión del Quién es
Quién no lo vetó por su convivencia ilegal con su compañera de universidad) Finalmente los padres
Escorpión-Capricornio de él se recuperaron de la emoción de convertirse en abuelos de trillizos.

Los astrólogos siempre insinúan que los hombres Escorpión son machos hipersexuales, apasionados, prontos
a seducir o incluso a violar, a todas las mujeres que ven. Confío en que este capítulo corregirá dicha
impresión. Es cierto que tiene vehementes instintos sexuales, pero «sexual» es una palabra con más de una
acepción, y las ideas que el hombre regido por Plutón sustenta acerca del amor y el matrimonio pueden ser

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cabalmente anticuadas. No todo Águila es Richard Burton. Además, si hubierais vivido alguna vez con el
actor Escorpión galés, habríais comprendido que tuvo razones muy sólidas y prácticas para comprar todos
aquellos diamantes a Liz. Representaban una doble inversión: en publicidad profesional y en reservas para la
futura seguridad financiera de ambos. También habríais aprendido rápidamente cómo reacciona cuando el
hálito del escándalo genuino roza a su mujer. Lo que dicen las columnas de chismes de los periódicos no
cuenta. He dicho genuino. La diversión es la diversión, pero con un Escorpión no hay que exagerar. Estos
hombres son posesivos en el amor y circunspectos en lo que concierne a su vida personal, y os aconsejo no
olvidarlo.
Puesto que Escorpión es un signo de Agua, naturalmente hay Escorpiones machos con Soles natales en
mala posición que caen temporalmente en las garras del demonio del alcohol o las drogas. Aún así, el Águila
nunca perderá el control de su dignidad, ni su conciencia de lo bueno y lo malo. Este hombre nunca hará el
papel de tonto, ni permitirá que lo haga ningún miembro de su familia. Le preocupa mucho lo que la gente
piensa de su imagen pública (aunque opina que su conducta privada no le incumbe a nadie más que a él), y

i
esto también vale para la chica Cabra. Todo lo que ésta hace, lo hace con el fin de progresar en la vida y
pensando en su reputación dentro de la comunidad. Tal vez haya unas pocas capricornianas ligeras de cascos,
que se comportan con relajación sibarítica... quizá sean una docena, en todo el planeta. Pero ellas no nos

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interesan. Hablamos de la capricorniana digna de la vehemente y leal devoción del Águila. y ella será su
dama. O podrá buscarse otro hombre.
La mujer capricorniana casi nunca deja traslucir sus emociones íntimas en su comportamiento
público. Los sentimientos más recónditos del hombre Escorpión tampoco están estampados en sus facciones,
ni se reflejan en sus palabras y sus actos. Por esto, no les resulta fácil enamorarse el uno del otro. Ambos
tienen caladas sus respectivas máscaras, cuando se encuentran. Debe pasar un tiempo para que estos dos se
inspiren suficiente confianza recíproca y se decidan a quitárselas, pero aun cuando dejen caer sus disfraces de
aplomo protector durante un lapso suficiente para recuperar su propia personalidad, para saber y confesar que
aman, no seguirán andando por el mundo con sus emociones desnudas a la vista de todos. Se abrazarán,
declararán que se necesitan el uno al otro, se casarán... y después volverán a calarse sus máscaras para
defenderse del resto de la gente, y únicamente se las quitarán cuando estén de nuevo a solas.
El amor entre esta configuración de signos solares 3-11 compuesta por los elementos Agua y Tierra tienen
un aspecto extraño, creado por sus planetas regentes, Saturno (Capricornio) y Plutón (Escorpión). De una
an
manera u otra, sus corazones estarán unidos por una influencia, fuerte o ligera, de la muerte y lo secreto. Los
ecos del pasado, por muy débiles que sean, rozarán su vida en común. Es posible que ello no ocurra durante
los primeros años, pero la sombra se proyecta finalmente... y parece suavizar su amor de una manera
embrujadora. A menudo están implicadas las cuestiones de la tercera casa relacionadas con parientes y
hermanos, y también con la maternidad. Plutón rige la muerte misma, como proceso... y también el
nacimiento, la regeneración, la reencarnación y a veces la adopción. Saturno rige todos los asuntos atinentes a
los muertos en sí mismos, y también a la autodisciplina y el deber. A la obligación. Ambos planetas tienen
una poderosa afinidad con los secretos profundamente sentidos y largamente silenciados, y ninguna relación
emocional entre estos dos signos solares estará libre de un indicio de dicha vibración. Casi todas las chicas
Cabras y sus Águilas llevan dentro alguna aflicción del pasado encubierta y sepultada, que experimentan
recíprocamente, y que forja entre ellos un fuerte vínculo de recuerdos compartidos... que de alguna manera los
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aproxima entre sí.


Debajo de su aire de autonomía, de su ambición aparentemente fría en provecho propio y de su familia, y
de su aparente falta de sentimientos, el corazón de la mujer capricorniana experimenta un silencioso anhelo de
afecto. El sufrimiento estremece sus emociones más de lo que ella atina a confesar, y las grandes obras
musicales y de arte la conmueven más de lo que está en condiciones de demostrar. El hombre Escorpión lo
capta con su aguda perspicacia, y ello despierta en él un vehemente deseo de amar y proteger a esta extraña
criaturita de humor travieso y ojos tiernos y brillantes, que es tan leal, fiable y honesta.

El talante sereno y el comportamiento afable de ella también le despiertan deseos más profundos. El
magnetismo sexual entre Escorpión y Capricornio es claro y sencillo. Ambos llevan dentro una soledad
velada que clama por sí misma, y una necesidad de buscar la seguridad emocional mediante la compañía. La
rara mezcla de ternura, misterio y pasión controlada que hay en él la hipnotiza, y ella puede relajarse en sus
brazos, acogiéndolo en la frescura de su plácida espera. Cada elemento de la naturaleza saturnina de ella es
enriquecido por la personalidad más apasionada de él. Como todos los Escorpión, él intuye anhelos secretos y

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vagas apetencias que no puede definir, y durante su unión física éstos parecen trasmutarse en una sensación
de paz, como la que se experimenta al volver de un país extranjero al terruño donde todo es nuevamente
seguro y familiar.
Con tal que no permitan que la familiaridad engendre desdén. Escorpión y Capricornio, como pareja,
tienden a gravitar a lo largo de los años hacia configuraciones de hábitos que pueden hacer que no sólo su
expresión sexual, sino todas las facetas de su amor, se vuelvan rancias y rutinarias. Como todas las parejas de
la vibración 3-11, serán amigos, además de amantes, así que la desenvoltura natural de la amistad podrá
convertirse en el puente por el que volverán el uno al otro cuando sus pasiones se hayan enfriado y sus
emociones estén bloqueadas... cuando largos períodos de enfurruñamiento o hastío los hayan separado al
adormecer la necesidad que estaban habituados a experimentar
El cambio es una ducha fría regocijante que resucitará el amor de Escorpión v Capricornio. Los
viajes son un tónico estupendo para estos dos, pero incluso los cambios pequeños pueden liberarlos. La Cabra
y el Águila son capaces de acostarse por la noche, y de despertarse por la mañana exactamente a la misma

i
hora, segundo más, segundo menos, durante años. Deberán modificar drásticamente su programa: dejar las
luces prendidas y al diablo con la factura de la electricidad... comer varias noches por semana en un
restaurante japonés, sentados en el suelo... estudiar iridología juntos (averiguad de qué se trata, no seáis

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holgazanes)... e intercambiar obsequios distintos.
¿Es indispensable que ella le regale una cartera en todas las Navidades, todos los cumpleaños y todos los
aniversarios de su vida? Podrá regalarle un telescopio en el Día de Guy Fawkes. Él podrá obsequiarle un
calidoscopio sólo porque es martes. Pero la iridología es lo mejor. Mientras se convierten en expertos en esta
fascinante ciencia antigua, mientras se encauzan hacia la nueva y emocionante dicha de poder ayudar y curar
a la gente, deberán practicar el uno con el otro. Él deberá escudriñarle fija y profundamente los ojos durante
un largo rato... y ya sabéis lo que significa esto cuando se trata de un Escorpión.
Escuchad, ¿conocéis a esa pareja Escorpión-Capricornio que vive calle abajo, en la casa donde las luces se
apagan todas las noches después del telediario de las once, tan puntualmente que podríais guiaros por ellas
para poner en hora el reloj? ¿La pareja que parece tan extáticamente feliz? Id a la tienda de alimentos
naturales, comprad un libro de iridología de Bernard Jensen, y dejádselo en el umbral una madrugada.
Entonces observad si no los notáis cambiados la próxima vez que salgan a regar el seto. Si no veis algo
distinto en la forma en que se sonríen... como si compartieran un secreto. Al cabo de más o menos una
an
semana, notaréis que ella ha modificado su peinado, que él usa una camisa radiante, con rayas que reproducen
todos los colores del arco iris... y ya no podréis guiaros por ellos para poner el reloj en hora. ¡Son nuevamente
libres! Y todo gracias a vuestro regalo silencioso. La astrología os enviará el Premio al Buen Vecino por el
rejuvenecimiento del amor, y esto es aún más importante que ganar el premio Nobel, o figurar en el Quién es
Quién.

   
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SAGITARIO CAPRICORNIO
Fuego - Mutable – Positivo Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Júpiter Regido por Saturno
Símbolos: el Arquero y el Centauro Símbolo: la Cabra
Fuerzas diurnas – Masculino Fuerzas nocturnas - Femenino

La Relación SAGITARIO-CAPRICORNIO

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...pero la verdad es lo mejor, y quiero contar sólo lo que realmente sucedió. Bueno, no sólo
no pudieron entenderse entre ellos, sino que olvidaron sus buenos modales.

Los Sagitario son seres extravagantes, unas veces chistosos y divertidos, otras veces tristes y melancólicos.
Las Cabras son sensatas y de pie firme, o sea que tienen dos virtudes que los Arqueros anhelan adquirir,
porque son todos un poco desmañados y tropiezan frecuentemente, con sus pies y sus palabras, lo cual le
arranca a Capricornio una risita afectuosa. Es innegable que aquí existe una peculiar atracción. Las Cabras
saben con exactitud a dónde van, y a Sagitario le parece que éste es otro rasgo envidiable (aunque un poco
irritante), porque a los Arqueros les encantaría tener una vaga idea del lugar hacia el que se encaminan...
an
aunque, incluso si la tuvieran, no tardarían mucho en echarse a trotar en otra dirección después de haber
llegado allí. Dado que la configuración de signos solares 2-12 rige su relación, pasarán mucho tiempo
aprendiendo el uno del otro y enseñándose recíprocamente. Capricornio será quien más enseñará y Sagitario
quien más aprenderá... a regañadientes.
Cada uno de ellos tiene una serie de cualidades que fascinan al otro. Sagitario, por ejemplo, admira
reverentemente el estoico control de sí misma que tiene la Cabra en el sillón del dentista. Capricornio envidia
secretamente el coraje con que el Arquero hace apuestas temerarias en el juego de la vida, aunque la Cabra
refunfuñe y gruña contra semejante impetuosidad (a menos que el Sagitario en cuestión sea uno de esos
Centauros anormalmente circunspectos, que siempre viajan y hacen apuestas mentalmente, pero que en razón
de haber estado sujetos a una disciplina excesiva durante su infancia nunca se deciden a dar el gran paso...
sino que se limitan a soñar con él). Sin embargo, hay otras cualidades que les resultan más repelentes que
M

atractivas. No siempre, sólo cuando las exageran. Por ejemplo; los viajes podrían generar algunos choques
entre ellos. En tanto que a la mayoría de los Arqueros les gusta merodear físicamente, explorando el mundo, y
vagabundear intelectualmente, explorando la filosofía y la religión (todos ellos adoran sencillamente a Don
Quijote), a las Cabras las pone nerviosas el solo hecho de pensar en estos ajetreos y trajines desmedidos. La
idea de vivir en la terminal de una línea aérea, con las maletas preparadas, siempre listas, las pone histéricas.
Tampoco. son partidarias de coquetear con la filosofía y la religión. Lo que era bueno para papá (y
mamá) también lo es para Capricornio. Con raras excepciones, el himno favorito de la Cabra es «Dadme
aquella religión de los viejos tiempos». La iglesia de la infancia es sólida y estable, ¿así que por qué
cuestionar su dogma? En cuanto a la filosofía, Platón era práctico y Sócrates era sensato, ¿así que por qué
experimentar con lo nuevo e indemostrado?

«Quizá si te movieras más —comenta el Arquero mordazmente—, verías cuán excitante puede ser el mundo
de las ideas. Yo busco la verdad. ¿Acaso tú la has buscado alguna vez?»
La Cabra bosteza. «Buscar, buscar, buscar... ¿y qué podrías encontrar?» (Nota para el lector: En la
leyenda de la astrología antigua, Capricornio siempre ha regido al pueblo hebreo.) «Correr de un lado a otro
—continúa la Cabra implacablemente—, buscando algo que ni siquiera puedes identificar, es un derroche

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pecaminoso de tiempo. Con todas esas energías podrías estar haciendo algo digno de mérito. Yo puedo
aprender más cosas realmente valiosas si me ciño a un plan concreto que si hago girar mis engranajes como
tú, sin sentido de la orientación. No soy aburrido. Ni insípido. En verdad, pienso viajar a Europa el año
próximo para estudiar arte. Pero sé por qué voy, a dónde voy, cuánto me costará... y no me hago ilusiones
acerca de lo que me aguarda allí. No me detendré en Roma para arrojar tres monedas en la fuente de Trevi y
formular un deseo.» No todos los capricornianos, pero sí la mayoría, tienen los pies firmemente plantados en
la Tierra, simbólicamente, y a veces parece que incluso literalmente. Algunos de ellos los tienen tan
firmemente plantados que producen la impresión de que si se quedaran demasiado tiempo en un mismo lugar,
echarían raíces y se transformarían en hiedra, enroscando sus fuertes zarcillos durante siglos en torno de sus
hogares ancestrales.
Los esquemas de conversación de las Cabras y los Arqueros no siempre son compatibles y
armónicos. Los escasos Sagitario callados, introvertidos, más propensos a la contemplación, se entienden
bastante bien con los capricornianos en una plática común, pero a la mayoría de los Sagitario les gusta hablar

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con más locuacidad. Formulan preguntas constantemente, como cachorros afectuosos, y siempre quieren
saber el cómo, el dónde y el porqué de todo. Al principio, a Capricornio no le molestará contestar las
preguntas. A estas almas sosegadas les gusta impartir sabiduría a los demás, pero cuando al cabo de un tiempo
resulta obvio que el independiente Sagitario hace caso omiso de toda la sabiduría de Saturno que le ha sido

uk
inculcada, la Cabra llegará a la conclusión de que todo es un juego... y a los capricornianos no les agrada
derrochar el tiempo valioso en juegos. Es posible que Sagitario se queje de que Capricornio es demasiado
silencioso, y de que nunca se franquea. Es posible que Capricornio se queje de que el Arquero nunca se queda
quieto, y de que no escucha.
Esto es lo que sucede de tiempo en tiempo, cuando el idealismo y la búsqueda chocan con la
sabiduría y la cautela. Sin embargo, ¿qué sería del idealismo si no lo atemperara la sabiduría... o qué sería de
la búsqueda si no la guiara la cautela? «Se dispersarían», gruñe la Cabra. «¡Serían más emocionantes!»,
responde el Arquero. Y así sucesivamente. Si las Cabras bajaran del alto acantilado de la omnisapiencia, y si
los Arqueros controlaran su temeridad y sazonaran su salsa con un poco de experiencia, ambos descubrirían
que están en condiciones de lograr un éxito prodigioso, siempre que combinen sus opiniones antagónicas en
lugar de deformarlas mediante discusiones constantes. Lo que los dos necesitan es un León que les dé una
buena filípica, un Carnero que les ordene suspender sus reyertas, un Libra que escuche comprensiva y
an
equitativamente las dos facetas de sus quejas, y quizás un Piscis que les dé a ambos unas indispensables
lecciones de humildad. Ninguno de los dos cataloga la humildad como una gran virtud. Sagitario apenas
entiende la palabra, y Capricornio sólo parece ser humilde. Debajo de la aparente modestia de Saturno se
oculta una certidumbre acendrada respecto de todo... menos, quizá, respecto de sus méritos personales. En
este contexto, la Cabra puede sentirse a veces conmovedoramente insegura.
En la columna del haber del inexorable libro de caja donde Saturno lleva la contabilidad de las
relaciones humanas, la Cabra admirará y respetará tímida, aunque silenciosamente, la fe insaciable del
Arquero... y Sagitario sabrá, en el fondo del corazón, que Capricornio procede correctamente cuando mira
antes de remontarse por los aires. El buen Señor sabe que el Arquero ha volado espontáneamente a las nubes
y después ha caído estrepitosamente al suelo en muchas ocasiones, y que en razón de ello ya puede valorar el
consejo prudente de la Cabra que lo exhorta a tener la paciencia necesaria para verificar una idea o un impulso
antes de apuntar con el arco y la flecha.
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Generalmente estos dos sustentan ideas muy distintas acerca del dinero. Siempre estoy dispuesta a encontrar
la excepción que confirma la regla, pero hasta ahora, por lo menos, no he tropezado con un Capricornio que
no tenga una cuenta de ahorros, incluidos los niños. Muchas Cabras tienen más de una, en varios bancos.
Sagitario prefiere una cuenta corriente personal para ingresar su dinero, y pocas veces le queda una suma
suficiente para economizar. Si conocéis a un contador público o un banquero Sagitario, es porque fue
adoptado o porque tiene su signo lunar o ascendente en un signo de Tierra. Ciertamente, los Arqueros son
espabilados, y pueden ser rápidos con los números, pero más para gastar que para ahorrar. Tal vez haya
algunos Sagitario atípicos que tienen cuentas de ahorro, pero incluso en estos casos los reintegros superan a
las imposiciones. Los Arqueros con la Luna o el ascendente en Tauro, Virgo o Capricornio, tendrán vibracio-
nes financieras más armoniosas con las Cabras. De lo contrario, el dinero podría convertirse en «la raíz de
todos los males» en sus relaciones mutuas.
Un aspecto dichoso de su compatibilidad consiste en que la franqueza brutal de Sagitario —esas
lacerantes flechas de sinceridad— rebotará más fácilmente en la piel de la Cabra que en la de otros signos
solares que la tienen menos gruesa. Casi siempre, cuando un amigo, amante, consorte, hijo, pariente o socio

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Sagitario dispara un comentario espinoso y dolorosamente veraz contra un capricorniano, la Cabra se limita a
encogerse de hombros. «Y qué?», comenta Capricornio. No es fácil asustar a estos sujetos. Sin embargo,
Sagitario deberá obrar con tacto. Si formulara demasiadas observaciones insolentes, la Cabra machacará al
Arquero con la verdad contundente de Neptuno, que podría dejar arrinconado y taciturno durante meses al
despreocupado Sagitario. Los capricornianos regidos por Saturno se especializan en impartir las lecciones
necesarias a los impulsivos y deslenguados de este mundo.
A primera vista, los Sagitario parecen llevarse por delante a los capricornianos. Por lo menos, ésta es
la impresión que reciben los espectadores. Pero mientras los Arqueros apremian y mandan, la Cabra continúa
haciendo silenciosa y tenazmente lo que se le antoja, y a la larga a Sagitario le tocará generalmente la peor
parte. Como todos los signos de Tierra, Capricornio sólo cede temporalmente, para evitar las discusiones.
Después, cuando la Cabra se harta, observad cómo clava los pies en la tierra firme, y se queda hoscamente
plantada, convertida en un ascua de resentimiento latente, mirando con sus duros ojillos a Sagitario y
desafiándolo a empujar un poco más. Vamos, empuja. Verás lo que sucede. La mayoría de los Arqueros

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tienen el sentido común necesario para saber cuándo deben dejar de empujar a Capricornio. (Antes de que
Capricornio se enfade de veras. Ése es el momento indicado para dejar de empujarlo.)
Los Sagitario son, de alma, payasos extravagantes, que pedalean por un circo de tres pistas, con una
actitud generalmente frívola respecto de los problemas de la vida. Las desazones y preocupaciones excesivas

uk
los ofuscan. Su naturaleza básica es radiante v valerosamente optimista, y por esto sufren espantosamente
cuando descubren el lado oscuro del arco iris. La naturaleza de Capricornio es más sombría y restrictiva (una
restricción autoimpuesta), porque las Cabras nacen con una señal interior que las alerta contra los excesos y
con un instinto que... bueno, que les sirve para conservar sólidamente el equilibrio en los acantilados rocosos
de la vida. En última instancia, Sagitario es optimista y Capricornio es pesimista. El optimismo de Sagitario
inquieta a la Cabra cautelosa. El pesimismo de Capricornio deprime el espíritu rampante del Arquero.
Sin embargo, en aquellas circunstancias en que el feliz payaso de Sagitario se siente desolado por la
crueldad de las almas indiferentes que no han compartido su colosal fe y generosidad jupiterinas, Capricornio
está allí para curar la herida con cariñosa ternura y sabiduría... más o menos como Sagitario recuerda que unos
abuelos adorados se comportaron en la época de su infancia. Es posible que la Cabra lo regañe y reprenda
malhumoradamente, pero nadie puede ser más afable, más afectuoso, cuando el negligente Arquero ha
desoído los consejos saturninos de Capricornio, en razón de lo cual se han desplomado sobre su cabeza
an
idealista toda clase de infortunios.

«Calma, calma —lo apacigua Capricornio—. No estés triste y mustio. Todo se arreglará, más temprano o más
tarde. El Sol siempre asoma después de la lluvia. ¿No es esto lo que tú mismo me has enseñado?»
Sí. Esto es precisamente lo que Sagitario le enseñó a Capricornio. Y la lección ha hecho mucho más
sabia a la Cabra.
M

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Mujer SAGITARIO Hombre CAPRI-
CORNIO
—No lo irrites innecesariamente.

¿Así que te gusta la verdad, por mucho que duela, no es cierto, Sagitario? ¿Crees en la
sinceridad, cualquiera que sea el precio que haya que pagar en forma de sufrimientos, eh? Muy bien,
prepárate. Tú lo has pedido. Aquí lo tienes. Tal vez haya en la Tierra unos pocos capricornianos que quedaron
desdichadamente huérfanos en la cuna o en la infancia (experiencia realmente desquiciante para este signo
solar), y quizá haya también unos pocos varones Cabra que guardaban un rencor feroz a sus padres y que se
fugaron del hogar para incorporarse a una feria ambulante cuando apenas eran unos jovenzuelos. Quizá son

i
alrededor de media docena. En todo el planeta. Pero a menos que haya nacido con la Luna y Saturno muy
«mal aspectados» en su carta natal, el capricorniano medio (ese del que probablemente estás enamorada)
sustentará a su familia más o menos como la estatua de Atlas, situada en la Quinta Avenida de Nueva York,

uk
frente a St. Patrick, sustenta al mundo sobre sus hombros: con la misma resignación y aproximadamente
durante el mismo lapso. (Atlas aún no ha arrojado el mundo de sus hombros, o por lo menos no lo había
arrojado la última vez que pasé frente a él.)
Que esto le sirva de advertencia a la alegre y confiada chica Sagitario que piensa que su Cabra la ama por
encima de todo lo que hay en el Universo. La ama, sí. Incluso es posible que la adore, que le regale un
pimpollo de rosa en el día de su aniversario (cuando el florista liquide a mitad de precio), que le permita
pilotar su auto (el de él, y si accede a ello es porque la ama realmente). Pero no es y nunca será, para él, lo
más importante que hay en el Universo. Este honor le corresponde a su familia, y le seguirá correspondiendo
mientras a él le quede aliento. Tanto si es una carga porque no se llevan muy bien, como si es un deleite
porque se trata de un hato de gente muy divertida... la familia es la familia. Es posible que el capricorniano
que ha sido irreparablemente herido por sus hermanos o sus padres no se quede eternamente en su hogar, pero
llevará las cicatrices consigo durante toda la vida. La Cabra no se aferrará necesariamente a la casa donde
an
residen sus padres, como el Cangrejo. Incluso es posible que los capricornianos se muden de la ciudad o el
estado donde viven los suyos. Pero, tanto si está cerca como si está lejos de ellos, es tan difícil destetar a este
hombre de su familia como aflojar el pegamento que sostiene a un Volkswagen en el aire, en el famoso
espacio publicitario. Creo que se llama Pegamento Loco. Y loca es la chica que intenta lo imposible.
Para la Arquera, la familia es ciertamente algo formidable, que innegablemente conviene tener a mano
cuando necesitas pedir prestados unos cuantos dólares, o cuando te hace falta un alojamiento de emergencia
en uno que otro fin de semana, pero es probable que su individualismo la haya inducido a cortar precozmente
las amarras que la unían al hogar, y a correr en pos de la lejana música del organillo. Si esto implica dejar la
familia atrás y mantener el contacto mediante una postal esporádica, paciencia. ¿Acaso no está previsto que
los pájaros abandonen el nido? En verdad, en la Naturaleza, los padres ansiosos empujan literalmente al
polluelo fuera del nido, para que aprenda a volar y sobrevivir. Sagitario opina que ésta es una teoría
pedagógica sensata y excitante.
M

A Capricornio le parece brutal, horripilante e insensible. Esta sola idea hace palidecer a la Cabra. Qué
espanto. ¿Quién los alimentará y los cuidará cuando llegue el invierno? No a los polluelos, sino a los padres.
Es Cáncer quien se cuida de que lo cuiden. A Capricornio le preocupan sus familiares, no porque él necesite
protección, sino porque cree que ellos la necesitan. Es distinto. El resultado final es el mismo: tanto Cáncer
como Capricornio se resisten a separarse de sus familias. Pero el motivo dista mucho de ser el mismo, y los
motivos son los que cuentan.
¿Podéis imaginaros lo que sucede con un progenitor capricorniano y un hijo Cáncer... o viceversa? Es
alarmante, alarmante de veras. Leed la sección Cáncer-Capricornio y veréis. Pero todavía no. Aún no hemos
rescatado a esta pobre Arquera de las ideas románticas que sustenta acerca de su amada Cabra.

El capricorniano no es agresivo. La mayoría de ellos son conmovedoramente anticuados y galantes. Éste no es


un hombre que la levantará en vilo con un alarido de Tarzán y la transportará a la jungla para seducirla junto a
una laguna somnolienta a la luz de la luna. ¿Y si su mono estuviera mirando... o si un gorila desconocido
pasara casualmente, durante un paseo de medianoche? Los capricornianos son muy decorosos y
circunspectos, siempre se preocupan —al menos hasta cierto punto— por «el qué dirán». Esto no significa

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que él no sea romántico. Sólo significa que es posible que su romance esté teñido (en las etapas iniciales) de
timidez. Pero cuando él aventure una sonrisa apocada... cuando sus ojos serenos titilen mientras dice algo
íntimo en un lenguaje cifrado que sólo ellos dos entienden, la mujer Sagitario que lo ama le encontrará una
notable semejanza con un héroe de la jungla, aunque no se balancee colgado de una liana mientras habla.
Todos los otros hombres de su vida le parecerán monos: torpes y desvergonzados, prepotentes e inmaduros. Si
hay un defecto que el hombre capricorniano no tiene, éste es la inmadurez. En verdad, su madurez emocional
es lo que ella más necesita de él, y reconocedle el mérito de comprenderlo.
Los hombres Cabra casi nunca se comportan como chiquillos, aunque lo sean cronológicamente. Los
pocos capricornianos que beben o consumen drogas exageradamente, o que permiten que sus emociones se
desborden en público, tienen una carta natal muy «mal aspectada», y merecen compasión y no críticas. Su
conducta les atormenta la conciencia más de lo que podría atormentar a quienes los rodean, porque es ajena a
su misma naturaleza. Se sienten como si estuvieran prisioneros dentro de un cuerpo que se comporta de una
manera tan distinta de la que corresponde a su propia esencia, que la situación se torna realmente alarmante y

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trágica. El hecho de no ser fiel a la esencia del propio signo solar es una señal de alarma de tremenda
magnitud. Un Virgo holgazán, un Leo tímido, un Piscis autoritario... un Tauro extravagante... y así
sucesivamente... pueden encaminarse en una dirección errada, con muchas aflicciones en perspectiva.
Si la Arquera debe recriminarle a su amante o marido capricorniano la forma en que se comporta a ratos,

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convendrá que controle su tendencia instintiva a hablar francamente y sin eufemismos. Podrá salvar los
sentimientos de él, y su relación, si estudia un diccionario de sinónimos y utiliza cabeza. A la larga le ahorrará
muchos disgustos y tribulaciones a su corazón si practica una especie de juego semántico cuando se
encoleriza. He aquí un ejemplo. ¿De qué otra manera se puede decir egoísta? Individualista. ¿De qué otra
manera se puede decir frío y cruel? ¿Qué tal sensato, pero insensible? Tacaño es una palabra dura. Económico
o ahorrativo es más amable. En lugar de remilgado, ¿qué tal cuidadoso y respetable? Y siempre así.
Si ella le grita: «¡Eres egoísta! ¡Eres frío y cruel! ¡Para colmo, eres tacaño y remilgado!», lo perderá (y
perderá la oportunidad de madurar bajo su tutela enérgica y paciente). Es más suave, menos crudo y lacerante,
decir sencilla, serenamente: «A veces eres muy individualista. ¿sabes? También eres quizá demasiado
práctico, económico y cuidadoso. ¿Te das cuenta'?». (Aunque entre dientes lo acuse de ser un monstruo
tacaño. egoísta y cruel.) Cuando le formule sus quejas en este tono, es probable que él tome nota,
mentalmente, de que debe pulir un poco sus aristas, y quizás incluso sonreirá. Sí, sonreirá.
an
Es asombroso ver cómo a la gente la complace oír la descripción de una cualidad dudosa de su signo solar (si
se evitan las palabras crudas), aunque dicha cualidad sea la que otros consideran negativa. Decidle a un Tauro
que es impulsivo, y fruncirá el ceño. La misma palabra deleitará a un Aries. Decidle a un Leo que es
orgulloso, y sonreirá. La misma palabra ofenderá a un Virgo. Decidle a un Géminis que es cambiante, y
asentirá sonriendo. La misma palabra os hará acreedores a una picadura de resentimiento de un Escorpión.
¿Cambiante él? Imposible. Decidle a un Cáncer que es conservador, y lo interpretará como un elogio a su
naturaleza cauta... pero decidle a una Sagitario que es conservadora, y os contestará que vayáis a sentaros
sobre una torta de vaca. Etcétera, etcétera. Lo que es un defecto para los ojos de los demás, es una virtud
desde el propio punto de vista. Y felicitémonos de que sea así, porque si no nadie podría vivir consigo mismo,
¿correcto? ¡Correcto! (Aries siempre tiene razón y nunca se equivoca. ¿Pensáis que soy egocéntrica? ¡Yo soy
Aries y opino que ésta es una cualidad magnífica! Si la juzgáis negativa, es sólo porque estáis celosos.)
Es indudable que el capricorniano puede parecer frío, porque teme exhibir sus emociones en forma
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demasiado pública. Podrían pisoteárselas (y a veces la mujer Sagitario es capaz de hollar el corazón con
mucha fuerza). Pero no es totalmente egoísta. Es cierto que puede ser muy considerado consigo mismo, pero
si le repetís constantemente que es egoísta sólo conseguiréis que finalmente se ponga a la altura de su fama.
La persona que amáis se adapta gradualmente a la imagen que tenéis de ella, en vuestro corazón y vuestra
cabeza. ¿No lo sabíais? Se trata de una ley metafísica impecable respecto de la interreacción de las emociones
humanas dentro de la poderosa esfera vibratoria del amor.

Hablando de amor, esto nos lleva al sexo, porque es imposible separar con éxito ambos elementos en la
relación emocional entre un hombre y una mujer. El sexo aislado lleva a la enfermedad del espíritu y al vacío
mortal. El amor aislado, sin sexo, es insatisfactorio y solitario... porque el amor y el sexo son gemelos. La
compatibilidad sexual de esta configuración de signos solares 2-12, hecha de Tierra y Fuego, será tan buena o
tan mala como lo determine la acomodación de otras facetas de su personalidad. Inicialmente, existe una
compulsión de tocar, un poderoso sentimiento de curiosidad por parte de ambos, que refuerza el magnetismo
de su química recíproca. Él es tan... distinto. ¿Cómo será en el papel de amante? (Distinto de ella, quiere
decir.) Ella es tan... distinta.. ¿Cómo será el hecho de poseerla totalmente? (Distinto de él, quiere decir.)

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Es innegable que semejante curiosidad mutua genera una poderosa atracción sexual entre ellos. Sólo más
tarde, cuando su amor ha pasado la nueva etapa y ha entrado en la familiar, el aspecto físico de la relación
puede empezar a perder su atractivo. La curiosidad satisfecha embota la expectación trémula. Pero si él pone
un poco más de imaginación... si ella pone un poco más de paciencia... aprenderán que la familiaridad no
tiene por qué engendrar necesariamente el desdén. La familiaridad puede aportar una rara forma de cálido
afecto y de profunda pasión que la sola curiosidad por lo extraño no alcanza a tocar. Él debe precaverse contra
la torpeza emocional de hacer el amor y después dormirse rápidamente... o de practicar una amalgama sexual
desprovista de palabras tiernas. Ella debe vigilar su tendencia a incurrir en torpezas verbales, como la de
asestarle un flechazo de verdades dolorosas uno o dos segundos antes de que él la abrace. Entonces la Arquera
se quejará de su «frialdad», cuando ha sido ella quien extinguió sus intenciones eróticas con un cubo de agua
helada.
Sus planetas regentes cuentan la historia. El de él es Saturno, y Saturno puede ser injustamente restrictivo. El
de ella es Júpiter, y Júpiter puede ser exagerado y abrumador. Cuando Saturno y Júpiter combinan sus

i
vibraciones, estos dos planetas pueden producir (literalmente, en astrología) terremotos. Cada planeta posee
un tipo de poder distinto, pero ninguno de los dos es flojo ni aburrido. Él debería escuchar una insinuación
planetaria y debería tratar de hacer madurar la naturaleza impulsivamente apasionada de ella transformándola
en un éxtasis más profundo y satisfactorio, cuidando de no congelar sus deseos en el ínterin. Ella debería

uk
comprender que él arde en deseos de que alguien descorra el cerrojo de su prisión saturnina de cautela... de
que alguien como ella lo libere emocionalmente, para poder abandonar su prudencia y disfrutar de la pasión
que experimenta más intensamente de lo que ella supone... en lo más recóndito de su ser.

Éste es un hombre que se siente más cómodo cuando está encaramado solo (o con ella) en la cima de una
montaña que cuando está andando por las bulliciosas y atestadas carreteras de la vida. Necesita una dosis de
fama y éxito mundano. (Mientras no tenga que firmar autógrafos, cosa que aborrecería.) En la medida en que
esto le sea negado, necesita que su mujer le tribute una dosis igual de reconocimiento respetuoso por sus
logros públicos y privados. Ésta es una necesidad vital, y nunca se puede hacer demasiado hincapié en ella. Él
admira y envidia a los célebres, a los triunfadores, y por tanto siente que ha fracasado si no ha llegado por lo
menos a la cumbre de una modesta colina. No hace falta que sea el Everest. La clave de sus humores es su
desencanto consigo mismo, con su grado de progreso... la distancia que separa su historial concreto de su
an
meta interior.
La mujer Sagitario no comparte esta necesidad silenciosa y controlada, pero desesperada, de llegar a lo
alto de la montaña, pero sí necesita saber que las flechas de esperanza refulgente que dispara con su arco
jupiteriano de fe e idealismo dan ocasionalmente en el blanco. Su corazón inquieto necesita de vez en cuando
que una de esas flechas dé milagrosamente en el centro del blanco, pues de lo contrario decaerá su espíritu
fogoso. ¿Y qué es una Sagitario sin fuego ni espíritu? Una tristísima payasa. No hay nada más penoso que un
payaso cuyo colorido y temerario maquillaje grasiento está surcado por las lágrimas.
Cuando él esté mohíno porque su éxito sigue oculto en la bruma... y cuando ella esté melancólica porque sus
sueños tardan demasiado en materializarse... deberán partir en avión rumbo a algún lugar remoto y exótico,
donde flote una pizca de magia en el aire. A veces sucede que un viaje compartido hace asomar nuevamente
las estrellas de los deseos para un hombre Cabra y una Arquera que han dejado de despedirse por la noche con
un beso.
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Hombre SAGITARIO Mujer CAPRICORNIO
El corazón de Peter daba vuelcos mientras escuchaba. Wendy prisionera, y en el barco pirata.
¡Ella, a la que le gustaba que todo fuera como era!
—La rescataré —exclamó él, abalanzándose sobre sus armas.
Mientras se abalanzaba se preguntó qué podía hacer para complacerla. Podía tomar su
medicina.

Aquí tenemos a esta encantadora criatura femenina, que parece saber qué es exactamente lo que desea de la
vida, y cómo puede conseguirlo. El Arquero intuye que los objetivos de la chica capricorniana no son
insignificantes, sino que pueden ser tan colosales como los suyos propios, y esto lo emociona. Es callada y
modesta, no lo interrumpe cuando él habla de sus ideas y ensueños, y esto la distingue como una dama en

i
verdad muy especial. A él le parece que es una chica afable, dócil, femenina. Femenina y atractiva.

El Arquero está cometiendo un tremendo error. Es posible que ella haya nacido bajo un signo solar femenino,

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pero el que rige su naturaleza es el planeta masculino Saturno, y es difícil encontrar un planeta más masculino
que este. Aunque es posible que tenga modales afables. es cualquier cosa menos dócil. Quizá sea atractiva,
pero él no debería imaginarla haciendo girar un parasol con ribetes de encaje, marchando de puntillas con un
miriñaque bajo el manzano del patio trasero, y dejando caer un pañuelo perfumado para provocarlo. Esta
chica es dura.
Al fin y al cabo es una Cabra montaraz, cualquiera que sea su sexo. Digerirá cualquier cosa, con tal de
llegar a destino. Cualquier cosa, menos el único alimento que le cae mal, N. que viene envasado en una lata
rotulada: Tontería. Para la capricorniana, una «tontería» es todo lo que le hace perder el tiempo y no tiene un
objetivo concreto. Esto incluye categóricamente los coqueteos ociosos y los amoríos pasajeros. Observad que
no he dicho que es enemiga de los coqueteos, sino sólo de los coqueteos ociosos. Tampoco he dicho que es
enemiga dé los amoríos, sino sólo de los amoríos pasajeros. La distinción puede ser importante, tarde o
temprano. Lo que sucede es que la chica capricorniana desea saber cuáles son tus intenciones antes de que las
tengas. O quizá debería decir antes de que el hombre Sagitario haya pensado cuáles podrían ser sus
an
intenciones respecto de ella. Ojalá no sean las mismas que alimenta respecto de la mayoría de las mujeres,
porque entonces será mejor que la olvide. Los Arqueros son típicamente bastante promiscuos en cuestiones
románticas, y no suelen ser los tipos más fieles del mundo, por lo menos mientras exploran y buscan e
investigan el entorno. Después de haber hallado a su dama Ginebra, a su doncella Marian, o a quien sea, el
caballero regido por Júpiter (que se ve a sí mismo como un Robin Hood y un Lancelote) es capaz de tributar
una devoción y una lealtad teñidas por la pureza de Camelot. Pero mientras cabalga por Sherwood montado
en su corcel blanco, buscando, su armadura reluciente puede empañarse un poco. Por supuesto, el amor, el
auténtico amor, puede volver a lustrarla enseguida.
La armadura empañada no detendrá a esta mujer. Es tan práctica en el amor como en todo lo demás. Si la
armadura está herrumbrosa, es posible frotarla hasta dejarla limpia y brillante, como nueva... y nadie notará la
diferencia. No hay por qué ofuscarse por un poco de moho, si éste se puede eliminar. El ayer ha pasado. el
M

hoy está aquí. Pero ojo con el mañana. Es posible que ella le perdone a su Arquero las trasgresiones pasadas,
y tiene la sensatez y la seguridad emocional suficientes como para confiar hoy en él... pero no tolerará
fechorías en el futuro, porque si las comete será ella quien lo relegará a su pasado, casi sin un aleteo de sus
largas pestañas femeninas, para que se reúna allí con el recuerdo de los escasos errores que cometió a lo largo
de su vida (y tratándose de la cautelosa capricorniana, podréis contarlos con los dedos de una mano).
Su dureza no disuadirá inmediatamente al Arquero. Recordad que él nació bajo un signo solar masculino y
que está regido además por el masculino Júpiter. Una doble vibración de macho. Así que no es probable que
rehúya el desafío. Esta chica no es de aquellas que puede subyugar un amante pusilánime, pero el hombre
Sagitario no es pusilánime. Sólo es un poco torpe cuando debería ser diplomático. Es posible que suelte sin
proponérselo un comentario ingenuo que la ofenderá en su dignidad. (Las chicas Cabras son tremendamente
dignas, sobre todo en público.) No se trata de que ella no valore el ingenio (ella misma tiene un sentido del
humor versátil y delicioso), pero las historias largas y aburridas la fastidian, los modales groseros la repelen...
y no le gustará oír cómo analizan candorosamente sus defectos delante de terceros. Éste es precisamente uno
de los talentos más obvios del Arquero. (Soy generosa cuando lo denomino «talento».)
Sin embargo, la Cabra valorará su franqueza. Y él, a su vez, admirará la de ella. En este ámbito se llevarán
muy bien. Ella es sensata y práctica, y no suele pintar las cosas con colores más rosados que los reales... y él

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dice lo que piensa, y se niega a disfrazar la verdad con un lenguaje refinado. A ninguno de los dos le gusta
andar con rodeos, y ésta es una cualidad compartida que formará una base sólida para su empatía recíproca,
aunque pueda doler a sus amigos. Si estáis visitando a esta pareja en su hogar, y al día siguiente deben
levantarse temprano para ir a trabajar o para coger un avión o para lo que sea, os recordarán inexorablemente
que se ha hecho tarde, en el caso de que la tertulia se prolongue más allá de la hora en que las carrozas se
transforman en calabazas... Capricornio lo hará con modales delicados, afables y corteses, y Sagitario con
franca y cordial sinceridad. Pero os lo recordarán. Sabréis que os habéis excedido en vuestra visita. No os
quitarán literalmente el felpudo de bienvenida de abajo de los pies cuando os vayáis, pero captaréis
nítidamente el mensaje.
Es posible que estos dos compartan el interés por la música o el arte, por el derecho o la religión, y él
recibirá la impresión de que ella está dispuesta a sacrificarlo todo en aras de su vocación. Es así. Si la Cabra
vive en una ciudad pequeña, por ejemplo, y asiste a una escuela secundaria donde no dictan todos los cursos
de arte que necesita, se empleará en una gasolinera, donde llenará depósitos y fregará parabrisas —«¿Le

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controlo el aceite, señor?»— con el fin de ahorrar el dinero suficiente para ir a Nueva York, donde enseñan lo
que desea aprender. Igualmente, la capricorniana casi siempre se las apañará de una manera u otra para vivir
con su familia mientras estudia... y dejará el hogar de mala gana para labrarse el porvenir. El Arquero
entiende que ella se consagre tenazmente a alcanzar su meta. Él también tiene una plétora de tenacidad. Pero

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la ruta que él sigue para llegar a la Ciudad de Esmeralda es un poco distinta. El hombre Sagitario siempre está
listo para partir rumbo a Oz o Shangri-La con un jersey de cuello cisne bajo el brazo y un cepillo de dientes
en el bolsillo.

Ella no lo acompañará. Tendrá un millón de excusas. «Hay que planearlo», dice ella. «¡Así es más
divertido!», replica él. Ella se enfurruña. Él la azuza. Ella se obstina. Es más o menos entonces cuando él
empieza a pensar que ella es insípida. Entonces ella hará titilar la tímida sonrisa de Saturno, y él se derretirá y
volverá a abordarla, con ánimo jovial y optimista, pensando que debe de haber alguna manera de convencerla.
La hay. Bastara que le demuestre que habla en serio, no sólo cuando le dice que la ama, sino también respecto
de lo que espera aportar a este mundo y de lo que espera recibir en compensación por sus esfuerzos. El
hombre Sagitario rebosa ensueños (hasta que éstos son sofocados por los desengaños de la vida). Le ofrece a
ella una cesta llena de estos ensueños, y la Cabra se conmueve, pero espera. Un ensueño está bien, ¿pero
an
dónde está el plano correspondiente? Es imposible construir una casa sin un plano, y lo mismo vale para la
construcción de un ensueño. «¡Basta con el deseo para hacerlo realidad!», silba el Arquero, discutiendo con
ella. «Esa no es más que una fantasía de Disney —responde la capricorniana—. Se necesita algo más que el
deseo. Bueno, está bien, si los deseos son los sueños que soñamos cuando estamos despiertos, como dice tu
canción... incluso se necesitan planos para los deseos. Si las cosas no salieran como tú piensas, si nos casára-
mos y ninguno de los dos tuviera trabajo... ¿qué comeríamos, con qué nos vestiríamos, cómo pagaríamos el
alquiler?»

«¡Oh, gente de poca fe!», exclama el Arquero. Es posible que esto la ablande. Él puede intentarlo. Sagitario
(como Escorpión) cita a menudo la Biblia para apuntalar un argumento. Esto impresiona como corresponde a
la mayoría de las personas, pero la Cabra le pediría pruebas al mismísimo Dios de que Él sabe a dónde va.
Dadas las condiciones en que se encuentra el mundo de hoy, ésta es una pregunta sensata, saturnina.
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«Nosotros producimos estos cataclismos y tragedias, la pobreza y la miseria en la Tierra, no Dios —explica el
Arquero—. En cuanto a la astrología, ¿cómo podemos saber que los planetas generan nuestros actos? A lo
mejor, nosotros generamos con nuestros actos la trayectoria y la orientación de los planetas.» (Es posible que
esto la haga cavilar durante un tiempo.)
Cuanto más envejezca la mujer capricorniana, tanto más posible será que le guste recorrer el planeta con
su amante o marido Sagitario. Se perdió esta alegría y esta libertad exuberantes cuando era niña, porque nació
a la edad de ciento cinco años, más o menos, y su corazón práctico, pero secretamente anhelante, late un poco
más deprisa cuando contempla la idea de experimentarlas con el hombre amado. La clave para llegar a su
corazón es la paciencia. Pero el consejo no puede ser unilateral. Es posible que ella también necesite un plano
para alcanzar la dicha, una vez que el Arquero haya conquistado sus emociones. El la desconcierta, y a veces
la hiere —profundamente— con sus palabras descarnadas. Ella debería tratar de entender que él no pretende
realmente ser desconsiderado. Su lenguaje sincero es espontáneo, y nace de una especie de compulsión
instantánea que lo obliga a decir la verdad. Por cierto, cuando dijo que el retrato de un viejo druida pintado
por ella parecía una estufa barrigona, cuando comentó que ella tenía la nariz un poco torcida y que el pelo le
quedaría mejor corto que largo y que su mejor amiga era una vagabunda, no hizo más que demostrarle que

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cuando le dijo «Te amo», hablaba en serio. Este hombre no podría mentir aunque lo intentara. Desde este
punto de vista, el amor de un Arquero es como una póliza de seguro para el romance. Puedes fiarte hasta que
te dice que no te ama. Por lo menos con él, lo sabes. Esto es más o menos como tener un plano, ¿verdad? El
hombre Sagitario que ha sido rechazado por la mujer que ama podrá hacerse monje franciscano o enrolarse en
la marina mercante, pero no será deshonesto consigo mismo... ni con ella. Si miente alguna vez, lo hace
convencido de que dice la verdad, y esto es raro porque... bueno, ¿has intentado convencerlo de algo? No es
fácil, ni siquiera cuando es él quien trata de ganar una discusión consigo mismo. No se trata de que sea terco
(ella lo es), sino sólo de que siempre se le ocurre otro argumento, una nueva idea, para cambiar todo el
concepto inicial de la situación.

La compatibilidad sexual de estos dos signos solares sólo tropezará con dos problemas, que ellos podrán
controlar si lo desean. Dichos problemas son: la propensión de él a decir desconsideradamente algo que puede
congelar las emociones de ella, y a pretender después que ella se derrita en sus brazos al cabo de pocas horas

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(o minutos)... y la propensión de ella a clasificar su amor físico como una necesidad placentera, que debe
acomodarse a sus horarios, pero nunca interferirlos, propensión ésta que se combina con su temor a permitir
que la pasión domine a la razón. Es posible que a él le parezca que las respuestas sexuales de la capricorniana
son demasiado disciplinadas, como si en lugar de estar sometiéndose realmente a los misterios del amor ella

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sólo estuviera tolerando las necesidades de su cuerpo por una razón práctica. Pero ella nunca podrá disfrutar
de su unión hasta que él la ayude afable y tiernamente a aprender que puede confiar en su abrazo, hasta que
esté convencida de que la entrega de su personalidad interior es segura. Justo cuando ella empieza a confiar
en él, el Arquero dispara una flecha innecesaria de verdades dolorosas contra su corazón, cuando habría sido
mejor que callara. Cuando el corazón de Saturno está herido, tarda más que otros en cicatrizar. Mucho más.
Tal vez parezca que ella se desentiende de sus palabras crueles, e incluso de las benévolas y elogiosas, como
si nada pudiera importarle menos, en uno u otro sentido. Oh, pero sí le importa. Le importa mucho. Las
palabras desconsideradas dejarán cicatrices que ella nunca mostrará. Las amables la harán sonreír
tímidamente, y exhalar un tenue suspiro de dicha, cuando está segura de que él no mira ni escucha. La
frialdad exterior de esta chica encantadora, seria y autónoma oculta un abismo de soledad interior que nunca
puede expresar. Ésta es una mujer que necesita muchísima... bondad. El hecho de que le digan que es bella, de
que la valoren locuazmente, alegrará su vida... más de lo que el hombre que la ama puede sospechar. Poco
an
importa que ella conteste verbalmente: «¡Qué sentimentalismo empalagoso!». No le creáis. Saturno le impide
demostrar su gratitud, manifestar su ternura, pero están allí... así como ella está siempre allí, cuando él la
necesita. Su amor es estable y fiable, como un reloj de péndulo, que marcha eternamente (a menos que él
insulte a su familia, porque entonces las campanadas pueden enmudecer).
Igualmente, a pesar de los dolores de crecimiento de su amor, los ideales rampantes del hombre Sagitario
le enseñarán a la mente de la chica Cabra a remontarse más allá de donde ella se habría aventurado por los
territorios del significado de la vida antes de que este hombre viniera a cogerla por la mano para llevarla en un
viaje de ida y vuelta a Sirio.
Él tiene un arte verdaderamente mágico para arrancarla de sus oscuros accesos de depresión saturnina, con
una idea radiante que le hace volver los ojos y el espíritu hacia el cielo, donde la estrella regente de él, Júpiter,
titila todos sus enigmas existenciales. Es posible que un domingo lúgubre en que ella no pueda responder a su
alegre optimismo a su fe refulgente en el hecho de que un poder supremo resolverá todos sus problemas, le
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diga que cree que él no debería confiar tanto en Dios... y en los milagros.

«Quizá tienes razón —responderá entonces él, a la manera de Júpiter—. Quizá no debería contar tanto con Él.
Quizá la auténtica verdad consiste en que El confía en nosotros... a la espera de que realicemos un milagro
definitivo.»

Su lógica la conmueve, y contesta, lentamente: «Nunca lo enfoqué desde ese punto de vista». Permanece más
tiempo callada. Quizá Dios, también, se siente solo e inseguro. El más solitario de todos. Porque, ¿con quién y
con qué puede contar un poder supremo, y en quién y en qué puede apoyarse? Sí, este hombre Sagitario de los
ensueños imposibles y las indagaciones interminables expandirá el alma de ella, constreñida por Saturno. El
hecho de que una divinidad confiada dependa de ti, cuente contigo... es un encantador concepto nuevo para la
capricorniana responsable. Y mucho más veraz de lo que ella supone... más veraz de lo que supone incluso su
Arquero indagador.
El amor de él puede ser una experiencia tanto dolorosa como extática para ella, pero si la Cabra mira el
reverso de la tarjeta humorística de San Valentín que su Centauro le tiende desmañadamente, verá que allí él

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ha dibujado un corazón: el suyo propio, el que él le ofrece tan sinceramente, con tanta confianza en el hecho
de que no se lo destrozará nunca. Como un chiquillo torpe en el patio de la escuela, cualquiera sea su edad
cronológica. Alcanzo a oír las palabras que ella pronuncia mientras lee esto. ¿No las oís vosotros? «¡Qué
sentimentalismo empalagoso!», exclama, mientras se da la vuelta con un encogimiento de hombros. Pero
observadla atentamente. ¿Veis su sonrisa de Mona Lisa?

   

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uk
an
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CAPRICORNIO - CAPRICORNIO
Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Saturno
Símbolo: la Cabra
Fuerzas nocturnas - Femenino
 

La relación

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CAPRICORNIO-CAPRICORNIO

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Es triste tener que decir que perdieron gradualmente el poder de volar... Al cabo de un
tiempo, ni siquiera podían volar en pos de sus sombreros. Falta de práctica, decían; pero lo
que significaba realmente era que ya no creían.

La mayoría de los niños recuerdan cómo se vuela (viaje astral) y muchas otras cosas prodigiosas durante
algunos años: una década o doce años, digamos, después de su entrada en este insípido mundo. Pero los niños
capricornianos lo olvidan muy rápidamente. A la mayoría de los Cabritos les bastan unos pocos meses, más o
menos, para perder todos los recuerdos del lugar de donde provienen... y de los poderes portentosos que
poseían. Cuando trasponen el umbral de los seis meses, rara vez pueden continuar viendo cómo los druidas
danzan a la luz de la luna, bajo el roble, en el Solsticio de la Epifanía... aunque sé de una pequeña
capricorniana llamada Jill, y de otra llamada Lael, que recordaban la escena suficientemente bien como para
an
dibujar un bosquejo bastante hermoso de ella, años más tarde.

Sin embargo, no debemos lloriquear por ellos con compasivo sentimentalismo, porque (como os he dicho en
otros capítulos dedicados a Capricornio, y también en mi primer libro, Sun Signs) las Cabras son milagros
cronológicos. A medida que envejecen, se rejuvenecen. Cuando los niños normales ya llevan mucho tiempo
convertidos en adultos tediosos, que van trotando al trabajo con la cartera bajo el brazo, los capricornianos —
todos los cuales nacieron con el talante y el comportamiento de sus propios bisabuelos— empiezan a invertir
la marcha y a retroceder hacia los cachetes florecientes, los corazones vivaces y las miradas alegres y
centelleantes de los verdaderos niños.
Éste es el don mágico que la Madre Naturaleza dispensa a las Cabras de Saturno. Ayudada por el viejo
Padre Cronos Saturno en persona, permite que los capricornianos empiecen a recuperar —lenta y
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gradualmente, como lo hacen todo— la fe y el asombro de la juventud perdida, cuando los años de las
responsabilidades han quedado atrás. Mejor tarde que nunca. En verdad, cuando uno recapacita, quizá sea
incluso mejor tarde que temprano. La edad cronológica exacta en que ocurre este milagro depende de cada
Cabra, individualmente; pero ocurrir, ocurre.
Estas personas son muy perspicaces puesto que nos enseñan una valiosa lección: cuando nacimos a esta
existencia terrestre sabíamos cómo ser felices, y después arrojamos toda esta sabiduría por la borda, pero si lo
deseamos, podremos resarcirnos más tarde de nuestra estupidez, y podremos reírnos también de los lapsos de
vida arbitrarios, e incluso de la falsa propaganda que nos dice que la muerte y la descomposición son
inevitables. Tened la certeza de que Saturno, el planeta regente de Capricornio, os dictará este tipo de lección.
Saturno somete el alma a pruebas extenuantes y duras, pero sus recompensas nunca dejan de ser de oro puro...
y perdurables.
Lo que sucede en el caso de un par de Cabras es que éstas pueden ejercer una influencia un poco sofocante
y restrictiva la una sobre la otra cuando son jóvenes, pero más tarde se divertirán juntas más que todos los
babuinos congregados en una misma jaula. Por supuesto, mientras sean jóvenes, compensarán su madurez
precoz y su cautela asfixiante al compartir su tímida ternura y su cálida fiabilidad. Es cierto que posiblemente

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a algunos capricornianos —aunque no a todos— esta cualidad se les agriará un poco, de tiempo en tiempo,
por la acción de la adustez y la severidad. Sin embargo, la dulzura, la calidez y la fiabilidad bien valen un
poco de hosquedad mutua. A una Cabra le resulta reconfortante tener cerca a otra Cabra, a alguien fiable... a
alguien que seguirá pensando el martes lo que dijo el sábado de la semana anterior. Sobre todo si has estado
tratando con un atajo de Géminis, Libra y Acuario. Puede ser un bienaventurado alivio.

Cuando dos capricornianos se lanzan a vivir juntos... no, esto no suena bien. Los capricornianos nunca se
lanzan a nada. Cuando dos capricornianos entran cautelosamente juntos en una oficina, un hogar, un aula o un
banco, se comunican entre sí más o menos como lo hacen las hormigas laboriosas, agitando silenciosamente
las antenas, y ajetreándose con perfecta coordinación y comprensión. Hagan lo que hicieren, pondrán en ello
un afán admirable. Aunque se limiten a conversar, se esforzarán por decir algo importante, algo significativo,
en lugar de intercambiar superficialidades tontas. Los capricornianos jamás intercambian superficialidades
tontas. Si os imagináis a los capricornianos Howard Hughes, Carl Sandburg, Gary Cooper, Richard Nixon,

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Humphrey Bogan, J. Edgar Hoover y el novelista Henry Miller reunidos para conversar en torno a la
chimenea, y-para discutir temas de incumbencia e interés mutuos con los capricornianos Jill Kemery
Goodman, Steve Mackin, Lael Weisman, Royce King, Sinthia Sullivan, Lennart Mucke, Evelyn Brewer y
Rachael Fallon, no supondréis que la plática gira en torno de superficialidades tontas, ni que están

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derrochando su tiempo en chácharas intrascendentes y minucias divagantes.
Claro que podríais decir: «No conozco a Jill Kemery Goodman, Steve Mackin, Lael Weisman, Royce King,
Sinthia Sullivan, Lennart Mucke, Evelyn Brewer o Rachael Fallon, ¿así que cómo podría imaginar semejante
escena?». Estáis equivocados. -Sí los conocéis, porque os he dicho cuál es su signo solar, y por tanto los
conocéis tan bien como yo, o por lo menos suficientemente bien como para imaginarlos. Éste es el grado de
fiabilidad de la astrología, sobre todo cuando se trata de las Cabras. Es posible que los atributos de otros
signos solares varíen y difieran en esto o aquello, en razón de las posiciones de los planetas adicionales a la
hora del nacimiento, pero los capricornianos casi nunca varían o difieren respecto de la esencia básica de su
signo solar, a pesar de sus otras posiciones planetarias. Hincan sus raíces en la Tierra y se comportan de
manera casi perfectamente previsible, benditos sean. Malvados o simpáticos, son previsibles. Ya veis por qué
les gusta agruparse entre ellos. Saben que pueden confiar los unos en los otros. (Y mientras confían los unos
en los otros. tienen un ojo abierto para que no les hagan una trastada.) ¿He dicho que se «agrupan»? Me
an
gustaría retractarme. La mayoría de los y las Cabras son misántropos... o sólo tienen un excelente camarada
para toda la vida. Nunca más de tres. Ésta es una regla escrita en la Constitución de Saturno, y titulada
Tercera Enmienda Saturnina. Cuando se trata de elegir buena compañía, el primero por el que opta el
capricorniano es a menudo otra Cabra. Si no, opta por algún otro signo de Tierra, seguido preferentemente por
un signo de Agua. La mayoría de ellos tienden a desconfiar muchísimo de los signos de Fuego y Aire. y éste
puede ser uno de sus pocos errores de apreciación, porque la vida necesita una mezcla de personalidades para
ser interesante.
Un capricorniano casi nunca se queja de las faltas y defectos de otro capricorniano, y ésta es una actitud
muy sensata, porque son sus mismas faltas y defectos. Sería como criticarse a sí mismo. También aceptan sus
respectivas virtudes con una sonrisa benévola, y esto es igualmente muy natural. Como todos los otros signos
solares, la mayoría de las Cabras piensan que sus defectos son grandes cualidades, y por eso cuando los ven
reflejados en otra persona regida por Saturno, los aprueban.
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Casi todos los capricornianos son muy adictos a sus parientes y a su familia, a veces a regañadientes, y
con un suspiro de resignación, pero igualmente les son adictos. De cuando en cuando uno de estos típicos
capricornianos devotos de la familia se asocia o se relaciona con la rara variedad de Cabra que, por razones
poderosas y desgarrantes, ha cortado los vínculos con su familia. El primer capricorniano, o sea el típico, se
compadecerá mucho de esta situación, y tendrá la prudencia de no regañar al otro, pero se sentirá
secretamente muy afectado y tratará a la Cabra separada de la «familia» con una amabilidad y una
comprensión excepcionales.
Desde la juventud, pasando por la edad adulta, hasta que empieza el síndrome de la inversión cronológica,
los capricornianos son realistas acérrimos. Enfrentan la vida cara a cara, sin vacilar. Cuando la vida los
aporrea, no gimotean, ni se quejan, ni tratan de achacarle la culpa a otro. Sencillamente se levantan, se
sacuden el polvo y toman una decisión práctica acerca de la forma de trocar el fracaso en, por lo menos, una
apariencia de éxito. Estos individuos urdirán los métodos más retorcidamente premeditados para tratar de
rescatar algo valioso cada vez que se descalabren sus planes. Cuando dije que no intentarán achacarle la culpa
a otro, debería haber agregado que tampoco les gusta cargarla ellos. Esto se debe a que nunca cometen
errores. O si los cometen, no los entusiasma la idea de confesar sus raros traspiés. Es posible que miren en

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torno con un poco de nerviosismo, y que se reprendan severamente en privado, pero casi nunca dirán pública-
mente: «Lo siento... me equivoqué... disculpadme». Los capricornianos opinan que lo mejor que se puede
hacer con un error es sepultarlo, tomar la firme decisión de no permitir jamás que se repita, y abstenerse de
adoptar cualquier actitud que pueda atraer la atención sobre lo ocurrido. Después de sepultar un error, la
Cabra no colocará un cartel con una flecha para señalar el lugar donde lo enterró. Sólo de cuando en cuando
un capricorniano con un Sol o ascendente «mal aspectado» dirá o hará algo que vaya contra su propia
naturaleza. En la mayoría de los casos, las Cabras cogerán un fracaso herrumbroso, los clavos y los vidrios
rotos de la derrota o el escarnio, y harán lo imposible por recomponerlos con cinta adhesiva o con cola, para
convertirlos en algo útil. No siempre lo consiguen, desde luego, pero son tenaces, y generalmente no
desistirán a menos que vean aproximarse una apisonadora enfilada hacia ellos. Entonces el capricorniano se
moverá. Porque estos individuos son, vuelvo a repetirlo, prácticos. Son extraordinariamente sagaces a la hora
de calcular la magnitud de las dificultades y la naturaleza de los elementos básicos de la situación, cualquiera
que ésta sea. Observad que he dicho «calcular» y no adivinar. Los capricornianos nunca adivinan. Calculan.

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Hay una diferencia. La adivinanza es fortuita, el cálculo se funda sobre datos y deducciones.
A diferencia de los Tauro, que arremeten cualesquiera que sean los obtáculos. y que permanecen
tercamente sentados mientras la apisonadora les pasa por encima, el capricorniano es suficientemente juicioso
y prudente como para saber cuándo la única solución, previa al desastre total, consiste en replegarse. Si hay

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algo que las Cabras procuran evitar a cualquier precio, esto es el desastre total. Utilizarán todas las facetas del
desencanto. todas las vueltas y revueltas del destino para sacarles algún provecho antes de desecharlas... así
como las cabras de la Naturaleza encontrarán algo de valor nutritivo, o el placer de masticar, en cualquier
cosa que les ofrezcáis.
Es por esto que, cuando se juntan dos capricornianos, pueden montar grandes éxitos a partir de un mínimo
acopio de posibilidades. Avanzan parsimoniosamente, el uno junto al otro, sin perder más tiempo del
absolutamente necesario en especulaciones, colocando las cosas en su perspectiva correcta y prestando
estricta atención a las prioridades. Después de un lapso razonable, llegan a sus metas combinadas... y nadie
merece el éxito más que ellos. Trabajaron para alcanzarlo, se lo ganaron y lo esperaron. Es difícil disgustarse
por el triunfo de un equipo de capricornianos o envidiarles su seguridad, porque sabéis que pagaron sus cuotas
para llegar allí (¡pero ni un centavo más!). Las Cabras no son realmente mezquinas, sino auténticamente
generosas con sus verdaderos amigos (los tres que tienen) y con sus familias... sólo son un poco prudentes en
an
el manejo de sus fondos cuando se trata de alguna otra persona.
La asociación de dos capricornianos no es toda seriedad y sacrificio. Sólo lo es durante más o menos las
tres cuartas partes del tiempo. Pero durante la otra cuarta parte, estos dos pueden disfrutar de la vida más de lo
que los demás jamás sospecharían. Porque la Cabra encuentra mucho placer y satisfacción en la Naturaleza, el
arte, la música... y el perfeccionamiento de su intelecto. Los capricornianos pueden hallar la dicha y la emo-
ción en cualquier cosa que les parezca sensata, y esto incluye muchas alternativas. A las Cabras las estimula y
las inspira reparar autos y máquinas, edificar o construir, cultivar jardines, leer, crear belleza a partir de lo
vulgar y lo feo, vigilar cómo se multiplican los intereses en sus cuentas de ahorro. Las entusiasma remodelar
una camisa vieja para volver a usarla, o reparar la lavadora averiada para que se agite como si fuera nueva.
Las mujeres, zurcen calcetines y remiendan las bayetas; los hombres cierran las grietas con masilla y
transforman las botellas viejas en lámparas. A dos capricornianos rara vez los fastidia quedar aislados por la
nieve durante un invierno tempestuoso. Hay, literalmente, mil y una actividades que los mantendrán ocupados
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y contentos.
La mayoría de los capricornianos son inusitadamente bondadosos con los animalitos domésticos. Nunca
los malcriarán, se desvelarán por ellos ni permitirán que les llenen de pelos sus suéteres de color azul marino,
pero los tratarán bien. También les gustan los bebés —tanto los diminutos y frágiles críos humanos como los
cachorros del reino animal (secretamente los adoran), pero nunca los encontraréis haciéndoles arrumacos. Por
lo menos un hombre Cabra que conozco, Royce King (el mismo que decíais que no conocéis, aunque en
realidad sí lo conocéis), cría en el patio delantero de su casa de Cripple Creek, Colorado, al símbolo de su
signo solar, una cabra doméstica llamada Gomer. El capricorniano y su esposa Virgo, Laverne, no permiten
que Gomer entre en la casa y cene en la mesa, pero por lo demás es categóricamente un «miembro más de la
familia». Ninguna Cabra lo pasó tan bien, porque ya sabéis cómo son los capricornianos con la «familia». Si
queréis ver cómo el duro corazón de un capricorniano se ablanda súbitamente, por mucho que se esfuerce en
disimularlo, bastará que le mostréis un bello gatito o perrito o un bebé mimoso... aunque se trate de un bebé
de puerco espín. Estas gentes, que desdeñan todo tipo de cháchara empalagosa o de sentimentalismo
extrovertido, verán un cachorrillo de dos meses y exclamarán, involuntariamente: «¡Oh, qué adorable! Mira
esas zarpas regordetas, y esa pancita redonda, y esos dulces ojillos». Después se ruborizarán furiosamente,

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recompondrán sus facciones y permanecerán calladas durante más o menos una hora para castigarse por haber
capitulado e incurrido en un despliegue público de emoción.

Los capricornianos guardan los secretos mejor que Cáncer o Escorpión, y el secreto que mejor ocultan (de los
demás, pero no recíprocamente), es el de sus sentimientos, sepultados bajo la compostura y el autocontrol
estrictos de Saturno, y tanto más vehementes por el hecho de estar reprimidos. Cuando dos capricornianos
incursionan el uno dentro del otro para hacer vibrar esta cuerda de sus respectivos corazones, la música de su
vulnerabilidad recíproca los moverá a ese tipo de reconocimiento que hace brotar lágrimas involuntarias a sus
ojos.

El capricorniano Howard Hughes es el ejemplo paradigmático de la naturaleza de Saturno. Sí, habéis leído el
verbo correctamente. He dicho es, y no era. Ejemplifica la pura veta de responsabilidad, seriedad y
obstinación para escalar la cima de la montaña, veta ésta típica de Saturno. Es un misántropo, con la

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preocupación de Saturno por lo mecánico... y con la inmensa visión comprehensiva de Capricornio para los
milagros prácticos y no frívolos. Posee (no. no poseía, sino posee, en tiempo presente) la vehemente ambición
de Capricornio, la sabiduría necesaria para callar cuando corresponde, así como la tendencia de Saturno a caer
en trances de silencio melancólico y de tenebrosa depresión y frustración, además de la timidez innata y la

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rígida autodisciplina de Capricornio, y la insistencia en que sus asociados y escasos amigos (la cuota normal
de tres) sean tan sensatos, eficientes y leales como lo es él mismo. Debajo de toda esta dureza y perseverancia
se ocultan una delicadeza y un sentimentalismo, una bondad y una ternura cuya presencia muy pocas personas
podrían haber adivinado... y menos personas aún han vislumbrado. A esto se suma la virtud de la longevidad
de Capricornio (no olvidéis tampoco el proceso mágico de inversión cronológica), y Hughes también casa con
estos matices de Saturno. Desde el punto de vista astrológico e histórico, el planeta Saturno es sinónimo del
frío y del norte, razón por la cual a la Cabra le gusta más que a la mayoría de las otras personas vivir a
temperaturas bajo cero. (Hughes tampoco es una excepción a esta regla de Capricornio.) Como Saturno
guarda muy bien los secretos, es correcto y justo que este capítulo encierre un gran secreto, que quizá será
revelado antes de lo que nadie sabe. Nadie, claro está, excepto la Cabra. Podéis estar seguros de que se elegirá
el momento prudente para la revelación. Capricornio nunca apresura las cosas, y elude instintivamente lo
prematuro. También podría agregar que tanto el sentido del humor como el sentido de la oportunidad de
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Capricornio son exquisitos. Esto también encaja en el cuadro del ya citado secreto. Parece casi superfluo
agregar que, en astrología, Saturno ejerce autoridad sobre las voluntades, en el sentido de «última voluntad y
testamento». Cuando tratamos con cualquier capricorniano, y sobre todo con éste, conviene recordar su
sentido del humor.

Dos Cabras que retozan juntas (a veces retozan) pueden crear una atmósfera beneficiosa
para ambas. Normalmente, estos dos se entienden muy bien, incluso en la infancia: usan silenciosamente sus
lápices de colores, se turnan para echar monedas en la alcancía, y en general lo pasan muy bien. Es posible
que en la edad adulta tengan algunas diferencias, y como Capricornio es un signo cardinal de liderazgo,
podría producirse de cuando en cuando un tironeo para resolver quién controla realmente la asociación o
relación, pero se maltratan recíprocamente los nervios menos de lo que lo hacen con frecuencia otras
configuraciones de signos solares 1-1. Por cierto, son menos tímidas la una con la otra de lo que lo son con
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otras personas, y también más distendidas.


El capricorniano típico sustenta una especie de regla general acerca de todas las cosas: Cuando tengas
dudas acerca de algo, no lo hagas, porque es probable que salga mal. Y otra regla: No hagas nada deprisa.
Siempre tienes el tiempo a tu favor. ¿No preveíais que el capricorniano consideraría al tiempo (regido por
Saturno) un buen amigo, y no un enemigo? Cuando un par de Cabras compatibles unen sus manos
industriosas, sus duras cabezas, y sobre todo sus corazones bondadosos, está garantizado que duplicarán sus
ya impresionantes potenciales individuales para obtener logros concretos, la seguridad financiera y la
serenidad emocional, ¿y qué podría ser más sensato y práctico que esto?

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Mujer CAPRICORNIO
Hombre CAPRICORNIO
(Él:) «La fama, la fama, esa burbuja reluciente, es mía», gritó... «¿Es de buen estilo
sobresalir en algo?», respondió el eco de su escuela... La reflexión más inquietante de todas,
¿no era de mal estilo pensar en el buen estilo?
(Ella:) Wendy había crecido. No tenéis por qué compadecerla. Era una de esas a las
que les gusta crecer. Finalmente creció por su propia voluntad y les sacó un día de
ventaja a otras chicas.

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Cuando un hombre capricorniano reciba un regalo, si bien se sentirá tímida y secretamente complacido, lo
aceptará, empero, con un ligero recelo y lo examinará con cautela... incluso cuando lo que le regalen sea el
amor.

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Por tanto, si la Cabra parece tratar el regalo de amor de la chica capricorniana con un poco de
desconfianza, y si lo examina con mucho cuidado, antes de aceptar su lealtad y de retribuirla con su propia
entrega total, ella no tendrá realmente derecho a ofuscarse excesivamente. Ella trata exactamente de la misma
manera el regalo de amor que le hace él. Es cuestión de saber quién es el primero en capitular y entregar su
corazón, y quién lo recibe. Cualquiera de los dos que tome la iniciativa en esta vibración 1-1 deberá sufrir la
pena de que el otro acepte con cautela. Pero alguien tiene que tomar la iniciativa en algún momento. Un
hombre y una mujer que se sienten fuertemente atraídos no pueden continuar acechándose el uno al otro en
silencio hasta el fin de los tiempos.
Es raro que los capricornianos se enamoren a primera vista, o de la noche a la mañana... o incluso después de
unos pocos días, semanas o meses. Puede ocurrir, claro está. Cualquier cosa puede ocurrir cuando el elemento
de la naturaleza humana está sumergido en el romance, pero el chico y la chica Cabra necesitan normalmente
un lapso respetable para admitir que han perdido su autocontrol hasta el punto de necesitar a otra persona, y
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que se han dado el lujo de depositar en manos de otra persona el poder de concederles la felicidad... o de
negársela, según cómo sea. Generalmente los capricornianos no ceden las riendas del poder, sin una larga y
dura contienda previa. A un capricorniano no le gusta necesitar. La Cabra piensa que «necesidad» es
sinónimo de «debilidad».
A pesar de toda su sabiduría y su sentido común, al hombre y la mujer capricornianos no les vendrían mal
unas pocas lecciones sobre el tema de las emociones humanas. Tienen que aprender a reconocer el papel
importante que desempeña la «necesidad» en el verdadero amor. Podría parecer presuntuoso que una simple
Carnero intente enseñar algo a los regidos por Saturno, pero incluso ellos precisan un ocasional curso de
refresco sobre los imponderables del corazón.

El hecho de amar, y de ser amados en cambio, nos permite aproximarnos gloriosamente a los niveles más
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altos de felicidad de nuestras bien llamadas personalidades superiores. El hecho de amar no basta, por sí
mismo. Tampoco es suficiente el hecho de ser amado, sencillamente. La reciprocidad es el ingrediente
indispensable de cualquier receta romántica, la levadura, el fermento... sin el cual las emociones se morirán de
hambre por falta de un alimento completo.
Otra forma de decir «amar, y ser amado en cambio», es: «necesitar, y ser necesitado en cambio». Aunque
el orgullo del hombre y la mujer de Saturno por su autonomía luche desesperadamente contra esta noción, el
amor y la necesidad son gemelos idénticos... menos en el contexto de la necesidad de cosas materiales. Todos,
y especialmente los capricornianos, saben que uno no tiene por qué amar a su banquero, aunque por cierto lo
necesita, de cuando en cuando. Ni a su dentista. Ni a su mecánico de autos. Ni a la compañía de teléfonos. Es
cierto que necesitamos tremendamente a la compañía de teléfonos, pero no conozco a nadie que ame
realmente a esa matriarca codiciosa, rica como Midas, autoritaria y monopolista (al margen de los halagos de
su Departamento de Relaciones Públicas). Cuando digo que «necesitar» es sinónimo de «amar», hablo de
necesitar en un sentido emocional, en el contexto de necesitar algo relacionado con el corazón, y no con
objetos de valor intrínseco. Sin embargo, en virtud de la ley del macrocosmos-microcosmos (lo que sucede
arriba, sucede abajo), la necesidad de tipo material es la que produce las parejas llamadas «extraños
compañeros de cama» en la política y en otras áreas de la vida.

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Vosotros los capricornianos debéis recordar que, para poder amar, la persona amada debe ser de alguna
manera vulnerable, debe tener alguna debilidad que sólo vuestra fuerza puede sustentar, que sólo vuestra
compasión puede relegar al olvido... en síntesis, debe necesitaros. Para ser amados, vosotros mismos debéis
ser de alguna manera vulnerables, debéis tener alguna debilidad, que sólo la fuerza de la persona amada puede
sustentar, que sólo su compasión puede relegar al olvido, sin por ello dejar de amaros... en síntesis, debéis
necesitar a esa persona, así como ella debe necesitaros a vosotros. Sólo cuando ambos compañeros
experimentan e intercambian mutuamente la necesidad, el amor empieza a prosperar.
Un milagro tan delicado como el del amor puede desequilibrarse muy fácilmente, en un sentido u otro. Es
imposible amar cuando lo único que sentimos es respeto y admiración por alguien, pero no encontramos en él
—o ella— puntos vulnerables que hacen que esa persona nos necesite, y que por tanto hacen que nos sintamos
necesitados. A la inversa, es igualmente imposible amar cuando lo único que sentimos por la otra persona es
comprensión o compasión, pero no encontramos nada en ella para respetar o admirar, nada que nos haga
necesitarla para que nuestra propia dicha sea completa. Este tipo de intercambio de necesidades es la que

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determina que el amor deba ser un camino de dos direcciones... para que no se reduzca simplemente a un
encandilamiento no retribuido por parte del hombre o la mujer. Fin de la disertación de la Carnero a la Cabra.

Ahora que hemos demostrado, espero, que la necesidad es necesaria, hemos eliminado el mayor obstáculo del

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camino del hombre y la mujer capricornianos que se interesan auténticamente el uno por el otro. Una ez que
aprendan que la necesidad mutua es permisible, e incluso deseable, estarán listos y dispuestos a confesarse
también mutuamente que se han enamorado. El obstáculo siguiente, que tiene asimismo respetables
dimensiones, aunque nunca es tan descomunal como el primero, consiste en la situación peliaguda que aflora
cuando sus familias no se llevan bien. Éste es un problema complicado.
Aquí lo tenemos a él, listo para aceptar el don de amor de su capricorniana, después de haber verificado
cuidadosamente su perdurabilidad... y su contumaz primo Horace se niega a participar en la cena del Día de
Acción de Gracias porque no se habla con el iracundo tío Tony de ella, que está invitado desde la Pascua
pasada. Aquí la tenemos a ella, lista para comprometerse con su Cabra para toda una vida, después de haberse
asegurado de que será un marido fiel, de que ganará suficiente dinero para mantenerlos a flote y de que será
un buen padre. que cuidará que a sus hijos no les falten el alambre para enderezar los dientes ni las vitaminas
apropiadas. y que puedan concurrir a una buena universidad... y la familia de él amenaza con echarlo todo a
an
perder con su actitud emocionalmente inmadura respecto de la familia de ella. Si el primo de él, Horace, y el
tío de ella. Tony'. se niegan a concertar una tregua, es posible que los dos capricornianos no cancelen sus
planes matrimoniales por ello, quizá... pero tal vez tomarán esa medida trágica y drástica si los antagonistas
son parientes más próximos, como sus hermanos, mamá o papá. Es aconsejable que las Cabras de uno y otro
sexo verifiquen la compatibilidad entre sus respectivas familias antes de tomarse las cosas en serio, si quieren
que su relación sea estable y esté libre de problemas.

Será raro que las discusiones por asuntos de dinero perturben la unión entre un hombre y una mujer
capricornianos. Si son Cabras típicas, las únicas reyertas que tendrán por dinero girarán en torno de la
elección del banco más seguro para guardarlo, y del plan de capitalización más fiable (a menos que la Luna o
el ascendente de uno o de ambos esté en un elemento de Fuego o de Aire, en cuyo caso quizá tendrán algunas
discrepancias).
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La razón por la cual la mujer capricorniana típica se entiende tan bien con el hombre capricorniano
consiste en que él no sólo es tan calladamente ambicioso como ella, sino que además es posiblemente el único
hombre preparado para enfrentar las arremetidas exteriormente implacables de ella, al mismo tiempo que
intuye su ternura oculta y que la valora como mujer. La chica Cabra es asombrosamente autónoma, lo cual
ahuyenta a los hombres que interpretan esta cualidad como una amenaza a su desvarío de que las mujeres son
el sexo débil. El caso de este hombre es distinto. Él admira su tenacidad y su fuerza, su negativa a permitir
que los sentimientos gobiernen sus decisiones o su vida, y el hecho de que busque la felicidad en el mismo
lugar donde lo busca él, excavando el terreno sólido y seguro. La chica Cabra casi nunca se permite un
comportamiento ultra-femenino, excesivamente sentimental, a menos que su corazón la coja por sorpresa
cuando está distraída.
Esto es precisamente lo que quizá haga el hombre Cabra, si no lo hace su corazón: pillarla cuando está
distraída. El hombre medio regido por Saturno modera sus emociones tan instintivamente, tiene un sentido tan
desarrollado de la oportunidad romántica, es tan paciente y está tan dispuesto a esperar el momento correcto,
que es posible que ella le permita convertirse en una parte integrante de su vida, pensando que sólo son
amigos... hasta que comprenda súbitamente que él es mucho más que otro camarada capricorniano, con el que

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puede discutir sus sueños prácticos. Pero los sueños, sueños son, prácticos o no, con una poderosa influencia
sobre las emociones. Y cuando esta chica encuentra a alguien cuyas aspiraciones son tan sublimes como las
suyas, que sonríe afablemente junto con ella cuando algo es realmente divertido en lugar de reírse estentó-
reamente de cualquier tontería, que no le miente nunca, y que tiene una manera de mirarle serenamente los
ojos con los de él tan sosegados... alguien que puede ser tierno sin ser bochornosamente emotivo, que es
amable con la familia de ella (y con la de él), que sabe reparar su propio auto (y el de ella) cuando se avería, y
que tiene una respetable cuenta bancaria conectada con sus planes para el futuro... cuando se cumplen todas
estas condiciones, en una luminosa tarde en que él esté remendando las botas de ella, lo reconocerá como la
encarnación de uno de esos sueños, y quizá del más importante.
Es probable que cuando ella despierte lentamente para tomar conciencia de la verdad de las cosas, él ya la
haya seleccionado —privadamente— como la mujer a la que desea ver convertida en madre de sus hijos, en
guardiana de su hogar (el que va a construir y figura en su programa cuidadosamente calculado para el
futuro), y como la única chica a la que alguna vez le permitiría usar su muy valorada sierra de cadena para

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cortar madera. El estará preparado para el momento en que ella se dé cuenta de que lo ama, y ya hará mucho
tiempo que estará esperando que en sus ojos brille una nueva luz. Sabrá exactamente lo que ésta significa.
Más aún, sabrá exactamente lo que debe hacer al respecto. Mientras aguardaba, urdía planes para este
momento, así que será imposible que dé un traspié. Todo lo que diga, y lo que haga, será perfecto.

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Algo que tiene excelentes posibilidades de ser «perfecto» entre ellos es la expresión física del amor. Ésta
puede ser una manifestación cataclísmica de sentimientos profundos, una forma de desahogar toda la emoción
que ambos controlan tan estrictamente en otras facetas de sus vidas... con otras personas. El jubiloso
descubrimiento de que pueden dar rienda suelta a sus emociones en la intimidad de su relación sexual es
comparable con la euforia que debió de experimentar Colón cuando divisó tierra por primera vez. El hecho de
poder liberar tus deseos interiores y controlados, pero insistentes, con alguien en quien confías, con alguien
que te entiende totalmente, dispensa paz y satisfacción a la mente y el cuerpo.
Es posible que no descubran de la noche a la mañana este tipo de satisfacción fundada sobre la
demostración física de su amor. Tampoco Colón descubrió América de la noche a la mañana. La primera
señal segura de que su sueño se convertiría en realidad la tuvo cuando vio las ramas flotantes y los pájaros
que anunciaban la presencia de tierra allende el horizonte. Lo mismo les sucede a este hombre y esta mujer,
an
cuando ven las primeras señales de bondad y afecto mutuos. La paciencia y la ternura son bloques resistentes
para construir la pasión.
Pocas Cabras masculinas o femeninas son celosas por naturaleza, pero sí son posesivas. No es lo
mismo. Si no están atentas a este problema potencial, es posible que gradualmente se vayan poseyendo la una
a la otra hasta el punto de perder los beneficios de la libertad individual. Cuando hablo de «libertad
individual», no me refiero en absoluto a las teorías permisivas que sustentan en este contexto los fanáticos del
«matrimonio abierto». La libertad individual no ha de ser necesariamente la libertad para entregarse a la
experimentación sexual con múltiples personas. Un compromiso emocional entre dos seres que incluye este
tipo de «libertad» no es tal compromiso, sino un autoengaño. Cuando hablo de libertad individual me refiero a
la sabiduría que permite que las dos personas asociadas en una relación salvaguarden su individualidad, pues
sólo así podrán continuar siendo excitantes, interesantes y estimulantes la una para la otra. La mujer y el
hombre capricornianos que tienden a sofocarse recíprocamente, deberían colgar sobre su chimenea uno de
M

esos posters que dicen: Si hay algo que amas muchísimo, déjalo en libertad. Si no vuelve, nunca estuvo
destinado a ser tuyo. ¡Si vuelve, venéralo eternamente!

Todas las configuraciones de signos solares 1-1 generan un énfasis exagerado en las cualidades positivas y
negativas del signo, y por tanto los dos capricornianos deberán tomar conciencia de que lo mejor puede ser
enemigo de lo bueno. Lo «bueno» de su cautela, al duplicar su intensidad entre ambos, puede convertirse en
una restricción peligrosa, capaz de sepultar lenta pero seguramente sus sueños bajo toneladas de tierra. Su
circunspección innata con los extraños, hipertrofiada, puede determinar que quienes están en condiciones de
convertirse en excelentes amigos los vean como una pareja en verdad muy fría. La combinación de sus
propensiones a ser económicos, naturales de Saturno, puede ahogar sus posibilidades de llegar a la cima de la
montaña, volviéndose como un búmerang contra sus ambiciones compartidas... y aplazando la materialización
de sus planes. Sería muy saludable para su relación que se arriesguen de cuando en cuando, cualesquiera sean
las probabilidades adversas. Los capricornianos tienden a buscar perseverantemente la «burbuja reluciente»
de la fama, y después la rechazan por temor a que estalle. Este tipo de restricción autoimpuesta sepulta
muchos de sus ensueños más brillantes bajo montañas de cautela innecesaria.

98 
 
Es inútil pedirles al hombre y la mujer capricornianos que se arriesguen en la vida hasta el punto de
cancelar sus pólizas de seguros y de reconocer que éstas reflejan miedo al futuro, en lugar de confianza. Casi
no hay un capricorniano sobre la faz de la Tierra que no tenga una póliza de seguros puesta al día sobre su
propia vida, sobre la de su esposa y sus hijos, sobre su hogar, su salud, sus autos, su sierra de cadena, la
máquina de coser o el tablero de dibujo de ella, la foto de sus familias con marco de plata, los retratos al óleo
de sus bisabuelos... y todo lo demás de valor material que sea posible asegurar contra pérdida o robo. No
iríamos a ninguna parte si tratáramos de convencer a este hombre y esta mujer de que deben confiar en el
mañana o si les recordáramos que la forma más eficaz de asegurar y garantizar que ocurrirá algo malo
consiste en esperar o temer que ello ocurra... y que la salvaguarda más fiable para que nunca ocurra nada
malo consiste en la seguridad interior de saber que no ocurrirá... y no iríamos a ninguna parte porque las
Cabras regidas por Saturno no entenderían este tipo de consejo espiritual. (Tampoco lo entenderían muchos
Cangrejos de Cáncer, Toros de Tauro o Escorpiones.)
Entonces, les recordaré en cambio que ninguna de esas compañías de seguros que han enriquecido sus

i
arcas gracias a que suministran a la gente una sensación de seguridad porque prevén todas las grandes y
pequeñas preocupaciones que puede concebir la mente humana, ha sido capaz de imaginar la forma de lucrar
ofreciendo una póliza de seguros sobre el amor. Como los mismos enamorados controlan el destino de su
amor, el elemento humano determina que ésta sea una especulación demasiado arriesgada. En el amor no se

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garantiza la devolución del dinero... ni hay grandes indemnizaciones en efectivo en caso de pérdida, robo,
accidente o muerte-de-la-relación.
Apuesto a que nunca pensaste en esto, ¿eh, Capricornio? Imagínalo. Lo más valioso y precioso que tienes en
el mundo... no está asegurado. Una verdadera tragedia. Pero no lo será, a menos que tú permitas que lo sea.
En realidad, el amor es tan fácil de garantizar contra daños futuros como todo lo demás que vosotros dos
siempre habéis procurado asegurar, incluidas vuestra salud, vuestra propiedad y vuestra vida. No hay que
pagar primas mensuales. El nombre de la póliza es: Fe. No la encontraréis anunciada en las páginas amarillas
de vuestra guía telefónica, pero sí la encontraréis si buscáis dentro de vuestros corazones bajo la «M»... de
Milagro.
an
M

99 
 
CAPRICORNIO ACUARIO
Aire - Fijo - Positivo
Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Saturno Regido por Urano
Símbolo: la Cabra Símbolo: el Aguador
Fuerzas nocturnas - Femenino Fuerzas diurnas - Masculino

i
La relación CAPRICORNIO-ACUARIO

uk
El extraordinario desenlace de esta aventura fue... pero aún no hemos decidido si ésta es la
aventura que vamos a narrar.

Imaginaos al viejo Saturno, con su cara surcada de arrugas y su barba, su guadaña y su hoz, adusto, severo,
estricto pero bondadoso. Ahora imaginaos al delirante Urano, que vocifera charadas con voz estentórea, que
despide relámpagos con los ojos, que entreteje sus cabellos con narcisos, y que juega con un yo-yo. ¿Veis
alguna similitud o fundamentos para una relación íntima? Bueno, hay algunos pero...
Es dificilísimo pronosticar el desenlace de cualquier tipo de asociación entre estos dos signos solares.
Dependerá, sobre todo, de los signos lunares, ascendentes y cosas parecidas. También es posible que dependa
de la medida en que Capricornio pueda tolerar la personalidad ligeramente excéntrica de Acuario. O del
tiempo que tarde Acuario en aburrirse de la eterna insistencia de la Cabra en el statu quo, cuando lo único que
an
se propone hacer el Aguador en este planeta es desbaratar el statu quo. Como se trata de una configuración de
signos solares 2-12, Capricornio intuye vagamente que puede aprender una lección enigmática de Acuario, el
signo que precede a la Cabra en la rueda kármica de la vida... y Acuario tiende a ser más comprensivo con los
pequeños defectos y las compulsiones de Capricornio que con las peculiaridades de los otros once signos.
Acuario ya ha estado allí, ha vivido la experiencia de Saturno durante por lo menos una encarnación pasada, y
por tanto tiende a entender las obsesiones de la Cabra respecto del deber, la responsabilidad y la tradición...
aunque Acuario siga recordando lo que sentía durante aquella existencia en que esas cosas asumían gran
importancia, porque las lleva a todas grabadas en el inconsciente.
Aunque los capricornianos desplieguen raramente un humor apacible y delicioso, son esencialmente
personas serias. Su humor lacónico Saturnino, acompañado por una mirada titilante y una sonrisita tímida, es
primordialmente burlón. Además de una personalidad básicamente sosegada. las Cabras tienen un marcado
M

sentido práctico, que generalmente es más visible que su humor. Aunque Acuario es un signo fijo, y los
Aguadores pueden ser por tanto muy tenaces y decididos, estos hombres, mujeres y niños no son ni
remotamente tan circunspectos como Capricornio. En verdad, a Acuario le encanta turbar el sosiego de los
otros signos, y en particular de Capricornio. El Aguador sobresaltará inevitablemente a la Cabra cuando ésta
menos lo espere, con recursos de gran y pequeña envergadura. Acuario hace todo cuando los demás menos lo
esperan. En ello consiste el sobresalto. Si la gente lo espera, falta el elemento sorpresa, y a Acuario
sencillamente le fascina ser el portador de sorpresas.
Es posible que un capricorniano asociado con un Aguador lea estas palabras, y murmure: «Esta persona
que conozco tan bien nunca me sorprendió ni sobresaltó». La Cabra debería decir: «Esta persona que creo
conocer tan bien». Porque un buen día el capricorniano encontrará una col de Bruselas en el vaso del
dentífrico que cuelga sobre el lavabo del cuarto de baño, y dará un respingo. Acuario se preguntará a qué
viene ese escándalo. ¿Qué importa, después de todo? Quiero decir, ¿nunca os preguntasteis si una col de
Bruselas germinará en un vaso de agua, como las otras plantas... y vuestro acceso de curiosidad no coincidió
más o menos con el momento en que empezabais a ducharos? ¿No es esto lo que le sucede a todo el mundo?
No. A todo el mundo no. Capricornio especialmente, nunca se formula preguntas que no sean prácticas. A

100 
 
la Cabra no le interesa comprobar si las coles de Bruselas germinan en el agua, o si las coliflores florecen, que
tanto da... a menos que sea jardinero (o jardinera) profesional o propietario de una verdulería. Incluso así, la
preocupación capital de la Cabra girará en torno de las ganancias y las pérdidas. Los capricornianos de ambos
sexos necesitan la manta protectora de una cuenta bancaria razonable para evitar que en su piel ultrasensible
pero a menudo bella y traslúcida brote una erupción. No una cuenta bancaria de tanta magnitud como la que
necesita Cáncer para no echarse a temblar aterrorizado por la idea de la pobreza, pero sí razonable.
Acuario rara vez hace algo que sea razonable desde el punto de vista de Saturno. Para Acuario, lo razonable
es lo que ayuda a conocer el mundo y a saber qué es lo que lo hace girar sobre su eje. Poco importa lo que
piensen los demás. De lo -último que se preocupa Acuario es de lo que piensan los demás. Lo último de lo
último. Lo penúltimo de lo que se preocupan los Aguadores podría ser... veamos... los hábitos sociales y el
aspecto personal. Los Acuario típicos inventan sus propios hábitos sociales y dictan sus propias reglas. En
cuanto al aspecto de Urano, estas personas tienen a veces un aire tan extraño e irreal con las telas y los
peinados que han elegido (grotesco es en verdad la palabra más apropiada) que os sorprendería saber a

i
cuántas de ellas las confunden con inmigrantes de un OVNI errante. Naturalmente, las estudiadas negligencia
y originalidad de su indumentaria, de sus modales y de sus opiniones públicas, mortifican y afligen a los
capricornianos, para los cuales lo más importante en la vida es ganarse la aprobación de los vecinos. No,
primeramente de los miembros de la propia familia. Después, de los vecinos. A continuación, de los amigos,

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los conocidos y los socios. Pensándolo mejor, quizá habría que invertir el orden, y colocar en primer lugar a
los socios. Y finalmente... de todo el mundo. El capricorniano típico se preocuparía si en Escocia un
desconocido desaprobara sus zapatos, y esta humillación llegara de algún modo a oídos de la Cabra. Éste es
otro detalle. Todos los capricornianos, junto con los Piscis y los Virgo, ponen un interés inusitado en su
calzado. Éste es un motivo de gran preocupación para ellos.., y cuando compran zapatos o botas nuevos
estudian la operación minuciosamente, desde todos los ángulos, concediendo idéntica importancia al precio, a
la horma apropiada y al aspecto práctico.
Sin embargo, estos dos tienen algunos puntos en común. Por ejemplo, los juicios de los Acuario descansan
sobre principios sólidos y datos muy concretos (detalle éste del que la mayoría de las personas no se dan
cuenta). Los unos y los otros siempre determinan las decisiones finales de ambos signos solares. Pero Urano
le confiere a Acuario ramalazos de intuición, gracias a los cuales los Aguadores pueden ahorrarse todos los
principios y datos concretos inútiles para saltar a la auténtica verdad, situada más lejos. Igualmente, él o ella
an
iniciaron el juicio con principios y datos concretos. Sé que esto es un poco confuso, pero «confuso» es una
palabra que inventaron los regidos por Urano. Los Acuario piensan y planean para un futuro tan lejano, con
una mezcla tan extraña de espíritu práctico y espíritu visionario, que es posible que sus ideas e ideales no se
materialicen durante muchos años... de modo que el hombre medio, y sobre todo el juicioso capricorniano, los
considera soñadores. Siempre debéis recordar que Acuario es el signo del genio y la locura, más o menos en
proporciones iguales. La Cabra no simpatiza con ninguno de los dos. En verdad, para la mayoría de los
capricornianos, ambas palabras son sinónimos (y lo son, de una manera intrincada). De modo que podrían
tener problemas de comunicación.
Al capricorniano generalmente le resulta difícil creer en lo ilógico, lo irrazonable, lo inútil o lo infundado.
Para los Acuario, la palabra imposible no existe en el diccionario de Urano, y los Aguadores piensan que se la
debería borrar de todos los otros, a menos que se la defina como un término que describe una actitud que se
debe evitar. Todos los Acuario tienen en común una naturaleza muy curiosa, inquisitiva. Son inusitadamente
M

susceptibles a los raptos de inspiración, porque tienen pocos prejuicios, o ninguno... incluidos los prejuicios
contra los hechos. Acuario no tiene nada contra una teoría sustentada por los hechos... así como tampoco tiene
nada contra una teoría que no está sustentada por los hechos. La mente regida por Urano es tan abierta que
cualquiera pensaría que sus células cerebrales corren el riesgo de morir de neumonía. Pero dichas células
parecen prosperar en estas condiciones, así como los esquimales prosperan merced a los témpanos de hielo.
Las células cerebrales, al ser electrónicas, también son muy afines a Acuario. Incluso lo son las células
cerebrales de Saturno... o lo serían si la Cabra les dejara brincar más a menudo sobre el trampolín de la
imaginación.
Confieso que he conocido a capricornianos muy comprometidos e interesados en temas tales como la
investigación de OVNIs, la astrología, la reencarnación y la metafísica... pero no son muchos. Y aquellos que
están comprometidos e interesados en dichos temas tienen en sus horóscopos otras configuraciones
planetarias, que les suministran instintos imaginativos más audaces, una fe más simple en lo invisible, una
confianza más infantil. La Cabra típica es cualquier cosa menos infantil. Los capricornianos se aproximan
más a la inocencia infantil durante la segunda mitad de la vida, cuando por fin empiezan a disfrutar de la
despreocupada relajación que se perdieron en su juventud... más o menos en el mismo momento en que

101 
 
Acuario anda dando volteretas por la maravillosa variedad uraniana de «segunda infancia» (que algunos
llaman cruel y muy falsamente «senilidad»). Así que se podría decir que estos dos se llevan estupendamente
cuando son mayores, pero que cuanto más jóvenes sean, tanto más proclives serán a pensar que sus
respectivos hábitos y personalidades son excéntricos.

El novelista capricorniano Henry Miller es un ejemplo arquetípico de la fabulosa libertad


y la alegría infantil que experimentan las Cabras cuando se han liberado de la prisión de Saturno. Cuanto más
envejece el capricorniano Henry, tanto más brilla el centelleo de sus ojos, tanto más joven parece, y tanto más
desaforada es su conducta.
Cuando una de las ex esposas de Henry lo abandonó, se llevó consigo todos los muebles y accesorios, y lo
dejó literalmente sentado en el suelo. Lo primero que hizo la Cabra fue algo muy apropiadamente saturnino,
práctico y económico. Trajo unos cajones de una tienda de comestibles, para sentarse en ellos. También los
utilizó para fabricarse una mesa de comedor. Después de un tiempo comentó: «Se me ocurrió una idea

i
repentina. Me dije, Henry, maldito seas, ¿por qué no consigues un par de patines y te lanzas a patinar por esta
habitación? ¡Lo pasé estupendamente!».
¿Veis? Apenas Henry salió en libertad condicional (como salen todos los capricornianos, a distintas
edades individuales, más o menos a partir de los treinta), zafándose del estricto control del decoro saturnino,

uk
un espectador no podría haber distinguido a esta Cabra de un Aguador. Pero un capricorniano sigue siéndolo
en el fondo del alma, esté o no en libertad condicional. Recientemente, mientras escribo estas líneas en 1978.
el novelista regido por Saturno criticó los tumultos estudiantiles de los años sesenta, con el argumento de que
sus protestas habían sido demasiado débiles. «De nada vale emborracharse y enloquecer —sentenció—.
Debes tener la mente despejada, ser más lúcido que el hombre al que quieres derrotar.» Pura filosofía
saturnina.
Una Cabra es una Cabra, aun teniendo en cuenta el envejecimiento a la inversa de Capricornio, pero estoy
segura de que Henry no dejaría de lucir una guirnalda de narcisos cuando ello le viniera en gana... y si tuviera
un yo-yo a mano lo haría girar como un campeón. Quizá las Cabras jóvenes de alma —y de lo que sea— que
lean esto quieran enviarle a Henry un yo-yo como si fuera una especie de clave compartida... y los Aguadores
podrían mandarle unos narcisos (que él se apresuraría a pintar, dado que la pintura es su nuevo hobby, y en
verdad demuestra que tiene tanto talento como el que tiene como escritor). Los recibirá en Pacific Palisades,
an
California. Quedará encantado.

Sin embargo, mientras las Cabras aún tratan de escalar la cumbre de sus ambiciones, miran con malos ojos
todo tipo de disparate y frivolidad. El Acuario que tiene una sencilla y alegre destreza para hilvanar palabras
absurdas... que ha sido tocado por la maravillosa locura del genio... que arroja estrellas en los pozos de los
deseos y sueña con ranas rosadas... puede resultarle en verdad muy raro al capricorniano materialista, que cree
que el trabajo transmuta los deseos en realidad. Normalmente las Cabras sólo pronuncian palabras signadas
por el sentido común, así que es lógico que a veces los nativos de Urano les parezcan criaturas venidas de otro
mundo, y no terráqueos sensatos, corrientes, de todos los días. ¿Cómo es posible que las ranas sean rosadas, y
además, por qué habrían de serlo? El verde es un color perfecto, satisfactorio, para las ranas.
Puedo atestiguar esta reacción de Saturno ante Urano. En el lienzo de mi mente siempre permanecerá
nítidamente pintada la imagen de la expresión de total perplejidad que se refleja en los ojos color chocolate,
M

serenos, de mi hija capricorniana, Jill, cuando su hermano Acuario Bill, de mirada soñadora, ligeramente
chalado, entra en la habitación... desgranando frases extrañas, luciendo un peinado que no se parece a ningún
otro que haya ostentado jamás un ser humano, con los pies enfundados en un calcetín rojo y otro amarillo, y
ocultando cuidadosamente su cociente intelectual de genio detrás de murmullos como: «Tranquilo, hombre,
tranquilo».

Reconozcamos los méritos de Capricornio. Después de que Acuario desbroza el camino


hacia nuevos inventos y descubrimientos, las Cabras se adelantan con paso pesado para
custodiar las maravillas y los milagros... para conferirles suficientes cualidades prácticas como para que al fin
nos beneficien y mantengan al planeta girando en su curso. Una de las áreas de discrepancia entre estos dos
consiste en que los capricornianos no aceptarán nada sin un control riguroso, a menudo mediante la crítica
negativa. No permiten que ninguna falacia o incoherencia les haga creer en lo increíble. Normalmente, la
Cabra insistirá en entender claramente el significado de cada palabra que pronuncia antes de enunciarla, en
aclarar en su propia mente el sentido de cada idea o proposición antes de postularla. Frecuentemente descarta
o silencia deliberadamente las sugerencias que no se ciñen a estas normas estrictas, en tanto que Acuario lo

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indaga todo con dos ojos: el ojo frío de la disección científica y el ojo perceptivo de la intuición fulminante.
El auténtico Aguador no está seguro de que la idea que Capricornio intenta silenciar sea falsa, y el regido por
Urano opina que aunque lo fuera, el hecho de silenciarla sería un mal por sí mismo. «Vive y deja vivir», es el
lema de Acuario. «Líbrate del peso muerto y conserva sólo lo que es útil», es el lema de Capricornio.
«Conserva todo, porque en algún momento todo será útil a la luz de una nueva comprensión», replica
Acuario. No me propongo terciar en la discusión. Así que los dejaremos aquí, con la sola sugerencia de que a
los Acuario no les vendría mal un poco de formalidad... y de que tal vez las Cabras lo pasarían mejor si
aprendieran a jugar con un yo-yo.

Mujer CAPRICORNIO Hombre ACUARIO

i
—¡Suéltame! —le ordenó ella.

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—Wendy, ven conmigo y díselo a los otros chicos.
Por supuesto, ella se sintió muy complacida de que se lo pidiera. pero contestó:
—Oh, querido, no puedo. ¡Piensa en mamá!

Están en el Central Park de Manhattan —o en los Kensignton Gardens de Londres, tanto da— escuchando
juntos el concierto de una banda. O mejor dicho, él escucha el concierto de la banda... y ella bosqueja la
escena en colores claros. ¿No suena romántico, encantador, bello, armonioso? Sería todo esto si no fuera por
un pequeño detalle. Allí no hay ninguna banda. El concierto que él escucha se desarrolla dentro de su cabeza.
Por tanto, cuando empieza a agitar los brazos al compás de la percusión, a balancear la cabeza al son de los
violines, a seguir el ritmo con los pies y a tararear la melodía, todo al mismo tiempo... bueno, a ella le parece
an
que es un poco raro.
Para ser absolutamente francos, ella piensa que está loco de atar. Pero como es una capricorniana,
con los modales refinados que corresponden a las alumnas de una escuela aristocrática (haya concurrido a ésta
o no), se ruborizará un poco, se concentrará aún más en su dibujo, y simulará que no lo nota. Sólo se pondrá
nerviosa si él la invita a cantar a coro o si le pregunta qué opina del tambor. No es tan fácil ofuscar a un
capricorniano. Se necesita algo descomunal.
El hombre Acuario puede ser muy bien así de descomunal. Su rareza puede ser gigantesca, sobre
todo cuando se la ve a través de los ojos circunspectos y serenos de la naturaleza sosegada y la pauta de
conducta decorosa de la chica capricorniana. Comprendo que alguien podría recordarme que en mi primer
libro Sun Signs (Los signos del Zodiaco y su carácter) escribí que ésta es la única chica que puede mirar a un
sapo repulsivo y adivinar que se trata en realidad de un príncipe disfrazado... o algo por el estilo. Así que debo
confesar que si puede alimentar este tipo de amor y de fe, supongo que también puede decidir que quizá hay
M

alguna manera de rescatar a este hombre y transformarlo en un ser más parecido al modelo de marido y padre
en el que ella juzga que vale la pena invertir tiempo y trabajo. Suponiendo que él tenga un acopio suficiente
de otras virtudes concretas, ella incluso podría capitular y fingir que oye el tambor... y cantar a coro con él,
para dejarlo temporalmente satisfecho. Sólo hasta que tenga la oportunidad de cambiarlo y de señalarle
afablemente que ella entiende sus excentricidades, pero que la preocupa lo que piensan los demás. Quiero
decir: hay que conservar una imagen respetable delante de los extraños. Todos, sencillamente todos, saben
que es importante ser respetado... ¿y quién puede respetar a un pájaro loco? Es posible amarlo, sí, pero... ¿y
respetarlo?
Está equivocada. Tremendamente equivocada. A este hombre le importa un rábano que lo respeten.
Entended bien, no tiene nada en contra de ello, pero tampoco le importa. Y ésta será, de cuando en cuando,
una piedra de la discordia que pesará bastante sobre ellos. El hombre Acuario es muy individualista, y
sustenta algunas opiniones e ideas realmente extravagantes. La capricorniana también puede ser muy
individualista, y sustentar algunas opiniones e ideas realmente extravagantes. La diferencia consiste en que
ella se las reserva, para evitar el ridículo y los juicios implacables de los demás, en tanto que él no tiene
escrúpulos en divulgar su excentricidad. Como los dos tienen sus pequeñas peculiaridades, pueden establecer

103 
 
una relación de empatía mutua. Lo que produce la tensión es la manera de manipularlas.
El mundo de ella, a diferencia del de él, no es ficticio. Es un lugar realista, purificado por entornos
pacíficos y prácticos, refinado a veces por el arte (muchos capricornianos tienen inclinaciones artísticas),
poblado de cachorrillos, por sueños de cocinas calientes, de familias que entonan villancicos juntas, quizá de
un manzano del que cuelga un buen columpio sobre el cual ella podrá remontarse sólo lo justo para alcanzar
un éxito modesto mediante el trabajo afanoso. Los anhelos de Capricornio nunca se exceden de lo merecido.
El mundo de su Aguador puede ser tanto inventivo como inventado, irreal... y estará atestado de súbitos atajos
para llegar a magníficas cascadas: un lugar donde puede suceder, y generalmente sucede, lo insólito, poblado
por toda clase de personajes de todas las formas y dimensiones. Éste es un hombre con amigos de
idiosincrasia y talante muy diversos, que entrarán y saldrán tanto de su mundo de ensueño como del mundo
real... entre narcisos, dinosaurios, flotadores y Wassermans.
Ella tendrá que simpatizar con los amigos de él. Ésta es una obligación ineludible para una mujer
enamorada de un hombre Acuario. Éste experimenta por ellos una lealtad y una devoción sobrehumanas, y

i
también deberéis recordar que es capaz de llamar «amigo» a un portero con el que trató una sola vez. Los
Acuario le otorgan a esta palabra un sentido muy amplio. A veces, el Aguador incluso se distraerá y
presentará a su esposa como «mi buena amiga, Eloise»...

uk
Como las chicas capricornianas son, por regla general, esposas calladas y discretas, que no se muestran
excesivamente entrometidas, curiosas o exigentes, es fácil entender por qué atraen al hombre regido por
Urano. Mientras no sea tan callada, discreta y poco exigente como para que él olvide su presencia. Los
hombres Acuario tienen fama de haber procedido así, ¿sabéis?... quiero decir de olvidar totalmente que están
casados, y entonces es necesario recordárselo de cuando en cuando. Habitualmente el problema no consiste en
que sean infieles, sino en que se quedan pasmados al descubrir que han tenido un momento de debilidad y han
formulado una promesa eterna.
Este hombre, os lo advierto de antemano, tiene la obsesión de las promesas. No a favor de ellas, sino
en contra. Esto se debe a la extraña mezcla de integridad de Urano. Piensa que es incorrecto y ridículo decir
algo cuando no estás seguro de que dentro de una semana, un mes o un año seguirás pensando lo mismo.
Nadie puede tener la certeza de que no cambiará (menos aún los Acuario, que cambian constantemente), ¿así
que por qué engañar a los demás? La mayoría de las personas nacidas bajo este signo no soportan que las
an
acusen de violar un juramento o de traicionar a un amigo, así que se las apañan lo mejor que pueden sin
contraer lo que para ellas puede ser un compromiso falso. ¿Quién sabe lo que sentirá mañana respecto de lo
que dijo ayer? No un Acuario, por cierto. Esto no significa que no haya muchos hombres Acuario que
cumplen sus votos matrimoniales y pasan toda la vida junto a una misma mujer. Los hay. Algunos de ellos
están profundamente enamorados, pero incluso aquellos que no lo están se resisten a pedir el divorcio. Rara
vez el problema con que se enfrenta la esposa de un Acuario consiste en «otra mujer». No en el sentido
consagrado del término. Las mujeres le interesan a este hombre por una razón que a él le parece muy válida:
componen aproximadamente la mitad del género humano, y a Acuario le interesan muchísimo los diversos
problemas del género humano. Es posible que al principio pase por alto el hecho de que las mujeres son
miembros del sexo opuesto, con un atractivo magnético sobre los hombres (esa historia de los pájaros y las
abejas). Él no es indiferente al sexo, pero éste reviste una importancia secundaria... secundaria en relación con
sus fantasías, con sus sueños obsesivos, sus visiones, su introspección, su vocación por su trabajo o carrera...
M

y siempre y eternamente, en relación con sus Amigos. He empleado la mayúscula deliberadamente. Sin
embargo, si esta mujer hace aunque sólo sea un esfuerzo mediocre por amar a este hombre, en la mayoría de
los casos (no en todos, pero sí en la mayoría), tendrá como recompensa un amante o marido fiel, que le
suministrará mucha variedad, interés, fascinación, sorpresas inesperadas y excitación. La mujer capricorniana
debería hacer más que un esfuerzo mediocre, porque esta chica se ha guiado, desde su infancia, por el
precepto de que cuando vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo bien.
Curiosamente (pensándolo mejor, quizá no es tan curioso), el hombre Acuario despierta a menudo en esta
mujer unos celos irrazonables, aun cuando se trate de una chica Cabra normalmente serena y plácida. Como
puede sentirse atraído desde el punto de vista intelectual por un extraño, a primera vista, y más aún en un
primer encuentro, es posible que trate a dicho extraño como si fuera un amigo íntimo. Si el extraño es una
extraña, es posible que su esposa capricorniana, o lo que sea, no se dé cuenta de que probablemente esta
relación carece de toda importancia. Ella deberá recordar que este hombre tiende a divorciar el amor de la
pasión física, y por tanto puede «amar» a sus amigos y amigas, al mismo tiempo que sólo comparte con ella la
unión sexual. En realidad, la capricorniana se halla mejor pertrechada que las mujeres de otros signos solares
para tolerar esto. Aun así, la situación puede ser engorrosa. Ella deberá recordar que una vez que él se le haya

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entregado totalmente en el plano físico, no verá ninguna razón para no poder seguir teniendo cálidas
relaciones intelectuales con otras mujeres. Una mujer ariana o Leo estaría en condiciones de enumerarle
muchas razones por las que no debería ni podría... después de devolverle su sortija de amistad (o de
arrojársela a la cara), pero la mujer regida por Saturno puede entenderlo, si se esfuerza a medias.

El aspecto físico de su relación puede ser cambiante e imprevisible. Cuando se trata de Acuario, todo es
cambiante e imprevisible. Su actitud respecto del sexo puede oscilar entre la curiosidad vehemente y la
aceptación desapegada. La de ella puede oscilar entre una conciencia del apareamiento como deber de amor
—esperado, y por tanto cumplido— y un profundo y sano disfrute de su intimidad, sin falso recato ni
fingimiento. Es poco probable que cualquiera de ellos dos subestime o sobrestime el sexo. Ambos tienden a
aceptarlo como es, ni más ni menos, y son capaces de experimentarlo sin excesiva pasión ni tormentas
emocionales, aunque algunos hombres Acuario aportan al acto amoroso un aire de irrealidad soñadora, y al
coqueteo y los juegos preliminares un aire de titilante suspenso. Y algunas mujeres capricornianas se

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ruborizan durante toda la vida, con una intensificación de sus palpitaciones, ante el tema de la sexualidad. Es
posible que él divague un poco en el área del amor físico, que a ella le resultará desconcertante, e incluso
turbadora, pero si estos dos están emocional v mentalmente enamorados, podrán superar cualesquiera
problemas menores de acomodamiento sexual.

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Si uno de ellos tiene la Luna en un aspecto armonioso con el Sol del otro, su unión física será más que
satisfactoria. Con un aspecto de cuadratura u oposición entre el Sol y la Luna respectivos, la satisfacción
puede ser esquiva. En ambos casos, es posible que sus almas no experimenten un apetito desmedido, corno el
que describen los poetas. Frecuentemente el instinto sexual de las chicas capricornianas se desarrolla con
mucha lentitud, y lo mismo ocurre con el de muchos hombres Acuario, aunque no todos... de manera que
cuanto más tarde se casan, tantas más posibilidades de éxito tienen.
Es posible que la piedra de la discordia sea la exagerada devoción de ella por su familia, o la negativa de él a
cooperar con ella a la hora de salvar las apariencias delante de vecinos y parientes. Pero deberán concentrarse
en sus respectivas virtudes y olvidar sus pequeños engorros y diferencias. La mujer capricorniana puede ser
sorprendentemente afectuosa, emocionalmente equilibrada y leal... con un fuerte sentido de la responsabilidad
moral. Casi nunca hará algo que pueda causarle a él dolor o bochorno. Esto vale para todas, menos para la
rara Cabra de corazón frío, que yerra el camino en la infancia y que carece de sensibilidad para el amor
an
romántico, en tanto que acepta el amor sexual con tanta impasibilidad como si se tratara de un apretón de
manos. Pero suponemos que la Cabra o el Aguador lee esta sección para entender mejor, y no entra en esa
infortunada categoría.
En cuanto a las virtudes del amante o marido Acuario, ningún hombre puede salvaguardar el estímulo
intelectual durante tanto tiempo como él... y el amor empieza en la mente. Corrección: Empieza en la mente
de quienes han nacido en el elemento Aire, como Acuario. Para quienes nacen en el elemento Tierra, corno
Capricornio, el amor empieza por la seguridad emocional. Este hombre tiene un pequeño déficit de fiabilidad
y seguridad emocional. Pero si su compañera es suficientemente tolerante y paciente, puede aprender. La
chica capricorniana que es capaz de ver un príncipe apuesto cuando mira una fea rana, está en condiciones de
corregir este defecto.
A él le gustaría descubrir un mundo donde las hojas nunca caen... y el Sol nunca se pone. Ella está
segura de que semejante mundo no existe. Si pretenden alcanzar la felicidad juntos, ella deberá colaborar
M

igualmente en la búsqueda. ¿Y quién sabe? Quizás él le dará una sorpresa y lo encontrará... si ella abre los
ojos, le quita los cerrojos al corazón, y elimina de su vocabulario la palabra «imposible»... como él lo hizo la
primera vez que la oyó.

105 
 
Hombre CAPRICORNIO Mujer ACUARIO
—¿Dónde estás, Campanilla?
Por el momento ella estaba en un jarro, y le gustaba tremendamente. Nunca había estado
antes en un jarro.

La relación amorosa entre este hombre y esta mujer puede deslizarse sobre ruedas durante mucho tiempo,
hasta que ella suelta un comentario humillante e incomprensible delante de un grupo de amigos o de su
sacrosanta (arrodillaos, por favor) familia... o resuelve desbaratar las cosas repentinamente porque ha
cambiado de opinión o de planes. Entonces el capricorniano se pondrá ligeramente nervioso, situación ésta

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muy rara, porque las Cabras casi nunca están nerviosas, como ya lo sabéis a esta altura. (Conozco a un
capricorniano que reside en Colorado y que cuando está nervioso sale a caminar solo y detona cartuchos de
dinamita, pero tiene la Luna en Aries.) Cuando una chica Acuario se ponga nerviosa, —y es muy posible que

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esto le ocurra después de estar sujeta a períodos inexorables de disciplina y monotonía saturninas— tal vez se
coloque cabeza abajo o agite las orejas ansiosamente. Esta señal centelleante de Urano indica que está
ofuscada e inquieta.
Lo primero que ella debe aprender cuando se relaciona con este hombre es a amar y respetar a la familia
de él tanto como a la suya propia. Más aún que a la suya propia. Esto es indispensable, tanto si su familia es
idílica como si se asemeja a la de los Borgias. Él no es ciego a los defectos, faltas y vicios de su familia, pero
esto no importa. El capricorniano se sentirá obligado a venerar a sus padres y a exigir que todos quienes estén
en su presencia los veneren, cualesquiera que sean sus debilidades. De lo contrario, se siente culpable.
Racionaliza o pasa por alto los defectos de su familia. Será mejor que la mujer que espera que le abra las
puertas de su corazón también los pase por alto. Es posible que él se sienta obligado a encontrarles algún
defecto, ocasionalmente, pero preferirá que las críticas emanen de él, y no de los «extraños». Por supuesto, es
innegable que esta lealtad filial es admirable, sobre todo porque deja entrever cuál será su actitud futura
respecto de ella y de sus propios hijos. No os tendré en suspenso. Será la misma devoción inalterable, a menos
an
que su Venus tenga un aspecto muy negativo, en cuyo caso este hombre podrá convertirse en un tirano no
sólo glacial, sino también circunstancialmente promiscuo... con una peculiar circunspección. Pero las chicas
Acuario no deben desanimarse, porque muy pocos capricornianos tienen un aspecto negativo de Venus, e
incluso aquellos sobre los que recayó esta maldición planetaria a la hora del nacimiento generalmente se las
apañan para controlarla con la ayuda de la autodisciplina de hierro de Saturno.

Como ésta es una configuración de signos solares 2-12, la relación será influida, de alguna manera, por un
marcado interés recíproco en el dinero o en la seguridad financiera, así como por la abnegación. Además, él la
admirará en secreto, porque intuirá que ella está en condiciones de inculcarle una sabiduría inefable que él
aún no ha aprendido (y está en condiciones de inculcársela, ¡vaya si lo está!), en tanto que ella tolerará
afablemente sus depresiones y abatimientos ocasionales e inexplicables, y sus cíclicos accesos de mojigatería
M

y melindrosidad, porque su propia alma guarda el recuerdo de haber pasado por la experiencia de Saturno en
alguna vida anterior. Igualmente, ella no tiene la intención de pasar su existencia presente atada por estos
sofocantes lazos de cautela. Ésta es la vida de la que dispone para realizar experimentos con las maravillas del
mundo, y toda chica Acuario alimenta este anhelo en el fondo del corazón, aunque sólo le dé rienda suelta por
la noche, en el plano astral... cuando simula dormir.
Él es Tierra y ella es Aire, así que sus motivaciones básicas tienen poco en común. A menudo, estos dos
emprenderán un negocio juntos... o la lumbre, el hogar y la familia serán el punto focal de su relación, y una
vez enamorados, ambos tratarán de pasar por alto las obvias diferencias entre sus naturalezas y
personalidades. Si uno debe amoldarse al otro, lo más probable es que se amolde ella, y no la Cabra. Ésta no
es la única alternativa, pero si la más probable. Los capricornianos se fraguan en la arcilla de su imagen
terrenal a una edad muy temprana. Acuario, que pertenece al elemento Aire, es más dúctil, más adaptable a
las circunstancias... más maleable. (Igualmente, ella nació bajo un signo fijo. y en algunas circunstancias
puede desplegar una obstinación inesperada.) Pero normalmente, si ella debe cambiar para conservar su amor,
pues cambiará, aunque el cambio es tan consustancial a los Acuario, que no debemos alabar excesivamente su
carácter por el hecho de que proceda así. Para esta mujer, se trata de un proceso natural. El cambio no es un
proceso natural para la Cabra. El capricorniano les teme a los grandes cambios de ocupación (carrera o

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profesión), residencia y amistad. En tanto que ella ansía conocer nueva gente y se siente dichosamente
cómoda entre todo tipo de personas, él se resiste a comunicarse con alguien que no pertenezca a su familia
inmediata o al estrecho círculo de sus pocos amigos íntimos, con la mayoría de los cuales se relacionó en su
infancia. Por consiguiente, su vida social conjunta podría ser un poco inconsistente, y siempre existe la
posibilidad de que a ella la obsesione la sensación de que le falta algo.
Bueno, he dicho que lo más probable es que sea ella, quien cambie para adaptarse al molde de él. Es
cierto. No me retractaré. Pero también os he advertido que Acuario es un signo fijo. De modo que ella
descubrirá la forma de manejarlo y manipularlo, al mismo tiempo que parece someterse dulcemente a todos
sus deseos. ¿Así que os parece un poco taimada? No, sólo se trata del talento de Urano para hacer congeniar
lo incompatible en una forma bastante seductora, confusa, muy sutil... que generalmente no se nota en la
superficie.
Es posible que al principio ella no reconozca su propio desasosiego después de haber encadenado sus
sueños a los hábitos y deseos más mundanos de él. Más tarde aquel empezará a manifestarse de distintas

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maneras... cuando ella vuelva a la escuela para diplomarse, cuando visite su ciudad natal a solas durante
lapsos cada vez más largos, cuando adopte un hobby como la música, el canto, la danza o la astrología para
absorber parte de su energía desperdiciada... o cuando reitere ansiosamente que desea tener un hijo. Todos
éstos son cambios. Y Acuario tiene fe en el cambio. A juicio de la Aguadora, el cambio oportuno en el

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momento oportuno puede resolverlo todo.
Lo que los une inicialmente es a menudo la vibración invisible de integridad que ella emite, como si fuera
una señal de radio. Los capricornianos no soportan a las mujeres frívolas, promiscuas, vulgares, agresivas o
fundamentalmente deshonestas. Así que él capta la señal, investiga, resuelve finalmente que ella está dotada
de las mismas cualidades de veracidad y honestidad que lo caracterizan a él y, después de un lapso decoroso,
le hace una propuesta. Sea lo que fuere lo que le propone (y generalmente será una sociedad comercial o el
matrimonio... o ambas cosas), siempre dejará pasar un lapso decoroso. Las Cabras no actúan impulsivamente.
Lo que él no comprende es que, aunque se trate de una mujer íntegra, la suya es una forma individualista de
integridad. Los Acuario son, sobre todo, leales consigo mismos (también sinceros consigo mismos), siempre
fieles a lo que interpretan que es la verdad... pero esto no concuerda exactamente con la integridad de Saturno
y con su hábito tradicional de honestidad. Capricornio se ciñe a las reglas. Acuario también, es cierto, pero a
sus propias reglas privadas e individuales.
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Otro elemento que probablemente también los hizo confluir al principio fue la belleza de la Aguadora. Todas
las mujeres que vibran en la frecuencia de Urano tienen una belleza sobrenatural, frágil, como una bruma
matinal o un arco iris de verano... que primeramente está aquí, y después se torna invisible... para volver más
tarde, y que tiene rasgos claramente definidos, que recuerdan un poco los de una diosa griega. Es probable
que sus ojos también lo hayan hipnotizado. No hay ojos como los de Acuario: soñadores, misteriosos, siempre
dotados de esa mirada remota y perdida desde hace mucho tiempo en el mañana. (Sí, he dicho «perdida desde
hace mucho tiempo en el mañana». Se trata de un problema de tiempo. Todos los Acuario entienden la teoría
einsteniana del tiempo.) Los ojos de él están fijamente enfocados sobre (y en) el día de hoy... cándidos y
serios, muy distintos de los de ella. La diferencia atrae.
Las ideas neuróticas del capricorniano típico sobre el trabajo de «su mujer» podría generar conflictos
entre estos dos (a menos que la Luna o el ascendente de la chica Acuario esté en un signo de Tierra, para
M

armonizar con la imagen más sosegada de la Cabra). La mayoría de los hombres Cabra miran con malos ojos
a las mujeres profesionales. Algunos de ellos hacen algo más que mirarlas con malos ojos: les prohíben
terminantemente que se dediquen a semejantes actividades, y sólo permiten que la «mujercita» trabaje en la
empresa familiar. Algunos capricornianos están tan atados a los estereotipos masculino-femeninos, que tienen
la firme convicción de que todo hombre que se casa con una profesional próspera, lo hace movido por el
interés económico... aunque sea obvio que su amor es recíproco. Este tipo de capricorniano se empecina en
creer que aquel hombre sólo finge amarla. Tiene que ser por dinero. Aunque él mismo amara sinceramente a
una profesional próspera, estaría igualmente convencido de que su propia motivación es la codicia... aunque
ella fuese muy bella, deseable o inteligente, y aunque él le tuviera un gran afecto. Lamentablemente, alguna
que otra Cabra padecerá esta rara aberración de Saturno, que le impedirá creer en el amor entre el hombre y la
mujer si aquél no se ciñe a un esquema preconcebido, que data, más o menos, de la era de los dinosaurios.
A menos que su capricorniano tenga la verdadera obsesión de vetar la independencia femenina, es
posible que la Aguadora (nacida, recordad, bajo un signo fijo) admire extrañamente sus ideas un poco
anticuadas. Al fin y al cabo, se enamoró de él porque podía contar con que lo encontraría casi siempre en el
mismo lugar, a diferencia de lo que ocurría con todos los hombres que conocía, y que eran tan imprevisibles

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como... bueno, como lo es ella misma (o como lo era, antes de que la Cabra la moldeara a su imagen y
semejanza). La mujer Acuario, con sus propias cualidades camaleónicas de suspenso y con sus corazonadas
intuitivas y sus procesos mentales alterados, busca a menudo en su compañero lo fiable, lo formal y lo seguro.
Es una paradoja, pero como he señalado reiteradamente en otras secciones de este libro, todos los Aguadores
son paradojas vivientes. Quizá la atrae la estabilidad en razón de la fijeza básica de Acuario. Al fin y al cabo,
lo que es fijo es fijo, aunque nunca lo adivinarías a juzgar por su conversación ambigua y su conducta
abstracta, que hacen que te sientas como si estuvieras en un balancín al mismo tiempo que das vueltas en la
noria gigante de un parque de diversiones.
Generalmente sus reyertas girarán en torno de situaciones ajenas: episodios o personas con los que
ella tiende a ser tolerante... y él tiende a ser implacable. Sin embargo, por mucho que se amolde, la Aguadora
llevará la batuta a la hora de discutir, con su encanto dulcemente persuasivo de elemento Aire... pues parecerá
sugerir. Así, la mujer Acuario gana al final casi todas las disputas o confrontaciones con la Cabra terca,
práctica, quizá porque ella divierte y confunde, y todo esto lo hace con la mayor naturalidad, sin exigir,

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limitándose a sugerir cuando los demás no la escuchan. No es raro que todos piensen que él es el auténtico
mandamás. Si sus soles y lunas están en oposición o cuadratura, es posible que él se despierte en una mañana
lluviosa y comprenda por fin que lo están manipulando delicadamente, que rechace un papel tan poco
masculino... y que estudie la posibilidad de separarse. La rumiará durante mucho, mucho tiempo. El

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capricorniano no hace nada deprisa, y menos aún cuando se trata de destruir un hogar, pues esto lo desquicia.
La separación o el divorcio también le dolerá a ella. Sin embargo, a la larga, la chica Acuario se adapta a la
relación descalabrada más rápida y fácilmente que cualquier otro signo, excepto Géminis, Piscis o Sagitario.
El divorcio, como el matrimonio, es esencialmente un cambio... y el cambio nunca asusta a esta chica tanto
como a otras.

Desde el punto de vista sexual, la unión de Capricornio y Acuario puede dejar algo que desear. No siempre.
Sólo a veces. Acuario es un signo masculino, y lo rige el planeta, también masculino, Urano... por muy dulce
que sea ella cuando habla. Al principio, los humores cambiantes de su mística innegablemente femenina, con
sus vibraciones masculinas contradictorias, excitan al capricorniano, pero es posible que más tarde sólo lo
irriten. De alguna manera, a él se le escapa la verdadera esencia de ella. En cuanto a él... bueno, al comenzar
el romance su sensualidad terrenal la atrae irresistiblemente, y después puede convertirse en una carga muy
an
pesada... porque el ideal que ella tiene de la expresión sexual es mucho más etéreo, y exige una preparación
imaginativa y cerebral para la unión física concreta. Pero, por supuesto, el amor puede transformar todos los
senderos escabrosos en el camino que conduce al país de Oz. Basta un poco de magia. De modo que si ponen
verdadero empeño podrán superar estos obstáculos, a medida que cada uno de ellos satisface las necesidades
muy distintas del otro, mediante la aptitud de la Cabra para el afecto paciente y afable... y mediante la aptitud
de Acuario para entender tolerantemente la naturaleza humana, y sobre todo la de él.
Suponiendo que sus aspectos Sol-Luna sean armoniosos, la relación se profundizará gradualmente a lo
largo de los años, hasta que cada uno suministre lo que le falta al otro. Ella se hará más segura y estable...
menos inquieta y anhelante. Él se hará menos rígido-frígido, más libre y abierto. Se parecerán cada vez menos
a sí mismos... y cada vez más al otro... y se fusionarán tan íntimamente que sus amigos empezarán a verlos
como una persona, una unidad de medida, y no dos individuos. Obviamente, éste no es un estado natural para
Acuario, pero si se lo equilibra cuidadosamente, los resultados pueden ser maravillosos. La mayoría de las
M

personas olvidan con cuánta desesperación la Cabra anhela silenciosa y secretamente poder retozar y
juguetear. Sólo la retiene el adusto Saturno.

Una vez conocí a un capricorniano llamado Roy, de Oklahoma, que todos los veranos visitaba Colorado,
donde se sentía libre para romper los lazos restrictivos de Saturno y desarrollar su propia personalidad, en la
atmósfera limpia y fresca de la montaña que siempre obra sobre las Cabras como un tónico euforizante. Al fin
y al cabo, éstas son trepadoras y se sienten cómodas a grandes alturas. A más de tres mil metros por encima
del nivel del mar, en Cripple Creek, Colorado, este capricorniano retozaba como un elfo o un druida de
antaño. Desechaba su indumentaria formal de Oklahoma y vestía como se le antojaba. Las ropas de Elvis
Presley (otra Cabra, entre paréntesis) habrían parecido circunspectas al lado de algunas de las que él se ponía.
¡Pero tenía un aspecto estupendo! Un día abandoné jubilosamente su casa al amanecer, vestido sólo con un
bañador rojo y amarillo chillón... para recoger flores silvestres. Otro día, irrumpió por la puerta de entrada de
mi casa en medio de una violenta tormenta eléctrica de verano, mientras a su lado daba volteretas «T» (como
él la llamaba afectuosamente): la radiante, deliciosa e imprevisible Aguadora que era su mejor amiga así
como su socia (en una tienda de antigüedades. ¿que otra cosa podía ser, sino la carrera favorita de

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Capricornio?)... y me entregó un inesperado ramillete de guisantes de olor... que despedían un aroma idéntico
al que estoy segura que debe despedir el Cielo. Había pasado toda la mañana viajando en auto con «T» por los
caminos anegados, disfrutando ambos de cada trueno y cada relámpago de Urano... sólo para venir a
visitarme.
El sentido del humor y la risa de esta Cabra, su bella sensibilidad y su intuición telepática, eran iluminadas
por un corazón cariñoso qué ansiaba liberarse. Sin embargo, sufría los habituales accesos de timidez y
apocamiento de Saturno... y había días en que cavilaba melancólicamente, al borde de la desesperación, sin
ninguna razón visible. Pero la Acuario «T» era deliciosamente paciente y esperaba el plácido arco iris que ella
sabía que no tardaría en refulgir en su aura... y éste siempre reaparecía.

La mujer Acuario que ama a un capricorniano debería ponerle grilletes de cuando en cuando al Saturno que
hay en él, cogerlo por la mano y desafiarlo: «¡Eh, mamarracho! ¿Quieres venir a chapotear en un charco, a
jugar al escondite con las tortugas, a construir una casa sin paredes... y a reírte de nada?». Es posible que el

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tímido hombre Cabra se dé una sorpresa a sí mismo, al acompañarla. Pero si le pregunta: «¿Cómo puedes
construir una casa sin paredes?», la luna de miel habrá terminado... y el amor también.

Aun así, puede renacer milagrosamente. ¿Y acaso no es ésta la especialidad de los Acuario... hacer milagros?

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an
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CAPRICORNIO PISCIS
Agua - Mutable - Negativo
Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Saturno Regido por Neptuno
Símbolo: la Cabra Símbolo: el Pez
Fuerzas nocturnas - Femenino Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación CAPRICORNIO-PISCIS

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Es extraño decirlo, pero todos lo reconocieron enseguida. y hasta que los abrumó el miedo le
dieron la bienvenida, no como a algo soñado durante mucho tiempo y por fin visto, sino como a
un viejo amigo a cuya casa volvían para pasar las vacaciones.

El Pez Piscis se siente a menudo cómodo y seguro en la serena presencia de Capricornio, como los oseznos
cuando se acurrucan para pasar el invierno durmiendo sobre sus troncos. Quizá parezca raro comparar al Pez
con un oso, pero éste es el efecto que ejerce sobre Piscis el planeta regente de Capricornio, Saturno. Como a
ellos los rige el planeta Neptuno, resbaladizo, sutil y esquivo, los Piscis encuentran muy reconfortante la
sólida estabilidad de Saturno, que los hace sentirse oseznos (o mamá o papá oso).
A la inversa, en la serena presencia de Piscis, las Cabras de Capricornio experimentan a menudo una
sensación festiva, flotante... como si fueran burbujas de jabón refulgentes liberadas a merced del aire. Quizá
an
parezca raro comparar a la Cabra con una burbuja de jabón, pero éste es el efecto que ejerce sobre
Capricornio el planeta regente de Piscis, Neptuno. Como a ellas las rige la inflexible y exigente disciplina de
Saturno, las Cabras encuentran muy fascinante y cargada de promesas de libertad la soñadora y relajada
distensión de Neptuno, que las hace sentirse como si fueran burbujas de jabón.
Así que aquí los tenemos, al Pez y la Cabra, mágicamente transmutados por su proximidad recíproca
en un oso y una burbuja. Es muy hermoso, ¿no os parece? Todos los Piscis y capricornianos deberían meditar
durante un largo rato acerca de los dos párrafos precedentes, hasta que les queden definitivamente grabadas
todas las ventajas que pueden extraer de su asociación, y hasta comprender el enorme valor de los dones
intangibles pero preciosos que pueden intercambiar. Esta noción los ayudará a superar fácilmente los
problemas que experimentarán, de cuando en cuando. Pero detengámonos a analizar durante un poco más de
tiempo los elementos positivos de compatibilidad, antes de abordar los peligros contra los que deben
precaverse.
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Existe a menudo una maravillosa empatía serena inherente a esta configuración de signos solares 3-11,
porque vibra a través de los elementos Tierra y Agua. Esta asociación enriquece muchísimo la esencia Tierra
de Capricornio, y permite que la esencia Agua de Piscis encuentre un lugar seguro adonde fluir. En razón de
esta doble recompensa, se parece a la influencia de Tierra y Agua de la configuración de signos solares 3-11
que también experimentan Piscis-Tauro. Tauro-Cáncer, Cáncer-Virgo. Virgo-Escorpión Escorpión-
Capricornio.

Las Cabras se sienten extrañamente más seguras con un Pez que con la mayoría de los signos solares,
exceptuando Escorpión, a la hora de rebelarse contra la natural conducta restrictiva de Capricornio. Aunque
las Cabras se llevan muy bien con Tauro y Virgo, es posible que se sientan considerablemente menos
proclives a plantar cara en compañía de los Toros y las Vírgenes que en compañía de Piscis. A la inversa, por
alguna razón el Pez se siente más protegido de las experiencias duras y lacerantes de la vida en compañía de
la Cabra que en compañía de la mayoría de los signos solares, con excepción de Tauro... y encuentra más
coraje para superar la natural conducta introvertida de Piscis. Aunque los Peces también se entienden bien con
Escorpión y Cáncer, es posible que se sientan un poco menos protegidos, así como menos valerosos, con los

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Escorpiones y los Cangrejos que con la Cabra. Por tanto, Capricornio y Piscis fueron hechos, en muchos
sentidos, el uno para el otro. Si uno de ellos tiene un signo lunar o ascendente en conflicto con el otro,
intercambiarán ocasionalmente sapos y culebras. Pero, por lo demás, estos dos se sentirán mucho más felices
y armoniosos que ofuscados y tensos, durante su convivencia.
Como Piscis y Capricornio sienten y piensan lo mismo respecto de la mayor parte de los grandes temas, sus
diferencias de opinión son relativamente menos frecuentes que sus momentos de cooperación y transacción
plácida, casi espontánea. Incluso en aquellas áreas en que discrepan, se turnarán para convencerse
cuidadosamente de la conveniencia de adoptar el enfoque contrario. A veces es la Cabra la que consigue
rectificar las ideas confusas o embrolladas del Pez; en otras circunstancias, es el Pez el que consigue aplicar el
empecinamiento de la Cabra. Por ejemplo, si entablaran una discusión sobre temas polémicos como la
astrología y la religión, probablemente no podrían dejar de chocar en cuestiones de principios, porque
Capricornio defiende tenazmente la tradición y la autoridad, recela de lo abstracto, y no es tan instintivamente
comprensivo y sensible como Piscis. En este caso, será generalmente el Pez el que enmendará afablemente las

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ideas equivocadas de la Cabra, aunque en otros contextos será la Cabra la que hará virar tesoneramente el
pensamiento del Pez, igual número de veces, para hacerlo coincidir con el suyo.
En verdad, es casi inevitable que en un momento u otro estos dos discutan ambos temas, porque Saturno
es el defensor del statu quo, y Neptuno gobierna (junto con Plutón) la astrología y la religión. (Júpiter se

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ocupa sobre todo de la filosofía de la religión, Plutón de su misterio, Neptuno de su misticismo.) Por tanto, es
razonable suponer que esta asociación influida por Saturno y Neptuno abarcará una buena cuota de discu-
siones sobre estos temas, discusiones que Piscis ganará casi siempre.

PISCIS: ¿No crees que la religión deja a la gente en la estacada, al no suministrarle el sentido de la
continuidad de la conciencia individual?

CAPRICORNIO: ¿Qué significa eso? A veces eres tan abstracto que no puedo seguir tus razonamientos. ¿Por
qué no hablas en términos claros y sencillos, accesibles para una persona corriente?
PISCIS: Lo intentaré. Lo que quiero decir es que la reencarnación, que es la base de la astrología, es la
auténtica verdad de la existencia, y que todas las iglesias han expurgado esta sabiduría de sus enseñanzas.
No puedo expresarme en términos más claros y sencillos.
an
CAPRICORNIO: ¿La reencarnación? Ni siquiera la discutiré contigo. Es demasiado ridícula para
considerarla, siquiera.
PISCIS: (que sólo finge capitular... ¡taimado Neptuno!) Está bien. Siempre podremos discutir la reencarnación
en algún otro momento, y cuando la discutamos, te diré algunas cosas que seguramente te harán cambiar
de idea, pero por ahora hablemos de la religión y la astrología.
CAPRICORNIO: Eso no es mejor. La astrología. Quizás es incluso peor.
PISCIS: (hace caso omiso de Capricornio, como si no lo —o la— hubiera oído) ¿Sabes que casi todas las
religiones enseñan que la astrología es un pecado, y no permiten que sus fieles la investiguen siquiera?
CAPRICORNIO: Si quieres conocer mi opinión, te diré que ciertamente se justifica que procedan así, dada la
charlatanería que impera en ese campo. No las censuro. La astrología tiene tan mala fama, que la Iglesia
Católica les exige la confesión formal a los fieles que han sido contaminados por ella, antes de
autorizarlos a comulgar.
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PISCIS: Todo arte y ciencia, y no sólo la astrología, lleva implícitos elementos de charlatanería, así que esto
no prueba nada, ni a favor ni en contra. Pero me alegra que hayas mencionado la comunión. Este ritual
consiste en ingerir una hostia que simboliza el cuerpo y la sangre de un simple carpintero, que a su vez era
astrólogo, lo mismo que sus maestros, los esenios, entre los que pasó los dieciocho «años perdidos» de su
vida, hábilmente expurgados de las escrituras.
CAPRICORNIO: ¿Cómo es posible que Jesús haya practicado la astrología, cuando la Iglesia Católica, y
todas las otras religiones, la han definido como una peligrosa creencia en el control de las estrellas y los
planetas sobre el destino humano?
PISCIS: (sonríe afablemente) Ya veo. ¿Así que sólo se debe permitir que el dogma eclesiástico controle el
destino humano? Probablemente no te das cuenta de que los mismos Padres de la Iglesia tienen plena
conciencia de que se estudia astrología con el fin diametralmente opuesto... para enseñarnos que sólo
podamos eludir el control de las estrellas cuando comprendemos su poderosa influencia, porque entonces
podemos utilizar nuestro libre albedrío para guiar nuestro destino. El conocimiento de la astrología nos
emancipa del control planetario... pero también nos emancipa de la-dictadura moral del dogma
eclesiástico, y ésta es la verdadera razón por la que han deformado y difamado deliberadamente la

111 
 
definición de astrología.
CAPRICORNIO: El problema consiste en que eres sencillamente anticatólico. También alimentas prejuicios
contra las religiones protestantes.
PISCIS: (suavemente, sin antagonismo) De ninguna manera. Los católicos y los protestantes no son los
únicos que inculcan a sus fieles ideas falsas acerca de la astrología... o que ocultan los hechos. El judaísmo
también ha negado las raíces que ésta tiene en la Cábala hebrea, que es una de las fuentes más ricas de
sabiduría astrológica y numero-lógica. Y la iglesia mormona califica a la astrología de '«obra del diablo».
CAPRICORNIO: Acabas de perder la discusión. Todos esos mormones son personas muy corteses y pulcras
y bien cepilladas... decentes y respetuosas de la ley. Ellos creen en la santidad de la familia, y yo también.
PISCIS: (que vuelve a sonreír afablemente) A veces el aspecto exterior engaña. ¿Así que es indispensable
estar bien afeitado para alcanzar la iluminación y la salvación? Esto elimina a Lincoln, Moisés, Jesús, los
Apóstoles y otras incontables personas de la lista de los virtuosos. Es cierto que los mormones veneran el
círculo familiar, ¿pero sabías que su fundador, Joseph Smith, afirmaba que había tenido una visión según la

i
cual todas las religiones distintas de la mormona son «una abominación» para el Señor?
Ahora la Cabra se queda callada, y el Pez continúa serenamente.
PISCIS: Sólo desde 1978 la Iglesia mormona ha autorizado a los negros a desempeñarse como sacerdotes.
Antes, los mormones enseñaban que «los africanos son indignos», y que su piel más oscura es una señal

uk
de la desaprobación de Dios.
CAPRICORNIO: Bueno, por lo menos reconocieron finalmente su error.
PISCIS: Sí, lo reconocieron. Uno de ellos, por lo menos. El presidente de los mormones, Spencer Kimball, ha
dado muchos pasos importantes en dirección a la verdad y la tolerancia. Sin embargo, incluso él afirma
actualmente, de manera categórica, que es «absolutamente imposible» que algún día las mujeres sean
autorizadas a enseñar o predicar en las iglesias. Pero creo que él hace lo que puede... y que algún día
.también se mitigará esta creencia. El mormonismo tiene muchos elementos buenos y positivos. Muchos
más que actitudes negativas. La mayoría de sus principios son sanos y sensatos.
CAPRICORNIO: Escucha... he decidido que después de todo no tienes prejuicios. Cuéntame algo más sobre
la astrología y la reencarnación.

Y Piscis gana la discusión, como casi siempre. El o la Pez produjo una fuerte impresión sobre el intelecto
an
normalmente inflexible del o de la Cabra al exhibir la tolerancia y la compasión típicas de Neptuno, al
abstenerse de lanzar ataques ofensivos o emocionales, y sobre todo al rematar el diálogo con las palabras
«sano» y «sensato» (dos de los términos eternamente favoritos de Capricornio, que les producen a los regidos
por Saturno una sensación inconsciente de seguridad). Se necesita paciencia para hacer cambiar de idea a la
terca Cabra, pero Piscis está dotado de mucha paciencia, más una abundante reserva de la simpatía y la
afabilidad necesarias para apartar a un signo de Tierra de una convicción que sustenta desde hace mucho
tiempo.

Es indudable que los Peces de Neptuno, cualesquiera sean su edad y su sexo, tienden a ser remolones y, a
veces, demasiado flexibles. Este tipo de actitud turbará tremendamente a la Cabra típica, que no remolonea
casi nunca en actividades de pequeña o gran envergadura, y que frecuentemente es demasiado inflexible. A un
observador independiente le resulta fácil ver que ambos se beneficiarían si el uno adoptara parte de la natura-
M

leza del otro, pero a Piscis y Capricornio no les resulta tan fácil comprender lo obvio. Si el o la Piscis es uno
de esos raros hombres o mujeres tipo ballena, él (o ella) podrá subyugar a la Cabra, hasta que el capricorniano
experimente frenéticamente el pánico que acomete al individuo que no sabe nadar, y que se hunde por última
vez, sin poder soportar su estancia en un territorio tan esquivo y cambiante como ése en el que el Piscis
ballena ha hecho entrar a la Cabra mediante engaños, donde no hay nada sólido a lo cual aferrarse, ni ningún
lugar a la vista donde hacer pie... donde no hay nada abajo excepto traicioneras arenas movedizas.
Pero si el Pez es un Piscis típico, el peligro es otro. Entonces siempre existe la posibilidad de que la
Cabra más fuerte controle y domine a la persona de Neptuno hasta que el Piscis se convierta en una mera
sombra de Capricornio, y sufra en silencio una pérdida alarmante de identidad personal. Un Pez asustado
puede valerse de la mentira, de las drogas, o del alcohol... o puede desaparecer sencilla, silenciosamente, sin
pronunciar una palabra de advertencia... porque los regidos por Neptuno escaparán finalmente de la prisión
espiritual, de una manera u otra. Es inevitable. Y ninguna de las vías posibles de evasión es agradable o
deseable.
Pero éstos son casos extremos de asociaciones Neptuno-Saturno desafortunadas, que sólo se producen
cuando otras posiciones planetarias entre sus cartas natales son negativas. Mucho más a menudo, Piscis y

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Capricornio entablan una amistad perdurable (sobre todo si sus luminarias estaban en posición armoniosa a la
hora del nacimiento), ya sean condiscípulos, amantes, vecinos, compañeros de trabajo o parientes. Tienen
muchas más semejanzas que diferencias, e incluso estas últimas se complementan generalmente bastante bien.
Normalmente, disfrutarán de la misma música y se reirán de los mismos chistes. El humor de Capricornio es
sutil y apacible. y casi siempre hace aflorar una sonrisa en las facciones expresivas del Pez.
—¿Sabes lo que significa, en inglés, Naptune? —pregunta la Cabra.
—¿Querrás decir Neptune, o sea Neptuno, verdad? — corrige amablemente el Pez.
—No, quiero decir N-a-p-t-u-n-e —repite la Cabra—. ¿Qué significa, en inglés, Naptune?
—Me doy por vencido —suspira Piscis—. ¿Qué significa Naptune?
Capricornio sonríe tímidamente.
—En inglés, nap significa siesta, y tune melodía. Dada la semejanza con Neptuno, Naptune es una canción
de cuna para un Piscis.
De pronto, la magia vuelve a chisporrotear entre ellos, cuando el Pez se convierte en un osezno, y la Cabra

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en una burbuja de jabón, en tanto que los dos se tornan nuevamente más afectuosos y serenos. Los dejaremos
así, ¿qué os parece? Las multitudes ponen nerviosos a Capricornio y Piscis. Están más cómodos con unos
pocos amigos íntimos, cenando tranquilamente en casa.

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Mujer CAPRICORNIO Hombre PISCIS
—No puedo volar.
—Yo te enseñaré.
—Oh, qué hermoso es volar!
—Te enseñaré a saltar sobre el lomo del viento, ¡y entonces partiremos!
—Oh! —exclamó ella, extáticamente.
an
Sí, ya sé que Piscis es un signo de Agua, no un signo de Aire. ¿pero es que nunca habéis oído hablar de los
peces voladores? Antes de que estos dos se dejen entusiasmar por la idea de volar juntos a alguna parte, será
mejor que sincronicen sus hélices y se adapten a sus respectivas costumbres francamente distintas. Aunque es
cierto que sus idiosincrasias son frecuentemente muy compatibles, no están forjados en el mismo molde. Por
ejemplo, muy pocos peces son formales.
El hombre Piscis típico navega por la vida tomando pocas cosas o ninguna en serio. No se toma en
serio ni siquiera a sí mismo... y menos aún a la costumbre y la tradición. Es todo lo informal que se puede ser.
A la inversa, todos los capricornianos son formales. Todo lo formal que se puede ser. La chica Cabra
proyecta una imagen de «clase» y «categoría», tanto si vive en un vagón de ferrocarril junto a la estación
(donde no permanecerá mucho tiempo) como si reside en la mansión del gobernador... tanto si pasa sus horas
M

firmando solicitudes de caridad pública (cosa qué no hará durante mucho tiempo) como si las pasa barajando
sus acciones. Todo lo que hace esta chica es formal y está formalizado, incluso el respirar. Inhala y exhala
correctamente. También se cepilla los dientes escrupulosamente y a fondo, en la dirección apropiada, e
incluso se enjuaga la boca discretamente. Quizás os preguntaréis cómo es posible cepillarse los dientes y
enjuagarse la boca refinadamente, pero esta mujer tiene la clave.

Un conocido mío que vive en San Diego, California, tiene una vecina, una chica capricorniana llamada
Laurie, que trabaja en un bar donde se exhiben torsos desnudos. Ahora bien, ésta es una ocupación bastante
inusitada para una mujer regida por Saturno, normalmente tímida y recatada (por fuera). Pero de cuando en
cuando le sucede incluso a una capricorniana consciente de su reputación. Sin embargo, a pesar de que está
temporalmente empleada en una actividad tan atípica para Capricornio, nunca olvida ni descuida su sentido
saturnino del status y el decoro. Al igual que sus tres o cuatro compañeras de trabajo, Laurie está desnuda por
encima de la cintura mientras ejecuta sus danzas acrobáticas en el escenario del bar, dando pequeñas
volteretas y haciendo cosas parecidas al compás de la música de rock que propalan los altavoces. Igualmente,
la capricorniana Laurie se destaca entre sus colegas. Quiero decir que llama la atención. Hay algo que la

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distingue. En tanto que las otras chicas tienen el torso totalmente desnudo, Laurie luce un recatado cuello
blanco, púdicamente cerrado con una corbata negra de pajarita, más arriba de su pecho descubierto que gira y
se contorsiona.
Al oír los acordes musicales que marcan su entrada, la capricorniana se ajusta serenamente el cuello y la
corbata, y después retoza delante de los espectadores con su dignidad intacta, convencida de que está formal y
decorosamente vestida... en términos relativos. Si alguna vez el dueño del local le exigiera a Laurie que se
quitase su «indumentaria» para ponerse a tono con las otras chicas, os garantizo que la capricorniana
preferiría renunciar fríamente, antes que obedecer. Al fin y al cabo, una dama es una dama, y cualquier
persona con auténtica clase y educación se viste correctamente para todas las ocasiones. (Obviamente, la
capricorniana Laurie considera que su número en el bar merece una corbata negra, y no es equiparable a una
de esas fiestas de mal gusto a las que cada cual concurre vestido como se le antoja.) De todas maneras, no
durará mucho tiempo allí. Pronto se irá a las Vegas. Hay que pensar en el futuro y buscar la forma de
progresar. Después de Las Vegas, quizá Broadway o Hollywood, y un papel estelar en el que bailará

i
íntegramente —pero siempre formalmente— vestida. Veréis, la capricorniana Laurie no se ve a sí misma
como una bailarina topless (éste es sólo un recurso práctico pasajero) sino como la nueva Ginger Rogers o
Ann-Margret. Dada la forma paciente y sistemática, aunque casi siempre triunfal, en que Capricornio escala la
montaña, es muy posible que lo sea.

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Quizá Laurie no tenga conciencia de ello, pero está siguiendo un sendero firme y bien demarcado
que sube por la ladera. La estrella favorita del strip-tease, Gypsy Rose Lee, también es capricorniana. Al igual
que Laurie, Gypsy tenía su propio sentido particular de la dignidad saturnina. Gypsy se negó desdeñosamente
a imitar a las restantes reinas del teatro picaresco de su tiempo, y nunca exhibió su cuerpo totalmente
desnudo. Con un vestuario cuidadosamente diseñado, equipado con cremalleras estratégicamente distribuidas,
revelaba justo lo necesario para despertar el interés, pero nunca tanto como para caer en la vulgaridad... y así
ganó mucho dinero y conquistó una fama perdurable, algo con lo que jamás podrían soñar las chicas que
aparecen en los desplegables centrales de algunas revistas. El elemento más popular y singular de su
espectáculo era su mordaz humor capricorniano.
Uno de sus amigos más íntimos y de más confianza era el productor Mike Todd, que acostumbraba a
llevar a «la Gyp» a las galerías de arte (cuando tenía una buena racha) para agradecerle que hubiera
convertido una de sus comedias musicales de Broadway en un éxito. «Elige —le decía, masticando su puro—
an
escoge un cuadro, y es tuyo, cualquiera que sea su precio.»
La capricorniana Gypsy nunca dejaba de escoger el cuadro más caro de la galería, que generalmente
costaba alrededor de cuatro mil dólares (cuadruplicad la suma, para compensar la inflación actual), y todos
ellos multiplicaron extraordinariamente su valor, según el perspicaz biógrafo de Mike Todd, Art Cohen, quien
falleció trágicamente en el accidente de aviación que puso fin a la vida de Todd. También según Cohen,
cuando Gypsy se enriqueció súbitamente, al desempeñar el papel principal en Star and Garter, el gran éxito
de Mike, compró prudentemente una casa de tres plantas y veintiséis habitaciones que Anne Vanderbilt había
edificado en East Sixty-third Street, en Manhattan... y «su suelo de mármol de cinco mil dólares, su patio con
fuente, sus siete cuartos de baño y su ascensor representaron un considerable progreso respecto de su
apartamento de treinta dólares mensuales». Posteriormente, la casa urbana llegó a valer diez veces más de lo
que la capricorniana había pagado por ella. Al igual que Laurie, Gypsy era una dama práctica, cuyo recato
sólo se podía equiparar con su sentido común y su ambición.
M

Narro estas historias para darle a entender al hombre Piscis que no todas las capricornianas son maestras o
bibliotecarias, lo cual nos trae a la segunda información que el hombre Pez debe asimilar acerca de esta mujer
generalmente afable, pero siempre terca. No sólo le disgustarán la informalidad, el desaliño y el
comportamiento indecoroso (sobre todo en público), sino que también desaprobará que el hombre —o la
mujer, incluida ella misma— carezca de ambiciones.

La chica Cabra pisa con asombroso aplomo cuando sube una escalera. No una escalera de mano, sino la que
lleva al éxito y la fama, dos elementos que nutren su amor propio. El objetivo que perseguirá tenazmente será,
si no el reconocimiento público, por lo menos el respeto y la admiración de sus amigos, vecinos y parientes.
Sobre todo de sus parientes. Probablemente sólo tiene uno o dos amigos íntimos, tres cuando más, que se
remontan a la época de la escuela primaria. En cuanto a sus vecinos, si vive en el campo están bastante lejos,
camino abajo, y si vive en la ciudad... bueno, los trogloditas metropolitanos no son muy afectuosos. Así que,
en verdad, es a su propia familia a la que necesita impresionar, discretamente, si no se trata de una de esas
chicas Cabra que corren en pos de la celebridad. La capricorniana descollará entre «los mejores» de su
círculo, ya sea éste grande o pequeño. Será la que vende más productos en el barrio, la que tiene la casa más

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aseada de la manzana, o la considerarán la cocinera perfecta por sus banquetes de Acción de Gracias o sus
otras cenas familiares de días festivos. El status es el status, cualquiera que sea la forma que asume.
A menos que haya quedado huérfana en la cuna o en la infancia, esta chica se adherirá a su familia
como un abrojo tenaz. Si quedó huérfana, la lealtad que había reservado para sus hermanos y padres, la
transferirá hacia su propia familia inmediata, hacia sus hijos y nietos... o intentará abarcar a ambos círculos
familiares con la dedicación compulsiva y leal de Saturno. Ésta es una cualidad encantadora, uno de sus
rasgos personales más cautivantes. Pero el Pez deberá saber que ella siempre lo relegará a un lugar secun-
dario, después de su familia, no desde el punto de vista del amor y el afecto, pero sí en las áreas de su
preocupación y atención primordiales.

En realidad, es probable que el hombre Piscis se adapte de buen grado al fetichismo familiar de ella. A
menos que su carta natal contenga planetas «mal aspectados» en Géminis, Acuario o Sagitario, a él lo
regocijará que lo designen miembro honorario de la familia de ella. y amará aún más a su capricorniana por la

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devoción que ésta tributa a los suyos. Ello prueba que es una mujer fiable, segura... palabras éstas que ejercen
una fuerte atracción sobre su inconsciente de Neptuno, aunque él la combata. Está más distendido, menos
inquieto, cuando experimenta la sensación de seguridad emocional en una relación. Las familias son estables.
(Claro que hay algunas capricornianas que, por una triste razón u otra, carecen de vínculos familiares, pero

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estos casos son extremadamente raros.) Sin embargo, aunque él necesita estabilidad, si se exagera la
contigüidad familiar, podrían surgir problemas. Cuando un hombre Piscis empiece a sentir que alguien mira
constantemente por encima de su hombro, y discute los pros y los contras de todo lo que hace, comenzará a
tener pesadillas acerca de la Gran Inquisición (como las tenía cuando la estudiaba en el curso de historia, en la
escuela). Todos los Piscis están obsesionados por la intimidad personal... y la libertad. Libertad de
pensamiento, de acción y de movimiento. Cualquier tipo de restricción (mental, emocional o física), ya sea
real o sólo implícita, hará que se sienta desasosegado e irritable. La chica Cabra deberá recordar que el Pez
necesita saber que nada en una gran masa de agua. Es cruel encerrar al hombre Piscis, como al pez de la
Naturaleza, en un recipiente pequeño, donde lo único que puede hacer es nadar eternamente en círculos,
nunca en línea recta... para explorar. Aunque haya bonitas conchas decorativas en el fondo del recipiente, esto
es doloroso y aburrido, y pone neuróticos a los pobres peces de uno y otro tipo. Como la perversidad de
enjaular a un pájaro. O de atar una cabra a un poste. ¿Acaso a ella le gustaría que la ataran a un poste, donde
an
debería depender de que alguien le arroje unos pocos mendrugos, de cuando en cuando?
Aunque la mujer capricorniana puede ser silenciosamente posesiva, y puede manifestar inequívocamente
su disgusto mediante una mirada glacial, o mediante la negativa a comunicarse, es improbable que someta a
su Pez a escenas tempestuosas, emocionales, de celos coléricos y lacrimosos... y es posible que él le quede
muy agradecido y que desaparezca cada vez menos, hasta terminar por arraigarse casi tanto como ella. (Las
raíces son lo que en verdad busca, aunque no lo sepa.) Todos los hombres Piscis se parecen, en este sentido.
Cuando les conceden alegremente toda la libertad que necesitan, rara vez se alejan demasiado, y casi siempre
son amantes fieles y maridos leales. Pero cuando sofocan su libertad, se sienten nerviosos e inquietos, y
empiezan a deslizarse y escurrirse de entre las garras de los celos infundados, hasta que al fin confirman
involuntariamente la veracidad del viejo adagio que dice que una persona termina por convertirse en aquello
que el ser amado y que lo ama espera que sea, y cree que es.
La moraleja de la historia consiste en que la forma más rápida de garantizar que el hombre Piscis será
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infiel consiste en esperar que lo sea, y en comunicarle estas sospechas... en tanto que la forma más fiable de
garantizar que nunca será desleal consiste en depositar una fe absoluta en su integridad, en hacerle saber que
su amor y su apoyo son indispensables y valorados. Este hombre es más extrañamente vulnerable que la
mayoría de los varones de otros signos solares (excepto quizá los Géminis y Sagitario) a la confianza total.
Por alguna razón, lo avergüenza la idea de traicionar esta confianza. Sin embargo (también al igual que
Géminis y Sagitario), si dudan de él, la duda misma (aunque no lo note conscientemente) debilita su voluntad,
al mismo tiempo que refuerza el lado más oscuro de su naturaleza curiosa, y le suministra la excusa necesaria
para buscar la variación y la experiencia múltiple.
Nadie, ni hombre ni mujer, desea realmente ser infiel al amor. La infidelidad sólo produce
inevitablemente el agudo dolor del remordimiento y de la confusión emocional, y nunca causa alegría. Pero
algunos hombres necesitan un desafío siempre cambiante, y diversas formas de excitación (no es
imprescindible que sea sexual), pues de lo contrario se aburren o deprimen mortalmente. La chica Cabra
espabilada que ama a un Pez comprenderá esto, y le suministrará tanta agudeza y vivacidad y tantas sorpresas
inesperadas dentro de su propia relación, que él descubrirá, en ella, los estímulos calidoscópicos que le hacen
falta. En verdad es así como él prefiere que sean las cosas, en el fondo de su alma.

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Tal vez parezca extraño, pero la forma en que el hombre Piscis y la mujer capricorniana abordan su relación
sexual contiene muchos elementos prácticos. Es posible que, al principio, ella sea algo más que un poco
tímida... pero este «al principio» sólo abarca la etapa transcurrida antes de que la haya abrazado un hombre,
antes de que le hayan dado el primer beso de despedida, por la noche. Una vez iniciada, esta mujer no suele
ser recatada ni suele jugar juegos románticos. Su expresión sexual es tan franca como todas sus otras actitudes
y, por supuesto, es práctica, también como todo lo demás. En cuanto a él, es, como todos los regidos por
Neptuno, absolutamente imperturbable en todas las áreas, incluida la de su propia experiencia sexual. A estas
cualidades individuales y recíprocas del Pez y la Cabra se suma el hecho de que en su pasión están
representados los elementos Tierra y Agua, lo cual refuerza la magnitud y la imaginación de su unión física, y
la transforma en un redescubrimiento multifacético de sí mismos, sobre todo si existe una única o doble
conjunción, aspecto sextil o trígono entre el Sol y la Luna de sus cartas natales.
Si existe un aspecto negativo entre el Sol de él y la Luna de ella, o viceversa, es posible que el

i
comportamiento sexual de ella no sea suficientemente romántico para satisfacerlo a él, en razón de lo cual lo
dejará con una vaga sensación de anhelo... en tanto que tal vez a ella le parecerá que el comportamiento de él
es demasiado ligero y fugaz, y que carece de la profundidad necesaria para satisfacer sus deseos íntimos. Pero
aun en este caso, la base para la amistad que estos dos comparten gracias a la vibración de la configuración de

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signos solares 3-11, y la buena comunicación que generalmente logran a través de la influencia 3-11,
probablemente bastarán para permitirles mitigar cualesquiera problemas, al cabo de un tiempo. A menudo, la
comprensión alcanzada después de que la confianza los ha inducido a confesarse, ahonda el deseo de una
manera asombrosa.
No se trata de que la capricorniana quiera privarlo de nada. Lo primero que le aconseja el instinto es
proporcionarle al hombre amado todo lo que ella sabe que le producirá una cálida sensación de seguridad, en
todos los planos. Pero ella piensa a menudo que la única manera de lograr este fin consiste en ser a su vez una
roca, en la que el Pez podrá encontrar apoyo cada vez que estalle una tempestad. Esto está bien, es
maravilloso, pero no basta. La mujer Cabra deberá ser su roca (porque Piscis necesita este tipo de seguridad),
pero también deberá apañarse de algún modo para armonizar con la personalidad y los deseos de él, que son
mucho más peripatéticos que los de ella. A la capricorniana no le resultará fácil realizar un esfuerzo
deliberado para estar más distendida, más dispuesta a dejarse llevar por el viento y correr riesgos, para ser
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más adaptable y menos cauta. Pero si realmente desea conservarlo cerca, y fraguar el amor en un molde
definitivo, siempre podrá recurrir a Saturno para consolidar su decisión. La mujer capricorniana tiene fuerza
suficiente para trocar en realidad todo lo que desea con suficiente vehemencia. Puede hacer todo lo que
realmente quiere hacer. Absolutamente todo. La combinación de su paciencia y su sabiduría instintiva es un
arma formidable. En última instancia, Saturno siempre puede triunfar sobre Neptuno, cuando aquel resuelve
invertir el tiempo y el trabajo necesarios para salir victorioso.
El mayor don que la chica Cabra suministra a su afable Pez es el cálido consuelo de su fiabilidad. Él
sabe que puede confiar en la fe inconmovible que ella le dispensa, cuando está desalentado por múltiples
desengaños, exhausto y con el alma dolorida porque un mundo frío, indiferente, rechaza sus sueños. El mayor
don que él le suministra a ella es su maravillosa imaginación neptuniana.
Él le dirá que su tez parece un pétalo de loto (nunca ha visto un loto); que su cabello es dorado como un
atardecer sobre los Alpes suizos o negro y refulgente como el ala de un cuervo (nunca ha estado en Suiza, y el
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único cuervo que conoce, de primera mano, es el del verso de Poe), y que sus ojos parecen zafiros (aunque
nunca haya visto semejante piedra preciosa y aunque no pueda distinguir un zafiro de un fragmento de vidrio
azul).
Cuando él le dice que le recuerda a la Mona Lisa, tampoco necesitará haber visto la obra maestra original
de Da Vinci para que su comparación sea inequívocamente justa. La sonrisa de toda capricorniana trae
mágicas reminiscencias de Mona Lisa, porque la chica que posó para el cuadro también era capricorniana... y
según rumorean varios historiadores era descendiente directa de Ana, madre de una joven llamada María,
esposa de José, el carpintero... y fue la naturaleza misteriosa de Ana la que Da Vinci intentó captar mediante
la expresión impregnada de secretos sacrosantos que se refleja en los ojos saturninos de Mona. Sólo un
hombre Piscis podría intuir esta verdad sin haberla leído en ninguna parte.

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Hombre CAPRICORNIO Mujer PISCIS
—Ella cree que nos hemos extraviado —replicó él secamente—, y está un poco asustada.
¿No pensarás que me resolvería a enviarla sola cuando está asustada?

No todos los hombres Cabra son cerdos machistas. Sólo la mayoría de ellos lo son. Antes de hablar de los que
no lo son, analicemos los problemas y las bienaventuranzas que debe enfrentar la mujer Piscis con quienes sí
lo son.
El modelo más vívido y comprehensivo de estos últimos es el capricorniano Muhammed Alí, esa Cabra
generosa, divertida, dura como el pedernal y desbordante de energía que ha conquistado tanta fama que su

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nombre basta para identificarla. Una pista para los ermitaños que tal vez estén leyendo esto y que no hayan
consultado un diario durante varias décadas: Alí es el Campeón, hombre, el Campeón. Quiero decir, es el más
grande. ¿El campeón de qué? ¿Qué estás diciendo, tío? Alí es el campeón de todo, de cualquier cosa que se te

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ocurra, eso es. ¡Escribo estas líneas, querido lector, en agosto de 1978, varias semanas antes del combate
programado para el próximo mes de septiembre, cuando intentará reconquistar el título que detenta Leon
Spinks!
¿Os sorprende descubrir que el Campeón es una Cabra? ¿Creíais que sus réplicas veloces como el
rayo y su ingenio fulminante y 'agudo lo identificaban como un signo de Aire? Deberéis repasar vuestras
lecciones de astrología. ¿Acaso una «fuerza tan inconmovible» y un «objeto tan irresistible» podría ser otra
cosa que Tierra cardinal? Si os sigue intrigando su volubilidad, os diré que las inventivas sorpresas verbales
de Alí, por ejemplo «flota como una mariposa, pica como una abeja», brotan espontáneamente, genialmente,
de su Luna «bien aspectada» en Acuario (un signo de Aire). Pero es un signo solar Capricornio. Tened la
certeza de ello. ¿No habéis notado su treta de envejecimiento a la inversa, típico de Saturno, su facultad de
parecer más joven y más bello a medida que pasan los años? En síntesis, metéoslo en la cabeza.
En varias extensas entrevistas periodísticas que la Cabra Alí ha concedido sobre el tema de las mujeres en
general, y de sus mujeres en particular, no ha ahorrado mazazos verbales. Cuando el Campeón habla de su
an
esposa, es tan machista como el que más. ¿Qué esposa? (Ha tenido tres.) Tanto da que se trate de una u otra,
porque su actitud general respecto de los derechos y la libertad de todas es exactamente la misma. (¿Vosotras,
las mujeres Piscis, estáis prestando atención, independientemente de que la Cabra que amáis sea un campeón
público o privado? Estupendo. Seguid así. Aprenderéis mucho.)
Alí no se limita a repetir continuamente a los reporteros variaciones de estribillos conocidos y
últimamente casi arcaicos, como por ejemplo: El lugar de la mujer está en la cocina y el dormitorio, debe
desarrollar sus actividades en casa, debe ocuparse tiernamente de las necesidades de su marido, debe hacer
tortitas de plastilina con los niños, etcétera, etcétera. Se vuelve más enérgico, más estentóreo, incluso más
inflexible y enfático, cuando le preguntan si contemplaría la posibilidad de permitir que su esposa trabaje, o se
consagre a una carrera. «¿Mi mujer? ¿Trabajar? Ninguna de mis mujeres trabajará, jamás. En primer lugar,
no lo necesitaría, porque yo gano lo suficiente para los dos» (y en segundo lugar, si lo hiciera, probablemente
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encontraría la puerta cerrada con llave al volver a casa). «Y será mejor que sea una dama. Y será mejor que
tampoco se líe ni coquetee con otros tipos, si sabe lo que es bueno. ¿Yo? Bueno, esto es cosa mía, no suya...
pero el hombre, verá, es diferente, y si quiere charlar con una chica, eso no -tiene nada de malo». (Alí piensa
que la doble escala de valores es un mandato divino del cielo.) «Los hombres y las mujeres son diferentes —
dice—, y eso no tiene arreglo. El mismísimo Todopoderoso las hizo así, y ciertamente Él sabía lo que hacía».

Sí. Alí es un macho capricorniano total. Le impone a «su mujer» un código inflexible y una rígida disciplina,
pero al mismo tiempo es innegablemente bondadoso, afable y protector en su relación con ella. Sólo ha tenido
palabras anticuadamente galantes para su primera esposa, incluso durante su bastante desagradable juicio de
divorcio, y nunca ha dicho nada irrespetuoso acerca de su actual compañera, Veronique, ni, en verdad, acerca
de ninguna mujer. Para Alí, todas las mujeres son damas, hasta que se pruebe lo contrario, e incluso entonces
nunca las injuriaría ni reprendería seriamente, en público o en privado.
Su autodisciplina de hierro es legendaria, no menos que increíble: un legado directo de Saturno. También
tiene un horror saturnino al escándalo: vive constantemente preocupado por su reputación, y alimenta el deseo
vehemente de mantenerla tan inmaculada como sea humanamente posible. Su imagen hilarante (y

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cuidadosamente planeada) de payaso no es casual, sino deliberada. Sus comentarios auténticamente jocosos
son una mezcla excéntrica del sentido del ridículo original, nada convencional, de su Luna en Acuario._ y de
su sentido descarnado del humor, propio de Capricornio. Pero independientemente de todos los chistes y los
juegos, su imagen pública no sólo es ejemplar, sino que es mucho más decorosa y encomiable que la de
muchos de nuestros más destacados líderes políticos y de nuestros ciudadanos de mayor prestigio social. En
su condición de leyenda viviente, Alí siempre ha tenido conciencia de que recae sobre él la responsabilidad de
dar un buen ejemplo a los jóvenes que lo veneran y tratan de imitarlo. Es, en el sentido más cabal de la
palabra, un caballero.
Y que nadie diga que esta Cabra no es ambiciosa. Alí escaló la montaña de Capricornio con férrea
voluntad, y llegó a la cima donde está resuelto a permanecer, de una manera u otra, realizando, cuando sea
oportuno, un cambio sensato y gradual de carreras. A esto se suma la generosidad de Alí. Obedece
inconscientemente el mandato de Saturno, y sus frecuentes y pródigas dádivas de dinero a su pueblo, sus
amigos y su comunidad son hechas con el criterio bíblico de que «la mano derecha ignore lo que hace la

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izquierda». Aunque es muy fanfarrón, Muhammed Alí nunca se ha jactado de sus actos de caridad, que son
más importantes y frecuentes de lo que cualquiera que no sea uno de los agradecidos beneficiados podrá
imaginar jamás. Aun teniendo en cuenta el porcentaje normal de errores y defectos humanos, Alí es la imagen
perfecta del capricorniano más evolucionado. Pero también es un cerdo machista.

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La mujer Piscis que ama a un hombre Cabra no encontrará un análisis caracterológico más completo del
síndrome de Saturno que el precedente, para meditarlo. Éste la ayudará a decidir si las bienaventuranzas
compensan los desengaños.

Naturalmente, no todos los capricornianos tienen semejantes obsesiones respecto de la posibilidad de que sus
mujeres trabajen. Hay muchos hombres de Saturno de otro tipo, que piensan que es colosal que sus mujeres
estén atareadas y tengan un empleo remunerado. No hacen ninguna objeción. Conozco a un lechero
capricorniano, llamado Charlie Dorfman, que tiene una ruta de reparto rural en las afueras de Marietta, Ohio,
y que permite de muy buen grado que su mujer trabaje... junto a él, en el camión de leche. Él cuida que el
motor no se pare, mientras ella transporta las vasijas de leche hasta las casas, con sol, con lluvia, con granizo,
y hundiéndose en la nieve hasta las caderas. También tenemos, por supuesto, al famoso hombre Cabra que
an
dejó todo «perfectamente claro» respecto de sus ideas feministas... y que permitió desprejuiciadamente que su
esposa Piscis, Patricia, trabajara tanto como quisiese en el negocio que él administró durante unos pocos años.
Incluso dejaba ocasionalmente que ella lo sustituyera en la «atención de la tienda», en la Casa Blanca. Así que
no es justo afirmar que todos los capricornianos se niegan a permitir que sus esposas trabajen.
Sin embargo, sí es justo afirmar que casi todos los capricornianos que aceptan que sus esposas trabajen, por
apremios económicos, proceden así de mala gana, mientras sueñan interiormente con una época en que las
circunstancias eliminarán la necesidad de que las mujeres que aman se ajetreen fuera de casa. Desde luego,
hay excepciones, como siempre, pero a pocos hombres Cabra los regocija auténticamente el pensar en el
empleo o la carrera de sus esposas... si son sinceros consigo mismos. Y una vez que sean sinceros consigo
mismos, quizá verán la luz y cambiarán de actitud definitivamente, desde dentro... con emociones más felices
para ambas partes.
La actitud del capricorniano disgustará menos a la mujer Piscis que a la mayoría de las otras. Ésta es
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suficientemente tolerante y sensible como para comprender que los instintos que provocan .la inflexibilidad
de él también le confieren las cualidades que tanto la atraen. De la misma fuente brotan el espíritu protector y
la fiabilidad de la Cabra, su bondad para con ella... y su lealtad inconmovible y su devoción para con quienes
ama. La estabilidad de él serena el ánimo inquieto de ella. La confianza de él aplaca las inseguridades de ella.
La conmueven sus modales formales, generados por la soledad que pesa sobre él. Ella ve que su adustez
exterior es la defensa con que intenta ocultar su tristeza y su nostalgia. La mujer guiada por Neptuno puede
intuir maravillosamente que sólo un gran corazón permitiría, o podría permitir que un hombre se fije metas
tan difíciles... que sólo una fuerza y una voluntad descomunales ambicionarían, o podrían ambicionar, el
autocontrol que el hombre regido por Saturno pretende lograr. Sus accesos de depresión y silencio no la
ofuscan como ofuscarían a otra mujer, sino que aumentan su amor por él, porque la estimulan a buscar la
forma de sonreír y de provocarlo y de alegrarlo para disipar sus angustias con la dulzura de sus modales
femeninos... con la natural aceptación de su personalidad saturnina... v con su obvio respeto por las virtudes
de él (casi siempre superiores a las de la mayoría de los otros hombres).
El amor de Piscis está templado por la misericordia y por la sabiduría más profunda de la objetividad. Al
cabo de un tiempo ella lo hará cambiar, muy gradualmente, hasta que él termine por comprender y saber que

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puede relajar las normas estrictas que se impone a sí mismo (y a veces a los demás) sin que nadie lo critique
por ello. Para entonces, él habrá ingresado en el período de su vida que corresponde a la inversión cronológi-
ca, típicamente capricorniana, y empezará a abrir su corazón y su mente a las posibilidades de todo tipo de
libertad, de su espíritu, y de su propio comportamiento. Estará dispuesto a viajar con ella, a ser más
despreocupado e informal... a invertir tiempo en oler las flores y perseguir el viento... a dejar aflorar el
entusiasmo por la aventura y por nuevos horizontes. Cuando Saturno mitiga las restricciones de la disciplina,
las Cabras son inmensamente encantadoras y deliciosas, y cuando se zafan de los esquemas de conducta que
se imponen a sí mismas, recuperan su auténtica personalidad afable.

Como sucede en todas las combinaciones de Tierra y Agua, el amor físico entre la chica Pez y el hombre
Cabra puede convertirse en una experiencia profunda y fecunda para ambos. De alguna manera. el
capricorniano se renueva después de una unión sexual satisfactoria con la mujer Piscis en la que ha aprendido
a confiar. La súbita sensación de dicha que experimenta al cabo de la intimidad compartida se refleja

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obviamente en la vivacidad de su talante, en el fulgor visible de sus ojos, como si acabara de redescubrir la
inocencia y el placer, libres de preocupación y culpa. Ella también es feliz, porque la felicidad de la mujer
Piscis siempre está en proporción directa con la dicha que puede brindar a los demás. El silencio es casi
siempre la base del acto de amor entre Piscis y Capricornio: un silencio elocuente hecho de comprensión y de

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un sentimiento profundo que no se puede traducir en palabras. Estos dos se buscan recíprocamente con una
seguridad espontánea y sana que hace que sus cuerpos y sus mentes se fusionen en 'un himno silencioso de
paz, satisfacción y sosegada calma.
Si existe un aspecto adverso entre los Soles, Lunas y ascendentes de sus respectivas cartas, su
compatibilidad sexual seguirá siendo más positiva que negativa, aunque la «calma» y el «silencio» que reinan
entre ellos durante la expresión física de su amor podrían trocarse a veces en polaridades de frialdad y
hastiada indiferencia. Esto sucede cuando él antepone el deseo físico a la consideración por las necesidades
más románticas de ella... o cuando ella se niega a responder con suficiente pasión a la naturaleza más terrenal
de él. Pero si ponen empeño, estos dos enamorados, influidos como lo están por la vibración 3-11 de amistad
y comunicación fluida, pueden dialogar, y el resultado feliz será una mayor consideración y comprensión de
sus respectivas y diferentes necesidades. Si discuten francamente lo que el otro realmente pretende lograr en
el ámbito de un amor cabal, les resultará sorprendentemente fácil resolver este tipo de problemas.
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El área de tensión más frecuente entre estos amantes o consortes Piscis y Capricornio residirá en la tendencia
de ella a ser sensible, y en la de él a ser insensible. Es posible que ella lo encuentre demasiado frío e
incomprensivo, en tanto que es posible que él la encuentre demasiado esquiva, reservada y emocionalmente
vulnerable... lo cual lo pone nervioso y despierta su aprensión: teme mostrarse tal como es porque piensa que
podría lastimar sus sentimientos. Deberán solucionar estos conflictos apenas afloran, sin dejar que se
acumulen y formen una barrera que dificultará gradualmente el diálogo sincero. Porque cuando Piscis se
siente frustrada, experimenta a menudo la tentación de recurrir a las drogas, el alcohol o las fantasías... o a la
«evasión» más directa llamada divorcio. Y cuando el hombre Cabra está muy desconcertado, puede
experimentar la tentación de recurrir a una terca y glacial desaprobación que se traduce cruelmente en sus
palabras y sus actos, y que sólo sirve para empeorar las cosas.
Muchas de sus áreas de problemas emocionales serán iluminadas por la posición de sus Lunas y
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ascendentes en sus horóscopos. Si la Luna o el ascendente del hombre Cabra está en Virgo, por ejemplo, es
posible que en lugar de disgustarse porque su mujer Piscis desea aferrarse a su empleo, él sea más proclive a.
considerar que el hecho de trabajar es un gran privilegio para ambos sexos. Si su Luna o ascendente está en
Libra o Acuario, tomará con mucha más jovialidad y generosidad la carrera de su dama de Neptuno, y quizás
incluso llegará al extremo de aprobarla, aunque la profesión elegida la obligue a viajar de cuando en cuando.
Éstos son capricornianos excepcionales, pero hay bastantes en el mundo.
Es fácil que el hombre Cabra que ama a una chica Pez se deje engatusar por su dulce feminidad. Hay otros
aspectos de esta mujer que él debería conocer. Para empezar, pertenece al elemento Agua, y esto significa que
es capaz de erosionar la tenacidad de la Cabra, no mediante violentas exigencias emocionales, sino mediante
la presión invisible de la persuasión perseverante y consecuente y de la sugerencia sutil. El Agua es el más
fuerte de todos los elementos, sencillamente en razón de su pasividad, que al final desgasta todas las formas
de resistencia. Ella también puede ser caprichosa e irritable, aunque casi nunca o nunca agresiva. A él le
resultará difícil extraerle una respuesta directa cuando quiera saber qué es lo que piensa y siente realmente.
Los regidos por Neptuno refinan la táctica de la evasividad hasta convertirla en un arte raro, porque es una de
las pocas defensas que tienen contra las intromisiones en su intimidad. Hay momentos en que a él le parece

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que ella intenta eludir el tema... o eludirlo a él. Así como habrá momentos en que a ella le parecerá que él es
demasiado posesivo y sofocante, y que no le concede libertad para sustentar sus propias ideas.
Pero sólo se trata de nubes pasajeras, y no de una oscuridad permanente. A las reyertas entre este hombre y
esta mujer, guiados por la vibración armónica 3-11, siempre puede seguirlas, como a un chubasco
circunstancial, el arco iris de la reconciliación... con tal que se acuerden de levantar la vista hacia la
indulgencia, en lugar de bajarla hacia la futilidad. Nunca nadie vio un arco iris en el suelo. Éstos aparecen en
el cielo... allí donde los globos, los pájaros y los sueños vuelan libremente... sin que los inmovilicen las cade-
nas de la autocompasión, el miedo y el pensamiento dogmático. La sensación de volar es maravillosa. Al Pez
y a la Cabra les parecerá una experiencia regocijante, si la ensayan. Juntos. Es triste volar solo. Todos
necesitan un camarada del espacio.

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