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“Discurso y construcción social”

en 'La Representación de la realidad'


de Jonathan Potter.

En este artículo, las consideraciones ontológicas son explícitamente


dejadas de lado. De acuerdo con el autor no son el asunto principal. Potter nos
ilustra con un par de metáforas las principales formas con las que identifica y
asocia al construccionismo, a saber, el espejo y el taller de construcción.

De acuerdo con esto, la metáfora del espejo consiste en considerar a las


representaciones discursivas como el reflejo de la realidad objetiva, para el caso
no es de cristal la superficie reflejante sino que el soporte, el medio, es el lenguaje.
Una metafora trivial. La fiabilidad y la factualidad de las descripciones,
representaciones y relatos reflejados depende de la nitidez/calidad del lenguaje
usado. Esta metáfora (pasiva, la califica el autor) exclusivamente nos da cuenta de
la manera por medio de la cual el mundo, la realidad, se refleja en una práctica
humana.

Por otro lado, la metáfora de la construcción opera a través de dos niveles:


uno, las descripciones y representaciones constituyen el mundo o alguna de sus
versiones y; dos, considerar a tales representaciones, descripciones y relatos
como construcciones. Es decir, por un lado, las descripciones y representaciones
son el material por medio del cual se construye el mundo, o más bien, por otra
parte, son las descripciones y representaciones las construidas socialmente.
Potter se inclina más hacia está segunda alternativa. La sugerencia principal de
ésta metáfora es que las descripciones son prácticas humanas y por ello diversas,
tanto en el material empleado, la estructura que organiza o las posibilidades del
montaje. Para el autor, son las prácticas humanas sobre el mundo las que
simultáneamente lo construyen/constituyen como conjunto de categorías
organizadas significativamente. Sin embargo, ya sean constructivas o
construcción, las descripciones y representaciones, bajo esta analogía son
susceptibles de analizarse tanto analítica como sistemáticamente.

Potter señala cinco líneas construccionistas principales: a) Berger y


Luckman y su “Construcción social de la realidad”; b) la sociología del
conocimiento científico desarrollada por Latour, Woolgar y Knorr-Cetina; c) la
lingüística; d) la etnometodología y; e) el postestructuralismo.

Así, sobre la construcción lingüística nos recuerda que se trata de una línea
de investigación en torno a la “hipótesis Sapir-Whorf” orientada a comprobar que
la percepción que las personas tienen del mundo está determinada por el lenguaje
que utilizan. La crítica de esta idea es que sigue la metáfora del espejo, es decir,
considera al lenguaje como sistema (estático y pasivo) de clasificación.

Sobre la construcción en el postestructuralismo y en el análisis


conversacional nos dice que se trata de una línea dedicada a desenmarañar la
simpleza del sistema palabra-objeto sin insistir sobre la cuestión de la facticidad de
las descripciones, esto por el lado semiológico. Desde el postestructuralismo la
idea es analizar la construcción de hechos que adoptan una naturaleza o carácter
de realidad usualmente dejando de lado los medios y maneras en que esas
construcciones surten sus efectos. Finalmente el análisis conversacional el cual
trata a la realidad como algo que se logra utilizando ciertos mecanismos y
técnicas, sin embargo no garantizan, ni explica por qué no todas las versiones
funcionen igual, o sea nos auxilia a reconocer el correcto despliegue de una
versión y la posibilidad de socavarla con fuerza o aceptarla crédulamente, y nada
más (aunque, nada menos).

Para la comprensión de los hechos, las representaciones y las


descripciones, Potter despliega una serie de temas para reflexionar.

Comienza con el anticognoscitivismo, pues el cognoscitivismo presenta los


siguientes problemas: 1) la representación de la realidad se reduce a una entidad
mental “interna”; 2) las representaciones se separan de las prácticas en las que se
utlizan y se conciben como entidades estáticas y 3) para la vida diaria la cognición
suele ser el tema de la descripción y las representaciones y no viceversa.

El siguiente tema es el discurso, que para Potter implica concentrarse en el


habla y en los textos en tanto prácticas sociales. Para lo cual propone estudiar el
discurso por medio del análisis del modo en que se establece como literal y
objetivo el relato de un determinado actor, así como el para qué cometido lo utiliza.

El tercer tema es la retórica la cual ha de entenderse como un aspecto


fundamental de la manera como las personas interactúan y llegan a la
comprensión sin limitarse a las expresiones manifiestamente argumentativas o
explícitamente persuasivas. Bajo éste tema lo interesante será determinar qué
argumentos o afirmaciones alternativas están siendo socavadas. De aquí se
derivan dos tipos de discurso el cosificador y el ironizador, el primero es relativo a
la construcción del mundo como si fuera algo sólido y factual, el segundo se
refiere al discurso dedicado a socavar versiones. Así, las descripciones pueden
funcionar como retóricas ofensivas o defensivas. De este modo la retórica se
orienta hacia la acción. Las descripciones se constituyen para realizarla, mientras
simultáneamente construye su estatus de versión factual, es decir se
autojustifica/legitima.

Una cuestión obvia consiste en preguntarnos para qué sirven las


descripciones. Para realizar acciones, sería la respuesta de Potter y su pragmática
residiría en dos puntos: 1) no existe formulación explícita de peticiones y 2) las
acciones realizadas con la descripción suelen ser en algún sentido difíciles o
comprometedoras. Presentar como conveniente o interesante una determinada
acción menoscaba el valor e interés de acciones alternativas y reelabora la
naturaleza de la acción. Con esto lo que el autor pretende señalar es que las
personas tratan a los informes y descripciones como si procedieran de grupos y/o
individuos con intereses, deseos, ambiciones, y conveniencias relativas a
determinadas versiones del mundo.
¿Cómo se utilizan las descripciones? En principio una descripción sirve
para categorizar, es decir, para caracterizar algo por medio de particularidades
específicas. También juega un papel importante en la selección de objetos y
sucesos a considerar de interés o valor. En términos generales sirven para
construir hechos. El autor divide esta construcción den dos grupos: el primero
contiene los recursos centrados en la identidad del hablante, permite socavar sus
descripciones señalando/acusando sus conveniencias o fortaleciéndolas
subrayando la autoridad de su conocimiento (gestión de intereses y acreditación
de categorías); segundo contiene los recursos orientados a destacar la
independencia entre hablante y descripción (discurso empirista, construcción de
corroboración y consenso, así como detalle y narración).

A modo de conclusión, en este capítulo, el autor señala que las


descripciones se pueden analizar tanto en función de los tipos de acciones que
realizan o contribuyen a realizar, como en términos de la construcción de hechos,
o sea, el proceso mediante el cual una descripción se convierte en un hecho
aceptado. Por un lado está la orientación hacia la acción de las descripciones y
por otro la orientación epistemológica.

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