Escribe el Estagirita sobre la justicia que la justicia no es parte de una virtud, sino la virtud
en su totalidad, llamamos acciones “justas” a las que salvaguardan la felicidad, siendo la
felicidad el bien supremo del hombre. Este bien se trata de uno que es inmanente al hombre,
es uno que es realizable y posible solamente en el obrar, en la acción del hombre y que sabe
solamente él mismo hacer. La acción exclusiva del hombre es la razón, el obrar del hombre
en cada una de las cosas guiada por la razón es donde se encuentra la virtud del hombre, y
está razón guiadora es por medio de un deseo, en ese deseo de obrar y de tener una actuación
perfecta y por consiguiente virtuosa en lo que hace cada hombre, es donde debería buscarse
la felicidad. La felicidad se define como la actividad racional del alma según la virtud de
cada hombre, sea lo que sabe cada uno particularmente hacer bien.
Pues bien, hay que afirmar que toda virtud no sólo hace que esté en buena disposición
aquello de lo que es virtud, sino que también lleva bien a cumplimiento su actividad (…) Bien si ello
es así en todos los casos, también la virtud del hombre llega a ser bueno y gracias al cual realiza
bien su propia actividad.1
La justicia al ser una virtud en totalidad, llevarla acabo y practicarla nos llevará a tener
un justo medio de entre las demás actividades virtuosas, este justo medio no nos llevará a los
excesos entre los bienes externos, hay un cuidado del alma racional. A diferencia de Platón,
los bienes externos perjudican al alma, la marean e impiden llegar al máximo bien de las
cosas, ese bien es distinto no solo en definición sino también en que el bien en Platón es
1
Ética a Nicómaco, Libro II, 6, 1106a
trascendente al hombre y ya realizado que solo es alcanzado en la total contemplación por
medio del alma, y sin necesidad (el menos en el diálogo del Fedón) de bienes externos que
afecten al cuerpo y por consiguiente al alma.
Aristóteles deja varias virtudes, la justicia como una virtud por si misma que, con una
justa medida, pueda hacer una revalorización de los bienes externos y una asociación de una
revalorización del placer, que para él es fin último de una vida virtuosa, siendo la misma un
antecedente para que se logre esto. Esta actividad que solo se logra por medio del intelecto,
recuerda a la primera proposición de la Metafísica “Todos los hombres tienen por naturaleza
el deseo de conocer”2 El placer está ligado a la verdad misma del conocimiento. Y donde no
hay conocimiento no hay verdadero placer3.
BIBLIOGRAFÍA
ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco, 2ª. ed. Trad., introd, y notas de José Luis Calvo
Martínez. Madrid, Alianza Editorial, 2016. 357 pp.
ARISTÓTELES, Metafísica, 2ª. ed. Trad., introd, y notas de María Luisa Alía Alberca.
Madrid, Alianza Editorial, 2008. 478 pp.
FOUCAULT, Michel, Lecciones sobre la voluntad de saber. Trad. de Horacio Pons. Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica, 2012. 366 pp.
2
Metafísica, Libro 1 (A), 1, 980a
3
Michel Foucault, Lecciones sobre la voluntad de saber, p. 24