Comodato
El comodato es un contrato por el cual una parte entrega a la otra gratuitamente una
especie, mueble o bien raíz, para que haga uso de ella, con cargo de restituir la misma
especie después de terminado el uso.
Naturaleza jurídica
El comodato (de commodum, provecho) es el contrato por el cual una de las partes
(comodante) entrega (generalmente de manera gratuita) a la otra (comodatario) una cosa
no fungible para que use de ella por cierto tiempo, y se la devuelva (art. 1.740 del Código
civil español, en adelante CC). El CC lo incluye dentro del préstamo. “El comodante conserva
la propiedad de la cosa” art. 1.741 CC, por lo que no es traslativo del dominio, sólo se
entrega la “tenencia”.
Elementos
El contrato nace con la entrega de la cosa. En el derecho argentino, con la firma del
contrato (si es que se efectua por escrito).
En cuanto a su contenido:
El comodatario debe devolver la misma cosa en el mismo estado en que fue recibida.
Comparación con otros contratos
Comodato y usufructo: en ambos no se puede alterar la sustancia del objeto del contrato.
Pero en el usufructo la persona que recibe la cosa tiene derecho de propiedad sobre los
frutos, en el comodato no.
b) Por razón del objeto se distinguen el préstamo y el comodato en recaer aquél sobre
dinero o cosas fungibles, y éste sobre cosas no fungibles. Así resulta del artículo 1.740.
c) Por su finalidad, la del mutuo o préstamo es transferir la propiedad, mientras que la del
comodato es simplemente transferir el uso de la cosa.
d) Por sus efectos, el mutuo o préstamo produce la obligación de restituir otro tanto de la
misma especie y calidad; el comodato, la de restituir la cosa misma que fue entregada.
En el CC español nada se regula, a diferencia del art. 2256} del Código mexicano, por
ejemplo, que determina: la promesa de hacer un empréstito de uso no da acción alguna
contra el prominente. Pero la doctrina admite esta solución de falta de acción al tratarse de
un contrato real y gratuito. Sin embargo, esto no implica que por vía de otras normas no se
atiendan situaciones específicas como obligación precontractual; por ejemplo, si el futuro
comodatario hiciere gastos o inversiones sobre la cosa, tendrá derecho a recuperarla por vía
de enriquecimiento sin causa, si luego no se entrega sin justificación razonable.
Capacidad
No se requiere capacidad especial para celebrar este contrato, basta la capacidad general
para contratar. No transmitiéndose por el comodato la propiedad, sino el uso de la cosa,
toda persona que tenga un mínimo de derechos sobre ella pueda cederla en comodato,
siempre que esos derechos no sean personalísimos como los de un usuario o habitacionista
(art. 525 CC).
Objeto
El objeto del comodato ha de ser, según el CC, una cosa no fungible (art. 1.740); pero las
cosas consumibles serán materia apta para este contrato, siempre que se presten para un
uso tal que no implique consumición de las mismas ad pompam vel ostentationem La
llamada “fabricación en serie” ha generado un nuevo tipo de fungibilidad. Así, si el objeto es
una cosa fabricada en serie, es posible la devolución de “otra cosa idéntica”, y podría existir
una nueva forma de comodato. Aunque el concepto de comodato deja bien claro que es el
préstamo de una cosa, se cuestiona si es posible prestar los derechos. Hay autores que lo
afirman. En algunos casos es posible, como por ejemplo la entrada a un teatro, el billete de
un viaje, etc.
Forma y prueba
En cuanto a la forma de celebración, la única exigencia que se impone, por su carácter real,
es la de la entrega de la cosa al comodatario. En cuanto a la prueba de si la entrega de
posesión fue gratuita, precario en caso de inmueble, u onerosa arrendamiento se estará a
las reglas generales de los contratos, teniendo en cuenta la jurisprudencia de que se
presume el carácter oneroso de la entrega de un inmueble por su larga duración y falta de
justificación por no tratarse de personas con íntimos o familiares relaciones
1.ª La de restitución. El comodatario debe devolver la cosa al concluir el uso para el que se
le prestó o una vez transcurrido el plazo pactado, si bien en caso de urgente necesidad de
ella, el comodante podrá reclamarla antes y el comodatario está obligado a restituirla (art.
1.749 CC).
2.ªSatisfacer los gastos ordinarios que sean de necesidad para el uso y conservación de la
cosa prestada (art. 1.743 CC).
3.ª Utilizar la cosa, de conformidad con la propia naturaleza de ésta, para el uso para que se
le prestó (art. 1.744 CC).
4.ª Según el artículo 1.094 CC, «el obligado a dar alguna cosa lo está también a conservarla
con la diligencia propia de un buen padre de familia».
5.ª No tiene derecho de retención alguno sobre ella «a pretexto de lo que el comodante le
deba, aunque sea. por razón de expensas» (art. 1.747 CC).
6.ª Responde no sólo en caso de culpa de la pérdida o deterioro, sino también por caso
fortuito en los dos casos siguientes: 1.º Cuándo el comodatario destina la cosa a un uso
distinto de aquel para que se prestó, o la conserva en su poder por más tiempo del
convenido (art. 1.744 CC). 2.º Cuando la cosa prestada se entregó con tasación, en cuyo
caso responde el comodatario del precio (ya que se supone que la estimación se hizo con el
propósito de poner los riesgos de la cosa a cargo del prestatario), a no haber pacto en que
expresamente se le exima de responsabilidad (artículo 1.745). Además «todos los
comodatarios a quienes se presta conjuntamente una cosa responden solidariamente de
ella» (art. 1.748).
Siendo contrato unilateral sus obligaciones tienen carácter eventual o accidental, y nacen
de principios de justicia. Son tales obligaciones, según nuestro Código español:
El artículo 1.750 CC establece que «si no se pactó la duración del comodato ni el uso a que
había de destinarse la cosa prestada, y éste no resulta determinado por la costumbre de la
tierra, puede el comodante reclamarla a su voluntad», al tiempo que dispone que, «en caso
de duda, incumbe la prueba (de tales extremos) al comodatario». Opina CASTÁN que la
expresión «uso a que había de destinarse la cosa» debe ser entendida en términos
temporales; por consiguiente, más que por referencia a la posible utilización de la cosa
conforme a su naturaleza o, por el contrario, a un uso de carácter secundario o alternativo.
Por ejemplo, si el dueño de un cuadro lo presta a quien lo pintó para una exposición
monográfica, debe entenderse que la reclamación por el comodante no debe realizarse
hasta que dicha exposición sea clausurada. Así se deduce, en efecto, del artículo 1.749: «el
comodante no puede reclamar la cosa prestada sino después de concluido el uso para que
la prestó. Sin embargo, si antes de estos plazos tuviere el comodante urgente necesidad de
ella, podrá reclamar la restitución». La refe¬rencia a «estos plazos» sólo puede conectarse
con el «uso para el que la prestó» (libro para preparar un examen; chaqué para la boda de
tu primo, etc.).
Casos más usuales
Transcurso del plazo: es la principal causa de conclusión del contrato. El art. 2271 dice que
“cesa el comodato por concluir el tiempo del contrato, o por haberse terminado el servicio
para el cual la cosa fue prestada”.
Acción contra los herederos del comodatario que de buena fe vendieron la cosa para
obtener su valor.
Acción contra los herederos que de mala fe vendieron la cosa para obtener el valor actual
de ella y los perjuicios
Entre los contratos de disfrute, entendidos como aquellos que conceden el derecho a utilizar en
beneficio propio las cosas ajenas, que se regulan en el Código Civil aparece la figura del préstamo
que, a su vez, presenta dos modalidades, el simple préstamo o mutuo y el préstamo de uso o
comodato. La diferencia entre ambos puede centrarse en dos notas; el comodato recae sobre bienes no
fungibles en tanto que el mutuo tiene como objeto cosas fungibles; el comodato es esencialmente
gratuito, hasta el punto de que si media retribución deja de serlo, según se dispone en el artículo 1741
del Código Civil, para pasar a ser arrendamiento, en tanto que el mutuo es gratuito de forma natural,
pero se permite que resulte retribuido, artículo 1755.
Podemos definir el contrato de comodato como aquel en virtud del cual una persona cede a otra, por
tiempo determinado, el uso de una cosa no fungible, con la obligación, una vez finalizado el plazo, de
devolverla. Es indiferente que se trate de bienes muebles o inmuebles.
Se trata de un contrato nominado, puesto que aparece regulado en el Código Civil, principal, dado que
no depende de ninguna otra convención, esencialmente gratuito, se convierte en arrendamiento en el
caso de que medie pago como contraprestación por el uso de la cosa, y real, a diferencia de la mayoría
de los contratos para que el negocio se perfeccione es necesario que se produzca la entrega de la cosa,
sin lo cual no hay contrato. Los autores discuten si se trata de un contrato bilateral o unilateral; aunque
la mayoría de la doctrina se muestra partidaria de la unilateralidad y algunos autores lo definen como
bilateral imperfecto. El Tribunal Supremo ha considerado que se trata de un contrato unilateral aunque
puede ser bilateral ex post facto, sentencia de 31 de diciembre de 1992, lo que parece dar pie a
considerar que existe una posición ecléctica.
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En el comodato existen dos partes, el comodante, que es la persona que cede el uso de la cosa, y el
comodatario, que es quien la recibe. Respecto de ninguno de ellos se exige especial capacidad para
contratar; basta tener la plena capacidad de obrar. Pueden ser parte los menores emancipados por
sí solos. En relación con el comodante, y a pesar de lo que parece deducirse del artículo 1741 del
Código Civil cuando señala que el comodante conserva la propiedad, es suficiente con que tenga un
título hábil para poseer; dado que no se transmite la propiedad no se precisa ser el dueño de la cosa
sino solo que se posea, con derecho a ello, por lo tanto puede ser comodante un arrendador, un
comodatario etc. Por excepción no pueden otorgar este contrato aquellos que sean titulares de
derechos personalísimos, como el titular de un derecho de uso y habitación, o aquellos que lo sean de
contratos respecto de los que la Ley no permita la cesión, como los arrendamientos rústicos y urbanos,
fuera los supuestos en que en las normas especiales que los regulan se autorice.
Según se establece en el artículo 1742, el fallecimiento del comodatario supone la transmisión a sus
herederos de los derechos que respecto del comodato tenía. Ello no es nada especial sino que es
reiteración de lo que el artículo 1257 del Código Civil establece, en general, para todos los contratos.
Y al igual que sucede respecto de los demás negocios jurídicos si el contrato se celebró en
contemplación a la persona del comodatario, lo que hace que el contrato pase a ser personalísimo, al
fallecimiento de aquel no se transmiten derechos sino que el contrato se extingue.
Aunque según se establece en el artículo 1740 del Código Civil el comodato ha de recaer sobre cosa
no fungible en realidad lo que es imprescindible es que la cosa no se consuma por el uso que el
comodatario de a la cosa, por lo tanto sería más correcto de hablar de cosas no consumibles y aun
con excepciones puesto que existen supuestos en que el uso o fin a que el comodatario destine el bien,
por no ser el propio y natural de la cosa, no va a llevar a ese efecto; así en el caso de que el bien se
preste para una exhibición.
¿Cómo ha de contratarse?
Aunque se trata de un contrato real, puesto que se exige la entrega de la cosa, no es un contrato
formal, por lo que existe total libertad en relación con la forma en la que se establezca la convención;
las partes podrán compelerse a la forma escrita, en los términos previstos en el artículo 1280 del
Código Civil, pero será una forma de acreditar la existencia del contrato pero no es un elemento
esencial parta su constitución.
El comodante
Quienes parten de la idea de que se trata de un contrato unilateral sostienen que al comodante le
corresponde solo la entrega de la cosa pero como este es un elemento del contrato en realidad, durante
la vigencia del negocio, no asumiría ninguna. No parece entenderlo así el Código Civil cuando en
el artículo 1751establece la obligación de abonar los gastos extraordinarios causados durante el
contrato y que tengan como fin la conservación de la cosa, obligación a la que se objeta que no se
trata de tal, puesto que no se corresponde con una contraprestación sino con una obligación que se
asume por ser el titular de la cosa. Sin embargo, aunque no se diga de forma expresa, el comodante
tiene, en virtud de lo que se establece en el artículo 1258 del Código Civil, la obligación de mantener
al comodatario en el uso pacifico de la cosa durante el tiempo de vigencia del contrato; por ello ha de
llevar a cabo los actos precisos que corresponda frente a terceros que inquieten al comodatario. Por
último el comodante responde de los daños causados por los vicios de la cosa prestada siempre y
cuando los conozca y no los comunique al comodatario, artículo 1752, y esa responsabilidad se
extiende respecto de terceros que hayan sufrido daños causados por el comodatario como
consecuencia de las vicios que la cosa tenga.
En todo caso el comodante conserva el derecho que sobre la cosa tenga, aunque el artículo 1741 solo
habla de propiedad. Y ello supone, conforme a la doctrina y jurisprudencia, que no puede el
comodatario adquirir derecho alguno por prescripción, cualquiera que sea el tiempo durante el que
posea la cosa, sentencias de 30 de junio de 1953 y 14 de marzo de 1991.
El comodatario
La primera y más esencial de las obligaciones que pesan sobre el comodatario es la de devolver
la cosa una vez finalice el tiempo por el que se pactó, artículo 1747 del Código Civil, sin que el
comodante pueda reclamarla antes de ese momento, salvo que lo sea por necesitarla para sí, conforme
se prevé en el artículo 1749; se ha de devolver la misma cosa y en un estado de conservación normal
sin que el comodatario tenga la facultad de retención como forma de compeler al comodante para el
pago de aquellos gastos que sean de cuente de éste y que haya tenido que realizar el comodatario.
Esa obligación de entrega lleva consigo que tenga que conservarla, ya sea en la forma pactada o con la
diligencia de un buen padre de familia, y por ende que tenga que realizar los gastos que sean
necesarios para la conservación de la cosa, artículo 1742 del Código Civil. Tiene también la
obligación de destinar la cosa al uso pactado, y hasta tal punto es ello importante que si deja de
cumplir con tal obligación el artículo 1744 concede al comodante la posibilidad de recuperarla antes
de la finalización del tiempo pactado en el contrato.
En relación con las pérdidas y deterioros el comodatario no responde de aquellas que lo sean por el
uso común de la cosa, por tanto no responde por pérdida o deterioro que sean consecuencia de caso
fortuito o fuerza mayor, artículo 1746; como excepción el artículo 1745, en un claro singo de
responsabilidad objetiva, establece que si la cosa se entrega tasada su pérdida por caso fortuito obliga
al comodatario a pagar el precio en que se tasó, aunque esta norma es de derecho dispositivo puesto
que las partes pueden pactar la no responsabilidad. Si fueren varios los comodatarios la
responsabilidad es solidaria, es decir, que cada uno de ellos ha de responder de la totalidad sin
perjuicio de su derecho de repetición contra los demás obligados por la cuota que a cada uno de ellos
le corresponda.
El comodatario no hace suyos los frutos de la cosa, caso de que la misma los produzca, aunque la
literalidad del artículo 1741 ha de ser matizada puesto que si el destino habitual de la cosa es la
percepción de frutos no podrá negarse que el comodatario los percibe, salvo que se deje sin contenido
el contrato; así, por ejemplo, el préstamo de una vaca ha de llevar consigo que el comodatario haga
suya la leche que produzca mientras la tenga en su poder.
El comodato se extingue por las mismas causas que producen la extinción de las obligaciones y
además por algunas causas que son específicas así tenemos:
1. Por finalización del tiempo por el que se concertó o una vez que termina el uso para el que
fue prestada, artículo 1750; el primer supuesto parece considerar una situación de
prolongación en el tiempo en tanto que el segundo se acomoda mejor a una determinación
especifica, así, en el primer caso, la fijación será con referencia a unidades de tiempo y en el
segundo a actos concretos de uso con abstracción del tiempo en que ello tenga lugar. Si no se
hubiera determinado, por ninguno de los dos modos expresados, la duración se fijará en
función de cual sea la costumbre del lugar y si tampoco de este modo quedase determinado el
comodante puede, en cualquier momento, reclamarla, en este caso más que de un comodato
estamos en presencia de un precario.
2. Por vencimiento anticipado que el Código Civil reduce a dos supuestos; que el comodatario
destine la cosa a un uso distinto del que se pactó o que el comodante necesite la cosa para sí.
3. Por muerte del comodatario en el supuesto de que la persona del comodatario haya sido un
elemento esencial a la hora de establecer el contrato.
Algunos autores niegan todo contenido contractual al precario, ya como negocio autónomo, ya como
modalidad del comodato en la que no se ha fijado tiempo de duración, entienden que se trata de una
situación posesoria de hecho meramente tolerada. El Tribunal Supremo que considera que existen
diferencias entre el comodato y el precario que van más allá de la nota temporal y hace una
interpretación amplia del mismo, de modo que considera que no solo existe precario cuando se posee
sin título sino también cuando la posesión se produce con un título ineficaz para enervar el dominio
que ejercita el demandante, sentencias de 29 de febrero de 2000 y 26 de diciembre de 2005.
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El contrato de mutuo se utiliza para transmitir la propiedad de sumas de dinero o de bienes fungibles, es
decir, aquellos que pueden consumirse por su uso.
Hoy conoceremos la definición del contrato de mutuo, su historia, los requisitos de existencia, tipos de
contrato de mutuo y finalmente, un ejemplo en el que en la vida diaria nos puede ser de gran utilidad si
queremos evitar problemas ante el SAT o la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Para Manuel Borja Soriano, es “el acuerdo entre dos o más personas para crear o transmitir derechos y
obligaciones. El convenio en sentido especial es el acuerdo que modifica o extingue derechos y
obligaciones.”
(Manuel Borja Soriano. Teoría General de las Obligaciones. Porrúa. 1962. Página 129)
Asimismo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, define al mutuo como el “contrato por el cual una
persona llamada mutuante, transfiere a otra, llamada mutuario, una cantidad de dinero o de bienes
fungibles que el último se obliga a restituir en bienes de la misma especie y calidad.”
(342560. Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo CX, Pág. 1861.)
D).- FORMA: El contrato no requiere una formalidad en específico para su validez, pero te sugiero que
por lo menos se pueda leer que se trata de un contrato de mutuo (mercantil, civil, simple o con interés) y
algunos artículos que determinen su especie de contrato.
¿CUÁNTOS TIPOS DE CONTRATO DE MUTUO EXISTEN?
Existen cuatro especies de contrato de mutuo:
A).- MUTUO MERCANTIL: También llamado préstamo mercantil, únicamente si la cosa prestada se
destina para actos de comercio.
B).- MUTUO CIVIL: Existe cuando la cosa prestada no se destina para actos de comercio.
C).- MUTUO SIMPLE: El mutuo puede ser simple cuando no incluye intereses ni obligaciones
específicas.
D).- MUTUO CON INTERÉS: El mutuo es con interés, cuando como su nombre lo indica, por los bienes
fungibles o la cantidad de dinero que se recibe, se estipula el pago de intereses.
¿PARA QUÉ NOS PUEDE SERVIR EL CONTRATO DE MUTUO EN LA VIDA DIARIA?
Quizá ya te habrás dado cuenta de en qué momentos puedes utilizar un contrato de mutuo, sin embargo, un
ejemplo en la vida diaria es en materia fiscal.
Supongamos que existe una empresa, y como bien lo sabes, una empresa como persona moral está formada
por personas físicas o socios, pasa muy seguido, que los socios realizan préstamos con su patrimonio
personal hacia la compañía o viceversa, entonces, muchas veces como los socios no son abogados; hacen
los préstamos y dejan que la vida continúe.
Tiempo después, llega el SAT para realizar una revisión por un ejercicio fiscal en específico (es decir, hace
una auditoría para revisar la contabilidad de un mes, año o años en específico) y se encuentra con que la
empresa tuvo ingresos por una cantidad de dinero en específico, y como la empresa no tiene manera de
acreditarle al SAT que esa entrada de dinero (abono a la cuenta bancaria de la empresa) no es un ingreso,
sino un préstamo que tuvo por uno de sus accionistas pero que ya lo pagó. El SAT le determina un crédito
fiscal por ingresos presuntos.
Del ejemplo anterior puedes percatarte la importancia de un contrato de mutuo, ya que teniendo estos
contratos, las empresas ya pueden acreditarle al SAT que no son ingresos los que están en la cuenta
bancaria, sino préstamos por concepto de mutuo, y que ya se devolvieron.
Como un extra, te recomiendo que si estás revisando a una empresa legalmente, le sugieras el usuo de
contratos de mutuo y que a cada contrato le engrapen la ficha de depósito, la póliza contable con el abono a
la cuenta bancaria, ficha de depósito donde la empresa le paga nuevamente al socio y su respectiva póliza
contable donde se observa el gasto o egreso a la cuenta bancaria del accionista.
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amigos y las personas que consideres les puede ser de utilidad.