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20 de noviembre del 2001

Riada de Las Angustias (La Palma)

Aquellos días había mucha inestabilidad en las islas. Muy


generalizada. Sobre nosotros se aísla una dana de una
vaguada polar. Estas masas de aire frío en capas altas,
produce una circulación tropical-polar y rompe la
inversión térmica del alisio, permitiendo dar vía libre a
convecciones tormentosas. Indispensable para entender
este episodio un factor importantísimo de nuestra
meteorología. El papel desempeñado por la orografía.

Las intensas lluvias (Una tormenta se ancló en las


cumbres de Taburiente) llenaron el Barranco de Las
Angustias (única salida de toda la Caldera de Taburiente),
que arrastró a 40 vehículos, provocando el fallecimiento
de 3 turistas. Según el periódico El Día del 21 de
noviembre de 2001 "El primer fallecido se encontró en la
desembocadura del barranco de Las Angustias, ya en la
Playa de Tazacorte". Es decir, bajó todo el barranco hasta
el mar. Un dato: Precipitación máxima absoluta en el
archipiélago en una hora: 240 l/m2/h.
5 millones de metros cúbicos, el equivalente a 2000
piscinas olímpica, convirtió la Caldera en una riada
incontrolable.
Ese mismo día quince niños resultaron heridos en Las
Palmas de Gran Canaria al recibir el impacto de objetos
arrastrados por un vendaval. Otros 300 turistas alojados
en Maspalomas, Playa del Inglés y San Agustín tuvieron
que ser evacuados por las inundaciones. Un rayo impactó
en la sede de la Policía Local de San Bartolomé de
Tirajana, donde rompió la antena de transmisiones

“El sol comenzó a brillar de nuevo en Canarias, pero no


de igual forma para todo el mundo. Fernando Castillo (un
joven de 23 años, natural de Huesca) era uno de los cinco
excursionistas españoles que caminaba el miércoles por
el Barranco de Las Angustias (en el acceso sur al Parque
Nacional de Taburiente en la isla de La Palma), junto a un
grupo de turistas alemanes. Escuchó un trueno a sus
espaldas y muchos gritos. Al volverse, vio una inmensa
muralla de agua que se avanzaba a toda velocidad sobre
ellos. Se salvaron escalando las escarpadas paredes como
lagartos. A los pocos segundos pasó ante sus ojos el
primero de los cuerpos que arrastró la corriente. Castillo
está de vacaciones en La Palma con los oscenses Manuel
Barranco y Christian Turmo, el turolense Carlos Romero y
el palmero Carlos Martín, a quien conocían de trabajar
como cocineros en Menorca. La riada separó a estos
amigos, todos de 23 años. Carlos Romero durmió solo en
una casa abandonada al otro margen del río. Los otros
tres fueron rescatados por efectivos de la Guardia Civil.
Fernando se vio, acompañado de un grupo de nueve
alemanes, improvisando una caseta con ramas y pasando
la noche en silencio. 'Tenía tanto frío que una chica me
hacía todo el tiempo masajes en la espalda. Chapurreé en
francés un par de frases y eso fue todo'. Fernando
reconoce que un lugareño les había advertido de que no
iniciaran la ruta 'porque iba a seguir lloviendo', pero no le
hicieron caso. 'En 30 segundos el agua subió más de tres
metros'. Esta experiencia no le ha hecho desistir 'de la
belleza de la isla y de sus gentes'. Como McArthur,
anuncia: 'Volveré'.
El País 22 de noviembre del 2001

obre las tres de la tarde de la funesta jornada, súbitamente, las aguas desbocadas se
precipitaron barranco abajo por Las Angustias y se llevaron la vida de tres excursionistas
alemanes

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