Anda di halaman 1dari 9
Critica cultural entre politica y poética LEONOR ARFUCH En Ia constante preocupacién por la cuestién de la memoria, las fotos de los desaparecidos ocupan un lugar central. Ellas marcaron el despliegue de todas las acciones por la “aparicién con vida”, como figura antinémica y politica del rechazo a la “desaparicién”, ese terrible eufemismo ya indi- sociable del contorno hipotético de nuestra identidad. Las fotos, con su sslos y poses reconocibles, en vecindad con Ia historia de cada quien, se transformaron asi en marcas de resistencia, en bastiones contra el olvido, en monumento mévil y cambiante, en apuesta ética, esté- tica y politica, La relacién entre estas obras méviles, inmediatamente reco- nocibles ro espacio urbano, el impacto emocional de su presencia, no importa cudntas veces las hayamos visto, y una experiencia estética alojada en el museo fue el disparador de este texto. Me pregunté entonces, tratando de indagar en esa refracci6n de las miradas en que queda atrapada -acongojada~ nuestra percepcion, qué mds pedirian de nosotros esos rostros, esos ojos atin ajenos a su propio destino, captados por la camara en momentos felices o simplemente en la logica del ser para la posteridad. Un texto de William J. T. Mitchell ~";Qué es lo que realmente quieren las imigenes?"-, entre otros, fue pro- videncial para este empefio y me permitié aventurar algunas hipétesis al respecto, mas allé de la innegable marca contra el olvido que ellas suponen y la no menos inquietante remembranza de la (propia) mortalidad. Varios aftos después vi -busqué-en el Parque de Ia Memoria, donde incansablemente las Madres despliegan esas fotos en cada conmemoracién, In de un primo desaparecido del cual tuve tardia noticia. Dificil traducir en palabras excepto quizd en el régimen-otro de la poesia— Ia conmoci6n. En ese momento, el titulo de mi articulo se invistié de una terrible literalidad. aire familiar, sus como un rasgo intrinseco de nu Este articulo fue publicado en Punto de Vista, nitm. 56, Buenos Aires, diciembre de 1996, pp. 6-12. Tiempo Yo no sé de la infancia més que un miedo luminoso y una mano que me arrastra a miotra orilla. ALETANDRA PizARNIK La idea de este trabajo surgié un dia de marzo de 1996 en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, en el encuentro inespe- rado pero no del todo azaroso con una obra plastica de Christian Boltanski, Album de la familia D., que integraba la muestra de artis- tas contempordneos de Francia Ensayo General. Mas alla del inte- rés por el autor, que en gran medida me habia guiado, se produjo alli una curiosa sintonia, en tanto la obra en cuestin se relacio- naba muy estrechamente con temas y preocupaciones de mi investigaci6n. El impacto vivencial que conlleva la experiencia artistica, el giro inquietante que puede llegar a materializar en el devenir cotidiano ~y ése fue el caso-, adquiria asi un suplemento de sentido, casi la fuerza de una revelacién. Las reflexiones que siguen no tienen que ver entonces con un andlisis estético 0 semiGtico de la obra de arte -por lo menos, no en sentido estricto—, sino mas bien con interrogantes que surgie- ron en el momento de su apropiacion, cuya dataci6n histérica, * La muestra ofrecié obras de los Fondos Regionales de Arte Comporaneo de Francia. Ademés de Christian Boltanski, participaron, entre otros, Miche- langelo Pistoletto, Daniel Challe, Richard Long, Magdalena Abakanowicz, Eric Poitevin. 43 44 CRITICA CULTURAL ENTRE POLITICA Y POETICA como veremos, no es irrelevante. Para ello, aunque sea breve- mente, debo referirme a la problematica que los suscitara, y que se inscribe en una indagacién sobre la configuracion narrativa de identidades y memorias en el escenario contemporaneo. Me he interesado en particular en los nuevos umbrales de lo ptiblico y lo privado, que conciernen tanto a lo politico como a una ética de las costumbres, a los modelos de vidas ejemplares en nuestras socie- dades mediatizadas. La nocién de espacio biogrdfico se revelé de gran pertinencia para el tema: ella permitia incluir, mas alla de los géneros literarios tradicionales, todas las variantes que asume actualmente el despliegue sin pausa de la subjetividad, esa ten- dencia a la instauracién del yo en diversas narrativas, ese juego de inmediatez e identificacién que compromete, en mayor 0 menor medida, los territorios de la intimidad —biograffas, autobiografias, autoficciones, entrevistas, conversaciones, memorias, diarios inti- mos, formas televisivas como el talk-show o el reality show-. Esta obsesién biografica, que hace mucho dejé de ser patri- monio de grandes personalidades o estrellas del jet-set, se ha ido deslizando también hacia lo testimonial, para incluir una multi- plicidad de relatos de vida de gente comtin. A los usos clasicos en antropologia, historia o sociologia, se unen entonces nuevas formas mediéticas que, mas allé de la peripecia personal, apun- tan a la reconstruccién de ciertas dimensiones de la historia y la memoria comtn. En una época fuertemente conmemorativa como la nuestra, donde el fin de siglo parece inspirar la necesi- dad de balances y retornos, adquiere especial relevancia la harracién de experiencias extremas, como las de la Shoah, la gue- rra_y otras no menos tragicas, pero también tiene lugar una vuelta sobre el tiempo cotidiano, el trazado de historias singula- Fes, grupales, generacionales, la afirmacién de nuevos mitos fun- dacionales y politicas de identidad -étnicas, religiosas, sexuales, cle yénero, eteétera-. La ampliacién del espacio auto/biografico y de memoria, ‘iyo “efecto de real” sefiala la autenticidad del “esto (me) ocu- Hin”, “yo ful testigo”, etc. -que tampoco deja afuera la vida aca- ALBUM DE FAMILIA 45 démica-/ tiene su correlato en el terreno de la creacién literaria y artistica, cuyo “desquite” se da muchas veces en abierta infraccién a las formas canénicas. Si todo género discursivo, por mas testi- monial que se pretenda, obedece a un trabajo de ficcionalizacion, el desafio de aquellos reconocidos como “ficcionales” que se inter- nan a sabiendas en la interioridad del autor —cuya resurreccién, después del dictum barthesiano, se hace cada vez mas evidente- consistiré a menudo en un doble juego: el trastocar, disolver la propia idea de autobiografia, desdibujar sus umbrales, apostar al equivoco, a la confusi6n identitaria e indicial, pero sin renuncia a dejar una huella “propia” —un autor que da su nombre a un perso- naje, 0 se narra en tercera persona, hace un relato fictivo con datos verdaderos o, a la inversa, se inventa una historia-otra, escribe con otros nombres, etc. Deslizamientos sin fin que no sdlo sefalan el artificio de los procedimientos narrativos sino también la cualidad inestable de la identidad -esa otredad constitutiva que percute e intranquiliza-, y que pueden asumir el nombre de “autoficciones” en tanto se desligan, aun sin confesarlo, del “pacto” de la referen- cialidad autobiografica.t Pero, ga qué obedece la proliferacién de estas formas que, més alla de sus matices, marcan sin embargo diferencias con los géneros considerados lisa y Ilanamente como “ficcién”? ;Qué validez se otorga a la inmersiGn, mas 0 menos fictiva, en la propia 2 En efecto, hay una notable tendencia a la subjetivizacién, no solo en las, disciplinas que utilizan relatos de vida, sino también en la escritura filoséfica, hist6rica, etcétera. 3 Régine Robin traza un itinerario de estas “perturbaciones de la identi- dad” con ejemplos de la literatura y el cine en Identidad, memoria, relato. La intposible narraciGn de sf mismo, Buenos Aires, Cuadernos de Posgrado, Facultad de Ciencias Sociales-cac, upa, 1996. 4 Segrin Philippe Lejeune, el “pacto autobiografico” supone un imaginario donde confluyen la “coincidencia del narrador y la persona real”, la sinceri- dad del propésito y la autenticidad de los acontecimientos narrados, por mas que se trate de un género altamente ficcionalizado. Véanse Philippe Lejeune, Le pacte autobiographique, Paris, Seuil, 1975 (trad. esp.: El pacto autobiogréfico y otros estudios, Madrid, Megazul-Endymion, 1994]; Je est un autre, Paris, Seuil, 1980; “Cher cakier...” Témoignages sur le journal personnel, Paris, Gallimard, 1989.

Anda mungkin juga menyukai