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Pontificia Universidad Católica de Chile.

Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política.


Instituto de Ciencia Política.

Las pibas ya eligieron


La lucha por el aborto en Argentina.

Antonia Gómez C.
Clemente Sánchez B.

Curso: ICP0306 – Mujeres y Política en América Latina.


Profesor: Javiera Arce.
Ayudante: Beatriz Roque.

Santiago, 22 de noviembre de 2018.


El 14 de junio del presente año, un poco antes de las 10, miles de mujeres celebraron la
aprobación de la legalización del aborto en la Cámara de Diputados de Argentina (El
Comercio, 2018). Lo contrario sucedió el 9 de agosto, día en que se dió a conocer que el
Senado de la República rechazó el proyecto, condenando este nuevo intento por despenalizar
una práctica que, en el presente, ocurre de forma clandestina en este poder. El proyecto
buscaba convertir a Argentina en uno de los pocos territorios de la región que cuentan con
acceso a aborto legal. En el presente informe se buscará describir y explicar la gestación del
proyecto, la discusión pública, los actores relevantes y las variables que permiten explicar la
votación en ambas cámaras. Se comenzará enmarcando el aborto desde una perspectiva
feminista y luego se describe en qué consistió el proyecto de su legalización. En las secciones
que corresponden al desarrollo del informe, se especificará la metodología que se llevará a
cabo, luego un process tracing del proceso de gestación y discusión del aborto, para luego
realizar un análisis estadístico de las votaciones en ambas cámaras. Por último, se presentarán
algunas conclusiones respecto al proceso anteriormente descrito, presentando algunas líneas
de posible futura investigación.

El aborto como demanda feminista.

El control del cuerpo se ve manifiesto en distintas esferas de nuestra sociedad. Foucault


(1972), establece que este control se ve mediado por la mirada instrumental al utilizar el
cuerpo como medio; lo que deviene en la imposibilidad de los individuos de desarrollar
deliberadamente su acción. Según establece, “El cuerpo, según esta penalidad, queda
prendido en un sistema de coacción y de privación, de obligaciones y de prohibiciones”
(Foucault, 1972, p.13). Afirma, que el control de lo corpóreo viene desde la institucionalidad,
la cual, media cómo los individuos se desenvuelven en los distintos espacios gracias a las
relaciones de poder que sobre él se ejercen.

En la misma línea, el feminismo toma la lucha por el control del cuerpo haciendo
énfasis en la posición de subordinación en que se ha posicionado al cuerpo de las mujeres en
la sociedad y cómo se desarrolla la naturalización de su control por medio de las estructuras
de poder. Maffia asegura que se hace necesario “Discutir que hay lugares naturales, y
sostener que la naturalización es arbitraria, que naturalizar las jerarquías sobre nuestros
cuerpos es arbitrario, darnos o designarnos normativas sólo porque hemos nacido portando un
cuerpo (…)” (Maffia, 2006, p.10). Esta lucha por la desnaturalización del cuerpo se ha
centrado sobre todo en cómo el cuerpo de la mujer se ha visto relegado al espacio privado,
donde los asuntos que a éste incumben no son atingentes a las demandas públicas. Respecto
esto Kirkwood apunta a que “Los problemas de las mujeres han sido siempre considerados
como privados, individuales, de arreglo y ajuste personal. No se debaten públicamente ni
menos aún académicamente.” (Kirkwood,1986, p.38)

Como consecuencia, una de las demandas históricas del feminismo es la


emancipación del cuerpo de la mujer y su capacidad de decidir sobre éste aludiendo a los
derechos reproductivos y sexuales; a los que a las mujeres se les ha negado históricamente.
Entre estas causas se encuentra la de aborto.

El aborto como demanda se ha marginado al espacio privado. El feminismo trata de


reivindicar esta posición y plantear el tema como un asunto de materia pública. Federici
(2018) establece que el aborto es una oportunidad de retomar el control sobre cuerpos y
saberes que fueron arrebatados por el patriarcado y el capitalismo. Bellucci (1997), por su
parte, afirma que “when we talk about abortion we are also talking about violence against the
body, unplanned motherhood, [...] state coercion and corporate pressures, class inequality,
cultural conditions, individual feelings and ownership of the body” (p. 104).

Legalización aborto en Argentina.

Actualmente en Argentina, según el Art 86 del Código Penal, se despenaliza el aborto sólo en
los casos en que se trata de un embarazo en el que está en peligro la vida o salud de la madre
y este riesgo no pueda ser solucionado por otro medio. Además, se permite la realización de
un aborto en caso que el embarazo provenga de una violación o de un atentado al pudor de
una mujer demente o idiota.

El pasado 5 de marzo del presente años se presentó por séptima vez consecutiva el
proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Dicho proyecto de ley es redactado
por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. El proyecto de
ley, según establece la campaña (2017), “(…) tiene como objetivo, generar las condiciones de
legalidad para que las mujeres que habitan el territorio nacional, tengan acceso igualitario a
las prácticas médicas que le garanticen la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) de
manera segura y gratuita.” (párr.40).

Entre los artículos más destacados del proyecto de ley está el Artículo 1°, 2º, 4ºy 5º,
que establecen que: “Artículo 1°: En ejercicio del derecho humano a la salud, toda mujer
tiene derecho a decidir voluntariamente la interrupción de su embarazo durante las primeras
catorce semanas del proceso gestacional. Artículo 2º: Toda mujer tiene derecho a acceder a la
realización de la práctica del aborto en los servicios del sistema de salud, en un plazo máximo
de 5 (cinco) días desde su requerimiento y en las condiciones que determina la presente ley,
la ley Nº 26.529 y concordantes. Artículo 4º: Previamente a la realización del aborto en los
casos previstos en la presente ley, se requerirá el consentimiento informado de la mujer
expresado por escrito. Artículo 5º: El sector público de salud, las obras sociales enmarcadas
en las leyes 23.660 y 23.661, las entidades de medicina prepaga y todos aquellos agentes que
brinden servicios médico-asistenciales independientemente de la figura jurídica que posean,
incorporarán como prestaciones médicas básicas obligatorias a brindar a sus afiliadas o
beneficiarias, la cobertura integral de la interrupción legal de embarazo prevista en los arts. 1
y 3 en todas las formas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda”.
(Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, 2017).
De acuerdo a la Campaña (2017), los artículos antes mencionados y el proyecto en
general, “(…) implica la exigencia hacia el Estado de realizar modificaciones en los sistemas
de Educación, Salud, Seguridad y Justicia, y también, por supuesto propiciar en la sociedad
profundos cambios culturales.” (párr. 23). Con lo anterior se da a entender que dicho
proyecto de ley no sólo busca la modificación de normativas específicas, sino que le atribuye
el Estado un rol activo en la transformación y efectivo cumplimiento de la ley.

Para poder llegar a concretar la redacción del proyecto, y su posterior presentación a


la Cámara de Diputados, se pasó por un proceso de gestación, donde se dio una serie de
hechos que explican la formación de esta política de género.

Argentina es el único país de América Latina en el que hace 33 años que se realiza
anualmente el Encuentro Nacional de Mujeres. Estos encuentros surgen de la participación en
1985 de un grupo de mujeres en la Clausura de la Década de la Mujer realizada en la ciudad
de Kenia, África. Luego de la participación en dicho espacio, las mujeres, según establece
este conjunto, “pensaron en la necesidad de autoconvocarse para tratar la problemática
específica de las mujeres en nuestro país, donde al igual que en el resto del mundo sufrimos
una marcada discriminación en el rol que tenemos en la sociedad” (ENM, párr.1)

La primera vez que se ve un pañuelo verde, símbolo que luego adoptaría la campaña,
fue en el ENM realizado el 2003. Para ese entonces la temática del aborto aún no se trabajaba
como temática de salud pública y se veía clausurada a espacios privados donde el Estado no
tenía responsabilidad alguna. Sin embargo, Josefina Brown (2008), establece que desde dicho
encuentro “el tema del aborto ocupa el primer plano de la discusión al interior del
movimiento de mujeres y logra extenderse en el seno de otras organizaciones sociales.”
(p.286).

El aborto como temática tiene sus inicios en el XVIII Encuentro Nacional de Mujeres
del 2003 en Rosario y el XIX Encuentro Nacional de Mujeres realizado al año siguiente,
2004, en Mendoza. A raíz de estos encuentros surge La Campaña Nacional por el Derecho al
Aborto legal, Seguro y Gratuito. Esta organización se presenta como un conjunto compuesto
por: “grupos feministas y del movimiento de mujeres, como así también desde mujeres
pertenecientes a movimientos políticos y sociales, cuenta en la actualidad con la adhesión de
305 grupos, organizaciones y personalidades vinculadas a organismos de derechos humanos,
de ámbitos académicos y científicos, trabajadoras/es de salud, sindicatos y diversos
movimientos sociales y culturales, entre ellos redes campesinas y de educación,
organizaciones de desocupadas/os, de fábricas recuperadas, grupos estudiantiles,
comunicadoras y comunicadores sociales, etc” (Campaña Nacional por el Derecho al Aborto
Legal, Seguro y Gratuito, párr.3).

Como organización tiene el objetivo de problematizar el aborto de manera que tanto


el Estado como la sociedad como conjunto tomen conciencia sobre la importancia de la
implementación de una ley que legalice y despenalice el aborto en Argentina. Además, busca
el apoyo de organizaciones y mujeres que permitan que el debate lleve a la posterior
aprobación del proyecto de ley. A partir de lo que se realizó en el ENM del 2003 y el ENM
del año siguiente, el 28 de mayo del 2005, Día Internacional de Acción por la Salud de las
Mujeres, se lanza oficialmente la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro
y Gratuito. Esta agrupación se presenta con la consigna “Educación sexual para decidir,
anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Desde ese momento se
comienza a gestar lo que luego sería el Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, el
cual fue elaborado el 2006 en una plenaria colectiva realizada en la ciudad de Rosario,
Argentina. La primera vez que se presenta dicho proyecto ante la Cámara de Diputados de la
Nación es el 2007, para ese entonces no se logra su discusión en el Congreso. Se realizan
luego otros intentos en 2009 y el 2010 sin resultados positivos. El 5 de marzo del 2018,
séptima vez que consecutiva en la que se presenta el proyecto, fue la primera vez en que se
acepta dar paso a la discusión del proyecto de ley en el Congreso Nacional.
Hay hechos a tener en consideración al momento de tratar de entender el cambio que
se genera para que se dé luz verde a la discusión. Como grupo, el feminismo en Argentina ha
apoyado distintos movimientos que tienen relación con los derechos de las mujeres.
Barrancos relata que “las feministas han apoyado dos leyes fundamentales: el matrimonio
igualitario que permite el casamiento de personas del mismo sexo (2010) y la ley de identidad
de género (2011) que posibilita tener la identidad civil de acuerdo con la identidad
sexual/género subjetiva.” (Barrancos, 2015, p.12). La autora establece que como movimiento
se actúa desde una perspectiva de “feminismo racional”, donde en oposición al de corte
“individual”, se generan alianzas con otras agrupaciones subalternas de la sociedad. A raíz de
la unidad con estos grupos se adquiere mayor fuerza política al momento de defender la causa
por el aborto. Además, Brown (2008), refiriéndose al movimiento feminista, afirma que:

Como estos públicos a diferencia de los fuertes, no tienen poder de decisión sino que
forman opiniones, su influencia en el espacio público central, más o menos mediata, ha
posibilitado el reconocimiento de actores sociales cada vez más legitimados, como los
movimientos de mujeres, las feministas y los movimientos LGTTBI. (Brown, 2008, p.286)

El 11 de abril del 2015 en Argentina estalla el movimiento #NiUnaMenos, el cual


genera la movilización masiva de mujeres que se manifestaban en contra de la violencia de
género. Este movimiento establece que “Surgió de la necesidad de decir “basta de
femicidios”, porque en Argentina cada 30 horas asesinan a una mujer sólo por ser
mujer.”(NiUnaMenos, s.f, párr.1). Con él se inicia un proceso de manifestaciones con
marchas multitudinarias en distintos lugares a lo largo de Argentina. Dichas manifestaciones
incluso cruzan la frontera con manifestaciones en Chile y Uruguay generando que la temática
dentro de Argentina tomara aún más fuerza. Paxon, P., Hughes, M & Green, J. (2006)
explican lo anterior al afirmar que “Furthermore, we demonstrate the importance of
international factors to gendered outcomes beyond state promises such as signing a treaty, or
state actions such as granting suffrage.” (p.916). Gracias a estos movimientos se gestan
espacios para insertar dentro de la agenda pública el tema del aborto y visibilizar la práctica
de abortos como un hecho real. Mizrahi (2011) plantea que: “Muchos argentinos/as no
aceptan, ni quieren ver la realidad concreta e indiscutible de que el aborto existe y va a seguir
existiendo. Va a seguir habiendo abortos porque va a haber siempre embarazos accidentales,
porque la realidad fisiológica de las mujeres es así” (p.76).
La campaña enfatiza en la necesidad de hacerse cargo del problema que hoy en día
significa la práctica de abortos clandestinos. El 2015 el Ministerio de Salud de la Nación
Argentina, en colaboración con la CEPAL, establecen que “la estimación del aborto inducido
en la Argentina arroja un número que oscila entre aproximadamente 486.000 y 522.000
abortos anuales entre las mujeres de localidades de 5.000 habitantes y más, en el año 2004.”
(Mario y Pantelides, 2009, p.112). Sin embargo, se hace énfasis en que “(…) estimar la
dimensión del aborto inducido en la Argentina no es tarea fácil, dado que el aborto —salvo
por un par de excepciones— es ilegal y, en consecuencia, no existe un registro que lo
cuantifique y que además distinga los abortos espontáneos de los inducidos.” (Mario y
Pantelides, 2009, p.97).

De lo anterior se desprende que; efectivamente en Argentina ya para 2004 se


realizaban aproximadamente 500 mil abortos al año; como respuesta La Campaña Nacional
por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito argumenta que la práctica clandestina de
abortos significa un riesgo para las mujeres que deciden realizar este tipo de procedimiento
pues no se dan las condiciones necesarias para que sea seguro para las pacientes. Mizrahi da
cuenta de la necesidad de “Disminuir los riesgos para disminuir las muertes por abortos
sépticos. Descriminalizarlo. Disminuir los riesgos es despenalizar el aborto. Entregar
información, facilitar la llegada al misoprostol, tener seguimiento médico y consejerías.
Facilitar el acceso, el proceso y la entrega de anticonceptivos.” (Mizrahi, 2011, p.77).

Como tarea la campaña busca trasladar al debate público el aborto clandestino de tal
manera de evitar su invisibilización. Con esto, el movimiento feminista argentino hace
énfasis en la necesidad de plantear el problema del aborto clandestino como uno de salud
pública y de clase. De salud pública por la magnitud inevitable de abortos clandestinos,
además, de la cantidad de muertes que a estos se vincula. La campaña asevera que “Vemos
que el impacto negativo de la interrupción del embarazo bajo condiciones no seguras, es
significativo en Argentina dado que de manera constante un tercio de las muertes maternas
son atribuibles a complicaciones por aborto.” (Campaña Nacional por el Derecho al Aborto
Legal, Seguro y Gratuito, 2017, párr.33). Se pretende mostrar el aborto clandestino y sus
consecuencias como un problema de carácter público, como se explica anteriormente, los
derechos reproductivos y sexuales se han relegado al espacio privado por lo que se hace tarea
del movimiento feminista plantearlos como un problema público. Frase (1993), afirma que
“(...) una teoría crítica debe exponer las formas en las que etiquetar algunos temas o intereses
como “privados” limita la extensión de los problemas y las aproximaciones hacia los
problemas que podrían ser discutidos en las sociedades contemporáneas ” (p.57)

Por otro lado, el componente de clase se hace relevante pues no todas las mujeres, aún
recurriendo a la clandestinidad, tienen acceso a espacios igualmente seguros. Como efecto se
busca aminorar el riesgo que significa para las mujeres de menos recursos decidir abortar.
Mizrahi explica que “Las mujeres embarazadas que quieren abortar y son pobres desaparecen
en la clandestinidad y mueren. Desaparecen de la escena social y mueren con total
impunidad. Estas también son las muertes del patriarcado.” (Mizrahi, 2011, p.71).

Metodología a llevar a cabo.

En el presente trabajo se buscará entender el proceso de formación, discusión y votación del


proyecto para la legalización de aborto en Argentina. Para esto se llevará a cabo un estudio
basado en una metodología dual. En primer lugar, se realizará una revisión de prensa
complementada por fuentes académicas secundarias con el fin de entender los actores que
formaron parte de la discusión pública del proyecto, teniendo en cuenta movilizaciones
feministas previas, la Campaña por la Legalización del Aborto, el rol que jugó el Presidente
de la República, la discusión política - tanto institucional como extrainstitucional y una
comparación con intentos previos de aprobación de este proyecto para entender por qué esta
vez fue la más cercana a llegar a ser aprobado. En segundo lugar, se realizará un análisis
estadístico basado en regresiones logísticas aplicado a las votaciones en ambas cámaras para
identificar cuál fue la variable clave que determinó la votación de los parlamentarios,
teniendo en cuenta el género, la edad, la afiliación partidaria y la región a la que representan
como posibles variables. Luego se procederá a discutir los resultados de ambas metodologías
en la conclusión, intentando proveer de algunas observaciones comunes y generalizables.

Actores y discusión del proyecto.

Comenzaremos analizando el rol que jugaron las movilizaciones previas a la gestación del
proyecto, específicamente las que comenzaron el 2015 con NiUnaMenos. Tal como señala
Luengo (2018), a partir de los 2000 la temática de derechos humanos en Argentina había sido
cooptada por el kirchnerismo, quienes lo incorporaron a su discurso e instrumentalizaron con
fines electorales, vinculándolo estrechamente con la memoria y con lo que fue la dictadura en
dicho país. Sin embargo, luego de un asesinato de una mujer embarazada por su novio a
mediados del 2015 y las protestas en solidaridad que surgieron luego, la idea de derechos
humanos ha sido apropiada por el movimiento feminista argentino, situando el énfasis en la
alta tasa de femicidios que ocurren en dicho país. Tal como señala la autora, la violencia de
género deja de ser un tema exclusivamente ligado a las mujeres y pasa a ser un debate en
torno a la idea de la violación de derechos humanos, lo que ayudó a esparcir el mensaje por la
sociedad completa y a través de barreras ideológicas, también gracias a una efectiva campaña
mediática. El femicidio no se entiende como un asunto de libertades individuales o un mero
asesinato, sino una violación de los derechos fundamentales de la persona y de quienes lo
rodean. Este marco ayuda a transversalizar las demandas de género de dicho movimiento, ya
que el discurso de los derechos humanos, tal como señala Luengo, ha logrado ser un
consenso en el periodo de la posdictadura argentina.

A partir del 2015 se han realizado numerosas manifestaciones en Argentina, llegando


a convocar a cientos de miles de personas en una serie de ciudades. El año 2016 sumó un
paro de mujeres durante una hora, aumentando el año siguiente a un día completo. Año tras
año las consignas se centraron en la idea de poner fin a la violencia de género y la
complicidad del Estado en no evitarlas. Es en ese marco que se entienden las demandas como
relacionadas con los derechos humanos, ya que el Estado no estaría haciendo lo suficiente
para detenerlo. Sin embargo, las movilizaciones de mujeres en Argentina tiene sus raíces no
en las manifestaciones del 2015, sino en las manifestaciones de los ochenta: tal como señala
Bosco (2006), son las Madres de la Plaza de Mayo quienes inauguran la política contenciosa
en el país, luego de que la represión militar la impidiera durante décadas. Si bien esta no fue
una movilización feminista, sí fue un movimiento de mujeres, a partir de la clasificación que
hacen Paxton, Kunovich y Hughes (2007), ya que entendía sus demandas como propias de
madres, abuelas y hermanas de los detenidos desaparecidos. Según Di Marco (2011), las
Madres de la Plaza de Mayo logran politizar la maternidad y la alejan del marco de lo privado
al exigir por los derechos humanos de sus hijos desaparecidos y levantarse ante la autoridad.

Así, la vinculación entre demandas de las mujeres y los derechos humanos en Argentina es de
larga data, siendo retomada por NiUnaMenos a partir del 2015.

Difícilmente se puede entender las movilizaciones por la legalización del aborto en


Argentina como separadas de las dos anteriores. La convocatoria para las movilizaciones de
NiUnaMenos del 2018 incluyeron temas referentes al aborto, con consignas como ‘sin aborto
legal no hay NiUnaMenos’. Como fue señalado anteriormente, una de las características de la
lucha por el aborto en Argentina - y en el cono sur - es que destaca más los aspectos de salud
pública, en el sentido del riesgo que corre la vida de la madre, sobre todo las que se
encuentran en situaciones socioeconómicas precarias, que el de la libertad individual - el
argumento que se tiende a esgrimir en países anglosajones. Es posible entender, entonces, en
qué medida influyen también los movimientos de mujeres anteriores en la manera en que se
enmarca el aborto: al igual que en el caso de las Madres de la Plaza de Mayo y NiUnaMenos,
la demanda en específico se enmarca dentro de un discurso de derechos humanos, el cual es
muy potente en Argentina. Las Madres condenaron la desaparición de sus familiares y la
complicidad del Estado posdictadura al no enjuiciar a quienes perpetraron los crímenes;
NiUnaMenos condenaba la violencia machista y la pasividad del Estado; y el movimiento por
la legalización del aborto continuó esta tendencia, condenando que mujeres - pobres en su
mayoría - arriesguen su vida para abortar y el Estado no se haga cargo de la situación. Esa es
la manera en que los movimientos de mujeres influyen en la formulación de la demanda por
el aborto.

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito comenzó el


28 de mayo del 2005 y propone por medio del Proyecto de Interrupción Voluntaria del
Embarazo despenalizar el aborto. Como organización, la forma más concreta en que buscan
influir en torno a esta temática es por medio de la transformación de la actual legislación
utilizando la vía formal como medio para concretar cambios que luego se espera traspasen los
límites de lo institucional y lleve a un cambio aún más profundo. Con respecto al uso de la
vía legal, Krook y Child (2007) explican que: “(…) feminists have been particularly
interested in exploring how law-including those on question not traditionally thought of as
“women`s issues”- reflect normative interpretations concerning gender relations, in terms of
whar trends are viewed as “problems” and how these “problems” are framed and translated
into policy prescriptions” (p.11).

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito recurre a la


transformación de la ley como medio para dar solución al problema de salud pública y de
clase que gira en torno al aborto en Argentina; se convierten por ende en policy makers.

El reto de tratar con luchas legislativas es que se deben insertar dentro del espacio
político los temas que a al movimiento le importan. Jacqui True trabaja esto desde la política
internacional, sin embargo, se hacen atingentes su teoría sobre la necesidad de condiciones
para que se logre incorporar la perspectiva de género en la institución. La autora explica que
hay tres condiciones cruciales para que el “mainstreaming of gender” se cumpla, “1) the
characteristics of the policy issue or regime area, 2) the nature of governance in the
international institution, and 3) the networks among gender specialists or officials (insiders)
and women’s movements or advocates (outsiders).” (True, 2010, p.194). Específicamente, en
el caso de Argentina el punto tres que explica True es clave pues se necesitó de los insiders
para que la discusión del proyecto de ley se pudiera llevar a cabo. La opinión pública, como
se expone anteriormente, se ha manifestado a favor de la iniciativa pero es desde la
institucionalidad donde se generan barreras para que el proyecto de ley se convirtiera
efectivamente en ley.

En el caso de Argentina, las múltiples manifestaciones del movimiento NiUnaMenos


y la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, actúan como
outsiders pero resultaron claves para que los insiders incorporarán dentro de la agenda
política la demanda por el aborto. A principios del 2018, según informa Clarín (2018c), por
orden de la Casa Rosada se habilita el tratamiento de la ley por el aborto y se da “libertad de
conciencia” a los legisladores del gabinete para que tomen postura respecto el tema. Es así
como por primera vez se permite la discusión del aborto luego de cuantiosos intentos fallidos
en años anteriores.

En la cuarta marcha NiUnaMenos realizada el 4 de junio del 2018, la cual impactó por
su masividad, se abogó explícitamente por la necesidad de legislar a favor en torno al
proyecto de ley por el aborto a días de su discusión en parlamento. Al día siguiente de dicha
manifestación, según señala Clarín (2018d), el presidente Mauricio Macri se reunió con
Daniel Lipovetzky y Carmen Polledo, dos diputados que representan posiciones opuestas
respecto al aborto que fragmentan al oficialismo. El presidente, actuando como gatekeeper, se
mostró a favor de la necesidad de generar discusión dentro del parlamento respecto a este
tema sin importar la decisión final que se tome. Esto resulta clave pues como Jefe de Estado
opta por no utilizar su poder de veto y permite que se lleve adelante la discusión de una ley
que va en contra de su posición “pro-vida” manifestada en múltiples ocasiones. Tal como
señala la BBC (2018a), se piensa que el presidente tomó esta decisión con el fin de desviar la
atención de la mala situación económica del país, la cual se caracterizaba por una devaluación
de la moneda local y que, luego, llevó al presidente a solicitar un resctate del FMI (DF,
2018).

El rol que tienen los movimientos sociales en las decisiones de los gatekeepers es
fundamental, Guzman (1996) afirma que “(...) la inclusión de los temas de género es producto
fundamentalmente del esfuerzo del movimiento de mujeres, su asimilación en el debate
público por otros actores está condicionada por el contexto político global y por las
concepciones y valores vigentes.” (p.1)

Es momento, entonces, de analizar el debate público en torno a la legalización del


aborto. Según Jones, Azparren y Cunial (2013): “[...] desde el polo conservador, el rechazo a
su despenalización se fundamenta en la defensa de la vida del “niño por nacer” y de un
modelo de familia heterosexual monógamo reproductivo, [...] desde el polo liberacionista se
subrayan la defensa de la vida de las mujeres que interrumpen un embarazo y las
desigualdades socioeconómicas y de género que sitúan en particular riesgo a aquellas de
menores” (p. 110). Por lo tanto, se espera encontrar argumentos de corte moral desde el lado
‘provida’ y argumentos basados en la idea de salud pública desde el lado ‘proaborto’.
Comenzaremos analizando la discusión en canales institucionales, para después pasar a
analizar la discusión en espacios extra institucionales, informales. Tanto en la Cámara de
Diputados como en el Senado se conformaron dos grupos fácilmente distinguibles: el polo
Cambiemos-peronismo de derecha, el cual estaba en contra del proyecto, y el polo
kirchnerismo-centroderecha liberal, quienes estaban a favor de la legalización del aborto. A
continuación se expondrán los argumentos que ambos bandos esgrimieron, con el fin de
confirmar o rechazar lo que dicen los autores mencionados anteriormente.

En el campo ‘provida’ los argumentos tendieron a ser similares a los siguientes. Tal
como señala CNN (2018), una parlamentaria señaló que que “[hay] tantos miles de personas
que quieren adoptar, y miles de niños que quieren un hogar; esto es lo que necesitamos
señora presidenta, una verdadera unidad. Acá traje dos pañuelos, uno verde y otro celeste,
porque nosotros no necesitamos como Estado tener dos colores ni una plaza dividida.
Necesitamos unirnos, trabajar con políticas de Estado que fortalezcan y que le den igualdad y
unidad a las mujeres y a los niños por nacer, a los niños que no tienen voz” (min: 00:03). En
el mismo tono de ‘unidad’, otra parlamentaria señaló que “(...) esto no es algo que nos debe
desunir, nos tenemos que hermandar. Tenemos que todos juntos, como mujeres y hombres
responsables, todos coincidimos en lo mismo: defendamos la vida” (min: 01:08). A su vez,
tal como señala T13 (2018a), un diputado se refirió al aborto en casos de violación señalando
que "[hay] algunos casos donde la violación no tiene esa configuración clásica de la violencia
sobre la mujer, a veces la violación es un acto no voluntario con una persona que tiene
inferioridad absoluta de poder frente al abusador, por ejemplo en el abuso intrafamiliar,
donde no se puede hablar de violación pero tampoco se puede hablar de consentimiento, sino
de una subordinación, de una sujeción" (párr. 5). Otro parlamentario se refirió al proyecto
desde una arista demográfica, argumentando que “[sin] vida, el resto no existe. Sabemos que
hay mujeres que toman la trágica decisión de abortar. Pero sin maternidad no tenemos futuro.
El aborto es un fracaso social. La maternidad no debería ser un problema" (párr. 14). Otro
legislador señaló la necesidad de la maternidad de la siguiente manera: “(...) se sigue la
tradición en muchos de los casos, que cuando se entera que una mujer está embarazada, se va
con alegría a felicitarla, se le regala una planta, para que esa planta vaya creciendo y vea la
imagen de su hijo. Esas son las cosas que no podemos perder nosotros, por eso yo voy a votar
en contra" (párr. 19). Por último, una senadora kirchnerista, la única que votó en contra del
proyecto, señaló que "(...) el aborto es una tragedia, es un proyecto que nada tiene que ver con
nuestra idiosincrasia e identidad. Es una solución escandinava para un país que en muchos
aspectos está cercano a Haití" (párr. 25).

Por otro lado, desde el bando ‘proaborto’, según CNN (2018), una parlamentaria
enmarcó su argumentación desde el punto de vista de la justicia, señalando que “(...) hoy
tenemos una oportunidad histórica, que es la de poder hacer un poco más justa a la República
Argentina. Como mujer, como madre, como peronista, como militante política, quiero estar
cerca de aquellos que sufren, de aquellas que están padeciendo del dolor de todas esas
mujeres que se siguen muriendo, víctimas del aborto clandestino. Por eso, que sea ley” (min:
00:35). Refiriéndose a la acusación de que quienes están a favor de la legalización buscan que
aumente el número de abortos, otra parlamentaria señaló que “[nadie] quiere más abortos, la
diferencia está que algunos queremos discutir y hacernos cargo de este problema, y otros
prefieren simplemente decirle no, cerrar la puerta y dejar las cosas como están” (min: 01:29).
Por su parte, según el diario Público (2018) una senadora argumentó que "[se] trata de un
problema principalmente de recursos económicos. Los abortos clandestinos matan a las
mujeres, es una realidad que está sucediendo y tenemos que ponerle solución" (párr. 10). Tal
como señala T13 (2018a), un parlamentario compartió su experiencia cuando su novia de
dieciséis años se embarazó, señalando que “[al] tiempo desapareció o no la vi por un tiempo
y luego me enteré que la verdad había entrado en pánico, estaba tan perseguida por el miedo
de la represión de sus padres y la represión social, que terminó haciéndose un aborto
clandestino. (…) Yo lo viví. No quiero una juventud con pánico” (párr. 9). Relacionando la
demanda con otras identidades, una senadora señaló que "[he] visto a chicos que no se
aceptan en adopción, no es porque la Justicia los demore, ¡es porque no los quieren a los
chicos si son negritos!" (párr. 13).
Por lo tanto, tal como se observa en las citas, las opiniones de ambos bandos tienden a
ser las predichas por Jones, Azparren y Cunial (2013). Quienes son partidarios del aborto
tienden a hacer el vínculo con la salud pública, con el riesgo de vida que se presenta para las
madres que se hacen abortos clandestinos. Como fue mencionado en un principio, esto es
fácilmente interpretable desde una óptica de derechos humanos, que existen mujeres que
están obligadas a hacerse abortos clandestinos, ya sea por necesidades económicas o
circunstancias sociales, y el Estado es cómplice del riesgo en que están poniendo sus vidas, lo
que algunas veces acaba en la muerte; en esa medida las partidarias del aborto enmarcan la
demanda por el aborto como una para asegurar los derechos humanos de las mujeres en el
país, tal como el movimiento NiUnaMenos lo hizo en el 2015, señalando que el Estado era
cómplice de la violencia machista porque no hacía nada por terminar con ella, y tal como lo
hicieron las Madres de la Plaza de Mayo, quienes señalaban que el Estado ‘democrático’ era
cómplice de los crímenes de la dictadura ya que no estaba persiguiendo a los criminales que
habían perpetrado el terror. Por otra parte, tal como señalan las autoras, quienes estaban en
contra del proyecto de legalización del aborto tendieron a esgrimir argumentos morales,
basándose en que el feto es también una vida humana, y destacando el rol maternal y
reproductivo que, según ellos, caracterizaría las mujeres.

Prosigamos analizando el debate que ocurrió fuera de las paredes del Congreso, en la
esfera pública. Al igual que dentro, en la opinión pública se marcaron dos bandos claramente
definidos: por un lado la Iglesia y grupos conservadores como Unidad Provida en contra de la
legalización del aborto, y por otro las manifestantes organizadas en torno a organizaciones
feministas y agrupadas bajo el manto de la Campaña Nacional. Volvamos a tener en cuenta lo
que nos señalaban Jones, Azparren y Cunial (2013), con el fin de postular las predicciones de
qué argumentos serán los que encontraremos y si coinciden con los que los representantes
esgrimieron en el Congreso: “[...] desde el polo conservador, el rechazo a su despenalización
se fundamenta en la defensa de la vida del “niño por nacer” y de un modelo de familia
heterosexual monógamo reproductivo, [...] desde el polo liberacionista se subrayan la defensa
de la vida de las mujeres que interrumpen un embarazo y las desigualdades socioeconómicas
y de género que sitúan en particular riesgo a aquellas de menores” (p. 110).

En primer lugar, tenemos a las instituciones y agrupaciones que conformaron el bando


‘provida’ en la esfera pública. En el caso argentino, la institución más poderosa de aquellas
fue la Iglesia Católica, la cual presionó fuertemente para que el proyecto fuera rechazado.
Como señala El País (2018a), aquella hizo un llamado a que los diputados y senadores
rechazaran el proyecto y convocando a manifestaciones a favor de la causa, señalando que
"[como] lo hemos dicho en otras oportunidades, apoyamos y animamos a participar a quienes
deseen manifestarse públicamente como ciudadanos responsables para testimoniar el respeto
por la vida" (párr. 7). Pero no se limitó a hacer llamados a manifestarse públicamente, sino
que también fueron utilizadas todas las avenidas de influencia, incluyendo el púlpito, de
acuerdo a lo que señala Spudnik (2018a): “[el] 9 de julio el monseñor Víctor Fernández pidió
en una misa en la Catedral de La Plata al presidente Mauricio Macri que en caso de que se
apruebe en el Senado, vete la ley, publicó el portal Todo Noticias” (párr. 7). Por su parte, el
Papa Francisco, dos días después de la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria
del Embarazo en la Cámara de Diputados, responde a dicha decisión con controversiales
declaraciones. Según informa el medio Infobae (2018), el sumo pontífice, en un discurso
realizado en el Foro de Asociaciones Familiares, comparó la realización de un aborto con
prácticas nazi al afirmar que “El siglo pasado todo el mundo estaba escandalizado por lo que
hacían los nazis para cuidar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo pero con guantes
blancos” (párr. 2). No es la primera vez que la mayor autoridad de la iglesia se pronuncia
respecto al tema, de acuerdo al medio El País (2018), incluso antes de asumir como papa se
declaró en contra del aborto incluso en casos de violación.

De parte de grupos laicos contrarios a la legalización también hubo movimiento, y se


organizaron en torno al ‘pañuelo celeste’ y prepararon movilizaciones propias para hacer la
contraparte a las del ‘pañuelo verde’. Tal como señala la BBC (2018b), “(...) la campaña del
no también fue llamativa e influyente: empezó con una marcha que tenía a un bebé gigante
como símbolo, los partidarios regalaron pequeños "bebitos" a los congresistas y decenas de
sacerdotes se pronunciaron, incluso en una misa con la asistencia del presidente, ‘a favor de
la vida’” (párr. 17). Como queda claro en el pasaje anterior, es difícil distinguir entre la
Iglesia y los fieles, y las organizaciones de laicos ‘provida’, ya que ambos grupos actuaron en
tándem.

Sin embargo, la convivencia con el gobierno no fue tranquila, teniendo en cuenta que
la coalición oficialista incluye a sectores liberales de la derecha - algunos de ellos son
ministros - se desarrollaron una serie de roces, comenzando por el hecho que el presidente
permitiese el debate en primer lugar. Tal como señala El País (2018a), la organización
Unidad Provida presentó un comunicado señalando que “[organizaciones] que defienden los
derechos de las mujeres y de los niños y niñas por nacer se concentrarán esta tarde, desde las
19, frente a la residencia presidencial de Olivos, y pedirán al Presidente que se abstenga de
intervenir, por medio de sus ministros, en el debate abierto del aborto" (párr. 3). Esto luego
que un ministro presentara una serie de gráficos en el Congreso que señalaban que la cantidad
de abortos disminuye una vez legalizado y que este hecho sería un alivio en términos fiscales.
El periódico señala que “Desde Unidad Provida critican las intervenciones del ministro y
rechazan que Mauricio Macri habilitase el debate sin haberlo incluido de antemano en su
programa electoral” (párr. 5).

Como se señaló anteriormente, el bando ‘proaborto’ se conformó bajo el alero de las


manifestaciones y de la organización de la Campaña Nacional, por lo que carecen de
organizaciones tan formales como la Iglesia o el Gobierno. Sin embargo, las posturas de las
manifestantes también fueron recogidas por la prensa. Tal como señala Spudnik (2018b), las
manifestantes tendían a ser jóvenes, y se centraron en la hazaña que había sido lograr que el
aborto siquiera se discutiera en el parlamento: “[no] es nuestro Mayo Francés del 68, es
nuestro Junio del 2018. El Junio de las 'pibas' (chicas jóvenes). Es una revolución total,
estamos sin parar de llorar hace horas. (…) Las mujeres estamos imponiendo un nuevo
tablero, un nuevo corte, un nuevo menú y unas nuevas alianzas" (párr. 3). Refiriéndose al
cambio generacional, una manifestante que había pertenecido a las Madres de la Plaza de
Mayo señaló que "(...) los que son más jóvenes que yo, tienen otra perspectiva. Está bueno
que se avance como sociedad, porque es para el futuro de todos. (...) Cuando era más chica,
no se hablaba del aborto, es un gran paso, creo que a partir de las marchas del #NiUnaMenos
empezó" (párr. 20). Retomando la temática de la crítica a la religión y la defensa del aborto
como un asunto de salud pública, otra manifestante señaló que "[hoy] festejamos, pero esta
lucha continua. Esperamos que el Senado esté a la altura de la circunstancia. ¡Basta de
oscurantismo, mentalidad religiosa o moral para privar una cuestión que es de salud pública!
Hay que terminar con las muertes aberrantes y evitables que significa el aborto clandestino"
(párr. 27). Por último, un aliado inesperado surgió del clero, los llamados ‘curas villeros’ -
que viven en las zonas marginales de las ciudades - quienes, según El País (2018a) publicaron
una declaración en la que señalaba que "[elegimos] hacernos cargo comunitariamente de estas
situaciones dramáticas y no esperamos acríticamente la instalación de una verdadera cultura
del descarte humano" (párr. 8), refiriéndose al hecho del peligro que corren las vidas de las
mujeres cuando estas practican abortos clandestinos.

Es útil tener en cuenta el rol que juegan los medios de comunicación como
formadores de opinión. De esta forma, las editoriales de los principales diarios también
fueron influyentes en el debate público. Quienes eran contrarios a la despenalización del
aborto encontraron un aliado en La Nación, el diario con mayor circulación a nivel nacional,
el cual publicó una editorial que criticaba el hecho que no estuviese penalizada la
interrupción en los casos de violación, señalando que "[no] es un aborto lo que puede borrar
las tristes huellas de una violación; solo suprimirá al ser en gestación y sumará el sufrimiento
de haber abortado" (párr. 9). Sin embargo, otro de los principales diarios que circulan de
manera virtual en Argentina es El País, el cual, luego del rechazo de la ley, publicó una
editorial criticando la decisión, señalando que “[el] aborto es una decisión radical, y es un
insulto para las argentinas —y, en un mundo global, para el resto de las habitantes del
planeta, especialmente en Latinoamérica— que no baste su criterio para decidir cuándo y
cómo ser madres, como si aún necesitaran que alguien decidiera por ellas. (...) muchas
argentinas se jugarán la vida porque habrán decidido abortar, pero lo tendrán que hacer de
manera clandestina” (El País, 2018b, párr. 3). De la misma forma El Clarín (2018b) publicó
una columna de opinión que criticó la decisión de rechazar la reforma, señalando que “Es de
acá hacia adelante. La ley se volverá a presentar y saldrá. Habrá legalización del aborto en la
Argentina. Mientras tanto, abrazaremos a toda mujer que tenga que tramitar un aborto, y los
senadores que eligieron la percha al misoprostol cargarán con quienes mueran en un aborto
clandestino” (párr. 5). Al igual que en el caso del debate institucional, la descripción que
hacen Jones, Azparren y Cunial (2013) parece ser cercana a la realidad de la discusión
extrainstitucional. Los grupos contrarios al proyecto de legalización del aborto tendieron a
esgrimir argumentos de tipo moral, basados en que los fetos también son una vida humana y
que acabar con ella sería un asesinato. Por otra parte, se repite el patrón de argumentos
basados en la idea del aborto como una temática de salud pública y derechos humanos en el
bando de los que están a favor del proyecto de ley, quienes postularon que el aborto
clandestino es una realidad, y la impasividad del Estado genera que mujeres - sobre todo las
más pobres - pongan en riesgo su vida.

Retomando los principales hallazgos que se encuentran en esta sección, es posible


agruparlos en tres. En primer lugar, los movimientos de mujeres anteriores influyen en las
movilizaciones por la legalización del aborto en la medida en que permiten enmarcarlo como
un asunto no ligado a la moral, sino a los derechos humanos: de la misma manera en que las
Madres de la Plaza de Mayo se movilizaron en contra de un Estado posdictadura por su rol de
cómplice de las violaciones de derechos humanos cometidos durante la dictadura y las
manifestantes de NiUnaMenos se movilizaron en contra del Estado considerándolo como un
cómplice de la violencia de género y el femicidio dada su incapacidad de evitar que ocurran,
también el movimiento por la legalización del aborto enmarcó su demanda como una
cuestión de salud pública ligada a los derechos humanos: el aborto es una realidad, y su
criminalización por el Estado lo vuelve en un cómplice de las muertes que ocurran cuando
estos se desarrollan en contextos clandestinos. En segundo lugar, si comparamos este intento
con los anteriores nos encontramos una y otra vez con que los dos factores clave fueron las
movilizaciones previas de NiUnaMenos y luego las del pañuelo verde, y el hecho de que la
presidencia no se erigiera como un actor de veto de la legislación, lo que nunca había
ocurrido antes. En tercer lugar, tal como dice la literatura previa, los argumentos, tanto dentro
como fuera del Congreso, giraron en torno a los mismos temas: en el caso de los provida se
utilizaron argumentos de corte moral con el fin de establecer que el feto, al igual que la
madre, es también una persona, y que aquella tiene una función reproductiva por naturaleza,
por lo que la legalización del aborto sería asesinato e iría en contra del orden natural de las
cosas; en cambio, el caso de las proaborto, los argumentos giraron en torno a la idea de salud
pública, teniendo al aborto legal como una manera de evitar poner las vidas de las madres que
ya abortan en riesgo.

Análisis de la votación en ambas cámaras.

A continuación, realizaremos un análisis estadístico de la votación del proyecto en las dos


cámaras. La información fue obtenida en ambos casos de La Nación (2018a, 2018b), en
donde se especifica el género, la tendencia política, la edad, la provincia y la votación de cada
parlamentario. En vez de tomar todos los partidos políticos que cuentan con representación en
el Congreso Argentino, los cuales son tantos que dificultan cualquier análisis, agrupamos los
parlamentarios en seis tendencias de acuerdo con la orientación política, basado en la
clasificación de Simison (2015): Cambiemos - centroderecha nacional -, el massismo y
aliados - centroderecha federalista, sólo posee representación en la cámara baja -, el
kirchnerismo y aliados - peronismo de centro izquierda nacional -, el PJ - peronismo de
centro federalista -, la izquierda - sólo posee representación en la cámara baja - y otros - sin
tendencia política clara. De la misma forma, dada la cantidad de provincias estas fueron
agrupadas en 5 regiones históricas-geográficas, las que según Maeder & Gutiérrez (1994)
cuentan con características específicas que permiten esta operación: Noroeste, Nordeste,
Centro, Cuyo y Patagonia. A partir de lo señalado anteriormente, los resultados que
esperamos encontrar son los siguientes. En primer lugar, esperamos encontrar que las mujeres
tiendan a votar, en promedio, más a favor del aborto que los hombres, siguiendo el argumento
de Lovenduski & Norris (2001).
En segundo lugar, esperamos encontrar que los parlamentarios que pertenezcan a
tendencias ideológicas de centroizquierda e izquierda tiendan a votar más a favor del aborto
que quienes pertenecen a la centroderecha y derecha, según la conceptualización de estas
orientaciones de Ostiguy (2018). En tercer lugar, esperamos encontrar que los parlamentarios
más jóvenes tiendan a votar más a favor que los con mayor edad, a partir de la común teoría
de que las nuevas generaciones tienden a ser más progresistas (Cruz García, 2012). Por
último, se espera que los parlamentarios de las regiones tradicionalmente consideradas como
conservadoras - Norte y Cuyo - tienden a votar mayoritariamente en contra del aborto,
mientras que quienes pertenecen a las más progresistas - Centro y Patagonia - tienden a votar
mayoritariamente a favor. Esto debido a que, tal como señala Mayhew (1974), los
parlamentarios tienden a buscar ser reelectos, por lo que intentarán votar de la misma forma
que la mayoría de sus constituyentes. Dado que la variable dependiente es dicotómica, se
realizarán tres regresiones logísticas - cámara, senado y ambas juntas - teniendo como
variables independientes las cuatro anteriormente mencionadas. Luego, se procederá a
analizar los resultados.
Consideramos innecesario interpretar cada coeficiente dado el espacio, por lo que
procederemos a realizar una interpretación de las tendencias generales que se pueden inferir a
partir de la tabla anterior. En primer lugar, es necesario destacar que pocos coeficientes
cuentan con una significancia estadística que nos permitan presentar observaciones
concluyentes, por lo que todo lo que señalará es de carácter preliminar. En segundo lugar,
llama la atención de que la variable de género no pareciera tener un efecto significativo en la
manera en que los parlamentarios votan, ya que, además de no ser estadísticamente
significativa dada su alta desviación estándar, el coeficiente pareciera ir en contra de la teoría:
las mujeres habrían votado, levemente, más en contra del aborto que los hombres. En tercer
lugar, si bien el signo del coeficiente que corresponde a la variable de edad de los
parlamentarios es el predicho por la teoría, el coeficiente es demasiado pequeño y su
desviación estándar demasiado grande, por lo que difícilmente podríamos señalar que tiene
un efecto leve en la decisión de aprobar o rechazar el proyecto del aborto.

En cuarto lugar, la orientación ideológica sí presenta una influencia clara en la


tendencia a votar a favor o en contra del proyecto; sin embargo, sólo en el caso del
kirchnerismo es estadísticamente significativa. En la tabla no aparece la coalición
Cambiemos dado que esta es la base respecto de las cuales las otras tendencias se comparan.
Tenemos que todas las otras orientaciones ideológicas tienden a votar más a favor del aborto
que el oficialismo, levemente en el caso del massismo, un poco más marcado en el caso del
PJ y otros, y muy marcado en el caso del kirchnerismo y la izquierda. Sin embargo, tal como
se mencionó, sólo la diferencia entre Cambiemos y el kirchnerismo es estadísticamente
significativa, por lo que no se puede concluir mucho más que el hecho de que ser parte del
kirchnerismo aumenta las probabilidades que un parlamentario vote más a favor del proyecto
que si fuese de la coalición oficialista. En quinto y último lugar, es posible observar que la
variable que más influencia tuvo a la hora de definir el voto de los parlamentarios es la
geográfica. Tomando como base la región Patagonia tenemos que el hecho de representar
cualquier otra zona aumenta las probabilidades de votar en contra del aborto, un poco en el
caso de la región central pero marcado en el caso de las regiones del Norte y Cuyo. Sin
embargo, el caso de la región central no es estadísticamente significativo, mientras que la
diferencia entre representar un distrito que se encuentre en las otras tres regiones y
representar uno que se encuentre en Patagonia si es fuerte estadísticamente hablando.

Tenemos, entonces, que en el caso de la votación en la cámara baja el principal factor


de la votación de los parlamentarios fue la de su vínculo con sus electores: manteniendo el
resto de las variables constante - o sea, sin tener en cuenta la orientación ideológica, la edad y
el género -, los parlamentarios que representan distritos en regiones más conservadoras
tendieron a votar mayoritariamente en contra del aborto en comparación con quienes
representan distritos situados en regiones más progresistas. Recordemos que en la Cámara de
Diputados el proyecto fue aprobado, aunque de forma estrecha, por lo que esto pareciera
apuntar a que efectivamente la opinión pública fue representada sin sufrir mayores
distorsiones por la manera en que se dibujaron los distritos - aunque de todas formas, tal
como se señalará más adelante, se produjo cierta distorsión, ya que los porcentajes de
aprobación en las encuestas fueron mayores del porcentaje de parlamentarios que votó a
favor del proyecto. Prosigamos, por lo tanto, con el caso del Senado.

En primer lugar, al igual que en la tabla anterior, los coeficientes cuentan con una
gran desviación estándar, por lo que la interpretación tendrá un carácter preliminar. En
segundo lugar, se repite el patrón de que no existe evidencia que permita sostener la hipótesis
de que el hecho que una parlamentaria sea mujer, dejando el resto de las variables constantes,
aumente las probabilidades de que haya votado a favor del aborto. El coeficiente vuelve a ser
levemente negativo, además de estadísticamente no significativo, por lo que no hay evidencia
que permita sostener nuestra primera predicción. En tercer lugar, la edad vuelve a ser
estadísticamente insignificante teniendo en cuenta la alta desviación estándar que caracteriza
a su coeficiente; sin embargo, a diferencia del caso de los diputados, pareciera ser que entre
mayor edad tenga un parlamentario más probable es que vote a favor del proyecto,
manteniendo todo el resto constante. Sin embargo, esto es sólo preliminar, ya que
efectivamente este coeficiente no es significativo bajo ningún estándar.

En cuarto lugar, se repite la tendencia de la Cámara de Diputados de la relevancia de


la variable de orientación ideológica. Teniendo un senador oficialista como base, sólo el
cambio a uno kirchnerista es estadísticamente significativo en su efecto de aumentar las
probabilidades de votar a favor del proyecto del aborto, manteniendo el resto de las variables
constante. Si bien el salto a pertenecer al PJ o a las otras tendencias también aumenta la
probabilidad de aprobar, estos coeficientes cuentan con una desviación estándar demasiado
alta para proveer de resultados concluyentes. En quinto y último lugar, se vuelve a reforzar el
resultado de la cámara baja en la medida en que la variable clave sigue siendo la geográfica.
Teniendo un parlamentario que representa a alguna provincia de Patagonia, el salto a uno que
representa a una provincia de Noroeste o Cuyo tiene un importante efecto en la probabilidad
de que vote en contra del proyecto, manteniendo el resto de las variables constantes. El salto
a uno que represente una provincia del Nordeste también tiene un efecto de disminuir las
probabilidades de un voto a favor, pero, a diferencia de los resultados de la Cámara de
Diputados, esta vez no es estadísticamente significativo. También se distingue de los
resultados anteriores en la medida en que el pasar de un senador que representa una provincia
de Patagonia a uno que representa una del Centro aumenta las probabilidades de votar a favor
del proyecto, manteniendo el resto de las variables constante; sin embargo, este coeficiente
vuelve a ser estadísticamente no significativo.

Tenemos, entonces, que en el caso de la votación en la cámara alta el principal factor


de la votación de los parlamentarios fue la de su vínculo con sus electores: manteniendo el
resto de las variables constante - o sea, sin tener en cuenta la orientación ideológica, la edad y
el género -, los senadores que representan provincias en regiones más conservadoras
tendieron a votar mayoritariamente en contra del aborto en comparación con quienes
representan provincias situadas en regiones más progresistas. Ahora, a diferencia de la
cámara baja, en la cámara alta el proyecto para la legalización del aborto fue rechazado, y no
por poco, por lo que estamos ante una clara sobrerrepresentación de los sectores
conservadores del país. Más adelante explicaremos por qué efectivamente esto es más
relevante en el caso del Senado que en la Cámara. A continuación, se intentará confirmar los
hallazgos anteriores analizando la votación de todos los parlamentarios en conjunto, tanto de
senadores como de diputados, con el fin de observar si se obtienen los mismos resultados que
en las dos regresiones logísticas anteriores.

Dado que los diputados son más numerosos que los senadores es natural que los
resultados se asemejan más a la primera regresión que a la segunda. Ya que no hay mayores
diferencias, sólo nos limitaremos a repetir las principales conclusiones. En primer lugar, no
hay evidencia que apunte a que el género de un parlamentario afecte su voto en el caso del
aborto. En segundo lugar, no hay evidencia que permita sostener que a menor edad mayor
será la probabilidad que apoye el proyecto por la legalización del aborto. En tercer lugar, la
orientación ideológica sólo es relevante si es que comparamos parlamentarios del oficialismo
con parlamentarios del kirchnerismo; en ese caso, el pasar a ser de oposición aumenta las
probabilidades de votar a favor. En cuarto lugar, la variable clave es la geográfica: el ser un
parlamentario que representa a alguna provincia de una región más conservadora,
manteniendo las demás variables constante, aumenta la probabilidad de votar en contra del
aborto. El tener en cuenta el agregado de los legisladores no modifica esas conclusiones, las
cuales son válidas tanto para la Cámara de Diputados como para el Senado.

Debemos, entonces, preguntarnos: si el análisis de las variables que determinaron la


votación no es distinto entre ambas cámaras, ¿por qué el proyecto es aprobado en la Cámara
de Diputados pero es rechazado en el Senado? Para eso tenemos que tener en cuenta el peso
que tienen las regiones más conservadoras en ambas cámaras. Mientras que en la cámara baja
las regiones norteñas y de Cuyo cuentan con un 33% de los escaños, en la cámara baja
cuentan con un 54% de los escaños. Teniendo en cuenta que la población en Argentina se
tiende a concentrar en las provincias centrales, el hecho que en el Senado todas las provincias
cuentan con tres representantes, sin importar su población, genera una distorsión grande en
los resultados. De esta forma, mientras que en la Cámara de Diputados prima el principio de
población - más acorde a la opinión pública, que aprobaba el proyecto, según las encuestas,
en una proporción de 55% (El Clarín, 2018a) -, el Senado se rige por el principio territorial,
que busca que todas las provincias tengan el mismo poder. De esta forma, la variable clave
que decidió el resultado de la votación - aprobación en la Cámara pero rechazo en el Senado -
fue la sobrerrepresentación de las provincias más conservadoras del país, esto teniendo en
cuenta el género, la edad y la afiliación partidaria de los parlamentarios.

Tal como vimos en el curso, Pitkin (1985) distingue entre representación sustantiva y
representación descriptiva; mientras que la segunda se refiere a la medida en que los
representantes se asemejan identitariamente a sus representados, la primera denota el hecho
que los representantes activamente busquen los intereses de aquellos representados.
Mansbridge (1999) señala que, si bien no es suficiente, la representación descriptiva es una
precondición de la representación sustantiva; en otras palabras, para que efectivamente los
intereses de las mujeres - en este caso el aborto - se tengan presentes debe existir una masa
crítica de mujeres en el parlamento (Childs & Krook, 2009). Este caso pareciera confirmar el
hecho que es una condición necesaria, pero no suficiente: en el caso de Argentina, no fue
suficiente el ser mujer, manteniendo el resto de las variables constantes, para aumentar las
probabilidades de votar a favor del aborto. Es necesario también que el hacerlo sea
estratégicamente conveniente en términos de reelección para el o la parlamentaria, ya que
esto es lo que, tal como señalan los datos, prima en la política. La variable determinante fue
la región a la que cada parlamentario pertenecía, y dado el diseño institucional de Argentina,
esto significó que el proyecto del aborto fuese rechazado.
Discusión de resultados y proyecciones.

Retomemos, entonces, lo postulado en el presente informe. En primer lugar, se propuso una


conceptualización del aborto como una demanda feminista vinculada con el retomar el
control sobre los cuerpos de las mujeres, los cuales tradicionalmente se habían relegado al
ámbito privado. De esta forma, la demanda por el aborto politiza el cuerpo y también el lugar
que ocupa en la esfera pública. En segundo lugar, se especificó la manera en que el aborto se
ha demandado en Argentina, situando el génesis de la política pública en los Encuentros
Nacionales y los posteriores intentos por legislar sobre la materia. Esta vez la reforma apunta
a legalizar el aborto hasta una cantidad de semanas determinada sin que existan motivos
necesarios - como existe en el presente. En tercer lugar, se mencionó que, en contraste con
los movimientos feministas del Norte, los del Cono Sur tienden a enmarcar la demanda por la
legalización del aborto como un tema de salud pública y el peligro que se genera en la vida de
las mujeres cuando éstas intentan un aborto clandestino. En cuarto lugar, se procedió a
explicar que las movilizaciones a favor del aborto son parte de una tradición contenciosa de
mujeres en Argentina, la cual se remonta a las Mujeres de la Plaza de Mayo y que ayudaron a
enmarcar la temática dentro del discurso de los derechos humanos. Como señala Beckwith
(2005), “The proliferation of women's activism in Latin American nations (...) (...); reform of
divorce and abortion laws; and mobilization to combat violence against women-includes
movements that are not explicitly feminist, rightwing women’s movements, and distinctively
Latin American feminist movements.” (p. 584).

El presente informe presenta tres hallazgos de gran relevancia. Primero,


tradicionalmente se considera que en América Latina los representantes electos tienden a ser
más conservadores en lo económico y progresistas en lo valórico que la sociedad en su
conjunto (Lupu & Warner, 2018); sin embargo, tal como se mostró en el informe, en el caso
del proyecto por la legalización del aborto es posible observar cómo el diseño institucional de
Argentina generó un parlamento más conservador en temáticas valóricas que la opinión
pública en su conjunto. Segundo, en el informe se identificó como los factores clave para que
el proyecto avanzara hasta donde avanzó la masiva movilización previa, la cual funcionó para
presionar a los legisladores y a otros actores institucionales, y también la ausencia de una
presidencia con deseos de vetar la legislación, en un intento del presidente para desviar la
atención de una mala situación económica. Tercero, el informe presenta evidencia que apunta
al hecho que la variable clave a la hora de la votación fue la de región geográfica, la cual
influenció más la decisión de aprobar o rechazar de los legisladores que otras variables como
el género, la edad o la orientación ideológica. Así, las predicciones originales de que el hecho
de ser mujer aumentaría las probabilidades de votar a favor, al igual que el hecho de tener
menos edad, no tuvieron respaldo empírico. Los dos primeros factores son los que distinguen
este intento de los anteriores, los cuales nunca lograron llegar a la etapa de la votación; así,
este es un ejemplo más dentro de la literatura de movimientos sociales que muestra que las
claves son un movimiento organizado y masivo y la ausencia de un gatekeeper institucional
con poder de veto. Como consecuencia, se espera que progresivamente la opinión pública, y
las movilizaciones en general, tengan el rol de presionar a los legisladores para que en una
siguiente oportunidad la determinante geográfica del voto de los parlamentarios no incida en
un rechazo a la ley y se refleje la opinión de la mayor parte de la población. Esto teniendo en
consideración que, de acuerdo a una encuesta realizada por La Facultad de Ciencias Sociales
de la Universidad de Buenos Aires en junio del 2018, un 62% de los encuestados afirma estar
a favor de la aprobación del proyecto de ley.

El presente informe no pretende abarcar todos los aspectos del proceso de demanda
del aborto en Argentina, sino intentar explicar la manera en que se gestó, discutió y votó el
proyecto, centrándose en los principales actores y en las teorías tradicionales de la disciplina.
Sin embargo, es posible plantear dos vías de trabajo a futuro. En primer lugar, sería posible
contrastar los hallazgos del presente informe con otros intentos de legalizar el aborto: analizar
si también se produjeron luego de una extensa movilización e inexistencia de actores de veto
formales o si fueron otros los factores importantes; y estudiar cuáles fueron las variables
clave a la hora de la votación en el parlamento, si fue la edad, el género, la tendencia política
o la región que representaban. En segundo lugar, otra posible avenida de profundización sería
estudiar el posible efecto contagio que se ha producido luego de la votación del aborto en
Argentina. Un ejemplo de esto es el hecho que semanas después de la votación se introdujo
en Chile un proyecto para legalizar el aborto hasta las catorce semanas (T13, 2018b). Se verá
en el futuro cercano el éxito o fracaso de dichas iniciativas, pero efectivamente las
probabilidades de un efecto contagio más amplio siguen siendo altas.

Las movilizaciones tanto de la campaña como del movimiento NiUnaMenos no dan signos de
dar marcha atrás en la propuesta por un aborto libre, seguro y gratuito en Argentina y la
opinión pública se ha presentado como un actor clave al momento de insertar en la agenda
pública y política el aborto. Desde el espacio político se identifica una apertura al debate cada
vez más fuerte pero sin que esto signifique un consenso dentro de estos círculos. El futuro del
aborto en Argentina se ve incierto, pero una certeza es la siguiente: luego del entusiasmo y
las movilizaciones, es poco probable que esta sea la última vez que se intente.

Referencias bibliográficas

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