Libertad y responsabilidad
Libertad
y responsabilidad
Las normas o valores morales regulan la conducta
individual y social de los hombres, mantienen una
relación estrecha con la libertad y responsabilidad, y
son utilizadas para juzgar las acciones propias y ajenas.
Para responsabilizar a alguien de sus actos, es necesario que el agente sea consciente de lo que
está haciendo y que la causa de sus actos esté en él mismo, es decir, que tenga la libertad de elegir
entre varias opciones.
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Ser social y sociedad
Libertad y responsabilidad
Para el filósofo alemán, Immanuel Kant, “la libertad es la capacidad de los seres racionales para
determinarse a obrar según leyes dadas por sí mismo”. La libertad no está peleada con el cumplimiento
de normas, al contrario, respetarlas representa la actualización de un acuerdo que el agente asumió
y asume voluntariamente. En la obediencia a la norma el agente reafirma su libertad. Ahora bien, no
todo acto de obediencia es un acto libre.
Es importante que evalúes las normas a las que te sometes, pues de esta manera podrás decidir
mantenerlas, rechazarlas o modificarlas, lo cual repercutirá de manera positiva en tu relación con los
demás, pues una persona que lleva las riendas de su propia vida es capaz de proponer cambios
positivos para su entorno social.
Autonomía y heteronomía
Autonomía Heteronomía
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Ser social y sociedad
Libertad y responsabilidad
Heteronomía
En los primeros años de vida, los seres humanos necesitan del cuidado y educación de sus padres
y la escuela para llegar a ser ciudadanos capaces de resolver por sí mismos los problemas que se
les enfrenten a lo largo de sus vidas. La razón por la que los niños requieren de la guía de los adultos
se debe a que ellos rigen sus actos con base en sus apetencias biológicas, es decir, con base a lo
que ellos consideran placentero o doloroso.
Los adultos regulan la conducta de los niños a través de normas, que muchas veces los niños no
entienden ni las aceptan con agrado. Los niños se someten a tales normas, no por su propia voluntad,
sino porque así lo mandan los mayores. Si ellos pudieran elegir por si mismos, seguramente
decidirían comer todo el día dulces, dado que en ellos la voluntad no es libre sino que está determinada
por sus deseos y pasiones.
En resumen, los niños pequeños consideran a las normas como externas a ellos y, en definitiva,
invariables e impuestas por personas adultas, por lo cual la característica esencial de la moralidad
en edades tempranas es fundamentalmente la heteronomía. Más adelante, conforme el progreso de
los procesos mentales lo permita, las normas y reglas se transforman poco a poco en construcciones
basadas en relaciones de igualdad entre las personas: la convencionalidad de las normas o reglas
como acuerdos entre pares, lo que da paso al control individual de la propia conducta. Esto constituye
la adquisición de la habilidad de formular principios morales generales a fin de afirmarlos de manera
autónoma frente a las normas exteriores.1
1
Carlos E. Zerpa, “Tres teorías del desarrollo del juicio moral: Kohlberg, Rest, Lind. Implicaciones para la formación
moral” [en línea], Laurus, vol. 13, núm. 23, Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, 2007, pp.
137-157, http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=76102308 (consultado el 18 de mayo de 2018).
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Ser social y sociedad
Libertad y responsabilidad
Uno de los principales retos de la sociedad es lograr que sus ciudadanos, a través de un proceso educativo,
logren ser individuos maduros que aceptan libremente las normas que fomentan formas de convivencia
saludables.
La heteronomía, o tendencia de los hombres a regir su voluntad a partir de sus deseos y pasiones no es
exclusiva de la infancia, existen muchos adultos que toman sus decisiones dándole mayor peso a lo que
ellos consideran placentero en lugar de escoger la opción que dicta la razón.
El objetivo de recorrido por estos conceptos, es invitarte a reflexionar sobre los elementos que consideras a
la hora de tomar una decisión. ¿Qué tanto actúas pensando sólo en tu propio beneficio?
Autonomía
La autonomía es la facultad de la persona o la entidad que puede obrar según su criterio, con independencia
de la opinión o el deseo de otros; permite tomar en cuenta las necesidades de los demás para elegir la
alternativa que reditúa más beneficio a la mayoría.
Una muchacha a bordo de un colectivo, que decide quedarse descansando en el asiento, en lugar de
cederle el asiento a una anciana que acaba de subir, está tomando una decisión basada en el displacer que
le causará viajar de pie. Pero si ella toma una decisión racional, cederá el asiento a la anciana, pues con tal
acto no sólo beneficia a la señora, sino que además estará dándole vigencia a la costumbre social de cuidar
a la gente de la tercera edad, lo cual le beneficiará en un futuro.
La moral es derecho natural y puede decirse que constituye una manifestación de la autonomía, es una
capacidad universal de todos los seres humanos y producto de la evolución, que consiste en la capacidad
de diferenciar lo bueno y lo malo.
Es importante distinguir la moral de las normas morales o los códigos morales que son las normas
heterónomas impuestas, siendo creaciones humanas incorporadas a nuestras instituciones sociales y
legales para regular las relaciones de unos con otros.
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Nelson Molina Ramírez, "La moral: ¿innata o adquirida?" [en línea], Revista Colombiana de Bioética , vol. 8, núm.
1, Bogotá, Universidad El Bosque, 2013, pp. 89-106, http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=189228429007
(consultado el 18 de mayo de 2018).