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IEP SANTA RITA DE CASSIA

San Vicente – Cañete

EVALUACIÓN DE COMPRENSIÓN
APELLIDOS Y NOMBRES
GRADO Y SECCIÓN FECHA MODALIDAD

REGLAMENTO DE ORDENANZA Y FUNCIONES (ROF) DE LA MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE OYÓN


DE LA NATURALEZA, FINALIDAD, OBJETIVOS Y FUNCIONES GENERALES
CAPITULO I
DE LA NATURALEZA Y FINALIDAD
Artículo 1° La Municipalidad Provincial de Oyon, como Gobierno Local es una Entidad básica de la organización territorial del estado con personería jurídica
de derecho público, con autonomía política, económica y administrativa en asuntos de su competencia. Sus representantes emanan de la voluntad popular
y son elegidos democráticamente por sufragio directo.
Artículo 2º La Municipalidad Provincial de Oyon, tiene como finalidad representar al vecindario, promover la inversión pública y privada, el empleo, la
adecuada prestación de los servicios públicos locales y el desarrollo integral, sostenible y armónico de su circunscripción territorial, garantizando el
ejercicio pleno de los derechos y la igualdad de oportunidades de sus habitantes.
Artículo 3º El presente Reglamento de Organización y Funciones ROF, tiene duración indefinida, entrando en vigencia al día siguiente de su publicación
previamente aprobada mediante Ordenanza Municipal.
CAPITULO II
DE LOS OBJETIVOS
Artículo 4º
La Municipalidad Provincial de Oyon, tiene los siguientes objetivos generales:
APOYO AL DESARROLLO HUMANO Y SOCIAL. Apoyar las actividades de lucha frontal contra la pobreza con la ejecución de programas sociales de asistencia
alimentaria mediante la atención del Programa del Vaso de Leche, Comedores populares, comedores infantiles, entrega de alimentos a la población en
riesgo en situación de pobreza y extrema pobreza, promoción de la educación de calidad en todos sus niveles, protección de la población vulnerable,
infancia y adolescencia, el desarrollo de la mujer y el respeto a sus derechos, y accesos a un espacio físico adecuado con servicios básicos.
PROMOVER EL DESARROLLO ECONÓMICO PRODUCTIVO. Promover el desarrollo económico productivo local para la generación de riqueza, empleo a
través de la identificación de las vocaciones y capacidades productivas de los agentes y del fortalecimiento de las cadenas productivas económicamente
sostenibles, relacionadas con la extracción, transformación y comercialización, orientada a la exportación. Brindar información de negocios, capacitación
para el desarrollo empresarial, acceso a mercados, financiamiento y tecnología, La interconexión vial, que viabilice el traslado de los productos,
Fortalecimiento de capacidades, e impulsar las inversiones, especialmente lo relacionado a la agricultura y turismo.
PROMOVER EL DESARROLLO URBANO Y RURAL. Organizar y promover la modernización y mejoramiento de la infraestructura pública de la Provincia, con
un adecuado ordenamiento territorial y vial, para el impulso sostenible de las actividades económicas, actividades sociales y las oportunidades para
fomentar la inversión pública y/o privada en la circunscripción local.
PROMOVER EL DESARROLLO AMBIENTAL Y PROTECCION DE LOS RECURSOS NATURALES. Implementar y desarrollar gradualmente la infraestructura,
equipos, maquinaria, tecnología y gestión de los servicios públicos locales, para mejorar la calidad de vida de las familias y el desarrollo de las empresas,
fomentando un ambiente limpio y entorno saludable en la comunidad, con énfasis en la recolección de los desechos sólidos y líquidos ,asegurando el
equilibrio ecológico y medio ambiental en la Provincia, así como fomentar la protección y preservación de los recursos hídricos y recursos naturales de la
circunscripción territorial.
FORTALECIMIENTO DEL DESARROLLO INSTITUCIONAL Y DE CONCERTACIÓN CIUDADANA. Fortalecer la capacidad institucional del Gobierno Local, a
través del proceso de mejoramiento continuo de la calidad de gestión técnico administrativa, y técnico operativo de sus unidades orgánicas, y la generación
de nuevas capacidades competitivas de los diferentes cargos a nivel de funcionarios, empleados de confianza, servidores públicos y obreros de la
Municipalidad Provincial de Oyon. Así como Promover la participación ciudadana organizada a través de los espacios de concertación en la gestión del
desarrollo, como en la Rendición de Cuentas
IMPLEMENTACION Y FORTALECIMIENTO SOBRE LA SEGURIDAD CIUDADANA Y DEFENSA CIVIL. Brindar seguridad a la ciudadanía, previendo los equipos
y personal necesario para su implementación hacia una convivencia en paz y armonía, prevenir los desastres naturales.
Responde las siguientes preguntas tomando como referencia el texto leído.

1. ¿de qué manera la Municipalidad de Oyón garantiza el desarrollo ambiental y la protección del medio ambiente?
A. Fomentando la implementación de programas sociales como el programa del Vaso de Leche, comedores populares, comedores infantiles y entrega
de alimentos a la población en riesgo.
B. Fomentando el respeto por los recursos naturales y exigiendo que haya un adecuado servicio de recojo de desperdicios en las zonas rurales y
urbanas.
C. Fomentando un ambiente limpio y entorno saludable en la comunidad, recolectando los desechos sólidos y líquidos y preservando los recursos
hídricos y recursos naturales.
D. Fomentando una mejor calidad de vida de las familias consumiendo alimentos saludables y nutritivos que no generen acumulación de desechos
orgánicos.
2. ¿Cuál es el propósito comunicativo del Capítulo II del texto?
A. Apoyar el desarrollo humano y social en la comunidad de Oyón.
B. Dar a conocer los fines que persigue la Municipalidad de Oyón.
C. Reflexionar sobre la importancia del ROF en la Municipalidad de Oyón.
D. Citar las funciones de los trabajadores de la Municipalidad de Oyón.
3. El incumplimiento de los objetivos de este Reglamento traería como consecuencia:
A. La desorganización de la entidad municipal.
B. El planteamiento de la vacancia del Alcalde provincial.
C. La limitación del desarrollo integral de la provincia de Oyón.
D. La generación de conflictos económicos y administrativos.
4. ¿Cuál es la intención del autor al colocar subtítulos en cada artículo del Reglamento?
A. Dar detalles sobre la información del artículo.
B. Organizar y sintetizar el contenido del párrafo.
C. Destacar las palabras claves del artículo.
D. Precisar la idea principal del artículo.
Lic. Carlos B. Barrientos Urbano
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Responde las siguientes preguntas tomando como referencia el texto leído.

1. La secuencia temporal, de antes a la actualidad, del texto es:


I. Perú ganó a Venezuela 3 a 0 en Barinas.
II. Perú derrotó a Colombia 2 a 0 en 1981.
III. Perú ganó a Bolivia 2 a 1 en estas eliminatorias.
IV. Perú empata por primera vez con Argentina en Buenos Aires.
A. II – IV – III – I B. III – IV – I – II C. IV – II – I – III D. II – IV – I - III

2. De acuerdo al texto se concluye:


A. Perú gana a Argentina y logra meterse en la pelea.
B. Perú logra sus objetivos gracias al rol de Guerrero y Flores.
C. Perú llega a Rusia 2018, gracias al rol de Gareca.
D. Perú clasifica por el ímpetu y el trabajo en equipo.

3. Según el texto la expresión “Luego no dejó de hacerlo” significa:


A. No acumuló puntos decisivos.
B. Con empates sumó al menos un punto.
C. Perú empezó a sumar puntos.
D. Perú siempre ganó de visitante.

4. ¿Con qué intención se emplea en el texto este tipo de gráfico?

A. Para resaltar el papel preponderante de la Federación Peruana de Fútbol.


B. Para mostrar que llegar al mundial depende del esfuerzo de los seleccionados.
C. Para demostrar las grandes esperanzas futbolísticas de la selección peruana.
D. Para demostrar la superioridad de la selección peruana en Sudamérica.

Lic. Carlos B. Barrientos Urbano


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EL AVARO
ESCENA V
HARPAGÓN, ELISA y CLEANTO. Hablando juntos, permanecen en el fondo de la escena
HARPAGÓN. (Creyéndose solo.) Sin embargo, no sé si habré hecho bien enterrando en mi jardín los diez mil escudos que me devolvieron ayer. Diez mil
escudos de oro en casa de uno son una suma bastante… (Aparte, al ver a Elisa y a Cleanto.) ¡Oh, cielos! ¿Me habré traicionado a mí mismo? ¡Arrebatado
por el furor, creo que he hablado en voz alta al razonar a solas! (A Cleanto y a Elisa.) ¿Qué pasa?
CLEANTO. Nada, padre.
HARPAGÓN. ¿Hace mucho que estáis ahí?
ELISA. Acabamos de llegar.
HARPAGÓN. ¿Habéis oído?
CLEANTO. ¿El qué, padre mío?
HARPAGÓN. Eso…
ELISA. ¿Qué?
HARPAGÓN. Lo que acabo de decir.
CLEANTO. No.
HARPAGÓN. Sí tal.
ELISA. Perdonadme.
HARPAGÓN. Ya veo que habéis oído algunas palabras. Es que pensaba, en mi interior, lo difícil que es hoy día encontrar dinero, y decía que dichoso el
que puede tener diez mil escudos en su casa.
CLEANTO. Vacilábamos en abordaros, temiendo interrumpiros.
HARPAGÓN. Me satisface deciros esto, para que no vayáis a tomar las cosas al revés y a imaginaros que decía yo que tengo diez mil escudos.
CLEANTO. No nos metemos en vuestros negocios.
HARPAGÓN. ¡Pluguiera al Cielo que tuviese yo esos diez mil escudos!
CLEANTO. No creo.
HARPAGÓN. Sería un buen negocio para mí…
ELISA. Son cosas…
HARPAGÓN. Buena falta me harían.
CLEANTO. Yo creo que…
HARPAGÓN. Eso me arreglaría, en verdad.
ELISA. Sois…
HARPAGÓN. Y no me quejaría, como ahora, de que los tiempos son míseros.
CLEANTO. ¡Dios mío! ¡Padre, no tenéis motivos para quejaros, y ya se sabe que poseéis bastante caudal!
HARPAGÓN. ¡Cómo! ¿Que tengo bastante caudal? Quienes lo digan mienten. No hay nada más falso, y son unos bribones los que hacen correr todos esos
rumores.
ELISA. No os encolericéis.
HARPAGÓN. Es singular que mis propios hijos me traicionen y se conviertan en enemigos míos.
CLEANTO. ¿Es ser enemigo vuestro el decir que tenéis caudal?
HARPAGÓN. Sí. Tales discursos y los gastos que hacéis serán la causa de que uno de estos días vengan a mi casa a cortarme el cuello, con la idea de que
estoy forrado de doblones.
CLEANTO. ¿Qué gran gasto hago yo?
HARPAGÓN. ¿Cuál? ¿Hay nada más escandaloso que ese suntuoso boato que paseáis por la ciudad? Reñía ayer a vuestra hermana; más hay algo peor.
Esto sí que clama al Cielo; y si se os despojase desde los pies a la cabeza, habría con ello para constituir una buena renta. Ya os he dicho veinte veces, hijo
mío, que todas vuestras maneras me desagradan grandemente; sentís una afición desmedida a echároslas de marqués, y para ir vestido así, preciso es
que me robéis.
CLEANTO. ¡Eh! ¿Y cómo robaros?
HARPAGÓN. ¡Y qué sé yo! ¿De dónde sacáis para sostener el vestuario que lleváis?
CLEANTO. ¿Yo, padre mío? Es que juego, y, como soy muy afortunado, gasto en mí todo el dinero que gano.
HARPAGÓN. Muy mal hecho. Si sois afortunado en el juego, deberíais sacar provecho de ello y colocar a un interés decente el dinero que ganáis, a fin de
encontrároslo algún día. Quisiera yo saber, para no referirme a lo demás, de qué sirven todas esas cintas con que vais cubierto de pies a cabeza y si media
docena de agujetas no bastan para sostener unas calzas. ¿Es muy necesario gastar dinero en pelucas cuando pueden llevarse cabellos propios que no
cuestan nada? Apostaría a que en pelucas y cintas hay, por lo menos, veinte pistolas, y veinte pistolas rentan al año dieciocho libras, seis sueldos y ocho
denarios con sólo colocarlas al doce por ciento.
CLEANTO. Tenéis razón.
HARPAGÓN. Dejemos eso y hablemos de otra cosa. (Sorprendiendo a Cleanto y a Elisa, que se hacen señas.) ¡Eh! (Bajo, aparte.) Me parece que se hacen
señas uno a otro para robarme mi bolsa. (Alto.) ¿Qué quieren decir esos gestos?
ELISA. Dudamos mi hermano y yo en quién hablará primero; los dos tenemos algo que deciros.
HARPAGÓN. Yo también tengo que deciros algo a los dos.
CLEANTO. Deseamos hablaros de matrimonio, padre.
HARPAGÓN. Y yo también quiero hablaros de matrimonio.
ELISA. ¡Ah, padre mío!
HARPAGÓN. ¿Por qué ese grito? ¿Es la palabra o la cosa lo que os atemoriza, hija mía?
CLEANTO. El matrimonio puede atemorizarnos a los dos, de la manera que podéis entenderlo, y tememos que nuestros sentimientos no estén de acuerdo
con vuestra elección.
HARPAGÓN. Un poco de paciencia; no os alarméis. Sé lo que os es necesario a los dos, y no tendréis, ni uno ni otra, motivo de queja con lo que pretendo
hacer; y para empezar por este lado (a Cleanto), ¿habéis visto, decidme, una joven llamada Mariana, que habita no lejos de aquí?

Lic. Carlos B. Barrientos Urbano


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CLEANTO. Sí, padre mío.


HARPAGÓN. ¿Y vos?
ELISA. He oído hablar de ella.
HARPAGÓN. ¿Cómo encontráis a esa joven, hijo mío?
CLEANTO. La encuentro encantadora.
HARPAGÓN. ¿Y su fisonomía?
CLEANTO. Muy honesta y llena de talento.
HARPAGÓN. ¿Su aspecto y sus maneras?
CLEANTO. Admirables, sin duda.
HARPAGÓN. ¿No creéis que una joven así merecería que se pensase en ella?
CLEANTO. Sí, padre mío.
HARPAGÓN. ¿Y que sería un partido deseable?
CLEANTO. Muy deseable.
HARPAGÓN. ¿Qué tiene aspecto de ser una buena esposa?
CLEANTO. Sin duda.
HARPAGÓN. ¿Y que se hallaría satisfecho con ella un marido?
CLEANTO. Seguramente.
HARPAGÓN. Hay una pequeña dificultad, y es que tengo miedo de que no se consiga con ella todo el caudal que podría pretenderse.
CLEANTO. ¡Ah, padre mío! ¡No debe considerarse el caudal cuando se trata de casarse con una persona honrada!
HARPAGÓN. Perdonadme, perdonadme. Más lo que hay que decir es que si no se encuentra con ella todo el caudal que se desea, puede uno intentar
resarcirse en otra cosa.
CLEANTO. Se comprende.
HARPAGÓN. En fin, me satisface ver que compartís mi opinión, pues su honesta apostura y su bondad han conquistado mi alma, y estoy resuelto a casarme
con ella, con tal que posea algún caudal.
CLEANTO. ¿Eh?
HARPAGÓN. ¿Cómo?
CLEANTO. ¿Estáis resuelto, decís, a…?
HARPAGÓN. A casarme con Mariana.
CLEANTO. ¿Quién? ¿Vos, vos?
HARPAGÓN. ¡Sí, yo, yo, yo! ¿Qué quiere decir esto?
CLEANTO. Me acomete de pronto un vahído, y me retiro de aquí...
HARPAGÓN. No será nada; id pronto a beber un vaso de agua clara a la cocina.
Responde las siguientes preguntas tomando como referencia el texto leído.

Lic. Carlos B. Barrientos Urbano


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CUNIRAYA HUIRACOCHA Y CAHUILLACA


Cuentan que, en tiempos muy antiguos, Cuniraya Huiracocha se convirtió en un hombre muy pobre, y andaba paseando con su ropa hecha arapos, y sin
reconocerlo algunos hombres lo trataban de mendigo piojoso. Pero Cuniraya Huiracocha era el dios del campo. Con solo decirlo preparaba las chacras
para el cultivo y reparaba los andenes. Con el solo hecho de arrojar una flor de cañaveral (llamada pupuna) hacía acequias desde sus fuentes. Así, por su
gran poder, humillaba a los demás dioses (huacas) de la región.
Había una vez una mujer llamada Cahuillaca, quien también era huaca, que por ser tan hermosa todos los demás huacas la pretendían. Pero ella siempre
los rechazaba. Sucedió que esta mujer, que nunca se había dejado tocar por un hombre, se encontraba tejiendo debajo de un árbol de Lúcumo. Cuniraya
que la observaba de lejos pensaba en una manera astuta de acercarse a la bella Cahuillaca. Entonces se convirtió en un pájaro y voló hasta la copa del
Lúcumo, donde encontró una lúcuma madura a la que le introdujo su semen, luego la hizo caer del árbol justo al costado de donde Cahuillaca se encontraba
tejiendo. Al verla se la comió muy gustosa y de esta manera la bella diosa quedó embarazada sin haber tenido relaciones con ningún hombre.
A los nueve meses, como era de esperarse, Cahuillaca dio a luz. Durante más de un año crió sola a su hijo, pero siempre se interrogaba sobre quién sería
el padre. Al cumplirse el año, el niño ya andaba a gatas, llamó entonces a todos los Huacas y Huillcas a una reunión para dar respuesta a su pregunta.
Cuando supieron de la reunión todos los huacas se alegraron mucho, asistieron muy finamente vestidos y arreglados, convencidos de ser a los que la bella
Cahuillaca elegiría. Esta reunión tuvo lugar en un pueblo llamado Anchicocha. Al llegar se fueron sentando, y la bella Cahuillaca les enseñaba a su hijo y
les preguntaba si eran los padres. Pero nadie reconoció al niño. Cuniraya Huiracocha también había asistido, pero como estaba vestido como mendigo
Cahuillaca no le preguntó a él pues le parecía imposible que su hijo hubiese sido engendrado por aquel hombre pobre.
Ante la negativa de todos los preguntados de reconocer al niño, Cahuillaca ideó posar en el piso al niño, dejando que ande a gatas solo hasta donde se
encuentre su padre. Hizo así, y el niño se dirigió muy contento donde se encontraba Cuniraya Huiracocha. Cuando su madre lo vio, muy encolerizada,
gritó: "Ay de mí! ¨Cómo habría podido yo dar a luz el hijo de un hombre tan miserable?". Y con estas palabras cogió a su hijo y corrió hacia el mar. Entonces
Cuniraya dijo: "Ahora sí me va a amar!" y se vistió con un traje de oro, y la siguió, llamándola para que lo viera. Pero Cahuillaca no volvió para mirarlo,
siguió corriendo con la intención de arrojarse al mar por dar a luz el hijo de un hombre tan "horrible y sarnoso". Al llegar a la orilla, frente a Pachacamac,
se arrojó y quedaron convertidos, ella y su hijo, en dos islotes que están muy cerca a la playa.
Como Cuniraya pensaba que Cahuillaca voltearía a verlo, la seguía a distancia llamándola y gritándole continuamente. Entonces se encontró con un cóndor
y le preguntó: -"Hermano, ¿Dónde te encontraste con esa mujer?", -"Aquí cerca está, ya casi la vas alcanzando" le respondió el cóndor. Por darle esa
respuesta Cuniraya le dijo al cóndor: -"Siempre vivirás alimentándote con todos los animales de la puna, y cuando mueran tú sólo te los comerás, y si
alguien te mata, él también morirá"
El huaca siguió en su carrera en pos de Cahuillaca, encontrándose con una zorrina. -"Hermana" le preguntó, "¿En dónde te has encontrado con esa mujer?"
La zorrina le respondió: -"Ya no la alcanzarás, está muy lejos"-. Por darle esa mala noticia el huaca le dijo: -"Por lo que me has contado, te condeno a que
camines sólo de noche, odiada por los hombres y apestando horriblemente". Más abajo en su camino se encontró con un puma. -"Ella todavía anda por
aquí; ya te estás acercando" le dijo el puma
Por darle tan buenas noticias Cuniraya le respondió: -"Comerás las llamas del hombre culpable, y si alguien te mata te hará bailar primero en una gran
fiesta, y todos los años te sacará sacrificándote una llama" (De este modo Cuniraya le confiere al puma categoría para ser adorado, y manda además que
todos los años se celebre una fiesta en su honor, en la que se bailará y se sacrificará una llama en su honor) También se encontró con un zorro. Al
preguntarle por Cahuillaca el zorro le dijo que se encontraba ya muy lejos y que no la alcanzaría.
Por esto le dijo al zorro: -"Aunque andes a distancia, los hombres llenos de odio te tratarán de zorro malvado y desgraciado. Y cuando te maten te botarán
a tí y a tu piel como algo sin valor". El halcón, con quién también se encontró, le auguró que pronto la alcanzaría. Por ello le contestó el huaca: -"Tendrás
mucha suerte, y cuando comas primero almorzarás picaflores. El hombre que te mate llorará tu muerte, y sacrificará una llama en tu honor, y bailará
poniéndote sobre su cabeza para que resplandescas allí".
Enseguida se encontró con unos loros, quienes le dijeron que ya no la alcanzaría. Por ello Cuniraya les maldijo así: -"Andareís gritando muy fuerte, y
cuando los escuchen, sabiendo que tienen la intención de destruir los cultivos, sin tardar los hombres os ahuyentarán y habrán de vivir sufriendo mucho,
odiados por ellos". De este modo, cada vez que se encontraba con alguien que le daba una buena noticia le auguraba un buen porvenir, y si se encontraba
con alguien que le daba malas noticias lo maldecía. De este modo llegó hasta el mar donde se encontraban dos hijas de Pachacamac custodiadas por una
serpiente. Pero poco antes, la madre de éstas: Urpayhuachac, había entrado al mar a visitar a Cahuillaca.
Aprovechando esta ausencia Cuniraya violó a la menor de las hijas. Cuando quiso hacer lo mismo con la otra, ésta se transformó en paloma y voló. Es por
esto que a su madre le llaman Urpayhuachac: la que pare palomas. En ese tiempo no había peces en el agua. Solo Urpayhuachac los criaba en un estanque
que estaba dentro de su casa. Cuniraya, enfadado porque había ido a visitar a Cahuillaca arrojó todos los peces del estanque al mar. Y es por esto que el
mar, ahora, se encuentra poblado de peces. Cuando la hija menor de Urpayhuachac le contó lo que Cuniraya le había hecho, se encolerizó y se decidió
por matarlo. Para ello tramó un astuto plan. Urpayhuachac llamó a Cuniraya con el pretexto de quitarle las pulgas. Este aceptó. Pero al mismo tiempo
hacía crecer una gran peña para que le callera encima al huaca y lo aplastara.
Pero éste, con gran astucia, se dio cuenta de las verdaderas intenciones de Urpayhuachac, y huyó del lugar.
Desde entonces Cuniraya Huiracocha anda por el mundo engañando a huacas y hombres.
Responde las siguientes preguntas tomando como referencia el texto leído.

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ALUMNOS SUMISOS Y PROFESORES AUTORITARIOS


“Para que una escuela funcione, el profesor ha de mandar y los alumnos han de obedecer”
Autor: RICARDO MORENO CASTILLO
(…) ¿Sería legítimo que un conductor desobedeciera las normas de tráfico de su ciudad porque le parecen que están mal hechas? A lo mejor tiene razón,
pero, aun así, debe obedecerlas. ¿Esto quiere decir que tráfico exige conductores sumisos y acríticos? Sumisos sí, pues de lo contrario la circulación sería
imposible, pero no tienen por qué ser acríticos. Quien crea que el semáforo que está en tal sitio debiera de estar ubicado en tal otro, y que tal calle de
dirección única estaría mejor siendo de doble dirección, puede denunciarlo, proponer cambios, u ofrecerse a sí mismo para mejorar las cosas
presentándose para alcalde. Pero mientras tanto, debe obedecer. Obedecer sumisamente una ley de la cual discrepar no es ser acrítico.
Y ahora la cuestión decisiva: ¿no están entre nuestros alumnos los futuros jueces, que habrán de juzgar obedeciendo unas leyes con las cuales no siempre
estarán de acuerdo? ¿No están entre nuestros alumnos los futuros profesores, que tendrán que explicar obedeciendo unas directrices programáticas con
las cuales no siempre estarán de acuerdo? ¿No están entre nuestros alumnos los futuros conductores que habrán de conducir obedeciendo unas normas
de tráfico y unas órdenes de los agentes con las cuáles no siempre estarán de acuerdo? Si esto es así ¿No sería bueno ir enseñando a nuestros alumnos
un poco de obediencia, la misma obediencia que tendrán que practicar cuando sean jueces, profesores o conductores?
Y si han de aprender obediencia, la educación ha de ser necesariamente autoritaria. Y hay que decirlo sin complejos. Según alguno de los eminentes
pedagogos a los que aludí al principio, entre las contradicciones de la escuela está la de pretender “conseguir buenos demócratas en una institución
jerarquizada”. Esta afirmación oculta dos despropósitos. El primero, que una sociedad democrática también es una sociedad jerarquizada: la diferencia
con la dictadura está en que los ciudadanos podemos elegir y deponer a nuestros jerarcas. Pero por muy democrática que una sociedad sea, en la carretera
han de mandar los policías de tráfico, en la facultad el decano, en la aeronave la tripulación, y en la clase el profesor. El segundo, que con ese argumento
nos cargamos la educación en sí misma. ¿Para qué sirve la autoridad de los padres? Pues para educar a los hijos. ¿Por qué es necesario educar a los hijos?
Para que puedan en el futuro prescindir de la autoridad de los padres. ¡Qué contradicción! Aprender a prescindir de la autoridad de los padres obedeciendo
a los padres. ¿Cómo vamos a enseñar a hacer una cosa obligando a hacer la contraria? Pues así es, y quien lo considere tan aberrante, que no se dedique
a educar. Decía Chesterton, que “no puede haber una educación libre, porque si dejáis a un niño libre, no le educaréis”. Esto es así porque, en principio,
ningún niño quiere ser educado. De lo contrario, una ley de educación obligatoria sería tan superflua como una ley que obligara a beber cuando se tiene
sed. El gobierno, según quienes abominan de la educación autoritaria, tendría que limitarse a construir centros de enseñanza, igual que construye fuentes,
y luego dejar que los niños se acerquen a ellos guiados por el mismo instinto que lleva a los sedientos a acercarse a las fuentes.
Ahora mismo, cuando se habla de convertir a los docentes en autoridad pública, dicen algunos que la autoridad hay que ganársela. Quienes así opinan
están confundiendo dos cosas distintas. Un juez, para ejercer su función, necesita estar dotado de una autoridad que le permita mantener el orden en la
sala de audiencias y sancionar las malas conductas que durante el juicio se puedan producir. Si no fuera así, su labor sería inviable. Ahora bien, es cierto
que la autoridad moral de un juez se la tiene que ganar él, con la serenidad de sus actuaciones, la imparcialidad de sus juicios y la ecuanimidad de sus
sentencias. Una cosa es la autoridad o el prestigio moral que pueda uno adquirir a lo largo de su vida por su buen hacer profesional (y es cierto que eso
se lo tiene que ganar cada cual), y muy otra cosa la autoridad que se pueda necesitar para el ejercicio cotidiano de su profesión (y esa sí debe estar
reconocida por ley). La polémica de si la autoridad del profesor debe ser avalada por una ley o si debe ganársela por sí mismo es falsa, porque en ella se
está utilizando la palabra “autoridad” con dos significados distintos. Ahora bien, muchos de quienes la plantean saben que es una falsa polémica,
confunden adrede los dos significados de la palabra autoridad, para no tener que admitir algo que atenta contra la corrección política y contra la propia
imagen, siempre tan gratificante, de vanguardista y novedoso. Pero esto es empeñarse en negar algo que es de sentido común: que para que una escuela
funcione, el profesor ha de mandar y los alumnos han de obedecer.
Responde las siguientes preguntas tomando como referencia el texto leído.

1. En el texto se plantea que, en las escuelas no se puede educar en libertad. ¿Qué argumentos sustentan esta tesis?
I. Los padres educan a sus hijos con autoridad y sumisión.
II. Se debe obedecer la autoridad del maestro para que la escuela funcione.
III. Las escuelas no deben aplicar sanciones, sino desarrollar consciencia responsable de sus actos.
IV. Solo habrá obediencia si se educa con responsabilidad y democracia.

A. III – IV B. II – III C. I – II D. II – IV

2. De acuerdo al texto, ¿qué relación establece el autor entre la obediencia y la sumisión?


A. Causa – efecto B. equivalencia C. solución - problema D. oposición

3. En la siguiente oración, ¿con qué intención el autor utiliza el conector subrayado?


Decía Chesterton, que “no puede haber una educación libre, porque si dejáis a un niño libre, no le educaréis”. Esto es así porque, en principio, ningún
niño quiere ser educado. De lo contrario, una ley de educación obligatoria sería tan superflua como una ley que obligara a beber cuando se tiene sed.
A. Para añadir información a la que se presenta en el enunciado anterior.
B. Para explicar algunas oraciones que se enunciaron anteriormente.
C. Para contraponer alguna idea expresada en el enunciado anterior.
D. Para indicar que lo que sigue es una secuencia de lo anterior.

4. Qué opinión sería aceptable según lo propuesto en el texto:


A. La autoridad del maestro se debe institucionalizar.
B. La escuela debe enseñar a obedecer sumisamente toda regla.
C. La obediencia es una característica de las escuelas democráticas.
D. Los conductores y los alumnos tienen que ser sumisos.

Lic. Carlos B. Barrientos Urbano


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ALUMNOS SUMISOS Y PROFESORES AUTORITARIOS


“Para que una escuela funcione, el profesor ha de mandar y los alumnos han de obedecer”
Autor: RICARDO MORENO CASTILLO
Se escucha con frecuencia a muy eminentes pedagogos decir que no se ha de educar a los alumnos para ser
acríticos y obedientes. Pero sucede que las dos palabras no son sinónimas, y que, si no es legítimo exigir a los
alumnos que sean acríticos, sí lo es exigirles que sean obedientes. Me explicaré. Cuando un juez se niega a casar
a dos homosexuales ¿alabamos su espíritu crítico e insumiso? No, un juez no puede legislar, y tiene que actuar
según unas leyes con las cuales no siempre estará de acuerdo. Y si cree que un delito merece quince años de
cárcel, pero el código penal estipula solo diez, pues solo le podrá imponer diez. ¿Eso quiere decir que el sistema
exige a los jueces ser sumisos y acríticos? Sumisos a las leyes que tienen que aplicar, desde luego que sí, pero
nadie les pide que sean acríticos. Si un juez cree que el matrimonio homosexual es contrario a derecho, o que
cierto delito merece más pena que la que establece el código penal, es legítimo que defienda su opinión a través
de la prensa o de las revistas de estudios jurídicos. Y los legisladores, antes de elaborar las leyes, deben escuchar
a jueces y juristas, en cuanto que son entendidos en la materia. Pero una vez que las leyes están promulgadas,
los jueces deben atenerse a ellas. Si cuando necesitamos una transfusión de sangre, el hematólogo se niega a
hacerlo por razones de conciencia porque es testigo de Jehová, lo denunciamos sin tardanza, no celebramos su
carácter insumiso. ¿Es eso un atentado a la libertad religiosa? En absoluto, simplemente, quien crea que las
transfusiones son inmorales, en lugar de hacerse hematólogo, que se haga electricista. Del mismo modo, quien
crea que las leyes solo deben cumplirse cuando estás de acuerdo con ellas, que funde una comuna ácrata, pero
que no se meta a juez.
Yo discrepo de los programas de bachillerato. ¿Sería legítimo explicar el que creo que debería haber, y no el que
me mandan? Eso dejaría a los alumnos completamente desguarnecidos frente al examen de selectividad. No,
tengo que explicar obedientemente el programa que me mandan, por mucho que disienta de él. Entonces ¿el
sistema necesita de profesores acríticos y sumisos? Sumisos sí, porque si cada uno explica lo que le parece, se
generaría un caos en la enseñanza. Ahora bien, nadie nos pide que seamos acríticos. Puedo criticar el sistema
todo lo que quiera, pero mientras mis ideas no sean aceptadas, me quedan dos posibilidades: o pido la
excedencia y pongo un puesto de cacahuetes, o ejerzo mi oficio de profesor obedeciendo las leyes educativas
de mi país.
Un ejemplo más. ¿Sería legítimo que un conductor desobedeciera las normas de tráfico de su ciudad porque le
parecen que están mal hechas? A lo mejor tiene razón, pero, aun así, debe obedecerlas. ¿Esto quiere decir que
tráfico exige conductores sumisos y acríticos? Sumisos sí, pues de lo contrario la circulación sería imposible, pero
no tienen por qué ser acríticos. Quien crea que el semáforo que está en tal sitio debiera de estar ubicado en tal
otro, y que tal calle de dirección única estaría mejor siendo de doble dirección, puede denunciarlo, proponer
cambios, u ofrecerse a sí mismo para mejorar las cosas presentándose para alcalde. Pero mientras tanto, debe
obedecer. Obedecer sumisamente una ley de la cual discrepar no es ser acrítico.
Y ahora la cuestión decisiva: ¿no están entre nuestros alumnos los futuros jueces, que habrán de juzgar
obedeciendo unas leyes con las cuales no siempre estarán de acuerdo? ¿No están entre nuestros alumnos los
futuros profesores, que tendrán que explicar obedeciendo unas directrices programáticas con las cuales no
siempre estarán de acuerdo? ¿No están entre nuestros alumnos los futuros conductores que habrán de conducir
obedeciendo unas normas de tráfico y unas órdenes de los agentes con las cuáles no siempre estarán de
acuerdo? Si esto es así ¿No sería bueno ir enseñando a nuestros alumnos un poco de obediencia, la misma
obediencia que tendrán que practicar cuando sean jueces, profesores o conductores?
Y si han de aprender obediencia, la educación ha de ser necesariamente autoritaria. Y hay que decirlo sin
complejos. Según alguno de los eminentes pedagogos a los que aludí al principio, entre las contradicciones de
la escuela está la de pretender “conseguir buenos demócratas en una institución jerarquizada”. Esta afirmación
oculta dos despropósitos. El primero, que una sociedad democrática también es una sociedad jerarquizada: la
diferencia con la dictadura está en que los ciudadanos podemos elegir y deponer a nuestros jerarcas. Pero por
muy democrática que una sociedad sea, en la carretera han de mandar los policías de tráfico, en la facultad el
decano, en la aeronave la tripulación, y en la clase el profesor. El segundo, que con ese argumento nos cargamos
la educación en sí misma. ¿Para qué sirve la autoridad de los padres? Pues para educar a los hijos. ¿Por qué es
necesario educar a los hijos? Para que puedan en el futuro prescindir de la autoridad de los padres. ¡Qué
contradicción! Aprender a prescindir de la autoridad de los padres obedeciendo a los padres. ¿Cómo vamos a
Lic. Carlos B. Barrientos Urbano
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IEP SANTA RITA DE CASSIA
San Vicente – Cañete

enseñar a hacer una cosa obligando a hacer la contraria? Pues así es, y quien lo considere tan aberrante, que no
se dedique a educar. Decía Chesterton, que “no puede haber una educación libre, porque si dejáis a un niño
libre, no le educaréis”. Esto es así porque, en principio, ningún niño quiere ser educado. De lo contrario, una ley
de educación obligatoria sería tan superflua como una ley que obligara a beber cuando se tiene sed. El gobierno,
según quienes abominan de la educación autoritaria, tendría que limitarse a construir centros de enseñanza,
igual que construye fuentes, y luego dejar que los niños se acerquen a ellos guiados por el mismo instinto que
lleva a los sedientos a acercarse a las fuentes.
Ahora mismo, cuando se habla de convertir a los docentes en autoridad pública, dicen algunos que la autoridad
hay que ganársela. Quienes así opinan están confundiendo dos cosas distintas. Un juez, para ejercer su función,
necesita estar dotado de una autoridad que le permita mantener el orden en la sala de audiencias y sancionar
las malas conductas que durante el juicio se puedan producir. Si no fuera así, su labor sería inviable. Ahora bien,
es cierto que la autoridad moral de un juez se la tiene que ganar él, con la serenidad de sus actuaciones, la
imparcialidad de sus juicios y la ecuanimidad de sus sentencias. Una cosa es la autoridad o el prestigio moral
que pueda uno adquirir a lo largo de su vida por su buen hacer profesional (y es cierto que eso se lo tiene que
ganar cada cual), y muy otra cosa la autoridad que se pueda necesitar para el ejercicio cotidiano de su profesión
(y esa sí debe estar reconocida por ley). La polémica de si la autoridad del profesor debe ser avalada por una ley
o si debe ganársela por sí mismo es falsa, porque en ella se está utilizando la palabra “autoridad” con dos
significados distintos. Ahora bien, muchos de quienes la plantean saben que es una falsa polémica, confunden
adrede los dos significados de la palabra autoridad, para no tener que admitir algo que atenta contra la
corrección política y contra la propia imagen, siempre tan gratificante, de vanguardista y novedoso. Pero esto
es empeñarse en negar algo que es de sentido común: que para que una escuela funcione, el profesor ha de
mandar y los alumnos han de obedecer.

Lic. Carlos B. Barrientos Urbano


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