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Cognición y psicología
Angus Gellatly
Gellatly, A. (Comp.). (1986/1997). Cognicion y psicología. En La inteligencia hábil:
el desarrollo de las capacidades cognitivas (M. Wald, Trad.) (pp.17-33).
Buenos Aires: Aique. Aunque en este libro nos concentraremos en la habilidades cognitivas
y en otras que también nos resultan familiares a todos, es útil, para entender
inicialmente la naturaleza de la habilidad, comenzar con dos ejemplos bas·
tante exóticos. El primero es de una habilidad relativamente simple pero limi-
tada a unos pocos miembros de la población. El segundo es de una habilidad
extremadamente compleja que ha sido desarrollada en una cultura diferente
de la nuestra y que, también, sólo realiza un número relativamente escaso de
practicantes.

Dos ejemplos de habilidad

El sexo de los pollos

La granja es una actividad competitiva y, por varias razones, resulta

económicamente conveniente determinar ·las identidades sexuales de los PO¡
llos tan pronto como sea posible. Como los machos y hembras pequeños soÍi ·
visualmente muy parecidos, incluso en la apariencia de sus órganos genitales,.
en Occidente se pensaba que la determinación del sexo de los pollos sólo
era posible después de que los machos comenzaban a tener cresta. Pero du-
rante~' p~!!ner cuarto de este sig!o !us gr~nj:::::-c!: de O:..~:é~r .!~ ~mt~~.zo:-vn a
escuchar rumores sobre la existencia en Japón de "expertos en el sexo de los
pollos", que eran capaces de discriminar machos de hembras al día siguien-
te de nacer. Estos rumores continuaron difunCiiéndose en el decenio 1930-
1940. Se invitó a los expertos japoneses a exhibir sus habilidades en los Esta-
dos Unidos y en Europa y, a continuación, a dar instrucciones a sus anfitrio-
nes. Los japoneses demostraron que sosteniendo los pollos de la manera ade-
cuada para revelar mejor la zona genital se podía aprender a distinguir ma-
chos de hembras. Más aun, los expertos podían cla~i.ficar los pollos a gran ve-
locidad y con mucha precisión.

La inteligencia hábil 17
 Como consecuencia de este encuentro entre Oriente y Occidente, se
establecieron en los Estados Unidos y en Gran Bretaña escuelas para enseñar
a determinar el sexo de los pollos. Lo habitual era que los alumnos se entrena-
ran durante un período de entre 4 y 6 semanas antes de obtener un título ha-
bilitante. En esta etapa, el nuevo profesional podía fijar el sexo de unos 200
pollos en 25 minutos, con una precisión del 95% o más (Lunn, 1948). Después
de años de experieilciá;'la cifra podía aumentar a 1000 o 1100 pollos por ho-
ra, y se informó sobre el caso de un experto que llegó a determinar el sexo de
hasta 1400 pollos en una hora, con una precisión del 98%. La tarea de deter-
minar el sexo de los pollos es sumamente repetitiva y exige un alto nivel de
atención, pero permite el desarrollo de sorprendentes niveles de habilidad.
En los años posterior85 al establecimiento de las escuelas de entrena-
miento, a fines del decenio 1'930-1940, los graduados podían aspirar a em-
pleos bien pagados. con la pPrsr'ec:tiva arlir.ionaJ de ingresos lod;;vía superio-
res en la medida en que se convertían en expertos en la tarea. Pero en !os
años cincuenta y sesenta el mercado laboral sufrió una aguda retracción. Es-
to se debió fundamentalmente al éxito de técnicas de reproducción que lle-
varon al desarrollo de cepas de pollos con diferencias de color según el se-
. }xo. Ahora resultaba fácil distinguir a los machos de las hembras y ya no se
· necesitaban los costosos servicios de los profesionales en la determinación
del sexo de los pollos. la matrícula en la escuelas de entrenamiento cayó
marcadamente cuando se deprimieron los ingresos y las posibilidades de em-
pleo. Parecía que la historia del experto en pollos en Occidente iba a ser bre-
- v_e. Per<? entonces,hacja _fin~s del decenio 1960-1970, hubo un nuevo vuel-
-co, otra vez a partir de las actividades de los productores. Los experimentos
que se desarrollaron con apareamiento selectivo habían producido pollos
cqn huesos más livianos y que por lo tanto requerían menos alimento para
alcanzar su peso de madurez. Estas nuevas cepas result¡¡ron populares entre
los productores masivos conscientes de los costos, que criaban animales pa-
ra consumo. Pero muchas de las nuevas cepas sufrían una falla particular. En
la búsqueda de animales con huesos más livianos, el vínculo entre el sexo y
el color de los pollos se había roto. los expertos en la determinación del se-
xo de los pollos volvieron al mercado.
18 Angus Gellatly
Algunas características de la habilidad
Puede parecer extraño comenzar un libro sobre la psicología de la
cognición con una breve historia sobre un aspecto bastante desconocido de
la granja. Pero, de hecho, la determinación del sexo de los pollos es un ejem- ·
plo excelente de una habilidad humana relativameflte simple, que muestra
muchas de las características comunes a todas las habilidades. Una de ellas
es la aparente imposibilidad, a los ojos del no iniciado, de la tarea que ha de
desempeñar.
En el circo, los logros de malabaristas, acróbatas y trapecistas parecen
sorprendentes, pero en la vida· cotidiana también abundan las habilidades
sorprendentes. Algunas de ellas, como caminar y hablar, son tan comunes
que no llaman la atención, mientras que otras, aunque están confinadas a
ur.os pocos tjecutantt:!>, sólo se reaiizan tuera cit: la vi~ta del público, como
el trabajo de tornería de precisión. Pero hay algunas habilidades, y esto es es-
pecialmente c.ierto en lo que hace a las habilidades cognitivas y perceptuaks
en tanto opuestas a las físicas (motrices), que pasan inadvertidas porque su
realización no t¡ene aspectos públicos. Pensar es el primer ejemplo de ello,
especialmente el pensamiento que no lleva al discurso o la acción, co mo
cuando uno ensaya en silencio un argumento o una obra musical.
Otra característica que la determinación del sexo de los pollos com-
parte con otras habilidades es su dependencia de la práctica intensiva. Apren-
der a realizar la tarea exige experiencia práctica. Aun cuando se haya logra-
.clo una destreza considerable,. puede llevar años de práctica alcanzar tos ni-
veles de pericia más ele\ ados, especialmente en lo que tiene que ver con la
velocidad de realización (capítulo 2).
Finalmente, para nuestros propósitos, la historia de la discriminación
del sexo de los pollos ilustra una tercera ·característica, absolutamente esen-
cial, de la habilidad humana: su dependencia del contexto social. Ya hemos
advertido que ciertas habilidades, como caminar y hablar, están tan amplia·
mente representadas que son casi características de la vida humana misma.
Pero en su especificidad, incluso estas habilidades están determinadas social-
mente. Un idioma puede convertirse en una lengua muerta si en la gente ce-
sa la necesidad social de hablarlo; una forma de caminar puede ser profun-
damente emblemática de una sociedad o un régimen particulares. En habili-
dades cognitivas menos universales, su inserción social es 'todavía más evi-
dente. Las exigencias perceptuales- y cognitivas varían drásticamente entre di-
ferentes hábitats. El rastreo de animales en la ~elva y la organización del sis-
La inteligencia hábil 19
tema de tránsito de una ciudad son habilidades coniigur.Hf. 1 ~ por ~t.s respec·
tivos ambientes físicos y sociales. En el .caso de la dett•rmirMtiún del sexo de
los pollos, la habilidad llegó a Occidente ~ólo como comccul'n$-i,l del rápido
crecimiento del comercio y los lazos culturales con Japón, a comienzos de
este siglo. La difusión de la habilidad en Gran Bretaña y los Estados·Unidos
dependió luego de la existencia de una intensiva industria de o~vl'S de corral
que había crecido para satisfacer las necesidades de una socicdJd urbana ca·
da vez más grande y con buen transporte y redes de ~omunil·ación. Fina~
mente, la suerte cambiante de los expertos en la discrimin;t( iún d('l ~exo de
los pollos fue determinada por las actividades de otro grupo dt·ntro de la mis-
ma industria: los criadores. Las habilidades huri1anas ~e dabor.1n l'll rl'spues-
ta a las condiciones sociales y pueden caer en desuso y pt:rdl'rsc r:1pidamen·
te cuando esas condiciones cambian.
La determinación del sexo de los pollos es una habilidad de clasifica-
ción perceptual relativamente simple; requiere lo que en muchos sentidos
son discriminaciones menos complejas que las que debe h;~cl'f quit·n ~ombi·
na diferentes tipos de té -o un catador de vinos. Nuestro segundo ejc!lpl~_ es
de. !Jfl.a habiliQ_a!=f r:nv~hQ .rnás co~pleja, qu~ _aqu( ~ólo pod.c.mo~ t~sbp_zar l?r~
vemente.
Habilidad para la navegación
Los isleños de Puluwat son famosos por su habilidad para la navega-
ción sin instrumentos. Su hogar se encuentra en el océano Pacífico, a unos
1600 kilómetros al nor-nordeste de Nueva Guinea, y la navegación juega un
oapel esencial en la cultura Puluwat. Gladwin (1970) describe la importancia
que ~e otorg;: a !a construcción y mantenimiento de canoas con flotadores
iateraies, las funciones sociales esenciales de los viajes entre islas y el respe-
to especial acordado a los capitanes de canoas que han logrado destreza en
su arte. Todos los habitantes de Puluwat participan en los viajes pero sólo
unos pocos son capaces de pilotear una nave en 300 o 500 kilómetros de
mar abierto y, más aún, de hacerlo en casi cualquier circunstancia climática
y sin estar del todo sobrios. ¿Cómo lo logran?
Hay tres hechos preliminares en la descripción que Gladwin hace de
las habilidades de navegación de Puluwat. En primer lugar, se necesita mu-
cho tiempo para convertirse en un navegante experto: veinte o treinta años.
En segundo lugar, la habilidad está localizada en el grupo de islas al que per-
tenece Puluwat, una superficie de unos 650 km de norte a sur y 1600 km de
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Angus Gellatly
este a oeste. En tercer lugar, el sistema de navegación es altamente conserva-
dor. Gladwin (1970) subraya que los Puluwat no corren riesgos, los navegan-
tes utilizan muchas clases de conocimientos que se refuef zan mutuamente
para asegurar la precisión de su calculada navegación. ¡ .
El conocimiento es, de hecho, el rasgo característico de fa navegación
Puluwat. los navegantes son, antes que nada, conocedores ·de la ubicación
de las estrellas en el cielo, los lugares por donde salen Y. las trayectorias que
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siguen. Como está cerca del Ecuador, el ciel_o nocturno sobre Puluwat cam-
bia poco con las diferentes estaciones, y las estrellas, cuando son visibles,
ofrecen guías confiables. Pero los navegantes también pueden fijar cursos a
seguir durante el día. Al partir de una isla con destino hacia cualquier otra,
los Puluwat saben qué hitos, cuando están alineados, les darán el curso que
necesitan; esta técnica es conocida como retrovisión. Incluso en la oscuridad
y en días nublados, los navegantes pueden guiarse distinguiendo entre tres ti-
pos de olas, que se originan en el este, el norte y el sur'; respectivamente. Un
navegante pilotea sintiendo estas olas bajo su canoa y por los intervalos ca-
racterísticos entre ellas.
Durante su etapa de aprendizaje, los navegantes también aprenden las
posiciones y los contornos de todos ios arrecifes importantes en su zona del
océano, algunos de los cuales se encuentran a más de 30 metros de profun-
didad. Aprenden a identificar los efectos que un arrecife tiene sobre el agua
y, por lo tanto, sobre los movimientos de la canoa. Allí donde un extraño só-
lo vería una amplia extensión oceánica, los navegantes de Puluwat ven claras
señales que marcan caminos por elf!~ar. También están familiarizados con la
c~nducta de las aves marinas: saben cuáles vuelan directamente hacia tierra
cuando termina el día y las usan para dirigirse a destinos a veces muy preci-
sos. Finalmente, también dominan una compleja teoría de navegación que
!es perm:i~ •:dkulcr le~ Jisici•(;ci ··<::corrida cuandc ¿;.·.·¿¡:~zan ::o;-::~~ e! viento. La
teoría utiliza islas de referencia, que a menudo están sobre el horizonte, y re-
presenta a la canoa como estacionaria mientras el océano y las olas se mue-
ven pasando junto a ella. La teoría es el aspecto más puramente cognitivo (en
tanto opuesto a lo perceptual) de la navegación Puluwat.
¿Qué es la cognición?.
la expresión habilidad "cognitiva" se ha usado va:rias veces en las pá~
ginas anteriores, sin explicación. Pero, ¿qué es la cogniciÓn?
Si se reflexiona brevemente sobre algunas palabras cotidianas, se po-
la inteligencia hábil 21
 drá tener cierta idea de la respuesta. Hablamos de reconocimiento. (en in-
glés, recognition) cuando se identifica a alguien o algo que ya se conocía.
O decimos que una persona viaja "de incógnito" cuando se esfuerza por
ocultar su identidad. Estos ejemplos ayudan a aclarar que la palabra "cogni-
ción,. se refiere a. las ·aciividades de conocer, recoger, organizar y utilizar el
conocimiento. Cuando un encuentro con alguien nos da una sensación de
familiaridad, decimos que es un acto de re-conocimiento (en inglés, re-cog-
nition); conocemos al individuo de nuevo. Pero la cognición incluye muchos
tipos de actividad además del reconocimiento de la identidad. Recordar que
uno tiene una cita con el ~ntista al día siguiente, calcular el descuento en
un artículo que uno está comprando o encontrar el camino a casa desde el
trabajo sin perderse son formas de cognición. También lo es el jugar una .
partida de ajedrez, tratar de diagnosticar por qué el auto no arranca,· com-
prender Jo que otra persona está diciendo o entender qué más quiere decir
esa persona además de lo que pone en palabras. En realidad, cualquier co-
sa que involucre percepción, memoria, aprendizaje o pensamiento es parte
de la cognición, Jo cual significa que casi cualquier cosa que una persona
haga tiene,. al menos, un componente cognitivo.
Pero uno no debe sentirse muy desilusionado al enterarse de que
"cognición" es un término tan amplio. Primero, se puede dar por sentado
que el alcance de los temas de este libro será selectivo. Segundo, aunque el
ca.IT)po de la cognición es amplio, hay un número relativamente pequeño de
principios básicos. De hecho, un tema central de este 1ibro es que la cogni·
don en todas sus manifestaciones es una cuestión de habilidad y que, por
lo tanto, todos los logros cognitivos se pueden analizar según ciertos princi-
pios involucrados en .la adq.uisición de la habilidad (ver capítulos 2 y 3). En
tercer lugar, como la cognición prácticamente entra en todo lo que hace-
mos, hay muchas oportunidades para usar bien esos principios, para mejo-
rar nuestras propias habilidades cognitivas. Por ejemplo, muchas per.sonas
suelen decir que, aunque recuerdan muy bien la fisonomía de los rostros,
encuentran dificultades para memorizar los nombres que les corresponden.
Sin embargo, como veremos, hay ciertas cosas que se pueden hacer para
mejorar esta habilidad cognitiva (capítulo 5).
22 Angus Gellatly
El ·estudio de la cognición
El trasfondo histórico
¿Cómo podemos estudiar la cognición? Una respuesta obvia podría
ser que podemos estudiarla de manera directa, observando nuestras propias
mentes. en funcionamiento mediante la intro~pección, o de manera indirecta,
preguntándole a otros sobre lo que observa~ qué sucede en de sus mentes
cuando trabajan, es decir, recogiendo informes de sus introspecciones. Cier·
tamente, la introspección es un método importante y muy usado para estu-
diar la psique. Gran parte de nuestro conocimiento de sentido común sobre
la percepción, el pensamiento y la memoria se basa en los informes intros-
pecti-vos de gente reflexiva, d~~de los ;sntiguos grit!gos ha:>td t•u.::~i~u:. Jía!>.
Además, cuando hacia fines del siglo XIX la psicología se constituyó como
ciencia de la psique independiente, separada de la filosofía o de cualquier
otra rama de investigación, la introspección fue adoptada como su método
natural. Sin embargo, no se suponía que cualquiera podía convertirse en psi-
cólogo sólo haciendo introspección en sus propias cogniciones. Por el con-
trario, las observaciones de la experiencia consciente tenían que hacerlas in-
dividuos muy bien entrenados en técnicas introspectivas desarrolladas espe-
cialmente, y debían encarar temas teóricos significativos. Entender el funcio-
namiento de la mente iba a convertirse en una cosa seria.
Para ser justo:;-con estos-psicólogos temprpnos, -:sus ideas sobre-la téc-
nica y el entrenamiento no estaban tan .motivados por el deseo de marcar un
territorio y cercarlo con prácticas restrictivas como por la convicción de que
las observaciones introspectivas podían valer la pena sólo dentro del marco
de una méto~ología especialmente construida. Esta convicción halló eco,
unos años más tarde, en las técnicas observacionales cuidadosamente elabO-
radas de la etológia, la disciplina que estudia la conducta animal (incluyendo
la humana) en sus ámbitos naturales. Al desentrañar el secreto de la danza
de las abejas y darle sentido a la conducta de los peces, los gansos y muchas
otras especies, los etólogos demostraron cuántas cosas pueden saberse me-
diante Ja observación (que un observador sin guía puede perder). Pero en
tanto los logros de los etólogos iban a obtener reconocimiento en 1973 me-
diante la entrega de un premio Nobel, los psicólogos introspectivos hicieron
pocos progresos con sus observaciones sistemáticas de la conciencia. (En el
capítulo 9 hay brillantes análisis, recient~mente realizados; sobre las habilida-
des del habla, basadas fundamentalmente en observaciones de errores del
discurso que ocurren naturalmente)
la inteligencia hábil 23
Puntos débiles y fuertes de la introspección
Hay muchos motivos por los que la introspección sola no resulta ade-
cuada como método para revelar la naturaleza de la cQgnición. Probable-
mente, el defecto más serio es que hacer introspección en la propia concien-
cia nos expone a alterar el contenido de· esa conciencia. Más que tomar con-
ciencia de la actividad cognitiva corriente, uno toma conciencia del hecho de
que está haciendo introspección. El problema se vuelve particularmente agu-
do cuando hay que traducir cogniciones no verbales a palabras. para un in-
forme introspectivo, ya que quizá no sea posible capturar su naturaleza esen-
cial en términos verbales. ·
Un segundo problema, relacionado con el anterior, es el que señala
Neisser (1976). Destaca que cualquier psicología de importancia debe tener
algo que decir sobre lo que de verdad la gente hace y piensa en situaciones
reales y culturalmente significativas. Sin embargo, es probable que ésas sean
las situaciones en las que la gente está demasiado ocupada como para reali-
zar una introspección cuidadosa. Como resultado, la introspección puede
aplicarse sobre todo ·a tareas artificiales en ámbitos de laboratorio. Neisser
culpa fundamentalmente a esta esterilidad -la falta de lo que~e suele deno-
minar "validez ecológica"- de la decadencia del método introspectivo. Pero
no es difícil detectar otras fallas. Por ejemplo, una observación común (al me-
nos desde que Freud enfatizó especialmente el hecho) es que fa conducta
suele estar determinada por motivos inconscientes. A veces, un observador
perspicaz puede tener mejor idea de los motivos de las acciones de una per-
sona que la propia persona. Aunque la psicología cognitiva no se ocupa mu-
cho de los motivos, tiene un lugar importante para las cogniciones incons-
cientes. Lo inconsciente no posee, en este sentido, la connotación de repre-
sión intencional asociada con la noción freudiana del "inconsciente". Más
bien se reCiere al simple hecho de que no tenemos conciencia de muchos de
los procesos que regulan nuestras funciones físicas y psíquicas. Un ejemplo
de esto puede ser la oxigenación de la sangre en nuestro músculo cardíaco
o los procesos involucrados en el reconocimiento y la comprensión de las pa-
labras de esta página podría ser otro. Como en el caso de los motivos incons-
cientes, el mensajl:! es claro. lo que sucede fuera de la conciencia no puede
revelarse mediante introspección, no importa con cuánto cuidado se realice.
Es evidente que, como método, la introspección presenta muchas de-
ficiencias. Ya hemos enumerado varias, pero también debemos admitir que
posee ciertos puntos fuertes. Es definitivamente cierto, por ejemplo, que las
24 Angus Gellatly
descripciones introspectivas de la actividad cognitiva pueden ser muy útiles
e informativas en las circunstancias adecuadas. Algunas personas son capa-
ces de comunicar sus propias técnicas al encarar problemas cognitivos espe-
cíficos. Los demás nos beneficiamos con la forma en qu~ estas personas ra-
zonan sobre las fallas en el encendido o la estrategia adecuada para encarar
un problema matemático, los mecanismos que facilitan las interacciones so-
ciales o el mejoramiento de la memoria para retener la información importan-
te y los detalles a los que prestan atención cuando evalúan la fuerza di un
caso legal o hacen un diagnóstico basándose en radiografías. Hemos apren-
dido demasiado acerca del funcionamiento de la mente mediante la intros-
pección para querer omitirlo por completo. Aunque hay un permanente de-
bate sobre la situación precisa de varios tipos de informe introspectivo
(Evans, 1982), los psicólogos cognitivos siguen confiando en ellos. Debería
también destacarse que todos los "sistemas de conocimiento experto", que
representan uno de los mayores logros de la investigácion en inteligencia ar-
tificial, se basan en las introspecciones de los especialistas humanos. La le<;-
ción que se debe aprender del fracaso de la psicología introspectiva tempra-
na no es que el método no tiene.valor sino que se lo debe ver tan solo como
uno entre·los muchos métodos posibles de investigación de la cognicióll·
El estudio contemporáneo de la cognición
Entre las dos guerras mundiales, el conductismo dominó la psicología
en los Estados Unidos y, en menor medida, en Gran Bretaña. No sólo deca-
yó el introspeccionismo sino también todo el estudio de la cognición. los
conductistas destacaban correctamente la importancia de los datos objetivos
y especificaban cuidadosamente métodos experimentales. Esto los llevó a
prom_ovcr (::.:plicadoncs S!'!gún estímulos y respuest;ts nhcf!rv.:~bl~s. y a negar
la necesidad de referirse a los aspectos cognitivos involucrados. John Wats<:fñ1
padre fundador de la psicología conductista, supuso que pensar no era más
que discurso subvocal, como hablarse a sí mism'b. Se esperaba que medidas
suficientemente delicadas de la actividad de la musculatura del habla confir-
marían este supuesto, pero el conductismo no facilitó otros medios para in-
vestigar el pensamiento y nada dijo sobre el pensamiento no verbal.
Sin embargo, en la Europa continental surgía un cuadro algo diferente.
El introspeccionismo no fue sucedido por el conduqisnw sino por la psico-
logía de la Gestalt, preocupada especialmente por los'procesos cognitivos iq¡-
La inteligencia hábil 25
ternos y por fenómenos como el del insight (ver capítulo 14). Además, pri-
mero en Francia y luego en Suiza, jean Piaget inició sus estudios, que resul-
tarían profundamente influyentes sobre el desarrollo cognitivo de los niños.
Un tema básico de la teoría de Piaget consistiría en que el pensamiento se
desarrolla como restil!ado de la internalización. La conducta previamente
manifiesta, tanto en las acciones como en el discurso, podía internalizarse
plenamente, sin dejar manifestaciones externas. De modo que mientras los
conductistas buscaban crear una psicología de la conducta observable que
resultara metodológicamente convincente, Piaget enfatizaba, al mismo tiem-
po, la continuidad existente entrE!_la conducta y la cognición.
La psicología cognitiva moderna combina el rigor metodológico de los
conductistas. con el énfasis piagEC>tiano en los procEC>sos internos que sostienen
a la conducta evidente. También incluye a una tercera rama importante.
La metáfora de la computadora para la mente
A pesar de Piaget, el interés de los psicólogos por los procesos cogni-
tivos no revivió hasta mediados del decenio de 1950, cuando se produjo un
explosivo crecimiento de la investigación, que no se ha detenido en la actua-
lidad. Indudablemente, la causa más importante de este cambio fue IJ rápi-
da evolución y difusión de la computadora digital. Una máquina que desem ·
peña operac!ones compJejas sJn. la ayuda _d~ _p_artes móvilesrecuerda \nme-
diatamente los procesos internos de la mente. En la entra.da (input) a la má-
quina se producen operaciones no observables, que se pueden especificar
precisamente y tienen efectos demostrables en la conducta de los dispositi-
vos de salida (output). Par,a entender de qué es capaz la computadora, no se
puede depender sólo del conocimiento de lo que sucede dentro y lo que sa-
le de ella. Es necesario saber qué le está haciendo hacer el programa a la má-
quina, qué transformaciones y manipulaciones de la entrada codificada se es-
tán realizando, qué objetivos se supone que debe alcanzar el programa (ca-
pítulo 16). Pero si tal comprensión es posible en el caso de una computado-
ra, ¿por qué no también en la mente humana? Dada la computadora como
mo~elo, repentinamente los procesos cognitivos de la percepción, el pensa-
mie'nto y la memoria parecían más reales, menos etéreos. Así como las má-
quinas de partes móviles han ofrecido con frecuencia metáforas fértiles para
las funciones corporales (por ejemplo, el corazón como una bomba), el nue-
vo tipo de máquina sugiere una metáfora para la mente.
26 Angus Gella tly
Durante los últimos veinticinco años, los psicólogos ·cognitivos nañ ex:
plorado ampliamente la metáfora de la computadora para la mente, y los li-
bros .contemporáneos sobre cognición suelen escribirse en lenguaje informá-
tico. Esto hace que su lectura resulte, con frecuencia, ardua. También puede
dar la impresión de que los psicólogos cognitivos están más preocupados por
la naturaleza de la computadora que por la naturaleza de la cognición huma-
na. Sólo los aspectos de la cognición que se pueden discutir plausiblemente
con terminología de programación reciben atención; los puntos desemejan-
tes entre las computadoras y la mente son por lo tanto borrados de la con-
ciencia del lector (y de la del autor). Por este motivo; en este libro se intenta
cuidadosamente· evitar la metáfora y su jerga asociada. Esto no resulta fácil ya
que la metáfora de la computadora ha invadido gran parte de nuestro pensa-
miéñlo, especialmenr~ en 1a psicología cognitiva. DE> vez en cuando recurri-
remos a la metáfora, pero sólo la retornaremos y analizaremos explícitamen-
te en el último capítulo.
Cognición y conducta
Si no vamos a valernos del lenguaje y las analogías de la computación,
¿cómo pensamos hablar c!e la cognición? ¿Cómo pueden describirse los pro-
cesos psíquicos no obser\ abies? La respuesta ya se ha sugerido antes, cuan-
do nos referimos al énfa5is piagetiano en la continuidad entre conducta y
pensamiento. Muchas cogniéiones pueden consíderarse acciones internas.
Son .acciones que se han vuelto tan·practicádas que podemos ;;llevarlas a ca·
bo en nuestras cabezas" (por ejemplo, contar con los dedos deja paso luego
a la aritmética mental); o, si se construye_n sobre conocimientos y destrezas
previas, podemos haber aprendido a hacer cálculos mentalmente desde el
primer momento. las metáforas de acción para el pensamiento, y más partí·
cularmente las metáforas manipulativas, que se refieren al uso de las manos,
son comunes en el lenguaje cotidiano. Cuando hablamos de "aferrarse a una
idea" o acusamos a alguien de " hacer una excepción", entra en juego implí-
citamente la noción de acciqn internalizada. Sin embargo, no todas las cog-
niciones son afines a las acciones. El lenguaje cotidiano tiene un segundo gru·
po importante de metáforas para describir las cogniciones,, basándose en la
percepción, especialmente en la de tipo visual. Las bromas como "Ya veo, di-
jo un ciego"' se valen de estas metáforas, del mismo modo que expresiones
como "Esa es una idea brillante". la prevalencia de los dos tipos de metáfo-
la inteligencia hábil 27
ra no es coincidente. Al habérselas con el mundo, un org.1nisn' o tiene que
percibir lo que está sucediendo a su alrededor y realizar las acciones adecua·
das, como alimentarse, copular o huir. En las criaturas simples, tanto las per·
cepdones como las respuestas tienden a ser inwrpor.1das, ~; ias percepcio-
nes activan automáticamente !as respuestas. Pero en los .animales con siste-
mas nerviosos, más complejos aparece un elemenio de elección, ya que en
la mayoría de las circunstancias hay más de un curso de acción posible. La
actividad nerviosa que interviene entre la percepción y la respuesta se torna
elaborada, evoluciona en lo que se denomina cognición. MC'di.1nte los dos ti·
pos de metáfora, el lenguaje común reconoce muy ~t'lb.ti.HlH!nlc que la cog-
nición comparte características de la percepción y la ,JCciún. Las metáforas
visuales y manipulativas predominan porque para los humanos los ojos son
el canal principal d~ información perceptual y las manos ofrecen el medio
más flexible. y delicado para actuar sobre el mundo.
Cognición y habilidad
Seguir la idea de Piaget-sobre la -relación e¡ciste.r lle-.t>[l!re cognición y_
conducta no implica necesariamente, por lo tanto, abrir nuevos caminos. Ha-
ce mucho que el lenguaje común ha reconocido la relación. Sin embargo, hay
una característica aún más importante que debemos destacar aquí. El psicólo-
go Bar-tJett ("195~) señaló que el pensamiento -o, más·generalmente, la cogni-
ción- es en muchos sentidos similar a la conducta entrenada en el uso de ha-
bilidades. Las habilidades perceptivo-motrices, como jugar al tenis, involucran.
la percepción e interpretación de alguna parte del mundo (por ejemplo, la tra-
yectoria, la velocidad o el giro de la pelota de tenis) y la reé}lización de alguna
acción motriz (por ejemplo, pegarle a la pelota hacia algún punto convenien-
te en el carnpo del adversario). Tanto la percepción como la respuesta requie-
ren un grado de habilidad mayor. De manera similar, muchas actividades cog-
nitivas ·que consideramos naturales son desempeños expertos. Aunque nues-
tras cogniciones pueden parecer, a vece~, bastante absurdas e inconexas, en
su mayoría son sumamente controladas, y como adultos casi todos hemos
logrado la percepción, el recuerdo, el pensamiento y la comprensión de unos
con otros. Estos logros cognitivos serán el tema central del presente libro.
De hecho, no puede trazarse un límite firme entre las habilidades per-
ceptivo-motrices y las cognitivas. Casi todas las conductas motrices están ba-
jo control cognitivo y muchas cogniciones sirven para actuar en el mundo.
28 Angus Gellatly
Esta interacción queda bien clara en un informe clásico de Brya.n y Hartes
(1899) sobre el aprendizaje de la telegrafía Morse, que fue el prii'T)er análisis
completo del desempeño experto. La telegrafía involucr~ el aprendizaje de
nuevas habilidades percepto-cognitivas para la identificac;ión e interpretación
de esquemas de puntos y rayas y la adquisición de nuev~s habilidades cogni-
tivo-motrices para manipular la llave de transmisión. juntó con Ba~tlett, sus su-
cesores, Brv.an y Hartet, construyeron los cimientos de una psicología d~ la
habilidad cognitiva.
Conocimiento psicológico
Teoría y práctica
Francis Bacon, pensador del siglo XVI, redactó un plan para un nuevo
método de obtención de conocimientos en lo que habrían de ser las ciencias
naturales. Bacon se ocupó tanto del conocimiento teórico como del prácti-
co. Como parte de su método, sostuvo que la comprensión teórica clara de
un tema debe establecerse primero y que luego pueden derivarse de ella ·las
aplicaciones prácticas. En otras palahras, la denda llevaría a la recñología o,
en los términos del propio Bacon, después de la "luz" vendríc1n los "frutos;;.
Aunque la relación entre teoría y práctica no es tan simple como sugiere Ba-
con, el indudable éxito de las tecnologías basadas en la ciencia en los últimos
trescientos años ha afectado notoriamente nuestras ideas sobre el conoci-
miento. No es exagerado decir que en la actualidad la validez del conoci-
miento teórico se evalúa sobre la base de las tecnologías que genera. ·Rara-
mente se considera que las teorías sin aplicaciones instrumentales constitu-
yan conocimiento.
Una cun~e(Ut-! •.:. i.; de e:;~;; ::!(!~=~rd!~ es qt·~ hs psirAiogQs COf!nitivos,
como los investigadores de otras disciplinas, están bajo considerable presión
para demostrar las aplicaciones prácticas de su trabajo. El público en general,
los estudiantes y los administradores de fondos ~ara la investigación tienden a
no impresionarse por los atractivos teóricos. Quieren saber para qué sirve la
psicología cognitiva. Tampoco es externa toda la presión. Los propio~ psicólo-
gos se estimulan entre sí, constantemente, a hacer que su disciplina sea más sig-
nificativa y utilitaria. En lo que queda de este capítulo, examinaremos dos for-
mas posibles de responder a dicha presión para obteoeuesultados prácticos.
la inteligencia hábil 29
 El psicólogo cognitivo como científi.co
Los psicólogos pueden responder a la presión de dos formas diversas,
que suponen la adopción de roles alternativos. Estos roles no necesitan ser
excluyentes. Ló:s psicólogos pueden jugar un rol y luego el otro de manera
secuencial o, si ~ollJnteligentes, ambos a la vez. Los dos roles son: el de cien-
tífico y el de e~t'renador.
Una respuesta que los psicólogos dan a veces a la demanda de resul-'
tados prácticos de la psicología cognitiva es. la de representarse a sí mismos
como aún en la primera de las dos etapas planteadas por Bacon; es decir,
que todavía están estableciendo una comprensión teórica y necesitan un po-
co más de tiempo para la investigación pura. El psicólogo-científico es pre-
sen~ado como un especialista cuyo conocimiento pronto lo pondrá en ~na
posición privilegiada en lo que respecta a la cognición. 'Pero éste no es un
cuadro de situación realista. Aunque la cognición debe ser estudiada cientí-
ficamente, incluso teniendo en cuenta los avances posibles en inteligencia ar-
tificial, no hay indicios de que la investigación científica esté a punto de lle-
gar a conmovedoras innovaciones en los usos de nuestras mentes o de que
alguna vez logre hacerlo (ver, por ejemplo, Joy'!son, 1974). La psicología sen-
cillamente no se presta a un modelo baconiano de teoría seguida de prácti-
ca. A diferencia, por ejemplo, de la física nuclear (en la que las aplicaciones
iueron imposibles hasta que se establecieron teorías precisas), la psicología
se ocupa de un asunto en el cual la práctica precedió en mucho a las teorías
·_e]eplícitas. l-9~ ~xp~_rJos, v.a sea11 _físicos nudeares o técnicos-en reparación de
televisores, construyen y reparan cosas que el resto de nosotros no preten-
demos entender. Los psicólogos, en cambio, no se sitúan en una relación de
expertos con respecto a los demás. Las personas que cónsultan a un psitó-
logo ya saben mucho sobre sus propias psiqu~s. La situación es muy diferen-
te de cuando esa misma persona necesita que se le repare el televisor. Es
cierto que a veces la gente busca que psicólogos y psiquiatras "arreglen" su
psique, pero ésa es una actitud desafortunada de su parte. Los tratamientos
por drogadicción a veces pueden servir para controlar el pensamiento psicó-
tico o las perturbaciones del carácter, pero no son curaciones. Los especia-
listas en salud mental no pueden hacer más que ayudar a las personas a or-
denar sus mentes y sus conductas para sí mismas.
;- Esto no significa cjue la ayuda de ese tipo no sea importante. En mu-
chos casos, puede ser vitaL Lo que queremos decir es que el valor de estudiar
la cognición cient~ficamente no ha de hallarse en las nuevas tecnologías. An-
, precisamente que les ahorra a los psicólogos cognitivos la etiqu~ta de exper·
30 Angus Gellatly
tes bien, su importancia radica en el conocimiento-disponible para-el-psicólo-
go que actúa con un carácter distinto del de experto científico.
El psicólogo cognitivo como entrenador
Cuando se trata de la aplicación del conocimiento, el papel de entrena-
dor o maestro ofrece una alternativa al rol de experto tecnológico. Ni los en-
trenadores atléticos ni los maestros de piano, por ejemplo, tienen teorías for-
males de las que deducir su práctica, pero su capacidad para contribuir a las
mejoras en el rendimiento no está en duda. Este libro sostiene que los psicólo-
gos cognitivos tienen una capacidad similar para ayudar a otros a mejorar sus
rendimientos cognitivos. No a la manera del experto sino a la del entrenador.
El papel de entrenador atlétlco ¡::rcpoFCioóla, da hecho, una &.·,a:U 0ié:a ·
útil que demuestra cómo el conocimiento científico puede tener un valor
práctico que no es tecnológico en ningún sentido manifiesto. Los entrenado-
res atléticos se vuelcan cada vez más hacia la medicina del deporte en bus-
ca de información;-toman cosas de la psicología, la anatomía y la bioquímica
Y aplican este conocimiento científico a los problemas relacionados con el
mejoramiento del rendimiento deportivo. Estas ciencias no nos permiten usos
novedosos de nuestros cuerpos pero ayudan a mejorar la eficiencia con la
que se ejecutan los viejos usos (correr, nadar, sáltar, lanzar). De manera simi-
lar, el estudio científico de la cognición jamás va a revelar habilidades cogni-
tivas insospechadas, pero nos proporciona información que puede servir pa-
ra mejorar la habilidad con la que se ejercitan aptitudes que hace mucho nos
resultan familíares.
Para los psicólogos cognitivos, hay muchas ventajas e¡¡ presentarse a
sí mismos como entrena'dores. Primero y principalmente, la adopció n del pa-
pel de entrenador lo pondrá al psicólogo, junto con muchos de sus colegas
del asesoramiento y la psicología clínica en el lugar_de " sociosH de un "clien-
te". El psicólogo puede tratar directamente con la gente de una manera no
autoritaria sino constructiva, proporcionando esencialmente una forma de
realimentación sobre la manera en que el cliente está desempeñ¡¡ndo la ta-
rea en cuestión. Una segunda ventaja es que el papel de entrenador clarifica
dónde radica la responsabilidad en lo que hace al logro de mejorías cogniti-
vas. Como en el caso del tenis, un entrenador sólo puede ayudar a aquellos
que están dispuestos a esforzarse por sí mismos. La habilidad no puede in·
yectarse desde afuera. La tercera ventaja de jugar el papel de entrenador es
la inteligencia hábil 31
tos. Ya no necesitan temer las burlas familiares del tipo de: •·Así que estudias
el pensamiento/la memoria. ¡_Y por qué tu pensamiento/memoria no es mu-
cho mejor que el de Jos demás?" Despues de todo, nadie pretende que los
mejores entrenadores de tenis hayan sido campeones ni que los campeones
de tenis vayan a· ser buenos entrenadores. .
En el resto de este libro se demostrarán los roles gemelos del psicólo-
go.cognitivo. En la investigación, veremos al psicólogo trabajando como den-
tífico, proponiendo y verificando hipótesis, realizando experimentaciones,
analizando datos y haciendo observaciones de los estudios de caso. Cuando
se trate de aconsejar sobre el modo de mejorar los rendimientos cognitivos,
veremos al psicólogo actuando como entrenador: aconsejando, guiando, di-
rigiendo, utilizando máximas, reglas empíricas y unos cuantos principios ge-
nerales de la habilidad humana.
32 Angus Gellatly
Resumen
Este capítulo bosqueja varios asuntos y temas que se elaborarán en el
resto del libro. la noción de habilidad cognitiva se introduce mediante dos
ejemplos: la determinación del sexo de los pollos y la navegación sin instru-
mentos. Se señala que las habilidades cognitivas pueden parecer casi milagro-
sas a los no iniciados, que su adquisición requiere práctica intensiva y que es-
tas habilidades están profundamente insertas en su contexto social. Se co-
menta brevemente de qué manera los psicólogos deben estudiar y estudian
la cognición y se compara la cognición con la percepción y la conducta mo-
triz. Se prefiere analizar las cogniciones como un modelo de habilidad per-
ceptivo-motriz antes que hacerlo según la metáfora de la computadora para
la mente, aunque se reconocen la influencia y el valor de esa metáfora.
Por fin, se considera brevemente la naturaleza del conocimiento psico-
lógico. Se sostiene que el psicólogo cognitivo debe jugar dos roles: el del
científico, cuando está involucrado en la investigación básica, y el de entre-
nador, cuando aplica su conocimiento a los problemas humanos.
Lecturas adicionales
NEISSER, U. (1976) Cognition and Reality. San Francisco: Freeman.
Proporciona una vívida introducción al tema de la psi<::c,>logía cognitiva
desde la perspectiva de las habilidades, enfatizando fuerte~~nte las habilida-
des perceptuales.
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