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INDICE

INTRODUCCION .................................................................................................... 2

ACEPTACIÓN Y RENUNCIA DE LA HERENCIA .................................................. 3

GENERALIDADES DE LA ACEPTACIÓN DE LA HERENCIA................................ 5

DEFINICIÓN............................................................................................................ 5

CAPACIDAD PARA ACEPTAR ............................................................................... 6

FORMAS DE ACEPTACIÓN DE LA HERENCIA .................................................... 7

ARTÍCULO 672° ............................................................................................... 7

RENUNCIA A HERENCIA Y LEGADO ................................................................. 12

ARTÍCULO 674° ............................................................................................. 12

CARÁCTER DE LA ACEPTACIÓN Y RENUNCIA. ............................................ 13

Características ................................................................................................... 14

FORMALIDAD DE LA RENUNCIA..................................................................... 19

CAPACIDAD PARA RENUNCIAR ..................................................................... 19

PLAZO PARA RENUNCIAR .............................................................................. 20

EFECTOS DE LA RENUNCIA ........................................................................... 21

CONCLUSIONES:................................................................................................. 21

BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 22

ANEXO: ................................................................................................................. 23
INTRODUCCION

Por medio del presente, se analizará, estudiará y se informará todo lo referente a


los conceptos de las herencias y sucesiones, tipos, características y aquellas
personas que puedan aceptar o negar una herencia. A medida que pasa el tiempo,
las personas se preguntan si los bienes sujetos a la sucesión pueden ser
enajenados anticipadamente por el futuro sucesor, o si los derechos y obligaciones
que se sucederán a futuro pueden ser objetos de contrato entre el futuro sucesor y
un tercero, pero la pregunta más importante es; de qué manera se debe de realizar
la aceptación de una herencia o legado o como se puede renunciar a ella. Es por
ello, que este trabajo se centró en la aceptación y renuncia de la herencia y legados.

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ACEPTACIÓN Y RENUNCIA DE LA HERENCIA

Con la apertura de la sucesión se produce la delación de la herencia, o sea, de la


puesta de la herencia a disposición de los llamados personas que deben existir, no
ser, indignas, no estar incursas las incompatibilidades que señala Esta ley y tener
el mejor derecho para suceder. Estos tienen claramente una opción en sentido
estricto: elegir entre recibir la herencia o negarla. Para completarla el proceso
sucesora, es necesaria la aceptación. Con esta, el llamado se conviene propiamente
en sucesor.

En Roma, se le llamaba aditio o gestio proherede. La adición implica el


consentimiento del sucesor de que se entienda con él la trasmisión. La renuncia es
la figura antagónica, contraria a la aceptación. Es la manifestación de voluntad por
la cual el heredero o legatario hace constar que no se le tenga corno tal. Constituye
una omissio adquirendi, Como nos explica FERRERO (2005), "No quiere decir
abandono de la herencia aceptada, sino solamente abandono del derecho de
aceptarla".

Tiene un matiz fuertemente displicente que obliga a relegarla, porque si fuera


posible reconocer como un hecho natural el de la renuncia del hijo, en la sucesión
de su padre, difícilmente ocurrida lo mismo con una manifestación de repudio,
formulada por el mismo hijo.

Para distinguir ambos términos, la repudiación debe, entenderse como la dejación


de lo que tenernos, mientras que la renuncia implica el rechazo de lo que todavía
no hemos adquirido; diferenciación que no recoge hoy el Diccionario. Por lo cual
trata de opciones. Así, existe una oposición absoluta entre la aceptación y la
renuncia. Solo esta importa una disposición de derechos. Por ello es formal, a
diferenciar de la aceptación que no es objeto de formalismo alguno.

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Para aclarar conceptos sobre el proceso de Sucesiones FERRERO, (2005),
manifiesta los siguientes puntos:

 Apertura de la sucesión
 Vocación hereditaria
 Delación de la herencia
 Aceptación o Renuncia (Sucesión - Apartamiento)

Estos conceptos se originan en el derecho romano con particular trascendencia,


pues existían herederos obligatorios que adquirían la herencia ipso iure, incluso
contra su voluntad, y herederos voluntarios que adquirían la herencia, mediante la
aceptación, pudiendo renuncias a ella. La herencia no aceptada tenía la condición
de yacente, ten espera de la aceptación por el heredero. Actualmente, los institutos
han perdido su importancia. En efecto, en la práctica, nadie acepta expresamente
una herencia y, son muy pocos los que renuncian a ella. Como quiera que por
disposición del artículo 660, desde la muerte de una persona se trasmiten a sus
sucesores los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia, aquellos
o se comportan como tales o simplemente dejan transcurrir el plazo para renunciar.
Por otro lado, la eficacia de la renuncia se debía al hecho de que con la sucesión
se trasmitía todo el patrimonio; activo y pasivo, sin limitación alguna. Al nacer el
beneficio de inventario, que limita la trasmisión de las deudas y cargas de la
herencia hasta donde alcancen los bienes de esta (artículo 661), la renuncia ha
dejado de ser el único mecanismo para proteger al sucesor.

La adquisición de la herencia no es efecto automático de la delación, pero se verifica


en favor del llamado a continuación de la aceptación, aunque el concurso de la
voluntad del llamado es condición normal, más no exclusiva, para la adquisición del
patrimonio hereditario, por cuanto determinados comportamientos del llamado lo
hacen asumir la voluntad de heredero.

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GENERALIDADES DE LA ACEPTACIÓN DE LA HERENCIA

El Doctor FERRERO (2005) manifiesta que “Con la apertura de la sucesión se


produce la delación de la herencia, o sea, la puesta de la herencia a disposición de
los llamados; personas que deben existir, no ser indignas, no estar incursas en las
incompatibilidades que señala la ley y tener el mejor derecho para suceder. Estos
tienen claramente una opción en sentido estricto: n elegir entre recibir la herencia o
negarla. Para completar el proceso sucesoral, es necesario la aceptación”. Por otra
parte, CASTAÑEDA (1975), dice que “La aceptación de la herencia es el acto por el
que el sucesible hace saber que reci9be la herencia que le ha ido deferida”.

Por lo cual aceptar consiste en coger en la herencia que es ofrecida por la delación.
Aceptar es el acto de voluntad consistente en tomar para sí la calidad de heredero,
y como consecuencia de lo cual se produce la admisión de la herencia y por ello del
contenido de la misma. Mediante esta aceptación el aceptante sucede al causante
desde el instante de su muerte y por el efecto retroactivo de la aceptación desde
ese instante se entiende tomada la calidad de heredero y trasmitida la herencia en
favor del aceptante, con los bienes, derechos y obligaciones que la constituyen.
Mientras no se produzca la aceptación hay un sucesible, pero no un sucesor;
mientras no haya aceptación hay transmisión, pero se desconoce el titular.

DEFINICIÓN
El término “aceptación” figura “acción y efecto de aceptar”. El diccionario de la Real
Academia Española define el verbo “aceptar” como “recibir voluntariamente o sin
oposición lo que se da, ofrece o encarga. Aprobar, dar por bueno, acceder a algo.”

En sentido jurídico, cuando una persona es declarada muerta, en cualquiera de sus


modalidades, adquiere el apostrofe de “causante”, en razón que su fenecimiento
dejará bienes, derechos y obligaciones, materia de transferencia para con sus
familiares o terceros favorecidos por él, a los cuales se les denomina
causahabientes. Distinguimos aquí que los bienes, derechos y obligaciones a
transferir constituyen la “masa hereditaria”, para lo cual, los causahabientes cuando
son familiares se les denomina “herederos” y a los terceros “legatarios”.

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En razón de ello, siendo que el Causante transmite la masa hereditaria al momento
de su muerte a los Causahabientes, la aceptación de la herencia es el acto expreso
o tácito por el cual el heredero o legatario asume dicha calidad, recibiendo los
bienes, derechos y cargas de la herencia, es decir, tomando la masa hereditaria
materia de transmisión del causante sin oposición alguna. Igualmente, la aceptación
constituye la manifestación expresa o tácita que hace el heredero, de tomar para sí
la herencia de su causante, con todas las consecuencias jurídicas
correspondientes.

CAPACIDAD PARA ACEPTAR


Toda persona que puede heredar puede aceptar la herencia, o sea, todos los que
tienen capacidad de goce. Los incapaces lo hacen por intermedio de sus
representantes legales.

El artículo. 03 del Código Civil, expresa que toda persona tiene capacidad de goce
de los derechos civiles, salvo las excepciones establecidas por Ley.

Algunos autores critican a quienes sostienen que como la adquisición de los


derechos el concebido, están condicionada al nacimiento con la vida, como por
ejemplo Zannoni (1999) dice que “no puede pactarse irrevocablemente la herencia
hasta el nacimiento, pues el no nacido se encuentra en la misma situación del
heredero nacido incapaz, y su representante legal en idéntica situación a la del
representante legal de cualquier otro incapaz de obrar”.

Fernández (2015) señala que dicho artículo “es lógica derivación del hecho de
reconocerse normativamente a la persona humana como sujeto de derecho bajo la
especifica designación de persona natural ya que tal calidad supone la plena
capacidad de goce de todos los derechos civiles que el ordenamiento jurídico
concede a la persona”. El precepto consagra formalmente el que por el simple hecho
de ser persona se es capaz de gozar de derechos civiles, salvo las excepciones
expresamente establecida por la Ley.

Es por la capacidad de goce de los derechos civiles que toda persona puede optar
por aceptar la herencia, siempre y cuando no haya un impedimento de Ley, como

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por el ejemplo la desheredación por indignidad. Esta capacidad de goce no es
limitativa en cuanto a los incapaces refiere, puesto que ellos pueden hacer
prevalecer sus derechos civiles a través de sus representantes, razón por la cual,
también son capaces de heredar a través de la representación.

FORMAS DE ACEPTACIÓN DE LA HERENCIA


ARTÍCULO 672°
La aceptación expresa puede constar en instrumento público o privado. Hay
aceptación tácita si el heredero entra en posesión de la herencia o practica otros
actos que demuestren de manera indubitable su voluntad de aceptar.

Este artículo norma la aceptación expresa y tácita. Designa específicamente que la


primera puede constar en instrumento público o privado, repitiendo así la fórmula
consignada en el artículo 475° del Código Civil Italiano. Interpretando esta norma
Ferri señala que la aceptación expresa es un acto formal, para el cual la ley
prescribe una forma determinada: debe revestir necesariamente la forma escrita.

En interpretación del Código Civil español, cuyo artículo 999° consigna la misma
fórmula, Castán (1967) considera que queda rechazada la aceptación en forma
verbal.

No obstante, a la luz de nuestro ordenamiento, nosotros creemos que si se hiciera


oralmente, también tendría valor, pues el artículo 144 declara que cuando la ley
impone una forma y no sanciona con nulidad su inobservancia, constituye solo un
medio de prueba de la existencia del acto. En todo caso, como bien destaca
Albaladejo (1979) señala que, aquél a quién interese la aceptación habrá de
preocuparse de que conste de algún modo, pues si cuando se hizo, por ejemplo,
verbalmente, podrá haber dificultad para probar que efectivamente se aceptó.

De todas formas, más precisa resultaba la fórmula del artículo 2027, inciso 1 del
Código Civil de Portugal derogado, la cual circunscribía la aceptación expresa al
acto público o privado. En efecto, la voz acto resulta mucho más amplia que el
término documento, pues se refiere también a la manifestación verbal de voluntad.
El artículo bajo comentario indica que hay aceptación tácita si el heredero entra en

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posesión de la herencia o practica otros actos que demuestren de manera
indubitable su voluntad de aceptar. Como dice Baudry Lacanteire y Wahl, la
aceptación tácita es el resultado de una voluntad sobreentendida. Cuando el
heredero se comporta como tal sin expresar su voluntad de aceptar la herencia. Se
da el caso de aceptación tácita. Para ello, debe actuar como propietario, realizar
actos que importen la disposición de la herencia.

La aceptación expresa es aquella por la cual el llamado declara positivamente la


aceptación de la herencia o asume directa o inequívocamente el carácter de
heredero del causante. La persona convocada a ser heredero enuncia su voluntad
de adquirir dicho título o carácter, para lo que se otorga la posibilidad de declararse
mediante instrumento público o privado, repitiéndose así, la fórmula consignada en
el artículo 475º del Código Civil italiano. Ante ello, el Jurista Italiano Luigi Ferri,
citado por Ferrero Costa, A. (2005) señala que: “La aceptación expresa es un acto
formal, para el cual la ley prescribe una forma determinada: Debe revestir
necesariamente la forma escrita”.

Sin embargo, nuestro ordenamiento Civil nos permite obtener una aceptación
expresa del modo verbal, puesto que el artículo 144º del Código Civil expone que
cuando la ley acusa una forma y no sanciona con nulidad su inobservancia,
constituye solo un medio de prueba de la existencia del acto. Esto debido a la
denominada Forma ad probationem del acto, que tiene como finalidad probar
únicamente la existencia del acto jurídico pero sin ser consustancial a él, siendo así
que el acto y el documento, cuando la forma es ad probationem, son dos entidades
jurídicas distintas, separables, y que el acto puede existir independientemente
del documento, pues si el documento se deteriora y se pierde la prueba de la
existencia del acto puede hacerse utilizando cualquier otro medio probatorio.

De otro lado, cabe mencionar que la forma ad solemnitatem, también tiene por única
finalidad el comprobar la existencia del acto, sin embargo, a diferencia de la forma
ad probationem, esta si es consustancial al acto, por lo que ambos forman una sola
entidad jurídica, inseparable, pues el acto no puede existir sin el documento y si este
se deteriora y se pierde, el acto jurídico se extingue y no puede ser probada su

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existencia por otro medio probatorio. La prueba exclusiva de la existencia del acto
jurídico está determinada únicamente por el documento prescrito por la ley como
arma ad solemnitatem.

Es así que, al no ser sancionable la inobservancia de la forma escrita para la


aceptación de la herencia, nos encontramos frente a un caso de forma ad
probationem del acto, por lo que la ausencia de la formalidad escrita para la
aceptación no constituye materia de nulidad, pudiendo ser comprobado mediante
cualquier otro medio, razón por la cual también puede darse la aceptación expresa
verbal.

En resumen, la aceptación expresa puede darse no solo de forma escrita,


mediante documento público o privado, sino también de forma verbal.

En cuanto a la aceptación tácita, el artículo en comentario, 672º del Código Civil,


indica que hay aceptación tácita si el heredero entra en posesión de la herencia o
practica otros actos que demuestren de manera indubitable su voluntad de aceptar.
De esta manera, la aceptación resulta evidente de actos indubitables practicados
por el sucesor, que ponen de manifiesto una determinación de asumir tal condición.

Por ende, la aceptación tácita se da cuando el heredero se comporta como tal sin
expresar su voluntad de aceptar la herencia, para ello realiza actos inherentes a su
derecho como entrar en posesión material de los bienes, percibir sus frutos, etc.
José León Barandiarán consideró a la posesión misma de los bienes hereditarios
como "dado enérgico revelador de la voluntad aceptativa", estimando, además, que
otros actos que de manera indubitable revelen esa voluntad, representarán una
manifestación tácita de aceptación de la herencia.

Estas clases de aceptación de la herencia, expresa y tácita, suponen una


uniformidad en la legislación comparada, percibiendo una similitud
internacionalísima entre lo estipulado por el derecho nacional con el derecho
Italiano, germano, mexicano y demás. Es así que el Código Civil mexicano define
en su artículo 1656º “La aceptación puede ser expresa o tácita. Es expresa la
aceptación si el heredero acepta con palabras terminantes, y tácita, si ejecuta

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algunos hechos de que se deduzca necesariamente la intención de aceptar, o
aquellos que no podría ejecutar sino con su calidad de heredero”, por lo que es de
ver en amplios rasgos, la igualdad de fondo que tiene la aceptación de la herencia
en las diversas legislaciones. Sin embargo, prescriben ciertas diferencias puesto
que en el derecho mexicano la aceptación expresa de la herencia obligatoriamente
debe prevalecer por escrito y no verbal como el caso nuestro.

Vistas estas dos formas de aceptar la herencia, el artículo 673º del Código Civil nos
presente una tercera, denominada Aceptación Legal o Presunta “C.C. Artículo
673º.- La herencia se presume aceptada cuando ha transcurrido el plazo de tres
meses, si el heredero está en el territorio de la Republica, o de seis, si se encuentra
en el extranjero, y no hubiera renunciado a ella. Estos plazos no se interrumpen por
ninguna causa.”

La aceptación legal o presunta es aquella que se genera por el silencio del


causahabiente, no aceptando la herencia explícitamente, ni comportándose como
heredero, por lo que no incurre en aceptación expresa ni tacita, únicamente debe
dejar transcurrir el plazo al que se refiere el artículo antes descrito para que sea
considerado conjeturablemente como heredero. Se entiende que el plazo se
computa desde la apertura de la sucesión, o sea al momento del fallecimiento del
causante, aunque el Código no lo indica.

Por la aceptación legal o presunta, nos encontramos ante el caso del silencio como
manifestación de la voluntad cuando la Ley le atribuye ese significado, tal como lo
señala el artículo 142º del Código Civil: “El silencio importa manifestación de
voluntad cuando la ley o el convenio le atribuyen ese significado”.

Respecto a este carácter del silencio, el jurista Vidal (2007) manifiesta: “El artículo
142, por lo que queda expuesto, es sólo aplicable a una relación jurídica ya
originada por un acto jurídico, pero en la que una de las partes deviene en silente.
En tal supuesto, el silencio tiene el significado que le atribuya la norma legal
pertinente, salvo que en el acto jurídico ya celebrado se haya previsto la posibilidad

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de que una de las partes se convierta en un silente y que en relación a ese silencio
se haya convenido en darle un significado.”

En el caso de la aceptación legal, el causahabiente, que no manifiesta su voluntad


de heredar expresamente, ni realiza actos que presupongan virtualmente dicha
voluntad, se encuentra inmerso en el silencio que en materia hereditaria tiene el
carácter presumible de aceptación, puesto que la Ley le concede esta
representación.

De otra parte, Ferrero. (2005) nos diferencia una cuarta forma de aceptar la
herencia, la cual es la denominada aceptación forzosa: “Cuando se presenta el caso
contemplado en el artículo 662, estamos frente a una aceptación forzosa. En efecto,
quien oculta dolosamente bienes hereditarios, simula deuda o dispone de los bienes
dejados por el causante en perjuicio de los derechos de los acreedores de la
sucesión, está obligado a aceptar la herencia ultra vires hereditatis. La doctrina
francesa la denomina aceptación forzada”.

Este tipo de aceptación obligatoria proviene de la Responsabilidad ultra vires


hereditatis, estipulada en el artículo 662º del Código Civil, el cual nos indica que el
heredero pierde el beneficio que otorga el artículo 661º sobre la responsabilidad
intra vires hereditatis (responder de las deudas y cargas de la herencia solo hasta
donde alcancen los bienes de esta) cuando el heredero oculta dolosamente bienes
hereditarios, simula deudas o dispone de los bienes dejados por el causante en
perjuicio de los derechos de los acreedores de la sucesión. Efectivamente, al perder
los beneficios que otorga el artículo 661º por las circunstancias indicadas en el 662º,
es de obviedad que toma el carácter de heredero, puesto que para poder responder
por las deudas y cargas de la herencia por la falta cometida, este deba ejercer la
función de beneficiario hereditario.

Barbero (1967), nos menciona que la herencia puede ser aceptada pura y simple,
o con el beneficio de inventario.

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A. La aceptación “pura y simple” consiste en recoger la vocación, tal como está
dispuesta, sin reserva de ninguna clase y puede hacérsela de dos modos:
expresa o tácitamente.
B. La aceptación con el “beneficio de inventario” contiene, en cambio, una
reserva, por efecto de la cual se limita la responsabilidad en cuanto a las
deudas hereditarias intra vives hereditatis y no puede efectuársela más que
tácticamente.

RENUNCIA A HERENCIA Y LEGADO

ARTÍCULO 674°
Pueden renunciar herencias y legados quienes tienen la libre disposición de sus
bienes.

De acuerdo con el artículo 674°, pueden renunciar herencias y legados quienes


tengan la libre disposición de sus bienes. Este artículo induce a error al común de
los abogados, pudiéndose pensar que el concepto de la norma está ligado al de la
legítima y la porción disponible, en el sentido de que solo podría renunciar a la
herencia quien no tenga herederos forzosos. Este sentido equívoco ha sido tomado
del Código Civil español (artículo 992). Más apropiado hubiera sido consagrar una
disposición como la del Código Civil de Venezuela (artículo 999) en relación a la
aceptación de los inhabilitados, disponiéndose que los incapaces puedan renunciar
herencias y legados a través de sus representantes.

Ese es el sentido de la norma que se analiza. Comentando la ley argentina, que


utiliza la misma expresión, Bibiloni señala que en el lenguaje del Código es
frecuente expresar la fórmula de libre administración de sus bienes la plena
capacidad civil. Como indicó León Barandiarán, para renunciar se requiere
capacidad especial. El maestro señalaba: “El Código dice libre disposición de sus
bienes porque no basta la capacidad en general, sino libertad para disponer de ellos;
por lo tanto, rigen las reglas pertinentes para ver quién tiene esa libre disposición”.
Las personas capaces pueden renunciar personalmente o por intermedio de sus
apoderados; los incapaces necesariamente a través de sus representantes,

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mediante autorización judicial, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 448,
inciso 4; 532 y 668, trátese de patria potestad, tutela o curatela respectivamente.

Existe una limitación dispuesta en el libro de familia, en el artículo 304°, que estatuye
que ninguno de los cónyuges puede renunciar a una herencia o legado o dejar de
aceptar una donación sin el consentimiento del otro. El fundamento de esta norma
lo encontramos en que si bien los bienes hereditarios que adquiere cada cónyuge
tienen la condición de bienes propios (artículo 302, inciso 3), sus frutos y productos
son comunes (artículo 310°).

CARÁCTER DE LA ACEPTACIÓN Y RENUNCIA.

“Artículo 677º.

La aceptación y la renuncia de la herencia no pueden ser parciales, condicionales,


ni a término. Ambas son irrevocables y sus efectos se retrotraen al momento de la
apertura de la sucesión”

La aceptación y la renuncia de la herencia, cualquiera que fuese la manera o


formalidad utilizada, deben ser completas y totales, porque es consecuencia de la
unidad del patrimonio que se transmite. La herencia puede aceptarse o rechazarse,
pero en un caso y otro se acepta o rechaza la totalidad (de lo que al aceptante o
rechazante hubiera tocado); no está permitido tomar una parte y negar la otra de la
herencia.

La aceptación y la renuncia se retrotraen al momento de la apertura de la sucesión.


Hasta que no haya renuncia o aceptación el llamado a la herencia no es heredero,
sino simple llamado a serio por vocación legal o testamentaria. Al producirse la
aceptación sus efectos son desde el momento de la muerte del causante de la
sucesión, de manera que la transmisión sucesoria opera automáticamente desde el
mismo momento del deceso, y a partir de ese preciso instante las relaciones y
posiciones jurídicas de las que era titular el causante pasan a ser de sus sucesores.
Viceversa, si de renuncia se trata se tiene al renunciante como si nunca hubiese
habido delación en su favor, de manera que el llamado en su lugar o si éste a su

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turno también repudia, la herencia o el legado son ofrecidos sucesivamente a todos
los siguientes en orden de prelación hasta que alguien acepte, y por efecto de tal
aceptación tal sujeto será heredero o legatario desde el momento de la muerte,
como si nunca hubiera habido otros llamados a la sucesión.

Características

a. Son actos jurídicos, porque son manifestaciones de voluntad que van a


crear relaciones jurídicas pero no son un contrato ni un cuasi contrato, porque
es una acción automática al fallecimiento del causante. En consecuencia,
son aplicables a estos institutos, además de las normas contenidas en los
artículos 672 a 680, aquellas que se refieren a los actos jurídicos en general.
lo expuesto es válido a excepción ele la aceptación tácita, pues esta no
comporta un acto jurídico.
En este mismo sentido Borda (1996), opina que en realidad la aceptación
tácita puede resultar de simples actos que no tienen el carácter de actos
jurídicos, como, Por ejemplo, la tala de bosques o las reparaciones de
edificios. Discrepamos de estas opiniones.
Estamos con Barandiarán (2002), dice que cuando señala que la expresión
tácita resulta de aquellos actos por los cuales se puede conocer con
certidumbre la existencia de la voluntad, en los casos en que no se exige una
expresión positiva; o cuando no haya una protesta o declaración expresa en
contrario. Siendo propia de todo acto jurídico la manifestación de voluntad, la
aceptación tácita revela un hecho o conjunto de hechos con consecuencias
jurídicas. Lo que ocurre es que la aceptación tácita, como indica Ferri (2004),
no es formal por su naturaleza, tratándose por ello de un negocio jurídico
distinto to a la aceptación expresa, aunque ambas produzcan los mismos
efectos jurídicos. Debe contarse con una voluntad efectiva,
No obstante su condición de acto jurídico, la aceptación de la herencia no es
un contrato ni un cuasi contrato. la saisine de la propiedad y de la posesión
no se concilia con esa idea. Hay una trasmisión automática de esos derechos
al momento del fallecimiento del causante, que se ratifica con la aceptación.
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afirma Mendez (1994) que la renuncia sea acto de disposición en cuanto
modificar sustancialmente el patrimonio del renunciante. No creemos que se
dé dicha modificación, pues para ello tendría que aceptar la herencia y
después renunciar a ella, lo cual no está permitido.

b. Son retroactivos
Con la aceptación no se adquiere la herencia o legado, pues ello ocurre con
la apertura de la sucesión. La aceptación significa la ratificación, la
confirmación de la calidad e heredero o legatario Por ello producida la
aceptación también se efectúa la confusión del patrimonio del difunto con el
del heredero, si bien con efecto retroactivo al momento de apertura de la
sucesión
Con la renuncia, no se devuelve lo adquirido. El renunciante queda como si
jamás hubiera sido heredero. Resulta un extraño a la herencia alienus ab
haereditate, reputándose que nunca tuvo derecho alguno sobre la sucesión.
El artículo 1239 del Código Civil de Chile declaró expresamente este
principio: "Los efectos de la aceptación o repudiación de una herencia se
retrotraen al momento en que esta haya sido deferida". Igualmente, nuestro
Código, a diferencia del anterior que silenciaba el concepto, dice en su
artículo 677 que los efectos se retrotraen al momento de la apertura de la
sucesión.

c. Son voluntarios, porque no existe obligación de aceptar o de renunciar una


herencia o un legado. Salvo si existieran acreedores que pueden exigir,
según el art.676 del Código Civil, que se declare la ineficacia de la renuncia
a la herencia o los legados a efectos de cobra su crédito.
Son figuras libres. No hay obligación de adir o renunciar una herencia y un
legado, salvo lo dispuesto en el artículo 662. Sin embargo, si los sucesores
han aceptado aún, los acreedores pueden subrogarse en sus derechos
reclamar sus créditos, en ejercido de la acción oblicua. También están

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facultados a que se declare la ineficacia de la renuncia para que se cubra su
crédito, mediante la acción paulina.

d. Son retroactivos, Con la aceptación no se adquiere la herencia o legado,


pues ello ocurre con la apertura de la sucesión. La aceptación significa la
ratificación, la confirmación de la calidad e heredero o legatario Por ello
producida la aceptación también se efectúa la confusión del patrimonio del
difunto con el del heredero, si bien con efecto retroactivo al momento de
apertura de la sucesión. Con la renuncia, no se devuelve lo adquirido. El
renunciante queda como si jamás hubiera sido heredero. Resulta un extraño
a la herencia alienus ab haereditate, reputándose que nunca tuvo derecho
alguno sobre la sucesión.
El artículo 1239 del Código Civil de Chile declaró expresamente este
principio: "Los efectos de la aceptación o repudiación de una herencia se
retrotraen al momento en que esta haya sido deferida". Igualmente, nuestro
Código, a diferencia del anterior que silenciaba el concepto, dice en su
artículo 677 que los efectos se retrotraen al momento de la apertura de la
sucesión.

e. Son totales e incondicionales, es decir no pueden ser parciales según lo


dispuesto en el art. 677 del Código Civil. Ni parciales, ni condicionales ni a
término, prohibiendo la aceptación de una parte de la herencia y renunciando
a la otra.
El artículo 677 expresa que tanto la aceptación como la renuncia de la
herencia no pueden ser parciales. Son, pues, indivisibles. Qui totam
hereditatem acquirere potest is pro parte eam scindendo adire non frotest.
Consecuentemente, se prohíbe la aceptación de una parte de la herencia
renunciando a la otra. Ocurre lo mismo con el legado, a tenor de lo normado
en el artículo 773. Sin embargo, nada impediría, para quien es heredero y
legatario, renunciar a la herencia y aceptar el legado, o viceversa, pues una

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norma se refiere únicamente a la herencia (artículo 677) y la otra solamente
a los legados (artículo 773),

f. Son Lisas o llanas, El causante puede poner condiciones a los herederos


voluntarios o a los legatarios, dentro del marco de la norma contenida en el
artículo V del Título preliminar, que sanciona como nulo el acto jurídico
contrario a las leyes que interesan al orden público o a las buenas
costumbres. No puede hacerlo legítimas, por prescripción expresa del
artículo 733, que prohíbe al testador imponer sobre ellas gravamen,
modalidad o sustitución alguna.
Cuando decimos que la aceptación y la renuncia son lisas y llanas, significa
que son incondicionales respecto a la persona del heredero o legatario. Estos
no pueden poner condiciones. Así lo determina el artículo 677, que prohíbe
la aceptación y la renuncia condicional o a término. Son instituciones puras,
pues las modalidades podrían ser contrarias a la presumible voluntad del
causante y a los intereses de los terceros que tienen relación con la herencia
y a los cuales urge conocer con certeza cuál es la persona del heredero. El
artículo 673 del Código derogado prohibía la aceptación modal, abarcando
así las tres modalidades del acto jurídico: condición, plazo y cargo; las cuales
no podían ser impuestas por el beneficiario. El vigente código no menciona
al cargo, no siendo así la nomenclatura utilizada tan completa, por lo cual la
sustitución del vocablo modal fue hecha por sus equivalen siguiendo el
propósito de evitar los tecnicismo.

g. Son irrevocables, se puede renunciar a la herencia o a un legado hasta el


momento en que se produzca la aceptación. Una vez aceptada, ya no se
puede revocar. Asimismo, producida la renuncia, ésta es irrevocable.
Se puede renunciar a la herencia o a un legado hasta producido la
aceptación. Aceptada no es posible revocarla. Asimismo, producida la
renuncia, esta irrevocable lo disponen expresamente las articulas 677 y 773.

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En Argentina en el Código derogado, la renuncia era revocable mientras no
se hubiera hecho partición entre los herederos (artículo 3806), enunciado que
provocó la crítica de la doctrina., Borda (1996) manifiesta que mis claro y
jurídica hubiera sido establecer en cualquier hipótesis el principio de la
irrevocabilidad de la renuncia. Por otro lado, no debe confundirse la rescisión
de la renuncia por error con la revocación de la misma. La primera no es
contraria al carácter definitivo de la renuncia por que lo actos jurídicos son
irrevocables y definitivos, todos son rescindibles cuando el conocimiento es
vicioso.
La irrevocabilidad de la aceptación es el corolario de la perpetuidad de la
institución de heredero, desde el derecho romano se consideró heredero a
quien realiza el fenómeno sucesorio, y que una vez terminado este, conserva
el nombre para siempre. Del mismo modo que asesino de alguien es quien
lo mató, y seguirá siéndolo siempre, porque ya no puede desmatar a que
mató, ni nadie más puede matar al que ya murió, así también el heredero de
una persona, es decir, aquel en quien se operó el fenómeno sucesorio, ya no
puede dejar nunca de ser heredero, porque no puede devolver al causante
los derechos y obligaciones que de él hubo, ni nadie más puede recibirlos
directamente del mismo de cuius.
h. Son delegables, no tienen que realizarse personalmente; vale decir, se
puede otorgar poder para ello.

i. Son derechos personales, Son derechos sucesorios personales hasta el


momento de la aceptación a partir de ella se consolidan en derechos reales
sobre los bienes corpóreos. No son derechos personalísimos, pues de serlos
serían inidóneos para su trasmisión

j. Son neutras, no son ni onerosas ni gratuitas.

k. Son actuales, ambas deben referirse a una herencia producida. El artículo


678 señala que no es válida la aceptación ni la renuncia de la herencia futura.

18
Es decir, tiene que haber certeza de la delación. Lo contrario sería consagrar
la sucesión, contractual, que está prohibida en nuestro ordenamiento.
Concuerdan con esta norma, el artículo 1405, que señala que es nulo todo
contrato sobre el derecho de suceder en los bienes de una persona que no
ha muerto o cuya muerte se ignora; Y el artículo 1532, que destaca que
pueden venderse los bienes existentes o qua puedan existir, siempre que
sean determinados o susceptibles de determinación y cuya enajenación no
esté prohibida por la ley, y que tiene corno antecedente el artículo 1396 del
Código derogado, que señalaba que no podía venderse la herencia de una
persona que vivía, aunque esta prestara su consentimiento. El trasfondo de
estas limitaciones tiene carácter moral y refleja el votum mortis.

FORMALIDAD DE LA RENUNCIA.

Artículo 675º.

“La renuncia debe ser hecha en escritura pública o en acta otorgada ante el juez al
que corresponda conocer de la sucesión, bajo sanción de nulidad. El acta será
obligatoriamente protocolizada”.

El citado artículo nos presenta la forma ad solemnitatem por la que se debe celebrar
la renuncia de la herencia. Es de observarse que la renuncia debe revestir
obligatoriamente en documento público que lo ampare, estableciendo dos
modalidades: o por escritura pública, ante notario o quien haga sus veces, o por
acta ante el juez competente para conocer la sucesión, siendo la inobservancia de
este requisito, sancionable con la nulidad del acto. Hay que tener presente que la
aceptación y renuncia de la herencia son, conceptualmente, actos jurídicos, por
tratarse de manifestación de voluntades destinadas a crear y extinguir relaciones
jurídicas. Así vemos que se distinguen dos tipos de invalidez del acto jurídico: la
nulidad y la anulabilidad.

CAPACIDAD PARA RENUNCIAR

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De acuerdo al artículo 674, pueden renunciar a herencias y legados quienes tengan
la libre disposición de sus bienes.

Como indicó BARANDIARAN (2002) menciona que para renunciar se requiere


capacidad especial. El Código dice libre disposición de sus bienes porque no basta
la capacidad en general, sino libertad para disponer de ellos; por lo tanto, rigen las
reglas pertinentes para ver quién tiene esa libre disposición.

Las personas capaces pueden renunciar personalmente o por intermedio de sus


apoderados; los incapaces necesariamente a través de sus representantes,
mediante autorización judicial, de conformidad Con lo dispuesto en los artículos
448.4, 532 y 668, trátese de patria potestad, tutela o curatela, respectivamente.

Existe una limitación dispuesta en el Libro de Familia, en el artículo 304, que


estatuye que ninguno de los cónyuges puede renunciar a una herencia o legado o
dejar de aceptar una donación sin el consentimiento del otro. El fundamento de esta
norma lo encontramos en que si bien los bienes hereditarios que adquiere cada
cónyuge tienen la condición de bienes propios (artículo 302.3), sus frutos y
productos son comunes (artículo 310).

PLAZO PARA RENUNCIAR

Lo determina el artículo 673. Es de tres meses si d heredero esa en la Republica y


de seis meses si está en el extranjero, no interrumpiéndose por musa alguna. Se
entiende que se computa desde la apertura de la sucesión o sea al momento del
fallecimiento del causante aunque el Código no lo dice. El proyecto de la Comisión
Revisora expresó que estos plazos se contaban desde la presentación del inventario
en el caso del heredero que quería suceder intra vives hereditatis, y desde la muerte
del causante en los demás. Al no haberse tomado en cuenta la obligación de
inventariar en el Código, debe aceptarse que en cualquier caso los plazos se
computan desde la muerte. El Anteproyecto, y el Proyecto de la Comisión Redactora
omitieron deliberadamente la mención a que ce término no se interrumpía por causa
alguna. Señaló su autor que de esta manera se suprimía la rigidez del dispositivo,

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que impide a la jurisprudencia resolver adecuadamente los casos que puedan
presentarse al respecto. La Comisión Revisora no fue del mismo parecer, por lo que
agregó el párrafo que existía en el Código de 1936 y que incluyó el Código, en el
sentido de que los plazos no se interrumpen. Es interesante anotar que el Código
derogado refería el plazo solo a la renuncia, mientras el actual lo legisla también en
función de la aceptación, expresando en su artículo 673 que esta se presume
cuando ha trascurrido el plazo para renunciar.

EFECTOS DE LA RENUNCIA
Son sus efectos:

a. El renunciante queda como si no fuera sucesor. La renuncia extingue la vocación


hereditaria.

b. La renuncia se retrotrae al momento de la apertura de la sucesión. Por ello, ius


repudiandi concede al llamado el derecho de dejar de ser heredero.

c. La renuncia, al igual que la indignidad, es personal. Es decir, no afecta a los


descendientes del renunciante, en la medida que exista representación sucesoria.

CONCLUSIONES:

 La aceptación es una declaración por la que el sucesor manifiesta su deseo


de convertirse en heredero del fallecido. Puede realizarse de dos maneras
ya sea tacita o expresa.

 La aceptación o la repudiación de la herencia se entienden realizada en el


momento de la muerte del causante, independientemente del tiempo en el
que se realizase efectivamente, lo que quiere decir que los efectos de la
aceptación o repudiación se retrotraen a la fecha del fallecimiento.

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 Si el heredero repudia la herencia y con ello se causa un perjuicio a sus
acreedores, éstos podrán solicitar al juez que les autorice para aceptarla en
su nombre. A los acreedores se les atribuirá la cantidad correspondiente
hasta el límite del importe de sus créditos y si sobrase alguna cantidad de la
porción hereditaria del que rechazó la herencia, ésta se repartirá entre el
resto de los herederos.

BIBLIOGRAFÍA
 ALBALADEJO, M. (1979): “Derecho de Sucesiones, Parte General”,
Barcelona, Librería Bosch.
 ARIAS, J. (1950): “Derecho Sucesorio, segunda edición”, Buenos Aires,
Editorial Guillermo Kraft Ltda.
 BARBERO D. (1967). “Sistema del Derecho Privado”, Buenos Aires, Editorial
EJEA.
 BORDA G, (1996), “Manual de Derecho Civil”, Buenos Aires, Editorial Perrot
 BIBILONI, J. (1931): “Anteproyecto de Reformas al Código Civil Argentino”,
Buenos Aires, Valerio Abeledo Editor.
 BARANDIARIÁN J. (2002), “Tratado del Derecho Civil, Lima, Gaceta Jurídica
 CASTÁN, J. (1967), “Derecho Civil Español Común y Foral , Madrid, Editorial
Reus
22
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 FERRERO, A. (2005). “Tratado de derecho de sucesiones”. Lima, Editorial
Grijley.
 FERRI L, (2004) “Comentario al Código Civil italiano”, Roma, Editorial
Zanichelli.
 MENDEZ M, (1994), “Derecho de Familia”, Santa Fe – Argentina,
Editorial Rubinzal Culzoni
 VIDAL F, (2007), “El Acto Jurídico”, Lima, Gaceta Jurídica
 Zannoni E. (1999)” Manual de Derecho de las Sucesiones”, Buenos Aires,
Editorial Astrea

ANEXO

En el presente anexo se ha consignado un modelo de como una persona puede


aceptar su herencia a través de un documento privado, en el cual se hace mención
lo que se recibe como herencia, los documentos qué le acredite como heredera,

ACEPTACIÓN DE HERENCIA

D./Dña (1)……………………….……………………….………..…con
N.I.F.(2)…..…………..……...y domicilio en (3)………………………….…

……..………..……….……………………………………………………..……, Tf:
……….……..…. en nombre de (4)………………..…………...……..…

………………………………..………con N.I.F. (5) ………………………….

EXPONE:

23
Que D./Dña. (6)…………….……………………….………….…, con

N.I.F. (7)………………………. y residencia habitual en (8) ……………..

…………….……………………….…..desde el día (9)……………….…..…

falleció el día…………………………en…………….…………………………

siendo sus herederos (10).……………………….……………………………

…………………………………………………………………………….……….

……………………………………………………………………………………..

según se deduce del (11)……………………………………………………..

……………………………………………………………………………………..

Que los bienes que integran su herencia son los siguientes: (12)

Bienes Muebles Descripción Valor

Acciones …………………………..………………...
……………….

Cuentas Bancarias ……………………….…………………….


……………….

Fondos Inversión ……………………………………………..


……………….

Vehículos ……………………………………………..
……………….

Otros …………………………………………….. ……………….

Bienes Inmuebles Descripción Valor

Urbanas ……………………………………………..
……………….

24
Rústicas ……………………………………………..
………………. Haber
líquido

Que de lo expuesto se deduce que los únicos interesados en la herencia son


los siguientes:
Apellidos y nombre N.I.F Parentesco con causante

1º…………….………..………………………… ……………… .….…………..……

domicilio……………………………………………………………………………………..

2º……………….……..………………………… ……………… ..………….….……

domicilio……………………………………………………………………………………..

3º………………….…..………………………… ………………. ……..…….………

domicilio……………………………………………………………………………………..

Y que en este acto aceptan la herencia causada por D./Dña


………………...................................…………………………….……, se adjudican los
bienes integrantes de la herencia en la proporción que les corresponde y solicitan
la liquidación del Impuesto sobre Sucesiones que sea procedente .

Pamplona,………………………………………….

Firma

ACEPTACIÓN DE HERENCIA

(1) Apellidos y nombre del solicitante en nombre propio o como representante.


(2) N.I.F. del solicitante.
(3) Localidad y dirección de la vivienda del solicitante.
(4) Indíquese la persona o personas interesadas en la sucesión.
(5) N.I.F. de la persona o personas interesadas en la sucesión.
(6) Nombre y apellidos de la persona fallecida.
(7) N.I.F. de la persona fallecida.

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(8) Lugar de su última residencia habitual a los efectos de lo establecido en el
art.31.1.a) de la Ley 28/1990, de 15 de diciembre, modificada por la ley
25/2003, de 15 dejulio, por la que se aprueba el Convenio Económico entre el
Estado y la Comunidad Foral.
(9) Fecha exacta o aproximada desde la que tiene la citada residencia habitual.
(10) Lista con los nombres, N.I.F., dirección y parentesco.
(11) Testamento, Auto Judicial de declaración de herederos o Actas de notoriedad,
según proceda (por ejemplo: si es documento notarial, indicar el nombre del
notario, la fecha de otorgamiento y el número de protocolo; si es judicial, indicar
el órgano jurisdiccional, fecha y número de autos).
(12) En caso de bienes muebles, especificar banco o caja, nº de cuenta y titular o
titulares de la misma y saldo a fecha de fallecimiento. Se deberá aportar
certificación bancaria.
En caso de inmuebles:

- si los bienes radican en Navarra, aportar cédula parcelaria.


- si los bienes radican fuera de Navarra, descripción lo más detallada posible
de los mismos.

DOCUMENTACIÓN A APORTAR:

- Original y fotocopia del impreso cumplimentado.

- Dos copias del certificado de defunción.

- Dos copias de: Últimas voluntades y Testamento o Auto de declaración de


herederos.

- Si hay inmuebles o terrenos: original y fotocopia de la Cédula Parcelaria

- Dos copias de documentación que se acompaña (Ficha Técnica, Permiso de


Circulación etc).

- Original y fotocopia de certificados.

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