Anda di halaman 1dari 5

4 La Danza Sufí

Sé cómo el río en generosidad y ayuda.


Sé cómo el sol en ternura y misericordia.
Sé cómo la noche cubriendo los defectos de los otros.
Sé cómo un muerto en cólera e irritabilidad.
Sé cómo la tierra en humildad y modestia.
Sé cómo el mar en tolerancia.
Se visto cómo eres, o se cómo eres visto.

” Yalal al Din Muhammad Rumi (1207—1273)(persa)


Celaleddin Mehmet Rumi en turco

“…—Nuestras túnicas blancas simbolizan mortajas para el ego. Los hombres,


como les cuesta más olvidarse del ego, llevan además un bonete cónico sobre sus
cabezas…”
“…Y todos entusiasmados querían saber más del simbolismo de esos movimientos
y giros. Salma les va explicando que esos giros están relacionados con el giro de
los planetas en el cielo y la conexión con Dios que es el fin último de la danza y de
toda su religión.
—Cuando bailamos, giramos sobre nuestro propio eje alternando estados de
conciencia y de éxtasis místicos. Las faldas o “tanura” para unos representa el
espíritu y para otros las vestiduras de las que uno tiene que despojarse para
alcanzar la tan buscada unión con el Creador.
Les explican que si bien en la danza turca los bailarines se colocan formando una
media luna y una estrella símbolo del Islam, en otros sitios varía, por ejemplo, en
Egipto representan el cosmos. Todos los planetas giran alrededor de un bailarín
central que es el sol.
El Ari quería saber el porqué de los gestos con los brazos. Jadya le explica:
—Levantamos una mano al cielo para recibir la energía mientras que el brazo
derecho apunta hacia abajo. Es un modo de derramar las bendiciones recibidas
sobre la tierra.
El Ari, que estaba escuchando ensimismado, exclama:
—¡Y esparcirlas por el mundo! Ahora comprendo por qué nosotros la mezuzah la
ponemos vertical. Los sefardíes creen que en esa posición se atrae la energía
divina sobre la tierra y se esparce por el mundo. En vez de nuestros hermanos
ashkenazi, que las ponen en diagonal.
Y les explica que la mezuzah, que significa en hebreo “jamba de la puerta”, es un
rollo de pergamino con dos plegarias sagradas escritas que se pone a modo de
bendición en el marco de la puerta dentro de una caja o estuche cilíndrico. Unos
los ponen simplemente a la entrada y otros en más puertas, —menos en la del
baño, lógicamente”, — aclara riendo—. Tal es así que en la antigüedad los
romanos eran tan aficionados a nuestra mezuzah que casi siempre estaban
agostadas.
Y así van encontrando cantidad de puntos comunes que comparten…”
“…—¿Por qué tenéis que reuniros a escondidas? ¿Por qué tantas vueltas para
entrar y tantos pasadizos secretos para llegar aquí? Si tuviese que volver, yo
sinceramente jamás sería capaz de reencontrar el camino.
—Cuando los mongoles destruyeron el califato abasí, y arrasaron todas las
ciudades con el sueño de que el mundo entero vuelve a ser una inmensa estepa
donde madres mogolas amamanten a hijos libres y felices, a principios del siglo
XIII, muchas órdenes sufíes persas se refugiaron en Anatolia. Florecimos y
prosperamos dentro del imperio otomano, numerosos sultanes, y mujeres del
harem y también jenízaros pertenecían a nuestras órdenes sufís. Pero llegó la
joven república turca, y con mano de hierro nos comenzaron a perseguir, cerraron
los centros y nos confiscaron las posesiones…Y para sobrevivir tuvimos que pasar
a la clandestinidad.
—Tuvimos que sortear dificultades y superar grandes pruebas, pero tenemos
esperanzas. Si Turquía entra en Europa, pienso que gozaremos de más libertad.
Por ahora solo utiliza nuestras danzas rituales para atraer turistas, vacías de toda
connotación espiritual.
Deniz explica:
—Los jóvenes turcos eran de ideología laica. Kemal llamó a la guerra Santa, como
lo hizo Saladino, porque el Islam era lo único que nos mantenía unidos. Pero
nuestra sociedad moderna es bastante laica. En las mezquitas solo vais a ver
gente mayor. La juventud se comunica en un mismo lenguaje. Y los jóvenes no
quieren saber nada del Imperio Otomano, todo lo malo lo asocian a la Sublime
Puerta. Se sienten avergonzados de ese pasado. Y se aferran con pasión a la idea
de una identidad turca, aunque a veces no tengan muy claro lo que es
exactamente…”
“…—Y los fanáticos yihadistas —dice Salma—, nos ven como idólatras… Nos
persiguen y dicen que no somos musulmanes porque no practicamos el Islam, que
ellos consideran el correcto.
Y les explican las tristes divisiones que les desgarraron desde sus comienzos.
—Por desgracia, nuestro amado Profeta Mohamed, que la paz sean con él, no
tuvo descendencia masculina y no alcanzó a nombrar un heredero. A su muerte
hubo una discusión política sobre quién debía guiar a la comunidad musulmana. Y
la Uma, en sus más tiernos albores, se vio envuelta en una sangrienta guerra civil,
o fitna, que aún perdura. La división más grande es la de chiis y suníes. Y
también, hoy en día, la más conocida…”
“….Pero si bien podían entender que hubiese una guerra por el poder, lo que no
podían comprender era porque se seguían matando entre ellos sin ninguna razón
o beneficio aparente. No entendían como habían surgido esas grandes divisiones
en el Islam cuando todas las diferentes corrientes parecían creer en un mismo y
único Dios y compartir preceptos y principios similares. Cuando la misma
diversidad estaba establecida en el Corán como una de las pruebas del poder
creador de Allah, el Compasivo, el Misericordioso. Ellas se las intentan explicar a
grandes rasgos, sin entrar en detalles para que no se pierdan:
—Los musulmanes, hoy denominados chiíes, opinaban que los descendientes
biológicos del Profeta debían liderar el Islam. Y quienes en la actualidad son
calificados de creyentes suníes consideraban a su vez que las personas más
idóneas eran las llamadas a dirigir. En realidad la división estaba entre los
herederos de sangre de su primera mujer y las familias de los ricos mercaderes
de la Meca..
—¿Pero quedan todavía descendientes consanguíneos del profeta? —preguntó
atónita Rebeca.
—No. Alrededor del siglo IX ya no había ninguna descendencia biológica directa.
Los chiíes creen que el último imán subió a los cielos y volverá en el Día del
Juicio final. Es el Mahdi, una especie de Mesías. Pero mientras tanto, hasta que
llegue ese momento, le representan en la tierra los teólogos…”

“…—Es complejo y es fácil irse por las ramas con tantas historias. Pero lo más
importante de comprender es que no es en realidad una guerra religiosa
solamente, porque religiosamente ambos defienden los mismos principios. Al caer
el califato perfecto comenzó la fitna. Mientras los chiitas dan una solución
espiritual, creen mantener la fe a través de los imanes; los sunitas dieron una
solución práctica y gobernaron en el Islam con dos dinastías, los Omeya de
Damasco y los Abasíes de Bagdad. En cambio los chiíes quedaron relegados y
fueron una minoría en el mundo árabe, marginada y perseguida durante siglos.
—Ellos, los chiitas, están sinceramente convencidos de ser los verdaderos
herederos espirituales del profeta —añadió Jadya—. Están convencidos que
les robaron su rol en la historia y que fueron víctimas de una gran injusticia. Sin
comprender este sentimiento de orgullo frustrado y de resentimiento es imposible
entender el resto. Ni entender lo que está pasando en el mundo musulmán ahora.
—Es verdad. Los turcos eran suníes y se ensañaron persiguiendo a los
chiis. Sin ir más lejos, el Gran Saladino acabó con el califato fatimí y unió a
Egipto con Siria. Y es únicamente ahora, gracias a la revolución iraní, que el
chiismo ha cobrado tanta fuerza…”
“…—Nosotros —reflexiona pensativo el Ari—, reconocemos dos formas del
mal. Uno que es “bueno”, entre comillas, el de Satán. Y el mal “malo”, también
entre comillas, que es el mal por el mal al que llamamos: Amalék.
Como pocos entendían porque uno era bueno y otro era malo él explica
—Digo bueno entre comillas, porque cumple un propósito bueno, que es el de
hacernos elegir. Nos permite practicar como individuos el “libre albedrio” y
el hacerlo fortifica nuestro espíritu y alimenta nuestro Ego.
—Y también puede ser una trampa —acota Jadya— ya que puede llenar nuestra
alma de soberbia….”
“…Y como ellos querían saber más de ese Amalék, y de donde el Ari sacaba esas
conclusiones tan osadas les explica:
—La tradición dice que Amalék era un bastardo hijo de madre bastarda, que quiso
casarse con la hija de Jacob, un nieto de Abraham, que le rechaza por su origen
ilegitimo. Esto despertó su odio que estalló como una llama a nuestra salida de
Egipto, y lo trasmitió a todos sus descendientes de generación en generación
hasta nuestros días.
—Entonces Amalék es como cualquier antisemita.
—No, es más, es el antisemitismo por el antisemitismo en su estado más puro. El
odio profundamente arraigado que guarda Amalék hacia Israel no tiene parangón
con el de ningún otro pueblo antisemita. Mientras el rencor de otras naciones se ve
ocasionalmente apaciguado, la aversión de Amalék es implacable y
constantemente planea nuestra destrucción. Toda su esencia y su razón de ser es
el odio a nuestro pueblo, un odio manifiesto que ni siquiera procura ocultar y que
nada ni nadie aplaca aunque no obtenga beneficio alguno a cambio, un odio sin
motivo ni razón. Es un odio por el odio mismo; un odio que nunca cesa. Y les cita
pasajes del Deuteronomio:…”

(Fragmentos del Libro “La Quintaesencia de la Vida”)

Anda mungkin juga menyukai