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Rendon teresa en su libro EMPLEO, SEGREGACIÓN Y SALARIOS POR

GÉNERO, describe que el empleo en el sector agropecuario que han sido


particularmente afectadas por la apertura comercial y el cambio de orientación
de la política económica, durante los años noventa se registró una pérdida neta
de empleos

El número de hombres que tenían su ocupación principal en el sector


agropecuario se redujo en cerca de 700 mil, de los cuales la mayor parte eran
trabajadores autónomos. En el caso de los asalariados, la reducción del número
de varones se vio compensado por un incremento de magnitud semejante del
número de mujeres; pero en el caso de los trabajadores autónomos el
incremento femenino apenas representó el 12% de los empleos masculinos que
se perdieron.
De acuerdo con investigaciones basadas en las encuestas de
empleo, las tasas de participación de los jóvenes de ambos sexos se
incrementan en los
períodos de recesión económica o de fuerte caída salarial (Pedrero, et.al., 1997;
Rendón y Salas, 2000 b), aunque se ha constatado que los hombres se
incorporan a la fuerza de trajo a edades más tempranas que las mujeres.

Los trabajadores familiares sin pago


La actividad de muchos trabajadores autónomos es apoyada mediante la
colaboración de trabajadores familiares sin pago. Este contingente está mal
representado en el censo de población debido a la dificultad para captarlo, ya
que está integrado en buena medida por personas que trabajan en forma
esporádica o discontinua, o laboran habitualmente, pero lo hacen durante unas
cuantas horas a la semana. La Encuesta Nacional de Empleo (ENE) cuenta con
un cuestionario más detallado y con personal más capacitado para captar
actividades que frecuentemente los mismos entrevistados no identifican como
trabajo. De acuerdo con esta fuente, en el año 2000 había 33 trabajadores
familiares sin pago por cada 100 trabajadores autónomos, de los cuales 17 eran
hombres y 16 mujeres, lo que significa que dentro de este contingente había 98
mujeres por cada 100 hombres. Igual que ocurre en el caso del empleo
asalariado, y particular del empleo autónomo, entre los trabajadores familiares
no remunerados las mujeres laboran menos horas a la semana que los varones
debido a la gran cantidad de horas que dedican al trabajo doméstico.
Entre los varones, la mayoría de los trabajadores familiares sin pago son viejos
o muy jóvenes, y entre las mujeres hay una amplia representación de las que se
encuentran en edades reproductivas. Ellos están concentrados principalmente
en la agricultura y ellas en el comercio y las actividades agropecuarias. Es común
que en el medio rural las mujeres se dediquen a la cría de aves y especies
menores, además de ayudar en la labor de la parcela, recolectar agua y leña .
Revista Mexicana de Agronegocios, vol. XVI, núm. 30, enero-junio, 2012,
pp. 835-847.
El desempleo es un grave problema a nivel mundial. A finales del 2004, este
factor llegó a 184.7 millones de personas que representó el 6.1% de la población
mundial y para 2008 el estimado fue de 190 millones de personas. El desempleo
tuvo una tendencia al alza en la década pasada, si bien ha sido sensible a los
cambios en el crecimiento mundial. Éste afecta especialmente a los jóvenes y
gran parte de la población ocupada en la agricultura.

De acuerdo con las cifras más recientes del INEGI, el sector de los servicios,
antes gran generador de empleos, ya tiene caídas que superan, en algunos
casos, el 10.0%. Para Álvarez Béjar, 2009 de la UNAM también es muy fuerte la
pérdida de empleos entre los profesionistas que se ven precisados a acudir a las
llamadas ferias del empleo; hay entre 100 y 150 candidatos por plaza. Esa lógica,
es un indicador que sirve para hacer notar lo precario del empleo de jóvenes que
ingresan al mercado laboral sin prestaciones ni estabilidad, donde los contratos
son por 6 meses o un año. “Los tienen absolutamente acogotados, el panorama
es extremadamente delicado. El asunto del empleo es el problema número uno
de la economía mexicana” (El Universal, sábado 14 de febrero de 2009).

El desempleo como causa de migración.


En 2006 de acuerdo a la Encuesta Continua de Población (CPS, Current
Population Survey), los inmigrantes mexicanos eran alrededor de 6.5 millones
de trabajadores, que representaron el 30.0% del total de la fuerza laboral
inmigrante en Estados Unidos de América. Los migrantes mexicanos se
concentran principalmente en los mercados de trabajo de California, Texas,
Illinois y Arizona. Las principales ocupaciones en orden de importancia son:
trabajadores de la construcción, obreros de la manufactura, de servicios en
preparación de alimentos y ocupaciones relacionadas, y en servicios de
mantenimiento y limpieza. La estructura ocupacional en Estados Unidos de
América hace suponer que los inmigrantes mexicanos son de las poblaciones
más afectadas por la crisis financiera y económica que vive ese país.
Sectores económicos relacionados con los migrantes mexicanos, como la
industria de la construcción que fue uno de los primeros sectores en ser
impactados, el cual mostró una caída significativa en el número de empleos. Este
sector viene cayendo desde octubre 2006 y perdió en dos años alrededor de 663
mil empleos (BLS, noviembre de 2008). Cada año miles de mexicanos cruzan la
frontera, para encontrar empleo y mejores salarios que los que se ofrecen en su
país. El 27.0% de los migrantes, unos 3.2 millones, vive carencias, según la
oficina de censos en Estados Unidos de América; unos 560,000 cayeron en las
filas del desempleo durante 2009, para pasar a un total de 1.8 millones. Al tomar
en cuenta estos datos, la tasa de desempleo de los migrantes mexicanos en EU
se elevó de 8.0% a 12.0% aproximadamente. Los inmigrantes mexicanos antes
de regresar de manera inmediata por la pérdida de un empleo en Estados Unidos
de América buscarán otro trabajo, ya sea en el mismo sector económico o en
otro; ya sea en la misma actividad ocupacional o en otra; ya sea en el mismo
mercado laboral regional o migrar al mercado de trabajo de otra región. Los
costos del regreso son altos. Por lo que, cada vez más, los migrantes mexicanos
que regresan para fin de año son aquellos que tienen la facilidad para reingresar
a este país, es decir, que cuentan con documentos migratorios para poder
hacerlo y no arriesgarse a otro cruce de manera indocumentada. El tiempo de
estancia muestra la menor propensión al retorno.
La parálisis en la economía estadunidense frena el flujo de las remesas de los
mexicanos emigrados hacia aquel país como una llave de escape, y ante el
aumento de las dificultades laborales en Estados Unidos de América, “esa
válvula de escape se está cerrando” y aumenta la posibilidad de que surjan
estallidos sociales en México. La economía mexicana no se agravó con las
dificultades en Estados Unidos de América, pues ya arrastraba un déficit en
empleos que se sumó al deterioro de los salarios, por lo que el especialista
(Álvarez Béjar, 2009) propone crear ocupaciones productivas y fomentar la
fuerza de trabajo calificado. Al hablar de desempleo en México, se refiere a una
oferta de trabajo insuficiente para la demanda que existe de empleo. Los
ingresos de los hogares de inmigrantes también se han deteriorado en los
últimos años.
La mayoría de los movimientos poblacionales en todas las regiones geográficas
del mundo, obedecen principalmente a motivaciones vinculadas con la búsqueda
de mejores condiciones de vida. No obstante, en casi todos los casos el costo
social de lograr que los hogares reciban lo necesario para sobrevivir es la ruptura
familiar y la seguridad personal. La migración se ha convertido en un problema
social por la falta de oportunidades laborales de los millones que buscan un
empleo digno y bien remunerado. No es ilógico suponer que la migración se está
volviendo una de las alternativas que mejor resuelve el problema del empleo en
el país. Inclusive el Gobierno Federal ha buscado un acuerdo migratorio para
lograr salir adelante con el tema del empleo, pero no ha tenido éxito. México
paradójicamente está perdiendo valiosa mano de obra que bien podría ser
productiva en el país, pero al mismo tiempo también está resolviendo las
necesidades básicas de los hogares. El problema del país es si se invierte para
incrementar la exportación del insumo que mejor produce (la mano de obra) o si
se canalizan mayores recursos para la generación de empleos e incrementar la
calidad de los mismos, lo cual, bien podría resultar en un proceso más lento. El
retorno a México no es probable para la mayor parte de las familias mexicanas
inmigrantes que tienen estatus migratorio mixto, en las que se dan
combinaciones de ciudadanos de Estados Unidos de América, residentes
permanentes e indocumentados. Para estas familias como para las familias
estadounidenses no habrá más remedio que afrontar la crisis financiera y
económica en ese país. Si la migración se detiene, se detiene la más grande
tabla de salvación económica después del petróleo. Pero si continúa, se pone en
riesgo la capacidad como país de dar oportunidades a los ciudadanos, se pone
en peligro la unidad familiar y se arriesga la seguridad personal de los
ciudadanos al intentar trabajar en otro país como consecuencia de la creación
de las leyes en contra de los migrantes y a los operativos policiacos en la
frontera. En los últimos dos años las remesas han reducido su ritmo de
crecimiento, México ha sido uno de los países que se han visto afectados en
mayor medida, tanto en el número de hogares como en el monto que reciben de
estos recursos. Entre 2006 y 2008, el porcentaje de pobres alimentarios a nivel
nacional aumentó de 13.8% a 18.2% y el de pobres de patrimonio aumentó de
42.6% a 47.4 %. 845
Hernández mota José Luis Política macroeconómica y
crecimiento económico: la experiencia mexicana.
los países que tienen altas tasas de ahorro, producto de los gustos y
preferencias de los individuos, tenderán a ser más prósperos, pues pueden
acumular más capital por trabajador y generar una producción mayor. En cambio,
si los países pobres se destacan por un alto índice demográfico, esto provoca
que buena parte del ahorro se destine a mantener la relación capital-trabajo y se
acumule menos. México, tienden a caer en la denominada “trampa de
subdesarrollo”, misma que provoca un estancamiento productivo de largo plazo,
donde una de las características notables es el escaso desarrollo del sistema
financiero. Sin embargo, independientemente de los grados de desarrollo
alcanzado por los diferentes países considerados, la reciente crisis financiera
global del año 2008 ha puesto a debate la pertinencia tanto de los instrumentos
de política económica como del instrumental analítico empleado para procurar la
salida efectiva de ésta. Es importante señalar que dichos efectos generaron una
dinámica de represión de la capacidad productiva del país, en donde la función
del gobierno en la economía mexicana pasó de promotor del crecimiento
económico, por medio de la inversión pública, a benefactor de procesos de
liberalización económica implicando un cambio estructural en el diseño
macroeconómico de las variables de política económica7, sobre todo por la
cuestión de obtener recursos fiscales para cumplir con los compromisos de la
deuda externa por medio de los ajustes en el gasto público, lo que implicó el
dejar de promover la demanda y capacidad productiva interna, dando como
resultado un crecimiento económico a ritmos de 7.2 y 6.5% promedio anual de
finales de los años sesenta y setenta del siglo pasado, respectivamente.

Banyuls Jose, Economía laboral.

La familia asigna la capacidad de trabajo de sus miembros al empleo y al trabajo


reproductivo para satisfacer las necesidades familiares de forma coherente las
estrategias familiares condicionan las decisiones de oferta de trabajo

Factores diferenciadores de la mano de obra:


Diferenciación de género: la posición de hombres y mujeres respecto a la
asignación del trabajo reproductivo y mercantil implica diferentes pautas de
conducta, expectativas y actitudes en cuanto al acceso al empleo y al sistema
formativo b) Diferenciación social (recursos económicos y culturales) ⇒ acceso
diferenciado al sistema educativo, expectativas y conductas laborales diversas,
diferencias en las oportunidades de empleo y en la aceptación de determinados
puestos de trabajo.
Influencia del sistema educativo en la diferenciación de la mano de
obra.
Visión meritocrática: el sistema educativo favorece la promoción social de las
personas con mayores capacidades (teoría del capital humano) b) Visión radical:
el sistema educativo reproduce las diferencias sociales y legitima las estructuras
ocupacionales desiguales como si fueran el resultado de méritos personales

Visión social: el sistema educativo se inserta dentro de los procesos sociales de


reconocimiento diferenciado de las cualificaciones, en interacción con las
políticas empresariales de gestión de la mano de obra, la legislación, la
negociación colectiva, etc. (por ejemplo: mercados profesionales de trabajo)

Martínez Pérez, Juan Froilán. El Cotidiano.


El periodo del gobierno de la alternancia, lejos de ser creador de oportunidades
laborales, se ha caracterizado por una política de generación de empleos
endeble, debido fundamentalmente a su estrategia de aplicación de la
flexibilización laboral, la cual ha sido emprendida de una manera muy simplista
y sin asumir responsabilidades ante las ausencias de la política laboral (creación
de empleos productivos y bien remunerados), y de la política social (atención de
los problemas de marginalidad), argumentando que la parálisis promovida por el
Congreso de la Unión es la causa de que no se realicen las reformas en el ámbito
laboral5. Efectivamente, a pesar de la reciente recuperación del crecimiento
económico, desde la apertura comercial se están destruyendo puestos de trabajo
formales y aumentando el empleo informal6, lo cual ha fortalecido la
marginalidad y el empleo informal. La situación de marginalidad y subempleo se
agravaron, colocándonos en una situación en la que el sector informal se
convierte en un fenómeno crucial para el desarrollo inmediato de la economía
nacional y del modelo económico del país, puesto que, desde las reformas
estructurales, dicho sector, ha mostrado un dinamismo y estabilidad que superan
el desempeño de la economía formal. Estos resultados reducen la confianza
respecto a las posibilidades de crear bienestar y equidad económicos, y a la
forma en cómo se conduce la economía en el México actual. Nuestro país ha
sido incapaz de crear empleos bien remunerados a pesar de la estabilidad
macroeconómica y el restablecimiento del crecimiento, más bien se ha elevado
el desempleo, la economía informal y la migración.

El rezago laboral en México, fuente de la economía informal


Efectivamente una pregunta fundamental es cuántos empleos deben crearse
para lograr un cambio radical en el panorama laboral y en los niveles de vida en
México. El concepto de rezago laboral se emplea como sinónimo de
requerimientos de empleo. En él los autores integran tres componentes: los
desocupados, ocupados con búsqueda de empleo y ocupados en condiciones
críticas. El rezago laboral considera además del poco más de millón cien mil
personas que incrementan la PEA en los últimos años, a la base laboral que no
se ha podido incorporar con éxito a los mercados de trabajo. va íntimamente
asociada a ese tipo de economía. Los bajos niveles salariales imperantes, hacen
que en esto coincida también un sector de la economía “formal”, las condiciones
de precariedad (aun teniendo prestaciones) también afectan a los empleados
formalmente. El número de empleos bien remunerados, generados a partir de la
liberación de la economía mexicana, ha sido insuficiente y ha ocasionado un
considerable rezago laboral. El número de desempleados abiertos sigue de
cerca el comportamiento del PIB, pero a pesar de la reciente recuperación la
ocupación bien remunerada no tiene perspectiva de recuperarse si se da inicio
a ese cambio radical en el panorama laboral y en el nivel de vida en México. En
realidad, los datos registrados sobre ocupación resultan del movimiento entre
flujos de individuos que encuentran empleo, menos los que salen del mercado
de trabajo. Estos últimos se distribuyen entre la ocupación no visible o que labora
bajo relaciones no formales, el desempleo abierto y la condición de no ser
económicamente activo. Es evidente que, de no crearse empleos nuevos
remunerados, asociados a la recuperación económica, y si se destruyen otros,
el destino de mucha de la fuerza laboral es el desempleo, no ser activos
económicamente o la economía informal.

Una economía que no genera empleos remunerados fomenta la


economía informal en todas sus manifestaciones y deprime el
mercado laboral.
El incremento de las exportaciones, nuevo motor del crecimiento económico, a
raíz del TLC, no se ha acompañado de un incremento de igual magnitud en el
empleo. El crecimiento se basa en el incremento de la PEA (Población
Económicamente Activa), aplicación de tecnología y mayor inversión de capital,
éstos dos últimos factores se han visto rebasados por la necesidad de ahorro de
puestos de trabajo derivado de la nueva tecnología y la competencia global,
mientras que el aumento de la PEA ha sido considerable. Al buscar el aumento
de la productividad, cada vez más necesario por la mayor competencia del
mercado global, las empresas redujeron empleos y bajaron costos, lo cual se
tradujo en la contención salarial y reducción de puestos de trabajo por empresa.

Transformaciones económicas de México en los 80 y 90 y el


desarrollo regional
La inminente crisis económica, la fuga de capital y abrupta caídas del precio del
petróleo imposibilitaron a México hacerle frente a su deuda, al grado que López
portillo tuvo que declarar al país ante el mundo en 1982 públicamente
incompetente de pagar su deuda externa, esto llevo a la devaluación de la
moneda y a la renegociación de la deuda. De esta forma se trató de restablecer
la confianza en la inversión privada y hacer frente a una economía débil. Se tenía
que terminar con el modelo de estado benefactor, pues este resultaba
insuficiente ante el panorama y demanda mundial, haciendo inevitable la
liberación de la economía para controlar la inflación, desempleo, recesión,
endeudamiento que trajo consigo el estatismo.
La agricultura en México: una perspectiva general.
Cualquier análisis de la agricultura en México debe considerar que unas de sus
características más importantes es la heterogeneidad que existe dentro del
propio sector. En otras palabras existe una gran polarización dentro el sector
agrícola mexicano puesto que prevalece por un lado, la agricultura de
subsistencia tradicional donde el campesino depende de la lluvia para producir y
utiliza mano de obra no asalariada en la producción de sus cosechas. La región
del sur, por su parte, tiene una mayor presencia de agricultores tradicionales y
contiene a los estados más pobres). Esta dualidad puede sugerir que existe un
vínculo entre pobreza y agricultura.
La estructura de tenencia de la tierra, las reformas agrarias mexicanas, la
intervención gubernamental en la agricultura y las políticas neoliberales
asociadas al sistema del capitalismo, pueden ser consideradas como los factores
que más han afectado el agro en México.

EMPLEO Y DESEMPLEO EN MEXICO 1994-2004


La tasa de desempleo abierta para el 2004 se ubicó en 3.78%, 0.51% más que
la cifra registrada para el 2003, 1.58% más que la del 2000, y muy semejante a
la tasa de 1994 y 1997 que fue de 3.70%. Esto significa que entre enero y
diciembre de 2004 aproximadamente 1, 640,473 personas en edad de trabajar
no tenían empleo, 221,334 personas más que en el año 2003
La tasa de desocupación para las mujeres se ubicó en 4.26%, mientras que la
tasa de desocupación para los hombres fue de 3.54%. El 55.68% de la población
desocupada manifestó que el motivo para dejar el empleo fue involuntario,
mientras que el 44.35% manifestó que fue voluntario. En este último año la
duración del desempleo abierto se ubicó de la siguiente manera: el 53.78% de la
población desocupada estuvo sin empleo de 1 a 4 semanas; el 17.18% de 5 a 8
semanas; y el 29.05% nueve semanas o más.
Durante el año pasado los números en el IMSS registraron 12, 539,343
trabajadores asegurados, de los cuales 10, 778,692 eran permanentes y 1,
760,651, eventuales. Para el 2004 el número de trabajadores registrados fue
superior al 2003 por 159,736 asegurados, de los cuales 123,824 fueron
trabajadores permanentes y 35,912 eventuales. Sin embargo la cifra alcanzada
en el 2004 todavía es inferior a la registrada en el 2000. Se observa también que
en el periodo comprendido entre el año 2000 y el 2003 se perdieron 227,146
empleos.
La actividad económica que para el 2004 tuvo un mayor número de trabajadores
asegurados es la de industrias de transformación con 3, 298,551 trabajadores,
seguida por la actividad de servicios para empresas, personas y hogar con 2,
356,515 y por la actividad de comercio con 2, 226,065 trabajadores, sin embargo
la industria de la transformación presenta un registro menor al registrado al cierre
de 1997. De igual manera, en los últimos siete años los sectores en donde se
registra una disminución constante de número de trabajadores asegurados son
el de las industrias extractivas y de actividades agropecuarias.
Por el contrario, los sectores que registraron los números más altos durante los
últimos 10 años fueron el de la construcción, el de comercio, el de la industria
eléctrica y suministro de agua potable, y el de servicios para empresas, personas
y hogar. El sector de la construcción es el único que ha presentado un
crecimiento durante los últimos 10 años.

Sergio Miranda González y María del Carmen Salgado Vega.


Desempleo y Políticas de Empleo en el Estado de México.

En el futuro de corto y mediano plazo, el desempeño de la economía mexicana


es altamente probable que se vea limitado por el bajo crecimiento que tendrá la
economía mundial y especialmente la de Estados Unidos. Las últimas
estimaciones del Banco Mundial acerca del crecimiento de la economía de este
país es que se contraerá 3.0 % en 2009.
En lo interno los principales factores que afectarán el crecimiento de México
seguirán siendo la contracción del mercado interno y la escasez y
encarecimiento del crédito. La combinación de estos factores augura un
escenario más negativo para que se frene la pérdida desempleos. En base a
datos presentados por el Banco de México, el número de asegurados al IMSS
continuará descendiendo. Prueba de ello es el número estimado de empleos
formales que se perderían de diciembre de 2008 a diciembre de 2009
elevándose a 600,000 puestos de trabajo, esto sin considerar que por el periodo
en que se levantó la encuesta de Banxico, no se consideró los empleos perdidos
en el sector servicios por efectos de la influenza, que principalmente provocó la
merma de empleos en la actividad turística, pues la cancelación masiva de
reservaciones a nivel nacional e internacional para la gran mayoría de centros
turísticos llevó al cierre temporal de hoteles y negocios afines a esta actividad, lo
cual nos permite inferir que la cifra de empleos perdidos sería mucho mayor.
El personal ocupado en el Estado de México (al primer trimestre de 2009), según
cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) asciende a 5,
761,406 personas. Siendo el sector terciario el que concentra la mayor cantidad
de empleos con un 67.3%, seguido de la actividad secundaria 27.5%. Para el
caso de la ciudad de Toluca se observa que el empleo se encuentra ligeramente
por encima del promedio estatal. Por lo que respecta a la tasa de desempleo a
nivel nacional, para el mismo período, ésta se ubicó en 5.6%, mientras que para
el Estado de México la cifra ascendió a 6.5%, nivel que lo sitúa en la sexta
posición dentro de las entidades con mayor número de desempleados. El estado
De Chiapas ocupó el primer lugar en cuanto a tasa de desocupación (8.6%). Sin
embargo, en cuanto a número de personas desocupadas el Estado de México
obtiene el primer lugar, ya que registró una cifra de 400.16 miles de personas.
Otro aspecto que podría explicar por qué el Estado de México ocupa el primer
lugar en cuanto al número de desempleados, es que el sector terciario concentra
el mayor número de personal ocupado, se ha visto afectado directamente y de
manera inmediata por la caída en la demanda interna. La contracción del
mercado interno en la entidad que ocupa el segundo lugar en cuanto aportación
al PIB nacional está ocasionando que las micro, pequeñas y medianas empresas
tengan que cerrar sus negocios o reducir sensiblemente el nivel de actividad lo
que ha implicado la reducción total o parcial de sus empleados u obreros. Por
otra parte, la expulsión de la población ocupada del sector formal de la economía
es un fenómeno que no sólo alimenta el desempleo abierto, sino que además
impulsa la expansión del sector informal. De acuerdo a la información reportada
al primer trimestre de 2009 por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI), a nivel nacional, la suma de la población desocupada,
subocupada y del sector informal, con relación a la población ocupada
representó el 42.3%. Mientras que para el Estado de México la misma relación
fue del 45.0%, destaca el hecho de que a nivel estatal prácticamente una tercera
parte de la población se encuentra en el sector informal (Ver cuadro número 2).
Si antes de la crisis económica el sector informal de la economía ya jugaba un
papel relevante como refugio natural para aquel segmento de población que
demandaba un empleo en el sector formal y no lo encontraba, actualmente este
sector es una actividad obligada de supervivencia no sólo para los desempleados
de larga duración, sino ahora para aquellos trabajadores que han perdido sus
puestos de trabajo como resultado de la reestructuración que están llevando a
cabo las empresas como resultado de ajustarse a las nuevas condiciones del
mercado.
Esto nos permite observar que uno de los mayores retos que enfrentarán las
políticas públicas de empleo será determinar cuáles serían las vías de
reinserción laboral que tendrá esta población en el futuro, dado que es muy
probable que difícilmente puedan recuperar sus antiguos puestos de trabajo.
Desde esta perspectiva las opciones de autoempleo, reciclaje laboral, ferias de
empleo, becas laborales, etc. tendrían que tomar en cuenta el tema de las
nuevas demandas laborales y la formación para el empleo para las nuevas
condiciones que demandará el mercado laboral.

Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. El sistema


financiero mexicano motor del desarrollo económico.
En los últimos años el sistema financiero mexicano ha experimentado un proceso
de modernización cuyo objetivo es hacer de éste un eficiente intermediario que
capte el ahorro de los agentes económicos superavitarios y lo canalice hacia
aquellos agentes deficitarios (gobierno y empresas) de modo que se convierta
en un importante motor de crecimiento económico.
A pesar de que en los últimos años se ha avanzado significativamente en este
proceso, destacando la liberalización de las tasas de interés bancarias y la
eliminación de la canalización selectiva del crédito, el conjunto de regulaciones
existentes han entorpecido la actividad financiera e inhibido por lo tanto el
desarrollo eficiente de este importante sector de la economía mexicana.
El propósito de este capítulo es analizar las reformas de carácter estructural y
regulatorio para los diversos mercados e instituciones que componen el sistema
financiero nacional introducidas durante 1990. Además, se proponen reformas
adicionales a este sistema, con el objetivo de incrementar los niveles de
eficiencia así como facilitar su integración al sistema financiero internacional. A
partir de 1976 se inició para el sistema bancario mexicano un proceso de
modernización con la consolidación de las diversas instituciones de banca
especializada en instituciones de banca múltiple, lo cual les otorgó mayor
flexibilidad en el manejo temporal de los recursos y promovió el surgimiento de
nuevos instrumentos de ahorro a disposición del público.
El siguiente paso en el proceso de modernización bancaria se dio -a raíz de la
expropiación de estas instituciones- al iniciarse un proceso de fusiones que se
tradujo en un menor número de instituciones bancarias, tratando con ello de
aprovechar la existencia de economías a escala en la operación del sistema
bancario y promover una mayor competencia entre las diferentes instituciones
bancarias.
Por último, el tercer paso importante en este proceso se dio en los primeros
meses de 1989, cuando se eliminó el control exógeno de las tasas de interés
bancario tanto pasivo como activo, así como la determinación exógena de la
canalización crediticia de los recursos. Estas medidas, sobre todo las
instrumentadas durante 1989, permitirán a las instituciones bancarias operar con
mayor eficiencia y contar con mayores posibilidades de competir por la captación
de recursos con otros intermediarios financieros, principalmente las casas de
bolsa. Asimismo, al haberse eliminado de la operación bancaria la determinación
exógena en la canalización del crédito, permitirá a la banca canalizar los recursos
hacia aquellas actividades que presenten una mayor rentabilidad. Lo anterior es
de suma importancia debido a la decisión que se tomó de enfrentar el sector real
de la economía con la competencia del exterior. Haber pasado de una economía
protegida a una abierta a la competencia externa, implica que el sector real de la
economía experimentará significativos cambios en su estructura sectorial,
habiendo sectores que se contraerán mientras que otros sufrirán un proceso de
expansión.

Septiembre de 2011.
OPORTUNIDADES PARA LA CREACIÓN DE EMPLEO EN EL
MEDIO RURAL. (ESPAÑA).

Tras la enorme transformación experimentada por el medio rural español en los


últimos 60 años1, y el hecho de que durante este periodo los aprovechamientos
del medio se hayan centrado y concentrado predominantemente en
determinados recursos y regiones, puede suponerse que en el medio rural
persista todavía un considerable número y variedad de recursos susceptibles de
ser explotados económicamente, creando puestos de trabajo, dinamizando el
territorio, y aumentando la diversificación de la economía rural.
Descubrir, valorar y priorizar estos recursos de acuerdo con su potencial de
creación de empleo no es tarea tan fácil ni inmediata, debido a los sesgos y las
distorsiones con los que, de manera más o menos inconsciente, se percibe la
realidad del mundo rural, y a las inercias y resistencias al cambio que en la
población rural imponen los usos, las costumbres y los aprovechamientos
tradicionales.
Una manera de hacerlo es tratando de “inventariar lo que hay”2 en un contexto
(y bajo una perspectiva) global y no local, puesto que no se trata de caracterizar
el medio rural desde y para el propio medio, sino de hacerlo desde el mundo (la
economía está cada vez más globalizada, y esta tendencia es imparable) y para
el mundo (con una visión de destino que va más allá de cualquier frontera física).
Bajo este enfoque, el medio rural posee (en muchos casos ocultos) una serie de
“características” potencialmente susceptibles de ofrecer oportunidades
relevantes de negocio y de generación de empleo en muy diferentes áreas y
sectores.
Características vinculadas a la población:

• Población mayoritariamente envejecida y con diversos tipos de


limitaciones.
• Frenazo, y en algunos casos cambio claro de tendencia, en el proceso
de pérdida poblacional4, debido entre otros factores a:
 Presencia creciente de neos rurales, jubilados y residentes de fin de
semana.
 Presencia creciente de inmigrantes, en su mayoría jóvenes.
 Retorno de población a sus lugares de origen, como consecuencia de la
crisis.
 Traslado de residencia hacia el medio rural, de manera lenta pero
sostenida, de ciudadanos europeos jubilados.
 Porcentaje importante del trabajo asociado al sector de los servicios a las
personas realizado en la economía sumergida.

Características vinculadas al poblamiento:

• Existencia de un importante parque de viviendas rurales, muchas de


ellas en serio peligro de ruina, susceptibles de ser habitadas previa
rehabilitación y/o de ser rehabilitadas energéticamente.
• Tendencia creciente a la rehabilitación de viviendas.
• Abundancia de solares y suelo urbanizable disponibles a buen precio.
• Existencia de un importante parque de edificios e instalaciones
públicas, infrautilizadas en muchos casos, susceptibles de ser utilizadas
y/o rehabilitadas energéticamente.
• Porcentaje importante del trabajo asociado al sector de la construcción
realizado en la economía sumergida.
• Enorme variabilidad en el tamaño de los núcleos de población, con
importancia cada vez mayor de los núcleos de tamaño intermedio
(cabeceras de comarca, pueblos grandes, ciudades pequeñas) como
centros bien dotados de servicios e infraestructuras y capaces de
organizar, vertebrar y revitalizar el medio que los rodea.
• Considerable dotación de infraestructuras de transporte, energías y
telecomunicaciones.

Ámbitos clave de creación de empleo:

• Rehabilitación de viviendas rurales.


• Rehabilitación energética.
• Servicios a las personas.

• Agricultura y ganadería.
• Industria agroalimentaria.
• Servicios y aprovechamientos forestales.
• Producción de energía con biomasa.
• Servicios turísticos y de ocio.
• Conservación y gestión de los espacios naturales.
• Centros de servicios

Estos ámbitos, considerados en conjunto, configuran un escenario de


actividad empresarial rural realmente diversificada, consistente y potente, en
el que las distintas oportunidades aprovechan sinergias y se complementan.
Además, posee un considerable efecto tractor sobre el resto de sectores
económicos presentes en la economía rural.
Su puesta en valor debería permitir la creación de un número muy importante
de puestos de trabajo estables, sostenibles en el tiempo y de calidad,
capaces de sobrevivir y crecer sin ayudas ulteriores (aunque puedan
necesitar alguna medida de apoyo inicial para arrancar). Su desarrollo,
además de beneficiar directamente al medio rural y a sus pobladores,
requerirá la participación de emprendedores y trabajadores exógenos que
se desplazarán (y en muchos casos vincularán sólidamente) al medio. Esto
actuará a su vez como polo de atracción para nuevos emprendedores y
trabajadores, creándose así un círculo virtuoso capaz de retroalimentarse y
de mejorar sustancialmente las cifras de empleo, la situación económica y la
vertebración del país.

Marcela Ballara Soledad Parada FAO-CEPAL 2009. El empleo


de las mujeres rurales, lo que dicen las cifras.

La situación de las mujeres rurales en el empleo es el resultado de un conjunto


de condicionantes, provenientes de diversas esferas de la sociedad tales como
las políticas macroeconómicas, la legislación laboral existente en cada país, las
instituciones, los atributos personales de la población rural, las distancias, entre
otras, las que a su vez están cruzados por las relaciones de género.
Se entiende por relaciones de género aquellas que son consecuencia de la
diferente inserción de hombres y mujeres en la familia y en la sociedad, y de la
asignación cultural de roles diferenciados: los hombres reciben la
responsabilidad de ser proveedores del hogar y las mujeres las de la crianza de
hijos e hijas y el cuidado del hogar. Como resultado de esta diferente asignación
de roles, culturalmente se asocia a los hombres con la producción y a las mujeres
con la reproducción. La consecuencia de ello ha sido la tardía incorporación de
las mujeres al mundo del trabajo y su consideración, en muchos casos, como
fuerza de trabajo secundaria.

Aunque en el presente esta concepción ha aminorado, culturalmente aún


prevalece y es la base de muchas de las discriminaciones contra las mujeres,
especialmente en el ámbito rural.

Hay que enfatizar, una vez más, que el término ‘género’ está referido a las
relaciones entre hombres y mujeres y que un ‘enfoque de género’ implica
analizar las relaciones sociales, económicas y culturales, así como las dinámicas
de poder entre ambos géneros, y los modos cómo interactúan y contribuyen
diferenciadamente a la sociedad.
Durante la década de los 90 y en casi todos los países de la región, la tendencia
institucional y política a desregular el mercado del trabajo agravó en el mundo
rural la desprotección de trabajadores y trabajadoras, y profundizó el deterioro
de sus condiciones laborales.
La globalización de la producción y del comercio ha tenido como resultado el que
muchas empresas comenzaran la reducción de trabajadores por la vía de
implantar la especialización flexible’, con la creación de unidades de producción
más pequeñas, dúctiles y particularizadas, como las de los contratistas en la
agricultura latinoamericana, entre otras expresiones. La globalización también
influyó definitivamente en la externalización de la producción hacia otros países
o en la subcontratación a empresas locales que se apoyan en el trabajo por
cuenta propia, a domicilio, con acuerdos informales, bajos salarios, sin
protección social y malas condiciones laborales, en los que se emplea
especialmente a mujeres.

Debido a lo anterior, en el seno de la OIT surgió el concepto de trabajo decente


como “sinónimo de trabajo productivo en el cual se protegen los derechos, lo
cual engendra ingresos adecuados con una protección social apropiada.
Significa también un trabajo suficiente, en el sentido de que todos deberían
tener pleno acceso a las oportunidades de obtención de ingresos. Marca una
pauta para el desarrollo económico y social con arreglo a la cual pueden cuajar
la realidad del empleo, los ingresos y la protección social sin falla de las
normas sociales y de los derechos de los trabajadores.

El trabajo decente resume las aspiraciones de la gente durante su vida laboral e


implica contar con oportunidades de acceder a un trabajo que produzca un
ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo, protección social para las
familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad,
libertad para que la gente exprese sus opiniones, organización y participación en
las decisiones que afectan sus vidas, e igualdad de oportunidades y trato para
todas las mujeres y hombres. Resumiendo, el empleo debe ser de calidad. Este
enfoque de la OIT también incluye la seguridad en el empleo (ILO 2004), como
protección contra la pérdida de empleo.

ESTADO DEL ARTE DE LOS ESTUDIOS SOBRE EMPLEO Y MUJER RURAL


EN AMÉRICA LATINA.

La Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing 1995) reconoció la


contribución de las mujeres a la economía y su incorporación al trabajo en la
lucha por combatir la pobreza “sea con el trabajo remunerado o con las labores
no remuneradas que realizan en el hogar, la comunidad, o el lugar de trabajo”.
La inclusión masiva de la mujer al mundo laboral ha sido más lenta de lo
esperado, debido a la responsabilidad que se le continúa asignando en los roles
productivo y reproductivo al interior de la familia y de la comunidad: el cuidado
de los/as hijos/as y otros/as integrantes de la familia y por la distribución
desequilibrada del trabajo remunerado y no remunerado entre mujeres y
hombres (Naciones Unidas 1995ª, capítulo 2). En lo específico, los estudios
sobre mujeres rurales y empleo en la región han sido escasos y los análisis
realizados por organismos internacionales se han centrado especialmente en su
situación respecto al empleo en el sector urbano. La preocupación por este vacío
investigativo ha sido compartida por las organizaciones de la sociedad civil,
algunas de las que han realizado estudios sobre el tema (Oxfam, Red de
Comercio, Fundación Heinrich Boll, entre otras). Desde esta óptica, varias
publicaciones sobre equidad de género han explorado cómo los Estados, al
incorporar esta perspectiva, van rompiendo el modelo tradicional que considera
los temas laborales como tópicos neutros en términos de género y han buscado
contribuir en los esfuerzos para avanzar en la definición de propuestas de
políticas públicas que permitan lograr la equidad de género.

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