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EL DESARROLLISMO EN LA ARGENTINA, 1955-1962

Los primeros pasos en la dirección del desarrollismo fueron dados durante el último tramo
del gobierno del Perón. En abril de 1955, quebrando su tradicional postura nacionalista, firmó
un contrato con la empresa Estándar Oil de California para la exploración y explotación de los
yacimientos petrolíferos de la Patagonia. Los nacionalistas, de dentro y fuera del partido
peronista, se opusieron firmemente al contrato.
Frondizi, en 1954 publicó un libro que le dio fama, y a su turno, le haría pagar un alto precio
durante su presidencia: Petróleo y Política; una defensa vehemente y bien documentada del
monopolio que debía ejercer el Estado sobre el petróleo y, en general, de los postulados del
nacionalismo económico.
A fines de los años 40 y comienzo de los 50, Frondizi comenzó a discrepar con las posturas
fundamentales de su partido. A su juicio, la UCR no prestaba suficiente atención a la tarea
urgente de crear en el país una poderosa industria pesada. El encuentro entre Frondizi y
Frigerio resultó muy importante. Frigerio tenía nuevas ideas y una revista para divulgar, y
Frondizi compartía esas ideas y podía contribuir con un partido y con votos. Lo cierto es que
este encuentro fue el origen del movimiento desarrollista en la Argentina.
Así pues, a mediados de la década de 1950 Frondizi experimentó una transformación
ideológica, pasando de ser un político radical tradicional, reformista y con perspectiva
nacionalista, a ser un desarrollista cabal. Esto implicó que revertiera su postura sobre el
monopolio estatal del petróleo, el papel de la inversión extranjera en la economía, la reforma
agraria y la distribución del ingreso.
RAÚL PREBISCH Y LA REVOLUCIÓN LIBERTADORA.
Las políticas adoptadas por el gobierno militar que derrocó a Perón allanaron el camino al
debate sobre el desarrollismo en el período pospopulista. A comienzos de octubre de 1955, el
general Lonardi, el primer jefe de la llamada Revolución Libertadora, convocó a Prebisch para
que regresara a la Argentina como asesor económico para el nuevo gobierno.
Prebisch adoptó una doble estrategia. Por un lado, persuadió a Lonardi para que invitara a la
Argentina a una misión dela CEPAL con el propósito de llevar a cabo de un estudio profundo de
la economía de país; por el otro, formuló un diagnóstico y se hizo personalmente responsable
de un programa económico de corto plazo, que fue llamado el Plan Prebisch.
Al poco tiempo de ocupar la presidencia, sectores militares descontentos con el rumbo
político de su gobierno. Asumió en su lugar el general Pedro Eugenio Aramburu, quien de
inmediato adoptó una postura más drástica contra los peronistas. Intervino la Confederación
General del Trabajo (CGT), disolvió el partido peronista y reprimió a sus miembros y a los
sindicalistas. Durante la nueva administración, Prebisch preparó y presentó el resto de su
programa económico. Fue así que tanto como él como la CEPAL quedaron identificados con los
tres informes y con la ideología de la Revolución Libertadora y su virulento antiperonismo.
Una lectura cuidadosa del informe de Prebisch indica que no recomendaba el retorno a las
políticas económicas de la década del treinta. Su propuesta era un enfoque desarrollista
cosmopolita con algunos matices clásicos, en particular su énfasis en la moneda sana y en la
inflación. El plan con el que quedó identificado proponía el desarrollo de una estructura
industrial mas completa y viable, solo la actitud estrecha y pueblerina de una cultura política
marcada por diez años de aislamiento podía explicar que se lo interpretara como un intento de
volver a la era previa a la industrialización. Prebisch aconsejaba que se revirtieran los precios
relativos para favorecer a los productores agrarios, con lo que aumentarían las exportaciones y
se generarían las divisas necesarias para importar los bienes de capital que exigía la
continuidad del proceso industrializador. No obstante, en un país tan dividido ideológicamente
entre las doctrinas económicas dominantes (el populismo nacional y el liberalismo), no
quedaba mucho espacio intermedio para el desarrollismo cosmopolita de Prebisch.
El plan de Prebisch estaba dividido en dos secciones: una serie de medidas de emergencia
para encarar la situación económica inmediata y un conjunto de recomendaciones de más
largo plazo para orientar el programa económico en curso. Las medidas de corto plazo eran las
más tradicionales: gran devaluación del peso a fin de incentivar las exportaciones agrícolas,
liberalización del mercado de divisas, congelamiento de sueldos y salarios, y aumento de
financiamiento externo (FMI y Banco Mundial). As recomendaciones de largo plazo tendían a
establecer un programa para “tecnificar” al sector agrario: crear industrias siderúrgicas,
metalmecánicas, de celulosa y papel, petroquímica y química básica; mejorar la eficiencia y
buena administración de los ferrocarriles; ampliar l producción estatal de petróleo; y aumentar
la capacidad de generación de electricidad. Con el objeto de planear inversiones de capital a
largo plaza, Prebisch recomendaba, en definitiva, adoptar un programa de desarrollo basado
en el estudio profundo de la CEPAL y en técnicas de programación.
En la controvertida cuestión de las inversiones externas, el Plan trazaba de trazar un camino
intermedio, excluyendo de tales inversiones a los sectores del petróleo y los ferrocarriles, pero
defendiendo su pertinencia en otras áreas seleccionadas. Como mecanismo principal para
aumentar las importaciones de bienes de capital, destacaba la necesidad de incrementar las
exportaciones agropecuarias en lugar de las inversiones extranjeras. Si bien los informes
estaban impregnados de la inquietud por la industrialización, a menudo se la relegaba a un
segundo plano, en tanto que se daba prioridad a los problemas derivados de la inflación, la
producción agropecuaria y las exportaciones.
Las discrepancias visibles con su trayectoria anterior llevaron a los críticos de Prebisch a
señalar la incongruencia entre su labor como teórico de la CEPAL y sus recomendaciones de
política económica para Argentina. No es que tuviera dos personalidades teóricas, una en la
CEPAL y otra en Buenos Aires; más bien, sus posiciones a propósito de la economía de país
reflejaban siempre las opciones más tradicionales dentro de los límites de sus creencias;
pensaba que las ideas de la CEPAL eran aplicables a la Argentina, pero procuraba adaptarlas a
fin de contrarrestrar lo que a su juicio habían sido errores del gobierno peronista.
REACCIONES ANTE EL PLAN
La reacción más favorable provino del sector rural. La Sociedad Rural publicó artículos
editoriales que ensalzaban el Plan. No obstante, el sector rural hizo oír sus críticas sobre otras
medidas del gobierno, con un impuesto del 25% a la tendencia de divisas, aconsejado por
Prebisch para amortiguar el impacto inflacionario de las imprevistas ventajas cambiarias que
obtuvieron los sectores agropecuarios.
Entre tanto, la reacción de los industriales fue más heterogénea. Aramburu había disuelto la
asociación de las pequeñas y medianas empresas creada por el gobierno peronista, la
Confederación General Económica (CGE), y en su lugar repuso, como única representante de
los intereses industriales, a la antigua Unión Industrial Argentina (UIA), bastión tradicional de
las grandes empresas. Entre los exmiembros de la CGE cundió el descontento por la pérdida de
su organización. La UIA apoyó muchas de las medidas del plan Prebisch; muy probablemente,
dicho apoyo puede haber sido consecuencia del antiperonismo del gobierno de Aramburu,
más que de las políticas desarrollistas propuestas por Prebisch.
El Partido Radical de Frondizi, estaba dividido en cuanto a su postura sobre el plan. Aldo
Ferrer, señaló las diferencias con el programa económico de los radicales, pero admitió que “el
informe es bueno en líneas generales, y no hay duda que en corto plazo reactivará el
desarrollo económico nacional”. Pero Raúl Scalabrini Ortíz, manifestó que “El objetivo del plan
Prebisch, es decir de Gran Bretaña, es el de desmantelar la industria y dejar al país en el estado
de 1935”.
Estos contrastes a la hora de evaluar el plan de Prebisch revelaban que en las filas radicales
estaba cobrando forma de un cisma, generado por las diferencias políticas y de personalidad
entre Frondizi y el líder tradicional del partido, Ricardo Balbín. Éstas divergencias originaron
eventualmente la división formal del partido en la campaña electoral de 1957, dando lugar a la
UCRO de Frondizi y a la UCRP de Balbín.
La formación del movimiento desarrollista argentino tuvo su origen en la fusión de
pensamiento y acción política entre el ala frondicista del Partido Radical y los jóvenes
intelectuales que rodeaban a Frigerio en Qué. En la Argentina, el desarrollismo designó un
partido político concreto, el de los frondicistas, que a menudo discrepaba con las ideas de
Prebisch y de la CEPAL.
¿Cuál es la razón de que los desarrollistas se opusieran a Prebisch y a ala CEPAL a pesar de
numerosas similitudes entre sus ideas económicas? Hacia 1956, muchos integrantes del
Partido Radical e izquierdistas que más tarde serían desarrollistas habían atemperado el
antiperonismo que antes los caracterizó. Comenzaron a proponer que los peronistas fueran
reincorporados a la vida política de país y que se recobraran ciertos aspectos del peronismo sin
Perón.
Como Prebisch había formulado un plan para Aramburu, terminó asociado con la posición
antiperonista. Prebisch pasó a ser el blanco preferido de los nacionalistas y desarrollistas que
cuestionaban el orden político y económico vigente a su vez, la heterogénea coalición
desarrollista de 1958 logró aliar temporalmente a la clase obrera con sectores de la burguesía
nacional, la clase media, los estudiantes y los intelectuales, y articuló a todo cuanto se oponía a
lo representado por la Revolución Libertadora, en particular su política económica y su
estrategia de exclusión política.
IMPLEMENTACIÓN DEL PLAN PRESBISCH
Una serie de dificultades derivadas del contexto político, la infraestructura institucional y su
presentación convergieron área complicar la puesta en marcha del Plan. En cuanto al contexto
político, hay que destacar que para la Revolución Libertadora a la política económica ocupó un
lugar secundario con respecto a las prioridades políticas, en especial el proceso de
“desperonización” y el fortalecimiento de partidos y sindicatos no peronistas. Por otra parte, el
carácter transitorio del régimen tornaba difícil emprender una reorganización a gran escala de
la estructura económica.
De todos, aún en el supuesto de que el gobierno de Aramburu hubiera tenido la decisión
política de hacer efectivo los aspectos desarrollistas del Plan, el país no contaba con la
infraestructura institucional o los equipos de personal capacitado para llevar a cabo un plan de
desarrollo de basto alcance. Las instituciones del gobierno peronista habían sido
desmanteladas y no se las reemplazó por otras instituciones permanentes del Estado que
pudieran hacerse cargo del desarrollo económico. La principal recomendación efectivamente
adoptada fue la creación del Intituto Nacional de Tecnología Argopecuaria (INTA). Algunas
medidas a corto plazo que se aplciaron, como la devaluación, no generaron la expansión
prevista de la producción agropecuaria ni beneficios en materia de exportaciones, debido en
gran medida a la situación internacional adversa del país en esta materia.
ADOPCIÓN DEL DESARROLLISMO DURANTE EL GOBIERNO DE FRONDIZI
El líder disidente del radicalismo fue elegido en un proceso semidemocrático, durante el
cual el electorado no estuvo bien informado acerca de las políticas económicas que el próximo
gobierno se proponía implementar. Por lo tanto, la adopción del programa desarrollista no
puede considerarse el resultado de las demandas o decisiones del electorado. La inversión
extranjera y la política petrolera habrían de ser sus piezas claves, pero si se revisan los
discursos y documentos de la campaña, apenas se encuentran unas pocas referencias
generales a ellas.
En los discurso y documentos de campaña tampoco hubo una referencia concreta a la
propuesta de firmar contratos con empresas foráneas para la exploración y explotación del
petróleo. Por el contrario, algunas de sus declaraciones permitían suponer que defendería
firmemente el monopolio de YPF en tales actividades. En los últimos meses de la contienda
electoral, Frigerio viajó a Caracas para reunirse con Perón y negociar un pacto secreto por el
cual éste daría la órden a los peronistas de que votaran por Frondizi.
Sea cual fuere el contenido específico del Pacto con Perón, su existencia arrojó una sombra
de duda sobre el gobierno de Frondizi desde el mismo momento en que llegó al poder. Ganar
unas elecciones de las que había sido excluido uno de los partidos importantes deterioró su
legitimidad. El pacto secreto socavó tanto entre los peronistas como entre los no peronistas.
Cuando más tarde se negó a legalizar las actividades del Partido peronista, los seguidores de
Perón se sintieron traicionados. Paralelamente, a medida que se filtraban las noticias sobre el
pacto, los antiperonistas denunciaron a Frondizi.
ORÍGENES DEL PROGRAMA ECONÓMICO DE FRONDIZI
Tras la victoria de Frondizi, los miembros del gobierno argentino que tenían alguna conexión
con el equipo de la CEPAL fueron removidos de sus cargos, y con ellos desapareció la
“memoria institucional” de los logros y recomendaciones del estudio cepalista. La falta de
continuidad del personal del Estado impidió que se reincorporara al programa de política
económica de Frondizi la experiencia recogida previamente.
Debido a la postura contraria al Plan Prebisch adoptada por la revista Qué, que no era
previsible que el programa de Prebisch ejerciera mucha influencia en la gestión económica de
Frondizi. No obstante, tenía muchas similitudes con las políticas que defendían los
desarrollistas, y aún más con las que éstos aplicaron una vez en el poder.
Subrayar semejanzas entre las posturas no equivale a sugerir que el programa Frondizi-
Frigerio “aprovechó” el plan previo. Frigerio negó rotundamente que las idees cepalistas, que
él tildaba de monetaristas, comercialistas y voluntaristas, hubieran tenido alguna influencia en
el programa de los desarrollistas.
La posible influencia de la CEPAL y de Prebisch en la política económica de Frondizi se vio
reducida, además, por otras divisiones existentes en los que podríamos denominar la coalición
desarrollista potencial, como la del Partido Radical en 1957 y las fracturas internas de los
frondicistas. Dentro de la corriente del Partido Radical que respondían a Frondizi, los más
íntimamente identificados con las ideas de la CEPAL eran un grupo de jóvenes economistas
ligados a Aldo Ferrer
Los que se quedaron a trabajar en la política económica de Frondizi fueron, o bien asociados
a Frigerio y a Qué, o los que eran hostiles o indiferentes a la CEPAL y a Prebisch, o bien otros
radicales y economistas independientes que no habían tenido mucho contacto con esas ideas.
IMPLEMENTACIÓN DEL DESARROLLISMO DURANTE EL GOBIERNO
EL GOBIERNO DE Frondizi puede dividirse en tres etapas. En la primera, de mayo a 1958 a
junio de 1958 a junio de 1959, se adoptaron la mayor parte de las nuevas políticas. La segunda,
de junio de 1959 a abril de 1961, fue un período de repliegue, en el que tuvieron máxima
prioridad la estabilización monetaria y la política. En la tercera etapa, de mayo de 1961 a
marzo de 1962, fueron tomadas algunas nuevas iniciativas desarrollistas pero la inestabilidad
política eclipsó su relevancia, hasta que el gobierno fue derrocado por un golpe militar el 29 de
marzo de 1962.
ETAPA 1: MAYO DE 1958-JUNIO DE 1959: EL PROGRAMA DESARROLLISTA
El primer año de la presidencia de Frondizi estuvo asediado por las crisis militares, las
protestas civiles y la agitación obrera. Los críticos más severos del gobierno fueron sus
antiguos correligionarios radicales que habían formado la UCRP. Pese a ello, el primer año del
nuevo gobierno de Frondizi fue el más fecundo.
En esta primera etapa, la prioridad fue la rápida expansión de las inversiones en áreas
industriales claves. Para alcanzar este objetivo, el gobierno entró en negociaciones con
empresas petroleras extranjeras a fin de firmar contratos de riesgo para explotar las reservas
argentinas, zanjó una serie de disputas de antigua data en materia de inversiones con las
empresas extranjeras con vistas a hacer manifiesta su intención de brindar un buen clima
inversor, aprobó una nueva ley de inversiones extranjeras y creó un comité ejecutivo que
tendría a su cargo revisar los pedidos de inversión y hacer recomendaciones al respecto.
La estrategia política diseñada por Frigerio para esta etapa se basaba en la analogía militar
de entrar en batalla con todos los frentes al mismo tiempo. Consciente de que muchas de
éstas generarían gran oposición, pensaba que al lanzarlas todas a la vez las fuerzas adversas se
anularán unas a otras, ya que se formarían distintas alianzas opositoras en torno de diferentes
cuestiones. Esta estrategia fue fundada en la premisa de que las medidas que el gobierno
intentarían implementar serían controvertidas, la alianza que lo había llevado al poder se
desintegraría rápidamente y ya no podría contarse con que brindaría su posterior apoyo a las
iniciativas oficiales. Una vez que estas medidas generaran resultados positivos, podría ganarse
un mayor espacio y tiempo. El eje de la estrategia de “todos los frentes a la vez” era la nueva
política petrolera, parte de un plan más general sobre las inversiones externas.
ETAPA2: JUNIO DE 1959-ABRIL DE 1961
Esta segunda etapa que corresponde al período en que Álvaro Alzogaray fue ministro de
economía, se caracterizó por un intento de estabilización política y económica. Alzogaray no
era desarrollista, era un firme defensor de la libre empresa y la libertad de comercio. Frondizi
lo apoyó con la esperanza de que su presencia le aseguraría el apoyo de elementos claves de
los militares y de la comunidad de los negocios. El presidente comenzó a tomar medidas de un
cariz más anticomunista; destituyó a varios funcionarios públicos vinculados a Frijerio, aunque
él siguió colaborando en su círculo interno. A principios de junio representantes de Perón
distribuyeron fotocopias del pacto secreto que había firmado Perón Y Frondizi.
Frondizi estaba entre la espada y la pared: no podía remover a Alzogaray sin provocar
malestar en el mundo de los negocios, pero tenía plena conciencia de que su ministro de
Economía había acumulado mucho poder y estaba deformando el proyecto economista.

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