Luis Guzmán Palomino Sobre los orígenes de la corrupción en el Perú

SOBRE LOS ORÍGENES DE LA

CORRUPCIÓN EN EL PERÚ

Luis Guzmán Palomino

L
a documentación escrita pone en eviden-
cia que la corrupción en el Perú llega con
los españoles. Entre los Incas hubo luchas
constantes por el poder, sangrientas repre-
siones, conspiraciones, guerras civiles y hasta regi-
cidios, pero no está documentada la existencia de
doblez, transfuguismo, sucios negociados o pros-
titución en las altas esferas del Estado. Estas taras
son propias del Estado colonial y del republicano,
y se dan desde los tiempos de la entrada de los in-
vasores europeos en el Tahuantinsuyo. Los Pizarro
se mantuvieron por algunos años en el poder por-
que compraron el apoyo de los consejeros reales
con el oro y plata que en el Perú fluía a raudales.
Los documentos dejan ver que en la em-
presa conquistadora del Perú fue Diego de Alma-
gro quien más aportó en los difíciles momentos
iniciales, y que agobiado por los fracasos Francis- gaba asimismo el título de Adelantado de toda la di-
co Pizarro estuvo a un paso de renunciar, siendo cha provincia del Perú, por los días de su vida… (y) se
reanimado por su socio. Luego, tras el auspicioso le señalaban como ayuda de costa, mil ducados de
segundo viaje exploratorio, se planteó la necesi- renta de por vida. No podía pedirse más…A su socio,
dad de concertar la conquista con el propio em- D. Hernando de Luque, se le presentaría para el Obis-
perador, en España. Hernando de Luque exigió el pado de Tumbes y se le nombraba Protector de los
viaje de Almagro, pues siempre receló de Pizarro, Indios, con mil ducados de salario al año. A Almagro
decidiéndose que marchasen ambos. Pero cuan- se le daba la tenencia de la fortaleza que había de
do estaban por salir, enfermó de alguna gravedad hacerse en Tumbes, con salario de 5,000 maravedíes
Almagro, dejando a Pizarro en libertad de viajar al año”.
solo, no obstante la oposición de Luque, quien Baste una comparación: 725,000 marave-
presagiando el mal que ello acarrearía, propuso díes al año para Pizarro como Gobernador y Capi-
de no viajase ninguno y se confiara el asunto a un tán General de la Nueva Castilla, frente a 5,000 ma-
tercero, propuesta que no prosperó. ravedíes al año para Almagro como Teniente de la
EL TAIMADO FRANCISCO PIZARRO inexistente fortaleza de Tumbes. Mayor inequidad,
Llegado a España, y gozando del favor in- imposible. Por eso Cieza de León refiriéndose a lo
teresado de los Consejeros Reales, Pizarro habló conseguido por Pizarro escribió: “solamente procu-
solo por él, minimizando los méritos de sus socios, ró para sí lo más y mejor, sin se acordar de lo mucho
obteniendo el 26 de julio de 1529 la suscripción que su compañero había trabajado y merecido; y así
de las famosas Capitulaciones de Toledo, en virtud cuando vino a noticia de Almagro que no le traía el
de las cuales, según explica el padre Rubén Vargas adelantamiento, mostró sentimiento notable”.
Ugarte, “a Pizarro se le concedía continuar el descu- Allí encontramos el origen de las disputas
brimiento de la provincia del Perú… se le nombraba entre Pizarro y Almagro. Éste, muy dolido, estuvo
Gobernador y Capitán General de toda aquella tierra a un paso de romper su sociedad con Pizarro y
con 725,000 maravedíes de sueldo al año; se le otor- marchar a la conquista del Perú con un fulano de

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Cáceres, pero con una ingenuidad rayana en lo in- Francisco Pizarro… es un bendito hombre”, a cambio
creíble, y por la influencia que sobre él ejercían los de lo cual se le prometía un buen salario, a lo que
frailes dominicos, aceptó finalmente las excusas y podría agregar otros “dineros” al volver a España,
promesas de su taimado socio. Para desgracia de donde le esperaría un puesto en el Consejo Real
Almagro, poco después murió Hernando de Luque, de Indias… Ante todo este cúmulo de pruebas de
y no hubo ya quien calmara su desasosiego ante corrupción, ¿tendría que agregarse algo más?
un porvenir bastante incierto. Era ya viejo, estaba LA CORRUPTA BUROCRACIA ESPAÑOLA
tuerto y tullido, pero se consideraba aún fuerte
como para tentar una conquista por cuenta pro- Pero Vaca de Castro, temeroso de lo que
pia, sobre todo pensando en lo que había de legar le pudiera suceder en un país tan convulsionado
al hijo mestizo que había tenido con la bella taína como el Perú, aun se hizo de rogar, hasta que otra
Ana Martínez. Por entonces tenía solo diez años misiva del cardenal Loayza, fechada en Madrid el
quien llegaría a ser Diego de Almagro El Mozo. 19 de setiembre de 1540, terminó por convencerlo,
al prometérsele que esa misión lo sacaría de la po-
EL AMBICIOSO VACA DE CASTRO breza en que se encontraba, siempre que favore-
Como se sabe, las disputas entre ambos so- ciese los intereses del rey y los de Francisco Pizarro,
cios dieron cauce a la primera guerra civil entre los ya que con ello lograría no solo hacerse de “dineros
conquistadores. La victoria fue para Pizarro, en la en buen número”, sino de un puesto en el Consejo
batalla de Las Salinas, y en julio de 1538 Almagro Real de Indias, asegurando de esa manera la fortu-
entregó su cabeza al verdugo en la plaza mayor na de sus herederos.
del Cuzco. Pero Almagro había tenido algunos im- No se equivoca el prestigioso historiador
portantes valedores en la corte, ente ellos Alonso español Juan Pérez de Tudela cuando dice que
Enríquez de Guzmán, uno de los Grandes de Espa- Vaca de Castro “traía consigo corrupción sobrada
ña, ante cuyas quejas el emperador no tuvo más y de la clase más escogida: la del fariseo devoto y
alternativa que enviar al Perú un juez con encargo ambicioso”. Algún tiempo después, agrega el mis-
de dirimir en las disputas entre pizarristas y alma- mo historiador, se pondría al descubierto “la co-
gristas, nombrándose para tal comisión al licencia- rrupción del presidente cardenal don fray García de
do Cristóbal Vaca de Castro. Loayza y de los consejeros doctor Beltrán y don Juan
Uno de los principales miembros del Con- Suárez de Carvajal, obispo de Lugo”. Nótese la pre-
sejo Real, el cardenal García de Loayza, tuvo mu- sencia protagónica del alto clero en las decisiones
cho que ver en el nombramiento, escogiendo a un del Estado y en los manejos corruptos, lo que tam-
individuo carente de escrúpulos y fácil de corrom- bién iba a ocurrir en el Perú.
per, si no estaba ya corrupto. Una carta escrita por EL GOLPE DE ESTADO DE 1541
ese cardenal a Vaca de Castro, desde Madrid el 27
de agosto de 1540, prueba que el juez nada iba a De alguna forma los almagristas llegaron a
tener de imparcial, pues se le encargaba apoyar a sospechar que el comisionado real estaba inclina-
Pizarro, a cambio de lo cual se le prometían varias do a los Pizarro, y un falso rumor que se propaló
prebendas: “Lo que allá se ha de hacer, Señor, es in- por esos días señalando que Vaca de Castro había
formaros de todo lo que ha pasado y castigar a los sufrido un percance en su travesía marítima, los
malhechores, juntamente con el Gobernador Fran- terminó por desmoralizar. Francisco Pizarro, aun-
cisco Pizarro, hacer guardar las instrucciones que del que sabiendo que contaba con el apoyo del Con-
Consejo son enviadas y en otras muchas particulari- sejo Real, se mostró entonces receloso y su círculo
dades que al tiempo se dirá. El salario será bueno. El más cercano le recomendó acabar con los sobrevi-
gobernador Francisco Pizarro, creedme a mí, Señor, vientes del almagrismo, para mayor seguridad. En-
que es un bendito hombre, y que con él haréis lo que tonces fue que éstos, nucleados en Lima en torno
al servicio de Dios y del rey conviene… En la jorna- de Diego de Almagro El Mozo, decidieron poner-
da no se pueden gastar más de tres años, y en estos se a buen recaudo para evitar ser eliminados. Fue
podreís, Señor, traer dineros, y que venido es de creer una cuestión de defensa propia, más que un plan
que os quedaréis en uno de estos Consejos Reales”. de venganza y como recibieron aviso de que los
asesinarían a traición, la mayoría se decidió por el
Actuar “juntamente con el Gobernador Fran- golpe de Estado, ejecutando a Pizarro en su pro-
cisco Pizarro”, para “castigar a los malhechores” (se pio palacio, el 26 de junio de 1541. Al apoderarse
infiere, a los almagristas), porque “el Gobernador de su archivo personal, los almagristas pudieron

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comprobar hasta qué punto era estrecha la rela-
ción entre Pizarro y el los miembros del Consejo
Real. Entonces, con justificada razón, se conven-
cieron de que nada beneficioso podían esperar
de Vaca de Castro, naciendo en algunos de ellos
la idea de oponerse con las armas a toda autori-
dad que viniese de España. Además, considera-
ron acertadamente que el emperador jamás les
perdonaría haber dado muerte a su representan-
te en la colonia. Y por esta razón hubo varios que
propusieron crear un gobierno independiente del
imperio español, como leemos en la crónica del
fraile mercedario Pedro Ruiz Naharro, quien dejó
anotado que se intentó reconocer al joven Alma-
gro como nuevo Rey del Perú.
ORGÍA DE SANGRE PARA ALCANZAR EL
PODER hechos vendiendo los repartimientos”.
No prosperó el alzamiento y el 16 de se-
tiembre de 1542 los almagristas fueron comple-
tamente derrotados en la batalla de Chupas, loca-
lidad cercana a Huamanga. Terminada la batalla
Vaca de Castro ordenó una sangrienta represión
y solo después de varios días pudo saciar su sed
de sangre, inclinación que contagió a muchos de
sus seguidores, como los vecinos de San Juan de la
Frontera de Huamanga, quienes sin el menor em-
pacho escribieron al rey: “… si la noche no cerrara
tan presto Vuestra Majestad quedara bien satisfecho
de estos traidores, pero lo que no se pudo entonces
hacer, ahora el gobernador lo hace descuartizando
cada día a los que se escaparon”.
Vaca de Castro consintió que participaran
de la orgía sangrienta incluso los “indios amigos”
y los esclavos negros que utilizó como guerreros:
“Los indios y negros a los que podían tomar los mata-
ban, y los mismos españoles hacían cosas más feas,
porque después de rendidos les daban cuchilladas
por los rostros y por otras partes del cuerpo denos-
tándoles de palabras”, dice Pedro Cieza de León y
en la información que el virrey Blasco Núñez de
Vela mandó hacer sobre estos actos se lee que
Vaca de Castro ordenó “cuartear” a cuarenta de los
almagristas derrotados. Cuartear no es otra cosa
que descuartizar.
Vaca de Castro marchó luego al Cuzco,
donde se envaneció a tal punto que cual un prín-
cipe estableció su corte, y sintiéndose todopode-
roso se dio a la tarea de reunir tesoros en provecho
propio, teniendo presente la recomendación que
le hicieran los corruptos consejeros reales al nom-
brarlo, esto es, salir cuanto antes de pobre. Al res-
Sobre los orígenes de la corrupción en el Perú
pecto, Cieza de León hizo la siguiente denuncia:
“Como el gobernador Vaca de Castro llegase a la ciu-
dad del Cuzco… hinchióse tanto de vanidades que
no se conformaba con las letras que tenía, y mandó
que estuviesen en su casa muchos caballeros como
sus continuos, y con ellos gastaba bien espléndida-
mente, arreándose de grandes aparadores de fina
plata y crecidos blandones, lo cual fuera bien excu-
sado para su autoridad; y no entendía en más que
en buscar dineros para henchir la gran codicia que
tenía. Caso harto feo, pues enviándolo Su Majestad
a que tuviese el reino en justicia y le gobernase con
rectitud, procuraba de allegar tesoros por vías no lí-
citas, pues afirman que tenía grandes inteligencias
para lo poder hacer; no embargante que muchos de
sus émulos querían decir que recibía presentes y co-
LA GALOPANTE CORRUPCIÓN
No exageró Pérez de Tudela al calificar a
Vaca de Castro como abanderado “del orden enco-
mendero”. Abundan los documentos que prueban
su galopante corrupción. Las cartas del contador
Juan de Cáceres, desde Nombre de Dios, apor-
tan detalles muy singulares. A decir de este fun-
cionario real, Vaca de Castro no tardó en hacerse
millonario. Benefició con repartos de indios a sus
cortesanos pero sobre todo se benefició a él mis-
mo, empezando una novedosa política económica
que pondría las bases de la historia de la corrup-
ción burocrática en el Perú. Esa política económica
consistió “en favorecer ampliamente a amigos y pa-
niaguados, o a los mejores postores, con los repar-
timientos vacantes, contándose a sí propio como el
primero y destacadísimo entre sus afectos; en echar
cuantos indios hizo falta a las ricas minas de oro, re-
cién descubiertas, y en practicar con franco éxito ese
rudimento de economía dirigida que fue el estanco
del comercio. Un arbitrio, este último, que tendría por
cierto en el Perú historia larguísima y trascendental”,
escribe Pérez de Tudela.
ACTOS DELINCUENCIALES COMPROBADOS
Vaca de Castro estancó el comercio de la
coca en provecho propio, provocando escándalo
entre sus antiguos beneficiarios. Y el exceso de
codicia, perjudicando a otros codiciosos, hizo que
éstos elevaran sus quejas ante la corona. Con el
apoyo de los Consejeros Reales, que tuvieron par-
te en el botín, Vaca de Castro hubiese completado
los tres años que inicialmente se estipuló que go-
bernase; pero cometió el error de consignar en de-
talle sus actos delincuenciales, en cartas particula-
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Apuntes de Clase
res que de pura casualidad fueron a caer en manos
de funcionarios que no te tenían simpatía. Generó
con ello un escándalo de grandes proporciones y
pese a su éxito en la lucha contra los almagristas,
no solo fue depuesto, sino que se dispuso una pes-
quisa sobre todos sus actos.
La carta que lo perdió fue la que dirigió a
doña María de Quiñones, su mujer, desde el Cuz-
co el 28 de noviembre de 1542, testimonio irrefu-
table del carácter corrupto que fue guía de todos
sus actos. Esta carta escandalizó sobremanera al
secretario del Real Consejo de Indias Juan de Sa-
mano, pues aparecía citado como uno de los fun-
cionarios a corromper, por lo que de inmediato la
puso en conocimiento del emperador. Uno de los
párrafos más interesantes de esta carta es aquel
en el que Vaca de Castro sugiere a su mujer visi-
tar a los funcionarios reales y recordarles que le
debían favores, a fin de presionarlos para que le
tramiten nuevas recompensas. Puntualmente esto
fue lo que escribió a su mujer: “… si a vuestra mer-
ced pareciere que conviene tomar trabajo de hablar
sobre ello al comendador mayor y secretario Sama-
no, y cardenal y conde de Osorno y los del Consejo de
Indias, hacerlo héis, porque hará provecho; y para lo
uno y lo otro ayudaros héis del presidente del Conse-
jo Real, que pues yo he dado acá a su hermano un re-
partimiento de indios muy bueno, y con una mina de
plata muy rica, hallándole a puerro en aquella mala
tierra de Cali, obligación tiene de hacer bien lo que
me tocare”.
Habiendo hallado “a puerro”, esto es co-
miendo plantas para no morir de hambre, a un
hermano del presidente del Consejo Real de In-
dias, Vaca de Castro lo convirtió en potentado, se-
gún propia confesión, calculando que cobraría a
su debido tiempo este favor. A su entender, había
que cobrar a todos los funcionarios reales porque
a todos había considerado partícipes del botín co-
gido en el Perú. Por eso escribió a su mujer: “Y tam-
bién os ayudad de la señora doña María de Mendo-
za, mujer del señor comendador mayor; que pues yo
tengo cuidado de servir a todos, razón es que en esto
me lo agradezcan y paguen; y pues yo, señora, lo he
trabajado y o merezco, bien es que allá se trabaje
para haber algún provecho y se porfíe que lo hagan,
porque de estos servicios tales que hacen caballeros,
se suelen comenzar las casas y mayorazgos”.
Para entonces había ya embarcado para
España parte de lo que delincuencialmente aca-
paró para sí, pues de otro modo no habría pedido
a su mujer mantenerlo en el más absoluto secreto
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y que más bien fingiera pobreza para engañar al
emperador y obtener más recompensas: “Una cosa
habéis de tener en gran cuidado y poner muy gran
diligencia en ello -le dijo-, y es que todo lo que allá
hubiere ido y ahora llegare, lo recibáis muy en secre-
to, y aun los de casa no lo sepan, y lo tengáis secreto
fuera de casa en algún depósito de monasterio, o do
al señor doctor Pero López pareciere; comunicad con
él, que bien creo que se puede fiar de su merced; y
aun, si ser pudiese, no querría que lo supiese sino vos
y Gerónimo Vaca, si allá os pareciere que lo callará,
y habéis de fingir necesidad y que yo no he enviado
nada… y esto todo conviene, porque, aunque todo
es poco, mientras menos viere el Rey y sus privados,
más mercedes me harán”.
Confiaba Vaca de Castro en quedarse más
tiempo en el, Perú, y según sus propias palabras
creía que ello le reportaría inmensas riquezas: “Si
acaso S. M. y esos señores míos y amigos proveyeren
que yo esté acá más tiempo… ya, señora, veis que
no nos estaría mal, para poder comprar un buen ma-
yorazgo que quedase memoria de nuestros padres
y nosotros”. Pillado en tales componendas y para
evitar verse comprometidos, los Consejeros Reales
le quitaron el apoyo y aceptaron su remoción, lo
que coincidió con la promulgación de las Nuevas
Leyes de Indias, la erección del virreinato del Perú
y de la Real Audiencia de Lima.
ESPAÑA REIVINDICA AL DELINCUENTE
El primer virrey Blasco Núñez de Vela vino
al Perú con intención de poner en prisión a Vaca
de Castro, pero éste escapó aunque llegado a Es-
paña fue encausado durante tres años. Finalmen-
te, con la inmensa fortuna que había amasado en
el país de los Incas logró comprar su absolución;
aunque solo con la presión del Consejo de Indias
pues Carlos V se resistió durante varios años a per-
donarlo. Al cabo, Vaca de Castro no solo fue exi-
mido de toda falta, sino que obtuvo los títulos e
investiduras que le prometieran los Consejeros
Reales cuando lo convocaron para marchar al
Perú. Fue nombrado Comendador de la Orden de
Santiago y entre 1557 y 1561 alcanzó la más alta
magistratura en el Consejo de Indias. Delin-
cuentes de alto vuelo, refinados corruptos ligados
a las más altas esferas del poder, los hemos teni-
do gobernando el Perú desde los tiempos de Vaca
de Castro. Y como éste, aunque fueron señalados
sus múltiples delitos, terminaron siendo absueltos
para gozar de inmensas fortunas mal habidas.