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CAPÍTULO DÉCIMO TERCERO

DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA


r
I. CONSIDERACIONES GENERALES
Históricamente no fue fácil ni temprana la agrupación de las conductas
específicamente calificadas como falsedad, en las que los intereses que tutela
su incriminación, sea que se llamen fe pública, tráfico jurídico o garantía de
seguridad y protección que los servicios oficiales ofrecen a los particulares,
fueron tomados de manera preponderante y no subsidiaria'11. Así, elfalsum
romano, abarcaba una diversidad de figuras delictivas, las que presentaban
una sola característica: contener falsedades; abandonando la precisión y uni-
formidad al respecto. Por ejemplo, la Lex Cornelia Testamentaria Nummaria,
se refería a los testamentos falsos, alterados o suprimidos y a la falsificación
de monedas, extendiéndose también, tales falsedades, a la contenida en los
documentos, así como al falso testimonio y el perjurio.
Por su parte el Derecho Germánico, castigó severamente las falsedades,
llegando a imponerse como pena el corte de la mano que sirvió para cometer
el delito. Hasta el siglo XVIII prevalece la asignación del carácter de delitos
de lesa majestad a los que nos ocupan, particularmente a la falsificación de
moneda'21. Actualmente, predomina a nivel de legislaciones, la tendencia que
se origina con el Código Francés, a reunir en una sola categoría los delitos de
falsedad, lo cual supone ya un cierto método acogido tanto legislativa, como
doctrinalmente.

11BARRERA DOMÍNGUEZ, Humberto; Delitos Contra la Fe Pública, Bogotá, 1986,


pág. 7. 121 FONTAN BALESTRA, Carlos; Derecho Penal. Parte Especial, Buenos Aires,
1969, pág.
947.

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JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

Precisamente, nuestra legislación, no es ajena a ésta última tendencia,


pues el legislador peruano, ha optado por reunir en un solo libro, a una
diversidad de conductas delictivas, bajo el encabezamiento de "delitos contra
la fe pública", lo que constituye, a nuestro parecer, un acierto, puesto que
permite un estudio más íntegro del mismo, al margen de la discusión
existente en cuanto al bien jurídico protegido, el cual será merecedor de un
análisis minucioso en líneas posteriores.

II. EL BIEN JURÍDICO EN LOS DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA


Es necesario establecer de antemano que, pese a la rotulación de fe pú-
blica impuesta en el Código Penal vigente y que gobierna a todas las figuras
delictivas contenidas en la misma, ésta no condiciona a tomar por cierta
dicha premisa en lo referente al bien jurídico protegido, pues, una precisión
respecto a éste, importa una delimitación material que permita una mejor
consistencia de los distintos tipos contenidos en éste libro.
La tarea dogmática si bien se desarrolla y extiende a partir de los conte-
nidos fijos o abiertos señalados por la ley no puede tomar como único punto
de referencia a sus títulos y rotulaciones, más aun cuando muchas veces lo
único que se busca con ella ya sea por razones de tradición o de una técnica
legislativa, es que de la manera más amplia posible logren recoger el sentido
de la sección o del grupo de delitos a los que se refiere13'.
Pues bien, precisar cuál es el bien jurídico en los delitos contra la fe
pública, ha generado en la doctrina, sobre todo extranjera, una serie de
opiniones al respecto, las cuales van desde la propia fe pública, el valor
probatorio, la seguridad del tráfico e incluso el carácter pluriofensivo del
bien jurídico protegido.
Comentando el delito de falsedades documentales, Bustos Ramírez,
establece que el problema de la falta de la verdad en el documento no es lo
que interesa, ya que lo único que pretende proteger el Derecho Penal es lo
funcional del documento, su capacidad de rendimiento para las relaciones
sociales'41. Efectivamente, queda así descartado, que lo que se pretende pro-
teger en los delitos contra la fe pública, sea un bien jurídico moral o ético,
donde lo imperante sea el factor de la veracidad, pues opinar en favor de tal

[3]
CASTILLO ALVA, José Luis; La Falsedad Documental, Lima, 200, pág. 15. 14!
BUSTOS RAMÍREZ, Juan; Manual de Derecho Penal- Parte Especial, Barcelona, 1991,
pág. 337.

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tesis, implicaría olvidar la distinción que existe entre los criterios morales y
jurídicos, siendo relevantes para el Derecho Penal, sólo éstos últimos.
Una de las primeras tesis, concibe el bien jurídico protegido a la Fe
Pública, como consecuencia de este deber a la verdad que hemos esbozado.
Esta se traduce en la confianza que tiene la sociedad frente a algunos actos
externos, signos y formas, a las que el Estado atribuye valor jurídico.
Uno de los partidarios de esta teoría es Maggiore, quien indica que ni
las monedas, ni los timbres, ni los sellos, ni los documentos públicos y
privados, tendrían ningún valor, si desapareciera la confianza que toda la
comunidad civil tiene en ellos15'.
No tardaron en surgir las críticas a esta primera concepción, así por
ejemplo, se aludía a su falta de precisión, lo que la convertía en un objeto de
protección demasiado vago e impreciso, por lo que sin duda alguna lleva a
una difícil delimitación del injusto típico. Por ello como indica, García
Cantizano, citando a Malinverni, admitir como bien jurídico a la fe pública,
interés sólo predicable de una cierta clase de documentos, es reducir la fal-
sedad documental a la protección de un formalismo escriturario, que no es,
por otro lado, uno de los supuestos más frecuentes en la praxis delictiva161.
Sin embargo la necesidad que suele imponer la teoría de los bienes
jurídicos, de proceder a una mejor concretización de los mismos, dio paso a
la invocación de una nueva tesis, que concebía como bien jurídico, ya no a la
confianza de la sociedad sobre los instrumentos con valor jurídico o fe
pública, sino a la seguridad y fiabilidad del tráfico jurídico.
Dicho bien jurídico es definido como el conjunto de condiciones que
facilitan la comunicación entre los individuos y sus relaciones de derecho o
como la certeza, firmeza o consistencia, en que se desenvuelve el conjunto de
relaciones jurídicas como consecuencia de la corrección y la autenticidad de
los actos que las crean, modifican o extinguen. En este sentido, la seguridad
en el tráfico no sólo comprende a los documentos, como medios de prueba,
sino que también garantiza, por ejemplo, la veracidad de las declaraciones
como en el caso de la llamada falsedad ideológica171.

I5' MAGGIORE, Giuseppe; Derecho Penal. Parte Especial. Vol. III, Bogotá,, 1985, pág. 507.
161 MALINVERNI, citado por GARCÍA CANTIZANO, Carmen; Falsedades Documentales

(en el código penal de 1995), Valencia, 1997, pág. 30.


171
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 33.

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Pese a que esta tesis, es la que mayoritariamente se acepta, no debemos


dejar de mencionar que, al parecer dicha teoría constituye una fase superior o
más avanzada que la anterior. La fe pública, en todo caso, lo único que
podría buscar es facilitar y tornar más viable el tráfico jurídico181.
Concebir al tráfico jurídico como bien jurídico protegido, permitiría,
por lo menos, parcialmente, aplicar criterios de índole teleológico para la
interpretación de los diversos tipos penales, debido al carácter más específico
con el que contaba.
No obstante ello, las críticas a esta tesis fueron surgiendo, alegándose
por ejemplo, que no se suele precisar si dicho bien jurídico debe ser entendido
como un concepto normativo o depende, generalmente, de la sensación de
seguridad que tenga la propia sociedad o de la gravedad que pueda revestir el
hecho delictuoso, situación tan importante para esta clase de delitos.
Por la vaguedad y amplitud en la formulación del bien jurídico segu-
ridad en el tráfico resulta muy difícil establecer cuando se ha vulnerado o no
el bien jurídico. Los documentos tendrían que jerarquizarse según su
importancia o trascendencia para el tráfico, con la observación que mientras
menos relevantes sea un documento las posibilidades de afectar la seguridad
en el tráfico disminuyen ostensiblemente'91.
Generalmente, los autores que defienden la seguridad del tráfico como
bien jurídico, son incapaces de fundamentar por sí sola tal interpretación, por
ello se ven obligados a recurrir a las distintas funciones o características del
documento, a modo de complemento de su argumentación1101.
Pues bien, trente a estas tradicionales concepciones, sobre el bien jurí-
dicamente tutelado en los delitos contra la fe pública, donde se tiene como
instrumento a un documento, se ha desarrollado, por cierto sector de la
doctrina penal Alemana y Española, la tesis que concibe como bien jurídico
protegido a la funcionalidad del documento, es decir, que para esta teoría,
sólo habrá delito, cuando se atente contra una de las funciones que posee
dicho instrumento, ya sea, de perpetuación, garantía y de prueba; funciones
que serán detalladas más adelante, al referirnos a este instrumento, como es
el documento.

181
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 34. 191
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 43. 1,01
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 35.

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DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

El delito de falsedad material protege la fe pública, concretamente la


veracidad de los documentos públicos y privados dentro del tráfico jurídico,
en la medida en que una garantía del Estado de Derecho es la seguridad
jurídica, la que se manifiesta en la transparencia y confiabilidad del contenido
de los documentos. Así entendida, la relación estrecha entre la fe pública y
las bases del sistema jurídico en un Estado de Derecho, determina que el
delito de falsificación sea de carácter común, es decir que puede ser realizado
por cualquier persona, en el sentido de que todos estamos obligados a velar y
garantizar la veracidad documental.
En definitiva, la falsedad no es sino una relación, una relación de con-
tradicción entre dos términos que han debido estar de acuerdo y que, en
cambio, se encuentran en desacuerdo. No puede concebirse la falsedad sino
en esa relación, y puesto que toda relación nunca es una cosa materialmente
existente y no puede existir sino en esa relación, es una intuición de la
mente, y por ello, toda relación es siempre una idea. La falsedad considerada
desde el punto de vista filosófico en si misma, tiene siempre una existencia
puramente ideológica, aun cuando pueda manifestarse y conocerse por
signos materiales.

III. EL INSTRUMENTO "DOCUMENTO" EN LOS DELITOS CONTRA


LA FE PÚBLICA
Quizá por la frecuencia con la que se presentan, como por la variedad
de sus modalidades, es posible calificar a los delitos de falsedad documental,
como los de mayor interés, dentro del grupo de figuras incardinadas en los
delitos contra la fe pública.
Así, los delitos de falsedad documental, tienen como objeto material, al
documento. Pero a nuestra legislación, sólo le ha bastado mencionarlos, sin
dar una definición al respecto, constituyéndose así en un elemento normativo
en la construcción típica que presenta. Por consiguiente, es tarea de la
doctrina, y éste es el objetivo en este acápite, de delimitar el contenido y
alcance que dicho instrumento presenta, así como las funciones que cumple
en las relaciones jurídicas dentro de la sociedad.
En otras palabras, en atención al objeto sobre el que recae, el objeto
material afectaría a la autoría o genuidad del documento y la ideológica a su
veracidad. Por el momento en que se realiza, la ideológica necesariamente ha
de serlo en el momento de la redacción del documento, mientras que la otra -
la material- puede serlo después.

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Debemos mencionar que no debe quedar duda que los títulos y valores
son de carácter público, no en virtud a que efectivamente se traten de
documentos públicos, porque según la definición del código procesal civil,
los títulos valores no son documento público, sino que jurídico-penalmente
son equiparados a documentos públicos, según dispone el código penal (ar-
tículo 433) el testamento ológrafo y cerrado, los títulos valores y los títulos
de crédito trasmisibles por endoso o al portador.

1. CONCEPTO DE DOCUMENTO
La definición de documento, en tanto objeto de la acción de ciertos
delitos y en especial el de falsedad documental, era necesaria, dado que la ju-
risprudencia había realizado una importante extensión de éste concepto1111.
En efecto, anteriormente, la doctrina sostenía que la forma escrita, daba
consistencia a la manifestación de voluntad impregnada sobre un objeto,
pues aquellos que no presentaban tal formalidad, no podían ser
comprendidos dentro de la calidad de documentos. Es así que, la aparición
de nuevos soportes documentales, da lugar a tener que desligarse de ésta
clásica concepción, pues cobraba mayor importancia, en el contenido de un
documento, era la corporización de una declaración de pensamiento de una
persona, que la forma escrituraria para realizarla.
Esta declaración corporizada del pensamiento de una persona sólo será
un documento si permite probar una relación jurídica y conocer a su emisor.
Por lo tanto, un documento es una declaración corporizada del pensamiento
de una persona, destinada y apropiada para probar una relación jurídica, que
permite conocer al que la emite'121.
El objeto material del delito es el "documento". Se entiende por do-
cumento toda declaración materializada, procedente de una persona que
figura como su autor, cuyo contenido tiene eficacia probatoria en el ámbito
del tráfico jurídico.
Según el artículo 233° del Código Procesal Civil define al documento
en los siguientes términos: "Es todo escrito u objeto que sirve para acreditar
un hecho". Si hay una copia (simple) donde consta una declaración de su
titular, también es cierto que no se puede considerar -dicha copia por más
certificada que esté- como un verdadero documento a efectos de ser

1
BACIGALUPO, Enrique. Delito de Falsedad Documental, Buenos Aires, 2002, pág. 21. I'2'
BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 22.

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DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

objeto de una pericia grafotécnica. Por tanto, una copia simple no puede ser
tenida en cuenta a efectos de ser un objeto material idóneo del presente
delito, y como sabemos, el objeto material del delito pertenece al elemento
típico-objetivo de cualquier delito de la Parte Especial o Leyes complemen-
tarias. Así, por ejemplo, como se habla del cadáver, como objeto material del
delito de homicidio, o la cosa mueble como objeto material del delito de
robo/hurto, en igual sentido se debe hablar de documento en el delito de
falsedad documental.
El documento es un objeto que se independiza de su autor y cobra plena
autonomía dentro del tráfico documental en su relación con todos, y que
debe representar o declarar algo distinto de si mismo, para la sociedad en la
cual se coloca. Tal define el autor colombiano: ".. .documento es toda cosa
capaz de representar un hecho cualquiera o una manifestación de pen-
samiento y la representación de otro hecho, en el amplio sentido del vocablo,
debe emanar o surgir del objeto y no de la mente del interprete"1131.
De la definición planteada se puede deducir que los elementos básicos
de todo documento son:
(i) la mención del autor, circunstancia que conecta directamente con la
autenticidad del documento (documento auténtico es aquel que
procede de la persona que figura en él como su autor).
(ii) la forma.
(iii) contenido que, según se deduce de lo dispuesto por el art. 427
CP, consistiría en la constitución de un derecho u obligación o
simplemente en cualquier hecho para el cual el documento este
destinado a probar (en relación con esto se habla de la veracidad
del documento, de tal forma que documento verdadero o verídico
sería aquel cuyo contenido coincide con el objeto cierto para cuya
constatación el documento ha sido realizado)1141.
En todo caso, tal y como afirma Castillo Alva, el documento, tal
como lo entiende la mejor doctrina actualmente, puede ser definido como
la materialización de corporización de una declaración de conocimiento o
de voluntad que permite el reconocimiento de su autor y que a la vez tiene

1131
JAIRO PARRA; Manual de derecho probatorio, 12° ED., Bogotá, Librería del Profesio-
nal, 2002, pág. 443.
[M1
Vid. BRAMONT - ARIAS TORRES, Luís Alberto; GARCÍA CANTIZANO, María del
Carmen. Ob. Cit. pág. 625

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aptitud para la prueba de una relación jurídica o de un hecho relevante para el


ordenamiento jurídico1151.

2. FUNCIONES DEL DOCUMENTO


Líneas arriba, hemos mencionado las tres funciones que tiene el docu-
mento y sobre las cuales se basa el bien jurídico protegido, ellas son:

2.1. La función de perpetuación


Consistente en fijar sobre un soporte determinado la declaración de
pensamiento que, por regla implicaría el reconocimiento de determinados
hechos relevantes dentro de una relación jurídica1161. Pero, ¿cuáles son los
requisitos que debe cumplir dicho soporte material para ser considerado
como objeto apto para incorporar un determinado contenido documental?
Pues bien a decir de García Cantizano, son los siguientes: "El primero y más
evidente de estos requisitos es la unión, con cierta vocación de permanencia,
de declaración de una cosa, independientemente de la naturaleza concreta
que ésta pueda tener... Por otro lado, la relación que se establece entre el
objeto y la declaración debe perdurar en el tiempo; ésta duración será posible
siempre que aquél sea lo suficientemente idóneo como para facilitar una
cierta consistencia de la manifestación documental... Por último, la simple
fijación de una manifestación sobre una cosa no es suficiente para agotar las
exigencias que impone la función de perpetuación del documento. Además,
es preciso que el contenido de dicha expresión sea objeto de apreciación por
parte, al menos, de su destinatario, y que la captación de la declaración se
produzca de una forma directa, sin que sea necesario el empleo de otros
medios adicionales que ayuden a descifrar su contenido"1171.
Sin embargo no debemos olvidar, que como característica esencial del
documento se requiere de la existencia de una declaración del pensamiento,
la cual puede ser expresa o concluyente.
La necesidad de dichos requisitos, permite deducir, que quedan fuera de
la calidad de documentos, por ejemplo, los documentos en blanco, los
proyectos de documentos, entre otras, por faltar en ellas una manifestación
externa u objetiva del pensamiento, así como también las evidencias simples
o los objetos de reconocimiento visual.

1151
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 55.
1161
BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 22.
l'71 GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 64.

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DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

Tal como viene sosteniéndose en la actualidad en el derecho comparado


la noción de documento va más allá de lo fijado en un escrito o en un papel,
debiéndose incorporar otras nuevas modalidades como los documentos en
soportes informáticos (diskets, discos duros, etc), las grabaciones de video o
cine, las cintas magnetofónicas, la fotografías y otros adelantos técnicos que
tienen en común el poder materializar o fijar una determinada declaración de
voluntad o de conocimiento proveniente de un sujeto de derecho1181.

2.2. La función de garantía


Esta permite identificar al autor de la declaración, puesto que el concepto
de autor de documento está íntimamente relacionado con el de autenticidad.
Por lo tanto, ya desde la definición de documento, la idea del autor se
constituye en un elemento indispensable de su definición, junto con el
elemento material- la declaración- y el elemento formal- su materialización
duradera-1191. Por ello, aquel soporte material que contenga una determinada
declaración de voluntad, pero que no cuente con un autor reconocible, no
tendrá la calidad de documento.
Uno de los mecanismos más usuales para la individualización y atribu-
ción de un contenido documental a su autor, lo constituye la firma, como el
medio más eficaz y directo para ello, la cual, generalmente, puede apreciarse
en los documentos escritos. Sin embargo, dada su importancia, no podemos
dejar de mencionar algunos problemas que puedan presentarse en relación a
la firma. El primer supuesto, es el que se presenta con el llamado "falso
consentido". Tal supuesto tiene lugar cuando se procede a la firma con el
nombre de otro de una declaración documental que va a sufrir efectos en el
ámbito del sujeto con cuyo nombre se firma1201, tal es el caso del abogado que
firma el escrito de constitución en parte civil de su patrocinado. Aquí si bien,
se ha cometido, desde un punto de vista formal, una falsificación
documental, su valoración material impide tener que recurrir a una medida
tan drástica como el Derecho Penal.
A decir de García Cantizano, éste problema debe trasladarse del ámbito
penal al del Derecho Civil, o Administrativo en su caso, únicos sectores del

|18]
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 66.
1191
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 75.
1201
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 79.

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ordenamiento donde debe dilucidarse si este tipo de contratos es lícito o no,


es decir, si cabe la cesión de la propia firma1211.
Otro de los supuestos lo constituye la falsificación de la propia firma,
es decir, firmar un documento, de manera distinta a la que usualmente se
hace. Pues bien, aquí es necesario tomar en cuenta el objetivo que se propuso
el autor al alterar la forma habitual en la que firmaba, pues de comprobarse
ella se estaría utilizando un medio engañoso, lo que podría dar lugar a un
caso de estafa.
Planteado así el reconocimiento del autor del documento, se suscita el
problema respecto a los criterios para su determinación, sobre todo en
aquellos casos en los que la intervención de varios sujetos, torna compleja la
procedencia de la declaración.
En un intento de superar tales dificultades, se han sostenido tres tesis
importantes, tales son:

2.2.1. La tesis de la confección material del documento


Según esta teoría, autor del documento es aquella persona que ha
procedido a su ejecución material. Así, la secretaria que se dedica a copiar
los escritos dictados por su jefe1221. Esta tesis que tiene un marcado acento
naturalista, dado que exige la intervención directa e inmediata del autor en la
redacción del documento, impide estimar como autor de la declaración a
quien no ha intervenido físicamente en la elaboración del documento'231. Por
ello, admitir esta teoría como válida, implica reconocer el excesivo formalis-
mo que dicha tesis plantea, además quedaría poco margen de averiguación
respecto a otros posibles autores de la declaración.

2.2.2. La tesis espiritualista o de la procedencia mental de la decla


ración documental
Propugna que lo significativo aquí, para la determinación del autor, es
la procedencia mental o espiritual de la declaración que lo constituye. Este
criterio permite afirmar la calidad de documento auténtico en el caso que una
persona con autorización o consentimiento del titular firme a nombre de
éste... así mismo, permite de manera elemental considerar autor a

1211
Véase GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 79. 1221
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 83. 1231
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 73.

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DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

quien no interviene ni directa ni indirectamente, en el sentido físico, en la


elaboración del documento'241. Sin embargo, el convencimiento que pueda
producir esta tesis, no es del todo absoluta, pues, lo que realmente interesa es
determinar cuándo puede ser atribuida normativamente aun persona, una
declaración; y no tener que recurrir a criterios de corte artificial, como lo es
el de la espiritualidad.

2.2.3. La tesis de la imputación jurídica de la declaración documental


Para esta teoría autor sería aquel de quien jurídicamente, proceden tenor
y firma del documento, es decir, al amparo de esta nueva interpretación, autor
es aquella persona a quien se le debe imputar la declaración legalmente; es
por eso que la imputación dejaría de ser mental para convertirse en jurídica,
ya sea civil o de derecho público'25'. En la medida en que la declaración de
voluntad satisface todos los requisitos de naturaleza personal, tendentes a
asignar sus consecuencias a una persona, podrá predicarse la autenticidad del
documento, con lo que los ataques contra el mismo serían configurables
como falsedad en documento; mientras que, si esa imputación se rompiera
por incumplimiento de los requisitos legales, la autenticidad no surgiría, por
lo que habría que afirmar la existencia de un delito de falsedad, si por tal se
entiende la realización de un documento no auténtico'261.

2.3. La función probatoria


La cual alude a la relevancia que ha de poseer la declaración docu-
mental para el tráfico jurídico en la medida que debe aparecer como el medio
idóneo y más adecuado para la acreditación de las manifestaciones humanas
de voluntad o de conocimiento'27'. El documento no prueba, en principio, la
veracidad del contenido de la declaración de pensamiento, salvo cuando la
ley así lo determina...; dicho rotundamente: una declaración no se convierte
en veraz por ser documentada. La documentación fija la declaración, pero no
convierte las mentiras en verdades. El documento sólo prueba que la
declaración se ha hecho'281. Lo relevante aquí, es establecer

1241
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 74.
[2S
i GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 85.
1261
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 85.
[27
' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 96.
I28' BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 23.

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cuándo se puede considerar a un documento con relevancia jurídica o con


aptitud probatoria.
La aptitud de prueba del documento debe contemplarse en función al
tráfico jurídico y a la posibilidad de ingresar en él, ya sea para acreditar un
hecho asilado o para crear y modificar una determinada relación jurídica'291.
La aptitud probatoria o relevancia jurídica que pueda tener un documento,
estará en función a la idoneidad que tenga el mismo, para ingresar en el
tráfico jurídico y con ello acreditar el contenido de la declaración que pre-
tende expresar.
Por ello, apelamos a las palabras de Castillo Alva, cuando afirma que la
aptitud probatoria puede obtenerse recurriendo a un punto de vista abstracto
y a un punto de vista concreto. En el primer caso estamos frente a un
documento con aptitud probatoria cuando éste de manera hipotética puede
servir para acreditar un determinado hecho, con independencia de si puede
gozar o no de esta característica en el plano concreto...; Por su parte, la
aptitud probatoria en sentido concreto requiere que el documento tenga
alguna relevancia en el tráfico mercantil o jurídico creando o modificando
una relación jurídica o acreditando un hecho, sin reparar si goza de una
aptitud probatoria abstracta1301.
En resumen, se tiene que la expresión "que pueda servir de prueba"
limita el objeto material de los tipos de falsedad a esos específicos documentos
con aptitud probatoria, que lo son todos, tanto públicos como privados en
cuanto reúnan objetivamente en si las tres funciones (perpetuación, garantía,
medio de prueba) y aparezcan en el tráfico -no en el dominio personal del
autor-. Esa es su condición, de estar en el tráfico, que es el momento de
falsedad documental -no antes ni después-, y por tanto no es necesario
esperar a que se produzca el engaño particular (eficacia probatoria), o que el
documento adquiera una determinada condición formal que simplemente
reafirme lo que ya es el documento en su materialidad.

2.4. Documentos Públicos y Privados


El tratamiento penal que el legislador ha dispensado al documento, se
ha basado principalmente en la naturaleza que éste presente, ya se trate de un
documento público o de un documento privado, de allí que se imponga

12,1
Con un desarrollo más extenso, CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 103.
[3
°l CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 104.

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DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

a la falsificación del primero una mayor sanción que a la falsificación del segundo; y
así lo demuestra el Artículo 427° del Código Penal vigente1311.
Documento público, es el otorgado por funcionario público en el ejercicio de
su cargo o con su intervención1321; o en todo caso, aquel que ha sido confeccionado
con la intervención de un funcionario público, cumpliendo los requisitos legales del
caso. La condición de documento público no depende de la finalidad ni del destino
que tiene el documento o de los efectos sociales del mismo, sino de su origen y de
su intrínseca naturaleza. La relevancia pública de un documento no la confiere ni la
intencionalidad del agente, ya que puede tratarse de un particular, ni la importancia
objetiva que reviste la declaración documental para la vida del Estado 1331.
Sin embargo, el rasgo más característico que presenta el documento público,
es la intervención de un funcionario público en la confección del mismo. Ante ello,
sería erróneo establecer que en todo acto en el que interviene un funcionario
público, ya sea firmando o rubricando el mismo, pueda ser considera como
documento público. Quizá, esto es producto de una falta de regulación legal, de
especificar qué documentos tiene el carácter de públicos y otorgar a la vez mayor
seguridad jurídica en las diversas relaciones sociales, en las que dicho instrumento
interviene'341.

1311
La importancia en la determinación si se trata de un documento público o privado
no solo es en relación a la diferencia de pena, sino en relación a los intereses desde
el punto de vista del derecho de defensa. Así, se planteó la nulidad del auto apertorio
de instrucción para juzgar a Margarita Toledo debido a la vulneración de su derecho
de defensa por la difusa limitación de los tipos penales involucrados (expediente N°
3390-2005-PHC/TC); un caso parecido se ha ventilado en el Tribunal Constitucional
en su sentencia de 06.Agost.05, Exp. N° 3396-2005-PHC-TC, en el caso "Jacinta Mar-
garita Toledo Manrique". En el considerando trece de la aludida sentencia se dice lo
siguiente: "Se aprecia de ello que la norma penal material para dicho tipo penal prevé
dos modalidades delictivas y, consecuentemente, dos penalidades distintas. En el caso
de autos, el juez penal cuando instaura instrucción por el delito por falsificación de
documentos en general, omitiendo pronunciarse en cuál de las modalidades delictivas
presumiblemente habría incurrido la imputada, y al no precisar si la presunta falsi-
ficación de documentos que se imputa a la favorecida está referida a instrumentos
públicos o privados, lesiona su derecho a la defensa, toda vez que, al no estar infor-
mada con certeza de los cargos imputados, se le restringe la posibilidad de declarar y
defenderse sobre hechos concretos, o sobre una modalidad delictiva determinada y,
con ello, la posibilidad de aportar pruebas concretas que acrediten la inocencia que
aduce"
I32
' BARRERA DOMÍNGUEZ, Humberto, Ob. Cit. pág. 87.
'"' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 121.
1341
Al respecto, se ha llegado al absurdo de proclamar como documentos públicos a aque-
llos a los que la ley Civil enumera. Pues bien, tomar como cierta dicha posición, im-

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JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

Constituye un grueso error pretender determinar la calidad de docu-


mento público por el contenido del mismo, pues también un instrumento
público puede tratar sobre relaciones jurídicas privadas, tal como sucede con
el ejemplo paradigmático de la escritura pública. Tampoco es necesario que
el documento público sea oponible erga omnes, aunque muchos documentos
públicos tengan dicha calidad, pues con ello generalmente se comprendería a
los documentos públicos de carácter civil, pero no se abrazaría a algunos de
los documentos públicos de carácter legislativo, administrativo o judicial1351.
Además de lo dicho, no debemos olvidar lo establecido por el artículo
433°, en la que se hace una equiparación de ciertos documentos, a los que se
les otorga el carácter de públicos, tales como: el testamento ológrafo y
cerrado, los títulos valores y los títulos de crédito transmisibles por endoso o
al portador.
Documento privado, son aquellos elaborados por particulares, pues
podría decirse, que la determinación de la calidad de documento privado,
estará dada en función a que ellos, no revistan el carácter de público, con la
salvedad de la aptitud probatoria con la que deben contar. Así el recono-
cimiento de una obligación, una denuncia de parte por la comisión de un
delito; constituirían un claro ejemplo de documentos privados.
Por otro lado, las legalizaciones o certificaciones de un documento
privado (o la simple intervención otorgando la fe pública de un funcionario
del Estado) no convierte a este instrumento en documento público, tal como
lo dispone el artículo 236° del Código Procesal Civil. Por ello, una carta
notarial debe considerarse una especie de documento privado, a pesar de la
intervención de un notario público. Sin embargo, las certificaciones o actas
en las que participa un notario como funcionario público, verificando un
determinado hecho o acto, sí deben ser consideradas como documentos
públicos'361. Finalmente, uno de los documentos tomados en cuenta, sobre
todo por la jurisprudencia extranjera, es el relativo al llamado documento

plicaría no sólo restringir dicho documento al ámbito de las relaciones jurídicas entre
particulares y los diversos actos jurídicos existentes, sino que también se pasaría por alto,
a aquellos documentos provenientes o que tiene como fuente al Poder Judicial, e incluso
las provenientes del Poder Legislativo; de allí la necesidad de dejar al ámbito jurídico la
responsabilidad de otorgar mayor seguridad jurídica a las relaciones sociales en las que
el "documento" se convierte en el principal elemento de las mismas.
1351 CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 131.
1361 CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 137.

646
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

mercantil, el mismo que para efectos penales son aquellos que se ajustan a
las prescripciones del Derecho Mercantil; así por ejemplo: los balances de
las sociedades anónimas, las libretas de las cajas de ahorro, entre otras.

IV. LA DIFERENCIA ENTRE EL DELITO DE FALSEDAD MATERIAL


Y LA FALSEDAD IDEOLÓGICA
En este apartado describiremos sucintamente algunas diferencias exis-
tentes entre el delito de falsedad material y delito de falsedad ideológica. Así,
en la falsedad material, en cuanto forma de ejecución de la falsedad ésta
atenta específicamente contra el carácter genuino del documento, mientras
que la falsedad ideológica supone una lesión de la naturaleza verídica de la
declaración documental1371.

1371 BUSTOS RAMÍREZ, Juan. Ob. Cit. Págs. 338. Por su parte: LAJE ANAYA, Comentarios
al Código Penal, vol. V, pág. 254 señala que "La falsedad ideológica es una falsedad que
se refiere a la verdad del documento y no a su autenticidad. En la falsificación material
era la autenticidad la que, si nos conducía a la mentira, nos abría el camino del tipo, el que
se cortaba cuando conducía a la verdad objetiva, como vimos; en la ideológica, es la
autenticidad misma al que nos tiene que conducir a la mentira para que podamos pensar el
tipo. Consecuencia ineludible de esto es que esa falsedad sólo es concebible cunado el
falsario tiene la obligación de decir la verdad; cuando jurídicamente ella sea inexigible
estaremos fuera de la punibilidad del art. 293°; la falsedad ideológica presupone en el
agente la obligación jurídica de decir la verdad sobre la existencia histórica de un acto o
hecho y sus modalidades circunstanciales, en cuanto sean ellas productoras de efectos
previstos por el derecho". Respecto al uso de firma falsario, SCHET-TINO, Jorge; Delitos
de falsificación, Edic. Jurídicas, Buenos Aires, 1998, pág. 161 dice: "Sostenemos que el
parentesco de tipicidad entre la falsedad material y la ideológica es más cercano, de las
que puede en sí parecer. Es verdad que la jurisprudencia deslinda claramente, de lo que
significa una modificación material, gráfica de lo que es una desfiguración conceptual, de
contenido que se hizo al elaborarlo. Pero también es cierto que, atribuir a uno lo que
piensa otro, lo que sostiene o propone, o se obliga , diferente a quien firma por
falsificación es, en cierto modo, falsear ideológicamente lo que el firmante y victima no
pensó (no ideologizó). En cambio, adulterar materialmente alguna parte del documento,
que no ataque a los aspectos ideológicos pero si falsee otros extremos materiales, por
algún fin prejuicioso, eso si es falsedad material exclusiva. De todos modos es una
posición que nosotros sostenemos aquí y que no tiene relevancia jurisprudencial hasta el
momento. Pero advertimos; la firma no puede (o no debiera) equipararse a una falsedad
material, por el solo hecho que revistiera exteriorización falsaria. Porque la firma, por
definición es la importancia del derecho privado es mas importante que otros aspectos
también materiales del instrumento falsificado presuntamente La firma es las validez de lo
ideológico que se expresa, y en ese sentido es en verdad insustituible (aun desde el punto
de vista de la falsificación) es insustituible en tal sentido. Por lo tanto deberá estar
sancionada con mayor rigor que otras falsificaciones materiales del mismo cuerpo. Y una
de esas posibilidades materiales del mismo

647
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

cuerpo. Y una de esas posibilidades, será atribuirle mayor contenido ideológico que
material por ser quien autentique (excluyentemente) un pensamiento escritural. En esta
misma línea: PAREDES INFANZÓN, Jelio; Delitos contra la fe pública, Lima, pág. 147
apunta que: "Si la falsedad material ataca los signos de autenticidad, variando el tenor del
documento verdadero o atribuyendo un tenor a quien no lo ha otorgado. La falsedad
ideológica que algunos llaman histórica recae exclusivamente sobre el contenido de
representación del documento sin que se modifiquen ni imiten para nada los signos de
autenticidad. En si tenemos un documento cuya forma es verdadera, como lo son también
sus otorgantes, pero que contiene declaraciones falsas sobre hechos a cuya prueba está
destinado". A nivel de jurisprudencia comparada podemos citar la STS 1366/97 en el
siguiente supuesto: se trata de un receptor que exigía a los que le proveían de efectos
sustraídos facturas en los que los otros dos procesados hacían constar el origen "legitimo"
de las mercancías. Para estos fines utilizaron una factura en blanco proveniente de una
ferretería. También aquí se trata de una falsificación material, pues la ferretería, a la que
se le atribuyen las manifestaciones, como tal no las hizo. Por lo tanto, tampoco aquí
existe una declaración mendaz, sino la confesión de un documento inauténtico, pues en él
se atribuye la declaración de voluntad a quien no la hizo. Como se ve, en ambos casos,
existió mendacidad, pero una cosa es que la mentira sea el documento inauténtico y otra
muy distinta que la mentira sea lo declarado en un documento autentico (BACIGALUPO
ZAPATER, Enrique; El delito de Falsedad documental, Madrid, 1999, págs. 51).
"Habiendo acontecido que se ha consignado sin autorización de la agraviada, su nombre
y número de colegiatura de químico-farmacéutico en el formulario del registro unificado,
el hecho típico constituye falsedad ideológica y no falsificación de documentos". (Exp.
N° 1605-98, en: BACA CABRERA, Denyse/ ROJAS VARGAS, Fidel/ NEIRA
HUAMÁN, Marlene; Jurisprudencia penal. Ejecutorias de la Sala Penal de Apelaciones
de la Corte Superior de Lima, 1998, tomo III, Lima, 1999, pág. 543)
La resolución de fecha 30 de octubre de 2007, expedida por la Primera Sala Penal con
Reos Libres. Los fundamentos expuestos en la citada resolución son los siguientes: "(...)
al encausado no se le imputa haber falsificado materialmente un documento o haberlo
alterado en sus componentes esenciales, sino el hecho de haber insertado una declaración
falsa en documento verídico -los títulos valores- a favor de supuestos acreedores, con el
propósito de favorecerse económicamente con la exigibilidad del cobro. Ésta conducta si
bien no encaja en el núcleo básico del delito previsto en el art. 427 del código penal, pues
la manifestación destinada a constatar en un documento algo que quien la hace es
conciente de que no se corresponde ni con la verdad absoluta ni con su conocimiento o
percepción del hecho, no afecta la autoria o genuidad del documento sino solamente su
veracidad; en tal sentido, dado que el hecho no es ade-cuable a alguno de los verbos
rectores del delito de falsedad material, en este extremo no se cumple con el supuesto de
tipicidad objetiva. 4. Se encuentra determinado que la inserción de declaraciones falsas
en un documento público no es constituyente de falsedad material, sino de falsedad
ideológica, injusto penal contenido en el art. 428 del código penal; por lo que la
generación de perjuicio patrimonial o no con su uso no afecta la ausencia de tipicidad
aludida. No obstante ello no implica que la conducta sea atípica o carezca de contenido
penal, pues el error en la calificación para el procesamiento no tiene mayor trascendencia
para impulsar el amparo de la excepción de naturaleza de acción. (...) el Aquo debió
preverla errónea calificación (...)".

648
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

En la falsificación material el autor verifica una acción de falsificación


sobre un objeto preexistente (modificación) o mediante la fabricación mate-
rial total del documento (falsedad ex novo), en una manipulación física por
un autor espurio externo al objeto documental que en lo mismo se afectara
objetivamente en su autenticidad. En tanto que en la falsedad ideológica no
hay manipulación física del documento por un autor externo, como se dijo
atrás, sino que el autor legitimo del documento afecta su conformación de
relación extrínseca (elemento material fuera del documento) mediante la
fijación en el soporte de una materia, en la omisión de alguna verdad, como
supuesto que deberían estar en la representación o declaración documentada.
La falsedad material es obra del falsificador -sujeto extraño al documento-,
en tanto que la falsedad ideológica emana del legítimo autor documental.
Precisamente por ello el primero es documento falsificado en cuanto a su
autenticidad objetiva interna, y el segundo falso en cuanto a su veracidad
extrínseca de relación con un elemento extraño al documento pero que se
considera un supuesto de él[38].
La falsedad ideológica es la única susceptible de ser cometida en el
momento preciso de la confección del documento. La falsedad material, por
su parte, admite su ejecución tanto a la vez que se redacta el documento,
como en un instante posterior. Dada la posible coincidencia en el tiempo de
la ejecución de la falsedad material e ideológica, si se tiene en cuenta que
pueden realizarse ambas simultáneamente a la formación del documento, el
criterio que permitirá en tales casos, distinguir entre ellas será el que

CORREDOR PARDO, Manuel; "La falsedad de los documentos", en: Lecciones de De-
recho Penal. Parte Especial, Universidad Externado de Colombia, 2003, pág. 394. Por
otro lado, la Sentencia de la Sala Penal de Lima de fecha 22 de Septiembre del 1998
(Exp. N° 1605 - 98) considerando quinto, señala que "...de lo expuesto, se desprende
que los hechos se encuentran tipificados en el ilícito de falsedad ideológica y no en fal-
sificación de documentos, ambos delitos están comprendidos dentro del mismo título
y capítulo, siendo la pena más benigna para este delito; puesto que no se ha falsificado
firma u otro elemento que haga suponer que la instrumental de fojas ciento setenta
sea falsa, lo acontecido es que se ha consignado sin autorización de la agraviadas, su
nombre, numero de colegiatura del Colegio Químico Farmacéutico, procediendo a
si a la adecuación; y teniendo presente la Ejecutoria Suprema el nueve de febrero de
mil novecientos setenta y siete, que señala" para calificar el delito es imprescindible
considerar la intención del agente o agentes, la intención puede inferirse de las cir-
cunstancias que rodean el acto, los medios y el arma empleada, tratándose de delitos
comprendidos dentro de una denominación genérica, el juzgador puede modificar la
tipificación hecha en la acusación y en la sentencia..." (extraído de Diálogo con la ju-
risprudencia, Cuadernos jurisprudenciales, N° 52 octubre, 2005, año 5 págs. 44 y 45).

649
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

atiende al objeto que es afectado, es decir, si lo que se lesiona es el carácter


genuino o verídico del documento que se está realizando'391.
Fuera de ese momento, la falsedad será siempre material, al producirse
fuera del contexto legal en el que puede actuar el funcionario. Desde esta
perspectiva, sería un falso material la alteración realizada por el notario de la
escritura publica que él mismo ha extendido, mientras que sería ideológica la
falsedad cuando el notario, en el momento de recibir la declaración de las
partes, refleja en la escritura un contenido distinto al manifestado por ellas,
con independencia de que el objeto afectado por las dos formas de falsedad
fura el mismo1401.

V. FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS EN GENERAL

1. FALSIFICACIÓN MATERIAL DE DOCUMENTOS

1.1. Descripción Legal


ART. 427°.- "El que hace, en todo o en parte, un documento falso
o adultera uno verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación
o servir para probar un hecho, con el propósito de utilizar el
documento, será reprimido, si de su uso puede resultar algún perjuicio,
con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de diez años y
con treinta a noventa días multa si se trata de un documento público,
registro público, título auténtico o cualquier otro transmisible por
endoso o al portador y con pena privativa de libertad no menor de dos
ni mayor de cuatro años, y con ciento ochenta a trescientos sesenticinco
días multa, si se trata de un documento privado.
El que hace uso de un documento falso o falsificado, como si
fuese legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio,
será reprimido en su caso con las mismas penas".

1.2. Nociones Generales. La Falsedad material como lesión de la


genuidad del documento
Esta figura delictiva, es conocida también como falsedad material. La
falsedad material se refiere esencialmente a la autenticidad del documento,

l3
'l GARCÍA CANTIZANO, pág. 294. I«>
GARCÍA CANTIZANO, pág. 295.

650
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

es decir a la condición de emanado de su autor, o si se quiere, de quien


aparece como tal'411. La falsedad material recae en la escritura misma, y
puede consistir en hacerla íntegramente, o en agregar o en reemplazar parte
de ella. La pura alteración de la verdad no es apta para configurar una
falsedad material.
La falsedad material atenta contra la función de autenticidad del docu-
mento, significa, atentar contra la función de garantía del mismo, puesto que
se presenta como autor, a quien no coincide plenamente con la declaración
emitida. El atentado contra la función de autenticidad recae generalmente
sobre la imitación de la firma, rúbrica o de otros signos que dan autenticidad
al documento o consiste también en la imputación de una declaración a una
persona distinta al autor real sin que se imite directamente la firma,
suplantando la personalidad1421.
La falsedad material supone, en definitiva, una actividad "creativa" del
documento, ya que se hace aparecer como autor de este a una persona que no
ha emitido ninguna declaración documental, o al menos, no en la forma que
ésta es presentada. Las formas posibles de ejecución de la falsedad material
están relacionadas siempre con una intervención directa sobre la materialidad
del documento, bien mediante su creación, bien a través de su alteración,
total o parcial, siempre y cuando supongan la atribución de la declaración
documental a un sujeto distinto del autor real.1431 La modificación de la firma
de una letra de cambio, la alteración de la cantidad en un cheque o la
creación de una falsa factura de entrega de un paquete postal, son supuestos
que afectan directamente a la autenticidad del documento, por cuanto que en
ellos la indicación del autor y su correspondencia con el contenido
manifestado en él es destruida por cualquiera de los medios indicados,
alteración de firma, alteración del contenido, creación de un documento.
El hecho de que el legislador penal proteja la veracidad del documento
no significa que castigue como delito de falsedad toda ausencia de verdad en
la declaración documental. El concreto objeto de protección sería la ve-
racidad jurídica del documento, entendida como la conexión existente entre
la realidad exterior y la que aquél debe de reflejar1441.

'41' FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit. pág. 985.


1121
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 142.
m
BUSTOS RAMÍREZ. Juan; Manual de Derecho penal. Parte especial, pág. 338.
1441
Con mayor detalle, véase GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 95.

651
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

Esta figura delictiva, de suma importancia, ha sido tratada en el Código


Penal Español vigente, en el artículo 390°, el cual contiene una serie de
modalidades en la que puede presentarse la acción falsaria, basándose en dos
aspectos fundamentales: la autenticidad y los elementos esenciales de la
declaración. Por otro lado, la legislación penal Argentina, contempla en su
artículo 292°, la falsedad material, cuya redacción resulta, en gran parte,
similar a la nuestra.

1.3. Sujeto Activo y Pasivo


El sujeto activo de este delito es cualquier persona que ha sabiendas
hace en todo o en parte un documento falso o adultera uno verdadero. Nos
encontramos ante un delito común en la medida que el tipo penal no exige
que el autor deba presentar alguna cualidad particular o especial, sino que,
por el contrario, el delito pueda ser cometido por cualquier persona.
Acá podemos observar, como en otros delitos, que el bien jurídico tu-
telado con la norma no tiene titular especifico o pertenecen al grupo social,
puesto que podemos encontrar su bien jurídico protegido al destacar que este
es un delito cuyo agravio recae en la sociedad.

1.4. Comportamiento típico


Con relación a la acción típica, el tipo describe dos modalidades: (i) Hacer
todo o en parte un documento falso (Falsedad Propia), y (ii) Adulterar uno
verdadero (Falsedad Impropia), ambas modalidades obedecen a la voluntad
del autor por usar el documento que ha sido objeto de falsificación, como si
fuera verdadero, entendiendo el término "usar" en el sentido de emplear o
utilizar dicho documento.
En este sentido, para realizar un documento falso, se debe de entender
como la creación de un documento que no existía anteriormente, en donde se
hacen constar derechos, obligaciones o hechos que no corresponden con el
contenido cierto que el documento debería de constar.

1.4.1. Hacer en todo o en parte un documento falso


Bajo este supuesto tiene cabida todos aquellos supuestos en los que
rompe la relación que une al autor de la declaración documental con su
contenido, esto es, falta toda conexión con el sujeto que se responsabiliza de
ella ante los demás partícipes en el tráfico jurídico1451. Esta hipótesis, se

l45' GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 116.

652
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

presenta generalmente en la primera modalidad descrita por nuestra norma


penal, es decir, "el que hace, en todo o en parte", puesto que aquí se crea un
documento que no existe, afectando, principalmente, la función de au-
tenticidad del mismo.

1.4.1.a. El hacer en todo un documento falso


Esta modalidad implica una ruptura de la relación existente entre autor
y la declaración, pues basta que se afecte la función de autenticidad, para que
se afirme la falsedad material, no siendo exigible que se afecte también la
función de perpetuación o del contenido de la declaración, supuesto que
encajaría en la modalidad de adulteración. Hacer, quiere decir, crear, fabricar
o confeccionar, en este caso, un documento falso, de manera total o parcial.
Pues bien, el crear un documento falso, afecta, como ya quedó establecido, la
autenticidad del mismo, puesto que no existe coincidencia entre la decla-
ración y el autor real de la misma.
El hacer un documento falso no debe ser entendido en un sentido
absoluto, como si se refiriera a la invención o creación de una nueva forma
de documento dentro del tráfico jurídico (a manera de innovación), sino ha
de ser interpretado como de que se crea (o aparenta) una ficticia declaración
de voluntad que posee los respectivos signos de autentificación por parte del
autor de la misma que puede ser tanto una persona natural o jurídica1461.

1.4.1.b. El hacer en formal parcial un documento falso


Esta modalidad supone previamente la existencia de un documento
anterior en el tráfico jurídico, el cual debe gozar de autenticidad, además del
agregado, supresión o reemplazo en el contenido del mismo, alterando por
completo su naturaleza, fundamento suficiente que nos lleva a establecer la
identificación entre el hacer parcial y la adulteración. Bajo el supuesto de la
creación en parte de un documento falso, se ha generado el problema de su
identificación con la segunda modalidad delictiva, es decir, con la adul-
teración. Dicha identificación, a nuestro entender, se basa específicamente en
que la creación parcial de un documento, supone, ya no un atentado a la
función de autenticidad del documento, sino, por el contrario, implica el
atentar directamente la declaración que consta en el soporte material o el
contenido, ya sea a través de agregar, reemplazar o suprimir datos o mani-
festaciones del pensamiento.

l46' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 150.

653
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

El adulterar un documento verdadero supone la existencia de un


documento anterior o previo, que resulta auténtico y en el que se fija una
determinada manifestación de voluntad a la cual se la altera o se la modifica
atentando así principalmente contra la función de perpetuación del documen-
to'471. La adulteración, consiste en la alteración de datos o manifestaciones
contenidas en un documento, cuya existencia previa es fundamental, pues
dicha alteración tiene que recaer necesariamente sobre un elemento esencial
del mismo. Dicha alteración debe darse a través de adiciones, supresiones e
incluso enmendaduras en dicho contenido.
Al respecto Creus dice al respecto que: ".. .mientras "hace en parte" un
documento falso el que transforma su tenor, insertándole manifestaciones no
formuladas que se suman a las formuladas, lo adultera el que sustituye las
formuladas por otras distintas (v.gr. borrando una palabra y sustituyéndola o
no por otra, eliminando un signo de puntuación, incluyéndola o no por ora,
eliminando un signo de puntuación, incluyendo un número en una cifra,
sustituyendo la fotografía en un documento de identidad, etcétera)"'481.

1.4.2. Adulterar un documento verdadero


La segunda modalidad descrita, hace referencia, ya no a la creación de
un documento, sino más bien, a la adulteración de un documento verdadero,
lo que implica un atentado a la función de perpetuación del mismo, puesto
que con ello se vulnera la declaración de pensamiento fijada en un soporte
material. Aquí lo que se vulnera, de manera concreta, es el contenido del
documento, es decir, la veracidad entre la realidad exterior al documento y la
realidad documental manifestada por su autor.
La exigencia de la norma, de que la adulteración debe recaer sobre un
documento verdadero, no debe entenderse en el sentido de que la ma-
nifestación de voluntad plasmada en el documento deba coincidir con la
realidad, puesto que ello implicaría proteger ciertos deberes sin ningún tipo
de relevancia jurídica.
Por el contrario, dicha exigencia, debe ser entendida, partiendo de la
idea de autenticidad del documento y que éste tenga existencia en la realidad
o en el tráfico jurídico.

I47
> CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 156.
1481
CREUS, Carlos / BUOMPADRE, Jorge Eduardo; Falsificación de documentos en gene-
ral, Buenos Aires, 2004, pág. 70.

654
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

La autenticidad aparece como el código genético que define la identidad


y rasgo peculiar del documento1491.
Establecidos los rasgos característicos de dichas conductas delictivas,
resulta trascendente indicar que, pese a la diferencia que mantiene la ley,
principalmente, en lo que atañe a la creación parcial con la adulteración,
creemos que dogmáticamente, no existe fundamento alguno para seguir
manteniendo tal diferencia, pues ambas parten de un mismo punto, es decir,
en la vulneración de la función de perpetuación del documento por medio de
agregados, supresiones o reemplazos de datos sobre su contenido.
Al parecer, la ya no novedosa falta de técnica legislativa, ha sido puesta
de manifiesto nuevamente en esta figura delictiva, lo que ha llevado a con-
fusiones, no sólo a nivel doctrinario, sino también a nivel jurisprudencial.
Por lo que, desde este punto de vista, una modificación de lege ferenda, sería
lo más adecuado.
Ahora bien, la esencialidad del documento, estará condicionada a que
las conductas descritas puedan crear o dar origen a un derecho o una obli-
gación o sirve para probar un hecho.
La esencialidad de un documento estará condicionada a que, como
prescribe la ley, la declaración documental dé origen, modifique o extinga
una relación jurídica. De tal manera, que la falsedad documental, ya sea la
creación de un documento falso, o la adulteración de un documento ver-
dadero, para que sea típica deberá recaer en el extremo del documento en
donde se crea, modifica o extingue un acto jurídico'501.
Sin embargo, en una correcta interpretación de esta condición, se puede
afirmar que se ha pretendido otorgarle relevancia a la función probatoria del
documento, la cual resultará afectada cuando la alteración del documento
afecte aquello que el documento debe y puede probar, destacando así la
relevancia jurídica e incidente en el tráfico jurídico. Por consiguiente la
esencialidad del documento, no estará en función a su contenido, sino que
depende, principalmente, de la trascendencia que pueda revestir para la
prueba.
La aceptación de la esencialidad de la falsificación, como consecuencia
de una interpretación teleológica del delito de falsedad documental, trae con-
sigo de manera inmediata la exclusión de los comportamientos que siendo

1491
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 162.
1501
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 169.

655
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

formalmente acciones de falsificación, como el crear un documento falso (la


llamada simulación) o el adulterar uno verdadero, carecen de riesgo sufi-
ciente para afectar o vulnerar las funciones del documento que constituyen el
contenido del bien jurídico protegido1511.
Un documento es auténtico cuando las manifestaciones contenidas en el
soporte material pertenecen al sujeto que las emite y cuyo nombre, firma,
rúbrica u otro signo identificatorio está consignado. La autenticidad no
depende, ni se encuentra condicionada a si lo que se dice es verdad, toda vez
que lo que se protege aquí no es la confianza en el contenido, sino la
confianza en la atribución o pertenencia de la declaración1521. Auténticos, son
los documentos en que las manifestaciones contenidas en él pertenecen al
sujeto que la emite. La autenticidad no depende de si lo expresado es verdad
o no; lo que se protege es la confianza en la imputación de la declaración, no
la confianza en el contenido'531.

1.5. El resultado típico


En este punto, el tipo penal de falsificación de documentos (artículo
427° CP), parte pertinente, prescribe lo siguiente: "El que hace, en todo o en
parte, un documento falso o adultera uno verdadero que pueda dar origen a
derecho u obligación o servir para probar un hecho, con el propósito de utilizar
el documento, será reprimido, si de su uso puede resultar algún perjuicio...".
En el segundo párrafo del artículo también se exige lo siguiente: "El que hace
uso de un documento falso o falsificado, como si fuese legítimo, siempre que de
su uso pueda resultar algún perjuicio...". Asimismo, en el delito de falsedad
ideológica, artículo 428° CP, prescribe lo siguiente: "El inserta o hace
insertar, en instrumento público, declaraciones falsas concernientes a hecho
que deban probarse con el documento, con el objeto de emplearlo como si la
declaración fuera conforme a la verdad, será reprimido si de su uso puede
resultar algún perjuicio...". En el segundo párrafo también se dice lo
siguiente: "El que hace uso del documento como si el contenido fuera exacto,
siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio...".

[51
> CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 172.
<52' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 143.
!"' BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 35.

656
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

1.5.1. Diversos criterios para determinar el perjuicio en los delitos de


falsedad

1.5.1.a. El perjuicio como resultado efectivo


El artículo 427° del Código Penal, tipifica como delito de falsificación
de documentos la conducta de aquel que hace, en todo o en parte, un docu-
mento falso o adultera uno verdadero, que puede dar origen a un derecho u
obligación de utilidad para probar un hecho, siempre que de esta conducta
resulte algún perjuicio. Así, la jurisprudencia de la Corte Suprema ha dicho
que "Respecto al delito contra la fé pública, es necesario precisar que el pre-
supuesto infaltable para que se configure la antijuridicidad, es el perjuicio
que se causa con la utilización del documento en cuestión"1541.

1.5.2.b. El resultado como delito de idoneidad


El ilícito en referencia es considerado como un delito de idoneidad, en
el sentido de que es necesario apreciar la posibilidad de perjuicio a raíz de su
utilización, lo que concuerda con la exigencia del art. 427 del CP en el
sentido de que el documento debe servir para probar un hecho o para os-
tentar un derecho u obligación. El requisito de la idoneidad, que debe reunir
la acción de falsificación, tanto en su modalidad de creación, como en la de
adulteración, es imprescindible, puesto que ello le dará la consistencia para
una ulterior conducta, que generalmente, resulta engañosa.
El sostener que la única manera de causar perjuicio a un tercero, es a
través de una acción engañosa, nos lleva a tener que precisar lo siguiente: En
primer término, que la idea de engaño está necesariamente implícita en la
falsificación, pues no basta crear o adulterar un documento, si no se tiene la
actitud de engañar a terceros; y en segundo lugar, resulta impensable el no
vincular esta idea de engaño a la posibilidad de causar un perjuicio, sólo de
manera potencial. Todo ello, congloba lo que llamamos la idoneidad de la
acción de falsificación, es decir, crear o adulterar, el engaño y la posibilidad
de perjuicio, elementos que han marcado el límite para la concreción del
delito de falsedad documental.
El uso que se le dé o el posterior perjuicio que se cause a un tercero,
resultan irrelevantes para la consumación del delito de falsedad material.

1541 Véase: Recurso de Nulidad N° 027-2004-Sullana-Piura, 1 Oct.2004, Io SPT, en: CAS-


TILLO ALVA, José Luis, Jurisprudencia penal, 3, Lima, 2006, pág. 455.

657
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

Pues cuando la norma, hace alusión a la posibilidad que de su uso pueda


resultar algún perjuicio, no llega a imponer la concreción de estos.
El perjuicio al que alude la ley, debe presentarse de manera potencial, la
cual será derivada de la acción de falsificación, a través de la idoneidad que
dicha conducta tenga, pues no toda creación o adulteración de un documento,
traería consigo un perjuicio real o inminente. El perjuicio no debe entenderse
como la afectación a las funciones directas del documento, como es la
función de garantía, perpetuación y probatoria, pues ellas ya sufren una
vulneración cuando se realiza cualquiera de las modalidades típicas de la
falsedad material o como una efectiva lesión a la seguridad en el tráfico
jurídico. La ley exige que a la eventual lesión abstracta se sume la concreta
posibilidad de perjuicio a otros bienes jurídicos que pueden ser de variada
naturaleza1551.
Queda claro entonces, que lo relevante para que se produzca el delito de
falsedad material, basta con comprobacr que la acción de falsificación es
apta e idónea para engañar; el posterior uso que se le dé, así como el perjui-
cio que se cause a un tercero resultan intrascendentes para la configuración
típica del mismo. Por consiguiente, nos encontramos ante un delito, que por
decisión legislativa, significa un adelanto a las barreras de protección del
bien jurídico tutelado, pues protegiendo la funcionalidad del documento en
toda su extensión, se está prescindiendo, y este es el sentido correcto de la
norma, de todo tipo de comprobación posterior, es decir, de si éste ingresa o
no al tráfico jurídico y que grado de incidencia puede tener en él.
Ahora bien, en lo concerniente a lo establecido en el segundo párrafo
del artículo en comentario: "el que hace uso de un documento falso o falsi-
ficado, como si fuera legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún
perjuicio..."; se pretende con esta disposición castigar a quien hace uso o
emplea el documento falso.
Ambos párrafos contienen conductas distintas, pero que de alguna
manera se encuentran estrechamente relacionadas, puesto que para la con-
figuración de este último supuesto, se requiere que previo a ello, se haya
creado o adulterado un documento. De ello puede inferirse el fundamento
para la punición de este tipo de conducta, que constituye un grado mayor de
peligrosidad al simple hacer o adulterar un documento.

|S5
' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 182.

658
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

Nuestra ley al limitar y restringir el castigo del tipo básico de la falsedad


material a la simple realización de un documento falso o al alterar un docu-
mento genuino no había alcanzado legalmente la hipótesis caracterizada por
el empleo del documento, el cual estaba al margen de la acción típica, o en
otros términos, no era necesario que tal situación acontezca para reclamar la
tipicidad del Art. 427, a pesar que se hacía alguna referencia a este extremo a
través de la expresión "si de su uso puede resultar algún perjuicio"'561.
Una interrogante que no escapa al análisis de este segundo párrafo,
estaría dado por saber si la pretensión del legislador ¿fue añadir una nueva
sanción al autor de la creación o adulteración de los documentos falsos?; ¿o
de si el agente del delito en su primer supuesto, puede serlo también en la
segunda modalidad? Respecto a la primera interrogante, no creemos que esa
hubiese sido la intención del legislador, puesto que, el accionar del agente,
haciendo o adulterando un documento, queda subsumida en lo estipulado por
el primer párrafo y será merecedor de tal sanción. En lo que concierne a la
segunda interrogante, nada impide que se trate del mismo sujeto activo,
sobre todo cuando éste crea o adultera el documento sin conciencia de ello, o
sin tener el propósito de introducirlo en el tráfico jurídico, empero de manera
ulterior, lo usa. Sin embargo, es de advertir que este tipo de conducta es
bastante excepcional, puesto que por lo general, se suele castigar al sujeto que
aprovechándose de la creación o adulteración de un documento realizada por
otro, llega a usarlo en las relaciones sociales y jurídicas.
Cuando la ley alude a la necesidad de que se use o emplee el documento
falso o falsificado, se debe entender que comprende tanto la creación de un
documento falso o la adulteración de uno verdadero, recogiéndose cualquiera
de las modalidades típicas de la falsedad material'571. Siendo necesario, además
de ello, que el documento se use como si éste fuese legítimo, es decir, debe
revestir condiciones de legitimidad, susceptible de engañar a terceros.
1.5.3.C El resultado en la falsedad como condición objetiva de
punibilidad
Por otro lado, hay algunos autores que consideran que el delito de
falsedad contempla una condición objetiva de punibilidad'581. El hecho de

[561 CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 217.


1571 CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 235.
1581 En tal sentido, la jurisprudencia peruana también ha dicho: "Es el perjuicio resultante de

tal acto, siendo que este (...) elemento representa la condición objetiva de punibilidad"
(LA ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel; Jurisprudencia del proceso penal sumario,
1997, Lima, 1999, pág. 494).

659
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

incluir el legislador penal una condición objetiva de punibilidad introduce que el


hecho es típico y antijurídico, y que el sujeto activo es culpable. Pero además, y por
razones de política criminal, se exige para la punibilidad que del uso del documento
falsificado pueda resultar algún perjuicio; caso contrario no se castigará.
La vinculación del perjuicio con la acción de falsificación, nos lleva a
descartar por completo que dicho elemento constituya una condición objetiva de
punibilidad, pues para ello se requiere de un desconexión total del mismo frente al
injusto típico, característica que no es aplicable al delito en comentario, puesto que
se exige una posibilidad de perjuicio, la cual necesariamente deriva de la acción de
falsificación.
En definitiva quienes siguen esta posición de la condición objetiva de
punibilidad -en el perjuicio ocasionado como producto de la falsificación-, es por
que en la parte dogmática de la teoría general del delito se adhieren a una posición
subjetivista del ilícito penal. En efecto, esta posición expresaría que el ilícito penal
reside exclusivamente en la comisión de una acción final con tendencia a una
posibilidad de una lesión del bien jurídico (fundamento en el disvalor de la acción);
es decir, la clave para definir la tipicidad -en este caso del delito de falsificación-
consiste únicamente en la acción final -por ejemplo el de hacer en todo en parte un
documento falsificado- con independencia del resultado típico que podría
ocasionar159'. La consecuencia más relevante de esta posición es que no se exigiría la
probanza del conocimiento del resultado -y por ende del dolo- en el autor, ya que
dicho resultado no pertenece a las categorías generales del delito, sino más bien a los
criterios de la punibilidad.

1.5.2. La potencialidad en el perjuicio y su probanza a través de la pericia


técnica
El perjuicio ocasionado se prueba, usualmente, a través de una pericia técnica
como la grafotécnica -si el documento es falso- y la contable -si hay pérdida
económica producto de la falsificación. Como es sabido, la pericia

Como se sabe, la teoría del ilícito penal va de la mano del concepto de acción desarro-
llada por Hans WELZEL quien aceptaba la teoría de las normas de BINDING, por lo
que necesariamente, si una norma mandaba o prohibía algo, era prohibición debe estar
dirigido a través de conductas finales en función al tipo penal. La discusión posterior
estaría dirigida al problema de la ubicación sistemática del resultado, si pertenece al
tipo o es solo una mera condición objetiva de punibilidad.

660
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

grafotécnica es de suma importancia'605, pues se utiliza para determinar la


autoría de textos manuscritos, la autenticidad o falsedad de firmas, la autoría
de firmas, la identificación de máquinas de escribir, la identificación de
sellos, el abuso de firmas en blanco, etc. Por ello, no puede sustentarse una
acusación del Ministerio Público si no existe una pericia grafo-técnica, en
igual sentido, que no puede acusarse un delito de peculado si no hay una
pericia contable que demuestre lo sustraído por el funcionario, en igual
sentido que en el delito de enriquecimiento ilícito, si no hay una pericia
contable que demuestre el desbalance patrimonial.
Estos delitos que exigen algún resultado típico para el bien jurídico, es
decir, exige una potencialidad en el perjuicio ocasionado al bien protegido
de naturaleza colectivo-institucional: "Fe Pública". Más bien la existencia de
una falsedad no existe en sí para el Derecho penal si es que no está con-
dicionada a la posibilidad de la existencia de un perjuicio. Ahora bien, si
estamos frente a un supuesto de imputación como el delito de falsificación
de documentos (art. 427° CP) resulta necesario llevar a cabo sobre el docu-
mento, que constituye el objeto material del delito, una prueba que resulta
fundamental. Dicha prueba es la realización de una pericia grafo-técnica[61!
para establecer la configuración y procedencia de este ilícito penal.

"Para la comisión de delito de falsificación de documentos ella debe acreditarse con una
pericia grafotécnica (Exp. N° 2001-97-Lima, Sent. 27 de Noviembre del 1997, en: (LA
ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel; Jurisprudencia del proceso penal sumario,
1997, Lima, 1999, pág. 498).
La pericia grafotécnica desde una perspectiva procesal, se constituye como un elemento
que aporta un dato objetivo necesario para los fines de esclarecimiento del proceso. En tal
medida, la pericia grafo-técnica se llega a constituir como una condición necesaria para
deslindar la supuesta comisión de este ilícito penal. Sobre el particular, la Corte Suprema
de la República ha señalado, de manera textual, que la pericia constituye: "un medio de
prueba que consiste en la aportación de ciertos elementos técnicos, científicos o artísticos
que ¡apersona versada en la materia de que se trate hace dilucidar la controversia, aporte
que requiere especiales conocimientos; toda pericia tiene un doble aspecto, uno referido a
su contenido técnico y otro a su legalidad, esta última importa designación oficial o de
parte, admisión y ratificación en sede judicial" (Ejecutoria Suprema de 21 de Abril de
1999. Exp. N° 2920-98). Además, el artículo 262 del Código Procesal Civil dispone lo
siguiente: "La pericia procede cuando la apreciación de los hechos controvertidos
requiere de conocimientos especiales de naturaleza científica, tecnológica, artística u otra
análoga".

661
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

1.6. Tipo Subjetivo


La tipicidad subjetiva descrita por el tipo exige la presencia del dolo para
configurar el ilícito descrito por la norma sustantiva penal, en tal sentido el
sujeto activo del delito debe actuar, con la conciencia y voluntad de hacer un
documento falso o adulterar uno verdadero; es decir tiene dominio del hecho
para llevar a cabo la realización del tipo. Hemos destacado que los elementos
objetivos del tipo, se resumen en lo que conocemos como acción de
falsificación; precisamente el dolo debe abarcar todos esos elementos,
además de la necesidad impuesta por la ley, de que el autor tenga el propósito
de utilizar el documento.
Esta exigencia, ha sido causa de un ardoroso debate en la doctrina
comparada, en las distintas legislaciones que lo contemplan, respecto a si es
posible excluir la presencia del dolo eventual, o por el contrario, dejar cierto
margen de admisión en la configuración del tipo subjetivo1621.
Es probable, entonces, deducir en el autor de la comisión del delito de
falsificación material, cierta pretensión de utilizar el documento, creado o
adulterado, introduciéndolo en el tráfico jurídico; sin embargo la propia
norma se ha hecho cargo de eso, al establecer tal condición.
Es por ello, que coincidimos con Castillo Alva, al afirmar que, si el
legislador peruano ha elegido y empleado de manera expresa a la redacción
del precepto una referencia subjetiva como el propósito de utilizar... es
porque busca y pretende enfatizar un elemento subjetivo especial que
excluye implícitamente cualquier duda o incertidumbre y el conocimiento de
la posibilidad de un determinado resultado, característica inherente al dolo
eventual1631.
La falsedad documental, desde este punto de vista, se constituye en un
delito de tendencia interna trascendente, donde al bastar con la intención de
introducir el documento falso en el tráfico jurídico para completar la

En España, sólo por citar un ejemplo; Queralt Jiménez, es de la opinión que para la
configuración del tipo subjetivo, no es necesario un elemento adicional a éste, por lo
que admite el dolo eventual (QUERALT JIMÉNEZ, Joan. Derecho Penal Español- Parte
Especial. Barcelona: Bosch, 1996, pág. 519). De opinión contraria, García Cantiza-no,
para quien debido a la naturaleza del delito, es imposible admitir el dolo eventual
(GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 139). Véase,
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 205.

662
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

estructura subjetiva del tipo de injusto, se incluye en la categoría de los


delitos mutilados de dos actos[64].
No hay duda, que lo que se pretende establecer, con esta expresión, es
que el autor, después de haber creado o adulterado un documento, tenga la
intención de introducirlo en el tráfico jurídico, esto constituye así en un
elemento subjetivo distinto al dolo. Pues, como ya quedó indicado la
operatividad que pueda producirse de manera ulterior, ya sea llegando a
introducirlo o involucrándolo dentro del tráfico jurídico, resulta intrascen-
dente a efectos penales.
Por ello, se tornará necesario, la presencia de este elemento subjetivo
distinto al dolo, para dar lugar a la tipicidad conglobante, pues de no ser así,
por más reprochable que pueda ser la conducta del sujeto que la realiza, no
cabrá justificación alguna para la intervención del derecho penal.

1.7. Tentativa y Consumación


El tipo penal, así descrito, considera que el momento consumativo de la
falsedad material en su primer párrafo, se da cuando se verifica cualquiera de
las acciones típicas, crear o adulterar, tomando en cuenta también que éste
sea idóneo para el engaño y se tenga el propósito de causar un perjuicio.
Estamos pues, frente a un delito de peligro, el que no requiere que se cause
de manera efectiva un perjuicio a un tercero. Por consiguiente, supuestos de
tentativa, no son admisibles para este tipo de delito.
Para el caso del segundo párrafo, el delito se consuma cuando se usa o
emplea el documento, es decir, desde que se coloca o incorpora el documento
en el tráfico jurídico, no dependiendo del éxito que pueda tener dicho uso.
Por consiguiente, la admisión de tentativa resulta imposible.
La jurisprudencia penal ha dicho sobre este punto lo siguiente: "El delito
de falsedad es de comisión instantánea y se consuma, en todo caso, cuando a
sabiendas se utiliza el documentos falso -un supuesto típico distinto de la
confección, alteración o modificación falsearía del documento y que, asi-
mismo, puede concurrir con él y ser perpetrado por el propio autor de la
elaboración del documento falso o por un tercero- el cual en el presente caso
sustentó una demanda y dio lugar a una sentencia que consolidó el propósito
criminal del agente es de insistir que el uso de un documento falso es un
delito de estructura instantánea aunque sus efectos puedan prolongarse más

1641
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 140.

663
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

allá, por lo que, en principio, el plazo de prescripción empezará a contarse


desde el momento de su utilización"165'.

2. FALSEDAD IDEOLÓGICA

2.1. Descripción Legal


ART. 428°.- "El que inserta o hace insertar, en instrumento pú-
blico, declaraciones falsas concernientes a hechos que deban probarse
con el documento, con el objeto de emplearlo como si la declaración
fuera conforme a la verdad, será reprimido, si de su uso puede resultar
algún perjuicio, con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años y con ciento ochenta a trescientos sesenticinco días
multa.
El que hace uso del documento como si el contenido fuera exacto,
siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio, será reprimido,
en su caso con las mismas penas".

2.2. Sobre el bien jurídico


El bien jurídico en estos delitos es la fe pública, la confianza colectiva
en torno a la veracidad del contenido ideológico de los documentos. Se ame-
naza aquí la falsedad ideológica o intelectual prevista con carácter general
únicamente para los instrumentos públicos1661.
Por su parte, Rodríguez Devesa1671 señala que parece evidente que la
ley no realiza en las falsedades ideológicas una protección extensiva, ni será
deseable que lo hiciera, porque equivaldría a reconocer -según Rodríguez

1651 Queja N° 1678-2006-Lima, Precedente vinculante, 13 de Abril 2007, SPPP, en Juris-


prudencia Año XVI, N° 862 (Boletín de El Peruano), Lima, 4 de Mayo del 2007, pág.
6355-6356 (extraído de: CARO JOHN, José Antonio; Diccionario de jurisprudencia
penal, Lima, 2007, pág. 262).
1661 FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit. pág. 992. Por su parte MENDOZA TROCA-NIS,

José; La falsedad Documental, Bogotá, 1992, pág. 77 nos dice que "...la falsedad
ideológica radica cuando en un documento autentico se consignan o insertan hechos o
declaraciones falsas. De esta noción de desprende que aunque el documento en esencia es
genuino su contenido es inverídico. Y es genuino (o auténtico) porque quien garantiza ese
contenido es un funcionario publico en uso de sus atribuciones legales. De lo cual surge
otra importante conclusión, al menos en principio: que solo en los documentos públicos
puede darse esta clase de falsedad, la ideológica".
1671 RODRÍGUEZ DEVESA / SERRANO GÓMEZ, en: Derecho Penal español. 11° ed„ 1988,

pág. 945.

664
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

Devesa- un derecho a la verdad que rebasa las posibilidades del legislador y


excedería las metas jurídicas. Por ello propone concretar el bien jurídico
protegido más bien en los actos contra los medios de prueba y signos de
autenticación. En el mismo sentido Muñoz Conde1681, Queralt[69), Morillas
Cueva1701.

2.3. Nociones Generales


La falsedad ideológica, como delito, ha sido recogida por distintas
legislaciones, entre ellas la legislación penal argentina, cuyo artículo 293°
contempla la inserción de declaraciones falsas. Así el art. 293° prescribe:
"Será reprimido con reclusión o prisión de uno o seis años, el que insertarse
o hiciere insertar en un instrumento público declaraciones falsas, concernien-
tes a un hecho que el documento deba probar, de modo que pueda resultar
perjuicio. Si se tratare de los documentos mencionados en el último párrafo
del artículo anterior, la pena será de tres a ocho años".
Se llama ideológica porque el documento no es falso en sus condiciones
de existencia, sino que son falsas las ideas que en él se quieren afirmar como
verdaderas. Ella puede consistir en hacer aparecer en el documento como
ocurrido algo que en la realidad no ocurrió o acaeció de manera distinta. Por
eso se la denomina, también, falsedad histórica. En la doctrina sobre el delito
de falsificación de documentos, el concepto de falsedad ideológica se refiere
a cuando la alteración de la verdad recae en el contenido ideológico del
documento, es decir, a la verdad expresada en el documento.
La falsedad ideológica en un documento publico consiste en la falta de
correlación entre el contenido representativo o declaración del documento, con
un segundo elemento extraño al documento, aquello que debió representarse
o declararse, con lo cual ciertamente que no se atiende a su verdad objetiva
sino que se establece una relación de contradicción entre dos objetos diversos:
el documento en cuanto elemento autónomo del tráfico con una declaración
o representación que le es propia, y un objeto externo a él mismo, con el cual
se compara, para deducir la verdad de la representación o declaración que
muestra el documento como tal. En otras palabras, la falsedad ideológica
sería la manifestación destinada a constatar en un documento algo

1681
MUÑOZ CONDE, Francisco; Derecho Penal, Parte Especial, 9° Ed. 1993, pág. 520. l6"
QUERALT, Joan; Derecho Penal. Parte Especial, 2° Ed., 1992, pág. 361. 1701 MORILLAS
CUEVA, Curso de Derecho penal español. Parte especial. II, 1997, pág. 208.

665
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

que quien la hace es consciente de que no se corresponde ni con la verdad


absoluta ni con su conocimiento o percepción del hecho pero el documento
reuniría todos los requisitos necesarios para su validez.
En esta línea de ideas la jurisprudencia peruana a través de la Ejecutoria
Suprema de fecha 18 de Octubre del 2006 (Recurso de Nulidad N° 4713-2006)
expedida por la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, señala
en el considerando cuarto, lo siguiente: " Que, ahora bien, al respecto es de
precisar que el delito de Falsedad Ideológica se configura con la inserción
en un documento, instrumento o registro público, de información falsas con
la finalidad de utilizarlo para probar como cierto un hecho contrario a la
realidad que pudiera resultar perjudicial para alguna persona natural o jurí-
dica; en ese sentido es de precisar que en la Falsedad Ideológica los soportes
documéntanos, así como las firmas y sellos de los funcionarios que pudieran
expedir los citados instrumentos públicos, son verdaderos, lo que se cuestiona
es la falsedad de la información contenida en los mismos"l71K

Por su parte en la jurisprudencia comparada STC español 127/2001, de 4 de junio de


2001 la Sala Segunda del Tribunal Constitucional: "Los recurrentes fueron acusados del
delito de falsedad en documento mercantil, en su modalidad de "falsedad ideológica"
prevista en el art. 302.4 del Código Penal, texto refundido de 1973 ("faltar a la verdad en
la narración de los hechos"). Así se desprende claramente de los escritos de acusación del
Ministerio Fiscal y de la acusación popular. En virtud de este planteamiento, el Auto
dictado el 22 de diciembre de 1995 por el Magistrado Instructor Sr. Bacigalupo Zapater
denegó la apertura del juicio oral respecto de los ahora recurrentes de amparo, entre
otros. El Código Penal de 1995 ha despenalizado estas conductas cuando las realiza un
particular, como ocurre en el presente caso. En el recurso contra el Auto que se acaba de
citar, el Ministerio Fiscal mantuvo la acusación por el delito de falsedad en documento
mercantil, pero cambió la calificación penal de los hechos, entendiendo que aquellos
supuestos que había calificado antes como falsedades ideológicas eran ahora
conjuntamente tanto una modalidad consistente en faltar a la verdad en la narración de
los hechos como una simulación de documento susceptible de inducir a error sobre su
autenticidad (art. 302.4 y 9 del Código Penal de 1973). En el acto del juicio oral, el Fiscal
invocó por primera vez las modalidades falsarias del art. 390.1.1 y 2 del Código Penal de
1995. Por lo tanto, dejó de invocar la modalidad de "faltar a la verdad en la narración de
los hechos", modalidad esta que viene excluida expresamente para particulares en el art.
392 del nuevo Código Penal. Según el recurrente, es obvio que este cambio en la
calificación está motivado por la indicada despenalización, resultando paradójico que se
haga sin la más mínima modificación de los hechos objeto de imputación. Lo que antes
se entendía plenamente subsumible en un supuesto legal, ahora se pretende subsumible,
sin más, en otros, cuando el anterior ha sido despenalizado. Lo que ha sucedido es que se
han extendido indebida y analógicamente las otras modalidades de falsedad documental
para así dar cabida a lo imputado, evitando dé esa manera la despenalización,
incurriéndose en una clara inseguridad jurídica y en una infracción del principio de
legalidad. Además

666
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

la Sentencia aplica un precepto -el art. 302.9 del Código Penal de 1973- que nadie había
invocado. Todo lo más podría entenderse que esa calificación estaba incluida en la
invocación por el Fiscal del art. 390.1.2 del Código Penal de 1995, pero lo cierto es que ni
siquiera esta acusación pública había mencionado expresamente aquel art. 302.9 del
Código ya derogado. La demanda de amparo considera que se ha producido una
aplicación extensiva in malam partem de la ley penal, porque en verdad las facturas eran
auténticas, con lo que no se cumplen todos los elementos del tipo penal. Para desarrollar
esta argumentación se examina en primer lugar la jurisprudencia y la doctrina científica
sobre el tema, después la argumentación de la Sentencia impugnada al respecto, y por
último los elementos típicos de la figura delictiva aplicada. En primer término, la
jurisprudencia ha sentado el principio de que no existe un deber genérico de veracidad
exigible a los particulares bajo la amenaza de sanción penal, sino sólo en supuestos
específicos. Así se pronuncia la STS de 9 de julio de 1997 en un caso de celebración de un
matrimonio de conveniencia como medio para obtener la nacionalidad española,
reconociendo que lo declarado por particulares no es punible porque se hace ante
funcionario público. Por la misma razón, si un particular realizara las declaraciones
integrantes de una factura ante un Notario, no sería constitutivo de delito, a pesar de
resultar un documento que tendría más relevancia en el tráfico jurídico que la mera
factura; ello no tiene ninguna lógica y no responde a la sistemática propia de las normas
penales en cuestión. También considera que no es exigible un deber genérico de veracidad
a los particulares la STS de 30 de septiembre de 1997. Esta jurisprudencia diferencia por
tanto entre el deber de veracidad y el deber de autenticidad. El primero consiste en la
obligación de que sea veraz lo declarado en el documento y no es exigible a los
particulares; esta inexigibilidad es el motivo de la despenalización en el Código Penal de
1995 de la falsedad ideológica cometida por particular. En tanto que el deber de
autenticidad supone la obligación de que exista una correspondencia entre quien aparece
como firmante de un documento y quien ha realizado la declaración que se contiene en
dicho documento; este deber sí es exigible al particular y fundamenta el mantenimiento en
el nuevo Código de las restantes modalidades falsarias que sí son aplicables a los
particulares. Estos diferentes deberes se relacionan con lo que la jurisprudencia ha
denominado "función probatoria" y "función de garantía". El documento emitido por
particular no "prueba" la veracidad de lo declarado por el mismo, sino sólo que ha hecho
la declaración que figura en el mismo (art. 1255 [sic] del Código Civil), "garantizándose"
pues únicamente la identificación del responsable de la declaración documentada y la
integridad de su contenido, en el sentido de que proviene "auténticamente" del mismo. En
sentido similar se pronuncia la doctrina científica. Bacigalupo Zapater distingue en un
artículo entre la función probatoria ("una declaración unilateral sólo prueba, contra quien
la ha suscrito, que éste ha hecho la declaración que allí consta, pero no su realidad") y la
función de garantía ("esta función es la que permite atribuir la declaración documentada a
quien aparece en el documento como responsable de ella"). Cobo del Rosal, con
anterioridad a la reforma, era favorable a que siempre fueran delictivas las falsedades que
afectaran a la genuidad o legitimidad, esto es, a la integridad material de documentos y a
la identidad entre autor aparente y autor real de los mismos; sin embargo, las conductas
que afectaran sólo a la veracidad (entendida como correspondencia con la realidad del
contenido del documento) deberían ser o no delictivas, en función de que se exigiera o no
un deber jurídico de veracidad. En segundo lugar, la Sentencia impugnada no distingue
entre veracidad y autenticidad, aplicando extensivamente el tipo penal. En el apartado 7,
último párrafo, de los hechos probados y en el fundamento de Derecho 31 lo único que se
atribuye a las

667
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

Con respecto al delito de falsedad ideológica, el profesor argentino


Soler nos afirma lo siguiente: "En un documento público la mentira que lleva
en si ese germen, es la que recae sobre algo que el documento tiene que
acreditar como verdadero, según su específica finalidad jurídica, y que, por
dicha funcionalidad, es oponible a terceros, salvo que se destruya su fe. Ese
y no otro es el sentido de mala limitación típica expresada por la ley
mediante la cláusula que exige que la falsedad insertada concierna a un
hecho que el documento deba probar. Si a esa cláusula le otorgásemos un
distinto alcance, sería prácticamente inútil: igualmente se podría lograr una
limitación por medio de la exigencia de la posibilidad de un perjuicio; pero
aquí el legislador quiso ir más lejos, quiso reducir el alcance de la punibilidad
más estrictamente: el documento publico puede ser invocado para probar
distintos hechos relacionados con él, pero su esencialidad, según su destino
jurídico, es probar la ocurrencia de uno determinado acontecimiento, mani-
festación, etc., o de una pluralidad, pero también determinada. El documento
podrá estar formado por el relato de distintas circunstancias que tiene que
exponerse para completar su forma, pero no constituirá su destino la acre-

facturas es una falta de veracidad, como algo característico de la falsedad ideológica. En


efecto, según el recurrente, la Sentencia no pone en duda que los documentos sean
auténticos, en cuanto que provienen del emisor de los mismos: Distribuidora Express
2020 y Tecnología Informática 1010; ni tampoco que los pagos fueran efectivamente
realizados, aunque no por el concepto o el pagador señalado. En definitiva, que se
factura y se liquida un pago real, aunque sobre la base de una declaración de otros
servicios y de otro supuesto pagador.
Pues bien, esos datos ponen de relieve que estamos ante una modalidad falsaria plena-
mente ideológica. Se trata de un supuesto en el que se falta a la verdad en la narración de
los hechos. Sin embargo, la Sentencia considera las facturas como "simulación total" o
"falacia total". Ahora bien, esta resolución emplea una argumentación que resulta
incoherente e incomprensible, ya que al mismo tiempo que habla de simulación total y
falacia total, admite que en las facturas se hacen constar extremos "ciertos", "reales" y
hasta menciona el "negocio subyacente" a tales facturas. En definitiva, lo que se pretende
es transmutar unas modalidades falsarias no aplicables a particulares en otras diferentes
que sí lo son. En último término, la representación del recurrente entiende que se ha
producido una aplicación extensiva de la modalidad de la simulación documental, ya que
ésta no sólo exige una conducta de simulación, sino que además tal simulación ha de
inducir a error sobre su autenticidad, lo que es exigible tanto con el Código Penal de
1973 como con el Código de 1995. Este elemento típico de inducir a error sobre la
autenticidad de un documento explica que esta modalidad siga siendo aplicable a los
particulares, y obliga a interpretar este elemento no de forma mimética o tautológica
respecto a la simulación, sino dándole un contenido propio. A su vez, remite a la
distinción entre "veracidad" y "autenticidad", ya explicada anteriormente. Auténtico es el
documento en el que las manifestaciones contenidas en él pertenecen al sujeto que lo
emite.

668
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

ditación de todas ellas. La ley no pretende punir como falsedad ideológica la


mentira sobre cualquier factor de composición del documento, aun cuando
fuesen formalmente requeridos, sino la mentira sobre las circunstancias que
son sustancialmente imprescindibles para su destino como especifica figura
jurídica, es decir, sobre el destino que se informa en el "sentido jurídico del
documento"1721.
2.4. Sobre algunos problemas en el delito de falsificación ideológica
2.4.1. La falsificación ideológica y el funcionario público
La problemática que plantea la falsedad ideológica se ha ubicado por la
doctrina en el marco de la actuación funcionarial, de tal forma que, solo
respecto de los documentos públicos, es posible entender ejecutable una
falsedad afectante al contenido verídico del documento.
Los particulares podrán admitirse como sujetos activos respecto de la
ejecución de una falsedad ideológica, en principio, cuando su aclaración, que
ha de ser de relevancia jurídica para la comprobación de la verdad y gozar de
la suficiencia probatoria para ello, sea el objeto directo de constatación
documental por parte del funcionario, pero siempre en calidad de autores
mediatos1731.
En la discusión actual, la cuestión de la posibilidad de considerar fal-
sedades ideológicas cometidas por particulares se plantea en tres supuestos
de hecho1741:
a) El particular realiza declaraciones mendaces ante el funcionario
público que expide un documento publico;
b) El particular documenta la simulación de un negocio jurídico de
acuerdo con la otra parte del mismo;

1721
SOLER, Sebastián; Derecho penal argentino, t. V, Buenos Aires, pág. 255.
1731
GARCÍA CANTIZANO, 1994, pág. 291.
1741
BACIGALUPO ZAPATER, Enrique; El delito de Falsedad documental, Madrid, 1999,
pág. 45. En la jurisprudencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo español exis-
ten precedentes que ponen de manifiesto que la discusión en torno a la punibilidad de
las "falsedades ideológicas cometidas por particulares", es decir, por lo general, "menti-
ras escritas", es en verdad, una cuestión del deber de veracidad o de declarar verazmente.
En efecto la STS de 18 -4- 93 que se refiere a la falsedad ideológica consiste en hacer
figurar en la letra de cambio como librado a alguien con quien el librador no ha tenido
relación alguna", la Sala afirmo que tal conducta constituye, "más que una falsedad
documental ideológica (...), una declaración mendaz hecha por alguien que no tiene
la obligación especifica de decir la verdad, viniendo a constituir un falso testimonio
que solo es punible en el ámbito judicial" (BACIGALUPO ZAPATER, 1999, pág. 50).

669
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

c) El particular realiza una declaración de datos falsos en un docu-


mento destinado a ser presentado a autoridades administrativas.

2.4.2. Falsedades sobre calidades personales


Se ha negado que la mentira sobre las calidades personales de los inter-
vinientes en el acto (sobre la edad, sexo, etc.,) aunque fuesen sus otorgantes,
permita su inclusión dentro del delito de la falsedad ideológica. Sin embargo,
la cuestión no puede resolverse a priori, acudiendo a principios generales;
tiene que estimarse en orden al destino del concreto documento de que se
trate, tomando en consideración que, en algunos, la identidad de los inter-
vinientes en cuanto esencial para dicho destino, puede estar determinada por
las mentadas circunstancias'751.

2.4.3. Falsedad ideológica y simulación


La doctrina, particularmente a partir de Carrara, ha distinguido la
falsedad ideológica de la simulación. En realidad la simulación es una fal-
sedad, más en nuestra ley, en la que tan punible es el que inserta como el que
hace insertar el hecho falso en un documento publico. La simulación podrá
dar lugar a una estafa, pero no es falsedad1761. Pero lo que ocurre es que hay
simulaciones que pueden constituir falsedades ideológicas punibles y otras
que no; ello depende de la posibilidad de que el acto simulado pueda acarrear
perjuicios a terceros o no; si aquello se da, estaremos en la falsedad
documental delictuosa; si el acto simulado solo puede acarrear perjuicio a
uno de los otorgantes del acto que conoce la simulación no estaremos ante
esa falsedad documental, y si puede darse algún delito en ella no se tratará
más que de los posibles en el campo de las defraudaciones si el otorgante
actuó engañando sobre los extremos y efectos de la simulación1771.

2.5. Tipicidad objetiva

2.5.1 El sujeto activo y sujeto pasivo


En cuanto al sujeto activo, al igual que el delito base de falsedad material,
se trata de persona indeterminada, por lo que puede tratarse de un particular,
un funcionario o servidor público. Sin embargo, respecto al comportamiento

1751 CREUS Carlos; Falsificación de documentos en general, Buenos Aires, 2004, pág. 144.
1761 MENDOZA, 1992, pág. 80. 1771 MENDOZA, 1992, pág. 89.

670
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

de "insertar" siempre será un funcionario o servidor público. En cambio en el


comportamiento consistente en "hacer insertar", el sujeto activo será un particular
que se vale de un funcionario o servidor público.
Como se trata de un delito común admite todas las formas de participación y
autoría1781. Así, por ejemplo el falsario e ideológico puede valerse de un autor
inmediato, es decir, puede "hacer insertar" a otras declaraciones falsas en el
documento; en coautoría o contribuir a su falsificación en calidad de cómplice
(primario o secundario). A mayor abundamiento puede ser cualquier persona, pues
nuestra ley, a diferencia de otras, reúne en esta única figura tanto la acción del que
inserta la declaración falsa, que será siempre el funcionario encargado de extender el
documento publico, como la acción del que hace insertar, que puede corresponder a
una persona particular cualquiera o a un funcionario público distinto del que otorga
el acto. Por este motivo no ofrece mayor interés práctico distinguir el caso en que la
falsedad es conocida a un tiempo por el que inserta y por el que la hace insertar,
hipótesis en que la acción de este último normalmente sería punible bajo el título de
autoría mediata, si una disposición especifica no castigara ambas acciones
indistintamente.
Finalmente debemos de decir que el autor de la falsedad ideológica se trata de
un problema de deberes que incumben a ciertos sujetos. Esto resulta claro en el
derecho penal moderno porque nadie postula un derecho penal de autor y los autores
especiales solo pueden ser caracterizados por deberes especiales. La falsedad
ideológica consecuentemente es un delito especial de los obligados a decir verdad en
sus declaraciones documentadas|79].

2.5.2. Conducta típica


El tipo penal en comento tiene dos partes en su tipicidad objetiva. En primer
lugar, el sujeto activo tiene que insertar por sí mismo o hace insertar por intermedio
de otro, en un instrumento público, determinadas

1781
Para mayor referencia, véase: CREUS, 2004, pág. 153 sostiene que ".. .solo el fedatario
(funcionario publico o quien tenga un cargo conformar y autenticar el documento)
puede ser autor de la acción típica de insertar declaraciones falsas y que solo el otor-
gante puede serlo de la de hacer insertar. Por tanto las inserciones falsas realizadas por
la instigación a hacerlo realizada por otros, únicamente pueden ser referidas a la fal-
sedad material. Se trata de andelito propio no admite autoría en quienes no tengan las
cualidades implícitamente requeridas por el tipo. La coautoría solo puede darse dentro
de cada uno en los sectores de autores posibles, pero, como hemos visto, no es caso de
coautoría la conjunción de ambas conductas respecto del mismo documento".
[79!
BACIGALUPO, 1999, pág. 49.

671
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

declaraciones que deben ser falsas, y que el sujeto activo tenga pensado que
el documento sirva para probar algo. En segundo lugar, el tipo penal exige,
además, que el documento público que tiene una declaración falsa, debe ser
empleado como si fuera conforme a la verdad. En otras palabras, con
relación a la acción típica, el tipo describe dos modalidades: (i) insertar una
declaración falsa en un documento público (Falsedad ideológica propia); y
(ii) usar el documento como si su contenido fuera exacto (Falsedad ideo-
lógica impropia), ambas modalidades obedecen a la voluntad del autor por
usar el documento que ha sido objeto de la falsedad, como si su contenido
fuera verdadero, entendiendo el término "usar" en el sentido de emplear o
utilizar dicho documento.
2.5.3. La conducta de insertar
Según el diccionario de la real academia, insertar es incluir, introducir.
La introducción de estas declaraciones o hechos falsos se hace con el fin de
hacerlas pasar por verdaderas. Por insertar, entendemos, el incluir una cosa
en otra. Puesto que el delito recae sobre instrumentos públicos, generalmente,
quien inserta declaraciones falsas, es el funcionario público que se encarga
de autenticar el documento.
En otras palabras se crea, modifica o altera el contenido ideológico del
documento. La conducta de insertar solo puede ser protagonista de esta
actividad el que tiene el poder jurídico (competencia) para extenderlos, por
lo cual es conducta típica propia y exclusiva del funcionario fedatario. La
inserción falsa puede ser lograda de diversas maneras; pero en todo caso es
necesario que aquella sea el resultado directo de la acción del sujeto, aun
cuando no es preciso que se produzcan en forma inmediata. Prescindiendo de
todo acuerdo con el funcionario, la acción de este solamente podrá basarse
en coacción o en error. Este último es el caso más frecuente, y en que
muestra mejor la naturaleza de esta clase de falsedad.
La declaración insertada es falsa cuando lo consignado en el documento
tiene un sentido jurídico distinto del acto que realmente ha pasado en pre-
sencia del fedatario y que él debió incluir como verdad de la que debe dar fe.
Ese distinto sentido jurídico distinto del acto que realmente ha pasado en
presencia del fedatario y que él debió incluir como verdad de la que debe dar
fe. Ese distinto sentido jurídico puede otorgarlo ei agente incluyendo en el
documento un hecho que no ha ocurrido en su presencia, o manifestando un
modo del mismo que no es aquel con el que paso, o hasta silenciando un
hecho que ha ocurrido ante él, y cuya omisión tiene como consecuencia

672
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

variar la verdadera dirección jurídica del acto de que da cuenta el contenido


instrumentado en el documento1801.
Si el sujeto activo sólo que se queda -por circunstancias personales o
externas- en la primera parte de la conducta típica, es decir, por ejemplo sólo
hace insertar en un instrumento público que tenía pensado probarlo, pero que
en la realidad nunca llegar a usarlo, quedará solo en fase de ejecución, pero
reprimible por el artículo 16° CP (tentativa), ya que no se habrá cumplido el
empleo en el tráfico jurídico, cual es la inexistencia de resultado típico del
bien jurídico Fe Pública.

2.5.4. La conducta de hacer insertar


Hace insertar, el que aporta la declaración falsa, con o sin conocimien-
to, en este caso, de un funcionario público. También pueden ser autores los
particulares a cuyo cargo la ley pone la obligación de hacer insertar por los
escribanos o funcionarios encargados de extender los instrumentos públicos,
manifestaciones verídicas sobre ciertos hechos1811.
Hacer insertar implica declaraciones falsa de un documento público el
logra que el fedatario incluya en él manifestaciones que no revelan la verdad
pasada, dando como ocurrido de un modo distinto del que sucedió. Así, solo
quien otorga el documento es el que asume esta conducta típica.
En este caso el documento, es la constancia de algo que ha ocurrido, y
el delito se comete cuando la totalidad o alguna de esas constancias son
falsas; es decir, que no han sucedido, o que sucediendo, no lo han sido del
modo como se insertaron'821.

2.5.5. Sobre la eficacia probatoria en la falsedad ideológica


El texto legal, circunscribe el objeto de la falsedad a un hecho que el
documento debe probar. De ello se deriva la esencialidad que pueda o no
tener el documento, característica ya discutida al tratar la función probatoria
del documento; pues será esencial la que recae sobre hechos o circunstancias
que el instrumento debe probar, ergo, no lo será, y por ende no es constitu-
tivo de delito, aquél que no esté destinado a probar o dar fe. El tipo exige que
la inserción en documento público tenga que referirse a declaraciones

m
SOLER, Sebastián; Derecho penal argentino, tomo V, Buenos Aires, pág. 155.
1811
NUÑEZ, Ricardo C. Manual de Derecho Penal- Parte Especial, Córdoba, 1999, pág.
494. i82! FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit.
pág. 992.

673
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

falsas concernientes a hechos que deban probarse con documento. Es decir,


no toda declaración falsa incluida en ese documento público es constituida
de esta modalidad típica, en la medida, como establece el código, sólo alude
a aquellas declaraciones que con carácter directo y principal son el objeto
concreto del contenido dotado de eficacia probatoria privilegiada.
La falsedad ideológica no se refiere a cualquier falsedad o mentira
introducida en el documento, sino solamente aquellas que recaen sobre le
hecho que el instrumento mismo prueba erga omnes. Así por ejemplo, en
una partida de defunción, declara falsamente que el fallecido tenía su do-
micilio en un lugar distinto de aquel en que lo tenía, no incurre en el delito
previsto, porque la partida de defunción solo prueba el hecho de la muerte y
no el domicilio. La persona que, al contraer matrimonio, hace insertar en la
partida respectiva, que tiene una edad que no es la suya, tampoco incurre en
ese delito, porque la edad no se prueba con la partida de matrimonial, sino
con la de nacimiento1831.
El texto legal circunscribe el objeto de la falsedad a un hecho que el
documento deba probar. De esta exigencia resulta la distinción en falsedad
esencial y no esencial en materia de falsedad ideológica. Es esencial la que
recae sobre hechos o circunstancias que el documento está destinado a
probar; no lo es, y por tanto no configura este delito, la que versa sobre
circunstancias de las que el documento no está destinado a dar.

2.5.6. La posibilidad de perjuicio como elemento de tipo


Por lo demás, el delito se consuma cuando operan las conductas descritas
en el tipo, es decir, cuando se inserta o se hace insertar declaraciones falsas
en un instrumento público, no exigiéndose perjuicio alguno. Por consiguiente
resulta difícil la determinación de la tentativa.
En cuanto al perjuicio, puesto que presenta similar estructura típica que
el delito de falsedad material, proponemos su remisión, para el mejor
entendimiento del mismo, es decir, el delito exige conforme a los elementos
de la tipicidad objetiva que del uso del documento falsificado pueda resultar
algún perjuicio. Este perjuicio debe ser entendido como una cláusula general
que refiere la lesión a un interés, no requiriéndose necesariamente la lesión
de un interés económico o de carácter especial.

>83' MENDOZA, 1992, pág. 85.

674
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

Nos encontramos ante un peligro concreto, cuya existencia se debe


acreditar como tal; se debe demostrar que la falsedad pone en peligro de-
terminado bien jurídico, pero la especie de conducta no necesita aquí de la
prueba de circunstancias de realización exterior a ella misma , porque el
peligro puede estar -y normalmente lo estará- en la conducta en cuánto
insertada en la vida jurídica.
El peligro es concreto porque las relaciones jurídicas en que el documento
se introduce ya son; seria meramente abstracto (y por tanto, tendríamos que
pensar en la atipicidad de la conducta) si dependiera de relaciones jurídicas
meramente hipotéticas: que pueden ser, pero que no son; en ese sentido, he-
mos hablado de una estimativa ex ante de la posibilidad de perjuicio, mucho
más constatable aquí que en la falsedad material, lo cual, por supuesto, de
ninguna manera importa reconocer una consustancialidad del peligro con la
conducta productora de la falsedad ideológica, puesto que, como ocurre en
aquella otra, también aquí se pudo haber perpetrado la falsedad sin dar
origen al peligro; baste pensar, por ejemplo, en la que ha recaído sobre un
documento nulo por otros motivos distintos de su misma falsedad, a lo que
recae sobre aspectos del documento que no producirán efectos al insertarse
aquel en las relaciones jurídicas1841.
A continuación la jurisprudencia peruana que nos esclarece el tema:
"Para que se configure el delito de falsificación ideológica es requisito que la
declaración falsa inserta en el instrumento público, se refiera a un hecho que
deba probarse con el mismo documento, y que de su uso pueda resultar algún
perjuicio, no se configura la infracción si la esposa al demandar aumento de
la pensión alimenticia, hizo insertar en la partida de nacimiento de una de sus
hijas, el hecho falso de que la declaración la había hecho su esposo, cuestión
que no tiene trascendencia alguna porque los hijos nacidos durante el
matrimonio tienen por padre al marido"1851.

2.5.7. Tipicidad subjetiva


Con relación a la tipicidad subjetiva descrita por el tipo, nos encon-
tramos ante un ilícito eminentemente doloso, en el sentido que el sujeto
activo del delito debe actuar con la conciencia y voluntad de insertar una
declaración falsa en un instrumento público. Para el caso del segundo pá-
rrafo, la modalidad se asemeja a lo contenido en el segundo supuesto del

1841
CREUS, 2004, pág. 141.
1851
Ej. Sup. 15.9.1980. Diario oficial El Peruano 22.12.1980.

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JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

delito de falsedad material, es decir, por parte de quien hace aprovechándose


de tal inserción de declaraciones falsas, hace uso del mismo, sin importar
verificación posterior de perjuicio alguno.
La expresión "con el objeto de emplearlo", puede ser equiparada al
propósito, que alude la falsedad material, excluyendo también la presencia
del dolo eventual.

3. OMISIÓN DE DECLARACIONES EN DOCUMENTO

3.1. Descripción Legal


ART. 429°.- "El que omite en un documento público o privado
declaraciones que deberían constar o expide duplicados con igual
omisión, al tiempo de ejercer una función y con el fin de dar origen a
un hecho u obligación, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de uno ni mayor de seis años".

3.2. Nociones Generales


Se trata de una figura novedosa, en la que el legislador ha optado por
punir, aquellas conductas en las que el sujeto activo, omite declaraciones que
necesariamente deben constar o expide duplicado de las mimas con igual
omisión.
La norma ha hecho alusión a un sujeto indeterminado para la per-
petración del delito, es decir que puede ser cometido por un particular o
funcionario público, puesto que no sólo se hace referencia a documentos
públicos, sino también a documentos privados.
Factor importante, destacado por el texto legal, es la expresión "al
tiempo de ejercer una función". Esto condiciona, al agente del delito, ya se
trate de un particular o de un funcionario público, pues dicha omisión debe
producirse en la oportunidad en que aquél esté desempeñando sus funciones;
por ello se afirma que debe existir una relación funcional o nexo entre dicha
omisión y el ejercicio de funciones. Se trata de un elemento de carácter
temporal.
Además de ellos se debe tener la finalidad de dar origen a un hecho u
obligación, no siendo necesaria, a nuestro entender, para la consumación de
este delito, que este último supuesto se concretice en la realidad. Por ende la
tentativa, para este delito es de difícil determinación.

676
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

El delito de omisión de consignar declaraciones en documento se trata de un


delito de mera actividad'86'. Siendo fiel a las estructuras típicas que el legislador
peruano ha decidido a lo largo del Código penal, concluimos que la consumación
formal se conforma con el mero dejar de declarar en documento público o privado.
Que no necesita para perfeccionar el tipo penal realizar efectivamente que la omisión
de declarar de origen a un hecho u obligación, porque sino fuera así, el legislador
hubiese incorporado adicionalmente el elemento "puedan causar perjuicio" como
resultado típico (se trata de un delito de peligro concreto, siguiendo el contexto de
interpretación sistemática, porque por ejemplo el art. 304 dice "...puedan causar
perjuicio..." donde es unánime que se trata de un delito de peligro). Lo que pasa es
que el perjuicio pudo más, en términos de progresión resultativa, que la frase
potencial "puedan causar". Que sí lo tienen las otras figuras delictivas como la
falsedad material (art. 427) o falsedad ideológica (art. 428) o el delito de supresión,
destrucción u ocultamiento de documento (art. 430) que comparten el mismo rubro
de "delitos contra la fe pública". Es más el delito de falsedad genérica (art. 438)
contempla un resultado lesivo. En resumen, la frase "...y con el fin de dar origen a
un hecho u obligación...", no nos está hablando de un resultado típico de "hecho" u
"obligación", sino de un ámbito de restricción subjetivo que se vale el legislador para
direccionar la conducta típica.
Por lo demás, se trata de un delito doloso, en la que se requiere el
conocimiento y voluntad del agente de omitir dichas declaraciones, además de tener
la finalidad de dar origen a un hecho u obligación.

Responde a la lógica que los delitos de omisión propia, como éste, se utiliza la técnica
de construcción de peligro abstracto para proteger bienes jurídicos institucionales o
colectivos como es la Fe Pública. Podemos encontrar algunos ejemplos dentro del
Código de omisiones propias sin resultado lesivo protegiendo bienes colectivos: el de-
lito de omisión, rehusamiento o demora de actos funcionales (art. 377); el delito de
omisión o retardo injustificado de apoyo policial (art. 378); el delito de cohecho propio
(art. 393); el delito de omisión de denuncia cuando se está obligado por su profesión
u empleo (art. 407). Puede ser quizá que haya peligro concreto o hasta lesión efectiva
con respecto al objeto material del delito que técnicamente se llaman también "deli-
tos que cumplen una función representativa", que en el caso del delito de omisión de
declaraciones puede ser el documento o el instrumento, pero con respecto al bien
jurídico finalmente protegido siempre será un peligro abstracto. Se trata de un delito
especial, pues tipo prescribe: "al tiempo de ejercer una función". Si bien,
generalmente, los delitos especiales describen el ámbito de características especiales
con términos como por ejemplo: "juez", "comerciante", "funcionario público", también
es cierto que puede con la totalidad de la conducta típica. Sólo quien ejercite una
función al momento que tenía que declarar podrá ejercer la conducta típica.

677
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

4. SUPRESIÓN, DESTRUCCIÓN U OCULTAMIENTO DE DOCU-


MENTOS

4.1. Descripción Legal


ART. 430°.- "El que suprime, destruye u oculta un documento, en
todo o en parte de modo que pueda resultar perjuicio para otro, será
reprimido la pena señalada en los artículos 427° y 428°, según sea el
caso".

4.2. Nociones Generales


El precepto encuentra su antecedente en la legislación penal Argentina,
cuyo artículo 294°, contiene en toda su extensión, similar redacción a la
nuestra.
El comportamiento en general, consiste en suprimir, destruir u ocultar
en todo o en parte un documento.
Un documento se suprime cuando se lo hace desaparecer materialmente
o como documento. Lo primero ocurre cuando la acción recae sobre la ma-
terialidad misma. Lo segundo cuando se obra sobre el contenido, de modo
que resulte inútil como tal documento, por ejemplo, haciéndolo ilegible en su
totalidad o en partes que impiden entenderlo en su sentido específico1871.
La destrucción del documento, esta referida al fin de la existencia ma-
terial de éste, valiéndose de una serie de medios para lograrlo, los cuales
carecen de todo significado legal.
Ocultar es esconder el documento, y también rechazar el agente su de-
volución o negarse a exhibirlo, cuando la ley le impone este deber[88!. En todo
aso, lo que pretende es esconderlo o evitar que el documento se ha visto.
Las acciones en esta figura se han de superponer frecuentemente, ya
que la supresión de un documento es algo negativo que resulta de un hacer,
que puede también consistir en su destrucción1891.
El tipo penal, sólo se refiere a la supresión, destrucción u ocultación de
documento, por lo que podemos entender que no existirá distingo si se trata
de documento público o privado.

1871
FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit. pág. 995.
1881
BARRERA DOMÍNGUEZ, Humberto, Ob. Cit. pág. 207.
I»»] FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit. pág. 995.

678
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

El requisito del perjuicio, opera de la misma manera que para los artícu-
los referentes a la falsedad material e ideológica, de allí que para determinar
la pena se tomarán en cuenta dichos preceptos.
La consumación, por tratarse de un delito de peligro, se produce cuando
se manifiestan las acciones previstas en el tipo, por lo que la tentativa resulta
impracticable.

5. EXPEDICIÓN Y USO DE CERTIFICADO MÉDICO FALSO

5.1. Descripción Legal


ART. 431.- "El médico que, maliciosamente, expide un certificado
falso respecto a la existencia o no existencia, presente o pasada, de
enfermedades físicas o mentales, será reprimido con pena privativa de
libertad no mayor de tres años e inhabilitación de uno a dos años
conforme al artículo 36°, incisos 1 y 2.
Cuando se haya dado la falsa certificación con el objeto que se
admita o interne a una persona en un hospital para enfermos mentales,
la pena será privativa de libertad no mayor de tres ni mayor de seis
años e inhabilitación de dos a cuatro años conforme al artículo 36°,
inciso 1 y 2.
El que haga uso malicioso de la certificación, según el caso de
que se trate, será reprimido con las mismas penas privativas de
libertad".

5.2. Nociones Generales


La norma ha requerido, para la comisión de este delito, que el agente
cuente con una calidad especial, en este caso, la calidad de médico. Sin
embargo en un posterior párrafo, se hace referencia a una conducta ulterior,
luego de expedida la certificación, mediante el uso del mismo, por lo que, en
esta ocasión el agente será un particular o un funcionario público.
El comportamiento típico, -tanto en su modalidad básica como en su
agravante, consisten en expedir un certificado falso, es decir, en dar por
escrito un documento carente de autenticidad o cuyo contenido no es coin-
cidente con la realidad.
Se requiere que el médico, expida el certificado de manera maliciosa.
Efectivamente, cuando ello ocurre, se está faltando a los deberes que como
profesional debe tener, dando a conocer hechos que carecen de autenticidad

679
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

o en su mayoría, dando a conocer datos que no son reales; para el caso es-
pecífico, tienen que versar sobre la existencia o no de enfermedades físicas o
mentales.
Ahora bien, la agravante encuentra su fundamento, en que valiéndose
del certificado falso, se priva de su libertad ambulatoria a una persona, re-
cluyéndola en un hospital para enfermos mentales. La certificación expedida
no tiene otra finalidad más que el internamiento o la permanencia de una
persona en un centro exclusivo para enfermos mentales.
En relación al uso malicioso de la certificación, el autor debe ser dis-
tinta a la persona que expidió el certificado médico, incluso puede tratarse de
la misma persona a favor de quien se expidió tal certificado. En todo caso,
vale para el análisis de este supuesto lo establecido en el delito de falsedad
material.
Se trata de un delito doloso. La consumación se produce con la expe-
dición del certificado médico, para el primer supuesto; no dejando margen
para actos de tentativa.
En el caso del uso de dicho certificado, éste se consuma cuando se
opera tal utilización, no importando comprobación de perjuicio alguno para
su punición.
Como último punto, a efectos de estos delitos contra la Fe Pública, se
tomará en cuenta lo dispuesto por el artículo 432°, en cuanto aplicación de la
pena de inhabilitación, si se tiene como agente delictuoso de los mismos a
un funcionario o servidor público o notario.

6. FALSIFICACIÓN DE SELLOS, TIMBRES Y MARCAS OFICIALES


6.1. Descripción Legal
Art. 434°.- "El que fabrica, fraudulentamente, o falsifica sellos o
timbres oficiales de valor, especialmente estampillas de correos, con el
objeto de emplearlos o hacer que los empleen otras personas o el que
da a dichos sellos o timbres oficiales ya usados la apariencia de
validez para emplearlos nuevamente, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años y con noventa a
ciento ochenta días multa.
Cuando el agente emplea como auténticos o todavía válidos los
sellos o timbres oficiales de valor que son falsos, falsificados o ya
usados, la pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de
tres años y de sesenta a noventa días multa".

680
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

6.2. Nociones Generales


Dentro de las relaciones sociales, en las que el documento es un instru-
mento importante para efectivizarlas, y debido a lo propenso de su falsifica-
ción, se ha hecho necesaria su tutela. Sin embargo, junto a ellos, existe una
amplia gama de elementos, que también son utilizados en el tráfico jurídico,
tales como los sellos, marcas, entre otros; en los que el legislador ha puesto
especial interés, reprimiendo cualquier tipo de conducta que importe su
adulteración o falsificación.
En general, este tipo de delitos, tiene vigencia en legislaciones impor-
tantes, tales como la legislación penal colombiana, cuya represión se centra
en los sellos y en los efectos oficiales timbrados. Lo mismo sucede con la
Legislación Argentina, la cual además de tutelar los sellos y timbres oficiales,
extiende su tutela a las contraseñas y marcas oficiales.
Con todo, no sólo son objeto de tutela, los sellos, marcas oficiales y
timbres de procedencia nacional, puesto que lo indicado por el artículo 437°,
impone la necesidad también de tutelar a aquellos instrumentos de proce-
dencia extranjera y que resultan trascendentes en el tráfico jurídico.

6.3. Bien Jurídico Protegido


El bien jurídico tutelado en estos delitos, es la autenticidad, integridad y
mantenimiento de dichos instrumentos. Muchos de ellos, son utilizados en
documentos públicos o privados, por lo que su protección se condice con la
relación que tienen con éstos.

6.4. Sujeto Activo y Pasivo


Agente del delito de falsificación o fabricación de sellos y timbres ofi-
ciales, puede ser cualquiera, es decir un funcionario público o particular.
Sujeto pasivo del delito, es el Estado, puesto que se trata de elementos
oficiales, cuyo valor lo otorga dicho ente.

6.5. Comportamiento Típico


El comportamiento en general, consiste en fabricar fraudulentamente o
falsificar sellos o timbres oficiales de valor.
Por fabricar, entiéndase la confección de dichos instrumentos. La con-
fección debe ser fraudulenta, es decir, idónea para inducir a error en las
relaciones sociales en las que intervengan como tales. La falsificación esta
referida a la adulteración de los sellos o timbres cualquiera sea su forma.

681
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

Sello es el instrumento cuya marca sirve para señalar una cosa, a efecto
de autenticarla1901. Tanto los sellos como los timbres, tienen que ser oficiales de
valor; es decir que deben estar dotados de signos de autenticidad, repre-
sentativo de un valor perteneciente al Estado, cuya expedición está reservada
a la autoridad competente.
La norma ha otorgado especial relevancia a las estampillas de correos,
pues éstos son los sellos de correos, dentro de las cuales sólo las que están
en uso y vigencia serán alcanzados por el tipo en comentario. Es necesario,
tomar en cuenta lo dispuesto por el artículo 437°, puesto que si los sellos de
correo son de procedencia extranjera, también le serán aplicables lo
contenido en esta disposición.
Finalmente, el legislador ha pretendido remarcar que se debe tener cierto
propósito para darle empleo a estos instrumentos sujetos a falsificación, o
hacer que tercera persona los emplee.
Además de ello, la norma dispone que si los timbres o sellos han sido
usados y el sujeto le da una nueva apariencia de validez, con el objeto de
emplearlo nuevamente, dicha conducta también estaría sujeta a ser catalogada
dentro de la falsificación de tales instrumentos.
Ahora bien, el tipo trae consigo una atenuante, cuando el agente usa
como auténticos los sellos o timbres oficiales que han sido producto de fal-
sificación o de un anterior uso. Es de notar la complicada técnica, en la que
incurre constantemente el legislador, puesto que para este supuesto ha creído
conveniente atenuar el uso de los sellos o timbres, mientras que para otro
tipo de conductas que también implique el uso, dispone la misma pena.

6.6. Tipo Subjetivo


Se trata de un delito doloso, en la que se requiere el conocimiento y
voluntad de fabricar o falsificar sello y timbres oficiales, además del propósito
de emplearlos o esperar que un tercero los emplee.

6.7. Tentativa y Consumación


El delito se consuma, de manera general, con la confección o falsifi-
cación de los sellos, timbres oficiales, o con el uso que pueda dárseles. La
tentativa es de difícil determinación.

1901
BARRERA DOMÍNGUEZ, Humberto, Ob. Cit. pág. 56.

682
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

7. FABRICACIÓN FRAUDULENTA O FALSIFICACIÓN DE MARCAS


O CONTRASEÑAS OFICIALES

7.1. Descripción Legal


Art. 435°.- "El que fabrica, fraudulentamente, o falsifica marcas o
contraseñas oficiales destinadas a hacer constar el resultado de un
examen de la autoridad o la concesión de un permiso o la identidad de
un objeto o el que a sabiendas de su procedencia ilícita hace uso de
tales marcas, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor
de tres años".

7.2. Nociones Generales


El comportamiento delictivo, consiste al igual que en el delito prece-
dente, en fabricar fraudulentamente o falsificar, por lo tanto cabe aquí lo
dispuesto para el delito de falsificación de sellos o timbres.
La falsificación se centra, ya no sobre los sellos y timbres oficiales, sino
sobre las marcas y contraseñas, estos se constituyen en objetos materiales del
delito.
Marcas y contraseñas, son elementos distintivos, caracteres gráficos que
puede otorgar el fabricante a un determinado producto. Estas tiene que ser
oficiales, es decir, dotados de autenticidad, cuyo valor lo da el Estado.
La falsificación de marcas o contraseñas, deben tener por finalidad hacer
constar el resultado de un examen de la autoridad, concesión de un permiso o
la identidad de un objeto; de no ser así la conducta sería atípica.
El uso de tales marcas o contraseñas sujetas a falsificación, es reprimida
con la misma pena, para quien sólo se encarga de fabricarlas o adulterarlas.
Sin embargo, se requiere un conocimiento preciso de la procedencia ilícita
de las mismas, característica que excluye la presencia del dolo eventual.
Por lo demás, el delito se consuma cuando se confecciona o adulteran
marcas o contraseñas o cuando se procede a su uso. La tentativa es de difícil
determinación.
Por último, de acuerdo a lo indicado por el artículo 436°, cuando de los
supuestos analizados, en lo que respecta a la falsificación de sellos, timbres,
marcas y contraseñas, es cometido por un funcionario o servidor público,
además de la pena impuesta para el caso, se le aplicará la inhabilitación de
uno a tres años, conforme a lo establecido por el Artículo 36°, incisos 1 y 2.

683
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

8. FALSEDAD GENÉRICA

8.1. Descripción Legal


Art. 438°.- "El que de cualquier otro modo que no esté especificado
en los Capítulos precedentes, comete falsedad simulando, suponiendo,
alterando la verdad intencionalmente y con perjuicio de terceros, por
palabras, hechos o usurpando nombre, calidad o empleo que no le
corresponde, suponiendo viva a una persona fallecida o que no ha
existido o viceversa, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de dos ni mayor de cuatro años".

8.2. Nociones generales y bien jurtdico-penal


La falsedad genérica se trata de un delito complejo, pues existen varias
modalidades distintas e independientes que suponen la realización de un
delito. Ahora bien, la redacción del art. 438, muestra la preocupación del
Legislador por sancionar determinadas conductas, que conteniendo ciertos
tópicos de falsedad, no encuadran dentro de los tipos generales ya descritos.
Es por ello, que se ha llegado a establecer un tipo residual, bajo la denomina-
ción de Falsedad Genérica. En otras palabras, el delito de falsedad genérica
se configura como un tipo residual, cuya vigencia y aplicación será posible
sólo si no encaja bajo la descripción típica de cualquiera de las otras formas
de falsedad prevista en los artículos precedentes al art. 438 del Código Penal.
Es decir la residualidad implica que su aplicación solo esta para supuestos
que no tengan cabida en los otros tipos penales que protegen la Fe Pública,
pudiéndose cometer el mismo de manera verbal, como por intermedio de un
documento, siempre y cuando se altere la verdad y se cause perjuicio.
En esta línea de pensamiento, Bramont Arias / García Cantizano seña-
lan que la falsedad genérica "Es un tipo residual ello tiene como principal
consecuencia que no solo sería posible cometer este delito a través de un
documento sino que como también indica la disposición analizada, puede
realizarse mediante "palabras y, hechos" y en general, mediante cualquier
medio siempre que suponga una alteración de la verdad y se cauce con ello
perjuicio. Se da acogida a un supuesto de falsedad personal'91'. De la misma
manera la jurisprudencia peruana ha dicho que "El delito de falsedad
genérica se configura como tipo residual, en la medida en que solo hallará

BRAMONT ARIAS, Luís Alberto / GARCÍA CANTIZANO, Maria del Carmen; Ma-
nual de Derecho Penal. Parte Especial, Lima, 1998, pág. 642.

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DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

aplicación para los supuestos que no tengan cabida en los otros penales que
protegen la fe pública, pudiéndose cometer este delito tanto a través de un
documento como también mediante palabras, hechos y en general mediante
cualquier medio, siempre que suponga una alteración de la verdad y que se
cause con ello un perjuicio"1921.
El bien jurídico protegido es la fe pública, es decir, la protección recae
en el derecho a la verdad, a diferencia del delito de Falsificación de Do-
cumentos o Falsedad Ideológica, en donde el bien jurídico protegido es la
funcionalidad del documento en el tráfico jurídico. Es cierto que, en el caso
de la falsedad material, lo que se protege es la función de autenticidad y
perpetuación del documento; sin embargo, en el presente artículo se habla de
la alteración de la "verdad", razón que nos lleva a pensar que lo dicho o
plasmado en un documento, tiene que coincidir con la realidad.
Por su parte Calderón Cerezo / Choclan Montalvo señalan que "El bien
jurídico que se protege en esta modalidad de falsedad personal es la fe
pública, que se concreta en el derecho a confiar en que las personas son las
que aparentan ser, según se desprenda de los actos realizados por estas. En
este sentido no es tanto un delito entre el Estado civil, cuyo afectación tiene
carácter mediato para infringir el bien tutelado que, como se afirma, es la
credibilidad de determinados signos externos y al final la seguridad del
trafico jurídico1931.

l92]Cons. N° 4191-96-Huaura, Ej. Supr., 13 oct 1997, SR, en: ROJAS VARGAS, Fidel; Ju-
risprudencia penal, Gaceta Jurídica, Lima, 1999, tomo I, pág. 798 y 799. El delito de
Falsedad Genérica se configura como tipo residual, en la medida en que sólo hallará
aplicación para los supuestos que no tengan cabida en los otros tipos penales que pro-
tegen la Fe Pública, pudiéndose cometer ese delito tanto a través de un documento, como
también mediante palabras, hechos y en general mediante cualquier medio, siempre que
suponga una alteración de la verdad y se cause con ello un perjuicio (Sala Penal Cons. N°
4191-96 Huaura - 13 de Octubre de 1997). En otra jurisprudencia también se ha dicho lo
mismo: "El delito de falsedad genérica se configura como tipo residual, en la medida en
que solo hallara aplicación para los supuestos que no tengan cabida en los otros tipos
penales que protegen la fe publica, pudiéndose cometer este delito tanto a través de
documento como también mediante palabras, hechos y en general mediante cualquier
medio, siempre que suponga una alteración de la verdad y se cause con ello perjuicio".
(Cuadernos jurisprudenciales N° 52. Suplemento mensual de diálogo con la
jurisprudencia. Octubre 2005. Año 5. Gaceta Jurídica, págs. 46).
1931 CALDERÓN CEREZO, A. / CHOCLAN MONTALVO T. A.; Derecho Penal Parte

Especial, Tomo II. Ed. Bosch. 1999, pág. 1041. En este punto VIVES ANTÓN, Tomás;
Derecho penal. Parte Especial, Valencia, 1999, pág. 729 apunta que "Tradicionalmente
la doctrina considero que el bien jurídico protegido en este delito es el estado civil
familiar. Sin embargo si se piensa que el estado civil esta compuesto por un conglo-

685
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

8.3. Sujeto activo y Sujeto pasivo


El sujeto activo puede ser cualquier persona, no requiriéndose una
cualidad específica. Por su parte el sujeto pasivo es el perjudicado por la
falsedad de los hechos o alteración de la verdad de los mismos.

8.4. Tipicidad objetiva


Desde el punto de vista de la conducta típica, la comisión de la falsedad
genérica se centra básicamente en torno a diversos modos de alterar la verdad,
los cuales no tienen como punto de referencia el posible contenido de un
documento, lo que configuraría un posible delito de falsedad documental,
sino expresiones o formas orales, esto es, el instrumento a través del cual se
comete este delito son declaraciones orales.
El legislador patrio señala que la comisión de esta forma de falsedad se
realiza, con carácter general, a través de palabras o hechos, en la medida que
el usurpar el nombre, la calidad o el empleo que no corresponden o el
suponer viva a una persona fallecida o viceversa, no son más que formas
particulares de falsear la verdad a través de hechos (usurpar el nombre), o de
palabras (suponer viva a una persona fallecida, o viceversa), siempre y
cuando no tenga reflejo documental, en cuyo caso se aplicará el artículo 427
ó 428 del Código Penal.
La conducta sancionada en el delito de falsedad genérica es la de decla-
rar hechos que no corresponde a los verdaderos, ello no puede significar de
ninguna manera que bajo la denominación de falsedad genérica se sancione
lo que, en términos sencillos, sería mentir; y a esta conclusión llevaría necesa-
riamente una interpretación literal del texto legal, si no fuera por la obligada
referencia a los demás formas de falsificación las cuales están delimitadas
por un elemento común a todas ellas, y que, por lo tanto, también debe ser
sobreentendido en la llamada falsedad genérica, en tanto tipo residual: el
hecho de que el documento, en el caso de las falsedades documentales, o la
declaración oral, en el caso de la falsedad genérica, tengan como finalidad

merado de circunstancias, familiares o no, y que sirve para identificar jurídicamente


a una persona en la vida de relación, aquella determinación el bien jurídico no parece
muy afortunada, porque restringe el estado civil a su faceta familiar y porque tiene en
cuenta cual es la finalidad del mismo y de su usurpación. Por ello, si se presta atención
a que la conducta típica se materializa cuando alguien adopta un estado civil que no
le corresponde y bajo esta apariencia se presenta y relaciona con los demás, es fácil
descubrir que el objeto tutelado es la seguridad del trafico jurídico; como el resto de la
falsedades".

686
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

específica la prueba de ciertos hechos, de tal manera que, cualquiera de dichos


instrumentos sea el mismo del cual hecho concreto deba ser probado.
Una de las modalidades es usurpando nombre, calidad o empleo que no
le corresponden un ejemplo de esto último es cuando alguien alega ser fun-
cionario de policía para exigir en un hotel que se le muestre el libro registro
de viajeros o el documento de identidad a unas personas, está usurpando
funciones que corresponden a un policía genéricamente. La persona que ejerce
actos propios de una actividad o funcionario ha de atribuirse carácter oficial;
este es, arrogarse la condición de aquella actividad o de aquel funcionario,
cuyos actos lleva a cabo, siendo necesario que tenga visos de actividad y
entidad bastante para engañar un ciudadano medio. Empero siempre han de
realizarse actos propios de la autoridad de funcionario suplantados, pues
necesariamente, hacerse pasar por un determinado funcionario, sin realizar
actos propios del mismo, no constituye el delito comentado. La jurispru-
dencia da cuenta del siguiente caso: "Comete el delito de falsedad genérica el
procesado que usurpando la calidad de director de colegio y promotor
convoca al público a participar en un curso de vacaciones útiles mediante
volantes y emite recibos apócrifos; debiendo indicarse que la argumentación
formulada por dicho procesado de no haberse causado perjuicio económico
por ser copropietario del colegio es insubsistente por cuanto un centro
educativo particular es una persona jurídica distinta a los miembros que la
conforma, de conformidad con el artículo 78 del Código Civil"1941. Otro caso
es "La actitud de la procesa de haber dado un nombre falso distinto al real,
quien tiene derecho a mentir en la creencia de resguardarse de la acción
punitiva del Estado, no ha causado perjuicio a nadie, por lo que debe ser
absuelta en este extremo"'951.
Debemos concluir obligatoriamente que el delito de falsedad genérica,
sólo podrá imputarse a quienes vengan obligados legalmente a declarar la
verdad, lo que convierte su declaración en un medio de prueba relevante
respecto a los hechos que constituyen su contenido. Por ello, si un testigo en
un ámbito de un procedimiento judicial, donde la relevancia probatoria de su
testimonio radica, precisamente, en el deber que la ley le impone de decir la
verdad respecto a los hechos sobre los que es interrogado, circunstancias que
es puesta de manifiesto con el juramento; tan es así, que su incumpli-

1941
Exp. N° 7284-97-Lima, ROJAS VARGAS, Fidel; Jurisprudencia penal comentada, tomo
I, Lima, pág. 874. "s> Véase: Exp. 79459-97, en: BACA CABRERA / ROJAS
VARGAS/ NEIRA HUAMAN;
Jurisprudencia penal Procesos sumarios, tomo II, Lima, pág. 553.

687
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

miento de dicho deber vendría a ser una forma de falsedad genérica, si no


estuviera ya específicamente tipificada el delito de falso testimonio en el art.
409 Código Penal.
En la usurpación de nombre, el agente, conoce que el nombre (nombre
y apellidos) que por filiación pertenecen a otras personas pero sin embargo la
usa como propios, de manera tal que las restantes personas pueden creer que
son los nombres y apellidos pertenecientes realmente al usurpador. El
nombre, es el signo que permite identificar a una persona y distinguirla de
los demás. El uso del nombre supuesto que se tipifica supone alterar o
modificar ese signo de identificación^61.
Al parecer, se ha querido resaltar, para este tipo de falsedad, no sólo,
una alteración de la verdad de manera verbal, sino también aquella que
consta en un documento, pero sin que concurran los requisitos exigidos para
los tipos precedentes. Se señala esto en atención a que muchos de nuestros
operadores, suelen abrir instrucción, por ambas conductas, es decir, por
falsedad material y a la vez por falsedad genérica, lo cual nos parece, desde
el punto de vista legal, incoherente, por los fundamentos antes expuestos.
Sabemos que es una constante en las falsedades, la concurrencia de
otras infracciones. Y ello es así porque muchas falsedades son precisamente
medios para cometer otros delitos. La falsedad personal no son una
excepción, y por lo tanto también en ellas se producen contactos con otras
infracciones como pueden ser, especialmente las defraudaciones (estafa) o
los personales o materiales, matrimonios ilegales. Para distinguir entre la
estafa de la falsedad incriminada en el art. 438 del Código Penal tenemos
que suponer una usurpación de nombre, calidad o empleo que se consuma
con propósito distinto del lucro1971.

8.5. El perjuicio efectivo


Según el art. 438° del Código Penal señala, parte pertinente, lo siguiente:
"...alterando la verdad intencionalmente y con perjuicio de terceros..." A la
luz de la redacción legal se trata de un delito de resultado, en la que necesa-
riamente se requiere el perjuicio de terceros, característica que lleva también
a diferenciarlos de las demás figuras de peligro, que ya han sido objeto de
análisis; por lo que la tentativa si puede admitirse en dicho supuesto.

m
MUÑOZ CONDE, Francisco; Derecho penal. Parte Especial, Valencia, 1995, pág. 608.
1971
PAREDES INFANZÓN, Jelio; Delitos contra la fe pública, Lima, 2001, pág. 208.

688
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA

Por su parte la jurisprudencia peruana ha dicho que "La condición


objetiva de punibilidad en el delito de falsedad subsidiaria no es de peligro
como en el articulo 427, sino de resultado, toda vez que la norma establece
como elemento configurativo del tipo el perjuicio ocasionado a terceros por
la conducta del agente" (Exp. N° 52-78-97 Huánuco). De la misma manera
la jurisprudencia ha dicho que "Con relación al delito contra la fe pública, en
la modalidad de falsedad genérica imputado al encausado, él en ningún
modo ha alterado la verdad intencionalmente, ni tampoco se acredita que
existe perjuicio alguno, no configurado por ello este delito"1981.

8.6. Tipicidad subjetiva


Según el art. 438° del CP señala, parte pertinente, lo siguiente: "...al-
terando la verdad intencionalmente y con perjuicio de terceros...". En otras
palabras la acción de falsedad genérica tiene que ser alterada de manera
intencional, o sea, conociendo con exactitud que se está cometiendo dicha
conducta, lo que lleva a pensar en una exclusión del dolo eventual. En suma
se trata de un tipo doloso de modo directo.
En esta misma línea la jurisprudencia penal ha dicho que "Al haber el
procesado adulterado la verdad en forma intencional en su provecho y en
perjuicio de su padre político, adulterar la partida de defunción de su señora
madre para cambiar su estado de casada por soltera y presentándola en un
juicio de declaratoria de herederos, la conducta se encuentra dentro de los
alcances del artículo 438 del Código Penal"1"1.

9. FABRICACIÓN O TENENCIA DE INSTRUMENTO PARA FALSI-


FICAR

9.1. Descripción Legal


Art. 439°.- "El que, a sabiendas, fabrica o introduce en el te-
rritorio de la República o conserva en su poder máquinas, cuños,
marcas o cualquier otra clase de útiles o instrumentos, destinados a la
falsificación de timbres, estampillas, marcas oficiales o cualquier
especie valorada, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de tres ni mayor de seis años".

m
Exp. N° 4950-97-(Extraído de: LA ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel; Jurispru-
dencia del proceso penal sumario, Lima, 1999, pág. 550).
[991
Véase: Exp. N° 7537-97, en: Extraído de: LA ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel;
Jurisprudencia del proceso penal sumario, Lima, 1999, pág. 548 Las cursivas son mías.

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JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ

9.2. Nociones Generales


Se trata de un delito, en el que el Legislador a decidido, por motivos de
política criminal, adelantar las barreras de protección al bien jurídico
tutelado, reprimiendo aquellas conductas, consistentes en fabricar, introducir
o conservar instrumentos tendentes a la falsificación, en este caso de timbres,
marcas oficiales u otra especie valorada.
Es uno de los casos en que la ley eleva a la categoría de delito actos que
son meramente preparatorios de otros delitos'1001.
A diferencia de lo que ocurre con el artículo 255° de nuestro cuerpo
normativo, referente a los delitos monetarios, pese a contener, casi en su to-
talidad, la mismas conductas, destinadas también a la falsificación; el artículo
439°, reprime dicha falsificación, pero teniendo una finalidad distinta, ya no
a falsificación de billetes o monedas, sino más bien, a las marcas, timbres de
valor oficial u otra especie valorada.
El comportamiento consiste, en fabricar, introducir en el territorio de la
República, o conservar en su poder una serie de instrumentos, los cuales se
constituyen en los objetos materiales del delito, destinados a la falsificación
de marcas, timbres oficiales.
Por fabricar, debemos entender la confección o la creación, de instru-
mentos, llámese máquinas, cuños, marcas, entre otras, con la finalidad de
falsificar, marcas, timbres de valor oficial.
Introduce, el que de cualquier modo, hace entrar al territorio de la
Nación o a algún lugar sometido a su jurisdicción, dichos instrumentos.
La conservación, implica no sólo la posesión de los instrumentos des-
tinados a la falsificación, sino también, la tenencia de cierta permanencia
sobre los mismos.
Los objetos materiales del delito, lo constituyen las máquinas, cuños,
marcas, o cualquier otra clase de instrumentos, los cuales tienen como
destino la falsificación de timbres, marcas oficiales o cualquier especie valo-
rada, comprendiéndose aquí a las marcas o timbres oficiales de procedencia
extranjera, tal como lo dispone el artículo 437°.
No basta, pues, que las materias o los instrumentos puedan servir para
cometer falsificaciones o que se los esté utilizando para ello. Es necesario

[ioo] NUÑEZ, Ricardo C., Ob. Cit. pág. 501.

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DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

que, con arreglo a su propia naturaleza, estén destinados para cometer la falsificación de las marcas
o timbres oficiales.
Se trata de un delito doloso, en la que se requiere un conocimiento exacto de su comisión, la
que se puede cometer con dolo directo, excluyendo así al dolo eventual.
Por lo demás, el delito se consuma, con la perfección de las respectivas acciones, sin necesidad
de verificar resultado alguno. Sin embargo, en los casos de fabricación e introducción, es posible
admitir la tentativa.

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