633
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
[3]
CASTILLO ALVA, José Luis; La Falsedad Documental, Lima, 200, pág. 15. 14!
BUSTOS RAMÍREZ, Juan; Manual de Derecho Penal- Parte Especial, Barcelona, 1991,
pág. 337.
634
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
tesis, implicaría olvidar la distinción que existe entre los criterios morales y
jurídicos, siendo relevantes para el Derecho Penal, sólo éstos últimos.
Una de las primeras tesis, concibe el bien jurídico protegido a la Fe
Pública, como consecuencia de este deber a la verdad que hemos esbozado.
Esta se traduce en la confianza que tiene la sociedad frente a algunos actos
externos, signos y formas, a las que el Estado atribuye valor jurídico.
Uno de los partidarios de esta teoría es Maggiore, quien indica que ni
las monedas, ni los timbres, ni los sellos, ni los documentos públicos y
privados, tendrían ningún valor, si desapareciera la confianza que toda la
comunidad civil tiene en ellos15'.
No tardaron en surgir las críticas a esta primera concepción, así por
ejemplo, se aludía a su falta de precisión, lo que la convertía en un objeto de
protección demasiado vago e impreciso, por lo que sin duda alguna lleva a
una difícil delimitación del injusto típico. Por ello como indica, García
Cantizano, citando a Malinverni, admitir como bien jurídico a la fe pública,
interés sólo predicable de una cierta clase de documentos, es reducir la fal-
sedad documental a la protección de un formalismo escriturario, que no es,
por otro lado, uno de los supuestos más frecuentes en la praxis delictiva161.
Sin embargo la necesidad que suele imponer la teoría de los bienes
jurídicos, de proceder a una mejor concretización de los mismos, dio paso a
la invocación de una nueva tesis, que concebía como bien jurídico, ya no a la
confianza de la sociedad sobre los instrumentos con valor jurídico o fe
pública, sino a la seguridad y fiabilidad del tráfico jurídico.
Dicho bien jurídico es definido como el conjunto de condiciones que
facilitan la comunicación entre los individuos y sus relaciones de derecho o
como la certeza, firmeza o consistencia, en que se desenvuelve el conjunto de
relaciones jurídicas como consecuencia de la corrección y la autenticidad de
los actos que las crean, modifican o extinguen. En este sentido, la seguridad
en el tráfico no sólo comprende a los documentos, como medios de prueba,
sino que también garantiza, por ejemplo, la veracidad de las declaraciones
como en el caso de la llamada falsedad ideológica171.
I5' MAGGIORE, Giuseppe; Derecho Penal. Parte Especial. Vol. III, Bogotá,, 1985, pág. 507.
161 MALINVERNI, citado por GARCÍA CANTIZANO, Carmen; Falsedades Documentales
635
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
181
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 34. 191
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 43. 1,01
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 35.
636
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
637
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
Debemos mencionar que no debe quedar duda que los títulos y valores
son de carácter público, no en virtud a que efectivamente se traten de
documentos públicos, porque según la definición del código procesal civil,
los títulos valores no son documento público, sino que jurídico-penalmente
son equiparados a documentos públicos, según dispone el código penal (ar-
tículo 433) el testamento ológrafo y cerrado, los títulos valores y los títulos
de crédito trasmisibles por endoso o al portador.
1. CONCEPTO DE DOCUMENTO
La definición de documento, en tanto objeto de la acción de ciertos
delitos y en especial el de falsedad documental, era necesaria, dado que la ju-
risprudencia había realizado una importante extensión de éste concepto1111.
En efecto, anteriormente, la doctrina sostenía que la forma escrita, daba
consistencia a la manifestación de voluntad impregnada sobre un objeto,
pues aquellos que no presentaban tal formalidad, no podían ser
comprendidos dentro de la calidad de documentos. Es así que, la aparición
de nuevos soportes documentales, da lugar a tener que desligarse de ésta
clásica concepción, pues cobraba mayor importancia, en el contenido de un
documento, era la corporización de una declaración de pensamiento de una
persona, que la forma escrituraria para realizarla.
Esta declaración corporizada del pensamiento de una persona sólo será
un documento si permite probar una relación jurídica y conocer a su emisor.
Por lo tanto, un documento es una declaración corporizada del pensamiento
de una persona, destinada y apropiada para probar una relación jurídica, que
permite conocer al que la emite'121.
El objeto material del delito es el "documento". Se entiende por do-
cumento toda declaración materializada, procedente de una persona que
figura como su autor, cuyo contenido tiene eficacia probatoria en el ámbito
del tráfico jurídico.
Según el artículo 233° del Código Procesal Civil define al documento
en los siguientes términos: "Es todo escrito u objeto que sirve para acreditar
un hecho". Si hay una copia (simple) donde consta una declaración de su
titular, también es cierto que no se puede considerar -dicha copia por más
certificada que esté- como un verdadero documento a efectos de ser
1
BACIGALUPO, Enrique. Delito de Falsedad Documental, Buenos Aires, 2002, pág. 21. I'2'
BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 22.
638
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
objeto de una pericia grafotécnica. Por tanto, una copia simple no puede ser
tenida en cuenta a efectos de ser un objeto material idóneo del presente
delito, y como sabemos, el objeto material del delito pertenece al elemento
típico-objetivo de cualquier delito de la Parte Especial o Leyes complemen-
tarias. Así, por ejemplo, como se habla del cadáver, como objeto material del
delito de homicidio, o la cosa mueble como objeto material del delito de
robo/hurto, en igual sentido se debe hablar de documento en el delito de
falsedad documental.
El documento es un objeto que se independiza de su autor y cobra plena
autonomía dentro del tráfico documental en su relación con todos, y que
debe representar o declarar algo distinto de si mismo, para la sociedad en la
cual se coloca. Tal define el autor colombiano: ".. .documento es toda cosa
capaz de representar un hecho cualquiera o una manifestación de pen-
samiento y la representación de otro hecho, en el amplio sentido del vocablo,
debe emanar o surgir del objeto y no de la mente del interprete"1131.
De la definición planteada se puede deducir que los elementos básicos
de todo documento son:
(i) la mención del autor, circunstancia que conecta directamente con la
autenticidad del documento (documento auténtico es aquel que
procede de la persona que figura en él como su autor).
(ii) la forma.
(iii) contenido que, según se deduce de lo dispuesto por el art. 427
CP, consistiría en la constitución de un derecho u obligación o
simplemente en cualquier hecho para el cual el documento este
destinado a probar (en relación con esto se habla de la veracidad
del documento, de tal forma que documento verdadero o verídico
sería aquel cuyo contenido coincide con el objeto cierto para cuya
constatación el documento ha sido realizado)1141.
En todo caso, tal y como afirma Castillo Alva, el documento, tal
como lo entiende la mejor doctrina actualmente, puede ser definido como
la materialización de corporización de una declaración de conocimiento o
de voluntad que permite el reconocimiento de su autor y que a la vez tiene
1131
JAIRO PARRA; Manual de derecho probatorio, 12° ED., Bogotá, Librería del Profesio-
nal, 2002, pág. 443.
[M1
Vid. BRAMONT - ARIAS TORRES, Luís Alberto; GARCÍA CANTIZANO, María del
Carmen. Ob. Cit. pág. 625
639
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
1151
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 55.
1161
BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 22.
l'71 GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 64.
640
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
|18]
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 66.
1191
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 75.
1201
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 79.
641
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
1211
Véase GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 79. 1221
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 83. 1231
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 73.
642
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
1241
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 74.
[2S
i GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 85.
1261
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 85.
[27
' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 96.
I28' BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 23.
643
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
12,1
Con un desarrollo más extenso, CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 103.
[3
°l CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 104.
644
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
a la falsificación del primero una mayor sanción que a la falsificación del segundo; y
así lo demuestra el Artículo 427° del Código Penal vigente1311.
Documento público, es el otorgado por funcionario público en el ejercicio de
su cargo o con su intervención1321; o en todo caso, aquel que ha sido confeccionado
con la intervención de un funcionario público, cumpliendo los requisitos legales del
caso. La condición de documento público no depende de la finalidad ni del destino
que tiene el documento o de los efectos sociales del mismo, sino de su origen y de
su intrínseca naturaleza. La relevancia pública de un documento no la confiere ni la
intencionalidad del agente, ya que puede tratarse de un particular, ni la importancia
objetiva que reviste la declaración documental para la vida del Estado 1331.
Sin embargo, el rasgo más característico que presenta el documento público,
es la intervención de un funcionario público en la confección del mismo. Ante ello,
sería erróneo establecer que en todo acto en el que interviene un funcionario
público, ya sea firmando o rubricando el mismo, pueda ser considera como
documento público. Quizá, esto es producto de una falta de regulación legal, de
especificar qué documentos tiene el carácter de públicos y otorgar a la vez mayor
seguridad jurídica en las diversas relaciones sociales, en las que dicho instrumento
interviene'341.
1311
La importancia en la determinación si se trata de un documento público o privado
no solo es en relación a la diferencia de pena, sino en relación a los intereses desde
el punto de vista del derecho de defensa. Así, se planteó la nulidad del auto apertorio
de instrucción para juzgar a Margarita Toledo debido a la vulneración de su derecho
de defensa por la difusa limitación de los tipos penales involucrados (expediente N°
3390-2005-PHC/TC); un caso parecido se ha ventilado en el Tribunal Constitucional
en su sentencia de 06.Agost.05, Exp. N° 3396-2005-PHC-TC, en el caso "Jacinta Mar-
garita Toledo Manrique". En el considerando trece de la aludida sentencia se dice lo
siguiente: "Se aprecia de ello que la norma penal material para dicho tipo penal prevé
dos modalidades delictivas y, consecuentemente, dos penalidades distintas. En el caso
de autos, el juez penal cuando instaura instrucción por el delito por falsificación de
documentos en general, omitiendo pronunciarse en cuál de las modalidades delictivas
presumiblemente habría incurrido la imputada, y al no precisar si la presunta falsi-
ficación de documentos que se imputa a la favorecida está referida a instrumentos
públicos o privados, lesiona su derecho a la defensa, toda vez que, al no estar infor-
mada con certeza de los cargos imputados, se le restringe la posibilidad de declarar y
defenderse sobre hechos concretos, o sobre una modalidad delictiva determinada y,
con ello, la posibilidad de aportar pruebas concretas que acrediten la inocencia que
aduce"
I32
' BARRERA DOMÍNGUEZ, Humberto, Ob. Cit. pág. 87.
'"' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 121.
1341
Al respecto, se ha llegado al absurdo de proclamar como documentos públicos a aque-
llos a los que la ley Civil enumera. Pues bien, tomar como cierta dicha posición, im-
645
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
plicaría no sólo restringir dicho documento al ámbito de las relaciones jurídicas entre
particulares y los diversos actos jurídicos existentes, sino que también se pasaría por alto,
a aquellos documentos provenientes o que tiene como fuente al Poder Judicial, e incluso
las provenientes del Poder Legislativo; de allí la necesidad de dejar al ámbito jurídico la
responsabilidad de otorgar mayor seguridad jurídica a las relaciones sociales en las que
el "documento" se convierte en el principal elemento de las mismas.
1351 CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 131.
1361 CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 137.
646
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
mercantil, el mismo que para efectos penales son aquellos que se ajustan a
las prescripciones del Derecho Mercantil; así por ejemplo: los balances de
las sociedades anónimas, las libretas de las cajas de ahorro, entre otras.
1371 BUSTOS RAMÍREZ, Juan. Ob. Cit. Págs. 338. Por su parte: LAJE ANAYA, Comentarios
al Código Penal, vol. V, pág. 254 señala que "La falsedad ideológica es una falsedad que
se refiere a la verdad del documento y no a su autenticidad. En la falsificación material
era la autenticidad la que, si nos conducía a la mentira, nos abría el camino del tipo, el que
se cortaba cuando conducía a la verdad objetiva, como vimos; en la ideológica, es la
autenticidad misma al que nos tiene que conducir a la mentira para que podamos pensar el
tipo. Consecuencia ineludible de esto es que esa falsedad sólo es concebible cunado el
falsario tiene la obligación de decir la verdad; cuando jurídicamente ella sea inexigible
estaremos fuera de la punibilidad del art. 293°; la falsedad ideológica presupone en el
agente la obligación jurídica de decir la verdad sobre la existencia histórica de un acto o
hecho y sus modalidades circunstanciales, en cuanto sean ellas productoras de efectos
previstos por el derecho". Respecto al uso de firma falsario, SCHET-TINO, Jorge; Delitos
de falsificación, Edic. Jurídicas, Buenos Aires, 1998, pág. 161 dice: "Sostenemos que el
parentesco de tipicidad entre la falsedad material y la ideológica es más cercano, de las
que puede en sí parecer. Es verdad que la jurisprudencia deslinda claramente, de lo que
significa una modificación material, gráfica de lo que es una desfiguración conceptual, de
contenido que se hizo al elaborarlo. Pero también es cierto que, atribuir a uno lo que
piensa otro, lo que sostiene o propone, o se obliga , diferente a quien firma por
falsificación es, en cierto modo, falsear ideológicamente lo que el firmante y victima no
pensó (no ideologizó). En cambio, adulterar materialmente alguna parte del documento,
que no ataque a los aspectos ideológicos pero si falsee otros extremos materiales, por
algún fin prejuicioso, eso si es falsedad material exclusiva. De todos modos es una
posición que nosotros sostenemos aquí y que no tiene relevancia jurisprudencial hasta el
momento. Pero advertimos; la firma no puede (o no debiera) equipararse a una falsedad
material, por el solo hecho que revistiera exteriorización falsaria. Porque la firma, por
definición es la importancia del derecho privado es mas importante que otros aspectos
también materiales del instrumento falsificado presuntamente La firma es las validez de lo
ideológico que se expresa, y en ese sentido es en verdad insustituible (aun desde el punto
de vista de la falsificación) es insustituible en tal sentido. Por lo tanto deberá estar
sancionada con mayor rigor que otras falsificaciones materiales del mismo cuerpo. Y una
de esas posibilidades materiales del mismo
647
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
cuerpo. Y una de esas posibilidades, será atribuirle mayor contenido ideológico que
material por ser quien autentique (excluyentemente) un pensamiento escritural. En esta
misma línea: PAREDES INFANZÓN, Jelio; Delitos contra la fe pública, Lima, pág. 147
apunta que: "Si la falsedad material ataca los signos de autenticidad, variando el tenor del
documento verdadero o atribuyendo un tenor a quien no lo ha otorgado. La falsedad
ideológica que algunos llaman histórica recae exclusivamente sobre el contenido de
representación del documento sin que se modifiquen ni imiten para nada los signos de
autenticidad. En si tenemos un documento cuya forma es verdadera, como lo son también
sus otorgantes, pero que contiene declaraciones falsas sobre hechos a cuya prueba está
destinado". A nivel de jurisprudencia comparada podemos citar la STS 1366/97 en el
siguiente supuesto: se trata de un receptor que exigía a los que le proveían de efectos
sustraídos facturas en los que los otros dos procesados hacían constar el origen "legitimo"
de las mercancías. Para estos fines utilizaron una factura en blanco proveniente de una
ferretería. También aquí se trata de una falsificación material, pues la ferretería, a la que
se le atribuyen las manifestaciones, como tal no las hizo. Por lo tanto, tampoco aquí
existe una declaración mendaz, sino la confesión de un documento inauténtico, pues en él
se atribuye la declaración de voluntad a quien no la hizo. Como se ve, en ambos casos,
existió mendacidad, pero una cosa es que la mentira sea el documento inauténtico y otra
muy distinta que la mentira sea lo declarado en un documento autentico (BACIGALUPO
ZAPATER, Enrique; El delito de Falsedad documental, Madrid, 1999, págs. 51).
"Habiendo acontecido que se ha consignado sin autorización de la agraviada, su nombre
y número de colegiatura de químico-farmacéutico en el formulario del registro unificado,
el hecho típico constituye falsedad ideológica y no falsificación de documentos". (Exp.
N° 1605-98, en: BACA CABRERA, Denyse/ ROJAS VARGAS, Fidel/ NEIRA
HUAMÁN, Marlene; Jurisprudencia penal. Ejecutorias de la Sala Penal de Apelaciones
de la Corte Superior de Lima, 1998, tomo III, Lima, 1999, pág. 543)
La resolución de fecha 30 de octubre de 2007, expedida por la Primera Sala Penal con
Reos Libres. Los fundamentos expuestos en la citada resolución son los siguientes: "(...)
al encausado no se le imputa haber falsificado materialmente un documento o haberlo
alterado en sus componentes esenciales, sino el hecho de haber insertado una declaración
falsa en documento verídico -los títulos valores- a favor de supuestos acreedores, con el
propósito de favorecerse económicamente con la exigibilidad del cobro. Ésta conducta si
bien no encaja en el núcleo básico del delito previsto en el art. 427 del código penal, pues
la manifestación destinada a constatar en un documento algo que quien la hace es
conciente de que no se corresponde ni con la verdad absoluta ni con su conocimiento o
percepción del hecho, no afecta la autoria o genuidad del documento sino solamente su
veracidad; en tal sentido, dado que el hecho no es ade-cuable a alguno de los verbos
rectores del delito de falsedad material, en este extremo no se cumple con el supuesto de
tipicidad objetiva. 4. Se encuentra determinado que la inserción de declaraciones falsas
en un documento público no es constituyente de falsedad material, sino de falsedad
ideológica, injusto penal contenido en el art. 428 del código penal; por lo que la
generación de perjuicio patrimonial o no con su uso no afecta la ausencia de tipicidad
aludida. No obstante ello no implica que la conducta sea atípica o carezca de contenido
penal, pues el error en la calificación para el procesamiento no tiene mayor trascendencia
para impulsar el amparo de la excepción de naturaleza de acción. (...) el Aquo debió
preverla errónea calificación (...)".
648
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
CORREDOR PARDO, Manuel; "La falsedad de los documentos", en: Lecciones de De-
recho Penal. Parte Especial, Universidad Externado de Colombia, 2003, pág. 394. Por
otro lado, la Sentencia de la Sala Penal de Lima de fecha 22 de Septiembre del 1998
(Exp. N° 1605 - 98) considerando quinto, señala que "...de lo expuesto, se desprende
que los hechos se encuentran tipificados en el ilícito de falsedad ideológica y no en fal-
sificación de documentos, ambos delitos están comprendidos dentro del mismo título
y capítulo, siendo la pena más benigna para este delito; puesto que no se ha falsificado
firma u otro elemento que haga suponer que la instrumental de fojas ciento setenta
sea falsa, lo acontecido es que se ha consignado sin autorización de la agraviadas, su
nombre, numero de colegiatura del Colegio Químico Farmacéutico, procediendo a
si a la adecuación; y teniendo presente la Ejecutoria Suprema el nueve de febrero de
mil novecientos setenta y siete, que señala" para calificar el delito es imprescindible
considerar la intención del agente o agentes, la intención puede inferirse de las cir-
cunstancias que rodean el acto, los medios y el arma empleada, tratándose de delitos
comprendidos dentro de una denominación genérica, el juzgador puede modificar la
tipificación hecha en la acusación y en la sentencia..." (extraído de Diálogo con la ju-
risprudencia, Cuadernos jurisprudenciales, N° 52 octubre, 2005, año 5 págs. 44 y 45).
649
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
l3
'l GARCÍA CANTIZANO, pág. 294. I«>
GARCÍA CANTIZANO, pág. 295.
650
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
651
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
652
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
653
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
I47
> CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 156.
1481
CREUS, Carlos / BUOMPADRE, Jorge Eduardo; Falsificación de documentos en gene-
ral, Buenos Aires, 2004, pág. 70.
654
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
1491
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 162.
1501
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 169.
655
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
[51
> CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 172.
<52' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 143.
!"' BACIGALUPO, Enrique, Ob. Cit. pág. 35.
656
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
657
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
|S5
' CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 182.
658
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
tal acto, siendo que este (...) elemento representa la condición objetiva de punibilidad"
(LA ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel; Jurisprudencia del proceso penal sumario,
1997, Lima, 1999, pág. 494).
659
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
Como se sabe, la teoría del ilícito penal va de la mano del concepto de acción desarro-
llada por Hans WELZEL quien aceptaba la teoría de las normas de BINDING, por lo
que necesariamente, si una norma mandaba o prohibía algo, era prohibición debe estar
dirigido a través de conductas finales en función al tipo penal. La discusión posterior
estaría dirigida al problema de la ubicación sistemática del resultado, si pertenece al
tipo o es solo una mera condición objetiva de punibilidad.
660
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
"Para la comisión de delito de falsificación de documentos ella debe acreditarse con una
pericia grafotécnica (Exp. N° 2001-97-Lima, Sent. 27 de Noviembre del 1997, en: (LA
ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel; Jurisprudencia del proceso penal sumario,
1997, Lima, 1999, pág. 498).
La pericia grafotécnica desde una perspectiva procesal, se constituye como un elemento
que aporta un dato objetivo necesario para los fines de esclarecimiento del proceso. En tal
medida, la pericia grafo-técnica se llega a constituir como una condición necesaria para
deslindar la supuesta comisión de este ilícito penal. Sobre el particular, la Corte Suprema
de la República ha señalado, de manera textual, que la pericia constituye: "un medio de
prueba que consiste en la aportación de ciertos elementos técnicos, científicos o artísticos
que ¡apersona versada en la materia de que se trate hace dilucidar la controversia, aporte
que requiere especiales conocimientos; toda pericia tiene un doble aspecto, uno referido a
su contenido técnico y otro a su legalidad, esta última importa designación oficial o de
parte, admisión y ratificación en sede judicial" (Ejecutoria Suprema de 21 de Abril de
1999. Exp. N° 2920-98). Además, el artículo 262 del Código Procesal Civil dispone lo
siguiente: "La pericia procede cuando la apreciación de los hechos controvertidos
requiere de conocimientos especiales de naturaleza científica, tecnológica, artística u otra
análoga".
661
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
En España, sólo por citar un ejemplo; Queralt Jiménez, es de la opinión que para la
configuración del tipo subjetivo, no es necesario un elemento adicional a éste, por lo
que admite el dolo eventual (QUERALT JIMÉNEZ, Joan. Derecho Penal Español- Parte
Especial. Barcelona: Bosch, 1996, pág. 519). De opinión contraria, García Cantiza-no,
para quien debido a la naturaleza del delito, es imposible admitir el dolo eventual
(GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 139). Véase,
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob. Cit. pág. 205.
662
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
1641
GARCÍA CANTIZANO, Carmen, Ob. Cit. pág. 140.
663
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
2. FALSEDAD IDEOLÓGICA
José; La falsedad Documental, Bogotá, 1992, pág. 77 nos dice que "...la falsedad
ideológica radica cuando en un documento autentico se consignan o insertan hechos o
declaraciones falsas. De esta noción de desprende que aunque el documento en esencia es
genuino su contenido es inverídico. Y es genuino (o auténtico) porque quien garantiza ese
contenido es un funcionario publico en uso de sus atribuciones legales. De lo cual surge
otra importante conclusión, al menos en principio: que solo en los documentos públicos
puede darse esta clase de falsedad, la ideológica".
1671 RODRÍGUEZ DEVESA / SERRANO GÓMEZ, en: Derecho Penal español. 11° ed„ 1988,
pág. 945.
664
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
1681
MUÑOZ CONDE, Francisco; Derecho Penal, Parte Especial, 9° Ed. 1993, pág. 520. l6"
QUERALT, Joan; Derecho Penal. Parte Especial, 2° Ed., 1992, pág. 361. 1701 MORILLAS
CUEVA, Curso de Derecho penal español. Parte especial. II, 1997, pág. 208.
665
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
666
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
la Sentencia aplica un precepto -el art. 302.9 del Código Penal de 1973- que nadie había
invocado. Todo lo más podría entenderse que esa calificación estaba incluida en la
invocación por el Fiscal del art. 390.1.2 del Código Penal de 1995, pero lo cierto es que ni
siquiera esta acusación pública había mencionado expresamente aquel art. 302.9 del
Código ya derogado. La demanda de amparo considera que se ha producido una
aplicación extensiva in malam partem de la ley penal, porque en verdad las facturas eran
auténticas, con lo que no se cumplen todos los elementos del tipo penal. Para desarrollar
esta argumentación se examina en primer lugar la jurisprudencia y la doctrina científica
sobre el tema, después la argumentación de la Sentencia impugnada al respecto, y por
último los elementos típicos de la figura delictiva aplicada. En primer término, la
jurisprudencia ha sentado el principio de que no existe un deber genérico de veracidad
exigible a los particulares bajo la amenaza de sanción penal, sino sólo en supuestos
específicos. Así se pronuncia la STS de 9 de julio de 1997 en un caso de celebración de un
matrimonio de conveniencia como medio para obtener la nacionalidad española,
reconociendo que lo declarado por particulares no es punible porque se hace ante
funcionario público. Por la misma razón, si un particular realizara las declaraciones
integrantes de una factura ante un Notario, no sería constitutivo de delito, a pesar de
resultar un documento que tendría más relevancia en el tráfico jurídico que la mera
factura; ello no tiene ninguna lógica y no responde a la sistemática propia de las normas
penales en cuestión. También considera que no es exigible un deber genérico de veracidad
a los particulares la STS de 30 de septiembre de 1997. Esta jurisprudencia diferencia por
tanto entre el deber de veracidad y el deber de autenticidad. El primero consiste en la
obligación de que sea veraz lo declarado en el documento y no es exigible a los
particulares; esta inexigibilidad es el motivo de la despenalización en el Código Penal de
1995 de la falsedad ideológica cometida por particular. En tanto que el deber de
autenticidad supone la obligación de que exista una correspondencia entre quien aparece
como firmante de un documento y quien ha realizado la declaración que se contiene en
dicho documento; este deber sí es exigible al particular y fundamenta el mantenimiento en
el nuevo Código de las restantes modalidades falsarias que sí son aplicables a los
particulares. Estos diferentes deberes se relacionan con lo que la jurisprudencia ha
denominado "función probatoria" y "función de garantía". El documento emitido por
particular no "prueba" la veracidad de lo declarado por el mismo, sino sólo que ha hecho
la declaración que figura en el mismo (art. 1255 [sic] del Código Civil), "garantizándose"
pues únicamente la identificación del responsable de la declaración documentada y la
integridad de su contenido, en el sentido de que proviene "auténticamente" del mismo. En
sentido similar se pronuncia la doctrina científica. Bacigalupo Zapater distingue en un
artículo entre la función probatoria ("una declaración unilateral sólo prueba, contra quien
la ha suscrito, que éste ha hecho la declaración que allí consta, pero no su realidad") y la
función de garantía ("esta función es la que permite atribuir la declaración documentada a
quien aparece en el documento como responsable de ella"). Cobo del Rosal, con
anterioridad a la reforma, era favorable a que siempre fueran delictivas las falsedades que
afectaran a la genuidad o legitimidad, esto es, a la integridad material de documentos y a
la identidad entre autor aparente y autor real de los mismos; sin embargo, las conductas
que afectaran sólo a la veracidad (entendida como correspondencia con la realidad del
contenido del documento) deberían ser o no delictivas, en función de que se exigiera o no
un deber jurídico de veracidad. En segundo lugar, la Sentencia impugnada no distingue
entre veracidad y autenticidad, aplicando extensivamente el tipo penal. En el apartado 7,
último párrafo, de los hechos probados y en el fundamento de Derecho 31 lo único que se
atribuye a las
667
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
668
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
1721
SOLER, Sebastián; Derecho penal argentino, t. V, Buenos Aires, pág. 255.
1731
GARCÍA CANTIZANO, 1994, pág. 291.
1741
BACIGALUPO ZAPATER, Enrique; El delito de Falsedad documental, Madrid, 1999,
pág. 45. En la jurisprudencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo español exis-
ten precedentes que ponen de manifiesto que la discusión en torno a la punibilidad de
las "falsedades ideológicas cometidas por particulares", es decir, por lo general, "menti-
ras escritas", es en verdad, una cuestión del deber de veracidad o de declarar verazmente.
En efecto la STS de 18 -4- 93 que se refiere a la falsedad ideológica consiste en hacer
figurar en la letra de cambio como librado a alguien con quien el librador no ha tenido
relación alguna", la Sala afirmo que tal conducta constituye, "más que una falsedad
documental ideológica (...), una declaración mendaz hecha por alguien que no tiene
la obligación especifica de decir la verdad, viniendo a constituir un falso testimonio
que solo es punible en el ámbito judicial" (BACIGALUPO ZAPATER, 1999, pág. 50).
669
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
1751 CREUS Carlos; Falsificación de documentos en general, Buenos Aires, 2004, pág. 144.
1761 MENDOZA, 1992, pág. 80. 1771 MENDOZA, 1992, pág. 89.
670
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
1781
Para mayor referencia, véase: CREUS, 2004, pág. 153 sostiene que ".. .solo el fedatario
(funcionario publico o quien tenga un cargo conformar y autenticar el documento)
puede ser autor de la acción típica de insertar declaraciones falsas y que solo el otor-
gante puede serlo de la de hacer insertar. Por tanto las inserciones falsas realizadas por
la instigación a hacerlo realizada por otros, únicamente pueden ser referidas a la fal-
sedad material. Se trata de andelito propio no admite autoría en quienes no tengan las
cualidades implícitamente requeridas por el tipo. La coautoría solo puede darse dentro
de cada uno en los sectores de autores posibles, pero, como hemos visto, no es caso de
coautoría la conjunción de ambas conductas respecto del mismo documento".
[79!
BACIGALUPO, 1999, pág. 49.
671
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
declaraciones que deben ser falsas, y que el sujeto activo tenga pensado que
el documento sirva para probar algo. En segundo lugar, el tipo penal exige,
además, que el documento público que tiene una declaración falsa, debe ser
empleado como si fuera conforme a la verdad. En otras palabras, con
relación a la acción típica, el tipo describe dos modalidades: (i) insertar una
declaración falsa en un documento público (Falsedad ideológica propia); y
(ii) usar el documento como si su contenido fuera exacto (Falsedad ideo-
lógica impropia), ambas modalidades obedecen a la voluntad del autor por
usar el documento que ha sido objeto de la falsedad, como si su contenido
fuera verdadero, entendiendo el término "usar" en el sentido de emplear o
utilizar dicho documento.
2.5.3. La conducta de insertar
Según el diccionario de la real academia, insertar es incluir, introducir.
La introducción de estas declaraciones o hechos falsos se hace con el fin de
hacerlas pasar por verdaderas. Por insertar, entendemos, el incluir una cosa
en otra. Puesto que el delito recae sobre instrumentos públicos, generalmente,
quien inserta declaraciones falsas, es el funcionario público que se encarga
de autenticar el documento.
En otras palabras se crea, modifica o altera el contenido ideológico del
documento. La conducta de insertar solo puede ser protagonista de esta
actividad el que tiene el poder jurídico (competencia) para extenderlos, por
lo cual es conducta típica propia y exclusiva del funcionario fedatario. La
inserción falsa puede ser lograda de diversas maneras; pero en todo caso es
necesario que aquella sea el resultado directo de la acción del sujeto, aun
cuando no es preciso que se produzcan en forma inmediata. Prescindiendo de
todo acuerdo con el funcionario, la acción de este solamente podrá basarse
en coacción o en error. Este último es el caso más frecuente, y en que
muestra mejor la naturaleza de esta clase de falsedad.
La declaración insertada es falsa cuando lo consignado en el documento
tiene un sentido jurídico distinto del acto que realmente ha pasado en pre-
sencia del fedatario y que él debió incluir como verdad de la que debe dar fe.
Ese distinto sentido jurídico distinto del acto que realmente ha pasado en
presencia del fedatario y que él debió incluir como verdad de la que debe dar
fe. Ese distinto sentido jurídico puede otorgarlo ei agente incluyendo en el
documento un hecho que no ha ocurrido en su presencia, o manifestando un
modo del mismo que no es aquel con el que paso, o hasta silenciando un
hecho que ha ocurrido ante él, y cuya omisión tiene como consecuencia
672
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
m
SOLER, Sebastián; Derecho penal argentino, tomo V, Buenos Aires, pág. 155.
1811
NUÑEZ, Ricardo C. Manual de Derecho Penal- Parte Especial, Córdoba, 1999, pág.
494. i82! FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit.
pág. 992.
673
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
674
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
1841
CREUS, 2004, pág. 141.
1851
Ej. Sup. 15.9.1980. Diario oficial El Peruano 22.12.1980.
675
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
676
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
Responde a la lógica que los delitos de omisión propia, como éste, se utiliza la técnica
de construcción de peligro abstracto para proteger bienes jurídicos institucionales o
colectivos como es la Fe Pública. Podemos encontrar algunos ejemplos dentro del
Código de omisiones propias sin resultado lesivo protegiendo bienes colectivos: el de-
lito de omisión, rehusamiento o demora de actos funcionales (art. 377); el delito de
omisión o retardo injustificado de apoyo policial (art. 378); el delito de cohecho propio
(art. 393); el delito de omisión de denuncia cuando se está obligado por su profesión
u empleo (art. 407). Puede ser quizá que haya peligro concreto o hasta lesión efectiva
con respecto al objeto material del delito que técnicamente se llaman también "deli-
tos que cumplen una función representativa", que en el caso del delito de omisión de
declaraciones puede ser el documento o el instrumento, pero con respecto al bien
jurídico finalmente protegido siempre será un peligro abstracto. Se trata de un delito
especial, pues tipo prescribe: "al tiempo de ejercer una función". Si bien,
generalmente, los delitos especiales describen el ámbito de características especiales
con términos como por ejemplo: "juez", "comerciante", "funcionario público", también
es cierto que puede con la totalidad de la conducta típica. Sólo quien ejercite una
función al momento que tenía que declarar podrá ejercer la conducta típica.
677
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
1871
FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit. pág. 995.
1881
BARRERA DOMÍNGUEZ, Humberto, Ob. Cit. pág. 207.
I»»] FONTAN BALESTRA, Carlos, Ob. Cit. pág. 995.
678
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
El requisito del perjuicio, opera de la misma manera que para los artícu-
los referentes a la falsedad material e ideológica, de allí que para determinar
la pena se tomarán en cuenta dichos preceptos.
La consumación, por tratarse de un delito de peligro, se produce cuando
se manifiestan las acciones previstas en el tipo, por lo que la tentativa resulta
impracticable.
679
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
o en su mayoría, dando a conocer datos que no son reales; para el caso es-
pecífico, tienen que versar sobre la existencia o no de enfermedades físicas o
mentales.
Ahora bien, la agravante encuentra su fundamento, en que valiéndose
del certificado falso, se priva de su libertad ambulatoria a una persona, re-
cluyéndola en un hospital para enfermos mentales. La certificación expedida
no tiene otra finalidad más que el internamiento o la permanencia de una
persona en un centro exclusivo para enfermos mentales.
En relación al uso malicioso de la certificación, el autor debe ser dis-
tinta a la persona que expidió el certificado médico, incluso puede tratarse de
la misma persona a favor de quien se expidió tal certificado. En todo caso,
vale para el análisis de este supuesto lo establecido en el delito de falsedad
material.
Se trata de un delito doloso. La consumación se produce con la expe-
dición del certificado médico, para el primer supuesto; no dejando margen
para actos de tentativa.
En el caso del uso de dicho certificado, éste se consuma cuando se
opera tal utilización, no importando comprobación de perjuicio alguno para
su punición.
Como último punto, a efectos de estos delitos contra la Fe Pública, se
tomará en cuenta lo dispuesto por el artículo 432°, en cuanto aplicación de la
pena de inhabilitación, si se tiene como agente delictuoso de los mismos a
un funcionario o servidor público o notario.
680
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
681
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
Sello es el instrumento cuya marca sirve para señalar una cosa, a efecto
de autenticarla1901. Tanto los sellos como los timbres, tienen que ser oficiales de
valor; es decir que deben estar dotados de signos de autenticidad, repre-
sentativo de un valor perteneciente al Estado, cuya expedición está reservada
a la autoridad competente.
La norma ha otorgado especial relevancia a las estampillas de correos,
pues éstos son los sellos de correos, dentro de las cuales sólo las que están
en uso y vigencia serán alcanzados por el tipo en comentario. Es necesario,
tomar en cuenta lo dispuesto por el artículo 437°, puesto que si los sellos de
correo son de procedencia extranjera, también le serán aplicables lo
contenido en esta disposición.
Finalmente, el legislador ha pretendido remarcar que se debe tener cierto
propósito para darle empleo a estos instrumentos sujetos a falsificación, o
hacer que tercera persona los emplee.
Además de ello, la norma dispone que si los timbres o sellos han sido
usados y el sujeto le da una nueva apariencia de validez, con el objeto de
emplearlo nuevamente, dicha conducta también estaría sujeta a ser catalogada
dentro de la falsificación de tales instrumentos.
Ahora bien, el tipo trae consigo una atenuante, cuando el agente usa
como auténticos los sellos o timbres oficiales que han sido producto de fal-
sificación o de un anterior uso. Es de notar la complicada técnica, en la que
incurre constantemente el legislador, puesto que para este supuesto ha creído
conveniente atenuar el uso de los sellos o timbres, mientras que para otro
tipo de conductas que también implique el uso, dispone la misma pena.
1901
BARRERA DOMÍNGUEZ, Humberto, Ob. Cit. pág. 56.
682
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
683
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
8. FALSEDAD GENÉRICA
BRAMONT ARIAS, Luís Alberto / GARCÍA CANTIZANO, Maria del Carmen; Ma-
nual de Derecho Penal. Parte Especial, Lima, 1998, pág. 642.
684
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
aplicación para los supuestos que no tengan cabida en los otros penales que
protegen la fe pública, pudiéndose cometer este delito tanto a través de un
documento como también mediante palabras, hechos y en general mediante
cualquier medio, siempre que suponga una alteración de la verdad y que se
cause con ello un perjuicio"1921.
El bien jurídico protegido es la fe pública, es decir, la protección recae
en el derecho a la verdad, a diferencia del delito de Falsificación de Do-
cumentos o Falsedad Ideológica, en donde el bien jurídico protegido es la
funcionalidad del documento en el tráfico jurídico. Es cierto que, en el caso
de la falsedad material, lo que se protege es la función de autenticidad y
perpetuación del documento; sin embargo, en el presente artículo se habla de
la alteración de la "verdad", razón que nos lleva a pensar que lo dicho o
plasmado en un documento, tiene que coincidir con la realidad.
Por su parte Calderón Cerezo / Choclan Montalvo señalan que "El bien
jurídico que se protege en esta modalidad de falsedad personal es la fe
pública, que se concreta en el derecho a confiar en que las personas son las
que aparentan ser, según se desprenda de los actos realizados por estas. En
este sentido no es tanto un delito entre el Estado civil, cuyo afectación tiene
carácter mediato para infringir el bien tutelado que, como se afirma, es la
credibilidad de determinados signos externos y al final la seguridad del
trafico jurídico1931.
l92]Cons. N° 4191-96-Huaura, Ej. Supr., 13 oct 1997, SR, en: ROJAS VARGAS, Fidel; Ju-
risprudencia penal, Gaceta Jurídica, Lima, 1999, tomo I, pág. 798 y 799. El delito de
Falsedad Genérica se configura como tipo residual, en la medida en que sólo hallará
aplicación para los supuestos que no tengan cabida en los otros tipos penales que pro-
tegen la Fe Pública, pudiéndose cometer ese delito tanto a través de un documento, como
también mediante palabras, hechos y en general mediante cualquier medio, siempre que
suponga una alteración de la verdad y se cause con ello un perjuicio (Sala Penal Cons. N°
4191-96 Huaura - 13 de Octubre de 1997). En otra jurisprudencia también se ha dicho lo
mismo: "El delito de falsedad genérica se configura como tipo residual, en la medida en
que solo hallara aplicación para los supuestos que no tengan cabida en los otros tipos
penales que protegen la fe publica, pudiéndose cometer este delito tanto a través de
documento como también mediante palabras, hechos y en general mediante cualquier
medio, siempre que suponga una alteración de la verdad y se cause con ello perjuicio".
(Cuadernos jurisprudenciales N° 52. Suplemento mensual de diálogo con la
jurisprudencia. Octubre 2005. Año 5. Gaceta Jurídica, págs. 46).
1931 CALDERÓN CEREZO, A. / CHOCLAN MONTALVO T. A.; Derecho Penal Parte
Especial, Tomo II. Ed. Bosch. 1999, pág. 1041. En este punto VIVES ANTÓN, Tomás;
Derecho penal. Parte Especial, Valencia, 1999, pág. 729 apunta que "Tradicionalmente
la doctrina considero que el bien jurídico protegido en este delito es el estado civil
familiar. Sin embargo si se piensa que el estado civil esta compuesto por un conglo-
685
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
686
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
1941
Exp. N° 7284-97-Lima, ROJAS VARGAS, Fidel; Jurisprudencia penal comentada, tomo
I, Lima, pág. 874. "s> Véase: Exp. 79459-97, en: BACA CABRERA / ROJAS
VARGAS/ NEIRA HUAMAN;
Jurisprudencia penal Procesos sumarios, tomo II, Lima, pág. 553.
687
JAMES REÁTEGUI SÁNCHEZ
m
MUÑOZ CONDE, Francisco; Derecho penal. Parte Especial, Valencia, 1995, pág. 608.
1971
PAREDES INFANZÓN, Jelio; Delitos contra la fe pública, Lima, 2001, pág. 208.
688
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA
m
Exp. N° 4950-97-(Extraído de: LA ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel; Jurispru-
dencia del proceso penal sumario, Lima, 1999, pág. 550).
[991
Véase: Exp. N° 7537-97, en: Extraído de: LA ROSA GÓMEZ DE LA TORRE, Miguel;
Jurisprudencia del proceso penal sumario, Lima, 1999, pág. 548 Las cursivas son mías.
689
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690
DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA
que, con arreglo a su propia naturaleza, estén destinados para cometer la falsificación de las marcas
o timbres oficiales.
Se trata de un delito doloso, en la que se requiere un conocimiento exacto de su comisión, la
que se puede cometer con dolo directo, excluyendo así al dolo eventual.
Por lo demás, el delito se consuma, con la perfección de las respectivas acciones, sin necesidad
de verificar resultado alguno. Sin embargo, en los casos de fabricación e introducción, es posible
admitir la tentativa.