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ANOREXIA Y BULIMIA EN NIÑOS

Karina Galarza
Trastornos alimenticios cada vez más
frecuentes.
Se estima que en la Ciudad de México, el 75%
de las niñas y 65% de varones entre 9 y 13
años de edad viven muy preocupados por
engordar, según estudio realizado en la
Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), presentado por el Dr. Armando
Barriguete Meléndez, psiquiatra adscrito a la
Clínica de Trastornos de la Alimentación,
perteneciente al Instituto Nacional de Ciencias
Médicas y Nutrición Salvador Zubirán
(INCMN), cuya sede se encuentra en la capital
del país.
“Entre los diversos factores que confluyen en
la generación de dicho trastorno se encuentra
el entorno social, donde la imagen
extremadamente delgada es la que rige y el
hecho de ser llamados “gordos” implica
connotación ofensiva y discriminatoria”,
comenta el especialista en entrevista para
saludymedicinas.com.mx . Así, anorexia
(falta anormal de apetito), bulimia (el
afectado se provoca vómito después de
comer) y obesidad se detectan cada vez con
más frecuencia en la infancia, lo que es indicio
de que los menores han tenido grandes
carencias de afecto, además de nutrición
manipulada.
“Este tipo de afecciones, que solían aparecer
principalmente en adolescentes y jóvenes,
ahora las padecen niños, pues se ha
desarrollado fenómeno de rechazo social hacia
los chicos obesos, el cual genera trastornos de
alimentación e, incluso, dependencia a drogas
y alcohol. Desde pequeños (entre el segundo
y tercer año de vida), a causa de problemas
afectivos, empiezan a experimentar conductas
de rechazo a la comida, pues no sienten
apetito e, incluso, aprietan los labios para no
comer”, explica el entrevistado.
Alarmante situación
“En investigaciones recientes —señala del
Dr. Barriguete Meléndez— se ha
demostrado que niños y niñas con edad
promedio de 10 años ya tienen noción del
supuesto ‘cuerpo ideal', de ahí que 1 de
cada 9 presenten problemas de anorexia
y 3 de cada 7 bulimia. En ciertos estudios
se ha visto que el calificativo ‘gordo' (en
menores de edad) tiene connotaciones de
malo, feo y sucio, lo cual debe poner en
alerta a los padres para evitar que
alguien, o ellos mismos, ofendan a sus
hijos”.

Cabe mencionar que los principios de


fragilidad en la relación entre madre e hijo
provienen de que a ella no le causa
satisfacción haber dado vida a un bebé, lo
cual la conduce a deprimirse y ser incapaz de
interpretar los deseos de éste. En tal caso el
apetito, manifestación humana que aparece
desde el nacimiento y es el “puente”
(denominado parentalidad) más íntimo y
comunicativo que establece el trato entre
padres e hijos, se ve afectado,
independientemente de que resulta vital para
prevenir problemas de alimentación de graves
y peligrosas consecuencias.
“La anorexia que sufre el menor y continúa
padeciendo en la adolescencia está
relacionada (sobre todo en mujeres) con los
conflictos contra la progenitora y la identidad
femenina —añade el especialista—, porque al
dar mayor importancia a la pérdida o ganancia
de peso se generan tensiones entre padres e
hijos. 75% de niñas y 65% de niños menores
de 13 años tienen la expectativa de poseer
figura ‘ideal' muy delgada, en tanto 66% de
ellas y 39% de ellos, en el mismo rango de
edad referido, son delgados”.
Es importante tomar en cuenta que los
trastornos mencionados se han definido como
perturbaciones emocionales complejas que se
manifiestan mediante negación de la
enfermedad y conductas alimentarias
erróneas ligadas a alteraciones de la imagen
corporal, por lo que, en opinión del Dr.
Barriguete Meléndez, es fundamental
comprender la relevancia de la nutrición desde
etapas tempranas para que el pequeño se
desarrolle integralmente.
Los niños también
"Anteriormente, la población con trastornos en
la alimentación estaba conformada por chicas
de nivel socioeconómico elevado; después
descubrimos que se empezaron a presentar
casos de bulimia junto con anorexia en el
mismo grupo y, recientemente, se ha
reportado dicha situación en individuos
pertenecientes tanto al sexo femenino como
masculino, con menor edad y en diferentes
niveles socioeconómicos”, describe el experto,
quien es miembro de la Asociación
Internacional de Psicoanálisis.
Los factores que llevan a la generación de
tales alteraciones coinciden con fuerte cambio
en la pubertad, es decir, la etapa de
modificación brutal del cuerpo y de la imagen
corporal, también resultado de todas las
transformaciones físicas y hormonales; a esto
se suma importante sensibilidad afectiva,
junto con ciertos problemas de identidad (en
el caso de las niñas) en un mundo definido y
manejado por hombres, así como entorno
social donde se da predominancia a la imagen
extremadamente delgada.
Cabe indicar que, a diferencia del modelo
estadounidense, donde los jóvenes son
independientes desde los 18 años de edad, el
de México incluye a la familia, pues
culturalmente no es mal visto que el
muchacho de 20 años siga al lado de sus
padres y que cuando tenga problemas los
comparta con ellos o sus parientes cercanos.
En este sentido, el Dr. Barriguete Meléndez
señala que “en el tratamiento de los
trastornos que nos ocupan es preciso atender
las áreas emocional, física, familiar, grupal y
social. De hecho, a este respecto nos
encontramos en un contexto privilegiado
porque podemos retomar lo mejor de los
modelos terapéuticos aplicados actualmente
en Francia, Estados Unidos e, incluso, Italia y
España, además de hacer innovadoras
propuestas”.
Al respecto, el continuo intercambio de
conocimientos en esta especialidad ha
conducido a interesantes avances que se
reflejan en la mejor comprensión y utilización
de técnicas terapéuticas orientadas a un
sector de la población especialmente sensible.
A su vez, tenga en mente que la interacción
de los padres con los hijos, así como la
responsabilidad de aportarles la satisfacción
del apetito mediante dieta balanceada y cariño
construyen la parentalidad, en tanto la
deficiencia en su manejo puede acarrear
riesgosos trastornos de conducta no sólo de
tipo alimentario sino, incluso, adictivos.

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