Arquitectura
Almudena Martínez Olmo
Grado en Fundamentos de Arquitectura
Sociología y Geografía Urbana
Tema 4
Las relaciones sociales y los procesos
de intervención en la ciudad
El espacio social y la intervención sobre la ciudad
Almudena Martínez Olmo
Profesora
Presentación 3
Objetivos 3
A partir del siguiente bloque temático se pretende poner de manifiesto la relevancia que juega
la incorporación de la perspectiva social a la hora de analizar, interpretar e intervenir sobre el
espacio de la ciudad examinando, en primer lugar, los conceptos y aproximaciones al estudio
del vecindario, la concepción imaginaria de la ciudad y el significado del espacio público, para
posteriormente, profundizar en las formas de intervención sobre el mismo a partir de los
distintos modelos de gobernanza.
Objetivos
Conocer y analizar las distintas interpretaciones sobre el significado del espacio público
a fin de contribuir a generar una visión crítica y un debate sobre su evolución, su estado
actual, sus problemáticas y las posibles formas de mejorarlo.
Es un término ambiguo
Son áreas diferenciadas que pueden ser distinguidas en base a distintas variables:
Barrios ricos y barrios de chabolas
Zonas céntricas y zonas suburbanas
Zonas de clase media y zonas de clase obrera
Los límites geográficos y los personales no suelen coincidir.
Los elementos más significativos de su definición son los habitantes y el territorio.
El vecindario tiene límites físicos y/o simbólicos: Las calles, líneas de ferrocarril,
parques… funcionan como elementos que delimitan y diferencian un área particular.
Sociales
Identificación de límites
Relaciones de vecindad
Uso de instalaciones
Sin embargo, ninguna de ellas es de por sí lo suficientemente fiable. Además, habría que
considerar la influencia fundamental que ejerce otra variable a la hora de poder establecer
límites: el apego.
¿Cómo delimitan entonces los planificadores los vecindarios? Existen múltiples intentos
fallidos que se derivan de la aplicación independiente de métodos cuantitativos y cualitativos
de manera que se pueden establecer delimitaciones en función de variables cuantitativas que
luego no se correspondan con el imaginario social y también delimitaciones cualitativas o
subjetivas que resultan ser muy personales y poco fiables.
Los límites físicos son sólo significativos en conjunción con los sociales.
Muchas veces los factores sociales prevalecen frente a los físicos. Por ejemplo, las
personas pueden identificar los límites de su vecindario en función del estatus social o
los hábitos de sus habitantes.
La mayor parte de las personas ve y conoce sólo una pequeña parte del área cercana a
ellos y es sobre esta base sobre la que se puede partir como primer paso para la
identificación de los vecindarios existentes.
Por lo tanto, los indicadores físicos hay que complementarlos con los indicadores
sociales.
Aún así, los límites físicos no tienen por qué coincidir con los sociales. De hecho, son
atípicos los casos en los que ambos coinciden.
La imagen de la ciudad
La imagen de la ciudad nos remite directamente al estudio de la percepción del espacio en tanto
en cuanto orienta nuestras actuaciones, nuestras formas de movernos y sirve para mejorar la
planificación urbana y actuar así sobre la percepción del mismo. Por ejemplo, un individuo podría
elegir ir por una ruta o calle más larga o más bulliciosa por los recuerdos, las preferencias, o la
animación que presente el lugar y no optar así por la vía que es objetivamente más corta o mejor.
Fuente: https://www.planetizen.com/topthinkers/lynch
En su publicación más célebre, The Image of the City (1960), el autor analiza tres ciudades
americanas (Boston, Jersey City y Los Ángeles) y, utilizando métodos de investigación
cualitativa y cuantitativa, como son las encuestas, las entrevistas, los mapas mentales y la
observación, estudia la forma en la que los habitantes perciben e imaginan el espacio urbano
que les rodea.
Lynch consiguió identificar los elementos urbanos a partir de los cuales las personas
establecen un mapa mental que permite relacionar al hombre con su entorno y visualizar el
aspecto sensible que se tiene de la ciudad para comprenderla (la imagen de la ciudad).
Los mapas mentales constituyen imágenes que la gente tiene de su medio físico y pueden
variar en función de múltiples variables:
Grupos sociales
Localización residencial (centro y periferia)
Género
Edad (niños y adultos)
Tiempo (verano e invierno)
Experiencias
Fuente: https://prezi.com/rfpeqfkpy-ij/la-imagen-de-ciudad-kevin-lynch/
Para interpretarlos Lynch desarrolla un código en base al cuál destaca cinco elementos
urbanos que conforman la imagen de una ciudad haciendo que ésta adquiera una identidad
de manera que si éstos no quedan definidos la ciudad carece de imagen y significado.
Dichos elementos son:
Sendas o caminos
Bordes o fronteras
Barrios, distritos o zonas
Nodos
Hitos o marcos de referencia o mojones
Estos cinco elementos dotan de legibilidad al espacio urbano para que los usuarios identifiquen,
estructuren y den significado a los lugares frecuentados. Para que una ciudad sea integrada,
coherente y permita la orientación entre sus habitantes, su imagen debe tener como cualidad su
legibilidad.
Sendas o caminos
Son los canales o conductos por los cuales se mueve el observador. La mayor parte de
los habitantes observan la ciudad y se mueven en ella en función de cómo se organicen
Por tanto, las sendas sirven como articuladores del resto de elementos, conectándolos y
organizándolos.
Son los primeros elementos que los niños suelen identificar en el espacio urbano.
Pueden ser calles, líneas de tren, canales, autopistas, etc. Por lo que pueden ir
destinados tanto al uso peatonal como al tráfico rodado.
Lynch considera que son los "elementos urbanos preponderantes" puesto que si la
estructura de sendas de una ciudad no es clara, la imagen urbana tampoco lo es.
En la organización de las sendas que hacen los individuos, las curvas o las calles
perpendiculares no suelen tomarse en cuenta, ya que los individuos tienden a estructurar
el espacio urbano en base a líneas geométricas.
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Calle_peatonal_en_Tampico.jpg
Bordes o fronteras
Son elementos lineales que el observador no suele utilizar pero que sabe identificar.
Constituyen una separación o un límite entre dos fases: una línea de fachadas sobre una
playa, cruces de tren, vallas, un muro, etc. Son barreras impenetrables o líneas de
sutura entre zonas y suelen marcar el límite entre dos zonas.
Pueden estar más o menos delimitadas, unas veces aíslan, otras unen.
Pueden constituirse en sendas, sobre todo si tienen un aspecto direccional como por
ejemplo una autopista, una vía del tren, la m30, el río manzanares, etc.
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Caracas_autopista.jpg
Son secciones de la ciudad de tamaño mediano a grande, con distintos tipos de límites,
por ejemplo, una plaza o un barrio.
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Plaza_del_Dos_de_Mayo,_Madrid.jpg
Son puntos o focos de atracción estratégicos en los que el observador puede entrar o
salir.
El concepto "nodo" puede abarcar una gran cantidad de objetos posibles, desde un
barrio hasta una estatua o una confluencia.
Ejemplo de nodo
Fuente: http://canalviajes.com/shibuya-el-paso-de-peatones-mas-transitado-del-mundo/
Puede ser edificios relevantes, una señal, una tienda, obeliscos, monumentos,
montañas, etc.
Suelen tener más relevancia cuanto menos se conoce el espacio urbano que se imagina.
En el análisis de Lynch, los mojones que resultaron seleccionados por los observadores
fueron mayoritariamente los que presentaban una forma nítida o eran muy destacables.
Ejemplo de Hito
Fuente: https://www.esmadrid.com/informacion-turistica/puerta-de-alcala
Conclusiones
Sin embargo, parece haber una imagen pública compartida que resulta de la
superposición de muchas imágenes individuales.
Críticas a Lynch:
El espacio público
La comprensión del significado del espacio público pasa por la consideración de que se está
ante un concepto multidimensional, dinámico y polifuncional.
En primer lugar, hay que destacar su dimensión física y territorial en tanto en cuanto se trata
de un espacio que es normalmente identificable, abierto y accesible a los ciudadanos,
La concepción clásica
El espacio privado, por el contrario, simboliza, por un lado, el ámbito coercitivo en el que
se desempeña el trabajo en tanto en cuanto se está sometido al poder de un señor que
dictamina unas normas impidiendo el desarrollo del derecho político. Por otro, representa
también el espacio opaco en el que transcurren las relaciones íntimas y reproductivas de
los habitantes.
Por tanto, el espacio público se concibe como el terreno de encuentro en dónde los
ciudadanos expresan públicamente sus inquietudes y preocupaciones estableciéndose
así un espacio común compartido que favorece las alianzas pero también las
oposiciones entre grupos sociales. De esta forma, se trata de un ámbito político y
urbano caracterizado por la expresión libre y colectiva de los ciudadanos, que tratan de
construir una vida comunitaria basada en el diálogo, que favorece la comprensión y el
consenso.
Para desarrollo efectivo del derecho a la expresión política, propio del espacio público,
se diseñan construcciones, siendo específicamente el ágora la que funciona como el
punto de encuentro en el que transcurre la vida democrática de la polis.
Crítica: No obstante, como crítica a la concepción clásica griega del espacio público,
cabe señalar su carácter excluyente de cara a todos aquellos individuos no considerados
ciudadanos como son los esclavos, las mujeres o los extranjeros.
Ágora de Atenas
Fuente: http://webdehistoria.blogspot.com.es/2015/10/ciudad-medieval.html
La concepción moderna del espacio público surge ligada a la Ilustración a partir del siglo XVII,
en dónde la racionalidad se impone como el principio que garantiza la liberación del hombre
en tanto en cuánto le dota de una capacidad crítica ante el mundo que le rodea. La adopción
de este principio, aplicado a la ciudad, implicó una reorganización y una nueva concepción
del espacio público tal y como había sido concebido por la época medieval de manera que:
Las edificaciones públicas dejan de identificarse exclusivamente con las plazas, los
monumentos y las murallas y pasan a designar también a construcciones destinadas al
interés social como son los colegios o los centros culturales.
Crítica: al igual que en la etapa clásica se trata de un espacio público excluyente ya que
son los individuos con recursos los que se considera que tienen poder de raciocinio para
participar de la vida pública de manera que colectivos como las mujeres o la clase
trabajadora quedan apartados del mismo.
Más tarde, ya a partir del siglo XIX, tiene lugar una nueva reorganización y concepción del
espacio público ligada al impacto de la revolución industrial en la ciudad, tanto en términos
físicos como sociales e ideológicos:
La versión contemporánea
Del mismo modo que el significado del espacio público ha ido variando en función de la época
histórica también en el presente existen perspectivas diferenciadas acerca de su concepción
y sus procesos de transformación.
Se parte del hecho de que los procesos de privatización que acontecen en el espacio
público están minando su existencia y, por tanto, la expresión de una sociedad
democrática y libre.
De este modo, la facultad del espacio público para funcionar como nexo entre distintos
grupos sociales, como lugar de intercambio, de diálogo y de diversidad social se reduce
en favor de otros espacios como puedan ser los mercadillos que se sitúan en las plazas
públicas, las terrazas a pie de calle, las promociones comerciales en el espacio público,
etc.
Este discurso implica una concepción nostálgica hacia lo que significó el espacio público
en el pasado, concebido como la cuna de la democracia, en el que predominaba la
libertad, la inclusión y la tolerancia frente a la segmentación, segregación y exclusión que
impera en la actualidad.
Fuente: http://www.paisajetransversal.org
La perspectiva norteamericana:
Discute la tesis de la desaparición del espacio público considerando que existe
una idealización hacia lo que éste fue en la época clásica de la polis griega.
Frente al contexto europeo, se resalta el significado diferente del espacio público
en Norteamérica, en dónde la estructura física de las ciudades y las costumbres
son diferentes lo que ha provocado que la satisfacción individual se conciba como
el principal principio que debe guiar el diseño de los espacios públicos.
Por tanto, se pretende adecuar el espacio público a las preferencias y demandas
de los ciudadanos a fin de lograr un mayor bienestar generando espacios de
estancia y de ocio que a la vez impulsen la actividad económica. Por este motivo,
cobran especial relevancia los parques comerciales, las ferias y las áreas de
descanso.
La perspectiva europea:
Asumen la tesis de la desaparición del espacio público, aunque presentan una
visión más optimista que reclama la regeneración progresiva de la ciudad.
Además de concebir al espacio público como la clave del bienestar ciudadano se
le considera, sobre todo, como el ámbito que garantiza la libertad de expresión.
Por tanto, se pone de nuevo en valor las cualidades del espacio público en la
ciudad clásica, resaltando la función integradora que ejercía la trama urbana o las
plazas en la configuración de la ciudad.
Fuente: https://www.plataformaarquitectura.cl
https://ar.pinterest.com/pin/295126581803821100/
Bajo este enfoque se critica el enfoque nostálgico que transmite el discurso de la tesis de
la desaparición del espacio público afirmando que, lejos de construirse en torno a valores
como la cohesión, la igualdad y la libertad, éste se articula en función del conflicto y la
lucha por su conquista y dominio.
Fuente: http://floresenelatico.es/democratizando-el-espacio-publico/5904
Desde la década de los ochenta, el Estado de Bienestar, desarrollado tras la Segunda Guerra
Mundial a fin de responder a la profunda depresión social, entra en crisis y es sometido a una
profunda crítica que se centra en los siguientes aspectos, tal como señala García Herrera
(2007):
Una Administración poco eficaz que malgasta recursos y ante lo cual sólo cabe la toma
de control por parte del mercado mediante la privatización de las empresas y servicios
públicos.
Un Estado que monopoliza la esfera pública en lugar de buscar la colaboración con los
actores privados y participar como socio en redes.
Esta crisis del Estado de Bienestar se une al proceso de transformación mundial derivado de
la caída del Telón de Acero y del crecimiento del proceso de liberalización que acontece de la
mano de una mayor globalización económica.
En este contexto, el Banco Mundial retoma en 1989 el uso del término de gobernanza para
justificar la intervención que se realiza sobre países poscoloniales africanos y para promover
una economía de mercado como solución a la crisis del Estado de Bienestar. Concretamente,
el documento que hace referencia al término se titula “África Subsahariana, de la crisis al
desarrollo sustentable”, publicado en 1989, aunque también hay que destacar el documento
publicado en 1992, titulado “Gobernanza y Desarrollo”. En el primero se esgrime que las
debilidades económicas y las crisis sociales del continente africano son producto de la
ausencia de buena gobernanza (good governance) e instituciones públicas sólidas mientras
que, en el segundo, se defiende que la adopción de modelos de gobernanza es indispensable
para llevar a cabo una transformación económica (OLACEFS, 2015)
En la misma línea la Unión Europea se pronunció más tarde a través de la publicación del
Libro Blanco sobre la Gobernanza (2001), definiéndola como un conjunto de “reglas,
procesos y comportamientos” e insistiendo en valores como “la responsabilidad, la legibilidad,
la transparencia, la coherencia, la eficacia y la eficiencia” que dan lugar a una correcta
gestión del poder contribuyendo a unas mayores garantías democráticas y a una mayor
estabilidad y confianza de cara a la intervención de los agentes del mercado (García Herrera,
2007).
El origen del término, proveniente del griego, significa “acción de dirigir o pilotar una nave” y
fue acuñado por Platón por primera vez para referirse a la forma de gobernar de los
ciudadanos. En un principio, el término de gobernanza y gobierno fueron intercambiables
hasta que a partir del siglo XVIII comenzaron a diferenciarse. No obstante, poco a poco la
acepción de gobernanza fue perdiendo peso y uso en el lenguaje hasta que se volvió a
retomar por parte del Banco Mundial en 1989 dando así pie a una resurrección del término
La gobernanza es el resultado de los lazos entre la regulación del mercado, las grandes
empresas, el Estado y la sociedad civil.
Fortalezas y debilidades
Fortalezas y oportunidades:
Tal como señala F. Graña (2005) la puesta en práctica del término de gobernanza podría
conllevar las siguientes ventajas:
Debilidades y amenazas:
Se emplea como una fórmula que conduce inequívocamente a una forma de gobernar
más eficaz sin profundizar en las particularidades que puede llegar a implicar en cada
sociedad. Sin embargo, dependiendo del modo en el que se aplique los resultados
pueden ser dispares pudiendo, por ejemplo, estar asociados con un proceso de
descentralización estatal que implica el fin de la protección social que brindaba el estado
de bienestar.
Tendencias en gobernanza:
Tal y como se ha señalado anteriormente, la noción de gobernanza permite que éste sea un
concepto que pueda llevarse a la práctica de formas diferentes lo que acaba conformando
una serie de tendencias a la hora de gobernar que muchas veces no son excluyentes entre sí
y que se sintetizan a continuación:
La asunción de los riesgos por el sector público local, mientras el sector privado se
apropia los beneficios.
A la hora de analizar esta tendencia hay que partir del hecho de que los ayuntamientos han
gozado de una larga tradición y legitimidad en las sociedades europeas generando que la
política haya funcionado siempre como una pieza clave en las ciudades europeas.
En primer lugar, los ayuntamientos fueron los herederos de las comunas y las corporaciones,
ejerciendo así un poder representativo que se basaba en la articulación de lo que se concebía
como el bien común para la ciudad. Más tarde, los ayuntamientos fueron absorbidos poco a
poco por estados-nación y reorganizados en base a las reglas y normas definidas por los
gobiernos centrales. Hoy los ayuntamientos y, por tanto, las ciudades no sólo siguen llevando
a cabo funciones en nombre del Estado sino que asumen más responsabilidad derivada de la
descentralización estatal y la fragmentación de las políticas públicas. De esta forma, cabe
destacar las siguientes transformaciones a las que se refiere García Herrera (2007):
Dentro del marco de la Unión Europea el retroceso del Estado de Bienestar ha implicado
la asunción de nuevas responsabilidades y necesidades para los gobiernos locales ya
que éstos afrontan cada vez más un número creciente de demandas contando a la vez
con la posibilidad de desarrollar y plantear nuevas iniciativas y oportunidades.
De esta forma, esta transformación implica una creciente complejidad en las funciones y
las labores que tienen que desempeñar los alcaldes y sus gobiernos, como la búsqueda
de fuentes de financiación, el desarrollo de normativas medioambientales que
obedezcan a las regulaciones europeas, el diseño y la ejecución en proyectos urbanos,
etc.
Por tanto, a modo de síntesis y, tal como destaca P. Le Galès (2008), se puede decir que, en las
ciudades europeas:
De este modo, los gobiernos locales y en concreto los alcaldes ejercen un papel cada
vez más relevante en las cuestiones que afectan a la ciudad concentrando intereses,
implementando estrategias colectivas y desarrollando políticas públicas.
Al mismo tiempo, no hay que olvidar que, la participación pública ciudadana constituye un derecho
constitucional y así queda reflejado en la Constitución española:
Artículo 9.2.
Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones a fin de que la libertad y la igualdad
del individuo y de los grupos en los cuales se integra sean reales y efectivas; remover los
obstáculos que impidan o dificulten la plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos
en la vida política, económica, cultural y social.
Artículo 23.1.
Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente por medio de
representantes libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
Ventajas:
Conduce a un mayor prestigio de las instituciones ya que refleja y manifiesta una actitud
receptiva y abierta de parte del gobierno hacia las demandas sociales, las cuales pasan
a considerarse como un elemento determinante en el desarrollo de las políticas
públicas.
Fuente: INE
Retos:
Más allá del discurso sobre la necesidad de incorporar una democracia participativa que
vaya hacia un modelo de gobernanza más relacional, es preciso llevar las ideas a la
práctica en mayor medida yendo más allá de las consultas a la ciudadanía e integrándola
también en los mecanismos y procesos que afectan al modo en el que se gestionan las
políticas públicas.
Incorporar a todo el espectro de actores sociales afectados por los procesos y políticas
que se implementen en la ciudad de forma que todas las posiciones puedan reflejarse y
puedan ser así gestionadas adecuadamente.
García Herrera, L.M. (2007) “En torno a la gobernanza, los gobiernos locales y la participación
ciudadana” Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales (Serie documental de Geo
Crítica), vol. 12, nº 723. http://www.ub.edu/geocrit/b3w-723.htm
Graña, F. (2005) “Globalización, gobernanza y “Estado mínimo”: pocas luces y muchas sombras”
Polis, Revista Latinoamerica, vol. 12. https://journals.openedition.org/polis/5563
Le Galès (2008) Las ciudades europeas, conflictos sociales y gobernanza. Dirección General de
Urbanismo y Planificación Regional. Comunidad de Madrid.
Martín. J.et al. (2013) “Perspectivas y tensiones del espacio público: los habitantes de la calle en
la ciudad autónoma de Buenos Aires” Cuadernos urbanos, vol.15.
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-36552013000200003