ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL PRINCIPIO
DE LA DIVISION DE PODERES
EN LA CONSTITUCION MEXICANA
Héctor Fix-Zamupio
Sumario: I. Introdaccién, II. Crisis y transformaciones del principio de
division de poderes. II]. Breve relacién de antecedentes. IV. La fendencia
contemporinea hacia la supremacia det Ejecutivo y el sistema presiden-
cial mexicano, V. La necesidad de equilibrar los distintos éeganos del po-
der. VI. Los contro'es internos de! Ejecutivo, VI. El pluralismo g el
crecimiento de las facultades politicas del érgano Legislative, VII. La
vigorizacin de tos tribunales federales y locales. IX. Conelusiones.
1. Inrropuccién
1. El primer parrafo del articulo 49 de nuestra Constitucién federal,
que reitera la disposicién similar del articulo 50 de la carta anterior
de 1857, dispone: “El Supremo Poder de la Federacién se divide para
su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial’.
2. En este aspecto, nuestra ley fundamental sigue Jos lineamientos
tradicionales del principio predominante en el régimen constitucional
clasico, y constituy6 un verdadero dogma a partir de la Revolucién
francesa y de la Constitucién federal de los Estados Unidos de 1787,
Hegando a formar parte de lo que graficamente califieé Carl Schmitt
como “teologia politica’, pues de acuerdo con el modelo de la San-
tisima Trinidad Ilegé a sostenerse la existencia de “tres funciones di-
versas y un solo poder verdadero”.
3. Por otra parte, y siguiendo también el modelo norteamericano,
los estados de la Federacién han establecido el mismo principio de
division tripartita, en forma expresa en el articulo 157 de la carta fede~
ral de 1824, y de manera implicita, en los articulos 109 y 115 de las
constituciones federales de 1857, segan los cuales, dichos estados deben
adoptar para su régimen interno la forma de gobierno republicano,
representativo y popular,
4, Sin embargo, conocemos por experiencia que no solamente en
nuestro pais, sino en general en la mayoria de los ordenamientos lati-
noamericanos que consignan el mismo principio, siempre ha existido un.
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desequilibrio entre los titulares de Jas tres funciones basicas del poder
en beneficio del Ejecutivo, no slo en virtud del régimen presidencial
que se inspiré en e] sistema norteamericano, sino ademas de acuerdo
con la tradicién del gobierno autoritario de virreyes y capitanes gene-
rales de la época colonial y el caudillismo militar que imperé en un
buen némero de nuestros paises hasta las primeras décadas de este
siglo,
5. A lo anterior debe agregarse un movimiento de revisién de la
separacion tripartita que se considera superada en su formulacién cla-
sica, inclusive en los ordenamientos de mayor tradicién y evolucién
democrticas, de manera que en los paises de Occidente se observa
un movimiento hacia la complejidad en el ejercicio de las funciones
ptiblicas que han sido objeto de nuevas redistribuciones, y por otra
parte en los ordenamientos socialistas inspiradas en el modelo sovié-
tico, se niega expresamente la triparticién y por el contrario se postula
una concentracién del poder en el 6rgano Legislativo, es decir, el Soviet
Supremo o Ia Asamblea Nacional del Poder Popular, de los cuales
dependen y estan subordinados, al menos teéricamente, los demas 6rga-
nos del Estado, de acuerdo con los principios del llamado gobierno de
asamblea,
6. Dentro de esta complicada situacién que se ha calificado como
“crisis” de la separacién o divisién de poderes, es evidente, ademas,
la tendencia predominante hacia el reforzamiento de las facultades del
Ejecutivo, inclusive en los paises de mayor raigambre parlamentaria,
movimiento que debe considerarse irreversible tomando en considera-
cién que en el Estado moderno, ya sea social de derecho o de caracter
socialista, el creciente intervencionismo del propio Estado para Jograr
los fines de la justicia social, han determinado esa vigorizacién, si se
toma en cuenta que el organismo que dispone de los medios técnicos
y de los recursos m4s importantes para obtener un equilibrio entre
los intereses, en ocasiones contrapuestos, de los diversos grupos socia-
les, es precisamente Ja administracién, la que, ademas, tiene a su car-
go las decisiones basicas sobre la coordinacién y ja planificacién de
Jos recursos econdémicos y sociales,
7, Por ello la preocupacién de los tratadistas contemporaneos —y loz
iberoamericanos no son una excepcién—, para descubrir y establecer
Jos instrumentos adecuados de caracter juridico-constitucional para res-
taurar, hasta donde ello es posible, un equilibrio entre las diversas
funciones de caracter piiblico, Como requeriria de un estudio muy ex-
tenso sefialar, asi sea de manera descriptiva, los estudios que se har
realizado y los resultados que se han obtenido en realidad politico-
constitucional de nuestros paises, nos reduciremos a un anélisis forzo-EL PRINCIPIO DE LA DIVISION DE PODERES 621
samente superficial y sintético de esta intrincada problematica en orde-
namiento mexicano,
IL. Crisis ¥ TRANSFORMACIONES DEL PRINCIPIO
DE DIVISION DE PODERES
8. Es indudable, como lo sefialamos anteriormente, que la division
clasica de caracter tripartita divulgada por Carlos Maria de Secon-
dat, barén de Montesquieu,? ha entrado en una profunda crisis en su
formulacién original, debido a los cambios fundamentales que se ini-
ciaron en la primera posguerra y que se acentuaron al terminar la
Segunda Guerra Mundial, por lo que en la actualidad se ha llegado
a pensar que ese principio debe considerarse superado, como lo sos-
tuvo el ilustre tratadista aleman Karl Loewenstein, quien lo calificé
de anticuado.*
9. Ya desde finales del siglo anterior y principios del presente, el
eminente jurista aleman Jorge Jelinek calificé de ingenua la preten-
sién de atribuir exclusivamente cada funcién a un 6rgano, especifico
y exigir la separacién de éstos para el ejercicio de sus actividades.*
10. Por su parte, el controvertido Carl Schmitt sostuvo en su clasico
libro Teoria de la Constitucién elaborado durante la primera posguerra
y antes de la Ilegada del poder del nacionalismo, que deberia hablarse
de distincién y no de una verdadera separacién de los poderes, ya que
dicho principio tenia por objeto esencial el equilibrio entre los érga~
nos del mismo poder.*
11. Sin embargo, no podemos desconocer que la formulacién clasica
de la divisién tripartita, que probablemente nunca se aplicé de manera
estricta, se contemplé como un verdadero ideal por los redactores de
las constituciones que tomaron como modelo la de los Estados Unidos
de 1787 y las francesas revolucionarias," pero en la actualidad esta
1 Che. Vidal, Enrico, Saggio sul Montesquieu, con particolare riguardo alla sua
concezione dell'uomo e della politica, Milano, Giuffré, 1950, pp. 178 y ss., Eisen-
mann, Charles, “El espiritu de las leyes y Ia separacién de poderes”, trad, caste-
Ilana, Anuario Juridico, 2, 1975, México, UNAM, 1977, pp. 429-450.
2 Teoria de la Constituctén, trad, de Alfredo Gallego Anabiterte, Barcelona,
Ariel, 1965, pp. 54-57.
# Teoria general del Estado, trad, de Femando de los Rios Urruti, Madrid, Vic-
toriano Sanchez, 1915, tomo II, pp. 299-319.
4 Teorfa de fa Constitucién, trad, de Francisco Ayala, México, Editora Nacio-
nal, 1952, pp. 212-271.
5 Che. Fix-Zamudio, Héctor, “Valor actual del principio de Ja divisién de los
poderes y su consagracién en las Constituciones de 1857 y 1917", Boletin del Ins-
fituto de Derecho Comparado de México, nim. 58-59, enero-agosto de 1967, pp. 29-