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LAS ENSEÑANZAS ESPIRITUALES DE "ALCE NEGRO"

El investigador norteamericano Joseph Epes Brown conoció a Hehaka Sapa (Alce


Negro), un anciano sabio indio de la tribu sioux lakota, en 1948, poco después de terminar su
licenciatura. A lo largo de todo un año convivió con él y su familia en la reserva de Pine Ridge,
Dakota del Sur, con la intención de aprender de primera mano las costumbres, creencias y
tradiciones de los indios de las praderas. Desde aquella experiencia la comprensión,
conservación y transmisión de esa tradición ancestral se convirtió en el centro de su vida.

En los siguientes párrafos hacemos un apretado resumen y comentamos el contenido de una


de sus más célebres obras, "El Legado espiritual del Indio americano", donde narra su
experiencia al lado de Alce Negro. (1)

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El autor dice al comienzo de su libro:

"A lo largo de ese año, Alce Negro y su gran amigo Pequeño Guerrero me hablaron sin
reservas de su religión y me proporcionaron las claves para comprender el significado
espiritual que subyace a las formas de sus ritos y símbolos. Esta nueva comprensión me hizo
ver por qué estos ancianos y otros hombres de su pueblo, manifestaban en su ser y en todos
sus actos una nobleza, una serenidad, una generosidad, una concentración y una bondad que
normalmente asociamos con los santos de otras religiones más conocidas".

Rememorando su primer encuentro con el viejo piel roja, J. E. Brown comenta:

"Le recuerdo muy bien, sentado sobre su vieja piel de oveja, enfermo y con un aspecto
que daba lástima, con sus ojos casi del todo ciegos que miraban fijamente más allá de lo que
le rodeaba. Permanecí sentado a su lado durante un tiempo y, todavía en silencio, le ofrecí una
pipa llena de tabaco y kinnikinnik en la forma en que me habían enseñado a hacerlo ancianos
de otras tribus. Fumamos en silencio hasta que por fin, con una voz dulce y bondadosa, habló
en lakota. Su hijo traducía sus palabras. Me sorprendió al decirme que había previsto mi
llegada, que estaba contento de que me hallara a su lado y preguntó si me quedaría con él,
pues había muchas cosas que le gustaría decirme antes de que, como él dijo, 'pasara de este
mundo de oscuridad al otro mundo real de la luz'".

J. E. Brown hablaba todos los día durante varias horas con Alce Negro, hasta que
parecía que "caía un velo de silencio", tras el que podía intuirse como el viejo indio se
sumergía en aquellas profundas realidades de las que había estado hablando.

"La mayor parte de lo que aprendí de Alce Negro – anota el escritor- no estaba en lo
que dijo, con todo y ser tan valioso, sino en su propio ser, que parecía cernerse entre este
mundo de formas y el otro mundo del espíritu... En todo aquello en lo que él estaba irradiaba
una atmósfera que le hacía sentirse a uno en presencia de un hombre santo".
Brown reconoce que este halo de integridad se percibía también en otros ancianos
sioux, aunque en el caso de Alce Negro se sumaba "algo" que le situaba en una dimensión
aparte de la generalidad de su pueblo. Según pudo saber el investigador, ya a muy temprana
edad Alce Negro había tenido diversas visiones con una frecuencia e intensidad fuera de lo
común.

"Desde entonces – precisa - vivió con un solo objetivo: el de ayudar a su pueblo


devolviendo a la vida el "árbol florido" de su herencia espiritual".

Bajo el amparo e inspiración de la mayoría de las grandes religiones del mundo, el ser
humano ha edificado centros dedicados al culto en forma de catedrales, iglesias o templos.
Demostrando una psicología bien diferente "el templo indio era - como destaca el investigador
- el propio mundo de la naturaleza, y dentro de este santuario mostraba un gran respeto hacia
toda forma, función y poder".

La concepción unitaria y sagrada de y hacia todas las formas presentes en la


Naturaleza, no es exclusiva de los pueblos indios de norteamérica "pero lo que es casi único -
dice Brown - en la actitud del indio es el hecho de que esta veneración hacia la naturaleza y
hacia la vida es un aspecto central de su religión".

Más adelante Joseph Epes Brown explica:

"En mis primeros contactos con Alce Negro casi todo lo que dijo estaba expresado en
términos relativos a los animales y a los fenómenos naturales. Yo deseaba ingenuamente que
empezara a hablar sobre cuestiones religiosas, hasta que por fin me di cuenta de que, de
hecho, él estaba explicando su religión. Los valores que yo buscaba habían de encontrarse
precisamente en sus historias y relatos del bisonte, el águila, los árboles, las flores, las
montañas y los vientos".

"En los bellísimos mitos de la creación de los indios de las praderas - continúa Brown -
los animales fueron creados antes que el hombre, por lo que en su anterioridad y origen divino
tienen una cierta proximidad con el Gran Espíritu (Wakan-Tanka en la lengua de los sioux).
Son intermediarios o vínculos entre el hombre y Dios. Esto explica no sólo por qué las súplicas
religiosas pueden dirigirse a través de los animales, sino que también nos ayuda a entender
por qué el contacto con, o de, el Gran Espíritu llega al indio casi exclusivamente a través de
visiones que incluyen formas naturales como las de los animales o de otro tipo. Este tipo de
iniciación y poder espiritual (Wochangi) lo recibió Alce Negro de visiones en las que aparecían
el águila, el bisonte, los seres del trueno y los caballos".

Teniendo en cuenta que el lector de su obra podría fácilmente extraer una falsa
conclusión, el investigador norteamericano se adelanta a ese posible pensamiento y dice:

"Aunque estas formas naturales puedan reflejar aspectos del Gran Espíritu, y en
definitiva no pueden ser distintas de Él, no son, sin embargo, identificadas con Él, que no tiene
"partes". El indio, por lo tanto, no puede ser calificado de panteísta...

Alce Negro daba forma a este misterio con frases como las siguientes:

● "Consideramos a todos los seres creados como algo sagrado e importante, pues todo
tiene un Wochangi, o influjo, que puede sernos comunicado y mediante el cual podemos
obtener un poco más de comprensión si estamos atentos".

● "Debemos comprender bien que todas las cosas son obra del Gran Espíritu.
Debemos saber que Él está en toda cosa: en los árboles, las hierbas, los ríos, las montañas, y
todos los cuadrúpedos y los pueblos alados; y, lo que es aún más importante, debemos
comprender que él está también más allá de todas estas cosas y de todos estos seres".

En cuanto a la concepción que tienen los sabios indios del papel del ser humano en el
escenario de la Creación, Brown lo explica de este modo:

"Aunque el hombre fue la última criatura en ser creada, él es también el "eje" y, de ese
modo, es en cierto sentido el primero. Pues si bien cada animal refleja aspectos particulares
del Gran Espíritu, el hombre, por el contrario, puede incluir dentro de sí todos los aspectos. Él
es, por consiguiente, una totalidad, lleva el Universo dentro de sí mismo y, gracias a su
Intelecto, tiene la capacidad potencial de vivir en una conciencia continua de esa realidad".
"La paz - enseñaba Alce Negro - entra en las almas de los hombres cuando ellos se
dan cuenta de su relación, su unidad, con el universo y todos sus poderes, y cuando se dan
cuenta que en el centro del Universo mora Wakan-Tanka y que este centro está realmente en
todas partes, está dentro de cada uno de nosotros".

Pero esto no se consigue por simple voluntarismo, pues requiere una adecuada actitud.
En este sentido J. E. Brown declara:

"El indio cree que este conocimiento no puede obtenerse a menos de que exista una
perfecta humildad, a menos de que el hombre se humille ante la creación entera...Sólo siendo
nada – continua - puede llegar el hombre a ser todo, y sólo entonces toma conciencia de su
hermandad esencial con todas las formas de vida".

Abundando en las anteriores consideraciones, el investigador norteamericano ofrece


una explicación cuyo final contiene una velada advertencia que parece cobrar cuerpo
precisamente en nuestros días, donde se manifiestan tantas aparentes "irregularidades" en el
discurrir de los ciclos naturales:

"A causa de la totalidad y centralidad del hombre verdadero, éste tiene la función casi
divina de ser el guardián del mundo de la naturaleza. Cuando este papel es olvidado o mal
empleado corre el peligro de que la naturaleza le muestre finalmente quién es en realidad el
conquistador y quién el conquistado".

Más adelante Brown apunta:

"El notable desarrollo espiritual que se encuentra entre muchos de los indios de las
praderas deriva no sólo de su estrecho contacto con la naturaleza, sino también de su
participación rigurosa en una multitud de ritos y símbolos de origen sobrenatural... Gracias a
hombres como Alce Negro, Pequeño Guerrero, Oso Erecto, Ohiyesa y otros, podemos
comprender la sabiduría de sus ritos y sus fórmulas culturales".

"Sabemos – añade - del poder sagrado que recibieron individualmente cuando hicieron
sus retiros religiosos (hanblecheyapi), solos en la cumbre de altas montañas, sin comer ni
beber durante cuatro días o más, y orando continuamente para que el Gran Espíritu les
escuchase y, compadecido, les mandase a uno de Sus mensajeros en una visión. Esta visión
daba al indio un poder sagrado o un mensaje, que él convertía en algo central para su vida y
que a menudo determinaba cuál había de ser su nombre".

Con el retiro solitario en la Naturaleza el indio pretendía sobre todo una "renovación
espiritual". En el aspecto colectivo, con ritos como los de la anual "Danza del Sol" (Wiwanyag
Wachipi), de cuatro días de duración y que tiene lugar durante la primavera, era la tribu en su
totalidad la que se reunía para asegurar la renovación no sólo de cada participante, sino de la
tribu, del mundo y del Universo.
Según los indios "todo verdadero progreso espiritual comprende tres etapas cada una
de las cuales se realiza sucesivamente y luego es integrada en la etapa siguiente, de modo
que fundamentalmente son una sola en la persona que alcanza la meta final. Esta etapas son:
1º) La Purificación; 2ª) La Perfección o Expansión, y 3ª) La Unión.

Sobre esto nos dice finalmente J. E. Brown:

"Si la unión con la Verdad es la meta definitiva de todas las disciplinas espirituales,
entonces es evidente que lo que es impuro no puede unirse a lo que es purísimo. De ahí la
necesidad de la primera etapa de purificación. A continuación debe venir la expansión, porque
sólo lo que es perfecto, total o completo puede unirse con la absoluta perfección... El hombre -
añade- debe dejar de ser una parte, un fragmento imperfecto; debe tomar una conciencia tal
de lo que realmente es que se expanda hasta incluir el Universo dentro de sí mismo. Sólo
entonces, cuando estas dos condiciones de purificación y expansión se hayan realizado,
puede el hombre alcanzar la etapa final de la Unión".

Oscar García Rodríguez

1) José J. Olañeta Editor, Palma de Mallorca, 1991. Traducido por Esteve Ferrer. Impreso por
Libergraf, Barcelona. Colección: Ediciones de la Tradición Unánime.

NOTA: Para mayor información leer las obras "The Sacred Pipe" (La Pipa Sagrada), de
Joseph Epes Brown, publicada en español por la Ed. Taurus, Madrid, 1980. Colección:
Biblioteca de Estudios Tradicionales, nº 3, y "Black Elk Speaks" (Alce Negro Habla), de John
Neihardt, editada en español por José J. de Olañeta Editor, Palma de Mallorca, 1991, impreso
por Libergraf, Barcelona. Colección: Ediciones de la Tradición Unánime.
CAPACIDADES MEDIÚMNICAS ENTRE LOS INDIOS NORTEAMERICANOS:
¿POR QUÉ TANTOS INDIOS SON GUÍAS ESPIRITUALES?

Por Wilfred Spear.

Los indios norteamericanos son conocidos como Hombres- Misterio. Desde que el
hombre Rojo deambuló por estas tierras, ha habido Hombres-Misterio. Sus enseñanzas se
transmiten de generación en generación, a los jóvenes estudiantes escogidos para llevar a
cabo esta tarea.

Tengo la fortuna de ser descendiente de uno de esos Hombres-Misterio; yo fui


enseñado y guiado por uno de los que se dice es de los más grandes de ellos: el jefe Alta y
Grande Montaña (Great and High Mountain), mi abuelo.

Mi padre era un indio cheroke y mi madre una holandesa. ¡Pesé exactamente dos
libras al nacer!. Lo primero que mi padre hizo conmigo fue llevarme al aire libre y sumergirme
en un frío riachuelo, no sólo para bautizarme, sino para probar mi fortaleza. Esta prueba debe
de haber sido satisfactoria, porque esto sucedió hace 76 años, y aún estoy aquí.

Aún cuando, por mi apariencia, seguí al pueblo de mi madre, fui criado como indio en
una reserva india. Como pronto me sucedió un hermano, mi cansada madre tuvo que ponerme
en manos de mi abuela y mi abuelo indios a una muy tierna edad. Mi abuelo fue más bien un
padre para mí, pues pasé con él mi infancia y mi adolescencia. Esto representó para mí una
magnífica oportunidad para ser adiestrado en la mediumnidad y curación espírita. Tal
educación es recibida por cualquier niño indio que dé la más leve muestra de poder llegar a
convertirse en médium.

Tan pronto como el niño indio manifiesta el don de la mediumnidad, lo que


generalmente acontece al jugar y hablar con algún espíritu, compañero de juego, el padre se
apercibe de ello y alienta al niño, pidiéndole que repita las palabras que escucha de su
compañero invisible de juegos. Es una lástima que tal cosa no sea practicada en la actualidad
por las demás razas. Por el contrario, se ridiculiza y desalienta al niño cuando se le ve jugando
o hablando con algún ente invisible. En mi opinión, esta actitud ha dado al traste con muchas
mediumnidades.

Pero el padre indio tratará de hacer que su hijo le describa a su compañero de juego; y
generalmente la descripción resulta suficientemente clara para que el padre lo identifique. Esto
acontece generalmente cuando el niño tiene tres años.

Si el niño muestra gran interés, el padre trata de ponerlo al lado de un maestro, que
puede entender su desenvolvimiento, tanto espiritual como material. Pero si el niño puede
distinguir a numerosos espíritus; o, en otras palabras, si muestra talento mediúmnico, es
colocado bajo la dirección de un jefe u Hombre-Misterio.
En este momento, el niño es ejercitado para que adquiera un cuerpo perfecto, una
mente alerta y profunda y un oído penetrante. Sus ojos son adiestrados para ver a grandes
distancias, así como para observar muchos pormenores que la mayoría de las gentes no
advierten. El joven estudiante adquiere la vista a larga distancia, cubriendo el ojo derecho y
mirando a un objeto lejano, adecuando así su ojo izquierdo para esta mirada remota.

Después el ojo derecho es ejercitado para observar detalles mínimos en objeto


próximos. Esta práctica le da una mayor apreciación de las cosas que lo rodean. Se le
enseñan las leyes secretas de la naturaleza para que viva más y permanezca con más juvenil
apariencia. Es muy común que de este modo llegue al siglo y lo rebase en varios años.

Cuando el estudiante tiene ocho años, es enseñado a orar al Gran Espíritu y a meditar.
Cada día hay un tiempo destinado a este desenvolvimiento espiritual. A esta edad asiste en
compañía de su maestro a todas las sesiones espíritas y comienza a recibir instrucciones para
leer el aura humana y para hacer curaciones, adiestramiento que es compartido por todos los
médiums indios.

Los indios creen que ningún médium adquiere completo desarrollo sin el arte de curar.
Es pues, necesario para todo estudiante, observar el aura de cada persona y aprender a
interpretarla. Se le enseña que todo trastorno patológico se revela en el aura, por diferentes
tonalidades del rojo, que va desde el rosado, hasta el rojo oscuro, de acuerdo con el avance de
la perturbación y el sitio en que se halla localizado. Después de que el estudiante aprende a
saber en qué consiste la enfermedad, se le instruye para curarla; ya sea con hierbas, fuerza
magnética o tratamiento de índole divina.

Todos los médiums indios u Hombres-Misterio, aprenden a expulsar espíritus


indeseables (lo que en la Biblia se entiende por expulsar a los demonios). Esto forma parte de
su adiestramiento en curaciones, por el cual pueden hacer ver a los ciegos, caminar a los
paralíticos y volver a la cordura a los locos.

La mayor parte de este entrenamiento es de índole secreta. Algunas veces estas


prácticas son ridiculizadas por los blancos, que no las comprenden. El Hombre-Misterio (o
curandero, como a menudo lo designa el blanco), hace sonar largos cuernos y se pinta el
rostro con una espantosa máscara para "asustar al demonio" y hacerlo salir de la persona
enferma.

A la edad de ocho años fui tan adiestrado por mi abuelo, que me permitió presenciar al
alumbramiento de un niño. Fue para mí algo muy sagrado presenciar la aparición de un niño
(tal cosa no era desusada entre los indios estudiantes de médiums y curanderos). A partir de
entonces presencié muchos nacimientos y a la edad de once años yo era el único de que se
podía echar mano cuando alguna de mis tías se hallaba de improviso en ese trance. Se
convirtió en mi deber traer niños al mundo.

Cuando había pasado, tanto la madre como el pequeño, cuyo peso suele ser de ocho
libras, se hallaban en perfectas condiciones, debido al cuidadoso aprendizaje que recibí de mi
abuelo.

La siguiente gran prueba para los jóvenes médiums indios, consiste en ir a una alta
montaña a orar y meditar, hasta que puedan ver claramente una visión celeste, la que debe
ser tan clara que pueda ser vista al mismo tiempo por su maestro. La edad de esta prueba
varía en los diferentes jóvenes debido a que unos se desarrollan más rápidamente que otros.

Tenía yo trece años cuando estuve listo para dar este paso. Solamente se me permitió
tomar agua durante ese período de oración y meditación. La parte más severa de este
momento, es que el maestro ingiere sus alimentos en presencia del discípulo mientras este se
encuentra en ayuno. Esto tiene por objeto desarrollar la fuerza de voluntad y el dominio de sí
mismo.

Siete días de ayuno pasé yo hasta que, al fin, tuve una visión en la que se me apareció
mi bisabuelo, a quien le escuché dirigiéndose a mi, esta frase de aprobación: 'Bien hecho'. Las
palabras fueron escuchadas por mi maestro, quien tuvo una leve visión de mi bisabuelo pero
yo pude describirlo perfectamente, con lo que dio por terminada la gran prueba.

Todos los médiums indios pasan por pruebas similares, en algunos casos más difíciles
que las mías. Después de ellas, el discípulo pasa al lado del maestro la mayor parte del
tiempo, especialmente cuando éste da alguna demostración pública. En esta época, el
estudiante comienza a dar manifestaciones del tipo de mediumnidad que será apto, ya sea
trance, clarividencia, clariaudiencia o materializaciones. No hay límite para sus aspiraciones.

En la actualidad, en muchos de los templos secretos de los indios norteamericanos,


algunos de los jefes pueden efectuar actos de levitación, caminar sobre fuego y proyectar su
cuerpo astral. ¡En realidad todo acto espírita que haya sido efectuado en cualquier parte del
mundo, puede ser realizado por ellos! La razón por la que esto no se sabe, es porque el indio
norteamericano es muy sigiloso.

Nuestros grandes médiums indios del pasado y del presente, recibieron un


adiestramiento similar. Mencionaré algunos de ellos:

"Sitting-Bull (Toro Sentado), un "sioux", fue un gran médium que pudo informar a sus
compañeros de tribu de que serían atacados por tropas de los Estados Unidos. Gracias a este
aviso, los indios pudieron prepararse para recibir el ataque. En estado de trance, Sitting-Bull
describió en sus detalles la batalla, dando la hora y el lugar y el número de tropas que
participarían así como el de las demás que vendrían después.

Otro gran médium, fue el jefe Joseph Brant, quien en estado de trance dictó
importantes medidas de buen gobierno, que formaron parte de la Constitución de la Gran
Federación, de la cual fueron tomadas para constituir las leyes de los Estados Unidos. Tradujo
el Evangelio de San Marcos a la lengua mohawk.

El famoso jefe Seattle, aconsejó a su abuelo, en un discurso que es una de las piezas
más importantes que haya escuchado la humanidad, suspender todas las luchas inútiles y todo
derramamiento de sangre y unirse en amorosa fraternidad. Su pieza maestra de oratoria,
consumó el tratado entre rojos y blancos, evitando grandes matanzas.

Este emotivo discurso del jefe Seattle puede ser leído ahora por los amantes de la
literatura superior, en un panfleto titulado "El Desafío del Jefe Seattle", por John M. Rich.

Un caso más reciente, que estoy seguro que habrá de ser recordado por algunos de
mis lectores, es el del jefe Lone Bear (Oso Solitario), el Séneca indio. Media cinco pies y ocho
pulgadas de estatura, pelo y ojos negros y piel oscura; celebraba sesiones y conferencias
espíritas y, en algunas ocasiones, actos de curación en Nueva York, Connecticut y Nueva
Jersey.

Aún cuando nunca había ido a la escuela y no sabía leer ni escribir, Lone Bear tenía
tales dones naturales, que hablaba siete idiomas. En mi presencia se expresó en italiano, ruso
y hebreo. Los extranjeros que lo visitaban me decían que podía hablar en su idioma. Y ni
siquiera pudo nunca escribir su propio nombre hasta que llegó a los 98 años, edad en la que
yo le enseñé a escribirlo.

Hasta entonces, Lone Bear usaba sus huellas digitales del pulgar en lugar de firma.
Actuó en el circo de Buffalo Bill como atleta y realizó muchos actos de caminar sobre el fuego,
sobre espadas y sobre tablas erizadas de puntas de hierro.

Tanta era su fuerza de voluntad, que logró salir ileso de estas pruebas. Sus vestidos se
desgarraban, pero su cutis permanecía intocado.

Todos esos grandes médiums indios, y muchos más que sería prolijo enumerar aquí,
recibieron un cuidadoso y paciente adiestramiento de sus maestros. Mi propio maestro, Great
High Mountain, mi abuelo, podía caminar sobre el fuego, predecir la lluvia y curar a los
enfermos. Fue uno de los más grandes entre los jefes, un espíritu brillante, muchos años
adelante de su tiempo.
Mi profunda gratitud hacia él por sus infatigables esfuerzos en mi favor y aún ahora me
sigue instruyendo. Escucho en este momento, aún cuando nos hallemos alejados, y escucho
su oración favorita, que aquí ofrezco:

"Mi amado Padre Celestial, con todo mi corazón soy uno contigo. Te reconozco como
el Padre de todo. Tú eres el Gran Espíritu. Tú eres la Sabiduría. Tú eres la Verdad. Tú eres la
Inteligencia, la Substancia y el Poder, por quien todas las cosas son creadas. Tú eres la Vida
de mi espíritu, la substancia de mi alma, la genuina Inteligencia de mi pensamiento y yo te
expreso en mi cuerpo, con todo el bien que puedo expresar. Deseo solamente lo que es bueno
para todos y ahora te pido que lo concedas a través de mi, a toda la humanidad, por medio de
la felicidad, la salud, la prosperidad y la juventud!".

NOTA: Extraído de "Cumbres y Abismos", de Elodia Cástol de Benavides, páginas 432-438.


LOS INDIOS COMO GUIAS ESPIRITUALES

- La médium inglesa Estelle Roberts tenía como espíritu guía a RED GLOUD (Nube Roja).
Esta tenía su sede en lo que se llamaba "La Casa de Nube Roja" (Página 406).

- Páginas 559-565: Se habla de la mediumnidad de Estelle Roberts y sus demostraciones


públicas. Su guía espiritual era "Nube Roja", un piel roja norteamericano que vivió antes de la
era cristiana.

- Página 568-569: Se menciona al guía espiritual indio "Red Eagle" (Águila Roja), guía del
médium inglés Ronald Strong. Dice que es un guía de gran dignidad, amistoso pero severo,
sus palabras son de encantadora sencillez cuando busca desarmar al auditorio y de muy
severa insistencia en el cumplimiento de los deberes de parte de quiénes han aceptado ser
guiados por él; tiene una personalidad muy humana, capaz de descender al nivel de sus
oyentes.

- Página 592: Se habla del guía espiritual indio piel roja "Red Dawn" (Alba Roja), guía
espiritual de uno de los asistentes a una sesión mediúmnica que apareció materializado.
También se habla de otro guía espiritual indio, concretamente de "White Owl" (Lechuza
Blanca), piel roja, guía del que hace el relato, al que pudo ver materializado, de una altura de
2,10 metros. Se les decribe perfectamente.

- Páginas 607-619: Se habla de otro guía indio llamado "Silver Birch" (Abedul Plateado). Era
guía del Círculo Familiar De Hannen Swaffer, en Londres. Es un ser altamente evolucionado
que pasó al plano espiritual hace unos 3000 años. Hasta la fecha en que salió "Cumbres y
Abismos", se habían publicado seis volúmenes con sus enseñanzas.

- Página 556: Se habla del guía espiritual indio "Running Water" (Agua que Corre), guía de la
médium inglesa Sra. Nan Mackenzie en diagnósticos y curación.

- Página 554: Guía espiritual indio de la médium inglesa señora Anne Schofield, presidenta del
Santuario Verdad y Luz llamado "Silver Light" (Luz de Plata), principal control sanador de esta
médium.
1854

Presidente de los EEUU

En 1854, el presidente de los Estados Unidos ofreció comprar amplísima extensión de tierras
indias, prometiendo crear una “reservación” para el pueblo indígena. La respuesta del jefe
Seattle, muestra la diferente concepción del mundo entre los pieles rojas -para los cuales la
naturaleza es sagrada-, y la civilización moderna, que ve las cosas en términos económicos.

Discurso del jefe indio Sealthe en respuesta al gobernador territorial Isaac I. Stevens.
( Carta del indio Seattle al presidente de Estados Unidos) – Enero de 1854)

“El gran jefe de Washington envió palabra de que desea comprar nuestra tierra. El gran
jefe también nos envió palabras de amistad y buenos deseos. Esto es muy amable de su parte,
desde que nosotros sabemos que tiene necesidad de un poco de nuestra amistad ………”

…….”Pero nosotros consideramos su oferta; sabemos que de no hacerlo así el hombre


blanco puede venir con pistolas a quitarnos nuestra tierra…….”.

El gran jefe Seattle dice: “El gran jefe de Washington puede contar con nosotros
sinceramente, como nuestros hermanos blancos pueden contar el regreso de las estaciones.
Mis palabras son como las estrellas – no se pueden detener”.

“¿Cómo intentar comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? La idea nos resulta
extraña. Ya que nosotros no poseemos la frescura del aire o el destello del agua. ¿Cómo
pueden comprarnos esto? Lo decidiremos a tiempo…….”

“….Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi gente. Cada aguja brillante de pino, cada
ribera arenosa, cada niebla en las maderas oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es
santo en la memoria y vivencias de mi gente.”

“Sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras razones. Una porción de muestra
tierra es lo mismo para él, que la siguiente; para él, que es un extraño que viene en la noche
y nos arrebata la tierra donde quiera que la necesite. La tierra no es su hermana sino su
enemiga y cuando la ha conquistado se retira de allí. Deja atrás la sepultura de su padre, no
le importa.”

….”. Olvida tanto la sepultura de su padre como el lugar en que nació su hijo. Su apetito
devorará la Tierra y dejará detrás sólo un desierto. La sola vista de sus ciudades, llenas de
pánico a los ojos del piel roja. Pero quizá esto es porque el piel roja es un “salvaje y no
entiende…”

“No existe un lugar pacífico en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar para oír las
hojas de la primavera o el susurro del vuelo de los insectos. Pero quizá porque yo soy un
salvaje no logro comprenderlo, el repiquetear parece que insulta los oídos ¿Y qué vivir, si el
hombre no puede oír el adorable lamento del chotacabras o el argumento de las ranas
alrededor de una charca en la noche?”

“El Indio prefiere el agradable sonido del viento lanzado sobre la cara del estanque, olfatear
el viento limpio por un mediodía de lluvia o esencia del pino. El aire es algo muy preciado
para el piel roja. El hombre blanco parece no notar el aliento del aire. Como un agonizante
de muchos días, está aterido para olfatear.”

“……Si decidiera aceptar lo haría con una condición. El hombre blanco debe tratar a las
bestias de esta tierra como a sus propios hermanos. Yo soy un salvaje y no entiendo ninguna
otra forma. He visto millares de búfalos muertos por el hombre blanco, para que pudiera
pasar un tren.”

“Yo soy un salvaje, y no entiendo como el humo del caballo de hierro puede ser más
importante que el búfalo, el que nosotros matábamos solamente para poder sobrevivir ¿Qué
es el hombre sin las bestias? Si todas las bestias fuéranse el hombre moriría de una gran
depresión de espíritu.”

“ Cualquier cosa que le pase a los animales le pasará también al hombre. Todos los seres
están relacionados.”

“ Cualquier cosa que acontezca a la tierra acontecerá también a sus hijos.”

“Nuestros hijos han visto a sus padres humillarse por la defensa. Nuestros guerreros han
sentido verguenza, y han cambiado sus días a la ociosidad, y contaminan sus cuerpos con
dulce comida y bebida. Importa poco donde pasaremos el resto de nuestros días – no somos
demasiados.”

“Unas pocas horas, unos pocos inviernos y ninguno de los niños de las grandes tribus, que
alguna vez vivieron sobre la Tierra, saldrán para lamentarse de las tumbas de una gente que
tuvo el poder y la esperanza.”

“Sabemos una cosa que el hombre blanco puede alguna vez descubrir. Nuestro Dios es su
mismo Dios. Ustedes piensan ahora que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra.
Pero no puede ser. Es el Dios del hombre y su compasión es indistinta para el blanco y para
el rojo. La Tierra es algo muy preciado para el, y el detrimento de la Tierra, es una pila de
desprecios para el Creador. A los blancos les puede pasar también, quizá pronto, lo que a
nuestras tribus. Continúen contaminando su cama y se sofocarán una noche en su propio
desierto.”

“Cuando los búfalos sean exterminados, los caballos salvajes amansados, la esquina secreta
de la floresta pisada con la esencia de muchos hombres y la vista rosada de las colinas
sazonada de la charla de las esposas ¿donde estará la maleza? se habrá ido ¿Donde estará
el águila? se habrá ido. Decir adiós al volar… al cazar… la esencia de la vida empieza a
extinguirse…”

“Nosotros entenderíamos si supiéramos lo que el hombre blanco sueña ¿qué espera


describir a sus hijos en las largas noches de invierno? ¿qué visiones arden dentro de sus
pensamientos? ¿qué desean para el mañana?… Pero nosotros somos salvajes. Los sueños
del hombre blanco están ocultos para nosotros, y por ello caminaremos por nuestros propios
caminos.”

Si llegamos a un acuerdo será para asegurar su conservación como lo han prometido.

“Allí quizá podamos vivir nuestros pocos días como deseamos. Cuando el último piel roja se
desvanezca de la tierra y su memoria sea solamente una sombra de una nube atravesando la
pradera, estas riberas y praderas estarán aun retenidas por los espíritus de mi gente, por el
amor a esta tierra como los recién nacidos aman el sonido del corazón de sus padres.”

“Si les vendemos nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado. Preocúpense de
ella, como nosotros nos hemos preocupado. Mantengan la tierra como ahora la adquieren,
con toda su fuerza, con todo su poder y con todo su corazón. Presérvenla para sus hijos, y
ámenla como Dios nos ama a todos nosotros.”

Una cosa sabemos; su Dios es nuestro Dios. La tierra es preciosa para él. Ni el hombre
blanco está exento de su destino…….

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