Alrededor de 1483, Cristobal Colón expuso su propuesta para navegar hasta Catai
(China) y Cipango (Japón), al Consejo Real Portugués. Sin embargo, una junta de
matemáticos rechazó la empresa, se dijo que por incierta.
Según lo cuenta el mismo Colón, vio y puso en estudio muchas obras y escrituras
guiado por Dios; obras entre las que se encuentran El libro de las Maravillas de
Marco Polo, la Historia Natural de Plinio, la Imago Mundi del cardenal Pierre d’Ailly
y La Historia de las cosas del papa Pío II. A partir de entonces defendió con bríos
la idea de que existiese una ruta comercial para llegar a Asia. Vale la pena
recordar que por esos tiempos era ampliamente aceptada la teoría del geógrafo
griego Ptolomeo, aquella que rezaba que el Océano Índico estaba encerrado; por
el contrario, Colón creía fervorosamente que la circunferencia de la Tierra era
mucho menor de lo que en realidad es; es decir un acierto y un error. Colón
situaba a Cipango a 2.400 millas náuticas al este de Canarias: Aproximadamente
la posición de la primera tierra avistada en el primer viaje.
En 1484, Cristobal Colón, Colomo por ese entonces, viajó a Castilla en compañía
de su inseparable familia, su hijo Diego y su hermano Bartholomeo.
Desembarcaron en Palos, lugar en el cual tuvo la oportunidad de conocer y
compartir con el prior Juan Pérez, ex confesor de la reina Isabel; del mismo modo
conoció a fray Juan Marchena, superior de la Orden de Sevilla, experto amante de
la astronomía y la cartografía.
Su proyecto de navegación logró convencer a ambos monjes, quienes lo
recomiendan a la corte de Castilla.
Colom, era un hombre hábil, consiente de su condición y del contexto, empezó a
castellanizar su familia, primero él se hizo conocer como Cristóbal Colón, luego
su hermano Bartolomé y Giacomo, su otro hermano, como Diego. Así entonces,
en la primavera de 1486, fue recibido por la reina Isabel I de Castilla y Fernando
II de Aragón en su corte en Córdoba; de este primer encuentro, las
recomendaciones a Colón fueron: tiempo y paciencia.
En 1488 nación Hernando, su segundo hijo con una nueva amante, Beatriz
Enríquez, mujer 20 años menor que él.
Al reunirse nuevamente con los cortesanos, Cristóbal Colón apostó más fuerte,
incluso solicitó ser nombrado Almirante de la Mar Océana, pretensiones que a
todas luces podrían resultar descabelladas, además de ser nombrado Virrey y
Gobernador de las tierras descubiertas; solicitó tener derecho a una décima parte
de todo el oro y otros tesoros encontrado, la octava parte de los beneficios de las
empresas comerciales y el derecho de intervención en las disputadas mercantiles
que se suscitarán. Las pretensiones de Colón, que podrían terminar por cancelar
la empresa naviera; por el contrario, fueron una fiel muestra del convencimiento y
la determinación del genovés, de manera que la reina Isabel I de Castilla terminó
por aceptar sus descabelladas condiciones, tal como se puede constatar en las
capitulaciones de Santa Fe.
El primer viaje de Colón tuvo que ser financiado casi que en su totalidad por la
Santa Hermandad; un poderoso cuerpo de policía tuvo que prestar a los reyes
1.140.000 maravedíes, con un interés del 14% en dos años. Por su parte, Colón
invertiría 250.000 obtenidos de comerciantes y la comunidad de Palos, la cual
además aportó dos carabelas.
El 3 de agosto de 1942 zarpó la pequeña flota con rumbo a Asia. Una nao, la
Santa María; y dos carabelas, la Pinta y la Niña, junto a 90 hombres. Su primer
arribo se hizo a Canarias, lugar en el que se repararon los barcos, reanudando el
viaje el 6 de septiembre, un viaje que presentaría conatos de amotinamiento y
creciente desesperación en la tripulación; sin embargo, el 12 de octubre de 1942
se avistó tierra.
Cristóbal Colón realizaría tres viajes más al Nuevo Mundo. Luego del tercer viaje
regresaría Castilla preso ante las reclamaciones sobre supuestos abusos
cometidos por él y su hermano Bartolomé, aunque los reyes ordenarían su
liberación, fue privado de ejercer el rol de gobernador el cual se encontraba
estipulado en las capitulaciones.
Al perder el litigio por sus derechos, que consideraba vulnerados, Cristóbal Colón
se retiraría a Valladolid, cansado, enfermo, pero con muy buenos réditos
financieros, murió el 20 de mayo de 1506, entre la indiferencia de la gente, y
sin conocer que había descubierto un nuevo continente, murió convencido
de haber descubierto una nueva parte de Asia oriental.